REVISTA FOREIGN AFFAIRS LATINOAMÉRICA
Populismo y redes sociales La gran amenaza para la democracia
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El mayor reto es entender que la libertad de expresión no está por encima de ningún otro derecho humano, aunque sea crucial para las democracias.
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uáles son las consecuencias del auge del populismo, las redes sociales, la desconfianza en los medios de comunicación y la pandemia de covid-19? Diversas variables inciden en la forma de hacer política en la esfera digital, pero ¿pueden juntas representar una amenaza para la democracia? El asalto al Capitolio en Washington, DC, el 6 de enero de 2021, fue visto, comentado y seguido por millones de personas en todo el mundo por medio de las redes sociales. Nunca había sido tan evidente que las agresiones en el mundo real estaban relacionadas con la difusión constante de desinformación y el discurso de odio de Donald Trump en la esfera digital. Mientras, en Latinoamérica varios presidentes habían convertido las redes sociales en herramientas para gobernar. Estos hechos marcaron el inicio de nuevos debates en torno a las redes sociales, la libertad de expresión y la política en la región. Los países latinoamericanos han lidiado con la inestabilidad política y la corrupción, así como con un ecosistema de medios muy criticado por su tendencia al clientelismo político y por su incapacidad para ser representativo de la sociedad. Es claro que las democracias necesitan un periodismo independiente, basado en hechos, para dar voz a grupos y personas diversos. La prensa libre es un mecanismo que motiva el interés y la participación en la política, además de ser un guardián ante los abusos de poder, pues funciona como portavoz de la gran pluralidad de ideas y personas que componen una sociedad. Al investigar con imparcialidad los hechos, mantiene a la sociedad informada, lo que es clave en una democracia, porque permite a los ciudadanos tomar mejores decisiones. Sin una prensa
CONEXIÓN/Septiembre-Noviembre 2021
María José Salcedo Campos
libre, los ciudadanos tienden a informarse más de lo que escuchan o comparten sus familiares y amigos en las redes sociales. Como consecuencia, se vuelven menos tolerantes a otras posiciones ideológicas o caen víctimas de campañas de desinformación. En Latinoamérica, mantener informada a la sociedad es una actividad peligrosa. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, América Latina es la región en donde más periodistas han muerto: 31% de los asesinatos registrados en el mundo entre 2018 y 2019. Solo en México, de 2000 a finales de 2020, la organización Artículo 19, documentó que 137 periodistas fueron asesinados en posible relación con su labor. En este contexto, la prensa libre y el periodismo independiente enfrentan dos nuevas amenazas: por un lado, el auge del populismo, que socava la democracia, sus valores y sus instituciones, y, por el otro, la evolución de las redes sociales, que se han convertido en la principal fuente de información para muchas personas. En Latinoamérica, 71% de la población tiene acceso a internet; 98% utiliza WhatsApp, 90% YouTube, 86% Facebook y 65% Twitter. El crecimiento de las redes sociales representa un reto, pues no son medios de comunicación, sino plataformas que pretenden conectar usuarios, pero desempeñan un papel fundamental en la difusión de información. Ello cobra aún mayor relevancia si se piensa que las redes sociales carecen de códigos editoriales o de ética para promover una prensa libre y una comunicación democrática, por lo que, en manos de líderes populistas, plantean una amenaza mayor para la democracia. En el marco de la Cátedra Theodor Heuss 2021, organizada por el Departamento de Estudios Internacionales del ITAM y la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, académicos de universidades en Emiratos