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PÁGINAS CENTRALES
Ropa: Handicap Cero Fotografía: Angelo Ramos | Estilista: Berto Murias | Modelo: Comandante Rocío González Torres |
JAEL JOYERÍA INVIERNO 2021
piloto de caza, un oficio más estresante que romántico
Ser piloto de caza no es tan romántico como lo pintan en Hollywood. «No tiene nada que ver con las películas», ríe la comandante Rocío González Torres, integrante de la Patrulla Águila e imagen de la sesión de fotografía que acompaña este texto. Su trayectoria hacia lo más alto entre los aviadores españoles (la Patrulla reúne a lo más granado del Ejército del Aire y es su escaparate en exhibiciones aéreas de maniobras imposibles) ha sido fruto de un trabajo durísimo, extremadamente exigente en lo físico y lo psicológico, en el que fallar no es una opción.
«No hay nada de eso que se ve en el cine de coger el avión para darse un paseo al atardecer», cuenta la comandante Torres, «porque el aparato es muy exigente y, realmente, en un vuelo de caza no disfrutas. Vas gestionando muchos sistemas y es un trabajo muy estresante. No es romántico, al revés. A lo mejor cuando aterrizas disfrutas, o no, pero siempre una vez has terminado el trabajo».
A la comandante Torres, sin familia ni tradición detrás, la vocación se le apareció siendo muy joven: «Yo quería ser militar, desde pequeña. Algo debí de ver en algún sitio y a esto quise dedicarme. Cuando me fui a preparar me dijeron que tenía que elegir entre Tierra, Marina, Aire o la Guardia Civil, y me pareció que Aire podía ser divertido. Nunca había volado, pero probé y una vez entré, me enamoró».
«La primera vez que vuelas es maravilloso», explica, «porque el avión lo lleva el instructor y tú vas disfrutando. Luego, cuando empiezas a instruirte, cada vuelo es un examen. Es mucha tensión porque te pueden dar la baja. No empiezas a disfrutar hasta que sales de la academia con tu título y vuelas sola». En el camino hacia la cabina del caza «se quedan muchos aspirantes, porque si el instructor considera que no eres capaz de ir sola, te darán otro trabajo. Todo te tiene que salir bien, sobre todo para ser piloto de caza. No puedes fallar».
Con razón es este un trabajo en el que el mínimo detalle puede marcar el resultado. La comandante Torres cuenta que pilotar un caza es una enorme responsabilidad «no solo porque llevas armamento y, si te equivocas, puede ser catastrófico, sino porque vas con más gente. Cuando eres líder, te acompañan tres aviones más que hacen lo que tú les dices, y cualquier error tuyo puede que lleve a la muerte a un compañero de formación».
Evidentemente, para piloto de caza no vale cualquiera, explica la aviadora, en este momento única integrante femenina de la Patrulla Águila y uno de los mejores ejemplos de cómo las mujeres se han abierto camino también en el Ejército: «En un piloto hay algo innato y algo que se prepara. Tienes que tener habilidad y coordinación, sí, pero la disciplina es muy importante: tienes que llevar todo muy organizado y seguir los procedimientos. Para pilotar un caza hay que disfrutar de rapidez mental y ser capaz de decidir en el momento. No puedes echar el freno de mano, porque así el avión no se para», vuelve a bromear la comandate Torres. ᴥ