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El Gran Abuelo
Una aproximación al tabaco como planta sagrada
Recuerdo mi infancia invadida por el humo del pucho que fumaban mis viejis, elles nos decían que era nocivo, que dañaba los pulmones, pero igual lo fumaban… mi hermana era pendeja, 14, 15, pitaba de manera desafiante delante de los grandes, que sabía no podían decirle nada ya que ellxs no eran buenos ejemplos. Exagerando la escena, visualizo a mi madre dándome de mamar mientras se fuma un marlboro y me tira el humo en la cara, me imagino intentos de dejar de fumar -alegando la nocividad en la salud de la gurisada- frustrados quizás por el ansia y del stress.
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En ese panorama (un poco real y un poco imaginado) lo mejor qué pude yo hacer al respecto, fue alejarme de esas cajitas que resultaban para varios miembros de mi familia tan del mal y tan tentadoras a su vez.
Ya unos añitos mas grande, y entrando en socialización con mas personas que mi núcleo familiar, veo que el drama es el mismo, muchos adultes fuman pero se castigan por eso, hacen grandes esfuerzos por alejarse de ese hábito maldito, que no sólo es perjudicial para la salud sinó también para la economía. Mi madre me mandaba a que le compre puchos al quiosco de enfrente y yo iniciando años rebeldes me negaba “porque eso te hace mal”.
Mis amiguitas de la infancia/pubertad empezaron a verse tentadas por experimentar qué se siente eso de fumar como los grandes, a todas les cosquillea el estómago esa mezcla entre miedo y entusiasmo por introducirse en lo prohibido, en algo que sabés que está mal, porque te lo dijeron mil veces, pero que algo de piola debe tener porque todos lo hacen.
A mi, en cambio, la entrada a la adolescencia no me pegó por ahí, será por mi luna en capricornio, pero me sumé al discurso preventivo moralizante y le largué mi sanata de que eran unas boludas, que por querer hacerse las grandes, (siendo que tenían 12, 13…) se estaban metiendo en cualquiera, en algo que les hace mal a la salud y probablemente sea “la puerta hacia otras cosas” (escuché eso por ahí). Esa escena fue repetida decenas de veces en nuestras aventuras y diversiones de aquellas épocas. Claro que jamás mi hicieron caso y fueron, de a poco blanqueando hacia el afuera, que eran unas mas del club, del gran club de fumadorxs de tabaco. Yo seguí firme en mi negación en entrar en ese vicio que veía tan vacío, pagar para que algo te haga mal. No gracias.
Otra cosa fea que escuchaba del tabaco es que lleva muchiiisimo veneno en su siembra, que contamina la tierra, también las napas de agua y que la gurisada del campesinado pobre, crece con malformaciones por estar en contacto con esas sustancias químicas. (Para contextualizarles, diré que vivo en una zona de Argentina donde la plantación de tabaco (además de yerba y te) es una de las actividades económicas mas extendidas.)
Esta historia acá tiene una pausa de años, quizás 10, cuando mi contexto, ya muy otro, me acerca a la Tierra, a la tribu de gente que agradece a la Pachamama por todo lo que ella nos da, a la gente que bendice los alimentos sin que sea parte de la liturgia de alguna religión. Mi entrada en ese mundo, fue progresiva como todo, pero a su vez bastante definitiva, porque mi resonancia fue inmediata, de una entendí que sí, que la Tierra es nuestra Madre, y que esa frase mas qué una metáfora, es una evidencia cuando nuestro paradigma cambia, cuando mutamos, de entender al mundo como una suma de objetos para el consumo humano, a entender al mundo en su multiplicidad de seres y manifestaciones, interralacionándose en una trama de vida mayor.
Y qué tiene que ver esto con el Tabaco? Pues mucho Con la tribu de la tierra, y en particular a través de mi amigo el Mati, empecé a conocer al Tabaco siendo parte de rezos, de intenciones, de búsquedas tanto internas como colectivas.
Se me presentó esta planta por primera vez como parte de un proceso de sanación y de reconexión. Entendí que el Tabaco no es sólo una planta muy especial, sino que es un espíritu, es EL espíritu vegetal rector de la espiritualidad antigua, la que ha brotado de todos los pueblos de este continente antes de la llegada de Europa, el cristianismo y la modernidad.
En este breve texto quiero plasmar qué es lo que pasó, en el transcurso de la historia, para que esta relación de sacralidad entre el humano y el tabaco se haya, no digo perdido porque sigue muy presente, pero sí, olvidado por el grueso de las personas que conformamos la humanidad.
Fumar cigarros es algo muy presente en nuestro día a día, probablemente fumemos, o en nuestro entorno mas de una persona fume, probablemente hayamos dejado de fumar después de un gran esfuerzo por cortar una relación de dependencia, probablemente nos moleste el humo de quienes fuman cerca sin consideración de los no-fumadores.
Hoy en día la sociedad tiene una relación problemática con el tabaco, la humanidad moderna ha entablado con él una relación de consumo, y de consumo problemático.
Pero, esto no siempre fue así. Este escrito es una reivindicación del Tabaco como planta Sagrada, Maestra y Guía. Quizás haciendo un viraje en la comprensión les sea mas fácil a algunas personas cortar la relación de dependencia con los cigarrillos, no “alejandose del gran mal” , sino comprendiendo qué es lo que se fuma, qué es lo que se fumaba antes, qué otras maneras de relacionarse con el tabaco existen, qué pasó comercialización mediante y qué podemos hacer nosotres para entablar relaciones mas sanas con esta Planta-Espíritu.
Fogata espera en silencio killay despliega unas hojas de tabaco entero sobre su falda, y de su saco de cuero toma un puñado de tabaco picado.
Arroja hacia el norte, saluda a los ancestros y pide permiso luego arroja hacia el este, nvocando al padre sol y con él a la medicina del fuego, arroja un puñado hacia el sur y y a la medicina del agua arroja tabaco hacia el oeste y saluda a la madre tierra convocando a la medicina de las hierbas toma lo lleva al pecho mismo tabaco alejar a los malos espiritus e invoca visión 1
El tabaco es la planta rectora por excelencia en la cosmovisión de los pueblos originarios de todo el continente americano. Sin embargo, los cigarrillos empaquetados que se compran y venden en cualquier almacén, poco tienen que ver con la Planta Sagrada que nuestros ancestros han usado no sólo como medicina para dolencias físicas y anímicas, sino también y sobre todo, como Puente entre distintas dimensiones del cosmos.
En este escrito busco reivindicar al tabaco, como el Gran Abuelo del Reino Vegetal que ancestralmente ha encabezado los altares y los rezos de prácticamente toda ceremonia religiosa a lo largo y a lo ancho de este continente que hoy llamamos América.
Recordemos que todas las culturas originarias de estas tierras, tienen en el Tabaco una entidad de altísima importancia, un bastión fundamental para sus sistema mundo, que acompaña y guía en todo tipo de ceremonias: bautismos, ritos de pasajes, iniciaciones, rondas de palabras, toma de decisiones importantes, acuerdos, búsquedas de visión …
Desde este entendimiento, el Tabaco es puerta, puente, guía y Maestro.
Si bien todas las plantas son sagradas porque forman parte de la Gran Trama de la Vida, el Tabaco, junto, con otras plantas de Poder, es sagrado porque relacionándose con él de manera que conecte con su espíritu, se presentará como Puente a otras dimensiones mas sutiles de la existencia. Así lo entendieron los humanos antiguos los Ymaguare, los ypygua 2 en palabras guaraníes, antes que la modernidad colonizara nuestras mentes
Pero…. ¿Qué ha sucedido que hoy la palabra “tabaco” es tan fácilmente relacionada con “vicio” “enfermedad” “cáncer”?
Básicamente podemos decir, que el tabaco, no fue la excepción de lo que le sucedió a prácticamente toda la vida precolombina: se topó violentamente con los europeos, que desde su visión occidental no sólo no lo podían comprender sino que hicieron un esforzado trabajo de:
1) Satanización, imponiendo su visión de Dios/ Diablo, Bueno/Malo, que nada tienen que ver con el 2 Los antiguos, los que provienen del origen entendimiento de múltiples fuerzas interconectadas de la naturaleza.
2) explotación productiva, y comercialización, lo que conlleva necesariamente a la DESACRALIZACIÓN de las entidades vivientes del cosmos interrelacionado.
Un poco de historia:
Hasta 1492, fecha del “encuentro” de mundos, el Tabaco era una planta que el resto del planeta no conocía. Los europeos se encontraron que de norte a sur, los originarios se relacionaban con este vegetal, ya sea mascando sus hojas, bebiendo su jugo, fumándolo, inhalándolo, como sahumando con él, o aplicándose como cataplasmas sobre la piel.
Las reacciones ante lo observado fueron no sólo variadas sino también ambivalentes: encanto y rechazo en proporciones iguales, se lo denominaba tanto "yerba divina" como "yerba del diablo".
Ya los primeros españoles que llegaron con Colón, quisieron experimentar con esta planta que veían tan presente en la vida de “El nuevo mundo”; imitaron y asimilaron enseguida la costumbre de los originarios de fumar hojas secas de tabaco.
A su regreso a España, Rodrigo de Jerez hizo algunas demostraciones públicas de fumar, siendo por tal motivo encarcelado pues “sólo el diablo puede dar a un hombre la capacidad de echar humo por la boca”. Cuando salió de la cárcel, se encontró con la sorpresa de que el consumo se había extendido entre sus paisanos.
Muestra cabal de esta ambivalencia es que a la par que la Iglesia católica, a través de la Inquisición, sataniza al tabaco y penaliza su consumo, empieza a crecer de manera novedosa los territorios destinados a la producción de tabaco con fines comerciales.
El proceso de expansión comercial del Tabaco y su consecuente profanación fue rapidísimo:
En 1530, en la isla de Santo Domingo comienzan los primeros cultivos comerciales de Tabaco.
En 1536 llega la Inquisición a América prohibiendo el uso del tabaco e imponiendo severos castigos a quienes osaran desobedecer y “tentar al demonio”, según entendían.
1560 es el año en que las semillas de Tabaco son llevadas por primera vez a Europa en manos de Jean Nicot 3 quien las introduce junto a grandes halagos y promesas en la corte francesa.
Una vez en Europa, el uso recreativo y/o terapéutico del tabaco se difundió a una velocidad inverosímil, sólo una década después, para 1570, era ya muy frecuente, no sólo entre los colonizadores y la nobleza europea, sino también entre distintos estratos sociales: marineros, y demás trabajadores a quienes el fumar esta hierba los ayudaba a soportar las arduas jornadas laborales.
La popularidad del tabaco siguió extendiéndose: alcanzó Rusia y en el siglo XVII llegó a China, Japón y la costa occidental de África.
A principio de 1600, entendiendo la gran potencialidad económica de esta joya del nuevo continente, los países colonizadores comienzan el proceso de regularización de su cultivo y comercialización, mediante la monopolización estatal en unos casos y con el establecimiento de impuestos que gravaban su producción, venta y consumo en otros.
Pero no es sólo su consumo lo que se extiende por lejanos territorios, también comienza a sembrarse el tabaco con fines comerciales en Europa, África, y Asia (vale aclarar, que tales plantaciones siempre fueron sostenidas en base a mano de obra esclava, sea negra o indígena)
Tras la expansión mundial de la planta, las principales plantaciones de tabaco se establecieron en Virginia, Brasil (Bahía de Recife), Nueva Granada (Venezuela), Nueva España (Guadalajara) y en las islas del Caribe, especialmente en Cuba y, en menor escala, en Filipinas y en las islas holandesas. Comienza un comercio internacional de tabaco en el que España lo produce en América, Francia en las Antillas y Guayanas, Portugal en Brasil e Inglaterra en Virginia y La Florida.
Qué es el Tabaco y qué es lo que hoy en día se comercializa?
Como descripción botánica podemos decir que la planta de tabaco pertenece a la Familia de las solanáceas (al igual que el tomate, el pimiento, la papa, la berenjena y la petunia entre otras), su género Nicotiana comprende más de 60 especies, siendo el grupo de Nicotiana tabacum el más conocido y el que proporciona el 90% de todos los tabacos que se cultivan en el mundo.
Se estima que ya se cultivaba el tabaco entre cinco mil y tres mil años a. C. siendo su presencia en la tierra aun mas antigua que el Maíz.
El principio activo de la planta de tabaco es la nicotina, un alcalóide al que suelen echar las culpas sobre lo dañino y malicioso del tabaco; Esto es realmente discutible, ya que si bien la nicotina puede llegar a ser adictiva en un uso erróneo, los cigarrillos actuales (industriales) tienen muy poca proporción de nicotina, sobre todo si se compara con los puros indígenas.(no se han reportado casos de adicción al tabaco ancestral en los pueblos originarios)
Con respecto al cáncer, la planta de Tabaco nada tiene que ver, éste mas debiera asociarse con los productos químicos añadidos, con la cantidad de pesticidas tóxicos que requiere su cultivo industrial y probablemente con el abuso del “fumar” como forma predilecta de consumo hoy en día, que como sabemos implica combustión en los pulmones.
Sobre la Nicotiana tabacum se monta la gran industria tabacalera que, se sabe, añade más de seiscientos productos químicos a los cigarros de tabaco que al entrar en combustión se convierten en más de cuatro mil, que son los que realmente son tragados en una pitada. Muchos de ellos son cancerígenos. De todos esos productos, algunos se conocen: óxido de aluminio, nitrato de potasio, fosfatos de amonio, acetato de polivinilo, formaldehído, cloro, arsénico, alquitrán, butano, metano, cadmio, glucosa o monóxido de carbono….. Usos tradicionales
Pero mientras esta realidad avanza a la velocidad del capitalismo, los pueblos originarios, aunque diezmados, e invadidos culturalmente siguen conservando los usos tradicionales del tabaco. Podemos distinguir básicamente dos usos tradicionales: uno cotidiano, y el otro curanderil (Jaquet Mabit)
El primero se encuentra accesible a cualquier persona que por su cultura integra esta planta en su vivir diario, por ejemplo el campesinado al que el Tabaco acompaña para protegerle de los malos espíritus en sus actividades cotidianas: ir a sus cultivos, a cazar, o a pescar.
Del mismo modo puede entenderse el uso de tabaco como insecticida natural, (hojas de tabaco remojadas en agua para limpiar plantas infectadas) o, usar hojas de tabaco como cataplasmas para quitar gusanos que se hayan metido en la piel, o en té para curar la bronquitis. Estos son ejemplos de usos cotidianos, que no precisan iniciación ni preparación especial.
El uso curanderil, es en cambio más especializado, y requiere un duro camino de iniciación que suele incluir ayunos prolongados e intoxicación voluntaria con dosis altísimas de Tabaco para acceder a estados extraordinarios de conciencia. Los curanderxs, guías espirituales, viejos sabios o brujxs 4 , encuentran en el Tabaco un aliado principal. Sin él, no pueden curar. Se lo llama el Gran Abuelo, porque es el espíritu vegetal más antiguo de todos, es la primera planta sanadora del mundo, y por eso dirige los espíritus de las demás plantas medicinales, y /o de Poder. Su presencia es fundamental para iniciar y proteger las ceremonias de ayahuasca, wachuma, peyote u otros. Esto es una constante que podemos ver en todos los grupos étnicos.
En planos comunitarios el Tabaco sostiene la comunión de los grupos humanos. En círculos de palabras, donde una comunidad se reúne para tomar decisiones, dar a conocer noticias, aclarar situaciones etc, no puede faltar el Gran Abuelo. Él será quien habilite y honre la palabra de cada participante. Una pipa o cigarro encendido va pasando de persona a persona, de derecha a izquierda, quien lo tiene, fuma y el humo abre la puerta a la expresión clara y honesta de su voz, todo el resto escucha. El tabaco dará la ronda entera, todos expresarán su voz y escucharán la voz del resto. El tabaco ordena, aclara, suaviza, empareja, hermana. Los dones que Tabaco entrega a quien se relaciona conscientemente con él son: claridad mental, fuerza y protección.
Una manera bonita e intensa de conectarnos con el Tabaco es El Rapé, un polvo muy fino de tabaco y otras hierbas, también puede tener ceniza de cortezas, raíces y semillas. Hay muchísimos tipos de rapé, dependiendo de la composición de hierbas y proporciones, recetas tradicionales, y muy importante: intenciones, rezos, búsquedas.
El rapé ingresa por la nariz impulsado por un soplo certero; puede ser propiciado por otra persona o por unx mismx, a través de un una cañita hueca.
También se inhala el jugo de hojas machacadas de Tabaco, el objetivo: limpieza de las fosas nasales, activación de la glándula pineal, estado de presencia.
Este jugo también se puede beber, su amargo sabor suele ser usado de vomitivo en caso de intoxicaciones o infecciones estomacales.
En varios pueblos tradicionales de la Amazonía es tradición preparar ambil, una pasta de tabaco muy concentrado para chupar, de esta manera, el espíritu del tabaco acompaña noches de rituales, cantos y rondas de palabra. También se usa el tabaco para supositorios y enemas si son necesarias purgas internas. Fumar suele ser la última vía de acceso a esta planta/espíritu. En las tradiciones de la Amazonía incorporar el elemento fuego al Tabaco se mantiene reservado a quienes que ya hayan alcanzado un profundo conocimiento de la planta. Quienes saben explican que el humo no se traga, se intenciona, se reza en el inhalar, y se despide a todas las direcciones al exhalar.
Lxs curanderos limpian energías, con el humo del tabaco, retiran malos espíritus que desde distintas dimensiones pueden haberse alojado en personas o ambientes.
El tabaco tiene muchos usos medicinales, pero para acceder a ellos primero tenemos que acceder a una planta de tabaco orgánica ya que los cultivos comerciales intoxican la planta con metales pesados y otras sustancias químicas.
Uno de los usos más desconcertantes del tabaco es ayudar a dejar de fumar el cigarrillo industrial.
Una forma estudiada por la ciencia moderna (Universidad de Cuba) es la Microdosis de tabaco: una dilución hidroalcohólica de una Tintura Madre de Tabaco, de esta manera la persona interesada en cortar su adicción a los cigarrillos industriales puede mantenerse en contacto con la nicotina y con toda la planta pero de una manera más sana, natural y sutil.
Hoy
Hoy en día la sociedad tiene una relación problemática con el tabaco, la mayoría de lxs humanxs modernxs se han olvidado del origen del tabaco 5 y de la importancia de reservarle el respeto que se merece. El capitalismo (explotación, lucro y venenos) nos lleva a que nos relacionemos con él (y con todas las cosas) de una manera nociva, como mero objeto de consumo, y encima de consumo problemático porque siempre entre el placer de fumar, andan entrometidas la ansiedad, la culpa y la posibilidad de enfermedad.
Las industrias tabacaleras, las mismas que profanaron el uso del Tabaco, hoy como parte de una supuesta “responsabilidad social” destinan gran parte de sus publicidades a alertarnos que fumar es
5 Sociológicamente esto se llama “fetichismo de la mercancía” y es aplicable a cualquier producto perjudicial para la salud, que genera cáncer, abortos espontáneos y numerosos males más. Nada nos cuentan de qué poco de tabaco hay realmente en sus productos, de la cantidad de veneno que tienen los cultivos, de cómo dañan a la tierra y a las familias rurales que trabajan en ellos, nada dicen de la cantidad de aditivos tóxicos que se le agregan en el posterior armado de cigarrillos. Pretenden desprenderse así de sus responsabilidades y culpabilizar a cada consumidor de manera individual.
Nos alertan constantemente de que fumar hace mal, de que no deberíamos hacerlo, de que por nuestra salud y la de nuestrxs hijxs deberíamos abandonar tal hábito. Esta ambivalencia enfermiza, la modernidad repite en varios fractales de la existencia. La lógica moderna, desconectada del espíritu, criminaliza la cosa (en este caso tabaco, pero es aplicable a otras plantas también, por ejemplo, la coca) la considera “del demonio” a la par que no la suelta porque está calculando los beneficios económicos y de poder que puede generar.
Enjuicia por aquí y comercializa por allá, dictamina leyes de prohibición por acá y expande sus rutas comerciales a cada vez mas lugares en el mismo memento.
Tanto su prohibición como su uso inconsciente son igualmente erróneos y hay quienes dicen que provocan la malevolencia de las divinidades ultrajadas, que se manifiestan en forma de adicción. Es a causa de la incomprensión de la realidad del mundo sutil que el materialismo moderno se volvió su “víctima” (Daniélou, 1992).
Para recuperar la dimensión sagrada del tabaco – y de la vida toda-, debemos sacudirnos el paradigma moderno que moldea nuestras percepciones. Repetir una y otra vez que es un error gigante decir que “el tabaco produce cáncer”, nada más alejado de la verdad. El cáncer lo produce la desconexión que la modernidad genera entre las diferentes dimensiones de la vida. Debemos volver al uso consiente y verdadero del Tabaco; recuperar el lugar y el tiempo para ritualizar su uso, y no sólo del tabaco, sinó de muchas otras plantas que se encuentran enmarañadas en las lógicas de modernidad capitalista.
Como cierre de este escrito voy a dejar a continuación palabras textuales de Jaques Mabit quién desde la Selva peruana viene trabajando hace años en procesos de sanación a través del Tabaco:
“La connotación negativa del tabaco en la sociedad contemporánea lleva el riesgo de reducir esta extraordinaria planta medicinal a una plaga a erradicar. Esa estigmatización resulta del desconocimiento de los modernos sobre un uso correcto y ritualizado de esta planta considerada sagrada en toda América desde tiempos inmemoriales. Los mecanismos reduccionistas del pensamiento positivista-racionalista conducen a la profanación de la dimensión espiritual de todo acto de sanación auténtica y en especial en el caso del tabaco transforman este remedio en un veneno. El tabaco, "mediador poderoso entre los humanos y los dioses", puede jugar un papel curativo esencial, particularmente en los procesos psicoterapéuticos y la búsqueda de respuestas a las interrogantes existenciales acuciantes de la modernidad”
Mi principal referencia y motivación para estas palabras provienen de mi propia experiencia, mi sucesivos viajes por Latinoamérica y mi participación en distintas ceremonias ancestrales donde el tabaco juega un papel muy distinto al que había visto hasta entonces en las ciudades.
Luego varias lecturas respaldan y ordenan teóricamente el entendimiento que aquí intenté plasmar.
Bibliografía y referencias
*Jacques mabit- centro Takiwasi.
Sinchi, sinchi, Negrito El Uso Medicinal del Tabaco (Youtube)
*Antonio Escohotado, Drogas de los orígenes a la prohibición
* Furst Peter- El tabaco “alimento apropiado de los dioses”
*PsicoTrópicos- Ricardo Moebus
*Ernesto García-Torres
Páginas de internet:
*Abuelo tabaco- Facebook
*juan Fernández Romar- El tabaco y la embriaguez seca
*HÉCTOR MÁRQUEZ - Eso que tú fumas no es tabaco
*Joaquin Teheran lora- una verdad incómoda: el tabaco planta maestra con la clave para la lucha contra el ébola y el cáncer.
*Tabacopedia.com
*Mayela Iribarren. La planta del tabaco como medicina ancestral y natural.