Ruido Blanco Vol I by Javier Flores

Informe de Campo

Ruido Blanco Volumen Uno: Informe Quijada

He escogido ordenar mis apuntes por paciente, y en orden cronológico y no como los he recibido. Esta serie de entrevista pretende seguir a amigos y parientes que podrían haber compartido la fuente de infección. Esta misma será enviada sin editar a la comisión evaluadora fuera de formato y toda formalidad con la esperanza que logren hacerse una idea de la urgencia en que nos encontremos, especialmente para hacerles entender la real necesidad de reforzar la supervisión sobre el proyecto Puertas de Perla. Estos testimonios serán contradictorios entre ellos, lo que solamente va a reforzar lo que he señalado. Atte. Angélica Santa Cruz L.

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Primera parte: Afectos y amistades. I Nombre: Marcia Alejandra Quijada Serrano. Relación: Hermana. Diagnostico: Paciente Nivel 2. Proceso Alucinatorio con episodios paranoides. Crecimos como todos los demás niños, no había nada especial en nosotros o en nuestros padres. ¿Quiere encontrar aquí una respuesta de porque hizo lo que hizo? No la tendrá conmigo. La clase media no es interesante, nuestros dramas eran tener malas notas en el colegio, o la muerte de un abuelo. No fuimos maltratados, no tuvimos traumas, ni enfermedades mentales graves en la familia. No doctora no le daré el gusto. Fuimos niños normales en todo sentido, al menos hasta que nos separamos para entrar en la universidad. Si hay un lugar donde buscar el monstruo que está buscando, es ahí.

II Nombre: Jeanette Patricia Quijada Mundaca. Relación: Prima. Diagnostico: _____________ Fue en la playa, la primera vez que lo noté. Estábamos desnudos, teníamos doce años, sabe como es. Era un niño hermoso, delgado, de piel morena dorada. Nos abrazamos y ocasionalmente nos besamos. Es día me lo dijo: “prefiero a los hombres”. Lo apreté contra mi pecho fuerte, para sentir su corazón. Yo sabía, siempre lo supe. “Vas a tener que irte”. Eso le dije, no fui capaz de nada más. Por esos días no se hablaba del Ruido Blanco ni nada así. Debí de haber estado ahí para él, pero no pasó. Fui una cobarde y no lo ayudé a enfrentar a sus padres, ahora lo lamento. Quizás sea yo la culpable de todo. ¿Podría ser así?

III Nombre: Julián Humberto Vergara Nerea. Relación: Compañero de Escuela. Diagnostico: Paciente Nivel 2. Brotes de pánico. Dado de alta. 3

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Hoy parece que todo puede hablarse, pero usted debe saber que en provincia es distinto, sobre todo en un pueblo de mierda, la provincia de la provincia. De ahí venía yo. Polvo, camiones y más polvo eso era lo único que teníamos. Sergio también venía de ese ambiente. Al principio yo me acerqué a él siguiendo a su prima Jeannete que tenía fama de calentona, pero me quedé atrapado con él. Ese era su poder, convencer a la gente de lo que debía hacer, y como. Teníamos dieciséis, debíamos aprovechar los pocos tiempos juntos antes de que las migraciones nos separaran. Por esos días también apareció Ramírez, no recuerdo su nombre ahora, y a este le siguió Tomás Aguiló, y a este unos dos o tres mocosos más. Así fue como Quijada tuvo su primera secta. ¿Cuáles eran nuestros dioses? Fácil doctora, el polvo y el olvido, esos eran nuestros creadores y les adoramos. Recorríamos el pueblo robando cosas, bueno, realmente no robamos mucho. Pero si tomábamos cosas y las dejamos en otros lados. Algunas veces enloquecíamos a la gente invirtiendo sus neumáticos, o atascando sus puertas. Creo ahora que estaba ensayando para algo más grande, crear su propia nación, generada en el caos mismo. Se nos fueron los días así, esperando ser atrapados, esperando que algo grande pasara y así fue. Le ruego terminar este punto hasta ahí, podemos volver a hablar cuando quiera.

IV Nombre: Tomás Aguiló Sumar. Relación: Amigo/biógrafo. Diagnostico: _____________ Era un día caluroso, aunque algunos digan que hacía frío y había neblina, supongo que les ayuda con el contexto dramático. Ya habrá usted leído mis notas, las que publiqué en El Mercurio. Habíamos subido un pequeño cerro, el niño Martínez que era tres años más pequeño que nosotros, Quijada, el idiota de Julián Vergara y yo. Nos quedamos quietos contemplando el pueblo mientras las luces aparecían. Entonces fue cuando Quijada lo dijo: “voy a quitarme esta mierda de vida, antes de que haga algo realmente malo”. Corrió justo hasta el risco y saltó. Ahora que lo pienso, puede que haya sido un síntoma de lo que años más tarde llamamos el Ruido Blanco, pero por ese entonces nadie decía nada, menos en ese lugar. Claro que sobrevivió, no estaríamos aquí 4

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si no fuese por eso. Un par de costillas fracturados y un golpe en la cabeza, eso fue todo. Pero su acto había tenido repercusión. Dos tardes después de aquella, Martínez saltó cerro abajo, él sí tuvo éxito al acabar con la futura amenaza. Sus funerales fueron discretos, como se hace con los suicidas. Una semana después, otro chico, no lo conocíamos, estoy seguro que Yanes era su apellido, repitió la gracia. Luego otro, y otro más. Todos miraron a Quijada como el culpable, creo que de cierta forma lo era, pero nadie sabía bien como probarlo. Había un aire extraño en el encierro que nos provocaba el pueblo, una mañana simplemente ya no estábamos ahí, nos separamos en busca de lugares para estudiar, crecer e intercambiar genes. Le perdí la pista por unos años, pero la encontré y comencé mis notas, las que agradezco citar si han de ser usadas.

V Nombre: Susana Alessandra Sampieri Stabelli. Relación: Amante. Diagnostico: Stress post traumático. No se veía como mucho cuando lo conocí. No era muy alto, ni muy robusto. Su pelo estaba creciendo aún, parecía un escolar burlando el sistema, muy poco más que eso. Entré a psicología no por una vocación en particular. Había que estudiar algo, había que ser algo, había que ser mejor que los pobres idiotas que te parieron. Creo que Quijada lo vio de inmediato en mis ojos, esa absoluta falta de motivación, de cierta manera le parecía atractiva. Yo no soy mucho y tengo conciencia de eso, quizás por eso no me importaban tampoco los juegos de buscar pareja o alguien para calentar la cama. No, yo era virgen antes de Quijada, eso es verdad y puede consultar a mí medico si necesita corroborar ese punto. Simplemente no me interesaban los otros humanos. Ese mes de abril comenzaron las protestas, era temprano incluso para el ambiente enrarecido que vibraba en la ciudad. En ese descontrol, el frenesí de Sergio era bienvenido. No creo que haya creído en una causa en particular, pero se mostró feliz de marchar junto a mí y un par de Okupas que había conocido la semana anterior. Ahora pienso que seguramente se estaba tirando a uno de ellos, pero nunca me lo dijo. Era sincero, pero callado,

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¿me estoy dando a entender bien? A veces los medicamentos enturbian lo que quiero decir, ponen mi lengua traposa. Cuando comenzaron a caernos las lacrimógenas encima fue su mano la que me sacó de la escena. Nos fuimos a su casa, que no era más que un departamento adornado por un colchón y dos varitas de incienso. No hablamos mucho, hicimos el amor y nos quedamos juntos para siempre. Sí, he dicho para siempre, puede anotar eso, si es que se atreve.

VI Nombre: Johann Alberto Escobar Mathenson. Relación: Amigo/seguidor Diagnostico: Paciente Nivel 2. Trastorno bipolar con tendencias narcisistas. Siempre estaba diciendo que estaba viejo, en su cumpleaños número veintitrés fue cuando nos dijo:”estamos muy viejos para lo que vendrá. Pero estamos a tiempo para comenzar con los gritos”. Ese día no lo entendí, pero ante las luces de los eventos posteriores tiendo a creer que Quijada de una manera u otra presentía la venida del Ruido Blanco, presentía que la cáscara que cubre nuestra sociedad se caería hecha añicos. No crea usted que todos los que estaban ahí eran creyentes, no, muchos de nosotros comenzamos entusiasmados por un sopor alcohólico postadolescente, puede quitarle el post si es que gusta. VII Nombre: Hugo Antonio Miranda Ulli. Relación: Periodista. Diagnostico: Paciente Nivel 2. Psicosis mística. Lo vi marchar por primera vez cuando tenía veinticinco años. Sus ojos eran como agujeros de gusano negros y profundos. De su mano colgaba una chica feroz que parecía una extensión de su cuerpo. ¿Por qué protestaban? Creo que no es importante, ¿por qué luchan los jóvenes? Pues contra la mentira, contra los sínicos, contra lo establecido y cómodo, todo eso que después abrazan cómodamente cuando su razón les dice que hay que comer todos los días. Sí, Quijada estaba lleno de esos, pero él era diferente. Estaba loco, es verdad, pero todos los demás también lo estábamos, y no 6

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lo sabíamos. Creo que él estaba consciente de todo, era un mesías. Hice un perfil de todos los dirigentes juveniles, de derechas e izquierdas, de centros y de extremos. Todos listos para dar el salto y transformarse en inteligentes burgueses con una sonrisa sarcástica e inteligente. Pero él era diferente. No tardé mucho en comenzar a ir a sus charlas, a sus levantamientos, siempre eran distintos. Comprendí que el hombre no tenía un discurso, él en si mismo lo era. Era una declaración, un grito ahogado de nosotros mismos. Estaba diciendo “soy lo que soy” en medio de un pánico que comenzaba a crecer diariamente. Un año más tarde estaba profundamente enamorado de él, dejé los medios, pero sin querer muchos fueron contaminados con el mensaje, pero pronto llegaría una infección aún peor.

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Segunda parte: Antes de la guerra I Nombre: Jeanette Patricia Quijada Mundaca. Relación: Prima. Diagnostico: _____________ Dejé el pueblo después de perder a mi primer hijo. No vale la pena hablar del padre, no existe, no es nadie, no me pregunte. Tenía que encontrar a mi primo, mi primer amor, debía encontrar a aquel a quien yo había faltado en su hora de más necesidad. Lo encontré con esa chica, Susana. No parecía mucho, pero parecía haberlo cuidado. Era extraño, quien declara su homosexualidad y después se busca una persona del sexo opuesto como pareja. ¿Para qué pasar por esa ordalía gratis? No lo sé, quizás eran sus juegos, o quizás sólo quería alejar, o quizás era todo aún más extraño. Quizás necesitaba a esta chica, pero si era gay. Yo no sé, no entiendo. Lo que sí sé es que me hicieron un espacio entre la banda de forajidos. Yo fui su cocinera, alimentaba a una población fija de quince revolucionarios, más igual cifra de seguidores que iban y veían. Creo que parte de la culpa la tuvo ese periodista, Miranda. Sus notas nos habían transformado en objeto de observación y cierto nivel de adoración. Éramos que aquellos que protestábamos por todo, los culpables por omisión de todo atentado por ridículo que fuese. La verdad es que sí cometimos algunas fechorías, si quiere ponerlas como tales, pero estábamos lejos de ser un grupo terrorista organizado. Quijada era nuestro centro, nuestro dios. No puedes llamarte como un dios, por eso comencé a usar mi segundo apellido por esos días, pero no duró, la sangre y no un papel es lo que nos hace parientes. II Nombre: William S. Sullivan. Relación: Profesor/estudioso del Ruido Blanco Diagnostico: _____________ Por supuesto que cuando Quijada adquirió cierta notoriedad la universidad canceló su matrícula, pero yo seguí estudiando con él. Digo estudiando porque no siento que yo le haya podido enseñar algo más que un par de conceptos y dos, quizás tres, fechas.

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La verdad es que yo quería documentar lo que sucedía en el campus, entre nuestros estudiantes. ¿Cómo lo pongo en términos comunicacionales? Imagine usted que todos nosotros fuésemos televisores, que transmitiésemos programas y mensajes todo el día. Bien Quijada tendría toda la sintonía, en todo horario. Era un fenómeno inesperado a todas luces. ¿Qué si yo le amaba? No, vi hombres llorar por su mirada, mujeres suspirar al escuchar su voz, pero yo me limité a seguir con su instrucción. Analizamos la política de gobierno en conversaciones que duraban horas, a veces días. Ya tenía veintiocho cuando decidió que ya estaba listo. “¿Qué harás?” Pregunté, atrevido incluso para mí. “Seré el enemigo”, dijo. “Seré el monarca”. No entendí entonces, y no lo hago aún. Parecía estar contradiciendo todos esos años de lucha anarquista. ¿Podré llamarla así? No, probablemente ni siquiera fuese anarquista. De lo que estoy seguro es que no volveríamos a hablarnos, al menos no frente a frente. Dejaré una pregunta a usted doctora, ¿qué tipo de psiquiátrico quiere crear para contener a gente como Quijada? ¿Cree que algún tipo de construcción podrá controlar a estos nuevos dioses? Sé que no me contestará, por eso es que me resulta tan maravillosa esta entrevista, un par de conejos asustados en medio de la fiesta del tigre. Usted quiere que nos armemos, pero no por eso dejaremos de ser la presa. Quizás incluso el mismo Quijada lo sea, su claridad por esos días derivaba de que estaba consciente de ello.

Entrevista de contexto: Nombre: Alberto C. Myhrz James. Relación: Estudiante. Diagnostico: Paciente nivel 2. Intoxicación por Ruido Blanco. Los vi entrar, tomar a mi sobrina. Fue una bala certera entre los ojos. No parpadearon en su ejecución. Eran agentes civiles, no militares, estoy casi seguro de ellos. No dieron más explicaciones que un “lo siento”. Nada más. Se llevaron a los padres de la chica, luego vinieron por mi madre y por mí. A ella la liberaron luego, pero a mí me han sindicado la muerte de la chica, sé que nos es posible que yo haya hecho algo así, es imposible.

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III Nombre: Manuel Octavio San Patricio Castro. Relación: Amigo/presunto informante Diagnostico: Paciente nivel 2. Trastorno Paranoide. Fue un viernes, estoy seguro. Los pacos entraron repartiendo lumazos. Uno dio en mi cabeza, cuando desperté estaba esposado en una camilla de la posta. Había sangre sobre las sábanas. Entonces aparecieron ambos, el detective y el psicólogo. Ambos me parecieron especialmente nervioso. El detective hablaba enredado, como si hubiese sufrido una parálisis, decía cosas como terrorismo, insubordinación. Lo que suelen decir los hombres que quieren afirmar la autoridad. El psicólogo me daba más miedo, Gajardo era su apellido, él no habló, eso me heló en el momento1. Ahora yo era un agente del estado, debía contarlo todo, con quien hablábamos, quien nos financiaba. Estaban perdidos, creían que éramos demonios, y sólo éramos unos niños asustados. Regresé con Quijada, ese día él me besó en los labios. No lo volvió a hacer nunca más. Durante ese año vi al agente todos los domingos a las nueve y media de la mañana. Entregando mí veneno, mí traición. IV Nombre: Teniente (R) Luis Severino Pereira Morales Relación: Amigo/presunto informante Diagnostico: Paciente nivel 3. Trastorno Paranoide, episodios epilépticos. Detuvimos al sospechoso tal como se nos ordenó. Por esos días teníamos más de cuatro grupos activos sólo en la ciudad. Israel había decretado su estado de emergencia, y había advertido de una extraña epidemia especialmente dañino entre los menores de veinticinco. No sabíamos como afectaba a los adultos. Ahora lo sabemos, pero volvamos al sospechoso. Mintió sobre su nombre pero no tardamos en identificarlo, no había duda, teníamos a Quijada. ¿Usted cree que me dieron un asenso o una felicitación? Nada, me quitaron al sospechoso. Comenzaron a llamarlo paciente, 1

*Cristián Gajardo estaba ahí para velar por el estado psicológico del paciente, no hay pruebas de la presencia de ningún detective aquel día en la Posta Central.

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como si fuese un enfermito. Milicos culiaos, pero la culpa la tenía un civil ¿no?, se lo diré ahora aunque le moleste doctora, Cristián Gajardo. Pero la sombra de Quijada tardaría en dejar las calles. Los incidentes comenzaron a multiplicarse, era mucho para un viejo como yo. Cuando llegó la orden de mi retiro no fue sorpresa. V Nombre: Susana Alessandra Sampieri Stabelli. Relación: Amante. Diagnostico: Stress post traumático. Después del primer arresto de Sergio, mis padres contrataron un abogado. No podíamos dejar que ese animal, Gajardo jugara con él. Nos costó un par de meses, los tribunales se hacían los dormidos, el miedo hace esas cosas, ya ha pasado antes, ¿quiere recordar? ¿O la memoria la ha dejado? Nos fuimos de la ciudad, regresamos a su pueblo. Ahí estuvimos un tiempo, nos dejaron en paz. Me mostró la casa donde creció, me mostró donde recibió su iluminación. Ud. Debería hacer ese viaje, su madre aún vive.

VI Nombre: Margarita González Huilipán. Relación: Madre. Diagnostico: ___________ Las noticias eran horribles, la ciudad es un lugar peligroso, yo le dije a mi hijo que regresara, le perdonaría que fuese gay, le perdonaría que fuese cualquier cosa. Antes yo era joven y tonta, absoluta como todos los niños, y eso era cuando tuve a Sergio. Mi marido era un hombre callado, tímido, pero creía en cosas, en cosas que nosotros no solemos ver, si entiende lo que le digo. A veces se perdía allá arriba de los cerros. Volvía diciendo que cosas extrañas sobre fantasmas incubándose, como pollos. Seres transparentes, como insectos gigantes que te penetraban la piel y metían sus huevos en tu columna. ¿Sabe que salía de esos huevos? No, no eran otros bichos, señora, de esos huevos salía miedo, al menos eso decía mi marido. Vaya uno a saber.

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Sergio no creía en cosas, no. Él sabía cosas, de niño fue así. ¿Cuándo fue la última vez que supe de él? Fue después de la muerte de su padre, hace un año, cuando me llamó por última vez. Quería saber de mi, sigue siento un buen niño. VII Nombre: Johann Alberto Escobar Mathenson. Relación: Amigo/seguidor Diagnostico: Paciente Nivel 2. Trastorno bipolar con tendencias narcisistas. Nuestro ejército se hizo más fuerte en ausencia de Quijada. Sí, es curioso, pero creo que así son las ideas, tienen que vivir lejos del humano que las inventó. Éramos treinta a comienzos de año, terminamos siendo setenta y ocho sólo en nuestra facción, habían más ahí afuera, rumeando odio. Ese fue el gran regalo de Quijada, la síntesis de la violencia.

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Tercera Parte: la guerra de Quijada. I Nombre: Jeanette Patricia Quijada Mundaca. Relación: Prima. Diagnostico: _____________ La presión de la policía destruyó la armonía del grupo original. Éramos perseguidos, intervenidos, traicionados y vendidos. Eso nos hizo poderosos. Le pregunté a Sergio una vez, ¿por qué había dejado a su madre ahí, afuera de su vida. “Porque ya había llorado a un loco, no era necesario que llorara a dos”. Era verdad, estábamos a todas luces locos, pero también lo estaban todos los demás. Armamos el frente de Los Siete. Doctora, no me pregunte porque escogimos ese nombre, pero creo que tiene que ver con el talento de mi primo para la publicidad. II Nombre: Hugo Antonio Miranda Ulli. Relación: Periodista. Diagnostico: Paciente Nivel 2. Psicosis mística. Para entender a Los Siete debemos hacer una pequeña mirada a lo que hacía el gobierno por esos días. Había aplastado a todos los movimientos ciudadanos medianamente interesantes. Las tanquetas habían derribadas las barricadas hechas con toyotas, y autos de cuatro puertas. El miedo consumía a revolucionarios y autoridades. En este escenario, Los Siete no eran un grupo, eran una leyenda urbana. Quijada se movía de un lado a otro liderando una protesta, o colocando una pequeña bomba de ruido. Nadie hablaba de un problema de salud pública, debe usted entender eso, nosotros pensamos que este era el colapso final de una larga historia de cobardías y miedos antiguos, quizás era así, pero también era otra cosa. Fue Susana quien lo vio primero, por eso dejó a Quijada. Lo que haya visto ahí en ese pequeño pueblo fue demasiado para ella. Yo sólo puedo decir que la envidio, con todo mi corazón de creyente.

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III Nombre: Susana Alessandra Sampieri Stabelli. Relación: Amante. Diagnostico: Stress post traumático Pocos entendieron lo que hice, dejar al líder en medio de su guerra. Tendría que contarle lo que vi ahí arriba en los cerros de su infancia. No puedo contarlo todo, sólo empeoraría las cosas para todos, especialmente para Quijada, ahora que lo tiene en su poder. Si le diré, doctora, que ese psicólogo, Gajardo, era su nueva obsesión. Había algo oscuro en sus ojos, algo siniestro aún más profundo que él mismo, a partir de su regreso tuvo una sola obsesión: atraparlo en su juego, humillarlo, violarlo en su ser más intimo. Lo investigamos, yo ayudé al comienzo pero finalmente me di cuenta de que estábamos ante algo más oscuro, y si caíamos en esa espiral jamás podríamos regresar. Pero no le mentiré doctora, mi partida sólo ocurrió cuando le pregunté sinceramente que ocurría con ese hombre y él contestó simplemente: “es la única persona en este mundo a la que podría amar”. Era sincero, siempre lo había sido yo ya no tenía un lugar en esta historia, cuando vino el Ruido Blanco yo ya estaba muerta. Entrevista de contexto realizada por el Dr. Flimman. Nombre: Alejandra Patricia Huidobro Zaldívar. Relación: Estudiante. Diagnostico: Paciente Nivel 1. Crisis psicótica. Fue un viernes cuando conocía a Gajardo. Yo llevaba durmiendo dos días después de mi “ataque”. Era un hombre alto, se veía amargado, enojado por algo. “¿Cómo pasó?”, me preguntó, yo no supe que decir, en un minuto temí por mi vida e hice lo que debía hacer. Yo no conocía a Susana, y a Quijada sólo lo conocí una vez que me ingresaron en custodia. No puedo decir que lamento lo que hice, aún no estoy ahí, pero sí les puedo jurar que no fue a propósito. Lo que he aprendido estos días me ha enseñado dos cosas, la primera es que el mundo cambió para siembre. La segunda es somos peligrosos, hay una agresividad en el aire, y los jóvenes somos la agresión.

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IV Nombre: Julián Humberto Vergara Nerea. Relación: Compañero de Escuela. Diagnostico: Paciente Nivel 2. Brotes de pánico. Dado de alta. Quijada vino a mi cuando Susana perdió su ojo izquierdo en manos de esa niñita ABC1 descontrolada. Ahí supe que la cosa era más seria de lo que proponíamos. Sergio lo sabía, y estaba listo para liderar a Los Siete a su última misión, esta vez contra la Comisión Evaluadora. Sí hicimos daño de verdad. Íbamos en serio, peor que eso íbamos en la suicida. Reventamos a muchos importantes, pero no fue suficiente. Ahora, después de ver lo que hace el Ruido Blanco en todos nosotros, sé que fue la última mano que nos tiraba para salvarnos. La última toma con Quijada me pareció más bien una rendición. Nos entregamos, estábamos cansados, enfermos. Por esos días pasó lo del Alto el Bosque, los niñitos bien que mataron a sus padres. Linda la cosa, uno trata toda la vida de ser la nota disonante y unos niños de pecho se llevan toda la atención. Después de todo sé que es lo correcto, la revolución tiene menos de dieciocho. Lamento no ser parte del futuro. V Nombre: Manuel Octavio San Patricio Castro. Relación: Amigo/presunto informante Diagnostico: Paciente nivel 2. Trastorno Paranoide. Fue mi contacto en la policía el que me lo dijo antes que nadie. Había una enfermedad en el aire, Ruido Blanco lo llamaban, quizás por un escondido amor de los científicos por los títulos de ciencia ficción. La enfermedad funcionaba simplemente así: todos tus miedos y estímulos de alerta vienen a ti. Los procesos hormonales de tu cuerpo determinan como se desarrolla neurológicamente la infección. ¿Usted está en desacuerdo? Me imagino, usted es una persona con esperanzada, que jamás podría poner una bala en un niño. Yo lo puedo hacer, ¿sabe? Quijada tampoco puede, por eso lamenta su edad todo el tiempo. Un día será el rey de todo, pero su reino será el de los asustados, de tímidos. Doctora si es el perfil de Quijada el que busca, sepa de boca de este traidor la verdad: él es el último monarca del viejo mundo. Los espíritus le hablan, es María Magdalena, es Gandhi, es Cris-

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to, pero no es nuestro salvador. No, Quijada sabe que la salvación viene de las manos de las Bestias. Yo seguí a Sergio a su entrega, a las manos de mis contactos, los fríos amos del orden. Los diarios anunciaron la captura del gran terrorista, peor saben muy bien que se trataba de otra cosa. ¿La mentira nos salvaría de locura? Dios nos ampare, sí doctora, digo Dios, ¿a quién más voy a llamar? VI Nombre: Tomás Aguiló Sumar. Relación: Amigo/biógrafo. Diagnostico: _____________ A la larga, la muerte del movimiento fue una ironía. Fue un triunfo pírrico. Las señoras en sus casas se levantaron contra su propia vida, los trabajadores con dos dedos de frente sacaron a su familia de la ciudad, hicieron bien. No es que el Ruido Blanco no los encontrara ahí, en provincia, ¿pero saben? Es el estado, el gobierno el que está viciado, y la enfermedad se los hace ver. No doctora, no es política, esto va más allá. Es que el hombre no puede vivir atado a una mentira tanto tiempo, no somos esa clase de animal, aunque hayan creído que sí. Confieso que hace unos años atrás yo era un coyote más, quise obtener del gran revolucionario lo máximo posible, pero fui engañado por mi ego. Aquí no había grandes revoluciones, aquí hubo otra cosa, una realidad, ¿cómo lo hace nuestra sociedad para enfrentar una epidemia de sinceridad? VII Nombre: Sergio Quijada Relación:____________________ Diagnostico: Paciente nivel 4. Psicosis por Ruido Blanco, sobredosis de iDose.

mística, intoxicación

Doctora es un gusto tenerla aquí, entre las Bestias, sé que nos llevarán a un nuevo edificio, eso es lo que usted siempre ha querido. Un trato humanitario, ¿así se dice? No doctora, el término humano está por entrar en desuso. La vibración en el aire me lo ha dicho. ¿Qué motivos tengo ahora en mi cautiverio? La verdad, quiero a todos los miedos expuestos. No los niños del Alto el Bosque son sólo un síntoma, no un fin. Pero si me pregunta, sé bien lo que pasará un día, ellos vendrán y cortarán mi cuello, está es16

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crito. Será un honor morir en las manos de los niños. Claro si logro conseguir la confesión oral de ese oscuro hombre que tiene a su lado. ¿Qué como lo sé? Puedo saberlo mirando sus ojos doctora, si digo Gajardo sus pupilas se dilatan. Está usted enamorada. El mundo se está riendo de nosotros dos, las personas que amamos se nos van, o se transforman en cosas que no podemos controlar, o manipular. ¿Cómo cree que está funcionando el Ruido Blanco en usted? ¿Se cree inmune? Que dulce. Soy Quijada y seré rey, ¿me escuchó? Me lo dijo mi padre antes de que yo lo matara ahí arriba en los cerros, me lo dijeron los espíritus. Seré rey antes de que usted vuelva a ser humano.

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