Nuevos datos familiares e históricos descubiertos de la rama domínguez

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Nuevos datos familiares e históricos descubiertos de la rama Domínguez (actualización del post de mi abuela Feliciana) En primer lugar, comenzaré mencionando que este artículo o entrada (post) está relacionado con el de 111 años que nació mi abuela Feliciana.

Empezaré como siempre, explicando mi búsqueda de nuevos datos relacionados con este artículo ya publicado el 18 de mayo del corriente. Y no hay mejor imagen para empezar que esta postal de 10 de marzo de 1907, con las vistas del muelle de Huelva, desde el mismo río Odiel, actualmente llamado Muelle del Riotinto y que los onubenses llaman Muelle del Tinto.

Este muelle construido como puente cargadero de los minerales de cobre de las minas de Riotinto y ya en desuso desde 1975 es recuperado como recurso turístico y fue construida su estructura, siguiendo la escuela de Eiffel. Si uno lo observa bien, se dará cuenta que es como la famosa Torre, pero en horizontal, siendo de una longitud de 1,2 km, de los cuales unos 500 m se adentran dentro del río Odiel.


En este artículo, hablé de los hermanos de padre que tuvo mi abuela Feliciana (o Isabel, su verdadero nombre). En concreto, explicaba que ella nació el 18 de mayo de 1905, hija de Francisco Domínguez Pulido y de María Barroso Riviero. También que ella era la quinta de los cinco hijos que tuvo mi bisabuelo Francisco. También explicaba que sus cuatro hermanos Juan, Lola, Rafael y Feliciano, eran hijos del primer matrimonio de mi bisabuelo con Ramona Andrés Barceló, con la que se casó en primeras nupcias. En ese artículo, a pesar de todos los datos descubiertos y expuestos, había alguno que estaba en curso de la investigación. Me refiero, en concreto, a la fecha de defunción de mi bisabuelo Francisco Domínguez, clave para saber otros datos relacionados. Pues bien, conseguimos recuperar este valioso documento familiar para añadirlo a nuestro gran álbum familiar.

Según consta en el certificado de defunción, era jornalero y que falleció joven, a la edad de 52 años el miércoles día 10 de abril de 1907 a las 8 h de la mañana, de una embolia cerebral, en su domicilio de la calle San Sebastián, núm. 31 de la ciudad de Huelva.

plano callejero donde se indica el domicilio de mi bisabuelo Francisco cuando falleció

Por tanto, es de suponer que los últimos años de vida de mi bisabuelo fuesen en esta dirección, es decir, que mi abuela que nació el 18 de mayo de 1905, aún no tenía los dos años cumplidos cuando falleció su padre y también vivía allí. Aunque naciera en la zona de Las Colonias de Huelva. Sus hermanos tenían las edades de 26 años (Juan), 21 años (Lola), 16 años (Rafael) y Feliciano que sabemos que era el pequeño pero no su edad exacta.


Falleció joven y curiosamente a la misma edad que su hijo primogénito Juan, toda una macabra casualidad. Fueron testigos presenciales Manuel Alfonso Herrera y Antonio de Mora Robles. No es la primera vez que aparecen el nombre último Antonio de Mora Robles en algunos de los certificados que menciono en este blog. No significa que fuesen testigos presenciales de la defunción de mi bisabuelo, en este caso, sino que hacen de testigos instrumentales, es decir, personas naturales que presencian la declaración y la entrega del certificado por parte del Registro civil al que comparece. Por tanto, volviendo al certificado de defunción, ya podemos saber el año aproximado basado en su fallecimiento, en este caso, si falleció con 52 años, mi bisabuelo Francisco, aproximadamente nació en el año 1855. Ya sabíamos por el post 111 años que nació mi abuela Feliciana su fecha de nacimiento, pero basado en cálculos del nacimiento de mi abuela y entonces dijimos que mi bisabuelo nació aproximadamente a finales de 1858, porque tenía 46 años cuando nació mi abuela. Lo que está claro es que una de las dos fechas de nacimiento es errónea y si me he de decantar por 1855 o por 1858, me decanto por el año que indiqué en el post anterior, ya que en el certificado de nacimiento de mi abuela, quién compareció fue mi bisabuelo y en el de su fallecimiento, su hermano Lorenzo (otro nuevo miembro genealógico que nos aparece). Lo hizo a las 2 h de fallecer, a las 10 de la mañana.

Su hermano Lorenzo dijo de su hermano Francisco que tenía 52 años y es posible que este dato no lo supiera con certeza y bien podría equivocarse. En cambio, no creo que mi bisabuelo, dijese que tenía 46 y se equivocase con su propia edad en el nacimiento de mi abuela en 1905. Por tanto, si nació 3 años más tarde y fue en 1858, cuando falleció, tendría 3 años menos, es decir, que en realidad, rectifico el que había dicho en este mismo post, no falleció a la edad temprana de 52 años sino con 49 años. Si comparo con sus primeros 4 hijos de sus primeras nupcias (Juan, Lola, Rafael y Feliciano), las edades en las que se recoge en los diferentes certificados de nacimiento, solo tenemos a su primogénito y cuadra con la edad de 25 años en 1883


que corrobora el que afirmo, que nació aproximadamente en 1858 y no en 1855 como sería si hubiese fallecido con 52 años como afirmaba su hermano Lorenzo en el certificado de defunción. Hay que decir que el asunto de las edades, en el siglo XIX no estaba tan detallado como hoy en día, no solo porque hay miles de registros, empezando por el DNI, sino porque hoy en día, cualquiera puede saber la edad de cualquiera sea o no familia por las muchas de las redes sociales que la hacemos constar cuando nos registramos. En el resto de hermanos, como en el de Lola, fue un amigo de la familia quién compareció y acudió con una cédula personal y se supone que sería correcta. En el caso de Rafael y Feliciano, aún no hemos podido recuperar sus certificados de nacimiento, aunque si sabemos en el caso del primero, gracias a su certificado de defunción, que nació aproximadamente en 1891. De Feliciano, sabemos, por transmisión verbal de mi tío Juan, que era el más pequeño de los hermanos de padre de mi abuela, es decir que nació entre Rafael el tercero y mi abuela, es decir, entre 1891 y 1905 (años de nacimiento respectivos). En el certificado de defunción de mi bisabuelo Francisco, su hermano Lorenzo constaba además que vivía en la calle Enmedio, 48, que según el callejero antiguo, era en realidad la calle Bailén, pero era conocida como Enmedio, porque estaba en medio de Huelva, es decir, en la zona céntrica de la actual zona del casco antiguo. Efectivamente la calle de Enmedio era la calle Bailén oficialmente, desde la esquina de los antiguos sindicatos, o más antigua (tienda de los Espadas) hasta la esquina que conformaba con el Brasil Grande que estaba en la calle Padre Marchena. La calle de Enmedio estaba dividida por la calle San Salvador y Sor Angela de la Cruz. Los que vivían es esa calle la llamaban la calle Enmedio arriba si se vivía entre la esquina de Ayuntamiento hasta la calle San Salvador y si vivían desde la calle San Salvador hasta la calle Padre Marchena entonces era la calle Enmedio abajo. La parte de Arriba fue destruida primero a finales de los años 50, y a los vecinos los instalaron en las viviendas que construyeron frente al Agroman (Hospital Manuel Lois).

Como curiosidad, decir que en la calle Enmedio, nació mi tío abuelo Manuel Carrasco Andrés (casado con mi tía abuela Pepa Carbón Antero), el 30 de noviembre de 1889 y además en el número 49, es decir, justo enfrente del 48, teniendo en cuenta la numeración par-impar de las calles. Pero esto no es todo y siguiendo desgranando el certificado de defunción, pasamos a intentar saber más de mi tío bisabuelo Lorenzo Domínguez Pulido.


Intento averiguar como siempre hago, empezando por su defunción, para luego poder retroceder cronológicamente en el tiempo (como los cangrejos que avanzan de lado, no para atrás como se cree). Tuvimos suerte y hemos podido recuperar también su certificado de defunción, en el que nos indica que Lorenzo Domínguez Pulido, falleció el miércoles día 2 de julio de 1930 a las 18 h de la tarde, a la edad de 66 años de edad, en su domicilio de la calle Alonso Sánchez, número 15 de la ciudad de Huelva, debido a una úlcera cancerosa de estómago.

En el momento de la defunción, mi tío bisabuelo Lorenzo era viudo y de profesión jornalero. Viudo de María Domínguez Oliva, cuyo matrimonio deja tres hijos llamados Feliciana, Josefa y María Jesús. Sólo tuvo hijas y se supone que Feliciana era la mayor y que como ocurrió con su hermano, el nombre de Feliciana pesa lo suyo en esta rama de la familia. Respecto a Josefa y María Jesús, seguramente sería por la rama de mi tía bisabuela María Domínguez.

plano callejero de la calle Alonso Sánchez donde falleció mi tío bisabuelo Lorenzo

En definitiva, nuevos miembros descubiertos en el gran árbol genealógico familiar, no sólo un tío de mi abuela, sino también su esposa y sus 3 primas hermanas. Desconozco si mi abuela lo sabía, ya que su padre falleció cuando ella era una niña de dos años y tampoco sé si por sus hermanos conocía este dato y si mantuvieron el


contacto. De hecho, a mí tampoco me había llegado por transmisión verbal por parte de mi padre o tíos. Ahora explicaré lo que creo más relevante de este post de actualización del post dedicado a mi abuela Feliciana 111 años que nació mi abuela Feliciana. En el post que publiqué el 18 de mayo, explicaba el origen de los nombres de cada uno de los hijos de mi bisabuelo Francisco, como corolario a uno de los misterios del nombre de Feliciana de mi abuela, cuando en realidad se llamaba Isabel. Ese día, no entendía porque mi bisabuelo Francisco, tan cabezón en ponerle Feliciana a mi abuela, cuando tuvo ocasión con su primera hija Lola, declinó ponérselo y en cambio, le puso el nombre de su suegra María Dolores Barceló. Aunque también es cierto que el nombre completo en su certificado de nacimiento fue María Dolores Feliciana, aunque como en las coplas de algunas folclóricas, no me llames Dolores, llámame Lola, así era conocida mi tía abuela, la tía Lola para mi padre y sus hermanos. Entonces no entendía porque a ninguno de sus hijos no le puso Francisco, aunque ya expliqué que su primer hijo Juan fue por mi tatarabuelo Juan Domínguez el padre de mi bisabuelo Francisco y Rafael, el tercero de sus hijos, fue debido a su suegro Rafael Andrés. Ahora ya lo sabemos, si lo hizo, le puso Francisca a una hija que aparece en el certificado de defunción de mi bisabuelo Francisco !!!

Por tanto, mi bisabuelo, a pesar de lo joven que falleció, tuvo una descendencia de seis hijos, tres chicos y tres chicas, pasando a ser mi abuela, la sexta, por orden cronológico y no la quinta como hasta entonces creíamos. Francisca Domínguez Andrés, aparece en este certificado también, junto a sus hermanos y me parece un dato que vuelve a confirmarnos que nada es tajante, que cualquier cosa que podemos creer hoy por datos que recuperamos, mañana pueden dar un vuelco, como así ha sido en este caso. Pero la cosa no acaba aquí, porque como un gran puzle que es la genealogía familiar, a base de recopilar piezas y unirlas entre sí, vamos ampliando este bosque, mirando desde un poco más atrás para poderlo ver con mejor perspectiva, con un mejor ángulo, en definitiva, con una visión panorámica. En el certificado de defunción de mi bisabuelo, de fecha 10 de abril de 1907, aparecen todos los hijos de sus primeras nupcias con Ramona Andrés, es decir, Juan Antonio, Dolores, Feliciano, Rafael y Francisca (por este orden y con estos nombres). También aparece su matrimonio con mi bisabuela María Barroso Riviero, pero aparece un dato que no se entiende, mejor dicho, no aparece un dato que no se entiende. Me explicaré mejor, no aparece mi abuela como hija de sus segundas nupcias. Como


especifica en el certificado de defunción: "que el referido finado era de estado casado en segundas nupcias con María Barroso Riviero, natural de Ayamonte –Huelva, de cuyo matrimonio no deja hijos".

Es una incógnita que no sé cómo descifrarla porque no tiene sentido, pero es una incógnita que hay que añadirla a otras que han ido apareciendo a lo largo de un proceso genealógico, en el que muchas veces no conseguiremos obtener todas las respuestas, aunque siempre tendremos todas las preguntas a punto por si acaso. Ahora, nos centraremos, en la hermana de mi abuela, Francisca Domínguez Andrés, una vez que hemos sabido que existió, mi siguiente objetivo fue averiguar de ella. Como siempre para llegar al principio, en genealogía, hemos de empezar por el final, es decir, por su fallecimiento. Y como en el caso de su tío Lorenzo, conseguimos encontrar su certificado de defunción!

Francisca Domínguez Andrés falleció a las 7 h del jueves día 7 de noviembre de 1918, en su domicilio de la calle Peral, 5 (actualmente Isaac Peral).

distancia entre domicilio bisabuelo Francisco y su hija Francisca cuando fallecieron ambos


También entendemos ahora la adoración de Lola a mi abuela Feliciana, ya que no es que fuera su única hermana y que la diferencia de edad de 19 años, hiciera de ello un sentimiento protector, sino que eso, era justificado por la pérdida de su hermana Francisca que falleció a los 23 años en 1918 (cuando Lola tenia 32 años), como así consta en el certificado de defunción. Por tanto, nació aproximadamente en 1895, por tanto era por orden cronológico más pequeña que Juan (1883), Lola (1886), Rafael (1891) y que mi abuela Feliciana (1905). Nos queda la duda de Feliciano, del cual, sigue sin aparecer su certificado de defunción y de nacimiento, a pesar de haber buscado en muchos lugares como Huelva capital, Ayamonte, etc. Compareció al Registro, para indicar los datos necesarios, Vicente Morales Candela, de oficio industrial y vecino de la calle José Nogales, 16, próximo al domicilio de Francisca Domínguez. Teniendo en cuenta las fechas de las defunciones y los domicilios respectivos de todos ellos, siendo enterrados en el cementerio antiguo de San Sebastián (que ya expliqué en anteriores posts), también presumiblemente tuvieron sus misas fúnebres en la Iglesia más antigua de Huelva, la Iglesia de San Pedro.

Iglesia de San Pedro en 1921


También ahora cobra sentido un foto que ya publiqué en el post relacionado con éste, 111 años que nació mi abuela Feliciana, en concreto, una foto de mi abuela que sabemos que era del año 1918 y que entonces dije que tenía 13 años, aunque ahora es cuando caigo en la cuenta que en dicha foto se la ve completamente de luto y bien podría ser una foto posterior al fallecimiento de su hermana Francisca entre noviembre y diciembre, que adquiere otra dimensión después de este post y que reproduzco de nuevo a continuación.

Pero hay otro dato que es el que me llamó especialmente la atención, el año de su defunción 1918. No sabía por qué esa cifra era como un presentimiento, una señal, hasta que lo vi claro, al leer la causa de la defunción de una joven de 23 años: a consecuencia de una Bronconeumonia grippal (tal y como estaba escrito por influencia francesa en la palabra grippe).

También aparece en dicho certificado el dato de estado civil soltera, con lo cual, no tuvo descendencia ni se casó. Sólo se trata de saber localizarlos, contextualizarlos e identificarlos con cada lugar, oficio, momento, con cada persona, con cada caso, incluso, con cada fallecimiento como en éste. Mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés, falleció en 1918 de la denominada Fiebre española.


Ese 1918, podría haber sido un año para recordarlo como el final de la Primera Guerra Mundial, una noticia buena en ese momento, pero también será recordado como un año fatídico y célebre, ya que aunque en los anteriores 4 años (1914-18), 9 millones de personas habían perdido la vida en esa maldita guerra, en los dos siguientes (1918-19), con esta pandemia de gripe, fue mucho más devastador ya que se llevó a la tumba, casi 40 millones de personas, una cifra multiplicada por más de 4. Sólo en la India, donde fue tremendamente virulenta, se cobró 15 millones de vidas. De África hay pocos datos de lo que pudo ser; pero dejaría muy superada la cifra mundial de los 40 millones. En España, el virus de la gripe española, causó la muerte a 300.000 personas, aunque tenga el dudoso honor de llevar esta epidemia de gripe terrorífica su nombre, cuando fue en el país que menos incidencia tuvo. Curiosamente aquí se la denominó como "el trancazo", de hecho incluso en la prensa del momento, se trató hasta con humor.

La gripe española (H1N1) apareció al mismo tiempo, coinciden los patólogos, en el Tíbet, en Sudáfrica y en Kansas (USA). Los soldados norteamericanos que venían a


combatir la trasladaron a Europa. Hay constancia, por investigación, del convoy naval que trasladó a los primeros soldados infectados hasta el puerto francés de Brest, desde donde se difundió por Europa, por todos los campos de batalla y rincones del continente. Es por ello que esta gripe sea considerada la peor pandemia de la historia de la humanidad. Aunque si retrocedemos en la historia de la humanidad, mirando diferentes bibliografías, lo de las pandemias ha sido siempre algo cíclico y ha ido ocurriendo desde incluso tiempos anteriores a Cristo, como La Guerra de Peloponeso (431-404 aC) y se trató de la llamada Plaga de Atenas, que Tucídides describe muy bien y que averiguó, cuenta, que vino de Etiopía, vía Egipto, y asoló el mundo griego y que fue una pandemia de fiebre tifoidea. O en tiempos bíblicos, la Peste Antonina (165-180 dC) que diezmó el Mediterráneo y dice que hasta acabó con la vida de Marco Aurelio, el emperador. Originada en Persia (posiblemente fuera viruela) llegó a Roma con los trofeos de la victoria de Avidio Casio sobre los sirios. Otra pandemia importante fue la Plaga de Justiniano (541-542 dC), un episodio de peste bubónica que dejó todo el ámbito Mediterráneo en vías de extinción. Procopio apunta que pudo iniciarse en el Alto Egipto. Se fue sucediendo este episodio de peste bubónica por el Mediterráneo, con brotes esporádicos, hasta el año ¡¡767!! Se puede considerar que fue la que más duró en el tiempo. El siglo XIV estuvo marcado en Europa por episodios de Peste Negra: 25 millones de europeos, 1/3 de la población del momento, sucumbieron ante la irrupción de la muerte negra. Llegó, parece, de Asia y se cebó en las grandes ciudades centroeuropeas. Se culpó de ella a los judíos; se lanzaron los primeros pogromos judíos y comenzó a practicarse la extinción de las comunidades judías por Europa.

"El Triunfo de la Muerte" (1562) Pieter Bruegel, mostrando los desastres de la Peste Negra.

Otra peste, la Peste bubónica, o pulmonar, ya era conocida desde el 1.300 aC y se sabía que la propagaban las pulgas y las cucarachas. Las pestes éstas y otras barbaridades las llevamos a América produjeron el mismo efecto sobre los indios americanos que sobre los guanches canarios cuando llegó Betancourt al comenzar el XV. Volviendo a la mal llamada gripe española, hay que decir que la enfermedad surgió en los Estados Unidos, en el estado de Kansas, pero los Aliados de la Primera Guerra


Mundial la llamaron gripe española porque recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto del mundo. Los países implicados en la Gran Guerra no informaban sobre la epidemia para no desmoralizar a las tropas, de modo que las únicas noticias venían en la prensa española. España fue el único que no censuró información ya que era neutral en el conflicto.

Así que como gripe española pasaría a la historia, el primer brote, la ola de primavera de la epidemia, se originara, al parecer, en los cuarteles militares estadounidenses en marzo de 1918. El segundo brote, la ola principal de la pandemia global, tuvo lugar de septiembre a noviembre de ese mismo año. Hubo, en numerosas zonas, una tercera ola, muy grave, a principios de 1919. A partir de abril de 1919, el brote comenzó a remitir, para alivio de una sociedad muy castigada por la Guerra y por la pandemia.

Por entonces, todavía no se habían descubierto los antibióticos. En su mayoría la gente que murió durante la pandemia lo hizo por neumonía causada por bacterias oportunistas que infectaron a quienes la gripe había ya debilitado. Sin embargo, una parte de los afectados por la epidemia murieron apenas unos días después de que se les manifestaran los síntomas de la enfermedad, víctimas de una neumonía vírica más grave, originada por la misma gripe. Además, la mayoría de los fallecidos eran adultos jóvenes de entre 15 y 35 años, un grupo poblacional que rara vez muere de gripe. En este grupo de población es donde entró mi tía abuela Francisca Domínguez Andrés y su contagio fue en la segunda ola, de septiembre a noviembre de 1918.


vista aérea de Huelva en el año 1920, una vez extinguida la pandemia

Los investigadores detectaron mucho tiempo después que se trató de un gripe transmitida por las aves, y no porcina. De modo que el virus de 1918 no tenía ningún gen de tipo humano: era un virus de la gripe aviar, sin mezclas. Tenía, eso sí, 25 mutaciones que lo distinguían de un virus de la gripe aviar típico, y entre ellas debían estar las que le permitieron adaptarse al ser humano. Aquí, en España, tuvimos, en aquellos trágicos 17 meses, entre 1918 y 1919, unos 8 millones de enfermos en distintas fases de evolución, y unos 300.000 muertos. Las cifras oficiales españolas por la pandemia apuntan a 147.114 fallecidos en el periodo. Entonces las cifras “oficiales” no lo fueron tanto y muchos médicos rurales informaron tarde y mal.

El doctor Chicote vacunándose con el suero contra las complicaciones de la gripe española

Esta foto corresponde a la fecha 4 de noviembre de 1918, 3 días antes del fallecimiento de mi tía abuela Francisca. De hecho, en un recorte del diario ABC de fecha 7 de noviembre de 1918, se publica que en la sesión del Congreso, "se censura la forma que el Gobierno ha acudido en socorro de los pueblos azotados por la gripe".


Se cree que en la provincia de Huelva, pudo transmitirse por aves marítimas y no hay que olvidar que España no participó en la Primera Guerra mundial, así que bien podría ser una buena hipótesis, teniendo en cuenta el paraje natural de las marismas de Odiel o el coto Doñana, con sus miles de aves marinas que no solo se reproducen sino que también migraban como lo hacían los soldados a nivel global y de ahí su rápida propagación de la enfermedad. La gripe española de 1918 fue la peor de las tres epidemias de gripe del siglo XX, pero no es menos cierto que entonces las medidas sanitarias eran muy precarias tras la gran guerra; no se contaba con antivirales, y además los estados, que trataban de recuperarse del desastre, no pudieron tomar las medidas adecuadas para evitar que la pandemia se propagara.

Las carencias sanitarias y alimenticias, además de la imposibilidad de aislar a las personas contagiadas en hospitales abarrotados de heridos de guerra, fomentaron más si cabe el contagio. Los ciudadanos se encontraron desprotegidos frente al virus y en pocos meses el desastre era incontrolable. La epidemia se convirtió en pandemia. En apenas cuatro meses, el virus había dado la vuelta al mundo cobrándose veintiún millones de vidas humanas, y había regresado a las costas estadounidenses. Pero el


asesino microscópico aún seguiría matando al doble de personas durante un año más. Las compañías farmacéuticas trabajaban día y noche para producir una vacuna, pero el virus desapareció antes de que se pudiera siquiera aislarlo. Hay unos capítulos de la segunda temporada de la serie de tv Downton Abbey, que refleja fielmente todo lo relativo a la primera Guerra mundial y a la pandemia posterior. En concreto a esta pandemia, en el cap. 8, la Condesa viuda, para intentar desdramatizar el grave problema de salud pública que se avecina comenta en medio de la cena: "¿no fue en una baile de máscaras en Paris donde estalló el cólera y la mitad de los invitados estaban muertos antes de irse?" Y el Lord dice: "gracias mamá eso nos ha animado infinitamente..."

Una serie que reproduce fielmente las costumbres, la forma de vestir, las diferentes clases sociales y que recomiendo no solo por lo bien ambientada que está, lo bien interpretada por sus actores sino también porque reproduce muy bien lo que fue esta enfermedad que asoló al mundo y del cual, ahora sabemos que un miembro de nuestra familia también padeció, aunque posiblemente otros también. Una vez explicado cómo se merecía, la triste desgracia y dramática muerte de la hermana de mi abuela, que ahora ya podemos honrar como se merece, cada 7 de noviembre. Ahora en el próximo, se cumplirán 98 años de su aniversario. Mi siguiente objetivo será ahora conseguir su certificado de nacimiento y las pistas que tenemos ahora son su edad de 23 años cuando falleció y su lugar de nacimiento Ayamonte. Por tanto, hoy dejaré la puerta abierta a este post, porque intentaré conseguir este certificado de nacimiento de mi tía bisabuela Francisca Domínguez Andrés del año 1895 en la ciudad de Ayamonte, provincia de Huelva y espero pronto poder seguir la pista de esta rama materna de mi padre. Y como en la película Forest Gump, donde el protagonista es participe de todos los acontecimientos importantes de la historia, localizados en los EEUU, mi familia y cualquier familia de este país, también lo fue en los momentos históricos del siglo XX y del siglo XIX o incluso en épocas anteriores. Digamos que el ejemplo "a la española", sería como la serie Cuéntame, en la que a los protagonistas les pasa de todo lo que ha pasado en este país desde los años 70. Como me dijo un amigo mío, se trata de microhistorias vívidas en primera persona de los protagonistas de nuestros antepasados y de hechos verídicos contrastados siempre que se pueda.



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