Patrizia de JesĂşs Castillo Torres
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Sebastián Franco Patrizia de Jesús Castillo Torres nació en Cartagena cuando el mar todavía se estrellaba contra la muralla. Escribe desde siempre, y se define a sí misma como muchas cosas: comunicadora social y periodista, magister en Relaciones Internacionales, cocinera profesional, conferencista… De ello dan fe sus títulos y experiencia laboral. Pero como ella afirma, “la vida es un camino que nos conduce al lugar que pertenecemos, sin importar cuánto tardemos en hallarlo”. Cinco años después de su primer y exitoso libro, Lo que aprendí del sexo después de sentarme a llorar, la vida la condujo a lo que “sin saber” quería y tenía que hacer en su proceso de reinvención: escribir Manual para amarte como nadie lo ha hecho jamás, un libro honesto, entretenido y fácil, que más que una promesa de felicidad, es un camino de autoconocimiento, crecimiento y transformación personal. patriziacastillot
Manual para amarte como nadie lo ha hecho jamas
Patrizia de Jesús Castillo Torres Ilustrado por: Norella Magdaniel’s
Manual para amarte como nadie lo ha hecho jamas
Primera Edición: Agosto 2019 ISBN: 978-958-48-7015-5 Ilustradora: Norella Magdaniel’s Editora: Verónica Toro Diseño, diagramación e impresión: Publicaciones Comerciales S.A.S. Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información, ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado: electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc. sin el permiso previo de los titulares de los derechos de propiedad intelecual. Impreso en Barranquilla - Colombia
ÍNDICE
Lo que debes entender antes de leer este libro......................................... Introducción................................................................................................ Esto es para ti...............................................................................................
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I Tu novia: felicidad..................................................................................... Tarea No. 1: Construir bienestar duradero................................. II La cola del gato........................................................................................ III Nadie dijo que era fácil......................................................................... IV Merecimiento, actitud… y el momento justo..................................... V Empieza por ti.......................................................................................... Tarea No. 2: Tomar consciencia de tus virtudes......................... VI Amarte como a tu prójimo.................................................................. Tarea No. 3: Dar(te)… para recibir................................................ VII El dilema de los dos lobos................................................................... Tarea No. 4: Elogiarte.................................................................... VIII El punto de saturación....................................................................... IX Capitalizar el pasado............................................................................. Tarea No. 5: Hacer las paces con el pasado................................. X Vivir (fluir) en el presente....................................................................... Tarea No. 6: Fluir como si no hubiera mañana.......................... XI Los enemigos ocultos de la felicidad (y cómo superarlos)............... Tarea No. 7: No juzgar................................................................... Tarea No. 8: Poner fin a la queja................................................... XII El fracaso como algo necesario........................................................... XIII El dolor (como parte de la vida)....................................................... Tarea No. 9: Reconocer la utilidad del dolor.............................. XIV ¿Cuál es el misterio con el propósito?.............................................. Tarea No. 10: Descubrir y trabajar en tu(s) propósito(s)........... XV Reactividad Vs Mansedumbre............................................................ Tarea No. 11: Agradecer.................................................................. XVI Pórtate bien..........................................................................................
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Bibliografía y recursos utilizados.............................................................. 211 Agradecimientos.......................................................................................... 217
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Lo que debes entender antes de leer este libro
Los sueños te vuelven la vida patas arriba Cuando escuché esta afirmación del conferencista Álvaro Neil, resoné con ella, para mí no podía ser más cierta. Al margen de los sacrificios y la determinación que de mí demandaron hacer realidad este libro, en el proceso de escribirlo tuve que afrontar una serie de circunstancias que, si bien no me pusieron la vida al revés, me hicieron confrontarme, cuestionarme, e incluso, dudar de mí misma. Confieso que estuve a punto de claudicar. No podía engañarte a ti, lector(a). No podía sentar cátedra acerca de situaciones que yo misma no hubiese superado, sanado. Pero la vida cada día insistía en ponerme a prueba mediante particulares pruebas que me desequilibraban: me sacaban la chispa, o dejaban mi ánimo por el piso. Al final comprendí, que, de alguna manera, este manual de autoayuda fue un ejercicio de introspección necesario para mi propio crecimiento. Pero, sobre todo, para darme cuenta de que no son los iluminados o los gurús espirituales los únicos llamados a escribir sobre felicidad y superación personal. Basta haber vislumbrado el paraíso en circunstancias poco amables, haber escapado del abismo, para compartir con nuestros semejantes la sabiduría que sobrevino a partir de la experiencia. Desde esa perspectiva, te escribo convencida de que a ti y a mí, nos une el más grande anhelo: ser feliz.
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Dicho lo anterior, lo que tienes entre tus manos es para ti, y es importante que sepas que más que un libro, se trata de un manual especialmente diseñado para que vivas una experiencia enriquecedora, capaz de transformar tu vida. El manual contiene tareas y páginas “en blanco” para propiciar un encuentro contigo mismo(a). Si te comprometes a ponerlo en práctica, independientemente del orden en que decidas realizar las tareas, emprenderás un camino de autoconocimiento liberador, el cual te conducirá a amarte y valorarte como nadie lo ha hecho jamás. “Aquí” tomarás conciencia de tus virtudes y fortalezas, y de la utilidad que ese descubrimiento tendrá en tu vida. Comprenderás la importancia del amor a través del dar, pero, en especial, de recibir todo lo bueno que tú mereces. Aprenderás a elogiarte y valorarte más que a nadie. Harás las paces con tu pasado y capitalizarás esas experiencias que te causaron dolor. Identificarás y atesorarás aquello que te permitirá fluir en el presente. Comprenderás el impacto del juicio y cómo evitarlo para tu propio bien. Le pondrás fin a la queja. Reconocerás la utilidad de las crisis y el dolor como alternativas para reinventarte. Hallarás significado en lo cotidiano y en lo trascendental. Y agradecerás desde el corazón, el hecho de estar vivo(a) y de querer ser feliz.
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Introducción
Primero, lo primero… De niña fui afortunada al contar con una abuela católica y otra espiritista, pues la confusión que eso desencadenó en mi mente curiosa (siempre acechada por preguntas existenciales), me motivó a emprender la aventura de explorar diversos caminos. Las abuelas Olga y Ofe, cada una desde el amor, intentaron convencerme de sus incuestionables verdades. Pero yo debía buscar la mía, era imperativo para mí. En mi acercamiento a distintos cultos y creencias, y gracias a la apertura mental que deviene de un proceso que implica pasar por la confusión, el asombro, el fanatismo, la decepción… hasta decantar en el análisis de la vida desde una perspectiva personal, única, la gran verdad develada fue que todos los seres humanos buscamos lo mismo, y que sin importar cuál sea la vía elegida para encontrar eso que nos falta, para llenar ese vacío insondable, una vez descubrimos y reconocemos dentro de nosotros ese algo: chispa divina, Dios, poder de creación, o Yo Superior, la vida fluye de una manera distinta; al menos con esperanza. Porque ser feliz no significa que nunca tendremos días malos, no. De lo que no hay duda es que ser feliz amerita tener esperanza, porque la esperanza siempre nos salvará. La esperanza me ha motivado a seguir, desde que tengo memoria. Aún sin conocer su nombre, en mis primeros años de vida la esperanza estuvo allí, a veces sobreviviendo, como yo misma, persistente a pesar de todo. La esperanza nunca se extinguió.
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La esperanza y un sentido de propósito, algo que tiene mucho que ver con la felicidad, me llevó a escribir este libro, desde el punto de vista de una mujer común, quien comprendió que la felicidad no es un producto listo para venderse. Con base en mi propia historia y experiencias diseñé este manual, el cual aspira a ser esa voz (de esperanza) que te animará a seguir el camino, que te incitará a empezar tu propio proceso de crecimiento independientemente de tus circunstancias. Al igual que tú, soy alguien que tiene días malos (mas no devastadores). Sin embargo, con el tiempo comprendí que en medio de ese mar convulso que es la vida, la felicidad, si la asumimos como un estado de bienestar, paz y buena disposición frente a lo que ocurra, puede atesorarse para siempre. Pero sin perder de vista que la felicidad por involucrar demasiadas variables, a veces puede parecernos esquiva. Pese a la voluntad de mantener una actitud positiva y proactiva es innegable que la felicidad es una construcción muy compleja. En ella inciden paradigmas o creencias, valores, la forma como opera la mente a partir de procesos biológicos relacionados con el equilibrio de sustancias producidas por el cerebro, la herencia, la imitación, el clima, e incluso la materia gris. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Kyoto (1), si tienes más materia gris en el Precúneo, la zona del cerebro situada entre los dos hemisferios, la cual además es una de las áreas que más tarda en madurar, serás una persona feliz. También si provienes de África o Latinoamérica, cuyos habitantes, al parecer por cuestiones medioambientales, poseen el alelo génico de la felicidad (2). En cuanto a fórmulas para conquistar ese estado de plenitud, hay quienes recomiendan la meditación (como manera de aumentar la materia gris y, por ende, la felicidad). Pero conozco personas a las que les resulta imposible meditar, e incluso, les genera cierto nivel de ansiedad el intentar acallar la mente. Otros recomiendan asumir una vida de desapego por todo aquello que al generarnos felicidad (pareja, familia, amigos, metas personales), nos sumirá en el sufrimiento una vez nos falte; algo que en mi parecer implicaría alcanzar un elevado nivel de conciencia como el de los grandes maestros que viven en monasterios aislados del mundo, blindados de todo aquello que forma parte de la cotidianidad del resto de los mortales.
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Los budistas afirman: “acorta el alcance de tus deseos, haz tu lista más corta”. Pero, ¿quién en este mundo es capaz de sustraerse del deseo? A los mismos budistas, los anima el más noble deseo de la iluminación. Y por supuesto, están quienes al haber interpretado de manera literal “amarse a sí mismo” como la fórmula perfecta para conquistar la felicidad, han caído en el individualismo extremo, una actitud no exenta de egoísmo e indolencia frente a quienes les rodean. Y así podríamos continuar citando y explicando al infinito los innumerables postulados y consejos que existen sobre la felicidad. Hay tantos conceptos, teorías, tesis, fórmulas y negocios alrededor del tema, como intentos por parte de cada individuo, en ser feliz. No obstante, para mí la cuestión es más simple y a la vez más profunda.
Para ser feliz lo único que necesitas es querer ser feliz, lo cual depende única y exclusivamente de cuanto te ames, y de afrontar tu deseo de ser feliz como la gran decisión y el gran propósito de tu vida.
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Esto es para ti
“La vida no es la fiesta que habíamos imaginado. Pero ya que estamos aquí, bailemos”. Anónimo Como lo afirmé en un principio, este libro es para ti. Se trata del amor más grande que jamás hayas conocido. Y por supuesto, de ser feliz. Esto no es una falacia, tampoco una promesa, pero sí un camino. El camino empezó el día que naciste y terminará contigo el día que desaparezcas de este mundo al cual viniste a amarte. Quizás te resulte difícil creerlo, pero amarte es la primera y tal vez la única lección que viniste a aprender, porque de ella depende tu experiencia de vida, y tu felicidad. Reitero: el camino empezó el día que naciste, pero es probable que buena parte de él hayas estado extraviado(a), más de media humanidad lo está. La buena noticia es que todavía puedes volver a retomar tu ruta interior, incluso puedes trascender tu recorrido, sin importar cuántos años tengas. Si logras amarte en cualquier momento de tu vida, serás feliz. Y si eres feliz trascenderás, porque las personas felices hacen que su impronta trascienda más allá de la muerte. Vivir en plenitud el tiempo que dure, será más que suficiente para que dejes un legado a quienes te sucedan. Aunque esa no sea tu intención, los que te sobrevivan hablarán de ti con gratitud y se inspirarán en tu ejemplo; porque las personas felices dejan huella, permanecen en la memoria de los otros.
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En mi caso, esto de escribir es un acto egoísta y generoso al mismo tiempo, porque quiero trascender a través de mi mensaje, que a su vez lleva implícito mi deseo de felicidad para ti. Quiero contarte que desde hace varios años vengo leyendo, indagando, aprendiendo sobre la felicidad ¿Por qué?, te preguntarás. Simple, porque al igual que tú, un día decidí ser feliz, y en mi búsqueda de felicidad entendí que ese es el mayor objetivo del ser humano. Ser feliz es inherente a la naturaleza humana. El deseo más intenso en el corazón de cada individuo sobre la tierra es conquistar la felicidad, y aunque la vida esté llena de situaciones “desafortunadas” que nos afectan causándonos preocupación, ansiedad, tristeza… situaciones que al final son aprendizajes, ese anhelo de ser feliz, nos habita como un inquilino permanente y nos motiva a seguir viviendo. La gente muere cuando se da por vencida en su intento de ser feliz. Primero muere de espíritu y después muere de enfermedad física. Pero mientras todos buscamos la felicidad y nos obsesionamos con alcanzarla, ella parece esquiva. El deseo de hallarla es entonces lo que motiva todos los actos de nuestra vida, desde los más sublimes hasta los más aberrantes. Nos lleva a tomar decisiones a veces acertadas, otras veces erradas. Ir en pos de la felicidad es lo que nos impulsa no sólo a enamorarnos, a formar una familia, a educarnos, a superarnos, a buscar un trabajo, a cosechar triunfos… sino también a llenarnos de cosas: casas, carros, ropa, tecnología… sirvientes, amantes, fanáticos, seguidores (en especial virtuales). El ser humano es un gran coleccionista de cosas. Es un especialista en llenarse de eso que cree que le puede dar la felicidad, para luego volverse esclavo de esas mismas cosas y al temer perderlas, sumirse en la preocupación y la desdicha. La felicidad es como la cola del gato (por no decir, del perro), la perseguimos insistentemente sin saber que forma parte de nosotros. Un relato de la mitología india cuenta que después de haber creado el universo Dios necesitaba un lugar donde quedarse. Le preguntó a un sabio si sabía dónde podía vivir. El sabio le dijo “puedes vivir en el cielo”. “No, allá no puedo ir”, contestó Dios. “Yo creé a los seres humanos y ellos son tan inteligentes que encontrarán la forma de llegar al cielo”. “Entonces puedes vivir en la luna”, le sugirió el sabio. “No, la luna está demasiado cerca de la tierra, ellos no demorarán en llegar allá”, respondió Dios… De repente, Dios se volvió hacia él y le dijo “¿Sabes?, tengo la respuesta: permaneceré en el corazón de cada persona, allí nunca me encontrarán”.
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El sabio ignoraba que las personas olvidarían que la divina presencia siempre estaría en ellas en todo momento, a cada paso, en cada respiración. En consecuencia, los humanos gastamos nuestros días en la tierra buscando afuera lo que tenemos dentro. Y sólo cuando miramos dentro podemos ver claramente lo que está afuera. Así pasa con la felicidad… está al alcance de todos, pero la ignoramos, porque por no mirar adentro ni siquiera la reconocemos, no nos damos cuenta de que está allí, y la seguimos anhelando, persiguiendo. Confundimos la felicidad con la euforia de un instante, con los placeres efímeros, con los estímulos externos que nos producen una satisfacción momentánea: sexo, drogas, comida, rumba, premios, reconocimiento, fama, vanidad, excesos. Pero la felicidad es algo más profundo y a la vez más simple, tiene que ver con la cotidianidad de cada cual, con su diario vivir y con el sentido y el valor que cada cual le da a su vida. Por eso, la felicidad es como la huella dactilar, y aunque hay de muchos tipos, sólo es una. Tú tienes la tuya, ya es hora de que empieces a relacionarte con ella.
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I Tu novia: felicidad Hagamos de cuenta que la felicidad es alguien que te interesa conocer y conquistar, porque te parece irresistible, pero en definitiva hasta ahora te ha resultado esquivo. ¿Qué harías para atraerla y hacerla una compañera fiel y permanente? ¿Cómo harías si se tratara de hacerla tu novia? Empecemos por buscar dentro de ti aquello que es afín a tu ideal de felicidad, así como sueñas con tu ideal de pareja. Estoy segura de que a medida que te conoces y al mismo tiempo indagas sobre la felicidad, encontrarás la manera de invitarla a tu vida, y hacer que se quede contigo para siempre. Lo primero que hay que aclarar es que la felicidad no es un estado de euforia permanente. Según investigaciones científicas sobre adicciones y la euforia (3), el ser humano no está diseñado para soportar por largos períodos de tiempo los efectos producidos por la descarga de sustancias que el organismo genera en instantes de “dicha”. Nadie, de manera natural, puede vivir en un estado de tal exaltación. La euforia, a pesar de ser una emoción muy gratificante (creemos sentirla cuando nos enamoramos locamente, la experimentamos cuando nos dan una noticia que nos cambia la vida para bien, cuando vivenciamos el éxito y nos sentimos en la cúspide del mundo), puede producir efectos adversos. LOS TRES EFECTOS ADVERSOS DE LA EUFORIA 1. Falta de claridad mental: dificultad para concentrarse, en especial para emitir juicios sensatos, tomar decisiones, o realizar de
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manera eficiente cualquier labor que amerite enfocarse. 2. Insomnio e irritabilidad: la sensación de júbilo típica de la euforia dificulta conciliar el sueño y nos hace más propensos a la irritabilidad (estallidos de mal genio). 3. Desgaste emocional: con el consecuente bajón de ánimo que fácilmente puede provocarnos emociones opuestas a la sensación inicial de intensa alegría. Esto ocurre debido a que nuestro organismo es como una gran farmacia, o más bien una suerte de laboratorio químico. Nuestro cerebro (el hipotálamo) y nuestras glándulas (pituitaria) segregan hormonas (endorfinas y dopamina), las cuales hacen posible que nos sintamos bien. Pero como todo, debe existir un equilibrio interno. Ni mucho que queme al santo, ni poco que no lo alumbre. Cuando comemos algo que nos gusta, cuando escuchamos una canción de nuestro cantante favorito, cuando hacemos el amor, cuando nos ejercitamos… recurrimos a fórmulas que nos proveen “felicidad”. Sólo que no vivimos las 24 horas del día en función de tales placeres, y quienes se obsesionan con hallar la felicidad sin haber descubierto que ésta es como la cola del gato, pueden caer en la trampa de recurrir a alternativas poco saludables que inducen estados emocionales comparables a sentirse en el mismo cielo: el alcohol, la comida (en exceso), el sexo, y las drogas. Sin embargo, esas formas de evasión son ineficientes: el regreso o “aterrizaje” a la realidad es tan violento, que sus efectos nocivos se traducen en estados de ánimo que abarcan desde la culpa, hasta la tristeza profunda; lo que posteriormente puede desencadenar en adicción y depresión. Por su parte, aquellos recursos inocuos para nuestra salud, como saborear un helado o ver una serie en Netflix, son catalogados como estímulos externos de corta duración: una vez acaban, termina el placer que generan. Y acceder a ellos con mucha frecuencia desencadena el efecto de habituación, de manera que, si decidiéramos comer todos los días el mismo helado por el que esperábamos cada domingo, no produciría en nosotros la misma sensación gratificante. ¿Por qué? Porque nuestras neuronas sólo son impresionables frente a lo novedoso, a lo esporádico.
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Por eso es recomendable privarnos de vez en cuando, de aquellas cosas que nos gustan mucho, así no perderán su encanto. Entonces, si nuestra “máquina” no está diseñada para soportar un estado permanente de euforia, si acceder con “demasiada” frecuencia a las cosas que nos proporcionan esos anhelados estados de júbilo resultan efímeras o incluso, perjudiciales, ¿cómo logramos ser felices? Podemos conquistar la felicidad como lo haríamos con una novia: reconociendo qué es lo que la atrae, y que la hará acompañarnos para siempre. A la felicidad la atrae la misma felicidad: entre más contento(a) estás, más felicidad viene a ti. Pero una manera certera de lograrlo, es descubrir dentro de nosotros eso que nos hace únicos, pues las personas genuinas no sólo son irresistibles, también generan para sí mismas bienestar duradero.
“Hasta que renuncies a la idea de que la felicidad está en otro lugar, nunca estará donde tú estás”. Anónimo
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LO QUE GENERA BIENESTAR DURADERO Las cosas que generan estados de bienestar duradero son aquellas vinculadas al carácter: los talentos naturales, las aptitudes y preferencias personales. Depende de nosotros, y del uso que le queramos dar a todo aquello que a cada cual hace único. Por ejemplo: • Escribir • Jugar golf, o cualquier otro deporte o disciplina con lo cual te identifiques • Leer • Bailar • Cocinar • Pintar • Cantar (formar una banda por pura diversión) • Armar un rompecabezas de cinco mil piezas • Construir algo • Aprender algo nuevo: un instrumento, un idioma, una meditación, un arte… • Hacer un trabajo manual (bordar, coser...) • Crear algo (una receta, un vestido, una obra de arte…) • Cuidarte / consentirte (en un spa o improvisar un spa en casa), y disfrutar y agradecer el resultado • Enseñar algo a alguien (a leer, conducir, etc) • Ayudar a alguien. O hacer algún tipo de labor social • Conversar con alguien interesante (que te deje mucho en qué pensar) • Cuidar o jugar con niños, o con tu mascota • Planear un viaje, o irte de viaje • Contemplar un atardecer • Tener contacto con la naturaleza (disfrutar el mar, un bosque, la montaña) • Organizar u ordenar (una colección de música, fotos, textos), y disfrutar el resultado • Planear una cena, o una fiesta (e invitar a las personas que amas) • Viajar o visitar un lugar desconocido (aunque sea a la vuelta de la esquina) • Hacer fotografía
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Este tipo de actividades, de alguna manera, también están relacionadas con un propósito. Pero el propósito no necesariamente tiene que ser trascendental. Aplícate cada vez con más frecuencia a hacer todo aquello que te produzca una sensación de bienestar duradero. Si tu lista es muy reducida, te invito a que te retes y pruebes algo que antes no habrías contemplado. De pronto, en eso insospechado puedes hallar auténtica alegría. Enamórate de ti a medida que descubres que eres una cajita de sorpresas. Y si encuentras muy difícil regalarte varias horas, para el placer de un instante disfruta tu bebida favorita, degústala a conciencia y agradécelo. Medita (u ora) por algunos minutos. Escucha una canción que te guste. Lee un poema que te conmueva. Contempla un jardín, o el mar. Vive el regalo que es el presente.
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Tarea No. 1
Construir bienestar duradero • Haz una lista (no importa si es corta) de esas cosas que te generan una sensación de bienestar (duradero). • Haz alguna(s) de las cosas que consignaste en tu lista. Proponte hoy (y en tu día a día) hacer al menos una cosa que te genere alegría. • Una vez por (esta) semana dedícate a ti, ojalá un día completo. Hazlo de manera decidida y sin delaciones. No permitas que nada ni nadie se interponga en tu propósito de ser feliz por ese momento o día específico. Si es necesario, hazle saber a quienes viven contigo, que de ahora en adelante ese será “tu espacio”. • Registra cómo te sentiste, cuánto duró esa sensación de bienestar, ¿Se interpuso algo o alguien en tu intento de proveerte felicidad? ¿Te auto saboteaste de alguna manera? ¿Qué emociones afloraron en ti? ¿Sentiste culpa o alguna otra emoción negativa? Nota: Si te resultó imposible establecer al menos un día en el mes exclusivamente para ti, es hora de reevaluar tu estilo de vida.
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II La cola del gato Son las 5:03 de una tarde soleada y fresca en Barranquilla. Me encuentro en el segundo piso de mi casa, al pie de una gran ventana por la que puedo ver una porción de mi jardín, dominado por el roble de ramas semidesnudas, cuyas flores han caído de manera silenciosa sobre el andén y buena parte de la calle, para convertirse en un bonito “tapete” rosado (que fotografié hace unos días). Mientras escribo y pienso en lo mucho que quiero plasmar “aquí”, siento el vibrar de la ciudad: carros que pasan raudos, voces de transeúntes, ruido de pasos amortiguados por la modernidad y por el zumbar de la brisa post carnaval. En el sofá duerme Murray (mi gato), y en la habitación contigua mi esposo y mi hija conversan sobre nada en especial. Siento que la vida es perfecta, fluyo y soy feliz. Hace algún tiempo, ya no recuerdo cuánto, no era feliz. Me sentía inadecuada, perdida, injustamente desafortunada, a pesar de que en ese entonces tenía lo mismo que tengo ahora, quizás más: era más joven, tenía más tiempo por delante y oportunidades potenciales para hacer lo que quisiera. En algún momento de mi vida busqué la felicidad como el gato persigue su cola (sin saber que forma parte de él). Lo hacía de manera obsesiva siempre obteniendo los mismos resultados frustrantes. Tenía en mente grandes sueños que no sabía cómo concretar, cada vez que intentaba algo me estrellaba con una realidad que no me gustaba. Y así volvía la misma desazón, ese sentimiento de derrota me rebasaba, era como tener una estaca en el corazón siempre adolorido, siempre anhelante de algo que parecía estar fuera de mi alcance. Mi vida de
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repente, carecía de sentido. En mi intento por ser feliz invertí tiempo y mucho dinero en terapias con psicólogos y todo tipo de sanadores; en libros de autoayuda, en procesos de liderazgo, retiros de un fin de semana para aprender alguna nueva técnica de meditación… También iba a misa cada domingo y asistía con regularidad a la Hora Santa de los jueves. Esperaba, en sentido figurado, que se me apareciera la Virgen para por fin creer en algo y que ese algo me salvara, que ese algo me aportara las respuestas a mis incesantes preguntas sin respuesta. Pero seguía extraviada. Mi vida no era miserable, pero como si lo fuera, de alguna manera estaba vacía. Ahora que analizo en retrospectiva cómo me sentía entonces, me doy cuenta de que estaba buscando afuera lo que estaba adentro. Espera, no te enfades, no te sientas estafado(a) por esta afirmación que con seguridad habrás escuchado al igual que yo, infinidad de veces. Esto de que la felicidad está adentro y no afuera te va a sonar a cháchara, porque a mí también me pasó. Y debo decirte que a pesar de que lo había escuchado en cada terapia, en cada retiro, en cada proceso; a pesar de que lo había leído en cada libro de autoayuda, el gran error de mi “infeliz” vida consistía en que no lograba interiorizar eso que había escuchado y leído hasta el cansancio. Por más que lo intentaba, resultaba imposible para mí conectarme con mi sabio interior, con la divinidad, Dios, o como le quieras llamar. Los escasos instantes en que pude vislumbrar “el paraíso”, fueron sólo eso, instantes. No sabía cómo buscar adentro. En consecuencia, durante mucho tiempo envidié a los gurús, a los iluminados, a todo aquel que aseguraba o se vanagloriaba de haber alcanzado el Nirvana, al punto que llegué a pensar que “cualquiera”, menos yo misma, podía proveerme la felicidad que anhelaba. La felicidad era un “bien” exclusivo de unos pocos y sólo ellos tenían la fórmula para conquistarla. Ahora entiendo, y confío en que tú también entenderás, que la felicidad no es una fórmula, a menos que halles tu propia fórmula. Ningún psiquiatra, psicólogo, coach, sanador, sacerdote, terapia, libro o proceso va a responder tus preguntas existenciales, mucho menos va a ser el portador de tu felicidad. Y con esto no quiero decir que ellos: los psiquiatras, psicólogos, coaches, sanadores, sacerdotes, los libros, las terapias… sean una estafa. Al final (de eso también me di cuenta), todo suma.
Mi fórmula de la felicidad:
F=A+S-D Felicidad: sensación de bienestar duradero, paz mental y emocional, flexibilidad y disposición para el disfrute. Amor: por ti, por quienes te rodean (lo cual incluye la compasión), por lo que tienes, por lo que haces, manifestado en servir y en una pasión que te permita fluir en el presente. Significado: hallar un sentido de propósito en todo lo que emprendes, incluso en aquello que no te gusta. Drama: eliminarlo de tu vida, evitar reaccionar frente a ofensas y ataques (reales o imaginarios), y liberarte del deseo de controlar aquello que está fuera de tu control.
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En este momento de mi vida, ha sido gratificante reconocer que para llegar hasta “aquí”, y crear mi propia fórmula de la felicidad, tuve que transitar la oscuridad y experimentar el fanatismo, la confusión, la desesperanza, el fracaso y el desengaño. Pero lo más importante es que todo el camino recorrido sirvió para comprender que el amor más grande es el que te profesas a ti mismo(a). Lo demás viene por añadidura, sin desconocer que independientemente de las circunstancias, hay que distinguir la felicidad ficticia, de la verdadera.
• La felicidad no es euforia • La felicidad no está afuera • La felicidad no es un bien exclusivo de Deepak Chopra, Osho, Eckhart Tolle, ni de esos coaches que hablan bonito en las TED • La felicidad está al alcance de todos y se encuentra en cada uno de nosotros como un tesoro escondido • La felicidad es un camino personal que toma toda la vida recorrerlo • La felicidad es como la huella dactilar, tiene su propio sello y en cada persona se manifiesta de una manera única • La felicidad es una decisión, con sus implicaciones e insospechadas consecuencias • La felicidad es una conquista • La felicidad es un propósito • La felicidad requiere trabajo
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Es importante que sepas que más que un libro, lo que tienes entre tus manos es el punto de partida para transformar tu vida. Manual para amarte como nadie lo ha hecho jamás, además de aportar conocimiento y reunir historias inspiradoras, incluida la de su autora, contiene tareas especialmente diseñadas para propiciar un encuentro con tu verdadera esencia. Patrizia De Jesús Castillo Torres considera que la felicidad es ese estado de bienestar duradero, y gratitud frente a lo que tenemos. Es un sentido de propósito, un deseo de compartir con nuestros semejantes, una disposición permanente a aprender cosas nuevas, a explorar la vida, a sentir empatía y compasión por los demás; un compromiso de ser mejor y hacer lo mejor, una actitud de fluir con la vida con esperanza, optimismo y también con tenacidad. Pero, sobre todo, es un enamoramiento saludable de sí mismo; pues sólo amándonos como nadie lo ha hecho jamás, podremos disfrutar de todo lo anterior.