EL CABALLERO Y EL DRAGÓN Érase una vez un caballero que vivía en un gran reino y quería casarse con una bella princesa. Para poder casarse con la hermosa princesa antes tendría que matar al dragón que amenazaba al reino. En un día soleado el caballero se puso su armadura y cogió su espada para luchar contra el dragón. El caballero montó en su caballo y se dirigió hacía las montañas donde el dragón vivía en una cueva. Cuando el caballero llegó a la cueva hizo salir al dragón y lo mató con su larga espada. Después volvió galopando al reino y vivió feliz con la princesa.
Jaime Pérez Roldán
EL PASTOR MENTIROSO En un pueblo, en el campo, vivía un niño que se llamaba Pedro. Se dedicaba a cuidar ovejas, pero a Pedro le gustaba jugar con los niños. Un día salió con las ovejas al prado y se le ocurrió una idea. Empezó a gritar: socorro, socorro el lobo. Todo el pueblo empezó a buscar al lobo, pero el lobo no aparecía. Después de una semana de búsqueda la gente se dan cuenta que todo era una mentira. Entonces todo el mundo lo llamaban Pedro pastor mentiroso.
José Manuel Pérez Sirbu
LA NIÑA QUE SOÑABA SER PRINCESA Érase una vez una niña que soñaba con ser una linda princesa. Se pasaba el día con un bonito vestido rosa, unos zapatitos de cristal y una linda corona de princesa. Una noche soñó que paseaba en una carroza y llegaba a un hermoso castillo. Cuando entró le esperaba un bello príncipe, la cogió de la mano y la subió a la torre más alta. Fue entonces cuando su mamá la despertó para ir al colegio. Al llegar contó a sus amigas el dulce sueño que había tenido.
Paola Periáñez Coronel
PEPE Y SUS AMIGOS Había una vez un niño llamado Pepe que le gustaba reírse de los demás, sobretodo de una niña llamada Lupe porque era muy delgada y pequeñita. Un día cuando jugaban Pepe y sus amigos en la clase, la puerta se cerró y ¡se quedaron encerrados! Solo había una
ventana
por
donde
salir,
pero
era
muy
pequeñita. La única que pudo salir fue Lupe y llamó a
la
seño
para
que
abriera
la
puerta
y
todos
pudieron salir. Entonces Pepe se dio cuenta que Lupe los había salvado y ya nunca más se rió de los demás.
Manuel Ramos de la Torre
RODRIGO HUEVO PODRIDO A Rodrigo no le gustaba asearse. Su madre le decía que tenía que cuidarse: bañarse, peinarse y echarse colonia.
Pero
Rodrigo
no
obedecía
ni
le
daba
importancia a lo que su madre le decía. Un día Rodrigo llegó a su casa llorando, le contó a su madre muy angustiado que le habían llamado todos los niños: ¡Rodrigo huevo podrido! Su madre le pregunto ¿quieres que se acabe tu problema? Si mamá, contestó Rodrigo. A la mañana siguiente Rodrigo fue al colegio muy aseado: sus uñas bien cortadas, su carita bien lavada sin legañas, la ropa muy limpia. Todos sorprendidos y con la boca abierta exclamaron ¡qué bien huele! Rodrigo sonrió muy contento.
Jesús Raposo Suárez
UN NIÑO QUE SE ESCAPÓ DEL COLE Érase una vez una clase muy feliz. Un día en el patio
un
niño
se
peleó
con
otro
niño
y
un
compañero fue a decírselo a la maestra. Mientras uno de los que se había peleado se escapó y se perdió. Entonces toda la clase empezó a buscarlo y no lo encontraban. La maestra llamó a la policía y entonces la policía lo buscó hasta que lo encontró. El niño estaba muy asustado en el campo llorando. Cuando la policía lo llevó al colegio prometió que nunca más se escaparía porque había pasado mucho miedo.
Elena Rebollo Ramírez
LA NIÑA QUE SOÑABA SER UNA SIRENITA Érase una vez una niña llanada Atina que soñaba con ser una sirenita. En uno de sus sueños bajaba al fondo del mar donde conoció a un bello príncipe hijo del rey Tritón, el rey del mar. Aquel apuesto príncipe quedó enamorado de la bella Atina. ¿De dónde vienes? preguntó y Atina le contestó: vengo de los mares del sur donde sus aguas son cristalinas y bañan las costas de la luz. El príncipe quedó intrigado de aquella extraña sirenita. Nadaron y saltaron sobre las olas, cantaron y bailaron bajo el mar. Entonces
Atina
despertó
y
allí
estaba
su
hada
madrina que le concedió el deseo de que cada noche sería sirenita.
Carolina Ríos García
EL LEÓN QUE NO QUERÍA RUGIR Había una vez un león que tenía un problema, no quería rugir. Algunos animales se metían con él. Su amigo el conejo le dijo que tenía que rugir para ser el “rey león”. Un día pensó que su amigo tenía razón y aunque no quería asustar a nadie tendría que rugir para ser el rey. Así lo hizo, empezó a rugir cuando era necesario y todos los animales le tenían respeto, pero no miedo. Y así nunca más ningún animal se metió con él.
Alejandro Rodríguez Calero
EL CASTILLO ENCANTADO Había una vez un castillo situado en el bosque de las tinieblas, donde había fantasmas y vampiros. Unos niños entraron en el bosque. Raúl, Iván e Isabel cogieron el único camino que llegaba al castillo. La entrada era grande y oscura. Había siete habitaciones, cinco cuartos de baño y una terrible habitación de libros. En una esquina estaba el famoso fantasma KameK, que estaba solo y triste porque no tenía amigos. Raúl le dijo que no se pusiera triste ya que tenía tres amigos nuevos y KameK se puso muy contento.
Javier Rodríguez Domínguez
QUINCE DÍAS, QUINCE LEGUAS En el año 2012, en un pueblo llamado Almonte, había
una
antigua
tradición:
trasladaban
a
la
Virgen del Rocío patrona y madre del pueblo. Venía desde el Rocío hacía Almonte, quince leguas de camino. Había
una
burra
llamada
Manola
que
estaba
esperando un hijito que le pondría de nombre Rociero. Faltando quince días para el traslado la burra Manola parió a Rociero. Cuando llegó el día de dicho traslado Manola le dijo a Rociero que tenían que hacer un largo camino. Y caminando, caminando entre una nube de polvo llegamos a Almonte muy cansados y felices. ¡Viva la Virgen del Rocío!
Manuel Rodríguez Núñez
EL NIÑO Y SU ÁGUILA Había
una
vez
un
niño
llamado
Diego
que
caminaba por el campo solo porque se había perdido. De repente se encuentra un águila y se acercó
y le
dijo ¿quieres ser mi amiga? El águila asustada le dijo, si no me haces nada te ayudaré a llegar a casa. El niño muy contento la cogió y se la puso en el brazo y caminaron los dos hasta que encontraron su casa. El niño agradecido la cuidó para siempre y fueron muy grandes amigos.
Diego Manuel Rodríguez Endrina
EL NIÑO QUE NO HACÍA CASO A SU MADRE Érase una vez un niño llamado Manuel que no quería hacerle favores a su mamá. Su mamá no le dijo nada su
pero cuando Manuel le pidió un favor a
mamá,
su
mamá
no
se
lo
hizo.
Entonces
comprendió Manuel que si el no hace caso a su mamá, su mamá no le hará caso a él. Desde entonces Manuel hace caso a su mamá y se porta bien.
Diego Rodríguez Periáñez
LA CERDITA Y SUS HIJOS Érase una vez una cerdita que vivía en el campo con sus hijos. Todas las mañanas tenía que salir a buscar
comida
durmiendo.
Un
mientras día
los
cuando
cerditos regresó
a
estaban casa
se
encontró a uno de sus hijos llorando porque cuando se despertó no vio a su mamá. Su mamá preocupada le explicó de donde venía y que le traía muchas cositas y el cerdito se puso muy contento y dejó de llorar. Todos los días cuando se despertaba y no veía a su mamá la esperaba con mucha ilusión porque sabía lo que le traía.
Laura Rodríguez Ramírez
LA SIRENITA QUE PODÍA HACER MAGIA Érase una vez una niña llamada Ariel que tenía un secreto: ”Podía hacer magia”. Pero no se lo decía a nadie. Ella pensaba que nadie la podría creer. Un día decidió contarle a su amigo el pez que podía hacer magia y su amigo no la creyó. Su amigo el pez le dijo ¿ por qué no me demuestra lo que sabes hacer?. Ella que era muy tímida, le contestó Flandes, ¿no me crees?, te lo demostraré. Ariel dijo las palabras mágicas: Alaca zun, Alaca que desaparezca mi amigo el pez, Alaca zun. Alaca zun que vuelva a aparecer su amigo el pez. Y apareció.
María Rodríguez Rodríguez
UN MISTERIO Un día en la ciudad había una casa misteriosa donde nadie quería entrar porque se escuchaban ruidos. Un día unos niños decidieron entrar, vieron que había un gato abandonado que era el que hacía ruidos y desde ese momento todos los habitantes fueron a la casa para ver al gatito.
Natalia Roldán Sánchez
KIRA Y LA ESTRELLITA Había una niña llamada Kira que soñaba todas las noches con tener alas para volar. También había una estrellita que soñaba con ir a la tierra. Un día la estrella aterrizó en el jardín de Kira. Ese día le arreglo el pico y para agradecérselo dijo: “cata zum
unas
alas
de
colores
tendrás”
y
las
cumplieron sus deseos.
Marta Suárez Rodríguez
dos
EL RESFRIADO DE ANA Érase una vez una niña que le gustaba mucho el helado y un día le dijeron sus padres que se abrigara y que no comiera mucho helado porque se iba a resfriar. Pero todavía no les escuchó y al día siguiente se resfrió. Ana entonces comprendió que debía escuchar a sus padres.
Jessica Nathaly Taseo Sánchez
EL TESORO DE LA CASCADA Hace mucho tiempo había un pueblecito llamado Almonte. En este pueblo vivían cinco amigos Álvaro, Jaime, Alex, Jesús y Manuel. Un día quedaron para vivir una gran aventura. Después del cole se fueron a la montaña, encontraron un río, lo siguieron hasta una cascada. Detrás de la cascada había una cueva,
cogieron
las linternas
y se
fueron para
dentro. Cuando llegaron al final vieron un cofre que guardaba un tesoro.
Álvaro De la torre Castellano
LA CASITA DE MUÑECAS Érase una vez una niña llamada Marina que tenía una casita de muñecas rota. Un día se puso a arreglarla. Primero arregló la salita de estar, luego la cocina amarrilla y soleada, después el baño con muchas
burbujas
de
jabón
y,
por
último,
la
habitación. Su papá la pintó por fuera y estaba preciosa. ¡Es absolutamente perfecta! ¡Ya puedo jugar con ella!, dijo Marina feliz.
Patricia Valladolid Albarrán
NOTICIA EN ALMONTE En Almonte
vivía una niña llamada Elena que
nunca le hacía caso a su madre. Un día se fue al campo y se perdió. Su madre se asustó mucho y llamó a la policía que la encontró y la metió un ratito en la cárcel. Desde entonces la niña siempre se porta bien y le dice a su madre donde va de paseo.
Andrea Vázquez Felipe
LA HISTORIA DEL CAUTIVO Hace unos años un grupo de amigos decidieron fundar la Hermandad del Cautivo, pero no tenían casa para meter sus pasos. Una hermandad
muy
generosa le prestó su casa. Tras muchos años de trabajo y con la ayuda de su pueblo, ese grupo de amigos han conseguido hacer su capilla. Este año nuestro Señor Cautivo y su madre La Virgen del Rosario estrenan su casa. Gracias a todos por su ayuda.
Daniel Vázquez Ruiz
LA PRINCESA ENCANTADA Érase una vez una princesa que cuando nació una malvada bruja la hechizó con ser la más fea. Ella estaba muy triste y nunca salía de su castillo y ningún príncipe la quería. Un día llegó al castillo un jardinero y ella se escondió, pero él la buscó por todo el jardín hasta que la encontró y le preguntó ¿por qué te escondes? Para mi eres muy bella. La princesa salió de su escondite y se sentó en el jardín con el jardinero y hablaron muchísimo. Todos los días hablaban a la misma hora. Los dos se enamoraron. El jardinero besó a la princesa y el hechizo desapareció y fue la princesa más guapa del reino.
Lorena Grillo Vázquez
LA BRUJA PIRUJA Había una bruja que vivía en un pantano. Todos la conocían por la bruja Piruja y todos los niños le tenían miedo. Un día dos niños se perdieron en el bosque y llegaron al pantano donde había una casa. Llamaron a la puerta y abrió una viejecita que les invitó a entrar. La viejecita les dio de comer y les ayudó a volver. Los niños le contaron a sus vecinos lo que les había ocurrido y entonces se dieron cuenta que la viejecita era la bruja Piruja, que no era malvada sino una viejecita buena.
Paula Pérez Báñez
LA PRINCESA DESOBEDIENTE Érase una vez una princesa que vivía en un enorme castillo. Un día la princesa salió de casa sin permiso. Sus padres la buscaron por todo el reino. Rosaura que era su hada madrina la encontró y le dijo que todos estaban muy preocupados por ella y que tenía que volver. La niña se puso triste y regresó al castillo. Cuando llegó sus padres la abrazaron emocionados y ella les prometió no hacerlo nunca más.
Carmen Pérez Larios
EL VAMPIRO SIN COLMILLOS En Transilvanía vivía un vampiro que se llamaba Juan, tenía ocho años pero no tenía colmillos. Juan fue preguntando a todos por qué no tenía colmillos, pero las respuestas no servían para nada. Hasta que un día se encontró a
Rufio, el vampiro
más viejo y listo del lugar. Rufio le resolvió el problema: Juan no tenía colmillos porque se comía las uñas. A partir de ese día Juan ya dejó de morderse las uñas y poco a poco le fueron saliendo dos colmillos muy blancos y Juan se los fue enseñando a todos muy orgulloso.
Jaime Pérez Larios