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Introducción.
from revista amanecer
En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, los sistemas nacionales de ciencia y tecnología se han instalado de manera formal; al respecto, desde la visión de Da Silva (2002), Escorsa y Valls (2003), UNESCO (2010), las políticas estipuladas por los gobiernos nacionales tienen el apoyo del Estado para crear el ambiente propicio, así como las condiciones, normativas y soporte económicas para su funcionamiento.
América Latina busca actualmente un nuevo sendero de desarrollo a través de la apertura de sus economías, la privatización de las empresas públicas y el achicamiento del Estado. Al heterogéneo complejo científico-tecnológico latinoamericano le corresponde parte de este desafío. Ya no es suficiente “adaptar y mejorar” tecnologías para satisfacer el mercado interno; deberá contarse con conocimientos que permitan competir en mercados internacionalizados. La aceleración del cambio tecnológico hace difícil a los países en desarrollo encarar un proceso de “catching up” tecnológico a la manera de Japón y los países del sudeste asiático, hace veinte años. Por otra parte, en los países industrializados hay una tendencia a un mayor proteccionismo científico-tecnológico, es decir, a asegurar, por todos los medios, la apropiación de los resultados del desarrollo de la ciencia y la tecnología. La cooperación internacional en diversos planos -empresarial, científica, gubernamental- aparece como una vía ineludible para hacer frente a los nuevos desafíos de América Latina. Europa puede llegar a jugar un papel fundamental en el proceso de aplicación y fortalecimiento de la cooperación científico-tecnológica de la región.
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