Homenaje a Huánuco en el Senado de la República

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HOMENAJE A HUANUCO EN EL SENADO DE LA REPUBLICA (*) (Sesión del día 14 de Agosto de 1956 )

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SR. DR. JOSE VARALLANOS EL SEÑOR VARALLANOS: Señor Presidente: Anteayer pedí el uso de la palabra; pero por haberse vencido el tiempo reglamentario no pude referirme al tema que hoy me concretaré. El día de ayer se cumplió 417 años de la Fundación Española de la ciudad de Huánuco y cuyo hecho histórico celebraron, jubilosos, los hijos del departamento que tengo el alto honor de representar en este Senado. Permitidme que, como homenaje a esa fecha y a Huánuco, haga una ligera reseña de su historia .


Después de la batalla de Las Salinas, Francisco Pizarro envió a varios capitanes a diversas regiones de su Gobernación, para que sometieran a los indios y fundasen y poblasen ciudades que sirvieran de centro de colonización y cristiandad, como se estipuló en la Capitulación de Toledo y se mandaba en las ordenanzas e instrucciones para la "conquista y descubrimiento de nuevas tierras". Así partieron García Manuel de Carbajal, Alonso de Alvarado y Vasco de Guevara, para fundar Arequipa, Chachapoyas y Huamanga. Al Capitán de Caballería don Gómez de Alvarado y Contreras —uno de los adictos a Almagro y cuyo Teniente General había sido en la conquista de Chile,— natural de Badajoz, en Extremadura de España, hijo del Comendador de Lobón y nieto del de Hornachuelos, que llegó a América con Hernán Cortez y que con su hermano don Pedro de Alvarado estuviera en la conquista de México; le encomendó el Gobernador del Perú fuera a "pacificar" la "provincia de los Huanca- Chupachos" -actuales departamentos de Huánuco, Ancash y Pasco - por donde andaba sublevado el capitán inca Illatupac, el que cuando la rebelión de Manco 2, en 1535, cercara Lima con sus aguerridas huestes. Además, Pizarro ordenó fundar ciudad en aquella región para repartir encomiendas de indios a los conquistadores quejosos de no haber sido favorecidos en los repartos de Jauja y Lima, y para atraer a su persona y causa a los almagristas. Estas razones las confirman desde Cieza de León a Herrera. Gómez de Alvarado, con la provisión de Pizarro, hizo acopio de hombres y pertrechos; y a principios de Julio de 1539 al mando de una pequeña expedición militar, salió de Lima por Jauja, llevando como a su Maestre de Campo a Juan de Vargas. Entre los alistados marchaban numerosos almagristas y distinguidos capitanes como Juan Tello de Sotomayor, Miguel de la Serna, Martín Hurtado de Arbieto, Pedro Barroso, Valentín Pardavé, Juan de Mori, Rodrigo de Martínez, Juan de Agama y Diego de Carbajal.


Luego de ahuyentar a Illatupac, que se retiró hacia Mancha, Alvarado fundó solemnemente la ciudad de Huánuco el día 15 de Agosto de 1539 y en la misma área que ocupara la famosa urbe inca-yarowilca de Wuánuco, situada en las pampas de igual nombre, en la actual provincia de Dos de Mayo, y que fuera la opulenta capital regional del Chinchaysuyo y cuyas ruinas, llenas de majestad y belleza, aún persisten, confundidas con las que levantaron los conquistadores. Como la fundación de una ciudad española significaba un hecho político y económico trascendente, se realizó a no dudar, cumpliendo las ordenanzas entonces vigentes. Es decir, se designó sitios para la Iglesia y la Plaza Mayor , se celebró la primera Misa, se plantó el rollo o la picota —símbolo de la horca y del cuchillo o jurisdicción civil y criminal—, se repartió solares a sus vecinos pobladores, etc; culminando todos estos actos con la instalación del Cabildo, para cuyo gobierno designó como Alcalde Mayor a Rodrigo Martínez y como Alcalde Ordinario a Diego de Carbajal. Aunque no se ha encontrado el acta de la Fundación, los cronistas más probos y veraces —Cieza, Herrera, Calancha— están acordes en la fecha indicada, y en la persona de su fundador y en el lugar que sirviera de escena. Pero la nueva ciudad cristiana, erigida a la advocación de la Virgen Asunta, no pudo permanecer por mucho tiempo en el sitio que la instaurara Alvarado. Fue trasladada al valle Pilco o de los Chupachos, idílico lugar a 18 leguas hacia el sur-este, a orillas del río Huallaga, donde hoy se halla. Dos razones motivaron tal hecho: la nueva y poderosa rebelión de Illatupac y la actitud de Pizarro de quitarle categoría de ciudad a la fundación, reduciéndola a simple villa. Illatupac, rehecho, atacó y cercó la fundación, aislándola y devastando sus campos. Pizarro redujo su categoría atendiendo al pedido del Cabildo de Lima, que amparó a los encomenderos que veían reducidas sus encomiendas. Algunos primitivos cronistas, señalan al capitán Pedro Barroso —fundador de Arequipa y luego vecino de él— como el que realizó la traslación;


señalándose febrero de 1540 y 1541; aunque Diego de Aguilar y de Córdova; el autor de "El Marañón", que viviera en Huánuco por 1570 con los compañeros de Alvarado, afirma que la traslación se produjo a fines del propio año de 1539 y por el mismo Alvarado. (Tan fue traslación lo efectuado por Barroso y demás que, como dice Calancha, en la "fiesta de Agosto como en primero día se saca el Estandarte Real"). Instalada en su nueva área del ameno valle Pilco, tampoco prosperó. A la muerte de Pizarro, sus pobladores la abandonaron al tomar unos partidos en favor del Rey y otros del sublevado Almagro el Mozo o el Cholo. Gómez de Alvarado, el fundador de la ciudad que a la sazón se encontraba en Lima, se alistó al lado de Vaca de Castro, juntamente con otros "huanuqueños", e hizo campaña hasta Chupas, muriendo en Vilcashuamán como consecuencia de las heridas que recibiera en aquella acción. Derrotado el joven Almagro en Chupas, el vencedor Vaca de Castro realizó nueva distribución de encomiendas y envió a sus tenientes para restablecer en provincias el gobierno real perturbado por el alzamiento del nombrado mestizo. A Pedro de Puelles, uno de los capitanes entonces más adictos a la Corona y que había hecho la campaña real desde Trujillo, y uno de los soldados de presa de la conquista, que viniera con Pedro de Alvarado desde Nicaragua; le envió de Vilcashuamán a Huánuco con la misión de reedificar la ciudad, repoblar y reducir por las armas a Illatupac, que seguía en son de guerra. Puelles, en cuanto llegó al valle Pilco, en octubre de 1542, donde supo que Illatupac había sido capturado por el astuto Juan de Vargas, ratificando la fundación y traslación de la ciudad realizada por Alvarado y Barroso, la asentó, mejoró y repobló y trazó el plano definitivo de la población. Pero sólo el 2 de febrero de 1543 dió posesión de los indios a los encomenderos favorecidos por Vaca de Castro y procedió a levantar el acta de distribución de solares a los que con él se domiciliaron, e instaló un nuevo Cabildo en nombre de S. Majestad, designando a sus miembros o regidores.


¿Por qué razón Puelles que arribó a Huánuco en Octubre de 1542, como tenemos dicho, instaló Cabildo y demás todavía el 2 de Febrero de 1543? Como la fundación había sido reducida a la categoría de villa, los pobladores que se instalaron con Puelles, solicitaron a Vaca de Castro ,restituyese su rango de Ciudad y le expidiese ordenanzas para su gobierno. Vaca de Castro respondiendo a dicha petición, sólo a fines de enero de 1543 le otorgó dictado de ciudad y un escudo de armas: "un león rampante y coronado". Puelles pues, esperó todavía que se le devolviese tal título para instalar Cabildo. Y con ello se asentó en definitiva, tanto política como económicamente, gracias a la ingente riqueza de su suelo, al número de sus encomenderos, y a la nobleza y fidelidad de sus hijos a la Corona. Pues, producida la rebelión de Gonzalo Pizarro y la muerte del Virrey Blasco Núñez de Vela, los de Huánuco levantaron bandera por el Rey, desconociendo al Teniente del rebelde, el sanguinario Francisco de Espinoza. Encabezados por Juan de Saavedra y don Antonio de Garay, asistieron a la campaña y batalla de Jaquijahuana, con sus propios peculios y armas.

Años más tarde, cuando en 1553 se produjo la rebelión de Francisco Hernández de Girón, en el Cusco, originada por el descontento del reparto de HuaynaRima; los capitanes "huanuqueños" Gómez Arias Dávila y Meneses formaron la vanguardia del ejército real en Mala. Y derrotado el tirano en Chuquinga, fueron destacados en su persecución los capitanes Miguel de la Serna, Juan Tello de Sotomayor y Gómez Arias Dávila, quienes tomaron preso al rebelde, en Pucará, cerca de Jauja, conduciéndolo a Lima, y entregándolo a la Audiencia, donde fue degollado. Por estos heroicos hechos, la Corona liberó de tributos a los indios chupachos -del valle del Huallaga—, les confirmó en el beneficio de las encomiendas a los encomenderos y confirió a la ciudad un escudo de armas y título nobiliario. Tal escudo tenía "un león rampante y coronado que hunde una garra en el pecho de un capitán español y con la otra sostiene una


cadena que pende del cuello del mismo", con el mote: "La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de León de Huánuco de los Caballeros". Este nobiliario, conferido después de 1554, fue ratificado por el Rey Carlos 1 de España (V de Alemania), gobernando el Perú don Andrés Hurtado de Mendoza, 2. Marqués de Cañete. Y fue este blasón el histórico y tradicional de la ciudad de Huánuco. A falta de la cédula real, lo confiesan los más enterados cronistas y escritores, y como así consta en los instrumentos notariales de la Colonia y se identifica con las copias que existen, verbigracia, en el Archivo del Depósito de la Guerra de Madrid. (Sin avecilla alguna, sin el pilco como aparece en el que aún se usa, acaso como homenaje al "folklore", pero ausente de la ciencia heráldica y de la verdad histórica). En el siglo XVI, en que llegara a su mayor auge, la Ciudad y Cabildo de León de Huánuco de los Caballeros, comprendía, desde 1566, los corregimientos o provincias de indios de Huamalíes, Tarma, Conchucos, Huaylas y Cajatambo. En cuya jurisdicción existían más de 200 pueblos, fundados por orden de la Corona; 37 encomiendas, con 18,089 indios tributarios que abonaban 65,180 pesos de oro y una renta de 13,046 para la Corona. Suprimidos los corregimientos en el Virreinato de Lima y creados, en 1785, los organismos político-administrativos de las Intendencias, se estableció la Intendencia de Tarma que se constituyó con los excorregimientos del Cabildo de Huánuco: Sub-delegaciones de Tarma, Huánuco, Huamalíes, Huaylas, Conchucos, Cajatambo y Jauja del de Lima. Años después se le agregó los Partidos o subdelegaciones de Panataguas y Chavín de Pariarca. Se designó como capital de la Intendencia al pueblo de Santa Ana de Tarma, fundada como reducción de indios por orden de Toledo en 1571, y anterior "cabeza" del corregimiento del mismo nombre, dándosele la categoría de Villa y como tal proveyéndosele de un Cabildo y al que para dotarla de rentas, a solicitud del Intendente el Coronel Juan María de Gálvez y Montes de Oca, con la ayuda del Visitador Escobedo, se creó el Ramo de Mojonasco. (No se sabe por qué razón se pospuso a la antigua —aunque ya decadente— ciudad de rango del centro del Perú, como lo era Huánuco).


Económicamente el territorio del Cabildo y Ciudad de Huánuco fue de los mejores del Virreinato. En su jurisdicción estaban las más ricas minas y encomiendas, como las Minas de Plata de San Esteban de Yauricocha o Paseo, Cajatambo y Huaylas; los grandes ingenios de azúcar Huaylas y Huánuco; los obrajes o telares de paños de Huaylas, Conchucos, Tarma y Huamalíes: centros de grandes rebaños; las "haciendas" de cascarilla, maderas, coca ,frutas, etc, fue en el valle del Huallaga que acoge a la ciudad —de trazo inmejorable, cual tablero de ajedrez- donde por primera vez se cultivó la caña de azúcar, como afirma Garcilaso. Fue también la ciudad y su jurisdicción residencia y cuna de hombres ilustres; tierras de rebeldías que agitaban a sus hijos. Desde 1542 al siglo XVIII, vivieron en su área Fray Domingo de Santo Tomás, famoso y primer quechuólogo; el Bachiller Francisco Vásquez, autor de unas crónicas sobre la conquista del Dorado; el poeta Diego de Aguilar y de Córdova, autor de "La Soledad Entretenida" y "El Marañón", en que se encuentra importantes datos sobre la vida y demás de la ciudad, donde casó y tuvo hijos; Fray Diego de Ojeda, autor de "La Cristiada"; Fray Antonio Vásquez de Espinoza, escritor jesuita; el doctor don Hipólito Ruiz, que estudió su flora por 1780, etc. En el siglo XVI se cuenta como a uno de sus héroes nativos —de estirpe inca a Illatupac, ese gran rebelde olvidado, que anduvo alzado más de ocho años contra las armas españolas, hasta que fuera traidoramente capturado por Juan de Vargas, por setiembre de 1542. Guamán Poma de Ayala, de ancestro huanuqueño, ese rebelde del verbo y cáustico crítico del régimen colonial español; el doctor don Alfonso Huertas, famoso profesor de quechua de la Universidad de San Marcos. En los años del 700 dio lustre al Perú y a las letras coloniales, Amarilis, la famosa poetisa huanuqueña, sin discusión, autora de la Epístola titulada "Amarilis a Belardo", acaso hija de Diego de Aguilar y de Córdova y de ,doña María de Falcón; Fray Francisco de la Serna, catedrático de la Universidad de San Marcos, Obispo de Popayán; Francisco Fernández de Córdova, catedrático autor de "Perú con Armas"; el doctor Juan


Blasquez de Valverde, célebre jurista, Rector de la Universidad de San Marcos; Dr. Josef de Falcón, Rector de dicha Universidad; Dr. Fernando de la Sota, Obispo de Tucumán y Chile; Lorenzo de Heredia, Fray Agustín de Figueroa, La Venerable Rafaela de San José y la misma mística Santa Rosa de Lima, nieta de don Fernando de 0liva y de doña Isabel de Herrera, natural de Huánuco y de sangre india por línea materna. Huánuco y su hijos estuvieron también presentes en la gesta libertaria, en la lucha por nuestra independencia política de España, así como en la formación de la República y en la defensa del honor nacional. En 1777 los mestizos e indios de Llata dieron el primer grito libertario, aunque local victimando a los capitanes Cajija y expulsando al Corregidor Ulloa; soportando luego la represión por las armas y la prisión por orden del Virrey Jáuregui. José Gabriel de Aguilar, ahorcado en el Cusco en 1805 fue natural de Huánuco. Nacidos en la ciudad o en sus provincias, fueron José Rodríguez, Nolverto Haro, Juan José Crespo y Castillo, Fray Marcos Durán Martel, José e Ignacio Figueroa, Mariano Sánchez Chamorro, Tomás Nalvarte, Manuel Ayala y otros blancos y mestizos e indios que se sublevaron el sábado 22 de febrero de 1812, capitaneando a los aborígenes de Panao, Ambo y Huamalíes, para sacudir el yugo español. Con su sangre generosa, regaron los campos de Ayancocha saciando el odio y la sed del intendente González Prada y días después — Haro, Rodríguez y Crespo Castillo en la Plaza Mayor de la ciudad que les viera nacer, en tanto Fray Marcos Durán marchaba a una prisión de España. En 1820 apenas supieron la marcha de Arenales sobre Pasco, los huanuqueños, en Cabildo abierto, presididos por el subdelegado Echegoyen y por los capitanes de caballería don Ignacio Prado Sorogastúa y José Abarca y José Valdizán, José Beraún y otros, se declararon por la libertad y enviaron al campamento de Arenales al capitán Prado y a Abarca, luego del trabajo de estos comisionados el Cabildo huanuqueño, el 15 de diciembre de 1820, en la Plaza Mayor (de Armas), ante los ojos y el júbilo del pueblo, desde un


tabladillo que se armó, por boca del Comisionado Herrera, JURO INDEPENDENCIA DE ESPAÑA Y LEALTAD A LA PATRIA. Al paso de Bolívar y sus tropas por su suelo - Huamalies, Huánuco, Ambo - los huanuqueño entregaron sus bienes y sus hijos se alistaron en las filas patrióticas; siendo héroe de esa campaña el Coronel Juan A. Valdizán. Fueron asimismo, los "montoneros" huamalianos, al mando de Otero, los que abrieron el camino de la batalla de Junín. En la guerra de la Confederación Perú-Boliviana, Huánuco contribuyó con sangre y dinero en defensa de la Patria; así como en la guerra con España de 1866, en la que uno de sus ilustres hijos, héroe de ella, el Coronel don Mariano Ignacio Prado y Ochoa, consolidara nuestra soberanía republicana de la dominación extranjera en el combate de 2 de Mayo, del Callao. Más tarde en la guerra del 79, es un hijo de Huánuco, el Coronel Leoncio Prado el que le diera uno de los lauros más puros al inmolar su vida por la Patria y en el gesto de heroísmo sin par de Huamachuco en 1883. En los bélicos días de la Coalición Nacional, Augusto Durán es el portaestandarte de la defensa de las libertades públicas. Solar de hombres repúblicos ejemplares como Gregorio Cartagena, Manuel Valdizán, Ingunza Basualdo, Vara Cadillo; de científicos y estudiosos como Hermilio Valdizán, Daniel Alomía Robles, Dámaso Beraún y otros. Tierra de hombres libres, que siempre estuvieron al lado de las causas justas y bellas; rechazando con gesto viril, todo oprobio y tiranía, auténticos defensores de la democracia. Leones de la guerra y caballeros de la paz; leales a su estirpe, a su tradición espiritual y a su historia. Por eso en la jornada cívica del 17 de junio último, la ciudadanía huanuqueña estuvo como un solo hombre a favor de la Libertad, del Derecho y de la Democracia. Señor Presidente: Deseo y solicito que mis palabras de homenaje más cálido a esa tierra y a sus hombres, a la ciudad de Huánuco y al Departamento todo consten en el Acta. ----------------------------


Después de este discurso, a propuesta del señor Presidente del Senado Dr. José Gálvez, los miembros del Senado, puestos de pie, rindieron homenaje a Huánuco en su 417 aniversario y al pueblo viril y democrático.

(*)Publicado en la Revista Industrial de Huánuco. Año III. Número 3.Huánuco, agosto 1957 pag. 47, 48


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