Dos orillas se unen en un romance sin límite. De las delicadas y habilidosas manos del destino brota la forma de un nuevo puente. Aventureros emprenden viajes en ambas direcciones llevando su sabiduría ancestral, sus penas, sus esperanzas y sus creaciones.
Tanta gente, tan diversa, todos hablan en un idioma común. Sonidos que cautivan, que invitan al diálogo, sonidos llenos de historia, de búsqueda de la libertad, sonidos únicos, irrepetibles, como la misma naturaleza. Es Jazz
Es la tradición la que manda la que escribe la que se integra, la que se renueva para volver a nacer en otras manos.
Pequeños pueblos, grande es su espíritu, su valentía, su tenacidad, emoción y talento todo uno.
Amigos, canciones, músicas, instrumentos‌ Y como en las tribus, al ritmo del sol y de la luna, se baila, se cuenta y se canta para celebrar el amor y la vida, para dar gracias, para invocar lo divino.
Es la magia, que define y que transforma. Combinaciones secretas, curativas, venidas de los orĂgenes. Un patrimonio universal. Es Jazz.
Aldeas, grandes urbes, guetos… Privilegio y lamento, culto y popular. Y entre el remolino de la historia, optimista, profundo, legendario, hogareño destilando mística armonía, el vínculo, el idilio que busca el equilibrio. Es de nuevo el destino, que danza con destreza encaramado al tejado.
Y la cordura, la voz que vibra en respuesta a la llamada.
El pulso y la fuerza del coraz贸n entre los dedos invitan a la uni贸n, a la paz, al respeto, a disfrutar del momento, as铆, en familia como una hermandad improvisada en tiempos de incertidumbre.
Y las orillas se unen, impera la tolerancia. Y el jazz se torna en puente.
Suena una bella melodĂa, sutil, majestuosa y las almas se funden, y los cuerpos, en total sintonĂa, no pueden evitar bailar. Es jazz.
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