GIUSEPPE CAMPOS VENUTI: EL SALUDABLE OPTIMISMO DE UN VETERANO RESISTENTE JESÚS GAGO
"Tengo por costumbre -nos viene a decir Campos al final de su particular despedida al Novecento- no terminar nunca mis intervenciones de forma pesimista". Con cierto desenfado, pero deseando no traicionar su autenticidad, me atrevo a traducir esa palabras del siguiente modo: "a pesar de todo lo dicho ... sigo manteniendo mi propósito de siempre: evitar por encima de todo que mi visión de la realidad acabe convirtiéndose en un mensaje de desaliento"; o, dicho todavía de otro modo: "considero que es mi deber seguir trasmitiendo a los demás el entusiasmo que siempre he puesto en conseguir las cosas, aunque tantas de ellas finalmente no hayan tenido lugar o, incluso, hayan terminado más bien por fracasar". Y es que no he conocido hasta ahora a nadie tan capaz como Campos de mantener vivos, simultáneamente, el máximo grado de entusiasmo y de penetrante lucidez; a nadie que haya conseguido sacar tanto partido de la combinación de ambos ingredientes; a nadie, en suma, con el mérito y el coraje que se precisan para no descorazonarse después de haber levantado acta de tantos fracasos como han jalonado el incesante combate que, en su condición de urbanis-