Puro chamuyo1 2

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nº 1-2

julio - agosto 2013

-$: a voluntá-

el periódico que no te esperabas

los malditos, el dia que arlt y evita jugaron una apuesta julio cortázar, mucho más que un cronopio días como flechas...

así escribía: edgar bayley


editorial el carro delante de los caballos Jornadas, perspectivas, organizaciones, pensamiento, monografías, sujetos… todas estas palabras no valen nada, o valen menos, si no las acompaña el adjetivo “critica/o/s”. Basta con que alguien mencione este “adjetivo mágico” para que cualquier cosa se jerarquice, adquiera una importancia mayor, cobre relevancia. No importa de qué se trata. El estudiante medio sabe que está en presencia de algo crítico y con eso alcanza. Lo crítico es, en el sentido común imperante en la FFyH, un desiderátum que nadie puede (o no debe) desconocer y un valor simbólico cuyas implicancias no siempre (o nunca) están del todo claras. Lo crítico puede referirse entonces a un modo de razonar, a una actitud ética individual, a una característica exclusiva de una organización, etc. En todo caso, lo crítico parece (poder) estar presente en todas las cosas como si se tratara de una dimensión que las relaciona, directa o indirectamente, con cierto hacer político. Tal es así, que todos los actores políticos de nuestra facultad se lo disputan: ser (más) crítico es siempre un plusvalor en la FFyH y da, a quien lo detenta, un poder de legitimación extraordinario. Por el contrario, aquel al que se identifica más lejanamente con “lo crítico” queda relegado e, incluso, estigmatizado. Ahora bien, ¿en qué consiste ese hacer político?, ¿a quién le cabe esa designación y a quién no?, ¿cuál es la productividad de lo crítico? Estas preguntas no van a ser respondidas en tan pocas líneas pero nos serán útiles para delinear el horizonte de lo que buscamos. En primer lugar, se hace notorio que el uso del término es más que liviano y hasta ingenuamente irresponsable. Por qué. Porque encubre toda una serie de presupuestos y lugares comunes que se adhieren al término como rémoras del sentido, rémoras que modifican el contenido del término pero que permanecen ocultas. Así, por ejemplo, se utiliza “crítica” como si fuera lo mismo que “oposición” o, al menos, en un sentido en el cual “la criticidad” es presentada como si estuviera necesariamente relacionada con un lugar de des-poder. Por esta vía, se instalan dos falacias tan habituales como simplistas. A la primera de ellas podríamos denominarla “falacia del carro delante de los caballos” y se basa en el pre-juicio de concebir la voluntad crítica como asociada a un lugar determinado a priori dentro del escenario político. Lo que sucede a continuación es todo producto de una distorsión generada a partir de la inversión del orden lógico de todo análisis crítico, según el cual la posición política es coyuntural y (se supone) que surge como producto del análisis crítico de la realidad, teniendo en cuenta que éste –el análisis crítico- es causa necesaria de la toma de posición y no a la inversa como

sucede comúnmente en nuestra FFyH. Esta actitud, que tiende a dar por sentado que el ser crítico consiste en un mero “estar en contra de”, es una creencia muy difundida y totalmente contraria al espíritu crítico por el que se aboga, ya que coloca en el lugar del punto de partida (el grado cero del análisis) lo que es, en realidad, una hipotética conclusión del análisis por hacer. La otra falacia -que está relacionada con la anteriores menos radical y podría considerarse como una variante de aquella, pero no como menos nociva. Su principal error radica en la concepción sustancialista que se hace de lo crítico, aceptándolo como una propiedad (exclusiva) de cierto lugar de des-poder o, de otra manera, que es el despoder la condición sine qua non para el ejercicio de la capacidad crítica, dado que el poder sería algo así como el veneno sin antídoto que corrompe al individuo. En consecuencia, se produce una auto-marginación política de la izquierda dado que ésta se relega a ocupar un lugar marginal en la toma de decisiones a la espera de que el mundo cambie abruptamente a su favor y le permita llevar a cabo las transformaciones que “desea” pero no “realiza”. Al mismo tiempo, se limita la práctica política en general y, particularmente la “de izquierda”, a un mero ejercicio verbal consistente en la actualización de una antología de demandas y denuncias que nunca van más allá de la propia manifestación que expresa y constituye a esa denuncia o demanda como tal. Por esta vía, la potencial productividad política que la organización de los sujetos posibilita es reducida al orden del decir, siendo la política, verdaderamente y por sobre todas las cosas, un hacer, una praxis, un acción. Esta idealización del des-poder conlleva entonces a la improductividad: la participación política o la “creación de poder popular” -por poner como ejemplo una consigna escrita en una pared de nuestra facultad- consiste apenas en decir ciertas cosas; como si el “poder popular”, para seguir con el ejemplo naciera espontáneamente de la palabra y como si el acto de rayar una pared de Ciudad Universitaria generara, por ósmosis o mágicamente, organización popular en los barrios, en los sindicatos, en los campesinos desplazados, etc. Pero ojo, no esperen que esto cambie así de un día para el otro: esta clase de “críticos” se consideran “cuestionadores incuestionables” y no harán lugar a la autocrítica. Mientras tanto, es fundamental no dejarse engañar, descreer un poco más de las consignas, valorar más el trabajo y la militancia activa, saber bajarle el precio a lo ya dicho y desprenderse de los lugares comunes, teniendo bien en cuenta que lo que llamamos sentido común es algo que nos atraviesa e influye y que, aunque sea el más común, podría no ser el mejor de los sentidos.

Staff: Textos y contenido: Facundo Acevedo (Historia), Luisina Arrieta (Letras Modernas) y Marcio Olmedo V. (Letras Modernas) Diseño e Ilustración: Mauri Cerbe (Artes Plásticas)

Secretaría de Cultura - CEFFYH

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los malditos Por Facundo Acevedo Mingorance (Historia) y Rolo Raskolnikov (Letras Modernas)

“Sabía que era un ladrón. Pero la categoría en que se colocaba no le interesaba. Quizás la palabra ladrón no estuviera en consonancia con su estado interior. Existía otro sentimiento, y ese era el silencio circular entrado como un cilindro de acero en la masa de su cráneo, de tal modo que lo dejaba sordo para todo aquello que no se relacionara con su desdicha.”(Los Siete Locos, Roberto Arlt) Cuando uno lee Los siete locos y encuentra de entrada una frase de este calibre ya sabe de antemano que la soledad será recurrente en Roberto Arlt y en la impronta de cada uno de sus personajes. Coherentemente a lo largo de su obra literaria y periodística, Arlt introdujo una mirada radicalmente nueva y transgresora para la literatura y para la sociedad en que le tocó vivir, basada en la compleja psicología de sus personajes, casi siempre miserables, algunas veces patéticos pero siempre humanos, profundamente humanos y humanamente argentinos. A través del duro “cross a la mandíbula” que predicara en el prólogo de Los Lanzallamas, Arlt muestra al anti-héroe porteño (y occidental): el ladrón, el asesino, el fiolo, la prostituta… Una diversidad de individuos sueltos, desencontrados, sin más nexo que violentas y frías relaciones, sin fines y con objetivos absurdos como excusas de una vida que les cuesta sobrellevar. Aquí, la elevación heroica del personaje (que él identificara en las novelas de Flaubert) no existe, es una ausencia constante e irremediable. (Existencialismo es la palabra que los franceses van a utilizar casi veinte años más tarde para denominar a la corriente literario- filosófica que

Arlt había adelantado sin proponérselo). Si tuviéramos que precisar cuáles son los temas principales que aborda en su literatura diríamos que no son muchos o que son demasiados. Pero en todo caso preferiríamos hablar de problemas o de preocupaciones y, en ese sentido, afirmaríamos –aún a riesgo de parecer pretenciosos o elípticos- que su principal preocupación fue la realidad. Con esto no intentamos decir que en sus novelas uno encuentre el “reflejo fiel” de la realidad, sino más bien la inacabada síntesis del incomunicable estado de ánimo colectivo en que se vive por entonces. Y es ahí donde está el “realismo” del escritor, donde sucede lo inédito. ¿Por qué? Porque Arlt es por sobre todas las cosas un observador. Pero no uno cualquiera, sino uno de esos observadores ácidos y sutiles, de esa especie rara a la que también perteneció Jonathan Swift, autor de Los Viajes de Gulliver, esa estupenda sátira de la Monarquía Británica y de la sociedad irlandesa del Siglo XVIII, por citar un caso y para aclarar que si decimos “realismo” no nos referimos tanto a una escuela literaria como a un desiderátum que atraviesa y guía la labor de ciertos escritores. Lo que caracteriza a esta clase de observador es, como venimos diciendo, que no se limita a contemplar y registrar lo que está delante de sus ojos sino que, por el contrario, va más allá de lo puramente fenomenológico. Este observador indaga, explora, releva, compara, contrasta: escarba. De manera tal que lo revulsivo en la literatura de Arlt no se desprende tanto de la posible intencionalidad autoral o de una visión personal del mundo como de la situación histórica y social que se vivió durante la primera posguerra en Argentina. De algún modo lo que circula en sus párrafos es un inconsciente colectivo, un estado del ánimo que es más fácil comprender que explicar, de rodear y experimentar que de definir y traducir en conceptos. Se suele decir que los tiempos violentos engendran sujetos violentos. Si esta afirmación es cierta, le cabe a la Década Infame reconocer en Remo Erdosain, Silvio Astier, el Astrólogo, en Hipólita, a los hijos bastardos concebidos en la injusticia, en el desamparo, en el ahogo de la crisis de fines de los veinte y agravada con el golpe de

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el día que arlt y evita jugaron una apuesta "Yo era cronista teatral. Me encontré con Arlt que venía por la calle Corrientes sonriendo ya hablando solo. Era pasada la medianoche. Entramos a tomar un café en La Terraza, y allí nos encontramos con dos actrices muy jóvenes, muy pálidas y muy delgadas. Una se llamaba Helena Zucotti y la otra, María Eva Duarte. Arlt no las conocía, yo sí pues habían venido a la redacción del diario en procura de un poco de

publicidad. Entre café y café, Arlt se puso a hablar. De pronto, sin quererlo, manoteó bruscamente y volcó la tasa de café que estaba tomando Zucotti sobre el vestido de su compañera. Arlt exageró su consternación y en un gesto teatral se arrodilló frente a la desconocida actriz pidiéndole perdón. Ésta, sin escucharlo, se puso de pie y fue hasta el baño a recomponerse. Cuando volvió tuvo un acceso de tos, como una de esas heroínas de Mürger. Pero sonreía, indulgente. - Me voy a morir pronto, dijo sin dejar de sonreír y de toser.

- ¿Te parece? - Preguntó la actricilla con un cierto aire de inocencia que no excluía cierta malignidad. - ¿Cuánto querés apostar? No apostaron nada. Roberto Arlt falleció el 26 de julio de 1942. Y Eva Perón, la hermosa actricilla del episodio, exactamente 10 años después."

Anécdota del periodista César Tiempo.

- No te aflijás, pebeta - dijo Arlt, que tuteaba a todo el mundo. "Yo que parezco un caballo, me voy a morir antes que vos”

Uriburu. Así es como la Buenos Aires de Rubén Darío, cosmopolita y elegante, dejará de mirar con tan buenos ojos a los extranjeros que pasarán de ser los “ciudadanos del mundo” a ser “la chusma” peligrosa que acarrea ideas amenazantes para el orden. A esto hay que sumarle, además, la indeseada migración interna que se produce simultáneamente, y que genera el desplazamiento masivo de argentinos desocupados del interior del país - futuros “cabecitas negras” según la racista y cristiana expresión de las élites - a la capital porteña. Y así como quien está enamorado descubre que la persona amada no le corresponde o ha cometido un error que atenta contra la creencia de su amor, así posiblemente –o peor aún- se encontraran ésas personas: a la deriva, carentes de expectativas, sin ganas de creer en nada. Lo que queda, una vez acabado el sueño y las promesas de progreso, lo que único que queda, es el desengaño. Por eso, aunque se menciona la palabra “revolución”, ésta sólo aparece como un motivo delirante de seres que han perdido todo vínculo con la vida, sin ideales, propensos a lo imposible y sin sentido, más amorales que inmorales, más deformados que pervertidos. Podríamos seguir pensando la literatura de Arlt durante años, pero sería más interesante hacer aquí alguna vinculación política, extraer alguna certeza aunque esa certeza fuera sumamente elemental y oscura. A nuestro parecer, algo fundamental que se evidencia en la literatura de Arlt –y sobre todo en Los 7 locos y en Los lanzallamas- es la total ausencia de un proyecto colectivo o, al menos, de una respuesta conjunta al “sistema” que los oprime por parte de esa gran masa de excluidos. Hay ideas dando vuelta por la época: socialismo, comunismo, anarquismo. Y hay hechos que acompañan esas ideas también, pero son acciones dispersas, atomizadas, pequeñas expresiones de bronca más que de solidaridad, sonidos que no forman parte de ninguna armonía. Ahí está el valor de Arlt: haber sabido, a través de la literatura, captar lo que sociólogos, curas, dirigentes políticos y demás no supieron comprender o prefirieron ignorar.

Una más del montón En medio de este desbarajuste va a llegar a Buenos Aires, en 1935 y con apenas 15 años, uno de los personajes más importantes de la historia del siglo XX y de las luchas del Tercer Mundo y de América Latina. Va a viajar sola, viene de Los Toldos, en tren. Va a bajarse en Retiro como cualquier otro pie. Y si nos atrevemos, podemos imaginarla con un bolso en la mano, de cuerpo flaca flaquita, la piel blanca muy blanca, el pelo negro y más corto que largo. Y si es cierto como dicen, que partió a principios del 35 y consideramos que los hombres no dejaban votar ni usar pantalones a las mujeres, podemos imaginarla usando un vestido. Los detalles del vestido como el color y cualquier otro detalle que tengan que ver o no con el vestido son a gusto y criterio de cada uno. Podemos completar el cuadro con cualquier imagen de una estación de trenes que tengamos a mano –los que conocen Retiro pueden usar la que tienen- y conseguir una imagen de la situación seguramente más cinematográfica que la buscada. Así y todo sirve, porque ahí en Retiro la espera su hermano, que está cumpliendo el servicio militar obligatorio. Como una más entre el montón, sin comitiva, sin otra muchedumbre que la que circula todos los días, Eva Duarte pisa Buenos Aires, y eso es lo importante. El resto es historia, leyenda o fábula más o menos conocida: Eva Duarte trabajó unos años haciendo radioteatros y después filmó algunas películas, hasta que en el '44 conoció a Juan D. Perón en la colecta por los damnificados del terremoto de San Juan que devastó la ciudad y causó la muerte de 5.000 personas. Juan Perón era por entonces el encargado del Departamento Nacional del Trabajo en el gobierno militar que había puesto fin a la Década Infame. Desde ese lugar iba a ir ganando conquistas para los trabajadores y la simpatía de éstos, hasta que en el '46 es encarcelado en la isla Martín García. Sus camaradas militares y ciertos sectores empresariales tomaron esta medida porque empezaban a creer (o a darse cuenta) que el coronel,

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atendiendo con demasiada premura a las demandas populares, se había descarriado. Luego, los trabajadores entrarían en huelga exigiendo la liberación de su benefactor y cruzarían el Riachuelo en botes y llegarían de todos los puntos hasta conformar la manifestación popular más grande de la historia argentina hasta aquel entonces. Por primera vez, la Plaza de Mayo iba a ser masivamente ocupada por los sectores populares. Era 17 de Octubre y dicen que había un sol espléndido. Finalmente, los milicos no tuvieron otra que soltarlo y pudieron ver que ya era tarde para frenar lo que se venía. Después, ya sabemos: Perón ganaría las elecciones en el '46 y Evita pasaría a presidir la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, una especie de ONG de los ricos dedicada a arrojar dádivas a los pobres, cargo al que se accedía tradicionalmente en calidad de primera dama. Claramente, Evita acabaría con ese concepto y llevaría a cabo la labor social más importante que se haya realizado en nuestro país. Hasta acá lo anecdótico. Ahora viene el cómo y el por qué eso fue posible, por qué Evita pasó a la historia y las damas de beneficencia no, por qué los que proscribieron al peronismo durante 17 años se robaron el cuerpo de una muerta –sí, se chorearon un cadáver-, por qué para algunos es tan fácil odiarla y para otros tan difícil dejar de amarla. Por qué Evita es hasta nuestros días signo de solidaridad y devoción o signo de derroche. Por qué ella, esa mujer, y no otra. Decíamos, líneas arribas, que la realidad de los personajes (no los personajes) de Arlt eran de algún modo la realidad de las mayorías en la Buenos Aires de finales de la década del 20 y del 30. Si hacemos extensivo este panorama a la situación general de los habitantes del país, podemos decir entonces que ser argentino no era precisamente un privilegio. (Y no es que ahora estén las cosas como para creer que uno vive en la panacea de la libertad y la democracia y que alcanzamos para siempre el paraíso pero, ciertamente, no estamos en la debacle

de aquel entonces ni en la de hace diez años, teniendo en cuenta que eran familias de desocupados las que cortaban rutas y puentes reclamando alimentos –sí, alimentos, comida, morfi, algo con que llenarse- y hoy son la clase media-alta o la Sociedad Rural las que cacerolean por cosas tan urgentes como “la República” o la “Constitución Nacional”, o cortan rutas contra un impuesto a la soja.) En fin, el caso es que si aceptamos esta hipótesis -que hay una relación entre la realidad literaria y la realidad histórica de Arlt- podemos considerar que las condiciones de la Eva Duarte que llega en 1935, casi con lo puesto y sin terminar la escuela, son similares a las de Erdosain, a las de Hipólita, etc. Y más aún, que siendo aquella Eva Duarte una más del montón, extender el cuadro de situación que hemos descripto y conocemos, a la generalidad de los habitantes del país. Retengamos esta hipótesis y continuemos. En este punto hay que señalar que la acción de Evita se desarrolló en dos direcciones, complementarias entre sí y con el fin de garantizar derechos. Una de ellas tiene que ver con el desarrollo social; la otra con demandas políticas, especialmente de las mujeres. Veamos, a continuación, lo primero. Evita se hace cargo de la Sociedad de Beneficencia y el punto de partida es hacer que esa Sociedad de Beneficencia deje de existir como tal, convirtiéndola en Fundación. Por qué. Porque hasta ese momento la labor de las damas de alcurnia consistía en organizar cada tanto algún encuentro donde se juntaban a jugar al bridge y a tomar el té en un hotel para así recaudar algunas limosnas para los pobres, a los que el Estado ignoraba sistemáticamente. Más o menos como en el chiste de Quino, cuando Susanita le cuenta a Mafalda su futuro y le dice que será una dama elegante que con otras damas elegantes organizarán fiestas de gala con manjares exóticos y bebidas onerosas para “juntar polenta, sémola y esas porquerías que comen los pobres”. La creación de policlínicos, de hogares para madres solteras, para huérfanos y para ancianos son algunas de las obras más importantes que se realizaron.

atribuyen el monopolio absoluto de la inventó la oligarquía cuando empezó a religión. La Patria es del pueblo, lo mismo vender la dignidad del pueblo, es decir la que la Religión." dignidad augusta y maravillosa de la Patria!" "Los ejércitos deben ser del pueblo y servirlo. Deben servir a la causa de la “Porque la limosna fue siempre para mí justicia y de la libertad. Es necesario un placer de los ricos: el placer desalmado "Me rebelo indignada con todo el convencerlos de que la Patria no es una de excitar el deseo de los pobres sin dejarlo veneno de mi odio, o con todo el incendio geografía de fronteras más o menos nunca satisfecho. Y para eso, para que la de mi amor -no lo sé todavía-, en contra dilatadas sino que es el pueblo. La Patria limosna fuese aún más miserable y más del privilegio que constituyen todavía los sufre o es feliz en el pueblo que la forma. cruel, inventaron la beneficencia y así altos círculos de las fuerzas armadas y En la hora de nuestra raza, en la hora de añadieron el placer perverso de la limosna, clericales" los pueblos, la Patria alcanzará su más el placer de divertirse alegremente con el alta verdad. Es necesario que los ejércitos pretexto del hambre de los pobres. La "Sé también que a los pueblos les del mundo defiendan a sus pueblos limosna y la beneficencia son para mi repugna la prepotencia militar que se sirviendo la causa de la justicia y de la ostentación de riqueza y poder, para atribuye el monopolio de la Patria, y que libertad. Solamente así se salvarán los humillar a los humildes” no se concilian la humildad y la pobreza pueblos de caer en el odio contra "eso" que de Cristo con la fastuosa soberbia de los antes se llamaba Patria, y que era una Evita dignatarios eclesiásticos que se mentira más ¡una bella mentira que

pensamiento y acción

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Sin ir más lejos, la antigua casa de gobierno de Córdoba (Casa de Las Tejas), fue construida para albergar a los ancianos, hasta que el golpe de estado del '55 acabó con aquel fin. La obra de la Fundación abarcó todo el país y permitió que millones de personas, especialmente niños, accedieran a la salud. La labor de Ramón Carrillo, médico sanitarista, fue invaluable en este sentido. También se crearon los Juegos Evita, que incentivaron y permitieron el acceso al deporte de una enorme cantidad de niños y adolescentes de todo el país. Pero como no interesa tanto enumerar las obras que se pueden averiguar gugleando un rato, lo que nos importa es destacar el criterio que las guió. Evita presidió la Fundación hasta el año de su muerte y atendió personalmente a los que se acercaron a pedir la ayuda social. Esto de atender personalmente a los que acudían no es un detalle, es la exacta medida de su compromiso. A veces se habla del Peronismo como una época de derroche y malgasto de los recursos y se fundamenta esta idea en nombre del trabajo y la dignidad. Sin embargo, esa premura con que se habla no tiene en cuenta la urgencia y la necesidad, y da a entender que la situación de pobreza o desigualdad es un resultado de una cierta actitud de indolencia por parte de los sectores marginales y que, por ende, la pobreza es una cuestión de elecciones o de gustos distorsionados. Evita entendió eso como nadie y actuó en consecuencia. Por eso Evita fue objeto de odio más que Perón, por eso la odiaron tanto sus detractores que hasta celebraran escribiendo “viva el cáncer” en una pared cercana a la residencia en que vivió sus últimos meses de vida. Evita es el barro sublevado – un Erdosain, una Hipólita-, es una del montón, una que llega a un lugar de poder y en vez de congraciarse con los de la clase social a la que se incorpora prefiere volverse hacia los

de su origen. Evita es la que llega a lo alto y desde ahí reparte a los que vienen detrás, la que frena a los de adelante para esperar a los rezagados, la que incomoda porque no se acomoda entre los cómodos. Evita es la que dejó de ser pobre pero no abandonó a los de su clase, y eso es lo que los sectores dominantes no perdonan. Porque el narcicismo en que viven no les permite tolerar que un recién llegado no los adule, no busque su aprobación, no sea condescendiente con ellos. Y sobre todo porque ellos saben mejor que los “activistas de izquierda” y mejor que los “intelectuales críticos” que ahí, ahí donde un pobre deja de verse con los ojos de la pobreza, se encuentra el principio del fin de sus privilegios. Consecuentemente, a nivel político, Evita se comportará de manera similar, convirtiéndose en el puente entre el gobierno y los sindicatos y sus obreros. A la vez, impulsará medidas como la Ley de Sufragio Femenino a fin de que a las mujeres se les reconozca el derecho a votar y sean reconocidas como sujeto político, logrando la paridad entre el hombre y la mujer. Una vez logrado esto, irá por la igualdad jurídica entre cónyuges y por la modificación del concepto jurídico de “patria potestad” según el cual el hombre tenía facultades exclusivas sobre los hijos y la familia, haciendo que a la mujer se le reconocieran los mismos derechos. Se ha dicho muchas veces respecto a esto, con aire “crítico” y de superioridad, que Evita “se apropió de estas banderas”, las que pertenecían originalmente a movimientos feministas. Sin embargo, cabe preguntarse por qué estos movimientos feministas no lograron lo que Evita logró, por qué en Argentina la militante socialista Alicia Moreau no supo encabezar y seducir a sus pares, por qué la muy culta Victoria Ocampo que sabía francés como primera lengua no supo hacerse entender entre las mujeres argentinas de la época. Pero es tarea de los lúcidos portadores del sentido crítico, que los abunda en nuestra facultad,

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desentrañar esas incógnitas. A nosotros, pobres seres, nos queda una pequeña explicación: que Evita no se apropió de nada. ¿Y por qué no se apropió de nada? Fácil, porque para apropiarse de algo era necesario que no le perteneciera, que le fuera ajeno, totalmente extraño. Sin embargo, Evita encarna con total legitimidad en su existir las demandas de todas las mujeres argentinas. Por su origen plebeyo, por su historia de vida, Evita acarrea con tres “máculas” fundamentales que sus enemigos se encargaron de señalar hasta que vieron que no hacían otra cosa que engrandecerla; “máculas” que se relacionan entre sí y la convierten en el sujeto paradigmático de los derechos conquistados para la mujer. Veamos, la primera de ellas es su origen plebeyo, como ya dijimos, y no necesita demasiada explicación: ser pobre quiere decir carencia, necesidad y, al decir de la propia Evita, “donde hay una necesidad, existe un derecho”, derechos como la educación o la salud que hasta ese momento habían sido ignorados. En segundo lugar, su condición de mujer entendida como una “tara”, es decir, como un defecto o una incapacidad a la hora de tomar decisiones, de intervenir en la política, en la arena pública en general.

Por último, su condición de “hija natural”, un eufemismo con el que se designaba a los hijos extramatrimoniales casi siempre producto de la relación entre un hombre casado y una mujer soltera. Lo curioso de esto es que la “vergüenza social” recayera más sobre la mujer y fundamentalmente sobre los hijos más que sobre el hombre que era en todo caso el que cometía la infidelidad matrimonial. Sin embargo, el “padre de familia” era incuestionable y como tal podía o no hacerse cargo de su esperma, lo cual demuestra que el patriarcado y el machismo atravesaron desde el nacimiento la vida de Eva Duarte, razón de más para creer que por algo le pertenecían esas conquistas. Esta nota estaba pensada originalmente para ocupar dos páginas pero el personaje y la admiración que le profesamos se negaron a que redujéramos tanta vida a una enumeración de datos conectados solo por el orden en que aparecen. La incomprensión (o el odio) de algunos sectores hacia su figura y su obra es de larga data. La derecha la odiará siempre porque le teme como a su peor amenaza. La izquierda eurocéntrica, en sus mil variantes trotskistas o marxista-foucaultianas, no la comprenderá nunca: estas son cosas que están fuera de su racionalidad bien pensante. Para los demás, habrá Evita por siempre.

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días como flechas... julio 1 de Julio de 1974 Muere en Buenos Aires el general Juan Domingo Perón. Fue presidente de la Nación por tres períodos, elegido por voto popular. Propugnó como plan de gobierno la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Por gestión de su esposa, María Eva Duarte de Perón, se otorgó el voto cívico a la mujer. Nació en Lobos (provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895. 2 de julio de 1971 Muere el poeta, prosista, escritor, autor teatral y humorista Conrado Nalé Roxlo, autor de libros de poemas como "El grillo" y "Claro desvelo" y de obras teatrales como "La cola de la sirena" y "Una viuda difícil". Como humorista publicó "Antología apócrifa" y popularizó el seudónimo de "Chamico". Nació en Buenos Aires el 15 de febrero de 1898. 3 de Julio 1883 Nace Franz Kafka, escritor checo, autor de La metamorfosis y El proceso, entre otras obras. ----------------- 1933 Muere en Buenos Aires el político Argentino Hipólito Yrigoyen ---------------1971 Muere Jim Morrison 4 de agosto 1901 Nace Louis Armstrong, trompetista y cantante estadounidense de jazz. -------------- 2001 Día Nacional del Médico Rural Se instituye por Ley Nº 25.448, en conmemoración al natalicio del doctor Esteban Laureano Maradona. 5 de Julio de 1811 Venezuela se declara independiente de España. Primer país Latinoamericano que declara su independencia.

6 de julio de 1573 El militar y conquistador sevillano Jerónimo Luis de Cabrera funda la ciudad de Córdoba a orillas del río Suquía. 7 de julio de 1923 Nace en El Galpón (provincia de Salta), el notable guitarrista, compositor y cantor Eduardo Falú, autor de la música de difundidas composiciones populares como "Romance de la muerte de Juan Lavalle", "La Candelada", "Tonada del viejo amor" y "Llanto por el Chacho". --------------- 1950 Muere en Buenos Aires el notable poeta Baldomero Fernández Moreno, autor de obras como "Las iniciales del misal", "Aldea española", "Campo argentino", "Versos de Negrita", "La Patria desconocida" y "Parva". Nació en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1886. 9 de julio 1816 Declaración de la Independencia Argentina 11 de julio 1914 Nace el bandoneonista Anibal Troilo 14 de Julio de 1789 Se produce en Francia la Toma de la Bastilla, que supuso el fin del Antiguo Régimen y el comienzo de la Revolución Francesa 15 de julio de 1976 Muere en Buenos Aires el sobresaliente profesor, filósofo e historiador italiano Rodolfo Mondolfo. Fue autor de "El genio helénico", "El pensamiento antiguo" y "Sócrates". Sus trabajos dejaron profundas huellas en la juventud argentina y en el campo filosófico. Nació en Sinigaglia (provincia de Ancona, Italia) el 20 de agosto de 1877. 17 de julio 1843 Nace en San Miguel de Tucumán el general Julio Argentino Roca, presidente de la República por dos períodos y conductor de la Campaña del Desierto. Roca murió en Buenos Aires el 19 de octubre de 1914. -------------- 1945 Se produce la conferencia de Postdam entre los líderes aliados Churchill, Truman y Stalin, para decirdir el futuro de Alemania tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial

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18 de julio 1882 Nace en Paraná (provincia de Entre Ríos) el novelista Manuel Gálvez, autor de "El mal metafísico", "Nacha Regules", "El solar de la raza", "Hombres en soledad", "Amigos y maestros de mi juventud" y de biografías de Rosas, Sarmiento eHipólito Yrigoyen, entre otros. Falleció en Buenos Aires el 14 de marzo de 1962. ------------- 1918 Nace Nelson Mandela ------------- 1936 Se produce el golpe de Estado contra el gobierno de La Segunda República, que da inicio a la Guerra Civil Española 19 de Julio de 1979 En Nicaragua los guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocan a la dictadura de la familia Somoza. -------------1980 Muere el notable poeta salteño Manuel J. Castilla, una de las voces más significativas de la poesía argentina contemporánea y autor de "Cantos del gozante" y "De solo estar". Nació en Cerrillos (provincia de Salta) el 14 de agosto de 1918. ------------ 2007 Muere en Rosario (provincia de Santa Fe) el humorista gráfico y escritor Roberto Fontanarrosa. Nació en Rosario (provincia de Santa Fe) el 26 de noviembre de 1944. 22 de Julio de 1990 Muere Manuel Puig , escritor argentino 24 de Julio de 1783 Nace Simón Bolívar, patriota latioamericano. 25 de julio 1995 Fallece en Buenos Aires el director de orquesta, pianista y compositor de tangos Osvaldo Pugliese. De enérgico y rítmico fraseo, la ejecución de su conjunto no se niega a recursos orquestales novedosos. Entre sus tangos más celebrados se cuentan "Recuerdo" y "La yumba". Nació en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1905. 26 de julio 1942 Muere en Buenos Aires el novelista,


cuentista, periodista y autor teatral Roberto Arlt, autor de "Aguafuertes porteñas", "Los siete locos", "Los lanzallamas", "El juguete rabioso"y "Trescientos millones". Su literatura, ácida y crítica, ha sido revalorizada luego de años de postergación y olvido. Nació en Buenos Aires el 2 de abril de 1900. --------------1952 Muere en Buenos Aires, a los 33 años, María Eva Duarte de Perón, popularmente llamada "Evita", esposa del presidente de la República Juan Domingo Perón. Practicó una intensa acción social, propició y logró la ley de voto femenino y la provincialización de territorios nacionales. Nació en Los Toldos (provincia de Buenos Aires) el 7 de mayo de 1919. 28 de Julio de 1781 El general José de San Martín proclama la Independencia del Perú. ------------------ 1954 Nace Hugo Rafael Chávez Frías, militar, político y presidente de Venezuela. 29 de julio de 1957 Muere en Buenos Aires el escritor y profesor universitario Ricardo Rojas. Es autor de "Blasón de plata", "El Santo de la Espada" y "El profeta de la pampa", entre otras obras. Nació en Tucumán el 16 de septiembre de 1882.

agosto 2 de Agosto 1889. Muere en Buenos Aires el folletinista Eduardo Gutiérrez , autor de "Juan Moreira" (novela llevada con gran éxito a la escena y con la que se inició la época del teatro gauchesco), "Santos Vega", "Hormiga negra" y "Croquis y siluetas militares". 5 de agosto 1895 Fallece Friedrich Engels, filósofo y teórico político alemán, coautor con Karl Marx del Manifiesto Comunista. 6 de agosto 1945 Lanzamiento de la primera bomba

atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, que causa 70.000 muertos en el acto y decenas de miles más después como consecuencia de la intensa radioactividad. --------------- 1959. Muere el sainetista y dramaturgo Alberto Vacarezza, autor de "El conventillo de la paloma", "Tu cuna fue un conventillo", "Juancito de la Ribera" y "Lo que le pasó a Reynoso". Fue el más prolífico y popular de los sainetistas argentinos. Nació en Buenos Aires el 1º de abril de 1886. 9 de agosto 1994 Día Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo 11 de agosto 1990 Muere en Buenos Aires el poeta de vanguardia Edgar Bayley, director de la revista "Poesía Buenos Aires" y autor de libros de poemas como "La vigilia y el viaje", "Alguien llama", de la prosa humorística de "Vida y memorias del doctor Pi Torrendell" y de ensayos como "Realidad interna y función de la poesía". Nació en Buenos Aires en 1919. 12 de agosto 1806 Día de la Reconquista de Buenos Aires. En la Primera Invasión Inglesa, las fuerzas británicas desembarcaron al mando de Guillermo Carr Beresford en Quilmes con más de 1500 hombres, pero se rindieron ante Santiago de Liniers y sus milicias populares. --------------- 1896 Nace en Buenos Aires el notable pintor y dibujante Lino Enea Spilimbergo, uno de los grandes maestros de la pintura argentina. Falleció en Unquillo (provincia de Córdoba) el 16 de marzo de 1964. Se construyó el Museo Spilimbergo en el lugar de su fallecimiento. ------------- 1963 Se inaugura en Buenos Aires el Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella, dirigido por el crítico de arte Jorge A. Romero Brest, que dio particularmente oportunidad a los jóvenes de la 'Nueva Figuración', como Jorge de la Vega,Rómulo Macció, Ernesto Deira y Luis Felipe Noéy a la escultora Marta Minujín.

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13 de agosto 1989 Muere en Buenos Aires el cantor popular y director cinematográfico Hugo Del Carril, seudónimo de Hugo Piero Fontana.Nació el 30 de noviembre de 1912. 14 de agosto 1974 Muere en Buenos Aires el poeta Raúl González Tuñón, autor de "Miércoles de ceniza", "El violín del diablo", "La calle del agujero en la media", "La rosa blindada" y "Poemas de Juancito Caminador", entre otras obras. Integró la redacción del diario popular "Crítica". Nació en Buenos Aires el 29 de mayo de 1905. 17 de agosto 1850 Fallece el General José de San Martín, Libertador de América -------------- 1891 Nace en Buenos Aires Oliverio Girondo, reconocido poeta y autor de libros como "Espantapájaros" y "En la masmédula". Murió en Buenos Aires el 24 de enero de 1967. 20 de agosto 1968 Tropas soviéticas invaden Checoslovaquia y ponen fin a la primavera de Praga. 21 de agosto de 1946 El Senado de la Nación aprueba el proyecto de ley sobre Derechos Políticos de la Mujer, que establece luego la Ley N° 13010. 23 de agosto de 1812 El general Manuel Belgrano inició el Éxodo Jujeño, es decir, la retirada hacia Tucumán: los habitantes de Jujuy y Salta abandonaron sus hogares y arrasaron todo a su paso, dejando a los realistas sin víveres para la tropa. ------------------ 1903 Muere el notable escritor costumbrista José S. Álvarez (más conocido como Fray Mocho), autor, entre otras obras, de "Memorias de un vigilante", "Un viaje al país de los matreros" y "Salero criollo". Fundó la revista "Caras y Caretas". Nació en Concordia (provincia de Entre Ríos el 26 de agosto de 1858. 24 de agosto de 1899 Nace en Buenos Aires el poeta, cuentista y ensayista Jorge Luis Borges.


25 de agosto 1604 Nace en la ciudad de Córdoba, Luis de Tejeda, considerado cronológicamente el primer poeta argentino. Fue discípulo de Góngora y de San Juan de la Cruz. Falleció en Córdoba en 1680. ---------------- 1900 Muere Friedrich Nietzsche, filósofo, poeta y filólogo alemán. 26 de agosto de 1914 Nace en Bruselas (Bélgica) el escritor Julio Cortázar, autor, entre otros libros, de

"Bestiario", "Final de juego", "Los premios" y "Rayuela". Falleció en París (Francia) el 12 de febrero de 1984.

particularmente en cuenta al dictarse la Constitución Nacional de 1853. Falleció en Neully (Francia) el 19 de junio de 1884.

28 de agosto de 1945 Roberto J. Noble funda en Buenos Aires el diario "Clarín"

30 de agosto de 1902 Nace en Buenos Aires el poeta, escritor, periodista y director de teatro Leónidas Barletta, perteneciente al Grupo Boedo. Es autor, entre otras obras, de "Los pobres", "La ciudad de un hombre" e "Historia de perros". En 1930 fundó el Teatro del Pueblo, precursor del teatro independiente. Falleció en Buenos Aires el 15.

29 de agosto de 1810 Nace en la ciudad de Tucumán Juan Bautista Alberdi, uno de los más lúcidos pensadores argentinos, autor de las "Bases y puntos de partida para la organización política de la Confederación Argentina", que se tuvo

julio cortázar, mucho más que un cronopio Por Rolo Raskolnikov Todo homenaje es siempre y por definición deficiente e incompleto, deliberadamente incompleto. Detrás de cualquier reconocimiento se producen, básicamente, dos operaciones. Por un lado, queramos o no, opera la simplificación: el homenajeado se nos presenta de una manera totalmente coherente, sin matices, librado ya de las molestas contingencias, de las indeseables contradicciones, de las decisiones pendientes. La simplificación “olvida” lo menos querible. O lo menos útil. Eso en primer lugar. En segundo lugar lo que sucede es un recorte metonímico. Por esta vía, el homenajeado es reducido a su “costado más bueno” y las virtudes pasan a ocupar el lugar que ocupaba su figura completa: a saber, la de cualquier ser humano que comete errores, avanza, vuelve sobre la marcha, se equivoca, se corrige, se vuelve a equivocar. Así, el recorte metonímico lo que hace es instalar la figura esquemática antes lograda, la de los rasgos más sobresalientes de la persona, y darle un formato más o menos coherente. En este sentido, exaltar, depurar, pulir son algunas de las acciones que se realizan a fin de presentar al común de los mortales una nueva imagen donde lo importante no es encontrar similitudes, sino establecer correspondencias. Y esto es así porque el homenaje no busca hacer una valoración “objetiva” sino instaurar una veneración, un culto, establecer un punto adonde dirigir nuestra mirada. En el caso de quien hablamos, este culto llegó antes que la canonización de la crítica y explica el porqué de su veloz legitimación dentro del campo literario argentino, latinoamericano e internacional. Fueron los propios lectores, sobre todo los jóvenes, quienes a principios de los sesenta lo pusieron de moda y lo tomaron para sí como a un ser querido, como a un amigo. Y si el “boom” literario como movida comercial supo aprovechar ese fenómeno es porque le convenía, no

porque fuera su creador. Por eso, aunque a Rayuela el tiempo le haya gastado su originalidad, o las Historias de cronopios y de famas y Un tal Lucas generen hoy una sorpresa cada vez más cercana a la inocencia que a la transgresión, nuevos lectores actualizan y renuevan ese culto. De qué manera se hace notar este culto, en qué consiste y por qué persiste son preguntas que voy a tratar de responder a través de mi experiencia personal como lector. Creo -y esta es la hipótesis fundamental- que existe un fenómeno muy común entre los lectores (mis amigos, en este caso, tomados como muestra representativa) que consiste en el modo diferenciado que tienen a la hora de leer a Cortázar y cuya génesis –la de éste modo diferenciado de leer- se encuentra en la púber-adolescencia de los lectores, momento en que la mayoría descubrimos al autor y experimentamos una sensación de desconcierto y fascinante atracción a la vez. Cortázar es, para ese joven lector lleno de granos, una especie de revelación, una fugaz lección de vida que nos dice: “la literatura no está condenada a ser un bodrio”. Y más: que puede ser el modo por el que la realidad y la sorpresa se vuelven a hacer amigas, el no-método por el cual la percepción del sujeto rejuvenece y se da a sí misma la posibilidad de volver a ver las cosas que por costumbre había dejado de percibir. Y otra cosa más y muy importante: la literatura de Cortázar comunica al lector y a su hábito de leer con la fuente primera de ambos, aquella que los originó y fue su motivo primitivo, aquel por el que el lector decidió convertirse en tal adoptando el hábito de leer o, según se mire, siendo adoptado por éste; hábito que a su vez, en tanto práctica recurrente, hace que perdamos conciencia del punto de partida que nos nació: el placer y el deseo. Con eso, nada más y nada menos, nos vuelve a comunicar Cortázar. A partir de ese momento, Cortázar no es más un autor entre autores sino una especie de compañero, un cómplice que, más cerca o más lejos, siempre nos acompaña a lo largo de nuestros recorridos literarios. Una prueba de esto es la forma en que comúnmente alguien refiere a otro acerca de lo que está leyendo: en general, decimos estoy leyendo tal cosa (título del libro) de fulano de tal (nombre del autor). Sin embargo, cuando decimos que estamos leyendo un libro de Cortázar decimos simplemente estoy leyendo a Cortázar y especificamos, si hace falta, la obra en cuestión. De manera tal que no leemos el libro, lo leemos al autor. De algún modo, maravillosamente inexplicable, los lectores, comunes mortales sin nada mejor que hacer, nos convertimos en adeptos, o sea, en gente que está en favor de

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algo. Y ojo con esto que roza muchísimas veces el snobismo y la identificación romántica, dos de las formas más desarrolladas de la pelotudez humana pero que, salvando estos casos perdidos, denotan la presencia de ciertos valores ético-literarios si, como dijo el poeta Daniel Santoro, “Detrás de toda estética hay una ética, porque estética, ética est…” Es aquí, y en este sentido, donde quisiera introducir una reflexión. A mi parecer, la imagen que nos hacemos de Cortázar es la imagen que tenemos a partir de la lectura –o de una cierta lectura- de una parte de la obra de Cortázar, es decir, del Cortázar identificado como escritor cronopio, aquel de nuestras primeras lecturas, aquel de Bestiario y Rayuela. Como si de algún modo la condición de lectores-adeptos nos impidiera seguir conociendo su obra con la misma fascinación, haciendo que la lectura del resto de la obra (Ej: El libro de Manuel) se convierta en un mero ejercicio de reconocimiento (no de conocimiento) de lo antes leído. Así, la obra de Cortázar, vasta y diversa, se convierte –paradójicamente- en una obra poquita, corta, de pocos libros, siempre semejante a sí misma. Creo, por el contrario, que la parte que olvidamos de don Julio es la del compromiso político, la del intelectual comprometido con la causa revolucionaria de cada pueblo. Y creo que es así más por costumbre que por otra cosa. Pero, ¿a qué se debe esa costumbre? Creo que la imagen de Cortázar que tenemos responde fundamentalmente a una visión comercial –a la que le conviene a los comerciantes- y a cierta crítica elitista. A qué se debe esta afirmación. A que si bien son los lectores son los que consagraron a Cortázar, es la crítica –insisto, no toda sino cierta crítica- la que se encargó de potabilizar su imagen, de depurarlo, quitándole aquellas feas incorrecciones de izquierda, la crítica a la que “no le gusta la política”, la que ha intentado ver hasta nuestros -aún cuando el propio autor se encargó de negarlo en su momento- una alegoría antiperonista en Casa Tomada. Esa crítica es la que se encargó de olvidar su compromiso y ustedes saben que los olvidos, si son selectivos, no son olvidos. Porque hay que considerar que la crítica y las grandes editoriales no sólo tienen la capacidad de canonizar autores y excluir a otros, sino también de canonizar lecturas, es decir, de instalar modos de leer a nuestros escritores. ¿Por qué se insistiría sino, por ejemplo, en proponer con tanta insistencia y contra la explicación del propio autor una lectura en clave de alegoría antiperonista para un cuento? Porque de este modo se “trafican” sentidos, se introducen en la lectura valores que no están en la obra y Cortázar es reducido a un simple escritor-cronopio, un hedonista cuyo horizonte es únicamente el placer y nada más. Por el contrario, Cortázar es un escritor latinoamericano que abandona la pasividad, la indiferencia de todo cronopio, su hedonismo y el ensimismamiento que lo caracterizan por un proyecto colectivo que le exige suspender –no abandonar- esas costumbres. Por eso Cortázar no se volverá un escritor realista ni buscará retratar el mundo, sino que pondrá el humor y el carácter lúdico de su literatura a jugar por una causa. Por eso también hará del compromiso intelectual algo más que un “compromiso condicional”

dedicado a respaldar solo “lo bueno” de la política, tal como se evidencia en su participación en el Caso Padilla o en la controversia entre “lo revolucionario” y la homosexualidad. En ambos casos Cortázar dará muestras de estar firme en sus convicciones. A raíz del Caso Padilla, en vez de darle la espalda como lo hicieran la mayoría de lo intelectuales de la época, seguirá respaldando a la Revolución Cubana a pesar de no estar de acuerdo con el castigo al poeta porque entiende que su lugar está adentro, y no afuera de la revolución. Del mismo modo, polemizará con los revolucionarios en Guatemala y Nicaragua como también en Cuba contra la idea conservadora que tienen de la homosexualidad pero sin condenar ni abandonar el proceso político y entendiendo las contradicciones internas inherentes a todo movimiento de liberación real y no puramente libresco. En síntesis, Cortázar prefirió el error antes que la indiferencia y la neutralidad, al igual que muchos actualmente. En fin, nos desafío a que lleguemos al centenario de su nacimiento habiéndolo conocido mejor y repensando el por qué de su compromiso, por qué en la cima de su carrera el escritor pone a jugar todo su prestigio y su capital cultural y simbólico (e incluso económico) a favor de una revolución que puede terminar fallida o de la peor manera. Les adelanto mi respuesta: Cortázar era un loco lindo, un loco simpático, un loco juguetón, un loco que se volvió loco comprometido, pero de la clase de los comprometidos que prefieren estar adentro de los cambios y no afuera cómodamente dedicados a las denuncias en nombre de las trasformaciones que desean pero no hacen. A ése Cortázar, al Cortázar completo y latinoamericano, es el que nos toca recuperar. Al Cortázar que se superó a sí mismo y supo ser algo más que un cronopio y nada más.

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así escribía edgar bayley (buenos aires, 1919-1990) La arena hay pisadas en la arena de damas que pasean junto al mar castillos por supuesto gaviotas y allá lejos delfines y un velero celebro todas las pisadas y los rastros del viento hay un pintor junto al mar un pintor de caballete y más allá un titiritero ahora hay calma pero a veces las tempestades cambian el espectáculo aquí muy cerca en una ferretería venden cañas de pescar y los aparejos correspondientes también está el cielo abierto claro las nubes avanzan hacia el castillo abandonado nadie ha podido todavía violar los cerrojos de sus grandes puertas ni siquiera las nubes hay una sola ventana abierta por donde se introducen unos jóvenes músicos para ensayar sus próximos conciertos y refugiarse de la arena y del sol

La Sartén una sartén poco usada sirve a veces para estallar el aceite y el huevo para estrellar el blanco el rojo el amarillo por el calor de una llama silenciosa

y cuando la fregamos y lavamos advertimos el riesgo de acordarnos de embarcarnos de nuevo en una sartén poco usada

Un sol No hay una naranja prefectamente redonda No hay un día perfecto Hay un sol para los que han peleado contra las sombras sin rendirse jamás de noche de día a orillas del lago bajo el sicomoro y el sauce entre las rocas y las anémonas Para ellos hay -habrá- un sol porque han peleado contra las sombras contra su propia oscuridad su turbia lámpara su ignorante desgano Para ellos sí habrá un sol pero no hay no habrá nunca un día perfecto una naranja perfectamente redonda.

A ser otro he venido a ser otro a ser el mismo a entrar salir estar despierto no quiero eternizarme en una cara en un traspié canál en un cuidado he venido a ser otro a convertirme en cal en hoy en calle en mi enemigo he venido a mezclarme a estar parado a darme a ser a no mirarme a no decir ya está he terminado he venido a estar a empobrecerme a seguir con mi apuesta entre los hombres he venido a morir o no morir enamorado

sirve el mango también y el pulso de quien pone en el plato el huevo embebido en aceite y unas papas

a partirme en cielotierra entre dos pasos habitando el desamor y la alabanza

una sartén usada solo en ocasiones sirve para el huevo y las papas

(Todos los textos son de Antología personal, CEAL, 1983)

*Si querés participar de esta sección con algún texto literario propio o sugerir algún autor, comunicate al : facebook.com/ChamuyoPuro y si el “Comité del Buen Gusto” con sede en Kirguistán lo aprueba, nosotros te lo publicamos de una. Dale, tonti, animate.

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