Danzine 8

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danzine Publicación de Un Desierto para la Danza

La microhistoria de un proceso emotivo

Vol. 8

Hermosillo, Sonora, México

ISCsonora

23 de abril de 2015

www.undesiertoparaladanza.gob.mx Magdalena Frías

S

erie de margaritas en el jardín del desconcierto fue una escenificación emotiva. La unificación de los cuadros plantea el proceso de crecimiento de lo vivo, y las formas de experimentar la rutina diaria en constante confrontación de lo interno con lo externo. El tratamiento metafórico del jardín, su cuidado y las flores exploran la femineidad, que se imbuye en las representaciones de la belleza y la catástrofe. Explora lo femenino como lugar común y descubre una verdad, la microhistoria que le da pertinencia a los tres cuadros escénicos; se presiente aquí la exploración de formas de vivir la existencia desde diversos estados del cuerpo y su circunstancia. La disposición de estas narraciones engloba un discurso emotivo que transporta al espectador y le descubre una disposición existencial, donde conviven la naturaleza y la civilización. El jardín del desconcierto es cuidado por un jardinero que abre el escenario e irrumpe en las interpretaciones, la dramaturgia que se descubre es un elemento de cohesión que reafirma el sentido de pertinencia. La obra reviste una especial atención al desenvolvimiento final, donde la ejecución de los treinta minutos se resuelve en la unificación de los discursos. Las flores en crecimiento presentan estados distintos y múltiples de ese proceso. La obra logra conmover y presenta un final que detona los significados vertidos en las tres historias y le da sentido a las ejecuciones individuales. Los vestuarios acentúan dicha transición corporal, los estados de lo corpóreo permean la vestimenta que hace a la flor una

Movimientos alterados

I

Astrid Arellano

Love Buchomp, SinLuna Danza Punk: corridos alterados, cheve bien helada, cerros de perico, Buchannan’s pa’ todos. Después de la frenética party buchona, ya entrada la noche, hablamos con la viejona, la jefa, Rosa Gómez Zúñiga:

imaginación del artista intuye y reconstruye, a partir de exponer un estado del alma común a nosotros. La microhistoria es así una narración del instante, un poema corporal que es el contenedor de la crítica natural hacia los géneros, pero también se muestra como género asumido, decodificado y pertinente para el universo llevado a escena. Serie de margaritas en el jardín del desconcierto es una gran metáfora, cuya imagen estimula y mueve las emociones, porque asume el riesgo de resignificar a través del tiempo histó-

--¿Ya lo vieron los buchones? Sí. Fue una sorpresa para mí porque estaban contentos; se pararon, aplaudieron, porque es una representación, y para ellos es una fiesta. Ellos siempre viven en la fiesta, y estar en un teatro para ellos fue extra-cotidiano. Fue como sacarlos de su cotidiano y llevarlos a la ficción, a la escena. Yo sé que no lo piensan, pero sacarlos de su cotidiano, es como ir al cine, entonces fueron al teatro, donde casi nunca van. Entonces fueron y salieron muy contentos porque se sintieron identificados. --¿Es la gente con la que colaboraron o fue gente externa? Fue gente con la que colaboramos y además gente externa. Cuando estrenamos originalmente, en el 2012, teníamos además de Miguel Equihua como compositor, a otros dos músicos, ellos son de Culiacán y era toda su familia, sus parientes y otra gente que no eran con los que colaboré, y tuvimos la misma respuesta. --¿Por qué abordar el movimiento alterado desde la danza? ¿Y por qué no? ¿Por qué tengo que abordar un tema profundo, de las tendencias de hoy en día, en la danza? Nosotros, en una danza punk, somos adictos a trabajar desde lo cotidiano, como juntar lo sacro con lo profano. Es lo que más nos atrae.

reminiscencia de lo bello, pero también de lo imperfecto, la desilusión y la angustia existencial. El tiempo es un recuerdo corporizado, es también el presente donde la inercia de la historia reúne las expectativas y las experiencias en una interioridad femenina. La exploración de los signos de tal interioridad muestra las ficciones que la

rico, es decir, el tiempo de los hombres, una forma de asumir lo femenino a nivel espiritual, como parte de una completud humana. Aquí no hay pretensiones de romper con ese camino ya trazado, sino de encontrar una verdad, y lo logra.

--Cuéntanos sobre la construcción de esta obra; hablan de un trabajo etnográfico, un trabajo de campo donde ustedes se inmergieron en el mundo de la buchonería. Para empezar, todos nos sentimos identificados con la buchonería, ustedes aquí también, ¿no? Yo, al menos desde niña, crecí como en esos ambientes. Pero tuve el conecte, de una persona que me dijo: “él te puede ayudar a meterte a ese campo”, sin que yo fuera sola a andar ahí investigando. Necesitaba yo como un patrón, como alguien que me guiara, y encontré a este personaje que mencioné: Gabriel García Prieto, originario de Mexicali, y que es manager de El Komander, que es el mayor exponente del movimiento musical, de este movimiento alterado, y con él empecé toda esta investigación. Me ayudaba mucho, empecé a ir a fiestas y todo; cuando yo le pedí ir a una party privada, él me dijo “no, porque ahí yo no te puedo cuidar; si tú le gustas a alguien –estamos hablando de las grandes ligas- yo no puedo hacer nada por ti, no quiero arriesgarme, no quiero arriesgarte”. Estuve insistiendo, pero dije ‘bueno, no, cálmate’ y no asistí. Digo, tengo una familia, tengo una hija y sé lo peligroso que era. Incluso yo me apropié tanto del personaje que ya actuaba de esa manera, ya hablaba, mi postura corporal cambió, mi tonalidad

de la voz, mis frases; era como un virus. Bueno, yo tenía que estar apuntando, grabando notas de voz, tomando video. Una vez, cuando nos hicieron el préstamo de los antros para ir a hacer video o incluso estar como en el rollo, era muy chistoso porque a una hora específica nos dijeron “pueden seguir aquí trabajando, pero no pueden voltear hacia aquella zona, porque se molestan”. --¿Hay algo que en lo particular les haya costado mucho trabajo para lograr la pieza o para la construcción del discurso que manejan? Te voy a ser franca; no. La mayor chinga me la llevé yo en cuestión del estudio de campo, de estar como “infiltrada”, pero no como infiltrada haciéndome tonta, sino que yo le dije a esa persona que me interesaba hacer esa investigación y llevarlas al campo de las artes escénicas, porque se me hace muy interesante, como “sus usos y costumbres”, y él se sintió maravillado, y dijo que claro. Ellos están acostumbrados a ser el foco de atención, entonces nosotros, mi esposo –que en paz descanse- y yo, dijimos “bueno, hay que mandar este trabajo como un experimento. Hay que hacer esta etnografía y aventarla al público para ver cómo actúan, cuál es la respuesta del público”. En Mexicali me sorprendió, porque era una ovación, se reían, aplaudían, gritaban. Incluso, después de la función, hice una clase de entrevistas con alumnos –yo trabajo en la Universidad Autónoma de Baja California- y en diferentes disciplinas, salieron con la adrenalina elevada, salieron y dijeron “¡queremos party, queremos atascarnos!”, y eso hicieron. Pero en Mexicali, tiene que haber, porque es el contacto, nos conocen, y aunque no quieras, y aunque el artista rechace ese tipo de cultura, entra. Entra, porque está inmerso ahí, de una u otra manera, porque ¿cómo le haces en ese contexto?, ¿cómo te escapas? --¿Qué tal la experiencia en el Desierto? ¿Qué se llevan del Desierto? Yo estoy muy agradecida, y creo que voy a hablar por mis hijos; también lo están. Muy agradecidos con el Desierto, con Benito y Evoé que creyeron en nuestro trabajo. Nos ha costado porque siempre abordamos temáticas muy difíciles, y la mitad nos odia y la mitad nos quiere, pero nos vale. Hacemos lo que queremos y lo que nos llena, y si no nos llena no lo hacemos. Ellos dos creyeron en nosotros, yo desde chiquita los conozco y soy su fan. Pero bueno, no quiero decir que aunque los conozca desde hace mucho, me tienen que traer, ellos evaluaron, valoraron y estoy agradecida. La gente respondió, no esperaba una respuesta de “¡súper bien, está bien chingón el trabajo!”; no, porque es un experimento, pero eso de que tuvieran demasiadas preguntas, eso me llena. Es como tocar esa fibra, esa inquietud, poner al público en esa confrontación, eso es lo que siempre buscamos. Estamos satisfechos.


Vol. 8

danzine

Hermosillo, Sonora, México

Coordinación: Doris Arenas / Edición: Carlos Sánchez

Magdalena Frías

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inLuna Danza Punk tiene una instrucción clara para leer su obra: como una crónica histórica de la actualidad. Visto así, la obra nos remite al ambiente del narco y las costumbres que presenciamos en el día a día. La realidad que expone I love buchomp es una expresión cultural violenta, subversiva, jerarquizada, que lleva a cuestionar el proceso cultural que atravesamos los mexicanos, en especial, el norte del país. La labor etnográfica que sostiene a la obra es profunda, por lo tanto, se presenta sustentada en las atmósferas a las que el espectador penetra o que inciden sobre él. Estas atmósferas recrean un ánimo desfachatado, que le viene lógico a la situación social que representan. Se violenta al público, se violenta el teatro, se violenta la realidad, y cabe preguntarnos ¿para qué? Dado que la situación escénica no alcanza a revelar otra cosa, esa crónica histórica que nos es anunciada al inicio y que debe ser consumida como tal, tuvo faltas técnicas que rompieron la atmósfera creada en un principio. Posterior a esta situación, la obra decayó y con ella las expectativas del público. Asimismo, la pregunta fundamental debe ser formulada: ¿qué pasa cuando la realidad supera la ficción?, ¿para qué el arte, entonces? La obra apuesta por un discurso subversivo, se ubica en los contradiscursos, como tal, habla sobre los espacios alternos a la norma, aunque para el arte dicha posición no es suficiente. No es suficiente el riesgo en los movimientos, si al final no se encuentra y solo se evidencia. Como propuesta es interesante, y tiene momentos cúspide, algunas imágenes prometedoras y bellas, evidentes cuando la obra logra cierta contundencia. No obstante, el resultado final presentado en Un Desierto para la Danza no fue efectivo, no fue cuidado. No hubo luna, claro, no hubo punk, solo lo buchón.

23 de abril de 2015 Diseño: Argelia Juárez / Corrección: Rosy Orozco / Fotos: Juan Casanova

Contra toda opinión, no son los pintores sino los espectadores quienes hacen los cuadros. M. Duchamp

Sin luna y sin punk,

solo lo buchón

Edgar García Véjar

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Movimiento alterado, escrito a voluntad (Sobre I love Buchomp)

a coreografía que SinLuna Danza Punk mostró este año para el desierto propone / una chin&$#*@* llena de morritas acá, ¿no? ¿Las viste? Chila la troca, con cuernos de chivo, bien cargada la pistola, ahhhh, ¿le agarraste? / a través de, según comentan sus intérpretes, un trabajo interpretativo / bien sabrosón, así como de aquellos, bien hechecito, chacalón, paseado, cuidadito, ¿pos cómo si no? Si somos los que somos, los meros meros, ¿sí sabes no? ¿O te lo recuerdo? / que pretende hacer un registro de la narco-cultura y sus líneas más profundas de / fiestón loco mijo, ¿O qué?, ¿te rajas?, ¿no que muy valiente? ¡Bríncale, bríncale pues! ¡Pum! ¡Pam! ¡Polvos! / apoyados, de herramientas interpretativas con base en / el acordeón, la guitarra, la fusca, las botas, completito el paquete, y qué paquete chiquitita, a ver ¿una nalguita? ¡ZAZ! / que en mi opinión careció de un sustento teórico que le / ¡Pum! ¡Pum! ¡Pásale un bote pues! ¡Ahí en la hielera! Pero rojo, yo me ando con… / a pesar de que varios de los materiales logrados pueden ser atractivos y tienen posibilidades de un uso mucho más / ¿Qué? ¿Ah, no le sacas? No sabes a lo que te metes. ¡Me rompiste una uña! / Lo que vendría a dar un carácter más sólido a su trabajo. Duchamp ha muerto varias veces.

Monstruos de soledad y de amor Magdalena Frías

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l ritmo se apropiaba del instante, cada paso lento era un transcurrir hacia el solo encuentro entre rostros; espectador e intérprete perpetúan la mirada, donde el gesto es a su vez un filtro hacia la emoción. LOStheULTRAMAR son la legión mítica de nuestro tiempo presente, de nuestra realidad cotidiana. Hermanados con el mar, se envuelven en el fondo misterioso que alberga los monstruos de los sueños. En ese sentido, la emoción es el lugar de encuentro, no hay motivo en el acto más allá de la exposición del interior a través de su gestualidad. No sabemos cómo esos personajes arribaron al sentimiento, solo somos testigos del sentimiento que se expresa y alcanza el no tiempo, porque no hay historia personal. Como legión, cargan con los elementos simbólicos, o bien, llevan en su vestimenta un sincretismo producto de la época: el folclor, la cultura popular, la máscara, las tecnologías representadas en el diseño de las formas, el penacho reconstruido con base en estos mismos elementos. La realidad contemporánea es compleja, en ella persisten varias apropiaciones: las formas como los

sujetos se entrecruzan y se relacionan para generar nuevas experiencias de la historia. LOStheULTRAMAR se apropian de su tiempo y lo simbolizan, la ejecución de este simbolismo es un juego de la dinámica social, una representación de un estado del espíritu, porque alude a los momentos en que nace un encuentro ,y el sujeto hace suyos los sentimientos y los deja fluir en la confrontación con el otro. Esta manera de encontrarnos como espectadores, lleva a los intérpretes a generar una atmósfera personal; el interior se vuelca y se posiciona de cada uno, porque a pesar de ser un colectivo, su referencia a una naturaleza humana los convierte en la tribu de uno: el ser humano. Entonces, tribu de uno, LOStheULTRAMAR son agua salada sobre la herida. Sal penetrando en la carne y el silencio llorando o riendo, cuando los sujetos se tocan y se descubren a sí mismos, “esos monstruos rosados de soledad y de amor”.

Un desierto en flor (Sobre Serie de margaritas en el jardín del desconcierto) Edgar García Véjar

C

on esta serie coreográfica, David Barrón nos hizo partícipes de sus inquietudes, de su estética, de un universo que él y quienes en colaboración suya se han atrevido a recorrer y construir a pulso, compartiéndonos una de muchas posibilidades para una realidad entrañable, de disfrute y madurez progresiva. Las margaritas, sus intérpretes para este programa que se componía de varios solos, marcaron serios contrastes en el desarrollo de la obra, permitiendo deslizarnos junto a ellas por aquel lugar, enigmático pero pintoresco. Tal tránsito hizo la distinción entre los perfiles de sus bailarinas, resaltando el carácter que aportaban a su fragmento de la pieza. Diversidad con rostro de mujer, aroma a jardín. Dos alfombras de pasto sintético, un jardinero misterioso y una atmósfera tenue, se

transformaron en los ingredientes para generar un viaje romántico, con tres anfitrionas que nos abrieron las puertas a su dimensión de libertad, cuestionamientos y luchas internas. La obra, representativa de una estética bien definida por su creador, propone sin recelos ni dudas el realce de un lenguaje dancístico capaz de generar materiales y plataformas de creación con posibilidades amplias. A pesar del carácter “ornamental” de la pieza, la emoción y el pasmo se hicieron presentes con matices sutiles tanto en las transiciones de una bailarina a otra, como en sus trabajos individuales. El calor emotivo y las sensaciones traídas a juego se respaldaban por la habilidad interpretativa de las “margaritas”, que con diversos rostros y a través de múltiples estímulos encontrados en su jardín, nos contaron una historia conocida, de la mujer que tenemos siempre, de la mujer que fue

o será. Se propone a través del movimiento un escrutinio de la condición femenina, puesto sobre la mesa acompañado de tonalidades dulces, que se saturan y degradan en su avance hacia una especie de cultivo, o bien, la hora de marchitarse. El desierto se abrió a la posibilidad de florecer, con una coreografía que nos recuerda la subjetividad de la vigencia que tiene realmente el lenguaje dancístico, sus formas y múltiples maneras de llevarse a escena. El jardín del desconcierto presumió en el escenario a tres flores que con maestría dieron forma a una obra redonda, completamente funcional, con un discurso bien dirigido y que, si bien pudo haber marcado hito hace algunos años, lo hizo hoy, aquí, en un foro que se quedó sin boletos, y ante un público que agradeció el ser parte de la experiencia, pétalo a pétalo, aplauso tras aplauso.

UN DESIERTO PARA LA DANZA 2015


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