AIKEN
hogar / refugio / lugar donde se vive Es un vocablo Aonikenk que puede traducirse como "hogar", ese lugar donde se encuentra la hoguera y el calor que acoge. Es interpretado también como "refugio", pues era el nombre que los Tehuelches le daban al lugar en el que armaban sus carpas. Puede ser conceptualizado como "el lugar donde se vive".
COLABORADORES Eiimy Navarrete B., Damián Hernández A., Emily Orellana M., Gabriel Mardones R., Javiera Guenchur M., Luna Miranda U., Angelina Ruiz Ll., Libko Guenchur M., Mayra Díaz V., Sofía Fortes P., Guadalupe Orellana M., Antonia Gómez R., Miguel Ángel Peña L., Nicole Hernández P., Mauricio Fortes P., Ángel Ovando V., Cristofer Uribe Ch., Aaron Barrientos B., Benjamín Oyarzún M., Daniel Matus L., Kevin González J., Diego Fortes M., Gabriel Uribe Ch., Kevin Soto M., Damaris Arias S., Ignacia Hernández Q., Daffne Ortega Q., Fernanda Ampuero S., Priscilla Miranda E., Catalina Ortega Q., Ignacia Orellana R., Nayareth Solis P., César Ovando V., Matías Quinán M., Cristofer Millares Ll., Alann Solis C., Nicolás Ovando V., Doris Montiel Q., Omar Peña T., Nancy Pitteet M., Ricardo Jara A., Patricia Huaracán H., Juan Tureo M., Guillermina Maldonado G., Víctor Paredes C., Sergio Oyarzo C., José Velásquez P., Claudio Pinochet R., Graciela Sepúlveda A., Juan Canales M., Cynthia Candia V., Viviana Cárdenas B., Perla Maureira R., Guillermo Fernández A., Jaime Arteaga V., José Altamirano V., Mónica Pérez C., Guido Zárate P., Hernán Pradines P., María Oyarzo P., Pedro Mansilla S., Blanca Chacón Ch., Guildo Mayorga A., Francisco Paillán M., Cristian Aburto P., Cristian Carrillo S., Rodry Mancilla M., Miguel Aguilar A., Fernando Leiva B., Benjamín Andrade H., Aliro Teca Ñ., Edgardo Oyarzo H., Pedro Cheuquemán V., Delfina Paillacar C., José María Soto D., Mario Latorre D., Margarita Vásquez S., Leontina Valdebenito P., José Bustos B., Luis Riquelme V., Bárbara Cárdenas N., Maclovia Cheuquepán D., Florentino Díaz Ch., Orlando Vargas C., Sergio Hernández R., Claudio Vidal G., Gabriela Tapia C., Silvia Rodríguez R., Sergio Hernández C., Víctor Mardones M., Muriel Rojas S., Carlos Fajardo C., Julia Bahamonde B., Felipe Vega C., Ma Isabel Águila Ñ., Fernando Ojeda G., Ma Isabel Vásquez B., Nancy Velásquez D., Carlos Calixto M., Carola Ampuero O., Ana María González D., Héctor Sola G., Juan Carlos Guenchur M., Silvana Silva P., Raúl Vivar V., Maricel Garay C., María Márquez G., Miguel Peña M., Carolina Almonacid N., René Villegas B., Ricardo Ritter R., Iván Andrade M., Alejandro Gallardo R., Fernando Colivoro O., Marcela Alderete G., Elena Gómez C., Karina Ulloa G., Luis González A., Genaro Miranda P., Miguel Delgado M., José Ruiz N., Alejandro Fernández A., Rosa Vidal M., Irma Montaña A., Paulino Vásquez A., Juana Díaz V., Rosalía Miranda A., Fernando Ojeda M., María Roldán I., Ana María Ulloa O., Pamela Miranda O., Natalia Ampuero Ch., Sergio Orellana R., Valerie Bustamante B., Teresa Oportus M., Juan Miranda O., Nicolás Miranda O., Bryan Miranda O., Francisco Vera A., Mauricio Fortes L., Cristian Márquez A., Segundo Gallardo Q., Daniel Bahamonde A., Pedro Oyarce N., Juan Quezada S., Alex Delgado M., Diego Sánchez L., María Vargas G., Bastián González G., Iris Ilnao R., José Pacheco M., Jacqueline Linzmayer A., Mauricio Fajardo C., Pamela Alarcón C., Nicole Morales A., Alexis Moreno V., Eduardo Luna S., Javiera Severino A., Daniel Cartes V.
AIKEN hogar / refugio / lugar donde se vive Lafamiliateatro + Comunidad Laguna Blanca Residencia de Arte Colaborativo Programa Red Cultura Subsecretaría de las Culturas y las Artes. Villa Tehuelche, comuna de Laguna Blanca. Región de Magallanes y de la Antártica Chilena. 2018
"La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla." G. G. Márquez.
¿Cómo se representa un territorio? ¿Cómo se representa la genuina esencia de un territorio? ¿Cómo lograr que las voces, relatos, dolores, alegrías, aromas, esperanzas, desilusiones, puedan concentrarse en ese “algo” que las pueda proyectar hacia el futuro? ¿Cómo dar cuenta de un lugar de paso, de un lugar que progresivamente se ha ido despoblando tras su constitución como comuna, de un lugar que fue una conquista del campesinado y del emprendimiento colectivo, que sufrió una fractura (tal como el resto de Chile) con el Golpe Militar de 1973 y en el que se dificultan los consensos al intentar reconstruir los relatos que constituyen su historia? ¿Cómo se representa un territorio, haciéndole justicia a quienes han resistido permaneciendo, a las nuevas y nuevos habitantes, y a quienes ya no están, pero son recordados insistentemente? Todos tenemos una historia, cargamos con ella, la contamos. Esa historia está íntimamente ligada con el conocimiento que tenemos del mundo y de nosotros mismos. Recordar qué sucedió, no se hace por simple voluntad de mirar al pasado (reciente o lejano), sino porque queremos encontrar algo, porque buscamos ese algo; una risa, una tristeza, una presencia, una palabra, algo que quizás nos permita entender nuestro presente. Para cualquiera, el peso de ese pasado es innegable. No se trata de volver físicamente atrás, sino de ser capaces de revivir las mismas experiencias sin el riesgo de ser tocados nuevamente por las mismas situaciones, porque lo que buscamos es observarlas cual objeto de estudio, para entenderlas, no necesariamente para superarlas, pero si para aprender a vivir con ellas. Recordar es instintivo, y en ese proceso, lo maravilloso radica en la subjetividad, puesto que un recuerdo carece de la posibilidad de articularse como una verdad absoluta. Para establecer ese tipo de verdades, se requiere de un constructo, que asoma como una necesidad, muchas veces institucional para el establecimiento de un relato común, un relato superior, capaz de fijar y/o anular la experiencia de cada uno, para pensar en una versión única y oficial. Bajo ese prisma de subjetividad, es probable que no haya nada más difícil que contar la historia de sí misma/o. Contar la de otra/o, resulta ser el acto de transmisión oral del argumento de una película, de una novela o de una obra teatral. Es posible para cada quien generar el relato de cada detalle, incluidas en este las reflexiones que surgen con cada escena, pero a pesar de ver nacer nuestras propias emociones viendo esa película, leyendo esa novela o espectando esa obra teatral, inevitablemente esas historias seguirán siendo las historias de otra/o. Contar la historia de un territorio, desde la propia historia, desde el profundo ejercicio de la memoria, implica dudar, contradecirse y sobre todo re habitar esos lugares, esas conversaciones, esos espacios de tiempo dedicados a las preguntas, desde las más simples a las más complejas. Contar la historia de un territorio, desde la propia historia, implica recordar eso que muchas veces no se quiere recordar. Se hace casi imposible editarla pues es un acto instintivo de selección, retazo a retazo, de todos los momentos que van tejiendo la coherencia de nuestro relato. Contar la propia historia, es siempre un acto de valentía, es un acto necesario en un momento necesario, un acto de valor. Aiken, como experiencia, formuló preguntas en Laguna Blanca, que invitaron a abrir esas zonas que la cotidianeidad oculta, zonas que precisamente permiten volcar al lenguaje (desde la subjetividad), la experiencia y la memoria individual y colectiva. Para hacernos una idea de aquello que ronda/marca/divide/inspira a quienes habitan en de Laguna Blanca, resulta pertinente remitirnos a algunos hechos que determinaron su conflictiva constitución, posterior desarrollo y estado actual: En los ’60 habían muy pocas estancias, todas de gran extensión de terreno y de propiedad de unos pocos terratenientes siendo la más importante, por esos tiempos, era la Sociedad Ganadera Laguna Blanca.
Frei Montalva, a propósito de la implementación de la reforma agraria, expropió gran parte de estos fundos y se los entregó a alrededor de 50 colectivos, con la condición de saldar el pago de las tierras a 12 años plazo. Los campesinos de algunas cooperativas, entre ellas la Cooperativa Cacique Mulato, pagaron antes de ese tiempo (mucho antes, algo así como en cuatro años) y gracias a su esfuerzo, convicción y capacidad de trabajo, prolongaron su bonanza por los siguientes años. Luego vino la dictadura y comenzó la tensión hacia las estancias administradas por los colectivos campesinos, el gobierno de facto buscaba excusas para despojarlos acusándolos de posesión de armas, de comunistas, e incluso utilizando medidas represivas, siendo sitiadas algunas de esas estancias por tanquetas militares en los primeros años de esa oscura etapa. Con el tiempo, y por consecuencia lógica de las políticas económicas y sociales (que incluyen entre otras medidas la conformación de esta comuna) las estancias comenzaron a ser vendidas producto de la necesidad que implicaba la baja en la producción y nuevamente llegaron a manos de los grandes terratenientes, volviendo estas enormes extensiones de tierra a quedar en posesión de unos pocos. Hoy sobreviven alrededor de 18 estancias, la más importante: la Cooperativa Cacique Mulato, relevante no por su tamaño oproducción necesariamente, si no por su posición estratégica colindante con Villa Tehuelches y por la identificación que provoca en las/os habitantes del territorio y el simbolismo que implica por ser el último bastión de la reforma agraria. Luego de la vuelta a la democracia, se han realizado esfuerzos por unir al mundo del campesinado y a la institucionalidad local, intentado generar la comunión de los habitantes y las organizaciones que funcionan en el territorio. Esto se torna difícil, puesto que los puntos de encuentro no van más allá de eventos circunstanciales tales como la fiesta de la esquila y las ocasiones en que la necesidad los hace acudir a las dos instituciones de servicios: la posta y la biblioteca. Las características geográficas y climáticas (sumadas a otros tantos factores que afectan), continúan y profundizan lo complejo de esta relación. Hoy la comuna de Laguna Blanca se enfrenta a otro grave problema: la sostenida baja en el número de la población. Muchos campos han desaparecido y se han vuelto a conformar las grandes Estancias que existían antes de la Reforma. Las nuevas tecnologías y la automatización del trabajo han elevado la cesantía y ha disminuido la contratación de trabajadores jóvenes con familia. Hoy, la mayoría son hombres solos. Actualmente, los esfuerzos se centran en revertir esta caída puesto que no es viable una comuna con tan pocos habitantes y la amenaza de ser incorporada a otra administración es latente. A nivel municipal, hay dos grandes proyectos futuros: uno de desarrollo turístico y otro para la generación de energía hidráulica, aumento de las aguas y recuperación del humedal. Se intenta una nueva acción que pretende traer consigo la ampliación de los terrenos para la vivienda y para el desarrollo industrial en Villa Tehuelches. Aiken es la respuesta a las interrogantes que encontramos al llegar a Laguna Blanca. Es la búsqueda de la verdad en términos de identidad y trascendencia de una comunidad, dos conceptos fundamentales que en conjunto logran generar esa mirada multitemporal que nos permite mirarnos rompiendo la lógica arcaica de una línea temporo-espacial, pudiendo a la vez; espejar eso que hemos sido, entender eso que somos y proyectar eso que queremos/debemos/podemos ser. Creemos en el territorio definido no solo por el espacio físico-geográfico que ocupa, sino que fundamentalmente, por cómo es delineado por la comunidad que lo conforma, un espacio yermo y deshabitado no termina de ser un territorio, pues carece de su factor fundamental: las personas que lo definen. Aiken, finalmente, es para nosotros la constatación de una tesis. Tenemos por un lado que el territorio no se conforma sino con la gente que lo vive y por lo mismo es imposible definir su tránsito histórico, desde el punto de vista de la memoria, mediante el relato de sucesos que no puedan ser contrastados con sus habitantes. Por otro lado, entendemos la fotografía como parte del carácter subjetivo de la historia, alejado de la rigurosidad académica y que logra visibilizar el factor humano, emocional y cotidiano de la memoria social. El resultante es Aiken, que se ha configurado como un libro de retratos fotográficos de los habitantes de Laguna Blanca, pues hemos llegado a la firme convicción que la identidad no es nada más ni nada menos que la memoria no solo en sus almas sino también en sus cuerpos y en sus rostros, esos rostros que al final del día y sin excepción, terminan inevitablemente reconociéndose en su infinita hermandad.