Tesis doctoral el mejor plan estratégico de la historia el plan de salvación de dios para la humanid

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Jaime José Matus Vigil UD08364BSP15061

TESIS DOCTORAL EL MEJOR PLAN ESTRATÉGICO DE LA HISTORIA: EL PLAN DE SALVACIÓN DE DIOS PARA LA HUMANIDAD Y SU GERENTE ESTRATÉGICO JESÚS, EL SEÑOR

A Thesis Proposal Presented to The Academic Department Of the School of Business and Economics In Partial Fulfillment of the Requirements For the Degree of Doctor of Science Major: Strategic Planning Febrero del 2013


INDICE CONTENIDO

PÁGINA

Agradecimientos y Dedicatoria

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Frases célebres

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Resumen

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Abstract

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Introducción

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Capítulo I

Teorías científicas sobre el origen del Universo y la creación según el Génesis

Capítulo II

Naturaleza del plan estratégico empresarial y su analogía con el Plan de Salvación de Dios Analogía entre planificación estratégica organizacional y el contenido bíblico sobre el plan de salvación de Dios. Naturaleza de la Planificación estratégica: ¿Qué comprende? 2.2.1 Declaración de la visión 2.2.2 Declaración de la misión y establecimiento de valores 2.2.3 Análisis externo e interno de una organización empresarial: fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. 2.2.3.1 Análisis externo. 2.2.3.2 Análisis interno de la empresa 2.2.4 Establecimiento de los objetivos generales 2.2.5 Diseño, evaluación y selección de estrategias 2.2.6 Diseño de planes estratégicos El Plan de Salvación de Dios: ¿Qué comprende? 2.3.1 La primera ley divina: visión eterna de Dios. 2.3.2 El primer pecado: desobediencia y rompimiento de valores. 2.3.3 Renovación del linaje justo: un nuevo objetivo en ajuste al plan de salvación de Dios. 2.3.4 El Tiempo de la Promesa: alianza. 2.3.5 La Promulgación de la Ley 2.3.6 El Reino de Dios y la nueva alianza: el Evangelio de Jesucristo. 2.3.7 El FODA Espiritual.

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Capítulo III 3.1

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Naturaleza de la Gerencia Estratégica y Jesús con el Anuncio del Reino de Dios en el Plan de Salvación Analogía entre el enfoque de gerencia estratégica organizacional y el contenido bíblico donde Jesús anuncia el Reino de Dios. La Gerencia Estratégica en las empresas u organizaciones. 3.2.1 Actividades gerenciales esenciales. 3.2.2 El Gerente ante la estrategia y competitividad. 3.2.3 El Gerente y manejo de la competencia. 3.2.4 Perfil del Gerente Estratégico. 3.2.5 El Gerente ante la estrategia y el conflicto. La gerencia estratégica del Plan de Salvación de Dios por El Mesías. 3.3.1 El perfil del Gerente del Plan de Salvación de Dios: Jesús, el Siervo de Yahvé. 3.3.2 Objetividad del Mesías: en Cristo se cumplen las profecías. 3.3.3 Posicionamiento del Plan de Salvación y elementos para la competitividad con el anuncio de Reino de Dios por Jesucristo. 3.3.4 Marketing del Plan de Salvación: las parábolas de Jesús. 3.3.5 El Gerente ante el conflicto y el manejo de la competencia: la lucha contra el demonio y los espíritus malignos. 3.3.5.1 La lucha por el posicionamiento espiritual. 3.3.5.2 Perfil de la competencia: un ángel caído. 3.3.5.3 Jesús el Gerente del Plan de Salvación ante la estrategia y el conflicto: la posición del diablo en la historia de la salvación 3.3.5.4 El Gerente y la oferta de la competencia: la tentación de Satanás a Jesús. 3.3.6 El Gerente ante la alianza estratégica: Cristo y el sacrificio de la Nueva Alianza 3.3.7 Liturgia eucarística del Sacrificio.

Capítulo IV La Iglesia asegura el cumplimiento del Plan Estratégico de Dios: el Plan de Salvación 4.1 La Virgen María madre de la Iglesia y su presencia en el Plan de Salvación. 4.2 La Virgen María y el Plan de Salvación de Dios. 4.3 La Iglesia Universal instituida por Jesús para la gerencia del Plan de Salvación de Dios. 4.4 La misión de la Iglesia dentro del Plan de Salvación: evangelizar al mundo.

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Capítulo V 5.1 5.2 5.3 5.4 5.5 5.6 5.7 5.8

Unidad de la Iglesia: potenciar el plan de salvación de Dios. Lo más importante del Plan de Salvación de Dios con la Nueva Alianza: la presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía. La Iglesia en la culminación del Plan de Salvación de Dios: la segunda Venida de Cristo o Parusía del Señor. 4.7.1 Aparecerá una señal en el cielo. 4.7.2 Se verá al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes. 4.7.3 Se lamentarán en la tierra: la conversión de Israel. 4.7.4 Jesucristo vendrá acompañado por sus santos: es la similitud del gerente estratégico y sus gerentes operativos 4.7.5 El defecto de una alianza estratégica: Jesucristo derrotará al Anticristo y sus aliados. 4.7.6 Los productos que triunfan y se posicionan en un Mercado: los cristianos sobrevivientes en la tierra alaban a Dios. 4.7.7 Guerra ofensiva: purificación y transformación de la tierra 4.7.8 La declinación de un producto: el fin del mundo, juicio final, resurrección y reino de Dios Más allá de la Parusía: el sentido escatológico del cielo, purgatorio e infierno. Supervivencia organizacional: La era milenaria después de la Parusía.

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CONCLUSIONES Generalidades: científicas y teológicas. En cuanto al enfoque administrativo de Planeación Estratégica y su Gerencia. Al referirnos al Plan de Salvación de Dios. De la reflexión sobre algunos textos bíblicos. Sobre el Demonio, Satanás, Lucifer o Diablo. Sobre la Eucaristía y el Plan de Salvación. Sobre la Parusía. Como cierre de todas las conclusiones.

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Capítulo VI BIBLIOGRAFIA

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TABLAS: Tabla No 1 Preguntas de fondos con las Parábolas de Jesús. Tabla No. 2 El Proceso de la Conversión con todo el corazón y con toda el alma.

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AGRADECIMIENTOS Y DEDICATORIA Doy gracias a Yahvé, el Dios creador del cielo, de la tierra y todo cuanto existe, en particular por su máxima creación en el varón y la mujer, Adán y Eva, de quienes desciende la humanidad pasada, actual y futura. Agradezco a Jesús el Hijo de Dios porque ha sido mi fiel compañero desde que me formé en el vientre de mi madre. Reconozco la presencia del Espíritu Santo como el dador de los dones que ostento, por la exclusividad de la fe, inteligencia, sabiduría, ciencia y temor de Dios. Más aún, amparado por estas tres personas divinas, a las que veo como un solo Dios, les doy gracias por su gentileza de contar con un Plan de Salvación ofrecido para toda la humanidad, el cual nos permite vivir en este mundo poniendo en práctica los valores del Reino de Dios. Dedico esta obra a mi esposa María Auxiliadora Pérez Luna, a quien le agradezco el gran amor que me ha brindado a partir de nuestro noviazgo en Septiembre de 1970 y en 39 años de vida matrimonial, por su apoyo incondicional durante el tiempo invertido en la realización de mis estudios de Doctorado, ya que supo corresponderme sin límites y se adaptó a la espera de posponer sus deseos ante las exigencias académicas. Ella hizo esta jornada menos estresada y porque no decirlo, hasta gozosa. Igualmente dedico este trabajo a mis hijos: Doctor en Medicina Jaime Enrique Matus Pérezluna, Ingeniero Industrial Gerardo Sebastián Matus Pérezluna y Licenciada en Gobernabilidad y Desarrollo Económico María Auxiliadora Pérezluna y a sus cónyuges María Gabriela Alvarado, Circe Sobalvarro y Roger Guerrero respectivamente, por el ánimo que me inculcaron para no claudicar en mis estudios y alcanzar mi meta del Doctorado. A mis nietas María Gabriela, María Fernanda y Sebastián Matus, así como a Natalia Lucía Guerrero Matus. También quiero dedicar esta disertación a la memoria de mi madre Rosalpina Vigil Berrios y de mi padre Sebastián Matus Blandino, quienes fueron modelo de integridad y de trabajo honesto, quienes vivieron bajo principios y valores morales y cristianos que me empujaron en mi vida a ejemplificarlos y replicarlos. Hubiera deseado que ellos estuvieran conmigo para compartir estos momentos con ellos. Y una dedicación a mis hermanos y hermanas que Dios me regaló: Miguel, Mabel, Oscar, Sebastián, Ronald (+), Roger, Leopoldina, Roberto (+), Ricardo, Alvaro, Juan, María, Octavio y Walter; así como a mis cuñadas, cuñados y demás familiares. Debo reconocer a Atlantic International University (AIU) por su distinción y noble oportunidad de estudios que me brindó On Line, ya que con su filosofía andragógica me permitió acumular horas de trabajo que me condujeron a la obtención del Doctorado en Ciencias. En particular doy mi agradecimiento al Doctor Franklin Valcin por sus lineamientos precisos, guía y asesoría académica a lo largo de tres años, lo que me permitió llegar a ser un investigador y dar un giro profesional en mi vida académica.

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Una parte de la tesis doctoral fue puesta en práctica con catequesis que impartí entre 2010 y 2012 dentro de la Escuela de Agentes de Pastorales de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Fátima de Nicaragua, obtuve retroalimentación por parte de las hermanas y los hermanos católicos, lo que me permitió enriquecer este trabajo. A ellas y ellos mis agradecimientos. Desde luego, doy mérito a todos los autores citados en la bibliografía de este trabajo, puesto que por sus trabajos en libros, artículos y otras formas didácticas pude analizar e interpretar sus escritos para derivar en el enriquecimiento de este documento que hoy presento, sin sus aportes no hubiera sido posible desarrollarlo. En todo esto, no puedo olvidar a mi buen amigo nicaragüense, el Doctor Andrés Pérez Baltodano, profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Western Ontario en donde enseña Teoría del Estado y Teoría Política Comparada, quien con su ejemplo también me inspiró para llevar a cabo mis estudios de Doctorado. En mi caso, formalizar el Doctorado no fue una tarea fácil, pues cuando lo inicié en Febrero del año 2009 ya estaba en los albores de la tercera edad y tuve que someterme a disciplinas que sujeta un horario particular semanal –más tiempos adicionales- para investigar y elaborar mis ensayos y trabajos académicos, lo que en mi diario quehacer me ha llevado a ser capaz de enfrentar las preguntas diarias que la vida nos presenta, y por ello ahora me siento un poco diferente que a como inicié con mis estudios de Doctorado. Quizás, el principal objetivo de esta nueva etapa de mi vida, podría estar orientado a buscar un entendimiento profundo de los fenómenos sociales relacionados a los asuntos del pensamiento y la gerencia estratégica organizacional o empresarial, pero principalmente a llevar el Evangelio de Jesús a todos los rincones del mundo para proclamar que Jesús es el rey de Reyes y Señor de Señores. Jaime José Matus Vigil

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FRASES CÉLEBRES

El mañana siempre llega. Siempre es diferente. Hasta la compañía más poderosa está en problemas si no ha trabajado para el futuro. Verse sorprendido por los acontecimientos es un riesgo que ni siquiera la compañía más grande y con más dinero se puede permitir. Peter Drucker

“Los proyectos del Señor duran para siempre (Salmo 33(32),10)”

Muchas veces, la planificación está sentenciada incluso antes de empezar, porque se espera muy poco de ella o porque no se le imprime suficiente fuerza. T.J. Cartwright.

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas. Agustín de Hipona, Obispo, filósofo y Padre de la Iglesia Latina (354-430).

La administración estratégica no es un baúl lleno de trucos mágicos ni tampoco un montón de técnicas. Es un razonamiento analítico y un compromiso de recursos para la acción. Sin embargo, sólo cuantificar no es planificar. Algunos aspectos más importantes de la administración estratégica no se pueden cuantificar. Peter Drucker.

En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios. Juan Pablo II, Papa de la Iglesia Católica (1920-2005).

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RESUMEN En la presente tesis se hace una analogía de las teorías científicas sobre la creación del universo, con el fundamento que contiene la sagrada escritura, ordenada en la Biblia. Igualmente, se practica una similitud de los principios administrativos de la planificación estratégica y gerencia estratégica, con el Plan de Salvación de Dios para la Humanidad y la misión de Nuestro Señor Jesucristo llevada a cabo por tres años donde puso de manifiesto el Reino de Dios. No todo está dicho en las proposiciones, supuestos y creencias, pues tantos vaticinios sobre el fin del mundo y comienzos de nuevas eras no se cumplen, y no han sido realidades. Más la Palabra de Dios expresada por sus escogidos a lo largo de la historia de la humanidad, se ha venido cumpliendo conforme a las profecías y oráculos del Señor. Asumir que el universo se formó alrededor de 13 millones de años, es tan fácil como decir que fue hace diez mil años, un poco más del doble de los registros de años contenido en la Biblia. ¿Cómo refutar esto? ¿Cómo comprobarlo? Y tantas preguntas se formularían con tal de describir un sentido cósmico atractivo para intelectuales y curiosos investigadores. El Libro del Génesis contenido en la Biblia, describe una creación perfecta del mundo realizada por Dios en forma ordenada y culmina con la creación del hombre, varón y mujer, que dio origen a la humanidad. Ni las teorías evolucionistas por medio de la selección natural de Jean Baptiste de Monet, caballero de Lamarck (1744-1829), ni del científico británico, Charles Darwin, ni de Alfred Russel Wallace (1823/1913), llegaron a opacar la magnífica obra de la creación del hombre hecha por Dios. Pero los asuntos que competen a las ciencias administrativas, tales como la planificación estratégica, el marketing y la gerencia estratégica, sus principios son fácilmente comparables con el contenido del Plan de Salvación de Dios para la Humanidad, el cual, se ha venido cumpliendo según los designios del Señor. Es por ello, que en este trabajo se hace una correlación del Plan de Salvación de Dios para la Humanidad con los principios de la planificación estratégica, tales como, la visión, misión, objetivos, análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas, así como la elaboración de estrategias empresariales o para cualquier organización. Esta analogía me condujo a optar por el nombre de la tesis como “EL MEJOR PLAN ESTRATÉGICO DE LA HISTORIA: EL PLAN DE SALVACIÓN DE DIOS PARA LA HUMANIDAD Y SU GERENTE ESTRATÉGICO JESÚS, EL SEÑOR.” De ninguna manera he querido ser herético, creo en dios Padre Todopoderoso, en Nuestro Señor Jesucristo su Hijo y en el Espíritu Santo. Solicito a mis hermanas y hermanos católicos, desplazarse de pensamientos fundamentalistas, a como lo practican otras religiones. Si quieres ser salvo, conviértete y cree en el Evangelio de Jesús.

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ABSTRACT

This thesis is an analogy of scientific theories about the creation of the universe, containing the basis of Holy Scripture, the Bible ordered. Also practiced a similarity of the administrative principles of strategic planning and strategic management, with God's plan of salvation for humanity and the mission of Jesus Christ held for three years which showed the Kingdom of God. Not all is said in the propositions, assumptions and beliefs, as many predictions about the end of the world and the beginning of new eras are not met, and are not realities. But the word of God expressed His elect throughout the history of mankind, has been fulfilled according to the prophecies and oracles of the Lord. Assume that the universe was formed about 13 million years, is as easy as it was ten thousand years ago, a little more than double the year records contained in the Bible. How refute this? How to check? And many questions are formulated with such a cosmic sense to describe attractive to researchers and curious intellectuals. The Book of Genesis in the Bible content describes a perfect creation of the world by God in an orderly and ends with the creation of man, male and female, which gave birth to humanity. Neither evolutionary theory through natural selection of Jean Baptiste de Monet, Chevalier de Lamarck (1744-1829), or the British scientist, Charles Darwin and Alfred Russel Wallace (1823/1913), came to overshadow the great work of the creation of man by God. But matters pertaining to management science, such as strategic planning, marketing and strategic management, its principles are easily comparable with the content of God's plan of salvation for humanity, which, as has been fulfilling the purposes of the Lord. Therefore, in this paper a correlation of God's plan of salvation for humanity with the principles of strategic planning, such as vision, mission, objectives, analysis of strengths, weaknesses, opportunities and threats, and as the development of business strategies or to any organization. This analogy led me to choose the name of the thesis as "THE BEST STRATEGIC PLAN OF HISTORY: THE PLAN OF SALVATION FOR HUMANITY OF GOD AND HIS MANAGER STRATEGIC Jesus the Lord." No way I wanted to be heretical, I believe in God the Father Almighty, our Lord Jesus Christ your Son and the Holy Spirit. Ask my Catholic brothers and sisters, scroll of thoughts fundamentalists, as practiced other religions. If you want to be safe, Repent and believe in the gospel of Jesus.

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INTRODUCCION

La globalización de la información ha facilitado acceder a una gran variedad de teorías, modelos e instrumentos para negocios, que se aplican en el ámbito de la Gerencia Empresarial, las que conducen a las organizaciones a ser más competitivas y hacer mejor uso de sus recursos. Quizás el mejor ejemplo de todo esto es la Planificación Estratégica, la cual se ha definido como la gran estrategia o la estrategia mayor que permite definir el curso de acción de una empresa, que se sustenta sobre la base de un análisis de datos retrospectivos. En forma análoga, todo lo que compete al desarrollo de la humanidad, Dios, quien es el autor de todo lo que sucedió, de todo lo que se hace actualmente y de todo lo que se hará más tarde (Judith 9, 5), formuló un Plan de Salvación para el hombre y la mujer, el cual se ha venido desarrollando a través de una historia, la Historia de la Salvación, la que no se desenvuelve según los impulsos de un destino ciego, sino que es el resultado de la voluntad de Dios y está polarizada de un extremo a otro del término fijado desde toda la eternidad en la mente divina. La historia de la salvación tiene dos aspectos esenciales: es la salvación en Cristo y es la salvación de todos los hombres. Tal es el misterio de la voluntad de Dios, el designio conforme a su beneplácito, que había formado de antemano en Él para realizarlo cuando llegara la plenitud de los tiempos (Efesios 1,9; 3,11). Este designio es el que da unidad e inteligibilidad al conjunto de la historia sagrada y al conjunto de las Escrituras. El contenido salvífico del Plan o Designio de salvación Dios, lo ha ido revelando lentamente a través de etapas sucesivas y de acontecimientos significativos. Así como debe existir un Gerente Estratégico para implementar y conducir el Plan Estratégico de una organización o empresa, así mismo, en el Plan de Salvación de Dios está Jesús, el Mesías, quien es el centro del designio de Dios y su fiel revelador, quien está recopilado como Palabra de Dios en toda la Biblia, inspirada y dirigida por el Espíritu Santo. En la Historia de la Salvación participa toda la humanidad creada por Dios, que es guiada por el Espíritu del Yahvé. Resulta obvio que el tema principal de la Salvación y su tónica, es fundamental el Amor, donde Jesús, Cristo, es el centro de esta Historia de la Salvación. No es un simple relato de acontecimientos del pasado, más bien es la ordenación de acontecimientos salvadores conforme al pensamiento de Dios, quien organiza y ordena con armonía todos los acontecimientos para realizar la salvación del hombre y conducirlo a la plenitud de los tiempos. La Salvación consiste en que Dios libera al hombre del pecado y del poder del maligno, que a través del tiempo y del espacio le comunica su misma vida divina. Como Gerente estratégico del Plan de Salvación de Dios, Nuestro Señor Jesucristo nos entrega en el Sermón de la Montaña, una especie de programa ideal representado en las bienaventuranzas. El sermón de la montaña todavía le resulta fundamental a la Iglesia mantenerlo vivo, pues procura siempre desarrollarlo en las comunidades cristianas, cuyo ideal intenta superar el egoísmo individual y colectivo para llegar al 10


altruismo y la solidaridad; suprimir la agresividad y la violencia para construir la concordia y la paz; eliminar progresivamente todos los determinismos, a fin de conseguir la plena libertad; trascender las exigencias de la mera justicia conmutativa, para instaurar unas relaciones fundadas en el amor, la misericordia y el perdón. La Historia de la Salvación es, pues, nuestra propia historia y es la historia de nuestra propia salvación. Pero, ¿qué nos espera con la segunda venida de Cristo? ¿Qué es la parusía? ¿Se cumplirá lo escrito en el libro del Apocalipsis? A través de toda la Revelación, Dios ha ido anunciando y preparando dos acontecimientos fundamentales para la historia de la salvación: la venida del Mesías y el advenimiento del Reino de Cristo en la tierra. En el Antiguo Testamento, las dos venidas del Mesías estaban profetizadas conjuntamente, de manera que por momentos no se distinguía la primera de la segunda. Pero en el Nuevo Testamento, se anuncia repetidamente la vuelta del Mesías en Poder y Majestad, como Rey y Juez. A este acontecimiento se le conoce como Parusía, que en griego significa presencia o manifestación y es el tema esencial del Apocalipsis. El tema de la Parusía es el más trascendental e importante de toda la Sagrada Escritura. Cuando se habla de la Parusía de ordinario se entiende sin más que nos estamos refiriendo a la segunda venida de Cristo, acontecimiento que es dogma de fe. La Parusía abarca todo un largo tiempo en el que se inaugura a Plenitud el cumplimiento del Plan de Dios para con el género humano, primero en su etapa intrahistórica – dentro de la historia - con el Reino Milenario de Cristo en la tierra, que va a culminar cuando Cristo entregue su reino al Padre, una vez habiendo sometido a sus pies a todos sus enemigos, inaugurando entonces la etapa meta histórica, o más allá de la historia, con la prolongación del Reino de Cristo en el cielo y que no tendrá fin. La Parusía expresa toda una larga época que comprende desde el inicio del llamado Día de la Ira de Yahvé, en la que se manifestará su justicia divina en contra de las naciones en este mundo, hasta el establecimiento de la llamada Jerusalén Celestial pero se habrá pasado por el castigo de la Gran Babilonia. Con el Milenio de Paz se establecerá el Reino de Dios plenamente en la tierra, dando lugar a lo que se conoce como la Nueva Jerusalén ya con la conversión total de los judíos, y también desde luego, la parte final del Milenio en la que habrá una declinación espiritual de tibieza por virtud de dejar suelto a Satanás hasta el día del Juicio Final. Podríamos decir que es una especie de posicionamiento de mercado, en la cual hay una constante lucha contra competidores y el convencimiento de los clientes por aceptar el producto. En San Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses, capítulo dos, anuncia claramente el momento de la Parusía: Por lo que respecta a la venida de Nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con Él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestros ánimos, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras, o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que nadie os engañe de ninguna manera.

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San Pablo explica que para que venga la Parusía primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de la perdición, el adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamarse que él mismo es Dios. Para entonces, el Señor destruirá y aniquilará con el soplo de su boca al impío, esto, con el esplendor de su Parusía. Es lo que hace un buen gerente estratégico, arrasa contra la competencia cuando se quiere lograr un nicho de mercado para posicionar sus productos. De acuerdo al libro de Apocalipsis de san Juan, capítulo 19, con el día de la ira de Yahvé se empieza a describir la Parusía, describe que ve el cielo abierto y un caballo blanco, mencionando que quien lo monta se llama Fiel y Veraz, y con justicia juzga y combate, sus ojos son como llama de fuego y en su cabeza hay muchas diademas; lleva escrito un nombre que nadie conoce sino él; está vestido con un manto teñido de sangre y su nombre es el Verbo de Dios. San Juan dice que en el manto y en el muslo lleva escrito un nombre el cual es Rey de Reyes y Señor de Señores. Pero el otro personaje en la misma visión es la bestia, la cual está lista para hacerle la guerra a Dios Omnipotente, donde San Juan describe que vio a la bestia, a los reyes y a sus ejércitos congregados para hacer la guerra contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército, la bestia fue apresada y con ella el falso profeta que en su presencia hacía prodigios, con los que seducía a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que habían adorado su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al estanque del fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos con la espada que sale de la boca del que va montado en el caballo y todas las aves se hartaron de sus carnes. Pactar haciendo alianza estratégica, resulta ventajoso antes de llegar a un desastre o una quiebra empresarial. La Sagrada Escritura confirma que es a consecuencia de la apostasía del hombre, en que llegará a su clímax la parusía, con el reinado del Anticristo. Dios va a infligir un terrible castigo que está anunciado como el Gran Día de Yahvé y hará juicio a las naciones, pero ante este magno y terrible acontecimiento, son muchas las personas que cuestionan su realidad y aún legitimidad, preguntando ¿cómo es posible que Dios siendo amor, pueda castigar a tan gran escala? Sobre ese aspecto, no se debe desconocer que la justicia y la misericordia de Dios están en un mismo y solo atributo. Dios es infinitamente justo por su misericordia y a su vez, es infinitamente misericordioso por su justicia. Debemos ser conscientes que el pecado es la causa de todos los males que hay en el mundo, por ello, el sufrimiento, el dolor, la muerte, las desgracias de este mundo no son sino consecuencia de nuestros pecados. Dios no quiere castigarnos, pero Dios es justo y juzga a cada quien según sus obras, porque de la misma manera que Dios no perdonó a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz, siendo víctima inocente, igualmente Dios no perdonará a una humanidad que lejos de arrodillarse y pedir perdón con humildad, se ensoberbece y se empeña en rechazarlo. Análogamente, la quiebra de una empresa por falta de una adecuada programación de actividades, es imperdonable.

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La planificación estratégica contiene la programación global de una organización o empresa y permite la buena administración de los procesos, proporciona además, un esquema de lo que se debe ir haciendo a lo largo del tiempo y orienta al gerente estratégico hacia dónde debe conducir los objetivos empresariales para alcanzar su misión. La planificación estratégica brinda claridad sobre lo que se quiere lograr y la forma de cómo conseguirlo. La planificación estratégica permite responder a preguntas como: ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾

¿Quiénes somos? ¿Qué capacidad tenemos y qué podemos hacer? ¿Qué problemas estamos tratando? ¿Qué influencia queremos causar? ¿Qué asuntos críticos tenemos que responder? ¿Dónde debemos situar nuestros recursos y cuáles son nuestras prioridades?

De igual manera, estas preguntas son aplicables al Plan de Salvación de Dios y nos podemos preguntar fundamentalmente: ¾ ¾ ¾ ¾ ¾

¿Quieres ser salvo? ¿Crees en el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Crees en la vida eterna? ¿Pones en práctica los valores del Reino de Dios? ¿Te preparas para el día del juicio final y segunda venida de Jesús, el Cristo?

Este trabajo investigativo, trata de poner en relieve que es posible hacer una relación de muchos aspectos universales con la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura, por ejemplo, observar que las teorías científicas sobre la creación del universo aún están muy lejos de ser una verdad infalible, garantizada, pues se deja abierto el dato histórico de millones de años, ¿quién lo puede verificar? Más no así con la magnífica creación del mundo y del ser humano a como se describe en el libro del Génesis de la Biblia. A pesar que los científicos intentan explicar el origen del Universo con diversas teorías, apoyadas en observaciones y realizando cálculos matemáticos con cierto grado de coherencia, se ha comprobado que las galaxias se alejan, todavía hoy, las unas de las otras. Si pasamos la película al revés ¿hasta dónde llegaremos? También, el presente trabajo relaciona los principios administrativos, de planificación estratégica y gerencia estratégica, con el plan de salvación de Dios para con la humanidad y su Gerente estratégico el Mesías, Jesús el Señor, llevando a cabo una serie de analogías entre los conocimientos administrativos y de marketing con los libros de las Sagradas Escrituras contenidas en la santa Biblia. Es bueno recordar, que Dios tiene un plan especial para nuestras vidas y en concordancia al libro de Jeremías (29, 11) nos dice, que Él sabe los pensamientos que tiene acerca de nosotros, que son pensamientos de paz y no de mal, para darnos el fin que esperamos. La verdad es que Dios nos creó para tener una relación con Él, para

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estar en mayor intimidad con Él en este mundo y para vivir la eternidad a su lado en el cielo después de la muerte. Sin embargo, el hombre contemporáneo, en virtud del desarrollo de las ciencias y ante la multiforme riqueza de las cosas, de su complejidad, variedad y belleza, está expuesto a la tentación. Más el creyente se presenta y se pone ante Dios con un espíritu contrito y con el corazón humillado (Sal 50/51, 19), sabiendo bien que debe atender a la propia salvación con temor y temblor (Filipense 12). Cada quien en esta vida debería fijarse como meta encontrar a Yahvé, Dios, aunque no se sepa cuántos siglos Él ha reservado para la humanidad, menos aún si se desconoce hasta dónde le lleva el camino que sigue para ir al encuentro de Yahvé. Únicamente podría decir, que solamente se hace la invitación a ser vigilantes, perseverantes, buscar la puerta estrecha y ser dóciles a las indicaciones del Espíritu Santo. No cabe la menor duda, que para la humanidad no hay otro objetivo más importante que el de entrar en comunión total con Dios, al hacerlo así, una vez muerto terrenalmente se tiene la certeza de ser resucitado y transformado para compartir la gloria de Cristo. Entonces habrá pasado el tiempo y conforme al Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad, Él será todo en todas y todos. El informe de tesis consta de una introducción, cuatro capítulos, conclusiones y bibliografía. En el primer Capítulo se enfocan las teorías científicas sobre el origen del Universo y la creación según el Génesis. El segundo capítulo hace una analogía sobre los principios de la planificación estratégica con el Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. En el tercer capítulo se aborda una aproximación de la gerencia estratégica y los valores del Reino de Dios instaurados por Jesús en el Plan de Salvación. El cuarto capítulo describe a la Iglesia que asegura el cumplimiento del Plan de Salvación.

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Capítulo I Teorías científicas sobre el origen del Universo y la creación según el Génesis Aunque los científicos intentan explicar el origen del Universo con diversas teorías, tales como la teoría del Big Bang, la teoría Inflacionaria, la teoría del Estado Estacionario, la teoría del Universo Pulsante, las Leyes de Kepler, la teoría de Kant, la teoría de Laplace y la teoría de la Acreción (Parsons Paul 2010); ninguna de ellas parece ser más acertada y precisa que lo descrito sobre la Creación del Mundo por Dios en el Libro del Génesis, de la Sagrada Escritura contenida en la Biblia Católica o Universal, que además, concluye con la creación del ser humano como varón y mujer, quienes como antecesores dan inicio a nuestra humanidad. En su inmensa ternura y comprensión, Dios les elaboró el mejor plan estratégico, incorruptible, y cuando llegó el tiempo previsto le otorgó un Gerente Mesiánico, Jesús el Mesías, el Hijo de Dios hecho hombre. La más contundente de las teorías sobre el origen del universo es la del Big Bang o gran explosión, que supone un periodo que oscila entre 12,000 y 15,000 millones de años. Se refiere a que toda la materia del Universo era una singularidad infinitamente densa, matemáticamente paradójica, estaba concentrada en una zona extraordinariamente pequeña del espacio y explotó, y liberó una gran cantidad de energía y materia, separando todo hasta ahora. La materia salió impulsada con gran energía en todas direcciones. Los choques y un cierto desorden hicieron que la materia se agrupara y se concentrase más en algunos lugares del espacio; se formaron las primeras estrellas y las primeras galaxias. Desde entonces, el Universo continúa en constante movimiento y evolución. Sin embargo, esta teoría no tiene una explicación para el momento cero del origen del Universo, llamado singularidad, que se basa en observaciones rigurosas, donde los ejercicios matemáticos al instante, después de la explosión, luego de 14 segundos de haber ocurrido el Bing Bang, explican que lo primero en aparecer fue el núcleo del deuterio, cuando la temperatura de 3.000 millones de grados permitía a los neutrones y protones permanecer juntos. Se supone que el universo necesitó de algo más de tres minutos, cuando esa bola incandescente se había enfriado a unos 1.000 millones de grados. Alan Guth, con su teoría inflacionaria, intenta explicar los primeros instantes del Universo. Se basa en estudios sobre campos gravitatorios fortísimos, como los que hay cerca de un agujero negro, supone que una fuerza única se dividió en las cuatro que ahora conocemos, produciendo el origen al Universo y argumenta que el empuje inicial violento, duró un tiempo prácticamente inapreciable y a pesar de que la atracción de la gravedad frena las galaxias, el Universo todavía crece. Esta teoría es complementaria con la del Big Bang, pero hay que imaginar la explosión como un punto de materia en el vacío, con gran concentración de energía, un espacio y tiempo, donde ambos se expanden con el Universo.

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La teoría del estado estacionario o de creación continua, nace a principios del siglo XX con el astrónomo inglés Edward Milne, quien considera que el universo es una entidad la cual no tiene principio ni fin. No tiene principio porque no comenzó con una gran explosión, ni se colapsará en un futuro lejano para volver a nacer. Esta teoría se opone a la tesis de un universo evolucionando y de acuerdo a su tesis de principio cosmológico, los datos recabados por la observación de un objeto ubicado a millones de años luz, deben ser idénticos a los obtenidos en la observación de la Vía láctea desde la misma distancia. Por el año 1948 los astrónomos Herman Bondi, Thomas Gold y Fred Hoyle retomaron el pensamiento de Edward Milne, le añadieron nuevos conceptos e implementaron el principio cosmológico perfecto, como una alternativa para quienes rechazaban en su totalidad la teoría del Big Bang. Este principio cosmológico enfoca dos términos: el primero señala que el universo no tiene una génesis ni un final, ya que la materia interestelar siempre ha existido; el segundo término sostiene que el aspecto general del universo, no sólo es idéntico en el espacio, sino también en el tiempo. Pero hay limitaciones en nuestros conocimientos científicos actuales, pues no sabemos cuándo morirá el universo. Científicos que han estudiado el Big Bang como Neil Geoffrey Turok, Director of Perimeter Institute for Theoritecal Physics y el físico británico Stephen Hawking, visualizan un posible escenario es que el mundo terminará en una gran implosión, conocido como "Big Crunch" en el ambiente científico, esto cuando el universo se desploma sobre sí mismo atraído por su propia gravedad. Nuestro universo sería el último de muchos surgidos en el pasado, luego de sucesivas explosiones y contracciones y pulsaciones. Podría suponerse que el Big Crunch marcaría el fin de nuestro universo y el nacimiento de otro nuevo, tras el subsiguiente Big Bang que lo forme. No más es una teoría científica adicional. El astrónomo y matemático alemán, Johannes Kepler, en su primera ley enuncia que el sol ocupa una posición privilegiada y son los planetas, entre ellos la Tierra, los que giran en torno a él. Con esta ley, Kepler demostró la falsedad de la teoría egocéntrica que persistió durante muchos años. El avance más significativo en la compresión de la gran maquinaria celeste, está dado en las dos ultimas leyes que se relacionan más entre sí y sin embargo, tienen el valor más teórico que mundano. Ambas fortalecen la propuesta de Kepler de un sistema solar con los planetas de órbitas elípticas. La segunda ley de Kepler proporciona sentido simétrico al movimiento de los planetas, mientras la tercera ley de Kepler ofrece una forma precisa para calcular posiciones planetarias a partir de periodos y viceversa. Algunos méritos del importante trabajo logrado en el siglo XVII con las Leyes de Kepler, se aplican con el posicionamiento actual de satélites artificiales, el cálculo de la trayectoria de los cometas, la trayectoria de sondas espaciales, así como de simples predicciones de eclipse. El filósofo alemán Emmanuel Kant, en 1775 propuso la idea sobre el origen de los planetas y del Sol a partir de una gran nebulosidad, que el achatarse y contraerse,

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formó los meteoros que originaron a los planetas. De la concentración central de esa nebulosa se formó nuestro sol. En 1776, el astrónomo y matemático francés Pierre Simon Laplace, propuso su teoría sobre el origen del Sol y los planetas, también basada sobre una gran nebulosa. Por esta razón, ha sido identificada como teoría de Kant y Laplace. Esta teoría explica que el sistema solar se origino por condensación de una nebulosa de rotación que se contrajo por la acción de la fuerza de su propia gravedad, adoptando la forma de un disco con una concentración superior en el núcleo. La nebulosa se tornó inestable al adquirir mayor velocidad de rotación y en las capas externas se originaron anillos concéntricos que al separarse formaron los planetas y los satélites, en tanto que el centro de las nubes se formó el Sol. Dado que la nebulosa giraba en una misma dirección al rededor de su eje, todos los planetas quedaron girando alrededor del Sol en ese mismo sentido. Actualmente, una manera de ver la teoría de Kant y Laplace del sistema solar, es que se formaron hace 4 660 millones de años de una nube de gas, polvo y otras partículas llamadas nube primordial compuesta de hidrógeno, helio, carbono, nitrógeno y oxigeno. En 1944 el geofísico ruso Otto Schmidl propuso la teoría de la Acreción. Observaciones del programa especial Apolo han fortalecido esta teoría que explica que los planetas se crearon de manera al tamaño mediante la acumulación o crecimiento de polvo cósmico. La tierra después de estratificarse en un núcleo, manto y corteza por el proceso de acreción, fue bombardeada en forma masiva por meteorito y restos de asteroides. Este proceso generó un inmenso calor interior que fundió el polvo cósmico y de acuerdo con los geólogos, provoco la erupción de los volcanes. Saltarán en el futuro cercano más teorías y con lo descrito hasta aquí por los hombres y mujeres de ciencias, nos conduce a pensar que la historia del proceso de la formación del Universo es verdaderamente apasionante. Poner una edad al Universo es tanto como ponerle un comienzo. La curiosidad por la verdad sobre la creación del universo es tan importante para toda la vida humana, que Dios en su ternura, quiso revelar a su pueblo todo lo que es saludable conocer a este respecto. La primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses (2, 13) asevera que Dios es el autor de la Sagrada Escritura, cuyas verdades reveladas se consignaron por inspiración del Espíritu Santo, donde no se recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente, la Palabra de Dios. En los libros sagrados, el Padre que está en el Cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos, por esto, el compendio de los textos de la Biblia, contiene todas las verdades necesarias para nuestra salvación. La Biblia fue escrita como parte de la Historia de amor entre Dios y su Pueblo. Los científicos tienen la obligación de escudriñar los secretos del universo, de decirnos precisamente cómo creó Dios todas las cosas. Esto en ningún momento contradice a la Biblia, pues su objetivo es muy distinto. La Biblia nos dice que al principio Dios nos creó por amor, porque nos ama, porque desde siempre nos ha amado y nos quiere revelar 17


las grandezas de su Amor. El libro del Génesis ocupa un lugar único en la Biblia católica, pues contiene entre todas las palabras de la sagrada Escritura las verdades de la creación, su origen y su fin en Dios con su orden y su bondad, además de la vocación del hombre sobre la tierra. El Símbolo de la fe católica las recoge confesando a Dios Padre Todopoderoso como el Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. La primera intervención de Dios fue al principio de todo lo existente, mientras que la ciencia nos dice que el Universo empezó con un "Big Bang", con una gran explosión ocurrida que se estima fue hace trece billones de años y como teoría por qué no aceptarla, aunque es algo que los científicos siguen discutiendo. Un hecho real es que el Universo no es eterno, pues en algún momento empezó a funcionar, fue creado, y desde entonces se ha seguido expandiendo. El asunto está en que ningún instrumento es capaz de medir el universo, solo la mente del hombre puede imaginarlo y englobarlo en su pensamiento. Por su parte, el libro del Génesis de la Biblia nos presenta, además, el drama del pecado y la esperanza de la salvación. Así, la revelación de la creación es inseparable de la revelación y de la realización de la Alianza del Dios único, con su pueblo. La creación es revelada como el primer paso hacia esta Alianza, como el primero y universal testimonio del amor todopoderoso de Dios (Génesis 15; Jeremías 33,19-26). La creación del mundo descrita en el Génesis nos introduce al único Dios como el creador del mundo. Dios crea el mundo en seis días. El día primero Dios creó la luz y la separó de las tinieblas, Dios vio que la luz era buena y la llamó día y a la oscuridad noche (Génesis 1:3-5). En el segundo día de la creación, Dios separó los cielos y la tierra, hizo esto creando un espacio para separar las aguas de la tierra con las aguas de los cielos (Génesis 1:6-8). En el tercer día, Dios agrupó las aguas y las llamó mares y dio a revelar la tierra seca, creando las condiciones adecuadas para la vegetación y ordenó que la tierra produjera toda semilla, planta y fruto (Génesis 1:9-13). En el cuarto día, Dios creó el sol, la luna y las estrellas, éstas últimas para distinguir entre el día y la noche, y para darnos un sentido del tiempo, así podemos marcas las estaciones, los días y los años. Para entonces ya existe una galaxia, la Vía Láctea, una pequeña estrella de color amarillo que tiene ya un sistema solar, con nueve planetas que giran a su alrededor. En el tercer planeta, de pronto, por una segunda intervención directa de Dios, aparece la vida en el quinto día de la creación con la llegada de los primeros animales, en los cielos fueron llenos de aves y en los mares fueron llenos de peces y otros animales marinos; a todos Dios los bendijo y los ordenó a multiplicarse, cuyo proceso natural nada ni nadie ha podido detener (Génesis 1:20-23). En el sexto día, Dios ordena que la tierra produjera todo tipo de bestia. No obstante, Dios cambia su tono al crear el hombre a su imagen y conforme a su semejanza. La creación del hombre fue una obra muy personal. Al final de todas las obras anteriores, Dios expresa su gozo y dice que era bueno en gran manera lo que había creado (Génesis 1:24-31). Dios descanso el séptimo día y lo declaró un día santo.

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Puesto que esta tesis se enfoca al plan de salvación de Dios para con la humanidad, se recomienda la lectura del segundo capítulo del libro del Génesis, el cual enfatiza más sobre la creación de los primeros seres humanos, cuyos nombres son dados como Adán y Eva, a quienes Dios los colocó en el paraíso terrenal o el Edén con la orden que de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que lo hicieren morirían sin remedio (Gén. 2,17). Dios amó a toda su creación, conocía la debilidad del ser humano y por ello esta orden de prevención a la muerte, porque el hombre no puede determinar por sí mismo lo qué está bien y lo qué está mal. Para el Catecismo de la Iglesia Católica, número 282, hablar sobre la Creación reviste una importancia capital y está referido a los fundamentos mismos de la vida humana y cristiana. Es una explícita respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica que los hombres de todos los tiempos se han formulado: ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?, ¿Cuál es nuestro origen?, ¿Cuál es nuestro fin?, ¿De dónde viene y a dónde va todo lo que existe? La dicotomía del origen y del fin es inseparable, ambas son decisivas para el sentido y la orientación de nuestra vida y nuestro obrar. También el número 283 del Catecismo menciona que la cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas, que han enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre, y nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que da a los sabios e investigadores. Pero la fuente de la verdad es la misma y no nos ha de extrañar que distintas ciencias, cada una permaneciendo dentro de su objeto de estudio y métodos propios, tiendan a proporcionar una visión armónica y unitaria de la vida. El libro del Génesis manifiesta claramente que la creación no se hizo de golpe, hay como un proceso evolutivo que va por etapas, de menos a más y al respecto señala: Cuando el Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había en la tierra ningún arbusto silvestre y aún no había brotado ninguna hierba del campo, pues Dios no había hecho llover sobre la tierra ni había nadie que trabajara el suelo (Génesis 2, 4-5). La teología para demostrar sus verdades religiosas no necesita de la física, la física por su parte, no tiene como misión propia demostrar las verdades reveladas, pues éstas las aceptamos, sencillamente, porque confiamos en Dios que no se puede engañar a Sí mismo, ni a nosotros. En conjunto, todo tiende a confirmar la tesis creacionista de la Revelación, que afirma que el Universo tiene un comienzo en el tiempo. Así, lo que para las ciencias naturales es un proceso de millones de años, el Génesis, lo expresa mediante un proceso de algunos días. Dios es así de grande, un millón de años para Él no es nada de nada, ya que su vida es eterna y tanto es así, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día (2 Pedro 3, 8). Toda esta fantástica obra de creación se enmarca dentro de un Plan Estratégico de Salvación que Dios ha formulado para la humanidad, cuyo objetivo final se orienta a la santidad del hombre.

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Hay que darle un valor y reconocimiento a quienes cultivan las ciencias y la tecnología, ya que ofrecen una inmensa cantidad de bienes y valores culturales que contribuyen, entre otras cosas, a prolongar la expectativa de vida y su calidad. Sin embargo, la ciencia y la tecnología no tienen las respuestas a los grandes interrogantes de la vida humana y de aquí, que la respuesta última a las cuestiones fundamentales del hombre sólo puede venir de una razón y ética integrales iluminadas por la revelación de Dios, a quien se debe otorgar las alabanzas, el poder y la gloria. Cuando la verdad, el bien y la belleza se separan, o cuando la persona humana y sus exigencias fundamentales no constituyen el criterio ético, la ciencia y la tecnología se vuelven contra el hombre que las ha creado. Hoy en día, la globalización penetra las fronteras trazadas entre las ciencias que hasta se desvanecen, pues ningún conocimiento es completamente autónomo. Esta situación le abre un terreno de oportunidades a la teología para interactuar con las ciencias sociales, motivando a que todos los pueblos alaben al Señor que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todas sus hijas e hijos, pues Dios Yahvé lo dejó como signo de su bondad y de su belleza. La creación es manifestación del amor providente de Yahvé y Él se la entregó a la humanidad para su cuido y transformación en fuente de vida digna. Es menester que la población terráquea aprecie todo lo que se relaciona a la naturaleza, la cual es destruida y amenazada cada vez más, lo que afecta el hábitat del hombre y la mujer, perturba el ámbito terráqueo o la casa común, y el lugar de la alianza de Dios para con los seres humanos y con toda la creación. Es lastimoso cómo la humanidad desatiende las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios Yahvé estableció entre las realidades creadas, con esto es una ofensa al Creador, es un atentado contra la biodiversidad y contra la vida. El cristiano debe contemplar la creación, cuidarla y utilizarla respetando siempre el orden que le dio el Creador. Tan preponderante es el respeto a la naturaleza que los Obispos que se reunieron en Aparecida, Brasil, resaltaron promover una ecología humana abierta a la trascendencia, respetando a la persona y la familia, los ambientes y las ciudades, y que estuviera en concordancia con la indicación paulina de recapitular todas las cosas en Cristo y de alabar con Él al Padre (1 Corintios 3, 21-23). El Señor ha entregado el mundo para cada ser viviente y en particular para la humanidad, para las generaciones presentes y futuras. El destino universal de los bienes que Dios ha dispuesto para la humanidad, exige una solidaridad para con la generación presente y las futuras, pues los recursos naturales son cada vez más limitados y su uso debe estar regulado según un principio de justicia distributiva respetando el desarrollo sostenible. Además, todo esto es un abordaje del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad.

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Capítulo II Naturaleza del Plan Estratégico Empresarial y su analogía con el Plan de Salvación de Dios

2.1

Analogía entre planificación estratégica organizacional y el contenido bíblico sobre el plan de salvación de Dios.

Los procesos de globalización y la apertura comercial, han configurado un esquema de competencia que caracteriza al entorno económico, político y social en el que se desenvuelven las organizaciones empresariales, por lo que resulta imperante comprender con claridad y precisión su rumbo y orientación conveniente para el crecimiento de las mismas. Para este efecto, es importante aplicar un sistema de planeación estratégica que permita dirigir esfuerzos conjuntos hacia una posición competitiva en los mercados. La implementación de este sistema tiene como principios básicos alcanzar los mejores niveles en todas las áreas de una organización así como un alto nivel de compromiso por parte de las personas involucradas en ella. Toda buena organización, institución o empresa debe contar con una planificación estratégica, cuyo sistema flexible integre los objetivos y sus correspondientes estrategias, de forma tal que le sirva como punto de referencia para visualizar en qué grado los va alcanzando a corto plazo, y cómo se encamina hacia los de medio y largo plazo, mostrando una coherencia entre el esfuerzo de las personas y el valor relativo de cada meta. La planeación estratégica está entrelazada de modo inseparable con el proceso completo de dirección y gerencia estratégica. Por tanto, todo directivo debe comprender su naturaleza y realización. Para afrontar la competencia derivada de la globalización de la economía, cualquier empresa que no cuenta con algún tipo de formalidad en su sistema de planeación estratégica, se expone a un desastre inevitable. Planificar tiene que ver con las decisiones de impacto que tendrán en el futuro las decisiones de hoy. Coincidente con Sallenave (1992) no se debe temer a la competencia, más bien hay que temerle a su incompetencia. El administrador moderno debe, básicamente administrar las oportunidades coyunturales para que las variaciones en el mercado, la falta de conocimientos y los adelantos tecnológicos, no se conviertan en amenazas para su organización y por ende la puedan desaparecer. Asimismo, Morrisey (1993) apunta en que por tanto, la supervivencia de una organización dependerá de la capacidad que tenga para convertir sus recursos y procesos en fortalezas, y no en debilidades y vulnerabilidades. Por su parte, David (2006) señala que la planeación estratégica es función de todo director a cualquier nivel de una organización o empresa. Por esto se puede hablar de planificación estratégica de los recursos humanos, planificación estratégica de la mercadotecnia, planificación estratégica financiera y otras colaterales para el éxito empresarial. Todos estos instrumentos de planificación convergen en procesos

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directivos básicos muy conocidos, y forman los componentes con los cuales se puede adaptar un sistema directivo a cualquier tipo de negocio. Entonces, los Gerentes respectivos reflexionan sobre lo que hacen, dónde ganar el dinero y generar utilidad, hacia a dónde va la empresa, la forma de cómo enfrentar los embates del entorno y la valoración de las fortalezas, oportunidades debilidades y amenazas. La planificación estratégica es esencial para cumplir con las responsabilidades de la alta dirección, y según David (2008) en ella se formulan y contestan preguntas importantes para la empresa, introduce un nuevo conjunto de fuerzas decisivas en un negocio, simula el futuro, exige el establecimiento de objetivos, revela y aclara oportunidades, peligros y futuros, da elementos estructurales para la toma de decisiones de las funciones directivas, mide el desempeño y señala asuntos estratégicos. Coincidente con Steiner (1997) de que a veces parece que la planeación estratégica resulta ser un proceso largo y tedioso, donde el grupo directivo o gerencial acaba hastiado y con ganas de concluirlo a la brevedad para dejarlo atrás y ponerse finalmente a trabajar, es importante distinguir que al menos podemos contar con dos tipos de planeación estratégica: a) una de corto y medio alcance, la cual es recomendable realizar cada año para evaluar el avance y los logros alcanzados al ir implementando las estrategias de largo alcance del plan maestro en el día a día, revisar la capacidad instalada y ajustar las estrategias anuales que guiarán la operación; en este caso es importante mantener actualizada la información del mercado y del entorno económico; b) otra de largo alcance, la cual responde más a un plan de negocio cuando se inicia- o bien a un ejercicio de planeación que debe llevarse al menos cada cinco años para definir las estrategias de largo plazo del plan maestro y para la cual sí es importante contar con la información completa del mercado y del entorno económico del país Puesto que la operación diaria empresarial no se puede parar, muchos Inversionistas, Dueños o Directivos se niegan a detenerse un momento para planear, pues piensan que esto les tomará mucho tiempo y recursos -piensan en el segundo tipo de planeación- y prefieren sacrificar la definición de estrategias de corto y mediano alcance por el establecimiento de tácticas inmediatas sin que estén debidamente soportadas y sin pensar en las consecuencias. Posadas (2004) indica que es muy probable que estas sean las empresas que generalmente se mueven a bandazos, ya que están sujetas a los vaivenes del mercado, son las que apenas sobreviven, las que luchan durante años y no acaban de superar su situación de riesgo, o bien acaban endeudadas para finalmente quebrar. Otros tipos de Inversionistas, Dueños o Directivos empresariales son concientes de la necesidad de planear a largo plazo, y deciden dedicarle tiempo y recursos, porque de seguro ya han hecho antes algún tipo de planeación de corto y mediano plazo, pero ahora, ante un entorno cada vez más competido ven la necesidad de hacer las cosas bien, como se deben hacer. Un aporte de Castillo (2004) es que la planificación o 22


planeación estratégica de corto y mediano alcance, es un ejercicio que requiere pocos días, donde se involucra la máxima autoridad de la organización, institución o empresa junto con su equipo directivo y gerencial, para definir la situación actual (dónde están parada la empresa), hacia a dónde quiere llegar y cómo le van a hacer para lograrlo o conseguirlo. Existen técnicas que requieren de un análisis y mucho enfoque, que debe ir acompañado de información, ambición y realismo, y en esto Steiner (1996) sugiere que el método de análisis de campos de fuerzas o fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas -conocido como FODA o bien como SWOT por sus siglas en inglés, es un instrumento de diagnóstico bastante práctico, del cual, en un proceso de planeación estratégica de corto y mediano alcance bien llevado a cabo, se desprenden las estrategias organizacionales que conducirán a la empresa durante los próximos meses o pocos años. Pero una vez que se ha definido el plan estratégico, el cual costó tanto esfuerzo obtenerlo, salta la pregunta de cómo hacerlo que se cumpla. A veces se guarda el documento celosamente o los Directivos lo comentan sólo con sus más allegados, dejando pasar el tiempo mientras se va añejando y haciéndose caduco. Pero también se da que otros lo comparten igualmente con algunas personas de confianza, consultándolo de vez en cuando, haciendo referencia a él en juntas esporádicas de comité de dirección o gerencia, suponiendo que con el simple hecho de comentarlo, los aludidos se pondrán el saco y empezarán a hacer algo para cumplirlo. El Directivo y Gerente de cada área de la organización de la empresa, debe recordar que existen algunos procedimientos básicos para la implementación exitosa del plan estratégico y García (2007) sugiere ciertos pasos para esto. Uno de los pasos se refiere a revisar el plan estratégico y establecer algunas reglas básicas para su implementación. Otro paso que debe existir es un método para hacer las cosas y llevar a cabo una capacitación sistemática para enseñarlo, pues el improvisar conducirá irremediablemente al fracaso. Si se quiere tener éxito en la implementación del plan estratégico, es necesario contar con un buen método, una buena asesoría y una buena herramienta para administrar la información, además de ser muy persistentes. Un tercer paso es que debe darse un seguimiento exhaustivo y permanente al avance de la implementación del plan estratégico y verificar periódicamente su cumplimiento. Y el último paso tiene que ver con manejar ciclos de medición parciales dentro de los mismos ciclos anuales, ya sean mensuales, bimestrales, trimestrales o máximo cuatrimestrales en los que se retroalimente todo el sistema de objetivos. De manera análoga a las orientaciones anteriores de autores modernos, sobre planificación estratégica, la Biblia contiene un plan de salvación inserto en cada uno de los libros de la Sagrada Escritura, donde las orientaciones, promesas y alianzas son válidas para la eternidad.

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El libro del Génesis nos dice, que en el principio Dios habló diciendo hágase y el universo físico llegó a existir. Luego Él comenzó a poner vida en la tierra, primero con la vida vegetal, luego los peces, las aves y los animales de tierra, y finalmente Dios creó el hombre expresando "Hagamos al hombre a nuestra imagen..." (Gén. 1:26). Dios puso a la primera pareja representante de la humanidad, Adán y Eva, en un huerto de belleza muy superior a la que pudiéramos encontrar hoy. La tierra estaba nueva y no contaminada, toda planta deseable estaba allí y no había espinas o cardos, no había dolor ni pesar, no había ansiedad o temor. Se describe en el capítulo tres del Génesis que Adán y Eva tenían acceso al árbol de la vida para que no tuvieran que morir y compartían con Dios un compañerismo especial (Gén. 3:8). Él les dio a ambos un mandamiento, les prohibió comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Aunque había comida en abundancia, en un territorio tan grande que cuatro ríos lo cruzaban, Adán y Eva cayeron en la tentación que constantemente estuvo ante sus ojos y en su frágil humanidad, Eva se dejó seducir por la serpiente y comió del fruto prohibido, al que posteriormente lo dio a Adán y él comió también. Habiendo ellos desobedecido a Dios, ahora conocían la vergüenza, la culpa y el miedo. Dios impuso una anatema sobre Adán y Eva, y suscitó en ellos el dolor, la tristeza, los problemas, la muerte y por ende la separación del árbol de la vida. Adán y Eva renunciaron a la oportunidad de la completa felicidad en esta tierra, pero el pecado cometido por ambos no fue sorpresa para Dios, pues Él sabía antes de la creación que el hombre sería débil y se había preparado para su caída. Como un excelente estratega, Yahvé Dios ya había planeado cómo el hombre podía ser salvado (Efesios 3:10-11) y comenzó el largo proceso de desarrollar su plan de cómo podría vivir para siempre con Él, con tal que el hombre aceptara sus términos. 2.2

Naturaleza de la Planificación estratégica: ¿Qué comprende?

El éxito de las organizaciones, como agrupaciones humanas, está determinado en parte por sus aciertos o desaciertos en la toma de decisiones. Conducir bien una organización supone decidir correctamente. Pero la decisión en sí misma es producto de un proceso de reflexión que involucra diversas actividades. Esta reflexión sistemática, ordenada, abarca lo que conocemos como planificación, que constituye una herramienta metodológica e instrumental para mejorar la calidad de las decisiones. Toda empresa debe elaborar un procedimiento con el cual pueda disminuir en forma atrayente los riesgos y las amenazas que se presentan en su camino. Para este objetivo, debe recolectar bastante información sobre el objeto o razón de ser empresa considerando los temas de las más variadas y diversas fuentes, con lo que podrá analizar el presente, predecir el futuro, fijar objetivos, evaluar programas y analizar la marcha del plan. A partir de los años ochenta del siglo XX muchas empresas han venido desafiando el conocer de cómo van a afrontar la competencia derivada de la globalización de la economía. Una técnica fundamental que han puesto en práctica para poder responder exitosamente a esa pregunta, ha sido la planeación estratégica, que comprende la 24


elaboración, desarrollo y puesta en marcha de distintos planes operativos por parte de las empresas u organizaciones, con la intención de alcanzar objetivos y metas planteadas a corto, mediano o largo plazo. La planificación estratégica puede definirse como un enfoque objetivo y sistemático para la toma de decisiones en una organización (David, 1990). Planificar de forma estratégica permite a las organizaciones prepararse para enfrentar las situaciones que se presentan en el futuro, les ayuda a orientar sus esfuerzos hacia metas realistas de desempeño. Por lo cual, es necesario conocer y aplicar los elementos que intervienen en el proceso de planeación. La gerencia contemporánea encara el problema de definir las acciones de la empresa para asegurar una ventaja competitiva y sostenible en el tiempo, involucrando a todos los miembros de la organización o empresa. Como proceso de la planificación estratégica se declara la visión y la misión de la empresa, se analiza la situación externa e interna de ésta, se establecen los objetivos generales, y se formulan las estrategias y planes estratégicos necesarios para alcanzar dichos objetivos. 2.2.1 Declaración de la visión. La Visión es una declaración que indica hacia dónde se dirige la empresa en el largo plazo, o qué es aquello en lo que pretende convertirse. Es recomendable visualizar con el equipo de trabajo de alta dirección, el estado futuro deseado de la empresa. La visión responde a la pregunta: ¿qué queremos ser? 2.2.2 Declaración de la misión y establecimiento de valores. La misión de la empresa es su razón de ser, es su propósito. Es apropiado que los miembros del equipo de gerencia se cuestione y pregunten, qué creen que el cliente espera de la empresa y expresarlo en una lluvia de ideas, sin incluir las palabras calidad, precio y servicio, para que no queden como comodines frecuentemente utilizados. Luego habrá que jerarquizar las ideas de cada miembro del grupo para llegar a un consenso y redactar la misión con esas ideas. La misión responde a la pregunta: ¿cuál es nuestra razón de ser? 2.2.3 Análisis externo e interno de una organización empresarial: fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. 2.2.3.1

Análisis externo.

El equipo de trabajo debe analizar y definir los entornos en que se desenvuelve la empresa: político, económico, social, tecnológico y ecológico; como parte de su entorno externo. Identificar las oportunidades y amenazas; y evaluar los aspectos que ya existen, así como aspectos que podrían existir o tendencias.

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2.2.3.2

Análisis interno de la empresa.

Consiste en el estudio de los diferentes aspectos o elementos que puedan existir dentro de una empresa, con el fin de conocer el estado o la capacidad con que ésta cuenta, y detectar sus fortalezas y debilidades. Para el análisis interno se evalúan los recursos que posee una empresa, ya sean financieros, humanos, materiales y tecnológicos. 2.2.4 Establecimiento de los objetivos generales. Una pregunta básica para el establecimiento de los objetivos generales podría ser ¿Bajo qué criterios tomamos decisiones? Es bueno recordar que los objetivos generales son los resultados específicos que se desean alcanzar. Deben ser alcanzables, mesurables y cuantificables en un tiempo determinado, para alcanzar la misión. Responde a la pregunta ¿Qué vamos a hacer? Estos objetivos se establecen teniendo en cuenta los recursos o la capacidad de la empresa, así como la situación del entorno. 2.2.5 Diseño, evaluación y selección de estrategias. El equipo de alta gerencia debe definir las estrategias, alternativas o cursos de acción para lograr los objetivos y la misión de la organización o empresa. Con la estrategia se puede mostrar el uso y la asignación de los recursos. Responde a la pregunta ¿Cómo vamos a hacerlo? Para formular la estrategia puede usarse la Matriz DOFA (Peter Ducker), un marco conceptual para un análisis sistemático que facilita el apareamiento entre las amenazas y oportunidades externas con las debilidades y fortalezas de la organización. En este aspecto se puede considerar lo siguiente: ¾ se evalúa información sobre el análisis externo (la situación del entorno); se evalúa la información sobre el análisis interno (los recursos y la capacidad de la empresa); se evalúa el enunciado de la misión y los valores; se evalúan los objetivos; y se evalúan las estrategias que se hayan utilizado anteriormente y que hayan tenido o no buenos resultados. ¾ se diseña una serie manejable de estrategias factibles, teniendo en cuenta la información analizada en el punto anterior. ¾ al evaluar las estrategias propuestas, se determinan las ventajas, las desventajas, los costos y los beneficios de cada una. ¾ se seleccionan las estrategias a utilizar, y se clasifican por orden de su atractivo. 2.2.6 Diseño de planes estratégicos. Una vez que se han determinado las estrategias que la empresa u organización va a utilizar, se procede a diseñar el plan estratégico, que consiste en un documento que especifica cómo es que se van a alcanzar los objetivos generales propuestos, es decir, cómo se van a implementar o ejecutar las estrategias formuladas.

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En el plan estratégico se debe señalar: cuáles serán los objetivos específicos que permitan alcanzar los objetivos generales; cuáles serán las estrategias específicas o cursos de acción que se van a realizar; qué recursos se van a utilizar y cómo es que se van a distribuir; quiénes serán los encargados o responsables de la implementación o ejecución de las estrategias; cuándo se implementarán o ejecutarán las estrategias, y en qué tiempo se obtendrán los resultados; y cuánto será la inversión requerida para la implementación o ejecución de las estrategia 2.3

El Plan de Salvación de Dios: ¿Qué comprende?

En cada página de la Biblia está escrita la Palabra de Dios, desde su primer libro el Génesis, que narra el comienzo de la creación del Universo y del ser humano, hasta su último libro el Apocalipsis que describe la segunda venida de Cristo y juicio final. Es a través de la Biblia que el Dios Omnipotente, Yahvé, el Señor, nos ha dejado trazado un plan maestro para la humanidad que habita en este planeta. Por su inmensa Omnisapiencia nada escapa al conocimiento de Dios, por lo que el futuro no le es desconocido para Él y por esto supo que el hombre caería en pecado. Simultáneamente Dios planeó la redención del hombre con muchísima anticipación. Jesucristo, su Hijo Unigénito, el Cordero de Dios, sería quien cumpliría con este propósito y por eso permitió que naciera como hombre para enseñarnos, en suma, el camino para la salvación (Hebreos 5:8,9; 2:10). En su plan, Dios preconcibió desde la misma creación del mundo que el Cordero sería sacrificado y éste fue Jesucristo, quien fue inmolado hace dos mil años. Las palabras de San Juan en Apocalipsis 13:8 que dicen: Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Dios creó al hombre y la mujer para que vivieran acomodadamente y para siempre en este planeta. No obstante, desde el inicio de su creación la humanidad ha desobedecido a Dios, para seguir su propio camino, tomando el sendero errado. Adán fue la primera criatura de la raza humana formada por Dios, quien infringió los mandatos del Dios y transmitió el germen del pecado y la muerte a toda su descendencia y por tanto todas y todos pecaron (Romanos 3:23). Un nuevo Adán, Jesucristo el Hijo de Dios, tomó el lugar del primer Adán y pagó el precio del pecado muriendo en la cruz. Sólo el pecado de un hombre se redime o cancela con la muerte, pero para salvar a toda la humanidad se requería que un nuevo padre que suplantara a Adán y muriera por todos, y esto es lo que hizo Nuestro Señor Jesucristo, el Mesías (Romanos 5:8, 17-21). El Señor, Dios, tiene sin lugar a dudas un plan maestro para la humanidad, el cual inicia desde la misma creación del mundo. Aunque Adán pecó y perdió aquel estupendo paraíso, donde Dios lo ubicó, para luego ir a encontrar y vivir en una tierra hostil, El Señor nos ofrece la restauración de aquel paraíso original perdido (Hechos 3:19-21), para que se llene con gente mansa y humilde de corazón, dispuesta a servir a Dios incondicionalmente (Mateo 5:5; Salmos 37:9,11,22,29,34; Proverbios 2:21).

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2.3.1 La primera ley divina: visión eterna de Dios. Podríamos observar, que el plan de Dios para el hombre, era que éste se multiplicara y llenara la tierra y la hiciera un verdadero paraíso en donde el ser humano, hecho a la misma imagen y semejanza de Yahvé, disfrutara de toda cosa buena hecha para él y su prole (Génesis 1:28). Dios formuló para Adán y Eva el mandato de comer de todo árbol del huerto, más no así del árbol de la ciencia del bien y del mal, advirtiéndoles que el día que lo hicieren ciertamente morirían. Este fue el contenido de la Primera Ley Divina supuesta a ser obedecida por Adán y Eva, porque de ella dependían sus vidas. Como visión eterna, la obediencia de esa ley divina traería felicidad y paz con el Creador, pero su violación sería la ruptura con Él. 2.3.2 El primer pecado: desobediencia y rompimiento de valores. La Biblia nos dice que la primera pareja terrenal, Adán y Eva, desobedeció a Dios quien había constituido la primera ley divina o ley suprema, lo que significó que ambos cayeran en pecado y por consiguiente en la muerte. Hubo un rompimiento de valores y a su vez un intermediario que incidió en la desobediencia, la Serpiente, conocida como Satanás, Diablo o Lucifer, quien tentó a Eva para comer un fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, y ella lo ofreció a Adán. Fue la actuación del diablo sacando ventajas competitivas y logrando sembrar un nuevo producto, el de la desobediencia y la muerte en la raza humana. Y es que por la necedad del hombre mismo, la muerte ha seguido reinando. La Biblia en 1 Juan 3:4 dice claramente que todo el que comete pecado infringe también a la ley; pues el pecado es infracción de la ley. El apóstol san Pablo nos indica en Romanos 6:23 que el salario o pago del pecado no es otra cosa que la misma muerte y por eso, todos moriremos algún día (Hebreos 9:27). Pero Dios profetizó que un redentor personal contendría a Satanás y lo vencería, presagiando que habría enemistad perpetua entre las simientes opuestas del mundo, la simiente de la serpiente o los hijos del maligno, y la simiente de la mujer, los hijos espirituales y obedientes. Entonces Yahvé, Dios, dijo a la serpiente (Génesis 3, 14): Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Andarás arrastrándote y comerás tierra todos los días de tu vida. Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú te abalanzarás sobre su talón. A la mujer le dijo (Génesis 3,16): Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos. Con dolor darás a luz a tus hijos, necesitarás de tu marido y él te dominará. Al hombre le dijo (Génesis 3,17): Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu culpa. Con fatiga sacarás de ella tu alimento por todos los días de tu vida. Espinas y cardos te dará, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Porque eres polvo y al polvo volverás.

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Fuera del Paraíso o El Edén, los primeros padres de nuestra humanidad tuvieron dos hijos, uno llamado Caín y el otro Abel, los que fueron representantes de dos simientes o linajes opuestos. Abel, según se lee en la Biblia era justo y en cambio Caín era maligno. Entre ambos se generó una enemistad, la que tuvo su incidencia con la entrega de sus respectivas ofrendas al Señor, en la cual Caín ofrecía el fruto de la tierra y en tanto que Abel lo hacía de los animales de su rebaño, como ofrenda de expiación hecha con fe (Hebreos 11:4; 12:24). El camino de Caín desagradó a Dios quien no aceptó su ofrenda, pero el sacrificio de Abel si fue agradable al Señor, evidencia del favor divino que enfureció el corazón de Caín, por lo cual se levantó y mató a su hermano justo. Satanás pretendió con ello destruir a la simiente justa, que sería de bendición para la humanidad. 2.3.3 Renovación del linaje justo: un nuevo objetivo en ajuste al plan de salvación de Dios. En el plan maravilloso de la salvación, Dios permitió que Adán y Eva tuviesen otro hijo, Set, quien renovó el linaje justo de Abel, teniendo así un sucesor de mente semejante que anduvo por fe y agradó a Dios. Así como aumentó el linaje de Set y la simiente de Caín, el mundo también fue aumentando con gente buena y gente mala. La corrupción del mundo había llegado a su colmo en la simiente de Caín y la maldad del hombre era casi inconcebible, que Dios anunció al fiel Noé su propósito de destruir la tierra para limpiarla de los malvados. El linaje de Noé provenía de Set, Enós, Cainán, Mahalalel, Jared, Enoc, Matusalén y Lamec quien lo engendró. Para este propósito Dios mandó a Noé a construir un arca para que en ella se salvara él y su familia, y por medio de él a la simiente justa. Durante el tiempo de la construcción del arca ningún hombre quería arrepentirse de su mal camino, por lo que Dios propició un juicio divino y decidió la destrucción del mundo a través de un diluvio mundial. Se salvaron solamente ocho personas de Noé, su esposa y sus tres hijos con sus tres esposas, y una pareja de cada especie animal. Pasado el diluvio, en su inmensa bondad Dios hizo una alianza con Noé, indicando que ninguna otra inundación destruiría la tierra y le instruyó para que junto a sus hijos, Sem, Cam y Jafet, llenasen la tierra. Como señal de las promesas de la alianza, Dios colocó en el cielo un arco Iris. Por vez primera la carne de animales fue permitida como alimento y el concepto sagrado de la vida se hizo notar por la institución de la pena capital, con la particularidad de quien derramara sangre de hombre, también su sangre sería derramada. Al considerar este ajuste del Plan de Salvación de Dios para con la humanidad, el mundo tuvo un nuevo inicio bajo la institución de un gobierno humano, siendo el hombre el responsable de gobernar al mundo para Dios. Los hijos de Noé empezaron a multiplicarse y llenar la tierra, pero no pasó mucho tiempo antes que ellos vieran abundar la maldad entre los hombres y las naciones, incitando a una abierta enemistad con Dios. La tierra ampliamente poblada se corrompió y renació el antagonismo entre las simientes opuestas. Para no ser 29


esparcidos construyeron una torre inmensa en el llano de Sinar, la Torre de Babel. Pero Dios decidió confundir las lenguas de los edificadores de la torre, quienes hasta ese momento hablaban un idioma, pero ahora los hombres empezaron a hablar muchos idiomas y dialectos lo que les obligó a esparcirse por toda la tierra. Los varios idiomas existentes pertenecen a tres grandes grupos: Arios, Semitas y Turianos, correspondientes a los tres hijos de Noé: Jafet, Sem, y Cam. 2.3.4 El Tiempo de la Promesa: alianza. Sucedida la dispersión, dos hijos de Cam se dieron a la tarea de fundar imperios, uno de ellos fue Nimrod, quien fundó el primitivo imperio babilónico o caldeo a orillas del río Eúfrates y el otro fue Mizraim, quien fundó el gran centro de la civilización primitiva del imperio Egipcio. En ambos imperios hubo un progreso en la corrupción y en la idolatría que se esparció rápidamente sobre la tierra, deshonrando a Dios y degradando al hombre. En consecuencia Dios dispuso separar una familia de todas las familias de la tierra, para que por medio de ella, Él pudiera preservar la religión pura y sin mácula. El elegido fue Abraham, que nació en la ciudad de Ur de Caldea (según se define como Kuwait), de donde fue llamado por Dios, a pesar que la gente de su época y el lugar de donde provenía eran idólatras, incluyendo a su propio padre Taré, quine estaba manchado con la abominación. Dios mandó a Abraham que dejase su país y su parentela, y que fuese al lugar que le sería mostrado. El mandato fue acompañado con una promesa y una alianza en la cual Dios le dijo que llegaría a ser una gran nación, un gran nombre, y que la tierra de Canaán sería la posesión eterna de su linaje y por medio de él todas las familias de la tierra. Con el llamado de Abraham, Dios comenzó a preparar el mundo para el redentor prometido, proveniente del linaje de la mujer. Fue un nuevo comienzo para el Reino de Dios. En Génesis 12: 2,3 podemos leer de esa estupenda promesa de esperanza para la humanidad: Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre, y tú serás una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En ti serán bendecidas todas las razas de la tierra. En Génesis 13:15 le sigue diciendo: Pues bien, toda la tierra que ves, te la voy a dar a ti y a tu descendencia para siempre, y en Génesis 15:18 se describe que aquel día Yahvé pactó una alianza con Abraham diciendo: A tu descendencia daré esta tierra desde el torrente de Egipto hasta el gran río Eufrates. Así, Dios hizo a Abraham una promesa y alianza que pocos hoy han llegado a comprender en su profunda dimensión espiritual como material. Aquí se ve como Dios quiso y quiere la bendición para la humanidad y de hecho que se cristalizará por la línea de Sem, uno de los tres hijos de Noé, de quien se trazaría la venida de la simiente prometida para la redención de la humanidad y su posterior bendición perpetua. El apóstol san Pablo revelará que la descendencia de Abraham es Cristo mismo, tal a como lo menciona en Gálatas 3:16,29 diciendo que a Abraham fueron hechas las promesas y a su simiente, la cual es Cristo. No es de extrañarse tampoco que el

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evangelista san Mateo comience su diciendo de Jesús: Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham (Mateo 1:1). Algo interesante en esta historia es que había pasado muchos años en espera de la promesa y pacto que Dios había hecho con Abraham, no había señal de la descendencia numerosa y en su impaciencia, Sarai (Sara) la esposa de Abraham, le sugirió que buscara un hijo con su esclava Agar, de quien le nació Ismael, llegando a ser el padre de la raza árabe. Pero el plan de Dios se cumple y así catorce años más tarde, Sarai en su vejez tuvo a un hijo a quien llamó Isaac, siendo el heredero de la fe de su padre y obtuvo una renovación del pacto a Abraham. Isaac tuvo como hijos a Esaú y Jacob. El nombre de Jacob fue cambiado a Israel, que significa Príncipe con Dios. Israel tuvo a doce hijos, siendo José el hijo de su edad avanzada y su favorito, quien fue aborrecido por sus hermanos, los cuales lo vendieron como esclavo y fue llevado a Egipto por los mercaderes medianitas. Pero Dios le bendijo y prosperó, siendo admirado por todo Egipto. Veinte años más tarde una gran hambruna obligó a Jacob con sus hijos, a viajar y establecerse en Egipto a la invitación de José. Después de la muerte de Jacob y José, se levantó un rey en Egipto que no conocía a José, quien alarmado por el crecimiento del pueblo hebreo (israelitas), determinó aplastarles por medio de una cruel opresión y por la destrucción de todos los hijos varones. 2.3.5 La Promulgación de la Ley. En tanto que esa era oscura de opresión nació Moisés, destinado por Dios a liberar a los Israelitas que estaban esclavizados, quien en obediencia a Dios y luego de un proceso de mensajes y signos obligó al Faraón de Egipto dejar salir al pueblo hebreo. La noche en que fueron liberados los Israelitas de Egipto, Dios instituyó la Pascua. El pueblo hebreo marchó hacia la tierra prometida sometido en un inmenso éxodo y al tercer mes de su salida de Egipto, el pueblo Israelita acampó en el Sinaí, donde Moisés fue llamado por Dios a la cumbre del monte para recibir las tablas de la ley, los Diez Mandamientos de Dios, así como las instrucciones para la construcción del tabernáculo o tienda sagrada, que habría de ser la morada de Dios entre ellos. Los Israelitas permanecieron un año en el Sinaí, lo que les permitió organizarse como nación, realizar un censo del pueblo y agruparse según las doce tribus, para posteriormente movilizarse hacia la posesión de la tierra prometida. Al llegar a la frontera, Moisés envió a doce hombres para investigar la tierra prometida, quienes al regresar, dos dijeron que la tierra era buena, pero diez dijeron que no podía ser conquistada. El miedo destruyó la fe y el pueblo rehusó entrar a su posesión prometida, por lo que Dios, en castigo por su incredulidad, les dejó vagar por el desierto durante cuarenta años. Después de treinta y ocho años la nueva generación llegó a Cades, Moisés repitió la ley y repasó las condiciones que acompañaban las promesas y las bendiciones de su entrada a Canaán. Posterior a su mensaje de despedida, Dios lo llamó al descanso, donde manos invisibles le sepultaron en el monte desde dónde él había visto la tierra 31


prometida. A su muerte quedó como sucesor Josué, quien guió al pueblo Israelita hacia Canaán. Al morir Josué, Israel hizo lo malo ante los ojos del Señor y por ello Él los entregó en las manos de sus opresores. En esos momentos históricos con períodos críticos, Dios escogía a algún hombre de las tribus por quien Él pudiera gobernar y ejecutar sus juicios, fueron los llamados Jueces de Israel. Después de varios centenares de años de apostasía, servidumbres, y liberaciones, los israelitas se cansaron del gobierno de los Jueces y demandaron un rey. Reprendidos sobre las consecuencias trágicas de cambiar de gobierno de una teocracia a una monarquía, Dios concedió a los israelitas a Saúl para ser su primer rey. Saúl reinó sobre Israel por cuarenta años, con un carácter que fue marcado por la impulsividad y auto voluntad. Su muerte miserable fue una consecuencia espantosa de su vida. El sucesor de Saúl fue David, quien tuvo el reinado más brillante en la historia de Israel y gobernó por cuarenta años. Unos cuatrocientos años después de la muerte de David, de su linaje salió la simiente prometida para la bendición de la humanidad, Jesús, cumpliéndose así la promesa que Dios hizo con David, cuando le había anunciado que al cumplirse sus días y estuviera dormido con sus padres, Él levantaría después a uno de su linaje, el cual procedería de sus entrañas para afirmar su reino, éste fue Salomón. Yahvé le dijo: Él edificará una casa a mi nombre y yo afirmaré para siempre el trono de su reino (2 Samuel 7:12,13). Ningún rey igualó a Salomón, hijo de David, en cuanto a esplendor y magnificencia. A la muerte de Salomón le sucedieron otros reyes. Durante el reinado de Roboam y Jeroboam vino la división del reino de Israel y el reino de Judá, pues Jeroboam se había corrompido por la idolatría y el pueblo hebreo había sido llevado a la cautividad, yendo el Reino del Norte a Asiria y el Reino del Sur a Babilonia por setenta años durante el reinado de Sedequías. 2.3.6 El Reino de Dios y la nueva alianza: el Evangelio de Jesucristo. Lo anteriormente descrito básicamente ha hecho mención a los textos que comprende el Antiguo Testamento, donde se profetiza la venida del Mesías. Pero el Nuevo Testamento aborda con los Evangelios el Reino de Dios, promulgado por el Mesías, Nuestro Señor Jesucristo y el resto de sus textos sustentan el anuncio del Kerigma y la segunda venida de Cristo. El significado de reino está ligado a la palabra griega Baseileia, que implica autoridad, domino, rey, leyes, y súbditos. Dentro de las alianzas de Dios para con el pueblo hebreo, se sabía que el reino de David sería restaurado por el Mesías esperado. En Hechos 1:6 se deja ver que los discípulos sabían que Cristo era el nombrado Mesías para restaurar el reino y por eso creían que ya estaba cerca su restauración. En Lucas 19:11 leemos que los discípulos hebreos estaban seguros que el reino sería restaurado brevemente, porque veían a su Mesías entrar en Jerusalén, la sede del antiguo reino de David y de sus hijos.

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Conforme al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, en distintos pasajes de su vida hay expresiones sobre el Reino de Dios, como en los textos bíblicos de san Lucas 4:43 y san Mateo 24:14. Puesto que evangelio significa la entrega de buenas noticias, entonces Jesús vino a proclamar las buenas noticias de su reino en la tierra. Las promesas de Dios y las alianzas forman el marco estructural de toda la Escritura, contenida en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Las diferencias principales en las fases de las alianzas se deben al énfasis presentado. Así, por ejemplo, la Alianza con Noé enfatizaba la preservación (Gén. 6-9), pero este énfasis de preservación está también contenido en otras alianzas: (Gén. 15:1; Exo. 19:4; Ap. 7:14). La alianza con Abraham enfatizaba la promesa (Gén. 12-22), la cual también se enfatiza en otras alianzas: (Gén. 3:15; 6:18-20; Exo. 19:5-6; Luc. 24:49). La alianza con Israel en el Monte Sinaí enfatizó la ley (Exo. 20-Num. 10) la cual pertenece también a otras alianzas: (Gén. 9:4-6; 17:1; Mat. 5:17-48). ¿Cuál es la posición de la nueva alianza con relación a las fases de alianzas anteriores? En la nueva alianza profetizada por Jeremías 31: 31-34, todos los propósitos de la alianza de Dios, incluyendo la preservación, promesa, la ley, encuentran su culminación en Cristo, quien es Sacerdote (Heb. 7-10), Profeta y Rey. Cristo coloca todo en orden para reconciliar y reparar las relaciones divinas y humanas, la relación entre Dios y el hombre (Juan 17: 20-23), porque Él es Enmanuel, el Dios con nosotros (Mat. 1:23, citando Isaías 7:14), poseyendo además ambas naturalezas: la divina y la humana (Lucas 1:35). Para ganar la batalla por nosotros, Él vino al campo de batalla de la gran controversia entre el pecado y egoísmo, y santidad y amor (Juan 3:14-17; 2 Co. 5:21) y es la más grande revelación del carácter de Dios (2 Co. 3). La Nueva Alianza establecida por Cristo, el Dios encarnado, llega a ser la escalera entre el cielo y la tierra (Juan 1:55), el puente entre este mundo pecador y el Edén restaurado (Ap. 21-22), y así como las alianzas con Adán y Eva, y con Noé. Pero a diferencia de las alianzas de elección con Abraham y los israelitas, la Nueva Alianza es universal, y Dios la ofrece a toda nación, tribu, pueblo y lenguas (Gal. 3: 28-29). La nueva alianza de Jeremías profetizada para Israel y Judá, fue ratificada por la muerte de Cristo en la cruz (Heb. 9:15-28; Mat. 26:27-28; Luc. 22:20; 1 Co. 11:25), cuando el Evangelio fue dado directamente a los gentiles. Conforme al Concilio de Jerusalén (Hechos 15) los gentiles que no eran circuncisos no necesitaban ser judíos para poder disfrutar de las bendiciones y privilegios de la Nueva Alianza, pero los apóstoles les mandaron a que guardaran los principios morales, no ceremoniales, prohibiendo la idolatría, el comer carne con su sangre, la inmoralidad sexual, los cuales eran requeridos en el libro de Levítico para los que no eran israelitas (Hechos 20-21; 28-29). Son casi dos milenios desde que Jesús, el Cristo, vino a redimir al mundo y son muchísimos los cristianos que no han llegado a saber exactamente para qué vino el Hijo de Dios a este mundo. Es menester indicar lo que San Pablo expone en la carta a los Romanos (15, 8), donde dice que Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres. Jesús vino a decirnos que su Padre cumplirá todas las promesas tarde o temprano. Jesús vino a cumplir con una ordenanza del Padre, la cual era la de proclamar las Buenas Nuevas 33


del Reino de Dios y para poder participar de ese reino, el hombre tenía que convertirse y aceptar el sacrificio de Cristo por él. Por tanto, Jesús también vino a morir por los hombres para abrirles el camino al reino de Dios (Marcos 1:1, 15, 16). 2.3.7 El FODA Espiritual. El mundo creado por Dios, bueno en sus orígenes, se fue corrompiendo sucesivamente por la rebelión del hombre contra el Dios creador. Esta rebelión se originó por dos motivos fundamentales, siendo uno de ellos el deseo de llegar a ser como Dios y el deseo del hombre de ocupar el puesto de Dios para convertirse en el dueño y señor del mundo y de la vida. Esta soberbia y ambición llevó al ser humano a la degeneración, al desorden y a la trasgresión del género humano, suscitando el odio y la muerte del hermano, la venganza, los pecados sexuales, el deseo de ser famoso, entre tantas. Pero Dios que no puede contradecirse en su actuar, elaboró un plan de salvación para la humanidad, para que fuese salva, e intervino con sus promesas y alianzas. Al seguir la analogía del enfoque de planificación estratégica organizacional y del contenido bíblico sobre el plan de salvación de Dios, se elabora el siguiente FODA espiritual para la humanidad: A.

Fortalezas.

A.1

Autoridad y poder de la Biblia. ¾ La divina inspiración, fidelidad y autoridad de las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, como única norma infalible de fe y conducta, sin error en todo lo que aseveran. ¾ El poder de la Palabra de Dios para cumplir su propósito para con nuestra salvación. Su mensaje se dirige a toda la humanidad donde la revelación de Dios en Cristo y en las Escrituras es inalterable. ¾ El Espíritu Santo sigue hablando hoy a través de las Sagradas Escrituras. Él ilumina la mente del pueblo de Dios en cada cultura, para percibir la verdad nuevamente con sus propios ojos, y así muestra a toda la iglesia, más de la multiforme sabiduría de Dios (2 Tim. 3:16; 2 Pedro 1:21; Juan 10:35; Isa. 55:11; 1 Cor. 1:21; Rom. 1:16; Mat. 5:17,18; Judas 3, Ef. 1:17,18; 3:10,18).

A.2

Singularidad y universalidad de Cristo. ¾ Aunque existen diversos acercamientos a la evangelización, se tiene un solo un solo Evangelio: el de Nuestro Señor Jesucristo. ¾ Jesucristo es el Dios hecho hombre que se entregó a sí mismo como único mediador entre Dios y el ser humano. Por Él somos salvos. ¾ Aunque todos los hombres perecen por causa del pecado, Dios les ama y es su deseo que ninguno perezca sino que todos se arrepientan y busquen a Jesús como su salvador. ¾ Jesucristo ha sido exaltado sobre todo nombre: esperamos el día cuando toda rodilla se doble ante Él y toda lengua lo confiese como Señor (Gál. 1:8,9; 34


Rom. 1:18,32; 1 Tim. 2:5,6; Hech. 4:12; Juan 3:16-19; 2 Tes, 1:7-9; Juan 4:42; Mat. 11:28; Ef. 1:20,21; Fil.2:9-11). A.3

Educación y liderazgo. ¾ Cada Parroquia cuenta con líderes de diferentes pastorales, donde se promulga el plan de salvación de Dios para con la humanidad bajo un estilo cristiano de liderazgo, pero no en términos de dominio sino de servicio. ¾ Grupos de catequistas en cada Parroquia de la Iglesia Católica para crecimiento de la fe en la niñez, juventud y adultos, sin metodologías estereotipadas, más bien desarrolladas según las orientaciones Diocesanas y la práctica de la Lectio Divina (Col. 1:27,28; Hechos 14:23; Tito 1:5,9; Mar. 10:42-45; Ef. 4:11,12).

B.

Debilidades.

B.1

Conflicto espiritual ¾ El empeño y la constante batalla espiritual contra los principados y potestades del mal, que tratan de destruir a la iglesia y frustrar su tarea de evangelización mundial. ¾ Los evangelios falsos que tergiversan las Escrituras y colocan al hombre en el lugar de Dios.

B.2

Tentación mundana. ¾ El laico y la laica ostentan una fragilidad humana, particularmente ante las tentaciones mundanas, la lucha del pensamiento y la acción.

C.

Oportunidades.

C.1

Responsabilidad social cristiana. ¾ Compartir la preocupación de Dios por la justicia y la reconciliación en toda la sociedad humana, para la liberación de la humanidad de toda clase de opresión. ¾ La evangelización y la acción social y política como parte del deber cristiano en amor al prójimo y obediencia a Jesucristo: solidaridad y fraternidad. ¾ Denunciar el mal y la injusticia dondequiera que existan, sustentado en el mensaje de la salvación que a su vez otorga un mensaje de juicio a toda forma de alienación, opresión y discriminación. ¾ Recibir a Cristo y nacer de nuevo en su Reino para manifestar y difundir su justicia en medio de un mundo injusto, transformando las responsabilidades personales y sociales, procurando una fe con obras (Hech. 17:26,31; Gén. 18:25; Isa. 1:17; Sal. 45:7; Gén. 1:26,27; Sant. 3:9; Lev. 19:18; Luc. 6:27,35; Sant. 2:26-26; uan 3:3,5; Mat. 5:20; 6:33; 2 Cor. 3:18).

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C.2

La iglesia y la evangelización. ¾ Penetrar en la sociedad no cristiana, llevando el Evangelio por doquier para redimir al mundo. ¾ Identificación con las personas más necesitadas, pero alejado de todo sistema social o político, o ideología humana particular que pretenda manipular este principio (Juan 17:18, 20-21; Mat. 29:19-20; Hech. 1:8; 20:27; Ef. 1:9; 3:9-11; Gál. 6:14,17; 2 Cor. 6:3,4; 2 Tim. 2:19-21; Fil. 1:27). ¾ La evangelización invita a la unidad y a la reconciliación, para que unidos en comunión, trabajar y dar y testimonio del amor de Dios. ¾ Compartir recursos y experiencias de la Iglesia, amándose mutuamente (Juan 17:21,23; Ef. 4:3,4; Juan 13:35; Fil. 1:27; Juan 17:1-23).

C.3

El poder del Espíritu Santo ¾ Como cristianos dar testimonio a la humanidad de que el Padre envió a su Hijo para nuestra salvación. ¾ Renueva cada día a la Iglesia en sabiduría, fe, santidad, amor y poder, y se llena con el poder del Espíritu Santo. ¾ Compartir los dones y frutos del Espíritu Santo en sus fieles, siendo la Iglesia un instrumento adecuado para que el mundo entero oiga la voz de Dios (1 Cor. 2:4; Juan 15:26,27; 16:8-11; 1 Cor. 12:3; Juan 3:6-8; 2 Cor. 3:18; Juan 7:37-39; 1 Tes 5:19; Hech. 1:8; Sal. 85:4-7; 67:1-3; Gál. 5:22,23; 1 Cor. 12:431; Ro. 12:3-8).

C.4

La segunda venida de Jesucristo, quien regresará en forma personal y visible, en poder y gloria, para consumar su salvación y su Juicio.

D.

Amenazas.

D.1

La influencia del maligno: ¾ El surgimiento de falsos profetas y falsos Cristos como precursores del Anticristo final, que trastornen nuestra frágil humanidad ¾ La falta de los gobiernos de asegurar condiciones de paz, justicia y libertad, en las cuales la Iglesia pueda obedecer a Dios, servir al Señor Jesucristo, y predicar el Evangelio sin impedimento. ¾ La falta de garantía de los gobiernos para la libertad de pensamiento y de conciencia, y la libertad de practicar y propagar la religión, de acuerdo con la voluntad de Dios en los términos establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1 Tim. 1:1-4; Hech. 4:19; 5:29; Col. 3:24; Heb. 13:13; Luc. 4:18; Gál. 5:11; 6:12; Mat. 5:10-12; Juan 15:18-21). ¾ El rechazo de que el pueblo tome la armadura de Dios para pelear la batalla con las armas espirituales de la verdad y la oración, para opacar la actividad del enemigo, el maligno, ante las falsas ideologías.

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Capítulo III Naturaleza de la Gerencia Estratégica y Jesús con el anuncio del Reino de Dios en el Plan de Salvación

3.1

Analogía entre el enfoque de Gerencia estratégica organizacional y el contenido bíblico donde Jesús anuncia el Reino de Dios.

La administración estratégica sigue un proceso de evaluación sistemática sobre la naturaleza de un negocio. Define los objetivos a largo plazo, identifica metas y objetivos cuantitativos, desarrolla estrategias para alcanzar dichos objetivos y localiza recursos para llevar a cabo dichas estrategias. Certo (2001) aproxima un concepto de administración estratégica enfocado al proceso que se sigue para asegurar de que una organización posea estrategia organizacional y se beneficie de su uso. Una estrategia apropiada es aquella que satisface mejor a las necesidades de una organización en un momento determinado. Para el éxito competitivo empresarial el Gerente tiene que afrontar los desafíos que se le presentan y basar su quehacer en los procesos de planeamiento y formulación de estrategias, las que luego se derivan hacia la identificación de decisiones y acciones estratégicas en la toma de decisiones para la eficacia organizacional. Al respecto, Sallenave (2003) reconoce que la gerencia estratégica de la empresa moderna, requiere tanto conocimientos técnicos como la comprensión de los factores estructurales, sociales y políticos que le dan forma. El puesto de Gerente Estratégico debe ser desempeñado por una o un profesional que necesariamente sea competitivo, que cuente con amplios conocimientos de gestión gerencial, humana, financiera o comercial, para la conducción estratégica de la organización. Independiente del ambiente donde se desempeñe, el Gerente debe ser certero, cuya experiencia le facilite decidir por donde comenzar, poseer la capacidad para asociar sus conocimientos funcionales para solucionar los conflictos que afronta diariamente, por sencillos que estos sean, y que se relacionan con la conducción estratégica de la organización. Rojas (2005) exhorta, que las empresas u organizaciones no pueden darse el lujo de promover a un funcionario ubicado en determinado departamento o área funcional, para brindarle el puesto de gerente, ni mucho menos si es para la alta gerencia, donde hay que ejercer niveles tácticos funcionales de relaciones industriales, finanzas, mercadeo y producción, hacia los directivos, dado que posee poco conocimientos específicos sobre la gerencia estratégica y por supuesto no conoce con detalle los conceptos, las técnicas, las herramientas y no ha desarrollado las competencias adecuadas y necesarias, para responder adecuadamente por la gestión empresarial. Para la práctica de alianzas estratégicas con otras empresas, siendo consecuente con Mintzberg (1997), el Gerente debe contar con un análisis FODA actualizado de la empresa que muestre las brechas que su organización deber superar para alcanzar los 37


objetivos institucionales. La conformación de un equipo gerencial liderado por el Gerente Estratégico, al realizar el análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (FODA), debe formularse preguntas como ¿podemos cerrar esas brechas?, ¿se superan las brechas si compramos otra empresa?, que en caso afirmativo se debe valorar la disponibilidad del capital para hacerlo y en el caso que disponga, analizar la conveniencia de financiar la adquisición de otra compañía. Parece ser, que dentro de la alianza estratégica con otra compañía, se procura obtener las capacidades que una empresa no tiene y a la que se le entregarán las capacidades que la otra empresa no posee. Análogamente, en la administración y promulgación del Reino de Dios suscitan tres situaciones con las que Jesucristo se encuentra, cuando recibe el llamamiento del Padre a proyectarlo: (i) la situación de una humanidad perdida y condenada a muerte por el pecado; (ii) la existencia de un ser denominado el Príncipe de este mundo, el Maligno, Satanás o el Diablo; y (iii) el territorio donde domina Satanás, al que ha proyectado su ideología y con la que los seres humanos han quedado atrapados formando el Reino de este mundo. Frente a esto tenemos al Mesías, a Jesucristo, quien se identifica con el Reino de Dios. Jesucristo es el Gerente Estratégico por excelencia del Plan de Salvación de Dios y para su implementación utiliza diferentes estrategias, cada una de ellas enseñando las características del Reino de Dios, cuyo mensaje central está polarizado entre su significado -que incluye un misterio y el espectáculo de una inmensa miseria- y la necesidad que presenta la humanidad. Jesucristo es el artífice del Reino de Dios en el Gobierno de Dios, que ofrece a los hombres las bendiciones de ese Gobierno y que se caracteriza por unos principios ideológicos determinados que son justos e idóneos para el ser humano. Hay cuatro aspectos en la predicación de Jesús que se relacionan persistentemente con el Reino de Dios: i) el arrepentimiento; ii) la liberación del pecado y de Satanás, con los corolarios de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte; iii) el llamamiento persistente a buscar el Reino de Dios y pertenecer a él; y iv) los contenidos morales, espirituales, doctrinales, que evidencian, en su aceptación, formar parte del Reino de Dios, y que nos ayudan a permanecer en él. De los conflictos que surgen en la Gerencia Estratégica de este Plan de Salvación de Dios, está la influencia de Satanás en el mundo, tanto a nivel individual como colectivo, hasta el punto de fijar una manera de pensar determinada con sus actitudes, creando también su reino, el cual tiene cierta características fundamentales: (i) la autoindependencia respecto a la Deidad; (ii) la indiferencia en cuanto a la negación de Dios; (iii) el alejamiento respecto de Dios; (iv) unas formas y conductas especificas contrarias al pensamiento divino; (v) la ausencia de doctrinas que ayuden a permanecer en la salvación; y (vi) la ausencia de la necesidad de la salvación. Jesús de Nazaret se encuentra frente a un mundo hostil a Dios que se ha rebelado contra Él, cuyo instigador es el Diablo (Gén. 3:1-6) que introduce la tara del pecado (Mt. 1:21; Jn. 1:29; 8:21, 24, 34; cf. Ro. 5:12) y separa al hombre de Dios, además, lo 38


conduce a la muerte y condenación eterna (Lc. 13:3, 5; cf. Ro. 3:10-12, 23). La devastación de la obra de Dios por parte de Satanás es de tal dimensión, que aun cuando Dios no ha estado ausente -ya que el abandono sería incompatible con una Providencia que ayuda a los pájaros y viste a las flores- se ha desfigurado de tal modo, que aún a pesar de los lazos que pueden unir a Dios con su creación es necesario que el Reino de Dios se haga notorio. La misión de Jesús mediante el Reino de Dios ha de consistir en arrebatar a Satanás su reino, convencer a la humanidad del Reino de Dios devolviendo la imagen correcta respecto de Dios y salvar a la humanidad del pecado que le ata al reino de este mundo. 3.2

La Gerencia Estratégica en las empresas u organizaciones.

De acuerdo con Albretch (1996) la estrategia empresarial se coordina con el plan de acción que ha desarrollado, la administración para posicionar a la compañía en la arena de su mercado, competir con éxito, satisfacer a los clientes y lograr un buen desempeño del negocio. Al considerar esto como punto de referencia, el gerente empresarial impulsa a que la estrategia represente una gama de acciones competitivas y conforme a su nueva misión organizacional, para conducirla a una gestión exitosa. El enfoque estratégico requiere un proceso profundo de adopción de decisiones, porque es necesario seleccionar el futuro definiendo el rumbo adecuado a las necesidades, con base en información, generalmente incompleta, y así se interpreta de Andrews (1997). Este tipo de decisiones no son de fácil adopción, por que identificar y seleccionar un curso estratégico de acción entre todas las opciones posibles es complejo. Tampoco es fácil justificar que entre todas las trayectorias y acciones que se pudieron elegir, se optó por una específica y confiando en que es el mejor camino de posicionamiento. 3.2.1 Actividades gerenciales esenciales. El Gerente estratégico debe dedicar tiempo y realizar a profundidad la formulación del plan estratégico empresarial; debe estar inmerso en toda la organización y ligado a la toma de decisiones operativas. Así, al administrar estratégicamente el plan le implicará que la estrategia guíe todos los pasos de la organización, y en función de ella se adecuen todos los procesos administrativos e incluso la estructura de la organización. 3.2.2 El Gerente ante la estrategia y competitividad. Los términos estrategia y competitividad son dos fenómenos determinantes en el ámbito de los negocios los cuales merecen una reflexión crítica de parte del Gerente estratégico. Lerner (2007) explica que los términos estrategia y competitividad suenan complejos de entender, incluso para aquel hombre de negocios experimentado. El Gerente que considera estos conceptos en su totalidad, seguro ha contemplado los diversos cursos de acción que debe tomar una compañía para incrementar su participación en el mercado, o bien, permitir un acentuado posicionamiento de sus productos en todas sus líneas de negocios.

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Hay que reconocer que la Gerencia Estratégica al estar inmersa en un constante análisis y comprensión del negocio, es una tarea que conlleva un esfuerzo significativo, una tarea que comprende la participación de todas las áreas corporativa e involucra en sí a toda la organización. Por ello, las demandas crecientes y complejas del contexto exigen la existencia de una nueva actitud empresarial basada en una visión integrada que conjugue aspectos económicos, sociales, psicológicos y culturales. Muchos países han puesto en práctica el enfoque de responsabilidad social empresarial, para orientar las utilidades del negocio hacia programas que beneficien a sus trabajadores y a las comunidades aledañas (mejoras de parques, atención en salud y otros bienestares sociales). De aquí se expresa, que para que una estrategia sea exitosa, debe apuntar a un nivel de competitividad que exceda lo meramente económico, ya que cualquier negocio puede rendir ganancias por un periodo de tiempo. El gerente estratégico debe orientar su trabajo hacia la competitividad, eficiencia y productividad, por lo que ha de considerar entre otros aspectos organizacionales: a. La visión que se orienta como una empresa deseada, como una utopía no tan inalcanzable; es la viva interacción de objetivos económicos, sociales, psicológicos a largo plazo. b. La misión definida como el espacio en donde opera la visión, es decir, de qué se trata el negocio y qué recursos técnicos y tecnológicos son empleados en el mismo. c. La estrategia propiamente dicha, que es a como señala Markides (2000) el modo en que la empresa se vincula con los mercados, quiénes son sus clientes, cómo llega a ellos y cómo compite; abarca tanto la estrategia corporativa centrada en los grados de diversificación, internacionalización e integración de negocios y competencias, así como la estrategia específica de cada unidad de negocios. d. Las políticas o marco regulador que guía el accionar de una empresa. e. La cultura empresarial, aquel conjunto de valores, creencias compartidas, y supuestos básicos así como las actitudes y aptitudes que los manifiestan; el leguaje, el comportamiento, y la comunicación. f. Los recursos tangibles fácilmente determinados por los activos fijos, bienes de cambio y dinero. g. Los recursos intangibles como una forma de encarar la estrategia (ofensiva o defensiva, persistente o cambiante) y el alcance que esta posee, es decir, la definición del grado de diversificación deseado y la intensidad con la que interviene cada unidad de negocios en la formulación de la estrategia organizacional.

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h. La organización en sí, su estructura y composición; el modelo de gestión entendido como aquellos criterios empleados para tomar decisiones, el rol de la informática y procesos administrativos. Aunque tales aspectos pertinentes a la organización, anteriormente mencionados, son de la competencia de los Gerentes Estratégicos, muchos de ellos no lo utilizan como fórmula segura para la conducción del éxito empresarial. Para contar con una empresa competitiva y triunfante, es aconsejable utilizar las variables arriba mencionadas, pues cuanto más definida y clara estén las mismas, mayor será la credibilidad organizacional de la empresa, mejor será la operatividad de sus procesos productivos y de negocios, y más logrará orientarse a objetivos específicos. Al interpretar el pensamiento de Betancourt (2006) se puede llegar a que el éxito depende de cómo se logre manipular este extenso conjunto de variables; cómo situar cada elemento (como si fuese una pieza de un tablero de ajedrez) de modo que cada uno cumpla su cometido del modo esperado. La estrategia competitiva será aquella con la cual el Gerente logre llegar a manipular las diversas variables descriptas y sea consistente en su conducción de cómo gestionar el comportamiento organizacional; del modo de orientar la definición y el modelo de negocio a contextos de alta complejidad, es decir, impedir el estancamiento y la obsolescencia de las buenas prácticas de negocio; de administrar el funcionamiento de la estructura organizacional, la toma de decisiones y el empoderamiento; de generar una adecuada interacción entre el modelo de gestión y los sistemas de información, para lograr la implementación efectiva de la estrategia y su retroalimentación; y de la manera de gestionar efectivamente el cambio, identificando sus raíces, percibiendo su sentido de urgencia y administrando concientemente sus consecuencias. Es observable que el afán está en la búsqueda de mejorar continuamente los elementos que componen la cadena de valor de la empresa, cuya interacción activa se da entre las principales áreas funcionales: producción, diseño y mejora de operaciones, finanzas, contabilidad y auditoria, marketing, posicionamiento, comunicación, producto, promoción y distribución, recursos humanos, capacitación y desarrollo. Cuando el Gerente logra definir una estrategia competitiva que cumple con tales características, se aproxima a lo que Kim (2007) ha denominado una estrategia de océanos azules, una estrategia basada en la innovación del valor, cuyo propósito es el combinar estrategias genéricas de liderazgo en costos y de diferenciación, ofreciendo productos a precios estratégicamente accesibles que aseguren la efectiva captación de valor en un espacio no explotado por el mercado, o sea buscar nuevo nichos de mercados. 3.2.3 El Gerente y manejo de la competencia. Hirschhaut (2004) ha plasmado que muchos empresarios e industriales opinan que la competencia es peligrosa, nociva, para sus empresas y les tienen un respeto siniestro a sus competidores. La gerencia de la competencia debe tener como función ejecutar, poner en marcha y supervisar los objetivos que conforman las metas, resultados y 41


actividades de una empresa, donde el Gerente Estratégico que es el líder, delega parte de dichas acciones a su personal. Además, como gerente de la competencia implica conocer a la misma competencia, al producto de la diversificación, la sofisticación y especialización de todos los medios dentro de los cuales la empresa vive o coexiste. El conocimiento de la competencia por parte del Gerente Estratégico va más allá de los límites de saber que los competidores existen, incluye conocer datos como: historia, trayectoria, estadísticas de la industria, gráficos de costos de producción, ventas, personal administrativo, personal gerencial, direcciones, localizaciones, publicidad empleada, datos personales de los directores, rotación de materias primas e inventarios de productos terminados, picos altos y bajos de las mejores y peores temporadas de cada industria, características detalladas de maquinarias, y otros valores de la organización; todo lo cual le sirve para saber en qué posición de ventaja o desventaja está su empresas dentro del contexto nacional e internacional. 3.2.4 Perfil del Gerente Estratégico. La Fundación Drucker (2008) recopila información sobre el Gerente Estratégico, indicando que debe preparase de cara al futuro, ser visionario en cómo prepararse para los colapsos y crear la empresa ágil del futuro, siempre dispuesta a los cambios, la forma de cómo responder a las preferencias de los empleados en materia de liderazgo y así esquivar las turbulencias generacionales, o bien cómo una gran empresa puede prosperar mostrándose pequeña a los clientes y empleados. Agrega que debe buscarse la forma de cómo las organizaciones emplean conocimientos y personal adecuado para formar equipos eficientes, cómo atraer, motivar y retener los mejores empleados. También apunta en cómo ayudar a una organización a generar una cultura triunfadora de alta eficiencia y alta autoestima, cómo aplicar los nuevos conceptos de ritmo y oportunidad para conducir el capital intelectual de la empresa hacia el futuro y cómo las organizaciones deben apoyar la armonización entre el trabajo y la vida, y proporcionar flexibilidad a los trabajadores intelectuales. 3.2.5 El Gerente ante la estrategia y el conflicto. Cuando un Gerente pone en práctica sus estrategias empresariales, por naturaleza sabe que como elemento de gestión está asociada de manera íntima e inseparable al conflicto, y Nava -2- (2004) lo explica como la causa que justifica la razón de ser de la estrategia, como un modelo de pensamiento y acción. El Gerente tiene que saber diferenciar entre la dinámica del conflicto y la dinámica de la estrategia, entender el hecho, que la génesis del conflicto proviene de múltiples engendros, y que la estrategia tiene un solo creador. Los elementos motrices del conflicto son innumerables, tanto impersonales como personales, sin distinción alguna de tiempo, pues el conflicto trasciende las fronteras físicas del tiempo o de espacio. El conflicto es omnipresente e independiente de elementos motrices individuales, nadie puede asumir paternidad sobre el conflicto porque salta cuando menos se espera. Pero la estrategia tiene su paternidad en el 42


Gerente estratégico. Quien desconoce la naturaleza y el carácter del conflicto cae ante él. El Gerente Estratégico debe entender perfectamente que en su competencia también enfrenta conflictos en forma permanente. Por lo tanto el propio conflicto no representa un elemento diferenciador, no constituye en sí mismo, ni una ventaja ni una desventaja, es una variable que adquiere, en última instancia, un valor completamente neutro, y la diferencia sólo puede estar definida por la forma en que los conflictos son enfrentados y tratados por parte de cada uno de los agentes. La ventaja se encuentra asociada de manera íntima a la oportunidad, la cual se busca, no se espera que llegue. Si recordamos del análisis FODA, el DO, ante toda debilidad se debe buscar una oportunidad, también es válida la afirmación que establece que tras todo conflicto existe una oportunidad. Serna (2000) esboza que si el Gerente Estratégico se encuentra en el punto preciso de quiénes tienen el conocimiento y la habilidad para extraer ventajas del conflicto, entonces se convertirá fácilmente en alguien que busca los conflictos porque entiende que entre ellos, precisamente, se hallan las más importantes oportunidades. Todo conflicto tiene una estructura y una mecánica que son asombrosamente simples. En cuanto a su estructura, los conflictos no tienen orden, se presentan de maneras muy diversas y en formas múltiples; son absolutamente atemporales, no se presentan con ninguna consideración de tiempo ni de momento. Cada elemento generador de conflicto tiene un determinado nivel de energía, dependiendo de su carácter, que necesariamente es de carácter negativo. Incomprensiblemente, los conflictos que se producen al interior de las organizaciones son los que usualmente tienen la mayor energía y son los factores más peligrosos de todos. Cuando la organización comienza a sentir ciertas interferencias por los efectos de la competitividad, se percata que existen objetivos incumplidos, recursos afectados, atrasos y postergaciones. Todo esto se convierte de inmediato en un conflicto directo para el negocio y para el bienestar organizacional. El cliente tiene un genuino poder de elegir lo que más le conviene, y esta capacidad de elección se presenta solamente en los escenarios competitivos. Los conflictos nunca son más grandes del momento que aparecen, de lo que pueden llegar a serlo más tarde, una vez que se ha dado el margen necesario para que puedan desarrollarse. Por ello, en lo indicado por Covey (1995) la oportunidad que tiene el Gerente Estratégico de atacar un conflicto con mayor ventaja, se presenta exclusivamente el momento de su aparición inicial. El Gerente Estratégico no puede desconocer que los conflictos siempre presentan síntomas que anticipan su llegada, lo que le permite orientar los esfuerzos para trabajar sobre él. En la manera que el Gerente Estratégico adquiera habilidad para identificar los síntomas que preceden al conflicto, así habrá encontrado el camino más corto para alcanzar y poseer ventaja competitiva sobre el mismo.

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El modelo de Michael Porter -3- (1999) plantea un modelo para el análisis competitivo y la formulación de estrategias de la empresa. Según Porter, toda organización posee una estrategia competitiva sustentada en la combinación de los fines por los cuales se está esforzando la compañía y los medios que esta utilizando para llegar a ellos. De los objetivos de la empresa dependen las políticas para acertar en la selección de la estrategia y desarrollar la estrategia competitiva. 3.3

La gerencia estratégica del Plan de Salvación de Dios por El Mesías.

Administrar el Plan de Salvación de Dios fue previsto por Él mismo desde el Antiguo Testamento, que es rico de contenido sobre el anuncio del Mesías, cuya realización llega la plenitud de los tiempos con el nacimiento de Jesús, Hijo de la Virgen María, expresamente descrito en el Nuevo Testamento. Jesús se convierte en el Siervo de Yahvé, quien gerencia su Plan para con la historia de la salvación. Jesús es el Hijo eterno de Dios que fue concebido por obra del Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Así lo proclama además, el pueblo católico, con el Credo de los Apóstoles y el Credo niceno-constantinopolitano. Los evangelios según Lucas 1, 34 y Mateo 1, 18. 24-25 precisan que la virgen María concibió al Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo, sin conocer varón, es decir, Ella era virgen antes del nacimiento de Jesús y permaneció virgen en el momento del parto y después del parto, sin intervención de varón y que lo engendró incorruptiblemente. El papa Benedicto XVI en su libro “La Infancia de Jesús”, señala que los evangelios según san Mateo y san Lucas, marcan la genealogía del salvador Jesús, y aunque muy diferentes ambos, tienen un mismo significado teológico-simbólico referido a la colocación de Jesús en la historia. Nuestro Señor Jesucristo nació y apareció en público en una fecha precisa, se sabe muy bien quién es y de dónde viene, y que pertenece a una época perfectamente referenciada y a un ambiente geográfico perfectamente indicado. Jesús nació, según el evangelio de san Lucas, en el año 15 del imperio de Tiberio César. Por otra parte, el anuncio del nacimiento, derivado del diálogo entre la virgen María y el ángel Gabriel se ve cómo Dios a través de una mujer busca un nuevo ingreso en el mundo. La virgen María aceptó la voluntad de Dios, trató de comprender y se mostró como una mujer valerosa, de gran interioridad. El testimonio evangélico de la concepción virginal de Jesús por parte de la santísima virgen María, es de gran relevancia teológica, pues constituye un signo especial del origen divino del Hijo de Dios. El que Jesús no tenga un padre terreno porque ha sido engendrado sin intervención de varón, pone de relieve la verdad de que El es el Hijo de Dios, de modo que cuando asume la naturaleza humana, su Padre continúa siendo exclusivamente Dios. En la actuación del plan de la salvación, en la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo, la virgen María participa de forma decisiva, pues fue iluminada interiormente por el mensaje del ángel sobre su vocación de Madre y sobre la conservación de su virginidad. Ella expresa su voluntad y consentimiento y acepta hacerse el humilde instrumento de la virtud del Altísimo. La acción del Espíritu Santo hace que en la virgen 44


María su maternidad y virginidad estén presentes de un modo que, aunque inaccesible a la mente humana, entre de lleno en el ámbito de la predilección de la omnipotencia de Dios. En la virgen María se cumple la gran profecía de Isaías 7, 14: La virgen grávida da a luz (Mt 1, 22-23); su virginidad, signo en el Antiguo Testamento de la pobreza y de disponibilidad total al plan de Dios, se convierte en el terreno de la acción excepcional de Dios, que escoge a la virgen María para ser la Madre del Mesías. 3.3.1 El perfil del Gerente del Plan de Salvación de Dios: Jesús, el Siervo de Yahvé. Jesucristo es Hijo Dios hecho hombre, es la verdad fundamental de la revelación cristiana y de la fe para con la humanidad y la divinidad de Cristo. El título Hijo del hombre resulta significativo para Jesús, pues lo usa frecuentemente hablando de sí, mientras que los demás lo llaman Hijo de Dios. Él se autodefine Hijo del hombre, mientras que nadie le daba este título si exceptuamos al diácono Esteban antes de su lapidación (He 7, 56) y al autor del Apocalipsis (Ap 1,13; 14,14). El título Hijo del hombre procede del Antiguo Testamento, en concreto del libro del Profeta Daniel en 7, 13-14 con la visión que tuvo de noche el Profeta y que narra así: Seguía yo mirando en la visión nocturna cuando vi venir sobre las nubes del cielo a uno como hijo de hombre, que se llegó al anciano de muchos días y fue presentado ante éste. Le fue el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es dominio eterno que no acabará y su imperio, imperio que nunca desaparecerá. La identidad del Hijo del hombre se presenta en el doble aspecto de representante de Dios, anunciador del reino de Dios, Profeta que llama a la conversión. Por otra parte, es representante de los hombres, compartiendo con ellos su condición terrena y sus sufrimientos para redimirlos y salvarlos según el designio del Padre. En su condición de Hijo del hombre Jesús realizó con su vida, pasión, muerte y resurrección el plan mesiánico delineado en el Antiguo Testamento, al mismo tiempo asume con ese mismo nombre el lugar que le corresponde entre los hombres como hombre verdadero, como hijo de una mujer, la Virgen María. La cristiandad proclama que Jesús es el rey de reyes y señor de señores. El evangelista san Juan en 18, 37 nos describe que durante el proceso ante Pilato, Jesús, al ser interrogado por segunda vez si era rey, responde: Tú dices que soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Esta respuesta une la misión real y sacerdotal del Mesías con la característica esencial de la misión profética para el cumplimiento del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. En efecto, el Profeta es llamado y enviado a dar testimonio de la verdad. Como testigo de la verdad él habla en nombre de Dios, como Profeta es la voz de Dios, a como fue la misión de los Profetas que Dios envió a lo largo de los siglos a Israel. La historia de los Profetas del Antiguo Testamento indica claramente que la tarea de proclamar la verdad, al hablar en nombre de Dios, es antes que nada un servicio, tanto en relación con Dios 45


que envía, como en relación con el pueblo al que el Profeta se presenta como enviado de Dios. De ello se deduce que el servicio profético no sólo es eminente y honorable, sino también difícil y fatigoso, es similar a como el marketing cuando se hace la publicidad del producto. Un ejemplo evidente es lo que le ocurrió al Profeta Jeremías, quien encuentra resistencia, rechazo y finalmente persecución, en la medida en que la verdad proclamada es incómoda. Igualmente, Jesús se refirió a los sufrimientos que padecieron los Profetas y Él los experimentó personalmente de forma plena. Estas primeras referencias al carácter ministerial de la misión profética nos introducen en la figura del Siervo de Dios (Ebed Yahvé) que se encuentra en Isaías. Los Cantos de Isaías sobre el Siervo de Yahvé, escritos muchos siglos antes de Cristo, sirven de modo sorprendente para la identificación de su figura, especialmente en cuanto a la descripción del Siervo de Yahvé sufriente, un cuadro tan justo y fiel que se diría que está hecho teniendo delante los acontecimientos de la Pascua de Cristo. Una observación al término Siervo de Dios, se emplea abundantemente en el Antiguo Testamento, como en Abrahán (Gén 26, 24), Jacob (Gén 32, 11), Moisés, David y Salomón, los Profetas. En el libro de Isaías la figura del Mesías emerge como Profeta, que viene al mundo para dar testimonio de la verdad y que precisamente a causa de esta verdad será rechazado por su pueblo, llegando a ser con su muerte motivo de justificación para muchos. Los Cantos del Siervo de Yahvé encuentran amplia resonancia en el Nuevo Testamento, desde el comienzo de la actividad mesiánica de Jesús. Ya la descripción del bautismo en el Jordán permite establecer un paralelismo con los textos de Isaías. Escribe san Mateo en 3, 16 que una vez bautizado Jesús se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios descender como paloma y venir sobre El. En Isaías 42, 1 se dice que he puesto mi espíritu sobre El. También, san Mateo en 3, 17 añade que una voz del cielo decía esté es mi Hijo amado, en quien tengo mis complacencias. Y en Isaías 42, 1 se interpreta que Dios dice del Siervo que es mi elegido, en quien se complace mi alma. Se anuncia al gerente estratégico por excelencia, Jesús, para la relevancia del plan de salvación de Dios con la humanidad. Una exclamación que representa casi una síntesis del contenido del canto tercero y cuarto de Isaías sobre el Siervo de Yahvé sufriente, es lo que narra el evangelista san Juan en 1, 29 cuando Juan Bautista señala a Jesús que se acerca al Jordán y expresa: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Una relación análoga se encuentra en san Lucas 4, 17-19, en el fragmento donde narra las primeras palabras mesiánicas pronunciadas por Jesús en la sinagoga de Nazaret, cuando lee el texto de Isaías: El Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista: para poner en libertad a los oprimidos, par anunciar un año de gracia del Señor. Son las palabras del primer Canto sobre el Siervo de Yahvé según Isaías 42, 1-7 y 61, 1-2. Es la perfecta descripción del perfil del Gerente estratégico por excelencia, Jesús, quien da la relevancia al Plan de Salvación de Dios para con la humanidad.

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Tal a como en los Evangelios, también en el libro de los Hechos de los Apóstoles (3, 13; 3, 26; 4, 27; 4, 30) y en la primera carta de Pedro (2, 22-25), demuestran que la primera generación de los discípulos de Cristo, comenzando por los Apóstoles, está profundamente convencida de que en Jesús se cumplió todo lo que el Profeta Isaías había anunciado en sus Cantos inspirados, que Jesús es el elegido Siervo de Dios, que cumple la misión del Siervo de Yahvé y trae la nueva ley, es la luz y alianza para todas las naciones (He 13, 46-47). 3.3.2 Objetividad del Mesías: en Cristo se cumplen las profecías. El Mesías fue anunciado en la antigua alianza y fue heredado por la generación de los contemporáneos de Jesús de Nazaret, que entraron en la nueva etapa de la revelación divina y quienes siguieron a Jesús lo hicieron porque estaban convencidos de que en Él se había cumplido la verdad sobre el Mesías, el Cristo. Son muy significativas las palabras con que Andrés, el primero de los Apóstoles llamados por Jesús anuncia a su hermano Simón (san Juan en 1, 41): Hemos encontrado al Mesías, que significa el Cristo. Un hecho paralelo es que la sociedad israelita de entonces, tenía difundida una imagen de Mesías al que Jesús no quiso adaptar su figura y su obra, a pesar del asombro y admiración suscitados por todo lo que Él hizo y enseñó (He 1, 1). Es más, según san Mateo en 11, 3 Juan Bautista había anunciado el nuevo bautismo que administraría Jesús con la fuerza del Espíritu cuando se hallaba ya en la cárcel, y mandó a sus discípulos a preguntar a Jesús si Jesús era el habría de venir o se tendría que esperar a otro. Jesús no dejó sin respuesta a Juan el Bautista y de acuerdo a san Lucas en 7, 22, envió a sus mensajeros a decirle lo que habían visto y oído, de que los ciegos veía, los cojos andaban, los leprosos quedaban limpios, los sordos oían, los muertos resucitaban y los pobres eran evangelizados. Con esta respuesta Jesús pretendió confirmar su misión mesiánica y recurrir en concreto a las palabras de Isaías (Is 35, 4-5; 6, 1) concluyendo: Bienaventurado quien no se escandaliza de mí (Lc 7, 23). Jesús evita proclamarse Mesías abiertamente, pues en el contexto social de la época este título resultaba muy ambiguo y la gente lo interpretaba por lo general en sentido político. Por ello Jesús prefiere referirse al testimonio ofrecido por sus obras, deseoso sobre todo de persuadir y de suscitar la fe. Otras citas bíblicas pueden ayudar a fundamentar el cumplimiento de las profecías: san Juan (4, 12; 25-26; 28-29; 7, 27; 7, 31; 9, 22); san Mateo (12, 23; 16, 13-16), san Marcos (8, 27-29) y san Lucas (9, 18-21). Jesús defiende con firmeza esta verdad sobre el Mesías, pretendiendo realizarla en Él hasta las últimas consecuencias, ya que en ella se expresa la voluntad salvífica del Padre cuando expresa que el Justo, mi siervo, justificará a muchos (Is 53,11). Así se prepara personalmente y prepara a los suyos para el acontecimiento en que el misterio mesiánico encontrará su realización plena: la Pascua de su muerte y de su resurrección.

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3.3.3 Posicionamiento del Plan de Salvación y elementos de competitividad para con el maligno, con el anuncio de Reino de Dios por Jesucristo. De la enseñanza de Jesús nace una riqueza muy iluminadora sobre el reino de Dios, que brinda su plena y total realización sobre el futuro cierto de lo que debe venir (Mc 9, 1; Lc 22, 18), donde la oración del Padrenuestro enseña a pedir su venida: Venga a nosotros tu reino (Mt 6, 10). Simultáneamente Jesús afirma que el reino de Dios ya ha venido (Mt 12, 28), e indica que está dentro de vosotros (Lc 17, 21), esto mediante la predicación y las obras de Jesús. El reino de Dios exige una justicia profunda o nueva (Mt 5, 20); requiere empeño en el cumplimiento de la voluntad de Dios (Mt 7, 21), implica sencillez interior como los niños (Mt 18, 3; Mc 10, 15); comporta la superación del obstáculo constituido por las riquezas (Mc 10, 23-24). La Iglesia, que camina a través de los siglos incesantemente a la plenitud de la verdad divina hasta que se cumpla en ella las palabras de Dios (Dei Verbum, 8), pide al Padre en cada una de las celebraciones de la Eucaristía que venga su reino. Vive esperando ardientemente la venida gloriosa del Señor y Salvador Jesús, que ofrecerá a la Majestad Divina un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor la paz (Prefacio en la misa de la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo). Esta espera del Señor es fuente incesante de confianza de energía. Estimula a los bautizados, hechos partícipes de la dignidad real de Cristo, a vivir día tras día en el reino del Hijo de su amor, a testimoniar y anunciar la presencia del reino con las mismas obras de Jesús (Jn 14, 12). En virtud de este testimonio de fe y de amor, enseña el Concilio, el mundo se impregnará del Espíritu de Cristo y alcanzará con mayor eficacia su fin en la justicia, en la caridad y en la paz (Lumen Gentium 36). El evangelista san Marcos en 1, 15 narra que se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Con estas palabras Jesús de Nazaret comienza su predicación mesiánica. El reino de Dios, que en Jesús irrumpe en la vida y en la historia del hombre, constituye el cumplimiento de las promesas de salvación que Israel había recibido del Señor. Jesús se revela Mesías, no porque busque un dominio temporal y político según la concepción de sus contemporáneos, sino porque con sumisión se culmina en la pasión, muerte y resurrección, pues todas son promesas de Dios (2 Co 1, 20). Para comprender plenamente la misión de Jesús es necesario indicar referencias del Antiguo Testamento que proclama la realeza salvífica del Señor: Éxodo (15, 1-18); Salmo (28/29); Isaías (6, 1; 1); Samuel (12, 12-15); Salmos (5, 3; 9, 6; 28/29, 10; 92/93, 1; 96/97; 145/146, 10); Jeremías (31, 31-34); Ezequiel (34, 7-16; 36,24-28); Daniel (7,910; 12, 2-3). Jesús alude a esta esperanza del Antiguo Testamento y proclama su cumplimiento, pues el reino de Dios constituye el tema central de su predicación. Es como el posicionamiento en el mercado de un producto o servicio, que es la manera en la que los consumidores definen un producto a partir de sus atributos importantes, es decir, el lugar que ocupa el producto en la mente de los clientes en relación de los productos de la competencia. Todo lo contrario al Reino de Dios es producto de las actuaciones del maligno, Satanás, lucifer o el diablo.

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Jesús como buen gerente estratégico dentro del plan de salvación de Dios, al comienzo de su predicación nos entrega el llamado sermón de la montaña, que según san Mateo es el resumen programático de todo el mensaje cristiano. Es como el anuncio gozoso de las condiciones que hacen posible el seguimiento del camino del Reino de Dios, trazado por Jesús. El sermón de la montaña es sencillamente, la proclamación de las consecuencias, exigentes y liberadoras al mismo tiempo, de la fe cristiana cuando se vive de veras y por tanto, no constituye el resumen de las normas legales y éticas que rigen la vida cristiana. En cuanto a su contenido, podemos relacionar las palabras de Joachim Jeremías, quien dice que el sermón de la montaña no es ley sino evangelio, porque la distinción entre ambos radica en que la ley pone al hombre ante sus propias fuerzas y le pide que las use hasta el máximo; pero el evangelio sitúa al hombre ante el don de Dios y le pide que convierta de verdad ese don inefable en fundamento de su vida. Son dos mundos. En cuanto a los destinatarios del sermón, Gerhard Lohfink, puede ayudarnos en afirmar que el sermón de la montaña no se dirige a los individuos aislados, tampoco a una elite dentro de la iglesia, ni interpela de forma inmediata al mundo entero. El sermón o discurso es, más bien, la línea directriz de la Iglesia que, como verdadero Israel, tiene que ser sal de la tierra y luz del mundo. En este sentido, el sermón de la montaña es también universal e interpela a todos los hombres, pero sólo a través de la Iglesia, que tiene la obligación de convertir a todas las naciones en comunidades de discípulos. El fragmento del sermón de la montaña que proclama las bienaventuranzas o felicitaciones, es parte de la esencia del programa del Reino de Dios. Este programa propone una completa inversión de valores que, a una mirada superficial, puede aparecer como si constituyera un atentado contra los anhelos más profundos del hombre, contra su dignidad y su plenitud: el elogio de la pobreza, del llanto, del anhelo de justicia, de la mansedumbre, de la compasión, de la pureza, del pacifismo, de la persecución y todo ello, puede causar la impresión de una exaltación más o menos masoquista de las limitaciones humanas, pero analizadas en profundidad, todas estas propuestas de Jesús corresponden a un nuevo modelo de hombre y de comunidad que, lejos de destruir las potencialidades humanas, intenta llevarlas a la máxima realización. El mensaje de Jesús está intrínsecamente ligado a las promesas de Dios, porque el camino del hombre está marcado por una llamada gozosa y grande que es el Reino de Dios, además, porque Él se ha comprometido con la historia humana a sabiendas que en la vida del cristiano no se elimina cierta monotonía y problemas cotidianos. Las Bienaventuranzas son un compendio del buen modo de vivir, tal a como se resume a continuación: ¾ Bienaventurados los pobres: al preferir al pobre se podrá ver el rostro de Cristo en todas partes y aunque esta bienaventuranza no es solamente una invitación al amor, es también una invitación a hacerse pobre de espíritu; tener confianza en Cristo y vivir la fe. Hacerse pobre sin colocar su confianza en las posesiones y en la seguridad que de ellas se deriva.

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¾ Bienaventurados los que lloran: San Mateo recoge una frase de Isaías, para el cual los que lloran son los que lloran por la suerte de Jerusalén, por la ruina del pueblo de Dios. El cristiano hace suyos los problemas del reino y sufre por ellos, sufre por sus propios pecados y porque la Iglesia no está unida. ¾ Bienaventurados los mansos: los mansos se parecen a Cristo, se comprometen anímicamente, suscitan problemas y también incomodidad, pero no recurren a la violencia porque saben que Dios está de su parte; confían su defensa a Dios y tienen mucha confianza en el amor, en la verdad y la justicia. ¾ Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: los profetas esperaban el tiempo mesiánico como una época de justicia; también los pobres podrían por fin comer. El discípulo sabe que el mundo más justo no sólo hay que esperarlo, sino también que hay construirlo pero con fe y serenidad, sabiendo claramente que Dios está presente en la historia de la humanidad. ¾ Bienaventurados los misericordiosos: la misericordia es una característica de Dios; Dios es fiel a pesar de las infidelidades de los hombres. Decían los profetas que Yahvé perdona siempre porque es Dios y no un hombre. El discípulo, que está seguro de ser objeto del amor gratuito de Dios, se convierte en signo de misericordia, extiende el perdón a los otros y no lo retiene para sí. El discípulo vive una solidaridad radical. ¾ Bienaventurados los limpios de corazón: los limpios de corazón son los simples, que no piensan de una manera y obran de otra. Más profundamente, los limpios de corazón son los que se dan sin reservas, los que han quemado todos los ídolos que presenta el mundo. Son los que tienen el corazón limpio y simple, tienen también la mirada luminosa, no ven el mal en todas partes ni sospechan de todos. ¾ Bienaventurados los pacificadores: como siempre el modelo es Cristo, el rey pacífico. Sin embargo, Cristo, el rey de la paz, no vaciló en traer una palabra que divide. No vaciló en hacerse impopular y quedarse solo. Sobre todo no vaciló en perder su paz y su tranquilidad. ¾ Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia: el discípulo tiene que hacer frente además a sufrimientos e incomodidades que le vienen de su decisión por el reino. Más en el fondo de estos sufrimientos encuentra un consuelo; la persecución es el signo de estar del lado de Cristo y en la línea de todos los profetas. Está claro que las bienaventuranzas son un catálogo de temas y no una exposición completa de los mismos. La exposición habría que buscarla a lo largo de todo el evangelio, pero está igualmente claro que las orientaciones fundamentales que apuntan son dos: abrirse al don de Dios por medio de la fe y permitir que este don se extienda a los hermanos y cree una comunidad llena de caridad. Aquí estaría toda la ley.

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Existe la fe del pobre, es decir, de quien renuncia a las riquezas para darlas a los pobres y para estar más disponible para el reino; de quien no confía en sí mismo, sino en Dios y solamente en Dios. Existe la fe del manso, que renuncia a la violencia y a las seguridades de los hombres, que cree en Dios y en la eficacia del amor. Existe la fe del limpio de corazón, que se da a Dios enteramente, sin divisiones, sin reservas; que tiene el alma transparente, capaz de acoger en todas partes la presencia del Señor. Existe el amor del que lucha por la justicia; sobre todo por la justicia en favor del que tiene hambre y sed. Existe el amor del pacificador, que trabaja por la paz, que renuncia a su paz para crear la paz. Existe el amor del misericordioso, que imita la fidelidad de Dios y ama y perdona siempre. Pero también existe la fe y el sufrimiento del que llora por el reino -dentro de cada uno de nosotros, en el mundo y en la Iglesia-, porque no es como debiera ser. Existe el sufrimiento y la fe del que sufre a causa de Cristo. En todo lo anterior hay una constante, la palabra bienaventuranza, que indica alegría, donde la existencia se configura de acuerdo con ellas bajo la perspectiva de una existencia gozosa, de un mejor y no algo peor que se ha de soportar, si acaso, por el premio final. Paradójicamente pudiera significar también un sacrificio, pero al final de cuentas es una bienaventuranza. 3.3.4 Marketing y seducción con el Plan de Salvación: las parábolas de Jesús. Para anuncio y enseñanza sobre el Reino de Dios Jesús llega a las multitudes, paganos y Doctores de la Ley o Fariseos con parábolas, como marketing que facilita la asimilación del Plan de Salvación de Dios. Las parábolas son relatos, historias escuetas, claras, sencillas, y su finalidad es transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar. En todas destaca la pequeñez de los comienzos y el crecimiento progresivo de este Reino, su fuerza regeneradora para los llamados por Dios a la salvación, que alcanzarán si corresponden a esa vocación. Podría hacerse una relación lo que Álvaro Mendoza nos describe en su libro “Los Secretos del Marketing de los Maestros de la Seducción”, donde utiliza un lenguaje sencillo y comparativo de casos del día a día para las personas que se dedican a los negocios. En el Marketing de Seducción, realmente son muchos los agentes de las empresas u organizaciones que se preocupan por cómo conseguir que los clientes lleguen a su sitio, no importa si es dentro o fuera de Internet y hacen hasta lo imposible por llegar a esas personas, más lo importante de todo es que una vez allí, a veces ellos no saben cómo enfrentar a ese cliente que viene para venderle sus productos o servicios con menos esfuerzos. El mensaje de marketing debe penetrar sin ser detectado, ya que al final se pretende contar con un gran poder para reducir la resistencia de sus prospectos con respecto a su producto, ganar la confianza de sus clientes potenciales inmediatamente y hacer que sus prospectos lleguen por sí mismos a la conclusión de que usted es lo que ellos necesitan, así se lograría que sus clientes se sientan emocionados de comprarle a usted.

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De forma análoga, Jesús al emplear su parábolas ejerce una manera de seducción para con los más desposeídos y marginados. De forma sencilla expones el gran producto del Reino de Dios, ofertándolo de manera gratuita y accesible, basta con practicar cada uno de los valores con la fe de que se llegará alcanzar la vida eterna. Las parábolas pretenden exterioriza y desvelar un aspecto fundamental del Reino de Dios, que para el judío de aquellos tiempos era la personificación de la esperanza de salvación y su llegada se aguardaba como liberación, como realización de la paz y la justicia. Sin embargo, Jesús imprime a esta esperanza escatológica una dirección nueva: el Reino de Dios se cumple ahora. Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios, lo que hizo después de un año de recorrer los caminos de Palestina, predicando el Evangelio del Reino y confirmando su doctrina con innumerables milagros, por lo que muchos creyeron. Jesús habla del Reino de Dios con tacto y utiliza parábolas en las que, sin ocultar que está diciendo cosas nuevas incita a los oyentes a interesarse y les advierte: quién tenga oídos para oír, que oiga. Entenderán los que tengan un corazón dispuesto a la conversión a Dios con el rechazo del pecado, también en sus formas más sutiles. Las parábolas de Jesús definen una historia terrena con un significado celestial. En las enseñanzas de Jesús por medio de parábolas, se relatan historias simples interesantes y que habrían de ser recordadas, probablemente para lograr dos cosas: a) para los fariseos y los no salvados, el significado de estas parábolas permanecería como misterios ocultos, sin embargo recordarían estos relatos cuyo significado podría serles revelado con el tiempo; b) para sus discípulos y luego para la Iglesia las verdades serían más claramente comprendidas y serían recordadas por más tiempo mediante el uso de estas parábolas. Los autores de los evangelios sinópticos (san Mateo, san marcos y san Lucas) entendieron que las parábolas de Jesús constituyeron una parte muy importante en su enseñanza. Cuando los discípulos preguntaron a Jesús por qué usaba parábolas para hablar a la gente, él respondió (Mt 13,13): Porque viendo no ven y oyendo no oyen, ni entienden. Jesús está usando un tipo nuevo de lenguaje, para intentar que la gente comprenda un mensaje que no entendían en el habla de manera llana de los profetas. Podría ser pretencioso suponer que la actual humanidad es más inteligente que la existente que escuchaba directamente a Jesús y que nosotros entendemos las parábolas así, a la primera, sin necesidad de aclaraciones. O admitir sin más las interpretaciones moralizantes que se les dan en muchos sermones e incluso en famosos tratados de Padres de la Iglesia. Las parábolas son desafíos permanentes a entrar en un mundo espiritual de nuevos significados. No se puede agotar el significado vital de una parábola, pues en eso radica su genialidad, pues el Maestro consideró el carácter de la Palabra Revelada, pensando no sólo en aquél grupo de discípulos, sino en todos los que vendrían hasta el fin del mundo (Mt 28, 20), pues Él fue el Gerente Estratégico del Plan de Salvación de Dios. Es más, Jesús está dispuesto también hoy, a venir a explicar cada persona de la

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presente humanidad sus parábolas, bajo nuestra higuera, para que también podamos entenderla. Algunas preguntas de fondo que suscitan del contenido de las parábolas de Jesús podrían ser las que se indican en las 20 que se muestran en la Tabla No. 1: Tabla No 1 Preguntas de fondos con las Parábolas de Jesús No. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20

Contenido de la Parábola Semilla para siembra (Mt 4, 5-6) Siembra que crece por sí misma (Mc 4, 26-27) Trigo y cizaña: campo mezclado (Mt 13, 25-31) Mujer que amasa pan con levadura (Mt 13, 33) El comerciante compra una perla fina (Mt 13, 45) Grano de mostaza (Mc 4, 31 Higuera estéril maldecida (Mc 11, 13-21) Campo con tesoro escondido (Mt 13, 43) Oveja perdida (Lc 16, 4-6) Padre del hijo pródigo (Lc 15, 11-32) Administrador que engaña al amo (Lc 16, 1-12) Rico Epulón y Lázaro mendigo (Lc 16, 20-31) Construir una torre, hacer una guerra (Lc 14, 28-32) Banquete del rey para los pobres (Lc 14, 16-24) Diez muchachas que esperan novio (Mt 25, 1-13) Amo que regresa tarde (Mc 13, 34-37) Rey y talentos (Mt 25, 13-24) Amo y los viñadores (Mc 12, 1-10) Obreros esperando trabajo en la plaza (Mt 20, 1-15) Pastor que separa ovejas y cabras (Mt 25, 31-46)

Preguntas ¿Por qué sembrar en campos baldíos? ¿Para qué sirve el trabajo? ¿Por qué dejar que crezca la cizaña? ¿No es peligroso andar con levadura? De que vivirá si lo ha vendido todo? ¿Cómo hablar de un Reino tan pequeño? ¿Qué culpa tiene la higuera? ¿Es honrado comprarlo, engañando a su amo? ¿No es arriesgado dejar solas a las 99 restantes? ¿No es injusto con el otro hermano? ¿Cómo puede ser modelo un corrupto? ¿Se salva el pobre sólo porque es pobre? ¿No son gestos de pura política? ¿No se deshonra al sentarse con los pobres? ¿Por qué no comparten las muchachas el aceite? ¿No ha dado todo poder al mayordomo? ¿No es un rey egoísta y sanguinario? ¿No es cruel entregando a su hijo? ¿No es injusto pagar lo mismo a todos? ¿Cómo se identifica el rey con los pobres?

Desde luego que estas no son las únicas pero son interpretaciones posibles y posiblemente no son las más acertadas, ni las que necesitamos cada uno de nosotros en las circunstancias particulares de nuestra vida. Pero Jesús busca una reacción en el oyente y lo logra con unos finales imprevistos y desconcertantes con sus parábolas, donde algunas rozan lo absurdo, como dejar crecer el trigo con la cizaña causando sorpresa en el oyente. No se puede entender que alguien escuchara una parábola a Jesús y permaneciera impasible ya que cuestionan el orden social, moral y religioso de su tiempo. El mensaje del Reino de Dios como nueva sociedad justa, fraterna y solidaria implica radicalidad en las decisiones, y las parábolas incitan a comprometerse a favor de Jesús y su mensaje, o a rechazarlo. Jesús usó muchas parábolas que nunca fueron registradas y ciertamente no se sabe el número exacto de ellas, simplemente se plasma que con muchas parábolas como esas les hablaba la Palabra del Reino de Dios. Una de las características de las parábolas de Jesús es que son desconcertantes, incluso se plantean situaciones absurdas porque quiere resaltar especialmente algún aspecto o característica del Reino de Dios y cuál debe ser el comportamiento de los hombres. En este escrito se ha venido abordando el Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad, por lo que es menester relacionar las parábolas de Jesús con su enseñanza y verdades acerca de la salvación, las cuales se razonan en: a) Jesús es el

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Salvador que busca y que vino para buscar y salvar a los perdidos; b) La importancia del arrepentimiento con respecto a la salvación es puesto de manifiesto; c) Se enseña la importancia de la salvación; d) Para recibir el perdón, un hombre debe estar dispuesto a perdonar a los demás; y e) Luego que un hombre es salvado, debe ser fructífero. En cuanto a la salvación con su referencia Bíblica se puede hacer referencia a seis parábolas de Jesús: (i) El Buen Samaritano en san Lucas 10:25-37; (ii) El Hijo Pródigo en san Lucas 15:11-32; (ii) El Fariseo y el Publicano en san Lucas 18:9-14; (iv) El Rico Insensato en san Lucas 12: 15-21; (v) Los Dos Deudores en Mateo 18:23-35; y (vi) Los Dos Deudores Perdonados en san Lucas 7:36-50. También Jesús entregó algunas parábolas que enseñan verdades referentes a la oración, indicando que Dios contesta a la oración del creyente, que debe saber esperar a recibir de Él, porque Él ama a sus fieles y les ha prometido contestar sus oraciones. En casos de solicitudes inmediatas o cuando se solicita y ruega con persistencia y a veces la respuesta no llega, no debe ser motivo de desaliento ni de permitir que la fe desfallezca, pues en algún momento llegará la respuesta. Se mencionan entre estas parábolas la del amigo que presta panes a medianoche en san Lucas 11: 5-13 y la del Juez injusto y la viuda importuna también en san Lucas 18:1-8. Las parábolas sobre el Reino de Dios enseñan muchas verdades con respecto al valor de la salvación, de las que sobresalen cinco verdades: a) Jesucristo tuvo que pagar un gran precio para comprar la iglesia; b) El pecador debe renunciar a todo para poder ser salvado; c) Jesús es la única perla de gran valor; d) Existirán en el reino muchos miembros falsos que permanecerán hasta el día del juicio; y e) La iglesia tendrá un pequeño comienzo pero disfrutará de un tremendo aumento. De las parábolas sobre el Reino de Dios se agrupan cinco: El trigo y la cizaña en san Mateo 13:24-30 y 36-43; La semilla de mostaza en san Mateo 13:31-32; La levadura escondida en la harina en san Mateo 13:33; El tesoro escondido en san Mateo 13:44; La perla de gran precio en san Mateo 13:45-46; y La red en san Mateo 13:47-48. En cuanto al regreso de Jesús, Él enseñó muchas parábolas que ilustraron y pusieron énfasis sobre muchas verdades referentes a su venida. En la medida en que se lean estas parábolas, se notará la importancia de las siguientes verdades: a) Hay una certeza definida referente a su regreso; b) Ningún hombre sabe el momento exacto; c) Él puede llegar a cualquier hora; d) Jesús exhortó a Sus discípulos una y otra vez de estar listos; e) Ciertas cosas son necesarias para poder estar listos: aceite en el recipiente, lámparas con mechas parejas y encendidas y vestimenta de boda. Se enseñó un orden definido de acontecimientos para el final de los tiempos con el conocido juicio final, donde Jesús vendrá de nuevo a juzgar a vivos y muertos. De las parábolas que se agrupan en este tema están: La gran cena en san Lucas 14:15-24; El vestido de bodas en san Mateo 22:1-14; El hombre que viaja lejos de su casa en san Marcos 13:34-37; La higuera en san Mateo 24:32-33 y san Marcos 13:2829; Los siervos vigilantes en san Lucas 12:35-40; Las vírgenes prudentes e insensatas en san Mateo 25:1-13; Los talentos en san Mateo 25:14-30; Las minas en san Lucas

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19:11-27; Los obreros de la viña en san Mateo 20:1-16; Las ovejas y los cabritos en san Mateo 25:31-46; y Los labradores malvados en san Mateo 21 :33-46. Al hacer referencia sobre el ejercicio de vida vocacional por parte de religiosos y religiosas, las parábolas tienen una agrupación particular y en aras de interpretar y ordenarlas, según los evangelios sinópticos que presentan san Mateo, san Marcos y san Lucas, se entrega un compendio de cinco agrupaciones a como sigue: a. La llamada o vocación: la invitación (el sembrador), el gozo de ser llamados (el tesoro), estar dispuestos a pagar un precio (la perla); la auto aceptación y aceptación de los demás (la cizaña), el Dios viene a buscarlos (la oveja perdida) y la Integración, plenitud (la dracma perdida). b. La respuesta (compromiso, promesas): el cambio de pensar (los obreros de la viña), la pobreza (el rico malo y Lázaro); la castidad (el espíritu inmundo), la obediencia (los dos hijos); la oración y acción (el amigo inoportuno) y la oración y celebración (el juez inicuo y la viuda). c. El seguimiento gozoso (comunidad): la fiesta de la comunidad (el hijo pródigo), el don de los hermanos (el buen samaritano), vivir en la Verdad (el fariseo y el publicano), la renuncia y fiesta (los invitados al banquete), el sentido de la vida (las diez doncellas) y la misericordia y tolerancia (el siervo sin entrañas). d. El seguimiento exigente (ministerio): transformar el mundo (la levadura), el testimonio, primera misión (la lámpara), leer los signos de los tiempos (la higuera), aceptar los riesgos (los talentos), lo útil y lo inútil (la red) y usar todos los recursos (el administrador infiel). e. El seguimiento hasta el final (plenitud): lo bueno crece en la vida religiosa (el grano de mostaza), la gracia transforma al religioso (la semilla que crece sola), la altas aspiraciones (la medida), la otra oportunidad (la higuera estéril), dispuestos a darlo todo (los viñadores homicidas) y el deber cumplido (el mayordomo). En cuanto a la llamada vocacional, todos los hombres y las mujeres tienen algo en común, y es que han recibido la llamada a la vida, han sido invitados a recibir la Palabra del Señor para fructificarla y aunque la llamada es común, las maneras de responder a ella son diferentes. Estas personas son como campos dispuestos para que el labrador, con la ayuda del cielo, cultive los frutos que estime convenientes. Por su parte, la respuesta de comprometerse es siempre costosa, significa que a partir de ese momento se debe estar dispuesto a actuar no de acuerdo a sus instintos, sino siguiendo los dictados de una voluntad que se mantiene fiel a sí misma. Como respuesta a seguir a Jesús significa desprenderse de los bienes materiales, ya que pueden dificultar la marcha vocacional, más bien es asociarse con la pobreza, la cual está íntimamente ligada al evangelio de muchas maneras. La obediencia de corazón es la expresión y deseo de hacer la voluntad del Padre. Dios les ofrece y otorga ayuda espiritual que se canaliza a través de cauces bien conocidos 55


en la tradición cristiana: la oración y los sacramentos, y especialmente en la Eucaristía. Como seguimiento gozoso del llamado de Jesús, de un modo u otro, las y los religiosos son llamados a vivir en comunidad y es menester considerar que no pueden desarrollarse plenamente en soledad y vivir con otros es una necesidad para llegar a ser plenamente personas. El Reino de Dios no viene a establecerse sobre el vacío, sino sobre una realidad ya existente que es el mundo en el que ven muchas limitaciones, muchas injusticias y carencias de solidaridad. Un mundo que necesita ser transformado y salvado, para que realmente los ciegos vean, los cojos anden y anunciar a los pobres la Buena Nueva (Lc 7, 22). Qué sueño más lindo sería el ver a la Iglesia unida, sería el signo más claro de que el Reino de Dios estaría en marcha, estaría ya al alcance de la mano. Las religiosas y los religiosos son los primeros que intentan leer los signos de los tiempos, detectando qué ocurre hoy, qué necesita la comunidad y qué mensaje entregarle cuando se le anuncie el Reino de los Cielos. Desde luego, la vida consagrada a Dios no exime vivir en un mundo global lleno de amenazas y a la vez de posibilidades, sobre el cual se deben adaptar tomando lo mejor de cada situación y ponerlo todo al servicio del Reino. Si el encuentro con el prójimo permite el desarrollo de sus personalidades, el contacto con el otro universal facilita la creación de una mentalidad nueva, donde es menester llevar el evangelio a todas las gentes (Mt 28, 19). En un mundo en el que la gente lucha por los primeros puestos, resulta difícil comprender que la mayor grandeza está en el servicio a los demás. El Señor llegará y recompensará con creces cada dedicación a la vida consagrada, mejor aún cuando se cree que Dios otorgará esa plenitud que no se puede alcanzar aquí en la tierra. 3.3.5 El Gerente ante el conflicto y el manejo de la competencia: la lucha contra el demonio y los espíritus malignos. 3.3.5.1

La lucha por el posicionamiento espiritual.

La primera cosa que tenemos que saber en esta lucha espiritual es lo que el apóstol San Pablo le exhortó al Pueblo de Efesios en el Capitulo 6:12 de Efesios: No estamos luchando contra gente de carne y huesos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro. El Demonio es una criatura creada por Dios, lo que indica que en su origen fue bueno. La Escritura nos dice que su nombre era Luzbel, es decir luz bella. Diferentes comentaristas de todos los siglos lo identifican como el ángel más bello, el cual debido a esa extraordinaria belleza se llenó de soberbia y se reveló contra Dios, siendo así arrojado de su presencia para siempre. Luzbel no aceptó el supremo dominio del Señor y se constituyó así en el adversario de su Creador, levantando su gran grito de rebelión y de batalla, no serviré (Jer. 2, 20) seré igual al Altísimo (Is. 14, 14). Muchos Ángeles le siguieron en su orgullo. Se dice que hasta un tercio de ellos (ver Ap. 12, 4). Pero en ese momento otro gran Arcángel, san Miguel, igual en belleza y gracia que el arrogante 56


Lucifer, se postró ante el Trono de Dios y en un acto de adoración profunda opuso al grito de batalla de Lucifer, uno de amor y lealtad: ¿Quién como Dios? Podemos decir que en la lucha espiritual que se desarrolla desde el Génesis hasta el Apocalipsis, se encuentra implicado el demonio, como un auténtico adversario. Su inteligencia angelical supera grandemente la nuestra, por lo que su acción es temible y su poder busca únicamente desorientar, deprimir y finalmente destruir. Cuando hablamos del demonio nos encontramos ante el misterio del mal y de la perdición eterna. Como seres humanos tenemos que conocer a nuestro enemigo, Satanás, y he aquí una lista de nombres que encontramos en la Biblia identificándolo y enseñándonos mucho sobre su persona: a. En Ezequiel 28:1-19 e Isaías 14:4-23 nos hablan del origen de Lucifer o Luzbel o Lucero quien era ángel de Luz. b. Satanás como adversario, oponente, enemigo. c. Diablo o acusador, calumniador, mentiroso. d. Serpiente para enfatizarse en la astucia, la maldad y el engaño. e. Dragón lleno de ira destructora, despiadado, asesino. f. Belcebú o príncipe de los demonios. g. Dios de este mundo o la era, periodo, mundo como sistema opuesto a Dios. A su vez se nos presentan algunas características del enemigo: a) tiene inteligencia, así lo indica san Lucas en 11:24 cuando señala que ellos pueden entrar y salir, hacer planes y actuar a nivel estratégico; volveré a mi casa de donde salí; b) toman decisiones (san Lucas en 11:25) y pueden evaluar a sus victimas; c) ven que la casa está barrida y adornada; d) hablan, tal a como lo narra san Mateo en 8,28 en Gadara, cuando los espíritus hablan con Jesús; e) tiene fuerza y dice que se llama legión (Mc 5,9) y en Lc 11:26 busca otros peores que él. Algunos de estos demonios son jefes de las colonias de espíritus, según nos enseña el Libro de Daniel capitulo 10:12-14. Por su parte, san Mateo en 12:29 dice ¿Cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes si primero no lo ata? El hombre fuerte es el jefe de la colonia. Los demonios se agrupan jerárquicamente y por ello es bueno recordar siempre la promesa de la Biblia en 1 Juan 4:4: Más poderoso es el que vive en mí que el que está en los que son del mundo. Cada ser humano, creyente y no creyente, por ser espiritual tiene que estar en guerra espiritual para no dejar caer el plan de salvación de Dios. Es decir, en el plano espiritual de nuestra vida, hay lucha constante contra poderes malignos. Satanás y sus espíritus malignos luchan contra la extensión del Reino de Jesús, y emplea muchos medios para destrozar la obra de Jesucristo. Pero Satanás en sí no es poderoso, utiliza medios como el miedo, el engaño y la confusión por mencionar algunos, para tratar de destruirnos.

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3.3.5.2

Perfil de la competencia: un ángel caído.

El demonio es un ángel caído que no perdió su inteligencia, sino que la utiliza para el mal, pues es muy superior a la nuestra. Aunque el demonio no sabe el futuro, lo vaticina según sus conocimientos con gran inteligencia. Tiene la particularidad de conocer nuestras actitudes y nuestros asuntos, por ello no es de extrañar que pueda entonces hacerse buenas ideas del futuro. El demonio o Satanás resulta ser como la mafia, que enreda y atrapa a su presa con promesas y después se las cobra; y como todo mentiroso, puede decir alguna verdad para atraparnos cuando le interesa. Al igual que los especialistas en mercadotecnia que pueden seguir varias estrategias de posicionamiento, Satanás trabaja sigilosamente en posicionar su producto con base en el mal, promoviendo los atributos específicos del producto, la tentación, mostrando las necesidades que satisfacen los beneficios, las ocasiones de utilizarlo, la comparación con los valores del reino de Dios y si fuera poco otorga una amplia gama de tentaciones para seducción. Su ventaja es que ofrece lo fácil sin valor de mercado, proporcionando una cantidad mayor de placeres y facilidades que le justifique ganarse un alma. Satanás con su aparente ventaja competitiva o diferencial caracteriza a la tentación con una marca, que los alejados de Dios consideran conveniente, aunque totalmente distinta de las Bienaventuranzas que como competencia se sustenta en los valores del Reino de Dios. La tentación tiende como fuente generadora de atracción pagana y como ventaja competitiva lleva al ser humano a la muerte eterna. Podríamos suponer que ante tales promociones, que dificultan clarificar una real ventaja competitiva, el hombre o la mujer tendrá que elegir cuál de ellas usará para vivir la vida eterna. Deberá distinguir lo que Satanás ofrece como competencia del Reino de Dios, según los siguientes criterios: la importancia, lo distintivo, lo que es superior, lo comunicable, lo preferente, lo asequible y lo rentable. El demonio obra en este mundo de tantas maneras aunque ejercita su acción de dos modos básicos, uno por medio de la seducción y otro por medio de la constricción. La primera forma de obrar del demonio es lo que se conoce como la tentación y consiste en incrementar en la persona el deseo, presentando por medio de engaños, una realidad que es en sí misma mala y destructora, pero que sabe esconder muy bien bajo la apariencia de un bien. Esto se puede ver claramente tanto en el paraíso con Adán y Eva, como en las tres tentaciones a Jesús en el desierto a quienes les ofrece, el poder, el placer y la gloria. Es la manera como engaña y atrapa a sus víctimas para llevarlas al pecado, que en ocasiones pude incluso llevarlas hasta hacer un pacto con él, a fin de tener todo cuanto le ha sido ofrecido. Esto en principio aparece como un bien, pero pronto se desenmascara descargando sobre su víctima todo su odio, destruyendo su vida y todo cuanto tiene a su alrededor. Una intención de este escrito es dejar saber y recordar, que Satanás no tiene amigos, solo esclavos, él es tan hábil que sabe desestabilizar el alma y llevarla a sus terrenos del mal, como el espiritismo, curanderismo y en general la búsqueda del conocimiento al margen de Dios, en donde fácilmente pude ir teniendo mayor participación en su vida 58


hasta incluso llegar a la posesión. La Biblia previene sobre las prácticas de Satanás en los textos de Levíticos (19,26.31; 20,27), Deuteronomio (18,10-11) y Primera de Reyes (28,7.9-10.13). No debe menospreciarse las astucias que los demonios ofertan para caer en el pecado, más bien se debe estar atento ante cada acto o situación que sea contraria a los designios de Dios. Se debe saber que Satanás ha sido despojado, desarmado y se le ha quitado todo poder porque Jesús ya lo venció, cuando en su vida pública expulsó demonios y otorgó a sus creyentes la autoridad sobre ellos. Dios ha dejado medios para reprender y expulsar a Satanás de cada vida, pues él está vencido y vive engañado. Se crea o no, la humanidad vive en una constante guerra espiritual. Para tener éxito en la guerra espiritual es menester utilizar con poder y autoridad el nombre de Jesucristo. En San Marcos 16:17 el mismo Jesús nos dice que en mi nombre expulsarán demonios, pues el nombre de Jesús lleva consigo toda la victoria de la cruz y la resurrección. La segunda manera de ejercer autoridad es usando la Palabra de Dios, tal a como en se expone en Efesios 6:17 al recomendar tomar el yelmo de la salvación y que la Palabra de Dios sea la espada que le da el Espíritu Santo. Igualmente en la primera carta de San Juan 3:8 menciona que para esto apareció el hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Y es que la Palabra de Dios tiene poder para purificar la mente y deshacer las ataduras del maligno. La tercera manera es revestirse del poder del Espíritu Santo a como expresa san Lucas en el libro de los Hechos 1:8: recibirán poder, un poder que da la capacidad para ejercer la misión con toda la autoridad que Jesús ha otorgado. En el capítulo 12 verso 28 del evangelio según san Mateo, Jesús dijo que por el Espíritu de Dios echaba fuera los demonios. San Pablo hace una exhortación en Efesios 6:18 que siempre rueguen y pidan a Dios guiados por el Espíritu. La cuarta manera utiliza lo dicho en la primera carta de san Pedro 1:18-19: Y ustedes saben muy bien que el costo de esta salvación no se pagó con cosas corruptibles, como oro o la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo. A todo espíritu inmundo se le recuerda que por la sangre de Jesús derramada en la cruz, él fue derrotado y la humanidad obtuvo el perdón de los pecados. Es a como dice el libro de Apocalipsis en 12:11: Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero. El quinto medio para reprender a Satanás de nuestras vidas está reflejado en el Libro del Apocalipsis 12:10: Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios. El enemigo trata de desacreditar al creyente ante Dios, y ante la humanidad trata de desacreditar a Dios, diciendo que Dios no existe, que Dios no es Digno de confianza. Pero San Juan en 14:9 escribe que Jesús dijo Yo soy el camino, la verdad y la vida, solamente por mí se puede llegar al Padre. Nuestra confianza debe estar siempre en Dios, el que cree en Dios nada le falta y si se permanece en su hijo Jesús se cumplirá la promesa que Él dijo (san Juan 8:31): si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

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Los demonios reconocen en Jesús al buen Gerente Estratégico del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. Satanás sabe que Cristo es el Hijo de Dios, por ello su legión siente que es inferior a Él y por tanto le está sujeto. Con su interpelación acerca del tiempo en que serán atormentados los demonios, reconocen el fin de los tiempos en que Dios interviene a favor del hombre, poniendo término al domino de Satanás. Son los tiempos mesiánicos, tiempos escatológicos, tiempos del Reino de Dios. Ha llegado la hora en que comienza a ser vencido el poder de Satanás, no hay sitio para él en un lugar donde ha entrado el poder salvífico de Dios. Liberarse de Satanás, es el triunfo de la salvación de Dios que siempre es más fuerte. El poder de Dios obra en la persona de Jesús de Nazaret, en su palabra y sus gestos al liberar al hombre de todo mal, pero sobre todo con su muerte y resurrección. El cristiano y la comunidad eclesial debe mostrar con su vida y conducta que por la comunión con Cristo Jesús y su gracia ha vencido al maligno en su existencia y las manifestaciones del mal como la mentira y el odio, injusticia y soberbia. El cristiano debe ir de victoria en victoria, porque Jesús venció con la fuerza del amor y de la cruz al mal para siempre. 3.3.5.3

Jesús el Gerente del Plan de Salvación ante la estrategia y el conflicto: la posición del diablo en la historia de la salvación.

El diablo odia a Dios y por eso no puede amar nada y ni a nadie, por lo que se esfuerza en separar al hombre de Dios, es decir, combate contra el Reino de Dios, contra el poderío de Dios. El pecado ha entrado en el mundo traído por el hombre, quien fue seducido por el diablo envidioso (Ro 5, 12). Del pecado se deriva la muerte y todo pecado está en relación con el diablo. El pecador se somete al diablo cuando deja de obedecer a Dios y el diablo puede considerar al pecador como ser semejante a él y como obra suya. El diablo es el señor del mundo pecador (Efesios 2, 1) y el príncipe de este mundo (Jn 12, 31). El diablo es el señor del mundo del pecado, de la muerte y de la enfermedad, es decir, del mundo de la discordia, de la desgracia, del odio, de lo absurdo, de la injusticia (Hebr. 2, 14). Los hombres de las tinieblas, del odio, del egoísmo son hijos suyos. El diablo en su actividad, enfoca su actuar para ser considerado como enemigo de Dios y de los hombres, tal a como con claridad se describe en el libro de Job del Antiguo Testamento, cuando en la narración de sus penalidades el Diablo o Satanás quiere demostrar ante Dios que la piedad de Job no es sincera, que no hay verdadero temor de Dios. Dios creó al hombre para la inmortalidad y le hizo a imagen de su naturaleza, pero por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen. En el libro de Génesis capítulo 3, la serpiente miente y calumnia lo mismo que Satanás e infunde desconfianza y siembra confusión. Dios había prohibido que el hombre comiese del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal; la serpiente habla de que Dios prohíbe comer de cualquier árbol del paraíso. Con su mentira complica la

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situación, y miente, mezclando la verdad con la mentira, fundándose ahí el éxito de sus mentirosas insinuaciones. La lucha del diablo contra el Reino de Dios, contra el poderío de Dios en la Creación, contra el amor y la fe del hombre va aumentando en fuerza, esto conforme se va acercando el momento en que el Reino de Dios entrará con Cristo en la Historia del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. El diablo se esfuerza por destruir a Cristo y su obra valiéndose para ello de medios, tales como la astucia, la falsedad, la mentira y la fuerza bruta. Cristo ha venido al mundo para aniquilar la obra del diablo. Cristo no está sometido a su poderío y por eso, la venida de Cristo significa para él la ruina total. El diablo sabe que ha llegado la hora de su derrota (Mc. 23-28). Los malos espíritus saben lo que significa la venida de Cristo y presienten quién es Cristo, notan oscuramente que ha llegado la hora en que terminará el dominio de la maldad (san Marcos capítulos 1, 3, 5 y 7; san Mateo capítulos 8, 9 y 15; y san Lucas capítulo 6). Los espíritus malos tratan de defender su señorío esforzándose por inducir a Cristo a que renuncie a su misión, el mejor Gerente Estratégico del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. Cuando Cristo se prepara en el desierto para comenzar su actividad pública, el seductor se acerca a él y lo tienta tres veces. En una de ellas, el Diablo manda que unas piedras se conviertan en pan; en la segunda el diablo incita a Jesús a que haga un milagro espectacular, insinuándole que se arroje desde lo alto del templo; y en la tercera, el diablo ya no le propone que instaure el reino de Dios sirviéndose de medios humanos, quiere que lo substituya por un reino de este mundo, que trueque a Dios por la Creación, que ponga al diablo en el lugar que le corresponde a Dios, y en esta ocasión Cristo lo rechaza con violencia. El dominio del diablo sobre el hombre alcanza el grado supremo en los posesos, en quienes paraliza la voluntad y actividad humana. Los posesos se hallan bajo el dominio de poderes extraños que tratan de perjudicarles por todos los medios posibles. En los posesos habita el diablo de modo que frente a ellos Cristo se halla cara a cara con su enemigo. Pero es bueno entender que el odio, la impureza y el egoísmo, no pueden subsistir en el fuego del amor, en la luz de la pureza. La luz expulsa las tinieblas. Cristo es el enemigo y el vencedor del diablo, por eso tiene que luchar contra todos los esclavos y siervos del diablo. El diablo dispone de muchos representantes terrenos. Los escribas y los fariseos y todos los engañados por ellos tienen que rechazar a Jesucristo porque son hijos del diablo (Juan 8, 44). El diablo siembra la incredulidad en sus corazones, endurece su corazón. Más aún, el diablo es profeta y padre de la mentira (Juan 8, 44), ciega y confunde sus espíritus hasta el punto de que según ellos Cristo es un diablo, y sus palabras no serán sino blasfemias e insinuaciones diabólicas (Juan. 7, 20). Jesús reprocha a los judíos su vida pecaminosa, la superficialidad de su religiosidad, les dice que es su vida y su salud; y los judíos replican que Jesús está poseído por los diablos (Juan. 8, 48, 52) y que no se debe escucharle (Juan. 10, 20).

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El diablo ciega a los hombres para que no vean la gloria de Cristo y para que no se conviertan a la fe en Cristo (2 Co. 4, 3). La infidelidad es comunidad con el diablo del mismo modo que la fe es vida de comunidad con Cristo (2 Co 6, 4-16) Tras los cultos paganos se ocultan los demonios. El cristiano está sometido a los ataques y persecuciones de Satanás, por tanto tiene que contar no sólo con el mal que se deriva de la libertad del hombre y con la inclinación al mal derivada del pecado del individuo y de todo el género humano, sino también con un ser personal malo, que quiere y busca el mal por amor al mal. Tiene que contar con esta funesta fuerza y tiene que combatirla (Efesio 6, 11), no mediante poder externo, sino por medio de la vigilancia y de la oración (1 Pedro 5, 8) El que cree en Cristo no vive con miedo a los demonios, ya que nada pueden éstos contra él si él mismo no lo quiere (Efesios 4, 27). El que vive en la fe y la humildad es invencible (Santiago 4, 7). No hay poder satánico alguno que sea capaz de separarnos de Cristo (Ro. 8, 39). Y de aquí las siguientes palabras: la tradición cristiana nos enseña que el príncipe de las tinieblas sabe bien que ha sido vencido; sabe bien que lucha por una causa perdida. Por consiguiente, el cristiano puede sentirse completamente superior al diablo y de ningún modo necesita temerle. El desprecio que los santos han manifestado por el demonio está en abierta oposición con su humildad y la desconfianza en las propias fuerzas. Hasta puede decirse que el burlarse del diablo es una forma de sano sentido católico de la vida. Sólo para el que no sabe observar bien pasará desapercibido lo que en realidad significa el hecho de que el católico se toma la libertad de ridiculizar al diablo. El mundo irredento teme a los malos espíritus. Aunque el culto del diablo no es muy frecuente, es bien cierto que está muy generalizada la veneración de ocultos poderes malignos. El verdadero cristiano no tiene nada que ver con Satanás. El servicio de Cristo y la servidumbre bajo Satanás son cosas que se excluyen como el día y la noche. El príncipe de las tinieblas no dispone de poder alguno sobre el alma cristiana. No puede ni perjudicarla ni seducirla. 3.3.5.4

El Gerente y la oferta de la competencia: la tentación de Satanás a Jesús.

La eficiencia y eficacia de un buen gerente es observada por la competencia, y trata de comprarlo ofreciéndole mayores atributos que quizás su empresa no le facilita. De Manera análoga, en la gerencia del Plan de Salvación de Dios, Jesús es tentado por Satanás. El evangelista san Marcos narra el ayuno y las tentaciones de Jesús con grande concisión y sobriedad, pero es completado con lo que dicen los otros evangelios sinópticos en san Mateo 4, 1-11 y san Lucas 4, 1-13. Con el bautismo recibido de Juan, el Espíritu Santo mora plenamente en Cristo y se le da potestad para vencer a Satanás. Jesús durante los cuarenta días de ayuno en el desierto se somete a pruebas y tentaciones antes de entrar en el Reino de los cielos. En la escena de las tentaciones, Satanás trata de desviar a Cristo del auténtico Mesianismo, lo invita hacia mesianismos terrenos y políticos, de exhibicionismo y comodidad, y aun idolátricos. Cristo, que no tiene otro alimento que la voluntad del Padre, la obediencia y la gloria del Padre, y por ello rechaza a Satanás. El demonio 62


ignoraba la divinidad de Jesucristo y Cristo se hizo conocer de los demonios en la medida que creyó conveniente, no por lo que es, la vida eterna, sino por ciertos afectos temporales de su virtud, por los que aquellos conjeturaban que Cristo era Hijo de Dios. Cuando se dice que después que tuvo hambre el tentador llegó a Él, es que el diablo no se hubiera atrevido a tentar a Cristo si no hubiera reconocido en Él, por la debilidad del hambre, lo que es propio del hombre. Cristo quiso ser tentado después del bautismo, porque, como dice San Hilario, las tentaciones del diablo se redoblan principalmente en nosotros después de santificados, puesto que le agrada más triunfar de los santos. El Señor fue tentado por Satanás cuarenta días y cuarenta noches y lo tentó de lo leve a lo más grave, estrategia con la que procede el enemigo. El demonio lo tentó sobre lo que apetecen los hombres, por espirituales que sean, a saber, sobre el sustento de la naturaleza corporal por medio del alimento, llevó la tentación a lo que ya no es propio de los hombres espirituales, sino de los carnales, esto es, a codiciar las riquezas y la gloria del mundo hasta el despreció de Dios. Por esto en las dos primeras tentaciones dijo: Si eres Hijo de Dios; pero no en la tercera, la cual no puede convenir a los hombres espirituales, que son por adopción hijos de Dios, como en las dos primeras. A estas tentaciones resistió Cristo con los testimonios de la ley y no por la potencia de su virtud, a fin de honrar más por esto mismo al hombre y castigar más a su adversario, al ser vencido el enemigo del género humano, no por Dios, sino por el hombre. En las tentaciones se esforzó el demonio en llevarle del apetito de un pecado a otro pecado; y así, del deseo del alimento se esforzó por que cayese en la vanidad de hacer milagros sin motivo; y del deseo de la vanagloria procuró inducirle a tentar a Dios por medio de la caída en el vacío. . Se visualizan tres materias en las tentaciones de Cristo. Una de ellas es la gula, que con usar de lo necesario para el sustento no constituye pecado de gula, pero que puede pertenecer a este vicio, cuando el hombre hace alguna cosa desordenada por el deseo de este sustento, de cualquier forma se procura el alimento milagrosamente, pudiendo recurrir a los medios humanos para sustento de su cuerpo. La otra es la vanagloria, cuando frecuentemente se busca por medio de la humillación exterior, la gloria que proviene de la alabanza que merecen los bienes espirituales. La jactancia puede existir no sólo en el esplendor y en la pompa de las cosas corporales, sino también en las mismas inmundicias del lodo, que para significar esto, el diablo aconsejó a Cristo que se arrojara corporalmente en el vacío para buscar la gloria espiritual. La tercera es la ambición, situación cuando se apetecen desordenadamente las riquezas y los honores del mundo, o bien cuando se hace algo deshonesto por obtener una ambición aconsejada por el diablo y que al obtener tales bienes es la maldad mayor y lo más contrario a Dios. 3.3.6 El Gerente ante la alianza estratégica: Cristo y el sacrificio de la Nueva Alianza. A lo largo del Antiguo Testamento se hizo cada vez más claro que el significado de religión no es una filosofía acerca de ideas, sino una historia del Dios que vive con su 63


pueblo. Todo depende de cómo el pueblo escuche a Dios, reciba su mensaje y a sus mensajeros, y responda a él. El Nuevo Testamento pone aún más de manifiesto la imposibilidad de reducir fe y moral a un sistema de leyes o a una filosofía de ideas. Al hablar de una alianza con Cristo hace referencia al pacto de vivir en comunión con Dios y en formar una comunidad aquí en la tierra. Una comunidad que esté consolidada sobre rocas y que así nunca decrezca en ese compromiso mutuo. Toda la historia bíblica es una historia de salvación. En el Antiguo Testamento el mensaje de salvación en Jesucristo llega gradualmente a través de la Antigua Alianza. La revelación divina se plasma en el Nuevo Testamento, el cual tiene como argumento central a Jesucristo. Las promesas del Antiguo Testamento se han cumplido en y por Cristo, y sobrepasan la posesión de la tierra para apuntar al Reino de Dios en el Nuevo Testamento. El Reino ha venido con Cristo y los efectos de la Nueva Alianza son muy superiores a los de la Antigua. Dios habita entre los hombres y pone en sus corazones su espíritu. El Reino de Dios se incoa con la primera venida de Cristo en la humildad de la carne, con la que se realiza la redención del género humano y se instaurará definitivamente tras su segunda venida o Parusía. Jesucristo es el Mesías anunciado por los profetas. En el centro del Nuevo Testamento se halla Cristo, el hijo de David, el hijo del hombre, el Hijo del Dios viviente. Ésta es la novedad de la ética cristiana, que el Padre nos lo ha dado todo y en verdad se ha entregado a sí mismo a nosotros al enviarnos a su Hijo amado, su palabra encarnada. Pues de su plenitud todos nosotros hemos recibido gracia por gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés; por Jesucristo vino la gracia y la verdad. A Dios nadie lo ha visto jamás, solamente el Hijo único, el que está en el seno del Padre, Él es quien lo dio a conocer y mediante Él vamos estableciendo las bases de nuestro amor y entrega. La Alianza es el concepto clave y tema constante del Antiguo Testamento. El pueblo de Israel ha sido llamado a la alianza y responde al llamamiento con la moral de la alianza, a través de vivir libremente en fidelidad con la alianza. En los textos de la Biblia Cristo fue anunciado como alianza del pueblo. La Iglesia Universal o Católica, considera que la Nueva Alianza se da cuando durante la cena Pascual, Jesús instituye la Eucaristía y el Sacerdocio. La Eucaristía es el núcleo de toda la vida sacramental en la iglesia y en cada misa se repiten los gestos y las palabras de Jesús expresadas en la cena Pascual. Por esto, la Eucaristía es por excelencia el sacramento de la unidad realizada por Cristo. Como profeta de Dios, Jesús, durante tres años predicó el Evangelio a los hombres (Lc 7,16), mostrándose entre ellos poderoso en obras y palabras (Lc 24,19). Cristo proclamó la Palabra divina y consumó su obra salvadora con el sacrificio de su vida, el Sacrifico de la Nueva Alianza. Jesús entiende su muerte como un sacrificio de expiación, por el cual, estableciendo una Alianza Nueva con plena libertad, entrega su vida, su cuerpo, su sangre, para el rescate de todos los hombres (Catecismo 13621372, 1544-1545). De sus palabras y actos se deriva claramente su conciencia de ser el Cordero de Dios, que con su sacrificio pascual quita el pecado del mundo. Que así lo

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entendió Jesús nos consta por los evangelios, pero también porque así lo entendieron sus apóstoles. Todo se da cuando llega la plenitud de los tiempos y después de treinta años de vida oculta de nuestro Señor Jesucristo, la sagrada escritura lo menciona como el Mesías de Dios (Lc 9,20), el Hijo del Altísimo, el Santo (Lc 1, 31-35), nacido de mujer (Gál 4,4), nacido de una virgen (Is 7,14; Lc 1,34), enviado de Dios (Jn 3,17), esplendor de la gloria del Padre (Heb 1,3), anterior a Abraham (Jn 8,58), Primogénito de toda criatura (Col 1,15), Principio y fin de todo (Ap 22,13), santo Siervo de Dios (He 4,30), Consolador de Israel (Lc 2,25), Príncipe y Salvador (He 5,31), Cristo, Dios bendito por los siglos (Ro 9,5). El sacrifico de la Nueva Alianza es Cristo, quien murió por nosotros (Ro 5,8; Gál 2,20) y por eso ahora en Él tenemos la redención por la virtud de su sangre, la remisión de los pecados (Ef 1,7; Col 1,20). El sacrificio de la vida humana de Jesús gana en la cruz la salvación para todos, Él es la víctima propiciatoria por nuestros pecados y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo (1Jn 2,2). De este modo, nuestro salvador ha vencido en la humanidad el pecado y la muerte, y la ha liberado de la sujeción al demonio. Así fue como despojó a los principados y potestades, y los sacó valientemente a la vergüenza, triunfando de ellos en la cruz (Col 2,13-15) con la cual efectivamente Cristo ha destruido por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo (Heb 2,14). La misericordia de Dios con los pecadores, la solicitud paternal de su providencia, la locura del amor divino, la misteriosa naturaleza íntima del mismo Dios, se revelan ante todo y sobre todo en la cruz de Cristo, esa cruz que se actualiza en el sacrificio litúrgico de la misa, porque tanto amó Dios al mundo que le entregó su Unigénito Hijo (Jn 3,16). La cruz del Señor, actualizada cada día en la Eucaristía, es el sello de garantía de todo lo cristiano. No es posible ser discípulo de Cristo, no es posible seguirle, sin tomar cada día la cruz (Lc 14,27). Es bueno recordar que en el mismo sacrifico de la Nueva Alianza está presente la Virgen María, cuando san Juan nos dice en 19, 25 que junto a la cruz de Jesús estaba su madre. Ella se une tan indeciblemente a Cristo por el amor, que durante la Pasión puede decirse que es insultada, tentada por el demonio, abandonada por los discípulos, azotada y despreciada, y al igual como su Hijo ella también sufre pavor y angustia, pensando sobre todo en la posible suerte de los réprobos. Finalmente, la lanza del soldado que inserta en un costado del cuerpo de Cristo, ya muerto e impasible, también la atraviesa a ella, que está viva, porque es su Hijo. Lo anterior puede ser análogo al caso de marketing cuando se busca el posicionamiento de un producto o servicio, que se refiere básicamente a la manera en la que los consumidores definen este producto o servicio a partir de sus atributos importantes, es decir, el lugar que ocupa el producto en la mente de los clientes en relación de los productos de la competencia. Así, al pie de la cruz, la virgen María llega a ser la madre de los creyentes en Jesús, la madre de la Iglesia católica.

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3.3.7 Liturgia eucarística del Sacrificio. Cuatro relatos nos han llegado sobre la celebración primera del sacrificio de la Nueva Alianza, es decir, sobre la institución de la eucaristía. Los dos primeros, de san Mateo y san Marcos son muy semejantes y expresan la tradición litúrgica judía de Jerusalén llevada por Pedro a Roma. Los dos segundos testimonios, representan más bien la tradición litúrgica de Antioquia difundida en sus correrías apostólicas por san Pablo y san Lucas. San Mateo en 26,26-28 dice: Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo. Y tomando un cáliz y dando gracias, se lo dio diciendo: Bebed de él todos, que ésta es mi sangre, del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión de los pecados. San Marcos en 14,22-24 expresa: Mientras comían, tomó pan y bendiciéndolo, lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, éste es mi cuerpo. Tomando el cáliz, después de dar gracias, se lo entregó, y bebieron de él todos. Y les dijo: Ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Por su parte, san Lucas nos narra en 22,19-20: Tomando el pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: Éste es mi cuerpo, que es entregado por vosotros; haced esto en memoria mía. Asimismo el cáliz, después de haber cenado, diciendo: Éste cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. San Pablo en su Primera carta a los Corintios (11,23-26) dejó escrito: Yo he recibido del Señor lo que os he transmitido; que el Señor Jesús, en la noche en que fue entregado, tomó el pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía. Y asimismo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre; cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria mía. Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que Él venga. La institución de la Eucaristía se da durante la cena del jueves santo, la que realiza el Señor con la entrega del sacrificio de su cuerpo y de su sangre, anticipando así la forma litúrgica del pan y del vino, la entrega física de su cuerpo y de su sangre, la que se cumplirá el viernes en la cruz. Se corrobora aún más en su acción ritual conforme a la tradición judía del rito pascual, donde el Señor toma el pan, da gracias a Dios (bendice), parte el pan y lo reparte entre los discípulos; son gestos apuntados en la multiplicación de los panes (san Juan 6,11) o en las apariciones de Cristo resucitado (san Lucas 24,30 y la pesca milagrosa en san Juan 21,13). Lo trascendental es el llamado cordero pascual, Cristo, quien ha sido inmolado (1Co 5,7) para la salvación de todos. En la cena eucarística Cristo establece una Alianza Nueva entre Dios y los hombres, que es sellada no con sangre de animales sacrificados en honor de Dios (narrado en el Antiguo Testamento), sino en la propia sangre de Jesús, cuando expresa que este cáliz es la Nueva Alianza en su sangre. Por esto, la alianza del monte Sinaí queda definitivamente superada por la alianza del monte Calvario (Ex 24,1-8 y Heb 9,1-10,18).

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Capítulo IV La Iglesia asegura el cumplimiento del Plan Estratégico de Dios: el Plan de Salvación La Iglesia Universal o Católica fue instituida por Jesús para perseverar a través de los tiempos y dar cumplimiento a su Plan de Salvación para la Humanidad. El Evangelio según san Mateo (16, 18-19) señala que Jesús edificó su Iglesia a través de san Pedro, el primer Papa de la Iglesia Católica otorgándole las llaves del cielo y todo poder. El eco que la vida de la Iglesia levanta cada día, es testimonio de que ella a pesar de todo está viva en el corazón de los hombres, incluso de aquellos que no comporten su doctrina y no aceptan su mensaje. Como dice el Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium, 9, la Iglesia, que debe extenderse a todos los pueblos, entra en la historia humana, pero rebasando a la vez los límites del tiempo y del espacio, y mientras camina a través de peligros y tribulaciones, es confortada por la fuerza de la gracia divina que el Señor le prometió, para que a pesar de la debilidad humana no falte a su fidelidad absoluta, antes bien, se mantenga esposa digna de su Señor y no cese de renovarse a sí misma, bajo la acción del Espíritu Santo, hasta que por la cruz llegue a la luz sin ocaso. Según el plan de Dios, que congregó a quienes miran con fe a Jesús como autor de la salvación y principio de la unidad y de la paz, la Iglesia ha sido fundada por Él a fin de que sea para todos y cada uno el sacramento visible de esta unidad salvadora. Una figura preponderante para la existencia de la Iglesia lo constituye la santísima virgen María, quien vino a constituirse en su Madre, así como madre de la humanidad cristiana creyente. Un rasgo de gran relevancia lo constituye el hecho que sin la existencia de la virgen María no habría existido Cristo, el Hijo de Dios, y el Plan de Salvación de Dios habría fracasado. 4.1

La Virgen María madre de la Iglesia y su presencia en el Plan de Salvación.

El evangelio según san Juan (19, 26-27) confirma que Jesús mismo dijo desde la Cruz antes de morir: Mujer, he ahí a tu hijo y luego dice al discípulo he ahí a tu Madre, y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. El Papa Pablo VI al dirigirse a los padres del Concilio Vaticano II declaró que María Santísima es Madre de la Iglesia, la madre de todos los hombres y especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, puesto que es Madre de Jesús por la Encarnación. Así vamos cumpliendo la profecía de la Virgen María que dijo: me llamarán Bienaventurada todas las generaciones (Lucas 1, 48). La virgen María es madre de la Iglesia porque, al ser Madre de Cristo, es también madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, que forman con Cristo un solo Cuerpo Místico. Jesús nos dio a su Madre por madre nuestra en la persona de san Juan y el discípulo la acogió como Madre.

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La Virgen María culmina el adviento de la humanidad y anuncia la aurora de la salvación, Ella es la Estrella del mar que guía y conduce a Cristo, que atrae irresistiblemente hacia Él, hacia la Iglesia, hacia los Sacramentos, hacia el bien, hacia la santidad. Dios quiso que la virgen María estuviera presente en la historia de la salvación precisamente concebida por Yahvé, que cuando decidió enviar a su Hijo al mundo, quiso que llegara a nosotros naciendo de una mujer (Gálatas 4,4) y de este modo lo comunicara a toda la humanidad. Por tanto, la virgen María se encuentra en el camino que va desde el Padre a la humanidad como madre que nos da a todos al Hijo Salvador. Al mismo tiempo, se encuentra en el camino que tienen que recorrer los hombres para ir al Padre, por medio de Cristo en el Espíritu (Efesios 2,18). Dios quiere que todos los hombres se salven (Tes.4, 3). Dios Padre, por amor, quiere y decreta la salvación del hombre por medio de Jesucristo, nacido de la Virgen María por obra del Espíritu Santo: Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer para redimir al mundo, para que recibiéramos la filiación divina (Ga. 4,4). Los tiempos de Dios marcan la plenitud de su amor, de su misericordia, de la salvación. San Juan en 1,14, 3,16 expresa que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros; más adelante (3,16) dice que tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo único, Jesús, nacido de María Virgen por obra del Espíritu Santo. Consecuentemente, Jesucristo nos congrega en la Iglesia por la redención y la gracia de su nacimiento a través de la bienaventurada virgen María. Con la Virgen María se cumple el tiempo redimido, tiempo nuevo de reconciliación y paz. El hombre redimido es el hombre nuevo que podrá ser constructor de la nueva civilización en la verdad y el amor. La Virgen María al engendrar a Jesús, engendra espiritualmente a la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. La Iglesia, instituida por Jesús, comienza a caminar visiblemente el día de Pentecostés, bajo la presencia de la Virgen María, quien es tipo y modelo de la Iglesia en la peregrinación hacia la consumación de los tiempos, es decir, hacia la Iglesia Celestial. Y es que el linaje de Jesús se remonta desde el tiempo de la creación de la humanidad, esto cuando se echa un vistazo a su genealogía, la cual es dada en dos lugares de la sagrada Escritura, siendo uno de ellos el primer capítulo del evangelio según san Mateo, quien traza la genealogía como un linaje primario desde Abraham hasta Jesús y el otro lugar es el evangelio según san Lucas, capítulo 3, versos 23-38, quien traza la genealogía desde Jesús hasta Adán, que toma en consideración los casos de matrimonios por levirato. No obstante, en atención a estos conceptos, la mayoría de los eruditos bíblicos conservadores asumen que san Lucas registra la genealogía de la virgen María y san Mateo registra la de san José. La genealogía descrita por san Lucas marca el nuevo comienzo del mundo inaugurado por Jesús, el nuevo Adán, se alude a la presencia de la virgen María y a su concepción virginal. San Lucas se remonta hasta Adán para significar que no fueron aquellos quienes regeneraron a Jesús en el Evangelio de la vida, sino éste a aquéllos. Así también, el nudo de la desobediencia de Eva (su incredulidad) se desató por la Fe y obediencia de la Bienaventurada María.

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4.2

La Virgen María y el Plan de Salvación de Dios.

La historia de la redención demuestra que Dios ha contado con colaboradores de cualquier condición, construyendo así las obras transcendentales plasmadas a través de los siglos. Es decir, el Plan de Salvación de Dios se ha venido implementando a lo largo de la historia de la humanidad por medio de sus Patriarcas, Profetas, santos y santas (gerentes de operaciones), pero fundamentalmente con la llegada del Mesías, Jesús, el gerente estratégico por excelencia. Desde el Génesis (3,15) tuvo providencia de predilección para con la santísima Virgen María anunciándola casi antes que al mismo Redentor. Primero anuncia a la mujer y luego a su descendencia. Posteriormente, entre los signos mesiánicos va salpicando las profecías con rasgos delicados, que ponen en los corazones las primeras confianzas marianas. Incluso, hasta su virginidad maternal estaba desde siglos amorosamente delineada (Isaías 7,14), como signo profético del Emmanuel. Llegada la hora de los hechos, en el secreto de la naturaleza silenciosa, como ensimismado en su mejor obra, Dios comienza por poner plenitud efectiva de gracia en las raíces mismas de la existencia personal de María Virgen, y le envía al ángel a anunciarle que era llena de gracia ante los ojos de Dios y que daría a luz a El Salvador (san Lucas 1,26). Posiblemente fue Ella la última en enterarse, aunque se estremeció en su humildad sincera y en su virginidad profunda elevada. La predestinación divina suele obrar así, nada Dios improvisa, pero cuida mucho de mantener la sencillez y humildad de sus escogidos. Lo que de humano la virgen María ofreció al Verbo en su maternidad física para encarnarse y poder redimirnos, cualquier mujer lo hubiera ofrecido igual. No está allí toda la grandeza sobrenatural de la Virgen María, ni todo el valor de su colaboración personal, sino en el modo y condición personal con que Ella lo ofrece y Dios mismo la compromete. La Virgen María dio a Cristo la redención casi hecha, al darle naturaleza de víctima propicia y agradable a Dios, al darle condición de sacerdote, consanguinidad de redentor y mediador con toda la humanidad, y con su maternidad resultante en el que Jesús es cabeza de la Iglesia. Dios no consintió pecado en el alma y la vida de la Virgen María, ya que Él la llamó llena de gracia y siendo la única mujer mencionada como tal en la sagrada escritura. La predestinación de María Virgen a la gracia santificante, venía medida en los designios divinos por una excepcional colaboración de Ella a la redención de toda la humanidad, y con Jesús la redención para la humanidad (Ro 5, 12-21), pues Ella desarraigó el pecado desde el primer instante. Cada vida tiene condiciones mediatizadas por el pecado y en la medida que éste se posicione en cada ser, en esa misma medida disminuye la colaboración personal con Cristo para la acción de su gracia en otras almas. Por ello, la condición de cristiano, testigo y apóstol, tiene que ser un medio y una exigencia de santificación personal, que debe calibrarse siempre a la luz de la responsabilidad que se tiene en ayudar a salvar a tantos hermanos en la fe.

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El documento Lumen Gentium (numeral 60) del Concilio Vaticano II subraya que la misión maternal de la virgen María hacia los hombres, de ninguna manera obscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia, lo que se aclara además con la encíclica Redemptoris Mater (n. 38), donde expresa que la mediación materna de la virgen María es mediación en Cristo. En el Concilio Vaticano II se explica que todo el influjo salvífico de la bienaventurada Virgen María en favor de los hombres, no es exigido por ninguna ley, sino que nace del Divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, de ella depende totalmente y de la misma saca toda su virtud, y lejos de impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo (Lumen Gentium, 60). Toda la cooperación de la virgen María en la salvación está fundada en la mediación de Cristo y está orientada esencialmente a hacer nuestro encuentro con Él más íntimo y profundo. La Iglesia no duda en reconocer abiertamente esta función subordinada de la bienaventurada María, la experimenta continuamente y la recomienda al amor de las y los fieles, para que se unan más íntimamente al Mediador y Salvador (Lumen Gentium). 4.3

La Iglesia Universal instituida por Jesús para la gerencia del Plan de Salvación de Dios.

La palabra Iglesia viene del griego Eklesia, significa asamblea, convocación y designa a la asamblea del pueblo, en general de carácter religioso. En el lenguaje cristiano, la palabra Iglesia designa no sólo la asamblea litúrgica, sino también a la comunidad local, a toda la comunidad universal de los creyentes. La Iglesia como Pueblo de Dios tiene como identidad la dignidad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo y como ley el mandamiento nuevo de amar al prójimo como el mismo Cristo nos ha amado. La iglesia ha sido prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza. La iglesia se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos. El evangelio de san Mateo en 16, 18-19 nos indica: Y ahora yo te digo, tú eres Pedro, o sea piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, que los poderes del Infierno no podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos, todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos. El Señor Jesús, como excelente gerente estratégico del plan de salvación de Dios, comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Nueva, es decir, la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Sagradas Escrituras. La Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo, por ello el Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la consumación del Reino. Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la Tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia. La Iglesia es por su misma naturaleza, misionera enviada por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas discípulos suyos (Mt 28,19-20).

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Para realizar la misión de la Iglesia, el Espíritu Santo la construye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos. La Iglesia recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios. Ella constituye el germen y el comienzo de este Reino en la Tierra. Hasta el día que Cristo vuelva glorioso, la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios. Aquí en el mundo, ella se sabe en exilio, lejos del Señor (2Co. 5,6; Lumen Gentium 6). La comunidad cristiana de los primeros años, marca la figura esencial de lo que debe ser la Iglesia, es decir, toda comunidad cristiana, la que se distingue por escuchar y meditar la Palabra del Señor; partir el pan, misterio de muerte y resurrección de Cristo, presente en la Eucaristía; vivir y estar juntos, formando un cuerpo fácilmente visible e identificable; testimoniar por todas partes que Jesús ha resucitado y es el único Señor y Salvador; dedicarse a los pobres y desvalidos, imitando a su Señor, que siendo rico se hizo pobre; afrontando y corrigiendo con amor los problemas internos, según el Espíritu; y asumiendo los apóstoles la función y ministerio de pastores. Como parte de sus características, la Iglesia sustenta su profesión de Fe con el Credo, donde los cristianos hablamos de cuatro atributos inseparables de la Iglesia, que indican sus rasgos esenciales y su misión, según la voluntad de Cristo. La profesión de fe del credo católico dice acerca de la Iglesia que es: a.

Una: pues tiene un solo Señor, confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo, forma un solo cuerpo vivificado por un solo Espíritu, orientado a una única esperanza a cuyo término se superan todas las divisiones.

b.

Santa: ya que Dios Santísimo es su autor y Cristo su esposo quien se entregó por nosotros para santificarla. El Espíritu de santidad la vivifica, aunque esté formada por pecadores; en los santos brilla su santidad y en la virgen María que es ya la enteramente santa.

c.

Católica: que quiere decir universal; anuncia la totalidad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los hombres; abarca todos los tiempos; es por su propia naturaleza, misionera.

d.

Apostólica: dado que está edificada sobre sólidos cimientos, los doce apóstoles de Cristo, es indestructible; Jesús prometió estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28,20) y se mantiene infaliblemente en la verdad; Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el Colegio Episcopal.

4.4

La misión de la Iglesia dentro del Plan de Salvación: evangelizar al mundo.

El encantador evangelio según san Marcos, otorga como mandato final de Jesucristo, dentro del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad, las siguientes palabras: Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura, quien crea y se bautice se salvará; y se podría agregar que el que se resista a creer se condenará. Es 71


por el bien de la humanidad que la Iglesia se encuentra ante un deber ineludible de evangelizar. La predicación del Evangelio, la Fe y el Bautismo están entrelazados que no se pueden separar, pues sin predicación no hay fe, sin fe no hay bautismo y sin bautismo no hay salvación. ¿Qué debe hacer entonces la Iglesia? ¿Qué debe hacer cada comunidad cristiana? ¿Qué debe hacer cada bautizado? Sin duda alguna las respuestas se enfoca a ser instrumentos fieles en la mano de Jesucristo, para llevar a todas y todos el misterio de la salvación, continuar la misión que el mismo Jesucristo trajo al mundo recibida del Padre y para la cual lo llenó el Espíritu Santo, cuando lo ungió para anunciar a los pobres la gran noticia de que había llegado la salvación. La primera beneficiada por el cumplimiento de esta misión es la misma Iglesia, lo es cada comunidad cristiana con sus fieles bautizados y lo es cada apóstol, ya que su mismo trabajo y su empeño por evangelizar, se irá renovando en la fe que recibieron en el Bautismo. Cuanto más evangelicen, más se robustecerá su propia fe. Dar la fe con entusiasmo creciente es la mejor manera de agradecer a Dios el don de la fe y el mejor medio para conservar y acrecentar la propia fe. En la comunidad cristiana a la que se pertenezca, sea la parroquia, la asociación, el movimiento en el cual cada quien se haya comprometido, es donde se centra para cada uno la Iglesia universal y donde desarrolla cada quien la labor que como miembro de la Iglesia le corresponde. A casi dos mil años de la presencia de Jesús en nuestro mundo, aún son muchas las personas que lo desconocen. ¿Por qué ser indiferentes y no llevarles el conocimiento del Señor Jesús? Hay un buen espacio para realizar misión evangelizadora, tal a como se despliega un producto en villas, barrios o ciudades para incrementar las ventas. No hay comunidad cristiana, no hay cristiano alguno que esté libre de la obligación de hacer conocer a Cristo en todo el mundo y sembrar el Evangelio. Al mirar así a la Iglesia, como un campo inmenso que abarca todo el mundo pero dividida en multitud de parcelas que no rompen la unidad, sino que todas se conjuntan en la misma y única Iglesia. Los medios que la Iglesia pone a disposición de quien quiera evangelizar son muy antiguos y a su vez resultan siempre nuevos, como: a) la catequesis, por la cual se enseña a los demás las verdades de la fe que no conocen; b) la liturgia, el culto de la Iglesia, la Palabra, los Sacramentos y los demás signos, son una lección continua de la fe cristiana; c) la oración, con la cual se llega a todas partes y va mucho más allá que nuestra actividad externa, pues Jesús, contemplando la mucha cosecha que había por delante, fue lo primero que encargó, pidió que al contar con mucha mies se rogara al Señor para que mandara operarios a su campo; d) el testimonio, es imprescindible ya que si los de fuera ven consecuentes la fe que se ostenta, serán arrastrados hacia Jesucristo y su Iglesia. En cuanto al mandato de Jesús es apropiado medir la grandeza que cada quien tiene al compararla con la misma misión que el Señor Jesús dijo que se realizara, la de llevar la fe, llevar la salvación al mundo entero?

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4.5 Unidad de la Iglesia: potencia el Plan de Salvación de Dios. El Pueblo de Dios es uno y único, todos sus miembros tienen la misma dignidad, ya que todos son renacidos por el mismo Bautismo. Por eso en la Iglesia no hay diferencia por razones de raza, nacionalidad, sexo o condición social (Gal 3,28), es decir que todas y todos son iguales y nadie es más ni nadie menos. Sin embargo el Espíritu Santo reparte entre la única Iglesia, una diversidad de dones y carismas donde a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común (1Co 12,7) y que capacitan a distintos ministerios y actividades. Así, unos han recibido la gracia y misión de ser maestros, administradores de los misterios y pastores de los demás en el nombre y la autoridad de Cristo. Son los Obispos, Presbíteros y Diáconos, son ellos a quienes conocemos como jerarquía de la Iglesia. Otras personas como las y los laicos, han sido llamadas a ejercer la misión del Pueblo de Dios inmersos en el mundo para transformarlo desde dentro, como fermento de masa. Una personas en su vocación religiosa han recibido la vocación de consagrar toda su vida al Reino de Dios, imitando los consejos evangélicos, la vida de Jesús, mediante la castidad, la pobreza y la obediencia. En cualquier estado de vida, el Espíritu Santo reparte además multitud de carismas especiales, personales o colectivos, para sobrevivir a las necesidades concretas del Pueblo de Dios. Éstos son dones o gracias del Espíritu Santo que tienen una utilidad eclesial, están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de las mujeres y los varones, y las necesidades del mundo. En la primera carta de San Pedro (2,9) dice: Vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo adquirido. Cristo al ser ungido por el Padre con el Espíritu Santo ha quedado constituido como Sacerdote, Profeta y Rey. Cristo ha comunicado la misma unción del Espíritu al pueblo por Él fundado, convirtiéndolo en pueblo mesiánico haciéndole partícipe de su dignidad y misión. Por su parte, cada miembro de la Iglesia por su Bautismo es convertido en: a. Sacerdote: que es común de los fieles, por el cual todos estamos llamados a la perfección de la santidad, se ejerce a través de la oración, la ofrenda de sí mismo, el testimonio que se da de Cristo. Se alimenta y se expresa en la participación de los sacramentos. b. Profeta: porque el pueblo de Dios participa del carácter y misión profética de Cristo, dando testimonio de Él con su vida de fe y de amor. Perdura en la Iglesia el testimonio de los Apóstoles quienes nos transmitieron lo que habían visto y oído. El Espíritu de la Verdad suscita y sostiene en todo el pueblo el sentido sobrenatural de la fe, con el que bajo la dirección del Magisterio Eclesial, acoge la Palabra, se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida, la profundiza con juicio recto, la aplica a su vida y la difunde a los demás. c. Rey: cuando se proclama que Jesús es Rey y Señor del Universo, por haber sido obediente hasta la muerte y haberse hecho servidor de todas y todos, Él ha sido exaltado por el Padre que le sometió todas las cosas. Jesús comunicó este poder 73


a sus discípulos para que también ellos dispusieran de una libertad soberana y vencieran el reino del pecado. Las y los cristianos ejercen su realeza sirviendo a Cristo en sus hermanos, sobre todo en los más pobres y necesitados. 4.6

Lo más importante del Plan de Salvación de Dios con la Nueva Alianza: la presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía.

Los escritos de los evangelios sinópticos, tanto san Mateo (26, 26-28), como san Marcos (14, 22-24) y san Lucas (22, 17-20), así como san Pablo en 1 Corintios (23-25), aseveran que Jesús, nuestro Señor, la víspera de su pasión, tomó una última cena con sus discípulos. Durante esta comida, nuestro Salvador instituyó el sacramento de la nueva alianza de su Cuerpo y su Sangre. Lo hizo a fin de perpetuar el sacrificio de la Cruz a través de los siglos y para encomendar a la Iglesia, su Esposa, el memorial de su muerte y resurrección. La institución de la Eucaristía se dio con el siguiente proceso: Él, durante la cena, tomó un pan y pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: tomen y coman, este es mi Cuerpo; luego tomó en sus manos una copa de vino y pronunciando la acción de gracias, la pasó a sus discípulos diciendo beban todos de ella, porque ésta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados. Recordando estas palabras de Jesús, la Iglesia Católica profesa que en la celebración de la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo por el poder del Espíritu Santo y mediante el ministerio del sacerdote. Los evangelios de san Mateo, san Marcos y san Lucas dedican solamente medio capítulo a describir los eventos de la última cena, en cambio san Juan le dedica cinco de sus veintiún capítulos, casi la cuarta parte de su evangelio, a narrar estos eventos, y por ello se recomienda hacer una lectura a los capítulos 13, 14, 15, 16 y 17 del Evangelio según san Juan. Adicionalmente san Juan escribió en 6, 51-55, que Jesús dijo, que es el pan vivo que ha bajado del cielo, quien coma de este pan vivirá para siempre y el pan que Él dio es su carne para que el mundo tenga vida, que es verdadera comida, y su sangre es verdadera bebida. Esto es lo que quiere decir la Iglesia cuando habla de la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Cristo resucitado está presente en su Iglesia de muchas maneras, pero muy especialmente a través del sacramento de su Cuerpo y su Sangre, que se da con amor a cada fiel del Pueblo de Dios como alimento espiritual en la Eucaristía. Todo el plan de salvación de Dios está dirigido para hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad: la comunión del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La y el creyente empieza a participar en esta vida con su Bautismo, cuando por el poder del Espíritu Santo se une a Cristo y se convierte así por adopción en hijo o hija del Padre, cuya relación se fortalece y acrecienta en el sacramento de la confirmación. Alimentándose así, se nutre y profundiza mediante la participación en la Eucaristía, pues al comer el

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Cuerpo y beber la Sangre de Jesús en la Eucaristía, se llega a la unión integral con la persona de Cristo y su humanidad. En cada misa la Iglesia se congrega para recordar y actualizar el sacrificio de Cristo, que se hace realidad por la acción del sacerdote y el poder del Espíritu Santo. Mediante la celebración de la Eucaristía, se da la unión al sacrificio de Cristo y se reciben sus inagotables beneficios. Este acto de Jesús pertenece a la historia humana, pues Él es verdaderamente humano y ha entrado a la historia con el Plan de Salvación de Dios. Al mismo tiempo, la transformación del pan y el vino se convierte ahora en el Cuerpo y la Sangre de Cristo y se le llama transubstanciación. Según la fe católica y lo escrito en el Catecismo no. 1376, se puede hablar de la presencia real de Cristo en la Eucaristía porque se ha realizado esta transubstanciación. Por ello, san Buenaventura afirmaba que no hay dificultad en el hecho de que Cristo esté presente en el sacramento como en un signo, la gran dificultad está en el hecho de que Él está realmente en el sacramento, como lo está en el cielo. Conforme a la fe ortodoxa de San Juan Damasceno, quien escribió que el pan y el vino no son una prefiguración del cuerpo y la sangre de Cristo, de ninguna manera, sino el verdadero cuerpo deificado del Señor, porque el Señor mismo dijo que esto es mi cuerpo, y no una prefiguración de mi cuerpo, sino mi cuerpo, y no una prefiguración de mi sangre, sino mi sangre. Es por esta razón que el Cuerpo y la Sangre de Cristo presentes bajo la apariencia de pan y vino, son tratados con la mayor de las reverencias, tanto durante, como después de la celebración de la Eucaristía. Según el Código de Derecho Canónico (can. 938), el Sagrario en que se reserva el pan consagrado debe estar situado en una parte de la iglesia u oratorio verdaderamente noble, destacada, convenientemente adornada y apropiada para la oración. De acuerdo a la tradición de la Iglesia Latina, se debe doblar la rodilla en presencia del sagrario que contiene el sacramento reservado. En las Iglesias Católicas Orientales, la práctica tradicional es hacer la señal de la cruz e inclinarse profundamente. En ambas tradiciones, los ademanes litúrgicos expresan reverencia, respeto y adoración. Además, la Iglesia requiere que todos ayunen antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, como señal de reverencia y recolección, a menos que por enfermedad no se pueda hacerlo. Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador, está en la Eucaristía completamente presente, ya sea bajo la apariencia del pan o bajo la apariencia del vino. Lo que parece ser pan y vino es en su misma sustancia el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Cristo entero está presente como Dios y hombre verdadero, cuerpo y sangre, alma y divinidad. El numeral 1397 del Catecismo de la Iglesia Católica enseña que la Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres. Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por la salvación de la humanidad, ésta debe reconocer a Cristo en los más pobres. Fundamentalmente, la comunión de la Iglesia se nutre con el Pan de la Palabra de Dios y con el Pan del Cuerpo de Cristo, donde la Eucaristía, es la participación de todos en el mismo Pan de Vida y en el mismo Cáliz de Salvación, que 75


hace miembros del mismo Cuerpo (1Co 10, 17) a todas y todos. La Iglesia que la celebra es casa y escuela de comunión, donde los discípulos comparten la misma fe, esperanza y amor al servicio de la misión evangelizadora. La Iglesia, como comunidad de amor, está llamada a reflejar la gloria del amor de Dios que, es comunión, y así atraer a las personas y a los pueblos hacia Cristo. Usando la analogía del cuerpo humano, san Pablo nos enseñó que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, en el cual muchos miembros están unidos con Cristo su cabeza (1 Co 10:16-17, 12:12-31; Ro 12:4-8). A esta realidad se le llama frecuentemente el Cuerpo Místico de Cristo. Todos unidos a Cristo, los vivos y los difuntos, forman juntos un solo Cuerpo en Cristo. Esta no es una unión que pueda ser vista por ojos humanos, pues es una unión mística llevada a cabo por el poder del Espíritu Santo. Podría considerarse que en el ejercicio de la unidad deseada por Jesús, las mujeres y los varones de nuestro tiempo se sienten convocados a recorrer la hermosa aventura de la fe. La Iglesia crece no por proselitismo, sino por atracción, de forma similar a Cristo que atrae todo hacia sí con la fuerza de su amor, de esta manera la Iglesia atrae a más fieles cuando vive en comunión, pues a los discípulos de Jesús se les detecta y conoce cuando se aman los unos a las otras y unas con otros, tal a como Él nos amó (Ro 12, 4-13; Jn 13, 34). Por la predicación y enseñanza de Jesús, el misterio del Reino de Dios se fue revelando a sus discípulos (Mc 4:11-12). Así también lo explicaba san Pablo (1 Co 1:18-25, 2:6-10; y Ro 16:25-27) que los misterios de Dios pueden desafiar el entendimiento humano o incluso parecer locuras, pero su significado es revelado al Pueblo de Dios mediante Jesucristo y el Espíritu Santo. La Eucaristía es un misterio porque participa del misterio de Jesucristo y del plan de Dios para salvar a la humanidad por Cristo. 4.7

La Iglesia en la culminación del Plan de Salvación de Dios: la segunda Venida de Cristo o Parusía del Señor.

El Plan de Salvación de Dios tiene su culminación con la Parusía del Señor, la cual tiene el sentido de venida en gloria a como los griegos aplicaban esta palabra con las visitas de los reyes a las provincias. En concordancia al Nuevo Testamento, algunos de los elementos que darán veracidad a este acontecimiento son: a) aparecerá una señal en el cielo; b) se verá al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes; c) se lamentarán en la tierra (la conversión de Israel); d) Jesucristo vendrá acompañado por sus santos; e) Jesucristo derrotará al Anticristo y sus aliados; y f) los cristianos sobrevivientes en la tierra alaban a Dios. 4.7.1 Aparecerá una señal en el cielo. La pronunciación de san Mateo en 24, 30 explica que aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria. Es decir, aparecerá en el cielo una señal, que san Mateo denomina la señal del Hijo del hombre. Igualmente, la Didaché o doctrina de los doce Apóstoles indica que aparecerán señales de la verdad, 76


primeramente será desplegada la señal en el cielo, luego la de la trompeta y por último la resurrección de los muertos. No hay mayores precisiones sobre la naturaleza de esta señal, pero será vista desde toda la tierra, ya que la consecuencia será el lamento de todas las tribus del orbe. 4.7.2 Se verá al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes. Después de la señal, aparece a la vista de toda la tierra la figura de Jesucristo, visible en el cielo, por sobre las nubes, es decir, en lo alto. Sobre este aspecto la Sagrada Escritura es abundante en citas bíblicas, tales como: ¾ San Mateo 25, 31: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. ¾ San Mateo 26,64: Dísele Jesús: Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo. ¾ San Marcos 13,26: Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria. ¾ San Marcos 8, 38: Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. ¾ San Lucas 17,24: Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. ¾ San Lucas 21,27: Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. ¾ Apocalipsis 1,7: Mirad, viene acompañado de nubes: todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por él harán duelo todas las razas de la tierra. Sí. Amén. Otras citas bíblicas pueden ser consideradas en los libros de: Éxodo (14,19-20, 16,10 y 24,16-17), Hebreos (1, 2-3), Primera carta a los Corintios (2, 8), Segunda carta a los Corintios (4, 6), san Mateo (17, 1-2) y en Apocalipsis (1,12-15). 4.7.3 Se lamentarán en la tierra: la conversión de Israel. Con la Parusía el pueblo se golpea el pecho y hay lamentos y luto. Así pues, en Apocalipsis 1,7 se expresa: Mirad, viene acompañado de nubes: todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por él harán duelo todas las razas de la tierra. Sí. Amén. El Apocalipsis repite textualmente la frase de san Mateo (24,30): Entonces se golpearán el pecho todas las tribus de la tierra. Pero desde el Antiguo Testamento ya el profeta Zacarías en el capítulo 12 había expresado: Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración; y mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron, harán lamentación por él como lamentación por hijo único, y le llorarán amargamente como se llora amargamente a un primogénito. Aquel día será grande la lamentación en Jerusalén, como la lamentación de Hadad, Rimón en la llanura de Meguido; y se lamentará el país, cada familia aparte: la familia de la casa de David 77


aparte y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Natán aparte y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Leví aparte; y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Semeí aparte y sus mujeres aparte; todas las demás familias, cada familia aparte y sus mujeres aparte. Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza. Sustentado en la Palabra de Dios podría afirmarse, que cuando los judíos sobrevivientes al juicio de Dios vean en los sucesos que acompañan a la Parusía de Jesús, el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y reciban el derramamiento del Espíritu Santo, tomarán conciencia de su culpa respecto a quien traspasaron, Cristo, lo reconocerán como el primogénito de Dios y habrá lamentos y luto en cada familia de Israel. Entonces recibirán el perdón de Dios, bajo la figura de una fuente que lavará el pecado de la Casa de David. Se cumplirá en este momento el misterio anunciado por San Pablo sobre la conversión de los judíos (Romanos 11, 2532). San Pablo revela el dato crucial cuando se producirá el fin del endurecimiento de Israel y su consiguiente conversión, esto es, cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, cuyo significado se refiere al número de santos que entrarán al Reino de Dios, tanto en el terrenal como en el celestial, pero, habrá una formación del número necesario de santos gentiles y también de algunos judíos convertidos. Según lo descrito por san Lucas (21, 24) Jesús es quien denomina el tiempo de los gentiles, al señalar que Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. 4.7.4 Jesucristo vendrá acompañado por sus santos: es la similitud del Gerente Estratégico y sus Gerentes Operativos. Según el libro de Conceptos de Administración Estratégica de Fred R. David, el éxito de la aplicación de la estrategia radica en la capacidad de los gerentes para motivar a los empleados, que es más un arte que una ciencia, aunque algunos gerentes confían más en sus instintos (en lo que aprendieron empíricamente) que en lo que esta ya definido. La mayoría de las empresas dentro de su misión y visión hacen alusión a ellos, porqué sus objetivos son diferentes a los de la empresa, que hasta veces la ven como su enemigo. La experiencia sola sirve como una guía apropiada cuado los cambios se llevan a cabo de forma gradual. Sin embargo, las filosofías administrativas que se basan en la intuición y la experiencia, resultan del todo inadecuadas cuando las decisiones son estratégicas y tienen consecuencias enormes e irreversibles. El objetivo del Gerente Estratégico de una empresa debe ser: capturar su mercado, donde previamente los ha definido y se ha comprometido a alcanzar un dominio relativo sobre él, ya que haciéndolo así, la compañía asegurará su supervivencia y prosperidad. La planificación estratégica se convierte, de este modo, en una carta de navegación sobre el curso que se estime más apropiado para la empresa. Hay una serie de textos bíblicos que revelan que en su Parusía, el Señor no volverá solo, sino que lo hará acompañado por sus santos. San Pablo con 1 Tesalonicenses 3, 78


12-13 nos dice que en cuanto a ustedes, que el Señor los haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros y en el amor para con todos; y más adelante dice sobre la venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos. Pero la mejor descripción sobre la venida del Señor la contiene el Libro del Apocalipsis en el Capítulo 19, 11-16 que muestra la visión del grandioso cuadro de la vuelta de Jesús, y el nombre que un caballo blanco llamado Fiel y Veraz lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores. Es interesante referirse a todos los detalles de esta descripción, ya que reflejan la gloria y el poder de Jesús Resucitado que vuelve a la tierra con su plena majestad divina, para asumir su Reino como el Señor de Señores y Rey de Reyes. En el Antiguo Testamento el profeta Zacarías 14, 1-9; 16 describe una acción que deja ver la segunda venida de Jesús con sus santos y la instauración de la Nueva Jerusalén Terrenal. San Mateo en 25,31 explica, que cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. 4.7.5 El defecto de una alianza estratégica: Jesucristo derrotará al Anticristo y sus aliados. La Alianza Estratégica es uno de los principales instrumentos que deberían utilizar las organizaciones para resolver exitosamente los desafíos planteados por la Globalización y Competitividad. La Alianza Estratégica es un entendimiento que se produce entre dos o más actores sociales diferentes, quienes gracias al diálogo y a la detección de objetivos de consenso, pueden definir un Plan de Acción conjunto para lograr beneficios de mutua conveniencia. Para su realización, hay que cambiar de mentalidad y volver a mirar el escenario que les rodea, para así re-evaluar a sus enemigos, amigos y desconocidos, buscando aquello que a la organización le conviene y que a también al asociado le podría convenir. El Capítulo 19 del libro de Apocalipsis nos presenta el triunfo final del Rey de Reyes y Señor de Señores, con el poder de la espada aguda que sale de su boca, y que es la Palabra de Dios que emerge del Verbo encarnado. Es otro ángulo de vista desde la intervención soberana de Dios. Es menester dejar muy claro, que no es Cristo quien produce en forma directa la muerte de la parte de la humanidad que no está destinada a sobrevivir en la tierra, sino que es la misma violencia desencadenada por los hombres, inducidos al mal por la tentación de Satanás, la que obra como instrumento de la justicia de Dios. En la visión de san Juan se presenta esta victoria como un banquete de aves de rapiña, inspirado en el pasaje de Ezequiel 39, 17-20, un banquete donde comen carne de reyes, carne de tribunos y carne de valientes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de toda clase de gente, libres y esclavos, pequeños y grandes. En Apocalipsis 19, 17-21 apunta a describir que ve a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército. La Bestia y el falso profeta fueron capturados, los dos fueron arrojados vivos al lago del fuego que arde con azufre y los demás fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes. Tal como en el cielo ha habido un banquete nupcial en 79


las bodas del Cordero con su Iglesia, la Esposa santa y casta, en la tierra hay un banquete de muerte, desatado por las fuerzas del mal que terminan devoradas por su misma maldad. El Anticristo que se narra en la sexta copa del libro de Apocalipsis en 16, 12-16, había mandado a los reyes de la tierra, que ya comenzaban a dudar de él ante las plagas que azotaban la tierra y que no podía detener, embajadores poseídos por espíritus de demonios que realizaban señales prodigiosas para que no dudaran que su señor era realmente Jesucristo que había retornado a la tierra. Es el triunfo final del Rey de Reyes el que nos presenta esta escena culminante de la Parusía, donde los poderes políticos de la tierra, que todavía responden al Anticristo, permanecen junto a él encandilados por sus últimas manifestaciones prodigiosas, bajo la figura de una reunión que los convoca en el lugar llamado Armagedón (Apocalipsis 16,16), lugar famoso por las masacres sangrientas ocurridas a través de la historia, mencionado primeramente como una de las ciudades Cananeas conquistadas por Josué (12:21). En Apocalipsis se dice que Armagedón es un lugar, pero no será un campo de batalla, sino un sitio de reunión que está adentro de los limites del estado moderno de Israel, aproximadamente a 60 millas al noreste de Jerusalén y como a 20 millas al este del puerto de la ciudad de Haifa. Pero no hay batalla, no hay enfrentamiento, ya que la espada de la Palabra de Dios tiene poder sobrenatural para crear y dar la vida, así como para destruir y traer la muerte; le obedece el cosmos, que con sus cataclismos termina con los seguidores de la Bestia, que quedarán en espera del Juicio Final. El destino final para el Anticristo y el falso profeta es inmediato, y son precipitados al infierno, al lago de fuego y azufre, donde al momento del fin del mundo se reunirán con el Diablo (Ap. 20,10) y con todos los condenados (Ap. 20,14). Los acontecimientos que se producen el final del Anticristo están referidos a las fuerzas de la naturaleza, tal como se narra en la séptima Copa. Lo que quiere mostrar el texto profético con esta nueva visión, paralela a los acontecimientos de la séptima plaga, es que es Cristo, Juez supremo, quien ejecuta la sentencia y lo que ocurre no son circunstancias fortuitas provocadas por cataclismos naturales. El control y el poder son del Señor y nadie puede oponerse al cumplimiento de los designios eternos del Padre. Culmina de esta manera el grandioso cuadro de la Parusía de Cristo que presenta el Apocalipsis junto al resto del Nuevo Testamento, que será seguido por la instauración del Reino de Dios. 4.7.6 Los productos que triunfan y se posicionan en un mercado: los cristianos sobrevivientes en la tierra alaban a Dios. Las empresas viven de sus productos, de sus marcas, aunque concebir productos es complejo ya que primero se ha de pasar por un proceso que involucra un concepto, evaluarlo y lograr su aceptación. Si este concepto potente se le asocia a una marca, se le da a conocer y además se logra recordarlo, entonces se puede decir ¡bingo! Se tiene un producto ganador y las ventas no se harán esperar.

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Sin embargo, es importante siempre tomar en cuenta que el mercado es muy dinámico, por lo que si una situación como la ilustrada líneas arriba se diera, ésta seguramente duraría muy poco, pues al día siguiente ya tendría un competidor tratando de desarrollar conceptos nuevos para competir, y a otros tratando de imitar, igualmente para competir. Aún cuando se tenga un producto ganador, no debe perderse de vista que la competencia siempre va a buscar parte de su mercado, a través de nuevos desarrollos o imitación, razón por la cual se debe estar atento y ser consciente de la dinámica del mercado, por lo que nunca debe perderse la presencia mental. Se ha producido la manifestación de la parusía de Cristo, con la grandiosa visión del Hijo del hombre en el cielo. Y en la tierra se eleva el canto de los que han sido liberados del Anticristo y comienzan a ver el nuevo tiempo que viene (Apocalipsis 15, 2-4) ¿Quién no temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, porque han quedado de manifiesto tus justos designios. Se celebra que los caminos de Dios son justos y que en los acontecimientos que se sucedieron se ha manifestado esa justicia, por lo cual los paganos y los incrédulos reconocerán a Dios, temiéndolo y glorificando su nombre. Es el anticipo de la gran conversión que se producirá entre los sobrevivientes gentiles (de las naciones) como consecuencia de la Parusía del Señor, que dará principio a la instauración del Reino de Dios terrenal. La humanidad que sobreviva a la Parusía, debe primeramente convertirse, buscar la salvación practicando los valores del Reino de Dios. La conversión con todo el corazón y con toda el alma es un proceso e implica cruzar una serie de elementos entre variables del intelecto, emotividad y voluntad, con la vivencia del reino de las tinieblas, los elementos de conversión y el reino de Dios, cuya interrelación se puede resumir a como se muestra en la Tabla No. 2. Tabla No. 2 El Proceso de la Conversión con todo el corazón y con toda el alma En el reino de las tinieblas

Intelecto

No entiende las verdades espirituales.

Emotividad

Disfruta haciendo lo malo.

Voluntad

No puede hacer lo bueno y evitar hacer lo malo.

Elemento de la conversión Reconoce que es pecador y no puede vivir en santidad. Se arrepiente de haber hecho lo malo delante del Señor. Reconoce el sacrificio de Cristo y le pide lo llene de su Espíritu.

En el Reino de Dios Entiende las espirituales. Disfruta bueno.

verdades

haciendo

lo

Puede hacer lo bueno y evitar hacer lo malo.

Así por ejemplo, cuando una persona vive en el reino de las tinieblas su intelecto no entiende las verdades espirituales; pero cuando entra en su proceso de conversión, su intelecto reconoce que es pecador y que puede vivir en santidad; y que al vivir el Reino de Dios, su intelecto entra en un reino de luz y entiende las verdades espirituales. De manera similar, cuando está presente la emotividad en el reino de las tinieblas, la 81


persona disfruta haciendo lo malo; en su proceso de conversión la emotividad le lleva a arrepentirse ante el Señor de todo lo malo que hubo realizado en su vida; y en el reino de la luz disfruta haciendo lo bueno, por ejemplo, practicando los valores del Reino de Dios como la paz, la justicia y la solidaridad. Análogamente, la voluntad de la persona hace que en el reino de las tinieblas practique lo malo dejando de hacer lo bueno; en su conversión reconoce el sacrifico que hizo Cristo en la cruz y pide el Espíritu Santo le llene; y luego, viviendo en el Reino de Dios se haga todo lo bueno evitando hacer el mal. 4.7.7 Guerra ofensiva: Purificación y transformación de la tierra. En marketing y dirección estratégica se utilizan metáforas militares para diseñar estrategias de negocios, donde el marketing ofensivo es un tipo de estrategias diseñadas para obtener un objetivo en concreto, por ejemplo, la cuota de mercado, los clientes clave, los segmentos de mercado de alto margen entre otros. Se pueden expresar cuatro principios fundamentales: (i) estimar la fortaleza del enemigo objetivo, considerando el apoyo que puede obtener de sus aliados, pero hay que elegir un sólo objetivo cada vez; (ii) identificar una debilidad en la posición del objetivo y atacarla, considerando cuánto tiempo le llevará alinear de nuevo sus recursos para reforzar este punto; (iii) lanzar el ataque en un frente tan estrecho como sea posible, donde el atacante tiene la ventaja de ser capaz de concentrar todas sus fuerzas en un solo punto; y (iv) lanzar el ataque rápidamente, incidiendo con este elemento sorpresa que vale más que muchos ataques reforzados. El reino del Anticristo se vio azotado por plagas, por la terrible conflagración nuclear con la cual fue destruida la Gran Babilonia, quedando un mundo destruido en parte y altamente contaminado (radiación atómica esparcida por doquier, nube de polvo flotando en la atmósfera que va cayendo poco a poco como lluvia sobre el suelo y los mares), el acontecimiento de un tremendo terremoto final y el granizo gigante, lo que resulta evidente que no se encuentra en la tierra el mejor ambiente para la continuidad de la vida de los sobrevivientes. Pero Jesucristo se ha manifestado con todo su poder, visible en la tierra entera, lo que hace pensar que comenzará una era de paz y justicia en el mundo, lo hará a partir de una purificación y transformación de la tierra, dejando atrás las secuelas de la horrorosa contienda transcurrida. El Antiguo Testamento con Isaías 24,1-13 entrega visiones proféticas de esta tierra desolada por el día de Yahvé y de su maravillosa restauración posterior en el reino Mesiánico. El profeta adelanta que Yahvé estraga la tierra, la despuebla, trastorna su superficie y dispersa a los habitantes de ella, donde la tierra será devastada y del todo saqueada, porque así ha hablado Yahvé. Es terrible el cuadro de la desolación que se presenta en esta profecía de Isaías. No hay clase social que se salve de estas calamidades y se explica claramente cuál ha sido el enorme mal de la humanidad alejada de Dios. La tierra ha sido profanada bajo sus habitantes, pues traspasaron las leyes, violaron el precepto, rompieron la alianza 82


eterna. La consecuencia de esta actitud produce horror y por eso han sido consumidos los habitantes de la tierra y quedan pocos del linaje humano. Como parte de la purificación, después de tanta destrucción irrumpirá el Reino Mesiánico, que transformará el mundo desértico y destruido, como lo profetizado por Isaías en 35, 1-10 cuando anuncia que el desierto y el sequedal se alegran, se regocija la estepa y la florezca estalle en flor y se regocije hasta lanzar gritos de júbilo. También señala que se verá la gloria de Yahvé, el esplendor de nuestro Dios, los redimidos de Yahvé volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. Regocijo y alegría les acompañarán, dando adiós a penas y suspiros. Es un pasaje donde Isaías muestra cómo la naturaleza se renueva como consecuencia del poder de Dios, para acoger a los rescatados de Yahvé. Las aguas contaminadas ya no existen, sino que brotarán por doquier, aún en los desiertos, manantiales de agua pura. Donde había suelo arrasado por las explosiones aparecerán mansos estanques, y allí donde solamente podían morar las bestias, habrá verdes parques y jardines. También el profeta Ezequiel en 36, 8-12 presenta la restauración bajo la figura de una orden dada por Yahvé a los montes de Israel, les dice que van a echar sus ramas y a producir vuestros frutos para su pueblo Israel, porque está a punto de volver. Todo será reconstruido en la tierra la cual volverá a ser limpia y fecunda, dando sus frutos en abundancia. Asimismo, en el libro de Apocalipsis se encuentran indicios de esta transformación, bajo diversos símbolos, por ejemplo, el mar, que por la plaga de la segunda copa se había convertido en sangre, imagen de la imposibilidad de vida en él. Lo que expresa el pasaje de Apocalipsis (6,14) es lo del reino mesiánico profetizado desde la antigüedad, cuando menciona que el cielo fue retirado como un libro que se enrolla y todos los montes y las islas fueron removidos de sus asientos. Muy bien puede aceptarse que el mismo cielo o atmósfera terrestre, tan contaminado con el polvo radiactivo y con la capa de ozono semi destruida, será limpiado y restaurado por el poder de Jesucristo. 4.7.8 La declinación de un producto: el fin del mundo: juicio final, resurrección y reino de Dios. En lo que concierne a declinación y posible abandono, prácticamente todos los productos tiene obsolescencia, que de modo inexorable principia cuando los nuevos productos inician su ciclo de vida y reemplazan a los anteriores. El control de costos adquiere cada vez mayor importancia conforme decae la demanda. Se hace menos publicidad y varios competidores dejan el mercado. A menudo depende de la capacidad y habilidad de los gerentes de hecho de que haya que abandonar el producto o que los vendedores sobrevivientes sigan vendiéndolo con utilidades. Una clave de la administración exitosa del ciclo de vida es predecir la forma del ciclo propuesto del producto aún antes que sea introducido y luego, en cada etapa, prever las necesidades de mercadotecnia para la siguiente etapa. Por ejemplo, el periodo de introducción puede acortarse si se amplía la distribución o se disminuye el esfuerzo 83


promocional. La vida de un producto puede ampliarse durante la etapa de madurez de su ciclo de vida, si se rejuvenece mediante las modificaciones, una nueva promoción y cambio de precios. Acerca del destino colectivo del hombre al fin del mundo, la Iglesia enseña que ocurrirá un juicio final, incluso, antes del fin del mundo, que de acuerdo a Busto Saiz (1991) pero ni ella sabe exactamente cuándo ocurrirá ese acontecimiento. Pero antes de eso, Jesucristo, que también resucitó de los muertos y vive para siempre, resucitará toda la humanidad, dando más concretamente una nueva vida, pero esta vez inmortal para todos los cuerpos que perecieron. En ese momento, todas las almas que estén en el cielo, en el purgatorio o en el infierno, regresarán definitivamente a sus nuevos cuerpos. Por lo tanto, toda la humanidad se reunirá delante de Dios, más concretamente de Jesús, que va a regresar triunfalmente a la tierra como juez de los vivos y de los muertos. Él confirmará los innumerables juicios particulares y permitirá consecuentemente que el cuerpo resucitado pueda participar en la retribución que el alma tuvo en el juicio particular. Esta retribución consiste en la vida eterna para los que están en el Cielo o en el Purgatorio, o en la condenación eterna para los que están en el Infierno. Después del Juicio Final, se da finalmente el fin del mundo, el antiguo mundo que fue creado por Dios en el principio, se libera de la esclavitud del pecado y se transforma en los nuevos cielos y las nuevas tierras (2 Pedro 3:13). En este nuevo estado de cosas, se logra también la plenitud del Reino de Dios, es decir, la realización definitiva del designio salvífico de Dios de recapitular todas las cosas en el cielo y la tierra (Ef 1:10). Ya en este misterioso reino el mal no existe, los santos (o salvados) disfrutan de la vida eterna y Dios será todo en todos (1 Corintios 15:28), formando así una gran familia y comunión de amor y felicidad, pero lastimosamente los condenados vivirán para siempre en el infierno y lejos del Reino de Dios. 4.8

Más allá de la Parusía: el sentido escatológico del cielo, purgatorio e infierno.

La Escatología aborda las realidades últimas de las personas creyentes, es el tratado de las esperanzas últimas de una religión como son la muerte, el juicio final, el infierno y la gloria. La espiritualidad no debe considerarse como un protocolo de actos, sino más bien como una vivencia profunda a la que estamos llamados a ser partícipes, dejando a un lado el pensamiento que el cielo, el infierno y el purgatorio es una concepción espacial, tangible y concupiscente. En unas breves catequesis en Julio y Agosto del año 2009 del Papa Juan Pablo II (Karol Wojtyla), brindó su pensar sobre los aspectos escatológicos por parte de la Iglesia Católica, definiéndola como estados postreros del alma y no como simples saltos a una dimensión espacial distinta después del momento de la muerte. Cuando se refirió al cielo como plenitud de intimidad con Dios, explicó que cuando haya pasado la figura de este mundo, los que hayan acogido a Dios en su vida y se hayan abierto sinceramente a su amor, por lo menos en el momento de la muerte, podrán gozar de la 84


plenitud de comunión con Dios, que constituye la meta de la existencia humana. Como enseña el Catecismo de la Iglesia católica (n. 1024), esta vida perfecta con la santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados, se llama el cielo. El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones mas profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha. En el lenguaje bíblico el cielo, cuando va unido a la tierra, indica una parte del universo. A propósito de la creación, la Escritura dice que en un principio creó Dios el cielo y la tierra (Gén 1, 1). En sentido metafórico, el cielo se entiende como morada de Dios, que en eso se distingue de los hombres (Sal, 104, 2 s; 115, 16; Is 66, l). Dios, desde lo alto del cielo, ve y juzga (Sal 113, 4-9) y baja cuando se le invoca (Sal 18, 7. 10; 144, 5). Sin embargo, la metáfora bíblica da a entender que Dios ni se identifica con el cielo ni puede ser encerrado en el cielo (1R 8, 27); y eso es verdad, a pesar de que en algunos pasajes del primer libro de los Macabeos (3,18.19.50.60 y 4,24.55), el cielo es simplemente un nombre de Dios. A la representación del cielo como morada trascendente del Dios vivo, se añade la de lugar al que también los creyentes pueden, por gracia, subir, como muestran en el Antiguo Testamento las historias de Enoc (Gén 5, 24) y Elías (2R 2, 11). Así, el cielo resulta figura de la vida en Dios. En este sentido, Jesús habla de una recompensa en los cielos (Mt 5, 12) y exhorta a amontonar tesoros en el cielo (Mt 6, 20; cf. 19, 21). El Nuevo Testamento profundiza la idea del cielo también en relación con el misterio de Cristo. Para indicar que el sacrificio del Redentor asume valor perfecto y definitivo, la carta a los Hebreos afirma que Jesús penetró los cielos (Hb 4, 14) y no penetró en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo (Hb 9, 24). Luego, los creyentes, en cuanto amados de modo especial por el Padre, son resucitados con Cristo y hechos ciudadanos del cielo. Vale la pena mencionar lo que a este respecto se refiere san Pablo en su carta a los Efesios capítulo 2, 4-7 como texto de gran intensidad. Expone que Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando nosotros muertos a causa de nuestros pecados, nos vivificó juntamente con Cristo y con él nos resucitó, y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Las criaturas experimentan la paternidad de Dios, rico en misericordia, a través del amor del Hijo de Dios, crucificado y resucitado, el cual, como Señor, está sentado en los cielos a la derecha del Padre. San Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses (4, 17-18) subraya con una imagen espacial muy intensa, este caminar nuestro hacia Cristo en los cielos al final de los tiempos, donde después nosotros los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes y junto con ellos, los muertos resucitados al encuentro del Señor en los aires, para estar siempre con el Señor. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1026) expone que el cielo es la comunidad bienaventurada de todos los que están perfectamente incorporados a él. Somos conscientes de que mientras caminamos en este mundo estamos llamados a buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado 85


a la diestra de Dios (Col 3, 1), para estar con Él en el cumplimiento escatológico, cuando en el Espíritu él reconcilie totalmente con el Padre lo que hay en la tierra y en los cielos (Col 1, 20). Al referirse al infierno como rechazo definitivo de Dios, el Papa Juan pablo II expone que Dios es Padre infinitamente bueno y misericordioso, pero, por desgracia, el hombre quien está llamado a responderle en la libertad, puede elegir rechazar definitivamente su amor y su perdón, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él. Precisamente esta trágica situación es lo que señala la doctrina cristiana cuando habla de condenación o infierno. No se trata de un castigo de Dios infligido desde el exterior, sino del desarrollo de premisas ya puestas por el hombre en esta vida. La misma dimensión de infelicidad que conlleva esta oscura condición puede intuirse, en cierto modo, a la luz de algunas experiencias nuestras terribles, que convierten la vida, como se suele decir, en un infierno. En sentido teológico el infierno es algo muy diferente, es la última consecuencia del pecado mismo, que se vuelve contra quien lo ha cometido. Es la situación en que se sitúa definitivamente quien rechaza la misericordia del Padre incluso en el último instante de su vida. Para describir esta realidad, a sagrada Escritura utiliza un lenguaje simbólico, que se precisará progresivamente, como en el Antiguo Testamento, donde la condición de los muertos no estaba aún plenamente iluminada por la Revelación. En efecto, por lo general, se pensaba que los muertos se reunían en el Seol, un lugar de tinieblas (Ez 28, 8; 31, 14; Jb 10, 21; 38, 17; Sal 30, 10; 88, 7. 13), una fosa de la que no se puede salir (Jb 7, 9), un lugar en el que no es posible dar gloria a Dios (Is 38, 18; Sal 6, 6). El Nuevo Testamento proyecta nueva luz sobre la condición de los muertos, sobre todo anunciando que Cristo, con su resurrección, ha vencido la muerte y ha extendido su poder liberador también en el reino de los muertos. Sin embargo, la redención sigue siendo un ofrecimiento de salvación que corresponde al hombre acoger con libertad. Por eso, cada uno será juzgado de acuerdo con sus obras (Ap 20, 13). Recurriendo a imágenes, el Nuevo Testamento presenta el lugar destinado a los obradores de iniquidad como un horno ardiente, donde será el llanto y el rechinar de dientes (Mt 13, 42; 25, 30. 41) o como el horno de fuego que no se apaga (Mc 9, 43). Todo ello es expresado, con forma de narración y quizás una parábola claramente explicativa es la del rico epulón, en la que se precisa que el infierno es el lugar de pena definitiva, sin posibilidad de retorno o de mitigación del dolor (Lc 16, 19-31). También el Apocalipsis representa drásticamente en un lago de fuego a los que no se hallan inscritos en el Libro de la vida, yendo así al encuentro de una segunda muerte (Ap 20, 13). Por consiguiente, quienes se obstinan en no abrirse al Evangelio, se predisponen a una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder (2 Ts 1,9). El plan de salvación de Dios facilita a la humanidad la consecuencia de la vida eterna en el cielo. El infierno expresa la completa frustración y vaciedad de una vida sin Dios, más que un lugar e indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se 86


aleja de Dios, manantial de vida y alegría, que al morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer en estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados. Por esto, la condenación no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso Éll no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. Habiendo explicado los conceptos de El Cielo y de El Infierno, el Papa Juan Pablo II se refirió al lugar de El Purgatorio, visto como purificación necesaria para el encuentro con Dios, pues es a partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, que el hombre se encuentra ante una alternativa, o bien vive con el Señor en la bienaventuranza eterna, o mal permanece alejado de su presencia. Para cuantos se encuentran en la condición de apertura a Dios, pero de un modo imperfecto, el camino hacia la bienaventuranza plena requiere una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra mediante la doctrina del purgatorio (Catecismo de la Iglesia católica No. 1030-1032). De la sagrada Escritura se puede captar algunos elementos que ayudan a comprender el sentido de esta doctrina, aunque no esté enunciada de modo explícito. Expresan la convicción de que no se puede acceder a Dios sin pasar a través de algún tipo de purificación. La legislación religiosa del Antiguo Testamento indica que lo que está destinado a Dios debe ser perfecto, al igual la integridad física es particularmente exigida para las realidades que entran en contacto con Dios en el plano de sacrificio, como, por ejemplo, los animales para inmolar (Levíticos 22, 22), o en el institucional, como en el caso de los sacerdotes, ministros del culto (Lv 21,17). A esta integridad física debe corresponder una entrega total, tanto de las personas como de la colectividad (1 R 8, 61), al Dios de la alianza de acuerdo con las grandes enseñanzas del Deuteronomio (Dt 6, 5). Se trata de amar a Dios con todo el ser, con pureza de corazón y con el testimonio de las obras. Esto forma parte del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. La exigencia de integridad se impone evidentemente después de la muerte, para entrar en la comunión perfecta y definitiva con Dios. Quien no tiene esta integridad debe pasar por la purificación, el Purgatorio, tal a como los sugiere San Pablo en 1 Co 3, 14-15 cuando habla del valor de la obra de cada uno que se revelará el día del juicio y dice que aquel, cuya obra construida sobre el cimiento resista, recibirá la recompensa, pero aquel, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego. El Salmo 51 puede considerarse, desde la visión del Antiguo Testamento, una síntesis del proceso de reintegración, puesto que el pecador confiesa y reconoce su propia culpa y pide insistentemente ser purificado o lavado para poder proclamar la alabanza divina. El Nuevo Testamento en el libro de los Hebreos (5,7; 7,25) presenta a Cristo como el intercesor, que desempeña las funciones del sumo sacerdote el día de la expiación. Jesús, es el gran intercesor que expía nuestros pecados, se revelará plenamente al final de nuestra vida, cuando se manifieste con el ofrecimiento de misericordia, pero también con el juicio inevitable Él sabrá a quien perdonará por amor al Padre y a quien rechazará según su libertad.

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Estamos invitados a purificarnos de toda mancha de la carne y del espíritu (2 Co 7, 1; 1 Jn 3, 3), porque el encuentro con Dios requiere una pureza absoluta. Hay que eliminar todo vestigio de apego al mal y corregir toda imperfección del alma. La purificación debe ser completa, y precisamente esto es lo que enseña la doctrina de la Iglesia sobre el purgatorio. Este término no indica un lugar, sino una condición de vida. Quienes después de la muerte viven en un estado de purificación ya están en el amor de Cristo, que los libera de los residuos de la imperfección. Hay que precisar que el estado de purificación no es una prolongación de la situación terrena, como si después de la muerte se diera una ulterior posibilidad de cambiar el propio destino. La enseñanza de la Iglesia a este propósito es inequívoca y ha sido reafirmada por el concilio Vaticano II en Lumen Gentium, 48, que como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra (Hb 9, 27), mereceremos entrar con él en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde habrá llanto y rechinar de dientes (Mt 22, 13 y 25, 30). Así como en la vida terrena los creyentes están unidos entre sí en el único Cuerpo místico, así también después de la muerte los que viven en estado de purificación experimentan la misma solidaridad eclesial que actúa en la oración, en los sufragios y en la caridad de los demás hermanos en la fe. La purificación se realiza en el vínculo esencial que se crea entre quienes viven la vida del tiempo presente y quienes ya gozan de la bienaventuranza eterna. 4.9

Supervivencia organizacional: La era milenaria después de la Parusía.

Las organizaciones están expuestas a diversos factores que las influyen potencialmente, propiciando la modificación de éstas y en consecuencia se ve comprometida la sobrevivencia de la organización. Los ambientes de recursos complejos crean heterogeneidad y permiten la posibilidad de que las organizaciones respondan en forma estratégica a las demandas externas. Las respuestas que desarrollan las organizaciones cuando se ven influidas por un mismo ambiente institucional pueden ser diversas. Las respuestas estratégicas de las organizaciones ante las presiones institucionales serán diferentes y su tipología son explicadas en función de la conformidad o resistencia de bajo y alto nivel. Pero esas respuestas se caracterizan por la conformidad, compromiso, evasión, desafío y manipulación. Cuando las organizaciones acceden a las presiones institucionales las respuestas serán de conformidad, fundamentalmente para buscar la legitimidad. Otra respuesta es a través del compromiso, donde la organización genera tácticas que la llevan a adoptar nuevas estrategias. La organización también puede intentar evadirse a través del disimulo, amortiguación y escape, de esta forma exterioriza la aceptación de los cambios ambientales, sin embargo al interior de la organización persiste el rechazo a las nuevas normas. Una forma de resistencia más activa es el desafío, que implica un rechazo total a las normas, donde la respuesta más activa es la manipulación, que se

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hace visible a través de la cooptación, influencia y control del objeto de las presiones institucionales. Puede indicarse una gama de posibilidades sobre el comportamiento organizacional, cuando ésta se ve influida por presiones institucionales. Aquí resulta relevante el estudio de la estrategia de evasión, debido a que los nuevos elementos ambientales que se insertan en el ambiente organizacional, orillan a cambiar drásticamente los arreglos institucionales y mostrar en apariencia la aceptación de los cambios. Los productos no siempre son consistentes con relación al mercado internacional, pues la inestabilidad es una de las principales causales de los movimientos cíclicos que se presentan en la actividad económica de cualquier país. Las continuas fluctuaciones de los precios de cualquier producto se originan a veces con el impredecible comportamiento de otros mercados, donde los países consumidores son necesarios para garantizar una adecuada y estable posición de divisas para los países productores. A veces, los acuerdos internacionales son deseables porque proporcionan la única posibilidad de lograr un mercado internacional ordenado en el futuro. Vinculado al triunfo de Cristo en su Parusía, se encuentra descrito el reino de los Mil Años o también llamado Milenio, al interpretar literalmente el capítulo 20 del Apocalipsis. La era mesiánica que se inaugura con la encarnación del Verbo y el nacimiento del Niño Dios en Belén, culmina precisamente con la victoria del Cordero, Cristo, sobre la Bestia, con el resultado consecuente de mil años de paz evangelizadora, durante los cuales tendrán lugar las promesas que el Padre Eterno le hizo a Su Divino Hijo y a todos los hombres y, tal y como dice el texto, Satanás estará atado sin poder dañar a las naciones. San Juan dice con suma claridad que estos mil años arrancan inmediatamente después de la derrota del Anticristo. Según el lenguaje hebreo mil años significa un tiempo largo indefinido y así debe interpretarse cuando se lea en este texto. Jesús estableció su reino en este mundo y ese reino es la Iglesia Católica que durará u tiempo indefinido, es decir, hasta su segunda venida, abordado como un reino espiritual y humilde, en forma de semilla de mostaza que ha de crecer. No un mesianismo material como esperaban los judíos. El Apocalipsis se refiere al combate espiritual contra las fuerzas del demonio y del mundo rebelde. Jesús nunca nos abandonó ya que Él siempre ha estado verdaderamente presente con nosotros en la Iglesia y lo recibimos en la Eucaristía. Al mismo tiempo Jesús ya reina en la eternidad (1 Co. 15, 24-27 y Ap. 4-5). La fe católica que nos viene de los apóstoles enseña que la segunda venida de Cristo será gloriosa, visible para todos y definitiva, y marcará el fin de la historia y del tiempo. Toda la humanidad será juzgada, los buenos irán al cielo y los condenados irán con los demonios al infierno. No será por lo tanto una venida temporal. Esta verdad descarta no solo el milenarismo sino también el concepto del rapto que se ha hecho popular entre los fundamentalistas. En la santa misa oramos por la gloriosa venida de Nuestro Señor Jesucristo, e incluye el Padre Nuestro que en su rezo se menciona venga tu reino. El Señor ya tiene el triunfo sobre el mal y al final nos llevará con Él al cielo.

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Destruidas las potestades anti teocráticas, y encadenado y encarcelado el Demonio, le sigue luego el reino de Cristo y de los santos, un reino que será sobre la tierra o debajo del cielo. El Profeta Daniel dice que es un reino en que el poder será del pueblo de los santos altísimos, al cual todos los reyes le servirán y obedecerán. El Señorío de Jesucristo y de su batallón de vivos se impondrá al mundo por todo un milenio de paz y justicia. El Padre Charles Arminjon en su Libro El fin del mundo y los misterios de la vida futura, que era muy leído por Santa Teresita, reconoce sin embargo que el sentimiento más acreditado y que parece el más conforme a las Santas Escrituras, es que después de la caída del Anticristo, la Iglesia Católica entrará todavía una vez, en una era de prosperidad y de triunfo. Entonces, el Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad es una verdad que no debe relegarse, cada quien debe apropiarse de él para vivir la vida eterna en el cielo y evitar así el sufrimiento eterno y horrible en el infierno.

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Capítulo V CONCLUSIONES

5.1

Generalidades: científicas y teológicas.

Además de misma creación, el ser humano siempre se ha cuestionado sobre el origen del universo y de las cosas. Algunos científicos buscan una base teológica, otros deciden fundamentarse en la experimentación y los ensayos para finalmente concluir con resultados que sean validos para cualquier persona. Es por el trabajo de la ciencia que se ha podido avanzar en la comprensión de nuestro universo, pero aún los más brillantes científicos no pueden explicar todo lo que sucede y por esto mismo, es que muchos de ellos empezaron a creer en Dios, en el ser supremo que ha dado el orden que lograban ver en todas sus observaciones, plasmado en la forma que se rige el universo. Según el mismo Albert Einstein la fe sin ciencia es ciega y la ciencia sin fe es hueca, este es un claro ejemplo de cómo los científicos necesitan no solo imaginarse como funcionan las cosas sino que también tienen que tener fe en su modelo para luego poder probarlo. Existe un gran número de interpretaciones sobre la teoría del Big Bang que son completamente especulativas o extra-científicas. Algunas de estas ideas tratan de explicar la causa misma del Big Bang y fueron criticadas por algunos filósofos naturalistas, por ser solamente nuevas versiones de la creación. Algunas personas creen que la teoría del Big Bang brinda soporte a antiguos enfoques de la creación, como por ejemplo el que se encuentra en el Génesis, mientras otros creen que todas las teorías del Big Bang son inconsistentes con las mismas. León XIII, Pablo VI y Juan Pablo II que fueron Papa de la Iglesia Católica, han afirmado que la verdad no puede contradecir a la verdad. Con ello se quiere hacer ver que la verdad científica nunca puede ser disconforme con la verdad revelada, si ambas se mantienen cada una en su campo y saben interpretarse adecuadamente. La razón es obvia, Dios es la suprema verdad y las verdades parciales son aspectos de esa única verdad, por lo que admitir discrepancias entre unas verdades y otras, sería tanto como admitir contradicción interna en Dios, lo cual es inimaginable. La Iglesia nunca se ha opuesto al desarrollo científico de un evolucionismo coherente y seguro. La Iglesia acepta un evolucionismo que se limite a la explicación científica teórica de las observaciones naturales, sin incluir en su hipótesis cuestiones relativas a la creación del mundo o del espíritu del hombre, que son aspectos metafísico. En concreto, hasta 1996, había señalado lo siguiente: a)

Respecto a la evolución cósmica, la Iglesia ha efectuado muy pocas manifestaciones. El primer Libro de la Biblia, El Génesis, en sus tres primeros capítulos explica claramente sobre la creación de todas las cosas hechas por Dios al principio del tiempo, sin manifestar incompatibilidad con las teorías de

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la génesis del universo; especialmente las que admiten un principio temporal del mundo. b)

Por lo que se refiere a la evolución biológica, la Iglesia expresó en 1950 a través de la encíclica Humani generis del Papa Pío XII, que no vela oposición entre la fe y las investigaciones sobre la evolución, aunque recomienda la máxima moderación y cautela en las afirmaciones científicas no probadas, ya que el Evolucionismo no pasaba de ser una hipótesis todavía sin comprobar. En 1986, en una de sus catequesis, Juan Pablo II dice que la teoría de la evolución no contrasta con la verdad revelada, siempre que se la entienda de modo que no excluya la causalidad divina.

c)

En cuanto al origen del hombre, la Iglesia ha señalado los puntos de doctrina que un cristiano debe mantener firmes para aceptar la teoría de la evolución aplicada al hombre: la peculiar creación del hombre por Dios, la formación de la primera mujer a partir del primer hombre, la creación inmediata del alma humana por Dios, la unidad del linaje humano y por tanto la necesidad del monogenismo, y algunos otros conceptos revelados más propios de la teología que de la ciencia.

En conclusión, nunca limitó la Iglesia la libertad de investigación en estos campos, y sus afirmaciones positivas se han referido siempre a aspectos no científicos, como el origen del espíritu, que escapa por su misma naturaleza a las investigaciones físico-químicas. Al retomar el libro del Génesis se puede derivar que, a pesar de ser grande la maldad del ser humano siempre es mayor la bondad de Yahvé. Fue allí en Edén donde sonó una palabra de esperanza por la que, a la vez que se sentenciaba a la serpiente, se hacía la primera promesa de un Redentor (Gén. 3:15). Allí se anunció una enemistad perpetua entre la simiente de la serpiente y la simiente de la mujer. De acuerdo a esta promesa, la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. Aquella primera promesa de salvación mantiene su vigencia, es el Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad. La conclusión preponderante de la presente investigación es que relaciona los principios de la Planeación Estratégica con los enfoques del marketing, así como con los del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad y su Gerente estratégico, Jesús. 5.2

En cuanto al enfoque administrativo de Planeación Estratégica y su Gerencia empresarial.

La planificación es un acto que concibe un futuro deseado, así como los medios necesarios para alcanzarlo, donde su proceso de planeamiento implica un conjunto de principios teóricos, procedimientos metodológicos y técnicas que pueden ser aplicados a cualquier tipo de organización social que demande un objetivo, que persigue un cambio situacional futuro.

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Los conceptos de planificación y estrategia están íntimamente ligados, cada uno de ellos conlleva el otro y se entremezclan, lo que induce a hablar de planificación estratégica, cuyo injerto integra la cultura y la identidad de determinada organización. El planeamiento estratégico es un proceso que consiste en el análisis sistémico de la situación actual y de las amenazas y oportunidades, con la consecuente formulación de estratégicas, objetivos y acciones. Se adopta generalmente un proceso con inicio y sin fin, que, aunque dinámico, debe tener su continuidad asegurada, pero siempre renovada. La Gerencia estratégica de los planes y proyectos, como disciplina científica ha construido modelos teóricos que se fundamentan en principios administrativos y herramientas de muy alto nivel, que permiten asumir la implementación y realización técnica, racional y sistemática de una organización, empresa o plan estratégico. El Gerente estratégico ostenta un cargo para implementar un proceso, el cual tiene un principio y tiene un fin, y que se utiliza para tener metas determinadas dentro de los parámetros establecidos de costo, tiempo y calidad. Por ello, la misión de un Gerente Estratégico es allegar, utilizar en forma coordinada y optimizar los recursos necesarios para desarrollar exitosamente un Proyecto. 5.3

Al referirnos al Plan de Salvación de Dios.

Dios que es benevolente y misericordioso, diseñó un Plan de Salvación para la Humanidad el cual ha venido cumpliéndose según sus designios. Sobre el mismo podríamos derivar lo siguiente: ¾ El plan de salvación fue designado por Yahvé como la manera para que el hombre escape de la pena de muerte pronunciada sobre Él por su pecado de rebelión en contra de su Creador. ¾ Yahvé envió a su amado Hijo, Jesús, al mundo para que redimiese al hombre de la maldición del pecado. ¾ La misión que Yahvé dio a su Hijo, el Mesías, Jesús, fue cumplida y consumada por éste, mediante su vida impecable en la tierra, vida que ofrendó en sacrificio vivo al derramar su sangre preciosa en el tosco madero. No tan sólo dio su vida, si no que resucitó de entre los muertos, triunfando así sobre la muerte y alcanzando para el hombre eterna redención. ¾ Yahvé aceptó la muerte de su Hijo amado, Jesús, como el pago de nuestra redención, haciendo posible el perdón de nuestros pecados. ¾ En cuanto a su fundamento Bíblico contenido en las Sagradas Escrituras, algunas de las frases que nos marcan la salvación diseñada por Yahvé, son: a) Yahvé es nuestra salvación. Salmo 27:1; b) Nos alegramos en su salvación. Isaías 25:9; c) El que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 10:22; d) Hay que confesar que 93


Yahvé es nuestro Salvador. Romanos 10:9; e) Si cumplimos con lo escrito alcanzaremos salvación (Santiago 1:12); f) Debemos tener limpieza espiritual para ser salvos (Apocalipsis 22:14); g) El que invocare el nombre de Yahvé, será salvo (Hechos 2:21); h) Yahvé quiere que todos los hombres sean salvos (1 Tim. 2:4); i) Yahvé no quiere que ninguno perezca (2 Pedro 3). ¾ El Señor tiene designios de paz y no de aflicción, quien lo invoque, Él lo escuchará y lo librará de su esclavitud donde quiera que se encuentre. Muchos falsos profetas señalan la fecha del fin del mundo así como sucedió para el año 2000, o mal interpretaron el sentido del calendario Maya, cuando algunos lo manipularon para indicar que el 21 de diciembre del año 2012 sería el fin del mundo. ¾ Sobre el fin del mundo, su día y la hora ningún ser humano los sabe, sólo Dios. Jesús como buen gerente estratégico del Plan de Salvación de Dios, anticipó la salvación del hombre y la mujer, gracias al único sacrificio de Cristo ofrecido en la cruz (Hebreo 10, 11-14.18), donde la humanidad logró que sus pecados le fueran perdonados. ¾ Al celebrar la Eucaristía, la Iglesia Católica hace un memorial del Señor, cuando el jueves santo, Jesús hizo la nueva alianza para con la humanidad, al entregarnos su cuerpo y su sangre para convertirse en el pan y el vino, esto por medio de la transubstanciación. ¾ No obstante, el Plan de Salvación de Dios para la Humanidad continuará vigente hasta que Dios cumpla su designio sobre el fin absoluto de la historia, el cual estará caracterizado por la venida gloriosa del Hijo del Hombre, que implicará la resurrección final y la salvación definitiva de todos los seres nacidos en el planeta tierra. Aunque la Sagrada Escritura no brinda fechas ni detalles precisos sobre el fin del mundo, los textos del profeta Daniel (12, 1-3) y el evangelio de san Marcos (13, 24-32) contenidos en la Biblia, señalan en un lenguaje apocalíptico, sobre un futuro triunfal ante un presente adverso, no es un futuro histórico sino escatológico, definitivo, de consumación de la historia. 5.4

De la reflexión sobre algunos textos bíblicos.

Es así, que para cerrar este capítulo, se deja para una reflexión profunda los textos bíblicos antes mencionados, de entre los cuales se reflexionan los siguientes: ¾ Del Profeta Daniel 12, 1-3: en el tiempo aquel se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: Serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida perpetua, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad. ¾ El libro de Daniel pertenece a la literatura llamada apocalíptica, que surgió hacia el siglo III a. C. y se caracteriza por un talante y un estilo de interpretar la historia del 94


pueblo de Dios y de la humanidad. El contexto de este fragmento aborda tiempos de angustia y promesa de resurrección, es una predilección por el contraste entre el presente humilde y decepcionante, y la esperanza en un futuro glorioso y brillante. No es tarea nada fácil para un creyente acosado por tantas dificultades que le rodean, más aún cuando vive en medio de un mundo que es ajeno a estas esperanzas apocalípticas, cuya interpretación conlleva las dos versiones: esperanza para el futuro y testimonio consolador para el presente. Cristo ofreció por los pecados de la humanidad, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. ¾ Del evangelista San Marcos 13, 24-32: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: En aquellos días, después de una gran tribulación, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los ejércitos celestes temblarán. Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra al extremo del cielo. Aprended lo que os enseña la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, sabéis que la primavera está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán. El día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre. ¾ La creación salió de las manos del Dios bueno y es buena, y será buena. Quien debe corregir el modo de contemplarla y utilizarla es el hombre sujeto al pecado que produjo una ruptura con Dios, consigo mismo y con la creación. La esperanza final se apoya en la restauración profunda del hombre para participar en la nueva y definitiva creación en la gloria. La salvación definitiva consistirá en la trasformación del hombre para que encuentre su primer destino delineado por Dios cuando lo creó: comunión, vida, libertad, felicidad. ¾ El evangelista san Marcos asume el lenguaje de Daniel y de la literatura apocalíptica para describir la venida del Hijo del hombre, el humillado siervo de Yahvé quien volverá glorioso y rodeado de esplendor y de majestad, manifestando a la Humanidad su destino glorioso; y también será el momento de la reunión de todos los creyentes y de todos los hombres ante él que aparece como juez universal. 5.5

Sobre el Demonio, Satanás, Lucifer o Diablo.

¾ Cuando Jesús estuvo en el desierto para ser probado por el diablo, el Señor utilizó la Palabra de Dios y entró a esta dura experiencia física y espiritual, y cuanto todo fue dicho y hecho, el diablo se vio forzado a retirarse, demostrando con esto la completa adecuación del arma defensiva con la cual Dios nos ha provisto. El Señor no fue a la ofensiva atando a Satanás y desenvainando la espada del juicio de Dios sobre él, puesto que la palabra de Dios en si misma es más poderosa que lo que el príncipe de las tinieblas nunca será.

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¾ El sentido común nos debe indicar que si Satanás pudiera ser atado y ligado por los creyentes de la guerra espiritual ¿cómo es entonces que continúa estando suelto causando tanta miseria a la humanidad? El diablo anda como león rugiente buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8), por lo que dentro del Plan de Salvación de Dios se propone darle toda la soga que el necesita para que se cuelgue a si mismo, basado esto en la experiencia de Jesucristo que compete a lo que tiene que ver con la prueba que pasan los creyentes. ¾ El patriarca del Antiguo Testamento, Job, permaneció firme soportando la prueba y no cometió el error antibíblico de tratar de combatir al enemigo introduciéndose en el reino de lo sobrenatural. ¾ Los Evangelios nos entregan métodos de lidiar con los poderes demoníacos y como ejemplos específicos de expulsión de demonios los encontramos en Mateo, Marcos, Lucas, Juan y el libro de los Hechos. En el momento en que Jesús se presentó así mismo a la nación de Israel como su Mesías, la narrativa bíblica claramente muestra que Satanás y sus demonios estuvieron en total oposición. Manifestaciones sobrenaturales y posesiones demoníacas fueron situaciones rampantes entre las personas de aquella época y el Señor los echaba fuera para demostrar su poder divino y autentificar Su ministerio. ¾ A pesar de las continuas tentaciones del diablo podernos vivir con rectitud, pues a ejemplo de Cristo, quien fue tentado en todo cuando vivió en la tierra, El jamás pecó, por ello la victoria sobre el diablo se alcanza cuando seguimos el mensaje de Dios, por ejemplo, lo escrito por el profeta Isaías quien en 45, 22 dijo: mirad a mi y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay más. ¾ La mano de Dios está sobre las naciones y su propósito se cumplirá en días no lejano y para entonces habrá un mundo sin pecado. A pesar del conflicto entre Cristo y el diablo, se desarrolla el propósito y el plan de Dios para el hombre y esto se dice explícitamente en san Juan capítulo 3 16: porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea tenga vida eterna. ¾ La Biblia nos muestra que los principados demoníacos y poderes de la oscuridad tienen una estructura organizada, una especie de organigrama, y un sistema de rangos. Satanás está al asecho y busca cualquier oportunidad para engañar a los creyentes distorsionando o cambiando el mensaje de la Palabra de Dios. ¾ En el Nuevo Testamento cuando el Apóstol san Juan escribió la final palabra Amén, en Apocalipsis 22, 21, se verifica la autenticad que todo lo que Dios quería es que la humanidad supiera acerca de Si mismo y que el Plan de Salvación era una realidad tangible y ya escrita. Al final, Satanás todavía busca la oportunidad de engañar y plasmar un caos absoluto.

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5.6

Sobre la Eucaristía y el Plan de Salvación.

¾ Por su Presencia Real en la Eucaristía, Cristo cumple con su promesa de estar con toda la humanidad todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28:20). ¾ Como escribió santo Tomás de Aquino, es la ley de la amistad que los amigos deban vivir juntos, ya que Cristo no nos ha dejado sin su presencia corpórea en este nuestro peregrinaje, sino que nos une a él en este sacramento en la realidad de su cuerpo y su sangre. ¾ Como Jesús dijo a sus discípulos, refiriéndose a su presencia entre ellos, yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron (Mt 13:17). ¾ En la Eucaristía, la Iglesia a la vez recibe la ofrenda de Jesucristo y da profundas gracias a Dios por tal bendición. Esta acción de gracias es la única respuesta adecuada, pues mediante esta ofrenda de sí mismo en la celebración de la Eucaristía, bajo la apariencia de pan y de vino, Cristo nos da la ofrenda de la vida eterna. Así pues, de acuerdo a san Juan en 6: 53-57, dijo: Yo les aseguro, si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes; el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Como el Padre que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. 5.7

Sobre la Parusía.

En cuanto a la Parusía o acontecimiento que concluye a la gran tribulación y que da inicio al reino de Cristo en la Tierra, observamos lo siguiente: ¾ La Gran Tribulación es la suprema batalla entre el bien y el mal, es la purificación previa a la Parusía, es el final de los tiempos actuales antes de que la naturaleza humana y la creación sean renovadas, es la siega que separa el trigo de la cizaña, es la realización del designio original del Creador, es la condición causal para la más grande manifestación de Dios en la historia. Dice San Mateo: cuando veáis, pues, la abominable desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes (…), porque habrá entonces una Gran Tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo, ni la volverá a haber jamás (Mt 24, 15). ¾ Por la revelación de Mateo sabemos que después de la Gran Tribulación y de la Parusía (ni volverá a haberla jamás), la historia humana continuará en esta Tierra. Pero, además, sabemos que esa historia humana continuará de forma totalmente renovada: por su poder y misericordia, Dios cambiará los tiempos actuales de pecado y desgracia, por tiempos de justicia y felicidad.

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¾ La salvación del mundo comenzó por medio de la virgen María y por medio de Ella debe consumarse. Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable enemistad, que durará y se intensificará hasta el fin y se plasmó entre la bienaventurada María, la digna Madre de Jesús y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer. Lo que Lucifer perdió por orgullo, lo ganó la virgen María con la humildad. Lo que Eva condenó y perdió por desobediencia, lo salvó la virgen María con la obediencia. El poder de la bienaventurada María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañal o sea, a sus humildes servidores y pobres a juicio del mundo. ¾ El Nuevo Testamento ofrece varias señales que indicarán la proximidad de la Parusía, o segunda venida de Cristo a la tierra; estas señales son las siguientes: a) el enfriamiento de la fe; b) la aparición del Anticristo; c) la conversión de las naciones paganas; y d) la conversión de Israel. Algo particular es que todos los textos bíblicos en que se habla de la Parusía pertenecen al tipo literario llamado apocalíptico; en dicho estilo los signos son imágenes que evocan lo inaudito, tales como catástrofes cósmicas, la lucha del bien y el mal, las persecuciones, el hambre universal, en fin, dramatizaciones; y si bien es cierto que se presentan estos signos en conexión con la historia, hay que saber identificarlos como signos apocalípticos para poder interpretarlos en su justo valor. ¾ El enfriamiento de la Fe, cuyo signo se encuentra en el evangelio de san Lucas al final de la parábola de la viuda inoportuna y el juez inicuo (18, 1-8), donde la viuda insistió de tal manera que el juez, que ni siquiera temía a Dios, le concedió justicia con tal que dejara de estarlo molestando con su insistencia. La viuda es símbolo de los cristianos a quienes acomete la impaciencia y la pérdida de la fe porque no ven justicia en este mundo, y el evangelista concluye su parábola con las palabras de Jesús, Os digo que os hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra? El evangelista no dice en este pasaje nada acerca del tiempo en que la venida de Cristo va a suceder, él tan solo hace resaltar las dificultades que encuentran las personas para creer, porque esas mismas dificultades existían ya en el tiempo de Jesús. ¾ La aparición del anticristo que se utiliza en el Nuevo Testamento para simbolizar las fuerzas que históricamente se han opuesto al Evangelio y que existen desde el comienzo mismo de la Iglesia, tales como el judaísmo que procuró la crucifixión del Señor, el imperio romano que perseguía a los cristianos, los herejes que atacaban a la Iglesia y los paganos que se burlaban de la fe cristiana, puesto que las fuerzas contrarias al Reino de Dios existían ya, el hecho de que se mencionen en el Nuevo Testamento con la señal del Anticristo tiene por objeto indicar que la Parusía había ya comenzado desde entonces. ¾ La conversión de los pueblos paganos y de Israel, donde esta doble conversión tiene que ver con la situación primitiva de la humanidad, por ejemplo, en el episodio de la Torre de Babel mencionado en Génesis 11 cuando se llenaron de desconcierto los hombres al confundirse sus lenguas como castigo a su soberbia; pero ese 98


desarreglo deberá ser superado en el futuro cuando su falta sea perdonada gracias a la redención realizada por Jesucristo. Al respecto, san Pablo escribió en Gálatas 3,28: Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que sois uno en Cristo Jesús, porque cuando termine la distinción entre los paganos e israelitas, entre esclavos y libres, entre hombres y mujeres, se terminará la confusión nacida del pecado y se iniciará la nueva era de la salvación, y esto ocurrirá porque gracias a Cristo todos estaremos unidos. ¾ La unidad que se habla ya comenzó a ocurrir en la Iglesia primitiva, cuando numerosos paganos y algunos judíos se volvieron cristianos a pesar de la dificultad que representaba para estos últimos convertirse viniendo del judaísmo. Por otra parte, en el concilio de Jerusalén los apóstoles acordaron no exigir a los paganos el cumplimiento de la Ley judía como condición para ser aceptados en la comunidad cristiana, hecho histórico en el que se ve cómo ya desde los primeros años se comenzó a dar la conversión de paganos y de israelitas. ¾ El magisterio de la Iglesia que espera la inminente Parusía, la cual le da un acento escatológico a la Iglesia primitiva y ese acento se ve reflejado en su liturgia, en los símbolos de la fe y en los escritos de los Padres, como puede comprobarse en los documentos más antiguos, por ejemplo, la Didajé, escrito del siglo II, que cierra con una evocación de la venida final del Señor descendiendo desde las nubes del cielo. ¾ La fe en la segunda venida de Cristo, quedó registrada desde los primeros símbolos con las palabras ha de venir a juzgar; y fue posteriormente cuando se incluyó el calificativo con gloria, para quedar finalmente como hoy lo conocemos. También la perspectiva de la Parusía se ha conservado desde entonces dentro de las celebraciones religiosas, como puede apreciarse en la liturgia de los sacramentos. ¾ ¿La parusía coincide con el fin del mundo? ¿El día del Señor, el juicio de las naciones apostatas, coincide con el juicio universal? Si analizamos el gran juicio descrito en el capítulo 19 del Apocalipsis, que coincide con la parusía del Señor, del que habla San Pablo en sus dos cartas a los Tesalonicenses, coincide a su vez con el retorno glorioso prometido en los Santos Evangelios, especialmente el narrado en el discurso escatológico por san Mateo (cap. 24) hay que concluir que son dos actos distintos y distantes en la historia de la salvación. Y en el capítulo 20 del Libro del Apocalipsis habla del juicio universal, donde dice expresamente que entre el uno y el otro de estos dos juicios, transcurre nada menos que el espacio de un milenio como mínimo. ¾ La diferencia principal entre el uno y el otro juicio es que el primero (la Parusía) es una intervención de Dios en la Tierra sobre los vivos para poner orden de modo radical donde triunfan los malvados, como ya aconteció en tiempos del diluvio y como también ocurrió en Israel cuando Dios separó su verdadero Israel, a saber, la Iglesia Católica, del Israel pervertido, destruyendo Jerusalén y poniendo en manos de los Romanos a toda la nación, que los dispersaron como esclavos en todas las partes del mundo.

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¾ La Parusía se convierte entonces en el punto culminante del Apocalipsis y de toda la historia humana. Es el encuentro directo y visible entre los dos protagonistas y antagonistas: Cristo y el Anticristo; con el consiguiente restablecimiento general del orden en toda la Tierra y en toda la humanidad. Es la plenitud de la Redención que se extiende con todos sus beneficiosos efectos, así como a los rectores de la vida social y política, y aún de la vida física y biológica en toda la faz de la tierra. La naturaleza espera entre dolores de parto, la manifestación de los hijos de Dios, afirma San Pablo. ¾ Los primeros cristianos y los Padres de la Iglesia habían recibido de los apóstoles y evangelistas que Cristo volverá para reinar en este mundo durante un periodo largo, después de haber derrotado a Satanás, el cual aparentemente triunfará durante los siete años de la Gran Tribulación. Sólo después del largo reinado de Cristo, entonces sí vendrá el fin del mundo y el Juicio Universal. 5.8

Como cierre de todas las conclusiones se plasma lo siguiente:

¾ Toda teoría científica debe verificarse con nuevos datos y en caso necesario, reformarse para ser mejor adaptada a la realidad. En el caso del evolucionismo, a los datos procedentes de la observación se añaden ciertas nociones filosóficas, pretendiendo integrarlas en un conjunto unitario con la parte más científica. La Iglesia acepta un evolucionismo que se limite a la explicación científica teórica de las observaciones naturales, sin incluir en su hipótesis cuestiones relativas a la creación del mundo o del espíritu del hombre, que son aspectos metafísicos. Más allá de la teoría científica y de las premisas filosóficas, los creyentes tenemos la revelación divina como fuente de conocimiento. ¾ La vida es entendida como un don sobrenatural de Dios, en la que Cristo nos comunica el término de la misma. San Juan en sus escritos encierra la trascendencia propia de la eterna felicidad divina, comunicada a los hombres por la infinita libertad de un Dios que es calificado como Dios vivo. ¾ El moderno evolucionismo se caracteriza por englobar en una misma teoría el origen de todo, la materia inerte, la vida y el hombre. Aunque se trate de tres saltos cualitativos, no cabe duda que hay una honda relación entre ellos; no puede explicarse la existencia del hombre sin comprender bien de dónde viene la Tierra, el sistema solar y las galaxias. Las ecuaciones de la relatividad generalizada por Einstein, 1916, permitían deducir contra lo que se había creído hasta el momento, que el universo no es eterno e inmutable, sino que es evolutivo, esto es se expande o se contrae necesariamente. ¾ Podría darse una solución pragmática de que el universo ha sido concebido con el fin de servir de asiento a la vida racional. Esto implica introducir en la discusión el concepto de finalidad, el cual escapa a la elaboración científica, pues no es medidle, ni cuantificable, ni tiene ecuación que lo exprese. La ciencia, por tanto, debe concluir aquí su exposición, para dejar paso a la elucubración o meditación filosófica.

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¾ A pesar de los avances fenomenales del conocimiento científico, los investigadores no han podido demostrar la veracidad de los postulados fundamentales de la teoría de la evolución y de hecho, algunos de ellos han sido completamente desmentidos. De otra forma, la ciencia ha sido incapaz de probar la existencia de un gran creador del universo y de la humanidad, más aún sobre los milagros que suscitan a nuestros alrededores y que son muy difíciles de entender, así como argumenta Scout Huse (1997) en su libro El derrumbamiento de la evolución. Entonces no resulta fácil asimilar el hecho que Dios ha diseñado un plan estratégico para la salvación de la humanidad y que llegado el tiempo, envió al Mesías, Jesús, para ejercer una gerencia estratégica sustentada en los valores del Reino de Dios. ¾ Jesucristo es modelo de ser un testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra. Él es aquel quien nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre. Él es el todopoderoso, el alfa y la omega (comienzo y fin), el que es, el que era y el que ha de venir. El Señor es el rey de todos los reyes porque está revestido de poder y majestad. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno y su reino jamás será destruido. Él vendrá glorioso a juzgar a vivo y muertos. ¾ Con su muerte, Jesús realiza la alianza anunciada por Jeremías, Él es la Nueva Alianza y eterna por la que la ley de Dios no será escrita en tablas, sino en el corazón del hombre en virtud del Espíritu. El Señor será para siempre Dios, sin idolatría alguna. La humanidad cuenta con una nueva alianza por la que Dios se nos entrega generosamente y por propia iniciativa, como nuestro protector y Padre. ¾ Además de que Dios funda una Nueva Alianza con su Pueblo en Jesucristo, lo hace también por medio de la virgen María, por cuanto Ella es el Arca de la Alianza, ya que en sus entrañas se formó Jesús el Hijo de Dios, es decir, fue la morada de Dios en medio de los hombres. La bienaventurada virgen María es enviada por Dios, para fortalecer los lazos de la Alianza, Ella es la Nueva Arca de la Alianza que se menciona en el Libro del Apocalipsis 11, 19. Somos parte del Plan de Salvación de Dios para con la Humanidad y nuestro resguardo está más allá de la Parusía, cuando Cristo vendrá glorioso desde los cielos, donde el Señor ha de reinar en nuestra historia y excluir de la tierra la codicia, la ambición y la arrogancia, ya que con la Parusía se nos da la esperanza de una venida definitiva del Reino de Dios con justicia, amor y paz. No nos suceda a como Isaías (Capítulo 6) indica: A de mi, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros. Más bien escuchemos la semejanza que san Pablo (Capitulo 15) nos enseñó: Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal a como yo lo prediqué. El escrito de San Pablo como fuente histórica, nos ofrece la oportunidad de compenetrarnos en que Cristo murió por nuestros pecados, que a como dicen las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según estaba escrito; se le apareció a san Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos. Más tarde se le apareció a Santiago y a todos los apóstoles. Busto Saiz (1991) en su libro Cristología para empezar, facilita interpretar mejor quién fue Jesús de 101


Nazaret y cómo fue predicado en la primitiva comunidad y todo ello puede ser de ingente utilidad para transmitir el mensaje de Jesús también en nuestros días. Ha sido el resultado de la investigación de los siglos XIX y XX, aunque debe tenerse en cuenta que el mejor sustento de todo ello es lo que dicen los Evangelios según los escritos de san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan. El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, República de Nicaragua, Monseñor Silvio José Báez, expresó en su homilía del 26 de noviembre del año 2012 al referirse a Pilato, cuando éste le preguntó a Jesús si Él era rey de los judíos a lo que Jesús le contestó que su reino no es de este mundo. Reflexionando sobre esto: a.

No quiere decir que el reino de Jesús es puramente espiritual, sin relación con la historia y la sociedad.

b.

No quiere decir que su reino y por tanto la fe cristiana, debe quedar confinada a la conciencia individual y a la vida privada de las personas.

c.

Quiere decir, que su reino no proviene de este mundo y que no es como los reinos de este mundo.

d.

Que su reino no se construye sobre la fuerza, la mentira, la manipulación de las conciencias y la búsqueda de riquezas.

e.

El Reino de Jesús es la mayor instancia crítica y profética que denuncia la falsedad de los poderes del mundo, despóticos, autoritarios y opresores.

Y es que estas aseveraciones suscitan en tantos países, donde los ricos mal habidos han empobrecido tantas naciones del mundo. La pregunta que hiciera Pilato a Jesús sobre si Él era el rey de los judíos y la respuesta que le dio Jesús, habría que analizar si eso lo preguntaba por su propia cuenta o si es que se lo habían dicho otros. Pero para mi estimada lectora o mi estimado lector, considero que te bastaría creer que el reino de Jesús no es de este mundo, Cristo es Rey, que vino a este mundo a anunciar los valores del Reino de Dios y para ser testigo de su verdad. Puesto que tú has leído este escrito y te has convencido de la Verdad, perteneces a la Verdad, entonces se cumplirá en ti lo que Jesús dijo en san Juan 8, 31: Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan mi palabra; entonces conocerán la Verdad y la Verdad les hará libre. También san Juan en 8, 47 dice: El que es de Dios escucha la Palabra de Dios, Todo el que es de la Verdad, escucha mi voz. Que Dios derrame abundantes bendiciones sobre ti y tu familia. Haz la prueba y verás que bueno es el Señor.

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