Influencia De Movimientos Literarios Extranjeros
Viajero frente al mar de niebla (1818), de Caspar David Friedrich. El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte) a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes. Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a otros países. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas
en la denominación general de Posromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo. Si bien está clara la relación etimológica entre romántico y el término francés para novela roman, no toda la crítica se pone de acuerdo. En todo caso parece que la primera aparición documentada del término se debe a James Boswell a mediados del siglo XVIII, y aparece en forma adjetiva, esto es, romantic o romántico. Lo utiliza para referirse al aspecto de Córcega. Este término hace referencia a lo inefable, aquello que no se puede expresar con palabras. Así, en un principio, se entendería que un sentimiento romántico es aquel que requiere de un roman para ser expresado. El texto de Boswell se tradujo a varias lenguas, llegando a alcanzar especial fuerza en alemán, con la difusión de romantisch, en oposición a klassisch. Según René Wellek el término sirvió en principio para denominar una forma genérica de pensar y sentir y sólo en 1819, con Friedrich Bouterwek se emplea Romantiker como denominación de la escuela literaria. La difusión del término es irregular por países; en 1815 en España podemos encontrar romancesco junto a romántico, estabilizándose el segundo ya en 1918. 1 Otro origen del término muy señalado es el que relaciona «romántico» con la expresión «in lengua romana» que alude a las lenguas romances distinguiéndolas de la antigüedad clásica representada por el latín. Se trataría por tanto de un giro hacia la lengua propia y vernácula como represéntate de la propia cultura. Igualmente surge con este término una oposición entre «romántico» y «clásico» en función de la lengua que prefirieran y, por añadidura, asociada también al gusto creador de unos y otros. 2 Características El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:
La conciencia del Yo como entidad autónoma y, frente a la universalidad de la razón dieciochesca, dotada de capacidades variables e individuales como la fantasía y el sentimiento.
La primacía del Genio creador de un Universo propio, el poeta como demiurgo.
Valoración de lo diferente frente a lo común, lo que lleva una fuerte tendencia nacionalista.
El liberalismo frente al despotismo ilustrado.
La originalidad frente a la tradición clasicista y la adecuación a los cánones. Cada hombre debe mostrar lo que le hace único.
La creatividad frente a la imitación de lo antiguo hacia los dioses de Atenas.
La obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.
Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional o Volksgeist, frente a la universalidad y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata, Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), o revolucionando la métrica y volviendo a rimas más libres y populares como la asonante. Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de las Luces (Ilustración), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la superstición. Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (romances ovaladas anónimas, cuentos tradicionales, coplas, refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca... Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, difundida por toda Europa mediante Napoleón. El Romanticismo se expandió también y renovó enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en
culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración. Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y sentimental. «La belleza es verdad». También representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los instintos que presenta el «yo», subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón. En consonancia con lo anterior, y frente a los neoclásicos, se produjo una mayor valoración de todo lo relacionado con la Edad Media, frente a otras épocas históricas. El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo burgués y preconizaba el amor libre y el liberalismo en política, aunque hubo también un Romanticismo reaccionario, representado por Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media. El idealismo extremo y exagerado que se buscaba en todo el Romanticismo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable y materialista, lo que causaba con frecuencia que el romántico acabara con su propia vida mediante el suicidio. La mayoría de los románticos murieron jóvenes. Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino. Lugares De Reunión Los lugares donde se reunían los románticos eran muy diversos. Fuera de las redacciones de las revistas románticas, existían determinadas tertulias, como por ejemplo El Parnasillo en Madrid, o, en París, El Arsenal, del cual, si hemos de creer a Alphonse de Lamartine, «era la gloria Víctor Hugo y el encanto Charles Nodier» (Las Noches, de Alfred de Musset, precedida del estudio de dicho poeta por A. Lamartine. Madrid: Biblioteca Universal, 1898). En este cenáculo reúnanse entre otros Alfred de Musset, Alfred de Vigny, Boulanger, Deschamps, Emile y Antoine Sainte-Beuve, etc. También los rusos tuvieron su cenáculo: la Sociedad del Arzamas (La revolución y la novela en Rusia, por Emilia Pardo Bazán, Madrid, s. a., pág. 245). Expresiones Artísticas Literatura Del Romanticismo Goethe en la campiña romana (1786), por Johann Heinrich Wilhelm Tischbein.
En la prosa, incluso el género didáctico pareció renovarse con la aparición del cuadro o artículo de costumbres. La atención al yo hace que empiecen a ponerse de moda las autobiografías, como las Memorias de ultratumba de François René de Chateaubriand. También surgió el género de la novela histórica y la novela gótica o de terror, así como la leyenda, y se prestó atención a géneros medievales como la balada y el romance. Empiezan a escribirse novelas de aventuras y folletines o novelas por entregas. El teatro fue el gran vehículo de comunicación de la expresión romántica, era el género más popular y a través de él se canalizaron sus anhelos de libertad y de sentimiento nacional. La poesía trató de liberarse de las preceptivas neoclásicas, y prefirió cantar los aspectos marginados de las convenciones sociales. De forma diferente a la Ilustración dieciochesca, que había destacado en los géneros didácticos, el Romanticismo sobresalió sobre todo en los géneros lírico y dramático; en este se crearon géneros nuevos como el neólogo o el drama romántico que mezcla prosa y verso y no respeta las unidades aristotélicas.
Romanticismo Musical Ludwig van Beethoven. Comenzó en Alemania, partiendo de Beethov
En y siendo seguido por Carl María von Weber en 1786 y Félix Mendelssohn. Es un estilo musical imaginativo y novelesco. Este movimiento afectó a todas las artes y se desarrolló sobre todo en Francia y Alemania. La estética del romanticismo se basa en el sentimiento y la emoción. En el romanticismo se cree que la música "pinta" los sentimientos de una manera sobrehumana, que revela al hombre un reino desconocido que nada tiene que ver con el mundo de los sentimientos que le rodea. El estilo romántico es el que desarrolla la música programática y el cromatismo de una forma predominante. Se da a lo largo de todo el siglo XIX, aunque al principio del siglo XX se entra en el impresionismo.
Realismo literario
Balzac, junto con Stendhal, son considerados como los padres del realismo literario, al que dieron inicio en la década de1830 con las novelas de la serie de La comedia humana el primero, y Rojo y negroy La cartuja de Parma el segundo. En la imagen una fotografía de Balzac de 1840. El realismo literario es una corriente estética que supuso una ruptura con el romanticismo, tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en el tercio central del siglo XIX. Origen Del Término El origen del término es francés: aparece aplicado a la literatura hacia 1825 para referirse a la imitación por parte de los románticos de la naturaleza y al detalle descriptivo de algunos de sus novelistas. Más tarde, su significado se precisó para aplicarse a ciertos pintores como Gustave Courbet que, frente a los temas grandilocuentes y las escenografías aparatosas del Romanticismo, llevaban a sus lienzos sencillas escenas de la vida cotidiana; enseguida se aplicó el vocablo a las obras literarias animadas de un propósito análogo de recoger fieles testimonios de la sociedad de la época.
Hacia 1850 en Francia una serie de escritores y críticos presentan ya al realismo como una nueva estética alejada u opuesta a la romántica. En 1856 aparece una revista titulada precisamente Realismo, que en uno de sus números dice: El realismo pretende la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente social y de la época en que vivimos... Esta reproducción debe ser lo más sencilla posible para que todos la comprendan. Descripción He aquí sintetizados los rasgos esenciales del realismo, tanto en su orientación temática y enfoque como en sus preferencias estilísticas, aunque hay que hacer algunas precisiones: la reproducción exacta de la realidad toma a menudo como modelo los métodos de observación de las ciencias experimentales. Un gran crítico, Ferdinand Brunetière, señalaría más tarde, en 1883, que "el Realismo viene a ser en arte lo que el positivismo es en la Filosofía". Ya en 1843 Balzac se proponía estudiar la sociedad como un científico estudiaba la naturaleza. Y Baudelaire, en 1851, recomendaba: "Estudiad todas las úlceras como el médico que está de servicio en un hospital". Flaubert consultó tratados médicos para describir la muerte por envenenamiento de su Madame Bovary, y en general los novelistas se documentan rigurosamente sobre el terreno tomando minuciosos apuntes sobre el ambiente, las gentes, su indumentaria, o buscan en los libros los datos necesarios para conseguir la exactitud ambiental o psicológica. Los escritores dejaron de centrarse en sí mismos y pusieron su interés en la sociedad, observando y describiendo objetivamente los problemas sociales, y para ello se valieron de un nuevo tipo de novela, la novela burguesa. En cuanto a la expresión, prefirieron un estilo más sencillo, sobrio y preciso, en el que adquirió relevancia la reproducción del habla coloquial, especialmente en los diálogos, es decir, adoptando los niveles de lenguaje adecuados a los personajes, que representaban todos los estratos sociales. Se halla inscrito en un movimiento más amplio que afecta también a las artes plásticas, a la fotografía (que surge con el siglo XIX), y a la filosofía (positivismo, darwinismo, marxismo, método experimental). La estética del realismo, fascinada por los avances de la ciencia, intenta hacer de la literatura un documento que pueda servir de testimonio de la sociedad de su época. Por ello describe todo lo cotidiano y prefiere los personajes comunes y corrientes, basados en individuos reales de los que toma nota a través de cuadernos de observación, a los personajes extravagantes o insólitos típicos del Romanticismo. Esta estética propugna a su vez una ética, una moral fundamentada en la objetividad y el materialismo filosófico.
En cuanto a los procedimientos literarios del realismo, son característicos el uso de la descripción detallada y minuciosa, con enumeraciones y sustantivos concretos; el del párrafo largo y complejo provisto de abundante subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla popular, sin idealizarla, y un estilo poco caracterizado, un lenguaje «invisible» que caracterice personajes, hechos y situaciones objetivamente sin llamar la atención sobre el escritor. Características Los rasgos fundamentales del realismo son los siguientes:
Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad.
Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
Transmite
ideas
de
la
forma
más
verídica
y
objetiva
posible.
Evolución Del Realismo Fiódor Dostoievski, con Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov, ahonda en la conciencia de los personajes, en lo que se ha dado en llamar novela psicológica, la gran aportación rusa al El conjunto de la obra novelística de Benito Pérez Galdós presenta un fresco de la sociedad española del siglo XIX equiparable al que planteó Balzac en su Comedia humana para la francesa. Desde La desheredada, en 1881, sus novelas contemporáneas llegan al realismo pleno, a la vez que asumen algunos de los postulados del Naturalismo. Con Fortunata y Jacinta (1886-1887) alcanza el cénit de su arte. Su nacimiento está ligado al ascenso, al afianzamiento de la burguesía y a la nueva sociedad urbana originada como consecuencia del desarrollo de la Revolución industrial y el consiguiente éxodo masivo del campo a las ciudades. La mesocracia o clase media preponderante, y progresivamente alfabetizada, impuso sus gustos en materia literaria, pues la mayor parte de los lectores pertenecían a esta clase. El público estaba interesado, más que por lo lejano en el tiempo y espacio y lo exótico de los románticos, por los problemas próximos y cotidianos de la sociedad contemporánea, siempre presente a través del periodismo, que se desarrolla ampliamente en el siglo XIX después de haber nacido en el XVIII, y de la fotografía, nueva técnica que reproduce al detalle la realidad.
En reacción contra el idealismo, se desarrolla el positivismo de Auguste Comte (su Sistema de filosofía positiva se publica en 1850), que rechaza la especulación pura y la metafísica; en Inglaterra domina el pensamiento empírico del utilitarismo
(Jeremías Bentham, John Stuart Mill) y el evolucionismo que Charles Darwin expone en su Origen de las especies (1859) pone de moda las ciencias naturales y la clasificación empírica de los hechos, haciendo notar que todos los seres humanos están encadenados al medio ambiente, que los moldea mediante la "adaptación al medio" en una "lucha por la vida" que provoca una "selección natural"; el filósofo Herbert Spencer crea con este fundamento el Evolucionismo social y cultural, al que se adhiere el mismo Comte. El experimentalismo se desarrolla con el fisiólogo francés Claude Bernard, quien publica en 1865 su método experimental aplicado a la medicina. Por último, se desarrolla una nueva ciencia, la genética, a partir de que el botánico austriaco Gregory Mendel publique en 1865 sus leyes de la herencia. Por otra parte, la izquierda hegeliana desacredita la religión (Ludwig Feuerbach) y las esperanzas de redención fuera de este mundo y, sobre todo Karl Marx, llaman la atención sobre los condicionantes económicos y sociales de los pueblos o materialismo histórico y la lucha de clases y afirma que la realidad no debe ser teorizada, sino transformada.
La clase media empezó a notar los efectos beneficiosos del progreso, pero también los nuevos problemas a que daba lugar, hasta entonces desconocidos,
como un cambio esencial de valores desde los tradicionales que dominaban en los ambientes rurales a los urbanos, más cínicos, individualistas y materialistas. Este contexto favoreció el realismo como estilo literario y la prosa narrativa como género dominante, puesto que permitía reconstruir la realidad de una forma flexible y alejada de retóricas pasadas y moldes fuera de uso y dejaba libertad al escritor para elegir temas, personajes y situaciones. Por eso la novela fue aumentando su popularidad gracias a su vinculación con la prensa periódica, vehículo a través del que se difundieron, por entregas, numerosas narraciones económicas que, de esa manera, llegaron a un público más amplio que nunca hasta entonces, gracias al abaratamiento de los materiales librarios de impresión y edición y la alfabetización masiva por parte del estado, una de las conquistas de las revoluciones burguesas, para garantizar en principio la igualdad ante la ley. La libertad política y religiosa, la soberanía popular, el sufragio universal y las reivindicaciones sociales fueron motores que desde ese momento movilizaron en toda Europa a las masas de trabajadores y las impulsaron a participar en los acontecimientos políticos. Doctrinas como el socialismo y el marxismo tuvieron una rápida aceptación y contribuyeron a crear entre los obreros una viva conciencia de clase, que prendió con gran fuerza entre el proletariado urbano, surgido como consecuencia de la revolución industrial, sometido a condiciones de trabajo infrahumanas y que sobrevivía a duras penas en las ciudades. Cuando este proletariado adquirió conciencia de clase entró en pugna con la burguesía, que de ser clase revolucionaria que lucha contra el Antiguo Régimen pasó a ser clase dominante y conservadora. El origen del realismo literario europeo hay que buscarlo en la literatura española medieval y la novela picaresca española y, en concreto, en la versión que configuró sobre esa tradición el novelista Miguel de Cervantes. El desmitificador modelo cervantino influyó poderosamente en la literatura europea posterior, pero el descrédito por el que pasó el género narrativo durante el siglo XVIII aplazó su influjo europeo hasta bien entrado el siglo XIX, salvo en el caso de Inglaterra, que en el siglo XVIII comenzó su propio realismo de la mano de Daniel Defoe, Samuel Richardson o Henry Fielding, entre otros, y del que buena parte de los escritores realistas posteriores son deudores. La novela realista europea viene a ser la épica de la clase media o burguesa que ha conseguido —a lo largo de sucesivas revoluciones que le han ido confiriendo cada vez mayor poder (1789, 1820, 1830 y 1848) —, instalarse como clase dominante en todos los aspectos de la vida, incluido el cultural y el estético. Los ideales burgueses (materialismo, utilitarismo, búsqueda del éxito económico y social) irán apareciendo en la novela poco a poco, y en su fase final también irán apareciendo algunos de sus problemas internos (el papel de la mujer instruida y
sin embargo desocupada; el éxodo del campo a la ciudad y la mutación de valores subsecuente, por ejemplo). Por otra parte, cuando se vayan reiterando y agotando los temas relativos a la burguesía, la descripción realista irá penetrando en otros ámbitos y dejará la mera descripción externa de las conductas para pasar a la descripción interna de las mismas, transformándose en novela psicológica y generando procedimientos narrativos introspectivos como el monólogo interior y el estilo indirecto libre. Todo ello posibilitó la aparición de movimientos en cierta manera opuestos, como el espiritualismo, por un lado, visible en la última etapa de narradores realistas como Benito Pérez Galdós, Fiódor Dostoievski y León Tolstoi, y el naturalismo, por otro, que exageraba los contenidos sociales, documentales y científicos del realismo, aproximándose a la descripción de las clases humildes, marginadas y desfavorecidas. Los autores tratarán de ofrecer personajes y situaciones comunes, lo que convierte a la obra literaria en una fuente de primer orden para el conocimiento del pasado histórico, aun teniendo en cuenta las precauciones que deben tomarse para un uso documental de las fuentes literarias. En Francia fueron escritores realistas Henri Beyle Stendhal, Honoré de Balzac y Gustave Flaubert. En el Reino Unido destaca Charles Dickens; en Rusia León Tolstoi y Fiódor Dostoievski. En Estados Unidos, Mark Twain; en Chile Alberto Blest Gana, en España Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas Clarín y Emilia Pardo Bazán. Portugal cuenta con Eça de Queiroz. En Italia, el movimiento se denominó verismo y tiene a su más caracterizado representante en Giovanni Verga. En cuanto a la literatura escrita en alemán, es un movimiento de este sesgo el llamado Biedermeier y pueden considerarse realistas los novelistas suizos Albert Bitzius (que utilizaba el seudónimo Jeremías Gotthelf), Gottfried Keller, Conrad Ferdinand Meyer, el austríaco Adalbert Stifter y los alemanes Friedrich Hebbel (dramaturgo), Theodor Storm, Theodor Fontane, Gustav Freytag y Wilhelm Raabe, aunque esta estética todavía continuó renovándose durante el siglo XX a través de la obra literaria de Thomas Mann. Descomposición Del Realismo Literario Al final de su evolución, agotados sus presupuestos iniciales y sin variedad alguna ya sus obras artísticas, el realismo literario se descompone en diversas corrientes que renuevan sus principios, bien seleccionando y desarrollando una de sus ramas, bien exagerándolos, bien rehuyéndolos y adoptando los principios opuestos, bien contaminándolos y mezclándolos con los principios opuestos. La novela psicológica desarrolla una rama del realismo: agotada la descripción física y material de los entornos, el novelista se centra en los personajes, cuya psicología es lo único ya que le interesa y se fuerza en reconstruir mediante
técnicas como el monólogo interior. En segundo lugar, exagera y sistematiza sus principios el naturalismo, cuyos presupuestos expone el escritor francés Emile Zola hasta el punto de reducir la novela a un documento social, a una instantánea. Reúne los principios del realismo el espiritualismo, al cual le interesa todo aquello que detesta el realismo: la religión, el espíritu, el alma de las personas, lo tradicional, lo campesino... A esta corriente llegan al final de su periplo realista escritores como Tolstoi y Galdós. Por último, mezclan realismo y romanticismo los escritores del posromanticismo. El Modernismo
El Modernismo, un estado de gracia A caballo entre los dos siglos, el arte hace un cambio y abandona su carácter "sagrado", destinado a unos pocos iniciados: se universaliza, se pone al abasto de todo el mundo. Algunos factores contribuyen, entre ellos las ideas liberales entonces en pleno auge. La popularización del arte comporta al mismo tiempo su trivialidad: se hace amable, decorativo, alegre, fácil. Catalanismo y Burguesía Dos corrientes, uno ideológico y el otro social, enmarcan el Modernismo en Barcelona y seguramente lo potencian.
El primero es el Nacionalismo: Cataluña está viviendo la recuperación de su identidad, a partir del Romanticismo de la primera mitad del siglo XIX. Hacia finales de siglo, la conciencia de ser una entidad diferenciada dentro de una España decadente y a menudo hostil ha derivado hacia planteamientos políticos, básicamente de signo conservador, pero que representan una ruptura en aquel panorama tan ancien - régimen. Todo ello se superpone con el ascenso de la burguesía como clase social, con lo que esto comporta de euforia y nuevos planteamientos. El Modernismo es la plasmación de un determinado estado de espíritu, un estado de gracia, los 15 años que van del 1895 al 1910, aproximadamente. Tampoco es casual que fuese Barcelona (y Cataluña en general) el único lugar de España donde el Modernismo tiene personalidad propia y donde asume la cima más alta. Un arte nacional y al día Este "estado de espíritu", abierto, eufórico, divertido, se expresa muy bien a través del Modernismo, que es un arte jovial, sin conflictos, popular y exuberante.
El Modernismo abraza todas las artes aplicadas y las religa con el arte en mayúsculas. Esto quiere decir que penetra en la sociedad en diversas clases sociales, desde el burgués que paga las obras hasta el artesano que realiza los detalles y los acabados. En este sentido todavía mucho más el "arte nacional" que estaban buscando los teóricos de la nueva identidad catalana. En general, el Modernismo intenta poner al país al día y asimilarlo a las influencias que llegan de Europa.
El Triunfo De La Arquitectura El Modernismo implica en Cataluña todas las artes (literatura, pintura, música...) pero es la arquitectura la que le ha dado una plenitud más indiscutible y genial, y la que mejor plasma la capacidad integradora del movimiento. El hecho que el mejor momento del Modernismo coincidiese con la construcción de l’Eixample hace que este sector de la ciudad tenga una riqueza, coherencia y espectacularidad únicas en el mundo. Algunos edificios de l’Eixample de Barcelona son obras maestras irrepetibles, no hace falta nombrar a Antoni Gaudí, pero el conjunto del que se conoce como Quadrat d’Or (cuadrado de oro), es todo él un monumento digno de atención. El modernismo es una tendencia literaria que surgió primeramente en España y se extendió a América Latina a finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Actitud general de rebeldía ante lo establecido, alcanzó todos los sectores de la cultura, desde la teología a la música. El principal objetivo de los escritores era rescatar la belleza, entendida ésta como un valor absoluto, lo cual se lograba mediante la perfección de la expresión. El modernismo se caracterizó por la creación de un arte desinteresado, por la admiración por la cultura clásica y por la apertura al arte universal. En Colombia hubo dos modernistas muy importantes: José Asunción Silva (poeta y abogado) "biografía" y Baldomero Sanín Cano (ensayista antioqueño). Los modernistas se propusieron huir de la realidad cotidiana, tema preferido por los escritores del realismo, y crear un mundo de fantasía lleno de belleza; ese
mundo de belleza ideal desligado de la realidad se alcanza sobre todo a través de la poesía; por eso los modernistas sintieron predilección por la poesía lírica. Modernismo El surgimiento de una estética nueva: A fines del siglo XIX, dos escuelas literarias reemplazan al Romanticismo y representan tendencias opuestas: el Realismo y el Naturalismo en la novela y en el teatro, y el Modernismo en la poesía. El Modernismo es una escuela literaria de gran renovación estética. El canto de los poetas modernistas constituye la primera expresión de autonomía literaria de los países hispanoamericanos. El modernismo se desarrolla entre los años 1880-1914. Esta escuela busca separarse de la burguesía y su materialismo, por medio de un arte refinado y estetizante. Con respecto al lenguaje, el Modernismo reacciona contra el retoricismo, el descuido formal del Romanticismo y la "vulgaridad" del Realismo y del Naturalismo. Se nutre básicamente de dos movimientos líricos surgidos en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo. Parnasianismo y Simbolismo: El Parnasianismo es una escuela literaria que adhiere al "arte por al arte". Según esta tendencia artística encabezada por Theóphile Gautier, se desarrollaba una poesía de una confección perfecta, separada de la realidad, y que reaccionaba contra los poetas sociales y el hombre burgués. Los escritores buscaban la perfección a través de una poesía descriptiva, basada principalmente en la temática grecolatina. El Simbolismo es una corriente literaria subjetiva, que concibe el mundo como una trama misteriosa que presenta correspondencias entre los objetos que lo forman. Para sus representantes, la misión del poeta es sugerir esas alianzas por las que un objeto evoca a otro, con un lenguaje imaginativo lleno de símbolos (figura del discurso que representa un objeto abstracto mediante la mención de un objeto concreto, ej.: el cisne, símbolo de los modernistas, significa la belleza). Los simbolistas dan al verso efectos musicales y aportan nuevas métricas que conjugan el ritmo, el color y la plasticidad. Influido por las elaboraciones plásticas de los parnasianos y por las visiones musicales de los simbolistas, el Modernismo realiza su original trabajo artístico con la palabra buscando "la armonía verbal" del verso.
Desarrollo Del Modernismo En el desarrollo del modernismo, es posible identificar los siguientes momentos: v Iniciación: La primera generación modernista (1882-1896). José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera inician un trabajo de actualización de la lengua, principalmente en la prosa, aunque también en el verso, muy fijos al modelo español V Culminación: En 1888, Rubén Darío publica su libro Azul. En esta época ya se habían realizado grandes innovaciones en la palabra poética. Por medio de su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea excepcional, que consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis más brillante, tanto en América como en España.
En 1896 se edita Prosas Profanas, el libro de Darío que oficializa el Modernismo en Hispanoamérica. V Continuación: La segunda generación modernista. Consagrado Rubén Darío como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían muerto prematuramente, los escritores de esta segunda generación continuarían la obra con sus aportes personales. Ellos son, entre otros, Leopoldo Lugones, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, y Julio Herrera y Reissig. Las Etapas De acuerdo con su temática y, a través de ella, y la manera en que el artista "mira" el mundo, se diferencian dos etapas en el desarrollo del Modernismo: Etapa Preciosista: Predominan los temas exóticos y símbolos de la antigüedad. El arte no ejerce un compromiso con l realidad sino que se relaciona con una estética de evasión, se eligen los paisajes versallescos y las innovaciones de la poesía francesa. Está representada por Prosas Profanas. Etapa mundo novista: Se valorizan las raíces hispánicas de América y aparece el interés por los temas sociales y políticos de la época. Está representada por el Darío de Cantos de vida y esperanza, por Santos Chocano y el Lugones de Odas seculares. Características del Modernismo Se pueden establecer los siguientes rasgos del Modernismo:
Amplia libertad creadora.
Sentido aristocrático del arte. Rechazo de la vulgaridad.
Perfección formal.
Cosmopolitismo: el poeta es ciudadano del mundo, está por encima de la realidad cotidiana
Actitud abierta hacia todo lo nuevo.
Correspondencia de las artes (aproximación de la literatura hacia la pintura, la música, la escultura).
Gusto por los temas exquisitos, pintorescos, decorativos y exóticos. Se constituyen como temas la mitología, la Grecia antigua, el Oriente, la Edad Media, etc.
Práctica del impresionismo descriptivo (descripción de las impresiones que causan las cosas y no las cosas mismas).
Renovación de los recursos expresivos: supresión de vocablos gastados por el uso; inclusión de vocablos musicales y de uso poco frecuente; simplificación de la sintaxis; aprovechamiento de las imágenes visuales; etc.
Renovación de la versificación: se le dio flexibilidad al soneto. Se prefirieron la versificación irregular, el verso libre y la libertad estrófica, que dio a la silva variedades desconocidas.
Significación del Modernismo: "Modernismo" es la palabra tomada de los simbolistas y elegida por Darío para designar la fructífera tendencia. Se ha dicho que el Modernismo representa la inquietud de una época: el final del siglo XIX, el cambio histórico que se refleja en el arte, la religión. Pero el Modernismo literario, más allá de ese contexto cierto, aportará un cambio definitivo en el manejo expresivo del idioma. Se ha señalado que el Modernismo concreta el sueño de los escritores románticos: diseñar un lenguaje típicamente latinoamericano, reconocido por los mismos españoles. A veces defendido y otras combatido, el Modernismo es la base sobre la que se desarrollará la literatura hispanoamericana del siglo XIX.
José Martí Nació en La Habana, Cuba, en 1853. Su vida estuvo signada por la temprana y constante lucha por la libertad de su patria y los valores morales. Sufrió castigos y destierros, por lo que vivió en España y viajó a Europa. Residió temporariamente en países de América latina y se radicó después en USA, donde continuó su trabajo por la resistencia. Murió combatiendo por su amada isla, en 1895. A su vida generosa y heroica suma el mérito de ser uno de los escritores más grandes del continente. Crea un estilo nuevo e inicia, junto con otros, esa voluntad de renovación e independencia verbal que es el Modernismo. Su estética se basa sobre la creencia en un arte bienhechor. El artista debe ser útil a los hombres. El arte es concebido como un instrumento que puede expresar las emociones humanas y mejorar la sociedad. Martí escribe porque cree que la escritura es el mejor puñal. Ese puñal que es su verso deviene en flor: Posee la fuerza de transmitir lo inefable del alma y las aspiraciones y sentimientos del hombre americano. Su estilo sencillo: Su escritura es fragmentaria, a causa de su azarosa existencia. En vida, casi no publicó. Sus obras de crítica aparecieron en periódicos (La Nación). Martí fue un escritor muy original, pero sin rebuscamientos ni excentricidad. En toda su prosa las ideas tienen vigor y dinamismo. Aparece una abundancia de ritmos, reforzada por brillantes metáforas, riqueza de vocabulario, y diversidad de recursos de estilo. La obra poética: Sus libros de poesía son: Ismaelillo (dedicado a su hijo, que presenta imágenes reveladoras de una nueva sensibilidad), Versos sencillos, Versos libres, Flores del destierro y otros poemas aparecidos en la revista La edad de oro, que él fundó. La poesía de Martí está llena de gracia y armonía visual y sonora. En el prólogo a Versos sencillos anuncia: "Amo la sencillez y creo la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sencillas".
La niña de Guatemala Quiero, a la sombra de un álamo, Contar este cuento flor: La niña de Guatemala, La que se murió de amor. Eran de lirios los ramos, Y las orlas de reseda Y de jazmín; la enterramos En una caja de seda. Ella dio al desmemoriado Una almohadilla de olor; Él volvió, volvió casado, Ella se murió de amor. Iban cargándola en andas Obispos y embajadores; De tras iba el pueblo en tandas, Todo cargado de flores. Ella, por volverlo a ver, Salió a verlo al mirador; El volvió con su mujer, Como de bronce candente Al beso de despedida, Era su frente: ¡la frente Que más he amado en mi vida! Se entró de tarde en el río, La sacó muerta el doctor; Dicen que murió de frío; Yo sé que murió de amor. Allí, en la bóveda helada, La pusieron en dos bancos; Besé su mano afilada, Besé sus zapatos blancos. Callado al oscurecer, Me llamó el enterrador; ¡Nunca más he vuelto a ver A la que murió de amor! Ella se murió de amor. José Martí (en Versos sencillos). Rubén Darío Nació en Metopa, Nicaragua, en el año 1867. Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento. Fue periodista y diplomático. Hasta 1898 vivió, publicó y actuó en Chile, Centroamérica y la Argentina.
En 1898 viajó a España, y vivió en Francia y otros países de Europa. Murió en León, Nicaragua, en 1916. Escribió prosa y poesía. Entre toda su producción se destacan tres obras que ayudan a comprender la evolución del Modernismo: Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. Los raros, en prosa, y El Canto Errante son otras de sus obras. Tres Obras: V Azul (1888): fue su primera obra importante. Publicada en Valparaíso, está constituida por relatos breves y algunos poemas. Significó
para
su autor el
reconocimiento
en
América
y en
España.
Sus rasgos son: sensualidad, erotismo y musicalidad. En los sonetos que cierran la obra, Darío revela sus preferencias y su cosmopolitismo. V Prosas profanas: fue publicado en Buenos Aires, en 1896. Las variaciones temáticas y las audacias métricas, son tantas que provocaron en América y en España grandes polémicas. Predomina el tema erótico, envuelto en un arte cromático y perfecto. V Cantos de vida y esperanza (1903): Los temas del libro son, entre otros: el paso del tiempo, la misión del poeta, la búsqueda de la fe, la preocupación por el futuro de América, etc. El libro termina con una expresión de temor y duda sobre el misterio de la vida. De contenido diferente, este volumen presenta el mismo cuidado formal y la notable variedad de metros y riqueza de lenguaje que caracterizan al gran poeta. Sinfonía en gris mayor Leopoldo Lugones Nació en Villa María del Río Seco, provincia de Córdoba, en 1874. Fue periodista y director de la Biblioteca Nacional de Maestros, dependiente del Consejo Nacional de Educación. Gran renovador de la poesía argentina de comienzos del siglo XX, ha influido en las vanguardias posteriores. Se le concedió el primer Premio Nacional de Literatura. Se suicidó en 1938. La crítica ha clasificado la obra de Lugones en tres grandes etapas.
Primera etapa: en 1897 publica su primer libro, Las montañas del oro. Es una obra con reminiscencias románticas; en la que el joven poeta socialista denuncia un mundo en caos y de pesadilla, a través de imágenes y metáforas espectaculares, y un vocabulario altisonante, en tono de profeta. En 1905 aparecen Los crepúsculos del jardín, tiene un tono apacible y reposado. Se destacan la precisión del lenguaje y el trabajo cuidadoso de la forma. Prevalece una sensualidad que tiñe el paisaje y el amor con un clima de gracia sutil, a través de imágenes coloridas y musicales, al modo de los simbolistas. Otras obras: La guerra gaucha, La fuerzas extrañas, El payador, Cuentos fatales y El ángel de la sombra.
Segunda etapa: En adhesión al centenario de la libertad argentina, Lugones compone en 1910 Las odas seculares, es una obra de temática argentina, en la que se unen el uso de los recursos modernistas con la originalidad lugoniana. El libro fiel está dedicado a su mujer. Escrito en gran variedad de metros, es un homenaje al amor conyugal, de tono intimista, que alude también al tema de la muerte. Esta etapa se completa con El libro de los paisajes, en él continúa la temática argentina iniciada en Las odas seculares.
Tercera etapa: está representada por obras con ecos de la tierra natal, de las tradiciones de los antepasados, de donde se exaltan valores criollos colectivos como el coraje, el amor y la fe. Se inicia con: Las oras doradas, Romances solariegos y Romances de Río Seco, en el que es centro geográfico y poético el pueblo natal. Lugones recrea el patrimonio simbolista-modernista para renovar toda la poesía continental.
Salmo pluvial. Tormenta Érase una caverna de agua sombría el cielo; El trueno, a la distancia, rodaba su peñón. Y una remota brisa de conturbado vuelo Se acidulaba en tenue frescura de limón. Como caliente polen exhaló el campo seco Un relente de trébol lo empezó a llover. Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco. Se vio al cardal con vívidos azules florecer. Una fulmínea verga rompió el aire al soslayo; Sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal; Y el firmamento entero se derrumbó en un rayo; Como un inmenso techo de hierro y de cristal.
Lluvia Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto Que plantaba sus líquidas varillas al trasluz, O en pajonales de agua se espesaba revuelto, Descerrajando al paso su pródigo arcabuz. Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces; Descolgó del tejado sonoro caracol; Y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los Sauces, Transparente y dorada bajo un rayo de sol. Calma Delicia de los árboles que abrevó al aguacero. Delicia de los gárrulos raudales en desliz. Cristalina delicia del trino del jilguero. Delicia serenísima de la tarde feliz. Plenitud El cerro azul estaba fragante de romero, Y en los profundos campos silbaba la perdiz. Leopoldo Lugones (en El libro de los paisajes).