LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA: ¿UN PARADIGMA MÁS ACTUAL QUE NUNCA? Argentina, Colombia, Costa Rica, Escocia, Mondragón, Perú Hervé Grellier, Mónica Gago, Saioa Arando (Coord.)
Edita: Mondragon Unibertsitateko Zerbitzu Editoriala Loramendi kalea, 4 - (23 p.k.) 20500 ARRASATE-MONDRAGON (Gipuzkoa) Diseño y maquetación: AZK Taldea Impresión: Ona Industria Gráfica, S.A Fecha de impresión: Octubre del 2012 ISBN: Depósito legal: No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
MONDRAGON BILDUMA1 presentación La Colección que presentamos es una publicación especializada en Economía Social y Cooperativismo. Su objeto es difundir estudios e investigaciones en esta temática desde una perspectiva multidisciplinar. En la misma, tiene cabida por tanto un amplio conjunto de disciplinas del ámbito de las ciencias sociales en general y de la gestión empresarial. Esta Colección quiere reflejar el dinamismo de la Economía Social y del Cooperativismo allí donde está implantada, de manera que podamos visualizar su contribución al desarrollo económico y social de la sociedad. Con esta Colección, queremos propiciar la consolidación de redes cada vez más sólidas donde intercambiar experiencias y problemáticas comunes en un mundo cada vez más globalizado.
aurkezpena Aurkezten dugun Bilduma hau, Ekonomia Sozialean eta Kooperatibismoan dago espezializatua. Ikuspegi multidiziplinar batetik gai honi buruzko lanak eta ikerketak zabaltzea da bere nahia. Giza zientzien esparrukoak eta enpresa kudeaketako hainbat diziplinek dute bertan lekua. Bilduma honek, Ekonomia Soziala eta Kooperatibismoa kokatzen den guneetan hartzen duen dinamismoa jasotzea du helburu. Era honetan, gizartearen garapen sozial eta ekonomikoan egindako ekarpena izango dugu ikusgai. Bildumaren bidez, gero eta mundu globalizatuago honetan, esperientziak eta arazo komunak partekatzeko sare sendoagoak sortzeko bidea zabaldu nahi dugu. SUSTATZAILEA / PROMOTOR MONDRAGON UNIBERTSITATEA MIK, S.Coop. Enpresa Zientzien Fakultatea / Facultad de Ciencias Empresariales http://www.mondragon.edu/fce http://www.mik.es
1. La opinión expresada en cada artículo refleja exclusivamente la opinión de los autores, Mondragon Bilduma no se hace responsable de dichas opiniones, pero velará para que éstas no resulten ofensivas.
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
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SARRERA 15 1. La Economía Solidaria como modelo emergente en México Miguel Rosales
2. Formación para la autogestión colectiva en articulación con políticas públicas de inclusión social
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Pastore, Rodolfo; Altschuler Bárbara; Sena, Selva y Schmalko, Nelly Proyecto CREES- Universidad Nacional de Quilmes
3. Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
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Carlos Arévalo
4. La innovación social como factor de la transformación social: el caso del modelo quebequense Juan-Luis Klein, Jean-Marc Fontan, Denis Harrisson y Benoît Lévesque C entre de recherche sur les innovations sociales (CRISES) Université du Québec à Montréal
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
ÍNDICE
5. The internationalization of Mondragon cooperatives
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Dario Di Giulio Cesare
6. A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
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Siv Bermeosolo Mondragon Unibertsitatea
7. Otra Mirada para Otra Economía: la economía social y solidaria como teoría crítica. Algunas reflexiones desde la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias. Ariel Fontecoba
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Introducción
INTRODUCCIÓN
La actual crisis económica ha dejado patente que los fundamentos sociales del modelo económico se han ido debilitando considerablemente en la última década. No sólo se han acentuado las desigualdades previamente existentes en la sociedad sino que, además, los colectivos más débiles se encuentran en una situación de exclusión extrema. Uno de los factores que ha contribuido a esta crisis es el mismo modelo de empresa vigente. Se trata de un modelo que concentra la renta, la riqueza y el poder de decisión de forma exagerada, lo cual da lugar a múltiples problemas, todos puestos de manifiesto de forma especialmente clara en los últimos años: excesiva especulación financiera; deterioro de la competitividad, el empleo y la cohesión social, debilitamiento de instituciones democráticas y otros. Por estas razones, la reforma y modificación del mismo modelo de empresa, su forma de tomar decisiones, su estructura de propiedad y el impulso de otras formas sociales de hacer economía, podrían contribuir de manera decisiva a paliar futuras crisis y aportar al desarrollo de toda la sociedad. La Comisión Europea se ha manifestado en este sentido en repetidas ocasiones. En concreto, en la Comunicación 2020, Una Estrategia para un Crecimiento Inteligente, Sostenible e Integrador, la Comisión establece como estrategia para salir de la crisis tres prioridades que se refuerzan mutuamente: (a) Crecimiento inteligente, (b) Crecimiento sostenible, y (c) Crecimiento integrador. La innovación en productos, procesos y tecnologías es importante para superar la crisis y conseguir este tipo de triplecrecimiento; sin embargo, un nuevo modo de gobernanza organizacional, nuevas estructuras empresariales, el fomento de organizaciones sociales que favorezcan la integración y la participación en el capital también pueden resultar decisivos.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
Según la Comisión Europea “la participación financiera de los y las trabajadoras puede contribuir en gran medida a lograr el objetivo de crecimiento. Numerosos estudios y ejemplos concretos indican claramente que si se utiliza correctamente, ésta no sólo favorece la productividad, competitividad y rentabilidad de las empresas sino que además fomenta el compromiso de la plantilla, mejora la calidad del trabajo y contribuye a una mayor cohesión social“. De la misma manera, la Asamblea General de la Naciones Unidas, al proclamar el 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, dice en su Resolución, “Recognizing that cooperatives, in their various forms, promote the fullest possible participation in the economic and social development of all people, including women, youth, older persons, persons with disabilities and indigenous peoples, are becoming a major factor of economic and social development and contribute to the eradication of poverty”. Por tanto, muchos organismos mundiales y europeos creen que la modificación del actual modelo empresarial (en el que la renta, la riqueza y el poder se concentran de forma excesiva) hacia un nuevo modelo participativo (a favor de la amplia implicación de los y las trabajadoras) puede contribuir significativamente a la salida de la crisis y a la puesta en marcha de una estrategia de crecimiento inteligente, sostenible e integrador en la Unión Europea. Sin duda, otra forma de aportar soluciones a la crisis y desarrollar un modelo económico diferente basado en las personas viene de la mano de la Economía Social y Solidaria. Las entidades de Economía Social se presentan como una herramienta eficaz en la solución de problemas de empleo, especialmente en América Latina. Son entidades que se suelen promover en situaciones de pobreza extrema, de altas tasas de desempleo y de empleo de baja calidad. Estas organizaciones suponen una oportunidad, un modelo de desarrollo socioeconómico alternativo ya que se pueden considerar como agentes transformadores. En este volumen de Mondragon Bilduma presentamos varios artículos con el objetivo de tener un mayor conocimiento sobre empresas participadas y experiencias de Economía Social y Solidaria que nos aporten una nueva visión de formas organizativas que ayuden a la sociedad en esa búsqueda de alternativas socioempresariales en el camino hacia un nuevo paradigma. En primer lugar presentamos cuatro experiencias regionales, en Colombia, México, Argentina y Quebec. A continuación, se presentan dos experiencias empresariales, una en el País Vasco y otra en el Reino Unido. Por último, en
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Introducción
el último capítulo se lleva a cabo una reflexión en términos económicos y sociológicos sobre la Economía Social y Solidaria. En el capítulo 1, Miguel Rosales nos presenta un caso práctico de un proyecto de desarrollo local basado en la Economía Solidaria ubicado en San Ildefonso, en el estado mexicano de Querétaro. Antes de describir esta experiencia comunitaria, el autor reseña la actualidad del paradigma de la Economía Solidaria en estos periodos de convulsiones económicos al nivel mundial. Nos presenta reflexiones sobre el papel que podría jugar la Economía Solidaria en estos momentos dónde cada vez más economistas prestigiosos cuestionan el enfoque neoliberal. En cuanto al proyecto de San Ildefonso, se vertebró alrededor de la creación de varias cooperativas y de una clara apuesta a favor de una educación popular y concienciadora de la comunidad. El autor aprovecha este caso concreto para reflexionar sobre las características comunes de las cuales podría nutrirse un modelo de gestión en las organizaciones y empresas de la Economía Solidaria. En el capítulo 2, el artículo propuesto por R. Pastore, B. Altschuler, S. Sena y N. Schmalko, nos presenta una experiencia de formación a actores de la economía social a través del Diploma de Extensión Universitaria de Operador Socioeducativo de la Economía Social y Solidaria (DOSESS) de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina). Según los autores, el DOSESS se constituye como una experiencia pionera de formación de este tipo, ya que ha sido concebida como una trayectoria educativa integral que articula campos de formación curricular y prácticas socioeducativas en una carrera de extensión universitaria que busca responder a la demanda de fortalecimiento y multiplicación de las capacidades de los actores de la Economía Social y Solidaria (ESS). En el trabajo se lleva a cabo un análisis de la expansión de la ESS en los últimos años y de la evolución del cooperativismo de trabajo en Argentina, cooperativismo promovido como política pública en contextos de pobreza, exclusión y desestructuración socio-laboral. Asimismo, presentan de manera sintética la propuesta de extensión y formación universitaria realizada y su enfoque metodológico; así como algunos apuntes y reflexiones sobre la experiencia ya desarrollada hasta ahora. A continuación, en el capítulo 3, después de haber realizado una breve reseña sobre la asistencia social en Colombia, Carlos Arévalo presenta según su juicio sobre el contexto internacional contemporáneo de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). El autor indica luego, a través de un estudio
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descriptivo, cuáles son los principales tipos de organización de apoyo humanitario (OAH) presentes en Bogotá así como cuáles son los sentimientos que movieron los emprendedores sociales a crear estas organizaciones, la nacionalidad de estos promotores, la población objetivo (población infantil, niñez, juventud, adolescencia y juventud) y los servicios prestados por las OAH. Juan-Luis Klein, Jean-Marc Fontan, Denis Harrisson y Benoît Lévesque en el capítulo 4, a través del estudio del modelo quebequense, indagan cómo contribuye la innovación social a la transformación social. Los autores identifican las innovaciones realizadas con el trabajo, las condiciones de vida y el desarrollo local como las dimensiones más relevantes del modelo quebequense y las estudian desde la perspectiva de la Gobernanza, la coconstrucción y co-producción y una economía plural. En los dos siguientes capítulos se presentan dos casos de distintas realidades empresariales pero con el nexo común de la participación. Dario Di Giulio Cesare en el capítulo 5 aborda el tema de la internacionalización de las cooperativas del Grupo Mondragón. Las cooperativas son estructuras organizativas distintas a las empresas capitalistas, lo que conduce que deban hacer frente a los procesos de crecimiento e internacionalización de forma diferente. En este contexto, el autor describe el proceso de internacionalización de las cooperativas de Mondragón ofreciendo una descripción cronológica de los pasos dados por el Grupo en la continua adaptación derivada de la globalización económica. Además, el autor suscita un debate sobre las contradicciones que crea el proceso de internacionalización en un contexto cooperativo como son los procesos de cooperativización o falta de cooperativización o los contratos societarios para el colectivo trabajador en el extranjero. A continuación, en el capítulo 6, Siv Bermeosolo lleva a cabo un estudio cualitativo sobre la empresa John Lewis Partnership, una de las empresas participadas por sus trabajadores y trabajadoras más importantes del mundo, ubicada en el Reino Unido. Combinando entrevistas en profundidad con el análisis de documentación interna de la compañía y la observación directa de las prácticas empresariales y laborales, aporta interesantes conclusiones tanto al campo científico como a la propia realidad empresarial analizada. A través de este estudio, analiza las percepciones de los y las trabajadoras sobre aspectos laborales tan variados como la satisfacción, la motivación, relaciones
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Introducción
laborales, formación,…, así como sobre aspectos puramente relacionados con la participación, como son la participación en los beneficios, en la toma de decisiones, sentido de pertenencia, etc. Con todo este análisis la autora es capaz de extraer importantes conclusiones que ayudan a entender mejor los factores que pueden contribuir al desarrollo de la identidad cooperativa y de la participación de la plantilla. Por último, en el capítulo 7, Ariel Fontecoba se enfrenta en la primera parte de su artículo al desafío de desenmascarar los presupuestos epistemológicos de la disciplina económica para proponer en la segunda parte basamentos epistemológicos para fundar una comprensión de la Economía Social y Solidaria (ESS). El autor postula que los cánones del mainstream de la ciencia económica y de buena parte de las ciencias sociales occidentales son un obstáculo para pensar, comprender y reflexionar sobre las prácticas de producción, consumo, acumulación y distribución de la ESS. Apoyarse sobre nuevos criterios alternativos no se funda en una crítica puramente negativa y abstracta de la economía capitalista, sino que asume al universo de lo económico como un territorio diverso, habitado por nuevas realidades emergentes. Así se podría dar visibilidad y potenciar al amplio y diverso abanico de prácticas y actores de la ESS.
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Sarrera
SARRERA
Gaur egungo krisi ekonomikoak azken hamarkadan maila itzel batean eredu ekonomikoaren oinarri sozialak makaldu direla begien bistako utzi du. Gizartean aldez aurretik egoten ziren ezberdintasunak ez dira areagotu egin bakarrik, are gehiago, kolektibo ahulenak muturreko bazterketa egoera batean aurkitzen dira. Krisi hori sortu duen faktoreetariko bat indarrean den enpresa eredua bera da. Eredu honetan gehiegizko era batean biltzen dira errenta, aberastasuna eta erabaki ahalmena. Honek arazo asko sortzeko bidea ematen du, hauek azken urte hauetan aparteko era argi batean bistaratuak: gehiegizko finantza-espekulazioa; lehiakortasunaren, enpleguaren eta kohesio sozialaren narriadura, erakunde demokratikoen ahultzea eta beste. Arrazoi hauengatik, enpresa ereduaren beraren erreforma eta aldaketa, erabakiak hartzeko era, jabetze egitura eta ekonomia egiteko beste era sozialen bultzada erabakiorrak izan litezke etorkizuneko krisiak leuntzeko eta gizarte guztiaren garapenari ekartzeko. Batzorde Europarrak zentzu honetan hainbat aldiz aldeko iritzia eman du. Zehazki, Hazkunde adimentsu, iraunkor eta integratzaile bateko estrategia, 2020 Komunikazioan, Batzordeak krisitik ateratzeko estrategia bezala elkarri elikatzen diotenen hiru lehentasunak jartzen ditu: (a) Hazkunde adimentsua, (b) Hazkunde iraunkorra, eta (c) Hazkunde integratzailea. Ekoizkin-, prozesueta teknologia-berrikuntza garrantzitsua da krisia gainditzeko eta hazkunde hirukoitz tipo hori lortzeko; hala ere, antolakunde-gobernantzako modu berri bat, enpresa egitura berriak, langileen integrazioa eta kapitalean parte hartzea bultzatzen dituzten erakunde sozialen sustapena izan daitezke ere. Batzorde Europarraren arabera, “langileen parte hartze finantzarioak neurri handi batean hazkunde helburua lortzen lagundu dezake. Azterlan eta adibide konkretu askok argiki esaten dute ondoko hori: ongi erabiltzen
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bada, parte hartze finantzarioak ez ditu bakarrik enpresen ekoizkortasuna, lehiakortasuna eta errentagarritasuna errazten baizik eta pertsonalaren engaiamendua suspertzen, lanaren kalitatea hobetzen eta kohesio sozial handiagoa sortzen ere”. Bide beretik , Nazio Batuen Batzar Nagusiak, 2012. urtea Kooperatiben Nazioarteko Urte izendatzearekin batera, bere Ebazpenean erraten du, “Recognizing that cooperatives, in their various forms, promote the fullest possible participation in the economic and social development of all people, including women, youth, older persons, persons with disabilities and indigenous peoples, are becoming a major factor of economic and social development and contribute to the eradication of poverty”. Horregatik, munduko eta Europako erakunde askok uste dute honako hau: gaur egungo enpresa eredutik (non errenta, aberastasuna eta agintea gehiegizko modu baten biltzen diren) eredu parte hartzaile berri batenganako (langileen inplikazio zabal baten alde) aldaketak Europar Batasunean krisiaren irteerari eta hazkunde adimentsu, iraunkor eta integratzaile bateko estrategia gauzatzeari modu esanguratsu batean ekar diezaieke. Zalantzarik gabe, Ekonomia Sozial eta Solidarioaren eskutik etorriko zaizkigu krisiari ebazpideak ekartzeko beste modu bat eta pertsonengan oinarritutako eredu ekonomiko ezberdin bat garatzea. Ekonomia Sozialeko entitateak batez ere Amerika Latindarrean enplegu arazoei ebazterakoan tresna eraginkortzat jotzen dira. Muturreko txirotasuneko, langabezia-tasa altuko eta kalitate eskaseko enpleguko egoeratan sustatzen diren entitateak dira. Eragile eraldatzailetzat har daitezkeelako erakunde hauek aukera bat islatzen dute, hau da, garapen sozioekonomiko alternatiboko eredu bat. Mondragon Bildumako ale honetan artikulu sorta aurkezten dugu honako helburuarekin: paradigma berri baterantz doan bidean, alternatiba sozioenpresarialen bilaketa honetan, gizarteari laguntzen dioten forma organizatiboen ikuspegi berri bat ekar diezaguten, Ekonomia Sozialeko parte hartutako enpresen eta esperientzien gaineko jakintza handiagoa edukitzea. Lehenik lau tokiko esperientziak aurkezten ditugu: Kolonbian, Mexikon, Argentinan eta Quebecen. Segidan, bi enpresen esperientziak aurkezten dira, bata Euskal Herrian, bestea Erresuma Batuan. Amaitzeko, azken kapituluan, Ekonomia Sozial eta Solidarioaren gaineko hausnarketa egiten da termino ekonomiko eta soziologikotan. Lehendabiziko Kapituluan, Miguel Rosalesek San Ildefontson (Queretaroko estatuan, Mexikon) kokatutako eta ekonomia sozialean oinarritutako garapen
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Sarrera
proiektu baten berri ematen digu. Esperientzia komunitarioa deskribatu aurretik, idazleak mundu mailan asaldaketa ekonomikoen garai hauetan Ekonomia Solidarioaren paradigmaren gaurkotasuna aipatzen du. Ekonomia Solidarioak joka lezakeen paperari buruzko hausnarketak aurkezten dizkigu, garai hauetan non gero eta ekonomialari ospetsu gehiagok enfokapen neoliberala zalantzan jartzen duten. San Ildefonsoko proiektuari dagokionez, kooperatiba batzuen sortzearen eta komunitatearen hezkuntza herrikoi eta kontzientziatzaile baten aldeko apustu argi baten inguruan ardaztu egin da. Kasu konkretu honetaz baliatuaz, idazleak Ekonomia Solidarioaren enpresa eta antolakundeetan kudeaketa eredu bat elikatzeko zeintzuk izan zitezkeen ezaugarri amankomunen gainean hausnarketa egiten du. Bigarren kapituluan, R. Pastore, B. Altschuler, S. Sena eta N. Schmalko egileek ekonomia sozialean espezializatutako hezitzaileen esperientzia bat aurkezten digute. Horretarako, Argentinako Universidad Nacional de Quilmes-ek eskaintzen duen Diploma de Extensi贸n Universitaria de Operador Socioeducativo de la Econom铆a Social y Solidaria-ren (DOSESS) kasua erakusten dute. Egileen arabera, DOSSES, alor honetako heziketan esperientzia aintzidari gisa aurkezten da. Programa honek hezkuntza ibilbide integral bat eskaintzen du, hezkuntza kurrikularra eta praktika soziohezitzaileak artikulatzen dituelarik. Unibertsitate mailako ikasketa batzuk dira eta ekonomia sozialeko eragileetatik datorren eskaintza gero eta handiagoari erantzuna eman nahi diote. Lan honetan Ekonomia Sozialak azken urteetan izan duen hedapenari buruzko azterketa egiten da, baita kooperatibismoak Argentinan izan duen eboluzioari buruzkoa ere. Zehazki, kooperatibismoan oinarritutako politika publikoek pobrezian, bazterketan eta desegituratze sozio-laboralean izan dezakeen eragina aztertuz. Halaber, unibertsitatean DOSSES programarekin izandako esperientzia deskribatzen da era trinko batean. Jarraian, 3. kapituluan, Kolonbiako laguntza sozialaren gaineko aipamen laburra egin ondoren, Carlos Arevalok bere iritzia aurkezten du Gobernuz Kanpoko Erakundeen (GKE) nazioarteko ingurumari garaikidearen gainean. Gero, ikerlan deskribatzaile baten bitartez autoreak adierazten du Bogotan zeintzuk diren laguntza humanitarioko erakunde (LHE) tipo nagusiak eta baita zeintzuk diren erakunde hauek sortzeko ekintzaile sozialak mugiarazi zituzten sentimenduak ere (hala nola sustatzaile hauen nazionalitatea, helburuko populazioa: haur-, haurtzaro-, gaztaro- eta nerabezaro-populazioa) eta LHEek prestaturiko zerbitzuak.
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Juan Luis Klein, Jean-Marc Fontan, Denis Harrisson y Benoît Lévesque egileek, laugarren kapituluan, Quebec-eko modeloan oinarriturik, gizarte berrikuntzak gizarte eraldaketan duen eragina aztertzen dute. Egileek lan esparruan, bizi baldintzetan eta garapen lokalean egindako berrikuntzak identifikatu ondoren, Quebec-eko modeloaren dimentsio nagusiak gobernantza, elkar-eraikitzea eta elkar-ekoizpena eta ekonomia anitzaren ikuspegitik aztertzen dituzte. Hurrengo bi kapituluetan bi enpresa errealitate ezberdin aurkezten dira baina biak ala biak langileen partehartzearekin erlazionatuta daudenak. Bosgarren kapituluan, Dario Di Giulio Cesarek Mondragon Taldeko kooperatiben nazioartekotzeari buruz idazten du. Kooperatibak, enpresa kapitalistekin alderatuta organizazio ezberdinak dira eta honek beraien nazioartekotzea eta hazkundea ere ezberdina izatera daramatza. Ingurumari honetan, egileak globalizazio ekonomikora moldatzeko helburuarekin Mondragonek emandako pausuen deskribapen kronologiko bat egiten du. Gainera egileak, nazioartekotze prozesu batek ingurumari kooperatibo baten sorrarazten dituen eztabaida azaleratzen du, atzerriko organizazioen kooperatibizazioa edo kooperatibizazio faltari buruzko hausnarketa agertuz. Hurrengo, seigarren kapituluan, Siv Bermeosolok John Lewis Partnership enpresan burututako ikerketa kualitatibo bat aurkezten du. Erresuma Batuan kokatutako enpresa hau, langileen partehartzea sustatzen duen mundu mailako enpresa garrantzitsuenetakoa da. Sakonean egindako elkarrizketetan, barne mailako dokumentuetan eta zuzeneko behaketan oinarriturik konklusio interesgarriak eskaintzen dizkio komunitate akademikoari eta enpresari berari. Ikerketa honen bitartez, langileen pertzepzioak aztertzen ditu, hala nola, asebetetze maila, motibazioa, erlazio laboralak, trebakuntza, etab. Halaber, partehartzearekin zuzenki erlazionatutako beste gai batzuk ere aztertzen ditu. Adibidez, irabazietan eta erabakietan parte hartzea, enpresako parte izatearen sentimendua, etab. Honekin guztiarekin egilea gai da identitate kooperatiboa eta parte-hartzearen dinamikari buruzko konklusio esanguratsuak ateratzeko. Amaitzeko, 7. kapituluan, Ariel Fontecobak, bere artikuluaren 1.go zatian, diziplina ekonomikoaren premisa epistemologikoen mozorroa kentzeko apustuari heldu nahi dio, 2. zatian Ekonomia Sozial eta Solidarioaren (ESS) ulertze bat eraikitzeko basamentu epistemologikoak proposatu ahal izateko. Idazleak Ekonomia Sozial eta Solidarioaren (ESS) ekoizpen-, kontsumo-,
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Sarrera
metaketa- eta banaketa-praktiken gainean pentsatu, ulertu eta hausnartzeko zientzia ekonomikoaren eta mendebaldeko giza-zientzien mainstreamaren kanonak oztopo bat direla aldarrikatzen du. Irizpide alternatibo berrien gainean finkatzea ez da ekonomia kapitalistaren kritika guztiz ezkor eta abstraktu batean oinarritzen baizik eta ekonomikoaren eremuari gehitzen dio lurralde askotarikoa, suspertzen ari diren errealitate berriek osaturikoa. Horrela ESS-aren praktiken eta eragileen sorta zabal eta askotakoari ikuspena eman eta indartu zitekeen.
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Capítulo 1
LA ECONOMÍA SOLIDARIA COMO MODELO EMERGENTE EN MÉXICO Miguel Rosales
1. INTRODUCCIÓN En esta época en la que los cambios permanecen como la única constante la globalización ha permitido lugar a la diversidad. Con la diversidad ha venido el juego –más azaroso que planificado– de la interacción de personas, culturas, ideas y relaciones generando nuevos potenciales a partir de los cuales se han puesto en cuestión paradigmas y referentes como el sistema económico imperante falazmente llamado de “libre” mercado dejando paso a la evidencia de su insostenibilidad, comprobada cada vez por más personas y entidades, por su daño al medioambiente y la desigualdad económica y social provocadas. Hace unos días la glorieta del Ángel de la Independencia en la ciudad de México se llenó de jóvenes que se manifestaban en repudio a Enrique Peña Nieto, candidato a la presidencia de la república mexicana representante del PRI (Partido “Revolucionario” Institucional), que se jactó de institucionalizar en su nombre a la revolución, uno de los intentos más paradójicos que existen en su género, pues si de algo es icono es de representar a la institución más corrupta de México. La plaza del Sol en Madrid también se llenó de jóvenes bajo el grito de “Indignados” hace meses, y también por mayores motivos se llenó la Plaza Tahrir en El Cairo. Hace poco más de diez años en diciembre de 2001 la Plaza de Mayo de Buenos Aires se llenó para derrotar al gobierno de Fernando de la Rúa y su Estado de excepción. Tales
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movimientos nos indican un hecho actual en los pueblos del mundo, viven en Estado de rebelión 1. Con el presente ensayo pretendo aproximarme a la corriente de emergencias alternativas a este sistema dominante. Entre estas destacan, a mi parecer, la acepción del Desarrollo sustentable, conocido desde el informe Burtland en las filas oficiales de la política internacional, pero también desde el ámbito de Porto Alegre perteneciente a la esfera de la sociedad civil; sin embargo la propuesta de la Economía Solidaria puede considerarse como más práctica y menos discurso, una tendencia en gestación a partir de ámbitos locales expandiéndose cada vez más a un radio de lo local a lo global donde han ido confluyendo tales ámbitos afines gracias a simples grupos organizados que priorizan la persona sobre el capital. Por otro lado, una acepción más recientemente rescatada, la de la denominación del Buen Vivir, basada en el bagaje de cosmovisión ancestral de algunos pueblos amerindios que pone el acento en los valores no económicos sino los valores por la vida, viene a rescatar el valor de la colectividad. Cuando el liberalismo nos ha acostumbrado a considerar como sujeto al individuo libre, hay nuevas voces, desde Charles Peirce, Karl Otto Apel o Jurgen Habermas 2, pero mucho más las costumbres ancestrales de África, América Latina o Asia que sitúan como sujeto a la comunidad, ese actor colectivo. De este actor colectivo y de las alternativas que puede generar -y genera de hecho-constituyendo un importante aporte a la configuración de otra economía diferente a la del sistema económico actual, rebasando el ámbito económico y abogando por un sistema más amplio y por supuesto más humanizante, trata el presente artículo.
LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL Este tema se circunscribe al contexto de la globalización neoliberal. El fenómeno, tan hablado, de la globalización trae consigo una complejidad y un reto de articulación de las estrategias nacionales en todas las esferas de la sociedad (económica, política, social, cultural, etc.) que converge, a su vez, 1. Enrique Dussel, “Carta a los indignados”, La Jornada ediciones, México, D.F., 2011, p. 87 2. Op. cit. p. 17
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Capítulo 1 La economía solidaria como modelo emergente en México
con la aplicación de políticas neoliberales, cuyos resultados contraproducentes son evidentes. No es novedad decir que la globalización neoliberal afecta a poblaciones enteras beneficiando a ciertos bloques conformados por países llamados “desarrollados” y dejando a naciones enteras a la deriva de las consecuencias del mercado y “la mano invisible”. Pues bien, en la actualidad, tras diversas manifestaciones de masas sociales entre las cuales destaca el simbólico e internacional grito de “Indignaos” ya es evidente que entre tales grandes bloques se anidan pequeños grupos de poderosos, bajo el amparo económico y político, quienes son en buena medida responsables de la situación crítica actual. Si bien algunas naciones se han visto más favorecidas que otras, y sin entrar al debate histórico de cómo fue que se fueron creando la riqueza o aprovechando de recursos, es claro que los grupos de poder se encuentran tanto en una nación con un PIB alto así como en naciones con PIB bajo, salvo excepciones. Con esto se sigue decir que la desigualdad, si bien se aprecia en la gran foto del mundo global, donde es recurrente la asimetría norte-sur, en las pequeñas fotos de cada nación cabe hacer la misma distinción, desigualdad, en oportunidades, en riqueza, en beneficios, etc. que provoca la serie de consecuencias que incluye pobreza, migración, violencia, desempleo, narcotráfico y muerte. Los impactos a nivel de las empresas son patentes. El neoliberalismo y sus efectos perjudiciales para las organizaciones empresariales han restringido la capacidad de acción de éstas y ha generado una competencia aguda en la que naciones y empresas quedan relegadas del sistema, mientras unas cuantas corporaciones transnacionales a nivel mundial gozan de los beneficios del libre mercado y adquieren poder dentro del sistema. La crisis económica financiera y social por la que estamos pasando desde el 2009 pone en evidencia las incongruencias del sistema basado en la libre competencia que en alianza con los poderes políticos sesga los beneficios económicos hacia los intereses de una minoría acomodada en las cúpulas del poder político y económico. Si bien, antes las consecuencias se veían palpables en la población pobre y desfavorecida del sistema, por la exclusión, el hambre, la muerte y la falta de oportunidades, con esta crisis se ha evidenciado que no solamente la población pobre puede sufrir las consecuencias del sistema, sino todo el mundo, ya las consecuencias del sistema generan impactos dañinos a los “no tan pobres”. Las crisis a las que estamos acostumbrados en Latinoamérica prácticamente desde que nacimos los nacidos después del 68,
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
cuatro décadas después hacen su llegada al denominado “primer mundo” a países como los Estados Unidos o los miembros de la Unión Europea. De continuar el derrotero actual las consecuencias son destructivas, para el ámbito empresarial más organizaciones corren el riesgo de desaparecer o de quedar relegadas al arbitrio de agentes económicos extranjeros, con sus corporaciones y mecanismos que no respetan los recursos naturales del planeta. Por otro lado, bajo esta lógica la corriente empresarial se ha concentrado en la mayoría de los casos en la generación de riqueza y en cambio ha tendido a diluir, cuando no sepultar, su función de proveer de satisfactores a la sociedad, finalmente, de contribuir al bienestar común, lo cual enfatiza el cuestionamiento por la sostenibilidad presente y futura. La globalización en sí misma es compleja pero no problemática y contradictoria como lo es la globalización neoliberal. La globalización es un fenómeno que se refiere al aumento de interdependencia entre las sociedades, no solamente económica, sino política, comunicativa y cultural. Mientras que el neoliberalismo, es la política económica que adoptan algunos países u organismos internacionales, que se vale de este fenómeno globalizador3. Sin embargo, a final de cuentas el neoliberalismo en su curso se posesiona por encima de las demás esferas que abarcan la vida del hombre, como lo señala el sociólogo francés Pierre Bourdieu: El programa neoliberal, que saca su fuerza social de la fuerza política y económica de aquellos cuyos intereses expresa (accionistas, operadores financieros, industriales, hombres políticos conservadores o socialdemócratas convertidos a las tranquilizadoras renuncias del laisses-faire) tiende globalmente a favorecer la separación radical entre la economía y las realidades sociales y así construir en la realidad, un sistema económico conforme con la descripción teórica, es decir una especie de máquina lógica que toma la apariencia de una cadena de coacciones que arrastra a los agentes económicos 4. 3. Cf. Rolando Cordera, “Globalización y neoliberalismo” (una conversación con Héctor Aguilar Camín, Jorge G. Castañeda y Rolando Cordera Campos), en Nexos, México, núm. 251, noviembre de 1998, pp. 43-55.Pierre Bourdieu, “La esencia del neoliberalismo”, en Le Monde diplomatique (edición mexicana), núm. 10, abril 1998, p. 16. 4. Aldo Ferrer, “La globalización, la crisis financiera y América Latina”, en Revista Comercio Exterior, vol. 49, núm. 6, Banco Nacional de Comercio Exterior, México, junio, 1999, p. 534.
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Con la crisis actual hemos visto a dónde nos ha conducido la lógica del sistema neoliberal y las estrategias asumidas. Actualmente el Fondo monetario internacional reconoce que tras dos años de crisis, la economía mundial se está recuperando ya, pero la recuperación avanza a distintos ritmos en todo el mundo: en los mercados emergentes, liderados por Asia, la actividad será relativamente más rápida, pero en las economías avanzadas la recuperación se mantendrá débil. En países en desarrollo dentro de Latinoamérica será aún más lenta. La crisis desde el 2009, que interrumpió un lustro de crecimiento económico en Latinoamérica y el Caribe, provocó un aumento de 8.3 millones de pobres en la región, de los cuales la mitad vive en México. En el actual escenario internacional es notable cómo cada vez más economistas prestigiosos (Krugman, Bagwhati, Stiglitz y Sachs) en los países del Primer Mundo están cuestionando el enfoque neoliberal. Ferrer observa que “es un suceso revelador de que la situación actual es mucho más que una oscilación cíclica de los mercados y que, por el contrario, se trata de una crisis sistémica”5. En efecto, algunas de las personas que se han beneficiado al máximo de este proceso, como George Soros o Joseph Stiglitz, se han convertido en críticos inusitados de la globalización neoliberal. Y es que la realidad de los hechos la han puesto en tela de juicio con al evidenciar su inviabilidad. Es en los años ’90 que se comenzó a cuestionarse las ilusiones neoliberales6. George Soros7, el famoso especulador de bolsa, inició una crítica seria sobre el deterioro endémico de las condiciones económicas mundiales cuando en 1997 publicó un artículo titulado “La Amenaza del Capitalismo” en la revista Atlantic Monthly. “Soros ve inherente al paradigma neoliberal una amenaza 5. Para una descripción amplia de las desilusiones neoliberales que incluye ejemplos de variados países, ver Theotônio Dos santos, op. cit. 6. George Soros es un reconocido inversionista y millonario de origen húngaro. Presidente del Instituto “Sociedad Abierta”. Se le ha adjudicado responsabilidad en la crisis asiática y en la devacle del capitalismo ruso. Pero ya no se considera un defensor del libre mercado, ahora se autocalifica como “una especie de nuevo izquierdista”. 7. George Soros es un reconocido inversionista y millonario de origen húngaro. Presidente del Instituto “Sociedad Abierta”. Se le ha adjudicado responsabilidad en la crisis asiática y en la devacle del capitalismo ruso. Pero ya no se considera un defensor del libre mercado, ahora se autocalifica como “una especie de nuevo izquierdista”.
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a lo que él define como una sociedad abierta. Su crítica básica es que, en nombre de la teoría económica neoliberal, como una ciencia irrefutable, la esencia de la sociedad abierta que se basa en libertad, democracia, valores sociales y el estado de derecho, se ve amenazada al reducir a la sociedad a individuos que se comportan exclusivamente en función de valores monetarios”8. Por su parte, el Nobel de Economía Joseph Stiglitz 9 afirmó que: Las reformas económicas impulsadas por el consenso de Washington y sus instituciones sí generan crecimiento, pero casi todo destinado a las capas más ricas de los países, y las que están dentro del sector exportador. Todo esto conduce a la inestabilidad, y es resultado de un fracaso del FMI y otros, al no reconocer que existe una relación entre la economía, la política y la sociedad, y que no todo se puede evaluar en términos exclusivamente financieros 10. Siguiendo la explicación de Habermas, se constata lo contraproducente de la globalización al irrumpir en los Estados Nacionales mediante el sistema neoliberal. La liquidación del Estado de bienestar social ha hecho resurgir la crisis que pretendía contrarrestar, lo cual se puede apreciar con la creciente desintegración social reflejada en el aumento de la pobreza, la inseguridad social y la desigualdad en los salarios. Los excluidos (del empleo, de la vivienda, de la educación, etc.) no pueden dominar por sí mismos su propia condición social 11. Aludiendo a la imagen de “la cuadratura del círculo” con la que Ralph Dahrendorf llama este dilema, Habermas asienta dos afirmaciones contundentes: 1) Los problemas económicos de las sociedades prósperas se explican por la transformación estructural –que se resume con la idea de la globalización– del sistema económico internacional. 2) Esta transformación restringe a los Estados Nacionales de tal forma en su capacidad de acción, que las opciones
8. Cfr. Alvaro de Regil Castilla, op. cit. 9. Jim Cason y David Brooks “Las reformas económicas, un fracaso en AL, sostiene Joseph Stiglitz, Nobel de Economía” (Nueva York, 15 de mayo), en Página virtual de La Jornada http://www. jornada.unam. mx/2002/ may02 /020516/033n1mun.php?origen=index.html 10. Cfr. Jürgen Habermas, op. cit., p. 44. 11. Cfr. Jürgen Habermas, op. cit., p. 44.
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que les quedan no bastan para amortiguar las indeseables sacudidas de un mercado trasnacionalizado12. Dichas sacudidas al sistema se han convertido en serias amenazas, tales como las siguientes: 13 •
La globalización neoliberal reduce el trabajo humano a una mercancía. Los empleados son privados de la propiedad y el control sobre la empresa, no participan en las decisiones sobre la producción o sobre la distribución de las ganancias de la empresa. Existe una gran cantidad de desempleados y una proclividad al empleo informal, así como a condiciones precarias como resultado de recortes del gasto público.
•
La globalización neoliberal reduce el desarrollo al crecimiento económico, y éste lo identifica en los índices macroeconómicos. Persigue la eficacia
12. Idem. 13. Me baso en textos de la Alianza por un mundo responsable y solidario. Ver también la presentación de la Conferencia sobre Globalización y Ciudadanía, organizado por el Instituto de Investigaciones de la ONU para el desarrollo social (diciembre de 1996) y ver: Marcos Arruda, “Globalización y Sociedad Civil”, en http://www.socioeco.org/text/espanhol.rtf. Marcos Arruda es economista y educador, coordinador del PACS (Rio de Janeiro), Presidente de la Comisión de Desarrollo sostenible del ICVA (Consejo Internacional de Agencias Voluntarias, Ginebra), y socio del Instituto Transnacional (Amsterdam). Alianza por un mundo responsable y solidario: Desde fines de los ‘80, muchos actores sociales provenientes de variados medios en distintos lugares del mundo, llevan a cabo iniciativas para organizar un proceso mundial capaz de participar en la búsqueda de propuestas que permitan superar los grandes desafíos de la humanidad. Al principio de los ’90, colaboradores de la Fundación Charles Léopold Mayer organizan encuentros continentales, que retoman otras iniciativas, actores y culturas. En 1993, este proceso culmina en la redacción de la Plataforma para un mundo responsable y solidario. En 1996, se realizó un primer encuentro internacional de la Alianza por un Mundo responsable, plural y solidario. En 1997, se realizaron encuentros continentales y regionales y un encuentro internacional en Sao Paulo (Brasil). Durante 2000 y 2001 se aprovechan las experiencias acumuladas para llegar a propuestas mediante Encuentros internacionales abiertos a otros grupos. Asambleas Continentales simultáneas en África, América, Asia, Europa, Medio Oriente, en junio de 2001. Y una Asamblea mundial de ciudadanos en Francia en diciembre de 2001. En 2003 se abre un sitio web independiente, y se organizan foros de debate públicos. Para el Foro Social Mundial del 2004 en Mumbai (India), y el FSM 2005 en Porto Alegre (Brasil), los aliados y las redes aliadas coordinan un impacto mayor. En 2007 se fortalecen alianzas con redes como el Polo de SocioEconomía Solidaria. Así como la edición, en distintos países, de ‘Cuadernos de propuestas para el siglo XXI’. Cfr. http://www.alliance21.org/es/
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productiva a nivel empresarial sin considerar los factores del ambiente externo a la organización. Esto provoca una competencia acérrima14 . •
Subordina las economías nacionales y el poder político a las estrategias de las corporaciones transnacionales, cuyo fin es mercantil. Queda relegado el desarrollo de los pueblos y naciones.
•
Obliga a los agentes económicos a apropiarse de las ganancias en detrimento de los trabajadores concentrando el capital y el poder de decisión en unos cuantos y favoreciendo el monopolio. “Lanzados unos contra otros, trabajadores, empresarios y gobernantes, entablan una lucha a muerte para prevalecer mediante la subordinación o eliminación del otro. Un sistema tal de relaciones, cuanto menos regulado y más dejado al arbitrio de los intereses dominantes, más concentrador y más destructivo se revela”15 .
•
Privilegia al sector privado a costa de la sociedad en general y el Estado por medio de las políticas de ajuste estructural que incluyen privatización, desregulación y apertura de mercados, a través de los “consensos” de los Estados con los órganos multilaterales.
•
Al hacer esto acrecienta la explotación de los seres humanos y de la naturaleza y propicia las rupturas sociopolíticas y ambientales. Adopta medidas compensatorias y correctivas de los problemas y crisis sociales y ambientales sin una estrategia que ataque la raíz de los mismos.
La crisis ha puesto en evidencia que las políticas promovidas desde los centros de poder que se abanderan bajo el neoliberalismo son de baja racionalidad y malos resultados. La causa es que tales políticas subordinan la administración de los recursos disponibles, la acumulación de capital y el cambio técnico a los intereses de agentes económicos y sociales que comandan una minoría de los recursos y los mercados. Aunado a esto en varios países se están fracturando los sistemas productivos entre sectores dinámicos asociados al orden transnacional y la mayor parte del aparato productivo en donde predomina el estancamiento, la marginación y el desempleo. Esto implica un grande desperdicio de recursos, el deterioro de la productividad media de la 14. Idem. 15. Idem
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economía y una caldera de inestabilidad social y política16. Ante este contexto surge la Economía Solidaria. 2. ECONOMÍA SOLIDARIA La Economía Solidaria surge no únicamente como respuesta a la crisis actual aunque seguramente es un factor que la suscita, sino como un conjunto de grandes acciones que denotan revalorización de aspectos fundamentales de la vida humana y del ecosistema, manifestación de una búsqueda de una manera cooperativa de hacer las cosas en común y en congruencia con la naturaleza, guiada por la lógica de satisfacer necesidades comunes, y desligada del afán de acumular riqueza por el simple afán de acumular. La Economía Solidaria surge como práctica antes que como concepto. Cabe señalar que el tema de la Economía Solidaria -y del Buen Vivir vinculado a ella- conlleva una complejidad conceptual por tratarse de nociones y prácticas nuevas abordadas con referentes de uso común. Términos sociológicos y económicos como “desarrollo”, “progreso”, “sustentabilidad”, así como las diversas entidades y sectores con las que suelen identificarse estos términos no contribuyen a la comprensión de la esencia que representa la Economía Solidaria y el Buen Vivir. Hace falta obtener claridad sobre su caracterización, su dinámica en la sociedad, su interacción con otras instancias y sectores y su ubicación dentro del mercado, entre otras cuestiones. Pretendo contribuir a este dibujo para su mejor comprensión. A pesar de dicha complejidad conceptual y del reciente surgimiento de las prácticas de la Economía Solidaria y del Buen Vivir -a partir de la década de los noventas, pero sobretodo con una efervescencia durante los últimos seis años- hoy es posible voltear hacia atrás para apreciar el aporte de este conjunto de experiencias, analizarlas y encontrar características comunes para entenderlas e impulsarlas por aquellos caminos que pueden recorrer hacia el futuro en vistas de transitar a un mundo mejor con una sociedad más solidaria, justa y equitativa. Economía Solidaria es un tema que se confunde con Economía social, economía popular, economía del trabajo, sector informal de la economía, tercer sector. En consecuencia, bajo este concepto se suelen incluir a 16. Aldo Ferrer, Ibid., p. 38.
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entidades de toda índole como cooperativas, sociedades de solidaridad, asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, movimientos civiles, organizaciones de la sociedad civil, redes de colaboración solidaria, organizaciones no lucrativas, entidades de asistencia social, e inclusive microemprendimientos o microempresas, lo cual da cuenta de la complejidad conceptual, y representa una demanda como objeto de análisis. El Buen Vivir, ha de entenderse ante todo desde la práctica y emparentada con la diversidad. Pareciera que parte de su lógica natural con aires de posmoderna es prescindir de teorías duras para poder dedicar su energía a la configuración de proyectos cuyo énfasis es ser respuesta a necesidades de la realidad no en aras de la dominación de recursos o la mera transformación per sé sino en aras de poder vivir felizmente y todos. Caractericemos los rasgos de la Economía Solidaria a partir de la práctica: La Economía Solidaria está presente en una serie de experiencias diversas con características comunes. Estas experiencias son protagonizadas por organizaciones y empresas, grupos y colectivos, algunos de los cuales se identifican con el término y otros no necesariamente. De manera dispersa se ha estado configurando un modo alternativo basado en principios de trabajo colectivo, ejercicio democrático, equidad, justicia y bienestar común. En la evolución de este dinamismo práctico se ha acuñado el nombre Buen Vivir, como uno de los términos que mejor resumen la búsqueda alternativa, y el cual no es un invento nuevo sino que procede de los pueblos amerindios siglos atrás, y se ha transmitido de generación en generación por tradición. Las experiencias de Economía Solidaria arrojan elementos para la práctica de un nuevo modelo de gestión de empresas y proyectos de índole que incluyen lo económico pero no se limitan a ello, que es compatible con el desarrollo integral con una lógica de ganar-ganar y cuyas metas y beneficios no se reducen al dinero, sin embargo sí lo buscan, no excluyen su valor y función, nunca como fin, siempre como medio. La “Economía Solidaria”, también llamada “SocioEconomía Solidaria” o bien, “Economía Social y Solidaria”, se manifiesta cada vez más como un fenómeno dinámico capaz de generar esperanza en nuestro país, en América Latina y, en todo nuestro planeta. Percibirlo así, en su trascendencia, es de
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suma importancia en estos tiempos caóticos donde “la aplicación de teorías económicas equivocadas ha sido para muchas personas la pobreza y, para muchos países, el caos social y político”, (Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía) y que demuestran con creciente claridad que la actual crisis de la economía hegemónica, que había podido avanzar en logros macroeconómicos evidencia lo nocivo del sistema para todos. Por lo anterior, crece mundialmente un ambiente de búsqueda de alternativas y nuevos modelos que encuentran en la Economía Solidaria un espacio y una lógica catalizadora de muchas de estas inquietudes, sea como una práctica viable y probada en múltiples expresiones o como una estrategia generadora de sinergias plurisectoriales. El término Economía Solidaria es el que se ha adoptado para definir el nuevo enfoque de la teoría económica. No puede tratarse de una renovada visión de los mercados ya que en éstos siempre se compite, alguien gana y todos los demás pierden. El concepto fundamental se encuentra en las bases de la convivencia fraternal del ser humano en lo político y lo social y la cooperación en lo económico para que “todos ganen”. Solidaridad tiene que ver con esto. Se pueden distinguir cuarto niveles o dimensiones de lo solidario 17: a) Lo solidario entre personas y familias que conforman un colectivo
(grupo u organización) con fines socioeconómicos. Lo encontramos en muchas expresiones organizativas informales, en microempresas – empresas sociales o bien y sobre todo como cooperativas u otras formas legales. a) Lo solidario entre organizaciones para relacionarse en cadenas
productivas o circuitos económicos solidarios. Normalmente se expresan en torno a productos y/o territorios específicos y tienes formas de redes, comercializadoras, federaciones y confederaciones. 17. Grupo de Trabajo “Pro Economía Solidaria” (México, 2008): Aguilar, Elena y Vargas, Xavier (Fundación Vamos, FDS), Athié, Alberto (Fundación Florycanto, A.C.), Bucio, Ricardo y González, Fausto (Indesol), Campos, Jesús y Monroy, Mario B. (Agromercados, SA de CV), Castillo, Alfonso (Unión de Esfuerzos para el Campo, A.C.), Cuevas, Othón (Centeotl, A.C.), Villarreal, Altagracia (Coalición Rural), Vietmeier, Alfonso (Centro de Estudios Ecuménicos, A.C.), coordinador del trabajo.
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Así se llega a conformar un sector solidario más amplio en la economía. a) Lo solidario de la sociedad con los sectores empobrecidos, marginados
y excluidos. Esto se expresa sobre todo en políticas gubernamentales con programas que favorecen exactamente la finalidad anterior. También se ubican aquí el compromiso social empresarial y fundaciones u otras obras filantrópicas. Ahí encontramos las bases y relaciones para crear redes de apoyos solidarios intersectoriales, la conformación de Consejos Sociales y Económicos y la elaboración y ejecución de políticas realmente públicas, más allá de programas gubernamentales. a) Lo solidario con las futuras generaciones que se expresa el la susten-
tabilidad de un desarrollo integral con su dimensión ecológica, pero también socialmente sostenibles, con la priorización de fuentes de trabajo y la valoración del capital social arriba de la acumulación de excedentes financieros. Ahí encontramos el campo de una visión ética del presente y futuro una tarea educativa de mucha envergadura y la necesidad de respectivas políticas públicas. Estas dimensiones hacen obvio, que una Economía Solidaria no es otro sector más de la economía, sino un enfoque transversal que incluye iniciativas en todos los sectores de la economía. Es sujeto y principal agente para una transformación social, económica, política y cultural. El tema de la Economía Solidaria fue abordado por primera vez en el Foro Social Mundial en Porto Alegre en febrero del 2002. De acuerdo a la conferencia del economista argentino J. Luis Coraggio, la clave de la propuesta de la Economía Solidaria está en “institucionalizar –mediante la práctica y mediante normas expresas– reglas morales que sobreconformen el funcionamiento de toda la economía”18 . Se trata de desarrollar o consolidar un subsistema de la economía de alcance global pero con ramificaciones en todas las regiones y localidades del mundo que sea conscientemente regido por esas normas, basado en alianzas entre diversas formas de organización de la producción, la distribución y el consumo, que aseguren la reproducción ampliada de la vida de todos. 18. José Luis Coraggio, op. cit.
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La Economía Solidaria no es una propuesta anti-mercado, porque para hacerla sostenible se hacen necesarios los mercados regulados y liberados del monopolio. Tampoco se trata de un comunitarismo aislado, sino de vincular dinámicamente la fuerza de las iniciativas locales con el amplio espacio de solidaridad global al que hoy es posible acceder con las nuevas tecnologías. No se busca una actitud antiestadista, más bien requiere que la economía pública sea imbuida de los valores de la economía moral, fortaleciéndose al democratizarse junto con los sistemas de representación política y social19 . Para J. Luis Coraggio hablar de “otro mundo posible” es hablar de realidades ya existentes que, como se verá, tienen correlato con la visión de Economía Solidaria. En palabras de Coraggio: Miles de redes nacionales y globales de productores y consumidores vinculados por relaciones económicas más justas. Miles de sindicatos que mantienen su lucha por un salario justo y condiciones humanas de trabajo. Miles de nuevos movimientos sociales que luchan contra la discriminación, la explotación y en defensa de los derechos humanos que continuamente viola el sistema capitalista globalizado. Decenas de miles de iniciativas colectivas, gestionando desde la sociedad recursos privados y públicos, formas asociativas, comunitarias, de producción conjunta, de banca ética, de resolución de necesidades, que el mercado capitalista no considera porque no son fuente de ganancias. Centenas de miles de organizaciones de crédito solidario, de ayuda mutua, de servicios públicos autogestionados, de trabajo voluntario, producción que sostiene identidades étnicas, que produce relaciones sociales más igualitarias, que elimina la explotación entre mujeres y hombres, que ataca el patriarcalismo y el clientelismo, que valoriza a los jóvenes y a la tercera edad, que valora los equilibrios ecológicos de los que depende la vida en el planeta. Miles de millones de iniciativas de reproducción y trabajo autónomo en unidades domésticas del campo y la ciudad y sus microemprendimientos asumidos principalmente por mujeres 20. El Buen Vivir pretende ir más allá de las necesidades detectadas en la línea de los proyectos de Economía Solidaria, en los que sobre todo se habla de consolidar los procesos empresariales y organizacionales. Para el Buen Vivir 19. Idem. 20. Idem.
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cabe preguntarse si no hay otras cuestiones que considerar prioritarias. Si Economía Solidaria se separa de la acepción de “progreso” y “desarrollo”, el Buen Vivir ya en su nombre excluye el término “economía”. Su insistencia no concuerda con la tendencia acumulativa, cuestiona la idea de mercado en los intercambios y se permite reconsiderar el para qué producir, hasta dónde producir, por qué no producir otros aspectos (más intangibles) de beneficio para la vida humana. Apunta menos a imitar las condiciones y esfuerzos de los países “desarrollados” con sesgo competitivo que supone competencia y el individualismo; y más a incentivar las prácticas ancestrales en el modo de vivir priorizando aspectos como el respeto a la naturaleza, la convivencia, lo comunitario, la fiesta y el compartir enalteciendo lo que se vino a denominar en el siglo XX “derechos humanos”, y que sin nacer cada ser humano con su etiquetado es inherente a la condición humana. Bajo la comprensión del sentido de las sociedades indígenas no hay concepto de desarrollo21, no hay la concepción de un proceso lineal que establezca un estado anterior o posterior. No hay aquella visión de un estado de subdesarrollo a ser superado. Y tampoco un estado de desarrollo a ser alcanzado. No existe, como en la visión occidental, está dicotomía que explica y diferencia gran parte de los procesos en marcha. Para los pueblos indígenas tampoco hay la concepción tradicional de pobreza asociada a la carencia de bienes materiales o de riqueza vinculada a su abundancia. Desde la cosmovisión indígena el mejoramiento social -¿su desarrollo?- es una categoría en construcción. Bajo una visión holística, propia de la cosmovisión indígena, por la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el Buen Vivir, los bienes materiales no son los únicos determinantes. De la mano van valores tales como el conocimiento, el reconocimiento social y cultural, los códigos de ética y espirituales en la relación con la sociedad y la Naturaleza, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros. La visión de los pueblos andinos es una fuente relevante aunque no es la única fuente de inspiración para impulsar el Buen Vivir. Incluso desde círculos de la cultura occidental se levantan cada vez más voces que podrían 21. indígena amazónico Carlos Viteri Gualinga http://www.riless.org/otraeconomia/acosta6.pdf
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estar de alguna manera en sintonía con esta visión indígena y viceversa. En el mundo se comprende, paulatinamente, la inviabilidad global del estilo de vida dominante. De esta manera, el concepto del Buen Vivir no solo tiene un anclaje histórico en el mundo indígena, es compatible con ideologías y principios legitimados en la sociedad desde diversos referentes históricos (aristotélicos, marxistas, ecologistas, feministas, cooperativistas, humanistas...). El Buen Vivir asoma, adicionalmente, como una plataforma para discutir respuestas urgentes frente a los devastadores efectos de los cambios climáticos. Hay cada vez más conciencia sobre la necesidad imperiosa de dar paso a transformaciones profundas que permitan a la humanidad escapar con vida de los graves riesgos ecológicos y sociales en ciernes. Los derechos del “buen vivir” (“sumak kawsay”) abren muchas posibilidades para otro tipo de desarrollo. En esa sección se incluyen normas sobre el “ambiente sano”, las que son entendidas como parte de las relaciones entre un régimen de desarrollo y el buen vivir. Muchos de esos artículos expresan una formulación clásica; por ejemplo se indica que la población debe vivir en un “ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, e incluso también se reconoce como de “interés público” la preservación y la conservación (art. 14). En paralelo a esto, y con una alta jerarquía, se presentan los “derechos de la Naturaleza”22. Por lo tanto, el crecimiento material no es la única vía a la que debería darse necesariamente prioridad. Incluso a escala global, la concepción equivocada del crecimiento basado en inagotables recursos naturales es puesta en 22. Es pertinente señalar que las recientes reformas constitucionales en América Latina, en Bolivia y Ecuador, arrojan resultados, el texto boliviano mantiene un abordaje convencional en materia ambiental sumándole otros énfasis que pueden significar retrocesos. Se establece que entre los fines del Estado se encuentra la “industrialización” de los recursos naturales. Este mandato desarrollista es inusual, y reproduce una visión utilitarista sobre la Naturaleza. En cambio, el texto ecuatoriano tiene un claro compromiso ambiental, y permite avanzar sustancialmente hacia la sustentabilidad más estricta. En efecto, se presenta el régimen de desarrollo como el “conjunto organizado, sostenible y dinámico de los sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales, que garantizan la realización del buen vivir, del sumak kawsay” (art. 275). Por lo tanto, desde su propia definición es multidimensional, incorpora los aspectos ambientales, y además los orienta hacia el buen vivir. El reconocimiento de los derechos de la Naturaleza y Pachamama, y el derecho a su restauración, expresan un contenido biocéntrico. Cfr. http:// www.riless.org/otraeconomia/gudynas6.pdf
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cuestionamiento. Además de que la mayoría de la población mundial no obtiene el bienestar material, se están afectando la seguridad, la libertad, la identidad de los seres humanos. Ese “desarrollo”, generado desde arriba, sea desde los gobiernos centrales y las empresas transnacionales, o desde las élites dominantes a nivel nacional, tan propio del sistema capitalista, implica entonces una situación de complejidades múltiples que no pueden ser explicadas a partir de versiones monocausales. Por ello está también en cuestión aquella clasificación de países desarrollados y subdesarrollados, tanto como el mismo concepto de desarrollo tradicional. Lo que se cuestiona, en definitiva, es aquella lógica del progreso entendida como la acumulación permanente de bienes materiales. La relación inherente principal entre la Economía Solidaria y el Buen Vivir radica en el valor básico de la economía, desde ese régimen: la solidaridad. Por lo tanto se busca una economía distinta a la actual, caracterizada por la búsqueda de la libre competencia. El mercado por sí solo no es la solución, tampoco lo es el Estado. El subordinar el Estado al mercado, conduce a subordinar la sociedad a las relaciones mercantiles y al egolatrismo individualista. Lejos de una economía sobredeterminada por las relaciones mercantiles, se promueve una relación dinámica y constructiva entre mercado, Estado y sociedad. No se quiere una economía controlada por monopolistas y especuladores. Tampoco se promueve una visión estatista a ultranza de la economía. Veamos en el siguiente apartado un caso que muestra cómo es una experiencia de Economía Solidaria.
3.
PROYECTO DE DESARROLLO EN SAN ILDEFONSO
LOCAL
DE
ECONOMÍA
SOLIDARIA
Desde hace algunos años en México, presumiblemente una década, ha aparecido un brote de nuevas modalidades de gestión en experiencias empresariales y organizacionales alternativas. Algunas de ellas vienen con una historia que se remonta mínimo a los años ochentas, cuando la novedad del comercio justo vino a dinamizar a entidades tales como organizaciones de productores, cooperativas, empresas rurales, asociaciones civiles, agencias de desarrollo, etc, otras han surgido con el nuevo siglo. Todas han venido evolucionando y diversificándose.
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En los últimos años he podido ir acumulando cierta experiencia al haber conocido distintas alternativas de organizaciones con este perfil pero sobre todo desde la prácticas en el ambiente donde me desempeño profesionalmente desde hace más de ocho años: el proyecto de Desarrollo local en San Ildefonso, Querétaro, consistente en la participación combinada entre distintos agentes tanto originarios de la comunidad como externos involucrados comprometidamente que hemos trabajado en la gestión de empresas y el trabajo organizativo de base identificándonos con la corriente denominada “Economía Solidaria” teniendo en esta labor aciertos y desaciertos en el impacto de mejora hacia la comunidad. Como este proyecto, existen otros, con ciertos rasgos comunes, dentro de México y el mismo espectro puede notarse en el ámbito internacional. San Ildefonso se encuentra en Querétaro, México, es una población del municipio de Amealco caracterizada por su presencia indígena nöñho (otomí). Presenta un índice de alta marginación con necesidades en las áreas de salud, educación, vivienda, infraestructura social, servicios públicos y comunitarios, economía y ecología. Desde hace casi diez años se emprendió un proyecto de Desarrollo Local, el proyecto inició a partir de un diagnóstico de la localidad, y se trazó una propuesta orientada a mejorar la condición de vida de la población desde la cultura nöñho, considerando como aspecto central los proyectos empresariales y sustentada en la educación. El proyecto de San Ildefonso se impulsó con la participación de “Impulsora de Alternativas Regionales, S.C.” (IDEAR), organización de la sociedad civil, catalogada como Agencia de Desarrollo Local que generó los emprendimientos y brindó asesoría técnica a las organizaciones con proyectos integrales para contribuir con el desarrollo de San Ildefonso. A la fecha IDEAR ya no existe pues cumplió su función de parir el proyecto de desarrollo en Querétaro23, mismo que fue gestionado desde la Unión de Cooperativas Ñöñho de San Ildefonso, A.C. El grupo de trabajo en San Ildefonso está constituido por personas y cooperativas, comprometidas y representativas de la comunidad. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que en su mayoría sólo cuentan con un nivel 23. Consultado en: http://www.queretaro.gob.mx/sedea/DIRECTORIO/pdfs/IDEAR.pdf
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de estudios de educación básica, sin embargo todos ellos han puesto sus valiosas capacidades y recursos al servicio común. En este proyecto han participado más de 500 socios (incluyendo los socios sujetos de crédito de la cooperativa de ahorro y préstamo) y se ha beneficiado a más de 2,000 personas de manera indirecta tomando en cuenta el núcleo familiar. Sin embargo, actualmente el grupo que mueve el desarrollo a partir de once proyectos (con distinto estatus y alcance) no rebasa las 30 personas. Se han creado varias cooperativas, algunas no han funcionado y otras sí, entre las que se crearon y ya no se apoyan actualmente destacan24: “Las hormigas Ya Schocju”, con actividad de extracción de sillar; “Hoky Nañú”, cuya actividad era la elaboración de cerámica de baja temperatura y; “Transportes colectivos Reales de Amealco”, dedicada al transporte público. A la fecha se mantienen las empresas “Decora y Construye”, fabricante de listelos y cenefas (recientemente en negociaciones con Fagor Electrodomésticos con sede en la ciudad de San Luis Potosí); “Fauna Solidaria”, dedicada a la crianza de perros de raza (en tránsito a un nuevo esquema de negocios) y; “El Triunfo Ntöte, de San Ildefonso” cooperativa de ahorro y crédito. En cuanto al desarrollo comunitario se ha impactado logrando la apertura de un Bachillerato, el establecimiento de líneas telefónicas e internet, y otros beneficios asociados al impulso de una educación popular y concientizadora. Desde el 2009 abrimos la universidad indígena -Instituto Intercultural ÑöÑho, A.C.- con un doble perfil educativo: intercultural y de Economía Solidaria que ofrece la licenciatura en Gestión de empresas de Economía Solidaria. El Instituto Intercultural Ñöñho tiene en su programa universitario un eje que se dirige a la incubación de empresas rurales de tipo de Economía Solidaria. Actualmente se impulsa el tercer año y aunque se pasa por dificultades graves económicas estamos haciendo todo el esfuerzo para mantener la institución que beca a los indígenas universitarios. Esta universidad es apoyada por el departamento de Interculturalidad y asuntos indígenas de la Universidad Iberoamericana de México quien complementa el soporte académico en la visión de interculturalidad. Así mismo, la congregación de religiosas de 24. Tomado de Eco Solidario, Gaceta del Consejo de Economía Solidaria de Querétaro, No. 1, Octubre 2006, Pág. 9.
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la Asunción y el sistema de educación superior de los Jesuítas en México forman parte de la Junta de Gobierno. Tras años de invertirle tiempo, dinero y esfuerzo a las empresas, desde el 2010 retomando el trabajo por el Desarrollo local se ha trabajado bajo proyectos estratégicos que buscan complementar el trabajo de la Unión para generar mayor impacto y beneficio en más habitantes de San Ildefonso. Resalta especialmente el proyecto de la Ruta Ñöñho como proyecto de turismo alternativo rural generador de trabajo digno para otro sector más de la población que es útil, entre otras cosas, para la reafirmación de la identidad cultural. En este se incluyen visitas guiadas para los visitantes a sitios como la pirámide en ruinas situada en el barrio del Cuisillo, museo comunitario, la Granja Didáctica con enfoque canino, a las capillas familiares e iglesia antigua así como a la parcela demostrativa de retención de suelos y agua y a los talleres artesanales. Actualmente se tiene una etapa de pilotaje mediante la organización de campamentos interculturales que tienen tales componentes. Actualmente está en gestión de una segunda etapa el proyecto de rescate y promoción del área natural protegida que inició con una “parcela demostrativa” como unidad de escurrimiento para la conservación y preservación del medio ambiente, agua, cielo y cubierta vegetal. Además está en gestión la apertura de una casa de la cultura para la promoción y fomento de la cultura Ñöñho (museo comunitario, videos documentales, teatro comunitario), donde como pasos previos ya se han realizado documentales, obras de teatro y el museo está provisionalmente en las instalaciones del Instituto Intercultural Ñöñho. Otros proyectos ya efectuados son los talleres de salud y género para impulsar el empoderamiento social y productivo de las mujeres; y en gestión los proyectos de suficiencia nutricional y autoconsumo; viviendas sustentables (ecotecnias). Estos proyectos complementan el esfuerzo para disminuir la migración forzada mediante la creación de empresas que generen empleos para los habitantes de San Ildefonso; Las empresas actuales de la UCÑSI están operando pero hace alta fortalecerlas para mantenerse frente a un mercado competitivo. La atención a aspectos culturales y sociales animan el caminar del grupo de gente involucrado en nuestros proyectos, además de tener un impacto real en la comunidad.
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Aspectos a resaltar de los proyectos de Desarrollo Local de San Ildefonso desde la perspectiva del modelo organizativo de Economía Solidaria. Para poner en marcha los proyectos de desarrollo local se partió de una práctica, a partir de la cual se fue intuyendo un modelo organizativo a seguir, que actualmente no está totalmente sistematizado, mucho menos terminado pero que presenta elementos singulares que forman la parte esencial del modelo organizativo de Economía Solidaria. A partir de las necesidades descubiertas en el diagnóstico se impulsan distintos proyectos y se trabaja con un énfasis en la organización, la capacitación y en la obtención de financiamientos con distintas dependencias en vistas de impulsar los grupos con los que se cuentan y crear empresas sociales que funcionen bajo los principios de la Economía Solidaria. Al principio, el trabajo organizativo logra un primer nivel de cohesión y disposición para la colaboración. Ahora se ha llegado a una etapa en la que se requiere una normatividad que antes se entendían de modo tácito. La misión, visión y plan estratégico a nivel global están claros y definidos. La misión se presenta como: ser promotores del desarrollo integral de la comunidad, caminando sobre dos rieles; el organizativo y el empresarial, para construir una Economía Solidaria y así generar una comunidad con una vida digna. Los principios rectores son los siguientes: a) Propiedad social b) Reinversión de Utilidades c) Autonomía frente a los poderes políticos y religiosos d) Solidaridad e) Promoción de la cultura f ) Trabajo cooperativo g) Sentido festivo h) Visión empresarial
Conciencia comunitaria Democracia participativa k) Gobernabilidad i)
j)
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El énfasis de dichos proyectos de desarrollo local, está puesto en la revalorización de la economía a pequeña escala, procurando la integración de los habitantes de una comunidad, procurando la mejoría en su calidad de vida. Las cooperativas están agrupadas en la Unión de Cooperativas Ñöñho de San Ildefonso, A.C., a la cual se le dice familiarmente “la Unión”, donde están representadas por líderes que se reúnen periódicamente para analizar las problemáticas, dar seguimiento a asuntos, establecer consensos y políticas, y mantener la comunicación, basados en los valores de la cultura propia y la procuración de aspectos de salud comunitaria, familia y valores cooperativos. En el diseño de planes y en las decisiones intervienen representantes de cada organización local y representantes externos a la localidad, que son los profesionistas originarios de las iniciativas y que con el paso del tiempo se han ido integrando plenamente en una relación de iguales. Juntos se encargan de fijar los objetivos del Plan de Desarrollo Local, de acuerdo a los principios de Economía Solidaria y a los valores de la propia cultura indígena Ñöñho. La participación más frecuente es para atender las problemáticas más apremiantes, así como para desarrollar planes que motiven la participación activa de todos los socios y la inclusión de más personas de la comunidad en los proyectos. La toma de decisiones y la dirección estratégica en estos proyectos ha pasado por diversos intentos de definición. Hasta ahora, tras haber dejado la dependencia de los órganos de decisión externos, se ha podido lograr una dinámica más satisfactoria en cuanto a gobernabilidad y mecanismos democráticos. Existen avances parciales y de diversa índole, pero hace falta camino por recorrer. En los propósitos más generales todos los participantes están de acuerdo. En las concreciones aparecen las diferencias, las dislocaciones y las grietas de comunicación y entendimiento a las cuales se les dedica tiempo para analizar y llegar a acuerdos, tal es el caso de la fijación de parámetros para los tabuladores de ingresos y los costos que representa el trabajo realizado, los cuales se han venido determinando de modo disímil y es tiempo de homologar. Con todo, las empresas y proyectos creados a partir de esta iniciativa, constituyen el programa de desarrollo más relevante de la citada comunidad, que ha sido avalado por los gobiernos estatales y federal. En buena medida, el desarrollo que se ha podido crear y las empresas en marcha se deben a
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la labor de sinergia vinculando el entorno rural con el núcleo de población empoderado y capacitado, con el sector gubernamental, el empresarial y el académico. Algunas fortalezas de “la Unión” son la capacidad para experimentar, la flexibilidad, que combinada con el tamaño reducido de líderes, favorece las respuestas prontas a las situaciones internas y del entorno, la voluntad de generar una visión compartida del proyecto aunque tenga aún muchas grietas por cubrir, la capacidad de su equipo para el diálogo con diversos actores y su rol de interlocutor, como de promotor y protagonista. Con esta inmersión en campos del emprendizaje y de la innovación social “la Unión” requiere un modelo de gestión, un diseño organizativo y una dirección estratégica muy particular, que no responde a la manera tradicional de un grupo empresarial. Sin haber grandes empresarios con amplia experiencia en negocios, habemos emprendedores en organizaciones que hemos aprendido regidos por una visión común de beneficio colectivo, y desde ahí hemos gestado empresas. Quizá en su perfil tiene el motivo de sus ventajas como de sus desventajas. Ventajas porque nos hemos lanzado a hacer empresas con nuevas maneras (con una flexible formalidad) y desventaja porque hemos cometido errores por la misma falta de experiencia a nivel empresarial. Caracterización del modelo en gestación del Unión de Cooperativas Ñöñho de San Ildefonso, A.C.
proyecto
de
la
Los elementos distintivos de Economía Solidaria son la prioridad a las personas por encima el capital, una distribución más equitativa de la riqueza y la toma de decisiones en común, el hecho de que las utilidades se reinvierten en los mismos proyectos y otros, y el procurar un impacto no solo en los socios sino en la población en general, obviamente desde una concepción de sustentabilidad que va implícita a la Economía Solidaria, así como desde el respeto y promoción a la cultura local. Desde este marco las características de lo que apunta a ser un modelo de seguirse configurando son las siguientes: TIPO DE ORGANIZACIÓN Es una organización joven y pequeña. Es flexible y opera en un medio dinámico.
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Es una organización mixta: Es centralizada bajo la autoridad repartida entre representantes. Es horizontal por la labor de equipo. Es una estructura para innovar, pero a la vez hace falta perfeccionar lo ya sabido. Es hasta cierto punto democrática y autónoma aunque le falta seguir evolucionando en esto hasta institucionalizarse. Solo una pequeña parte de los procesos están estandarizados o formalizados y la planeación es la apenas suficiente y en manos de los representantes. ESTRUCTURA INTERDEPENDIENTE Se conforma por una serie de pequeñas entidades más bien independientes que se encuentran unidas sin una coherencia suficiente en la coordinación. Se está construyendo permanentemente una estructura grupal coherente que depende de los proyectos que se van presentando, unos son coyunturales. En esta estructura las unidades son semiautónomas en que los gerentes o coordinadores a cargo de cada una retienen parte de la autoridad. Los cargos se han acordado que sean Coordinador, Colaborador y Corresponsable como tres niveles fundamentales, aunque aún se transita entre la lógica de gerente-empresa con esta nueva. VIVENCIA DE LOS VALORES Frente al entorno, provocado por la urgencia de rentabilidad hay un desplazamiento de metas sociales por económicas frente al cual hay que ir haciendo contrapeso consciente. La visión y valores que se pregonan son atinados pero no totalmente compartidos por todos, se dejan a la suposición, al menos falta una labor de verificación en cuanto a su apropiación. Hay conciencia de la necesidad de un proceso para socializar al respecto pero mucho queda en intención y proyección con dificultad de plasmarlo en mecanismos concretos.
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Habiendo venido de la inercia histórica de que uno piensa (el director) y otros son los que actúan, estamos facilitando un proceso de empoderamiento en el que todos piensen y actúen con una misma visión, estamos en una transición, o más que en una transición, estamos entre dos modelos organizativos. En términos generales los valores más palpables indican una postura de trabajo en equipo y apertura. Aquí confluyen los principios de Economía Solidaria y los valores de la propia cultura Ñöñho.
LIDERAZGOS La organización surgió con la visión de unos pocos líderes e impulsada por un grupo de “operarios” que realizaban el trabajo oscilando entre lo estratégico y lo operativo. Actualmente hay un escalón ya logrado de empoderamiento en donde la Unión se ha desprendido de sus estructuras originales para asistir a un gran paso de madurez, no sin exentar la crisis conllevada, y algunos de tales operarios están dejando de serlo al formarse como expertos en su campo. Los coordinadores de proyectos no ejercen el control en forma tradicional, sino más bien están preocupados de la integración de los diferentes equipos y de la resolución de asuntos urgentes. Se lucha constantemente entre las multitareas y la dispersión. La autoridad se está trasladando constantemente. El control es insuficiente, pero se establece sobre la base de la confianza. Se apoya en expertos externos especializados para realizar la parte del trabajo que lo requiera siempre con el criterio de trabajar juntos. Se ha de aprovechar lo positivo que tiene el modelo con que funciona de manera tácita, que presenta rasgos como los siguientes: • • • • • • •
Interdependencia Confianza/asombro Cooperación Creatividad Liderazgo con visión Funcionamiento orgánico Estructura horizontal
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• • •
Actitud cooperativa Aprendizaje/apoyo mutuo Equipos integrados a las tareas
5. ALGUNAS NOTAS COMUNES AL MODELO EN GESTACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES Y EMPRESAS DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA Las organizaciones y empresas de Economía Solidaria así como tienen un aporte al modo de hacer empresas tienen también sus desafíos. En el caso de San Ildefonso, por ejemplo, se tiene el reto de “modelar” un “modelo” naciente el cual se va construyendo y descubriendo mediante la práctica. Además, se está en contacto con las tendencias que provienen del modelo convencional de empresa, cuestión que ha de superarse constantemente para operar con la lógica alternativa pero no solamente, sino se ha de saber tejer ligas con algunos elementos valiosos que confluyen y que proceden de nuevas insistencias de esos campos conocidos, tales como el trabajo en equipo, la valoración del aporte de las personas (talentos) o el reconocimiento de beneficios no económicos. En términos del ciclo del proyecto existe otro reto: superar la inercia que procede de la labor inicial que respondió a necesidades y urgencias y se operó sin un modelo acabado de gestión empresarial junto con un legítimo entusiasmo por el desarrollo. Habría que mantener el dinamismo que brota del espíritu experimental y su gran habilidad para moverse y resolver problemas estableciendo ahora sólidos barandales -a la vez flexibles- que favorezcan la maduración del proyecto. Esto se traduce en equilibrar el ejercicio democrático, optimizar el modelo basado en equipos (o en las personas, aludiendo al modelo que nació en Mondragón), la visión a largo plazo con la flexibilidad adecuada combinada con metas concretas, la concentración de los esfuerzos en la búsqueda de rentabilidad sin demeritar el impacto social, esquemas consensados del manejo de los beneficios económicos, el destino de la riqueza y su consecuente riego para la marcha de otros proyectos de índole no económica; en fin, estas y otras cuestiones que requieren proyecciones consensadas y apropiadas por todos los participantes y el establecimiento de mecanismos, procedimientos y regulaciones apropiadas, una gran cantidad de energía social. Tenemos mucho que aprender de las empresas convencionales, como referencia de gestión, y hay que desarrollar la capacidad de equilibrar los
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aprendizajes de nuestra propia práctica con los aprendizajes de la gestión de empresas en sentido amplio. Lo más valioso es la particularidad que se ha construido de algunos elementos –llegados incluso a principios que parten de la solidaridad– que en su conjunto se pueden denominar como los elementos germinales del Buen Vivir. Las posturas críticas ante la posibilidad de un futuro exitoso para las empresas de Economía Solidaria señalan como limitaciones propias las siguientes: • • • •
Dificultad para adoptar decisiones de manera eficiente. Problemas de incentivos. Dificultad para ejercer un control mutuo y un reparto de las utilidades. Expectativas temporales e innegociabilidad de la participación en el capital.
Para afrontar tales desafíos es preciso aprender de la empresa convencional capitalista. En realidad, las distintas prácticas y herramientas del modelo de empresa capitalista no ha de estigmatizarse sino que hay mucho que poder extraer para las organizaciones de Economía Solidaria. Existe una convergencia implícita de las tendencias y modas en la gestión convencional frente a las del planteamiento empresarial de Economía Solidaria y tienen que ver con ciertas tendencias25: TENDENCIA HACIA LO DEMOCRÁTICO: • •
• •
Formación para el trabajo en equipo (Dinámica de Grupos -MIT- en los 40s, Grupos T en los 60s). Equipos autogestionados en los 90s (Teoría del comportamiento grupal, Teoría de Dirección de equipos, Teoría de Sistemas participativos, Teoría de equipos sociotécnicos). Autonomía y control colectivo de variables de trabajo (productividad, motivación, satisfacción, reducción de rotación). Marketing interno (estudio de prácticas democráticas y los 6 principios de las empresas democráticas).
25. Morales, Alfonso C. “Modas de gestión en el siglo XX y modelo cooperativo: convergencias implícitas hacia una empresa de alto rendimiento”, CIRIEC-ESPAÑA Nº 56/2006, p. 212, consultar para una síntesis de tendencias y su convergencia con los elementos del modelo cooperativista que mucho aplica para el modelo de la economía solidaria
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TENDENCIAS HACIA LA EXCELENCIA • • •
Círculo de calidad (Gestión democrática; participación en las decisiones operativas y tácticas) Gestión de la calidad Total EFQM (Europa)
TENDENCIAS A LA PARTICIPACIÓN ECONÓMICA • • •
Dirección por objetivos Participación por resultados Participación accionaria
TENDENCIAS HACIA LOS VALORES • •
Dirección por valores RSE
Empoderamiento: Además de las señaladas yo añadiría una tendencia más: en las modas empresariales de tiempo atrás viene hablándose mucho del Empowerment (empoderamiento) como la herramienta que impulsa los cambios en el sitio de trabajo. Se supone que a través de su implementación mejorará la eficiencia y el desempeño de los empleados, se introducirán cambios significativos en la cultura y el clima de la organización y esto permitirá maximizar la utilización de las diferentes capacidades de las personas. Este proceso estratégico que busca una relación de socios entre la organización y su personal, tiene su paralelo con el componente de las empresas cooperativas o de Economía Solidaria en las cuales se logra aumentar la confianza, responsabilidad, autoridad y compromiso a partir de los valores que le dieron origen. Para completar la visión de las tendencias de gestión indicaré algunos rasgos que se imponen derivadamente de la globalización, que afectan de uno u otro modo a las empresas y organizaciones: El cambio: el hecho de que anteriormente las organizaciones se administraban desde el punto de vista de la permanencia, en donde la regla era la estabilidad en que ocurrirán los eventos y la excepción, los cambios que producían
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habiendo pasado hoy a transformaciones tan radicales en donde el cambio es la regla y la excepción es la estabilidad. Este es un rasgo descriptivo del entorno local como del global. La complejidad: Cabe destacar el rasgo de las paradojas y la complejidad de contradicciones. Las organizaciones como “la Unión” ensayan modelos y propuestas que deben ser revisados a profundidad, para obtener nuevas respuestas, siempre considerando el medio donde se desenvuelve que, como cualquier otro, se ha tornado más complejo e incierto, más interrelacionado, diverso y en continuo cambio. La velocidad: Derivado de la vorágine del mundo globalizado las organizaciones vivimos enroladas en urgencias operativas. La falta de control y de anticipación, junto con las exigencias económicas de rentabilidad, en medio de una crisis económica nacional (en el caso de México) y global dificulta la dedicación al diseño de un modelo de gestión integral con mayor agilidad. El aprendizaje colectivo: Sea en México o en el País Vasco, en América, Asia o Europa, hoy en día en el ámbito de la economía social, estamos diseñando organizaciones alternativas, en donde, si bien, lo primordial tiende a ser el aprendizaje colectivo, este es lento, las fronteras entre la planeación estratégica y la puesta en marcha de los planes, y entre lo extraordinario y lo cotidiano comienza a diluirse porque las organizaciones enfrentan las exigencias del entorno y de la globalización y deben hacerlo con velocidad. Estos rasgos complementan el escenario de las modas de gestión, entre las que quisiera destacar especialmente y como común denominador de muchas de ellas la tendencia a la participación de los trabajadores, como agentes activos y pensantes en las organizaciones. La inercia de las presiones de la sociedad globalizada puede conducir a la dirección de una organización a concentrar las decisiones en sí misma, en un grupo de líderes, reduciendo el nivel de participación activa de los trabajadores. Y esta es una alerta, que por lo menos, en el contexto mexicano descubro presente. El principal reto del modelo de gestión de Economía Solidaria se encuentra en la combinación de estructuras y aporte del personal, es decir la participación. Elementos fundamentales son el factor humano y el aprendizaje organizacional que actualmente se implementan como estrategias del
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desarrollo organizacional y la búsqueda de ventajas competitivas, todo ello se comprende en el concepto de “paradigma de la complejidad”26, resaltando la disposición para aprender y aprehender valores, actitudes y experiencias. Nuestros proyectos y nuestra visión, como precursores de una Economía Solidaria nos piden un modelo singular, que conserve en el centro a los valores a la vez que concretice estos elementos fundamentales de la gestión para responder a la realidad global de cara a un desarrollo sostenible. Lo singular es que estos, tienen su correlato y compatibilidad con tendencias de gestión, con las que venía evolucionando. Así pues, vemos cómo desde distintos ángulos hay una trayectoria que se ha venido dando en la gestión de empresas. Entre lo práctico y lo estratégico: Una tendencia, a nivel general, de las actualidades de la gestión que está ahí implícita es la tendencia a lo práctico. No ha surgido una teoría como tal que considere nuevas situaciones como en su momento en términos de gestión fue la teoría de Relaciones humanas, o el Desarrollo organizacional, etc. Tal parece que los avances en cuanto a gestión se orientan mediante técnicas, métodos o estrategias que no conforman ya una teoría convencional. Así, desde hace unas tres décadas hasta la fecha se ha hablado de reingeniería, de planeación estratégica, de calidad total o de la aplicación de nuevas tecnologías y es entorno a estos nuevos conceptos que las empresas se orientan27. Actualmente se habla de Pensamientos estratégicos más que de Planeación estratégica, pues ante esta surgen distintos retos en la práctica que enlisto a continuación: • • •
La unión y seguimiento entre el plan y el día a día. La comunicación: ahora se requiere más socialización, más procesos y consensos. La incoherencia: se suelen desfasar los objetivos y las actividades
26. Morin, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, ver también: http:// www.edgarmorin.org 27. Para un conocimiento general de los últimos enfoques y herramientas de la administración ver http://www. lafacu.com/apuntes/empresas/enfoques_contemporaneos/default.htm. En este sitio se puede encontrar información general sobre: Teoría de contingencias, administración de la calidad, reingeniería, Bench Marking, administración proactiva, enfoque virtual, y herramientas varias como el método Deming o la teoría de Ouchi.
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• • • •
La falta de formación e información al personal para hacer un plan estratégico. La precipitación en definir metas operativas en lugar de reflexionar la trayectoria. La divergencia entre la visión de quien dirige y la visión de quienes están en lo operativo. El Consejo general tiene miedo de que la organización no coincida con sus decisiones y tiene poco tiempo para detenerse, cometiendo el error de esperar que la organización entienda el rumbo.
La vía de los pensamientos estratégicos sugiere la propuesta de pasar menos tiempo planeando y proyectando números presupuestarios y más tiempo reflexionando, de implicar a los trabajadores en la medida de lo posible en el diseño de planes y no concentrar las ideas y decisiones en pocas cabezas de supuestos líderes expertos. Asistimos a la era del conocimiento en la que se reconoce como primordial el valor de los saberes de cada persona dentro de la organización. Los modelo Goikide o de Irizar, originados dentro de Mondragón, son ejemplos de esto. Se cree que el modelo tradicional de empresa que se vale como herramienta fundamental de la Planeación estratégica, ha producido menor participación de los trabajadores y menor reflexión, al generar la excesiva dirección en los Consejos, la dirección o la gerencia. Lo cual también ha implicado poca credibilidad hacia la autoridad. Ahora se ha constatado cómo la planeación estratégica tiende a constreñir y dejar fuera la iniciativa de los demás, los que no están en una posición formal de liderazgo dentro de la empresa. Trabajadores del conocimiento En las tendencias y convergencias analizadas tenemos como resultado una principal clave: visualizar a la persona como persona, no como recurso, ni como elemento generador de capital. Ahora, se habla del surgimiento de los trabajadores “del conocimiento”, en medio de la era de la información. Desde los 90, de acuerdo a Drucker, “el mundo está pasando de una economía de bienes a otra de conocimiento”28. Las implicaciones 28. Flaherty, John. Peter Drucker. La esencia de la administración moderna. Ed. Prentice Hall. México 2001.
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que esto tiene para los gerentes son que, más que nunca, habrá que dejar de tratar a los trabajadores como las ruedas de un gran e inhumano engranaje, imagen acuñada desde Frederick Taylor, también comprendiendo que no solamente son recursos humanos, es preciso empezar a ubicarlos/nos como trabajadores “mentales”. Esta economía basada en el conocimiento tiene implicaciones para los mismos trabajadores, pues deben adaptarse al hecho de no ser ni jefes ni empleados, sino empresarios con el compromiso de desarrollar su recurso más importante, el aporte intelectual y con la necesidad de asumir un mayor control de sus propias decisiones y gestiones. En términos de los valores de Mondragón se trata de ser “propietarios y protagonistas”. Por otro lado, de acuerdo a autores como Henry Mintzberg29 o Peter Senge, las organizaciones del Siglo XXI se caracterizan por ser organizaciones que aprenden30. Se trata de organizaciones inteligentes en las que se reconoce que las nuevas oportunidades surgen en el ambiente en donde predominan las redes de conocimiento, las habilidades que modifican el sistema de relaciones, estructuras más horizontales, con redes de multinivel y cadenas de valor en donde se pueden añadir o descartar funciones. Las organizaciones abiertas, en red, surgen como respuesta a los cambios, con la finalidad de resolver consecuencias disfuncionales de la organización tradicional estructurada jerárquicamente. La tendencia implica organizaciones menos burocráticas, más cooperativas, laterales y basadas en el trabajo de equipo. Estas se logran mediante el aprendizaje organizacional, que supera al individual, pues este último se presenta cuando los miembros de una empresa siguen rutinas, sin reaccionar ante ellas a través de su inteligencia para mejorarlas, en cambio en el aprendizaje organizacional se experimentan nuevas ideas, que buscan comunicarse y socializarse para innovar. Entre los rasgos de la gestión de este tipo de organizaciones están: • •
Colaboración Rapidez en todo
29. Mintzberg Henry,”Diseño de Organizaciones Eficientes”, Ed. El Ateneo, México ,1994 30. http://www.ilustrados.com/publicaciones/EpyZulFyAlokCUQOZC.php##
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• • • • • • • • •
Sensibilidad Flexibilidad Innovación Permeabilidad Apalancamiento Realización Espontaneidad Responsabilidad Apertura
No se debe suponer que todas las organizaciones son iguales, es decir, un conjunto de componentes que se pueden quitar o agregar a voluntad. Según Mintzberg “La organización efectiva es aquella que logra coherencia entre sus componentes y que no cambia un elemento sin evaluar las consecuencias en los otros”31. El argumento de Mintzberg es que las características de las organizaciones caen dentro de agrupamientos naturales o configuraciones. Cuando no hay acomodación o coherencia, la organización funciona mal, no logra armonía natural y la organización de Economía Solidaria si algo debe tener de característico es su armonía natural. CONCLUSIONES Para responder a la crisis actual y remontar con esfuerzos que aboguen por un desarrollo sustentable la Economía Solidaria es una alternativa que se va configurando como un modelo, aunque todavía dista de serlo, sin embargo presenta aportes interesantes a tomar en cuenta que parten de la colectividad, de una visión no economicista y de un esfuerzo por preservar la vida humana y el medio ambiente. La novedad en las búsquedas respecto a la gestión de organizaciones de la Economía Solidaria no es atribuible a ninguna teoría ni a un exclusivo “gurú”, sino más bien ha sido una construcción atribuible a distintos actores, empresarios o emprendedores que han hecho evolucionar la práctica de la gestión rebasando el nivel económico, técnico y empresarial. Independientemente de su procedencia, desde el ámbito de la Economía Solidaria o desde las empresas capitalistas hay una trayectoria que se ha venido 31. Henry Mintzberg, op cit
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dando en la gestión de empresas. El modelo de gestión de Economía Solidaria se está gestando respondiendo a desafíos que conduzcan al desarrollo de las funciones de una empresa a la vez de constituir una respuesta a la crisis actual de la sociedad, del sistema que se encuentra en crisis. El diseño de las organizaciones de Economía Solidaria recoge elementos de gestión como la participación, la prioridad a la persona como trabajador del “conocimiento”, el manejo de información, la diversidad de técnicas y métodos disponibles para aplicar, la flexibilidad y la apertura, la horizontalidad y la asunción organizativa compuesta por equipos de trabajo, donde los valores son considerados con gran importancia. Las organizaciones de Economía Social deben considerar el aprendizaje de todos y la imaginación colectiva, en donde la transformación es la combinación de lo nuevo con lo antiguo. Para llegar a los modelos de organizaciones solidarias que aprenden, basadas en sistemas abiertos, necesitamos competencias, más que nunca, para la práctica, y menos teoría. Los elementos clave en un modelo de gestión tienen su ancla en un modelo natural colectivo, de donde derivan los principios de la Economía Solidaria y del Buen vivir, resaltando la prioridad a la personas por encima del capital, pero también en las modas de gestión. La confrontación con las modas actuales, así como con los principios de Economía Solidaria nos sirven para delinear los elementos más acertados para diseñar nuevas organizaciones en el siglo XXI. Nuestros proyectos y nuestra visión, como precursores de una Economía Solidaria nos piden crear un modelo de gestión y un diseño organizativo singular, que conserve en el centro a los principios de Economía Solidaria para responder a la realidad global de cara a un desarrollo sostenible y sustentable a futuro. El principal reto del modelo de gestión para la Economía Solidaria se encuentra en la combinación de estructuras y aporte del personal. Elementos fundamentales son el factor humano y el aprendizaje organizacional así como la búsqueda de ventajas competitivas, resaltando la disposición para aprender y aprehender valores, actitudes y experiencias.
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En último término, para ser semillero de transformación en la sociedad, hay que imaginar un modelo en el que e favorezca lo siguiente: Todos los miembros asumen la responsabilidad, los puestos generan valor, la gente sabe donde está parada en cada momento y tiene el poder sobre la forma en que se hacen las cosas, el individuo tiene el control sobre su trabajo, el aporte del trabajo de cada persona es significativo, cada quien puede desarrollar una diversidad de asignaciones, el trabajo significa un reto y no una carga, el personal tiene autoridad de actuar en nombre de la empresa según sus responsabilidades. Todos, mediante mecanismos adecuados participan en la toma de decisiones en distintos niveles, las opiniones del personal son escuchadas y tomada en cuenta por el Consejo o los Consejos, todos saben participar en equipo, se reconocen sus contribuciones, desarrollan sus conocimientos y habilidades, tienen verdadero apoyo, aumenta la satisfacción del cliente final, mejora cambio de actitud de “tener que hacer” una cosa a “querer hacerla”. Un adecuado modelo de gestión, aunado a una atinada dirección estratégica que vele por la impronta de la Economía Solidaria y sus principios favorece un mayor compromiso de los trabajadores en pro del impacto sustentable en sus comunidades y territorios, de donde la mayor lucidez se complementa al estar involucrados de manera protagónica en un proceso de desarrollo local. Cuestiones como la mejor comunicación entre todos sin entenderse en la lógica de subordinados y superiores sino como socios, procesos más eficientes de toma de decisiones y costos de operación reducidos no están a debate, son apenas eslabones necesarios para que existan las empresas sociales, mismas que en su conjunto persiguen un mayor fin, por el desarrollo local. Esto impactará en tener por un lado una organización como Grupo más rentable, con empresas rentables, proyectos integrales en lo social, cultural, ambiental y salud, para un mayor y más cualificado impacto social en el entorno.
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Capítulo 2
FORMACIÓN PARA LA AUTOGESTIÓN COLECTIVA EN ARTICULACIÓN CON POLÍTICAS PÚBLICAS DE INCLUSIÓN SOCIAL Pastore, Rodolfo; Altschuler Bárbara; Sena, Selva y Schmalko, Nelly1 Proyecto CREES- Universidad Nacional de Quilmes2
INTRODUCCIÓN En este artículo nos proponemos realizar una sistematización y análisis de la experiencia de formación a actores de la economía social llevada adelante en el Diploma de Extensión Universitaria de Operador Socioeducativo de la Economía Social y Solidaria (DOSESS) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). El mismo fue impulsado a partir del trabajo de extensión y vinculación socio-comunitaria del Proyecto CREES (Construyendo Redes Emprendedoras en Economía Social) de la misma Universidad, en articulación con dos organismos nacionales, el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación de la Nación Argentina y con diversas instituciones educativas del orden nacional y local. Tal experiencia se articula con la demanda de formación planteada por estos organismos, destinada a actores sociales que ocupan puestos claves en el marco de políticas públicas orientadas a la inclusión social de sectores altamente vulnerables en lo socioeconómico y laboral. Tales políticas son llevadas a cabo 1. Los autores somos docentes del la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ, Provincia de Buenos Aires, Argentina), integrantes del Proyecto CREES de dicha Universidad y conformamos el Equipo de Coordinación General del mismo, dirigido por el Prof. Rodolfo Pastore. En este sentido hemos sido, y somos, protagonistas activos de la experiencia que aquí se presenta. 2. Proyecto de Extensión Universitaria “Construyendo Redes Emprendedoras en Economía Social” de la UNQ www.proyectocrees.org.ar. E- mail de contacto: crees_economiasocial@unq.edu.ar
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a través de una estrategia de promoción del cooperativismo de trabajo y se enmarcan en procesos de desarrollo socio- comunitario y cooperación social. El DOSESS se constituye como una experiencia pionera de formación de este tipo, ya que ha sido concebida como una trayectoria educativa integral que articula campos de formación curricular y prácticas socioeducativas en una carrera de extensión universitaria que busca responder a la demanda de fortalecimiento y multiplicación de las capacidades de los actores de la economía social y solidaria (ESS). A continuación, el trabajo se estructura en cinco apartados: 1) un análisis de la expansión de la ESS en los últimos años en nuestro país y los desafíos de fortalecimiento que dicha expansión conlleva, en particular en la formación de cuadros dirigentes; 2) una breve presentación de la evolución de las políticas públicas recientes en la Argentina, y del Programa público en que se enmarcan los actores sociales participantes del Diploma, así como de las dificultades y oportunidades que éstas políticas representan en la ampliación y fortalecimiento del sector de la ESS; 3) una presentación sintética de la propuesta de extensión y formación universitaria realizada y de su enfoque metodológico; 4) algunos apuntes y reflexiones sobre la experiencia ya desarrollada hasta ahora en el DOSESS en articulación con Organismos y políticas públicas; y 5) algunas reflexiones finales en torno a la experiencia así como líneas de continuidad y profundización de la misma a futuro. Dado el poco tiempo transcurrido desde la finalización de la experiencia -diciembre de 2011- este artículo intenta una aproximación reflexiva a la misma, resaltando sus aspectos fundamentales, cuyos impactos profundos en los actores participantes y territorios de inserción solo podrán evaluarse con el paso del tiempo y el transcurrir de los procesos ulteriores, para lo cual este equipo autoral viene coordinando desde la UNQ diversas tareas de registro, sistematización, investigación y reflexión sobre las experiencias desarrolladas, con el objeto siempre de producir conocimientos que sean útiles a las practicas orientadas a la construcción del campo de la ESS.
1. LA EXPANSIÓN DE LA ESS Y LOS DESAFÍOS IMPLICADOS En Argentina y otros países de América Latina, existe en los últimos años una creciente presencia del debate sobre la economía social, ya sea bajo
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Capítulo 2 Formación para la autogestión colectiva en articulación con políticas públicas de inclusión social.
esta denominación u otras afines, como economía solidaria, nueva economía social o economía popular solidaria, por citar algunas expresiones que, si bien tienen matices diferenciados de importancia, pertenecen en conjunto al campo plural de lo que en el presente trabajo denominaremos Economía Social y Solidaria (ESS) 3. La temática también se ha instalado en las políticas públicas, tanto en la Argentina como en distintos países del continente, acompañando el impulso de proyectos y programas públicos destinados a promover emprendimientos socioeconómicos. Ahora bien, es importante destacar que este resurgimiento del debate y de las políticas públicas de ESS tiene un antecedente empírico previo y más profundo, el cual hecha sus raíces en la expansión de iniciativas socioeconómicas autónomas de los sectores populares y sus organizaciones de apoyo, que en sus orígenes surgen como respuesta social a los crecientes niveles de pobreza, vulnerabilidad o exclusión social que caracterizaron a las últimas décadas. Estas iniciativas sociales han impulsado emprendimientos socio-productivos como opciones de fuentes de trabajo, ingresos y búsqueda de mejora de la calidad de vida de sus comunidades de pertenencia. En un trabajo previo (Pastore, 2010) hemos señalado que en el caso argentino, entre las experiencias socioeconómicas más significativas se encuentran: a) las iniciativas de asociatividad en emprendimientos de la economía popular (denominados localmente “microemprendimientos”); b) las experiencias socioeconómicas diversas impulsadas por los movimientos sociales y de trabajadores desocupados; c) las “empresas y fábricas recuperadas” por sus trabajadores (que en el caso argentino cobraron una dimensión significativa antes y después de la crisis del 2001); el “nuevo cooperativismo de trabajo”, que ha registrado un notable crecimiento en los últimos años, y al que nos referiremos en el apartado siguiente; e) el desarrollo de formas de intercambio equitativo, mercados solidarios y monedas sociales (por ejemplo Ferias Francas, Clubes del Trueque, redes de Comercio Justo, etc.); g) la expansión de diferentes experiencias de finanzas solidarias (particularmente los programas de microcrédito, que han cobrado un dinamismo notable en años recientes); y h) las diversas iniciativas asociativas de inserción social o de desarrollo comunitario, como los denominados “emprendimientos sociales” y “empresas sociales”.
3. Es muy amplia la referencia bibliográfica sobre la cuestión, y se destacan entre los principales autores para América Latina: Coraggio, Gaiger, Razeto, Singer o Vuotto, entre otros.
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De allí que en este trabajo utilicemos la expresión “economía social y solidaria” para designar en un espacio común a las experiencias históricas del cooperativismo y mutualismo en Argentina (conjunto también llamado “economía social tradicional”), así como a estas nuevas formas organizativas y colectivas de hacer economía social (llamada “nueva economía social” o “economía solidaria”). Sin duda, dicho conjunto abarca una diversidad de experiencias, organizaciones y emprendimientos que tienen características distintivas entre sí, pero lo más significativo es que poseen una matriz identitaria de atributos compartidos, entre los que se destaca desarrollar actividades económicas con una definida finalidad social (en términos generales, mejoramiento de las condiciones, ambiente y calidad de vida de sus propios miembros, de algún sector de la sociedad o de la comunidad en un sentido más amplio), a la vez que implican elementos de carácter asociativo y gestión democrática en un contexto de autonomía tanto del sector privado lucrativo como del Estado. Por su parte, en otros trabajos (Pastore, 2006; Altschuler, 2008) hemos desarrollado que la expresión “economía social” no tiene un único sentido, sino que, como ya ha sido puesto de manifiesto por varios autores, constituye un término polisémico que designa distintos niveles de cuestiones 4. En Pastore (2006) proponíamos tres dimensiones analíticas para abordar la cuestión: a) Una dimensión de trayectorias empíricas, que conllevan “otra forma
de hacer economía”, de creciente importancia y diversidad en las últimas décadas; b) Una dimensión propositiva de proyectos y modelos de sociedad, en términos de integración y transformación social. c) Una dimensión conceptual, que denota un enfoque alternativo a la “economía de los economistas” convencionales. Desde nuestro punto de vista, estas tres dimensiones se vinculan también a las principales problemáticas del sector, en particular: a) las dificultades de orden socioeconómico y tecnológico; b) la escasa visibilidad, confluencia organizativa y representación colectiva de los actores del sector; y c) el 4. Otras aproximaciones al carácter polisémico de la economía social como enfoque teórico e histórico, disciplina y tipos de organizaciones pueden verse en BASTIDAS DELGADO Y RICHIER (2001), CHAVES (2003) O LEVESQUE Y MENDELL (2003).
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limitado desarrollo de identidad simbólica y espacios sistemáticos de formación de los actores, técnicos y profesionales que se desempeñan en el sector. En definitiva, estas tres dimensiones y problemáticas de la ESS sirven también para considerar los desafíos implicados en una estrategia de desarrollo sistémico del sector, que para decirlo en términos sintéticos implica avanzar simultáneamente en el fortalecimiento del poder en estas tres dimensiones, es decir a) el poder económico/tecnológico, b) el poder político/organizativo y c) el poder simbólico, de saberes y formación de los sujetos y actores sociales del sector. El último de estos tres desafíos resulta de particular importancia en la consideración de la experiencia que se presenta en este trabajo. En efecto, un desarrollo estratégico del tipo propuesto requiere no sólo de la participación activa de las organizaciones y redes de la ESS, sino también de los distintos niveles jurisdiccionales del Estado (nación, provincia y gobiernos locales) y, de particular importancia para este trabajo, de las entidades de incumbencia del sistema educativo y científico-técnico, en articulación con aquellos, organizaciones sociales y Estado. En este sentido, la Universidad pública puede cumplir un rol de importancia en dicho proceso, en particular si orienta los saberes, recursos y capacidades humanas de que dispone para que, sin negar su rol diferencial al respecto, contribuya a generar mediante una metodología participativa y de diálogo de saberes con los actores involucrados, nuevos conocimientos, plataformas de aprendizajes y tecnologías apropiadas al desarrollo de las capacidades y oportunidades del sector de la ESS. En definitiva, la amplitud de iniciativas de ESS descriptas previamente requiere ser acompañada por estrategias integrales de extensión universitaria que, de manera articulada con la investigación y la docencia, contribuyan al fortalecimiento de las capacidades del sector. Asimismo, la articulación de estas estrategias y capacidades universitarias con políticas públicas orientadas a la promoción de la ESS y el desarrollo de las comunidades y territorios, constituye una herramienta potente en el camino de construcción de la ESS. Éste es el sentido de la propuesta del Proyecto CREES en general y, en particular, el Diploma de Extensión Universitaria que aquí se presenta constituye un ejemplo exitoso de dicha articulación.
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2.
POLÍTICAS PÚBLICAS DE PROMOCIÓN DEL COOPERATIVISMO DE TRABAJO COMO ESTRATEGIA DE INCLUSIÓN SOCIAL EN UN MARCO DE COOPERACIÓN SOCIAL
2.1. Algunos antecedentes y evolución de las políticas sociales en la Argentina reciente Como señala Vuotto (2009) el cooperativismo de trabajo tuvo una lenta evolución en la Argentina respecto a las cooperativas de otro tipo, cuestión que comenzó a revertirse fuertemente en las últimas décadas. Según esta autora, a mediados de la década del `70, la irrupción de las cooperativas de trabajo en el marco nacional “se produjo en un contexto de modificación de la condición de ocupabilidad en el mercado de trabajo y de reestructuraciones en las empresas. Las 931 cooperativas de trabajo que a comienzos de los años `80 representaban el 27% de las entidades matriculadas, hacia 1999 pasaron a representar el 45%. Entre enero de 2005 y septiembre de 2009 el 75% correspondía a cooperativas de trabajo” (Vuotto, 2009: 8). Esta rápida evolución se vio fuertemente influida en los años posteriores (2009 a la actualidad) por el desarrollo de políticas públicas orientadas específicamente a la creación de cooperativas de trabajo como herramienta de inclusión social de sectores socialmente vulnerables y excluidos del mercado de trabajo formal. Tal es el caso del Programa de Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja” (PAT), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (MDSN), que se inicia en agosto de 2009 y consiste en la conformación de unas 1.200 cooperativas de trabajo en todo el país, para la realización de obras públicas y mejoras de diverso tipo en los territorios de inserción5. El Programa involucra alrededor de 100.000 cooperativistas (cuyo requisito de ingreso es encontrarse desocupados y sin ningún ingreso familiar) con un ingreso mínimo inicial subsidiado por el Estado, con la proyección de que las cooperativas puedan autonomizarse en una segunda etapa. El PAT constituye una política pública de alto impacto en cuanto a su alcance y novedad que se enmarca en una serie de políticas sociales iniciadas en el año 2003. Estas se proponían superar el asistencialismo
5. Las cooperativas de trabajo creadas por el Programa cuentan con un promedio de 60 miembros cada una y operan en general dentro de la orbita de los municipios, que son los encargados de coordinar el trabajo en el territorio.
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social tradicional, vinculado a la distribución de alimentos u otras mercaderías, el subsidio de comedores barriales, e incluso la distribución de los llamados “planes sociales” o “planes trabajar”, correspondientes a un subsidio mínimo familiar otorgado a jefes de hogar que se encontraban desocupados y que equivalía a un monto mínimo de subsistencia (correspondiente a unos 50 dólares mensuales). La universalización de estos “planes” se produjo en el marco del denominado Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados (PJHD), política implementada desde el año 2002 en Argentina (tras el estallido de la crisis de diciembre de 2001) desde la orbita del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTEySS). El PJHD alcanzó un impacto considerable, llegando a 4 millones de beneficiarios en los años siguientes a la crisis, y se convirtió con el pasar de los años en el blanco principal de fuertes críticas (tanto desde medios de comunicación y sectores conservadores, como desde el sentido común construido a nivel social), que cuestionaban el otorgamiento de “subsidios” a desocupados por parte del Estado, con el argumento de que minaban la “cultura de trabajo” que antaño caracterizaba al país. Así, la nueva generación de políticas sociales iniciadas en el año 2003, se planteaba no ya la asistencia sino la promoción socio-económica de emprendimientos productivos (asociativos, familiares o individuales) en contextos de iniciativas de desarrollo local y economía social. El principal antecedente al respecto lo constituyó el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social denominado “Manos a la Obra” (PMO), iniciado en 2003 en el ámbito del MDSN y cuya cobertura en las distintas líneas de acción (que contemplaban, entre otros componentes, el apoyo económico- financiero, la asistencia técnica y capacitación de equipos técnicos municipales y provinciales, y el fortalecimiento institucional de organizaciones y espacios multi actorales a nivel local), alcanzaba a 137.200 emprendedores en todo el país en el año 2008 (Vuotto, 2009: 17). Estos “emprendedores” además del subsidio correspondiente al proyecto productivo presentado y aprobado por instancias locales, provinciales y nacionales, recibían por cada integrante un “Plan Jefes” (PJHD), lo cual situaba aun al PMO dentro de los llamados “planes sociales” cada vez más ampliamente criticados a medida que el crecimiento económico y la recuperación del empleo de manera sostenida en Argentina durante el período 2003-2011 alejaban al país del escenario de la crisis.
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De este modo, la promoción del cooperativismo de trabajo que representaba el Programa Argentina Trabaja, orientado a la sustitución de los planes sociales por “organizaciones autogestivas y sustentables” constituía un avance y nuevo desafío para las políticas sociales en el nuevo contexto. Es en este marco que reflexionamos aquí sobre el sentido, el desafío, las dificultades y oportunidades que representa la creación de cooperativas de trabajo desde el Estado, en tanto política pública que se plantea la creación de puestos de trabajo y la inclusión social de amplios sectores que, a pesar de la mejoría de los indicadores macroeconómicos del país, presentan sostenidas condiciones de vulnerabilidad socioeconómica y laboral. 2.2. La promoción del cooperativismo de trabajo como política pública en contextos de pobreza, exclusión y desestructuración socio-laboral En primer lugar, consideramos que idealmente, es esperable que una cooperativa surja como iniciativa de los propios interesados, quienes se asocian de manera voluntaria para mejorar sus condiciones de trabajo y de vida o para desarrollar proyectos conjuntos y atender necesidades comunes. Ahora bien ¿qué sucede y qué estrategias podemos darnos en contextos de pobreza, desempleo y/o inserción precaria en el mercado laboral de amplias franjas sociales, de pérdida de oficios y bajos niveles de calificación de las nuevas generaciones, de escasa, nula o mala experiencia cooperativa y asociativa en los sectores populares? Tal es el contexto socioeconómico y cultural que emergió de la Argentina neoliberal (1976-2002), signado por la desestructuración y fragmentación del tejido social anteriormente integrado masivamente a través del trabajo asalariado6. Si bien desde los años `70 los niveles de tercerización del empleo y el cuenta-propismo comienzan a crecer, 6. En la Argentina, a diferencia de otros países de América Latina, los niveles de pobreza y desempleo se mantuvieron bajos hasta mediados de la década del `70, cuando la última dictadura militar (1976- 1983) inició un proceso de liberalización de la economía y flexibilización de los mercados. Durante los años `90 y hasta la llamada crisis de diciembre de 2001, la implementación en profundidad del modelo neoliberal bajo los preceptos del consenso de Washington llevó a un acelerado crecimiento en los niveles de pobreza (el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza era del 4% en 1974, del 20 % en 1992, y ascendía al 57% en el 2002, en el peor momento de la crisis) e hizo trepar el desempleo que se mantenía inferior al 5% hasta los años ´70 al 18% en 1998, manteniéndose alto y en torno a los dos dígitos hasta años recientes en que comenzó a descender por debajo de los dos dígitos (Altschuler, Bárbara, 2003; Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INDEC, Encuesta Permanente de Hogares, EPH, series históricas;).
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engrosando las filas del trabajo informal, es a partir de los años `90, con el “menemismo” que el empleo asalariado formal y con beneficios sociales deja definitivamente de ser la regla. Esta integración masiva histórica a través del “empleo” determinó en la Argentina bajos niveles de “emprendedorismo” individual y colectivo. Por otra parte, si bien la experiencia cooperativa histórica en la Argentina es considerable, particularmente en el ámbito rural y el sector agropecuario (promovida en buena medida en correlación con la inmigración europea de principios del siglo XX, con raigambres socialistas y anarquistas), la crisis estructural que atravesó la economía nacional desde los años `80 y la falta de controles y políticas de promoción del sector cooperativo, implicó la quiebra (fraudulenta en muchos casos) de numerosas experiencias cooperativas, lo cual devino en una mala predisposición de los sectores sociales y productivos hacia las experiencias cooperativas y asociativas en general. En este complejo marco, consideramos en segundo lugar, que algunas orientaciones estratégicas posibles para un desarrollo inclusivo a nivel nacional, pueden sintetizarse de modo muy esquemático en las siguientes: • Un
modelo de desarrollo exógeno: enfoque predominante en los años `90, el cual plantea la necesidad de “atraer” inversiones externas a fin de “dinamizar” las economías locales/ regionales y de este modo promover la creación de fuentes de trabajo. A partir de este paradigma se promovió fuertemente el desarrollo del sector servicios y comercio en la pasada década, con base en la privatización de servicios y empresas públicas y la instalación de grandes superficies comerciales (hipermercados), entre otras inversiones externas.
• Un
modelo de desarrollo más endógeno, basado en la promoción de inversión de capitales nacionales (a través de Pymes o grandes capitales) que generen actividad económica y empleo en aéreas o sectores estratégicos para el desarrollo nacional/ regional/ local. La dificultad se presenta en este caso cuando no existen capitales nacionales dispuestos a invertir en estas áreas, o bien cuando no existe un tejido socio productivo local/ regional basado en redes de
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Pymes que puedan, en un tiempo prudente, emprender el desarrollo sustentable de una determinada actividad o sector. • Una
tercera opción sería la injerencia directa del Estado en la producción de bienes y servicios tendiendo a la creación de actividad económica y empleo en sectores relevantes.
• Y
en cuarto lugar, una orientación estratégica tendería a la promoción sostenida en el tiempo de un sector de la economía social y solidaria que, a partir de la creación de empresas cooperativas o asociativas de otro tipo, promueva la generación de puestos de trabajo (y ya no sólo de “empleos”) e inclusión social para sectores vulnerables, a la vez que desarrolle y/o dinamice áreas de actividad de interés socioeconómico, comunitario y socio- territorial, cuestión a la que denominamos cooperación social.
Entendemos, en tercer lugar, que estas diversas orientaciones estratégicas no resultan necesariamente contradictorias, sino que por el contrario pueden resultar complementarias en el marco de lo que se considera una economía plural (Pastore, 2010) y de un proyecto estratégico nacional de desarrollo e inclusión social. Dentro de la última orientación estratégica señalada situamos la experiencia reciente en Argentina de creación de cooperativas de trabajo por parte del Estado Nacional, como en el caso del PAT, el cual se desarrolla además en un marco de cooperación social, es decir, de la confluencia de las acciones públicas y de las organizaciones sociales para la mejora de la calidad y condiciones de vida de las comunidades y territorios. Al respecto, entendemos que este tipo de políticas plantean algunas oportunidades y dificultades a las que nos referiremos a continuación brevemente. En cuanto a las dificultades principales podemos señalar la falta de independencia y autonomía económica, política y técnica de las cooperativas respecto del Estado, y la baja sustentabilidad inicial en lo económico, organizativo laboral y grupal (capital social, deficiencias de gestión, etc.). En la práctica estas cooperativas se encuentran atravesadas por estructuras de poder local, verificándose en algunos casos prácticas clientelares y discrecionalidad en la toma de decisiones del grupo cooperativo, respecto de su funcionamiento y orientación socio- laboral y productiva.
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Sin embargo, encontramos asimismo algunas oportunidades que esta estrategia representa en relación a las otras señaladas y en vistas a la promoción y consolidación a mediano plazo de un sector de la ESS: la contradicción implícita en la promoción de la autogestión desde el Estado abre al menos la posibilidad de pensar la autogestión colectiva como horizonte de posibilidad y de que sectores sociales ampliados tomen parte en la disputa (material y simbólica) en torno a una mayor democratización económica, política y social de las decisiones y las prácticas socio-laborales, respecto del empleo tradicional, tanto en el sector privado como público. Permite asimismo el surgimiento de liderazgos personales y grupales con capacidad disruptiva y emprendedora y abre un proceso de formación para la organización colectiva y la autogestión para amplios sectores. En este sentido, consideramos que estas jóvenes organizaciones sociales, territoriales y productivas, se encuentran en proceso hacia la conformación de verdaderas organizaciones cooperativas, al menos potencialmente, lo cual solo podrá verificarse en la evolución concreta de las mismas, proceso en el cual probablemente sólo algunas de ellas lleguen a convertirse en verdaderamente autogestivas, colectivas, democráticas y sustentables en lo económico y social. Lo que se está claro es que este proceso no se dará de modo espontaneo sino que requiere de sostenidos y redoblados esfuerzos para el adecuado fortalecimiento, formación y acompañamiento de las mismas. Es exactamente esto lo que nos propusimos en la experiencia del DOSESS, que presentamos y analizamos a continuación.
3. LA PROPUESTA DE FORMACIÓN DESDE LA UNIVERSIDAD 3.1. Antecedentes de extensión del equipo de trabajo El Diploma de Extensión Universitaria de Operador Socioeducativo de la Economía Social y Solidaria (DOSESS) surge de una amplia experiencia en extensión universitaria del Proyecto CREES de la Universidad Nacional de Quilmes (ubicada en la Municipalidad de Quilmes, al Sur del conurbano bonaerense, provincia de Buenos Aires) el cual, con más de un lustro de experiencia de trabajo académico en la temática de la ESS, amplió cualitativa y cuantitativamente su impacto y horizontes de acción al diseñar y poner en práctica el Diploma de Extensión en consideración.
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En efecto, desde el Proyecto CREES se viene realizando un destacado trabajo académico de extensión y vinculación socio-comunitaria. En tal sentido se ha avanzado en cuatro líneas de trabajo que se corresponden con tres de los proyectos que integran el Programa: a)
Cooperación social y salud comunitaria (empresas sociales), con amplios antecedentes de capacitación y sistematización de experiencias vinculadas a dos redes de empresas sociales en la temática, en cuatro jurisdicciones del país y más de veinte emprendimientos sociales vinculados a las mismas;
b)
Gestión asociada local en ESS, con un reconocido trabajo en el marco de la “Mesa de Promoción de la ESS” de Quilmes, desarrollando un amplio trabajo de capacitación, acompañamiento técnico y desarrollo de mercados solidarios en el sur del gran Buenos Aires7;
c)
Y, de mayor importancia para nuestro trabajo, los antecedentes del CREES en la formación de dirigentes y promotores en ESS para el fortalecimiento organizativo y territorial. De allí surge esta experiencia sobresaliente en la temática, con la creación institucional del primer Diploma de Extensión Universitaria de “Operador Socioeducativo en Economía Social y Solidaria” en el marco de la UNQ (DOSESS).
Dicha experiencia de extensión nos hizo confirmar que el crecimiento del sector y de las políticas públicas hacia el mismo, requería ser acompañado por ofertas de formación profesional apropiadas para los operadores y actores intervinientes del sector, y en particular, por ofertas de formación en extensión universitaria que avanzaran más allá de ofertas fragmentarias. En tal sentido, si bien se registraban experiencias de interés en capacitación para el sector desarrolladas desde el ámbito universitario -por lo general como cursos de extensión- también es cierto
7. En la Mesa participan más de quince entidades del sector junto al gobierno municipal, las cuales se hayan vinculadas a más de cien emprendimientos socio-productivos locales. De hecho de esta experiencia de extensión universitaria surge la necesidad de formación de activistas, líderes y promotores de la ESS, ante los mayores desafíos que el crecimiento del trabajo asociativo implicaba para las entidades participantes.
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que no se había avanzado en integrar esos cursos en un programa más amplio que acreditara una formación integral. Menos aún se había podido avanzar en articular esas iniciativas de formación con una oferta académica de carreras de pregrado o grado específicas, cuestión que resulta una necesidad manifiesta por parte de los actores del sector y de funcionarios públicos que trabajan con el mismo. Es por ello que la iniciativa del DOSESS pretendía iniciar un camino de respuesta institucional a esa creciente demanda social de formación integral surgida de las propias experiencias de trabajo autogestivo y de las políticas públicas de fomento y apoyo a la ESS. Entendemos que el sentido estricto de la Extensión universitaria se encuentra reflejado en este nuevo paradigma que incluye a la comunidad y las políticas públicas como eje sobre cual la Universidad tiene que decir y tiene que hacer, un cambio que significa dotar a la universidad de su función social, con toda la sociedad y no pensarla escindida de las problemáticas sociales. 3.2. El Diploma de Extensión De lo hasta aquí señalado se desprende que el objetivo del DOSESS es ofrecer una trayectoria de formación integral en economía social y solidaria que posibilite a los cursantes acceder a conocimientos conceptuales sobre la temática, adquirir herramientas de gestión, apropiarse de metodologías participativas de trabajo, desarrollar destrezas y competencias que, en suma, favorezcan el desempeño de los mismos en el campo operativo del sector. Por ello el Diploma constituye un proceso de formación que parte de las prácticas socioeconómicas que los actores participantes vienen realizando en sus espacios socio-ocupacionales, con el objetivo de ofrecer encuadres de intervención y herramientas socioeconómicas y de educación social específicas que contribuyan a fortalecer dichas prácticas. En función de lo expuesto, se viene implementando el Diploma de Extensión Universitaria como una trayectoria integral de formación en la temática, que articula un conjunto de módulos de formación y de prácticas profesionalizantes que resultan pertinentes para atender
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a las demandas de formación de cuadros dirigentes del sector, en articulación con las políticas públicas en ESS. De allí que para poder acceder al programa de formación en extensión no resulta necesario poseer un nivel particular de educación formal, sino fundamentalmente estar desarrollando, o en vías de hacerlo, un trabajo activo vinculado a organizaciones y redes de la ESS. Desde esta experiencia, puesta en práctica a partir de octubre del año 2010, se ha buscado que este trayecto de formación en extensión universitaria sea de utilidad para fortalecer un amplio conjunto de experiencias de autogestión colectiva en ESS, las cuales se han desarrollado en particular bajo la forma de cooperativas de trabajo, pertenecientes al ya aludido PAT. La integralidad de la propuesta de formación del DOSESS se efectiviza en un diseño curricular que se estructura en cuatro campos de formación, entendidos como áreas modulares que organizan el trayecto formativo: El campo de formación general (o área modular de análisis socioterritorial), destinado a abordar los saberes que posibiliten el logro de competencias básicas para participar activa, reflexiva y críticamente en los ámbitos de la vida sociocultural y laboral y para el desarrollo de una actitud ética respecto del continuo cambio tecnológico y social.
•
• El
campo de formación de fundamento (o área modular de intervención socio-territorial), destinado a abordar los saberes científicos, tecnológicos y socioculturales que otorgan sostén a los conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores, propias del campo de la Economía Social y Solidaria.
• El
campo de formación específica (o área modular de desarrollo socioeconómico en clave local), dedicado a abordar los saberes propios del campo de la Economía Social y Solidaria, así como también la contextualización de los desarrollados en la formación de fundamento.
• El
campo de formación (área modular práctica profesionalizante), que posibilita la integración y contrastación empírica de los saberes
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construidos en las formaciones descriptas, el cual resulta de carácter sustantivo para la constitución de las competencias básicas y específicas. Los tres primeros campos de formación articulan las cinco materias que componen el Diploma, que constan de un total de 320 horas de clases. Presentamos a continuación una síntesis de los contenidos de las mismas: a) Trabajo y sociedad: Transformaciones contemporáneas en el mundo del trabajo. De la hegemonía del empleo asalariado a la diversidad de formas de trabajo e inserción laboral. Redefinición de las modalidades de acción estatal en la generación de trabajo y bienes públicos. El rol de las organizaciones sociales y el tercer sector. Subjetividad y construcción de identidades colectivas de trabajo autogestivo. Contrato psicológico y realización de un proyecto vital en organizaciones autogestivas. Acción colectiva y construcción de poder socio-organizativo, económico y político. b) Grupos, organización y equipos de trabajo: La relación grupo, organización, comunidad. Dinámica de grupos, actividad y espacio grupal. Proceso grupal, roles, coordinación y gestión de conflictos. Las organizaciones socioeconómicas de trabajo asociado. Fortalecimiento de los lazos sociales y aprendizaje colectivo. Cultura y clima organizacional. Los factores productivos claves en la economía solidaria: capacidad de trabajo y de vinculación humana (factor “C”). Trabajo en equipo y equipos de trabajo: objetivos compartidos, compromiso con la tarea, división del trabajo. Motivación y relaciones interpersonales; coordinación y cooperación; compromiso y eficacia social. c) Tecnologías de la información y comunicación (TICs): Expansión de las TICs e inclusión digital: potencialidad y límites para las redes asociativas y organizaciones sociales. Uso de herramientas informáticas de comunicación e información: editores de texto, presentaciones, planilla de cálculo, manejo de Internet. Desarrollo de habilidades y competencias para la educación a distancia por medios informáticos y educación virtual. Simulación práctica de campus y aula virtual. d) Economía social y solidaria (ESS): La economía social como estrategia de inclusión social ante la crisis de la sociedad salarial y de las
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políticas asistenciales tradicionales. Los distintos tipos de economía (capitalista, estatal, popular, social y solidaria). Las organizaciones asociativas de la economía solidaria: principales formas organizativas y distinción con otros tipos de organizaciones y emprendimientos. La ESS en clave territorial. Desarrollo local y comunitario. Mercados locales. El doble desafío de la ESS: sustentabilidad socioeconómica e integración social. Aproximación a la sustentabilidad integral de los emprendimientos: el grupo humano y sus capacidades; visión y valores compartidos; democracia y autogestión; comunicación e interacción humana. e) Educación social y comunidad de aprendizaje: herramientas y prácticas: La construcción social del sentido de comunidad: pertenencia, identidad colectiva, territorialidad. Participación, compromiso y trabajo compartido. Comunidades de aprendizaje: contexto, enfoques y herramientas. Educación social y desarrollo comunitario. El sujeto de la educación social. Estrategias de enseñanza y metodologías participativas de educación popular y aprendizaje de adultos. Espacios y dispositivos de reflexión, análisis y supervisión didáctica de prácticas socioeconómicas (taller, seminario, ateneo). Por su parte, el campo de prácticas profesionalizantes consta de 180 horas que se realizan en las entidades u organizaciones de la ESS de donde provienen las personas cursantes y se efectúan a lo largo de la segunda parte del año de formación. Dichas prácticas cuentan con: a) un espacio de supervisión didáctica de las mismas, a cargo del equipo docente de la materia Educación Social; b) un seminario de prácticas, el cual se estructura en tres ejes centrales: historia vital de trabajo y aprendizaje de los participantes; autodiagnóstico organizativo y territorial, vinculados a su inserción en entidades de la ESS; y construcción de la comunidad de aprendizaje.
3.3 Las estrategias metodológicas Los ejes que estructuran el “diseño curricular” del Diploma entonces, toman como punto de partida la premisa de desarrollar procesos de enseñanza y de aprendizaje enmarcados en una pedagogía crítica y
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comprometida, que valoriza al sujeto situado en una sociedad y en un tiempo determinado y propone abrir al “juego colectivo” los intereses, prácticas y proyectos de los/ las participantes. Es así que las principales estrategias metodológicas que guían el proyecto pueden sintetizarse en un abordaje interdisciplinario que fomenta: a) la participación activa de las personas implicadas; b) la potenciación de sus capacidades claves; c) la enseñanza y el aprendizaje desde las prácticas, cuestiones que desarrollamos brevemente a continuación: a) Participación de las personas implicadas: Como primer criterio metodológico se prioriza la utilización de estrategias y técnicas participativas de aprendizaje, planificación, acción y evaluación por parte de las personas y actores involucrados. El convencimiento es que los procesos participativos son claves para el desarrollo de los proyectos comunitarios, en la medida que: • • •
•
propician procesos de identificación de problemas o necesidades sentidas; potencian la capacidad de comunicación, reforzando valores y códigos compartidos; se reconocen los distintos puntos de vistas de los sujetos implicados en el proyecto, ampliando las posibilidades de llegar a acuerdos entre los mismos; contribuyen a generar una mayor apropiación e implicación, no sólo en el desarrollo del proyecto sino también en su continuidad posterior, una vez que la intervención finaliza.
b) Potenciación de capacidades claves: El segundo criterio estratégico apunta al fortalecimiento y ampliación de las capacidades claves de las personas y los grupos destinatarios. Se entienden por capacidades claves las habilidades formativas, culturales, económicas y vinculares estratégicas de los mismos, las cuales al ser potenciadas contribuyen a mejorar las destrezas, comportamientos, relaciones y valores de las personas, grupos y organizaciones respectivas, contribuyendo a mejorar su rendimiento y lograr sus objetivos de desarrollo. En otro nivel, dicho proceso considera también el fortalecimiento, desarrollo e innovación de capacidades institucionales (normas, valores, procedimientos, sistemas de información, mecanismos de coordinación, gestión de recursos, etc.) de las organizaciones de
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la sociedad civil y de la economía social. Este aspecto tiene suma importancia para aumentar tanto la efectividad y eficiencia interna de las organizaciones, como las modalidades de interacción y vinculación entre las mismas, aumentando con ello el capital social de la comunidad correspondiente. Con todo ello se contribuye no sólo a incrementar la probabilidad de obtener los resultados propuestos por el proyecto sino también a garantizar la viabilidad del mismo a lo largo del tiempo. c) Procesos de enseñanza con adultos: El Diploma de Extensión, en tanto proceso de formación- acción destinado a multiplicar las capacidades humanas y colectivas de las organizaciones de la ESS, implica una dimensión clave de formación y aprendizaje por parte de los grupos y sectores sociales con los que se interactúa. Una propuesta en tal sentido debe contemplar los procesos formativos en personas adultas, desde y para la práctica, rescatando: • •
• •
•
•
la formación integral que apunta a mejorar las capacidades claves, confianza y autoestima personal e intersubjetiva; el reconocimiento de las experiencias previas e intereses de los involucrados como punto de partida del proceso de aprendizaje; la referencia a la propia práctica y realidades de los sujetos en cuestión; un clima de trabajo que fomente la participación, comunicación, intercambio y respeto mutuo, contribuyendo a mejorar la motivación y el aprendizaje; la funcionalidad de los conocimientos, en tanto sirvan para responder y ser aplicados a problemas y situaciones concretas de las personas involucradas; la evaluación y auto-evaluación de procesos y resultados como práctica que permite a los implicados apropiarse de los avances, valorar sus logros, reconocer las dificultades y proyectar posibles alternativas para su superación.
El DOSESS fue pensado como una herramienta para la acción, en donde el espacio de aprendizaje sea un ámbito de trabajo en el que confluyan los saberes de los integrantes de los grupos de aprendizaje
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y se articulen con conceptos teóricos sobre organización y dinámica de grupos, economía social, educación popular entre otros. El objetivo es partir de las propias experiencias de trabajo en el barrio, en las cooperativas y/u organizaciones de pertenencia, para poder reflexionar hasta alcanzar una síntesis conceptual que fortalezca las prácticas. En cuanto al enfoque pedagógico y el equipo docente, se fundamenta en una metodología educativa que se sustenta en la experiencia de la educación popular y social, concibiendo el proceso educativo como una construcción colectiva de conocimiento, en la que son importantes los saberes de todos los implicados, desterrando la visión del monopolio del conocimiento por el docente y valorando a la persona en su integralidad. Para ello, y como un aporte original de la propuesta, se trabaja en pareja pedagógica, con dos docentes por materia: un docente curricular, responsable del desarrollo de contenidos a partir de metodologías participativas y de la producción activa por parte de los estudiantes, y un docente tutor, que acompaña al grupo durante la totalidad del recorrido del Diploma, incluyendo el acompañamiento de algunas actividades en terreno, con las organizaciones de inserción de los mismos. Mucho se trabajó en el armado de los equipos docentes con la particularidad de incorporar desde el arranque estos dos tipos de docentes. Encontramos la riqueza de esta experiencia, cuyo dispositivo de trabajo que apuesta a la lectura de lo grupal, exige a la pareja pedagógica centrar foco, entendiendo por esto reconocer tales fenómenos, para integrar lo que emerge en planos latentes, poder explicitarlos, hacerlos conscientes para que, de esta forma, no obstaculicen el devenir grupal como las vicisitudes propias de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Como equipo docente se pretende coordinar un espacio pedagógico que sostenga estos múltiples atravesamientos; por eso proponemos a la Comunidad de Aprendizaje (CdA), entendida como un espacio en el cual todos los actores son protagonistas, que promueve el lazo social, la participación y la pertenencia como una construcción compartida de los saberes y las responsabilidades; como dispositivo para la formación de sujetos adultos. Dispositivo entendido como la posibilidad que permite el crear, el producir, el provocar condiciones necesarias para una práctica liberadora y contextualizada.
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El Diploma en su conjunto se propone de este modo avanzar en la construcción de una comunidad de aprendizaje, como esa comunidad abierta a los saberes, a diversas personas y colectivos, a experiencias nuevas, a distintas miradas, conformada por el equipo docente, los estudiantes, las organizaciones donde se cursa y los actores territoriales, asumiendo la responsabilidad colectivamente de la formación.
4. ALGUNOS APUNTES SOBRE LA EXPERIENCIA REALIZADA 4.1. Presentación de la experiencia Es desde estas bases conceptuales y pedagógicas que se inició la experiencia de formación en el Diploma de Extensión, con la primera camada de estudiantes y en articulación interinstitucional con los Ministerios de Educación (ME) y Desarrollo Social de Nación (MDS), y particularmente a partir del Programa “Ingreso Social con Trabajo, Argentina Trabaja” (PAT), al que ya aludimos8. Esta primera instancia, en la que se capacitaron alrededor de 800 personas distribuidas en 25 comisiones ubicadas en más de 10 municipios del conurbano bonaerense, dio comienzo en octubre de 2010 y ha generado distintas sinergias y resonancias en las personas y comunidades donde se ha desarrollado, las cuales son aun muy incipientes de analizar en toda su magnitud. Las personas integrantes de los grupos de clase (de no más de 40) son orientadoras y orientadoras de las cooperativas del PAT9, provienen de 8. Si bien no desarrollamos aquí la dimensión presupuestaria y financiera de la experiencia, cabe destacar que la misma fue financiada por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a través de un convenio de cooperación con la Universidad Nacional de Quilmes para el dictado del Diploma. Asimismo, resulta fundamental destacar que los estudiantes (orientadores) recibieron una “beca” de apoyo para cubrir gastos, la cual funcionó como un importante incentivo para la continuidad de los estudios, en un contexto de bajos ingresos y diversas necesidades insatisfechas. 9. El “orientador”, es una figura creada por el MDS a fin de acompañar y fortalecer el proceso de constitución de las cooperativas del PAT. El mismo se constituye al interior de cada cooperativa como un cooperativista que trabaja a la par del grupo, pero también, en un agente dinamizador y promotor de la experiencia cooperativa. Según el Ministerio (“Material de trabajo dirigido a orientadores”, MDS, 2010), las personas que cumplen esta función “fueron elegidas por sus capacidades para fortalecer vínculos sociales, por el conocimiento que tienen de la comunidad donde viven y por el compromiso con los valores y principios que han demostrado a lo largo del tiempo con las políticas sociales que impulsa el actual gobierno en el marco del Proyecto Nacional y Popular”.
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organizaciones sociales con una historia lucha, vulnerabilidad social y trayectorias laborales interrumpidas, personas excluidas en distintos períodos de nuestra historia nacional. Los mayores, hombres y mujeres con experiencias de trabajo formales, obreros y obreras, o bien con trayectorias en el mercado laboral informal y el cuenta-propismo, tales como changarines, oficios cuenta propia, vendedores informales, etc. Los más jóvenes, sin una trayectoria de inserción en empleos formales, viviendo de planes sociales o “changas” esporádicas, sin un recorrido por instituciones educativas formales sistemático. Algunos con formación de escuela primaria incompleta, completa, muchos con secundario incompleto, reflejando los efectos de una escuela que a pesar de ser pública y gratuita, siendo más bien pensada para sectores medios, no logró contenerlos. Muchas de estas personas han sido marginadas históricamente no sólo del mercado de trabajo sino también de los niveles superiores de educación formal (Secundaria, Terciaria y Universitaria). Con esta experiencia se hizo presente el Estado desde la propuesta de inclusión a través del trabajo (PAT) y de la oferta educativa (DOSESS), diseñada especialmente para el fortalecimiento del campo de la economía social y en este caso particular, de estas organizaciones jóvenes, en su camino de conformación en cooperativas de trabajo. Tal es así que desde la propia coordinación se plantearon todos los espacios como instancias de construcción colectiva; el equipo que llevó adelante la propuesta, Equipo de Coordinación General, conformado por representantes de las tres instituciones presentes (UNQ, MDS y ME); un nivel de Coordinación Intermedia, que incluyó diversos roles: Coordinaciones regionales, más vinculada al territorio, y Coordinaciones Curriculares, relacionadas a cada una de las áreas curriculares (materias del Diploma). A su vez, en esta primera etapa, dada la escala de esta primer cohorte, contamos con un equipo de prácticamente 100 docentes (entre docentes tutores y curriculares) que cubrió las diversas comisiones y materias, además del Equipo de Coordinación del Diploma, tanto interno al CREES como de articulación interinstitucional con los mencionados Ministerios. El equipo docente fue seleccionado especialmente con distintas formaciones disciplinares y prácticas sociales, poniendo en la propuesta
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de trabajo especial énfasis metodológico en la educación popular y social. Cada uno de los trayectos temáticos tuvo un coordinador, que articuló con todos los tutores y docentes de cada módulo de todas las Sedes en las que se desarrolló el Diploma, para plantear ejes de trabajo común. La función de los docentes y del equipo coordinador dentro de esta propuesta fue la de constituir el nexo entre: la propuesta ética, técnica y política de la Economía Social y Solidaria, la realidad de los territorios y ámbitos de inserción de los orientadores, y las concepciones y acciones transformadoras necesarias para achicar la brecha entre discursos y prácticas. En este marco, el intercambio de experiencias, como referencia de lo posible, y la formación en ESS para la autogestión, como propuesta transformadora, resultaron ser la columna vertebral del proceso. Para la implementación del Diploma se trabajó también articuladamente con cinco Universidades Nacionales, además de la UNQ (Universidad Nacional de Moreno, Universidad Nacional de La Matanza, Universidad Nacional de José C. Paz, Universidad Nacional de San Martín y la Universidad Nacional de Luján) y siete Institutos de Formación Superior (Instituto nº 15 de Campana, Instituto nº 53 de Glew, Instituto nº 18 de Banfield, Instituto nº 46 de Ramos Mejía, Instituto nº 105 de Ciudad Evita, Instituto nº 21 de Moreno y el Instituto nº 103 de San Martín). En los grupos de clase se trabajó fuertemente la construcción de una comunidad de aprendizaje (CdA), vinculada potentemente con el territorio, afianzando la construcción colectiva y las experiencias conjuntas, mostrando en concreto que sumando las diferentes miradas (de historias, barrios, movimientos sociales, etc.) todas las personas crecen y se consolidan prácticas de fortalecimiento organizacional y mayor ejercicio de derechos. En este sentido, el Diploma constituye un proceso de formación que parte de las prácticas socioeconómicas que los actores participantes vienen realizando en sus espacios socio-ocupacionales, con el objetivo de ofrecer encuadres de intervención y herramientas socioeconómicas y de educación social específicas que contribuyan a fortalecer y/o transformar reflexivamente dichas prácticas.
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4.2. Algunas reflexiones sobre la experiencia: la conformación de comunidades de Aprendizaje Consideramos que los procesos de enseñanza y aprendizaje, vinculares y subjetivos, socio- territoriales y socio- políticos motorizados por el Diploma en esta experiencia, dada su magnitud cuantitativa y lo innovador de la propuesta, son tan ricos, diversos y numerosos que requerirán de un intenso proceso de sistematización e investigación para su análisis y puesta en valor. Sin embargo, es de destacar desde ya la notable calidad humana y compromiso profesional y grupal asumido en la tarea por el grueso del equipo de trabajo y de los estudiantes participantes, así como la cantidad de problemáticas sociales- políticas y educativas que el Diploma ha atravesado en su puesta en marcha, como no podría ser de otro modo, en una experiencia que intenta, como hemos señalado, partir de las prácticas para, a partir de una reflexión compleja sobre las mismas, volver a estas desde una mirada transformativa. Nos resulta importante señalar, como hipótesis fuerte, que el proceso de construcción de la Comunidad de Aprendizaje del DOSESS, es un proceso de aprendizaje para la constitución de las personas que la integran, en tanto actores sociales. En la articulación de la diversidad de experiencias, iniciativas, estrategias y prácticas que se entrelazan en el espacio, se encuentra el potencial de proyectar un entramado no subordinado a la representación política y sectorial de intereses, y más ligado a la reivindicación y el ejercicio de los derechos de la sociedad como conjunto, que se desplaza de los espacios de poder e interacción de los actores tradicionales. La construcción de esta comunidad integrada por docentes, profesionales, investigadores, actores gubernamentales e integrantes de cooperativas de trabajo, tuvo como impronta la articulación de un proceso educativo que no sólo dio fundamento a los sujetos y el acuerdo pedagógico establecido entre estos, sino que también permitió iniciar un proceso por el cual cada integrante pudiera proyectar en su entorno ampliado (cooperativo y territorial) transformaciones necesarias para superar una estructura social signada por divisiones y barreras: entre ricos y pobres, empleados y desempleados, entre la sociedad “amurallada” y los “excluidos”, entre acumulación de riqueza y diseminación de miseria,
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resultante del modelo económico neoliberal y sus consecuencias sociales. El DOSESS, como propuesta educativa, asume el desafío de incidir en estos procesos, desmontando y reconstruyendo, valorizando las energías que surgen en su interior, las prácticas culturales que establecen los nexos de la integración, que contribuyen a recuperar al Estado, a reformular sus contenidos y principios rectores como base de estrategias factibles que poseen una fuerza extraordinaria. En este entramado de experiencias personales y microsociales, se va configurando una visión colectiva que ubica la CdA como sujeto de la transformación. En el ámbito del DOSESS, la CdA realiza y se realiza en un proceso educativo colectivo permanente de reflexión–acción, donde el intercambio de información, el análisis y reflexión sobre la realidad situada, el aprendizaje de nuevos comportamientos y actitudes y la toma de decisiones sobre cursos de acción fueron la base para la puesta en práctica de su integración como colectivo. Así, se generaron espacios de producción de la subjetividad y lazos sociales objetivados en prácticas alejadas de la lógica instrumental, que fortalecieron procesos de aprendizaje, donde cada uno contribuyó a crear para sí y para el colectivo las capacidades de reflexionar sobre la realidad para transformarla. En este proceso de producción colectiva del conocimiento, se desarrolla una cultura en torno al ejercicio de los derechos humanos fundamentales: derechos económicos, sociales, culturales y al desarrollo, entendidos en su indivisibilidad, universalidad, interdependencia e integralidad. Así, las prácticas educativas desarrolladas en el DOSESS fueron el suelo para la construcción de un proceso cultural que permitió restituir el protagonismo político de los actores populares. Tanto en su dimensión del conocimiento en y desde las prácticas como en los procesos colectivos de reflexión y comprensión de los procesos sociales actuales, se fueron definiendo orientaciones de acción desde una dinámica del aprendizaje de valores y prácticas alternativas del ejercicio intelectual, la palabra y el diálogo; de empoderamiento en el derecho y la capacidad de ser, tener, hacer, estar y emprender con otros, generando lazos de solidaridad, respeto, empatía y comprensión aplicados al mejoramiento de sus condiciones de vida.
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Esta perspectiva del proceso educativo de sujetos en reflexión de sí mismo y en situación, fueron el camino de transformación hacia su historicidad, en un recorrido emancipatorio que coloca más allá de la ideología y la denuncia, el proceso ético y político de reflexión crítica, cuya síntesis es fundante del sujeto, para la producción de sí, y para la producción de sentido, recuperando de esta manera la capacidad de enfrentar el futuro con respuestas creativas, en un recorrido abierto a la construcción de nuevas reglas de transformación social. De la experiencia desarrollada se desprende que el potencial de integración social de la CdA es considerable, ya que permite integrar prácticas y diversidad de experiencias que adquieren una amplia elaboración política, orientadas a la restitución de los derechos que garantizan la vida en común. En el interior de estas redes de movilización social, se constituye un conjunto de ciudadanos integrados en una cultura democrática de la transformación, cuyo obrar se extiende como objeto de actuación, a conjuntos mayores, las organizaciones sociales, comunidades y territorios locales. En esta dimensión del proceso educativo emergente del DOSESS -de construcción de los valores y prácticas de la ESS- se integra la CdA como sujeto de la transformación, interpelada en encuentros, experiencias, significados y distintos tipos de intercambios. Y en su vinculación con otros actores, hay un espacio de crecimiento que se transforma en una fuente de sinergia donde se construye la historicidad. Esta sinergia actúa, no desde un centro de referencia sino como una red difusa, fragmentada en una multiplicidad de acciones concretas que producen en su conjunto novedosos dispositivos de integración en una nueva sociabilidad y renovadas formas de ocupar el territorio, pasando de formas pasivas de habitarlo a modalidades activas y múltiples de establecer la soberanía sobre los recursos y nuevas formas de intervención en la lucha por la justicia y la emancipación. Además del compromiso solidario entre los integrantes de las redes, el mismo deberá afirmarse también, como desafío, en la voluntad política en los actores del territorio. De lo que se trata entonces es de la constitución de un nuevo entramado de construcción de subjetividades, en el que la autonomía, libertad y utilidad social de las organizaciones y las prácticas, emergen como valores fundamentales para los sujetos, en su proceso –inacabado- de transformación.
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La pertenencia a un entramado de estas características y su proyección histórico- política en tanto actores sociales, tiene un fundamento y áreas de acción específicas: producir nuevos sentidos en el trabajo, la producción, el consumo, el intercambio, los vínculos, la organización, en fin los distintos aspectos que hacen a las formas de producción y reproducción de la vida. Por tanto las formas de participación, los vínculos, las decisiones sobre los recursos van a ser determinantes en su legitimidad y proyección. La CdA que emerge de la experiencia del DOSESS no es un proceso concluido. Surge como un proyecto de ampliación de los derechos educativos, pero lo trasciende en sus objetivos y proyecciones. No sólo en tanto producente de nuevos sentidos respecto de la docencia, investigación y extensión universitarias, sino también en la dimensión territorial que lo sitúa. Se proyecta así, en cada una de las cooperativas que integran los cooperativistas participantes y en las redes que fuimos creando en el transcurrir de la experiencia (institucionales, sociales, educativas, culturales, etc.). En la primera trama construida en conjunto todos somos y estamos siendo “operadores socioeducativos en economía social y solidaria”.
5.
REFLEXIONES FINALES. DESAFÍOS PROFUNDIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA
PARA
LA
CONTINUIDAD
Y
Como hemos señalado, consideramos en primer lugar, que a pesar de las dificultades y limitaciones que las nacientes organizaciones cooperativas involucradas en la experiencia poseen, y que hemos planteado en el apartado 2, entendemos que la promoción de la ESS y particularmente del cooperativismo de trabajo desde el Estado constituye, al preparar un terreno fértil para la organización colectiva y autogestiva, una alternativa superadora respecto de la inclusión laboral precaria e informal de sectores vulnerables -en tanto estrategia individual de auto subsistencia-, así como del empleo asalariado tradicional, tanto privado o público- en crisis desde hace varias décadas-, en el camino de construcción de un sector de la economía social y solidaria. De este modo, a pesar de tales dificultades, consideramos que este tipo de estrategias basadas en políticas públicas preparan un terreno fértil para la construcción de prácticas cooperativas, autogestivas, solidarias y colectivas,
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necesarias para la reconstrucción del tejido social, la inclusión de amplios sectores y la satisfacción de necesidades de las comunidades y los territorios locales. Ahora bien, consideramos también que este camino, en tanto oportunidad potencial, no puede generarse espontáneamente por sí mismo, si no que requiere una adecuada y sostenida formación y acompañamiento de cuadros técnicos y militantes de la ESS, capaces de reorientar las concepciones, prácticas y relaciones sociales en el sentido de una mayor autonomía, democratización, sustentabilidad socioeconómica y autogestión colectiva. Es por ello que desde la Universidad Pública hemos aceptado el desafío de trabajar articuladamente con los Organismos públicos responsables de Programas de alto impacto socioeconómico y las políticas públicas vinculadas a la ESS por estos desarrolladas. En la Argentina, si bien asistimos en la actualidad a un proceso de cambios sociales, políticos, económicos, institucionales y culturales impulsados desde el Estado, que recuperan la memoria y dignidad de las luchas de los sectores populares, es mucho el camino que falta recorrer. Los principales desafíos, desde el tema que nos ocupa, están relacionados con las prácticas políticas territoriales de larga data, que son poco permeables a aceptar –mucho menos a fortalecer- la autonomía de los actores, y de manera sistemática intentan subordinar las nuevas formas de organización social y sus demandas de empoderamiento y autonomía, a las estructuras establecidas o a la autoridad de un líder. Consideramos que la extraordinaria experiencia desarrollada, la implementación del DOSSES a gran escala, que involucró a 800 estudiantes, 100 docentes, más de 10 municipios, diversas instituciones y equipos de coordinación creados a tal efecto y trabajando conjuntamente durante más de un año, es la cristalización de dos determinaciones concurrentes: por una parte, la interpelación que los procesos sociales producen en las Universidades respecto de su implicación integral en los mismos -tanto en los procesos macro como en los que se enmarcan en sus áreas de influencia particularlo cual supone la necesidad estratégica de repensar cómo se reequilibra la balanza entre las tareas de docencia, investigación y extensión al interior de la Universidad, así como el sentido y rol estratégico que estas pueden cumplir en el sentido de un cambio social. Por otra parte, la necesidad de dar una respuesta institucional a la creciente demanda social de capacitación integral
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surgida de las propias experiencias de trabajo autogestivo y de las políticas públicas de fomento y apoyo a la ESS que cobraron fuerza y visibilidad en la post crisis del 2001 en la Argentina. El desarrollo de la experiencia del DOSESS desde nuestro Proyecto CREES de la UNQ, en articulación interinstitucional con los Ministerios Nacionales y políticas y programas sociales expuestos en este artículo, significó un gran esfuerzo para ampliar nuestra capacidad de trabajo y adecuarla a realidades sociales, políticas, territoriales e institucionales de gran complejidad e interés para nuestra realidad nacional actual. Asimismo, consideramos que se requiere profundizar la experiencia, en al menos dos sentidos. Por una parte, ampliando la oferta de formación en ESS en diversos niveles: pregrado, grado y postgrado, cuestión en la que estamos avanzando significativamente desde el presente año, dada la aprobación reciente y actual implementación de dos nuevas carreras en la UNQ: la Tecnicatura Universitaria en Economía Social y Solidaria (TUESS), la cual profundiza la experiencia del Diploma con un total de 1.800 horas de formación, y en una modalidad semi- presencial; y la Carrera de Especialización en Gestión de la Economía Social y Solidaria (EGESS), carrera de posgrado en modalidad virtual dirigida a profesionales, técnicos, docentes e investigadores que se desempeñan en el campo de la ESS, y desde la que nos proponemos avanzar en la formación e investigación de saberes y herramientas técnicas, conceptuales y prácticas que requiere el fortalecimiento y desarrollo del sector. Por otra parte, en el comienzo de nuevos grupos de cursantes del DOSESS, en convenio ahora con Federaciones de Cooperativas de Trabajo, Centros de Formación, Organizaciones Sociales y entidades que impulsan el desarrollo de redes territoriales en ESS. Cuestión en la que también venimos avanzando decididamente a través de convenio con entidades gubernamentales y no gubernamentales. En este marco se busca fortalecer las miradas y prácticas autogestivas y organizativas de la Economía Social y Solidaria como perspectivas de salida laboral para amplios sectores sociales. A su vez, la participación activa en el Diploma de miembros de organizaciones sociales y experiencias autogestivas del territorio, constituye una situación propicia para conocer, indagar, investigar y proponer formas cooperativas y solidarias que proliferan en el territorio y el modo de vinculación de las mismas. Esto permite pensar la articulación universidad- organizaciones sociales, donde las experiencias autogestivas son múltiples, dispares y se encuentran desconectadas, más aún teniendo en cuenta que las políticas públicas para el sector de la ESS no siempre son integrales ni sostenidas en el tiempo. Resulta fundamental en este sentido que el Diploma de Extensión se propone como un espacio no sólo de
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formación sino también de vinculación, producción de conocimiento e indagación acerca de estas formas tan variadas en que las experiencias han emergido y pueden interconectarse; cuestión en la que también estamos avanzando desde la UNQ, a partir de la conformación de equipos y proyectos de investigación, con el horizonte siempre de producir conocimientos en interrelación con los actores y las prácticas, desde y para las prácticas. En este marco, nuestra apuesta y desafío desde el CREES es la articulación, sinergia y enriquecimiento mutuo entre las prácticas de extensión, formación e investigación que llevamos adelante desde la Universidad, en virtud de la construcción y consolidación de un sector de la ESS en la Argentina, así como de la puesta de la Universidad Publica al servicio de la sociedad y el desarrollo socioeconómico, cultural, subjetivo y colectivo de las personas, comunidades y territorios que la componen. Como idea final, nos parece importante resaltar la productividad y riqueza de la sinergia que implican estos procesos en los sujetos emergentes de la experiencia educativa presentada, los cuales se constituyen desde prácticas y concepciones alternativas e innovadoras en tanto apelan y tematizan en su entorno un sistema de derechos vulnerados para el conjunto. En la medida que no resulta posible la legitimidad de una sociedad que basa su bienestar en la expulsión de gran parte de sus miembros, este protagonismo de los actores sociales es de vital importancia ya que abona el suelo donde se construye una ética que trasciende al sistema de valores hegemónicos.
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Capítulo 3
LAS ORGANIZACIONES PRIVADAS DE APOYO HUMANITARIO EN BOGOTÁ Carlos Arévalo
1. BREVE RESEÑA SOBRE LA ASISTENCIA SOCIAL EN COLOMBIA En Colombia, los orígenes de las actividades de apoyo socio-económico institucionalizado por parte del Estado, para las personas menesterosas, se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando bajo el auspicio del gobierno se crearon hospitales y casas para niños expósitos y mujeres en precarias condiciones de existencia. En los hospicios -materialización de la filantropía colonial ilustrada- se dio albergue a los necesitados de ambos géneros, sin diferenciar edades o razas, procurando su redención de la miseria, a través de la capacitación para el trabajo. Estas acciones marcaron una etapa de ampliación de la asistencia social, fundamentada en la caridad cristiana imperante hasta el momento, que proponía cierta dignificación de la pobreza, con lo cual se promovía sutilmente la viabilidad social de convivir con ella (Ramírez, 2002), hacia una intervención mucho más extensa y real, con la intervención directa del Estado. A comienzos del siglo XIX el gobierno intervino directamente atendiendo con auxilios y pensiones a los damnificados de las contiendas, a los ex combatientes, las viudas y los huérfanos o abandonados por parte de los patriotas recluidos en los cadalsos, o en los hospitales y los caídos en los campos de batalla. Por su parte la Iglesia complementó la obra social encargándose de la mitigación del abandono infantil, la mendicidad, las personas con malformaciones congénitas, trastornos mentales o enfermedades degenerativas.
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Igualmente sostiene Ramírez, que a finales del siglo XIX y comienzos del XX, la sociedad pudiente encarnada en el artesanado y la naciente clase trabajadora entraron a participar de manera solidaria en la atención de este problema humano, impulsando las sociedades de socorro mutuo dirigidas a combatir la pobreza, la invalidez y la vejez. Se revivió la acción voluntaria de las mujeres de las élites locales y regionales, lo mismo que las esposas de los mandatarios en esas acciones filantrópicas. Las entidades de beneficencia regional y local entraron a atender los requerimientos de los grupos de población sin redes de apoyo social, familiar o comunitaria, y que subsistían en condiciones críticas. (Ramírez). El debate por el apoyo a los menos favorecidos económica y socialmente ha dado lugar a varias posturas. De un lado, por lo que se ve actualmente, la gran diversidad de necesidades naturales o sociales (adquiridas), ha dado lugar a que la filantropía, los intereses políticos y la misericordia religiosa hayan creado multitud de escenarios desde los cuales, con diferente intencionalidad y dedicación, han prestado un significativo concurso en la satisfacción de las necesidades de la población vulnerable o con necesidades básicas insatisfechas. Pero tales acciones a su vez han generado gran controversia, pues mientras por un lado se defiende el amor cristiano mediante el cual se debe dar sin mirar a quien, por otro lado se argumenta que ningún favor se le hace a la humanidad en general, ni a los individuos en particular, al hacer caridad a quienes están en capacidad de procurarse su propio sustento. Del lado cristiano, por ejemplo, se considera que las Instituciones Económicas y Sociales IES creadas por decisiones laicas, políticas o religiosas, son iniciativas emprendedoras que generan productos y servicios que cubren directamente las necesidades sociales subyacentes al desarrollo sostenible, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio definidos por la Declaración del Milenio de Naciones Unidas (2000). Los emprendedores sociales suelen crear un enorme valor cuando atienden las necesidades humanitarias más básicas: por ejemplo, suministran medicinas que pueden constituir una cuestión de vida o muerte para quienes las reciben1. De otro lado están quienes plantean que los subsidios son un negocio pésimo para los ciudadanos y las empresas contribuyentes, malo para los pobres, y excelente para las enormes burocracias de gobiernos y ONGs (De Zubiría) 1. Ética empresarial y Responsabilidad Social Corporativa. IESE insight. Recuperado en agosto de 2009 de http://insight.iese.edu/doc.aspx?id=00413&ar=9&idioma=1
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
2.
CONTEXTO INTERNACIONAL DE CARÁCTER HUMANITARIO
CONTEMPORÁNEO
DE
LAS
ONG
En una visión retrospectiva del panorama humanitario, desde mediados del siglo XX, Ryfman (2007), tras examinar el origen histórico de estas organizaciones, definirlas y destacar su notoriedad, además de asimilar como ONGs a las organizaciones de apoyo humanitario, señala, que a pesar de que cada una tiene características particulares, sus modos de funcionamiento tienen en común una visión transversal del horizonte humanitario. Desde mediados del siglo XX puso en evidencia un elemento original: la importancia de su dimensión privada. En otras palabras, se trata de una asistencia humanitaria prestada por actores que no son estatales ni interestatales. Por lo general, este factor tampoco se tiene debidamente en cuenta en enfoques que son demasiado reducidos, demasiado sesgados ideológicamente, o que no llegan a pensar lo internacional más allá del Estado o de las organizaciones creadas por los Estados. Esta presencia privada se manifiesta en estructuras sin fines de lucro ni comerciales. Agrega que el segundo conflicto mundial en las democracias anglosajonas dio lugar al nacimiento de ONGs destinadas a ayudar a la población civil de los países ocupados o recientemente liberados, y que son cada vez más numerosas las organizaciones del norte y del sur que progresivamente se autoatribuyen, de manera emblemática, el calificativo de humanitarias. El Consejo Económico y Social de la ONU, mediante la resolución 1996/31 del 25 de julio de 1996, definió a las ONG como: “una organización que no ha sido constituida por una entidad pública o por medio de un acuerdo intergubernamental, aunque acepte miembros designados por las autoridades públicas, a condición de que éstos no atenten contra su libertad de expresión. Sus medios financieros deben provenir esencialmente de los aportes de sus afiliados. Toda contribución financiera recibida directa o indirectamente de un gobierno debe ser declarada a la ONU.” Con la anterior precisión se complementó la definición promulgada en la “Convención 124”, adoptada el 27 de abril de 1986, en la cual, en el artículo 1, designa como “ONG” a las “asociaciones, fundaciones u otras instituciones privadas que reúnan las condiciones siguientes: tener un fin no lucrativo de utilidad internacional; haber sido creadas por un acto del derecho interno;
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ejercer una actividad efectiva en, por lo menos, dos Estados; tener una sede estatutaria en el territorio de una Parte y la sede real en el territorio de esa Parte o de otra Parte.” (Doucin, 2000). Las ONGs, cualquiera sea su origen, tienden a adoptar en el terreno conductas similares y a compartir opciones y enfoques. Las prácticas operacionales por lo que respecta a la ayuda alimentaria, por ejemplo, no difieren entre CARE, World Vision, Oxfam, Acción contra el Hambre o Socorro Islámico. A partir de los cuatro ámbitos de acción principales de las ONGs en el mundo de hoy (desarrollo, derechos humanos, medio ambiente y, por supuesto, ayuda humanitaria), se ha propuesto (con diversos aportes disciplinarios) una metodología para determinar un conjunto de características mínimas comunes. Las cinco principales son: Desde la esfera sociológica, la noción de asociación, en su dimensión de agrupamiento de individuos libres y de los que se considera que gozan de derechos en organizaciones encaminadas a lograr objetivos comunes en beneficio de terceros y no de los miembros solamente, incluye también a las denominadas “Organizaciones No Gubernamentales”. En la medida en que las necesidades de unos superan la disponibilidad o capacidad de aporte económico de otros, el acceso de las asociaciones humanitarias a la financiación privada y pública tiene lugar, actualmente, en un universo hipercompetitivo. De ahí que las prioridades y los requisitos para acceder a tales apoyos se convierten en una talanquera, pero también en un reto para las organizaciones solicitantes. En lo macroeconómico en general, y en lo contextual jurídico y fiscal, el promedio de las donaciones privadas es relativamente estable en Europa y en Norteamérica, desde hace unos quince años. Si bien a mediano plazo se inscribe más en una perspectiva de progresión, ésta es más lenta que en los años 1980 o 1990. Salvo, por supuesto, en circunstancias excepcionales. Rayfman cree que en cuanto a los recursos humanos de las organizaciones humanitarias privadas, la profesionalización, bajo sospecha durante largo tiempo, es ahora un hecho. Hay quienes temen que se cree un estrato de asalariados que viven de las ONGs, a través de los subsidios obtenidos, y que podría tomar el poder, reemplazando a los militantes y los voluntarios. Ese temor se ha manifestado sobre todo en Francia y en Europa del sur; es de carácter residual en Europa del norte y en la región cultural anglosajona. Pero
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son más también las cuestiones normativas las que hoy en día preocupan: mejora de las remuneraciones; gestión de las carreras profesionales; generalización del personal remunerado, expatriado y nacional. La remuneración del personal es la regla hoy en día en las ONGs británicas, de Europa del norte o norteamericanas. Por otro lado, también se discute la legitimidad política. El proceso de legitimación de una ONG deriva casi siempre de una autolegitimación que cada asociación se confiere a sí misma. Sin embargo, corre un riesgo permanente de desintegración, ya que los mandatos tienden a dilatarse y su identificación se vuelve imprecisa. Finalmente sostiene Ryfman, que si las organizaciones no gubernamentales estuvieran ausentes, de todos modos la acción humanitaria existiría hoy en el mundo, aunque no tendría la misma dimensión ni influencia, en beneficio de las poblaciones vulnerables.
3. LAS ONG COMO ORGANIZACIONES DE APOYO HUMANITARIO Una característica distintiva de las ONGs es la de no formar parte del aparato de Estado. Se trata de organizaciones privadas aunque no de naturaleza empresarial, pues se distinguen de estas por no tener fines de lucro, pero que actúan en esferas clásicamente consideradas propias de la actividad gubernamental como son la prestación de servicios sociales y en general la producción de bienes públicos o cuasi-públicos como la educación, la salud, la nutrición infantil, la vivienda de bajo costo, la promoción comunitaria, la protección del medio ambiente natural, etc. En su conjunto, estas organizaciones conforman un fenómeno muy significativo del desarrollo social reciente en Latinoamérica. En los términos sugeridos por Cunill y Bresser Pereira (1997). Según Navarro (1998), el trabajo se concentra en las ONGs como entes que pueblan la esfera de la producción social. La filantropía empresarial se ha modernizado también y se ha acercado a los conceptos modernos de participación y desarrollo social. Las Organizaciones No Gubernamentales, entendidas como entidades no estatales, no lucrativas y orientadas principal aunque no exclusivamente a la gestión y provisión de servicios sociales abarca siete sectores: educación, salud, nutrición infantil, vivienda, desarrollo comunitario rural, urbano y ambiente.
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Es frecuente encontrar organizaciones trabajando en una combinación de estos servicios para las mismas comunidades, constituyéndose en centros de servicio integrados para poblaciones de bajos ingresos. De otro lado, determinados grupos religiosos o ideológicamente motivados pueden en algún momento ofrecer servicios sociales con características consideradas valiosas, tales como educación en una fe particular, o en cierto y determinado conjunto de valores, o condiciones de represión política o exclusión social de ciertos grupos que pueden conducir a la creación de ONGs como instrumento de organización capaz de jugar un papel de refugio político o vocero de intereses en un sistema político. No en vano la condición de excluido social y la de excluido político están altamente correlacionadas: poco puede extrañar que iniciativas de auto-defensa u organización comunitaria con el tiempo se organicen y consoliden como unidades de prestación de servicios sociales, o que grupos organizados de la comunidad o fuera de ella preocupados por aliviar las carencias de ciertos grupos vulnerables terminen jugando roles políticos como voceros de los grupos a quienes han servido. Difícil es encontrar ONGs que sigan un modelo preestablecido dentro de un determinado sector, y simplemente imposible hallar casos en los que las ONGs se hayan circunscrito a repetir el modelo oficial o estatal de prestación de servicios, sin antes someterlo a importantes modificaciones de fondo. Las pocas excepciones podrían encontrarse en aquellos modelos de organización y gestión muy exitosos que luego han inspirado su adopción -generalmente con modificaciones locales, a su vez- en otros contextos, y a veces a través de fronteras nacionales: el modelo educativo Fe y Alegría, originado en los años 50 en Venezuela se extiende hoy por más de 10 países de la región e incluso en algunos países africanos; el modelo de fomento y gestión microempresarial de la Fundación Carvajal en Colombia ha sido ampliamente recogido como base de programas microempresariales en otros países, etc. (Navarro). Navarro Cunil y Bresser plantean que aunque pueden encontrarse ejemplos de ONGs cuyo origen estuvo en un programa público, del cual se desprendieron o independizaron al carecer el Estado de recursos o voluntad política para continuarlo, lo mas frecuente es el caso de una ONG que, nacida como iniciativa expresamente no-estatal y no pocas veces anti-estatal, sea por condiciones de exclusión política reinante o porque se registra un fuerte rechazo a los modelos de gestión implantados de forma oficial, evoluciona hacia un esquema de cooperación con programas públicos en el sector de
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su especialidad, generalmente como respuesta a la iniciativa del Estado, que llama a las ONGs a incorporarse al esquema de política social. Este esquema de relación gobiernos-ONG, enormemente simplificado pero bastante común en la región en la última década, plantea varias preguntas de interés. Pero ha sido mucho mas común la circunstancia en la que el Estado, atascado en considerables limitaciones de su red de distribución de beneficios sociales (redistribución económica), ha tenido que acudir a ONGs con experiencia y alcance propios en cierto tipo de programas nutricionales, de cuidado infantil, inversión social rural, etc., en los cuales se transfieren fondos públicos a las ONGs para que implementen determinado programa gubernamental, bajo la figura jurídica de ejecución por delegación. Por inserción clientelar, por otro lado, se entiende la conexión directa y casi exclusiva que ha tenido la política social con el funcionamiento de redes de clientelismo político al servicio de partidos y movimientos de diferente orientación pero dispuestos todos a reducir la acción del Estado, en lo social, a la relación del gobernante que intercambia beneficios concretos -tierra, ladrillos, comida, vivienda, efectivo- a cambio de apoyo político -electoral cuando esta relación se ha dado en contextos democráticos-. La entrada de las ONG en el escenario de la política social ha creado oportunidades para la transformación de estos dos rasgos profundos de la política social en América Latina, pues por lo general este tipo de organizaciones se inician o tienen sus raíces de acción en el trabajo social con grupos excluidos, justamente aquellos para los que la oferta de servicios sociales gubernamental es inadecuada, insuficiente o inaccesible. Así, aunque las ONG no pretendan necesariamente erigirse en representantes políticos no electos de los excluidos, el hecho de que provengan de un trabajo con ellos tiene el potencial de traer nuevos “stakeholders” a la toma de decisiones sobre política social, aquellas voces no escuchadas hasta ahora, las voces justamente de los que deberían ser los beneficiarios primarios de esa política, aunque no siempre lo hayan sido en el pasado. Juan Carlos Navarro resalta de Irarrázabal (1994) y Navarro y González (1994), el que en el campo de los beneficiarios, los usuarios de los servicios sociales prestados por las ONG perciben un trato integral, sienten que son tratados humana y consideradamente y no solamente como números o casos tipo capital social sostenido por Putnam (1993), y con el énfasis contemporáneo en el desarrollo institucional y las redes informales de confianza como fundamentos del desarrollo económico, destaca Navarro, de North (1981).
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De la discusión se desprende que la presencia de las ONGs como actores significativos en la producción de servicios sociales encierra, de varias maneras, un potencial constructivo considerable. En una era en la que la idea de reforma de la política social, la reforma de la educación o la reforma de los servicios de salud reúnen cada vez mas partidarios, las ONGs se han convertido ya en cierta medida en agentes de cambio en la dirección general que se suele postular como deseable para las reformas: menor paternalismo, mayor participación, mejor rendición de cuentas, mejor calidad de servicio, mayor equidad, mayor eficiencia en el uso de recursos. Desde el punto de vista de la política pública de Estado, las ONG son estrictamente proveedores de servicios sociales, que reciben subsidios para la ejecución de programas estatales. Estas tienden a definir su misión institucional en términos de contribuciones al desarrollo social entendido de manera amplia, o en todo caso bastante más allá de la pura y simple entrega de servicios a poblaciones depauperadas. El riesgo entonces es, que las ONGs se concentren tanto en cumplir sus compromisos con el Estado que pierdan de vista su misión original. También ganan terreno aceleradamente, y no solo en América Latina, los modelos asociativos para el ataque a la pobreza y otros problemas sociales, en los que organizaciones comunitarias y ONGs cooperan no sólo con el Estado sino con el sector empresarial para aprovechar las ventajas comparativas de cada uno y ganar eficacia, produciendo lo que ha dado en llamarse sinergia (Evans, 1997). Todas y cada una de estas tendencias actúan en favor de una mayor y más orgánica incorporación de las ONG a la prestación de servicios sociales en América Latina. Con base en lo anterior puede decirse que las organizaciones objeto de estudio no se ajustan exactamente a las típicas ONGs reconocidas por la ONU, por cuanto muchas de ellas tienen un campo de acción muy reducido geográficamente. Para el caso bogotano, hay algunas cuya su acción no traspasa una UPZ (subsector muy pequeño de la ciudad). De otra parte, los fondos económicos no provienen de afiliados sino que son producto de la generosidad ciudadana y diferentes gestiones ante organismos privados.
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En tercer lugar, las actividades no están orientadas a buscar un bienestar general de carácter ambiental o político, sino por el contrario, están focalizadas a personas específicas con necesidades y problemas concretos. En cuarto lugar, la posibilidad de configuración de un estrato asalariado por parte de los trabajadores de estas entidades es muy remoto, toda vez que la calificación de dichos trabajadores -los de planta o permanentesnormalmente no es alta, y en todo caso suelen ser trabajos desempeñados en tiempo parcial, y los salarios están muy influidos por la vocación del servicio desinteresado a los más necesitados. En algo que si hay identidad es en la autolegitimación debido a que la labor social inmediata tiene pocas posibilidades de ser objetada en sociedades que, teniendo estatuido como deber el velar por la vida de sus ciudadanos en condiciones dignas, no lo cumple, dejando la posibilidad de que sean los conciudadanos quienes por voluntad propia suplan las necesidades de los desfavorecidos socio-económicamente. Teniendo en cuenta lo anterior y vistas las actividades de estas organizaciones -en general- y las características y condiciones en que las desempeñan, pueden ser consideradas más como Organizaciones dedicadas al Apoyo Humanitario -OAH- que como ONGs.
4. ENFOQUE INTERPRETATIVO En tanto que las organizaciones sociales no existen ni funcionan sin la acción de seres humanos, conviene tratar de precisar conceptualmente cómo son las personas que las conciben y las dirigen. Se dice que la palabra emprendedor aparece a principios del siglo XVI y se deriva de la voz francesa «entrepreneur» (que a su vez viene del latín «inprendere» que significa acometer). Se usó especialmente para significar el inicio de campañas de guerra o conquista, y en general para comenzar actividades de orden físico. Más tarde se extendió el significado a la construcción de puentes y caminos. En sentido económico apareció por primera vez escrito por el francés, Richard Cantillón en 1755 como el proceso de enfrentar la incertidumbre. Así se fue utilizando el término para identificar a quien comenzaba una empresa y fue ligado más que nada a empresarios innovadores. El emprendimiento
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es también, una conjunción de valores para lograr objetivos económicos, particularmente. El significado actual de emprendedor se refiere a aquella persona que normalmente no da un no por respuesta, sino que porfía en difundir sus ideas hasta cuando pueda. El emprendedor social cambia la capacidad de acción de la sociedad (Druker, citado por Bornstein, 2004). Por su parte, emprendimiento es el término que se utiliza para identificar el inicio de una empresa, y emprendedor, para quien la inicia. Por extensión, emprendedor social es aquel cuyas acciones están principalmente orientadas por el beneficio social derivado de ellas, antes que por la rentabilidad convencional. El emprendedor social es una persona con visión excepcional, cuenta con la creatividad y la extraordinaria determinación propias del emprendedor de negocios, pero que las destinan a generar soluciones innovadoras dirigidas hacia los problemas sociales que ejercen mayor presión en la sociedad. Es ambicioso, persistente, se enfoca en los mayores problemas sociales y ofrece nuevas ideas para un cambio a gran escala. En lugar de dejar las necesidades sociales al gobierno o a los sectores empresariales, los emprendedores sociales pregonan que es cambiando el sistema, difundiendo la solución y persuadiendo a las sociedades íntegras a dar nuevos saltos como se logra modificar las condiciones de existencia social. Un emprendedor social a menudo parece estar poseído por sus ideas, y compromete su vida al cambio en el campo que él domina. Es visionario y realista, a la vez preocupado con la implementación práctica de su visión en todo. Un emprendedor social es un agente de cambio de la sociedad. Cada emprendedor social presenta ideas que son amigables al usuario, comprensibles, éticas y motivan al apoyo de la difusión para maximizar el número de gente local que las llevará a cabo, toma su idea, y la implementa. En otras palabras, cada emprendedor social es un reclutador masivo de hacedores de cambio, un modelo para ayudar a estos ciudadanos a canalizar su pasión dentro de la acción. Para comprender a personas o grupos con características emprendedoras se tiene que contemplar algunos aspectos. Se debe analizar el comportamiento derivado del espíritu emprendedor. El espíritu emprendedor es un rasgo que algunas personas u organizaciones poseen de una manera incompleta,
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pero del cual otras están totalmente desprovistas. En los países pobre los emprendedores sociales tienen que prestar apoyo a muchas más personas, con menos fondos económicos, de modo que esas restricciones y necesidades les impone ser creativos e innovadores a escala. También para Bornstein, los emprendedores sociales están primeramente motivados por un imperativo ético. Buscan responder a las necesidades urgentes. Están menos motivados a enriquecerse que a cambiar el mundo social. Se diferencian de las demás personas por la jerarquía de valores que defienden; sus decisiones están orientadas por la admiración y estima que ellos buscan, y por la felicidad que producen los logros alcanzados. Para alcanzar sus propósitos se apoyan en personas a las cuales les ofrecen oportunidades de empleo que alinean con sus talentos, intereses y valores. Los inspiran con una visión de cambio, de llegar a ser parte de algo más grande que ellos mismos. Y aunque la humanidad se mueve principalmente por dinero, está demostrado que este no es el único motivador, sino que debido a la complejidad del ser humano, este se mueve por múltiples razones, por lo cual algunos eligen esa opción laboral, del mismo modo que otros eligen cualquiera otra. En los primeros lugares de la lista de cosas que satisfacen a las personas está el hacer labores estimulantes y con profundo significado para otros y con otros a quienes respeta y cuida. Esta posibilidad la ofrece el emprendimiento social. Los empresarios se mueven dentro del emprendimiento social por las mismas razones que la sociedad lo hace. Ven el enorme volumen de necesidades para satisfacer; nuevas oportunidades de solución de problemas mediante la creatividad, en campos que no han sido cubiertos por las instituciones tradicionales. Ellos necesitan hacer obras para superar lo que puede llamarse el fracaso del éxito, derivado de la enorme acumulación de capital que los ha dejado insatisfechos y vacíos. Por esta razón es necesario que existan personas que les reconfiguren el significados de sus creencias y gocen de las maravillas de hacer acciones con sentido. Que les digan qué hacer, a dónde ir y les ayuden a dar el primer paso. Los emprendedores sociales típicos, que administran sus propias organizaciones pasan mucho tiempo dedicados a obtener fondos, debido a
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que se logran en pequeñas cantidades, en vez de permanecer administrando. Son exitosos en la medida en que puedan reunir personal con talento y habilidades diferenciadas, que actúen como equipo, que construyan cosas que jamás podrían hacer individualmente, porque es necesario reunir muchas manos para producir cambios significativos. La internalización de la necesidad de la presencia de un guía espiritual evoca allí las palabras del emperador Ashoka2 quien durante su gobierno sentenció: “All men are my children. I am like a father to them. As every father desires the good and the happiness of his children, I wish that all men should be happy always.” Características de los emprendedores sociales en la visión de Ashoka, son: 1. Tener ilusión. El entusiasmo, la motivación, etc. serán el mejor combustible en los primeros pasos de la nueva iniciativa. 2. Tener confianza. Eso implica afrontar con ánimo las épocas menos buenas y tener claro en todo momento que nada se consigue en un día ni dos. 3. Ser optimista. Las cosas siempre se pueden ver por un lado mejor lo cual no implica que se caiga en la autoindulgencia. 4. Tener capacidad de actuar y querer aprender. Es decir que se debe conocer lo que se hace y esforzarse por aprender lo que no se sepa. El emprendedor por definición es una persona inquieta y debe demostrarlo de la mejor manera, con acción. 5. Ser paciente. Los emprendedores sociales básicamente reúnen las mismas cualidades que los empresarios -creatividad, perseverancia, pasión (...)- pero los diferencia su 2. Ashoka (en sánscrito significa “ausencia de tristeza“) fue un emperador indio del siglo II a.C. (desde 269 hasta 232 a.C.) Reinó sobre la mayor parte del subcontinente indio. Después de un inicio de reinado muy autoritario, Ashoka se sintió afligido por el remordimiento. Renunció a las conquistas armadas y, durante el resto de su vida difundió los valores de la no violencia, el trato adecuado a sirvientes y animales y la generosidad hacia todos los seres. Contribuyó a la difusión del budismo. Sin embargo, no existe ninguna prueba que atestigüe su conversión. La siguiente etapa de su reinado conoció una política oficial de no violencia, la Ahimsa. Hizo construir hospitales para animales y restaurar las carreteras principales de la India. Ahimsa es un término sánscrito que se refiere a un concepto religioso que aboga por la no-violencia y el respeto a la vida. Es lo contrario a la Ahimsa o daño. Habitualmente se interpreta como símbolo de paz y respeto hacia los seres capaces de sentir. Recuperado en feb. 13 de 2009 de http://peru.ashoka.org/emprendedorsocial
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obsesión por el impacto social de sus iniciativas. Sobre todo, son personas con ideas muy prácticas para resolver problemas concretos no cubiertos en su entorno. Tienen el potencial necesario para lograr un cambio positivo significativo en la sociedad. Atributos de los emprendedores: • • • • •
Ideas innovadoras para resolver problemas sociales. Creatividad en su visión, estrategia y resolución de problemas. Calidad emprendedora: pasión por su trabajo, trayectoria de emprendimiento, y experiencia en el campo relevante. Ideas con potencial de impacto social considerable. Un carácter incuestionable en cuanto a ética y confiabilidad.
Para Bornstein: “los emprendedores sociales son motivados primeramente por un imperativo ético. Ellos buscan responder a las necesidades urgentes.” “The folks who go work for a start up focusing on creating a social change are less motivated to make a lot of money since that usually isn’t the “upside.” If you are phenomenally successful, you don’t get rich -you change the world. That difference must somehow relate to the hierarchy of values that govern that person’s decisions- and what they feel they “need” to accomplish to be happy and feel good about themselves or, alternatively, whose esteem and admiration they are seeking”. La función primordial de las entidades sin ánimo de lucro consiste en hacer aflorar a la conciencia colectiva necesidades sociales hasta entonces ignoradas o mal conocidas, bien sea por medio de iniciativas concretas o de llamadas y reivindicaciones que éstas formulan. Portador, alternativa o conjuntamente, de ideas y de demandas, promotor de innovaciones, deslindador de nuevos campos, operador en el terreno, administrador de servicios colectivos, el sector asociativo ejerce de este modo funciones que sitúan a la cabeza y en el corazón del desarrollo de las políticas de acción educativa, sanitaria, social, etc. A estas funciones se encuentra estrechamente ligada la que realiza la vida de las entidades no lucrativas en el desarrollo de una cierta calidad de vida social y de solidaridad, en los que la autonomía y la identidad de cada individuo pueden afirmarse en el seno de conjuntos de envergadura humana, basados en relaciones contractuales...
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Las entidades socialmente orientadas cumplen funciones de mediación, no solamente entre los individuos, y entre los individuos y los poderes públicos, sino también entre sociedades que en un mundo cada vez más complejo tienden en ocasiones a interactuar sin comunicarse verdaderamente: sociedades productivas por una parte, de la educación y de la formación por otra, de lo económico y de lo social, de lo social y de lo médico, del asalariado y del voluntariado, de lo privado y de lo público, etc. (Bornstein) Las principales funciones son: 1. 2. 3. 4. 5.
Aportar innovaciones. Prestar servicios. Actuar como defensor. Garantizar valores. Actuar como estructura mediadora.
La función de agente innovador o de pionero debe ser reconocida como una de las funciones más importantes de las entidades no lucrativas. Salamon y Abramson (citados por Cabra de Luna) dicen, a propósito de las organizaciones no lucrativas en los Estados Unidos, que aunque tienen origen privado, su función es esencialmente pública, proporcionan una buena cantidad de bienes y servicios públicos y son el mayor vehículo a través del que los recursos caritativos privados y los esfuerzos voluntarios se convierten en la solución de los problemas de la comunidad. En el ámbito latinoamericano, Carvajalino (2006) argumenta que la percepción de urgencia de los grandes problemas sociales y una cultura sensible a la solidaridad y la filantropía, explican en buena parte el interés por la práctica de la Filantropía Empresarial y la existencia del amplio movimiento fundacional colombiano. Por su parte Yunus (2003) sostiene que los emprendedores se dividen en dos categorías: los que son compatibles con el mercado y los que no lo son. Los no compatibles (sociales), operan al lado izquierdo, dependen de subsidios y dinero filantrópico para llevar a cabo su noble misión. Pueden ser llamados empresarios sociales no-basados en el mercado. El tamaño de sus actuaciones siempre será limitado por la cantidad de donaciones a las que puedan acceder. Adicionalmente, la inseguridad sobre el dinero donado, las prioridades de los donantes y los procedimientos cambiantes siempre seguirán siendo un problema grande para ellos. Complementa Yunus estas
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afirmaciones diciendo que inicialmente algunos inversionistas desviarán una pequeña parte de sus ahorros a las empresas sociales, pero si los empresarios sociales muestran un impacto concreto, este flujo se hará cada vez más grande. Luego aparecerán nuevos tipos de inversionistas en el escenario que pondrán todo, o casi todo su dinero de inversión, en inversiones sociales3. En 1820 Barón de Gérando escribió Le visiteur du pauvre, obra en la cual retoma a Robert Castel (1997:247), quien ve con razón, “un núcleo de pericia del que podría surgir el Trabajo Social profesionalizado”. Castel reniega de una caridad ciega que mantiene al asistido en su condición y multiplica el número de menesterosos. En su perspectiva, distribuir bienes materiales a los pobres puede resultar peligroso si no se controla estrictamente el uso de dichos bienes. De esta manera resulta imprescindible establecer un plan de socorro que como primer paso implica un examen minucioso de las necesidades de los pobres. Este estudio es la “base de todo el edificio que una caridad esclarecida está llamada a construir”. Resulta imprescindible diferenciar el tipo de necesidades antes de atenderlas. Estas pueden ser permanentes como las que son provocadas por invalidez, o provisionales causadas por una enfermedad pasajera o una situación de desempleo temporal. Por último puede haber necesidades provocadas por la mala constitución moral y por la incapacidad de los indigentes para pensar en el mañana y prevenir, con el ahorro, las consecuencias de acontecimientos negativos venideros. Como se ve, hay en el planteamiento un análisis etiológico, una tipología de los diferentes orígenes de la situación de necesidad, y a cada causa es necesario aplicar un remedio distinto. Pero también es imprescindible exigir una respuesta positiva para recibir ayuda: la buena conducta, por ejemplo. La ayuda tiene que ser un instrumento de rehabilitación moral y tiene que ser prestada en el marco de una relación personal entre el que ayuda y el ayudado, una relación permanente a través de la cual el que presta la ayuda se convierte en modelo de socialización. La persona ayudada debe responder con su gratitud, aceptando ese tipo de relación. De esta manera la relación entre clases cambia de signo. Donde antes había indiferencia o incluso hostilidad y antagonismo puede aparecer un vínculo positivo, un flujo de humanidad, en palabras de Castel: “Nonprofit managers will see how social entrepreneurs serve large markets with limited resources”. 3. Extraído de: Yunus, M. (2003) Conferencia pronunciada en el Instituto de la Commonwealth de Londres, el 11 de Marzo. Traducida por Álvaro Sarmiento.
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Las organizaciones empresariales de carácter social generalmente son creadas por emprendedores sociales. Muchas personas no saben que son empresarios y creen que solamente están obsesionados en solucionar algún problema social. Borstenin plantea que sin embargo ellos son reconocibles porque 1) desean la auto-corrección. No son idealistas sino pragmáticos que logran hacer su trabajo enfocándose en las metas y no en enfoques particulares. 2) Buscan compartir el crédito. Son reconocidos socialmente por el cumplimiento de su misión. El pago a los colaboradores no es grande pero la satisfacción y el reconocimiento compensan esa debilidad. 3) Buscan liberarse de las estructuras rígidas. Muchas de las organizaciones de emprendimiento comienzan como apéndices o filiales antes que como parte de una ya existente. Esto les permite la innovación necesaria y la capacidad de ver más allá de la ortodoxia en un campo particular. 4) Quieren traspasar las fronteras disciplinarias. Actúan como alquimistas sociales reuniendo ideas, experiencias y recursos de diferentes fuentes. 5) Desean trabajar calmadamente. La mayoría de los proyectos iniciados por los emprendedores sociales no son bien conocidos. Algunos de esos líderes trabajan silenciosamente durante décadas en procura de sus metas, con grupos pequeños y no buscan publicidad. Esto se debe a que están comprometidos con su misión antes que a conseguir imagen pública. 6) Tienen una fuerte motivación ética. A diferencia de otros que están en procura del éxito comercial, se comportan conforme a su visión ética. La Ley 1014 del 2006 sobre el fomento a la cultura del emprendimiento en Colombia, define ésta como el “conjunto de valores, creencias, ideologías, hábitos, costumbres y normas que comparten los individuos de una organización, los cuales generan patrones de comportamiento colectivos”. Esta cultura es el ambiente favorable para el emprendedor social, cuyo perfil es el de una “persona con capacidad de innovar, generadora de bienes y servicios en forma creativa, metódica, ética, responsable y efectiva”. Así se llega a un concepto más claro de lo que debe ser el emprendimiento social: “Una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza colectiva”. El camino a la riqueza social, justa y equitativa es la búsqueda de oportunidades con visión global llevada a cabo mediante un liderazgo equilibrado, un riesgo calculado y cuyo resultado debe ser la creación de valor que beneficie a la empresa, a la economía y a la sociedad. (Monsalve Z.)
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5. MARCO CONCEPTUAL 5.1. El humanismo Desde la esfera religiosa, Caridad, del latín Caritas, ha sido utilizado por la Iglesia Católica para denominar la institución de asistencia privada en Alemania, desde finales del siglo XIX, como apoyo a los más necesitados, concepto que se extendió en el interior de Europa después de las Primera y Segunda guerras mundiales4. En el Islam la caridad es el tercer imperativo a cumplir5, después de la benevolencia con los padres y el amor a los hijos. En ambos casos son mandamientos establecidos bajo el supuesto de la perpetuidad de las personas menesterosas. De otra parte, desde la óptica racional se plantea que la actitud básica para obtener riqueza es ponerse metas claras en la vida y trabajar hasta alcanzarlas. La inteligencia es aprendida y hay una relación directa entre inteligencia y riqueza. Todo lo que se necesita para redimir a las personas de la pobreza es desarrollar su inteligencia, controvirtiendo los efectos de los subsidios pues hacen todo lo contrario. El cerebro de pobres y ricos es igual; la diferencia está en las actitudes que asumen unos y otros. Cuando una persona no se fija metas y, en cambio, recibe subsidios, donaciones y otras formas de caridad del Gobierno o las ONG, esa persona aprende actitudes erradas que la mantendrán en la pobreza (De Zubiría). La permisión de la mendicidad y aun peor, su patrocinio directo o indirecto a través de la caridad, antes que ser la solución del problema se convierte en garantía de su perpetuación; además, son el origen de la proliferación de organizaciones que se lucran por la intermediación de los recursos económicos para el sostenimiento de la pobreza6. 4. CAMBIO DE MICHOACÁN Recuperado en agosto de 2009 de www.cambiodemichoacan.com.mx 5. En árabe el zakat significa literalmente “purificación”, porque el zakat purifica al corazón de la codicia. El amor por la fortuna es natural en el ser humano, pero la creencia en Dios conlleva a compartirla con el prójimo. El Zakat debe ser pagado en diferentes categorías de propiedad – oro, plata, dinero, ganado, producción agropecuaria y materias primas – y se paga cada año luego del balance anual. Se debe entregar el 2,5 % anual de los ahorros y los activos individuales. Recuperado en febrero 20 de 2009 de http://www.islamreligion.com/es/articles/46/ 6. ¿Crea pobreza la caridad? Tanto Tyler Owen como Yunus defienden que no ayuda a erradicarla al no atacar sus causas. Y sí puede ser un lastre al desviar recursos e incentivar actuaciones que no ayudan a solucionar el problema de la riqueza. Además del riesgo de crear una industria (ONG, agencias de desarrollo gubernamentales,...) que precisa de la pobreza para que subsistan sus intereses económicos. http://www.elblogsalmon.com/2008/05/26-crea-pobreza-la-caridad.
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5.2. El ámbito organizacional En relación con las tipologías, se sostiene que estas son instrumentos de análisis construidas a partir de variables importantes o representativas que permitan diferenciar claramente unas organizaciones de otras, lo mismo que de características que permitan agrupar otras (Litterer, 1991). Cuáles son las ventajas o aportes de las tipologías? Hacer generalizaciones. ¿Para qué? Para saber que hay organizaciones diferentes pero también similares unas a otras, en algunos aspectos; que en algunos casos son la mayoría y en otros la minoría. En cuanto las taxonomías, en el campo del apoyo humanitario, estas permiten establecer tendencias en materia de apoyo, diferencias y especificidades en la prestación de los servicios, eficacia y eficiencia en el logro de objetivos, sectorización de la población de acuerdo con las diferentes necesidades atendidas. Son una herramienta de análisis básico, útil para la formulación y desarrollo de algunas políticas o estrategias de desarrollo social y humano, con altas posibilidades de crecimiento económico autosostenible, de orden general, desde la perspectiva del gobierno y los organismos internacionales, como también desde la empresa privada. Para el sector gubernamental las características o generalidades de las organizaciones son el espacio para la instrumentalización de las políticas públicas, en tanto que las singularidades o diferencias específicas constituyen el ámbito de las políticas y/o acciones propias de cada organización. De manera que su conocimiento permite delimitar los dos campos apropiadamente a fin de identificar en qué espacios se puede recurrir a las políticas de fomento y en cuáles debe actuar por su propia cuenta. ¿Son las singularidades las que permiten conocer la personalidad de cada organización? No es esta una pregunta de fácil respuesta, en primera instancia. Pero si se puede decir que indiscutiblemente cada organización tiene su sello propio y esto lo generan las diferencias no las similitudes o generalidades. De manera que si se quiere conocer a las organizaciones en particular, no es la generalización estadística la que permite hacerlo sino la identificación y análisis de las particularidades lo que lo posibilita.
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6. METODOLOGÍA Es un estudio de tipo descriptivo, encaminado a tratar de conocer la cantidad de entidades de apoyo humanitario, de carácter privado o religioso existentes en la capital de la república de Colombia, las motivaciones subyacentes a ese tipo de obra social, los grupos etáreos que atienden, la tipología de servicios que prestan, los problemas que tratan de subsanar, la ubicación de las entidades, las fuentes de apoyo económico El universo estudiado lo comprenden las organizaciones que prestan algún tipo de ayuda humanitaria a las personas vulnerables y/o con discapacidad. Se excluyen todas las organizaciones de origen estatal, regional o local, por lo tanto, se trata de organizaciones de carácter religioso o laico ubicadas en el Distrito Capital, independientemente que reciban o no apoyo estatal. No se estableció muestra estadística sino que se incluyeron todas las organizaciones identificadas en el directorio telefónico, páginas web, notas periodísticas u otras fuentes de información. La información a obtener fue principalmente la relacionada con las población atendida, los servicios prestados, los motivos que llevaron a los fundadores a emprender tales actividades, identificar las fuentes de financiación, el personal vinculado a través de remuneración o como voluntario, el origen nacional o extranjero, la ubicación y la fecha de constitución, colocada de las páginas web y por medio de entrevistas a 28 representantes de otras tantas entidades. El futuro y el pasado subsistiendo con ayuda humanitaria: Cómo se proyectan unos y cómo mueren otros.
7. MOTIVOS PARA LA CREACIÓN DE LAS OAH Múltiples son las razones mediatas e inmediatas que dieron origen a las OAH de este estudio. La más generalizada es sin duda la compasión y la caridad cristiana, por parte de agentes religiosos y personas laicas, que les inspiró a unos la niñez desvalida y abandonada o semi-abandonada. Otros tuvieron el mismo sentimiento pero con los adultos mayores. Otros más, porque tuvieron el infortunio de sufrir en carne propia la angustia de tener hijos con patologías de alto costo y por ello se solidarizaron con otras personas que tenían similares problemas, además de carecer de recursos económicos para
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
tratar la enfermedad. Finalmente cabe mencionar a quienes decidieron hacer parte de esta causa porque consideran que es su deber “retribuir” a sus congéneres por las buenas condiciones socio-económicas en que se hallan. No faltó quien se conmoviera por defender los derechos de los necesitados, como también quien con sentido más patriótico que humano quisiera hacer algo para aportar al cambio del país y su problemática social. Pero también existen quienes superando las barreras de la compasión iniciaron acciones específicas contra las lamentables condiciones de niños y niñas, hijos de trabajadoras sexuales, delincuentes, habitantes de la calle y cartoneros, provenientes de barrios marginales de Bogotá y otras ciudades de Colombia. Algunas personas que se recuperaron de la farmacodependencia y la indigencia se propusieron el reto de ejercer la responsabilidad social buscando recuperar a otros que han tenido la misma adicción o condición de miseria. Pero también algunos que han sufrido el infortunio del desplazamiento forzoso, una vez que han podido superar esa condición en alguna medida, han decidido ayudar a otros que les han seguido en esa desgracia. Igual acontece con alguien que padeció de orfandad desde los cinco años. No obstante, la participación en la satisfacción de las necesidades básicas, el tratamiento de enfermedades, las adicciones y la indigencia no son los únicos móviles que han dado lugar a la creación de estas organizaciones, también se incorporaron a esta labor los interesados en procurar la formación en valores sociales y cristianos, intelectual, laboral y artística de los niños como proyecto de vida, previniendo la incursión o la reincidencia en los alucinógenos, la delincuencia, la prostitución y cualquier otra forma de malvivencia social. La posibilidad de procurarse un espacio laboral para ejercer la profesión a la vez que desempeñar una loable función social, es otra clara razón para crear una Fundación. De otro lado, las manifestaciones de responsabilidad social corporativa no han estado ausentes y es por ello que varias empresas han creado fundaciones a través de las cuales desempeñan la labor de apoyo humanitario, a la vez que mejoran su imagen socialmente. En fin, los motivos por los cuales fueron creadas las organizaciones de apoyo humanitario en Bogotá, han estado inspirados en muy diversos sentimientos.
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
Estos se pueden generalizar en tres grupos: la caridad hacia los menesterosos, la oportunidad para expandir la evangelización y la reivindicación de las condiciones de vida digna de la población necesitada. A continuación se enumeran en detalle los motivos identificados: •
• • •
• • • • • • • • • • • • •
Apoyo psicológico, médico y económico a niños y jóvenes con alguna discapacidad, cuando sus padres no pueden pagar los costos de dicha discapacidad. Extensión de la ayuda de atención en salud hacia otros, cuando se ha tenido hijos con problemas de salud, especialmente las de alto costo. Como opción de desarrollo y realización profesional en un ámbito claramente social. Expiación de las culpas por los delitos y contravenciones cometidas con motivo de la adicción a los alucinógenos, y búsqueda de la reparación tratando de recuperar a otros afectados por el mismo flagelo. Materialización de la gratitud hacia Dios por el alivio de alguna enfermedad terminal de un ser querido. Retribución a otros, de la riqueza material y espiritual obtenida. Como escenario concreto de aplicación de la responsabilidad social empresarial. Como escenario de prácticas sociales y profesionales universitarias. Deseo de compartir la riqueza material que se posee. Interés por recuperar de la delincuencia, prostitución y mendicidad a la población que las ejerce. Mejoramiento de las condiciones de existencia de la población en condiciones de vulnerabilidad. Preocupación por el futuro social de los niños, niñas y jóvenes en condiciones indignas de existencia. Interés por la formación hacia la vida social y laboral de los jóvenes en condiciones de vida difícil. Anhelo de una mejor vida social en general, mediante la formación en valores, civilidad y en oficios. Hacer aportes desinteresados hacia el bien común. Apoyar la recuperación de los afectados por las drogas psicoactivas. La compasión ante las condiciones de vida indigna por parte de algunos adultos mayores.
Cabe resaltar que no todos los promotores de estas organizaciones son acaudalados o tienen alguna riqueza económica sobrante, sino que por el
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
contrario, algunos de ellos son personas muy sensibles a las necesidades de otros y ponen todo su empeño en llevar a cabo actividades encaminadas a mejorar las condiciones de existencia de esas otras personas, para lo cual desarrollan altas competencias de gestión de recursos, particularmente de naturaleza económica. Pero en general, la vocación de servicio y la capacidad natural de gestión, pueden citarse como las características básicas de estos emprendedores típicamente sociales. La gran mayoría de organizaciones creadas por estos emprendedores son entidades independientes, pero hay cinco con varias sedes con distinto nombre que conforman grupos corporativos, y otras, que siendo únicas, forman parte de asociaciones internacionales como Visión Mundial, por ejemplo.
8. INICIO Y ANTIGÜEDAD En la siguiente tabla se muestra el mapa cronológico correspondiente a los años de fundación de las OAH en estudio, y por lo tanto se puede también determinar la antigüedad de las mismas. De las 97 entidades identificadas, la siguiente es la distribución, por periodos, de las 68 de las que se obtuvo año de creación. Tabla 1
Periodización de la creación de las OAH
La tabla muestra que durante el segundo cuarto del siglo XX –más exactamente entre 1924 y 1942- surgieron las que podrían denominarse organizaciones pioneras en el apoyo humanitario en Bogotá. Durante el tercer cuarto del mismo siglo hicieron su aparición otras cuatro organizaciones, y a partir de 1976 se nota una época de auge que tuvo su mayor desarrollo en la década comprendida entre 1996 y 2005, pero de manera particular en el lustro 2001- 2005. También se ve que mientras en el medio siglo que va de 1924 a 1975 fueron creadas doce organizaciones; en los 35 años siguientes se crearon 54.
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
Por la heterogeneidad de los datos es inapropiado establecer un promedio de tiempo de existencia de las OAH, en la medida en que visualmente la tabla permite ver que el período entre 1991 y 2005 es muy diferente a los anteriores y al posterior, pues de un lado se puede decir que desde 1924, fecha en que apareció la primera entidad, hubo un surgimiento paulatino, que luego se convirtió en crecimiento casi exponencial entre 1975 y 2005, y de otro, un decrecimiento demasiado brusco, de 15 en cinco años se pasó a sólo tres entre 2005 y 2009.
9. LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DE LAS OAH A continuación se presenta la relación de direcciones donde se encuentran ubicadas la mayoría de las organizaciones estudiadas en orden de norte a sur, en relación con el principal foco de ocupación de estas organizaciones. No están todas las direcciones por cuanto no fue posible su ubicación en la página web que se tomó la información. DIRECCIÓN
PRINCIPAL POBLACIÓN OBJETIVO
Carrera 4A. 190B- 02. Pobres Calle 186 No. 7A - 57 Enfermos Carrera 8 Nº 186 - 56 Pobres Calle 170 No. 19-11 Enfermos Carrera 20Bis A No. 164 -50 Pobres Transv. 77 No. 162 – 06 Pobres Carrera 139 No. 142 F – 59 Pobres Calle 137 No. 19 – 50 Enfermos Calle 137 No. 12B – 70 Pobres Calle 136 No. 98 a-12 Suba Pobres Transversal 126 #134-25 Niños pobres Carrera 125B 131A- 74 Comunidades pobres Carrera 95 No 130-49 Pobres Carrera 7 D No. 127- 75 Pobres Calle 119A N. 7-75 Madres solteras Carrera 45a No. 118-96 Pobres Calle 113 No. 7 – 45 Pobres Calle 105 No. 46 - 33 Enfermos Carrera 12 No. 101-6 Drogadictos
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
Calle 92 No. 13 A – 41 Enfermos Calle 91 A No. 43 - 92 Pobres Calle 105 No. 46 – 30 Pobres Carrera 47 A No. 93-06 Pobres Carrera. 47 No. 91-96 Pobres Calle 91 A No. 43 – 92 Madres solteras Carrera 38 Av Suba No. 88-40 Pobres Carrera 73 No. 81 - 30 Pobres Carrera 90 bis No. 76-51 Desplazados Carrera 104 a # 75-47 Pobre Carrera 62 No. 74 A – 14 Pobres Carrera 7 No. 74 – 56 Pobres Calle 71 No.13-47 Pobres Carrera 77 No 67-28 Madres solteras Carrera 69A 71A- 06 Inf., niños, adolesc., jóvenes pobres Carrera. 22 No. 63A -52 Pobres Calle 62 No 37-69 Pobres Carrera 7 No. 60A 24 Pobres Carrera 20 No. 57–51 Pobres Carrera 38 No. 56-24 Drogadictos Carrera 70c No. 54 – 70 Pobres Av. Cra 70 No 49 – 82 Pobres Calle 46 No 28 – 30 Pobres Carrera 7a. 45- 43 Niños y jóvenes abandonados Calle 44 N 16-63 Pobres Calle 43 N 57-14 Pobres Carrera 83 No. 42 A 39 Desplazados Calle 40 No 26ª – 30 Madres cabeza de hogar Diagonal 40ª No. 40-33 Adictos a alucinógenos Carrera 25 No. 39A – 63 Pobres Carrera 8 No. 38 33 Pobres Carrera. 5a. No. 33-61 Pobres Carrera 18A 21-48 Ancianos pobres Carrera 81 B No. 15 A- 30 Infancia y niñez pobre Diagonal 5 No 37-59 Pobres Carrera.19 No.4B 37 Prostit. y habitantes de calle Diagonal 4a N 17-40 Adictos a alucinógenos Carrera 4 este No. 2B – 78 Pobres Calle 1C Bis No 19 -18 Pobres
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
Calle 1B No. 19A-19 Niños pobres Calle 6 Sur No 7 – 18 Pobres Carrera 3a No. 8a-22 sur Pobres Calle 9 No. 8 – 97 sur Pobres Calle 11 Sur Nº 8-76 Pobres Carrera 27K No. 11i - 28 Sur. Pobres Carrera 8a Este 12-30 sur Enfermos Carrera 9a No. 15-39 Sur Enfermos Carrera 9A No. 18-53 sur Pobres Calle 31G Sur No. 16-50 Pobres Transv. 15A No. 32-36 Sur Pobres Carrera 80 No.33 -35 Pobres Carrera 84 Nº 47 A 18 Sur Desplazados Carrera. 54B No. 51A-06 Sur Pobres Calle 71 D bis Sur No. 27-32 Pobres Diagonal 73C No. 57-17sur Comunidades pobres Carrera 18 G No. 74A - 59 Sur Jóvenes pobres Calle 80 a sur No 18 – 32 Pobres
Tomando la calle 13 como el eje central de división de la ciudad, en el sentido norte-sur, se puede apreciar que en la parte norte de la ciudad existen 59 (78%) sedes de de dichas organizaciones, en tanto que en la parte sur sólo hay 17 (22%). Queda por indagar, si la disposición de capital económico personal para prestar los servicios tiene alguna relación con la ubicación geográfica, toda vez que en la zona sur existe mucha más población vulnerable que en la norte. O si en su defecto, es la capacidad de gestionar recursos económicos lo que determina la ubicación, pues llama la atención la localización de cuatro OAH ubicadas entre la calle 92 con carrera 13 y la calle 119ª con carrea séptima; sector que indiscutiblemente está estratificado entre 4 y 5. Finalmente puede verse que, en general, tiende a presentarse algún agrupamiento de las organizaciones, aunque es mayor la cantidad en el sector norte que en el sur.
10. NACIONALIDAD DE LOS PROMOTORES DE LAS OAH En lo relacionado con el origen de los promotores o creadores de las 97 organizaciones estudiadas, 31 (32%) son auspiciadas por órdenes religiosas de diferentes credos; la mayoría tiene origen extranjero y sólo un pequeño
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
número fue promovido por sacerdotes o pastores evangélicos de origen colombiano. Adicionalmente, 13 (13.4%) fueron establecidas por organismos civiles extranjeros. En consecuencia, 52 organizaciones (53.4%) fueron establecidas por personas laicas colombianas. En tanto que la misericordia y buena voluntad hacia la sociedad no tiene fronteras, varias son también las organizaciones que tienen un origen mixto en cuanto a la nacionalidad de los promotores, siendo unos colombianos, y extranjeros, los otros. De igual manera se encontraron dentro del estudio, varias organizaciones de carácter internacional, que tienen bajo su responsabilidad sedes de apoyo humanitario en varios países del mundo. De lo anterior se deduce que un porcentaje, no determinado, de los recursos económicos utilizados en estas entidades proceden de organizaciones matrices extranjeras. Quiere decir, que son filiales o subsedes de entidades entre las que descuella Génesis Foundation Inc y la Asociación Cristiana de Jóvenes ACJ - YMCA. Se destaca que de estas organizaciones, cuatro fueron creadas por personas que se recuperaron de la drogadicción; cuatro, como una opción laboral profesional para sus fundadores; cuatro cumplen el papel de responsabilidad empresarial y dos fueron creadas por personas que tenían hijos con alguna enfermedad de alto costo.
11. LAS OAH Y LA POBLACIÓN OBJETIVO A continuación se muestra el mapa de necesidades y problemas de la población menesterosa (infantes, niños, adolescentes, jóvenes, familias, adultos mayores, mujeres y otros), que están siendo atendidas por las OAH, de acuerdo con las preferencias de las personas comprometidas con la ayuda humanitaria. Doce de las organizaciones cuentan con grupos etáreos que van de 0 a 18 años, y una impuso como límite mínimo los 13 años. Las otras 54 organizaciones no muestran ningún dato al respecto; esto podría significar que los dueños y/o administradores de tales organizaciones cuentan con posibilidades de obtener ayudas tanto en dinero como en voluntariado suficiente para
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
cubrir las necesidades propias de cada grupo etáreo7, en materia de apoyo nutricional, educativo, cultural, espiritual, afectivo, deportivo, de capacitación laboral y aún, recreativo. Del total de 97 organizaciones identificadas, son 46 las que se ocupan de los problemas y necesidades de la infancia; la mayoría de estas prioriza la nutrición y la educación infantil, consideradas como las necesidades más importantes de este grupo étareo. En segundo lugar lo ocupa la salud. En tercer lugar aparece la vivienda como necesidad a satisfacer, y finalmente están el vestuario, las enfermedades y la discapacidad. Cabe resaltar que sólo una organización presta todos los servicios enunciados en la tabla, y aunque la gran mayoría presta varios servicios, también las hay que prestan sólo uno o dos servicios. 11.1.
Población infantil La descripción muestra que si bien, un buen número de entidades se dedica a proporcionar lo que se considera básico para el ser humano desvalido, no menos destacable es la existencia de las relativamente pocas organizaciones dedicadas a contrarrestar las enfermedades, particularmente el cáncer en los infantes cuyos padres no cuentan con la sensibilidad, cultura o capacidad económica para aliviar los padecimientos de salud de sus hijos; lo mismo que las que se ocupan en tratar de ayudar a superar las limitaciones de las discapacidades.
Tabla 2
NECESIDADES DE LOS INFANTES
VIVIENDA
VESTIDO
EDUCACIÓN
SALUD
ENFERMEDAD
DISCAPACIDAD
ALIMENTO
VIVIENDA
VESTIDO
EDUCACIÓN
SALUD
DEPORTE
DELINCUEN.
TR. INFANTIL
ENFERMEDAD
NIÑEZ
ALIMENTO
INFANCIA
27
13
8
26
21
8
7
38
15
13
35
27
7
10
6
7
7. Para efectos de este estudio, los grupos etáreos contemplan las siguientes edades: infancia: 0 a 6 años no cumplidos; niñez: 6 cumplidos a 12 años cumplidos; adolescencia: 13 años cumplidos a 17 años cumplidos; juventud: 18 años cumplidos a 22 años cumplidos.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
Gráfico 1
NECESIDADES DE LOS INFANTES
Dentro de este grupo etáreo se encuentran otros padecimientos (no tabulados por cuanto no hay entidades especializadas en ello, pero que los sufren muchos de los infantes atendidos) como son el maltrato, el abuso sexual infantil y los procesos de adopción, que son atendidos básicamente por psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapéutas. 11.2.
Niñez Similar a lo presentado dentro de las necesidades básicas de los infantes, para 59 emprendedores sociales lo fundamental a satisfacer para la niñez es la nutrición y la educación, seguido de la salud, con un tercer lugar para la vivienda y el vestuario, y finalmente el deporte. En este grupo, con excepción de las enfermedades, sólo dos entidades prestan todos los servicios enunciados en la tabla. Las siete organizaciones que se ocupan de las enfermedades –particularmente el cáncer- prestan algunos de los servicios contemplados pero no se ocupan de algún otro problema. En cuanto a los problemas en este grupo 8, además de la discapacidad9 y la enfermedad, las organizaciones también se ocupan de problemas como la adicción a los alucinógenos, la delincuencia y el trabajo infantil. Gráfico 2
NECESIDADES Y PROBLEMAS DE LOS NIÑOS
8. Situaciones propiciadas en alguna forma por los padres y/o cuidadores de los niños. 9. Dentro de las discapacidades sobresalen la cognitiva, auditiva, oral y motriz.
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
Como se ve la cantidad de organizaciones interesadas en este grupo etáreo es mayor que la de los infantes, aunque las dedicadas a la enfermedad y discapacidad son las mismas que prestan esta atención a los infantes. Aparecen aquí las organizaciones que atienden problemas típicos sociales como la drogadicción, delincuencia y trabajo infantil, que ayudan a incrementar el apoyo nutricional, los servicios de salud y educación. Las que se ocupan de los problemas no son exactamente las mismas que lo hacen para la infancia, por lo tanto no coinciden en número, sólo unas pocas atienden los tres problemas en mención. Se repite para este grupo lo dicho en cuanto a la atención especializada a los violentados por maltrato, abuso sexual, y se agrega la explotación sexual y el trabajo infantil. Adolescencia Referente al grupo de organizaciones encargadas de atender necesidades y problemas de los adolescentes en condiciones de vulnerabilidad, se observa que lo principal es la educación y la capacitación laboral, en segundo lugar está el refuerzo nutricional y la salud. En tercer lugar se encuentra la vivienda y el vestuario, lo mismo que la atención de las enfermedades, discapacidades y los problemas sociales. Notable es que las organizaciones proclives a la atención de las enfermedades es menos del 50% de las que atienden infantes y niños, lo cual podría significar que la mayoría han devuelto esta responsabilidad a los padres o a entidades públicas, una vez que los beneficiarios superan la niñez. De otro lado, de las 35 organizaciones involucradas con esta población, solamente tres prestan todos los servicios y atienden todos los problemas enunciados, con excepción de las enfermedades. Estas mismas organizaciones se ocupan también de los infantes y los niños. Las demás prestan sólo algunos de los servicios contemplados. Tabla 3
NECESIDADES Y PROBLEMAS DE LO ADOLESCENTES
VIVIENDA
VESTIDO
EDUCACIÓN
SALUD
DEPORTE
DELINCUEN.
TR.INFANTIL
CAP. LABORAL
ENFERMEDAD
DISCAPACIDAD
ALUCINÓG.
PROSTITU.
ADOLESCENCIA
ALIMENTO
11.3.
14
6
7
20
13
6
6
7
18
3
6
8
6
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
Gráfico 3
NECESIDADES Y PROBLEMAS DE LOS ADOLESCENTES
Significativa es la reducción de organizaciones que prestan servicios a los adolescentes, comparadas con las que lo hacen a la niñez, e incluso a la infancia. Igualmente se nota el tránsito de lo básico, en términos de existencia, hacia lo ocupacional-laboral y productivo, vale decir, el futuro desde la economía. Juventud Las 24 organizaciones que prestan algunos servicios y atienden problemas sociales de la juventud dejan ver que lo central para sus promotores es el futuro laboral y ocupacional de los beneficiarios. La mayoría de las, relativamente pocas, organizaciones interesadas en este grupo poblacional se encargan primeramente de la capacitación laboral; en segundo lugar, de la educación y el arte; y en tercer lugar, de las demás necesidades, con diferente grado de interés. Proporcional al porcentaje de organizaciones dedicadas a este grupo etáreo, están las ocupadas en problemas físicos como la enfermedad y la discapacidad, lo mismo que de los problemas sociales como la drogadicción, la prostitución y la delincuencia.
Tabla 4
NECESIDADES Y PROBLEMAS DE LOS JÓVENES
VIVIENDA
VESTIDO
EDUCACIÓN
SALUD
DEPORTE
DELINCUEN.
ARTE
CAP. LABORAL
ENFERMEDAD
DISCAPACIDAD
ALUCINÓG.
PROSTITU.
JUVENTUD
ALIMENTO
11.4.
6
2
3
11
7
1
3
7
14
2
4
5
3
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
Gráfico 4
NECESIDADES Y PROBLEMAS DE LOS JÓVENES
En este grupo, únicamente una organización presta todos los servicios y atiende todos los problemas, excepto las enfermedades. Las demás se ocupan sólo de algunos de los servicios y/o problemas. Se ve una relación directa entre enfermedad y vivienda, lo cual permite presuponer que la vivienda es proporcionada solamente a las personas que sufren alguna patología de alto costo, y son hijos de personas de escasos recursos económicos. El anterior panorama, visto en general, muestra que la niñez (entre 6 y 13 años) es la que despierta mayor sensibilidad entre los que actúan en beneficio de los que poco tienen, pues son 59 organizaciones (61%) en total las que de manera exclusiva o abierta a otros grupos etáreos, desarrollan programas de beneficio para las personas en esta etapa de la vida. Le sigue en interés la infancia con el 47%, la adolescencia con el 35% y finalmente la juventud con el 25%. Los anteriores porcentajes no suman el 100% dado que la gran mayoría de las entidades presta servicios y atiende problemas de varios grupos etáreos. Once organizaciones se encargan de las necesidades de los adultos mayores. Unas se ocupan de atender todas sus necesidades: alimentación, vivienda, vestuario, salud, recreación; y otras lo hacen sólo parcialmente, incluido un caso en que únicamente proporciona refuerzo alimenticio. La preocupación por la vida llega incluso a tenerla en cuenta desde antes de estar presente en el mundo, siendo así que los embarazos con dificultades son motivo de atención por parte de cuatro de estas organizaciones.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
De igual manera están incluidas algunas organizaciones que prestan servicios de protección primaria y temporal para la población desplazada. Existen organizaciones con alta capacidad de cobertura por cuanto tienen convenios con el gobierno distrital y reciben permanente ayuda económica internacional. Las hay que reciben ayudas de diferentes fuentes públicas y privadas y las que se sostienen únicamente con apoyo de la caridad social. No fue posible obtener el total de la población atendida debido a varios factores: discontinuidad en la prestación de los servicios en algunas organizaciones debido a razones económicas, en otras no proporcionaron datos confiables. Pero queda claro que mientras en unas atienden a más de 2.000 personas, otras lo hacen a cantidades muy pequeñas. Existe también aquí una relación muy directa entre tamaño y capacidad de gestión de recursos económicos.
12. SERVICIOS PRESTADOS POR LAS OAH Del total de organizaciones de apoyo humanitario identificadas, 16 se dedican a buscar la habilitación y rehabilitación social de manera integral, esto es, proporcionarles todos los servicios necesarios para su desarrollo psicomotriz, al tiempo que dotarlos de capacitación laboral que les facilite la inserción al mundo del trabajo y puedan llegar a ser independientes económicamente de modo que dejen de ser una carga para la sociedad. Especialmente dedicadas a los adultos mayores hay dos organizaciones. En materia de alojamiento, otra organización, además de las anteriores, proporcionan dicho apoyo, con lo cual se llega a un total de 17 organizaciones (17.5%) que facilitan hospedaje temporal a los necesitados, tanto niños como adultos mayores. De igual manera son 17 las organizaciones ocupadas en educar a la población infantil y juvenil marginada. La vivienda para los niños y los adultos mayores incluye el lavado de la ropa, disposición de medicamentos, aporte de elementos de aseo personal, recreación dirigida y apoyo personal a los adultos mayores para el consumo de alimentos e incluso ayuda personal para el aseo y vestido, lo mismo que para el desplazamiento.
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
En total son 20 (20.6%) las entidades que cubren las necesidades de alimentación o refuerzo nutricional, alojamiento en algunos casos, servicios de salud física y mental, recreación y deporte, etc. No todas las organizaciones que tienen el programa nutricional proporcionan toda la alimentación a sus afiliados sino que algunas facilitan el almuerzo, otras sólo la comida, y otras, refrigerios entre comidas, y varias de ellas recurren los comedores comunitarios para suplir esta necesidad. Por su parte las organizaciones encaminadas a proporcionar competencias laborales, además de cubrir otras necesidades son 23. Para el caso de la farmacodependencia 7 organizaciones cumplen el papel de recuperadores, en tanto que para la farmacodependencia y la indigencia son 9 entidades comprometidas con la recuperación de los afectados por dicho flagelo, para un total de 17 fundaciones ocupadas en el problema de la drogadicción. La vivienda digna a bajo costo y facilidades de pago es un campo al que se dedican cuatro organizaciones. Cuatro entidades tratan psicosocial y ayudan económicamente a los niños abusados. Otras dos dedican parte de su energía a la promoción y fomento del mejoramiento de vivienda. Dos entidades atienden a los desplazados (estabilización socioeconómica), tres el maltrato infantil y el abandono, tres los valores sociales y morales y, tres, las artes. Los programas de recuperación social, además de la física y fisiológica, incluye la psicológica: autonomía, autoestima, integración de las familias, crecimiento personal, responsabilidad y tolerancia. En los niños se estimula la creatividad, la innovación y la búsqueda de nuevos horizontes positivos. El componente salud está conformado por los servicios médicos, de enfermería, terapias, odontología, psicología y psiquiatría y algunos otros muy especializados para los casos particulares. La educación es un servicio prestado en diferentes modalidades. Directamente con recursos económicos propios y apoyo gubernamental; en establecimientos públicos a través de convenio con la Secretaría de Educación distrital; mediante becas otorgadas por algunas organizaciones. También existen los programas de refuerzo académico. Del mismo modo la recreación y el deporte son auspiciados en varias entidades por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
La espiritualidad es uno de los campos mas favorecidos, no sólo por las organizaciones de base cristiana sino también por otras de las laicas, y en tanto que se considera la existencia de una fuerte relación entre pobreza material y espiritual, las actividades de muchas organizaciones las confrontan por igual en procura de una formación humana digna. Complementariamente la formación en valores humanos, comunidad, sociabilidad, civilidad y ética, es parte del quehacer de varias de las instituciones. La formación integral contempla salidas pedagógicas, ecológicas, fiestas, celebración del día del niño y los cumpleaños. Para las madres, de igual manera, hay salidas. Orientación y capacitaciones. La orientación y asistencia contempla asesoría jurídica para los trámites de derechos de petición y tutelas en los casos que se requieran, acompañamiento personal para hacer diligencias ante entidades públicas y privadas. Prevención y atención de riesgos sociales: acciones encaminadas a propiciar el mejoramiento de las condiciones de vida de la niñez, por medio de la intervención de procesos directos y el fortalecimiento de redes sociales. Formación Integral y Desarrollo, aprovechamiento del tiempo libre. Los distintos programas de capacitación desarrollados por las organizaciones que los ofrecen contemplan: idiomas, panadería, carpintería, huertajardinería, artes manuales, telares, elaboración de Artesanías y elementos de aseo, carpintería, marroquinería, cerámica, porcelanicron, pintura, fommy, filigrana, chocolatería, repostería, culinaria, elaboración de alimentos, belleza, acolchados, bisutería, música, danzas, corte y confección, informática, mantenimiento de computadores, elaboración de elementos con material reciclado, formación de emprendedores empresariales. La modalidad de auxilios, para las organizaciones que los tienen se refieren a viaje de pacientes sea vía aérea o terrestre, se sufraga el costo de los pasajes o tiquetes; económicos para cubrir el costo de exámenes o consultas especializadas que no les cubre el POS; para tratamientos de optometría, odontológicos y de ortopedia; para la compra de prótesis a los pacientes que han sido amputados de alguna de sus extremidades; económicos para la compra de útiles escolares y uniformes a los jóvenes y niños que estudian becados o en la provincia; económicos funerarios en los casos de los pacientes que fallecen, entrega periódica de mercados.
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Capítulo 3 Las organizaciones privadas de apoyo humanitario en Bogotá
Algunas de estas organizaciones no están dedicadas exclusivamente a desempeñar actividades de corte caritativo, sino que también ofrecen programas de recuperación, apoyo y asesoría a personas naturales y jurídicas mediante contrato remunerado con lo cual apalancan económicamente una mayor cobertura a las necesidades de los pobres. Se evidencia un moderado interés por la formación física a través del deporte, pero también, en todos los grupos, por la ocupación del tiempo libre y la recreación, con actividades propias de cada edad, que les apoyen el mejoramiento del manejo del cuerpo, la motricidad gruesa y la fina. La alimentación10 y el refuerzo nutricional son servicios prestados principalmente con el apoyo del Distrito Capital a través de los Comedores Comunitarios –mediante convenios- y con los recaudos económicos a través del Plan Padrinos. Por su parte la salud se presta principalmente mediante convenios con la Secretaría de Salud del Distrito y con diferentes universidades que aportan los voluntarios de todas las áreas de la salud física y mental. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar es otro ente gubernamental estrechamente vinculado a la mayoría de estas organizaciones brindándoles apoyo de diversas maneras a la vez que ejerciendo control sobre sus actividades desarrolladas. Todos los promotores sociales quisieran prestar más y mejores servicios, pero argumentan limitaciones de tipo económico para hacerlo, y aunque se evidenció alta racionalidad económica en las gestiones, también es palpable alguna debilidad en el manejo administrativo gerencial de la mayoría de las organizaciones, en cuanto a la utilización de los recursos. El siguiente gráfico muestra que la gran mayoría de las entidades de apoyo humanitario (85.3%) de manera exclusiva unas, y compartida con otras necesidades, otras, se dedican a atender la población con dificultades de orden económico. Las necesidades específicas de los diferentes tipos de discapacidad, de la narcodependencia, el desplazamiento forzoso, las enfermedades graves y de alto costo, así como las propias del madresolterismo 10. Realmente son pocas las organizaciones que cuentan con capacidad económica para proporcionar alimentación diaria a la población atendida.
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adolescente son socorridas por un número de organizaciones que varía entre ocho y cuatro (10.6%) y (5.3%) del total de las organizaciones. Gráfico 5
DISTRIBUCIÓN DE LAS OAH POR CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN BENEFICIARIA
Del total de 71 organizaciones dedicadas a suplir diferentes tipos de apoyo relacionados con las necesidades básicas de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, sólo 13 de estas tiene claramente establecidos los grupos etáreos a los cuales atienden. No obstante, no se ve un patrón común como criterio para definir los grupos de edades, sino que se deduce que cada organización lo estableció bajo su propio criterio y por lo tanto se encuentran 13 rangos de edades diferentes. De aquí también se infiere que a más de la sensibilidad social ante los menesterosos, y de la disponibilidad de algún capital económico o la posibilidad de obtenerlo, como posibles criterios principales, tanto para crear la organización, como para definir el tipo de población a apoyar, la posesión de algunos conocimientos y/o el dominio de algunas competencias apropiadas para superar las necesidades específicas de algunos grupos de edades y género identificadas, pudieron ser los criterios últimos para la selección. Una doble intencionalidad de carácter claramente social se evidencia en las acciones por parte de las entidades dedicadas a mitigar las difíciles condiciones de la niñez y la juventud desvalida económicamente: el apoyo inmediato para satisfacer las necesidades básicas, la orientación y apoyo para posibilitarles una ocupación que les permita sobrevivir en el largo plazo y
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aminorar el riesgo de incrementar el índice de la delincuencia en el mediano y largo plazo, toda vez que las personas atendidas se encuentran en la frontera del delito por la supervivencia. Pero a la vez se está buscando disminuir la presencia de discapacitados mendicantes a consecuencia de la desnutrición por deficiente alimentación. Importante a tener en cuenta es que varias organizaciones no están dedicadas exclusivamente a atender a los menos favorecidos económicamente, sino que tal campo de acción es parcialmente prestado y en algunos casos es puramente marginal. Es solamente un anexo a las actividades empresariales normales.
13. EVOLUCIÓN DEL INTERÉS POR LOS NECESITADOS La compasión por las personas que no pueden valerse por sí mismas es el motivo inmediato para que aparecieran las llamadas obras de caridad en Colombia. Fue así que el interés por el apoyo a los niños víctimas de la enfermedad del cáncer y la discapacidad visual fueron las que inspiraron las actividades las dos primeras organizaciones de apoyo humanitario en Colombia, en los años 1924 y 1926. No obstante lo anterior, la preocupación complementada con la acción a favor de los más pobres parece que tuvo lugar hacia 1913 con el sacerdote José María Campoamor, quien desde la Caja Social comenzó a impulsar la construcción de viviendas y a proporcionar algunas otras ayudas a las familias más pobres de Bogotá. Más adelante, en 1937, hizo su aparición la primera organización dedicada a los hijos de familias pobres que no podían cuidarlos durante el día, por lo cual les proporcionaban suplemento nutricional, educación, apoyo psicológico y recreación. El apoyo a las madres adolescentes y/o menesterosas y sus hijos surgió en 1942 con la Fundación la Casa de la Madre y el niño, estableciéndose entonces el programa de adopción en el ámbito privado en Colombia. En el año 1953 surgió el apoyo a las niñas y adolescentes entre 7 y 18 años, en estado de abandono o semi-abandono, a través del centro Amparo de Niñas. En 1967 se materializó el interés por apoyar a personas de cualquier edad y género, afectados por la discapacidad cognitiva con la creación del Centro de Educación y Rehabilitación Santa María de la Providencia.
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14. TALENTO HUMANO UTILIZADO El personal ocupado en desarrollo de estas actividades lo constituyen personas asalariadas profesionales, técnicos, otros (Rayfman, p. 3) y personal voluntario (profesionales, técnicos, otros). Si bien, prácticamente en todas las organizaciones hay personal remunerado, la cantidad y calidad varía mucho en función de la capacidad de la organización para prestar servicios. Mientras en las organizaciones pequeñas generalmente se remunera sólo al personal de servicios generales, en las grandes se remunera a la mayoría del personal administrativo. El voluntariado universitario –prácticas sociales y pasantías o prácticas profesionales- es una de las líneas de apoyo más fuerte en este tipo de organizaciones. A través de esta modalidad académica las universidades logran un triple objetivo: 1) fortalecer el proceso de formación profesional integral mediante unas prácticas indispensables en todo proceso de aprendizaje, 2) cumplir con la exigencia formal de impactar directamente a la sociedad desde la proyección social, como condición para la existencia de los programas de educación superior a la vez que como respuesta a las demandas de la sociedad con necesidades por satisfacer (Domínguez Pachón, 2009) y 3) despertar y/o reforzar el espíritu solidario de los profesionales universitarios. Pero también a tenor del servicio “voluntario” de los estudiantes las organizaciones educativas, en los diferentes escenarios en los cuales participan sus estudiantes, desarrollan indirectamente la responsabilidad social, pues son los estudiantes quienes realmente llevan a cabo las actividades y procesos establecidos por cada organización beneficiaria. Una dificultad que tienen las organizaciones de apoyo humanitario con este tipo de ayuda es la discontinuidad en los procesos por razón de la intersemestralidad académica. Durante, por lo menos, una tercera parte del año suelen quedarse sin apoyo, por los recesos y la demora en los procesos administrativos de las universidades en la asignación de los pasantes o practicantes. En estos casos los líderes se ven abocados recurrir a diversas estrategias como contratar personal temporal, disminuir la cobertura y captar voluntarios par cubrir los faltantes. La creatividad y mayor empeño, como lo plantea Bornstein, son los recursos básicos para estas situaciones.
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15. INFRAESTRUCTURA UTILIZADA Las instalaciones utilizadas para el apoyo humanitario son totalmente heterogéneas, pues van desde edificios pequeños (con excepción de World Wide que cuenta con un edificio de más de cinco pisos) con muchas comodidades, hasta pequeñas casas con su construcción inconclusa, en las cuales se hacinan más de las personas permitidas por los organismos gubernamentales encargados de su vigilancia y control. Igualmente la dotación está, generalmente, en relación directa con el tamaño de la infraestructura y la propiedad de los inmuebles. En cuanto a la propiedad de los inmuebles, la mayoría son propiedad de los promotores o benefactores, y su uso gratuito hace parte de la donación a los pobres; una buena cantidad es usada en calidad de comodato con la oficina de estupefacientes y el resto en calidad de arrendamiento.
16. FUENTES GUBERNAMENTALES DE APOYO Entre las fuentes gubernamentales de apoyo económico a estas organizaciones se encuentran los programas: Atención a la Población Desplazada, Programa de Asistencia Integral –PAI y Familias en Acción, a cargo de la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional. Los objetivos de esta entidad a través de sus programas son: brindar atención humanitaria integral que incluye acompañamiento psicosocial, orientación ocupacional y apoyo para generación de ingresos, estabilización socioeconómica, resignificación del plan de vida, a través de los dos primeros programas mencionados. Por medio de Familias en Acción se entregan subsidios de alimentación a los niños menores de siete años, durante un año; subsidio escolar a los niños y adolescentes entre 7 y 18 años, durante 10 meses. Varias de las OAHs del estudio reciben algunos de estos auxilios en calidad de operadores de tales programas a través de convenios específicos. Otras entidades que hacen aportes importantes son la Alcaldía Mayor de Bogotá fundamentalmente a través de los Comedores Comunitarios, la Secretaría de Educación, la Secretaría de Salud, el Instituto Distrital de la Recreación y Deporte y la Secretaría de Integración Social, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- también aporta significativos recursos económicos y de orientación operativa a varias de las entidades humanitarias
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dedicadas al cuidado de la niñez. El Servicio Nacional de Aprendizaje –SENApresta su concurso en el apoyo a la capacitación laboral de los adolescentes y jóvenes de los programas de formación laboral ofrecidas por algunas de estas organizaciones. A nivel nacional son numerosas las empresas privadas (motivadas económicamente por la carga impositiva fiscal y en cumplimiento de la filosofía de la responsabilidad social corporativa) y las personas naturales que hacen diferentes tipos de aportes a la gran mayoría de las organizaciones. Una de las modalidades más utilizada es el Plan Padrino. La mayoría de estas organizaciones se proveen de recursos económicos propios adicionales mediante la venta de algunos de los productos elaborados por las personas beneficiarias, y también por la realización de actividades diversas como bazares, bingos y otros eventos. No faltan tampoco las organizaciones que financian totalmente las actividades de algunas OAH. Los convenios que celebran las OAH con los entes gubernamentales son realmente alianzas estratégicas en la medida en que mediante estos las OAH alcanzan unos mejores resultados y por su parte el gobierno logra instrumentalizar su política social, sin tener que recurrir a la creación de los entes burocráticos criticados por Zubiría. Pero no es sólo el apoyo económico lo que cuenta por cuanto la gran mayoría de las organizaciones de estudio reciben aportes en diferentes formas bajo directrices específicas y controles rigurosos, en procura de los objetivos establecidos por las políticas públicas y las organizaciones beneficiarias. Es así como el ICBF reglamenta apoya y controla la filosofía y actividades de los entes adscritos, vinculados y/o desarrolladores de proyectos en convenio para el cuidado y desarrollo integral de la infancia y la niñez, especialmente.
17. FUENTES PRIVADAS DE RECURSOS ECONÓMICOS: • • • • •
ACNUR, Alcatel de Colombia, Banco Arquidiocesano de Alimentos, Banco Mundial de Alimentos, BBVA
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• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
BIOFUTORO LTDA Brazilian Women’s Group Carrefour Cementos Tequendama S.A. Ceudes CHF internacional Children of the Andes de Irlanda, Club Activo 20-30, Club Atlético Real Madrid Club de Damas Americanas en Bogotá Colcamp Dupree Econta S.A. , Eagle Transport Ltda. Editora Cinco Embajada alemana Embajada Británica, Environmental Solutions Ltda. Faber Castle Falco Ltda. Fedco Ferretería Tubofer & Cia Ltda ficina Contra la Droga y el Delito Fundación éxito Fundación Proniñez GECOLSA General Motors Colmotores Genesis Fundation, Inc. Give to Colombia Glaxo Smith Kline Globo Petrol Ltda, GM Colmotores, Gran Andina de Aduanas S.I.A. Ltda. INTERENZIMAS LTDA Laboratorios Bioreg Laboratorios Pharmaderm, Makú Microsoft Colombia Manta Internacional Nutrimos S.A. OIM
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• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
ONU Organización solidaria de Milán – Italia, Plan Mundial de Alimentos, Procter & Gamble, R.I.D. Instrumentación Ltda. Reinduflex S.A. Revista Capital Club Revista Gato Pardo Revista Rolling Stones SNU, Sociedad Salesiana Star Oil field Services Ltda. Superview Surti Industrias Ltda. Telefónica Moviles Totto Trans Surenco Ltda Tuboscope Brant de Colombia UNIFEM Universal Tubular Technology Visión Mundial Xmas Project YMCA
Entre las empresas u organizaciones de origen colombiano que apoyan la labora humanitaria se encuentran las siguientes: • • • • • • • • • • • •
Aerolíneas Aires Aguilar Construcciones Arturo Calle Banco de Bogotá. Bavaria Carulla Vivero Casa Editorial El Tiempo Colegio de la Presentación- Las Ferias, Colegio Distrital Garcés Navas A-B Colegio Distrital Miguel Antonio Caro MAC Colsubsidio Consultorio Jurídico de la Universidad Católica
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• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Corporación Minuto de Dios Corporación Unificada Nacional de Educación Superior CUN Corporación Universitaria Iberoamericana Corporación Universitaria Minuto de Dios Corredores Colombianos de Seguros S.A. Davivienda, Dentisalud Empresa de Teléfonos de Bogotá Escuela Colombiana de Carreras Industriales ECCI Fundación Aviatur Fundación Carvajal Fundación Diana Bernal Fundación Exito Fundación Fe y Alegría Fundación Hogar Integral, Fundación Santa Fé, Fundación Tía Bambi de Colseguros Fundación Universitaria del Área Andina Fundación Universitaria Monserrate Gocetas Grupo Bolívar Grupo cultural y de lectura Hogar Club Michín Hoteles Estelar Novaventas Pontificia Universidad Javeriana Quala S.A. Radio Cadena Nacional Servicio Nacional de Aprendizaje –SENA Talitha Kun Telecaribe Telefónica Transportes Especiales de Carga S. en C. Universidad de la Salle Universidad de los Andes Universidad el Bosque Universidad Libre de Colombia Universidad Militar Nueva Granada Universidad Nacional de Colombia
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Las donaciones hechas por personas naturales, de manera continua, tanto nacionales cono extranjeras son innumerables, especialmente a través de las alcancías. Los planes de apadrinamiento también son una fuente significativa de ayuda. Una fuente de financiación fija, aunque no muy significativa son las cuotas que generalmente cobran a los beneficiarios o a sus familiares. De otro lado están los benefactores que obsequian artículos diversos, tanto nuevos como usados, para el uso y consumo de las OAH o de los beneficiarios. Finalmente está el producto de la comercialización de artículos elaborados o servicios prestados por las personas inscritas en los programas de rehabilitación o capacitación, lo mismo que la ejecución de programas contratados con el ICBF.
18. CONTROLES AL DESARROLLO DE LOS PROGRAMAS El control a la eficacia y eficiencia de las actividades de estas organizaciones no es homogéneo. Mientras en las grandes existen mecanismos y personas dedicadas a planear las actividades, medir los logros y controlar el uso de todos los recursos, en las medianas el control es ejercido principalmente por las instancias de control gubernamental, a tenor de la ejecución de los aportes económicos recibidos de estas; y en las pequeñas el control es mínimo debido a que toda la energía la invierten casi exclusivamente en conseguir recursos de todo género para su supervivencia.
19. TIPOLOGÍA DE LAS OAH Pensar en una tipología de las organizaciones en estudio es por ahora riesgoso con la información recolectada. Desde la óptica de los servicios es poco viable habida cuenta de la variedad de servicios prestados por cada una. Difícil es plantear que exista un número representativo de OAH que presten determinados servicios: la heterogeneidad es muy alta. Tampoco se
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puede hablar con propiedad de organizaciones especializadas en uno u otro género, pues si bien es cierto que las hay, la gran mayoría atiende población de los dos géneros. Por el lado de las necesidades, si bien es cierto existen algunas especializadas en enfermedades, por ejemplo, la inmensa mayoría se dedican a las personas con múltiples necesidades, pero no todas cubren las mismas. Por grupos etáreos tampoco es fácil dado que, aunque algunas se dedican a los niños y otras a los ancianos, lo corriente es que muchas atienden menesterosos de diferentes edades. Una posibilidad que se podría explorar con un poco más de información es la taxonomía por el origen o estamento social de los promotores: las de carácter religioso –con sus diferentes vertientes; las creadas por personas naturales colombianas y las creadas por organismos internacionales. Pensar en hacerlo desde el liderazgo o la gestión es aun más comprometedor, por lo cual sólo quedaría como una posibilidad el método de investigación cualitativa, examinando minuciosamente a cada una de las organizaciones a fin de establecer categorías diferentes a las convencionales y poder identificar diferencias concretas.
20. CONCLUSIONES Lamentablemente, desde el estudio no es posible, hablar de manera confiable, de una cantidad siquiera aproximada de personas beneficiadas por las OAH, debido a diferentes circunstancias, como por ejemplo, discontinuidad en el desarrollo de los programas, derivado, a su vez, de la intermitencia en la prestación de apoyo por parte del voluntariado universitario; la temporalidad del apoyo a diversos programas por parte de los entes gubernamentales, especialmente en los programas específicos de rehabilitación y salud, y ayuda económica recibida de fuentes no permanentes como las donaciones. La gestión débil administrativa es también una causa por la cual no se puede confiar en los datos proporcionados. Aunque podría considerarse que existe una intencionalidad generalizada de promover el desarrollo económico social, a partir de las acciones concretas sobre personas específicas, no es procedente afirmar la existencia de un estamento de emprendedores sociales como agentes de cambio de la sociedad. Emprendedores sociales sí, en cuanto sus obras son clara manifestación de emprendimiento, mas como agentes de cambio sólo pueden considerarse
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unos pocos, los que tienen claridad sobre lo que es necesario hacer y logran los resultados esperados. Dos hechos más ratifica las afirmaciones de Barón de Gérando y Castel: 1) en relación con que los emprendedores sociales no son compatibles con la economía de mercado, que se la juegan con retos permanentes en procura de la subsistencia de otros, toda vez que su gestión tiene mucho que ver con el reciclaje de prácticamente toda clase de bienes utilizables en alguna forma, ya como bienes de uso o consumo inmediato o como materia prima para la producción de bienes para el mercado. 2) La caridad ciega que multiplica el número de los menesterosos. Por las evidencias, la mayoría desempeñan una obra cristiana muy loable, pero dado el corto tiempo de formación y condiciones y con los elementos adecuados, mas la alta de seguimiento, infortunadamente tiende más a fortalecer la dependencia –como lo sostienen Castel, Yunus y De Zubiría-, que a conseguir la autosostenibilidad de las personas beneficiadas. Contrariando también los cánones de la economía de mercado, destacable es la existencia de personas que muestran la vocación de servicio como cualquier otra actividad laboral ejercitando actividades con profundo significado para quienes tienen necesidades que, por lo menos temporalmente, no las pueden suplir por si mismos o por sus cuidadores. Siguiendo a Salamon y Abramson, es notoria la baja eficiencia en la instrumentalización de las políticas de estado con la voluntaria participación de los particulares en la solución de las necesidades sociales. Sin entrar a discutir por ahora que grado de responsabilidad o participación debe tener el Estado y los particulares en este problema social, es evidente el compromiso de ambas partes, pero falta aun precisión, y en este caso de parte del Estado, en materia de interpretación y aplicación de la legislación existente en materia social. De las cinco funciones enunciadas por Bornstein son bien evidentes cuatro: prestar servicios, actuar como defensor, actuar como estructura mediadora y garantizar valores. Todas las entidades cumplen con la primera de estas funciones en mayor o menor escala; las dos siguientes están a cargo principalmente de las OAH dedicadas a orientar y apoyar a quienes requieren servicios específicos a cargo del Estado, siendo básicamente los desplazados, discapacitados, enfermos o analfabetos. La garantía de la conservación de los valores es una función históricamente asumida por los difusores, predicadores
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de los credos religiosos y algunos laicos que ven en estos el único o más eficaz medio de formar personas íntegras para la sociedad. Concordante con las características planteadas por Ashoka, por los datos obtenidos es manifiesto que los emprendedores son inexcusablemente personas con ilusiones y motivación para materializarlas. El excepticismo y menos aun el pesimismo permiten actuar, particularmente cuando se trata de otros. Del mismo modo implica confianza en sí mismo, en la medida en que si no se obtiene los resultados esperados, los afectados podrán sentirse burlados empeorando su condición vulnerados. Tener paciencia pues como lo aseguraron varios directivos, su principal obstáculo es el económico, por lo cual no podían alcanzar todos los objetivos deseables dado que las necesidades superan siempre su capacidad de satisfacción. Finalmente, es innegable que son perseverantes y tienen la capacidad de poner en práctica sus pensamientos e ilusiones. No se quedan en sus sueños sino que actúan en procura de hacerlos realidad. Un aspecto importante que queda pendiente de conocer es el relacionado con el impacto de este tipo de labor desarrollada, en relación directa con los costos incurridos. Son ingentes la energía y los recursos invertidos en estas acciones como para no tener en cuenta la eficiencia en el uso de los aportes tanto de los promotores como del Estado y los particulares. De allí que convendría investigar en varias direcciones. De un lado, cuál es el resultado real, visto socialmente, de toda la actividad desplegada en torno a los necesitados de la ayuda de terceros. De otro, el nivel de eficacia de las políticas del Estado en ese campo. En tercer lugar, la eficiencia de la gestión de las OAH en esta noble intención.
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LA INNOVACIÓN SOCIAL COMO FACTOR DE LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL: EL CASO DEL MODELO QUEBEQUENSE1 Juan-Luis Klein, Jean-Marc Fontan, Denis Harrisson y Benoît Lévesque Centre de recherche sur les innovations sociales (CRISES) Université du Québec à Montréal
INTRODUCCIÓN El objetivo de este texto es analizar el aporte de la innovación social a la transformación social en el marco de un ejemplo concreto: el caso de la Provincia de Quebec en Canadá. Nos referiremos en particular a lo que se ha dado en llamar “Modelo Quebequense”2, el cual se caracteriza por la concertación entre diversos componentes de la sociedad civil. Se pretende mostrar cómo la configuración societal quebequense estructurada, entre 1. Este texto fue realizado por un equipo del CRISES asociado al proyecto Growing Inequality and Social Innovation : Alternative Knowledge and Practice in Overcoming Social Exclusion in Europe, el cual fue desarrollado por una red compuesta por diecinueve instituciones coordinadas por Frank Moulaert. El proyecto fue financiado por la Unión Europea dentro del programa FP 6. El presente texto fue concebido para contribuir a la reflexión sobre la innovación social realizada en el marco del mencionado proyecto. Los autores expresan sus agradecimientos a Mauricio Aranzazu, estudiante de maestría en geografía en la Universidad de Quebec en Montreal por su contribución a la redacción de la versión de este texto en lengua castellana. 2. Sobre el « Modelo quebequense », ver Lévesque (2001). Para un análisis crítico de esta noción, ver Salée (2007). Hacemos claridad que la noción de modelo usada en este texto no tiene necesariamente un valor normativo. Su uso busca destacar los rasgos que caracterizan a una colectividad (Boyer et Freyssenet, 2000). De esta manera, el modelo aparece como una construcción a posteriori que procura una mejor comprensión de las cosas conforme al método del ideal tipo (Weber, 1965). Según este enfoque, todas las sociedades pueden ser consideradas como modelos, o sea como configuraciones que comprenden un cierto número de particularidades y características relativamente estabilizadas para comportarse como un sistema (al menos a posteriori), y a la vez capaces de evolucionar cuando las necesidades y las aspiraciones lo requieren (Lévesque, 2003).
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otros aspectos, sobre la base de la concertación y el “partenariado”3, ha sido propicia para el surgimiento y la difusión de numerosas innovaciones sociales y como estas han contribuido a la transformación social4. Antes de comenzar, recordemos que Quebec forma parte de Canadá, una confederación formada por un gobierno central (federal) y por gobiernos provinciales. En muchos aspectos, la provincia de Quebec -cuyos orígenes se remontan a la fundación de la ciudad de Quebec en 1608, es decir 150 años antes de la conquista de Canadá por Inglaterra-, constituye una “sociedad distinta”. En primer lugar, se distingue por ser predominantemente de lengua francesa, mientras que el resto del país es de habla inglesa; en segundo lugar, por un sistema jurídico específico inspirado en el Código Napoleónico distinto de la common law que prevalece en el resto de Canadá, y en tercer lugar, por una tradición inscrita en la religión católica, mientras que las provincias inglesas profesan principalmente la religión protestante. La sociedad quebequense se distingue, además, por su modelo de desarrollo económico, aspecto que nos interesa abordar en el presente texto. Su economía, apoyándose por cierto en la empresa privada, como es la norma en América del Norte, también se apoya en importantes empresas del sector público y en numerosas empresas cooperativas y de economía social. Por otro lado, en Quebec, los actores sociales, que son los sindicatos y las asociaciones, tienen un estatuto jurídico quebequense y el horizonte de su acción es la provincia de Quebec, y no Canadá, lo que deja ver la fuerte identidad que orienta a los actores de esta provincia. Quebec presenta un régimen específico de gobernanza (Côté, Lévesque y Morneau, 2007). Este régimen se caracteriza por la participación de una pluralidad de actores y por la hibridación de diversas formas de gobernanza (Lévesque, 2001; Fontan, Klein y Tremblay, 2005; Bouchard, Bernier y Lévesque, 2003). Al inicio de la década de 1960, un vasto proceso de modernización
3. Preferimos usar la palabra “partenariado” (traducción del francés partenariat), de uso corriente en la lengua castellana, para designar la asociatividad entre actores de extracción social diferente, e incluso, a veces, antagonista, en la puesta en práctica de diversos tipos de proyectos y estrategias de desarrollo. 4. El análisis de la innovación social con respecto a la transformación social representa el principal acercamiento sobre la cuestión de la innovación social practicado en el Centro de investigaciones sobre las innovaciones sociales (Centre de recherche sur les innovations sociales: CRISES). Para conocer detalles sobre la misión y proyectos de este centro de investigación, consultar el sitio www.crises.uqam.ca )
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política, económica, social y cultural por el que atravesó Quebec, al que se llamó “Revolución Tranquila”, dio origen a una gobernanza jerarquizada caracterizada por la presencia dominante del sector público, lo que constituía un freno a los aires de democratización que ella había infundido (Brunelle, 1978). Sin embargo, a partir de la década de 1980 -momento a partir del cual se concentra el interés principal de este texto- la crisis del fordismo y el cuestionamiento del Estado benefactor renueva su impulso democrático gracias a la activación de los movimientos sociales (Favreau y Lévesque, 1996; Comeau et al, 2001). Es así como a partir de esa década Quebec se convierte en un semillero de ideas y de experimentaciones que apuntan hacia la solidaridad y la democracia (Vaillancourt, 2002: 12). Estas experimentaciones se traducen en una convergencia relativa de tres esferas socioeconómicas: las esferas de lo privado, de lo público y de lo social. Esta convergencia contribuye al surgimiento de una gobernanza híbrida en la cual la confluencia de los actores tiene una base identitaria. Es en efecto la especificidad cultural que encamina a las organizaciones públicas, sindicatos, organizaciones comunitarias y representantes del patronato hacia la necesidad de asegurar el desarrollo de Quebec (Fontan, Klein y Tremblay, 2005). La respuesta a la crisis de los ochenta trajo consigo un ciclo de innovaciones sociales que transformaron a la sociedad quebequense. Ese ciclo continuó hasta finales de la década de 1990, década en la cual la intensidad de la institucionalización limitó la fuerza de la experimentación cuestionando sus efectos, especialmente a partir de 2003, año de la llegada al gobierno de un partido liberal cuyo programa favorecía orientaciones más bien neoliberales, como por ejemplo la cooperación público-privada. El gobierno liberal ha reducido la gama de los mecanismos de concertación con los actores colectivos y las asociaciones, así como las formas de gobernanza basadas en acuerdos de cooperación establecidos entre 1980 y 2003, pero no ha podido eliminarlos debido a su arraigo institucional. Es este arraigo que trataremos de explicar en este texto. El texto se estructura de la manera siguiente. En primer lugar, expondremos lo que entendemos por innovación social así como las principales dimensiones del enfoque utilizado. En segundo lugar, presentaremos el contexto, los factores detonantes y los actores implicados en las innovaciones sociales en tres campos: el trabajo, las condiciones de vida y el desarrollo local5. En 5. Estos tres campos constituyen los tres ejes temáticos de trabajo del CRISES.
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tercer lugar, examinaremos las principales características de la innovación del modelo quebequense en cada uno de los dominios estudiados, características que a nuestro juicio son la gobernanza hibrida, la co-producción y la coconstrucción en el dominio de las políticas públicas, y la puesta en práctica de una estructura económica plural donde se combina la acción del Estado, de la empresa privada y de la economía social. En la cuarta parte del texto expondremos los retos con los cuales se confronta la innovación social en el caso quebequense. Finalmente en la conclusión, retomaremos los elementos que el modelo quebequense nos ha revelado con el fin de problematizar el tema de la innovación social y su efecto sobre la transformación social. El caso de Quebec nos permitirá ver que las innovaciones sociales son la obra de actores sociales que intervienen en contextos institucionales precisos. Estos contextos influyen sobre la naturaleza, la práctica y el alcance de las innovaciones. Las innovaciones sociales jalonan una dinámica en la que se combina, de un lado, el “path dependency” o la dependencia de los actores hacia la manera en como ellos fueron socializados e igualmente hacia su capacidad de actuar según las reglas de un marco establecido, y, de otro lado, el “path building”, o la capacidad de los actores de romper el marco regulatorio y de construir uno nuevo (Fontan, Klein, Tremblay, 2008).
LA INNOVACIÓN SOCIAL Y MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL
LA
TRANSFORMACIÓN
SOCIAL:
Con el fin de comprender y de analizar la innovación social, focalizaremos nuestra atención en los procesos que involucran el establecimiento de nuevos acuerdos sociales, de nuevas formas de movilización de recursos y de nuevas respuestas a problemas para los cuales las soluciones conocidas resultan insuficientes. Estos procesos movilizan recursos tangibles e intangibles de forma creativa. La innovación social se instala en el seno de lógicas y de estrategias dominantes en la relación de los individuos con la colectividad y entre las colectividades (Klein y Harrison, 2007, Moulaert y Nussbaumer, 2005). La perspectiva de la innovación social permite entonces cualificar la dinámica evolutiva en la base del desarrollo de las sociedades y, de manera particular, del desarrollo de su sistema económico. En esta perspectiva, la noción de innovación remite inevitablemente a los trabajos de Schumpeter (1932), quien no limita la concepción de desarrollo
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a una simple evolución o a una progresión lógica y gradual de una forma económica a otra, sino que la ve como el producto de una ruptura que da cuenta del paso de una norma económica a otra. En efecto, para el economista austriaco, el desarrollo económico corresponde a la adopción de un nuevo conjunto de reglas a partir de las cuales toman forma nuevos acuerdos institucionales. Por lo tanto, la novedad reside en la adopción de un modelo o de un marco nuevo de producción, de distribución o de consumo. La innovación radica de esta manera en el hecho de combinar los elementos de forma inédita. Para que esta nueva combinación se arraigue en los comportamientos humanos, debe ser reconocida, aceptada y adoptada por un número significativo de agentes. Ella toma la forma de un camino o de una vía que es trazada entre las reglas institucionales existentes que van cediendo poco a poco frente a la fuerza del uso de nuevas normas y reglas que se consolidan. Para transformar la sociedad, la innovación debe, en efecto, difundirse y generalizarse. Es importante recordar que los trabajos sobre la innovación social distinguen las innovaciones radicales y las innovaciones incrementales. Las primeras representan una ruptura mayor con las prácticas económicas y sociales existentes. Las segundas se consideran innovaciones progresivas, “una serie de cambios en el marco de parámetros conocidos o la introducción de un producto dado de características técnicas ya utilizadas en productos similares” (Fagerberg, 2003: 5). Aunque las innovaciones incrementales son menos espectaculares, varios autores consideran que su impacto acumulativo puede ser grande, aún mayor que el impacto generado por las innovaciones radicales (Lévesque, 2006). Con respecto a la innovación social, otras nociones mediadoras deben ser también examinadas. Los análisis evolucionistas e institucionalistas de la innovación han establecido que las innovaciones se producen generalmente en grupo, principalmente en los períodos de salida de crisis. Así, las innovaciones no se orientan en cualquier dirección sino que siguen un paradigma sociotécnico en emergencia (Lipietz, 1989), el cual, para imponerse, debe apoyarse en experimentaciones exitosas como aquellas realizadas a nivel de organizaciones y de comunidades locales (Lundvall, 1992). Pensar la innovación social exige entonces que uno fije su atención en aquellos que la emprenden y la difunden, en aquellos que la vehiculan a través de proyectos sociales con dimensiones emancipadoras, y en quienes,
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cuando sus efectos primeros se agotan, las reactivan. Según nuestro enfoque, el movimiento social es una incubadora de innovaciones sociales, cuya acumulación y aplicación conduce a cambios estructurales y culturales profundos en los que toma parte la sociedad en su conjunto. La innovación social se confronta a códigos de conducta, a modalidades de acción instituidas que debe infringir. Esta es la razón por la cual una reflexión profunda sobre la innovación social exige a su vez una reflexión sobre la acción colectiva, al igual que sobre el actor y su aporte a la transformación del ámbito institucional al que se confronta. La innovación se produce en un lugar preciso y en un momento determinado, afirmaba Perroux (1986) a partir de los cuales se diseminan en el tiempo y en el espacio. Las innovaciones sociales no escapan a esta regla. Ellas son experimentadas en organizaciones específicas (empresas, corporaciones, organización sin fines de lucro, etc.) y difundidas a través de un proceso jalonado por tensiones y compromisos. La rapidez y el éxito de la difusión de la innovación dependen del sector de actividad y de la dinámica de actores en los cuales se inserta la organización innovadora -lo que remite a los antecedentes de esas experimentaciones-, y de la capacidad de los actores de establecer una correlación de fuerzas que venza los obstáculos provocados por los oponentes a la innovación y conduzca a compromisos que permitan su generalización. La innovación social resulta de la imposibilidad de ciertos actores de alcanzar los objetivos sociales legítimos con los medios de los cuales disponen (Merton, 1973). En una perspectiva surgida de la necesidad o de la aspiración, esos actores deben crear nuevos mecanismos confrontándose así a su medio institucional implementando nuevos acuerdos sociales, nuevas formas de hacer, nuevos nexos sociales. Esto da lugar a procesos conflictuales que reflejan el poder y los intereses organizados de los actores que se movilizan en torno a la búsqueda de nuevas soluciones a problemas que se manifiestan, a su vez, bajo nuevas formas. Las innovaciones sociales nacen y son experimentadas inicialmente en organizaciones, subvirtiendo las reglas instituidas, difundiéndose primeramente a otras organizaciones y luego a la colectividad (Alter, 2000). ¿Cómo nacen estas innovaciones sociales y cómo se difunden? La institución y la organización son los conceptos claves para comprender la innovación social y sus efectos. Las ideas emprendidas por los actores innovadores son
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difundidas de una organización a otra por un proceso de transferencia de conocimientos y de valores. Si el nivel institucional es fuerte y está muy arraigado en el comportamiento de las organizaciones, su transformación es más difícil y, por extensión, es más difícil innovar. Las innovaciones sociales pueden alcanzar el nivel de normas y de reglas si las organizaciones del conjunto de una sociedad hacen frente a las mismas dificultades y exigen entonces transformaciones profundas de esas reglas. Una vez ellas alcanzan el nivel de sistemas, cambian la sociedad. La innovación social pone en escena actores que ocupan posiciones diferenciadas en el medio institucional. Los acuerdos institucionales toman la forma de sistemas de actores estructurados a partir de modalidades de regulación social diferentes, aunque complementarias (Boyer, 2002; Klein 2008). Puede proponerse entonces la existencia de un conjunto de sistemas de innovación social que operan en varios niveles a través de sectores complementarios coordinados y que se articulan en un modelo de desarrollo. Como se indicó previamente, la noción de modelo de desarrollo es una construcción a posteriori que apunta a una mejor comprensión de las dinámicas sociales (Weber, 1965). Ella designa el sistema de desarrollo económico (Hollingsworth y Boyer, 1997) y el sistema de protección social (Esping-Andersen, 1999). Desde mediados de la década de 1990 la noción fue ampliada abarcando no solamente el desarrollo económico y el desarrollo social (Lévesque, 2007), sino también su articulación, conforme a las dinámicas de las relaciones sociales, y el lugar respectivo del mercado, del Estado y de la sociedad civil en la construcción de un modelo socioeconómico (Trigilia, 2002; Savoie, 1999; Lipietz, 1989). Este enfoque otorga una gran importancia a las particularidades en las configuraciones institucionales locales así como a las modalidades de coordinación y de gobernanza de los actores y de las acciones que dan un sentido y una orientación a las diferentes colectividades (Boyer, 2002; Moulaert, Morliccio y Cavola, 2007). Su análisis da prioridad a las convergencias organizacionales y las coaliciones de actores como factor importante en la construcción social de un modelo de sociedad (en el sentido que nosotros damos a la palabra modelo). Citemos como ejemplo los análisis del “modelo de Barcelona” (Borja y Castells, 1997), que se extiende cada vez más al conjunto de Cataluña (Castells, 2004) y el cual se basa en los
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contratos sociales entre actores de anclaje social diferente (gobierno local, patronato, sindicatos, grupos de defensa de derechos, etc.) (Casellas, 2006). Esos contratos cristalizan coaliciones de actores que varios investigadores han estudiado en el caso de América del Norte utilizando la noción de “régimen de gobernanza” (Stone, 1989). Mencionemos igualmente el caso de “pequeños países6” como Irlanda (Murphy, 2007), Noruega (Enjolras, 2002), Dinamarca (Pedersen, 2007; Lundvall, 2006), Suecia (Sundstrôm y Jacobsson, 2007), entre otros. En el caso de Quebec, mostraremos que la coordinación de los actores evoluciona a través de varios modos de gobernanza tanto a nivel de la sociedad quebequense como a nivel local donde se definen, se experimentan y se institucionalizan innovaciones sociales específicas (Fontan, Klein y Tremblay, 2005). Nuestra hipótesis es que, en el caso que nos interesa, esas innovaciones resultan de la participación de una pluralidad de actores (económicos, sociales, políticos y culturales) que participan en la definición de políticas públicas. Se puede hablar entonces de una co-construcción de políticas públicas. La presión de los movimientos sociales combinada con la de las diferentes facciones del medio de los negocios y de las organizaciones públicas, propician las condiciones para el desarrollo de una economía plural en la cual las esferas pública y privada cohabitan y se asocian con la economía social y con la acción económica de los movimientos sociales. La influencia de los movimientos sociales sobre las innovaciones sociales, altamente presente en el modelo quebequense, le da a éste una cierta especificidad con respecto a los modelos de gobernanza norteamericanos y europeos (Enjolras, 2008; Amable, 2005; Hollingsworth y Boyer, 1997). CONTEXTO Y QUEBEQUENSES
ACTORES
DE
LAS
INNOVACIONES
SOCIALES
El presente texto se apoya en una investigación realizada sobre las innovaciones sociales que dan forma al modelo quebequense en el período iniciado en 1980 y que se extiende hasta el año 2003. En él se hace hincapié en la participación de la sociedad civil en la definición y en la operacionalización de estas innovaciones, concentrándonos en el trabajo, en las condiciones de vida 6. Pequeños en términos demográficos ya que no superan los diez millones de habitantes. Nos referimos además a países que no carecen de recursos naturales y los cuales han « logrado su adaptación a una nueva economía » y que además tienen una fuerte cohesión social. Existen otros pequeños países cuya suerte es menos deseable (Thériault, 2007).
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y en el desarrollo local. El análisis de esos dominios nos llevará, en primera instancia, a caracterizar el contexto que explica su punto de partida y a identificar los principales actores que forman parte del proceso de innovación en el seno de esos dominios. Luego, los tres dominios serán analizados concentrándonos en los tres aspectos que caracterizan las innovaciones generadas y puestas en marcha en el marco del modelo quebequense. Cuestionamiento de la gobernanza impuesta por la revolución tranquila La crisis del fordismo se traduce en Quebec en una crisis de los dispositivos que la Revolución Tranquila había permitido implantar y por una crisis económica mayor que pone en cuestionamiento las opciones de desarrollo con las cuales estaban asociados los actores socioeconómicos desde 1960. En ese contexto, las razones para la movilización de la sociedad civil no son solamente las propias de la laicización, de la modernización y de la democratización -como había sido el caso en los años 1960- sino también la necesidad de responder a nuevas demandas sociales. La crisis económica constituye el elemento detonante de las innovaciones que van a tener lugar a partir de la década de 1980 y que toman formas específicas en los tres dominios abordados en este texto. El primero de estos aspectos es la gobernanza. Nos ocuparemos entonces de los avances en términos de consulta, de concertación, de partenariado, de reconocimiento de las partes involucradas, de democracia deliberativa y de democracia directa. El segundo aspecto tiene que ver con la co-construcción de políticas públicas y con la co-producción de actividades. La co-construcción concierne la participación de los actores, principalmente de los movimientos sociales, en la elaboración de políticas públicas (nivel institucional) (Vaillancourt, 2008). La co-producción concierne la activación y la producción de servicios como tal (nivel organizacional) (Pestoff, 2006). El tercer aspecto tiene que ver con la contribución de los diferentes actores a la pluralidad de formas de propiedad y de desarrollo económico. La observación detallada de estos tres aspectos nos permitirá mostrar las principales dimensiones innovadoras que pueden ser generalizadas al conjunto del modelo quebequense y los principales retos manifestados en su puesta en marcha. En el dominio del trabajo y de las relaciones entre el capital y el trabajo, Quebec presenta la tendencia que afecta el conjunto de la sociedad industrial como resultado de la crisis del fordismo. Esta tendencia buscaba
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facilitar la flexibilidad y la movilidad del capital lo que se traduce en una crisis de empleo, crisis ampliamente provocada por la modernización de los métodos de producción así como por los cierres y la deslocalización de establecimientos. Las nuevas condiciones de competencia que se imponen generan una disminución importante de los puestos de trabajo, sobre todo la industria manufacturera, y un aumento del empleo precario. Numerosos establecimientos cierran sus puertas tanto en Montreal como en las otras regiones de Quebec. Sectores importantes de la economía industrial quebequense como la metalurgia, los alimentos y el papel, son reemplazados por otros sectores relacionados con la alta tecnología, los cuales generan valor agregado pero crean pocos empleos. Paralelamente, se hace sentir otra crisis cuyas raíces se encuentran en la insatisfacción provocada por el modo taylorista de gestión de trabajo, especialmente entre los jóvenes y las nuevas clases medias urbanas. El modelo fordista de desarrollo industrial, marco de referencia para la codificación de las relaciones de trabajo después de la Segunda Guerra Mundial, atraviesa una crisis mayor a partir de mediados de la década de 1970. Los trabajadores aceptan cada vez menos el trabajo alienante del mundo industrial. Esta crisis se hace sentir también en el dominio de las condiciones de vida donde, bajo el régimen keynesiano, el Estado impone el monopolio de la oferta de servicios públicos, especialmente para los bienes públicos o cuasipúblicos que son principalmente la educación, los servicios sociales y la salud. En Quebec, a pesar de las realizaciones resultantes de la Revolución Tranquila cuyo efecto positivo es incuestionable, como por ejemplo la creación del Ministerio de la Educación, de la Red de Universidades de Quebec, de los Colegios de enseñanza general y profesional (CEGEP), del Ministerio de la Salud y de los Servicios Sociales, la aplicación del centralismo de inspiración keynesiana y la concentración burocrática que conllevan la construcción del Estado benefactor se ven cuestionados. En ese contexto, experimentaciones importantes en la esfera de la salud (organización de salud comunitaria), del derecho (clínicas jurídicas) y de la vivienda (cooperativas de vivienda) van a canalizar una respuesta ciudadana caracterizada por una búsqueda de autonomía y de democracia. Las organizaciones que tenían por mandato apoyar el desarrollo de las colectividades locales atravesaron también una crisis de naturaleza similar. Como en todas las sociedades occidentales, en Quebec la implantación del
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Estado providencia se tradujo en un conjunto de programas de desarrollo regional y de ordenamiento territorial dictados por estructuras centralizadas. Esos programas afrontaron desde la década de 1970 un doble cuestionamiento. En primer lugar, como un resultado del elevado endeudamiento y de las exigencias de los organismos financieros internacionales, el gobierno modificó sus compromisos en ciertos temas, incluido el desarrollo regional, lo que condujo a un proceso de descentralización. En segundo lugar, demandas de autonomía provenientes de actores que se consideraban mal asistidos por los programas gubernamentales, emergen también tanto en las poblaciones rurales más apartadas como en los barrios urbanos más afectados por la crisis del empleo (Hamel et Klein 1996; Klein, 2010). Las colectividades locales son entonces cada vez más interpeladas para asumir responsabilidades mayores en lo concerniente al desarrollo local. Aunque los dominios estudiados constituyen en sí mismos subsistemas, se puede observar que los procesos innovadores por los que atravesaron fueron provocados por factores comunes o al menos similares. Esos factores están relacionados con la presión ideológica y cultural nacida -en el auge de la Revolución Tranquila- de de las insatisfacciones frente a un modelo de trabajo y de vida generado por los compromisos establecidos desde el inicio de la implantación del fordismo en Quebec. Dicha presión objetaba el autoritarismo y la exclusión reinantes en una sociedad estatocentrada y una economía de acumulación intensiva, lo que creó las condiciones para innovar, es decir, para transformar los compromisos fordistas y otorgar a los actores una mayor participación.
El efecto de los movimientos sociales La movilización de los actores sociales fue crucial en la implantación del modelo quebequense, incluso en los primeros años de la Revolución Tranquila. Esta movilización se refiere a dominios específicos pero tiene efectos sobre el conjunto del proceso social en curso. En una primera etapa, las movilizaciones ciudadanas de la década de 1960 reivindicaban una mayor presencia de los poderes públicos en el desarrollo económico, en el suministro de servicios y en el ordenamiento del marco de vida. En Quebec, esas movilizaciones fueron en primer lugar las de los sindicatos y de los comités de ciudadanos desarrolladas en el período comprendido entre 1963 y 1968 y las organismos de defensa de los medios rurales amenazados, llevadas a cabo entre 1970
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y 1975 (Bélanger y Lévesque, 1992). Rápidamente, las reivindicaciones se especializaron y se radicalizaron, propiciando la abundancia de acciones colectivas más especializadas (condición femenina, ámbito cultural, medio ambiente, etc.). Todas esas acciones se inscriben en un registro que fue caracterizado como “sindicalismo del medio de vida” (Favreau, 1989; Lévesque, 1984). Este registro sufre un cambió como consecuencia de la crisis de 1980. Las acciones colectivas se orientan hacia una participación activa en la investigación de soluciones a los problemas sociales y económicos, lo que transforma las organizaciones de la sociedad civil en partenariados y constituye un elemento mayor de las innovaciones que modifican el modelo quebequense. En el dominio del trabajo, las empresas de Quebec conocieron diversas experiencias en materia de organización como la polivalencia de tareas y los equipos de trabajo (Bélanger, Grant y Lévesque, 1994). Con el objeto de lograr una mejor inserción de estas experiencias, las centrales sindicales, en particular la Central de Sindicatos Democráticos (CSD) que fuera pionera en esta materia, la Confederación de Sindicatos Nacionales (CSN) y luego, de forma más crítica, la Federación de Trabajadores y Trabajadoras de Quebec (FTQ) tuvieron cada una la oportunidad de renovar la organización del trabajo con el fin de reconsiderar su rol en las fábricas y posteriormente, en el estilo de negociación introduciendo la negociación razonada. El ámbito patronal se divide, sin embargo, ante las demandas sindicales de “democratización” en las fábricas. De un lado, los patronos se ven favorecidos con el aumento de la productividad después de la implantación de formas de organización de trabajo a partir de las cuales los asalariados se comprometen formalmente y de manera sistemática y organizada en la resolución de problemas de producción; pero del otro, se sienten incómodos con la injerencia de los sindicatos en la organización del trabajo, exceptuando aquellos casos en los que logran demostrar una muy alta cohesión de los miembros convirtiéndolos en una fuerza ineludible. El Conseil du Patronat du Quebec se une, sin embargo, a las tres grandes centrales sindicales proponiendo un marco general para facilitar las transformaciones en la organización del trabajo. Las grandes centrales sindicales y el Conseil du Patronat se ponen de acuerdo sobre los medios que deben privilegiarse con el fin de transformar las condiciones relativas a la armonización de las relaciones de trabajo que aparecen como una condición esencial en la intervención de
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la organización de este dominio. No obstante, las propuestas formuladas no tienen gran alcance institucional, ellas hacen un llamado de adopción voluntaria y el Estado no muestra ninguna intención de legislar sobre los sectores que deben ser primordialmente el objeto de acuerdos internos específicos. Sin embargo, el gobierno, especialmente a través del Ministerio de Trabajo, invita fuertemente a los representantes del patronato y de los trabajadores a comprometerse en las prometedoras vías de la concertación y la cooperación entre ellos. El Ministerio multiplica los estudios, las sesiones de información y la mediación entre las partes. Por otro lado, y en otra escala, en reacción al desempleo y al cierre de empresas provocado por la crisis de 1980, las centrales sindicales crean fondos de desarrollo económico destinados a invertir para crear puestos de trabajo, lo que da testimonio de las reorientaciones de los movimientos sociales y de sus acciones colectivas. Se trata de fondos de pensión concebidos para sostener la creación de empleo en Quebec: el Fondo de la Solidaridad FTQ, creado en 1983, y el fondo denominado “Fondaction” de la CSN, creado en 1996 (Lévesque, et al., 2000). En el plano de la innovación, esos fondos resultan de un largo aprendizaje y de intervenciones sindicales en el campo de la economía y de las finanzas. Esas innovaciones se basan en la puesta en relación de actores que no están generalmente en relación, o que no lo están en la negociación de conflictos, a saber los trabajadores sindicalizados, los consejeros financieros, la empresa capitalista y la banca. Como lo veremos más en detalle, esos fondos favorecen a la vez una gobernanza compartida, la multiplicación de partenariados y una pluralización de la economía (Harrisson, Laplante y Bellemare, 2006). En el dominio de las condiciones de vida, luego de la crisis de 1980, la acción ciudadana se orienta hacia fórmulas cercanas a la cooperación (Lévesque, 1984). En una primera etapa, los actores de la sociedad civil toman la iniciativa de crear servicios más que de solicitarlos al Estado. Los servicios brindados por el Estado benefactor se orientaban hacia el acceso universal y la gratuidad mientras que las iniciativas de la sociedad civil agregan la reivindicación de la democratización en la prestación de los servicios. Por lo tanto, surgen alianzas entre los usuarios de los servicios y los profesionales reconfigurando a la vez las relaciones sociales en la producción de los servicios y las relaciones sociales en el consumo de estos (Bélanger, Lévesque y Plamondon, 1987). Los actores implicados son los nuevos movimientos sociales (grupos de mujeres, grupos comunitarios, grupos ecológicos) y
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también los sindicatos, representantes de las colectividades locales y los propios administradores públicos. En cuanto al dominio de desarrollo local, la crisis de 1980, como lo vimos precedentemente, provoca una reacomodación de las opciones de los actores en lo que respecta a sus reivindicaciones territoriales (Tremblay y Fontan, 1994). Las organizaciones comunitarias crean corporaciones de desarrollo comunitario mediante las cuales asumen un rol activo en el desarrollo económico y social a nivel local (Fontan, 1992), lo que es favorecido por une reforma del marco de ordenamiento territorial con la creación de organismos supramunicipales (las Muncipalités Régionales de Compté) entre 1979 y 1983 y, en Montreal, con la delimitación de aéreas inframunicipales (arrondissements) a fines de la década de 1980. Las reformas territoriales mencionadas coincide con une redefinición de las organizaciones intermedias de apoyo al desarrollo, lo que conduce a la creación de los Centros Locales de Desarrollo (CLD), concebidos como organizaciones que a partir de 1989 canalizan el apoyo a las iniciativas de desarrollo en el medio local. Los tres dominios analizados, a saber el trabajo, las condiciones de vida y el desarrollo local se caracterizan por la multiplicidad de actores y la tendencia a una concertación abierta al partenariado. Un modo de coordinación se establece entre los diferentes actores que instituyen una dinámica de gobernanza partenarial.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL MODELO GOBERNANZA, CO-CONSTRUCIÓN Y ECONOMÍA PLURAL
QUEBEQUENSE:
Según nuestra hipótesis, el modelo quebequense tal como se regeneró a partir de la década de 1980, se caracteriza por importantes innovaciones a nivel del trabajo, de las condiciones de vida y del desarrollo local. Esas innovaciones competen la gobernanza, el hecho que las organizaciones de la sociedad civil participen en la co-construcción de políticas públicas y el hecho que esto contribuya al surgimiento de una economía caracterizada por la pluralidad. Esos son los tres principales tipos de de innovaciones que distinguen al modelo quebequense. Abordemos entonces los tres dominios intentando hacer visible los tres tipos de innovaciones y sus efectos.
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Las innovaciones sociales en el dominio del trabajo Analizar las innovaciones sociales en el dominio del trabajo en Quebec exige fijar la mirada en dos trayectorias que se desarrollan en niveles diferentes y que ponen en escena actores también diferentes. GOBERNANZA La concertación y con mayor razón el partenariado, no están exentos de una cierta ambigüedad. Existe una brecha importante entre lo deseado por parte de los actores implicados y lo realmente conseguido. La concertación patronos – sindicatos y el partenariado que puede surgir de esta concertación aparecen como medios adoptados entre una serie de medidas necesarias para “reemplazar” las relaciones conflictuales (Roy, Harrisson y Haines, 2007). No obstante, cerca del 40% de las empresas quebequenses siguen este enfoque, según el cual los sindicatos cooperan con el empleador con miras a incentivar la modernización de las empresas no solamente a través de la adopción de tecnologías de la información y de las comunicaciones, sino sobre todo a través de innovaciones sociales relativas a las relaciones entre las partes. Sin embargo, las decisiones conjuntas entre patronos y sindicatos son limitadas, las partes prefieren las discusiones orientadas hacia el análisis de los problemas y dominadas por la investigación de soluciones sobre las cuales hay acuerdo. De esta manera, parece existir una preferencia por la búsqueda conjunta de soluciones y no por la toma conjunta de decisiones. Así, es mantenida una distinción muy clara entre los derechos de la dirección sobre la gestión de la empresa y los derechos de representación de los sindicatos, aunque se privilegia en los acuerdos de concertación una actitud de cooperación en las relaciones de trabajo. Esta distinción conspira contra el aumento de la participación de los trabajadores en las empresas. Sin embargo, en otro nivel, el de la participación de los trabajadores en la creación de empleo, el Fondo de Solidaridad de la Federación de Trabajadores de Quebec (FTQ) se caracteriza por una gobernanza que recurre al partenariado, pero también a una capacidad de imponer a las empresas, especialmente a las PME, orientaciones favorables al empleo, a la formación y a la participación de los trabajadores. El Fondo de Solidaridad posee 8,2 millares de dólares en activos y cuenta con 585 000 accionistas, lo que le ha permitido, desde su fundación, crear y/o sostener más de 120 000 empleos.
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Esto lo convierte en uno de los fondos más importantes de Canadá. Con más de una centena de filiales para la inversión, este fondo tiene presencia en el desarrollo local y regional al igual que en la nueva economía, contribuyendo, cuando es necesario y posible, a la reactivación de empresas amenazadas por el cierre. Puede afirmase que este Fondo ha contribuido igualmente a fortalecer la acción sindical en Quebec, aportando una contribución significativa a su desarrollo. El otro fondo de trabajadores que opera en Quebec, denominado Fondaction para la cooperación y el empleo (CSN), que es más reciente, se ha inspirado del Fondo de Solidaridad de la FTQ, pero se distingue de éste por un compromiso mucho mas fuerte con las estructuras cooperativas y con la economía social. Fondaction está presente en el desarrollo durable a través de un fondo denominado Fondo de inversiones y desarrollo durable, en las cooperativas con el Fondo de financiamiento cooperativo, y en las microfinanzas a través, entre otros, de un fondo llamado Fondo de préstamo económico comunitario de Quebec. CO-CONSTRUCCIÓN Y CO-PRODUCTION Bajo el ángulo de la co-producción, el partenariado designa acuerdos institucionales entre una diversidad de actores en competición que eligen deliberadamente cooperar en lugar de mantener relaciones de confrontación. El espectro de estos acuerdos es largo y variado (Geary y Roche, 2003), y las relaciones que de ellos emanan se sitúan entre las relaciones de poder y las relaciones de confianza (Tomlinson, 2005). La flexibilidad, la búsqueda de la calidad y el control de los costos dan forma a un nuevo contexto que estimula a los actores a apostar por la concertación y la implicación de los sindicatos en materia de organización de trabajo, buscando con esto movilizar a los asalariados hacia objetivos organizacionales integradores (Bourque, 1999; Harrison, Laplante y St-Cyr, 2001; Lapointe, 2001a; 2001b; Rose y Chaison, 2001). Este tipo de cooperación supone la existencia de una relación de confianza entre los actores. Además de la implicación sindical, la participación de los empleados aparece como una nueva forma de cooperación; este tipo de relación suple a la rigidez de las reglas de trabajo. En Quebec, varios sindicatos del sector manufacturero y, en menor medida los del sector de servicios, participan voluntariamente en el proceso de innovación en materia de organización del trabajo por una representación de sus miembros ante la dirección. Los sindicatos hacen entonces las veces de intermediarios entre
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los empleados y la dirección sumando a sus reivindicaciones habituales una influencia sobre la organización de trabajo y la seguridad del empleo. A diferencia de la co-producción, que como lo acabamos de ver se desarrolla mediante la concertación y el partenariado, la co-construcción de políticas públicas implantadas a nivel de Quebec en el dominio del trabajo, pone en evidencia un cierto bloqueo institucional exceptuando los casos de disposiciones menores como los contratos sociales (convenios colectivos de larga duración) (Lapointe et al., 2006). Por otro lado, a nivel meso, como es el caso de los comités sectoriales de mano de obra, donde los sindicatos tienen representación al lado de los patronos y a veces de representantes de la sociedad civil, pueden destacarse iniciativas de co-construcción, especialmente en lo concerniente a medidas y programas de formación de mano de obra. En este campo, las innovaciones sociales tienen múltiples retos aunque aparezcan prometedoras en el plano de la gobernanza participativa. Más aún, ellas no son siempre aceptadas por los diferentes actores que las co-producen, sean estos los trabajadores mismos o el sector patronal. ECONOMÍA PLURAL En el domino del trabajo, los sindicatos participan en el consejo de administración de varias empresas publicas como Investissement Québec y la Caisse de dépôt et de placement du Québec. Además, son miembros accionistas de grandes mutuales de seguros como el Groupe SSQ al igual que de varias cajas de economía establecidas en los lugares de trabajo. Por otro lado, los dos fondos de trabajadores, el Fonds de Solidarité (FTQ) y el Fondaction (CSN), los cuales fueron tratados precedentemente, contribuyen desde su misión al fortalecimiento de la economía plural. En efecto, esos dos fondos satisfacen prácticamente todos los criterios de la definición de la economía social. Su consejo de administración está conformado por representantes de las centrales sindicales implicadas. Sus objetivos económicos son, en primer lugar, la creación de empleo, el desarrollo de la provincia de Quebec y de sus regiones y la formación económica de sus trabajadores y, en segundo lugar, la creación de empleo, el desarrollo durable y la cooperación. Ellos contribuyen así a orientar la financiarización de las empresas dirigiendo el ahorro salarial hacia sectores y territorios abandonados por el gran capital. Además de participar en la democratización de la economía y de favorecer la participación y la formación de los trabajadores, estos fondos contribuyen igualmente a aumentar la presencia de los francófonos en la economía y, sobretodo, en la
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toma de decisiones a alto nivel financiero (Lévesque et al. 2000). En relación a su misión, ellos han sido el soporte de numerosas iniciativas de desarrollo comunitario, entre ellas el Fondo de desarrollo del empleo de Montreal (FDEM), apoyado por el Fondo de Solidaridad y la Sociedad de desarrollo Angus, apoyada por el Fondaction. Más recientemente, resaltemos la participación de estos fondos en la nueva Fiducie du Chantier de l’économie sociale, cuya capitalización total fue de 52,8 millones de dólares. Pero las actividades de estos fondos van más allá, ellos dejan entrever una especie de red sindical financiera complementaria a la del Mouvement Desjardins, la más grande institución financiera quebequense y una de las más poderosas en el mundo en el ámbito cooperativo. Las innovaciones sociales en las condiciones de vida Apostando a la horizontalidad y la transversalidad en la respuesta a problemas concretos, localizados y relativamente específicos, la producción colectiva de servicios pone de relieve ciertos problemas inherentes a la gobernanza. En efecto, como la coordinación de la producción de servicios en las asociaciones recurre a la reciprocidad, sin limitarse exclusivamente a los mandatos que le impone o trata de imponerle el financiamiento estatal, ni a la simple regulación del mercado, ella debe recurrir a todas las partes implicadas y abrirse a diversas lógicas de actuación (Lévesque y Thiry, 2008). GOBERNANZA La emergencia de unidades de producción localizadas y autónomas se realiza inicialmente mediante la participación voluntaria de los usuarios (ciudadanos) y de los profesionales, frecuentemente en relación estrecha con la comunidad local, quienes logran conjuntamente definir un proyecto de nuevo servicio o incluso la adaptación de un servicio a las nuevas necesidades y aspiraciones compartidas. Las clínicas populares de la ciudad de Montreal, implantadas en algunos barrios populares a comienzos de la década de 1970, representan el tipo ideal de la primera generación de iniciativas de la sociedad civil (Lévesque, 1992). La idea de dichas clínicas surge de un comité de ciudadanos que cuestiona el objeto del consumo individualizado y pasivo de los servicios de salud, evidenciando la importancia de las condiciones de vida en esta materia. Así, se reclaman viviendas salubres, un ambiente sin contaminación y equipamientos colectivos de ocio (Boivin, 1988:44). Esta visión es compartida por algunos profesionales de la salud y de los servicios
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sociales (médicos, estudiantes de medicina, trabajadores sociales). Varios de ellos cuestionan las prácticas médicas centradas en lo curativo en detrimento de lo preventivo y el enfoque biomédico que aísla los diversos funcionarios en vez de atraerlos al trabajo en equipo y a la multidisciplinariedad. El modo de gobernanza instaurado por esos actores en las primeras etapas debía permitir la redefinición no sólo del modo de producción de servicios de salud sino también de su contenido, sin dejar de lado la cobertura a nuevos usuarios. El mecanismo que permite estas diversas innovaciones es la gobernanza compartida. El Estado quebequense intentaría institucionalizar esas iniciativas creando los centros locales de servicios comunitarios (CLSC) (Bélanger, Lévesque y Plamondon, 1987). Esta generalización de la matriz de innovación que constituía la clínica popular será definitivamente integrada a la red quebequense de la salud y de los servicios sociales en 2003, dejando los CLSC de existir como tal. Las experimentaciones en el dominio de las guarderías populares y de vivienda social son reproducidas en condiciones similares, aunque su institucionalización no haya conducido a su estatalización completa. Las guarderías consideradas populares, como surgieron a comienzos de la década de 1970, son administradas principalmente por el movimiento de mujeres el cual contó con fondos gubernamentales destinados a la creación de empleo (Léger, 1986). La fuerte implicación de los padres, tanto en el plano de la gobernanza como en la producción del servicio, explica sin duda la predominancia de las guarderías sin ánimo de lucro sobre aquellas que persiguen un fin lucrativo (Kaiser y Rasminsky, 1993; De Gagné y Gané, 1988). Aunque dicha superioridad se mantiene todavía (Gravel, Bellemare y Briand, 2007), es necesario reconocer que su generalización a la escala de Quebec bajo la forma de Centre de la petite enfance (CPE) en 1997 al igual que un acuerdo sobre las condiciones de trabajo en los CPE acaecido en 1999 trajeron consigo cambios mayores (Aubry, 2000; Larose, 2000). De ello se desprenden nuevas relaciones contractuales recíprocas entre los CPE y el Ministerio de la Familia y de la Infancia. Así, se pasó de unidades locales que gozaban de una gran autonomía a unidades que en adelante formarían parte de una red constituida por un gran número de partes implicadas y de reglas comunes (Gravel, Bellemare y Briand, 2007). Esta institucionalización le permitió sin embargo a Quebec ser la única sociedad en América del Norte en ofrecer servicios de guardería accesibles a un amplio número de familias que lo requerían: en el período comprendido
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entre 1996 – 2006 el número de cupos ofrecidos para los niños en estas guarderías pasó de 40.000 a 200.000. CO-CONSTRUCCIÓN Y CO-PRODUCCIÓN La co-construcción y co-producción de las innovaciones sociales implantadas por el modelo quebequense pueden observarse en varias ramas de la salud, entre ellas la de la vivienda social y comunitaria. Lo que distingue este dominio es, en gran parte, un modo de apropiación y una forma de gobernanza que propicia la participación de usuarios y la consecuente coproducción de servicios (Bouchard, 2006; Morin et al. 2000). Hoy, todavía, las cooperativas de habitación siguen siendo innovadoras, especialmente en la generación de un ambiente propicio para que los usuarios sigan participando en la toma de decisiones relacionadas con la gestión y el mantenimiento de de los edificios en los que ellos residen (Ducharme, Lalonde y Vaillancourt, 2003). Así, estas cooperativas ofrecen una vivienda de calidad a precios más bajos proporcionando, más que una vivienda, un entorno de vivienda, el fortalecimiento de los vínculos sociales y frecuentemente el “empowerment” de las personas. En la medida en que esta modalidad produce efectos positivos igualmente sobre la vecindad, ella puede considerarse como un “bien público” el cual no logran reproducir con la misma calidad ni la forma pública ni la forma privada, porque, en esas formas, los usuarios permanecen pasivos y en consecuencia poco interesados en involucrarse en el mejoramiento de las viviendas (y con mayor razón en el del entorno inmediato) las cuales no les pertenecen (Thériault et al. 1996). Las cooperativas de habitación han contribuido también a la revitalización de ciertos barrios. Como lo hemos visto, la co-producción de los servicios dirigidos a las personas se fundamenta en la participación de los usuarios y de los profesionales en la producción de servicios, lo que fomenta una gobernanza democrática. La existencia de este tipo de gobernanza que permite la co-producción supone financiamientos adecuados y programas adaptados que tienen su origen más que todo en los poderes públicos y no en el organismo como tal. Ese segundo nivel de análisis corresponde al marco institucional que define la repartición de recursos y de poder de cada uno de los actores. Esto es el nivel de la co-construcción, donde los actores directamente implicados, contando con la presencia de grupos comunitarios o asociativos, han participado no solamente en la producción del servicio sino que han logrado también imprimir sus huellas en las formas institucionales que enmarcan sus
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actividades. Tales logros suponen relaciones y experimentaciones durante varios años al igual que la existencia de canales de comunicación, e incluso el establecimiento alianzas con representantes de la administración pública y de la acción política (Vaillancourt, 2008; Lévesque y Thyri, 2008; Bouchard, Lévesque y St-Pierre, 2008). El ejemplo quebequense de co-construcción de políticas públicas más documentado en el dominio de las condiciones de vida es el del reconocimiento y el financiamiento correspondiente de grupos comunitarios (Jetté, 2008). Las instancias gubernamentales han reconocido progresivamente la especificidad del tercer sector y su aporte al funcionamiento de la red de la salud y de los servicios sociales, lo que se ha traducido en un financiamiento significativo de su misión. Esos son algunos de los resultados de la co-construcción donde los actores son los grupos comunitarios, los movimientos sociales que los sostienen y los representantes de la administración pública que con ellos establecen relaciones partenariales. Para llegar a este nivel de reconocimiento, los grupos comunitarios habían logrado previamente inscribirse en la definición de la problemática social aprovechando el momento que representaba la redefinición de la política que los implicaba, haciendo prueba de una fuerte cohesión organizacional y de una gran convicción en cuanto al rol del actor social orientado hacia el interés general (Ibid: 339-397). Estas condiciones para la co-construcción de políticas públicas no se alcanzan sin experimentaciones y compromisos experimentados en procesos de larga duración, considerando que en el caso expuesto se necesitaron tres décadas. ECONOMÍA PLURAL En varios sectores de actividad relativos a las condiciones de vida, la economía plural existe también tanto en el sentido de la pluralidad de modos de propiedad como en el de una pluralidad de recursos y lógicas de acción. Tomemos el ejemplo de la vivienda social y comunitaria donde se encuentra una pluralidad de formas de propiedad, a saber, un sector privado subvencionado, un sector público y un sector de economía social. A diferencia de la mayoría de sociedades anglosajonas, Quebec no propicia la competencia entre esas diversas formas de propiedad en el dominio de las condiciones de vida. Como se puede observar en el caso de los CPE, la política adoptada toma en cuenta la especificidad de las empresas de economía social, de tal suerte que lo privado no goza allí de las mismas ventajas y condiciones. Además, los servicios de guardería inscritos en la economía social se dirigen
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al conjunto de la población como debe ser en el caso de un servicio público (y no solamente para las familias menos favorecidas). La economía social se distingue por su gran capacidad para movilizar recursos tanto privados como públicos (subvenciones del Estado) y no monetarios (voluntariado y donaciones) (Klein et Champagne, 2011). Esto es lo que ciertos analistas llaman la hibridación de recursos plurales de la economía social (Laville, 1994; Lévesque, 1994). Las innovaciones sociales en el desarrollo local El desarrollo implica, por definición, una pluralidad de actores y de acciones. En lo que respecta al desarrollo económico, todos los actores socioeconómicos locales participan en él de una forma u otra, así estos en ocasiones no sean vistos como actores de desarrollo propiamente dichos ni como agentes vinculados con la noción de desarrollo local. Una empresa como Hydro-Québec, un hospital o un centro cultural son componentes del desarrollo local, aunque los actores que aseguran su dirección no asuman este rol. También, según nuestro punto de vista, hacen parte del desarrollo local las dependencias territoriales del Estado (ministerios y otros dispositivos), las empresas del Estado presentes en las colectividades locales, los representantes del mundo de los negocios (cámaras de comercio, distritos comerciales), las empresas (grandes, medianas y pequeñas), las instituciones de formación (universidades, colegios, etc.), las organizaciones sindicales, las empresas y organizaciones de economía social (cooperativas, organismos de gestión colectiva), los organismos de desarrollo económico comunitario, las organizaciones comunitarias orientadas hacia el desarrollo social, etc. (Tardif, 2007). Sin embargo, nuestro análisis se concentra en las organizaciones que tienen por mandato el apoyo al desarrollo en los medios locales y regionales, lo que, como veremos, busca la coordinación territorial, a saber la gobernanza de todas esas organizaciones. GOBERNANZA Es importante precisar que la colaboración al nivel de las regiones entre las organizaciones que intervienen en la economía y el desarrollo social constituye un cambio importante en la cultura de esas organizaciones. Antes, actores como las cámaras de comercio y otros representantes del mundo de los negocios, los concejales, las empresas, los prestadores de servicios en
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el sector de la salud o de la educación, los sindicatos y las organizaciones comunitarias, reproducían a escala local los conflictos y las alianzas de clase presentes a escala de la provincia. Esos actores no se veían como partes implicadas en la gobernanza del desarrollo regional, pero la reorientación de las políticas gubernamentales de desarrollo regional busca esencialmente llevarlos a involucrarse y a establecer prioridades de desarrollo para sus regiones. Es así como para alcanzar el objetivo de la colaboración territorial en el ámbito regional, los dispositivos de gobernanza territorial existentes son redefinidos y otros, mejor adaptados a la situación creada por la crisis, son implantados. En primer lugar, la ley sobre el ordenamiento y el urbanismo adoptada en 1979, crea una nueva entidad territorial de nivel supramunicipal: el municipio regional de condado (municipalité régionale de comté: MRC). La MRC se define como un espacio de pertenencia y recibe el mandato de asegurar el ordenamiento territorial. Las grandes ciudades como Montreal, Quebec y Hull ya contaban con una organización supramunicipal encargada del ordenamiento: la comunidad urbana. Como resultado de la aplicación de la nueva ley, el territorio de Quebec fue dividido en 96 MRC y tres comunidades urbanas las cuales fueron consideradas MRC para los fines de ordenamiento. Esa nueva división se torna crucial para las ulteriores reorientaciones de apoyo al desarrollo local. En efecto, la escala de la MRC se vuelve central para la construcción de la nueva gobernanza local al exterior de las principales ciudades. Ella obliga a las municipalidades locales a poner en práctica mecanismos de concertación para establecer un plan director y ajustarse a él (Klein, 1995). La MRC se convierte entonces en el marco de acción privilegiado tanto por el Estado como por las organizaciones representantes de la sociedad civil en lo que tiene que ver con el apoyo al desarrollo (Klein, Tardif, Carrière y Lévesque, 2003; Proulx y Jean, 2001). En otro nivel, las regiones administrativas que habían sido creadas en 1967 como resultado de la Revolución Tranquila, fueron redefinidas. Su mandato fue reorientado y con el tiempo su rol decae en provecho del de la MRC. En 1983, el gobierno da inicio a un nuevo tipo de planificación territorial basada en la consulta de los actores por intermedio de cumbres socioeconómicas (Dionne, Klein y Larrivée, 1986). Las regiones administrativas se transforman en el marco territorial de esas cumbres y los consejos regionales, quienes,
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hasta ese momento eran vistos como sustitutos del Estado, pasan a ser los responsables de su realización. Los consejos regionales de desarrollo se convierten en consejos regionales de concertación y de desarrollo (CRCD). Estos son conformados por concejales, responsables de servicios locales y representantes del medio socioeconómico. Esta búsqueda de concertación territorial toma mayor fuerza en 1992, cuando el gobierno atribuye a los CRCD la función de representantes de los actores regionales ante las instancias gubernamentales. Al mismo tiempo, esta reforma define la planificación estratégica como un mecanismo de toma de decisión y de afectación de recursos. Aunque para ciertos autores, esta elección depende más del desempeño que de la descentralización (Proulx, 1996), es claro que el proceso puesto en marcha interpela a los actores locales y a los movimientos sociales, otorgándoles un lugar desde el cual ellos van a influenciar las decisiones en materia de desarrollo (Klein, 1989). Esas reformas, que dan origen a los diferentes jalones de una gobernanza asociativa de desarrollo de las regiones, repercuten también en el medio metropolitano, especialmente en Montreal, pero bajo formas distintas. La consecuencia de la crisis de la década de 1980 lleva a los representantes del mundo de los negocios, de los movimientos sociales y de las principales instituciones a orientarse también hacia la adopción de una estrategia de partenariado. De una parte, en una perspectiva metropolitana, un grupo de trabajo elaboró una estrategia que privilegiaba el liderazgo privado, la internacionalización y el desarrollo de los sectores de alta tecnología (telecomunicaciones, aeroespacial, biofarmacéutico, informática, microelectrónica), estrategia que dio resultados, al menos parcialmente (Klein, Tremblay y Fontan, 2003). De otro lado, a nivel de barrio -y este es un aspecto que queremos resaltar en este texto-, una estrategia basada también en la concertación y la cooperación e impulsada por los movimientos sociales a saber el movimiento comunitario y el medio sindical, toma forma. Alrededor de líderes comunitarios, la colectividad de esos barrios, incluido el mundo de los negocios, se moviliza para defender sus logros. Los principales resultados de esta movilización residen en la elaboración de una estrategia de “desarrollo económico comunitario”, y en la creación de un tipo de organizaciones encargadas de la aplicación de esta estrategia de intervención, denominadas Corporaciones de Desarrollo Económico Comunitario (CDEC) (Fontan, 1992; Hamel, 1991).
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El objetivo central de las CDEC es promover la concertación de los actores presentes en su barrio. Su fin es de encaminar los actores a asociarse y a poner en marcha proyectos de desarrollo a partir del partenariado. La concertación permite a los actores ponerse en relación y descubrir objetivos comunes. El segundo objetivo principal de las CDEC es el apoyo al emprendimiento local con el fin de facilitar la creación de empleos locales. En cuanto al tercer objetivo, este está relacionado con la empleabilidad de los desempleados, es decir, la formación de los individuos de cara a un mercado de trabajo en reestructuración acelerada. El área de acción de las CDEC son los barrios, los distritos. Sus acciones ponen así en evidencia el potencial de los territorios locales como marco de un tipo de acción colectiva anclada en el movimiento social. Se trata de un cambio importante en la acción comunitaria, el cual fue debatido en el seno mismo del movimiento social montrealés. La convergencia de objetivos entre la creación de las MRC y las reformas relacionadas con las regiones administrativas, y entre estas y las orientaciones que toman los movimientos sociales en Montreal contribuye a la puesta en marcha de una nueva política que orienta el desarrollo de las colectividades locales. A partir de 1998, el gobierno crea los centros locales de desarrollo (CLD). Con la creación de estos centros se definen al tiempo herramientas financieras. Los CLD reagrupan a los actores socioeconómicos, políticos y comunitarios locales encargados de apoyar al emprendimiento (Camus y Malo, 2005). En las regiones, los CLD operan al nivel de las MRC. En Montreal, después de una negociación, salvo contadas excepciones, son las CDEC que ejercen el rol de CLD, siendo los distritos el marco territorial de su acción, lo que contribuye también a dar sentido social a este espacio que había sido definido solo con fines administrativos. CO-CONSTRUCCIÓN Y CO-PRODUCCIÓN Las políticas y las medidas gubernamentales relacionadas con el desarrollo local aparecen a posteriori como co-construcciones: de una parte, las experimentaciones son motivadas por programas de duración limitada que buscan frecuentemente sostener proyectos pilotos; de otra parte, cuando esas experimentaciones se hacen viables, a saber eficaces, los poderes públicos intentan generalizarlas al conjunto del territorio. En este sentido, se puede hablar de una co-construcción de la política de desarrollo local (Lévesque, 2007). Así, la creación de los CLD institucionaliza experimentaciones innovadoras que habían tenido lugar en el medio local durante varios años y que se habían mostrado eficaces, como por ejemplo
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los CDEC. Esta nueva entidad recibe el mandato de movilizar el conjunto de los actores socioeconómicos y políticos a nivel local con el fin de favorecer los emprendimientos y la creación de empleos. La definición del rol de los CLD es sin embargo flexible, lo que les permite definir sus propias orientaciones. ECONOMÍA PLURAL Cada CLD tiene la responsabilidad de elaborar una estrategia local de desarrollo del emprendimiento, incluyendo a la economía social. El CLD debe elaborar un plan local de acción concertada para la economía y el empleo. El financiamiento de los CLD está asegurado esencialmente por la cooperación entre el gobierno provincial y los municipios. Cada CLD se beneficia de dos asignaciones, la proveniente del fondo local de inversiones (FLI) y la del fondo de economía social (FES). El primero cubre el funcionamiento, los estudios y la investigación así como el apoyo al desarrollo del emprendimiento. El segundo aporta una asignación que es consagrada al desarrollo de las empresas de economía social. De otro lado, otros fondos creados por organismos específicos son también confiados a los CLD y ellos pueden firmar contratos de producción o de provisión de servicios con otras organizaciones. Por ejemplo, los CLD administran el programa Fondo de Jóvenes Promotores (FJP), implantado por el gobierno para estimular el desarrollo empresarial entre los jóvenes, el fondo Sociedad Local de Inversión y de Desarrollo del Empleo (SOLIDE), creado en cooperación con el medio sindical (FTQ) con el objeto de crear o mantener los empleos. Sumado a lo anterior, ciertos CLD crean sus propios fondos de inversiones. Citemos como ejemplo el caso del Regroupement économique et social du Sud-Ouest de Montréal (RESO), una CDEC, que ha creado el programa RESO inc., con la participación de la Federación de trabajadores de Quebec (FTQ) y de los dos niveles de gobierno (canadiense y quebequense) (Opula, 2007). Estos fondos son distribuidos según prioridades definidas por los actores que hacen parte del CLD y según sus propios criterios de evaluación. Varias políticas que no buscaban el desarrollo local como tal, tuvieron consecuencias sobre esas colectividades porque estas procuran objetivos y medios que pueden permitir a las organizaciones locales actuar. Mencionemos la Política Nacional de la Ruralidad, la cual creó la cooperación rural y que permite a las iniciativas locales innovar. Citemos también la estrategia de lucha contra la pobreza y la exclusión social que crea un fondo para apoyar las iniciativas en cooperación con las organizaciones
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municipales y las organizaciones comunitarias. Esas políticas resultan en parte de la movilización social. Con su aplicación, el espacio local se ha visto fortalecido. El desarrollo local, por lo tanto, forma parte del compromiso de la coconstrucción de políticas y de la pluralidad que caracteriza el modelo quebequense. Él encarna un movimiento territorial que tiene raíces arraigadas en la historia, pero que desarrolla nuevas ramas asociadas a una concepción moderna y democrática del desarrollo económico y de la gobernanza de las colectividades. La fuerza de este movimiento es tan importante que moviliza una buena parte de la sociedad civil, base esencial de la legitimidad del poder en el marco de una sociedad minoritaria en la cual el aparato estatal es incompleto, como en el caso de Quebec. Los tres dominios muestran la importancia de los actores representativos de la sociedad civil en la gobernanza del desarrollo y en la definición de las políticas públicas en sectores sensibles para la colectividad. Los sindicatos y las organizaciones comunitarias van más allá de la condena de las injusticias provocadas por un sistema económico y social, lo que les lleva a dotarse de herramientas para convertirse en actores, a saber interlocutores necesarios del capital privado y del actor público. Al mismo tiempo, se ponen en marcha las interrelaciones entre lo local y lo nacional (a nivel de Quebec) gracias a la acción de intermediación que juegan las redes representativas de la sociedad civil y su rol de interlocutores de los gobiernos, sin olvidar los partenariados en las actividades y los servicios. De esta manera, los actores sociales han contribuido a la construcción de un verdadero sistema de innovación social basado en la concertación y el partenariado. Hacia un sistema de innovación social Los tres dominios analizados, los cuales constituyen subsistemas de innovación social, están interrelacionados entre sí. En primer lugar, las organizaciones sectoriales que actúan como interlocutoras del gobierno en representación de los actores socioeconómicos, aseguran un nivel de interrelación intersectorial. El Consejo de la Cooperación y de la Mutualidad de Quebec, el Chantier de l’économie sociale o Solidaridad Rural de Quebec, las organizaciones sindicales e intersindicales, por citar sólo algunas organizaciones, constituyen redes de actores a nivel de la provincia de Quebec. Esas redes aseguran una coordinación transversal y una representación ante el gobierno
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tanto quebequense como federal, lo que propicia el establecimiento de compromisos, el reconocimiento de los actores sociales y la co-construcción de las políticas públicas y su puesta en marcha (co-producción). El análisis realizado muestra que la influencia de los movimientos sociales en las políticas públicas resulta de dos procesos: de un lado, de la institucionalización de los experimentos realizados por las organizaciones de la sociedad civil, del otro, del partenariado entre los actores públicos y los actores sociales. Es por la institucionalización de las innovaciones que el movimiento social se inscribe en compromisos que definen el marco político de la regulación social transformando así las instituciones. A través del partenariado, las organizaciones de la sociedad civil participan en la ejecución de las políticas. La relación entre la sociedad civil y el Estado aparece entonces como un elemento fundamenta en un sistema de innovación social como lo es el ilustrado por el modelo quebequense. Esa relación puede tomar, sin embargo, diversas formas: 1) una relación de subcontratación, 2) una relación de coexistencia, 3) una relación de complemento, y 4) una relación de co-construcción. La subcontratación limita el partenariado social a un rol instrumental. La coexistencia da testimonio de la evolución paralela de dos esferas (comunitaria y pública). El complemento indica que las organizaciones sociales ocupan un lugar importante en la implementación de los programas, pero no los definen (co-producción). En cuanto a la co-construcción, esta interviene cuando las organizaciones comunitarias y de economía social se convierten en actores “en el desarrollo y puesta en marcha de políticas sociales”, lo que puede favorecer posteriormente la co-producción (Proulx et al. 2005). Esas cuatro formas están presentes en el modelo quebequense, pero es en la importancia de la co-construcción que reside su característica y que consiste en la capacidad de institucionalizar las innovaciones experimentadas en las organizaciones y las colectividades locales. Convergencias y retos: un sistema de innovación social Si la institucionalización de las innovaciones sociales posibilita la acción de los trabajadores para sostener y al mismo tiempo crear empleos, la democratización del acceso a los servicios y la participación comunitaria en el desarrollo de las colectividades plantea a su vez nuevos retos (Jetté, 2005). El mayor reto al que deben hacer frente las organizaciones representativas de la sociedad civil es mantenerse como organizaciones innovadoras, a pesar de su relación cada vez más estrecha con la red institucional, y de conservar
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activo un proyecto de desarrollo que favorezca las relaciones comunitarias como finalidad (Duperré, 2004). Esta institucionalización cuando se produce, revela claramente que las innovaciones sociales pueden participar en transformaciones sociales significativas, modificando así substancialmente lo que existía hasta ese momento. Es importante por lo tanto insistir en la importancia de un reconocimiento por el Estado del rol de las organizaciones de la sociedad civil como entes innovadores y transformadores de la sociedad (Lévesque, 2006). En efecto, el Estado debe tener presente que la dinámica originada por los actores emerge de un territorio habitado, con necesidades, con especificidades, con un imaginario y una identidad, identidad que sirve a su vez para dar origen a un ciclo innovador que permite aprendizajes colectivos y la consolidación institucional. Es esta capacidad la que él Estado debe reconocer, sostener y proteger en el momento de la institucionalización. Los retos a los que debe hacer frente el modelo quebequense están a la altura de los sueños y las aspiraciones iniciales de diversos proyectos experimentados por los movimientos sociales institucionalizados, los cuales son transformados en políticas públicas. Más que de intentar ser exhaustivos, nosotros traemos a colación los retos que nos parecen más cruciales. Veremos que estos son diferentes según los dominios estudiados, pero al mismo tiempo, que caracterizan el momento que atraviesa el modelo quebequense como sistema de innovación. En primer lugar, en el dominio del trabajo, dos tendencias relacionadas pero divergentes cohabitan: por una parte, una cierta decepción en lo que respecta a las innovaciones surgidas en la organización del trabajo, y, por otra parte, entusiasmo y orgullo con respecto al tema de la innovación que representan los fondos de trabajadores. En el seno del mundo sindical como tal, un cierto desencanto se produjo a finales de la década de 1990. Las centrales sindicales seguían apoyando las experiencias innovadoras que se mantenían, especialmente en el sector privado manufacturero, pero sin el entusiasmo puesto al comienzo porque los cambios introducidos tomaron rápidamente la vía de la eficacia y del rendimiento económicos a expensas de un mejoramiento de las condiciones de ejercicio del trabajo y de la consolidación de los nexos de solidaridad en el mismo. Por el contrario, los fondos de trabajadores creados por las centrales sindicales para intervenir en el financiamiento de las empresas se convierten
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en actores económicos necesarios y tienen influencia en los proyectos importantes de inversión, limitando así las pérdidas de empleo en varios sectores en dificultad, pero inscribiéndose también en los dominios de mejor desempeño. Por otro lado, estos apoyan el desarrollo de las colectividades y, sobre todo en el caso de la Fondaction, los emprendimientos de economía social, lo que fortalece la posición de estos en el seno del sistema socioeconómico quebequense. Ahora bien, la voluntad legítima de proteger y de crear empleos y de actuar como inversionista en las empresas no debe llevar a la organización sindical a alejarse del objetivo que representa el mejoramiento de las condiciones de trabajo de sus miembros que constituye el punto central de su misión. En el plano de la organización del trabajo, especialmente, los resultados de las diferentes fases de reorganización se tradujeron frecuentemente en una intensificación del trabajo que las centrales sindicales intentaban desde ese momento disminuir. Además, los actores no llegan a entenderse sobre el valor democrático de la innovación en este dominio. Para que las relaciones se presenten de una manera democrática, es necesario un modo relacional simétrico. Ahora bien, ese no es el caso. La democracia es el deseo de una sola parte: los sindicatos. Los empleadores no la consienten más allá de los casos en los que no tienen otra opción. El conflicto entre el sindicato y el empleador se inscribe a partir de ese momento en normas nuevamente prescritas que seguían siendo reconocidas como legítimas. El estudio del proceso de innovación aporta un esclarecimiento sobre el desarrollo del consentimiento a esas nuevas formas relacionales entre los sindicatos, patronato y actor público. En el dominio de las condiciones de vida, el principal reto reside en el nexo entre las organizaciones de economía social y comunitaria y el Estado, especialmente en lo concerniente al reconocimiento, el financiamiento, a la regulación y la normalización de la acción de esas organizaciones (Vaillancourt, Aubry y Jetté, 2003). Las comunidades solicitan se les traspase ciertas responsabilidades y viene también la crisis de las finanzas públicas, elementos que llevaron al Estado a aceptar la descentralización de servicios y responsabilidades, sin necesariamente proporcionar todos los recursos financieros correspondientes. La dependencia financiera de las organizaciones las lleva a aceptar funciones que las inscriben en relaciones que privilegian la subcontratación sobre el partenariado. En esta perspectiva, la cuestión de la evaluación de las innovaciones sociales se presenta igualmente como un reto, en la medida en que esta última no toma en cuenta su especificidad.
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En lo que respecta al desarrollo local, el reto implica la integración entre la acción de las organizaciones que participan en la gobernanza del apoyo al emprendimiento -y que lo hacen en la línea de las reivindicaciones de autonomía de los movimientos sociales urbanos y rurales-, y las otras acciones, públicas o privadas, que tienen efectos sobre la calidad de vida y la economía locales pero que escapan al control de las organizaciones, y las cuales cuentan con una mayor cantidad de recursos. La coherencia entre el discurso de desarrollo y las acciones económicas que lo sostienen es necesaria con el fin que el entusiasmo con el que los actores participan en las operaciones de concertación y de coordinación no se convierta en fuente de desilusión como es el caso en el dominio del trabajo. Al mismo tiempo, la motivación de la iniciativa local puede favorecer la competencia entre las colectividades para la atracción de inversiones públicas y privadas, lo que, en adelante, afecta a las colectividades locales y sobre todo acentúa las desigualdades. En este sentido, importa que las organizaciones de gobernanza local como los CLD y los CDEC asuman un rol de intermediación horizontal y vertical, a saber entre los diferentes actores que intervienen en la creación de riqueza y entre las diferentes fases para transformar la estrategia de desarrollo local en una de desarrollo territorial, lo que exige una coordinación entre la base y el Estado. Por otro lado, la responsabilización de las colectividades locales no debería liberar al Estado de su responsabilidad en asuntos relacionados con las colectividades menos favorecidas. Finalmente, los diferentes retos resaltan la cuestión de la relación con el Estado. La relación del Estado con las organizaciones que intervienen en la solución de problemas colectivos y en su aplicación puede tomar tres formas (Evers y Laville, 2004): 1) la forma tutelar que se encuentra ampliamente en Francia o en Alemania, en la que predomina una relación de subcontratación que ha conducido a un isomorfismo institucional (los organismos gozan de poca autonomía y son burocratizados bajo formas semejantes a las de los servicios prestados por el Estado), 2) la forma de un cuasi-mercado donde el Estado solventa la demanda (bonos) como es el caso especialmente de Inglaterra (las organizaciones son puestas de esta manera en competencia con el sector privado), 3) la forma de partenariado donde el Estado cuenta con la especificidad de los organismos, lo que es especialmente el caso en el que la co-construcción de políticas públicas es posible. En Quebec, la forma de partenariado hace presencia en los casos ejemplares que nosotros hemos presentado, pero la relación con el Estado representa siempre una dinámica en construcción y en reconstrucción, es
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decir, cambiante y dependiente de la influencia y del poder de los diferentes actores. La parte asumida por las organizaciones de la sociedad civil en el desarrollo reciente de Quebec no libera al Estado de sus responsabilidades en los asuntos de las colectividades menos favorecidas con el fin de producir una real equidad. Dicho de otra forma, el dinamismo local y la acción de los organismos de la sociedad civil puede traducirse por la dualización social y económica. La acción pública es entonces necesaria, pero ella debe respetar la misión de las organizaciones con miras a no perjudicar su creatividad y de no transformar su rol de partenariado en subcontratación. En efecto, el gran reto es conservar el dinamismo innovador de las organizaciones sobre todo bajo la perspectiva de los nuevos retos a los cuales se confrontan las sociedades en temas como la pobreza y el medio ambiente. CONCLUSIONES ¿Qué retener del modelo quebequense en lo que respecta a la problematización de la innovación social y al aporte de esta a la transformación social? Al menos cinco elementos pueden ser destacados. En primer lugar, las innovaciones sociales pueden estar presentes en todas las formas de empresas (privadas, públicas y sociales) que innovan teniendo en cuenta que toda innovación tiene un componente social. En este sentido, la innovación social comprende tanto nuevos servicios y nuevos productos, como nuevos actores y nuevos usuarios. Sin embargo, lo que nos parece más específico de la innovación social es que está constituida de nuevas combinaciones, de nuevas formas de hacer, de nuevas coordinaciones y de nuevas regulaciones. Desde este punto de vista, la gobernanza hibrida, la co-producción de servicios o de actividades y la co-construcción de políticas públicas al igual que el carácter plural de la economía representan dimensiones específicas de la innovación social que pueden ser examinadas en detalle a partir del caso del modelo quebequense. En segundo lugar, este caso nos muestra que existen períodos en los cuales las innovaciones sociales tienden a multiplicarse. Las décadas de 1980 y 1990, período de crisis y de mutaciones, aparecen como particularmente fértiles en términos de innovaciones sociales en al menos tres dominios: el del trabajo, el de las condiciones de vida (servicios prestados a las personas) y el del
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desarrollo local. En cada uno de esos dominios se encuentra un subsistema de innovación conformado, en primer lugar, por actores sociales en interacción que conciben nuevas maneras de hacer y que logran difundirlas bien con el apoyo del Estado para su institucionalización, bien como el resultado del doble desafío del mercado y de una misión social. En este punto, la vitalidad de los movimientos sociales representa un momento sin el cual la difusión de la innovación no sería posible. Estos últimos permiten establecer el nexo entre la respuesta a las necesidades no satisfechas o incompletamente satisfechas y las aspiraciones que suponen transformaciones profundas. En tercer lugar, el modelo quebequense muestra que la multiplicación de las innovaciones sociales genera subsistemas de un sistema más global de innovación, los cuales no evolucionan a la misma velocidad, ni con la misma intensidad. Así, en Quebec, la institucionalización y la co-producción de las políticas públicas fueron más fáciles en el dominio de los servicios prestados a las personas y en el del desarrollo local que en el de las relaciones de trabajo. A pesar de esto, el caso quebequense muestra que en un dominio tan rígido como el del trabajo, donde existen barreras institucionales, puede tener lugar una innovación social radical, la de los fondos de trabajadores que son una verdadera matriz de innovación social puesta en marcha en un contexto de grave crisis del empleo. En cuarto lugar, las innovaciones sociales parecen hallar un terreno más fértil en una economía plural. Así, Quebec es la sociedad en América del Norte con la economía con mayor tinte de pluralidad, con el nivel más elevado de sindicalización, con un número significativo de asociaciones, con empresas públicas estratégicas en el campo de la energía y de las finanzas, con cooperativas importantes en el dominio de la agricultura y de las finanzas, y con un sector de economía social influyente y reconocido por parte de de los poderes públicos. El partenariado entre los diferentes sectores al igual que la presencia de los fondos de trabajadores, hace que la hibridación de los recursos comerciales, no comerciales y no monetarios trasciendan los límites de la economía social stricto sensu. No obstante, aunque ejemplar en cuanto a sus realizaciones, el modelo quebequense de innovación social fundado en la concertación y el partenariado permanece frágil, ya que evoluciona en un contexto global en el cual domina la competencia, el individualismo y el lucro financiero a corto plazo. Los retos que el modelo debe afrontar son a la medida de las aspiraciones de sus principales actores.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
Finalmente, en lo que tiene que ver con el aporte de la innovación social a la transformación social, el análisis del caso quebequense permite combinar ciertas nociones generalmente utilizadas de forma separada. Así, resultó que la innovación puede ser considerada en tanto que proceso (conjunto de interacciones inscritas en el tiempo y en el espacio dando lugar a ensayos y errores) y en tanto que sistema social (red de actores y gobernanza, co-construcción de políticas públicas, mecanismos institucionales). En esta perspectiva, a partir de 1980 se construyo en Quebec un sistema “nacional” de innovación, lo que cambió en lo sucesivo su distribución. Por otro lado, la noción de “path dependency” (dependencia del camino recorrido) complementada por “path building” (la capacidad de los actores de romper el marco regulatorio y de construir uno nuevo), proporciona una pista complementaria para comprender cómo las innovaciones pueden inscribirse en un proceso de transformación social. Si existe una especie de dependencia del camino recorrido en el caso quebequense, ella está fundada en parte en la concertación y la cohesión social al igual que en una aspiración colectiva no solamente para sobrevivir como sociedad minoritaria en América del Norte, sino igualmente para desarrollarse como una sociedad distinta, incluyendo la dimensión económica. Lo que origina el nuevo sendero institucional es, sin duda, un contexto de crisis, pero también la evolución de los movimientos sociales y la constitución de una nueva coalición social que permitieron pensar lo nuevo y dotarse de los medios para concretizarlo. Esas transformaciones fueron posibles porque la concertación y la cooperación favorecen la multiplicación de innovaciones incrementales sin descartar, sin embargo, ciertas innovaciones radicales cuando la rigidez impide la transformación incremental como lo muestra el caso de los fondos de trabajadores cuyo efecto se hace sentir tanto en el campo del empleo y del trabajo como en el campo de los servicios y del desarrollo local, y tanto en la economía social como en el conjunto de la economía tanto estatal como privada.
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Capítulo 5
THE INTERNATIONALIZATION OF MONDRAGON COOPERATIVES Dario Di Giulio Cesare
Capitalistic firms, thanks to their organizational structure, can grow limitless and take advantage of increasing economies of scale. Nowadays, for enterprises a big dimension is a key aspect of competition. For cooperatives, to benefit from dimensional growth is not so obvious: scholars have debated for a long time if a trade-off between efficiency and equity exists or not. In other words, the matter is if, in the effort to reach higher levels of efficiency, an organization such a cooperative must give up part of its fairness. For cooperatives, indeed, differently from capitalistic firms, dimensional growth is not a target itself ad implies the risk of “distortion”: some argue that their increasing adaptation to markets could lead them to drift away from their original values and tempt them to imitate the prevailing enterprise model, represented by the capitalistic firm. A recent econometric study (Bayo et al., 2003) shows how effective workers participation in decisional processes can enhance their intrinsic motivation, their satisfaction and consequently firm productivity. Connecting participation rights of workers to a stake in the firm allows to align their interests to firm’s interests (Rosen et al., 2005). Nevertheless, it’s been observed that, as firm dimension increases, workers’ identification with the firm decreases, with a negative impact on their satisfaction and on global productivity. This model suggests that there must be an ideal dimension maximizing coops’ efficiency; once crossed this threshold, the weakening of workers participation induces
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two kinds of problems: firstly, the social base is not yet well represented; secondly, members’ absenteeism and disinterest set the question of managers’ self-referenciality (Scarpellino, 2009). Given some financing and internal growth difficulties, the solution most often adopted within the cooperative movement is external growth through cooperative networks. These networks have a horizontal dimension when they link homogeneous firms, that strengthen themselves by a coordinated and ample offer, and a vertical dimension, thanks to which cooperatives can round out the production chain, stabilize supply relationships and minimize value waste in the different moments of the production process. The network is strategic in particular for small sized cooperatives, because it allows them to reach a higher technological level (thanks to R&D investments pooling), more bargaining power towards suppliers and borrowers, more visibility and ultimately more market opportunities (Fabiani, Iacobelli, 2006). Cooperative groups are built to get the dimension required on markets to exploit economies of scale and to compete with big corporations limiting at the same time internal governance problems, because the single cooperatives remain small. Coops’ inclination to group together is not surprising: also among capitalistic firms there’s no more a sharp contrast between competition and cooperation, but a hybrid model aimed at balancing the interests of the different players, in the belief that each of them can extract some benefits from smoothing over market tensions (Fruin, 2008). Globalization puts cooperatives in front of a dilemma: on one hand, the strict observation of cooperative principles that could make them unable to compete (and therefore unable to serve the communities where they are rooted), on the other hand the alteration of democratic operative practices in order to assure economic survival. The key point is to assess if cooperative principles can be compatible with globalization or not. The supporters of such a thesis argue that cooperative can’t seek a compromise and try to compete in global markets with rules drawn to favour their capitalist competitors (Mc Namara, 2007). Moreover, global markets require profit maximization as main goal – and thus the best efficiency – a quick and centralized decisional process, a
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Capítulo 5 The internationalization of Mondragon Cooperatives
global vocation. All this features are in contrast with cooperative peculiarities (social goals in addition to economic ones, participative democracy, deep rooting in local communities) and has brought some scholars to argue the incompatibility between the cooperative system and the multinational entrepreneurial system (Errasti et al., 2003). The opposite vision doesn’t consider cooperative values and links with local communities as obstacles, but rather as distinctive features which, if adequately implemented, can transform a weakness point in a strength one for cooperation at international level. This vision is carried on by ILO, which argues that cooperation, in its own interest, cannot absolutely refuse the global challenge: cooperatives have an important role as providers of local answers to globalization, because they have both economic and social goals, thanks to their networks and because they are people-oriented (Levin, 2001). MONDRAGON FACES GLOBALIZATION The ‘80s were a turbulent period for Mondragon cooperatives: the first half of the decade was characterized by a general economic downturn, while in the second half the competitive framework quickly changed. As Spain entered completely in EU, its firms were no longer protected by autarchic policies. Competitors for Mondragon coops thickened while they weren’t ready for global markets yet: in 1985 export sales counted only for 20 per cent of MCC total turnover and the cooperatives most reliant on internal market were the most vulnerable. Internationalization had become an inevitable choice. MCC international expansion boosted in the ‘90s. Till that moment the relations with foreign markets were occasional as consequences of sporadic commercial initiatives taken by single cooperatives. Any kind of planning of the international presence of the group was missing. The first exportations dated back to the ‘60s, in 1985 Fagor (the most influent inside MCC) opened its first representative office abroad. At the end of the ‘80s the first plants abroad were opened: their basic function was to diversify the commercial outlets. Behind this choice there was the solid belief that the opening of sale points abroad would have enlarged the potential market and reduced the dependence from the local markets.
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The first examples of production outsourcing are paradigmatic of the necessity to remain competitive to survive: on one hand, it becomes crucial to follow the customers where they move their production not to lose a big part of the business, on the other competition on costs imposes to produce in countries where the cost of the workforce is lower and the legal constraints are less strict. In 1989, international sales counted for 24 per cent of total revenues. Mondragon Corporative congress stated that the cooperatives, in order to survive in globalized markets, needed to consolidate their position through growth, mostly international. As underlined by Moye (1993, 273), Mondragon cooperators realized that “cooperatives must survive as business if they are to survive as cooperatives”. With economy globalization, it wouldn’t be possible to follow the development model previously adopted, in which the coops were structured to operate in closed markets and with a high and growing internal demand. The opening to international markets and the shift of some productions abroad were, in the late ‘80s, a necessary condition not to get overwhelmed by the big enterprise conglomerations by then spread all over the world. The internationalization of cooperatives was institutionalized in 1991, when, in the course of the organizational restructuring of MCC Group, the first fouryear internationalization plan (1991-94) was drawn up and new institutes were created to support the cooperatives, which needed a strong financial and strategic help to face the new challenges. The main of this institutes is MCC Investments, which is co-partner of the cooperatives in their cross-border operations. It buys a 10 to 40 per cent stake in the foreign company (whether existing or start up) and later it sells it back gradually to the cooperatives, usually after five years, when the subsidiary should start making profits. This mechanism assures a cooperative company control. In alternative, MCC Investments grants subsidized loans or guarantees in favour of the cooperatives investing abroad. MCC Foundation, MCC Development and MCC Innovation finance specific projects: the first one is active in the field of research and education in social economy, the other two focus on innovative projects which require great investments in technology. In 1994 a specific department for
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internationalization was created. Usually, the opening of a trading company forestalls the opening of a plant abroad; thanks to it the cooperative starts to get a market share and to analyze the pros and cons of a future establishment of a production plant. The definition of a unitary politic about international expansion had important positive effects on MCC, which in the short course of a few years knew an unprecedented growth: between 1990 and 2005 the total turnover quadrupled, the workforce passed from 22,000 to 78,000, while the turnover stake realized abroad reached 50 per cent in 2005 and 63 per cent in 2010. EVOLUTION OVER TIME OF TOTAL SALES AND EXPORT SALES IN Figure 1
MONDRAGÓN GROUP (MY ELABORATION. SOURCES: FOR DATA FROM 1965 TO 1990, ORMAETXEA (1991), FOR DATA FROM 1995 TO 2009, MCC, ANNUAL REPORT, VARIOUS ISSUES).
Figures are expressed in constant million euros, that is they are deflated on 2006 base according to Spanish National index calculated by Instituto Nacional de Estadística (available on www.ine.es). Export sales figures from 1995 to 2009 include production realized abroad, close to zero in previous periods. The 2004-2008 plan stated that the internationalization goal of the Group was achieved and assigned the corporate organs a more coordination role than a promotion one: the declared purpose of this plan is to make the foreign subsidiaries more cooperative.
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Now MCC has 77 production plants abroad in four continents, in which 14,674 workers are employed; they represent 17,5 per cent of MCC overall workforce and are coordinated by nine local departments. The foreign subsidiaries realize 23 per cent of industrial production and employ 34 per cent of the Industrial Division personnel. In foreign subsidiaries, 92 per cent of workers are employed in the Industrial sector, while the remaining 8 per cent works for the nine International Offices and in Eroski supermarkets in France. The financial and research companies of MCC didn’t expand their activity abroad.
MAIN FEATURES OF MCC INTERNATIONALIZATION The international expansion of Mondragon cooperatives has been led, as said before, by the solid belief that it was a necessary choice to hold efficiency and competitiveness on global markets. Globalization induced substantial changes in firms’ organization and activity all over the world and in every industry. The peculiar features of cooperatives make these changes particularly complicated because of cooperation values and coops’ deep relationship with local communities. The key question MCC managers had to answer was “how many jobs do we need to create abroad to preserve one job in Spain?”. The opening of production plants abroad has followed a multi-localization logic and thanks to it the shift abroad of a part of the production didn’t mean the diminution of job at the mother firms (Luzarraga, 2008). This is possible because the settlement of plants abroad is aimed at increasing the market share in that country (for example, production in China serves Chinese market). By this way jobs in the mother firms are preserved because not the entire production process is shifted, but only a part of it, usually the one strictly linked to labour costs. All activities generating higher value-added, such as coordination, design and assistance services, keep being managed by the mother cooperative where a team commissioned to follow the foreign project is employed too. Instead, shifting production in a foreign country without entering its markets, with the only purpose to reduce strongly labour costs and reimport the final output, leads the enterprise to negative consequences, such as workforce redundancy in the head offices, workers exploitation in the foreign plants and missed consolidation of the strategic position on markets (Errasti and Mendizabal, 2007).
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It is important to understand if a multi-localization strategy can be sustainable from an economic point of view and what effects can have on domestic economy, in particular on employment at cooperatives. Luzarraga (2008) analyzed the internationalization process of 25 cooperative of MCC during the period 1999-2006, discovering that the increase of the percent of workers abroad generated an increase of revenues, and of their portion made abroad. Employment levels in globalized cooperatives (that is, the cooperatives who opened at least a plant abroad) improved more than in cooperatives without foreign subsidiaries. The improvement concerns both the head offices and the satellite industries. Empiric evidence demonstrates that MCC cooperatives, despite they work mainly in industries in which delocalization is widespread, not only succeeded on preserving existing job, but also created new workplaces in their local community. There are several strategies used by cooperatives to achieve this results, but all have a common feature: a growth strategy based first on market share increase through exportations and then through the settlement of production plant abroad, to serve those markets. Coherently with cooperative principles, none of MCC cooperatives adopted an off-shore strategy based only on delocalization. The purposes of Mondragon cooperatives internationalization do not differ from those of capitalistic multinational firms: the search of new markets, the need to follow key customers where they decide to produce, production costs reduction. Internationalization has seen MCC coops in an active role: up to now none of those has been merged with or sold to capitalistic firms. The only big operation on M&A markets occurred in 2005, when Fagor ElectrodomĂŠsticos acquired its French competitor Brandt, who at the time employed 5,700 people. By this way, Fagor increased its dimension more than its double and entered French market with an already acknowledged brand. The ownership of the international subsidiaries is in the hands of MCC cooperatives, and, in the last resort, of their members. MCC management decided to give priority to industrial and commercial development of international projects, abstaining from merely speculative operations and delaying social policies to a later phase.
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The result is that none of MCC foreign subsidiaries is cooperative. The extension of cooperative values to these companies is not a purpose of several cooperatives; this choice is undoubtedly pragmatic but has triggered off a large debate on MCC loss of values. Another analogy with capitalistic firms is localization of investments, which are concentrated in Bric and emerging countries, for reasons due to the size of this markets, to lower labour costs and raw materials costs and to the necessity to establish the new plants near to big international players, expecially in automotive and household appliance industries. Cross border operations can be also a way to “take time”, as in the case of the MCC Componentes subsidiary opened in Thailand in 1989. At the time, the production of a given component in Spain had become inconvenient because of high labour costs, but it wasn’t possible to give up that production because it was synergic with the rest of the product range. So the company decided to open a 100 per cent owned subsidiary in Thailand, that would employ 100 local workers. In 1998, MCC researchers developed a process innovation that would allow to produce the same component in Spain with only 15 workers. The production of that component came back in Spain while the Asian subsidiary kept working for temporary delocalization of other products; in this way, the company preserved workplaces both in the mother country and abroad. This case shows how geographic fragmentation of production can lead to an alteration of the production factors mix used in domestic activities, with an increase of the activities requiring more technology and more skilled workers. Nowadays, job opportunities in the mother country are not yet in technical duties as happened till the ‘80s, because now those activities are carried out in countries where labour costs are lower; now the mother cooperatives require high skilled workers, polyglot and expert in managing advanced technologies. Some worry that a lot of cooperatives have already reached the peak of employment, both local and cooperative, that can only decrease, while on the other hand the hiring of non members workers is steadily increasing. In Fagor group, the larger and more internationalized within MCC, in 2005 40 per cent of the workforce was employed in the Basque Country while only 30 per cent of workers were members.
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By the end of 2009 MCC gave work to 14.674 people abroad. As said before, this workplaces are not cooperative because the foreign subsidiaries are traditional capitalistic firms. Therefore, part of MCC workers doesn’t have the participative rights due to members and are excluded from the substantial life guarantee of the job, which is one of the main features of Mondragon cooperative model. The expansion policy based on the opening of non-cooperative foreign subsidiaries made members incidence go down as international presence increased: in 1994 members were 85 per cent of the workforce, in 1999 67 per cent, in 2006 only 38 per cent. When founding a subsidiary through a partnership or a joint venture, MCC cooperatives keep themselves a control stake, directly or through a buyback plan with MCC Investments (or another financing body); consequently, ultimate control over foreign subsidiaries lies in the hands of mother firms members, who appoint directors, fix profit sharing stakes and endorse strategic decisions. Some argue that this way cooperators underwent a genetic mutation and became capitalistic employers. At international level a typical organizational form of the first Mondragon cooperatives has been repeated: the clusters. The first policy directed to formalize clusters in Basque Country was adopted in 1978: under Caja Laboral coordination, cooperatives were organized in groups following geographical criteria. The affiliation to a group gave the cooperatives coordination, rationalization of the relations with suppliers and customers and let them reach economies of scale. Up to 2004, formally there wasn’t in MCC a similar policy at international level: the settlement of production plants in geographically close places was due to bilateral agreements but it was not managed at central levels. 2004-08 international plan provided explicitly for foreign activity agglomeration, knowledge sharing among subsidiaries, cooperative structure diffusion. The first cluster was established in Mexico in 2005, and the year after other three clusters were formed in China, Poland and Czech Republic. Each of them is equipped with a business park shared by the firms – their plants are not more than 50 km far – where coordination offices are located and where manager coming from Basque coops live. Foreign subsidiaries must
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face similar problems and are subject to the same limitations: the purpose of clusters is to get synergies through the sharing of common services, to achieve the necessary dimension to exploit economies of scale and have a stronger bargaining power, to create an environment for Basque managers to soften their impact with the foreign country.
THE DEBATE ON THE CONSEQUENCES OF INTERNATIONALIZATION The existence of a large part of non member workers, formally employed by member workers, seems to contradict one of the basic principles of Mondragon cooperation: “Mondragon Cooperative Experience […]: • • • •
Renounces to hire systematically non member workers; gives Labour full sovereignty in cooperative firm organization; considers Labour the essential parameter in profit distribution; shows its will to expand job opportunities to the whole society” (Ormaetxea, 1991, 148).
Without the intent to diminish the problems related to the establishment of cooperative firms in some locations, the absence of participative policies for non members is a problematic issue that has led MCC to be accused to behave like any multinational (Cheney, 1999). Without democratic control of the workplace, non member workers can’t enjoy the benefits that only ownership can give. The accusers argue that also members effective participation has decreased over time also in cooperatives, because in 1990 reorganization sovereignty was partially transferred from cooperatives to corporative organs. There are some unquestionable obstacles to the settlement of cooperatives abroad: of cultural nature (in some countries workers ownership is far from being thinkable), legal nature (different countries have different concepts of cooperative firm and legal frameworks differently favourable) and economic nature (a joint venture allows to fractionate risk with other investors and it’s more flexible). The fundamental issue is the social base: a cooperative, to be so, must be formed by a group of members who want to achieve a not-only-economic
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purpose and get social benefits too; this is a gradual process, that takes time and must not be imposed. This path becomes more difficult when the investment is made in countries with different culture and lacking a solid cooperative tradition. Furthermore, the investment in emerging countries implies a high entrepreneurial risk on the mother firm and it would be unsuitable to appoint inexperienced people to manage it. What probably tightened the critics toward MCC international policy is the lack of conversion plans of the capitalistic subsidiaries into cooperatives and the renunciation to collaborate with local cooperative organizations. In Spain itself MCC has found non cooperative firms and it’s hiring more and more temporary workers. Some of the larger cooperatives of the Group have criticized this policy because they see as unnecessary this abdication to historic values of the group such as workers participation and economic democracy; one of those, Irizar, which has 6 subsidiaries in 4 different continents, in 2008 decided to leave MCC because “in the last 17 years [Irizar] has developed its own management model, different from MCC’s one, based on a decisional style in which every person with suitable skills can become a real protagonist of firm’s future, […] both in the Basque Country both in the local communities of the countries where we are present.1” In order to widen members participation in larger cooperatives, intermediate categories have been created between the members and the non member workers; in addition to permanent members the figure of the temporary member has been established, who by a certain time period will become full members; moreover, the hiring of temporary non member workers is allowed only to face transitory demand peaks. An interesting experiment is carried on by Eroski, which through a special kind of company called Gespa is trying to enlarge workers participation also in its capitalistic subsidiaries; the whole MCC Group is looking with interest to this model, with the purpose to understand if it would be applicable also outside Spanish borders. Gespas enterprises are a middle way between capitalistic firms and cooperatives. Some scholars noticed that the shift of some capitalistic Eroski subsidiaries into Gespa firms led to two important consequences: firstly, an enhancement of workers participation and so of 1. Proceedings of Irizar General Assembly, 29th May 2008, p.1, available on www.irizar.com
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their motivation; secondly, an improvement of the economic results of the firm (Arando et al., 2010). All Mondragon cooperatives keep a strong commitment towards the local communities of which they’re expression; despite this, their internationalization has arisen the question of the relationship among Basque communities and the communities of the country where the firms have been settled. The main problem seems to be the definition of a shared value set within the whole group; now, this is particularly difficult because of the variety of cultures existing inside the group. The achievement of better work conditions and higher wages compared to the other local firms, that was what mainly made the first cooperators proud, can be observed only partially at international level, where in some cases the high workers turnover (anyway lower than national average) shows how there is no incentive for working at MCC instead of for another multinational group. The MCC brand, that in Spain has a strong reputation based on fairness and cooperation, abroad is not appreciated as different from other multinational brands. Errasti et al. (2003) suggested to implement practices aimed at diffusing cooperative culture as a way to stimulate the rise of cooperative initiatives in emerging countries too: for example, they could take into consideration both social and economic aspects during the planning of foreign investments, giving priority to places where democratic culture is already rooted and where there could be the chance to collaborate with local organizations active in social economy. But this is contrast with the economic reasons behind cross border investments, usually prevalent. The methods of MCC international expansion attracted critics referring to the thesis of cooperative firms degeneration, according to it in a capitalistic economic framework, in the long term cooperatives can survive only by giving up democratic management. In literature this theory was developed by Cornforth et al. (1988), who identified three ways of cooperative degeneration: 1. Formal degeneration, when cooperatives assume a capitalistic form or some workers lose democratic rights formerly enjoyed; 2. Organizational degeneration, when power ceases to be diffused and is concentrated in the hands of few subjects;
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3. Degeneration of goals, when cooperative principles are overcome by capitalistic principles such as profit maximization. MCC experience might demonstrate that cooperatives, in order to survive economically, need support from non cooperatives companies; thence, a full cooperative economic system would be unsustainable. In MCC history, no cooperative was never turned into a capitalistic firm. At group level the importance of the non cooperative part has increased so much that Errasti and Mendizabal (2007) defined MCC as an international group with a cooperative nucleus and a non cooperative periphery. The increase of non member workers number has narrowed the social base of cooperatives with respect of the total workforce; consequently, now those who can take part in firms’ management are only a small portion of the workforce, anyway large if compared with the number of administrators in capitalist corporations. Cooperative principles have never been put under discussion, but the expansion through non cooperative companies indicates a clear intention to put economic reasons before social prerogatives, according to Mondragon Founding Fathers motto “primum vivere, deinde philosophare”2. Actually, a change in the founding values occurred when in 1999 an update of MCC group mission was published: “MCC is a socio-economic experience with entrepreneurial nature, created by and for people, inspired by cooperative basic values, committed towards competitiveness and customer satisfaction, in order to generate wealth in the whole society” (TU Lankide, 1999). Considering only material benefits of internationalization, without pondering them for the costs in terms of cooperative identity, may have damaged the members, because “in an effort to engage the market completely on its own terms, they may be unduly sacrificing the long-valued buffer zone between them and the turbulence of the international market” (Cheney, 1999, 79). Such a position provokes an observation too many times neglected in this debate: cooperatives are to all intents and purposes for profit firms and operate in a free market framework. Cooperatives must not be mistaken with not-for-profit organizations. The essential difference between cooperatives and capitalistic firms consists in their ownership structure; that 2. In Latin, “first live, then philosophize”
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is, cooperatives give control rights to a production factor, labour. Capitalistic firms give them to another production factor, capital. All the other features, i.e. mutuality and per capita vote, are only inescapable consequences of this different form of ownership structures. Cooperatives, being for profit firms, have the same necessities of efficiency and competitiveness of capitalistic firms; they must make profits but they also pursue non economic goals in addition to economic ones. The matter is how profits are distributed, not how they’re made. In conclusion, 1999 MCC mission update made explicit a concept previously overwhelmed by an excessive focus on cooperative principles: internationalization and hiring of temporary workers are only means to achieve competitiveness and customers’ satisfaction, both essential features to fulfill an excellent enterprise, able to generate wealth in the whole society. If cooperators are so strongly against change, someone can wonder why the cooperative group transformation is going on; in fact, inside corporate bodies, a concrete opposition to MCC international politic lacks. On one hand, at Mondragon the focus on cooperative identity is much stronger than in other experiences where internationalization of cooperatives has occurred without so bitter critics. On the other hand, as underlined by Huet (1997), those who oppose to mainstream policy don’t suffer decisional process centralization – that might have weakened the possibility to exert an effective opposition – but the lack of an alternative capable of generating the same economic results with a higher level of participation. Moreover, not every MCC cooperative has internationalized nor it is forced or wishes to do it; several of them have a social object that doesn’t need international expansion to be fulfilled. This is true for cooperatives belonging to financial division, distribution division (Eroski owns some supermarkets in France but their relevance is marginal) and research and education division. International expansion involves only cooperatives whose business requires it as a necessary condition and up to now it has been pursued only by larger industrial cooperatives. Today, Mondragon group is the most internationalized cooperative group in the world, despite in other countries (for example in Italy) the cooperative
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movement is more rooted and numerically more relevant. What characterizes Mondragon is the presence of cooperatives in industries typically not populated by cooperatives, such as heavy industries. Cooperatives belonging to these industries can grow internationally but cooperatives in other industries (for example: food, social services, distribution) cannot or must face greater difficulties. This explains why Mondragon cooperative movement has internationalized while other relevant cooperative movements as the Italian one have not. Italian cooperative movement is made of several SMEs, quite always clustered; only few of them have tried to grow abroad with erratic results. Examples of internationalized Italian cooperatives are few but very significant: they are active in heavy industries (engineering, constructions), well established internationally through non cooperative subsidiaries and more careful to business than to export democracy. Moreover, the federations supporting Italian cooperatives are forceful but have less formal authority than MCC Corporative Bodies (Dow, 2003). Since its very beginning, Mondragon cooperative experience was founded on adaptability and pragmatism and owes its success to them; current economic situation requires a widespread presence on international markets, flexibility and decisional rapidity: MCC cooperatives are trying to achieve these characteristics through said peculiarities - adaptability and pragmatism. José Maria Ormaetxea, formerly President of MCC General Council ad cofounder of Fagor, underlined two key points: first of all, current market conditions don’t allow neither the creation nor the existence of cooperatives as they were at the beginning of Mondragon experience. What is really important is cooperative movement survival; it would be counterproductive, as markets evolve ceaselessly, to expect cooperativism to remain always the same. Secondly, Mondragon cooperatives keep pursuing their main mission, that is to create employment; currently they are mainly not cooperative jobs, but they are abroad, especially in countries where people main problem is having a job. If in the future there will be a chance for this people to become members and so to participate to the decisional process, for the group it will be a further enrichment (Irizar, 2006). The existence of a “non cooperative periphery” within MCC didn’t undermine participative democracy at industrial cooperatives in the Basque
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Country, where members still count for 86 per cent of total workforce. Vanek (2007) observed a parental attitude of the mother firms towards some international subsidiaries, that might be in an infant phase and still must face an evolutionary process that will lead them from childhood to adolescence to maturity. According to Vanek, the development of a participative democracy at the international subsidiaries would require two elements: time and mother firm’s supervision. So, an improvement of workers’ participative democracy seems possible. The cooperators themselves, during 2003 MCC Annual Congress, recognized the necessity to begin a period of reflection and debate to assess the model of external growth to be followed in future. The purpose is to introduce mezzanine levels between the capitalist paradigm “no ownership-no participation” and the cooperative ideal “full ownership-full participation” and to get closer to the latter. The 2004-2008 internationalization plan identified the goals to be achieved by foreign subsidiaries: the main ones were the planning of integration schemes for workers and the adoption of the management model in force at the mother cooperatives. Because of the difficulties in establishing cooperatives formally, the efforts gathered into the attempt to promote in foreign subsidiaries horizontal organizational structures and practices aimed to enhance workers participation both in the decisional process and in profit sharing. The purpose of this phase of MCC development is to achieve a substantial participative democracy, despite it can’t be formalized yet. From this point of view, Irizar management model has been the state-ofthe-art within MCC until 2008, when the company left the group. Irizar’s management model of foreign subsidiaries in an example of total involvement of personnel in the project. The majority of subsidiaries are exact copies of the mother cooperative: all strategic decisions must be approved by the plant workers assembly, which meets at least annually. 30 per cent of profits – a fraction very similar to cooperatives – is shared among workers: it is not capitalized in social stake as in cooperatives but it is paid in cash because of immediate expense necessities of workers. Wages are on the average 20 per cent higher than in surrounding firms but taking into consideration profit distribution the difference is larger. This model seems to work well and to be appreciated by workers, so that Moroccan Ministry of Employment showed interest to extend the model to other local firms. From a legal point of view
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Irizar foreign subsidiaries are capitalistic firms but substantially they work as cooperatives; particularly, Mexican and Brazilian subsidiaries are considered exact copies of the mother cooperative. Another large cooperative of the group, Copreci, pursues its cooperative goal through education. The company organizes courses, which are held at the subsidiaries but are completely financed by the mother firm, and trips to Basque Country, where foreign workers can learn the cooperative management model directly. The future directors of the subsidiaries are not Basque but local and they are formed at the mother cooperative; once finished this education period they are asked to become members. In current economic crisis export is fundamental not only for large businesses but for SMEs too. Cooperatives suffer a historic problem of small size. The crisis imposes to postpone every democratization program concerning the foreign subsidiaries; today, only larger firms can keep into consideration also the modalities of their internationalization, because for small sized businesses the focus must be on their own survival. Gespa experiment demonstrates how workers involvement in management and economic results proceed parallel. Shifted to foreign subsidiaries, this means that the creation of a democratic workplace, in which workers can participate to firm management and, even if only partially, to ownership, can have a positive effect also on the economic results of the firm. But this kind of investments requires some years to work properly and the current crisis doesn’t allow firms to make such plans in the medium-long term.
CONCLUSIONS Mondragon cooperatives, as cooperatives all over in the world, are facing a challenge which is a direct consequence of the double nature of the cooperative enterprise and it’s sharpened from economy globalization: on one hand they need to “keep the market”, on the other hand they wish to recover at least partially the cooperative nature of the peripheral part of the group. Those who, to this day, notice a regression of cooperative and democratic nature of Mondragon group, probably are still linked to a concept of
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cooperative as a pure enterprise, not infected by the obsession of profit. Such a vision is really anachronistic, since the basic feature of cooperatives is to be businesses, which stand on the market with all its competitive pressures. It is necessary to refuse the vision which connects cooperatives with not-forprofit world: beyond all doubt, cooperatives are for profit firms, different from capitalistic firms only for the ownership structure. Mutuality, per capita vote, links with local communities, attention to socially relevant matters, are all natural and unavoidable consequences of the fact that a cooperative is a people owned society and not a stock owned society. This is the main reason because the critics on the loss of representativeness within MCC, even if legitimate, do not catch the key point of the question. Before the reorganization of the group in the ‘80s and the internationalization in the ‘90s, Mondragon cooperatives were in difficulty, plenty of them were losing money and they not only could no more employ people, but on the contrary they were dismissing workers in order to survive. A few years later the institutional reorganization, MCC group consolidated its position and started making profits and creating jobs with rates never known before. Now members hold a considerable heritage and better perspectives. Some decisions taken in that period disagreed with mainstream cooperative ideas and so were sharply criticized. Anyway, when such decisions are taken by the members in order to strengthen their own enterprise and to guarantee its economic survival in the long term, become the key to trigger a pragmatic process of adaptation to the changes of the competitive framework. In absence of that decisions, today Mondragon cooperative would not be so prosperous as they are. The adaptation to market sis unavoidable because it’s not possible to raise success on markets without accepting their rules and without the ability to exploit that rules. Economic prosperity is the main driver to achieve successfully social goals too; without it, there would be no resources for social goals. In conclusion, as long as ultimate control is firmly in the hand of workers and they keep taking into account their social goals, adaptation to markets doesn’t imply a loss of cooperative identity. On the contrary, thanks to adaptation the firm can undertake a virtuous path, demonstrating that cooperatives don’t have to give up democratic management to seek success on global markets.
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Capítulo 6
A QUALITATIVE STUDY OF PERCEPTIONS OF CO-OWNERSHIP AT JOHN LEWIS PARTNERSHIP Siv Bermeosolo Mondragon Unibertsitatea
ABSTRACT This qualitative study1 is based on ten interviews with members of the large British retail firm, The John Lewis Partnership, one of the largest substantially employee-owned companies in the world. It seeks to explore participants’ perceptions of employee co-ownership of the enterprise. Although their responses differ considerably, all the participants agree that the company has a strong organizational culture based on employee ownership that, naturally, has been shaped by the history of the Partnership. Participants value various aspects of the firm as an employee-owned enterprise. They strongly value taking part in profit sharing when they compare themselves with other types of companies. Moreover, participants have a strong belief that the company is deeply concerned about employee-Partners’ welfare and they place substantial importance on their role in company decision making. Despite these positive views, the current size of the business is becoming a concern to certain participants who claimed that the firm’s democratic decision-making procedures should change.
1. Based on the final project presented in partial fulfilment of the requirements for the Business Administration degree (Mondragon University).
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INTRODUCTION AND MOTIVES This project seeks to investigate the perceptions of employee ownership of ten members of the London-based John Lewis Partnership, an employeeowned retail business with a work force of 70.000 in 2010. The motives for the study are both scientific and practical, and these will be described below. Employee share ownership is a phenomenon that has developed quite substantially since the 1980s arising special interest in both scholars and practitioners (e.g EFES, 2011; Pendleton, Wilson and Wright 1998; Poutsma et al., 2003) as well as attracting support across the political spectrum, often being seen as a form of economic democracy that complements the political democracy2. However the vast majority have used quantitative methods to examine the relation between ownership structure and economic performance (Arando et al, 2011;Long, 1978; Jones and Kato, 1995; Kruse, 2002; Blasi, Kruse, Freeman, 2004). Few scholars have conducted qualitative research that analyzes workers’ perceptions of employee ownership in detail: whether workers feel part of the company or not, in what ways and why, how this changes their work-day routine, how they believe these questions might affect their firm, etc. Therefore, one of the purposes of this study is to help fill this scientific gap in the field. Qualitative studies would benefit research in this area by contributing crucial depth and detail, with particular cases in concrete contexts and with a range of specific participants. We do not intend to generalize the results at the conclusion of the study, but to make a deep analysis of concrete experiences. We hope to begin to discover what worker ownership might mean to workers and in the particular context of the JLP3. There are various forms of EO4: • •
Direct/indirect/cooperative ownership Combined ownership
2. Albert Gallatin, Thomas Jefferson’s secretary of the treasury, made such arguments with regard to the closely-related idea of profit sharing, claiming that the “democratic principle upon which this nation was found should not be restricted to the political processes but should be applied to the industrial operation”. 3. JLP: John Lewis Partnership. 4. EO: Employee Ownership.
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
Employee-owned businesses such as John Lewis Partnership5 where the share capital is held for the benefit of the workforce are not synonymous with worker cooperatives, which tend to have more rigorous democratic structures and which generally commit themselves to following principles similar to the seven co-operative values established by the International Co-operative Alliance6. According to the European Federation for Employee Share Ownership (EFES), EO is strongest within Europe in the UK. Measured by the percentage of capital held by the employees in large companies, the UK is at 2.33% compared with 2.35% in Europe but it has risen from 1.95% to 2.33% since 2007, reaching the fastest growth rate of all the European countries. Moreover, employee-owners as a percentage of all employees was found to be 34% in the UK (2006-2007) in comparison with 26.2% Europe as a whole (29 European Countries). John Lewis, the company selected for this study forms part of this tradition of employee ownership in Britain, so here is the importance of studying it. Regarding the practical motives it is believed that the results may also be of interest to other businesses assisting them to identify and ascertain the extent to which different factors influence workers’ perceptions of the firm. This information could help management of these firms develop models where workers are more satisfied, more motivated, and have greater opportunities for self-actualization7, and become themselves supporters. It is said that majority or fully employee-owned businesses tend to have healthier corporate governance than ordinary companies and that Partnership
5. In the UK, a limited Partnership consists of one or more persons called general Partners, who are liable for all debts and obligations of the firm; and one or more persons called limited Partners, who contribute a sum/sums of money as capital, or property valued at a stated amount. Limited Partners are not liable for the debts and obligations of the firm beyond the amount contributed. A limited Partnership must be registered under the Limited Partnership Act 1907(http://www.lawcom.gov.uk/docs/cp161.pdf ). 6. Voluntary and open membership, democratic member control, member economic participation, autonomy and independence, education, training and information, co-operation among co-operatives, concern for community 7. According to Abraham Maslow and his theory in psychology “hierarchy of needs” self-actualization means: The motivation to realize one’s own maximum potential and possibilities is considered to be the master motive or the only real motive, all other motives being its various forms. In Maslow’s hierarchy of needs, the need for self-actualization is the final need that manifests when lower level needs have been satisfied.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
encourages employee participation in the business and improves business performance (Ellermann,2002) . A further practical motive for this study relates to politics and public policy taking into count that a European Commission communication in 2005 called for financial participation by employees in their own companies to be encouraged as a political priority within EU Member States. The interest of the European Union and many of its member countries in employee financial participation as a means to reach political and economic goals is another reason why we wanted to conduct this study in a substantial employeeowned company such as The John Lewis Partnership. CONTEXT Milestones 1864
John Lewis (the founder) opens a retail shop in London
1905
John Lewis leaves the business to his son and converts it into a PLC.
1928
First constitution written where the first principle is “to make enough profit to ensure the happiness of partners” From that day on profits have been available for distribution among all partners.
1937
Partnership buys Waitrose supermarke Chain
1950
2nd trust setlement is created and JSpedan transfers his remaining shares and ultimate control to the Trustees8
1950
2nd trust setlement is created and JSpedan transfers his remaining shares and ultimate control to the Trustees9
2009
Commision on democratic character: voted on the partnership council on the 24 of June
The Partnership’s strategic purpose is “the happiness of all our members, through their worthwhile, satisfying employment in a successful business” (JLP, 2011) and it is based on three objectives: PARTNERS: should gain personal satisfaction by being members of a coowned enterprise in which they have worthwhile, secure and fulfilling 8. See structure of the Partnership 9. See structure of the Partnership
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
employment and confidence in the way the Partnership conducts its business. CUSTOMERS: The Partnership should recruit and retain loyal customers through their continued trust and confidence in our reputation for value, choice, service and honesty as well as for behaving as good citizens. PROFIT: The Partnership should make sufficient profit to sustain its commercial vitality and distinctive character, allow continued development and distribute a share of profits each year consistent with Partners’ reasonable expectations.
Structure The structure is complex and multi-layered and reflects the firm’s unusual employee ownership arrangement. It is a type of qualified democracy. Not a pure democracy, nor directly nor representative. But there are non democratic procedures, also paternalistic, that ensure that the company is runned on behalf of partners. The John Lewis Partnership is a Trust10. The trust is controlled by three “trustees” and they are selected by the Partnership Council. The Trustees divide the Partnership up into “constituencies”, one for each John Lewis shop and one for each regional group of Waitrose shops. Each constituency has a representative called a “Councillor”, and together the Councillors form the Partnership Council. Partners become partners since day one and do not have to put money in the company because they are not legal owners as in the coops (hold in trust). Nevertheless they take part in profits getting a yearly bonus («x»% of salary, which changes yearly depending on the performance of the business), decided by the board with the approval of the trustees of 10. A “trust” is a legal structure established by a person or organization that wishes to place assets in legal safekeeping for the benefit of another or other legal persons who fulfil certain conditions. The trust holds the assets and is governed by a “trust document”, a legal document that stipulates who will control the trust, the “trustee(s)”, and under what conditions persons are considered beneficiaries of the trust, that is, persons who are legally entitled to make use of or otherwise benefit from the assets held by the trust.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
the constitution. Partners also have lots of non-financial benefits (leisure, hotels, pensions…) Each Partner votes for three things: 1. Partner voice11 (Waitrose) and forum (JL) candidates. 2. Divisional councillor per branch. 3. Partnership councillor (1 per constituency).
The Partnership Council represents Partners as co-owners of the business and, as such, holds the top authority for the Partnership, putting public opinion at the heart of governance. It ensures that the business is truly run on behalf of Partners. It holds both the Chairman and Partnership Board to account for the way in which they discharge their responsibilities, and influences the Board directly by electing five of its members. The Council has the ultimate authority to dismiss the Chairman (with 2/3 of the votes). The Council also appoints trustees who are responsible for deciding the constituencies for Council elections and for ensuring the elections are fair and that the ballot is secret. 11. The Local Forums work with the local management to make sure that the Partnership is a better business, they do not have fixed agenda and the number of it varies (10-30) and they are in the forum for a 2 years time. The manager of the branch isn’t accountable to the forum in any way, except that every manager of the Partnership is accountable to their team because they are all co-owners and as managers they are responsible to ensure their team is happy, productive, and that they are doing their job as well as they can because it is a co-owned business.
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
The Trustees also act as Directors of John Lewis Partnership Trust Ltd, the legal entity that holds the company shares in trust for the Partners and distributes the Partnership bonus. The Chairman and members of the Chairman’s Management Committee cannot be Trustees of the Constitution. The Partnership Council can make recommendations to the Chairman on any topic, and the Chairman has to consult with the Board, if he believes he should turn a recommendation down in the interests of the Partnership. The Board, under company law, the Board carries clear responsibility for the proper functioning of the Partnership as a business. The Chairman appoints five members, himself, and a deputy. The Partnership Council elects 5 members, and there are two non-executive members. Each Board member is responsible for every Board decision, but the mix of members is designed to ensure decisions are well balanced between our Partner, Customer and Profit agendas, and that they effectively run the business for the benefit of Partners as a whole. The Chairman position combines three distinct roles. As Chairman of the Partnership, he is responsible for developing the Partnership’s character and its adherence to its democratic principles. As Chairman of the Board, he is responsible for the proper functioning of the Partnership as a business. As head of the Group Executive (the Chairman’s senior management team), he is responsible for management decision making. The Group Executive works on the Partnership’s future direction on behalf of the Board. The Chairman is appointed by the latest Chairman. In June the Partnership Council adopted some of the recommendations put forward by the Commission on Democratic Character of the Partnership on how the Partnership Council could fulfill its role more effectively and provide stronger leadership for the Partnership. The changes will see Councillors having more responsibility and greater direct involvement in influencing policy and Partnership strategy through the creation of four specialist groups within the Council, which will cover Customer, Profit and Partner (three pillars of the strategy) and Co-ownership (essence of the partnership). Co-ownership Group12:The main purpose of the group is to organise the work of the Council so that it can best fulfil its responsibilities as a governing 12. Ten members, including: Group Chairman, Chairmen of other Specialist Groups, President, 6 elected Councillors, The Partners’ Counsellor and others that they may co-opt as it sees fit being a quórum 5 partners.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
authority of the Partnership helping to ensure the Partnership Council is true to its principles and acts, in accordance with the Constitution, with particular reference to the business democratic arrangements and working together with the Partners’ Counsellor. Principles and benefits The John Lewis Partnership is one of a handful of companies to have a written constitution, in addition to legal documents such as by-laws and trust document. The Constitution establishes the firm’s principles13, and an overall framework for members’ rights and responsibilities.
CONCEPTUAL FRAMEWORK This chapter tries to cover the scientific literature on EO businesses with particular reference to employee-owners perceptions of their companies and their own work experience. We will give some hints about the performance and presence of EO companies throughout the world and especially in the UK, as the company we are studying is located in England. Furthermore we will give some examples of different studies that have been carried out in reference to different aspects related to employee ownership and will also try to identify the areas that are uncovered or not studied in great depth, where we find our study could contribute. Employee Ownership worldwide and specially in the UK The technical basis for financial participation schemes in different societies has varied considerably and has also reflected several different ideologies (Thurley,1992). Despite widely varying philosophical approaches, in essence, it has been argued that the idea of providing workers a share in their business would act as an economic incentive and promote cooperation between labour and management. The assumption of such reasoning is
13. Principles of the constitution :Purpose, Power, Profit,Members, Customers, Business Relationships, The Community Powered by our principles underlines the stated, explicit expectations of all the Partners in the business and among the partners and tries to signal that these expectations should be embedded in all the company’s policy and practice: be honest, give respect, recognize others, show enterprise, work together, achieve more,
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
also generally rooted in judgements about the unfairness and conflictual nature of conventional, corporate capitalism and its ownership arrangements (Poutsma, Nijs and Poole, 2003). By the middle of the XIXth century, a theory of capital diffusion had been formulated by Thunen, a German economist, and the practice of profit sharing; had become common in France. These ideas spread to different parts of Europe and North America at different historical moments (Dempsey, 1960). Various employee ownership forms have become fairly common in the U.S.A and Europe, especially since the 1970’s (Kruse, 2002). The European Union has supported and promoted different types of employee financial participation and has also financed the PEPPER reports, moreover European Commission has also announced ongoing support for research and information exchange (CEC, 2002). The two movements that we are now about to explain may overlap in some ways, but they are essentially different movements: (1) the co-operative movement (including elements such as social enterprise), striving for full economic democracy (as the Mondragon Group) as well as economic performance, and (2) the employee ownership movement which, in most cases, focuses on more limited forms of shared ownership and whose goals are generally less philosophically ambitious. However, these goals do very often (if not necessarily), include broader sharing of an organization’s and a society’s wealth as well as building more participatory business organizations. The employee ownership movement is of large and growing importance, however. National Center of Employee Ownership14 in the USA supports the employee ownership phenomenon through information provision and publication, technical assistance and research, as does the ESOP Association, which also serves as the lobby for the thousands of American companies with ESOPs (employee stock ownership plans). In Europe there is a organizations similar to NCEO and the ESOP Association called EFES15 (European Federation of Employee Share Ownership). Employee and co-operative ownership in the UK specifically, home of John Lewis, is also a very substantial phenomenon. There has been a surge of interest in workers’ cooperatives in the UK, because new forms of social 14. www.nceo.org 15. www.efesonline.org. the Capital Ownership Group (http://cog.kent.edu)
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
enterprise have been seen as a reflection of “a search for new forms of industrial organization” which are more rewarding for those who work in them than private industries or nationalized industries (SCDC , 1977). •
In 2008 there were 4.73516 cooperatives in the UK, with 10,8 million members (1/5 of the UK population) creating 237.000 jobs and with a turnover of 27,4 billion pounds.
•
In June 2001 there were 8898 limited Partnerships registered in England and Wales, of which Companies House estimates approximately 3.000-4.000 are still functioning.
Psychosocial Dynamics of Employee Ownership The following section explores various dimensions of the psychological and social dynamics of EO companies that have been analyzed by the literature in the field of social science. Workers increasingly demand the ability to be actors and to control their lives apart from the direction marked by the state, enterprises and trade unions (Tixier, 1986). John Spedan Lewis apparently shared these sentiments. He felt that the workers of the company would perform better and be more satisfied if they felt part of the company and if he changed the way the company was structured, giving staff more voice and letting them take part in the profits of the company. Another crucial issue to consider is the need for a widespread sense of common project in the work force as a basic condition for financial and other kinds of participation (Walker, 1974). Employee ownership can generate a sense of unity. For example, survey data from 943 supermarketchain employees facing a shutdown indicated that those inclined towards employee ownership held stronger entrepreneurial and collective attitudes than other employees (Hochner, Granrose, 1985). However, many attempts to introduce participation have failed because they had paid more attention to the reform of structures than to creating a climate of mutual trust, this sense of a common project (Purcell, 1981). In later chapters we will explore this issue in depth at JLP. Several JLP Partners’ offer their views on whether The John Lewis Partnership is a good 16. According to Co-operatives UK
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
example of a company that has managed to achieve a broad commitment to a common project, and maintain a consistent corporate culture in that regard, as well as develop specific structures and policies that support this culture. Ownership is a key psychosocial issue in employee-owned companies. It would appear that broadly-shared ownership is markedly different from conventional ownership, that co-owners would have different workplace experiences from those of ordinary employees. But it may not be inevitable, which is, one reason for carrying out studies such as this one. A number of previous empirical studies examine this question. The ”instrumental satisfaction model” proposed by Caramelli shows that ownership itself can be a critical variable for employee morale (Caramelli, 2004). Beggan (1992) adds that the mere ownership effect (the simple fact of perceiving oneself as owner of something) may explain why the stock ownership by employees enhances their organizational satisfaction and commitment. The concept of psychological ownership, as Van Dyne & Pierce (2004) explained: “how much do I feel this organization is mine?” is of great interest for us due to the special organizational structure of the John Lewis Partnership. It is not, in strict legal terms a company owned by its employees. Psychological ownership is a complex phenomenon that does not automatically follow from the legal fact of ownership. Empirical results are mixed. A variety of empirical results suggest that legal ownership, by itself, is not enough to produce psychological ownership. Caramelli, (2004) says that empirical evidence shows that both, equity ownership AND participation in decision making are antecedents of PO17 in an organization. In other words, it appears that workers have expectations of what shared-ownership means with respect to company policies and practices. The greater the degree to which their expectations are met, the greater is their sense of PO. If expectations are unmet, workers do not feel like owners. Some of the results of academic research show that EO companies have better economic and psychosocial results, that encourage workers to increase their levels of effort and involvement, and this improvement in workers’ performance should lead to an improvement in company performance. Others have argued that broad ownership can also affect workers’ non 17. PO: Psychological Ownership.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
financial rewards, such as job satisfaction (Long, 1978; Buchko,1992) and sense of control over their work. It is also possible that financial participation may similarly inspire group loyalty, satisfaction and a sense of organizational commitment (French and Rosenstein, 1984; Klein, 1987; Kruse, 2002; Kuvaas, 2003). Along the same lines, several others also report negative or mixed effects for co-ownership. Why? It may be because expectations are not fulfilled. For example, scholars speculate that organizational commitment is closely related to ownership satisfaction which is closely related to having access to the decision making policies and information; (Klein 1987, Russel 1985, Trewhitt, 2000). In addition, Tannenbaum (1968; 1974) also agreed that ownership did not generate interest on the part of managers or workers for active participation in organizational decision making. However, Hammer and Stern (1980) concluded that Psychological Ownership was not associable with legal ownership, so did Kruse (2004) conclude, when he said that higher levels of company identification lead to higher grades of organizational commitment and satisfaction. On top of that Buchko (1992) said that the higher the perceived influence in the ownership programes were, the more satisfied workers were with the ESOP programme. French and Rosestein, 1984, Keef 1988 and Pendleton, 2001, on the other hand found no correlation between organizational identification, job satisfaction and perceived value of the held shares. RESEARCH QUESTIONS Once we have explained the practical and scientific purposes of this qualitative research and once we have reviewed part of the existing literature in the field we present 3 research questions to which we would like to give response with this study. 1. How do Partners, that is, employee-owners, in John Lewis perceive the special Partner-based ownership arrangements at the company? Are their perceptions positive, negative, neutral or a mix of these? 2. Are the ownership arrangements important to them and, if so, why or why not? Would they prefer to work in an employee-owned company over a conventional one and what reasons would they give for that preference?
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
2.A. In more specific terms, do these participants have a sense of
belonging to the company? Do they feel part of it? Why? 2.B.
Do the participants feel a sense of community and organizational culture? Why?
2.C.
Does the company better suit their beliefs? Why?
2.D. Do they feel working in a more flexible working environment,
with better working relationships among co-workers? Better job relationships among basic mid and top grades? (We mean between frontline workers and managers) 2.E.
Do they feel like having more fair compensation for the work they do? Why?
2.F.
Is the member status important to them? Why?
2.G. Is the participation in work area operations and decisions
important to them? Why? 2.H. Is the opportunity for employees to affect broad, company-
wide decisions (company policies and rules, governance bodies such as the Partnership council) important to them? 2.I.
Is the financial participation and profit sharing important to them? Why?
2.J.
Do they feel as labour is more important than capital?
2.K.
Because of some of all this things do they fell their job satisfaction as high?
2.L.
Do they think employee ownership contributes to a sense of fairness? How and why?
3. What would they change at the company? Why? Is there anything they would change about the ownership arrangements to improve the employee ownership, or “Partner-based”, ownership aspect of the company?
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
METHODS The study is a qualitative one. The goal of this research, hence, is not to measure a social phenomenon in a randomly-selected sample of a population and generalize statistically significant results from the sample to the population. The objective of this study is depth of understanding, not generalizability. We gathered detailed data on relatively few participants and their context in such a way that it allowed us to explore their understanding of ownership at a level of depth not possible in quantitative studies. The study is a preliminary one, but it permits us to begin to comprehend the meaning, or meanings, of broadly-shared ownership to certain participants in the John Lewis Partnership experience. It, thus, gives us fairly detailed insight into the kinds of ways ownership could be understood by others at John Lewis and elsewhere at other employee-owned enterprises. In order to give answer to the previous research questions we have decided to carry out in depth interviews together with document analysis and observation. We wanted to collect contextual information as it allows emergent design flexibility as well as dynamism with openness with interviews that lasted about 45 minutes in average. We interviewed 10 partners (due to time constraints we did not have the chance to interview more partners). The focus of the interviews has been Partners’ perceptions of different aspects of work in an employee-owned enterprise, as well as perceptions of the idea of employee ownership itself. The participant election, was made thinking in the heterogeneity regarding, sex, age, tenure-seniority service, the workplace as well as the role. In this table we can find the roles of the partners that have been interviewed (one person can have more than 1 role). Due to confidentiality issues, we could not put the different roles of single candidates in one column because their anonymity could be discovered.
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CapĂtulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
Section Manager
Head of Branch (MD)
Director or Organisational Development
Development Manager Mkt Strategy
Partnership Councillor (appointed and elected)
Clerk to the Partnership Council
Member of the Board (appointed and elected)
Principal Registrar
Embracer Deputy Partner´s Counsellor
Counter in the supermarket
Chef
Transcripts of interviews were prepared and reviewed. Notes on as well as the observations notes taken from the interviews and internal documents were also refined and reviewed. Text analysis and reduction were carried out in an inductive way, facing the interviews with an open attitude and letting information emerge as much as possible. Subsequently, transcripts and notes were coded and categories of analysis were created, reviewed, and revised. Data were placed in one of more of these analytical categories and described. We turn to this data in the following chapter.
RESULTS The data of the interviews has been divided in 10 different categories and in each topic, interviewees perceptions have been analyzed but due to the length of this chapter we have decided to present the summarized results.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
1
REASONS FOR CHOOSING TO WORK IN THE PARTNERSHIP: reputation, recommendation, culture, ethics, philosophy, values, fair politics, EO (to very few)
2
SATISFACTION AND MOTIVATION: All the interviewees were satisfied with their job/Partnership. (survey: 78% overall my job satisfies me). They valued job stability and relationships, status, work environments, rights to information, relationship between labour and management, collective responsibility and respect to workers. Our hypothetical model of perception of ownership is wrong in terms of family context and historical background considered as factors that could intervene in the perception of EO.
3
IMPORTANCE OF EO: Importance given by participants to EO has increased considerably once they have been working in the Partnership. Participants do not show intentions to move to another company (they value: work and life balance, company values) that is not an EO, even if the salary would be higher, except 1;other 2 would change if they were offered a better career development.
4
SENSE OF BELONGING, COMMUNITY AND ORGANIZATIONAL CULTURE: Participants say that the Partnership has a strong organizational and caring culture that has been built over the years, all of them feel part of the Partnership and are proud of it, although the reasons for it defer considerably (information sharing, consultative decision making, accountability…). Most of them say that the community sense resides in business units and departments. All of them said they would defend the Partnership.
5
WORK ENVIRONMENT, STABILITY, RELATIONSHIPS AND MEMBER CO-MONITORING: Work environment: they all say the Partnership is a happy place to work, as the constitution says. Almost everyone (except one that says more honesty between co-workers is needed) agrees that the relationships among people are of support and help. Regarding the relationship with managers a single participant says that Partners rely too much on managers but this argument is refuted by 3 others. It is also said that information cascade is fluid in both directions and the opportunity to question in the Gazette internal monthly magazine is really valued. There is also a generalized concern about having better trained and more informed councilors. Regarding training it is said that there is a difference between non management Partners and manager Partners although the survey results show that 87% fell they are well trained to do their jobs. If we move to job security they feel more secure than in other companies
6
KNOWLEDGE OF GOVERNANCE AND CONTROL POLICIES: There is a difference between managers and non managers regarding the understanding of governance and management bodies but both groups agree they are important. Some people say they are effective and some others say they are not. Some of the interviewees agreed that the Partnership Council is too big so that the decision making process is slow. On top of that some of the participants said that councilors do not have enough knowledge to hold the Chairman to account. One interviewee say that the Partnership functions because of trust, that Partners trust each other to do their jobs and that trust is kind of a driven through of the organization.
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CapĂtulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
7
POWER IN DECISION MAKING: All the participants valued the decision making policy but they said some are not aware of the power they have, and some other are aware that they can only influence decisions. Partners like having a say in the local environments that concern the operational decisions, the tactical ones (working closely with the Partners’ voice or forum) but when it comes to the wider decisions of the company they do really trust the people they elect to take these decisions, and they are all right with that.
8
PROFIT SHARING: Participants said that they love bonus, that it is a strong motivator, really powerful and a key for Partners because it gives them a lot of satisfaction. They say that labour is more important than capital because they are not a profit maximizing company but they need to make enough profit to ensure the happiness of Partners (as it can be seen in the constitution). They also value having an equal percentage as a bonus.
9
MEMBER STATUS AND OWNERSHIP: It is a really sensitive aspect. All participants said that they consider important the fact of being Partners instead of being just workers but when it comes to consider themselves owners, not everyone agrees.
10
SUGGESTIONS: Suggestions were made to improve the employee ownership arrangements at the company: skill Partners councilors up, give Partners enough opportunities and support to consider themselves as possible councilors in order to have different people leading the business, they also said that the democratic process in the Partnership is modeled in a much smaller business, that the Partnership has gone away from recruiting on values, that PBOP[1] is generally seen at lower levels in the business, that Partners should take more responsibilities in the business and not just take the benefits from it, and finally that the Partnership should be more clear to Partners in letting them know what and how they can influence the business and that manager Partners should have a better career development.
ANALYSIS In this chapter of the study we will use the results to respond directly to the three research questions and offer preliminary interpretations of these results. 1) HOW DO PARTNERS, THAT IS EMPLOYEE OWNERS, IN THE JOHN LEWIS PARTNERSHIP PERCEIVE THE FACT THAT THE COMPANY IS EMPLOYEEOWNED? ARE THEIR PERCEPTIONS POSITIVE, NEGATIVE, NEUTRAL OR A MIX OF THESE? 18. <<It is clear that some workers derive interest and satisfaction from belonging to a large organization with a national reputation.>> Flanders et al (1968). 19. The John Lewis Partnership being co-owned. A similar finding was made by Flanders et al (1968): << Every permanent employee in the Partnership automatically becomes a Partner, so that many join it, and thus gain access to its representative system, without knowing that the system exists. Obviously as the system is part of the structure of the firm which employs them, most Partners will acquire some knowledge of this kind in the course of doing their jobs. >>
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
When the ten participants joined the business, several took employee ownership into consideration in one way or another. Generally, however, it was not a high priority for almost any of the participants (except one). They had a neutral feeling about employee-ownership, it was not an issue that at the moment was really important for them. It was more the company reputation18 and the professional development opportunities that encouraged them to join the company. Once the Partners had been working for the Partnership for some time, many say that they came to greatly appreciate it19. On a scale of 1 to 10, participants now give an average score of 7.7 to the importance of working in an employeeowned company. This score does not pretend to reflect company opinion, but rather to indicate that in general, Partners fell quite positively about employee ownership at the company. Our results correlate with Rosenstein (1984) when he found that members where highly satisfied with coownership. Employees also had perceptions related to the possible connection between employee ownership and business performance. Every participant confirms that the structure of the company has helped the business, but 3 of the participants regret it hasn´t helped as much as they think it should or as much as they expected. Here we confirm, if indirectly, a significant body of studies demonstrating that participatory ownership contributes positively to firm results. Here our results also connect to Klein 1987 [(Pierce, 1991); (Van Dyne, L; Pierce, J.L, 2004)] that speculate on the importance of employee-owners’ expectations about ownership. These scholars would argue that if Partners’ expectations regarding coownership are not fulfilled, it is less likely that they will feel themselves owners; and in consequence, they will be less satisfied with it. In our study we see that Partners are satisfied with employee ownership although they regret it20 should help more than it actually does regarding business performance. We can see in the results that certain participants do not seem as enthusiastic about shared-ownership as others. Perhaps the “unfulfilled expectations” issue is relevant here. Follow-up interviews and more detailed analysis would help us paint a more complete picture of this set of questions. 20. Employee Ownership. 21. This Partner has only been working as a Partner for a year and has been working for the Partnership a total of three years.
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
To sum up, we can say that overall Partners do perceive in a positive way to be working in a co-owned business. When people were asked if they would change of job 7 out of 10 said they wouldn´t. This feeling correlates with what Buchko (1992) said when he found that employees with a higher21 perceived influence of ownership were more satisfied. On top of that the ones that said they would not change of company, said that if they had to move to another company they would consider it being employee-owned, although all (the 10 participants) of them agreed that they would not do the judgment purely on that. One candidate said that she might move to another company if the salary would be higher . The other two participants that did not refuse that they could change of company said that they would only do it if another firm offered them a better job that enabled them a higher career development. The rest of the participants, as mentioned, said they were not thinking of changing of company and that it would had to be a very big offer (not only in terms of salary but recognition, flexibility, etc) from another business to make them get out of the Partnership. 2) WHY IS EMPLOYEE OWNERSHIP IMPORTANT OR UNIMPORTANT TO THESE PEOPLE? IF THEY PREFER TO WORK IN AN EO COMPANY OVER A CONVENTIONAL ONE, WHAT REASONS WOULD THEY GIVE FOR THAT PREFERENCE? IF EMPLOYEE OWNERSHIP IS IMPORTANT TO THE PARTICIPANTS IN THIS STUDY, THERE ARE SEVERAL POSSIBLE REASONS THAT MIGHT EXPLAIN ITS IMPORTANCE. WHAT ARE THESE REASONS? We have seen that for the 10 Partners that we have interviewed in the John Lewis Partnership it is important to work in a co-owned business. They generally value it positively, especially once they have been working for the Partnership for a time and have come to know more about the structure, the philosophy and culture of the company. Now that the importance of employee ownership is confirmed, we present here the main reasons Partners offered to explain this perception. The reasons participants offered spontaneously are summarized by category in the following table and subsequently in the text.
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La economía social y solidaria: ¿Un paradigma más actual que nunca?
Importance of employee ownership by the 10 participants. * EO makes Partners be more aware of what is happening in the business. * Partners run the business themselves without interference from external shareholders / EO means that Labour leads the business. * Since they are owners, Partners “go the extra mile” because they receive the profits of the business. * The EO-based, representative structure makes people more engaged and committed to the business. * EO contributes to making JLP a solid, consolidated, high reputation, prestigious company with the flexibility to cope with the difficult economic climate. *EO makes people more ambitious. * EO makes the Partnership a caring company that looks after the Partner and the customer together with the profit. * EO means that the team is more important than the individual. This leads to the creation of a very strong sense of community.
We can see that what Partners consider important about employee ownership is provided by the Partnership. Once again, their ownership expectations are largely met. As a result, it is very likely that EO strengthens their satisfaction (Klein,1987; Pierce et al 1991). Several participants suggested that they only realized this after working for the Partnership for some time, that is, after gaining work experience in the company, they end up appreciating it, and their satisfaction regarding the employee ownership structure22 increases in comparison to when they joined the company. However, as we have observed, there is not one and only one specific reason why EO is important, rather, in our study, as French and Rosenstein (1984) and Klein (1987) concluded, participants give multiple reasons that justify the importance of employee ownership. The results summarized above consist of participants’ spontaneous responses to the question of why EO was important or why they would prefer to work in an EO company, as described. In this section we will analyze their responses to additional specific questions the author proposed about possible aspects of EO that could affect their satisfaction or dissatisfaction with it. 22. Especial Employee Ownership Structure.
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The specific questions addressed the following: Member Status and ownership; Work Environment, relationships and member co-monitoring; Training Programs; Job Stability; Governance and Control Policies; Power in decision making process; profit Sharing; Sense of belonging and community; Satisfaction and motivation. a) Member Status and Ownership
This is a highly sensitive aspect of ownership for the 10 participants. All participants said that they consider important the fact of being Partners instead of being mere employees, not everyone considers him or herself a genuine owner. Something like this phenomenon has also been seen in a number of other studies such as the one by Winther (1999) where he finds that many workers in the 5 companies studied do not think of themselves as true owners of their companies. Winther’s and others’ findings, however, are more obvious and less subtle than those provided by interviewees here. Winther and others claim that in a certain not insignificant portion of workers in EO companies, or not insignificant portion of EO companies, workers do not feel like owners at all. They feel that EO at their companies is a sham. Among our participants, this is not the case. They generally feel like Partners –with all that entails- but they do not always feel like owners. The question becomes: where are the boundaries between ownership and non-ownership? We find that there is a large amount of confusion and disagreement among Partners about what exactly being a co-owner means. Every participant in the study likes to be considered a Partner, and the reasons for it differ considerably. In many cases, participants and others claim that there is a shared philosophy, goals, profit and future and this is why they feel they own the company. The profits go straight to them, they argue, as if they legally owned it; there is a strong democratic organizational culture, and in addition, there is a very deeply felt sense of community. There are highly developed representative governance structures. Buchko (1992), in this vein, argues that employees with greater perceived influence of employee ownership were more satisfied with ownership, and this seems to be the case for at least a number of participants that we have interviewed.
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But others had different opinions, as we have seen. The fact that Partners do not invest in the business, hold stock, and vote directly themselves on any issue, including the sale of the company itself, means to them that they are not owners in the strict sense. The author and others would ask, however: does being a co-owner necessarily mean participating directly in the company’s capital structure as many interview participants and others claimed? Our response would be: not necessarily. Although in legal terms Partners do not have a share in the capital of the company, as mentioned, they do receive the financial and other rewards the company, and they themselves have a significant voice in determining company policy in this regard. Further, the constitution of the firm states that the business exists exclusively for the benefit of current and future Partners, cannot be sold, and the shares are held in trust to ensure that this conditions are fulfilled. We agree with Caramelli (2004) when he suggests that a sense of ownership is a critical variable for employee morale. Partners we interviewed do very much like considering themselves Partners. Furthermore, according to Hammer, Stern (1980) we see that in the case of the Partnership, legal ownership (at least, in the strict and traditional sense) is not necessarily always associated with psychological ownership. Some of the Partners confuse psychological ownership with legal ownership, some consider themselves legal owners and some others (2) do not consider themselves legal owners. Despite the confusion, our interviewees responses shows that they all really care about the importance of being a member/Partner, and in the Partnership survey23, we see that 88,45% of the Partners feel that being a Partner means they are different from other employees. The debate is complex. The author would argue that Partners are owners or members (in the sense that membership is used in a cooperative enterprise). The concepts of Partner-owner-member, however, are not scientific terms defined by laws of nature; they are social constructions (Pierce et al, 1991; Russell et al 1979; Winther, 23. The Partnership Survey is yearly done among all the Partners in The John Lewis Partnership.
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1999; Van Dyne & Pierce, 2004). The situation in which John Lewis Partners find themselves is not exactly the same as in different kinds of employee stock ownership schemes, or in cooperative firms, but the essential elements of representative governance and distribution of profits are, in my view, similar enough. On multiple occasions outside the formal interviews, many Partners agreed, affirming that they thought they were formally co-owners and felt as if they were co-owners, as did a number of the interviewed participants. Others, however, disagreed with the author, making a clear distinction between Partner and owner, as other interviewed participants did. They felt strongly that being a Partner is different from being an employee, but that it is also different from being an owner. It is in some intermediate place (Russell, Arthner & Perry 1979; Beggan, 1992; Caramelli, 2004). Ultimately, this debate cannot be fully resolved; it will depend on how individuals, culture, societies, and their legal systems define ownership. It is perhaps enough here to say that many members of JLP have a subtle understanding of the concept and its expression in the company, and that they generally do not feel that they are simply employees. b) Work Environment, Relationships and Member Co-Monitoring
All the interviewed Partners are happy with the working environment of the Partnership-, This relates with Singer and Deakin (2000) when they found that high quality of work environment is an important factor for Partnership. The fact that Partners feel happy is especially true in their teams, where they generally find relationships of support and help (except one). Partners said that feeling part of the team creates these kinds of relations, a phenomenon we see in the survey results to be generally the case at JLP. Partners interviewed and observed seem overwhelmingly satisfied with their work. It seems, likely then, that these participants feel at least a minimum of psychological ownership, that is, the organization is fulfilling their ownership expectations to some significant degree (Klein 1987; Pierce et al .1991). The results also confirm those of a number of studies in the literature where it appears that employee owners demonstrate a moderate-high degree of job satisfaction (Long, 1978; Buchko, 1992b).
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Everyone agrees that it is a caring company and that the working environment may be different because they are co-owners. The fact that Partners are working with other Partners, that is, with other coowners, they lead them to treat each other with greater respect and care than they otherwise would. Again, we reconfirm one substantial trend in the literature where employee ownership seems related to better work relationships as Blasi did in 1997, for example, when he found that employee owners paid more attention to the quality of their work than non-owners; or Gates (1998), when he argued that Employee Ownership decreases labour-management conflict. There are some others that have also agreed with the previous statement e.g Long (1980). Several participants say that Partners are now more likely to take responsibilities than they were in the past, that the relationships among managers and Partners are more fluid24 and that the information flow is good in both directions. Our study correlates with Wilkinson (2002) when he found that Partnership facilitates sharing of knowledge and information. Tucker and Toscano (1989) also found that the information sharing and participation in decision making process increased satisfaction levels with ownership. The information clarity that the Gazette and Chronicle internal magazines give, offering the opportunity to question is very much appreciated by Partners. The main vehicle for the emotional expression of complaints and grievances is the Gazette. It is a high priority for senior management to answer these letters, no matter what the work load. Here again we connect to scientific tradition in the field. As with participation in decision making, informationsharing and communication are frequently correlated with job satisfaction and ownership satisfaction (French and Rosenstein, 1984; Hochner, Granrose, 1985; Rosen et al, 1986; Klein, 1987; Freundlich, 2009). This strongly appears to be the case at the Partnership as well.
24. << The relationships between shop-floor workers and their immediate supervisors are likely to be important both for the success of the democratic experiment and for general morale. >> Flanders et al (1968).
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We also demonstrate however, that satisfaction and other workplace perceptions are frequently diverse in EO companies (Dahl, 1956; Paterman, 1970; Keef, 1998; Winther, 1999; Long, 1980; Rhodes & Steers,1981; Buchko 1992a; Pendleton 2001) as has frequently been found in the literature. Participants in this study seem to have generally good work relations, but they clearly have a variety of different feelings regarding working relations, and not all of them positive. As we have seen, one participant suggests that people need to be more honest with their fellow co-workers so that everyone achieves more and the company does as well. Another candidate believes that Partners rely too much on managers25 and that they do not like taking responsibilities. A different Partner adds that having the Chairman and the senior management in the top floor makes them not very accessible for Partners. c) Training programs
Regarding training, we should remember that among our participants we find two very different views. Non-management Partners have said that they are extremely happy with the training opportunities the Partnership offers. We spoke, though, to a number of senior people who say that the career development26 for many of them is not especially clear, although the Partnership helps with the financing of training courses. These senior participants describe how this lack of definition can be quite demotivating at times. It is difficult to say with certainty how closely Partners relate their relative access to training opportunities, to the fact of employee ownership. Certainly respondents frequently connected positive company policies with the ownership arrangements, at least in part. It is less clear the degree to which more senior participants also associate lower quality career development programs with co-ownership arrangements27. It is certainly possible to speculate that a more or less democratically 25. <<Partners are aware that the main policy decisions have to be made outside the department, or indeed the branch. Moreover, they like managers to know their own minds. Nevertheless, they feel that more could be done to bring them info decisions which are made locally.>> Flanders et al (1968). 26. After the interviews were made, new programs called PDF (Partnership development framework) and PDF (personal development framework) have been set up in corporate offices. 27. See above mention of the newly developed â&#x20AC;&#x153;Partner Development Programâ&#x20AC;?. It was implemented after my interviews took place and may well influence participants perceptions.
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owned enterprise would tend to favor the broad mass of workers over senior managers in its policies and programs, but we do not have any direct evidence on this topic from our study or the literature. On top of that, several interviewees agreed that Partner Councillors should have more relevant information of the business and a better training. Long (1978), Pendleton et al. (1998) and Kuvaas (2003); also found that higher levels of information-sharing and participation in decision making lead to higher levels of satisfaction with ownership. d) Job Stability
Here we touch briefly on employment security, but we do not intend to cover this topic in depth. Further studies will have to be carried out in order to understand this issue in more detail. Overall, we can say that what most participants appreciate is working in a caring company and that this enhances their satisfaction. More specifically regarding the topic of this section, everyone agrees that there is no such thing as a job for life, but they are all confident that the Partnership provides more job security than other companies28, because it exists for the benefit of Partners, does not pursue short term gains and does not have outside shareholders. This corresponds to studies of other worker-owned companies. Craig and Pencavel (1992, 1993, 1994), for example, conclude that the plywood cooperatives in the USA were less likely to adjust employment during downturns, and they adjusted pay instead. In the Mondragon cooperatives, worker-members cannot be laid off for economic reasons and one recent study of a large Mondragon manufacturing cooperative show that job and economic security is the strongest predictor of satisfaction with cooperative ownership of the ten different factors studied (Freundlich, 2009). In the Partnership, it is said that the company tries to help Partners during difficult economic periods and that it never reduces the workforce as a first step toward addressing economic problems. JLP, however, does not offer complete job security, hence, it would be important to study this issue further in the particular context of employee ownership at the company. 28. <<87.5% are satisfied with the job security the Partnership offers them.>> Flanders et al (1968).
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e) Governance and Control Policies
The author believes that democratic and quasi-democratic structures do provide representation and do encourage solidarity to a certain degree, but not as much as they would if democracy were more direct and participatory29. The conception of democracy in the Mondragon cooperatives is more direct. It derives from the idea “people in power”, by which organizational democracy is conceived as “one member, one vote, regardless of the amount of capital owned” (Forcadell, 2005). In our case, as we have seen, governance is never exercised directly by the Partners; they elect their Councillor as a representative. Nevertheless, none of participants in this study wished to have a direct vote for broad, company-wide decisions. They contend that the democratic procedures in the business work well enough (though, certainly not flawlessly), and they claim that they genuinely trust the Councillors they elect to make important decisions on their behalf. It seems that the psychological contract between Partners and the organization is so strong that a great deal depends on trust. As a candidate said: “Trust is driven through in our organization. There is trust everywhere; we just talk about trusting people to do its job. You trust people to get on with.” It does seem that the democratic and quasi-democratic structures of the JLP30 are important for the interviewees, but when it comes to the effectiveness of the governance bodies there is a variety of opinions. Some Partners have positive feelings about the structure of the governance and management bodies, but many others think that the size of the Partnership Council is too big and decision making is too slow31. Many think that the size used to be satisfactory when the business was smaller, but since the business has grown rapidly, and 29. <<Partnership democracy, alike parliamentary democracy in Britain is entirely representative and indirect. There is consequently a sharp division between the opportunities for participation which are open to virtually everyone, such as the right to vote in elections, and those which are available only to members of the elective bodies.>> Flanders et al (1968). 30. The structure of the Partnership per se is important to Partners because they strongly value the democracy of it in terms of the decision making process. 31. So do think 42% of the Partners working for the JLP.
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the Council as well, now the Council is too large to work effectively. Other participants made other kinds of critical comments about governance. Several observed that some Partners do not understand very well the functioning of the governing authorities and that they just trust their elected representatives to be working for the interest of Partners. Agreeing with this point of view, some of the other Partners said that they think that Partners are not aware of the power they have got in the business. What almost every participant mentioned is that Partners should receive more training32 from the Partnership in order to understand the functioning of these bodies and the Partnership generally. Thus, any Partner would be more likely to consider him/herself a possible candidate for the Partnership Council. Participants also emphasized, and forcefully, that the Partnership Councillors themselves needed to be better trained so as to be able to make appropriate business decisions. f ) Power in Decision Making
It is said that EO promotes industrial democracy (Vanek, 1975) and we see that all the participants say that they really value having a say in the company. As Buchko (1993) said, not ownership per se increases organizational commitment but the opportunity of members to impact the firms activities through the decision making process. In the Partnership, although we saw that some of the participants consider themselves owners and some not, all of them like having a say in the company with the democratic decision making policy33 the Partnership has. The use of participatory techniques may be ineffectual (Buchko, 1993) if employees do not believe that they, as owners, have a greater say in the operations of the company, and greater control and influence over their own jobs,
32. A candidate said that a lot of the elected people remained the same over time because Partners overall do not feel they have the skills to act in this role. Amazing is that Flanders et al (1968) found that Partners not only stand less chance than managers of being elected, but were also much less likely to offer themselves as participants in the first place, at it seems to happen now. 33. <<Partners that wish to exert influence on management identify more strongly with the firm and it goals.>> Flanders et al (1968). The same results were found in a study of Norwegian factories and insurance offices when they saw that the ones that showed a desire to take part in decisionmaking at management levels were more identified with the enterprise
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and in the Partnership we see that a couple of participants have said that they think that some Partners are not aware of the power they have in the business. What it is worth mentioning is that people are aware that they can only influence the decision making process. Participants say things like: influence, take part in the decision making process, affect the decisions, support the decisions of the Partnership... but they do not say that they take the decisions. Hesperan, G; Wall, T (1976) found that workers expressed the greatest interests in participating in decisions directly relating to performance of their jobs, followed by matters concerning their immediate work units, with a very weak interest in participation in overall policy decisions. It seems that in the Partnership Partners like having a say in the local environments that concern the operational decisions, the tactical ones (working closely with the Partners’ voice or forum) but when it comes to the wider decisions of the company they do really trust the people they elect to take these decisions. The interviewees did not want to have more say in the decisions, even when a hypothetical situation of having “one Partner one vote” was proposed, they all agreed that it would not work (1) due to the business dimensions and (2) because not all the Partners are able to understand the business overall policy and they could be making decisions for their own and not to ensure the future of the Partnership. The sociocultural context plays an important role in the observed differences among PDM approaches and practices across nations (Sagie, A; Aycan, Z; 2003) and the democracy in the cooperatives in Mondragon may not be applicable to other nations as these researchers suggest, further research is needed to see if that is the case. What Partners really value and think it is the key of the democratic performance is to trust the people they elect to represent them and letting them be accountable; the power Partners have in decision making gives participants satisfaction according to Russel (1985) and Kein (1987). g) Profit Sharing
Profit sharing is what people most appreciate of the Partnership. Participants have said that people love bonus, that it is a strong motivator, really powerful and key for Partners because it gives
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them a lot of satisfaction; like French and Rosestein (1984) and Klein (1987) concluded in their studies when they found that financial participation and profit sharing was a key motivational factor. Participants really appreciate having an equal34 distribution of profit and they find that it is the fairest way to share profit among Partners. A Partner said that profit sharing made her feel committed to the company. When people were asked if they feel that labor is more important than capital, they said that they are not a profit maximizing company, but they do enough profit to ensure the happiness of their Partners, and although there is not one without the other, they share profits with Partners and invest huge amount of the profits in the community as well as giving alongside benefits to Partners. h) Sense of Belonging
During the four months that the author has been working in the Partnership, I have had the opportunity to visit different branches, people, meetings and events; and the general impression that I got is that the Partnership really has a strong organizational caring culture that has been built over the years, and has been constantly fed by the history of the company. I have seen that teams are really effective and that they really work very closely; there is obviously greater opportunity to get satisfaction out of the work itself, thus Partners become committed to and active in their service of organizational goals. Every candidate admitted feeling part of the company and proud of it (one candidate said pride was a strong word for him but that he ultimately felt part of the business). What most people valued was the information sharing in the early stages of the decision making process (although some of them said the Partnership still needed to work in making people get on board, the sooner the better) and the consultative way35 in which decisions are taken no matter the level Partners have in the business. Participants feel that as the 34. Percentage of their salary. 35. Caramelli (2004) concluded that power in decision making is the antecedent to psychological ownership and that this has a positive effect on employee work satisfaction and organizational commitment, as it happens in the JLP.
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long term strategy is shared with them36 and they really value the accountability process of the business37. All these procedures are rooted in the company culture, which participants really value but participants find difficulties when they try to explain the culture of the company, they say it is very strong, that it is built with the philosophy of the founder and the Partnership spirit but that it covers so many things that when it comes to state them they do not know how to do it and where to start from. Four of the participants said that because they are co-owners they do feel like in a community, so the simple fact of being co-owners make some Partners feel in a community with a strong sense of belonging (a Partner says that people that are really committed are called in her branch the ones that have the green blood). Regarding the community issue, all the Partners agree that the sense of community resides in the business units, or in smaller departments, sections or working groups, because it is in those little spaces where Partners become a working family (as one candidate mentions). Partners value how the company does things, its philosophy (looking after Partners, customers, community, suppliers). Two Partners expose some negative aspects about the community matter which are that it brings tensions because people take more responsibility and the other thing is that a Partner feels that there is not a big Partnership. Another candidate supports this feeling and says that when they were divisionalyzed (Waitrose and John Lewis) the Partnership itself lost power and she believes that more things could be done to maintain the Partnership culture and spirit. Two managers say that Partners respond better in crisis times than the average person in retailing and that the general commitment to the Partnership is positive. Another candidate says that Partners have real pride to their own areas and that they put in more because it is their business and they are responsible for it, as we have previously seen with a different candidate. 36. This feeling correlates with what Buchko (1993) said, that control and influence are seen as mediating the ownership attitude relationships. 37. GarcĂa et al (2006) verified that employees do not just want to know about some changes in the business and its reasons, but they like to take part in solving some of the details of the program, while producing attitudes of solidarity with the group and personal identification with the program.
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Organizational commitment refers to the nature of an individual’s relationship to an organization and we consider it an attitude as Mowday, Steers, Porter (1979) did. People with strong organizational commitment tend to have a strong desire to remain part of the organization, a willingness to exert high level of effort on behalf of the organization and a definite believe in the values and goals of the organization and this seems to be the case in the Partnership. All the participants said that if the Partnership was criticized they would be willing to support it or explain the reasons why some problems might have been caused. On the other hand, we have mentioned the strong desire to remain part of the organization, and when the interviewees were asked if they would change of company, just two of the participants said they could (because of professional performance). Even when they were asked if they would still be in the company if they were offered a higher salary, just one candidate changed of mind but the others were fostering a feeling of unity towards the business. They all assumed that the link with the company was such that it should be a very special offer (in terms of company values, reconciliation of professional and personal life...) to move to another company. i)
Satisfaction and Motivation All the participants agree that they are satisfied with their work in the Partnership and with the Partnership38. We have seen that the Partnership has a very structured way of proceeding with lots of managers in different business sections and as Ardouin et al (2000) suggested, to increase the employee´s motivation, the manager should enhance the link between effort and performance (expectations) and it seems that the Partnership is moving forward to this achievement. Many participants in the study say that the managers are really important in the business because they are the leaders that run the team that works with them and the really controlled, nearly military type structure allows the company to
38. This is an overall conclusion. The grievances, recommendations and suggestions that Partners have made to improve the business could be find in the “results” chapter and the paths to improve that could be related in some way with influencing the perception that Partners have about employee ownership are also going to be analyzed in this chapter when we try to give answer to the third research question.
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adjust effort, reward (one step beyond) and performance in a really effective way. This suggests that Partners with a good manager would be more satisfied with their work. One candidate said that what Partners thought about the Partnership is what they see in their managers, and he was the one that said that his expectations with the Partnership were not fulfilled so that he was not as satisfied as he would like to be with the Partnership. This feeling does have an absolute correlation with what Klein (1987), French and Rosenstein (1984) and Kruse (2002) said, if the expectations are not fulfilled, there is less possibility that people feel owners, therefore less satisfied. What the 10 participants mostly valued as a driven factor towards satisfaction was the collective responsibility and the respect to workers. They said that people were treated in a different way in the JLP and that the collective responsibility leads in engagement and Partners satisfaction. The day by day of the Partnership was the most important thing for them and they said that they were happy to work for the Partnership and that this was the most clear example of their satisfaction. There are different levels of importance given to different aspects of ownership but what takes precedence is a high sense of community and satisfaction even with high levels of loyalty and pride. Although not all participants agree with what it means to be a co-owned business, all of them are confident that the history of this company has created a splendid sense of community that helps both Partners and customers to be happy, as stated in the constitution. Besides, when I was invited to attend the presentation of the new corporate strategy, it was said that the companyâ&#x20AC;&#x2122;s mission is: <<The MOST trusted retailer where customers LOVE to shop and Partners LOVE to work>>. It is evident that the company is looking for excellence and the loyalty of his Partner, customer and community. 3) WHAT WOULD THEY CHANGE AT THE COMPANY? WHY? IS THERE ANYTHING THEY WOULD CHANGE ABOUT THE OWNERSHIP ARRANGEMENTS TO IMPROVE THE EMPLOYEE OWNERSHIP ASPECT OF THE COMPANY?
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The suggestions made by the Partners in order to improve the company performance and the ownership arrangements are several but the one that was mainly mentioned was to skill Partners Councillors up and to give Partners enough opportunities and support to consider themselves as possible Councillors in order to have different people leading the business (participants said that in the Partnership Council there were a lot of people that remained there for a long period of time) so they really wanted the Council to be for Partners. A candidate also said that the democratic process in the Partnership is modeled in a much smaller business so that a change is needed. We have seen that the company is aware of it, because this aspect was mentioned in the first term Partnership Council meeting and there is a commission on democratic character currently working in that. The current structure of the company makes the decision making process too slow because the Partnership Council is too big and some interviewees (6) said that they would really like to make the Partnership Council smaller so that it would be more effective. Some of the other criticisms that participants made about the Partnership were that the Partnership has gone away from recruiting on values and that it emphasizes more in recruiting on skills. A candidate said that too many behaviors at the top of the business are not congruent with the beliefs of the business, and that the PBOP39 is generally seen at lower levels. The other concern about the values of the company was that the responsibility of Partners should always be the key of the company and that the Partnership should work more in that when they open new branches or they have a merger or acquisition. Two Partners also said that the Partnership should be clear to Partners what and how they can influence the business and what the business philosophy is, in terms of letting rank and file Partners know more about the structure and meaning of this business. Another concern was about career development, because a Partner felt that especially manager and top level executives did not have a career development. However the Partnership is currently addressing this with the PDF40 program in corporate41. This program will address the personal and
39. Powered by our principles. 40. Partner Development Training Program within the company. 41. And horizons in the John Lewis branches.
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professional development of corporate Partners and the appraisal would be correlated to pay. Another candidate said that he did not feel that the unique roles of the Partnership had a fair pay (they were paid more than they should, but as there is not a comparative in the market they could not say which would be the fair pay.) We believe that with this performance program there would be more fair pays because everyone would be valued on their skills and capabilities and not only for their role in the jobs that they are carrying.
CONCLUSIONS, VALIDITY AND LIMITATIONS This project consists of a qualitative study based on multiple, in-depth interviews with diverse members of the John Lewis Partnership (UK) and the main aim is to study the factors that contribute to the worker-members cooperative identity and ownership perceptions. Thus we proposed three research questions in order to give answer to the scientific literature gap and our personal concerns. The first question was about the perceptions of employee ownership. All the participants agree that it was not a high priority for them to work in a company that it is co-owned when they first joined the company, that it was more the reputation of the business that made them join it. Nevertheless they all agree that once they have been working for the Partnership they have really started to understand, value and appreciate employee ownership. The 10 participants said that another company should make them a big offer to move from the Partnership because they do not appreciate just money (1 candidate said she would move if she was offered a higher salary and 2 would do because of career development), but the values of the company, the work and life balance and being a caring company that looks after its Partners. If the participants had to move to another company, although they wouldn´t do the judgement purely on employee ownership, they said that they would consider it. The second question was about the importance of employee ownership and the reasons for it. Participants mostly valued the bonus, the equal percentage of profit sharing among Partners. Regarding the other reasons, it has to be said that participant responses vary considerably but the most appreciated things were the caring culture of the company, that people were treated in a different way compared to other business in the sector, making feel them in a real community and the democracy in the decision making process.
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The third research question was about the suggestions that Partners made to improve employee ownership arrangements. Participants mentioned things such as training up Partnership Councillors and making the Council smaller (6 participants), to recruit more on values than skills (specially in high roles of the Partnership) and considering that being a Partner means taking responsibilities for the business, clarification about what really being a Partner means and clear career developments specially for Partners in corporate. We need to mention some of the limitations that we have faced while carrying this work: We have had time problems to develop a good diagnosis owing to the limited time and we had to reduce the interviewees number to 10. On top of that, regarding the change of the Partnership Council and the implications this would have in the business, it would be very interesting to see whether Partners still have the same perception towards employee ownership or not, as their power in the decision making process, which was pretty much valued, is going to be even more limited than it is now, as they would not directly vote to the Partnership Councillor of their constituency. The study has analyzed employee perceptions at a single point in time. Greater effort should be devoted to longitudinal research, to identify the mechanisms whereby ownership operates through time to influence employee attitudes and behaviours. Moreover, the analysis of the data of the interviews means to reduce the information within short quotations and may lose the general sense, or the intention of the participant in that moment…, it may also suffer of lack of the benefits of the group integration. Sometimes in group interviews more interesting “topics” are arisen. This all leads to reactivity and reliability problems. It may be embarrassing for the participant to give answer to sensitive questions and that might be a problem of qualitative interview based study data validity. This means that sometimes it is difficult to know when a participant is giving a distorted picture of reality or is even exaggerating. In addition to that, one or two interviews are not enough to get the perceptions of each participant in depth, and this ends up being a constraint in the subsequent data analysis.
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CapĂtulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
It has also been difficult to achieve adequately captured heterogeneity in the population due to the pre-established interviews we have conducted. Sex, length of service and formal status were said to be important influences on both attitudes to working conditions and attitudes to the Partnership special system (Flanders et al 1968) so a possible line for future research could be to analyze these variables in the Partnership or in other employeeowned companies. Finally I would like to emphasize the special need of qualitative research in the field of employee ownership due to the lack of attention it has had among practitioners. Since virtually no past studies have addressed this issue, it seems important to wonder to what extent employee ownership affects employee attitudes because only if we know why employee ownership affects in some way and not in another, we will be able to suggest better ways of company structures, key performance indicators, work relations, management and democracy issues etc.
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Capítulo 6 A qualitative study of perceptions of co-ownership at John Lewis Partnership
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Capítulo 7
OTRA MIRADA PARA OTRA ECONOMÍA: LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA COMO TEORÍA CRÍTICA. ALGUNAS REFLEXIONES DESDE LA SOCIOLOGÍA DE LAS AUSENCIAS Y LA SOCIOLOGÍA DE LAS EMERGENCIAS Ariel Fontecoba1
1. INTRODUCCIÓN En este artículo plantearemos algunos lineamientos preliminares que nos permitan ubicar a la Economía Social y Solidaria (ESS en adelante) en tanto teoría crítica de la disciplina económica en sus manifestaciones dominantes. Definir a la ESS como teoría crítica supone asumir que no existe esfuerzo de indagación científica que no esté motivado por diversos “intereses cognoscitivos”, siendo el propio de la ESS un “interés emancipatorio” (Habermas, 1990) comprometido con la transformación social. Si la producción de conocimiento es un proceso dialéctico entre el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento, es indudable que toda disciplina científica se encuentra condicionada por el conjunto de fenómenos que intenta explicar y por las mutaciones que éste asuma a lo largo de la historia. De tal forma, la práctica teórica es un ejercicio creativo y dinámico, sostenido por un esfuerzo incesante de conceptualización crítica. Sin embargo, la misma ciencia tiene su historia y su dinámica interna, condicionada por diversas corrientes intelectuales más allá de los contextos histórico-sociales. 1. Docente de la Universidad de Buenos Aires (Seminario “De la Globalización a la Economía Social y Solidaria. Transformaciones en el mercado laboral y alternativas en la generación de trabajo y empleo”. Facultad de Ciencias Sociales. Carrera de Relaciones del Trabajo). Doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires.
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Generalmente, es en la intersección del contexto histórico-social y de un clima intelectual donde se forjan las disciplinas y las teorías científicas. A partir de este esquema, en la primera parte del artículo vinculamos el advenimiento histórico de una “sociedad de mercado” (Polanyi, 1980, 2007) con la formación de la disciplina económica como ciencia social. Apoyándonos en la obra de Polanyi y Razeto, afirmamos que el proceso de constitución de la ciencia económica moderna se encontró doblemente condicionado por las estructuras mercantiles y la mentalidad económica del capitalismo liberal. En este sentido, argumentamos que las categorías económicas de la disciplina absolutizan la racionalidad particular del modo de producción capitalista, al tiempo que el clima cultural y científico dominado por la epistemología positivista de las ciencias naturales de la época la impulsaron a buscar leyes causales de los procesos económicos, representando a la economía como un espacio social separado y determinado por factores universales y necesarios. En consecuencia, planteamos que estos postulados de la ciencia económica suponen para la ESS una serie de limitaciones y condicionamientos que deben ser cuestionados y superados en un nuevo marco de comprensión de los sistemas económicos. En la segunda parte, recurrimos a los ejes críticos de la “sociología de las ausencias” y la “sociología de las emergencias” (Santos, 2006) para relacionar los condicionantes propios de la ciencia económica en tanto disciplina social con los presupuestos culturales de la racionalidad occidental como fundamento del paradigma moderno de las ciencias sociales hegemónicas. Esta crítica, así como la presentación de los criterios en los que se basa, nos permitirá postular un punto de partida teórico-práctico alternativo al liberalismo económico, que hará las veces tanto de basamento epistemológico como de hipótesis teóricopolítica de comprensión de la ESS. Para ello nos apoyamos en las nociones de “reproducción ampliada de la vida” y de “economía del trabajo” de Coraggio (1999, 2007). Estos principios de interpretación alternativos son proyectados como ejes axiológicos que posibilitan tanto la crítica de las teorías y de las estructuras económicas dominantes como la construcción de conceptos de la ESS fundados sobre otros criterios definitorios de “lo económico”. Asimismo, argumentamos que este cambio de perspectiva es necesario no sólo por las insuficiencias epistémicas de la ciencia económica, sino también por las consecuencias humanas desbastadoras de la sociedad de mercado como sistema económico, requiriendo una toma de posición ético-política y una reflexión normativa sobre las categorías de análisis empleadas desde la ESS.
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Este nuevo marco epistémico y teórico propuesto para la ESS se basa en la hipótesis de que el capitalismo contemporáneo, en el contexto de los países periféricos, genera niveles cada vez mayores de marginación socioeconómica que responden a factores estructurales. Esta incapacidad de la lógica de acumulación capitalista para incorporar a la totalidad de la población en su sistema productivo es percibida como una oportunidad política para construir otro subsistema económico (Coraggio, 1991, 1999). A esta parte del análisis, basado en el desarrollo de tendencias negativas, se suma una segunda estrategia de interpretación que toma aspectos positivos de la dinámica social. Para Coraggio (2002), el capitalismo no logró hasta el presente mercantilizar completamente a la esfera de la reproducción social o economía doméstica. De allí que la orientación de sentido principal de la economía doméstica siga siendo la reproducción social de sus miembros. Como ámbito no totalmente colonizado por la acumulación del capital, la economía doméstica se proyecta en este sentido como un buen punto de partida para organizar “otra economía”. Finalmente, a partir del desarrollo anterior, esbozamos una caracterización preliminar de las prácticas económicas solidarias que las define como emergentes embrionarios de posibles arreglos económicos con capacidad de institucionalizarse y generar estructuras alternativas de producción y consumo. En tal sentido, se manifiestan como experiencias que crean espacios socio-económicos a nivel micro social en los que predominan principios de igualdad, solidaridad, cooperación y respeto por el medio ambiente, bajo diferentes modalidades organizativas y con distinta intensidad. Estas experiencias y sus protagonistas no conllevan aún una alternativa estructural y comprehensiva de organización económica basada en criterios anticapitalistas, pero tienen la fuerza suficiente como para dificultar la reproducción del sistema capitalista en forma parcial, generando efectos emancipatorios acotados a nivel individual y societal (Santos y Rodríguez, 2007). En este contexto, siguiendo a Coraggio (1991, 1999, 2002, 2007), postulamos que la economía doméstica y sus extensiones constituyen un ámbito privilegiado de construcción de alternativas para la ESS y son un terreno fértil para proyectar escenarios alternativos a la sociedad de mercado. 2. CRÍTICA DE LA CIENCIA ECONÓMICA 2.1. La sociedad de mercado Durante el Siglo XIX se consumó un proceso que implicó un punto de ruptura con la historia precedente de la humanidad. Ese punto
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de ruptura consistió en la constitución de una sociedad de mercados autorregulados o “sociedad de mercado”. Para dar cuenta de la radicalidad del acontecimiento, Polanyi (1980, 2007) recurre a la comparación con otras sociedades no fundadas en el mecanismo del mercado. La diferencia esencial es que aquellas sociedades eran sociedades con mercados, no sociedades de mercado. En las sociedades precapitalistas los mercados estaban inmersos en lo social, funcionaban en forma aislada y estaban subordinados a distintas convenciones sociales. Por ejemplo, en el feudalismo, las relaciones productivas entre los señores feudales y los siervos de la gleba (adscriptos a la tierra, no eran dueños de su persona) estaban reguladas por normas consuetudinarias. Estas normas obligaban a los siervos a trabajar gratuitamente para el señor feudal, al tiempo que éste les debía a cambio protección sobre su persona. Estas normas nada tenían que ver con los mecanismos de mercado, que se restringían a ciertos productos y en determinadas áreas geográficas como los burgos. En este sentido, la constitución de una sociedad de mercado implicó separar “lo económico” de “lo social”. Para que lo económico pudiera separarse del resto de las instituciones sociales debía consumarse un proceso de mercantilización del conjunto de los factores productivos. El punto crucial en este aspecto fue, según Polanyi (1980, 2007), la transformación del trabajo y de la tierra en mercancías. Esta transformación era crucial ya que ni el trabajo, es decir el hombre en cuanto productor, ni la tierra, es decir la naturaleza como factor productivo, eran verdaderas mercancías. En el caso de la tierra sólo parcialmente puede considerársele como un producto del trabajo humano, y en el caso del hombre es evidente que su procreación y su formación como trabajador no tienen por destino inmediato el intercambio mercantil. Al ser transformadas en mercancías, la fuerza de trabajo y la tierra podían comprarse y venderse como si hubieran sido producidas para su intercambio. Al existir oferta y demanda de trabajo y oferta y demanda de tierra podía aplicársele a ambos factores productivos los mecanismos del mercado, estableciéndose un precio para cada uno: el salario para el primero y la renta para el segundo. Al consumarse la mercantilización del trabajo y de la tierra, todos los factores productivos pasarán a regularse por la oferta y la demanda. La economía, es decir, la producción de los bienes y servicios indispensables para satisfacer las distintas necesidades humanas, pasará a constituir una esfera separada
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del resto de las instituciones sociales, solamente regida por las reglas del mercado. El proceso de autonomización de lo económico respecto de lo social consiste, básicamente, en la mercantilización del conjunto de los factores productivos. “Puesto que ningún grupo humano puede sobrevivir sin un aparato productivo, su incorporación en un esfera distinta y separada llevó a que el ‘resto’ de la sociedad dependiera de esta esfera. Esta zona autómata era regulada por un mecanismo que controlaba su funcionamiento. Así, el mecanismo de mercado se volvió determinante para la vida del cuerpo social” (Polanyi, 1980:3) Por medio de este mecanismo, todas las personas están obligadas a obtener los bienes indispensables para satisfacer sus necesidades en el mercado mediante los ingresos derivados de la venta de alguna mercancía de su propiedad. Estos ingresos, afirma Polanyi, difieren según lo que se venda: el uso de la fuerza de trabajo, de la tierra, del dinero o de otras mercancías, y son llamados salario, renta, interés o beneficio. “La economía de mercado es el único caso en que todos los ingresos provienen de las ventas y las mercancías se obtienen exclusivamente mediante la compra” (Polanyi, 1980:5). En este punto no debe olvidarse, como señala Razeto (1984), que cuando hablamos de “mecanismos” de mercado, nos estamos refiriendo siempre a comportamientos humanos que han alcanzado un grado de regularidad tal que dan la apariencia de desenvolverse de manera “automática” o “mecánica”. “Por eso, las ‘leyes’ y ‘automatismos’ del mercado de concurrencia se instauran y funcionan cuando las decisiones y actividades de los distintos sujetos económicos y sociales se desenvuelven conforme a modos de comportamiento relativamente constantes y por lo tanto predecibles. El mercado, entonces, parece experimentar una regulación “espontánea”, como si funcionase bajo la conducción de una “racionalidad objetiva” independiente de la voluntad de los hombres y de las intervenciones gubernamentales” (Razeto, 1984:5). No debe olvidarse, por consiguiente, que estos patrones de comportamiento homogéneos y regulares fueron introducidos
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históricamente por grupos sociales dominantes, en este caso la burguesía liberal, que los impusieron al resto de las clases sociales mediante el ejercicio del poder político desde el aparato del Estado (Razeto, 1984). 2.2. Sociedad de mercado y homo economicus Nuestras ideas, nuestros valores, nuestra manera de pensar la economía están permeadas por el tipo de sociedad en la que vivimos, una sociedad gobernada por un conjunto de mercados autorregulados o sociedad de mercado. Para Polanyi (1980, 2007) no debe extrañarnos que en una sociedad tal, donde cada individuo se ve obligado a someterse a las reglas de la compra-venta de mercancías para sobrevivir, el concepto dominante del hombre sea el homo economicus. Según este concepto el hombre es un ser que se mueve fundamentalmente por móviles “materiales”, especialmente por el temor al hambre y la ambición de riquezas, en contraposición a los demás móviles, que son considerados como “ideales” y secundarios. Sin embargo, esta concepción es sólo válida parcialmente, puesto que se deriva de un determinado contexto social. En una sociedad donde reinan los patrones de mercado, la carencia para la inmensa mayoría de otro medio de subsistencia que no sea la propia fuerza de trabajo crea las condiciones para el sometimiento de los trabajadores y sus familias a los mecanismos de coerción económica. Pero el hambre y la ambición de lucro no son más “económicas” que otras motivaciones humanas. La absolutización de estas motivaciones como “motivaciones económicas”, naturales para cada ser humano en cualquier tiempo histórico, es una operación ideológica consumada por la doctrina económica liberal. El estudio de sociedades precapitalistas demuestra que los hombres han encontrado múltiples motivos para producir a lo largo de la historia. Cualquier incentivo, motivación o sentimiento por sí sólo, en forma aislada, carece de significado. Son las circunstancias sociales las que condicionan las conductas de las personas, no una supuesta esencia innata a todo ser humano. A este respecto la conclusión de Polanyi es categórica: “Lo que en el siglo diecinueve llevó a concebir al hambre y la ganancia como “económicos” fue simplemente la organización de la producción en una economía de mercado” (Polanyi, 1980:4). Luego la ciencia económica liberal procedió a separar estas motivaciones históricamente determinadas, presentándolas como tendencias naturales del hombre, válidas para cualquier época. De esta manera se pudo afirmar que la economía, tanto
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de las sociedades precapitalistas como de la sociedad capitalista, se organizó siempre bajo los mismos preceptos y las mismas motivaciones, sacralizando el status quo de la sociedad de mercado. “En realidad, el hombre jamás fue tan egoísta como querría esta teoría, aunque el mecanismo de mercado haya traído a escena su dependencia de los bienes materiales, sus móviles ‘económicos’ jamás han constituido su único incentivo para trabajar (…) Pero una observación más atenta revela que el hombre actúa por motivaciones “mixtas”, sin excluir las que tienen que ver con el deber para consigo mismo y con los otros, y quizá también disfrutando secretamente del trabajo” (Polanyi, 1980:6-7) 2.3. Sociedad de mercado y ciencia económica Los condicionamientos que impuso el contexto histórico-social sobre el pensamiento económico en su período de constitución llamado “clásico” no se redujo simplemente a una determinada concepción del ser humano. La ciencia económica en su conjunto se vio sesgada por los determinantes sociales de su tiempo. Como señala Razeto (1984), en sus orígenes, la ciencia de la economía se presenta como “economía política”, es decir, como una disciplina interesada en primer término por los fundamentos del orden social. No emerge como una ciencia “pura”, desligada de la política y de la sociedad, sino muy por el contrario se conforma como una ciencia del Estado, en tanto institución central para la construcción del mercado nacional. Pero esta disciplina expresa, a su vez, el ascenso social de una clase: la burguesía liberal, que deviene hegemónica a partir del ejercicio del poder político desde el aparato de Estado. Por lo tanto, la ciencia económica, afirma Razeto, se constituye en sus comienzos como el ala ideológica del proyecto político de la burguesía. Este origen mundano del pensamiento económico es negado por la doctrina liberal del laissez faire. La sociedad de mercado es presentada por esta doctrina como un orden natural, necesario e inmutable. A esta esfera social autónoma capaz de autorregularse, el Estado sólo debe prestarle su fuerza de coacción, de manera tal que asegure su libre desarrollo. Cualquier otra intervención del Estado sobre la economía es presentada como una “intromisión” de principios extra-económicos dentro de un orden social cuya lógica inmanente tiende naturalmente al equilibrio. Esta separación ficticia entre “lo social”, “lo político” y “lo económico”, como vimos con Polanyi,
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responde a la realidad de una sociedad que se subordina crecientemente a los mecanismos del mercado. Pero la representación que la ciencia económica clásica realiza de este proceso es una verdadera mistificación, puesto que presenta aquello que es el resultado de un proceso histórico, en el que la política no estuvo ni está ausente, como un estado natural de la condición humana. En última instancia, la ciencia económica clásica no hace más que reforzar la apariencia de una “ficción real”. “Ficción”, porque la conformación de un sistema de mercados autorregulados no se logró “naturalmente”, sino mediante la coerción de las instituciones estatales que respondieron a los intereses políticos de la clase burguesa. “Real”, porque una vez que dicho proceso histórico se realizó en gran parte, la sociedad quedó efectivamente subordinada a la dinámica autónoma de las reglas del mercado. El período siguiente de la ciencia económica, el llamado período “neoclásico”, no hizo más que acentuar la separación de lo económico respecto de las demás dimensiones de lo social. Aquí, afirma Razeto, la ciencia económica se presenta sin empacho como una ciencia “pura”: “la disciplina se presenta como el estudio de un espacio particular de relaciones económicas ‘puras’, separadas, al que se atribuye un grado de objetividad que lo hace susceptible de un conocimiento científico exacto” (Razeto, 1984: 3). Como lo demuestra Razeto, este devenir de la ciencia económica no es ajeno al devenir del conjunto de las ciencias sociales de la época, y tiene su explicación en la dependencia de estas disciplinas del modelo positivista de las ciencias naturales. Se conjugan, entonces, dos procesos: por un lado, la consolidación del mercado capitalista de concurrencia, que la ciencia económica absolutiza exponiendo abstractamente la racionalidad particular que lo caracteriza como lógica natural de la esfera económica; y por otro lado, un determinado clima cultural y científico dominado por la epistemología positivista de las ciencias naturales, que impulsa a la ciencia económica a buscar leyes causales de los procesos económicos, representando a la economía como un espacio social separado y determinado por factores universales y necesarios.
3. ALTERNATIVAS AL FATALISMO ECONÓMICO 3.1. Los presupuestos culturales de la ciencia y la racionalidad occidental En las ciencias sociales occidentales predomina aún el paradigma positivista de ciencia, que en gran parte conserva supuestos
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deterministas y objetivantes del accionar humano. El problema con esta idea de ciencia social es que no habilita la posibilidad de pensar el cambio o, en el mejor de los casos, el cambio ya está calculado, como resultado de los patrones que rigen el comportamiento humano. Esto es a lo que se refiere Santos (2006) cuando afirma que las ciencias sociales producen una “desmoralización de la voluntad de transformación social”. La acción, la voluntad, las intenciones de los seres humanos están fuertemente determinados por las condiciones sociales objetivas. Éste, dirá el autor, es un presupuesto cultural de la ciencia occidental que no comparten, por ejemplo, las culturas orientales. El contexto socio-cultural en el que se desarrollan las ciencias condiciona ciertos postulados que son asumidos por ellas en forma acrítica. Esta concepción de la ciencia occidental se deriva, entonces, de un tipo de racionalidad particular que Santos (2006) llama “razón indolente”. Se trata de un tipo particular de racionalidad que produce dos efectos: “contraer el presente” y “expandir el futuro”. Para distinguir estos dos procesos, Santos denomina “razón metonímica” al primero y “razón proléptica” al segundo. La razón metonímica contrae el presente al tomar “la parte por el todo”. Tomar la parte por el todo significa que las ciencias sociales construyen una representación homogénea de la totalidad social. La sociedad es conceptualizada como un todo compuesto por partes idénticas. Esto sucede cuando las ciencias sociales, en su vertiente positivista, se embarcan en el descubrimiento de leyes que rigen la evolución de las sociedades. La sociedad en su totalidad es representada como un mecanismo en el que cada parte cumple un rol o función que es determinada por estas regularidades o leyes sociales. Todo lo que no encaje con esta imagen, dirá Santos, no será tomado en cuenta por las ciencias sociales. De esta forma, el presente, nuestra realidad social, queda contraída, reducida a una serie de parámetros bien definidos que no pueden ser evitados o transformados. Por lo general, las totalizaciones homogeneizantes que efectúa la razón metonímica funcionan a través de dicotomías jerárquicas: hombre/mujer, negro/blanco, centro/periferia, etc. Toda relación social que no responda a estos pares de términos y toda experiencia social que no se ajuste a estos patrones de relaciones binarias donde uno de los elementos domina al otro, no es tenida en cuenta, es “desechada”.
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La razón proléptica, por su parte, expande el futuro infinitamente. Esto sucede cuando las ciencias sociales definen un futuro cuyo desarrollo no difiere del presente, sino que lo prolonga, lo expande. Esto, al igual que en el caso anterior, responde también a la representación legaliforme de la sociedad que construyen las ciencias sociales. Si la sociedad es gobernada por leyes universales y necesarias, entonces, mientras rijan estas leyes, todo tiempo futuro no será más que una reproducción del tiempo presente. Tendremos un tiempo lineal y evolutivo, un tiempo en el que, mientras se mantengan los mismos factores causales, tendremos los mismos efectos o resultados. De allí que el futuro emerja como una extensión infinita del tiempo presente. 3.2. La Sociología de las Ausencias y la Sociología de las Emergencias Para contrarrestar estas taras de las ciencias sociales, Santos (2006) propone una estrategia que invierta los términos en que se basan sus presupuestos epistemológicos. Es así como va a proponer “expandir el presente” para combatir a la razón metonímica y “contraer el futuro” para luchar contra la razón proléptica. Expandir el presente implica postular que la realidad social, el mundo social del que formamos parte, es un mundo diverso, rico, amplio, en el que coexisten múltiples experiencias sociales de distinto tipo, con diferentes cualidades. Esta estrategia de expandir el presente en toda su diversidad y riqueza se realiza por medio de lo que Santos llama una “sociología de las ausencias”. La sociología de las ausencias se propone demostrar que “lo que no existe es producido como no existente” por las ciencias sociales hegemónicas. En este sentido, la sociología de las ausencias es una práctica reflexiva que transgrede los cánones establecidos de las ciencias sociales mostrando otras alternativas generalmente ignoradas por ellas. La sociología de las ausencias visibiliza, “transforma los objetos ausentes en objetos presentes”, y por lo tanto expande el presente, lo muestra en toda su riqueza, en toda su multiplicidad. El autor menciona cinco modos de producción de ausencias por parte de las ciencias sociales. Particularmente nos interesa aquel que denomina como “monocultura del productivismo capitalista”. Este modo de producción de ausencias mide a toda experiencia económica
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bajo una misma lógica productiva, aquella que mide la productividad o el crecimiento económico de una unidad económica en un ciclo de producción. Un ejemplo de esto es el PBI (Producto Bruto Interno). El PBI mide el valor de los bienes y servicios que se producen en la economía de un país en un año. Cualquier experiencia económica que no logre maximizar sus rendimientos dentro de este período es considerada como improductiva o antieconómica, o bien es representada negativamente, como una unidad económica descapitalizada. Pensemos en los micro-emprendimientos de la ESS, está probado que la mayoría de ellos necesitan tiempos mucho más prolongados para lograr una dinámica que les permita auto-sustentarse. Bajo la óptica del PBI o del “crecimiento”, la mayoría de ellos serían improductivos. Lo mismo podría decirse de cualquier otra unidad económica que siga una dinámica no lineal o no acumulativa. En este sentido, la recuperación de las experiencias productivas desperdiciadas por la monocultura del productivismo capitalista se logra mediante lo que el autor denomina “ecología de las productividades”. Se trata de un tipo de reflexión que incorpora diferentes lógicas económicas, no solamente la capitalista. De esta manera, puede revalorizar otras realidades, otras experiencias regidas por dinámicas singulares, que no respondan necesariamente a un tiempo lineal o a una lógica de acumulación crematística. Por su parte, la estrategia de contraer el futuro para combatir a la razón proléptica es desempeñada por la “sociología de las emergencias”. El futuro se contrae cuando otras posibilidades, otros escenarios, son abiertos como desarrollos alternativos de la realidad actual, presente. Esto se logra en la medida en que busquemos pistas, señales, latencias, que existen en el presente y que pueden dar lugar a un futuro diferente. Generalmente, estas experiencias alternativas son desacreditadas por las ciencias sociales ya que constituyen embriones, realidades emergentes que no se ajustan a las representaciones hegemónicas de la realidad social que sostienen estas ciencias. La operación opuesta, entonces, consistiría en otorgar credibilidad social a lo que está emergiendo, pero todavía no posee las condiciones suficientes como para sustentarse o expandirse por sí mismo. En este sentido, la sociología de las emergencias se apoya en la expansión del presente efectuada por la sociología de las ausencias, es decir, toma las experiencias que son visibilizadas por ella y las proyecta hacia un futuro posible pero que todavía no existe como realidad. Mientras que la sociología de las ausencias produce “experiencias disponibles”, la sociología de las emergencias realiza
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una “ampliación simbólica” de las mismas que nos permite contar con “experiencias posibles” que abren un futuro concreto y alternativo (Santos, 2006). 3.3. La sociedad de mercado y la necesidad de un punto de partida teóricopráctico alternativo Para que nuestra imaginación social no quede paralizada y reducida a lo existente se requiere un punto de partida alternativo que postule otros ejes axiológicos de comprensión económica. En este sentido, toda indagación científica se encuentra orientada por ciertos principios normativos implícitos o explícitos. Lo que postulamos aquí es que los cánones del mainstream de la ciencia económica y de buena parte de las ciencias sociales occidentales son un obstáculo para pensar, comprender y reflexionar sobre las prácticas de producción, consumo, acumulación y distribución de la ESS. Necesitamos no sólo criticarlos y cuestionarlos, sino intentar construir otros marcos de comprensión que estén a la altura de nuestro objeto de conocimiento. Con este criterio consideramos que la noción de “reproducción ampliada de la vida” de Coraggio (1999, 2007) constituye un vía alternativa para iniciar este camino de reconstrucción epistemológica. La noción de “reproducción ampliada de la vida” habla de un proceso por el cual, durante un período prolongado, un individuo, un colectivo o una sociedad alcanza la satisfacción de sus necesidades humanas -biológicas, sociales y culturales- con un desarrollo en la calidad de los fines (las necesidades) y los medios (los satisfactores) implicados en dicho proceso. En la definición se destacan tanto la idea de “calidad” como la idea de “vida”. Nótese que por “vida” se hace alusión no sólo a la mera existencia biológica de los seres humanos, sino también a todo aquello que es considerado social y culturalmente como valioso y necesario para la realización personal de los individuos. La inclusión del vocablo “calidad” da cuenta de una evolución cualitativa, significa que la vida de las personas, en este sentido amplio de vida al que hacíamos referencia, se va modificando a lo largo del tiempo para mejor. Esto implica, como es natural, una percepción subjetiva que es variable de un individuo a otro, de un grupo social a otro o de una sociedad a otra. La pregunta clave aquí es: ¿puede lograrse esta “reproducción ampliada de la vida”, en el sentido definido anteriormente, y para todos los
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individuos que forman parte de la sociedad, en el marco de la sociedad de mercado? Para responder a esta pregunta y complementar nuestro argumento necesitamos no sólo señalar las insuficiencias epistémicas de la ciencia económica como disciplina humanística, sino también mostrar cómo la lógica social inscripta en las estructuras económicas dominantes nos impulsa a un cambio de perspectiva. 3.4. Producción de mercancías y reproducción social Para desarrollar este argumento simplifiquemos al sistema económico en dos grandes esferas: la esfera de la producción y la esfera de la reproducción social. En la esfera de la producción se elaboran los bienes y servicios que serán consumidos por la población para garantizar su reproducción social. ¿Cómo se articulan estas dos esferas en el capitalismo? En el capitalismo estas dos funciones sociales se desarrollan en ámbitos separados: la producción de bienes y servicios se realiza en las empresas capitalistas y la reproducción social de las personas en los hogares o familias, lo que los antropólogos llaman “unidades domésticas” o “economía doméstica”. Las empresas capitalistas producen bienes y servicios para generar un excedente monetario entre el dinero invertido en la producción y el dinero obtenido mediante la venta de esa producción. Marx (2002) resume esta dinámica con la formula: D-M-D`. Los capitalistas invierten dinero en sus empresas para producir mercancías de las cuales se espera obtener más dinero con su venta -comprar para vender-. Se dice que el dinero funciona como capital precisamente cuando sigue esta dinámica de autovalorización. “Dinero que produce más dinero”, dirá Marx. Pero en este proceso los bienes y servicios producidos no sólo aparecen como mercancías mediante las cuales se realiza la ganancia del capitalista, también son los medios a través de los cuales las personas satisfacen sus necesidades. Sin embargo, esta condición que hace de las mercancías objetos útiles, satisfactores de necesidades humanas, está subordinada a la maximización del capital invertido en su producción. Esto significa que el empresario capitalista producirá mercancías, arriesgará su capital en la producción, en la medida en que obtenga un beneficio por ello. De lo contrario, cerrará su fábrica y se marchará a otro sitio donde pueda producir en condiciones más ventajosas para él o pondrá su dinero en un activo financiero. Lo que prima en la lógica del capital es la acumulación.
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¿Qué pasa, por su parte, en la esfera de la reproducción? ¿Cuál es la lógica de los hogares? La producción y la reproducción en el capitalismo no están simplemente separadas, se vinculan entre sí mediante relaciones mercantiles. Esto significa que los productos y servicios que necesitan los individuos y sus hogares para reproducirse sólo pueden obtenerlos, en su gran mayoría, comprándolos a las empresas capitalistas que los producen. Entre la producción de bienes y servicios y la satisfacción de las necesidades que los mismos vienen a cubrir median relaciones de compra y venta. Por lo tanto, la lógica de las unidades domésticas es la inversa de la de las empresas capitalistas. Marx resume esta dinámica en la fórmula del intercambio mercantil simple: M-D-M. Los hogares ofrecen su mercancía principal -la capacidad de trabajo de sus miembros- a cambio de un ingreso que les permita comprar los bienes y servicios que necesitan para reproducirse -vender para comprar-. Nótese que en este proceso no hay un incremento de la masa dineraria puesta en juego. El precio que obtienen los hogares por su fuerza de trabajo, es decir, el salario, les permite obtener un volumen de mercancías equivalente. En este proceso no se genera excedente alguno, el fin principal que se realiza en el ámbito de las unidades domésticas es la reproducción social de sus miembros. De esta forma, en períodos de crisis económicas y desempleo, los hogares desarrollan estrategias alternativas de subsistencia: tratan de conseguir una ayuda del Estado o de familiares y amigos; tratan de ofrecer algún servicio o producir algún bien por cuenta propia; cooperan entre varias familias socializando sus saberes, experiencias y sus pocos recursos; tratan de reemplazar bienes y servicios que compraban en el mercado produciéndolos en sus casas; miembros del hogar que antes no trabajaban salen a buscar un empleo; etc. Pero estas estrategias son desarrolladas, como afirma Coraggio (1999, 2007), con un fin principal: lograr la reproducción ampliada de sus miembros. Lo que hace, en definitiva, la lógica de la sociedad de mercado es separar la producción de la reproducción social: en la esfera de empresas capitalistas la una y en los hogares o economía doméstica la otra. Estas dos esferas separadas son reunidas nuevamente mediante las reglas del mercado. La lógica de conjunto, la dinámica que domina las relaciones entre la producción y la reproducción social, es la acumulación de capital. A este tipo de economía, donde la reproducción de la vida humana queda subordinada al afán de lucro, le cabe la sentencia de
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Aristóteles: “bien extraña es esta riqueza, en cuya abundancia se perece de hambre”… Con esta argumentación bastante resumida y simplificada pretendemos hacer notar lo que se pierde en esta dinámica, lo que queda subordinado y, en algunos casos, totalmente desaparecido: la satisfacción de las necesidades humanas (que debería ser el fin principal de cualquier economía). En consecuencia, el criterio de la “reproducción ampliada de la vida” es un recurso crítico contra una economía des-humanizada, pone en el centro de la escena aquello que la economía de mercado relega. No sólo posibilita ejercer una crítica de la sociedad de mercado, también muestra la necesidad de pensar y construir otras alternativas sistémicas. De allí que, en Coraggio (2007), el principio práctico y normativo de la “reproducción ampliada de la vida” se articule con el proyecto de una “economía del trabajo”. Por “economía del trabajo” el autor define a una posible configuración de un subsistema económico estructurado, organizado y autorregulado a partir del factor trabajo y orientado hacia la “reproducción ampliada de la vida” de todas las personas que lo integran. Su unidad elemental de organización y agregación económica y socio-política es la unidad doméstica. No es un subsistema económico que ya exista, sino una posibilidad, un escenario futuro que es elaborado a partir del criterio de la “reproducción ampliada de la vida”. El sustrato material de la economía del trabajo, entonces, es la economía popular o el conjunto de las actividades económicas de los hogares. A partir de una transformación profunda de las formas vigentes de la economía popular es posible llegar a constituir un subsistema económico estructurado y organizado en torno a la reproducción ampliada del factor trabajo. Ambos criterios, en consecuencia, el principio de la “reproducción ampliada de la vida” y el proyecto de una “economía del trabajo” funcionan como claves de interpretación socio-políticas. Son herramientas que orientan la investigación y pueden formar parte de un proyecto político de transformación social. Que sean, antes que nada, recursos críticos, no los convierte en instrumentos abstractos, con un fin puramente heurístico. Se apoyan en indicios, pistas y señales presentes en la realidad social, como los esbozados anteriormente con Santos, a partir de las cuales pueden proyectarse otras instituciones económicas.
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3.5. Hipótesis sobre el capitalismo contemporáneo y la economía popular que justifican el punto de partida Trataremos de ver, a continuación, cuales son las hipótesis de interpretación sobre el presente que desarrolla Coraggio que fundamentan este punto de partida. Coraggio (1999) afirma que la acumulación de capital en el presente deja de requerir la reproducción social de amplios sectores de la sociedad como base de su sustentación. Este es el factor principal de la crisis de reproducción social que afecta a los sectores populares. “(…) estamos presenciando una transición tecnológica y cultural que parece apuntar hacia estructuras técnico-económicas dentro de las cuales el sostenimiento de una gran proporción de la población será una carga meramente política para el capital. Porque la expansión del capital deja de requerir, al menos por un largo período, la reproducción de toda la población como base de su propia reproducción. Y si hay que hacerlo por razones políticas, será a niveles de subsistencia, a fin de minimizar el uso de excedente distraído de la acumulación.” (Coraggio, 1999:86). Esta tendencia social del capital ha llevado a muchos intelectuales a caracterizar a las sociedades contemporáneas, especialmente en la periferia, como “sociedades duales”. La dinámica de acumulación capitalista asumiría una lógica altamente excluyente y polarizante, cristalizada en la creciente fragmentación de la economía y la sociedad en dos polos débilmente articulados. Por un lado, un sector integrado, minoritario, con empleos altamente calificados y bien remunerados, vinculado a las empresas transnacionales y a los grandes grupos económicos locales y sus empresas subsidiarias. Por el otro, un sector de la población mayoritario y profundamente segmentado, que oscila entre condiciones precarias de empleo, subempleo y la exclusión lisa y llana de toda posibilidad de acceder a una fuente de ingresos. Coraggio visualiza en estas tendencias negativas, caracterizadas por la imposibilidad de reintegración social de los sectores populares dentro del sistema imperante, una oportunidad para incorporar a los mismos en otro subsistema económico. Esta posibilidad requiere de un proyecto de transformación social y de un sujeto colectivo capaz de protagonizarlo. Lo que nos interesa aquí, más allá de las condiciones de emergencia de tal subsistema que establece el autor, es la lógica del análisis. Éste toma ciertas tendencias negativas
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del desarrollo social, interpretándolas no sólo como un obstáculo sino también como una oportunidad para construir un futuro diferente, “intentando co-determinar sus resultados mediante una acción colectiva orientada por un proyecto alternativo” (Coraggio, 1991:22). A esta parte del análisis, basado en el desarrollo de tendencias negativas, se suma una segunda estrategia de interpretación que toma aspectos positivos de la dinámica social. Para Coraggio (2002), el capitalismo no logró hasta el presente mercantilizar completamente a la esfera de la reproducción social o economía doméstica. De allí que la orientación de sentido principal de la economía doméstica siga siendo la reproducción social de sus miembros. Como ámbito no totalmente colonizado por la acumulación del capital la economía doméstica es un buen punto de partida para organizar otra economía. “En un sistema capitalista bien establecido, el proceso histórico termina incorporando como ‘segunda naturaleza’ a la economía y las disposiciones que requiere el capital. Contravenirlo con otros proyectos supone apoyarse en los ámbitos de la vida social que no han sido totalmente colonizados por el sistema. Uno de esos ámbitos es la economía doméstica (…)” (Coraggio, 2002:2-3). En este sentido, la economía popular es interpretada como sustrato material de un sector de economía del trabajo en la medida en que su matriz de comprensión se encuentra en la economía doméstica. El sentido de la economía popular está dado por sus células fundamentales: las unidades domésticas orientadas hacia la “reproducción ampliada de la vida”. “La economía doméstica es una buena base para comenzar a pensar en otra economía. Nos hemos acostumbrado a ver a la empresa como forma económica y el lucro como motivación omnipresentes. Sin embargo, la unidad doméstica familiar y sus formas asociativas más complejas (…) orientadas por la reproducción de la vida y no por la acumulación, constituyen el punto de partida de un nueva organización de la economía” (Coraggio, 2002:7). Por lo tanto, esta dimensión del análisis que realiza Coraggio parte de ciertos aspectos o ámbitos de lo social positivos, en tanto son considerados
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históricamente como desarrollo parcial de lo posible, y los potencia y amplía hasta construir un modelo lógicamente coherente: el proyecto de una economía del trabajo. Estas dos operaciones intelectuales: el desarrollo de tendencias negativas vistas como oportunidad y la detección y amplificación de aspectos positivos de la realidad social finalmente convergen y se complementan. Por un lado, la crisis de reproducción de los sectores populares como imposibilidad del capital de incorporarlos a su propia dinámica de acumulación aparece como una oportunidad de integrar a los sectores excluidos en otro subsistema económico. Por el otro, la construcción de ese otro subsistema económico es presentada, en parte, como potenciación de aspectos positivos (prefigurativos) ya existentes en los sectores populares: la lógica de “reproducción ampliada de la vida” de sus unidades domésticas. Sin embargo, es importante aclarar que para Coraggio no se trata de una simple expansión lineal de los aspectos positivos, implica también una transformación radical, tanto cultural como política y económica de los sectores populares. 3.6. ¿Cómo caracterizar a las prácticas económicas solidarias? A partir de este punto se plantea la cuestión de cómo conceptualizar a las experiencias prácticas de organización económica que presentan características alternativas y que genéricamente denominamos de ESS. Como afirman Santos y Rodríguez (2007), se trata de experiencias que no tratan de reemplazar al sistema capitalista como totalidad, es decir, no conllevan aún una alternativa comprehensiva de organización económica a nivel micro y macro social basada en criterios anticapitalistas. Sí, en cambio, tienen la potencialidad como para crear espacios socio-económicos acotados en los que predominan principios de igualdad, solidaridad o respeto por el medio ambiente, bajo diferentes modalidades y con distinta intensidad. En este sentido, podemos decir, junto con los autores, que tienen la fuerza suficiente como para dificultar la reproducción del sistema capitalista en forma parcial. Son formas de resistencia acotada, generalmente local, pero con diversos grados de efectividad. No se trata, por lo tanto, de nuevos modos de producción que reemplacen al sistema capitalista. Sin embargo, como destacan Santos y Rodríguez, generan efectos emancipatorios en otro sentido. En primer lugar, a nivel individual, dado que estas iniciativas suelen implicar cambios importantes en las condiciones de vida material y subjetiva de los actores. En segundo lugar, a nivel societal, ya que
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la difusión de experiencias alternativas exitosas amplía el espectro de lo posible, mostrando y legitimando otras formas de organización económico-social, que se tornan así creíbles. Por otra parte, estas iniciativas económicas deben ser capaces de mantener y reproducir sus rasgos anti-sistémicos, al tiempo que deben lograr ser viables y sustentables, dentro de las reglas de juego del modo de producción capitalista. Esta tensión entre el potencial emancipatorio y la sostenibilidad económica de las experiencias le otorgan un carácter embrionario, e implican generalmente que deban soportar distintos grados de inestabilidad. No son “islas” de una economía social pura, sino emprendimientos que tienen relaciones con mercados locales y nacionales, que deben garantizar la reproducción material de sus miembros sin perder sus atributos diferenciales. En definitiva, son “alternativas suficientemente utópicas como para implicar un desafío al status quo y suficientemente reales como para no ser fácilmente descartables por ser inviables” (Santos y Rodríguez, 2007:10). Para una sociología de las emergencias, estas características de las experiencias de ESS suponen prestar atención simultáneamente a la viabilidad y al potencial emancipatorio de las mismas. Si se insistiera demasiado en la viabilidad en detrimento de los rasgos disruptivos, se correría el riesgo de reproducir los defectos de la razón indolente, reduciendo la realidad a las modalidades dominantes de existencia social y aceptando los valores que impone el sistema capitalista. A su vez, si se juzgara a estas iniciativas solamente en función de su radicalidad, se corre el riesgo opuesto de practicar un “fundamentalismo de lo alternativo” (Santos y Rodríguez, 2007), lo cual nos llevaría a descartar aquellas experiencias que conllevan transformaciones graduales y que tienen que asumir algún grado de compromiso con el sistema dominante para poder sobrevivir. De lo que se trata, en realidad, es de sostener la tensión entre la sostenibilidad y la radicalidad socio-económica de los emprendimientos solidarios, amplificando y desarrollando sus rasgos emancipatorios, haciéndolos más visibles y creíbles.
4. A MODO DE CONCLUSIÓN Desde nuestro enfoque, la crítica de la ciencia económica dominante se presenta como una necesidad doblemente motivada. En primer término,
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dado el grado de implicación con el status quo que adquirió históricamente la disciplina económica, aportando un sustento teórico justificatorio de la sociedad de mercado. La ciencia económica moderna ha construido sus categorías centrales a partir de la naturalización de la lógica económica del modo de producción capitalista. Lejos de aportar a una teoría comprensiva del fenómeno económico en toda su extensión, ha reducido sus conceptos a las formas económicas dominantes, presentándolas como formas racional e históricamente superiores. En otras palabras, para la disciplina, lo económico tout court se confunde con lo económico en su expresión capitalista. Estas características de la ciencia económica actual nos han conducido a señalar las insuficiencias y los sesgos de su matriz de interpretación del fenómeno económico. En este sentido, sus conceptos operan produciendo un empobrecimiento del universo de experiencias pensables. La reflexión se detiene allí donde las formas no capitalistas de producción aparecen, dado que se salen del marco categorial de la ciencia económica. En el mejor de los casos, estas formas han sido teorizadas como versiones simplificadas del modelo utilitarista o simplemente descalificadas como manifestaciones antieconómicas. “La relación entre la economía formal y el sistema económico humano es, en efecto, contingente. Fuera del sistema de precios formados por el mercado, el análisis económico pierde la mayor parte de su relevancia como método de investigación del funcionamiento del sistema económico” (Polanyi, 1976:160) Esta reflexión de Polanyi la consideramos válida no sólo para la crítica del análisis económico en una perspectiva histórico-genética de los sistemas económicos. Sus limitaciones se muestran también frente al universo de prácticas que abarca la ESS, orientadas por la reproducción ampliada de la vida humana. En segundo lugar, la propia realidad de la sociedad de mercado demanda un posicionamiento ético-político frente a sus consecuencias deshumanizantes. Esto implica postular que no existe un modo de conceptualización valorativamente neutral, lo que no supone en cambio ausencia de rigor y método. Por el contrario, la objetividad entendida como investigación social desprovista de valores es usualmente uno de los argumentos más fuertes para justificar la realidad “tal cual es”, confundiendo la objetivación como momento parcial de todo proceso de conocimiento con la objetualización del orden social. La cosificación de
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los hechos sociales representa un modo corriente de “naturalización” de las formas de dominación social metodológicamente fundado y avalado. Sobre este aspecto, como señaláramos, la ciencia económica se ha alimentado mayormente de una epistemología positivista. Por otro lado, la asunción de criterios axiológicos alternativos no se funda en una crítica puramente negativa y abstracta de la economía capitalista, sino que asume al universo de lo económico como un territorio diverso, habitado por nuevas realidades emergentes. “No se trata de un futuro abstracto, es un futuro del cual tenemos pistas y señales; tenemos gente involucrada, dedicando su vida –muriendo muchas veces– por esas iniciativas. La Sociología de las Emergencias es la que nos permite abandonar esa idea de un futuro sin límites y reemplazarla por la de un futuro concreto, basado en estas emergencias: por ahí vamos construyendo el futuro” (Santos, 2006:31) La postulación de un criterio de sentido orientador de la investigación teórica en función de la reproducción ampliada de la vida en sociedad recurre a la sociología de las ausencias y a la sociología de las emergencias para dar visibilidad y potenciar al amplio y diverso abanico de prácticas y actores de la ESS. De esta manera, al tiempo que se ejerce la crítica de la sociedad de mercado se habilita la posibilidad de proyectar otros escenarios futuros para el conjunto de la humanidad. La crítica de la ESS, entonces, se ubica en una perspectiva de transformación social (Habermas, 1990), lo cual permite, sin ignorar las tendencias dominantes de los procesos histórico-sociales, identificar también las contra-tendencias que sostienen y habilitan desarrollos alternativos, evitando caer en el fatalismo de las determinaciones económicas.
5. BIBLIOGRAFÍA Coraggio, J. L. (1991): “El futuro de la economía urbana en América Latina (Notas desde una perspectiva popular)”. En http://www.coraggioeconomia. org/jlc/archivos%20para%20descargar/Econociu.pdf Coraggio, J. L. (1999): Política social y Economía del trabajo. Alternativas a la política neoliberal para la ciudad. Miño y Dávila Editores. Buenos Aires.
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Coraggio, J. L. (2002): “Hacia un proyecto de Economía Social centrada en el trabajo: contribuciones de la Antropología Económica”. Ponencia presentada en el “Seminario Internacional PEKEA, un saber político y ético para las actividades económicas”. 10-14 Septiembre. CEPAL, Santiago de Chile. En: http://www.coraggioeconomia.org/jlc/archivos%20para%20descargar/ POnencia%20PEKEA%20Espa%F1ol%20WEB.pdf Coraggio, J. L. (2007): “Una perspectiva alternativa para la Economía Social: de la Economía Popular a la Economía del Trabajo”. En Coraggio, J. L. (Org.): La Economía Social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas. Colección lecturas sobre Economía Social. Altamira. UNGS. Bs. As. Habermas, J. (1990): Conocimiento e interés. Taurus. Buenos Aires. Marx, K. (2002): El Capital. Crítica de la Economía Política. Siglo XXI Editores. Buenos Aires. Polanyi, K. (2007): La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. FCE. Buenos Aires. Polanyi, K. (1976): “El sistema económico como proceso institucionalizado”. En Godelier, M. (Comp.): Antropología y Economía. Anagrama. Barcelona. (pp. 155-178) Polanyi, K. (1980): “Nuestra obsoleta mentalidad de mercado”, traducido al castellano de Economie primitive, arcaiche e moderne. Giulio Einaudi Editore. Turin (originariamente publicado en Commentary, Núm. 13, 1947) Razeto, L. (1984): Economía de Solidaridad y Mercado democrático (Libro segundo). Ediciones PET. Santiago de Chile. Formato web: http://www. luisrazeto.net/content/primera-seccion-para-una-nueva-critica-de-la-cienciaeconomica-desde-la-economia-de-solidari Santos, B. de S. (2006): Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social, CLACSO, Bs. As. Santos, B. de S. y Rodríguez, C. (2007): “Para ampliar el canon de la producción”. En Revista Otra Economía. Vol. I, Núm. 1 (pp. 8-13).
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Esta Colección está abierta a la colaboración de cuantos investigadores especializados en Economía Social y Cooperativismo, deseen ver publicados sus investigaciones en la misma. Estos trabajos deberán de ser inéditos. El Comité de Redacción, siguiendo el criterio de evaluadores que velarán por la calidad de los trabajos presentados, determinará su publicación.
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