Literatura Edad Media y Siglo XIV
La Literatura en la Edad Media y el Siglo XIV Se llama Edad Media a la época histórica comprendida entre los siglos V y XV. Con relación a la literatura española, la época medieval se extiende desde las primeras manifestaciones literarias - de fecha imprecisa - hasta el comienzo del reinado de los Reyes Católicos. Literatura de la Edad Media Española La literatura española comienza con las primeras poesías en lengua romance castellano. Recordemos que en el Imperio Romano la Unidad Lingüística la constituía el Latín y la Unidad Política estaba centrada en Roma. Después de la caída del Imperio Romano, las regiones fueron modificando su lengua, evolucionando y modificándose con influencias de los pueblos primitivos, las lenguas de los invasores y las características propias de cada zona. Así nacieron las lenguas derivadas del latín vulgar que se hablaba en las provincias, llamadas Lenguas Romances, entre las cuales están el castellano, el francés, el provenzal, el portugués, el sardo, el italiano, el catalán, el rumano. Durante varios siglos de la era cristiana los textos seguían escribiéndose en latín. La obra más antigua en romance castellano que se conserva es el Poema o Cantar de Mio Cid, del Siglo XII (Hacia 1140). Se sabe que hubo en la Península Ibérica manifestaciones anteriores de poesías primitivas, de las que ha quedado poca documentación escrita. Generalmente eran algunas poesías amorosas cantadas por trovadores, en lengua galaico-portuguesa o en romance castellano, también villancicos y las cancioncillas mozárabes o muwassahas en hebreo y jarchas, de las que quedan algunos testimonios en trozos poéticos de Yehudá Haleví y de Todros Abulafia. ¿Qué faré yo o qué será de mibi? Habibi, non te tolgas de mibi. CARACTERISTICAS GENERALES DE LA LITERATURA MEDIEVAL La literatura fue el reflejo de la sociedad medieval y de su mentalidad. Las principales características de la literatura medieval son: La importancia de la transmisión oral: Gran parte de la literatura se difundía mediante la recitación, dado que la población era analfabeta en su mayoría. El carácter anónimo de sus autores: Al principio, sobre todo, la literatura surge de la colectividad y luego va siendo modificada por los juglares o quienes la transmiten. La finalidad didáctica o moralizante: La influencia religiosa determina que, en muchos casos, la literatura se utilice para influir en los oyentes. Otras veces, la literatura sirve de propaganda de los valores de un rey o de un pueblo, como ocurrirá con los cantares de gesta. El uso del verso: Hasta bien entrada la Edad Media (siglo XIV), el verso será el modo usual de escribir, dada su facilidad para la recitación
• El Mester de Juglaría
En la Edad Media, en distintos países de Europa, comenzó a cultivarse una poesía épica en lenguaje popular, en la que se cantaban las hazañas de los héroes de esa época, batallas y conquistas de estos personajes heroicos.. En la zona de Castilla, y en lengua romance se recitaban y cantaban estos poemas épicos o cantares de gesta. Y eran interpretados por los juglares. ¿Quiénes eran los juglares? Un juglar era un artista del entretenimiento en la Europa Medieval, dotado para tocar instrumentos, cantar, contar historias o leyendas. Se diferenciaban de los trovadores por sus orígenes más humildes, por tener como fin entretener y no ser autores de sus versos, porque generalmente eran copias de versos de trovadores arreglados por ellos mismos, aunque sí existían quienes componían sus propias obras. Dentro de la primera etapa de la Edad Media entre el siglo X y la primera mitad del siglo XIII predominaban los juglares épicos (poetas cultos en realidad) que recitaban (no siempre) tiradas y fragmentos de poesía narrativa o biográfica. A partir de la segunda mitad del siglo XIII y en el siglo XIV predominan más los juglares líricos que recitaban la llamada "poesía cortesana". Los juglares, bardos o trovadores de la Edad Media, eran hombres o mujeres que eran a la vez poetas, recitadores, músicos (ejecutaban a veces la vihuela, la trompa o el tambor), bailarines, cantores, titiriteros, etc y ofrecían sus recitales en las plazas públicas, en Palacio o en mesones, para entretener a los presentes, y su público pertenecía a las distintas clases sociales. El oficio de juglar era propio de las gentes de baja posición social, se vestían con ropas de colores vistosos. A veces eran meros repetidores de los poemas, a los que en ocasiones agregaban variaciones imaginativas. De todas maneras servían de crónicas, y en ellas se hacía exaltación de los valores humanos, la exaltación del héroe, buen señor y mejor vasallo, con gran sentido del honor y de la justicia, en los temas históricos, realistas y de carácter popular. Los Cantares de Gesta eran largas composiciones poéticas en versos de arte mayor, frecuentemente alejandrinos, aunque con una métrica irregular, descuidada, de entre 12 a 18 sílabas, lo que llevó posteriormente a dividirlos en dos hemistiquios, lo que evolucionó posteriormente en los romances octosilábicos. El Cantar de Mio Cid El Poema de Mio Cid es la obra en poesía épica medieval en romance castellano, más antigua que se conserva. Es un monumento literario, que fue conocido en 1779, cuando Tomás Antonio Sánchez descubrió y publicó el manuscrito. Dicho manuscrito era una copia que databa de 1307, y al que faltaban una hoja al comienzo y dos en el interior. Este códice fue escrito en hojas de pergamino y constaba de 3730 versos. Don Ramón Menéndez Pidal, el famoso filólogo español reconstruyó y restauró las partes faltantes e hizo profundas investigaciones acerca de la obra y de la evolución histórica de la gramática y el vocabulario del Cantar de Mio Cid y lo ha dividido en tres cantares. El Mio Cid o Poema o Cantar de Mio Cid (Mio Cid: Mi Señor -del árabe) es de autor anónimo y se supone que sus autores pueden haber sido dos juglares de Medinacelli. El copista que lo transcribió
en 1307 d. de C. (mayo de 1345 de la era española) es Per Abbat (Abad Pedro) según consta en el códice hallado. El Cantar consta de tres partes: Primera Parte: El Destierro del Cid Segunda Parte: Las Bodas de las Hijas del Cid Tercera Parte: La Afrenta de Corpes El Poema de Mio Cid 1.- Contexto histórico y social En la poesía medieval había dos escuelas o mesteres - oficios - : el mester de juglaría, propio de los juglares, y el de clerecía, propio de los clérigos. Entre el mester de juglaría cabe resaltar como características principales la presencia de versos irregulares, que oscilan entre diez y veinte sílabas, y que son mayoritariamente monorrimos, rimando siempre en asonante. El juglar era el que divertía al rey, a los nobles o al pueblo. Se ganaba la vida ante un público para recrearlo con la música, la literatura, la charlatanería o con juegos de manos, de mímica, de acrobacia,... También servían como órganos de publicidad y de influencia en la opinión. 2.- Los cantares de gesta. Origen de la épica romance Los poemas épicos son narraciones en verso de carácter heroico. Su objeto era cantar o relatar la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de vida nacional que merecieran ser divulgados. Debido a su carácter oral la mayoría de ellos Su probable origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del patrimonio popular o colectivo, los haya redactado. A lo largo de los siglos los romances se han visto influenciados por raíces germánicas, (la crueldad de las venganzas de la mujer), francesas, debido a las numerosas peregrinaciones a Santiago, y arábigas (las "archuzas", semejantes a nuestra épica). 3.- Autor y fecha del Poema El poema fue escrito hacia el año 1110, inmediatamente después de sucedidos los hechos por primera vez por un juglar de la zona de San Esteban de Gormaz. 4.- Partes y argumento El Poema se divide en tres partes o cantares: Cantar del Destierro, Cantar de las bodas y Cantar de la afrenta de Corpes Cantar I. Cantar del Destierro: El Cid sale de Vivar, dejando sus palacios desiertos y llega a Burgos, donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias del rey. Una niña de nueve años le ruega que no intente la ayuda por
la fuerza para no perjudicar a los moradores de la posada. En la ciudad se aprovecha de la avaricia de unos judíos. El Cid se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña, para despedirse de su esposa, doña Jimena, y de sus dos hijas, a las que deja confiadas al abad de dicho monasterio. Entra luego en tierra de moros, asalta la villa de Castejón y vence a los moros en varias ocasiones, recogiendo un rico botín del que envía parte al rey; continúa sus correrías y derrota y prende al conde Barcelona, liberándole poco después. Cantar II. Cantar de las Bodas: Refiere fundamentalmente la conquista de Valencia. El Cid vence al rey moro de Sevilla y envía un nuevo presente al rey Alfonso VI, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia. Poco después la ciudad es sitiada por el rey moro de Marruecos; el Cid le derrota y envía un tercer presente al rey Alfonso. Los infantes de Carrión solicitan al rey de Castilla las hijas del Cid en matrimonio y el rey y señor del Cid interviene para lograr el consentimiento de aquel y lo perdona solemnemente. Con los preparativos termina el Cantar. Cantar III. La afrenta de Corpes: Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por su cobardía en el campo de batalla y por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado. Deciden entonces vengar las burlas de que han sido objeto, para ello parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes las abandonan, después de azotarlas bárbaramente. El Cid pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son declarados traidores. El Poema con las nuevas bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Navarra y Aragón. 5.- Estructura En el poema hay dos tramas que se cruzan: •
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El tema del deshonor: eje central de la obra, motivado por el injusto destierro del Cid; continúa con el progresivo engrandecimiento del Cid mediante sus victorias y las riquezas que éstas le procuran y finalmente se describe la entrada triunfal del Cid en Valencia Las bodas de las hijas del Cid y el injusto trato que estas reciben por parte de los infantes de Carrión: esto motiva que el Cid obtenga la culminación de su honor. Finalmente las hijas del Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón.
6.- Aspectos formales: métrica y estilo Métrica: Característica: versificación irregular: medida de los versos oscila entre las 10 y las 20 sílabas, aunque se aprecia un predominio de los de 14, 15 y 13 con hemistiquios de 6, 7 y 8 sílabas combinados preferentemente en 7 + 7, 7 + 8 y 6 + 7. Los versos están agrupados en series o tiradas que encierran una misma idea, cuya asonancia es más o menos continua. Suele cambiarse la asonancia cuando la narración da paso al discurso directo o viceversa y cuando una nueva escena o tema. Estilo: Con el propósito de ennoblecerlos el poeta dota a los personajes de cualidades excelentes mediante el epíteto épico - "el que en buen hora nació", "el bueno de Vivar", o de adjetivos caracterizadores,
ponderativos o afectivos que se extienden no sólo al héroe, sino también a su mujer, a su caballo,... Visualiza las escenas de emocionantes mediante expresiones deícticas, señaladoras - afectos (heos aquí), veriedes - porque presupone un auditorio; en estos casos el autor se introduce en la obra haciendo sus propios comentarios. El vocabulario que alude a prácticas legales, usos feudales, arte de la guerra y ropajes es amplio y sirve para dar a conocer costumbres y modos de vida. Se usa con cierta frecuencia el ablativo absoluto. Hay pleonasmos - llorando de los ojos - que intensifican la expresión emotiva. Se suelen anteponer el artículo al adjetivo, con lo que se le individualiza y se le atribuye la cualidad en exclusiva - Castilla la gentil, Valencia la clara. Abundan las descripciones de personas, batallas y lugares. Para terminar hay que destacar la claridad, simplicidad y a la vez severa grandeza que el poeta confiere a la narración que discurre con rapidez y viveza (dinamismo). La ornamentación es sobria y la adjetivación escasa. La expresión adquiere una infinita gama de matices que van desde lo finamente irónico a lo dramático. 7.- Temas En primer lugar se señala el tema del restablecimiento del honor del héroe, perdido a causa del destierro. Entonces el concepto del honor equivalía a "posición o rango social". La ascensión del Cid al poder es otro de los temas. El destierro que sufre el héroe supone el desamor del rey y la muerte jurídica del Cid. Para conseguir el poder lucha y gana batallas y riquezas a las que se les concede gran importancia en la obra. En la lucha por el poder son importantes las hijas, por las que siente gran ternura, pero las mueve en el tablero según sus conveniencias como cualquier señor medieval. También hay que destacar el tema de la integridad. El Cid se demuestra íntegro en un sentido cristiano, feudal y social. Esta integridad le gana la adhesión de sus vasallos y su generosidad y fidelidad le hacen recuperar el favor del rey. Es tierno y humano en el amor a su familia y a sus amigos, religioso, cortés, astuto, discreto y valiente en la lucha. Historicidad, ficción y realismo El poema tiene un gran valor histórico, porque gran parte de los personajes y hechos que nos muestra están atestiguados históricamente. Sin embargo, la intensa exaltación priva al texto de cierta imparcialidad y exactitud que, cosa que, por otra parte, tampoco era buscada por el autor. El realismo es otro valor añadido al Poema. Las batallas, los lugares geográficos citados, las costumbres, vestidos y comida, aparecen descritos con fidelidad y con una base real.
• Mester de Clerecía A la par del mester de Juglaría, en la Edad Media española, apareció una actividad poética religiosa, que se llamó mester de clerecía, pues eran producciones realizadas por clérigos y gente culta. Eran poesías con autor conocido, y no anónimas como en la poesía épica. Era poesía erudita. En general se usaba la métrica denominada cuaderna vía, estrofa de cuatro versos alejandrinos (14 sílabas) divididos en dos hemistiquios (7 y 7). Tratan de temas religiosos, vidas de Santos, Milagros de la Virgen y algunas vidas de personajes históricos.
Usan la lengua romance castellana para llevar a conocimiento de la gente los temas religiosos y textos que hasta ese momento estaban en latín. Entre los representantes principales, se pueden mencionar a Gonzalo de Berceo y al Arcipreste de Hita, Juan Ruiz. Gonzalo de Berceo, El mester de clerecía 1.- El mester de clerecía Frente al mester de juglaría caracterizado por su contenido popular y la irregularidad métrica, surge en el siglo XIII una nueva escuela narrativa de carácter erudito: el mester de clerecía, cultivado por clérigos, aunque entendiendo siempre por tales no sólo a quienes lo eran propiamente, sino también - según la conocida definición- a todo hombre culto y letrado, que poseyera la educación latinoeclesiástica. Los caballeros, lo mismo que los reyes, vivían entregados casi exclusivamente a los negocios de la política y al oficio de las armas, y con frecuencia desconocían hasta los rudimentos de la escritura; durante la Alta Edad Media, sobre todo, fueron numerosos los monarcas que no supieron firmar. El "pueblo" por su parte, entendiendo como tal incluso, en su más amplio sentido a la clase media o burguesa, tardaría aún largo tiempo en incorporarse al mundo de la cultura literaria con el nacimiento y desarrollo de las ciudades. El saber se refugia, pues, en los monasterios y durante siglos es patrimonio esencial de los clérigos, de donde nace la atribución de este carácter a quienes se entregan al estudio, aunque no fuese aquélla su condición real: clerecía y saber se hacen sinónimos. Estos "clérigos" letrados habían escrito hasta entonces sus obras en latín, pero debido al uso creciente de la lengua romance, y, por tanto, al hecho de que cada día iba siendo menor el número de los que podían entender el idioma clásico, acabaron por descender al cultivo de la lengua popular con el propósito de difundir entre las gentes el saber que atesoraban en sus bibliotecas: Quiero fer una prosa en román paladino en el qual suele el pueblo fablar a su vecino... Dice Gonzalo de Berceo en el comienzo de la Vida de Santo Domingo de Silos. El mester de clerecía no desplazó, sino que coexistió con el de juglaría y con las diversas formas y escuelas líricas, pero sin llegar a confundirse jamás con ellas. Mantuvo siempre su carácter peculiar y no fue nunca ni la poesía del pueblo ni de la clase militar, y mucho menos - como tantas veces la lírica -, mera letra de canciones para las fiestas y diversiones de la multitud. La separación entre uno y otro mester - el de juglaría y el de clerecía - no siempre es tan radical como podría parecer a primera vista. Por lo pronto emplean ya el mismo idioma y se dirigen a un mismo tipo de público. Además no es infrecuente que los clérigos extraigan temas de la cantera popular o de la tradición épica, al menos como elementos accesorios. Los rasgos esenciales que definen el mester de clerecía pueden resumirse en los siguientes: •
Todos los poemas de este mester están escritos en estrofas de cuatro versos alejandrinos (de catorce sílabas, divididos por una cesura en dos hemistiquios de siete) con una sola rima consonante (= tetrástrofo monorrimo o cuaderna vía) A diferencia de la habitual irregularidad métrica de las gestas, los poetas de clerecía respetan, con tenaz consonancia,
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su riguroso canon métrico - diversas imperfecciones en la medida de los versos se pueden atribuir a errores de los copistas. El lenguaje del mester de clerecía pretende ser mucho más cuidado y selecto que el de juglaría, lo cual es expresado en la segunda estrofa de Libro de Alexandre (primera mitad del siglo XIII), un poema que consta de 10000 versos: Mester traigo fermoso, non es de joglaría, mester es sin pecado, ca es de clerezía; fablar curso rimado por la cuaderna vía, a sílabas contadas, ca es grant maestría.
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La característica fundamental del mester de clerecía radica en su temática. Con excepción de Berceo, ninguna obra del mester de clerecía, abarca temas religiosos. Las obras del mester de clerecía tratan de tomar materias del saber escrito, al que no se tenía acceso sin una dedicación estudiosa. A parte de esto hay que destacar la acusada tendencia de los poetas de entonces por basarse en fuentes escritas. Frente al poema épico, que se inspira en hechos históricos, en general, coetáneos, los autores del mester de clerecía parten de fuentes escritas, de donde extraen los temas. Con frecuencia apelan al testimonio del libro como prueba máxima de veracidad y autoridad. Las fuentes que utilizan son, en primer lugar, la Biblia, traducida tempranamente al romance; también son importantes las fuentes latinas, al igual que fuentes francesas, fruto de las relaciones múltiples entre los dos países.
Los autores de clerecía siguen la norma clásica del "enseñar deleitando" y pretenden educar, instruir, aleccionar, presentando unos protagonistas ejemplares que encarnan destacadas cualidades morales. A menudo la obra entera es un "enxiemplo" de marcada intención didáctica y de cierta verosimilitud características que la diferencian del mester de juglaría Cronológicamente el mester de clerecía se prolongó desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo XIV. Durante el primero de estos siglos se atuvo casi con absoluto rigor a los moldes métricos anteriormente descritos. Pero a partir del siglo XIV, aunque manteniéndose en sustancia dentro de ellos, abre las cerradas filas de sus tetrástofros para dar entrada a formas poéticas distintas de carácter lírico y metro más breve. Otras veces, por el contrario, aparecen versos de dieciséis sílabas probablemente bajo el influjo de las formas épicas que tienden ya hacia el cauce definitivo del romance- o se encogen en cuartetas heptasílabas como resultado de separar los dos hemistiquios del alejandrino. Otra característica esencial separa la clerecía de ambos siglos. Al primero de ellos corresponden obras anónimas - con la sola excepción de Berceo -, de carácter mucho más impersonal, más rígido y, literariamente, más "objetivo". El natural primitivismo no consiente todavía - salvo en corta medida la proyección personal del escritor. Pero el siglo XIV contempla ya la aparición de grandes figuras literarias, y el mester de clerecía, pese a su innegable rigidez, acoge obras de inconfundible personalidad, a saber las del Arcipreste de Hita y López de Ayala. 2. - Gonzalo de Berceo (ca. 1195 - 1264) De Berceo, primer poeta castellano de nombre conocido y el más genuino representante del mester de clerecía, se sabe bastante, aunque si se compara con otros poetas contemporáneos o aun posteriores puede parecer francamente poco.
Berceo mismo, como otros escritores antiguos, se nombra en sus composiciones y nos proporciona algunos datos sobre su persona. Esta mención del nombre la justifica, aduciendo que su intención es lograr mediante las oraciones de oyentes y lectores el perdón de sus pecados y éste es también el motivo citado en ciertos pasajes donde alude a la virgen: "Nuestra Señora". Sabemos además que nació hacia finales del siglo XII en el pueblo de Berceo, perteneciente a la diócesis de Calahorra, en la Rioja. Se educó en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla; monasterio de cierta relevancia en aquella época, al que estuvo ligado no se sabe exactamente si como sacerdote, simple monje o clérigo secular: Gonzalo fue so nomne qui fizo est tractado en Sant Millán de suso fue ninnez criado, natural de Berço, ond Sant Millán fue nado... Yo Gonzalo por nomne, clamado de Berceo, de Sant Millán criado en la merçed seo... El título de maestro que se da en varias obras podría ser un título universitario, otorgado por la universidad de Palencia, donde se habría formado entre 1223 y 1236. Frecuentemente se le ha calificado de poeta simple e ingenuo, que no aporta nada original, sino que repite lugares comunes de la tradición literaria y religiosa imperante en la época. Sin embargo, el estudio detallado de su obra nos revela un autor que maneja con maestría la nueva forma poética -la cuaderna vía-. La creación poética de Berceo es, sin embargo, de clara orientación popular. Berceo es un autor que divulga y explica, con clara intencionalidad catequística o propagandística. Berceo se aparta de los manuales de teología de la época -muy teóricos y difíciles de comprender para el pueblo llano- y nos presenta una teología básicamente existencial, de utilidad para el hombre medieval. Gonzalo de Berceo debió de morir bastante mayor; diversas escrituras notariales mencionan que vivía aun en 1264. Pero a pesar de esto, poco más es lo que se conoce de su vida, que debió de transcurrir plácidamente entre gentes sencillas, entregada a sus deberes religiosos y a componer sus obras. Todas las obras de Berceo son religiosas, escritas en cuaderna vía. Su obra, enmarcada dentro del mester de clerecía, se clasifica en tres grupos: vidas de santos ( Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos, Poema Santa Oria, Martirio de San Lorenzo); poemas marianos ( Loores de la Virgen, Duelo de la Virgen, Milagros de Nuestra Señora); y poemas de otros temas religiosos ( De los signos que aparecerán antes del juicio final, Del sacrificio de la misa) Atendiendo al contenido teológico de su obra, podemos diferenciar dos categorías principales: • •
obras de teología moral obras de teología dogmática.
En sus obras hagiográficas, más que hablar de los vicios y virtudes en abstracto, divulga la vida de unos personajes que han seguido la senda de la virtud. Todas las obras presentan una estructura similar: • •
Exordium, invocación a Dios. captatio benevolentiæ, atracción de la audiencia
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preparación del público à se narra una 'historia'
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infancia y juventud: orígenes humildes en un medio pastoril
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visita al preceptor espiritual
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vida eremítica, como medio de buscar la virtud
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la santidad es ratificada por los milagros en vida y, sobre todo, los realizados tras su muerte
En las obras dogmáticas refiere el conjunto de verdades que constituyen el 'credo religioso' sobre el que se fundamenta la piedad del individuo. La piedad que proyecta Berceo se centra principalmente en la Virgen, aunque tampoco olvida la figura de Cristo. La piedad mariana en Berceo entronca con una corriente muy poderosa en la Edad Media (otros ejemplos serán Alfonso X el Sabio y Raimundo Lulio). María, madre de Jesús, tiene un acceso directo e inmediato a su hijo y por consiguiente actúa como intercesora entre el ser humano y Dios; es la abogada que defiende a sus fieles, la que socorre a los hombres en sus momentos de necesidad. Su actitud materna la inclinan a ser benevolente con sus hijos y por ello defiende y aboga por sus fieles, que según la fe cristiana son hijos suyos, ante Jesús, su hijo divino. Los Milagros de Nuestra Señora constituyen la más importante y extensa obra de Berceo, y se compone de veinticinco narraciones precedidas de una introducción alegórica. Se trata de otros tantos milagros que realiza la Virgen en favor de sus devotos para salvar su alma o protegerles de algún mal. Un ladrón devoto de la Virgen va a ser ahorcado, pero la Virgen coloca las manos entre el cuello y la soga y le salva de la muerte; un monje se ahoga en un torrente al regresar de una aventura pecaminosa, pero la Virgen le resucita para que pueda hacer penitencia y salvar su alma; un clérigo ignorante es acusado de no saber otra misa que la de la Virgen y se le retiran las licencias, pero acude en demanda de consejo a María, que se le aparece - indignada - al obispo y le ordena que permita al clérigo celebrar su misa como tenía por costumbre. Teófilo, especie de fausto medieval, vende su alma al diablo movido de la codicia, pero se arrepiente luego y la Virgen rescata el documento de venta; en un pleito de dinero el Niño Jesús, que la virgen sostiene en sus brazos, habla en defensa del acreedor que la había puesto como testigo de su préstamo. Un clérigo y un lego tratan de robar una iglesia, pero al intentar el clérigo despojar a la Virgen de su manto, se le quedan adheridas a él sus manos, que ya no le son posibles despegar, prodigio que le vale el perdón de la justicia - al ser luego apresado -, pues en él se reconoce la protección que la Virgen quería dispensar al pecador, etc. Después de los Milagros, las vidas de santos representan lo más importante de su producción. También para la composición de estas obras se inspiró en modelos escritos: para la Vida de Santo Domingo de Silos en la historia latina del abad Grimaldo; para la de San Millán en el original latino de san Braulio; y para la de Santa Oria en el relato de Munio, confesor de la Santa. Al limitarse a un solo personaje fundamental cada uno de estos libros, carecen de la movida variedad que caracteriza a los Milagros de Nuestra Señora, pero en cambio, se acentúa en ellos el rasgo realista, vivo y popular. El poeta se enfrenta ahora con modelos más próximos, moradores de su mismo monasterio, habitantes de los paisajes y los pueblos que le eran familiares. En las vidas de San Millán y Santo Domingo de Silos, Berceo rinde su tributo de gratitud al monasterio en que se educó y vivió, cantando las glorias de la orden benedictina, los repetidos milagros de sus santos, sus vidas humildes y esforzadas
La Vida de Santa Oria, escrita por Berceo en su vejez, revela ya el cansancio del escritor, pero también al mismo tiempo se enfatiza en estas estrofas su religiosidad que en ocasiones se ilumina y caldea con cierto fervor místico. El poeta, inmerso de ternura y melancolía, parece desear - y ver aproximarse - la gloria celestial, llena de resplandores, en la que había situado el triunfo de sus santos. Sin alcanzar en su conjunto la armonía poética de los Milagros de Nuestra Señora, tienen estas tres Vidas su misma graciosa sencillez de delicado retablo, primitivo, llenas de encanto, de agreste sentido popular y sabroso humorismo. Las obras restantes están muy lejos de la importancia de las ya comentadas. Berceo carece todavía en estos libros - puesto que puede representar el aprendizaje del autor en el manejo de su "mester" de la poética inspiración que daba acentos tan personales a sus otras paginas por encima de todos los modelos. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita El Siglo XIV: Contexto político, social y religioso El siglo XIV representa el comienzo de un proceso de transformación del sistema medieval en lo político, lo social y lo religioso. En el aspecto político se desarrollan varias luchas por el poder entre la monarquía y la nobleza, los reyes buscan el apoyo del pueblo y la burguesía, por lo general relacionada con los judíos. La ruptura de la armonía de las tres razas y la reacción del antisemitismo obliga a muchos judíos a una conversión por conveniencia, comenzando así las reticencias entre los cristianos viejos y los conversos por la limpieza de sangre, tema que incidirá directamente en la literatura posterior. Paralelamente, entra en crisis el poder feudal. La situación difícil de los campesinos provoca sublevaciones y su huida a las ciudades, abandonando las tierras, por lo que faltan brazos para cultivarlas. Los campesinos imponen condiciones y es necesaria la promulgación de leyes que los protejan del poder feudal. Además, la peste que azota al país incide en esta mengua de hombres y en la huida del campesinado a las ciudades. El comercio y la pequeña industria siguen su proceso, dependiendo en parte de los judíos. El dinero adquiere cada vez más color y trastoca el orden social, con lo que se acentúa la crisis del sistema feudal. La burguesía, opuesta al poder tradicional de la Iglesia y la nobleza, representaba una ruptura del orden establecido y la creación de un sistema de valores diferente que se pone en cuestión los ideales de la sociedad caballeresca. Esta actitud se manifiesta en una literatura realista y satírica, en la que domina la astucia y el dinero sobre lo religioso y caballeresco. Es una literatura burlesca o, por el contrario, didáctica, pero siempre próxima al espíritu práctico. En el aspecto religioso, se produce un rechazo de los modelos teocéntricos en favor de una actitud más antropocéntrica que lleve al individuo a desarrollar sus capacidades de realización como hombre. Esta crisis de los valores religiosos trae como consecuencia una visión de la vida diferente, que se manifiesta en su concepto del mundo, al que se considera como algo digno de ser gozado; la muerte pasa de ser considerada como puerta que libra de la cárcel del cuerpo, la patética pérdida de todo lo terreno. Se camina hacia un ideal más humanista y vitalista, en que el goce del vivir y el amor, en toda su amplitud, son temas recurrentes. Al mismo tiempo, hay otras actitudes que tratan de enseñar y moralizar ateniéndose a una concepción ascética de la vida.
Libro del Buen Amor 1. El autor Es poco lo que se sabe acerca del autor del Libro de Buen Amor: hombre del siglo XIV, que se llamó Juan Ruiz, que su cargo eclesiástico era el de arcipreste de Hita (hoy, pueblo de la provincia de Guadalajara), que era de Alcalá, pero ¿de cuál de los muchos pueblos que hay de este nombre en España?, que estuvo en prisión, donde escribió, si no todo, parte de su libro. Otro problema es que todos estos datos están tomados de la obra, del "yo", pero lo que no se sabe con certeza es quién era aquél yo. 2. Historia del Libro del Buen Amor Del Libro del Buen Amor han llegado hasta nosotros, además de algunos fragmentos, tres códices: G, T y S. Este último que se conserva en la Universidad de Salamanca, es el más completo de los tres y en él se basan la mayoría de las ediciones modernas. Se sabe que el marqués de Santillana y un juglar anónimo del siglo XV le llamaban "Libro de Arcipreste". Y el erudito Florencio Janer, en el siglo XIX, propuso el nombre de "Libro de los Cantares". Pero fue Ramón Menéndez Pidal quien en 1898, le dio el título con que hoy se conoce, basándose en varios pasajes de la obra en los que así se le nombra. Según el códice que se consulte, el "Libro de Buen Amor" presenta dos fechas de composición. Se puede decir que fue redactado dos veces: primero en 1330 y después, más completo en 1343. Fue estudiado y dado a la imprenta por primera vez, con el título de "Poesías", en 1790, por Tomás Antonio Sánchez. 3. Unidad y variedad del libro El libro del Buen Amor está formado por pasajes de muy diverso tema y género literario. Básicamente, es una autobiografía erótica constituida por la narración de diversas aventuras amorosas. En todas ellas el Arcipreste queda en posición ridícula o desairada. Esta "historia ficticia de los amores del Arcipreste" constituye el hilo conductor de la obra y se interrumpe en múltiples ocasiones para intercalar elementos muy heterogéneos.
• Orígenes del Teatro Español En la Edad Media española existieron representaciones teatrales, unas de carácter religioso y otras, de carácter profano. Eran los primeros pasos de un teatro primitivo. Las representaciones religiosas se hacían en los templos o en portales y atrios, sobre temas tomados de la Biblia, para hacer interpretar más fácilmente los pasajes religiosos o los significados de las festividades. Eran "autos" o escenificaciones de escenas de los misterios, y también moralidades, con personajes alegóricos.
En menor escala, pero coexistió un teatro profano culto representado en las cortes y en colegios, sobre temas de los clásicos griegos y latinos. Y un teatro profano popular, que se representaba al aire libre, en esquinas o mesones, interpretado por comediantes y juglares, y que fueron el antecedente de los entremeses y sainetes. Del teatro religioso primitivo, medieval, la pieza más antigua que se conserva es "El Auto o Misterio de los Reyes Magos", fragmentos en verso que datan de la segunda mitad del S. XII, y que fueran hallados en la Catedral de Toledo en el S. XIII. Se han hallado 147 versos divididos en cinco escenas que representan el nacimiento de Cristo, la estrella que guía a los tres Reyes Magos: Gaspar, Baltasar y Melchor, su ida a Belén, su encuentro con Herodes y la consulta a los rabinos. Cronológicamente es el texto que sigue en fecha al Poema de Mio Cid.
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La literatura popular y tradicional
Junto a la literatura culta - escrita, inalterable y de autor generalmente conocido - corre paralela otra literatura llamada popular y tradicional que muestra, a veces, una extraordinaria calidad artística. Esta literatura pertenece al folclore, es decir, al "saber tradicional del pueblo" que, además de las costumbres, los juegos, las fiestas, las creencias,..., incluye como aspectos destacados los cuentos las leyendas, las canciones y los romances. Este folclore literario es una de las más completas manifestaciones de la cultura y el modo de ser en España. Características: •
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La transmisión oral: Durante milenios, la palabra desnuda, mantenida en la memoria, fue el único procedimiento de conservación y transmisión de la cultura literaria. El pueblo, que considera estas formas literarias como algo suyo, las transmite oralmente, de generación en generación, reelaborándolas. Brevedad: El pueblo prefiere las composiciones breves que se pueden captar fácilmente y por eso a veces se llega a una condensación quizás excesiva, en el afán de reducir y eliminar lo superfluo.
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Sencillez: La literatura popular es sencilla en el fondo y la forma. No presenta demasiados convencionalismos ni artificios, porque brota espontánea como expresión de un sentir general. Pese a esto presenta una curiosa efectividad poética.
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Anonimia: Hay un creador inicial, un individuo especialmente dotado que interpreta y expresa el sentir del pueblo. Otros individuos a través del tiempo van rehaciendo la obra que se considera un bien común a disposición de la comunidad.
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Variantes: Como consecuencia del punto anterior, y de su carácter oral, aparece uno de los aspectos más claramente diferenciadores de la literatura popular de la culta: las numerosas variantes de un mismo cantar, cuento o romance.
II.- La poesía lírica popular y tradicional Existen en la península tres grandes núcleos líricos de carácter oral tradicional - además del núcleo catalano - provenzal -, con tres formas poéticas características: el arábigo - andaluz (jarchas), el galaico - portugués (cantigas de amigo) y el castellano (villancico).
A) Las jarchas: Las jarchas son unas cancioncillas en lengua mozárabe que cantaban los cristianos que vivían en territorio dominado por los árabes. Los poetas árabes, y también los judíos, cautivados por la belleza de estas breves composiciones mozárabes, remataban con ellas sus propios poemas cultos llamados moaxajas, escritos en árabe clásico o hebreo. El contenido de la mayoría de las jarchas son lamentaciones amorosas en boca de un personaje femenino, una muchacha por la ausencia de su amigo, haciendo confidente a su madre o a su hermana. Su estructura estrófica es variable: dos o tres versos monorrimos o la forma de cuarteta asonantada - cuatro versos de arte menor que riman en los pares. Su importancia es muy grande por varias razones: por su belleza manifestada en el tono de queja, que sugiere más de lo que expresa con un lenguaje sumamente sencillo; por la ayuda que han aportado al conocimiento del romance mozárabe que, aislado del resto de los dialectos peninsulares, no evoluciona y presenta formas arcaicas y arabismos; y, principalmente, porque las jarchas no solamente son las primeras manifestaciones literarias de nuestra península, sino también de todo el mundo románico. Cronológicamente pertenecen a los siglos XI, XII y XIII. B) La lírica galaico - portuguesa: En el nordeste de la península, en la actual Galicia y norte de Portugal, se desarrolló una importantísima lírica recogida tempranamente en los Cancioneiros. Esta lírica es, en su mayor parte, de influencia provenzal. En las cortes señoriales del sudeste de Francia y en Cataluña floreció en los siglos XI y XII una poesía compuesta por los trovadores, siguiendo las pautas del amor cortés. Esta poesía, a través del Camino de Santiago, llegó a Galicia e influyó en las llamadas Cantigas de amor y Cantigas de escarnio. Pero la manifestación lírica galaico - portuguesa más importante son las Cantigas de amigo, que, aunque cultivadas por poetas cultos, son de origen popular, ya que el pueblo las cantaba en sus fiestas y romerías. Son poemas amorosos puestos en boca de una doncella enamorada que, habitualmente, se dirige a la Naturaleza - al mar, a la fuente, a los pinos, a los ciervos... - quejándose de la ausencia o infidelidad de su "amigo" (= amado). La forma de estas canciones es paralelística, es decir, en ellas se repiten dos o más versos con una leve variación final, con lo que se consiguen unos efectos de recurrencia, aparentemente monótonos y, sin embargo, llenos de gracia y sugerencia, muy adecuados al canto para el que iban destinados. C) La lírica tradicional castellana: Temas: El pueblo, como ya se ha dicho, cantaba desde el nacimiento de la lengua castellana este tipo de La lírica tradicional castellana que es la última documentada dentro de la península, ofrece una extraordinaria riqueza temática. Se puede afirmar que todos los momentos y situaciones importantes de la vida de un pueblo se encuentran recogidos en ella: cantos al triunfador, canciones de trabajo - siega y vendimia -, de romería, bodas, fiestas y juegos, canciones infantiles, satíricas y humorísticas, llantos o endechas por la muerte de un ser querido, cantos de vela,... Pero las más numerosas son las que aparecen en relación con el amor: lamentaciones de la amada por la separación del amigo, requiebros amorosos por parte del enamorado,... Entre ellas se pueden distinguir por sus especiales características:
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Las albas: canciones puestas en labios de una muchacha que, al amanecer espera la llegada del amado a quien llama amigo. Las albadas: cantan la separación de los amantes al clarear el alba, lamentándose de que llegue el día
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Las mayas: exaltan el triunfo de la primavera y del amor en el mes de Mayo
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Canciones de serrana: su asunto es el encuentro de un caballero, a veces perdido en la sierra, y una serrana a la que pregunta el camino y/o la requiere de amores.
Métrica y estilo La forma castellana más genuina es el villancico, composición formada por un estribillo inicial de dos, tres o cuatro versos - el villancico propiamente dicho-, que cantaba el coro. Este villancico inicial se glosa en estrofas y, al final de estas, se suele repetir todo o parte del villancico, a modo de estribillo. La glosa que desarrolla el tema propuesto en el villancico, y que cantaba el solista, aparece frecuentemente en forma de zéjel - antigua composición arábigoandaluza-: trístico, monorrimo llamado mudanza, y un verso más, el de vuelta, que rima con uno o más del estribillo - b, b, b, a-, aunque se dan otras combinaciones. Las sílabas de versos son fluctuantes, pero con una tendencia reguladora al verso de seis y ocho sílabas. La rima es asonante o consonante en reelaboraciones cultas. Lo que caracteriza a la lírica popular castellana en cuanto al estilo es la sencillez de recursos la falta de artificios, la expresión clara que brota casi espontáneamente. El vocabulario es muy sencillo y repetitivo y destaca la escasez de adjetivos y de metáforas, aunque sí hay imágenes visuales, a veces cargadas de simbolismo popular. Los recursos más abundantes son los de repetición: aliteraciones, anáforas, paralelismos y repeticiones expresivas de palabras o sintagmas. En fin, el énfasis, la intensidad, a veces el exaltado patentismo, unidos a la máxima sencillez de la expresión, caracterizan a gran parte de esta poesía. Importancia y vigencia El pueblo, como ya se ha dicho, cantaba desde el nacimiento de la lengua castellana este tipo de composiciones líricas. Durante el siglo XV se recogen en los cancioneros. Desde este mismo siglo hasta nuestros días muchos poetas cultos se han inspirado en esta lírica popular, impresionados por su calidad poética. Unas veces han incluido en su obra esas cancioncillas; otras, las han recreado artísticamente, imitándolas o reelaborándolas, pero conservando siempre el espíritu tradicional característico de ella.
• El nacimiento de la prosa medieval: Alfonso X el Sabio I.- El comienzo de la prosa literaria El comienzo de la prosa literaria se suele situar en el año 1251 con la traducción del árabe al castellano del "Calila e Dimna”, una colección de cuentos breves de origen oriental e intención didáctica, cuyo título proviene de los nombres de dos lobos hermanos. Calila y Dimna, protagonistas del primer cuento. Calila e Dimna procede en gran parte de una célebre colección de cuentos indios titulada Panchatantra, de donde pasó al árabe y de éste fue vertido al castellano a instancias de Alfonso X el Sabio, siendo éste aún infante, en la escuela oficial de traductores de Toledo.
También en la misma época - 1253 - se traduce el Sendebar o Libro de los engaños e asayamientos de las mujeres, que es igualmente una colección de cuentos o apólogos de origen oriental, tal vez indios, traducidos al persa, luego al árabe y posteriormente, por encargo del infante don Fadrique, hermano de Alfonso X el Sabio, al castellano. El Sendebar trata de las argucias, malas artes y enredos de las mujeres para conseguir sus propósitos y constituye una de las primeras manifestaciones de la literatura misógina - desprecio a la mujer - tan frecuente en la literatura posterior. II.- Alfonso X el Sabio Político y hombre de letras, su reinado fue un periodo de intensa actividad científica y literaria impulsada y dirigida por el propio rey. Su corte se convirtió en centro de cultura y aprendizaje que atrajo a estudiosos de distintas ramas del saber. El monarca reunió a un importante grupo de sabios hebreos, musulmanes y cristianos españoles, que, continuando la obra de traducción y compilación iniciada un siglo antes en la Escuela de Traductores de Toledo, realizaron una importante tarea científica y trasvase del saber oriental a Occidente. Alfonso X dio tal impulso a la lengua castellana que la convirtió en lengua oficial, la usó en todos los documentos y en la redacción de sus obras históricas, jurídicas y científicas. En lengua gallega compuso las Cantigas de Santa María, poesía lírica del que continúa el tema marial frecuente en la época. Pero no sólo fue el impulsor de la lengua castellana, sino, en gran parte, su creador. Fijó las grafías y amplió y flexibilizó la sintaxis con la creación de nuevas conjunciones que aportaron variados matices a la frase. Debido a la variedad de asuntos que trata, el vocabulario se enriqueció y capacitó para la exposición en la lengua castellana. III.- La escuela de traductores de Toledo El año 1284 moría en Sevilla el rey Alfonso X de Asturias, de Castilla y de León, que 63 años antes había nacido en Toledo. Si la actuación de Alfonso como monarca fue con frecuencia discutida, y hasta censurada, su labor como mecenas de las ciencias y de las letras le valió con razón el sobrenombre de Sabio, y así se le conoce universalmente desde la Edad Media, y aún más al entroncar su saber con la línea del humanismo renacentista. El rey Alfonso X el Sabio manifestó siempre su predilección por Toledo, que consideraba el centro del mundo científico de su época. Por ello tomó el meridiano que pasa por el castillo de San Servando como punto de referencia para las mediciones de sus tablas astronómicas y lo hizo en el observatorio que él mismo fundó en el propio castillo, donde se reunían los traductores de las obras científicas. Se puede-decir que la Escuela de Traductores de Toledo tuvo una segunda etapa de esplendor vinculada a la figura del rey toledano. Porque la primera Escuela de Traductores toledanos se inició bajo la protección de los arzobispos de Toledo. Don Raimundo de Borgoña, arzobispo de 1126 a 1152, reunió el primer grupo de traductores, a cuyo frente puso al arcediano de Segovia, Domingo Gundisalvo. Esta primera asociación parece que estaba formada por los clérigos que desconocían el árabe y utilizaban los buenos oficios de los toledanos bilingües como el judío converso Juan Hispalense (o Ibn Dawut, o Juan de Sevilla). Viene después el empujón de Alfonso el Sabio. Su obra en la Escuela de Traductores de Toledo es un ingente esfuerzo de recopilación y divulgación cultural, impulsado en este último aspecto por el uso de la lengua vulgar. Y si al rey corresponde el valor de la iniciativa y de la dirección, y hasta, en algunos casos, la labor personal de corrección, su obra no puede concebirse más que como fruto de su equipo de traductores, refundidores y especialistas.
A Toledo acuden, en tiempos del rey Sabio, los hombres de ciencia de "las tres culturas", o de "las tres religiones". Producto de esta colaboración son las obras históricas, astronómicas y científicas que, procedentes de la cultura oriental, a través de Toledo, se difundieron por toda Europa. IV. -Don Juan Manuel, El Conde Lucanor 1.- Don Juan Manuel Don Juan Manuel, nacido en Escalona (Toledo) en 1282 era sobrino de Alfonso X el Sabio y nieto de Fernando III el Santo. Fue instruido en el conocimiento de las artes marciales, del latín y de la historia e intervino activamente en las luchas nobiliarias durante la minoría de edad de Fernando IV y Alfonso XI. Entre lo que expresa en su obra literaria y las intrigas políticas que vivió intensamente se manifiesta una fuerte contradicción. Contrasta a su vez el orgullo que sentía por su linaje y de su poderío social y económico con la humildad que, como escritor, manifiesta en algunas ocasiones. Participa valientemente en batallas contra los moros y en 1348 muere y es enterrado en el monasterio de Peñafiel (Valladolid). Don Juan Manuel es un signo más de la transformación que se estaba produciendo en el siglo XIV, al abandonar la aristocracia su aislamiento e incultura y hacerse cortesana y culta. Desaparece la diferenciación entre el caballero - hombre de armas - y el clérigo - hombre de letras. Ambas actividades combinadas se dan en la persona de don Juan Manuel. A) El escritor Don Juan Manuel proporciona muchos datos biográficos en sus obras y dejó pruebas fehacientes de su responsabilidad de escritor, de su conciencia literaria y de asumir plenamente la autoría de sus obras. Para evitar que se le atribuyera algo que podía obedecer a ignorancia o a incuria de copistas apresurados, depositó sus manuscritos en el monasterio de Peñafiel. Pertenece a la tradición literaria didáctico-moralizante de la Edad Media: pretende educar y moralizar de una manera agradable, es decir, enseñar deleitando B) Su obra Su producción literaria es muy variada y se conoce porque él mismo dejó constancia de ella en sus prólogos, aunque algunos títulos se han perdido a pesar de su interés en la transmisión de los escritos. Entre las obras conservadas cabe resaltar: Libro del Caballero et del Escudero, Libro de los Estados, Libro de la caza y Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio. 2.- El Conde Lucanor o Libro de Patronio A) Estructura El libro de Patronio está formado por dos prólogos y cinco partes bien diferenciadas, de las cuales la más interesante es la primera, que consta de 51 "enxiemplos" o apólogos. Cada cuento se estructura idéntica y rígidamente de la siguiente manera: Un joven señor feudal, el conde Lucanor, consulta a su ayo ante los muy diversos problemas que se le plantean en el gobierno de sus estados. Patronio le responde con un cuento o ejemplo alusivo al problema planteado y deduce una enseñanza moral. Se
dice que el conde la aplica y que le va bien. Don Juan Manuel resume la moraleja en un pareado que remata el enxiemplo. B) Temas Los diferentes temas que aparecen a lo largo de toda la obra son muy variados y todos los estados y estratos sociales - ricos y pobres, nobles y plebeyos, mercaderes, frailes, burgueses y prelados - están presentes en ella. Con ello don Juan Manuel nos muestra la realidad española de la época en toda su riqueza y complejidad. C) Lengua y Estilo El empleo de una lengua tan selecta es el resultado de la búsqueda constante de un estilo personal por parte de don Juan Manuel. La selección del vocabulario, la claridad de la expresión y la concisión nos revelan el gran afán didáctico del autor. A parte de esto se distingue la presencia de un léxico abundante y selecto, la adjetivación precisa y las frases cargadas de intención. Pero aparecen rasgos de inmadurez lingüística como la constante repetición de la conjunción copulativa "et... et”. Aparte de esto se aprecia una reiteración del verbo "dezir”, a veces sustituido por los verbos "contar, preguntar, responder, rogar,..." La mayor parte de los ejemplos procede en primer lugar de cuentos y fábulas orientales. Además, también provienen de fuentes clásicas, de la tradición española - el cuento de la lechera - y de la eclesiástica - la Biblia. El Arcipreste rehace estos cuentos y los convierte en una pequeña obra maestra con un sello personal. D) Propósito de la obra El propósito de la obra es expresado claramente en el primer prólogo de la obra: se pretende el provecho para aumentar la fama, la honra y la hacienda - preocupaciones típicas del noble castellano - y además conseguir la salvación del alma. De este hecho se puede deducir el gran afán didáctico y moralizador de todas las obras de don Juan Manuel. La enseñanza moral, religiosa y filosófica que pretende el autor y su intento de defender su clase social y la honra se puede entrever también en el apólogo de origen oriental.