Poemario: Aviso de mudanza - David Alcántara

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POEMARIO

A V I S O D E M U D A N Z A DAVID ALCÁNTARA


TĂ­tulo original: Aviso de mudanza Lima, 2016 Primera ediciĂłn: Noviembre, 2016


1. Escribí algunos poemas. La página a voltear no es tan ligera. Ahora todo lo que dije por las calles van a unos papeles dentro de una casa con nuevos habitantes. El silencio, tu ausencia.


2. El casero me recuerda tu colorida decoración de la casa y también que faltan dos meses para irme. Aún sigo pensando en lo que haré con tantos platos, tenedores y sábanas para dos personas.


3. Los manteles se llenan de polvo y la televisión no se ha vuelto a prender. Hace poco olvidé las llaves dentro del departamento y quise usarlo como excusa, pero recordé que las copias volaron debajo del sillón. Esa noche que no quisiste abrir más puertas.


4. En el fondo sé porqué he comprado tu mismo champú y tu mismo acondicionador. La ducha es a ojos cerrados para recordar para imaginar para que no lagrimeen más.


5. No me emociona ya el invierno, ni los pijamas de colores, ni levantarme al mediodía con series antiguas y baladas cursis. Voy a echar de menos tus coloridas pantuflas y tu cabello con aroma a café recién pasado.


6. La escobilla de zapatos me recuerda los limpios que siempre llevabas los tuyos. Â Que brillaste siempre, y desde los pies.


7. Tomé el camino largo para volver a casa. Las pastillas empezaron a susurrarme cosas, no las entiendo, pensé que caminar sin rumbo iba a servir. Solo he perdido dos horas.


8. Un mes y menos para la mudanza. Las sábanas ahora son una capa de cenizas, las cucharas herramientas para sobrevivir en una excursión y la cama solo una canastilla para la ropa sucia. Empiezo a oír los ecos en las esquinas, y también dentro de mí.


9. Antes era naranja exprimida o estofado terminado. Los olores han cambiado en los últimos días. Ahora apesta a abandono, a depresión y autoculpa. Son los rezagos fétidos de un cúmulo de malas decisiones.


10. La cocina se va quedando vacía de a pocos. La sala igual y ni que decir de nuestra habitación. Es una decapitación, el desmembramiento, la repartición de reliquias, el olvido de nuestros triunfos. El traslado de un campo minado.


11. La primera semana de atún y gaseosa perdí las esperanzas de volverme un chef. Aprendí viéndote hacerle homenajes a los recetarios y platos de casa. Ahora el arroz demora siglos, ahora siempre falta algo. No me sabe nada bien.


12. Quité los espejos. Afeitarse ahora es la escena de un crimen. Hace falta la melodía con pantuflas y camisón, la caricia del té caliente. El concierto del secador terminando de levantarme, las huellas de tus pies en todo el pasadizo. Ahora solo hay sombras que me recuerdan diariamente el nuevo número de habitantes.


13. No creo en fantasmas pero en esta casa han empezado a sentirse. ¿Será que pasaste por la acera del frente? Que por un momento, por unos minutos, por unos segundos, pasó por tu cabeza la curiosidad remota por saber si apagué las luces antes de ir a dormir.


14. A este lugar ya no entra mi orgullo, ni tampoco tus blusas y tus vestidos. Â A esta habitaciĂłn ya no entras tĂş, ni tu portafolio de chistes para asesinar malas jornadas laborales. Â No entra ni una risa, no entra ni una carcajada.


15. El universo debe parecerse a tu Ăşnico lado con pecas. Â Ese lado izquierdo muy bien pintado en el cual quisiera volver a descansar.



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