Betances Aún Vive...Celebremos, Abril Mes Nacional de Betances

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Betances Aún Vive… Celebremos Abril, Mes Nacional de Betances Adolfo Pérez-Comas, MD, PhD, FACE


Betances Aún Vive… Celebremos Abril, Mes Nacional de Betances Adolfo Pérez-Comas, MD, PhD, FACE1

2014, estaba predestinado por el Ateneo Puertorriqueño, para ser dedicado a Don Ramón Emeterio Betances, según había quedado establecido por su pasado Presidente y la Junta Directiva. Planificaron actividades en su honor y la donación de obras del notable pintor y escultor puertorriqueño don Antonio Martorell relativas a los 10 Mandamientos de Betances 2 a ser colocados en los predios de la estructura. Había de ser un complemento a la estatua del prócer en su silla3, localizada en el jardín, que engalana, la entrada al edificio, en bronce. Los 10 Mandamientos para los “Puerto Riqueños” fueron promulgados por don Ramón Ememeterio en noviembre de 1867 reaccionando a las acciones de la reina Isabel II de España. “Puerto Riqueños El gobierno de Da. Ysabel II lanza sobre nosotros una terrible acusación Dice que somos malos españoles El gobierno nos calumnia 1

- Pérez-Comas, Adolfo, derechos reservados 04-29-2014; se autoriza su empleo, para fines educativos, lo aquí incluido si se indica la fuente y referencia a este trabajo. No se autoriza su venta. 2 - De uno de los dos testamentos conocidos, destacamos aquí el listado de dichos mandamientos. 3 - El monumento a Don Ramón Emeterio Betances, del Ateneo Puertorriqueño, ubicada en los Jardines del Ateneo, la obra está accesible para eldisfrute de todo aquel que transite por dicha institución. La escultura fue diseñada y elaborada por José Caraveda. Tiene una altura aproximada de seis pies.

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Nosotros no queremos la separación; nosotros queremos la paz, la unión con España; mas es justo que pongamos nosotros también condiciones en el contrato. Son muy sencillas. Helas aquí: Abolición de la esclavitud Derecho a votar todas las imposiciones Libertad de cultos Libertad de la palabra Libertad de imprenta Libertad de comercio Derecho de reunión Derecho de poseer armas Inviolabilidad del ciudadano Derecho de elegir nuestras autoridades

Esos son los diez mandamientos de los hombres libres”. Los mismos, son hoy día principios inalienables de la humanidad refrendados por las constituciones de múltiples naciones del Orbe. La propia constitución de los EE.UU. los ostenta para el orgullo de los ciudadanos de la metrópoli. Son los mismos contra los que se atenta al cancelarse los proyectos que habían sido pautados por el Docto Ateneo para el año en curso.

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La edición de las “Obras Completas” de Betances, también habrían de ser presentadas al país desde el Ateneo. Lamentamente, todo ello se vió frustrado, cuando la nueva Junta Directiva del Ateneo, detuvo dichos procesos, en lo que podría ser otro “destierro de Betances”. Martorell fue impedido de realizar la obra que iba a donar al Ateneo de Puerto Rico. ¿Es que aún prevalece en esta isla Isabel II? La presentación de la edición de las Obras Completas del prócer fue realizada con la presencia del Catedrático de la Universidad de la Sorbona de Paris, Paul Estrade y el catedrático de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Rio Piedras el Dr. Félix Ojeda Reyes, ambos expertos en la vida y obra del Dr. Betances, en el Teatro Tapia, que fue cedido para una noche maravillosa, por la Administración Municipal de San Juan. Esa noche, se presentó un corto fílmico preliminar sobre el prócer, que ya ha sido finalizado en una maravillosa película documental presentada en la Universidad de Puerto Rico y otras localidades en la isla y que próximamente así también en distintos lugares del extranjero.

A pesar de los pesares… Betances aún está presente en esta tierra, no sólo sus restos y los de su esposa en Cabo Rojo, sino también su espíritu y el recordatorio de su gesta.

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Aún vive su recuerdo en el corazón de muchos puertorriqueños, de otros residentes en nuestra isla, en el Caribe, en Europa, Latinoamérica y otros confines del mundo. Al igual que Hostos, su figura sigue presente.

Doctor don Ramón Emeterio Betances … ¡Presente! Para conocer a fondo su figura, recomendamos al lector la extraordinaria obra: “El Desterrado de París. Biografía del Doctor Ramón Emeterio Betances (1827-1898) por Féliz Ojeda Reyes4. Según nos diría el Catedrático de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Rio Piedras, el historiador Dr. Don Félix Ojeda Reyes, ¡Betances aún vive! Es su biógrafo más importante en la actualidad. Betances, 1860, con su amigo de Cabo Rojo, don Antonio Cabassa Tassara

Dichas palabras, de su más digno representante, que merecía haber sido el hijo que nunca tuvo, y que junto con otros como Paul Estrade5, Juan Mari Bras, doña Ada Suárez, don Juan Antonio Corretjer Montes, nuestro poeta nacional, y otros puertorriqueños notables, al igual que un gran número de no nacidos aquí, reconocen las virtudes del caborrojeño, que no sólo supo tener patria y defenderla contra viento y marea en su época, a expensas de su vida y pecunio propio, sino también uno de los más prominentes médicos y cirujanos de su época en la Universidad de la Sorbona en París, donde estudió y laboró. 4 5

- Ojeda Reyes, Félix. Ediciones Puerto, 2001. San Juan de Puerto Rico. - Catedrático, Universidad de Paris VIII.

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Recibe, su “bautizo para practicar la medicina” en la isla, al aprobar, el 15 de abril de 1856, la reválida de medicina en Puerto Rico. Demuestra su pericia profesional, no sólo en la cirugía, en Mayagüez, cuando se funda el Hospital San Antonio y la epidemia de cólera morbo que aquí aconteció, donde colaboró con su gran amigo el doctor don José Francisco Basora. Doctor Ramón Emeterio Betances6

Su lucha por la abolición de la esclavitud en la isla y las Antillas es archiconocida, y su gesta libertadora de los niños auspiciando sus bautismos en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en Mayagüez, no en otras localidades de la isla, como algunos han inventado, abrió un camino a los que así protegiera. Esa pila bautismal aún existe, en la Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria en la ciudad de Mayagüez…7 Placa en honor al Dr. Betances y al Lcdo. Ruíz Belvis

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- Fotografía obtenida del negativo original, en placa, que nos fuera obsequiado en 1972, por el Sr. Luis A. (Chin) Ramírez de Arellano Pérez, el cual luego fue sustraído por un desconocido en el departamento de fotografía de Centro Médico de Mayagüez - Doctor Ramón Emeterio Betances. Afortunadamente, ya habíamos sacado doce copias, tamaño afiche, que obsequiamos a varias personalidades, y a un rotativo del país. - El Lcdo. Federico Cedó Alzamora, muy digno Historiador de Mayagüez, la ha investigado, conoce su origen y la ha denominado “Las aguas de la Libertad”, como detallaremos más adelante.


Betances, y Ruíz Belvis encuentran una “puerta abierta” cuando el gobernador Pezuela anula las disposiciones del Bando del Mariscal Prim contra los negros. Aprovechan una falla legal en la leyes en relación a la trata de esclavos en la isla. Pezuela anula el Bando o Código Negro de Prim en 1848, con el endoso de la Reina Regente8. Quedaba establecido, que un niño no bautizado, tenía un valor de 25 pesos y el bautizado de 50. Betances, compraba los niños en 25 pesos y los liberaba en el atrio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Mayagüez, tras ser bautizados. Desconocemos con cuantos niños así intervino. Nos proponemos determinarlos, si el Obispo de Mayagüez, Don Alvaro Corrada del Río nos permite evaluar los libros y además tratar de determinar, en lo posible, lo que acontenció posteriormente con sus vidas, trabajo y familia, y así dejarlo documentado para la posteridad. 8

- Véase – Pérez Comas, Adolfo. Tres Personajes en la Isla de Puerto Rico. José Ignacio Ávila, Obispo Pablo Benigno Carrión, Mariscal Juan Prim i Prats. Saludospr.com 1 de abril 2014, http://www.saludospr.com/aut/pzcomas/personajes1.html

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La pila bautismal fue donada a la Iglesia por los bisabuelos de doña Elda del Moral Beauchamp, conocida dama de dicha ciudad. Muchos años después restauran la Iglesia, la pila le fue devuelta a doña Elda, quien la conserva en su casa y le sirve para dar agua a los pajaritos que se acercan a su patio, en el Cerro de Las Mesas de Mayagüez. Años más tarde, al momento de la última restauración de la Iglesia, el Historiador de Mayagüez, Lcdo. Federico Cedó Alzamora, le sugiere que sería meritorio que la misma regresara al templo, como un símbolo de lo que significó para aquella época y los gestos históricos y humanos. La devuelve a la Iglesia y allí tenemos el símbolo de esa época, gracias a su familia, como un digno homenaje al Dr. Ramón Emeterio Betances Alacán, y los que con él colaboraron, con la disponibilidad de la Iglesia de favorecer con gran dignidad su libertad. El Lcdo. Cedó Alzamora acuña la frase “las aguas de la libertad” a niños esclavos que fueron redimidos y emancipados en el momento de recibir el sacramento del bautismo y liberados por el Dr. Ramón E. Betances9, 10. 9

- En el libro titulado “Mayagüez, La Sultana del Oeste, Ciudad de las Aguas Puras”, por Federico Cedó Alzamora, Historiador Oficial de Mayagüez, la publicación oficial número 29 de la Oficina del Historiador del Municipio de Mayagüez, impreso el 18 de septiembre del 2000, al describir la Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria, el Lcdo. Cedó, en la pág. 50, destacó entre otras cosas lo siguiente: “Fue Escenario histórico, en el Siglo XIX, de las más nobles gestas abolicionistas y “las aguas de la libertad” de su baptisterio bautizaron a miles de negritos muleques, niños esclavos que fueron redimidos y emancipados en el momento de recibir ese sacramento, por el Dr. Don Ramón Emeterio Betances y el Lcdo. Don Segundo Ruiz Belvis”. 10 - A partir de entonces, las aguas de la pila bautismal de la Catedral de Ntra. Señora de la Candelaria han sido descritas bajo ese mismo sobrenombre en otras obras, como por ejemplo en la página 43 del libro “atractivos Turísticos de Mayagüez”, por Federico Cedó Alzamora, publicación oficial número 84 del Municipio de Mayagüez, impreso en 2013, donde fueron mencionadas de la siguiente forma: “La Catedral de Ntra. Sra, de la Candelaria, a cuyo baptisterio acudían los domingos el Dr. Ramón Emeterio Betances y

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Ramón Emeterio Betances Alacán, nace en Cabo Rojo, el 8 de abril de 1827, en la calle del mismo nombre, en la actual Logia Masónica de Cabo Rojo, “Cuna de Betances”. Fue el séptimo de los nueve hijos. Fueron sus padres don Felipe Betances Ponce de León, natural de Santo Domingo y doña María del Carmen Alacán Montalvo que nace en Cabo Rojo en 1796, casando en el mismo pueblo con don Felipe, el 12 de agosto de 1812.

Tanto sus padres como sus abuelos paternos, eran propietarios en Cabo Rojo. Propietarios de Casas Cabo Rojo 1812 y 1821 11- Censo de Riqueza

1818 - 1828, AGPR, Caja 13

valor

Abuelos paternos, el sargento primero de milicias de Santo Domingo, don Juan Francisco Betances (1770-1830) y doña Clara Ponce de León de Irujo (1762-1832), “aquella de las familias más distinguidas de San Domingo” 12 el Lcdo. Antonio Ruiz Belvis a comprar negritos muleques, (niños entre los 6 y 12 años de edad que habían sido esclavos), para redimirlos en el momento de ser bautizados con lo que bien podríamos llamar “las aguas de la libertad”. La catedral aún conserva la pila bautismal escenario de tan noble e histórica gesta”. 11 - Archivo General de Puerto Rico. Gobernadores Españoles – Expediente de Censo de Riqueza 1818 – 1828, Caja 13. Propietarios de Casas Cabo Rojo 1812 y 1821.

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Don Francisco Betances… “ este, blanco del estado llano, en el goce y posición de dicha cualidad” 13. Doña Clara está enlazada, en parentesco inmediato, con “sujetos de alta categoría”. Es sobrina del Arzobispo de Santo Domingo, el doctor don Pedro Valera, que lo sería después de la Habana14. Los abuelos maternos de don Felipe Betances, doña María Irujo15,16 y don José Ponce de León Irujo17, se reputa en el documento como sujetos ambos no de la clase de blancos llanos, sino personas de notoria distinción en todos conceptos de la clase distinguida de Santo Domingo, de donde eran naturales. Los abuelos paternos de don Felipe fueron José Betances y Juana Nuñez, “eran tenidos y reputados en Santo Domingo como personas decentes y blancas del estado llano, mereciendo por tanto y por su arreglado porte la consideración, aprecio y estimación de todos” 18. 12

- IBID 2, p. 14, ref. 41 relacionada con la calidad de la familia. - IBID 4 14 - IBID2, p. 14. Refiere a la p. 3 del documento de la probanza de sangre de don Felipe Betances evaluado por el Dr. Ojeda Reyes. 15 - D. Carlos Larrazabal Blanco, individuo de número, miembro de la Academia Dominicana de Historia (en Bol. del Inst. Venezolano de Genealogía, numero 2, Caracas, 1971.Orígenes Hispano-Dominicano de familias Caraqueñas, p. 19 16 - María del Rosario pudo pertenecer a la familia del soldado Francisco Irujo, dueño de esclavos, y su mujer Francisca González; o también a la de Julián Irujo y Manuela de los Santos, estantes ambas entre 1739 y 1765. El sujeto de apellido Irujo más antiguo que se registra en la ciudad de Santo Domingo fue Pedro, natural de la villa de irujo (España), que caso en 1715 con doña Magdalena de Vargas, natural de Santo Domingo, viuda de Matías Zumel. 17 - IBID 13, p. 23. Hay documento que indica eran Ponce de León. 18 - IBID 8, p. 14. Refiere a la p. 4 13

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Los abuelos maternos, el goletero don Pedro Alacán Rodríguez nacido alrededor de 1754 en Aguada, Puerto Rico, y doña María Cipriana Montalvo y Padilla natural de Cabo Rojo.

Los bisabuelos paternos de don Ramón Emeterio fueron José Betances y Juana Nuñez. Los maternos - don José Ponce de León y doña María del Rosario Irujo, de la ciudad de Santo Domingo, en la vecina isla. Los bisabuelos maternos de don Ramón Emeterio fueron don Valentín Montalvo Pabón (n- Cabo Rojo, + 10 agosto 1801) y Doña Ana Rodríguez Padilla ( Cabo Rojo 1728 19, sepultura 25 de enero 1913 20, 21 y Juana Nuñez. Los maternos - don José Ponce de León y doña María del Rosario Irujo, de la ciudad de Santo Domingo, en la vecina isla. PADRES Y LOS ABUELOS PATERNOS

PADRES Y 19

- Fte. - Roberto Padilla, Construcción del Linaje Rodríguez Padilla. Bol. Soc. PR Genalogía, Vol XI, oct 1999, pp. 63 -84. 20 - Fte. APC - L4 DEF CR, folio 15v, sepultura 25 enero 1813, Ana Rodrigues, de 85 años, viuda deValentin de Montalvo, (dif.), sepultada en el Tramo primero. Sacerdote - Juan Fons. 21 - Fte. APC, aparece en matrimonio de su hijo Jaime Julio.

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PADRES Y LOS ABUELOS MATERNOS

LOS BISABUELOS MATERNOS

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EL DR. BETANCES Y SU ESPOSA SIMPLICIA. ANCESTROS PATERNOS DE ELLA22

ANCESTROS MATERNOS DE DOÑA SIMPLICIA

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- Foto de Da. Simplicia Isolina Jiménez Carlo, viuda, a su regreso a Puerto Rico a principios de la década de 1920, cortesía del Dr. Félix Ojeda Reyes, 2012.

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El Dr. Félix Ojeda Reyes nos describe en forma muy certera su enlace y vida con Betances,

– Da. Simplicia Isolina

“… la que fue su esposa y estuvo casada con él, durante 35 años. Una mujer que le siguió al exilio y, víctima de la represión del coloniaje, toleró largas ausencias y fue lo suficientemente valerosa para convertirse en auxiliar de sus proyectos sediciosos”23. Así continúa “Uno de los primeros documentos que descubre el investigador interesado en estudiar la vida de cualquier ser humano es, sin lugar a dudas, su partida de bautismo. El texto en cuestión revela que Simplicia Isolina Jiménez Carlos –la otra mujer en la vida de Betances–, nació el 28 de julio de 1842 y fue bautizada el 12 de octubre en la Parroquia de San Miguel Arcángel de Cabo Rojo:

En el año del Señor de mil ochocientos cuarenta y dos, día doce del mes de octubre yo el infrascripto Cura Teniente de esta Santa Iglesia Parroquial del Arcángel San Miguel del Pueblo de Cabo Rojo, bauticé solemnemente ungiéndole los santos óleos de catecúmenos y crisma, según las rúbricas y ceremonias del Ritual Romano, a una niña que nació el día veinte y ocho del próximo pasado mes de julio, a la cual puse el 23

- Ojeda Reyes, Félix, Dr. – La otra mujer en la vida del Dr. Betances.. Miércoles 30 de octubre de 2013. http://minhpuertorico.org/index.php?option=com_content&view=article&id=2238:dr-felix-ojedareyes&catid=63:secretaria-de-educacion-politica&Itemid=87

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nombre de Simplicia Isolina hija legítima de Esteban Jiménez y de Celestina Carlos. Fueron padrinos Dn. Juan Comas y Genoveva Carlos a quienes advertí el parentesco Espiritual y demás obligaciones contraídas de que doy fe”. (Parroquia de San Miguel Arcángel, Cabo Rojo. Libro 16 de Bautismos, 1842. Folio 2, Núm. 14. Cortesía del Dr. Adolfo Pérez Comas y Jennie Jiménez)24.

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- Nota de A. Pérez-Comas – debemos puntualizar que el origen de la partida de Bautismo de Da. Simplicia fue cortesía del Rev. Padre Edwin Lugo, Párroco de Lajas. La Sra. Jennie Jiménez colaboró con nosotros en la localización de la partida de defunción de Da. Simplicia en el Registro Civil de San Juan, agradeciendo mucho la colaboración de ambos. La transcripción fue realizada por el Dr. Félix Ojeda Reyes. La foto en sepia fue modificada de la original del Padre Edwin Lugo Silva, nuestro pariente, por el Dr. Adolfo Pérez-Comas.

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Continúa Ojeda Reyes – “Los padres de Simplicia Isolina contraen nupcias en Cabo Rojo el 6 de agosto de 1831. Esteban Jiménez, el patriarca de la familia, era natural de San Juan y Celestina Carlos, caborrojeña de nacimiento. Es posible que la descendencia del matrimonio aprendiera las primeras letras en su casa, sin que pudiera continuar después el proyecto educativo. Ojeda Reyes nos puntualiza: Bueno sería añadir, que hubo un momento, cuando Simplicia Jiménez recuerda el lugar donde vio por primera vez a nuestro prócer. En una entrevista concedida al Puerto Rico Ilustrado, nos dice: “Lo vi por primera vez en la plaza de mi pueblo. Fue una noche de retreta. Ya él gozaba de bastante nombradía… Alternaba en la política, y se le ponderaba, sobre todo, por su gran corazón hacia los negros esclavos. Pagaba a precio de oro la libertad de aquellos infelices, a la puerta de las iglesias…” “Por una carta depositada en el Archivo Nacional de Cuba, sabemos que se casaron en 1863. Ella tendría 21 años de edad y él 36. A pesar de lo solemne que pueda aparecer el escenario y de lo romántico del momento, todavía se desconoce el día, el mes y el lugar donde se ofició la ceremonia. Curiosamente, el primer documento de Betances que hemos identificado con una alusión a su esposa está fechado en Santo Domingo, el 23 de septiembre de 1867, justo a un año del Grito de Lares. Se trata de una carta que nuestro prócer dirige a Eladio Ayala. De aquellos días son las siguientes impresiones: “Tenemos una casa poco menos que la casa consistorial por una onza al mes… El patio es doble del de la que fue mi casa en Mayagüez durante algunos

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días. Con esas comodidades, ya se ha formado una Colonia puertorriqueña en ella, compuesta por supuesto, de ladrones, asesinos, bandidos de todas clases, gente dada al diablo, toda de capa y espada”. Acto seguido, Betances dice que Simplicia vivía en medio de aquella cueva de “bandidos”, hecha “un hombre”, colaborando con el proyecto revolucionario que culminaría con el Grito de Lares. Algo desconcertante ocurría el 17 de marzo de 1868, un fuerte terremoto –de 7.5 en la Escala Richter, afectó a Puerto Rico y la isla de San Thomas, donde se hallaba Betances junto a su compañera. En carta, al afamado pintor venezolano, Pedro Lovera (1826-1914), quien había vivido en Mayagüez por varios años, esto informa Betances sobre la tragedia: “El techo de nuestro aposento estuvo a punto de caer sobre nosotros. No habíamos dado Simplicia y yo cuatro pasos fuera de él, cuando se desplomó. No hubo ningún milagro en todo eso. Salimos huyendo sin zapatos ella y yo, y hasta en enaguas ella, y yo en mangas de camisa. Allí vimos escenas más bellas que las de Poussin y de Gericault (maestros de la pintura clásica francesa)… Mucho me acordé de usted. Es el espectáculo más formidable y más sublime que haya presenciado yo. La tierra temblando y queriendo sumergirse, las paredes de las casas abriéndose y cayendo en escombros, el mar subiendo como una montaña blanca… Todavía tiembla la isla y se estremece Puerto Rico de ver a sus hijos insensibles a la servidumbre”. Tres meses más tarde, el 15 de junio de 1868, Betances le escribe a Magín Raldiris, lamentándose de la situación económica por la que atraviesa. Estamos a tres meses de la insurrección de Lares y, como medida de seguridad, Ramón Emeterio se refiere a su compañera con la mayúscula del primer nombre, “S”. Más aún, admite que de

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todo cuanto había ganado en Puerto Rico le quedaban 6,120 duros y en los momentos en que esperaba sacar esa suma de la Isla “para asegurarle a S. un porvenir modesto, de repente me veo sin el menor recurso. Usted me dirá lo que puede hacer un hombre en esta situación, y espero en Santo Thomas una contestación que ha de decidir mi suerte”. Nuestro prócer vivía inmerso en un mundo de conspiraciones, de luchas incesantes y de no pocos malestares. Durante aquellos días, luego del fracaso militar del 23 de septiembre, cuando el independentismo boricua continuaba fomentando sus proyectos sediciosos, Simplicia Jiménez exhibe una firmeza de carácter y un valor personal dignos del mayor encomio. El 12 de abril de 1869, procedente de Venezuela, Betances regresa a San Thomas. Ese mismo día es arrestado y conducido a la oficina del gobernador de la isla danesa. Enérgicas fueron las palabras cruzadas entre el puertorriqueño y el primer mandatario. Acto seguido, se ordena llevarlo a la goleta que le había traído del puerto de La Guaira y luego de tres días de prisión en aquella embarcación se le trasborda al vapor “South America” con destino a Estados Unidos. Los documentos depositados en los Archivos Nacionales de Estados Unidos revelan que el 22 de abril de 1869 Betances arriba al puerto de Nueva York acompañado, una vez más, por Simplicia Isolina Jiménez Carlos. (Aquí sería bueno informar que con el paso del tiempo la “S” del apellido Carlos sería eliminada). En manos privadas he hallado una carta que Ramón Emeterio le escribe a la mujer que le ha cautivado. La misiva, inédita hasta el momento, está fechada el 28 de julio, día del cumpleaños de Jiménez Carlo. Es un texto breve, de intensos sentimientos. Dice así: “He estado pensando en ti desde que llegué… Tengo tantos logros que cumplir, que el mejor de todos es sentir que te he conquistado…

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no hay poesía que describa mi amor… nunca seré nada sin tí. Prometo escribirte más. Felicidades en este día. New York 1869”. Añadimos otras porciones del trabajo del Dr. Ojeda Reyes, que sería imperdonable no hacerlo, pues nos detalla las etapas finales de la pareja en París y el devenir para doña Simplicia, ya viuda, ante los nuevos traumas que se le presentarán… En 1872, Betances decide marchar a París. Simplicia Jiménez le acompaña en la travesía. Durante cuatro años la vida de nuestro médico ha sido un diario preguntar si habría llegado el instante para la libertad de la Patria. Pero Puerto Rico no responde y, al abandonar a Jacmel, en Haití, París será –en palabras de la Dra. Ada Suárez Díaz, “la más larga etapa del largo destierro”. De los años en Europa podemos destacar múltiples asuntos que revelan la generosidad del matrimonio Betances-Jiménez. Ellos tuvieron a su cargo diez muchachos antillanos a los que asesoraban en materias económicas y afectivas. El Doctor, por su parte, los ubicaba en distintas instituciones educativas y velaba de forma esmerada por la salud de todos. En carta al general Gregorio Luperón, fechada el 27 de noviembre de 1883, esto dice Betances: “Figúrese que estoy encargado de unos diez muchachos distribuidos en diferentes colegios: puertorriqueños y dominicanos. Cuando tenga doce los haré apóstoles”. Jacobo Luperón era uno de esos muchachos. Los documentos en nuestro poder dan la impresión de que Jacobo fue el hijo que nunca pudieron tener. Pero lo más llamativo era que el primogénito del famoso guerrero dominicano se hacía querer mucho. En la carta antes citada, Betances dice que había matriculado a Jacobo en una institución “donde han prometido tenerlo listo para

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el bachillerato dentro de pocos años”. Acto seguido, añade: “El vestido que le compró Simplicia le da mucha elegancia; y pienso que le gustaría recibir su retrato de pié como habíamos convenido”. Protegido del matrimonio boricua también lo era Emilio de Marchena, quien luego de revalidar sus títulos académicos pudo matricularse en una de las escuelas de medicina de Francia. Emilio era hijo de Eugenio Generoso Marchena, que ocupaba la cartera de Hacienda y Comercio en la República Dominicana durante aquellos años. Simplicia Jiménez recuerda las gestiones diplomáticas de nuestro Héroe Nacional mientras se encuentran viviendo en la capital francesa. Ella dice que Betances trabajaba a un tiempo mismo por la libertad de Cuba y la de Puerto Rico. Su pluma, su dinero, su inteligencia toda, estaba al servicio de esa justa causa que era su delirio. “Simultáneamente –añade Jiménez Carlo—sostenía inmensa correspondencia con Estados Unidos, las Antillas y España… de todos sitios llovían las adhesiones. Hasta de la nación dominadora, llegaban las cartas de simpatía. Una vez leí una de Cánovas del Castillo. Me recuerdo de ésta, especialmente, porque luego lo mataron”. Ya hemos dicho que en el matrimonio Betances-Jiménez no hubo descendencia. Sabemos, sin embargo, de una hija adoptiva llamada Magdalena Caraguel. Lamentablemente, es muy poca la información acumulada a tales efectos. En el primer inciso de su testamento, fechado en Neuilly el 8 de agosto de 1898, esto escribe Betances: “Deseo o dispongo, que de mi póliza de seguro de vida por 50,000 francos en la Sociedad de ‘Assurance Générale’ después de cobrada, se reintegre a la señorita Magdalena Caraguel los diez mil francos que ella pagó por la póliza, según consta en la liquidación. El resto, 40,000 francos serán entregados a mi esposa.” En el tercer inciso del testamento, Betances lega “a la señorita Caraguel, mi hija adoptiva,

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las obras de Voltaire y de J. J. Rousseau que están en mi escritorio”. Finalmente, el inciso 13 dispone que todos los objetos de terracota “que están en mi escritorio deben ser entregados a la señorita Caraguel”. Son ésas las únicas alusiones a la hija adoptada que hemos hallado hasta el momento. En declaraciones exclusivas, publicadas en la edición europea del New York Herald, Simplicia Jiménez se refiere al inminente deceso de su compañero, pero enalteciendo siempre la valentía y la calma con que éste se enfrenta a la muerte: “He is quite calm in the face of death. He knows he cannot survive this attack. But he has made all his arrangements before leaving us and he awaits his end in the same brave spirit as he has lived. It must be a great source of regret to him that he finds himself leaving us before he has seen Cuba free”. Luego de comunicarle la muerte de Betances a Tomás Estrada Palma, ocurrida el 16 de septiembre de 1898, Simplicia Jiménez afirma que su dolor y abatimiento eran enormes: “No impunemente –escribe—se pasan 35 años al lado de un hombre como aquel. Aunque yo hasta ahora no me había ocupado de nada, hoy me veo obligada a hacerle frente a las circunstancias y empezar la lucha”. En su misiva a Estrada Palma la viuda de Betances añade que quedaba “mal de intereses”. Al punto de tener que venderlo todo a fin de sufragar las necesidades apremiantes de la vida y pagar su pasaje de regreso a Puerto Rico. De ahí que esperase la ayuda de los cubanos, por ser ella la viuda de un hombre que “durante 50 años” no tuvo otro ideal que el de la libertad de Cuba. En honor a la verdad Simplicia Jiménez le estaba mintiendo al Partido Revolucionario Cubano. Ya hemos dicho que de la póliza del seguro de vida del Doctor le fueron entregados 40 mil francos. Pero Betances también era propietario de unos terrenos localizados en la

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República Dominicana que también dejaba a su compañera. Definitivamente, Simplicia Isolina Jiménez Carlo, la mujer que había pasado los últimos 35 años de su vida al lado del audaz cabecilla del independentismo boricua, no quedaba “mal de intereses”. Mientras tanto, el PRC encargaba a su representante diplomático en Gran Bretaña e Irlanda, José de Zayas y Usatorres, para que fuese inmediatamente a Francia a poner en orden los papeles oficiales del revolucionario puertorriqueño. A su llegada a París, el comisionado encuentra que habían bonos y monedas de valor en la Rue de Châteadun. Y sin tomar posesión de lo indicado, sugiere que se empaque todo y se le remita a Benjamín Guerra, el tesorero del PRC. Pero Zayas y Usatorres había recibido un segundo encargo de Estrada Palma: organizar una colecta, a la que se había suscrito la Delegación del Partido con 100 dólares, que debería entregar a la viuda del Doctor. No obstante, por informes fiables pudo percatarse “que la Sra. había recibido 40,000 francos por un seguro de vida de su marido, con más de 5,000 francos por venta de muebles, y que, muy anticubana, había apresurado, a fuerza de disgustos, los días del que fue (el) Dr. Betances”. En vista de los informes recibidos, los 100 dólares fueron enviados al general puertorriqueño del Ejército Libertador de Cuba, Juan Ríus Rivera, que guardaba prisión en el Castillo de Montjuich. A su compatriota, Betances enviaba mensualmente 250 francos, pero con la muerte del prócer había cesado la remisión de aquella mesada. Un apunte final … Resulta difícil creer la acusación que levanta Zayas y Usatorres en cuanto a la actitud “muy anticubana” de Simplicia Jiménez Carlo. Desconocemos la fuente que provee de información al enviado cubano, pero el general Calixto García Íñiguez –figura emblemática de las luchas revolucionarias cubanas durante la segunda mitad del diecinueve, llamaba a la compañera de Betances: “la mambisa”, un calificativo glorioso que no se le podría adjudicar a una enemiga de la independencia antillana.

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Aquí resulta necesario abrir un paréntesis y entender que para Betances el 1898, había sido un año de un gran agotamiento físico. Ahora el cansancio se hacía evidente. A mediados de agosto, el Doctor se encontraba gravemente enfermo y se le tuvo que trasladar a una casa de salud en las afueras de París donde podía decirse que de milagros se iba sosteniendo. Pero Betances tuvo que enfrentar otros dolores más angustiosos. Rodeado de una camarilla de enemigos peligrosos, que infructuosamente trataban de desbancarlo de la dirección del Partido en Francia, sus adversarios tuvieron éxito cuando llegaron a minarle el seno mismo del hogar. Aquellos conflictos tenían fisuras graves. A Loida Figueroa le debemos el texto de una carta firmada por el Dr. Juan Bautista Ventura acusando a Simplicia Jiménez de aliarse a la Némesis de su esposo: “Los enemigos encubiertos de Betances hicieron comprender a Simplicia que su deber era meterse en la casa de salud y no despegarse de allí de ninguna manera…” Sin tardanza, el relato de Ventura se torna dantesco y repugnante: “Simplicia lo ha matado realmente a fuerza de tormentos debido a su locura, alcohol, y los celos hasta de los hombres. Se ha conducido mal y proferido conceptos tan malos contra ese hombre tan digno que todos los amigos hemos protestado y la hemos abandonado. Con referirle a U. las últimas palabras de Betances media hora antes de morir tendrá U. una idea del horror que le tenía a esa mujer cada vez que se acercaba a cama… Me muero, quíteme esa fiera de aquí”. Jiménez Carlo permaneció en París hasta bien entrado el nuevo siglo. Por aquel entonces la familia del Dr. Juan Bautista Ventura, el célebre Don Bau, secretario personal que había sido de Betances, le proporcionaba la ayuda necesaria. En 1919, Arturo Morales, corresponsal en La Habana del periódico El Mundo, haciéndose eco de la información que se publicaba en nuestra ciudad capital, le escribió al Subsecretario de la Goberna-

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ción de Cuba, Juan R. O’Farril, suplicándole se gestionase una pensión de ayuda para la viuda del médico puertorriqueño. El gobierno de Cuba, igual que hacía con otros familiares de los próceres de la Independencia, acordó concederle una pensión anual de 1,800 dólares. Y durante algún tiempo, Cuba satisfizo la modesta pensión, pero un buen día se recibió la mala nueva: “doña Simplicia Jiménez… viuda del Sr. E. Betances, no tiene ninguna consignación oficial con cargo a las leyes existentes sobre la materia”. En Puerto Rico fueron las logias masónicas y los directivos del periódico La Democracia los que con mayor vehemencia auxiliaron a la viuda del Doctor Betances. Una temprana carta de Jiménez Carlo a la logia “Cuna de Betances” dice: “Aunque no tengo el placer de conocerlos me recomienda lo haga así el señor don Pedro Giusti. Parece que se ha escrito a ustedes que… yo era rica, eso es falso, desgraciadamente es al contrario, cada día estoy más pobre y pienso en el mes de septiembre u octubre volver a mi querida Borinquen para reunirme a mi querido Betances, porque sería muy triste para mi estar lejos de los restos de mi querido e inolvidable esposo…” Algunos meses más tarde, en carta al Sr. Rodolfo Colberg, de la logia “Cuna de Betances”, en Cabo Rojo, Simplicia Jiménez expresaba haber recibido dos giros internacionales por mil trescientos francos cada uno. La viuda de Betances regresó a Puerto Rico a principios de 1921. El Dr. Juan Bautista Ventura, junto a su familia, le acompañaron en el viaje desde París. El 2 de marzo ella pudo visitar a su patria chica. El cuerpo de profesores y los niños de las escuelas públicas, así como numerosas personas, recibieron a la distinguida visitante. Cabo Rojo la recibió con todos los honores que ella merecía. Más tarde, pasó una temporada en San Germán e hizo un viaje a Santo

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Domingo acompañadaN por el exdelegado a la Cámara, Ernesto Pagán Rossel. A su regreso de la primada de América pasó a residir en el Viejo San Juan. Ya hemos dicho que a Simplicia Jiménez se le ha maltratado en exceso. Pero la acusación más grave que hasta el momento se ha escuchado es la que a baja voz circuló por Puerto Rico durante los primeros años de la década del 1920: ¡Morfinómana! Ojeda Reyes nos recalca - ¿Era acaso el hábito de las drogas una denuncia justificada? El 11 de junio de 1923 el periódico La Democracia, de San Juan, publicó una nota editorial a la que nos debemos de referir: “El angustioso vía-crucis de doña Simplicia Jiménez… ha terminado en la mañana de ayer. La pobre y abandonada viejecita se sentía enferma desde hace algunos meses; sufría el mal, para la vida, de los muchos años que pesan sobre su cuerpo y de los muchos desengaños que pasaban sobre su corazón… Para unos y otros dolores había aprendido allá en París, donde dejó su juventud, el uso de las drogas que narcotizan… Pero ese uso, cada día en mayor exceso, cada día en concordancia con la copa del dolor que había de apurar, iba aniquilando su resistencia física, y ya no era su mermado cuerpo otra cosa que un manojo de nervios en una caja inarmónica: unos pobres huesos…” Hasta el momento no sabemos cómo le fue apareciendo la drogadicción a la viuda del Doctor Betances. Durante aquellos años las afecciones crónicas eran tratadas con morfina. Es posible que Simplicia Isolina adquirió la adicción luego de padecer una enfermedad angustiosa y traumática. Por otro lado, tenemos que darle credibilidad a la información editorial del periódico La Democracia, vocero del Partido Unionista.

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Y tanto el periódico como el partido habían socorrido a la viuda del Doctor, incluso, mientras residía en París. Así se fue trabando una relación de amistad, al extremo, que ella agradecida regaló a don Eduardo Georgetti, propietario del periódico, el testamento de Betances en su manuscrito original y las insignias y el oficio de la cruz de Caballero del Orden Nacional de la Legión de Honor, distinción del gobierno de Francia recibida por el Doctor Betances el 30 de junio de 1887. Simplicia Isolina Jiménez Carlo nació en Cabo Rojo el 28 de julio de 1842 y murió en San Juan el 10 de junio de 1923. El Acta de Defunción revela que falleció en el Hospital Municipal de Santurce a consecuencia de arteriosclerosis. No se estipula nada referido a una adicción. El médico que certifica su muerte y le atendía allí lo fue el eminente cardiólogo don Ramón Suárez quien nos dignó con su amistad y junto con él y Dr. Arrillaga Torrens fueimos inducidos académicos de la Academia de Medicina de Santo Domingo. La Agencia Funeraria de Don Ramón Fournier se encargó de los funerales, siendo sepultada en el Cementerio Municipal de San Juan, localizado en la Avenida Eduardo Conde, del sector Villa Palmeras. Posteriormente los restos de Jiménez Carlo fueron trasladados al Cabo Rojo natal.” Cementerio Municipal de Cabo Rojo donde fuera traslada Da. Simplicia. En 1938, está siendo detruído y trasladado, ya que en estos predios se comenzará a construir la Escuela Superior25.

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- Foto cortesía del amigo Luis A. (Chin) Ramírez de Arellano Pérez, quien con la ayuda de la investigadora Sra. Socorro Rivera, la escanearon y me la hicieron llegar.


Nuestro mas sincero agradecimiento al Dr. Ojeda Reyes, por permitirnos incluir estos fragmentos tan significativos de las vivencias del prócer y Doña Simplicia, en dichos momentos íntimos cruciales por los eventos que acontecían a su alrededor. Recomendamos al lector que lean el capítulo de “El Traslado de los Restos “ de la Magnífica obra del Dr. Félix Ojeda Reyes “ El Desterrado de Paris”, de Ediciones Puerto en San Juan, Puerto Rico. En ella podrá evaluar los procesos, que comienzan con la exhumación de los restos el 10 de junio de 1920, a las cuatro de la tarde, una ceremonia en el Cementerio Pierre Lachaise de París, con la presencia de más de 500 personas. Como nos indica Ojeda Reyes, los Ministros de Haití, Santo Domingo y Cuba están presentes, al igual el Embajador de los EE.UU. en París, también el Doctor Font y Guillot, don José Tomás Silva, don Pedro Giusti, distinguidas figuras francesas y latinoamericanas. Simplicia y Juan Bautista Ventura están presentes. Alfonso Lastra Charriéz habla en nombre del Parlamento de Puerto Rico. Los restos pasan a la residencia de Juan Bautista Ventura hasta que el 12 de junio a las nueve de la mañana parten, acompañados por el Sr. Alfonso Lastra Charriéz en el vapor La France con rumbo a Nueva York. Es recibido en Nueva York por un gran número de puertorriqueños que allí resídian, al igual que muchos otros viajaron desde Puerto Rico para acompañarle y luego volver a San Juan en un buque de la Armada de los EEUU, a solicitud de la Comisión Organizadora, con la ayuda del Comisionado Residente Córdova Dávila, quien intercedería con el Presidente Wilson para su autorización.

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Con el apoyo del Doctor Henna, las autoridades de Nueva York reciben y homenajean los restos de Betances en el Salón de Gobernadores del Ayuntamiento, por dos horas. Posterior a ello son llevados al U.S Transport “Bufford” que los llevará hasta San Juan, tardando 16 días en llegar. Llega en las primeras horas de la mañana del 5 de agosto de 1920. El gobernador interino lo designa día de reconocimiento oficial con las banderas a media asta. Participan las Cámara legislativas, Senado y Cámara, el Tribunal y los funcionarios ejecutivos de gobierno insular y las organizaciones cívicas. El Obispo de Puerto Rico ordena el redoble y repique de las campanas de la Catedral de San Juan y de todas las Iglesias de la isla a la hora de su recibimiento. Lastra entrega las cenizas a los Presidentes del Senado y de la Cámara. La compañía C de Regimiento de Puerto Rico le rinde honores militares. Participan sobre 40. 000 ciudadanos de la Capital y posterior a ello continúa el viaje hacia el área oeste hasta llegar a Cabo Rojo, al paso por los pueblos son significativos los que se acercan para honrarle en cada uno de ellos. El capítulo “ El Traslado de los Restos”, de Ojeda Reyes, en las páginas 181-197, nos presentan extraordinarios y magníficas fotos. Al tal efecto, incluimos aquí una fotografía, que nos fuera obsequiada por el amigo Luia A, (Chin) Ramírez de su colección privada, donde se encuentran algunos miembros de nuestra familia Comas y Sosa, de Cabo Rojo, juntos con los Socios del Club de Caborrojeños Ausentes de Nueva York, en 1920 cuando reciben en Nueva York al al prócer :

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Para ayudar a completar cómo y cuando muere Doña Simplicia Jiménez Carlo, en el Hospital Municipal de San Juan, MMe. Betances como era conocida en Paris, aún en vida Don Ramón Emeterio, y más tarde cuando allí quedó ella y le representó al igual que al gobierno cubano. Aportamos su Acta de Defunción del Hospital Municipal de la Capital que pudimos localizar y publicamos en un trabajo anterior 26 .

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- Véase nota número 24 en la p. 14 de este trabajo. Pérez-Comas, Adolfo….

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La partida especifica que era viuda de Don Ramón Emeterio Betances y la muerte de Da. Simplicia fue calificada por el eminente cardiólogo Don Ramón Suárez como Secundaria a su arterioesclerosis. El apellido anotado de Simplicia no corresponde al de Jiménez Carlo. No identifican los padres ni los abuelos. Ella NO ERA Ramírez de Arellano por ningún lado en su familia. Tenía 80 años y residía en la calle Allen en el viejo San Juan. Es evidente y muy lamentable que los empleados de la Funeraria erraron en la información y los del registro civil fallaron en ello.

En la revista HOLAPR.com en 2003 ,27 presentamos un trabajo sobre el entorno familiar, al cual pueden acceder, al presente, en www.http://www.saludospr.com/aut/pzcomas/betances1.html

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- Pérez-Comas, Adolfo. Reportajes para Nuestra Historia. Betances, datos familiares y recientes hallazgos. www.http://www.saludospr.com/aut/pzcomas/betances1.html


En otro artículo nuestro28, www.saludospr.com/aut/pzcomas/ABRILREBETANCES.html podrá el lector encontrar más datos de preponderancia en su historia y la de su familia, para los estudiosos y las personas en formación, la “Limpieza de Sangre “ incoada por su padre, don Felipe Betances Ponce de León, mostrando sus ancestros para evidenciar la calidad de la familia. Dicho documento lo evaluamos y digitalizamos en el Archivo General de Puerto Rico en 2003 29. Cabe recalcar, para los que lo desconocen, que dichas limpiezas de sangre, no se realizaban en España ni sus territorios con fines derogativos étnicos, para mostrar identidad de raza, sino para el nivel social, económico y educativo de quien la incoaba. Es un documento para la historia que el lector debe evaluar completo en dicho trabajo30.

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- Pérez-Comas, Adolfo. Abril y don Ramón Emeterio Betances. www.saludospr.com/aut/pzcomas/ABRILREBETANCES.html 29 - AGPR – Caja 142, Colección Gobernadores Españoles, Asuntos Políticos y Civiles, entradas 41-44, Limpieza de Sangre 1840, legajo 426, 28 de marzo de 1840. Don Felipe Betances de Cabo Rojo, justificando la calidad de blanco con lo demás contenido... 30 - Chami, Pablo A. Estatutos de Limpieza de Sangre. Los Estatutos de Limpieza de Sangre aparecieron en España durante el siglo XV en forma aislada, pero, durante el siglo XVI, fueron puestos en vigencia sucesivamente por todas las congregaciones religiosas, militares y civiles. Podemos decir que son reglamentaciones que impedían, a los judíos conversos al cristianismo y a sus descendientes, ocupar puestos y cargos en diversas instituciones, que pueden ser de carácter religioso, universitario, militar, civil o gremial. Tiempo más tarde los Estatutos se extendieron a los moros y luego también a los protestantes y a los procesados por la Inquisición.

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Ramón Emeterio, huérfano de madre, alrededor de los diez años de edad es enviado a Francia por su padre para que realice sus estudios secundarios en Toulouse, donde estuvo matriculado en el instituto de enseñanza media más antiguo de Toulouse, el Lycée Pierre-de-Fermat 31, situado cerca del capitolio, frente al convento y la iglesia de los Jacobinos debió ser un lugar extraordinario para don Ramón Emeterio. Las investigaciones 32 de Jacques Gilard , y citado por Ojeda Reyes en su obra de la biografía de Betances, nos confirman haber estado interno allí. Mientras estudia en el instituto de Toulouse, el doctor don Félix Ojeda Reyes, doña Ada Suárez y Jacques Girald, documentan que sus protectores allí, estaban relacionados con la familia francopuertorriqueña Prévost- Caballiery, residentes en Grisolles, en el Pirineo, al sur de Francia, y Mayagüez. Su tutor, Jacques Catherine Maurice Prévost, casa con María Catalina de Caballiery y Bey33, natural de Cabo Rojo. Doña María Catalina era hija de Marcos Caballiery (1762-1817), Caballery en la isla, ) natural de Frault en Dalmacia y de doña Cornelia Bey, natural de Curazao, quienes procrearon cuatro hijos más, Pedro, Miguel34, Clemente e Isabel35. 31

- El más antiguo y prominente Instituto de Toulouse fue nominado en su nombre. Fue un prominente abogado y miembro del Parlamento de la ciudad en el siglo XVII, matemático prominente que hizo grandes aportaciones a la geometría analítica, probabilidad y óptica, con múltiples teoremas al igual que en el estudio del cálculo. Políglota.. 32 - Gilard, Jacques. “Betances en Toulouse 1819-1846”. Sin nombre Vol. VI, Núm. Abril – Junio 1976, pg 42. 33 - Hija de don Marcos Cabaliery, natural de Fraust, Dalmacia, quien es sepultado en Cabo Rojo el 5 de abril de 1817, Libro 4 de Def. de Cabo Rojo, folio 171v, y de Da. Ana Cornelia Bey, natural de Curazao., prominente terrateniente y esclavista. María Catalina Tuvo 4 hermanos más – Pedro, Miguel, Clemente e Isabel. 34 - Libro 4 de Matr. de Cabo Rojo, folio 226 , 20 de febrero de 1829, Don Miguel Cabaliery Bey, de Mayagüez, hijo de don Marcos (dif.) y de Da. Ana Cornelia , casa con Da. Francisca Vidal Almiray, hija

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Su hacienda fue asaltada y robada por corsarios insurgentes colombianos. Para la abolición de esclavitud, doña Cornelia era la mayor propietaria de esclavos en Cabo Rojo. Dueña de la Hacienda Cornelia, ella y su hermana controlaban los terrenos a ambos lados de la desembocadura del río Guanajibo en Cabo Rojo y Mayagüez. Da. Ana Cornelia, casa en segundas nupcias, viuda en 1818, en Cabo Rojo, con don Juan Valentín Domech Bracaret, de los Bajos Pirineos franceses36.

Don Ramón Emeterio, se adapta al idioma francés, comienza a destacarse en sus estudios, especialmente en Filosofía, Física y Química, con amplio interés en las ciencias experimentales.

Pasa a París, donde estudia Medicina y Cirugía, convirtiéndose en uno de los médicos más prominentes de esa metrópoli, destaca en la cirugía, la oftalmología, y sus estudios del embarazo y el parto en París, y por que no, también de la medicina mundial en su época.

Doña María del Carmen Alacán Montalvo –

La madre del doctor don Ramón Emeterio Betances, nace en Cabo Rojo, en el año 1796. Su padre natural de Aguada, su abuelo paterno proveniente de Francia en la colindancia con Suiza, su madre de la familia de Montalvo de Cabo Rojo.

de Don Cristóbal y Da. Francisca. La novia era viuda de Don Francisco Marques. Testigos Don Ramón Escuté y Dionisio Rodríguez. 35 - Libro 4 de Matr. de Cabo Rojo –folio 241, 31 de diciembre de 1829, Don Agustín Mangual Suárez, de Mayagüez, hijo de Don Agustín (dif) y de Da. María del Carmen, casa con Da. Isabel Cabaliery Bey, hija de Don Marcos (dif) y Da. Ana Cornelia. El novio era viudo de Da. Lorenza Maria Valdez. Testigos Don Rafael Mangual, de Mayaguez y Don Pedro de Torres. 36 - Libro 3 de Matr. de Cabo Rojo, folio 71 vta., 10 de diciembre de 1818, Don Juan Valentín Domech Bracaret, de los Bajos Pirineos, Francia). Hijo de D. Pedro y Da. Josefina, casa con Da. Cornelia Bey, de Curazao, no constan sus padres, la novia era viuda de Don Marcos Caballeri. Testigos Dr. Luis Fabeyra y Don Simón María de Orama, vecinos de Mayagüez.

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Doña María del Carmen, casa en Cabo Rojo el 12 de agosto de 1812,37 con Don Felipe Betances Ponce de León, hijo de Juan Francisco y Clara, emigrados de Santo Domingo. La pareja tuvo 9 hijos – – – – – – – –

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José (1813-1813) Ana María ( 1815-1866) casa con Juan Tió Urgel Ramón (1816-1817), muere de 15 meses Clara de Jesús (1818-18??), tuvo 5 hijos con su esposo Justine Henri, su hijo menor nace en 1843) Ramona Cayetana (1821-1821) María Teresa de Jesús (1815-1852) Ramon Emeterio (1827-1898) casa con Simplicia Isolina Carlos Demetria Cipriana (1829-1894).

- Libro 2 Matrimonios de Cabo Rojo, folio 109 vta., 12 Agosto de 1812. Felipe Betances Ponce, hijo legítimo de Juan Francisco y Clara Ponce de León (emigrados de Santo Domingo), casa con María del Carmen Alacán Montalvo, hija legítima de Pedro y María Cipriana(dif). Testigos D. Jacinto Barbari; José María Berg...ces (Betances) y María Aguar. ( Ayala)


Doña Carmen Alacán Montalvo, fallece en Cabo Rojo, en su casa de dos niveles, el 9 de febrero de 1837, a la edad de 41 años, según declara su viudo cuando se tramita su herencia testada, , dejando hijos menores. Ramón Emeterio tenía menos de 10 años. Sólo cinco de sus hijos le sobreviven. Su deceso y sus disposiciones testamentarias a favor de sus hijos, familia inmediata, y su esposo don Felipe Betances Ponce de León como primer albacea, con la identificación de otros testigos en los documentos, define el proceso a seguir desde el mismo día en que ella fallece a las cuatro de la tarde en su casa de Cabo Rojo, de dos pisos, donde convive con su familia. A los lectores les proveemos una introduccción al Testamento incoado por Da. María del Carmen Alacán de Montalbo38 en 1836, y que nosotros evaluáramos en el Archivo General de Puerto Rico el 30 de agosto del 2002, microfilmando el mismo y produciendo un documento en formato pdf en dicha ocasión. Revisamos y completamos el mismo, en la fecha de 23 de abril de 2014, documento que les hacemos disponible en este trabajo a los lectores39, para que sea conocido a plenitud y no pase a ser como otros, que desaparecen por arte de magia o se venden los originales en el extranjero o en esta misma isla.

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- Archivo General de Puerto Rico. Fondo Judicial Tribunal Superior de Mayagüez, Serie - Expedientes Civiles, Juzgado de San Germán. Fecha 1837. Caja 28. Expediente 30. 39 - liberando de los derechos reservados del mismo a aquellos que citen en forma adecuada y escrita, este trabajo como su referencia y autorización de uso.

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¡Rogamos a Dios Nuestro Señor, y a las personas cautas que aquí habitan, que protejan nuestra isla de los espolios de documentos de nuestra historia!

Doña Carmen Alacán acude ante el Tribunal Superior de Mayagüez, para tramitar su testamento y proteger a su descendencia y familia cercana, al igual que a sus empleados, en caso de que le suceda algo, al no encontrarse bien de salud. En menos de un año el documento será activado con sus disposiciones cuando fallece. El documento nos permite conocer detalles de su vida, de la dinámica familiar y el dominio de ella de sus propiedades. Aunque no domina el arte de leer y escribir, controla muy bien su desarrollo económico y familiar, teniendo amplio conocimiento y control de lo suyo.

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De los nueve hijos del matrimonio, sólo 5 le sobreviven a su muerte. Tras su defunción, el tribunal comienza la tramitación de lo dispuesto con D. Felipe, D. Francisco, D. Manuel y D. José Betances, los tres primeros albaceas Testamentarios y el último curador de los menores de Dña. Carmen Alacán. Don Felipe en forma inmediata informa al tribunal de su defunción a la 4 de la tarde, del día 9 de febrero de 1827, activándose el mismo día el proceso. De los originales del testamento presentados al juzgado, extraemos las porciones pertinentes a Da. Carmen, su familia y sus propiedades, que nos refleja su calidad de vida y su sentimiento religioso a la hora de testar. Varios autores recalcan que su esposo era masón, al igual que su hijo Ramón Emeterio. Se menciona que la familia estaba alejada de las actividades religiosas. En su testamento vemos otro aspecto de parte suya, al redactar el testamento civil, donde manifiesta ser creyente y encomendarse a Dios cumpliendo con las mandas y otros procesos típicos de la iglesia, como establece cuando sobrevenga su transición. Nos da a conocer a fondo todas sus poseciones, la economía de su hogar, establece un control absoluto de cómo se han de repartir los bienes entre su descendientes, familiares cercanos e incluso de los esclavos y personas que con ella laboran donde les proteje para cuando ella ya no esté, mostrando su gran bondad. Nos da la impresión que prácticamente toda la fortuna proviene de ella y de su familia paterna y materna.

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Se ocupa del valor de su pecunio propio y como enfoca con controles judiciales, para asegurar que sus disposiciones se cumplan.

Transcripción parcial del documento testamentario de Da. María del Carmen Alacán de Montalvo. Lo consideramos pertinente para documentar lo antes narrado por nosotros. NOTA – Las transcrpciones están tal y cual aparecen en el testamento, respetando la grafía original como corresponde. El número de pg que citemos en la versión final corresponderá a la pg del pdf en que se encuentre la fotografía envuelta. Los inventarios de la pg en rojo no. 83 hasta la 101 no han sido analizados por nosotros en este trabajo.

De la página 9 , fotografía no. O9 - Extraemos.. En el nombre de Dios Amen: Sepase cuantos este mi testamento y ultima voluntad vieren, como yo Carmen Alacán vecina de Cabo Roxo, y estando en este de Mayagüez accidentalmente el dia de este otorgamiento, de edad de cuarenta u un años, natural de Pueblo de Cabo Roxo hija legímima de D. Pedro Alacán y de Da. Cipriana de Montalvo, por razones particulares, encontrandome en no muy buen estado de salud, estando en mi entero juicio, memoria y entendimiento, creyendo firmemente en el Misterio de la Santísima Trinidad, y que en todos los dias que tiene cree y confiesa nuestra Santa Madre Yglesia cuya Fé y creencia he vivido y protesto vivir y ilegible ; queriendo arreglar mis asuntos y que queden claros por si me acometiere y sorprendiere la muerte, ordeno este mi testamento (fin pg 9) in scriptis a honra y gloria de Dios y de su bendita Madre Maria Señora nuestra, a quien nombro por mi interceda y

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abogada , y es en la forma siguiente = Primeramente encomiendo mi alma á Dios, que la crió a su imágen en y semejanza, y el cuerpo lo mando a la tierra de que fue formado = Ytem: lego á las mandas forzosas un real a cada una, y los tres pesos a las pias religiosas = Ytem Declaro que estoy casada segun ritos de nuestra Santa Madre Yglesia con

D. Felipe Betances natural de Santo Domingo, de cuyo enlace hemos procreado á Ana María, Clara de los Santos: Teresa de Jesús: Ynés de los Reyes: Ramon Emeterio: y Demetria, que todos, son menores de edad, y á quienes declaro por mis unicos y universales herederos; advirtiendo que si yo, ni mi marido aportamos a nuestro consorcio cosa alguna, sino que posteriormente han entrado en la sociedad mil (fin pg 10) pg 11(2) doscientos y un pico de pesos que en quieran a mi esposo por su legítima de paterna y materna = Ytem Declaro por bienes de fortuna una Casa de alto y bajo en que vivimos = otra terrera que sirve de almacen: otra tiene con una prensa de empacar algodón: y otra id que tenemos alquilada á Mr Justino Enrique: ( nota APC Justine Henri Goivan casado con su hija Clara de los Santos, padres del gran amor María del Carmen de Ramón Emeterio)

una

estancia compuesta de sesenta cuerdas con una Casa de madera cerca al Pueblo y otra id de diez y seis

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cuerdas que colinda con Don Luis Franque[s]

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en el

barrio de Monte grande con su Casa tambien de madera = Esclavos varones ocho nombrados Juan: José: Bruno: Leon: Felipe: Francisco: Eustaquio: y Marcelino; hembras seis: Rosa: Juana: Rita: Carmen: Juana cohartada en cincuenta pesos; animales seis Bacas paridas: cuatro Yuntas de Bueyes: doce novillas: ocho terneros: cuatro novillos capados: tres Caballos y una Yegua. pg 12(3)

(pg 11 (2))

Ytem = Declaro que como tiene la sociedad

Casa de Comercio hay escritos a favor y en contra de que mi marido exacto y particular conocimiento, por cuya razon se de estar y á sus demas hijos se le y pasar por las declaraciones ó balance que el presentare = Ytem: Declaro que además de los esclabos nominados existe la esclavita Francisca dela esclusiva pertenencia de mi hija Anita, por provenir de donacion o regalo especial que á ella se hizo = Ytem: mando que á mi sobrina Josefa hija de D. José Alacán se le debe cincuenta pesos en Reses, y a los demas hijos se entregue en lo mismo la importancia de otros cincuenta, por iguales parte y á mi sobrina Merced hija de 40

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- Don Luis Franques estaba casado con Da. Damiana Ridríguez Padilla, una de sus hijas, Lucía Leonor Franqés Padilla casa el 30 de abril de 1832, con don Manuel Trinidad Alacán Bernal, hijo de don Pedro Josef Alacán Montalvo y Da. María Bernal Muños, sgún consta el Libro5 de Matrimonios de Cabro Rojo, folio 15 vta. Todos son de Cabo Rojo. Manuel Trinidad era hermano de María del Carmen Alacán Montalvo.


Don PedroAlacán se le darán otros cincuenta en lo mismo; a mi sobrina Julita hija del mismo se le dará una novilla como de diez a doce pesos: á mi ahijada Azunción hija de mi (fin pg 12) sobrino D. Manuel Alacán, otra de igual valor; repartiendose entre los pobres vergonsantes y mendicantes un novillo = Ytem; mando que a mi criada Rosa le hago gracia de cien pesos sobre su valor para que no pueda ser vendida solo en doscientos y cincuenta y a mi criada Juana por haber nacido mi poder la echado en igual cuantia de doscientos y cincuenta pesos = Y para cumplir y pagar este mi testamento mandas y legados en el contenido nombro por mis albaceas en primer lugar Don Felipe Betances: mi marido. Segundo a mi hermano D. Francisco, y en tercero a mi otro (fin pg 13) hermano D. Manuel para que uno despues de otro entre en mis bienes y extrajudicialmente los inventarien, nombrando peritos que los justiprecien y verificado los liquiden partan y adjudique D. Salomon Llopiz a quien dejo por contadr arriba, partidor, y a cada uno en su lugar le dara el poder y facultad que por derecho se requiere sin restriccion, antes bienes, con las ampliaciones necesarias y prorrogación del año de albaceargo. Y cumplido y pagado todo en el remanente de mis bienes dere-

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chos y acciones que por cualquier titulo o razon a mi pertenezease y en adelante me pertenecieren nombro por mis unicos y universales herederos a mis prenarrados hijos Da. Ana Maria, Da. (fin pg 14) Da.Teresa: Da. Ynes: D. Ramon Emeterio: Da. Demetria: para que los hayan y gocen con la bendicion de Dios y la mia: Señalandoles por Curadr adlim para que legitime mi representacion en los juicios de inventarios avaluos y duracion a D. Jose Betances su tio carnal, reasumiendo despues de la liquidación su Padre la representación que por ministerio de la Ley le corresponde; y por el presente, revoco, anulo doy por ineficaz de ningun valor ni efecto todos los testamentos, codicilos y memorias y papeles testamentarios que antes de este halla hecho de palabra por escrito (fin pg 15) u otra forma y solo quiero valga el presente que con libre uso de mis sentidos estiendo en Mayagüez a primero de Febrero de mil ochocientos treinta y seis años = A ruego de la otorgante por : ignorar el arte [escritura] y como testigo = Manuel Martinez de Leon = Como testigo = Juan Ramon Freyre = Como testigo = Doctor Fermin de Peña = Como tercer testigo Pedro Alayón = Como testigo = Santiago Jimenes = Como testigo: José Yldefonso Freyre = Como testigo- Agustin Rosello = Señor

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Juez de primera Ynstancia = D. Felipe Betances del vecindario y Comercio de Cabo Roxo ante V, del modo mas conforme á derecho paresco y digo: que el dia nueve del que gira á las cuatro de la (fin pg 16) tarde falleció mi consorte Da. María del Carmen Alacán bajo la ultima voluntad entendida en la anterior carta de la data que aparece y por ante los testigos que se manifestaron subscriptos en el lugar que la confeccionó como albacea nombrado en primer lugar en obsequio de la pronta aclaracion de los asuntos debo proceder á formalizar todo lo conducente á la liquidacion del caudal y como lo que aparece una voluntad manifestada ante testigos debo en primer lugar impetrar de la Justificacion de este Tribunal, tenga a bien proceder al examen de los sobrecriptos, y resultando (fin pg 17) conforme declarar lo manifestado por la ultima voluntad, o testamento de la finada, interponiendo para la mayor validación y fijeza mi autoridad y judicial decreto, y que en su consecuencia se archive lo actuado y se me compulse integro testimonio fehaciente como es lo que debe encabezar mis posteriores operaciones en lleno del sagrado encargo que me contete: por tanto = A Vsted. suplico se sirva habiendome por presentado proveer segun solicito en todos

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los estremos á que me contraigo, justicia que imploro con eljuramento necesario Felipe Betances = Por presentado con el simple testamento en cédula que se acompaña: agreguese el sello competente pues (fin pg 18) se halla en papel comun, y rubriquese. Los testigos que aparecen subscritos juramentados en forma, declaren acerca del otorgamiento segun corresponde para lo que se comisiona al presente Escribano, porque el que provee saldra pronto para la villa de San Germán al desempeño de asuntos del servicio y evacuada la información dese eccenta. Lo mando y firma el Señor Juez Letrado de primera Ynstancia de este Distrito de San Germán, estando en la villa de Mayagüez á trece de Febrero de mil ochocientos treinta y siete de que yo el Escribano doy fé = Bonifacio Martínez de (fin pg 19) Baños = anterior : José Antonio Rivas: Escribano = Muy luego yo el Escribano por medio de cedula comuniqué lo mandado al promovente, y lo firmo Rivas = En la misma fecha subrogo á las tres fojas en que se halla el testamento = papel como otras tantas sello tercero, rubricado aquellas y estas, y lo anoto y firmo = Rivas = En la Villa de Mayagüez, Ysla de Puerto Rico a quince de Febrero de mil ochocientos treinta y siete constaticado ante mi el Escribano

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comisionado, Doctor Francisco de Peña de este vecindario le escribi juramento que hizo por DiosNuestro Señor y una Señal deCruz en forma de derecho, de que doy fé bajo el cual ofició verdad en lo que supieres y (fin pg 20) fuere preguntado y siendo manifestandole el anterior testamento simple petición y decreto declara: que no hay duda Da. Carmen Alacán esposa de D. Felipe Betances del inmediato Pueblo de Cabo Roxo, en la última Estada que hizo en la Casa del deponente como de su amistad otorgo su testamento y ultima voluntad en los terminos y forma que se evidencia del presentado, y en el dia de su fecha ante los testigos vecinos subscritos en que se comprende el que responde a quien la testadora dejo entregara la citada cedula testamental, la que no firmó por ignorar el arte para a su ruego lo hizo, segun aparece, el (fin pg 21) testigo Martínez: que reconoce todas las firmas de las subscripcion incluso la suya como propias y del uso y costumbre de cada cual puestas en el acto del otorgamiento que habiendo fallecido la testadora y segun esta se lo habia encargado, puso en conocimiento de su dicho esposo la anunciada voluntad, y no sabe haya sido revocada ni anulada de modo alguno por la testadora, antes por el contrario, ha comprendido que

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fallecio notificandolo. Asi lo declaro por verdad a cargo de su juramento en que se afirma y ratifica de leida: que es natural de esta Ysla: mayor de cuarenta años de edad y firma conmigo el Escribano de que doy fé = Don Fermin de Peña = aurorice: José Antonio Rivas - Al instante constituido antemi el Escribano comisionado previo llamamiento (fin pg 22) en las pgs subsiguiente los otros albaceas firman los docs. finales ver originales más adelante.

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AGRADECIMIENTO Al Dr. Félix Ojeda Reyes por su apoyo y habernos facilitado sus trabajos y poder revisar la historia de esta familia y enaltecer con documentos verificables a los tres que consideramos fundamentales – D. Ramón Emeterio Betances, Da. Carmen Alacán de Montalvo, su madre, y a su esposa Da. Simplicia Isolina Jiménez Carlos. Al Reverendo Padre Edwin Lugo Silva, Párroco de Lajas, pariente y amigo que siempre nos apoya en nuestra documentación. Al Lcdo. Federico Cedó Alzamora, amigo de muchos años, Historiador inigualable de la Ciudad de Mayagüez, que siempre nos brinda su apoyo para nuestros trabajos. Al buen amigo Luis A. Chin Ramirez de Arellano Pérez, y a la Sra. Socorro Rivera, investigadores y amigos, quienes siempre nos dan apoyo en nuestras investigaciones aportando datos y colaboraciones de sus investigaciones A la Sra. Nélida González, poeta, maestra, escritora, periodista por su apoyo en nuestras investigaciones, al igual que su compañero y buen amigo, el Lcdo. Antonio Ramírez Córdova, poeta laureado y catedrático universitario. Al Sr. Pedro Roig, investigador y Supervisor de Sala, Archivo General de Puerto Rico, San Juan. Amplio conocedor de los documentos y nuestra historia en el AGPR, quien siempre está disponible para ayudarnos a localizar documentos. A la Sra. Dinah Monllor Seda por su apoyo en nuestras investigaciones como experta en archivistica, redacción de documentos y la historia de esta isla. Adolfo Pérez-Comas, San Juan de Puerto Rico, 29 de abril de 2014.

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