13. ALMAS GEMELAS Aquella noche estaba dolido, casi muerto, mal herido y mi desconsolado dolor era netamente de amor. Cuando la conocí; tan pura, tan preciosa, tan frágil como una rosa. Que más que rosa era una diosa que cautivo mi atención y me apreso en la pasión y en la pasión de su mirada que me hiso de pronto olvidar a aquella desgraciada y solo en ella me hizo pensar se acercó a mi lado llamo al cantinero y después de que avía ordenado le dije; ¡yo llegué primero! No valen dos desconsolados Y en un mismo lugar o se va de aquí o su problema me va a contar y comenzó así lo que parecía una amistad la veía todas las noches la oía con tanta fidelidad que me olvidada de los reproches de aquella que me engañó a ella también la engañaron me dijo que le comentaron que la engañaba ya hace un año.
Entonces buscando olvidar a la bebida fue a dar a mi paso algo parecido en el trago me he sumergido tratando de olvidar le pregunte; ¿Cómo es que usted, una mujer tan bella que brilla cual estrella no pudo encontrar otro amor? y sin temor me dijo con voz suave; yo no sé ¿Quién sabe? Así debe ser el amor. Motivados por la bebida en su departamento recorrí sin tormento toda su piel ardida. Mi alma gemela la encontré en ella en su cuerpo de diosa en su actitud, vanidosa al hacer el amor como nadie lo había hecho conmigo sin miedo sin temor y hoy soy mucho más que su amigo soy su esposo un hombre dichoso y seguimos siendo amantes como lo fuimos antes.