qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwer LOS INICIOS EN EL PERIODISMO ESCRITO tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmrty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc Leer, investigar, conocer, contextualizar, escribir, borrar y volver a escribir. 22/11/2013
Zaida Pi単eros
DEL DICHO AL HECHO… Zaida Piñeros H.
Carlos, un hombre que ha crecido en la abundancia, hecho con retazos de pequeños lujos, una identidad marcada y sin una sola cicatriz de alguna herida hecha en combate encuentra en su ideología una forma de ser. Su verdadera revolución la tiene en su corazón, actos e ideas, apoya, sin dar su brazo a torcer, los caminos de la izquierda en la vida política, pues como él mismo lo dice “yo no soy un voltearepas, naci con el pueblo y para el pueblo”.
Hay algo en la vida revolucionaria de Carlos que no cuadra, que no encaja en sus gustos refinados y sus maneras de las cuales no es consciente, pero que en otros él mismo definiría como de pequeño burgués.
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Y es que ese ha sido su secreto y el caballo de batalla de sus contradictores. Una cierta cadencia de extracción de clase media alta, con tendencia arribista, que aún se le nota por encima de sus años de insurgencia o en ámbito de su vida actual. Hay algo de absurdo entre su convicción revolucionaria y el contraste evidente de sus actos, sus maneras, sus modismos afectados que implican distancia con el otro a quien él, de manera involuntaria pero evidente, considera menos inteligente, menos sagaz, más borrego si se quiere o por lo menos lejano de su mirada de iniciado precoz en el mundo de las ideas. Pero su afinidad revolucionaria es sincera, en verdad cree en la razón del equilibrio y así se lo afirmaba con vehemencia a los mamertos del Jardín de Freud, en la Universidad Nacional, cuando lo acusaban de realizar acciones individuales a espaldas de las masas. Y esa sensibilidad le viene de niño, cuando observaba en su propia casa como trataban al hijo de la empleada del servicio, su amigo de los años de infancia. Y en eso también concordaba con Pablo (Jaime Bateman, comandante del M- 19, quien fue su amigo) cuando este narraba las comodidades que tenían los perros de los gringos en la zona bananera de la United Fruit Company, mientras los lugareños languidecían de hambre, pegados a las rejas del complejo bananero. Es claro, entonces, que esta afinidad forjó su amistad con Pablo, a pesar de las profundas diferencias culturales que los separaban por ser el uno caribeño y el otro andino, demasiado andino para su propio gusto, pues lo afectaba una cierta intromisión, una ligera timidez en el trato y la conversación que el propio Pablo le señalaba como un defecto. No es un hombre de mundo y lo sabe, en cierta forma le envidiaba a Pablo el desparpajo, la extroversión del hombre caribeño, sus maneras resueltas y elegantes que le daban un carisma necesario en el liderato. Una condición de andino, que no impidió que Pablo lo designará para liderar diversas misiones, pero que en lo profundo de su ser él sabe que incidió en los resultados. Él lo tiene claro y un análisis desprevenido de los hechos así lo confirma; conformo un grupo de citadinos que hizo parte de una aventura que se interno en la selva tropical y poco a poco abandonó la ciudad; en fin una 3
serie de torpezas que dieron al traste con todo y que solo se explican por su condición ser hombre criado con lujos y comodidades en un ambiente citadino donde su selva era el cemento y lo más alto eran los grandes edificios llamados “rascacielos” y sus afanes, la vida cotidiana de clase media alta. Pero hay algo en su orgullo que le impide reconocerlo abiertamente, admitir su incapacidad para ciertas cosas, creerse infalible por íntima convicción. En su caso, dogmatismo es la palabra, aunque lo arrope con una fachada liberal y de avanzada. Es inteligente, no hay duda, y en sus ojos se asoma el salto de la pantera, audaz al vuelo captura ciertas ideas, ciertos significados que le dan algo de ventaja frente a los demás, pero siente que esa ventaja sobra y basta y esa es, precisamente, su debilidad. Aunque un cierto roce social le quedo de sus tiempos de universitario y lo aprovecha para remarcar la diferencia que existió entre la gente del “M” como le dice a sus conmilitones de esos tiempos y esa montonera campesina y bruta de los demás grupos insurgentes colombianos. Y, en verdad, esa era una realidad. Existía una gran diferencia entre esos movimientos subversivos, pues mientras el M-19 (Movimiento 19 de abril) era una insurgencia urbana, con grandes dificultades para la lucha armada en el campo y la selva, los demás grupos armados eran exactamente lo contrario. ¡Oh! paradoja, en eso también existían diferencias de clase. Los del M se creían de mejor familia y esa afectación se le nota a Carlos muy a su pesar. Es posible, y en este aspecto hay que ser generosos, que su condición familiar incida en la fachada exterior tan discordante con su militancia y sus ideales. Se enorgullece de remarcar su vida en la barriada de clase media bogotana y el haber sido el primer universitario exitoso de su núcleo familiar, con papá oficinista y mamá maestra en un país, para esa época, de obreros según sus palabras que tienen un soporte histórico y sociológico, producto de sus lecturas.
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Lecturas que no le impidieron empuñar las armas o hacer política en voz alta, como él dice, o participar de uno de los proyectos insurgentes más activos del final del siglo XX en Colombia, que culminó con la Constitución de 1991. Ahora, en sus tiempos de negociante de arte, hay cierto rubor en sus mejillas al recordar algunas aventuras disparatadas que en algún momento lo hicieron sentir orgullo. Según me cuenta es una sensación común entre los que fueron sus compañeros de armas. Eso es evidente si se observa que algunos de ellos hoy en día son empresarios, cineastas, alcaldes, en fin personajes del acontecer nacional, con un cierto dejo vergonzante. Es fácil ver en Carlos el resultado de un hombre que se armó con retazos de ideal y pragmatismo. Se observa cierta aceptación por el confort actual y cierta añoranza de idealismo que se evidencian en arrebatos juveniles, a veces se emociona, levanta con énfasis la mano y gesticula con energía, pero rápidamente se acomoda la corbata y se pasa la mano por la cabeza arreglándose un mechón rebelde. Esa es tal vez la única característica real de sus épocas juveniles, casi todo lo demás es nuevo, demasiado nuevo, casi impostado. Observándolo fijamente, no parece un hombre aventurero: sus aproximadamente 1.75 de estatura, sus ojos vivaces, barba en forma de candado, con el corte de su pelo al raz de su cabeza que niega por completo su melena revolucionaria, su cara rubicunda y los trajes al corte reflejan a un empresario complacido con su estatus. Sin embargo, su orgullo actual es su colección de arte y el círculo de coleccionistas o artistas que lo frecuentan. Es evidente que lo habita una revolución de diferente significado y lo admite, que gran señor es don dinero que cambia los sueños por realidades, bromea. Todavía recita las letanías juveniles impregnadas de ideales de izquierda y piensa que el mundo debe ser un lugar mejor pero ya no quiere jugar a Robin Hood, pues se le oxido la espada y en el escenario de su mundo cambiaron el libreto y los actores.
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No lo admite abiertamente pero en este rol juega mejor, la silla de su oficina no le talla y la corbata no le produce asfixia y sus hijas se burlan de sus sarampiones revolucionarios de juventud a pesar del énfasis con que lo recuerda. Escuchándolo conversar desprevenidamente sobre acciones guerrilleras parece una persona que narra una película, pero las fotos y los recortes de prensa dan convicción a sus palabras y permiten sopesar el absurdo de su narración en sus actuales circunstancias de diletante de arte y frecuentador de cocteles de esa clase parasita que alguna vez combatió con una pasión digna de mejor causa.
La anterior historia está basada en hechos de la vida real e inspirada por el libro “El Karina” de Germán Castro Caicedo, un relato que cuenta la forma en que Francisco (protagonista) selecciona y compra un buque en la ciudad portuaria de Hamburgo para ser cargado con armas de contrabando (pertenecientes al M-19) y llevarlo hasta la Costa Colombiana, donde ocurren una serie de hechos escalofriantes, extraños, cómicos y hasta inverosímiles. Barco que fue hundido en combate el 14 de noviembre de 1981 por la Armada Nacional de Colombia, en la Costa Pacífica. Germán Castro Caycedo hace un registro aproximado de la realidad, donde hacen presencia innumerables personajes del contexto nacional y que fueron parte de la operación, guerrilleros, negociantes, armamentos, narcotraficantes y policías corruptos, entrevistas que hacen parte de la historia y hacen que sea un relato ordenado cronológicamente por los hechos. Se llego a este perfil al analizar a uno de los protagonistas de la historia “Federico”, quien luego de ocho años como guerrillero urbano había llegado a la cúpula de la Organización como combatiente y organizador por su formación de Ingeniero Civil. Lo anterior, me hizo pensar que los guerrilleros, amantes de la revolución, casi nunca tiene formación y menos dinero para sufragar sus gastos universitarios o si lo tienen dejan su carrera profesional a medias porque deciden irse al monte a luchar por la “el pueblo”. 6
Así mismo, la revolución es para aquellos que quieren un cambio radical en sus vida, es decir, políticas estatales que sean equitativas y ojalá que les favorezcan sus intereses. Por lo anterior, es extraño que un hombre que es acomodado, lo tiene todo, nunca le ha hecho falta un plato de comida y la vida lo trata bien, sea guerrillero y amante de la milicia izquierdista, una contradicción que solo la hace aquel que es un verdadero aliado de la revolución.
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EDIFICIO MORALES, DONDE EL TIEMPO HIZO JUSTICIA
Hay hombres maltrechos, matrimonios maltrechos, destinos maltrechos, inmuebles maltrechos… y todos se dan cita en el edificio Morales, en el centro de Bogotá.
El edificio Hernando Morales Molina, antiguo templo de la justicia, se inauguró en 1960, cuando el país era más rural que urbano y los raponeros eran la peor amenaza para la “gente de bien”, como se les llamaba al que usara corbata y a la que llevara cartera. Irónicamente, la injusticia protagonizó las decisiones judiciales, pues un fallo del 14 de noviembre de 2008 de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura ordenó el traslado de los cientos de despachos que funcionan en la edificación. Así mismo, ordenó elaborar un plan de contingencia para prevenir y atender emergencias en el inmueble. Esta sentencia aún no ha sido acatada, pues no hay salidas de emergencia que permitan una adecuada evacuación en caso de un siniestro y sus paredes están agrietadas por los sismos que han ocurrido durante sus 53 años de vida, lo que da como resultado deplorables condiciones de seguridad para los más de 1.200 funcionarios que laboran en este edificio. La mole gris, de 22 pisos ―que rinde homenaje a un reconocido jurista formador de generaciones de abogados, fallecido en 1997―, que recibe más de 15.000 visitantes diarios, está en la carrera 10ª con calle 14 ―hoy carrera 10ª con calle 12C―, en pleno centro de Bogotá, entre el caos de ventorrillos, vendedores ambulantes, ladronzuelos, transeúntes y hollín de buses destartalados. 8
En los alrededores del Morales hay un aire de decadencia, de ruina amalgamada con desidia, que impregna el espacio, las personas y las cosas, e invita a la prisa, al atafago, al abandono inmediato del lugar. Entrar al Morales exige paciencia y malicia indígena: hay que calcular la hora para lograr entrar —ni muy en la madrugada, porque el lugar es peligroso y no han abierto los despachos, ni muy tarde, porque ya los han cerrado— y saber cuál fila se hace —si la de funcionarios o visitantes, si la de hombres o mujeres—; pero eso no es todo: cuando uno ya está en la fila indicada, hay que caerle bien al policía que vigila la entrada. ¡Ahh, el policía!, un ser imperturbable, escrutador, desconfiado por naturaleza y con olfato de sabueso, siempre con las mismas preguntas: qué lleva, qué trae, qué piso, qué juzgado, buscando un olvido que impida la entrada. Si entrar al Morales es una cosa, subir —¡ahh, subir al Morales!— es un acto de fe en las cosas sostenidas en el aire. Pero a eso vine y no voy a desistir. Recorro a los visitantes con la mirada, intentando hallar una cara conocida o una persona digna de una buena conversación, e identifico, entre la multitud, a un abogado amigo de mis padres, que aún litiga. ¿Por qué viene al Morales? ―le pregunto a Alberto Durán Álvarez. Por puro masoquismo ―me contesta, con sorna y baja un poco la cabeza—. Bueno, y por algo de costumbre y vainas laborales ―me responde resignado. Y ¿viene todos los días? ―pregunto con intriga sincera. Casi todos, pero cuando no vengo, siento que no terminé el día ―contesta. En efecto, para los abogados y asistentes judiciales, eternos visitantes del Morales, el día a día supone recorrer el edificio en busca de un oficio, un título valor, una sentencia, un papel cualquiera que le permita desfacer un entuerto o resolver el destino de algún cliente emproblemado, en espera de un kilómetro de justicia o un centímetro de juez. Y ¿desde cuándo viene? ―pregunto temiendo su fatiga.
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Desde cuando era joven, imberbe y bisoño… como el edificio en esa época -contesta reflexivo, y comienza un relato en tono de añoranza, que nos toma más tiempo del que calculé.
El Morales refulgente Lo escuché con atención, más por respeto y cortesía que por adentrarme en nostalgias ajenas, y confirmé lo presentido: existió un día en que el Morales refulgió, y sus pisos, ahora opacos y desgastados, eran lustrosos y sonaban al contacto de los tacones de las secretarias, como pistas de baile o pasillo de catedral vacía. Su altura sobresalía en la carrera 10ª con calle 14, hoy carrera 10ª con calle 12C; sus puertas de vidrio retaban a la Bogotá encerrada en hierro o en madera; sus ascensores con mil botones eran vistos como naves espaciales por los provincianos visitantes y lo único marchito eran las hojas secas de los árboles que aún adornaban la céntrica avenida. En esa época era un gigante que se erguía sobre enanos, y se le criticaba por estar sobredimensionado; en su vestíbulo retumbaron las palabras del ministro Felio Andrade Manrique, conservador, el día de su inauguración, con abogados corbatudos, recién graduados, y viejos jueces adustos y circunspectos. En sus recintos, la justicia tuvo refugio y un añorado futuro, que aún el país espera como esperan los niños a los gnomos o a las hadas, pero los duendes no tienen toga y birrete ni litigan por un mendrugo, en pos de una justicia limosnera como la que ahora habita en el Morales.
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El abogado Durán termina su relato, angustiado por el tiempo que le tomó su monólogo y corre a hacer una de las largas filas del ascensor. Lo sigo a paso rápido y entramos, apretujados casi hasta la asfixia, al cajón metálico que con esfuerzo crujiente alcanza el piso 13, y no puedo evitar la conexión cabalística de edificios con este nivel ―pues es martes―, pero me puede el deseo de recorrer la cuasi reliquia, la vetusta casa de Atenea, antes de que se conjuguen el abandono oficial con la grieta máxima; el sobreesfuerzo de la estructura con el megaolvido del Consejo Superior de la Judicatura; la acumulación de procesos con la sobreoferta de abogados, y el laberinto de sus clientes con la modorra de los jueces y, todo en uno, sobre el Morales, lo hagan colapsar para siempre desde sus últimos pisos incendiados, arrastrando consigo jurisconsultos y tinterillos, dependientes y chupatintas, procesos, procesados y sentenciados, ejecutantes y ejecutados, ejecutivos y ordinarios y, de paso, a una agonizante justicia que no encontró ni el cauce ni el derecho, ni aun en su último suspiro.
Salacuna para Kafka En su interior, el Morales es laberíntico. Tiene oficinas anchas, largas, cortas, oscuras, luminosas, frías, encerradas o abiertas a bocajarro o alargando un pasillo, o cerrándolo; en fin, es como un salacuna para Kafka. En total son 30 oficinas que albergan 140 despachos judiciales, con más de 3.000 procesos en curso: todo un problema de espacio. Pero Durán Álvarez es ya todo un baquiano judicial, como él dice, y entre vueltas largas y recovecos, da con el juzgado de uno de sus casos. Y entonces aparecen los funcionarios, habitantes dignos de su averno: siempre malgeniados, ni por asomo amables y dispuestos a maltratar al desdichado que se les pare al frente, “tal vez porque los edificios grises fabrican hombres tristes y amores litigiosos, sobre todo en la rama PerJudicial”, me susurra al oído Durán Álvarez, con temor cierto de ser escuchado, pues, me dice, son escasos de humor, y la represalia podría ser ejemplarizante.
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A pesar de la discreción del abogado infidente y de toda la zalamería posible para con los funcionarios, no encuentran el expediente.
Después de fatigar archivos, desempolvar arrumes e intentar encender esos armatostes oxidados que los funcionarios pomposamente llaman “computadores”, el abogado Durán termina sus labores y lo acompaño a abandonar el edificio, pero es casi imposible. Pienso en esos circos pobres donde no cobran la entrada, pero amenazan con soltar al león para cobrar la salida. Como los ascensores bajan atestados de gente, decidimos tomar las escaleras y comenzamos el descenso con penuria, pues son interminables, oscuras, frías, resbalosas y de peldaño ancho, con pasamanos distantes o muy altos, y avanzamos lentamente piso a piso, paso a paso, como en un tiempo congelado entre dos incisos… Al fin, una luz, una bocanada de aire fresco y damos a la calle entre cansados e incrédulos. Allí, abriéndonos paso entre las largas filas para entrar al Morales, nos despedimos. El abogado Durán cruza la 10ª, me detengo un rato, doy media vuelta e intento mirar al Morales hacia arriba y no sé si es una sensación de vértigo o una certeza, pero siento que se inclina, se distorsiona, y entonces pienso que es un espejismo, pero su estructura ajada y el incendio que afectó sus dos últimos pisos, el 21 y el 22, quemados accidentalmente el 9 de agosto de 2010, me confirman que el paso inexorable del tiempo… ya hizo justicia.
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EL SEGUNDO ACTO DE LA SÉPTIMA
Marcel Marceau está en la séptima con quince y la segunda parte de su primer acto consiste en imitar el caminado cansino de un viejito barrigón que avanza hacia la calle 16, sus manos describen el arco de la pronunciada barriga y sus pies arrastrados alcanzan la velocidad justa para pegarse a la espalda del anciano, hasta que este se da la vuelta y lo corretea veinte pasos, la gente ríe y el mimo se devuelve tras otro caminante desprevenido, en ese caudal de gente que me hace recordar la frase silente de Bip: “La vida es un río que pasa y del cual solo queda la memoria”. Es el testimonio de la abogada Lina Pretelt, con oficina en el centro y paso obligado por la carrera séptima: el viejito al que imitó el mimo es su esposo y los dos se rieron con risa fresca de adolescentes divertidos, recordando travesuras del colegio, en tiempos de novios, a pesar de sus 80 años.
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La séptima es un gran caudal, un inmenso cauce de seres humanos que caminan con un marcado afán de tiempo justo, de diligencia en el centro, de trámite lento ante entidad pública, antes que caiga la tarde.
Los clones de Bip se multiplican y acosan a sus presas, que los dejan hacer, como el perro pastor al cansado rebaño; intentan capturar el momento justo, el gesto adusto, el paso vacilante de la viejita o el contoneo de la universitaria que imitan en su cadencioso ritmo. Hacer reír sin pronunciar palabra, comunicar sin hablar, transmitir ideas sin ser parlante, esa es la gracia o el dilema y nadie lo sabe mejor que el mimo quien actúa bajo la sombra tutelar de Bip. El ojo escrutador del mimo captura las secuencias y los tics, los gestos o las manías repetitivas del transeúnte al azar, los interioriza, los recrea, los proyecta y la gente ríe, se divierte, se devuelve, cambia de acera, huye, se involucra, participa, lo amenazan, le sacan la lengua, lo corretean, lo imitan. 14
Bip vive en estos artistas callejeros y sus representaciones recuerdan los montajes de un artista que capturó el corazón de Francia. No hay mimo que no recuerde a Bip, pero recordarlo y alcanzar su cima son dos cosas diferentes, algunos simplemente persiguen el día a día y sus monedas, algo que justifique la cara blanca y el arsenal de muecas y, pienso que, de pronto, así somos todos algunas veces: una máscara, una actitud conveniente, una imitación fallida, tras una ventaja o un favor.
Uno, dos, tres, tres pasos a la vez, un pasito atrás, y ¡zas! le toma el paso al señor del maletín y los dos, al compás, se van de viaje. La séptima se alarga, se extiende, serpentea por la ciudad y este es el escenario de los mimos, su teatro natural, sin necesidad de que caiga el telón o se maquillen los actores, pues sus actos se recrean en la vida real, con situaciones al instante, detalles de la cotidianidad que escapan al ojo del caminante desprevenido.
El bullicio de la séptima acompaña su silencio y sus manos son sus labios, cada gesto sus palabras y su cuerpo es el instrumento que le permite comunicar emociones, los mensajes o el hilo conductor de la historia que se arma, se inventa, en el instante en que el mimo entra en acción Los mapas mentales acompañan a los transeúntes en su deambular y marcan el espacio geográfico de cada mimo: desde la séptima con 15
Jiménez hasta la séptima con calle 16, es el lugar de trabajo del mimo de la lágrima: todas sus historias terminan en un llanto de risa o de tristeza, por la chica que no le aceptó el clavel rojo, o la niña de zapatos rotos que se lo entregó con dulzura. Desde la séptima con calle 18 y hasta la calle 20 es el territorio del mimo con chaleco de botones brillantes, es saltimbanqui, bailarín o marioneta, no hay pirueta que no practique para divertir a su audiencia momentánea. Entre la séptima con Jiménez y la octava con Jiménez el espectáculo está a cargo de una mima y su especialidad son los niños, en verdad la risa de los niños, pero a diferencia de los payasos, es risa construida con historias cortas de perros que no ladran y agua que no moja. Como lo cuenta Luis Carlos Arévalo, un hombre regordete que como desaforado un pastel gloria mientras explica con la boca llena, como sus hijos Carlitos y Felipito, se ríen de la mima cada vez que los trae al séptimazo. O Doña Lilia Piraquive Hernández, quien viene al centro a comprar hierbas y cuanto baratillo venden los vendedores ambulantes y a quien dice le da piedra que el mimo la imite. Así, entre calle y calle y entre risa y risa vive Marcel Marceau quien hace tanto tiempo divierte a los ángeles en un reino que ya no es de este mundo
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ESTUDIAR EN “EL PARAÍSO” Texto y fotos: Zaida Piñeros y Andrés Bossa
En el barrio El Paraíso, en los cerros orientales, sobresale una construcción irregular —aún en obra— de colores azul y blanco, más bonita que las demás casas y con muchas flores. Es la escuela pública que responde al nombre oficial de Colegio San Martín de Porres. “Ojo, que si sube no baja”; “cuidado con ir bien vestidos”; “díganle al coordinador que los recoja en la séptima y suben acompañados, no sean tercos”, son las advertencias de los bogotanos de planicie a los que viajan a las barriadas de los cerros. La realidad es otra: “En el colegio los niños son bien recibidos; se están desarrollando los proyectos sugeridos por la política distrital como la atención a la primera infancia para ampliar la cobertura”, dice Edwin Gómez, coordinador académico.
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Mateo Agray, quien cursa quinto grado dice orgulloso: “Utilizamos las tapas de cerveza y las botellas de plástico para sumar, restar, multiplicar, dividir o para saber lo que se pone en una parte y la otra. Aprendemos y cuidamos el planeta”. Uno de sus amigos, montado en una bicicleta interviene: “¡No!, a mí me gusta es la huerta escolar, allá sembramos hierbas y maticas, aprendemos a cuidarlas y quererlas”. En Bogotá, la cobertura en educación básica es del 100%. Por eso las inequidades no se reflejan de un estrato a otro a la hora de educarse. Sí en la manera en la que viven los niños y en cómo llegan a recibir las clases, después de que sus padres los dejaron solos para ir a trabajar; la madre es cabeza de familia o simplemente la noche anterior no hubo con qué comer. Algunos de esos niños relatan cómo muchos de sus amigos no van al colegio porque deben trabajar. En el barrio Normandía, al occidente de la ciudad, está el Gimnasio Pedagógico Diamantinos donde llegan estudiantes de estratos 4 y 5: calles pavimentadas, jardines perfectos, fachadas relucientes, baldosas italianas y puertas repujadas en madera evidencian el contraste. Gabriela Rojas, rectora, afirma que la diferencia entre una educación privada y pública reside en la metodología. “Generalmente se aplica la escuela tradicional mientras que acá se aplica la constructivista, que ve al niño como un ser integral en sus dimensiones. El aprendizaje se hace de una forma más lúdica, por medio del movimiento y la interacción del medio que desarrolla la parte artística del niño, a diferencia de la tradicional que trabaja la memoria”.
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PRESENTACIÓN ¿QUÉ ES UN REPORTAJE? PRESENTACIÓN ¿QUÉ ES UN REPORTAJE? http://prezi.com/8f4eplz3iv8/present/?auth_key=xz3zf7r&follow=shoboqygai lb Valentina Mugno Gabriel Parra Felipe Duque Andres Bossa Zaida Piñeros
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CHUCHO MERCHÁN Y EL RITMO DE LIBERACIÓN ANIMAL
Fuente: www.google.com
Con un talento vocacional y una profesión exitosa, el músico y productor Chucho Merchán, hace 4 años regresó a Colombia para dirigir su Fundación Foneva dedicada a obras sociales y ecológicas, además de presentar “Revolución de Conciencia”, su nuevo álbum independiente, una producción dedicada a su confesa pasión ambientalista, animalista y vegana. Un hombre influido por el rock, pop y jazz, con una formación musical del Conservatorio Nacional y la Universidad de Cambrigde, ex guitarrista del disuelto grupo de Rock Malaga, ex miembro del grupo de Jazz Macondo y colaborador de destacados protagonistas del pop Británico como : The Who, Eurythmics, Annie Lennox, The Pretenders, David Gilmour y George Harrison, un hecho que posiciona a Merchán como uno de los músicos Colombianos más reconocidos en el exterior.
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Chucho, ¿De qué forma debemos oír su trabajo discográfico “Revolución de conciencia”? Quería dedicar un álbum entero con canciones que hablaran del tema de los derechos de los animales y hacer canciones que valieran la pena por su contenido musical. En los últimos años me he dado cuenta del inmenso sufrimiento al que son sometidos los animales, todos los días mueren millones en los mataderos, fábricas de pieles, laboratorios de experimentos y seguimos con los brazos cruzados como si nada estuviera pasando; para mí ahora el proyecto más importante es difundir la forma de vida vegana ya que de esta manera dejaremos de maltratar a los animales y trataremos de salvar el planeta, es así de sencillo. ¿Por qué a pesar de ser reconocido a nivel internacional, las personas y las disqueras Colombianas no lo apoyan en su promoción musical de respeto por los animales? La gente y las compañías de discos no quieren saber de este tema pues la industria de la carne, de las pieles y demás maltrato animal, están bajo la responsabilidad de personas muy poderosas. A las compañías de música y a las emisoras de radio y noticieros no les interesa salvar el planeta y acabar con la crueldad, ellos solo quieren vender discos y tener buen rating, por eso tristemente me siento por fuera de la industria musical, voy caminando solo con mi música pero llevo la satisfacción de nunca haberme vendido, así tenga que regalar mis Cds. ¿Qué es Gandhi en el álbum musical Revolución de Conciencia? El personaje de Ghandi es el modelo perfecto a seguir para cualquier ser humano, una persona que llevó un mensaje de paz para un planeta sin sufrimiento. He visitado la India dos veces y estuve en los museos de Ghandi; fue una persona ejemplar, humana, humilde y entendió perfectamente que a los animales hay que respetarlos y no considerarlos propiedad. De él salió la frase “la grandeza de un pueblo y su estructura moral serán juzgados por la forma en que son tratados sus animales.” En cuento a “Vivir sin crueldad” es una reflexión sobre lo triste que es la vida con tanto sufrimiento y lo hermoso y grandes que nos haría el poder acabar con la crueldad hacia los animales.
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¿Usted cree que se avanza en la protección animal con la decisión del alcalde Gustavo Petro al prohibir las corridas de toros en la ciudad capitalina? Es un paso enorme para el movimiento animalista que el alcalde de Bogotá haya cerrado la opción de las corridas de toros en la plaza de Santamaría. Llevamos mucho tiempo en la lucha y creo que los taurinos tienen los días contados, son solo el 15 % de la población; Es un horrible legado que nos dejaron los españoles y tenemos que acabar con esto, hay que luchar por una Colombia más humana. Chucho, debido a la tradición en el público de las corridas de toros ¿Usted cree que es un golpe a las élites o más bien una forma de darle valor a los animales? Más que un golpe a las élites, es un llamado al reconocimiento de los otros seres que habitan con nosotros el planeta. Por esto, se está trabajando fuertemente en la problemática de los circos con animales y estamos muy cerca de conseguir su prohibición mediante la ley. Debemos acabar con el sufrimiento en la venta de animales, la experimentación en laboratorios, universidades. En fin, el camino es bastante largo y triste. A propósito del “Programa de sustitución de vehículos de tracción animal en Bogotá D. C. y otras disposiciones” creado a raíz del problema que generan en la movilidad ciudadana y de cierta manera el maltrato y descuido a los caballos por sus dueños los llamados “zorreros”, ¿Usted como activista de los derechos animales, de qué forma contribuye con esta medida? Yo he estado trabajando fuertemente en este tema y acabo de adoptar una yegua que fue parte del proceso de la sustitución de vehículos de tracción animal, esto me parece un sueño hecho realidad. Hay que destacar que el alcalde de Bogotá en ese sentido ha cumplido con su palabra, no es una persona corrupta como alcaldes anteriores. Chucho, usted que estudió, trabajo y vivió un buen tiempo en Inglaterra, ¿Qué hacen los habitantes y artistas de ese país para promover la protección animal?
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En Inglaterra la gente está muy avanzada en la cuestión de los derechos de los animales y es un tema que interesa mucho, además existen muchos activistas luchando por la causa. Morrissey es uno de los únicos artistas que realmente ha puesto la cara por los animales y no le importa si deja de vender discos o de vender conciertos. Para él la cuestión animalista es un tema importante. Ojala tuviéramos más Morrisseys en este mundo, así avanzaría la defensa animal mucho más rápido pues el poder de la música es muy grande, pero a todos les da miedo hablar del tema y eso es algo que me entristece mucho; todo el mundo habla de educación, de los derechos de los niños, de acabar con la pobreza y estos son temas muy respetables en los cuales yo también trabajo pero nadie quiere hablar de los derechos de los animales. Y hablando del país británico ¿Qué siente cuando se ve con sus grandes amigos y ex compañeros de The Who? Me da mucha nostalgia cuando voy a Inglaterra y me veo con ellos. Ellos fueron parte fundamental de mi vida y musicalmente cada uno de ellos era especial y a un nivel musical y personal extraordinario. Para mi tocar con Pete Townshend y convertirme en director musical de The Who fue el tope de mi carrera pues soy súper fan de ellos y de la música de Pete Townshend; tocar en vivo con él era extraordinario .Tú sabes el poder que tiene Pete en vivo. Y a propósito del líder de la banda The Who ¿Usted ya leyó el libro autobiográfico “Who I am”? Ya lo compre y leí un par de capítulos del libro de Pete Townshed. Pete es un extraordinario escritor y el libro está lleno de humor y espectaculares anécdotas; yo conozco a Pete muy bien, buscaré tiempo libre para terminarlo de leer ya que es un libro muy anticipado y pete lo estaba escribiendo desde que trabajábamos juntos. Chucho ¿Por qué decide seguir siendo músico?, ¿Hay algún propósito en ello? Es algo que no puedo dejar de hacer, algo que va dentro de mí y que es más fuerte que mi voluntad. Ser el mejor músico posible, escribir cada vez mejores canciones, dejar un legado musical que valga la pena, seguir 23
aprendiendo y por supuesto tratar de hacer llegar el mensaje de mis canciones. Hoy por hoy, la industria musical se ha convertido en un elemento banal, pues ya no graban personas con mensajes que realmente contribuyan al desarrollo de una nación. ¿Usted qué opina de esto? La industria del disco ha cambiado mucho, ahora la cuestión se volvió más de tocar en vivo pues las ventas de música han bajado muchísimo. Por eso ahora todo el mundo viene a tocar a Suramérica, es un nuevo mercado de conciertos. El mundo está pasando por una etapa muy difícil y vamos muy mal. Ya es hora de parar de escribir cancioncitas de amor y de despecho para empezar a cantarle a una nueva conciencia global, eso no quiere decir que no podamos bailar o gozar con esa música es solo que necesitamos un poco más de contenido. ¡Que viva John lennon! ¿Cómo recuerda el concierto del 4 de diciembre de 1992 en Cali donde estuvo por primera vez en Colombia David Gilmour acompañado de Roger Daltrey, vocalista de la banda británica The Who, y Phil Manzanera, el guitarrista de Roxy Music? Es uno de los momentos más tristes de mi vida, que me marcó y me dejó muy mal. Haberle prometido tantas cosas a Gilmour sobre Colombia como que le mostraría la cara amable y extraordinaria de este país que el mundo no conoce. Le quedé muy mal a Gilmour y Colombia me quedó mal. Prefiero olvidar la experiencia, podría escribir un libro sobre ese episodio. ¿Cómo surge la idea de hacer una nueva propuesta escénica para un DVD en solitario del guitarrista británico de Pink Floyd, grabado en el Royal Festival Hall de Londres como parte del festival de Meltdown organizado por Robert Wyatt? Ese show fue idea mía, yo le propuse a Dave que ya dejara de un lado a los marranos volando y toda la parafernalia de luces y despliegue técnico al cual venía acostumbrado con Pink Floyd y se concentrara más en su increíble forma de tocar la guitarra y su exquisita voz. Primero se burló de mi idea, pero después me dijo: “ok, vamos a hacerlo” y fue un éxito total como tú lo has visto en ese espectacular DVD.
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¿Por qué cree usted que en Latinoamérica no tenemos un fuerte movimiento del Rock? Creo que la gente no se lo ha tomado en serio y no tenemos escuelas de músicos, estudios y tradición. Creo que el Rock argentino con la excepción de Soda Stéreo es bastante derivativo. Y a propósito de cantantes latinos, ¿qué opina de la labor humanitaria que hacen Shakira y Juanes en todo el mundo con su promoción musical? Me encanta la labor humanitaria que Shakira y Juanes realizan y me parecen unos dignos embajadores; me hace feliz que les haya ido bien. Musicalmente tengo otra opinión, me parece que ambos escriben buenas canciones pero no me gusta su música. Las letras de Juanes me dan pena ajena. ¿Qué desea seguir haciendo? Mas álbumes, más activismo, viajar por el mundo, tratar de ser feliz, cuidar mis animales y dejar un legado devegano bacano.
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LAS FARC-EP HACEN ACUERDOS SOBRE LOS CULTIVOS ILICITOS SEMBRADOS EN LOS CAMPOS COLOMBIANOS
Fuente: www.google.com
La solución del problema de los cultivos de uso ilícito no es independiente de los procesos que se adelanten relacionados con la estructura agraria nacional, por ello, esta relación es indispensable, pues la existencia de esos cultivos se explica por el tipo de estructura agraria que Colombia ha construido durante los últimos cuarenta años al sembrar ciento treinta y un mil treinta y cinco hectáreas de cultivo de Coca en Chocó, Norte de Santander y Caquetá. Los diálogos de paz, a pesar de sus múltiples contratiempos y de las dificultades que resultan de negociar en medio del fuego cruzado en la regiones apartadas del país y dominadas por las FARC, comienzan a generar una luz en el camino, si se tiene en cuenta que existe la voluntad de las partes de construir una política de tierras para avanzar en la superación de los problemas de la población agraria y de la agricultura en el país.
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El primer punto de la agenda denominado “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral” contempla temas de acceso y uso de la tierra, programas de desarrollo rural con enfoque territorial; infraestructura y adecuación de tierras; desarrollo social (salud, educación, vivienda y saneamiento básico), protección y seguridad social; estímulo a la producción agropecuaria y a la economía campesina, familiar y comunitaria, y el sistema de seguridad alimentaria y nutricional, un punto de los más complejos de los diálogos de la Habana, donde se fortalece la política integral de restitución de tierras y representa sin lugar a dudas, al menos, un cambio mínimo en las condiciones sociales de este país. Lo anterior, es un arreglo viable al deber ser en el ámbito rural de nuestro país, el problema radica en que los cultivos de uso ilícito tienen relación con la estructura agraria, los cultivos de la coca, y otros productos de uso ilícito, tienen relaciones diversas con cada uno de esos temas, que pueden alcanzar diferenciaciones regionales, un negocio que ha causado enormes daños a esta sociedad resultado de las estrechas relaciones y financiación de los grupos armados al margen de la ley. Procesos que llevaron al desplazamiento, la mayoría de las veces forzado por las violencias que se desataron al interior de la frontera agropecuaria, buena parte de ellos por la rigidez de la estructura agraria y la consideración de su inamovilidad por las políticas estatales y las elites rurales, por ello, los campesinos expulsados por esa estructura y sus violencias, debieron ubicarse especialmente en las periferias de la frontera agropecuaria, en un cultivo como la coca que les permitía sobrevivir, pero que les imponía grandes restricciones a su condición de ciudadanos. Sin embargo, debido a la flagelación en la comunidad rural, el Gobierno Nacional y los líderes campesinos del Catatumbo promovieron una mesa de diálogos donde se trabajará en la concertación sobre los planes de sustitución gradual de cultivos ilícitos en esta región. Juan Carlos Quintero, vocero del campesinado, señaló que tras la llegada de los grupos erradicadores a este sector, más de 800 labriegos se han levantado para evitar las labores de los miembros de antinarcóticos en cuatro veredas del corregimiento de La Gabarra.
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“Creemos que la erradicación en el marco de la mesa de negociación no le hace nada bien, ya que pueden surgir nuevos levantamientos que pueden desestabilizar el proceso”, dijo Quintero. La propuesta de los campesinos, contempla una gran inversión por parte del estado para suplantar la estructura de cultivos ilícitos, con programas que garanticen el sustento y la calidad de vida de las familias en el Catatumbo. En efecto, el problema no es de falta de propuestas, sino de decisiones para enfrentar de manera adecuada un tema tan complejo. Desafortunadamente Colombia no ha contado con autonomía para asumir políticas propias de manejo del problema de las drogas y el narcotráfico, y ha estado atada a las decisiones que toman otros países, especialmente los consumidores; y en verdad ello no ha ayudado mucho a la solución del problema. Colombia tiene un conocimiento acumulado sobre los cultivos ilícitos y el narcotráfico, que no siempre ha sido articulado con las visiones y concepciones estatales, para facilitar la identificación de propuestas alternativas a la fumigación y judicialización de los cultivos de uso ilícito, en el cual están involucrados miles de familias. El asunto es demasiado complejo, y requiere asumir una gran responsabilidad en el tipo de propuestas que se planteen; pues estamos hablando de un problema estructural interrelacionado con las estructuras económicas, sociales y políticas del país. Pues la oficina contra las Drogas y el Delito de las Naciones Unidas en Colombia reveló que en 2012 se presentó una reducción a nivel nacional, en la presencia de cultivos ilícitos de Coca, a pesar de que sigue siendo el principal productor mundial de cocaína junto a Perú, ha venido reduciendo desde hace más de diez años sus áreas de cultivo de hoja de coca, al pasar de 140.000 hectáreas en 2001 a 100.000 en 2007, 62.000 en 2010 y 48.000 en 2012.
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Bo Mathiasen representante de la UNODC, indicó que pese a los buenos resultados obtenidos es indispensable continuar acciones que permitan mitigar la siembra de cultivos ilegales en el país. Sin embargo el funcionario mostró su preocupación por el incremento en hectáreas sembradas con Coca, en algunas regiones cercanas a la frontera con Ecuador y Venezuela, “Lo más importante es que en el año 2012, se ha presentado una disminución histórica no sólo en las hectáreas sembradas sino también en la producción que bajó en un 10%. Es un proceso continuo que seguiremos haciendo” dijo. De esta forma, es necesario resaltar dos aspectos jurídicos fundamentales que dan pie a que se siga propagando dicho problema, pues un predio con cultivos ilícitos según el nuevo estatuto de registro de instrumentos públicos, Ley 1579 de 2012, podría registrarse pues las condiciones que se exigen no señalan esa circunstancia como un elemento de identificación del predio. Es claro que quien solicita el registro del predio no va a indicar que está dentro de una actividad ilícita, pues ello haría que se le niegue la inscripción, no porque la norma lo prohíba sino porque el funcionario al enterarse de esa situación deberá denunciarla a la Fiscalía para que se inicie el proceso judicial de extinción de dominio. Al observar estas normas jurídicas, se hace claro que una justicia transicional puede perfectamente ayudar a la incorporación de los cultivadores de coca y otros productos ilícitos (marihuana amapola) al desarrollo agrario integral, y expedir normas transitorias que faciliten tanto el registro de predios, la formalización de las propiedades rurales, el acceso a tierra, a bienes públicos y demás apoyos requeridos para superar las condiciones en que se encuentran los cultivadores frente a la ley. El acceso a la tierra tiene dos connotaciones: si es a campesinos que no están cultivando coca u otros productos de uso ilícito (al interior de la frontera o en las zonas de colonización), ello contribuye a que no se desplacen a buscar opciones en los cultivos ilícitos, es decir, constituye una garantía para frenar esos cultivos si el acceso a tierra se concibe de una manera integral como lo prevé el Acuerdo. Si se trata de cultivadores de bienes de uso ilícito, estaría la condición de que usen la tierra en otras 29
actividades y acepten programas de reconversión productiva y de formalización y legalidad. En este último caso, ese proceso llevaría a repensar aspectos de ordenamiento territorial, dado que no todas las tierras en coca hoy son aptas para otros cultivos, según eltiempo.com. Los recientes informes de la Policía Antinarcóticos dejan al descubierto que durante este año se ha erradicado por aspersión aérea y por vía manual 112 mil 661 hectáreas de coca, 102 de marihuana y 356 de amapola. La última misión de erradicación de cultivos ilícitos para este año se llevará a cabo en los departamentos de Cauca, Nariño, Caquetá, Guaviare, Putumayo, Santander, Antioquia y meta. En esta fase se espera erradicar 20 mil hectáreas de plantaciones de coca, marihuana y amapola. Los primeros campesinos dispuestos a una reconversión del uso del suelo, el segundo a garantizar el apoyo a los programas o proyectos de desarrollo que abran otros espacios de trabajo a los pobladores rurales, con asistencia, apoyo y acompañamiento hasta que se generen las condiciones de estabilidad. Ello requiere de una buena dosis de confianza y credibilidad en el otro. La participación ciudadana local en la planificación y el ordenamiento territorial, no impide que los cultivadores de coca o sus organizaciones hagan parte de los procesos de toma de decisiones. Pero por supuesto, ello es más efectivo y viable, y gana más rápido legitimidad social, si ellos deciden de manera voluntaria o inducida por las políticas, abandonar esas actividades. También esa decisión tiene una implicación compleja para el Estado, como la de reubicación de pobladores en zonas donde se permita la actividad productiva lícita, sacándolos de esos territorios para reubicarlos en otras áreas. Esta es al tiempo una política de población y de ordenamiento territorial, que tiene grandes implicaciones institucionales y para los pobladores rurales. La delimitación de la frontera es una decisión que conlleva el control de los territorios por el Estado y regulaciones serias sobre el uso de los recursos naturales disponibles y el uso del subsuelo. Nuevamente si no se combaten las mafias del narcotráfico allí aparecerán cultivadores en conflicto con el Estado.
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Lo acordado hasta ahora en la Habana tiene un aspecto central en esta discusión y que está relacionado con el papel del campesinado en el desarrollo. Los retos del desarrollo rural en las zonas cocaleras son complejos y nada fáciles de abordar. Es una economía de las drogas involucrada en una disputa territorial por la cadena productiva del narcotráfico, en la cual quienes toman las decisiones no son los campesinos. Por ello, es preciso no caer en el simplismo de las soluciones de sustitución de la coca por la producción de alimentos o de otros productos de ciclo corto e incluso largo, y quedarse allí sin considerar el contexto del conflicto y de los mercados y la acción del Estado. El caso de las drogas y los cultivos de uso ilícito es uno de aquellos donde la relación entre lo urbano y lo rural en el desarrollo rural es absolutamente clara. Poco podrán hacer las políticas de desarrollo agrario integral si los consumidores urbanos de drogas persisten en esa actividad demandando volúmenes crecientes de coca. Por el ello el desarrollo integral debe incorporar tanto a toda la población involucrada en los cultivos, o mejor en la economía de las drogas (cultivadores, raspachines, vendedores de insumos, comercializadores, procesadores, transportadores, etc), como a los consumidores, las soluciones no son fáciles. Si el consumo se mantiene con los ritmos actuales no hay desarrollo rural que resista. Finalmente, sin instituciones y gobernanza no hay política ni programa de sustitución de cultivos o de reconversión productiva que resista, en un mercado globalizado y dominado, en el caso de las drogas, por redes mafiosas.
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RELAJADO
Estudiante de comunicación social, con énfasis en periodismo y organizacional, delgado con ojos negros, cejas semipobladas, barba en su rostro, tez morena, cabello liso y negro, estatura mediana y un piercing en su oído izquierdo lo convierten en un hombre atractivo para las niñas de su edad. Su vestir al estilo vintage, contasta con sus botas negras Dr. Martens, pantalón del mismo color, chaqueta de jean con una capucha gris en algodón, prendas que se adecuan a lo que su vida diaria le exige, el ser un universitario capaz de recorrer el camino y llegar a la meta con el privilegio de su olfato periodístico. La experiencia en Topaga, al describir cada una de las situaciones que suceden en esas minas, le dio la oportunidad de conocer mundos que nunca pensó que existieran, justo en ese momento, se queda pensativo y empieza a brotar su sensibilidad cuando me cuenta sobre aquellos niñitos que veía trabajando sin camisa y casi desnudos en un frío cruel, inhumano y sin piedad, dice. Luego, gira su rostro en forma ovalada, mira hacia la ventana y observo que su expresión revela tranquilidad y compromiso con lo que hace, me ve y sonrie, un hecho que refleja la calma y serenidad con la que toma y hace sus cosas, pues su risa es contagiosa y evoca esa forma relajada de ser. Dice algo, pero no lo escucho, por lo que decide volver a decirlo y me habla con voz pausada, pero firme, seguro de lo que afirma al preguntar por una respuesta acertada y sincera. Se, que él es una persona talentosa, tanto así que es un ser indescifrable, sus ojos lo dicen y sus sentidos lo reflejan, quiere decirlo pero no sabe como hacerlo, por eso en su silla y frente a una pantalla trata de plasmar esas palabras que le salen desde su consciente. 32
Escribe despacio con sus dedos largos y redondos, piensa cada una de las palabras al darle pausa a cada tecleo. Est谩 sentado, con sus piernas separadas y su espalda recta, mira hacia arriba buscando la inspiraci贸n y se estatiza en la pantalla buscando uno que otro sin贸nimo para no incurrir en los llamados pleonasmos y obtener que el texto logre la acogida esperada
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ACTIVIDAD DANS LA MAISON
F
uente: daniel-cinepuro.blogspot.com
El protagonista Claude García, adolescente de 16 años, con talento para las matemáticas y la literatura, amante de mujeres mayores a él, en este caso, la madre de Rapha hijo, Esther y la esposa de su profesor Germain, sin escrúpulos, carente de núcleo familiar debido a que su mamá lo abandono a los 9 años y su padre estaba inválido, punto en el que escribe un relato sobre la casa de Rapha y mezcla la realidad con la ficción un hecho que se vuelve peligroso a su edad, ya que en ese momento no es fácil diferenciar entre lo uno y lo otro. El coprotagonista es Germain, profesor de literatura, en este caso, Francesa, da sus clases a alumnos del grado segundo C, un hombre de clase media, cansado de la poca sustancia en los trabajos de literatura, apasionado por las letras, escritor frustrado, autor de una novela de amor que fracaso en ventas, esposo de una mujer artista, empleada de una galería de arte llamada el laberinto del minotauro y asesor permanente de su sobresaliente alumno Claude García que lo manipula para que le consiga el exámen de matemáticas y de esta manera seguir recibiendo las partes faltantes de la historia debido a que Germain se obsesionó con el escrito de Claude y buscando finales certeros lo deja en un centro de reposo.
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El tiempo sicológico hace pensar que la película se desarrolla en varios meses, pero el tiempo real y cronológico transcurre en menor tiempo del que se piensa, aproximadamente 3 meses. Uno de los personajes es Rapha, un adolescente, solitario, tímido, sin habilidad para las matemáticas, tranquilo, le gusta jugar basquetbol, homosexual, crespo, ojos oscuros, con cara ovalada, moreno, con un bajo umbral de frustración, busca en Claude un verdadero amigo, clase media y es el objeto del protagonista, lo utiliza para lograr su misión de llegar a Esther y describir cada una de las cosas que suceden en su casa. Es un relato de tipo intertextual donde se cuenta una historia dentro de otra, en la película el relato se basa en lo que Claude García le da a su profesor para leer y la relación entre ellos 2, especialmente la del protagonista con los habitantes de la casa. Así mismo lo que escribe Claude es una historia dentro de la principal que trata sobre la vida en familia de su amigo Rapha. La casa, sitio protagonista del relato donde se desarrolla la historia, grande, 2 pisos, decorada con pinturas de arte que son fiel copia a los originales y retratan la frustrada profesión de Esther dueña y señora de la casa, 3 habitaciones, bella en su interior y con calor humano familiar, cualidad carente en la vida de Claude a quien siempre le intrigo la forma en que funcionaba la casa de su amigo Rapha, por lo cual la toma para escribir en un principio para un ejercicio de clase y después contar la vida de una familia clase media. Respecto a su estilo de contar es interesante toda vez que se impregna un valor de ficción a la realidad por medio de diálogos concretos, sinceros (algunas ocasiones), y seguros en si mismos, un drama psicológico que combina el vouyerismo con el humor negro para dar a entender lo que se hace en el arte de la escritura, si se tiene un don formarlo y saberlo utilizar en pro de sus lectores. Una narrativa que destaca el juego entre lo que es y se desea frente a los sucesos reales e imaginarios.
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SAÚL, CON LOS PIES EN LA TIERRA (Historia de ficción) Ahí estaba, sentado, inquieto y silencioso, a la espera de una pregunta o quizás muchas en las cuales haría el resumen de su vida, o más bien una biografía a la que después le agregaría la fecha, hora y día de su nacimiento. Este hombre moreno, de grandes ojos negros, cabello largo, vestido con una manta blanca y un Tutusoma, ese gorro en forma triangular con un hueco, común en su etnia, estaba apacible como los de su estirpe con los ojos un tanto distantes, como invocando un paisaje de la Sierra Nevada, tan cercana a sus afectos. En su vida de extranjero en su propio país, me comentó que así se sienten los Arhuacos lejos de su tierra, Saúl ha viajado muchas veces a la capital, como le dicen a Bogotá en la provincia, no solo en contra de su voluntad, sino, además, con una larga pesadumbre llena de añoranzas de olores, sabores, paisajes, brisas de la tarde que solo se sienten en su tierra, que para ellos es la madre, origen de todas las cosas. En su vida de trashumante ha conseguido muchas cosas para su pueblo, que no concede valor alguno a las cosas materiales, pero lo que más lo enorgullece no es conseguir nada sino dejar en los demás el valor preciado de la cultura Aruhaca, que permanece intacta y presente entre nosotros y en nuestros días contra todo pronóstico a pesar de las invasiones o las violencias del hermano menor, como le dicen al hombre blanco. Pero, y pese a todos los viajes y la larga paciencia, hay cosas que aún no entiende. Una de ellas, por ejemplo, tal vez la más sencilla, es ¿Cómo pueden los hombre blancos usar zapatos?, perder el contacto con la tierra, su calidez, su aridez cuando está reseca o el suave roce del pasto cundo es fecunda. O cómo pueden apretar tanto esos lazos que llevan al cuello, así se refiere despectivamente a las corbatas, si eso hace difícil respirar?, me dice que en sus años de estudio, nunca pudo ni quiso utilizar estos convencionalismos de la moda, pero respeta profundamente que los demás lo hagan porque siente vínculo fraternal con todas las personas pues todas son hijas de la tierra. 36
Son muchas preguntas, muchas cosas, me dice, que no puede descifrar pero que comprende. Y, sin embargo, hay algunas cosas que superan su honda y profunda comprensión. Como cuando ve la violencia entre el hombre blanco o la convivencia de algunas personas con la basura, el alcohol, la droga, el desenfreno del sexo o la mendicidad. La incomprensión parte de no haber convivido con esos lunares del ser humano, pues en su comunidad esto no ocurre, no hay lugar a la degradación de las personas, sobre todo de los niños. Saúl recuerda su niñez y ríe, con una risa fresca, despejada. Para él su niñez fue una larga estadía en un lugar muy cercano a la felicidad, sin juguetes plásticos como los que tienen los niños blancos y mucho menos electrónicos o tecnológicos. La rama, el pedazo de tronco, la piedra de colores, la totuma rota eran sus juguetes y el espacio para jugar era todo el cabildo, un mundo ancho y propio, a su antojo, sin restricciones, sin presentimientos, sin los miedos cotidianos ni la paranoia que tanto asusta al hombre blanco cuando deja a sus hijos solos. Dice que así quiere criar a sus hijos y a los hijos de sus hijos, libres, abiertos al mundo, con la mirada fresca y la mente despejada de falsos temores. Saúl no lo sabe, pero lo intuye. Es un hombre inmensamente rico. No posee nada que le estorbe para vivir, según sus palabras, y tiene todo lo que se requiere para la felicidad, pero no la busca, pues no se le ha perdido, sabe que lo acompaña siempre y que estará con los suyos, en los ojos de los niños, apegados a su cultura, aún cuando el ya no sea de este mundo.
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DIFERENCIA ENTRE BIOGRAFÍA Y PERFIL
Considero que la diferencia fundamental radica en la forma en que se da a conocer el personaje, su vida, datos, gustos, familia, amistades, en el perfil la narración es descriptiva, se busca que el personaje se vea humano, mostrar que también tiene defectos y virtudes como cualquier persona, ojalá desde un día en su vida, anécdota, familia o casa; elementos valiosos para darle inicio al perfil. Mientras la biografía son datos, fechas, premios, familia, recorrido, tiene lo mismo que el perfil en contenido pero la forma de plasmar la vida del personaje es mucho más informativo, es decir, se escribe para quien lea sepa quien es, pero no tiene un o propósito como si sucede en el perfil.
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TU BASURA, MI PROTEÍNA
Hay algo en el pepino, en la mazorca, en la arveja verde que une a un rebuscador, con un vendedor de líchigo, a una arrugadita y muy vieja ama de casa, con un paisa emprendedor, y a estos con el gran escritor Saramago… todos son, como en el primer escrito del Nobel, levantados del suelo. Cuántas cosas juntas a un golpe de mirada. He visto a una mujer muy delgada, con un niño entre brazos, recoger, de entre un manojo de cascaras de mazorca, un mango maduro y llevarlo a su boca y he visto, como no, su lágrima rodar y conjugarse con la pulpa de la fruta entre sus manos. Es una mañana lluviosa, muy temprano y las escenas se dan, todas a una, en la Central Mayorista de Abastos, Corabastos, donde ingresan 12.500 vehículos y 200.000 personas a diario, 12.000 comerciantes y 4000 informales, trabajan 3.500 personas como coteros o zorreros y no pagan impuesto a la administración, se mueven a diario tres millones de dólares en ventas legales, tiene 6.500 locales comerciales y maneja un alto volumen de distribución de alimentos, equivalente a las 11.100 toneladas diarias, que solo en material sobrante, que no en residuos sólidos, produce más de cien toneladas de alimentos que son arrojados al suelo.
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Sin embargo, lo que para unos es algo con muy poco o ningún valor, para otros es la primera y última esperanza de un bocado, una ganancia, o la propia fortuna.
Todo comienza con la oscuridad y el frío.
Es la una de la mañana, y se abren las puertas de la Central Mayorista. Por la puerta Uno entran los camiones, en una interminable fila india, van pasando carros grandes, más grandes y aún inmensos, al lado de carromatos y carretillas, entre camionetas de potentados de abarrotes y vendedores al menudeo, que van poblando la Central como un ejército de hormigas sobre un pastel. Por la puerta cuatro entran funcionarios y marchantas, compradores y revendedores con ruana y ojo adormilado, pero el instinto del negocio bien despierto. Y así, por cada puerta cada cosa… Y por la puerta seis la oscuridad.
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En efecto, por esa puerta puede entrar cualquier cosa, desde armas, hasta contrabando, en forma oculta, de secreto a voces. A nadie le importa nada y a todo el mundo le importa todo. Cada cosa tiene un precio y pocas cosas tienen tanto valor como la que se olvida y a desdén se escurre al suelo alcanzando el significado de pequeña fortuna para la mano necesitada, o máxima ganancia para el ojo avizor. Es común ver el enjambre de personas con idénticas características: costal al hombro, zapatos rotos o muy gastados, piel maltratada por el sol o el intenso frio, mirada expectante rápida, huidiza. Pero ver a un hombre de mediana altura, con zapatos lustrosos, camisa de marca, pantalón de ralla de tiza y cachetes rosados, es una novedad. Me acerco con cierta prudencia y lo saludo con intención de conocer la razón de su presencia, me contesta con un marcado acento paisa, afable pero cauteloso. Restrepo, como le dicen, es gran conversador, como buen paisa, y en son de comentario suelto y apunte dicharachero me muestra la otra cara de la moneda. El empresario paisa ha convertido la recolección, el manejo y procesamiento de estos alimentos, desechados por algunos, en una pujante empresa, que los convierte en abonos y recuperadores de suelos. Según me explica, para esto recoge, selecciona, transporta, procesa y almacena compost y otros productos con valor agregado, que producen en una planta en la población de Bojacá, en la cual todo el material se deposita en grandes pilas o cavas de biodegradación para formar un valioso insumo para las cosechas.
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De acuerdo con esto, cada fruta, material verde, hoja de lechuga, trozo de cebolla, tiene un valor intrínseco en el proceso de conversión de los residuos orgánicos en material fertilizante.
– ¿Y qué porcentaje de todo este material se aprovecha?, pregunto al señor Restrepo – – Vea pues, todo, absolutamente todo, es como en un sancocho cada cosa que contiene contribuye con su sabor, su textura, su aporte para que sea sancocho y no caldo ni mazamorra – me contesta con convicción. –
¿Y quién le compra eso? –
– No pero que pregunta, todos los cultivadores, los propios campesinos, es que no hay como el abono orgánico, lo que es de la tierra vuelve a la tierra – me responde con firmeza. Alguien se acerca a pedirnos una moneda y Restrepo le señala el arrume de alimentos, y expresa incrédulo ¡Ahh pero usted se deja morir frente a la comida, no hombre no sea contemplao, recoja!, le espeta imperativo. 42
Poco a poco la flota de camiones y de equipos de recolección van ocupando los espacios y van levantando del suelo todos los alimentos que una multitud de personas tratan de alcanzar, pues es la cena de hoy, tal vez el almuerzo de mañana, de pronto algo para vender. Veo que Restrepo se ocupa en dar instrucciones y poco a poco me alejo para dejarlo trabajar, aprovecho de paso para conversar con doña Dilma, una señora bastante mayor, un tanto enjuta, que camina como arrastrado los pies para cumplir con su cita diaria ante el arrume de residuos.
– ¿Hace cuánto que viene a Corabastos?, – le pregunto para iniciar la conversación. –
Toda una vida – me contesta masticando las palabras
–
¿Y siempre recoge algo? – le interrogo para profundizar en el tema.
– Vea doña, esto es mejor que hacer mercado – me contesta convencida –
¿Y por qué?
– La fruta es fresca, no vale nada, hay todo lo que uno necesita y el surtido es variado – me responde riéndose. –
¿Y siempre viene sola? – inquiero para comprender mejor
– No, a veces me acompaña todo el barrio, venimos en combo, es que los pobres andamos en manada – contesta con una risotada. –
¿Y todos recogen? – insisto
– Recogen y mucho, tanto que casi todo lo que se vende en el barrio lo recogen aquí, vea mi doña, hay familias que se han sostenido toda la vida con esto.
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Quisiera encontrar otros personajes, otras historias que se levanten del suelo y caminen solas, como esa del flaco, un señor que, me comentan, solo viene a recoger chontaduros, con la esperanza de lograr un afrodisiaco gratis, pero parece que ayer recogió muchos y la noche no le fue suficiente, pues hoy no aparece. Termino, entonces, mi recorrido, y ya no cabe duda, la economía subterránea que se mueve en Corabastos también contempla el mercado que se da encima de la piel del suelo, a ras de piso, en todo aquello que, como dice el señor Restrepo, solo es basura para el ojo que así la ve.
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ERRORES DEL TEXTO
Fuente: Eltiempo.com
En el texto es una crónica. No desarrolla el papel del estado como garante de la seguridad e integridad física de los habitantes de Machuca. Las fuentes entrevistadas corresponden a los afectados o grupos de ayuda, más no a los que brindan la ayuda a través del gobierno nacional, para saber su posición al respecto, con la salvedad de que es difícil, precisamente porque pertenecen a las entidades del estado. No hay antecedentes del porque hay actos terroristas en Machuca, lo que no permite entender porque se cometió ese accidente o atentado, pues en caso tal, quien lo hizo es un presunto responsable, más no una certeza, un hecho que debe ser sustentado con mayor número de entrevistas.
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¿CÓMO HARÍA EL PERFIL DE MIGUEL BOSÉ?
Fuente: www.ociolatino.com
Según lo leído, contaría su vida a partir de una historia que ojalá, iniciara con una anécdota contada por él para empezar a describir lo que es Miguel Bosé, de dónde es, dónde nació, cuántos años y utilizaría las frase “las cosas van surgiendo a medida que vas caminando y lo que tiene que ser, llegará. Por lo menos, en mi caso, algunas de las cosas que he previsto y que no salen al final, me resultan muy frustrantes” para explicar un poco en que forma llego a ser famoso con su talento, quien lo descubrió, su primera disquera, con la cual concatenaría los álbumes que ha hecho, recorrido musical, giras mundiales y participación con otros cantantes. Luego me metería en su lado humano, es decir, le preguntaría por sus 4 hijos, la forma en que le cambio su su vida, esposa, casa, comida, gustos por el ejemplo el Real Madrid, y la relación con su padre Luis Miguel Dominguín, y su mirada de la Tauromaquia, en se punto le daría un reconocimiento por sus premios y dedicación a la consecución de La Paz, la conservación de la vida marina, lucha constante por las comunidades indígenas y afrocolombianas y la recuperación en los cultivos de algodón.
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PÁRRAFOS EL LADRÓN DE BICIBLETAS
PÁRRAFO CRONICA: EL LADRÓN DE BICICLETAS Antonio Ricci, es un obrero, al que no lo acompañan sus instrumentos, un overol desteñido, rodillo usado y una gran maleta desgastada y llena de sus herramientas de trabajo; tan solo va con su porta, cachucha y su bicicleta. Ahh su bicicleta. Esa si es una añoranza y una necesidad si dice ser un obrero y Antonio Ricci lo sabe, o mejor, más que lo sabe, lo siente, profundo, con añoranza, con la intensidad de aquello que se valoró siempre y no solo cuando se ha perdido.
PÁRRAFO NOTICIA: Esta mañana, bien temprano, Antonio Ricci, un obrero más victima de la inseguridad, denunció ante la inspección de policía el robo de su bicicleta. El obrero, bastante compungido, relato los pormenores del robo y detalló su bicicleta: una turismera, último modelo, de la casa italiana Bianchi, con manubrios cromados y porta-equipaje que hace las veces de silla de pasajero.
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CONTINUACIÓN LADRÓN DE BICICLETAS
Antonio Ricci, angustiando, cansado, devastado por el hurto de su bicicleta, busca en todos lados, en la ciudades contiguas, camina, viaja, y pregunta hasta en el sitio más recóndito que se le ocurra, trata de usar su intuición y va hasta el mercado de lo usado, donde solo encuentra chatarra, vieja y oxidada, sin forma de saber si, tal vez, su bicicleta, este allí, triste y sin esperanza decide preguntarle a cada persona que ve en la calle, pero antes de ello, su hijo, fiel escudero en la lucha constante por el pan de cada día, lo acompaña en los ires y venires de esta difícil situación, pues queda mediodía, porque es domingo y el lunes debe ir y presentarse a la empresa pero con la bicicleta, pues simplemente sin ella, no hay trabajo; fatigado de tanto correr y trasegar por cada una de las vías de Roma, decide en últimas, pegar carteles, hechos a mano y en papel de calidad regular, ofreciendo una recompensa y buscando al delincuente que rapto a su más querida amiga, un instrumento de dos ruedas, con los cuales, come, se viste, bebe y hasta le ofrece el placer de hacer el amor con su bella y querida esposa María. En definitiva, se sienta un momento a la espera de algún resultado, no llaman, no avisan, ni siquiera una señal de que aun este por lo menos viva. Sale de nuevo en su búsqueda, camina lento, pero seguro, se fuma un cigarrillo y observa cuidadosamente lo que un vendedor ambulante ofrece, luces para bicicleta, con luz que ilumina hasta el averno, casi nuevas y en un estado difícil de creer, le pregunta por su precio, a lo que responde –mil-, le parece excesivo, las pide para echarles un vistazo y verificar que no sean las que sospecha, las coge, las palma, observa el material y cuando las gira se da cuenta que tienen su nombre, salta, grita e insulta al mercader, reclamando por su bicicleta, lo ve con ojos de odio, quiere pegarle, pero muy astuto, se las rapa y sale corriendo sin ninguna explicación. Antonio, llega a su casa, le cuenta lo sucedió a su mujer, y ella, en su tranquilidad y experiencia le dice que la paciencia y calma logran lo que 48
la impulsividad descarta. Él, furioso por la reacción, sale y tira la puerta, pues le quedan escasamente 12 horas para regresar con una bicicleta, por lo que decide ir donde el usurero a quien le ofrece una segunda hipoteca por su casa para que le entregue una bicicleta, a lo que él se niega, pues no tiene como pagar, están a punto de rematarla y él se quedaría con los remanentes, no es negocio. En su desespero Antonio, corre, corre y en una de esas, encuentra un parqueadero de bicicletas, hay cien mal contadas, coge una y sale en veloz carrera, nadie lo ve, va al taller, le cambia el color y la deja allí para que nadie sospeche, va a dormir a su casa, tranquilo que no se va a quedar nuevamente desempleado, en la mañana muy temprano va a recogerla, pero ¡oh! Sorpresa, no encuentra el taller, se ha ido quemando todo lo dejado y sin dejar rastro alguno de lo que algún día fue ese sitio, se restriega los ojos, y de pronto se da cuenta que todo, era tan solo una pesadilla, se levanta va hasta el patio y ahí está, su amada bicicleta.
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LOS TIEMPOS DEL HUMO (Ejercicio libre fotografía)
Hay algo suspendido en el aire que trae a la memoria retazos de tiempos pasados, en cada paso que se da por la carrera séptima en pleno centro de la Bogotá congestionada, y ya no tan provinciana, que se asoma al Siglo XXI. Es posible que sean pequeños objetos, como los últimos rieles visibles del tranvía, o algo más oculto como un balcón olvidado casi suspendido de una cornisa a punto de caer y que nos habla de un tiempo de pesados cortinajes y amores secretos tras las herméticas puertas de madera, en la Bogotá que suspiraba con los nocturnos de Silva y los lamentos de un piano. O, de pronto, puede ser un viejo farol que alumbra tenuemente la estatua de un señor de sacoleva y sombrero, que no termina de dar el paso en su monumento pedestre. Quizás pueda ser algo más grande, como un viejo edificio que parece mecerse con el viento, de puertas repujadas en madera y techos a dos aguas, que contrasta de frente y sin solución de continuidad con un motel de aluminio y vidrios polarizados.
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Es como algo que se sabe lejano y que tal vez se añora, no porque todo tiempo pasado fue mejor, sino por una sensación estética, un tanto pictórica, que caracterizaba a la Bogotá de antaño. Era una fisionomía que delineaba incluso a sus habitantes. El político era vergonzante, sobre todo si hacia negocios y los hombres y las mujeres no miraban fijamente al prójimo que le despertase algo lúbrico, pues la estética también acompañaba, las palabras, las maneras y las formas. Ahora bien, es posible, como insisten las abuelas, que uno solo tenga recuerdos evocadores para las cosas buenas, que los instantes amargos se queden refundidos en algún recoveco de la memoria y que el tiempo preserve esas apariciones que solo nos confortaron o nos hicieron sentir que la vida nos sonreía de manera coqueta, y nosotros éramos los afortunados que nos comeríamos el mundo a dentelladas. Pero, sea lo que fuere, yo he visto esas imágenes pasar veloces ante mis ojos, como en instantes del zapping, visiones de otros tiempos, de otros hombres y otras mujeres, con afanes distintos y perfil provinciano; de repente en el aroma humeante del chocolate en el Café Florida; tal vez en la tasa hirviente de un puchero santafereño en el restaurante San Isidro; quizás en el smog que expulsa el último bus por la carrera séptima que se diluyen en el aire como ese humo, o como se borran poco a poco las imágenes amarillentas de las fotografías, dejándonos constancia de sus ausencias
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EL PORQUE SER PERIODISTA
“La razón de ser de un medio de comunicación, cualquiera sea su modalidad de expresión, escrita, hablada o audiovisual, es el servicio público. Su misión tiene, eminentemente, un carácter social. Cualquier otro interés, político, religioso, económico, filosófico, cultural; debe estar supeditado a la premisa básica del bien común. Al principio altruista del beneficio a la comunidad. Solo la práctica constante de esta conducta invariable le garantizará al medio de comunicación su propia supervivencia en el ámbito de libre competencia y libertad”1 Lo anterior se logra con la forma en que se decide hacer periodismo veraz, que le dé la posibilidad a los ciudadanos de estar informados correcta e imparcialmente, con objetividad, calidad y claridad; metas que se consiguen con un buen “olfato periodístico”, término que significa “la intuición para relacionar espontáneamente un hecho con otro” 2 , característica que se obtiene a través del conocimiento, el aprendizaje y la experiencia, una forma de hacer un ejercicio adecuado en esta profesión, así como lo explica Juan José Hoyos: “El sello de calidad de una narración periodística está en la fidelidad de los hechos, y ella se demuestra en un relato capaz de transmitir una reconstrucción del suceso cercana a la verdad y afectada por cabos sueltos, historias sugeridas, asuntos inexplicables. La perfección en la narración periodística pasa por renunciar a una historia literariamente perfecta si durante la investigación no se encuentran las evidencias que conviertan las dudas en certezas; la perfección está en captar el sentido de los secretos, los silencios, las oscuridades que marcan las ondulaciones de la vida misma”3
1
GONZALEZ, Parra Jaime. Periodismo en crónicas, Instituto Colombiano de Estudios Latinoamericanos y del Caribe. Publicaciones Universidad Central. Bogotá – Colombia 1991, págs. 18-19. 2 Ronderos María Teresa, León Juanita, Sáenz Mauricio, Grillo Andrés, García Claudia. Cómo hacer periodismo. Aguilar. Bogotá Colombia, pág. 16. 3 HOYOS, Juan José. Escribiendo historias, el arte y el oficio de narrar en el periodismo. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín pág. 15
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En efecto, las informaciones son pan de cada día, por lo cual es necesario darles el tratamiento adecuado, hacer uso de una técnica periodística para captar la atención del televidente, oyente o lector.
Es importante hacer un buen planteamiento de la historia que se va a contar y por ello es conveniente realizar una exhaustiva investigación para no incurrir en falacias, pensar todos y cada uno de los pormenores al momento de plasmar las ideas en un formato periodístico. Es fundamental tener en cuenta el tiempo y el espacio, pues una noticia es viable cuando es necesario dar a conocer informaciones rápidas y sin mayor profundidad, mientras la crónica, el reportaje, el perfil o la entrevista cautivan al lector con el rostro humano de la realidad, es decir, hay oportunidad de saborear la información, analizarla, descubrirla, sorprenderse, reflexionar sobre ella y hasta opinar de acuerdo a quien la escriba o como lo haga, siempre y cuando “El periodista respete la intimidad, busque la verdad, haga una identificación de los detalles, selección crítica y plural de las fuentes, comprensión de la historia, investigación, independencia, distancia y responsabilidad” 4 , requisitos con lo que debe cumplir, pues es un individuo que narra acontecimientos, muestra imágenes y redacta momentos, porque más que una profesión es un forma de ser. Finalmente, y como bien lo decía Tomas Eloy Martínez: “Él periodista no es un circo para exhibirse, sino un instrumento para pensar, para crear, para ayudar al hombre en su eterno combate por una vida más digna y menos justa” 5 Una frase que alude a que el oficio debe ser una eterna e incansable búsqueda de la verdad.
4
HOYOS, Juan José. Op. Cit., pág. 19
5
Tomás Eloy Martínez, “Defensa de la utopía” discurso ofrecido en el Seminario Taller de Situaciones de crisis en medios impresos, Bogotá, marzo de 1996, pág. 2
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COREA EN CONCORDANCIA CON EL PRÓLOGO DE DANIEL SAMPER PIZANO
Corea es una crónica que retrata la gente, las calles, los monumentos históricos, la comida y hasta los olores de una Corea del Sur que hizo progresivamente su tránsito a un régimen democrático en 1988, un relato que permite percibir visualmente lo que está escrito, pues hay escenarios, personajes y grupos de personajes, así como lo señalaba Gay Talese en una entrevista de Charlie Rose en Thirteen Channel (Nueva York, enero 23 del 2004). En el párrafo donde Jaime cuenta la forma en que está dividido restaurante del mercado de Andong incluye comentarios sobre la situación como “Corea del Sur es la Venezuela asiática. Sus telenovelas permiten que la llore con gusto”., una característica que se permite en la crónica porque es un género más flexible, le da la posibilidad al periodista de expresar su opinión sobre lo que vive y plasma en su escritura, es muy cercano al sujeto, esto hace que se vuelva subjetivista y dinámico en su razón de ser. Corea utiliza un tono de recuento, es decir narra lo que le sucede al periodista mientras experimenta cada uno de los elementos de ese país; sus contextos son generales, utiliza momentos y paisajes donde se detienen a contar recuerdos inolvidables porque apelan al sentido humano que se convierte en un interés general; la presencia del yo es esporádico aunque es el principal protagonista junto a su amigo Daniel quien va a ser su guía en el viaje, la tercera persona es fundamental porque se encarga de comprometer menos la experiencia directa de Jaime. Se clasifica dentro de la crónica testimonial porque Jaime, su autor, se propuso vivir en Corea del Sur para conocer su cultura, costumbres y poder escribir con propiedad sobre estos dos aspectos, además de su historia y formas de vivir; su importancia para el mundo, así: “De 1910 a 1945, el país fue dominado por Japón. Después de las penurias de la segunda guerra mundial, llegó el alivio de recuperar la independencia. En 1947, la 54
Asamblea de las Naciones Unidas convocó a elecciones para fundar la república de Corea. La iniciativa no se acató en la zona de ocupación soviética y en 1948 el país quedó dividido. Dos años más tarde, Corea del Norte invadió Corea del Sur y ocupó casi todo su territorio”. Finalmente Corea muestra a sus habitantes como aquellas personas que están en un constante devenir, pues la lucha de su país con Corea del Norte les da motivos para seguir adelante con lo que desean para su república, superan día a día esos problemas con los que se encuentran, por ello inventan distracciones o deportes que convierten en su hobbie y lo fortalecen como lo es el taekwondo al ser “el arte marcial más importante de Corea, los campeones no se enriquecen, ni son sex symbols, ni rivalizan con los astros de telenovela”; 2 líneas que narran la forma en que los personajes superan las adversidad.
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COMPARACIÓN CRÓNICAS SEIS MESES (CON EL SALARIO MÍNIMO) POR: ANDRÉS FELIPE SOLANO. Su autor realizó esta crónica personificando a un bodeguero de una empresa de confección infantil llamada Tutto Coloreque que mensualmente vive con un salario mínimo. Esta crónica es de inmersión, pues vive el personaje en todos sus buenos y malos momentos. Según lo que se lee, él escribe a partir de las emociones y sentimientos del “supuesto” bodeguero, protagonista de la crónica con un sueldo de 484.500 pesos, incluido el subsidio de transporte. Tiene una cronología lineal, es decir, cuenta a día lo que está pasando, no se devuelve, no empieza por un final. Tiene una de las principales características de la crónica que es el contar a través del orden cronológico, pues narra algunas situaciones que le suceden en un cuarto al que por poco se muda, luego de observar los pro y los contra de vivir en el barrio Manrique Central, comuna 3 de Medellín. La crónica es narrada en primera persona. Hay una combinación entre el relato literario, el uso de metáforas, símiles, hipérboles y la narración de hechos históricos y noticiosos o de actualidad que le dan a la crónica un toque de interés general. Su descripción es muy detallada, pertinente para lo que se quiere mostrar al lector. De igual forma hace una crítica a la inequidad social y la brecha significativa entre ricos y pobres. La crónica no tiene muchos diálogos, los que hay son necesarios para la continuidad en la narración.
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LOS NIÑOS ZETAS, INFANTES JUGANDO CON BALAS DE VERDAD POR: DANIELA REA La crónica tiene una entrada con fuerza, es decir, definitiva, pues relata de lo que se tratará, como un tema novedoso y de actualidad que tiene como fin hacerle una crítica a los juguetes de los niños que viven en Michoacán, uno de los estados más violentos por los combates entre fuerzas policiacas y narcotraficantes. Esta escrito en tercera persona. Desde el principio Daniela aclara que la crónica no va a tratar de temas que se han escrito muchas veces, reitera con 2 párrafos que es un tema distinto. Muestra una problemática social de un gobierno patrocinador del narcotráfico, el crimen organizado y la legitimación por medio del uso de la fuerza pública como lo es México. En la crónica se hace un perfil detallado de cada uno de los entrevistados para mostrar su papel dentro de la narración. A diferencia de la crónica “seis meses (con salario mínimo)”, Daniela lo cuenta desde el exterior, a partir de testimonios y sucesos que ella observó o vivió. En esta crónica se retrata mucho más el lado humano de las personas, por ejemplo la muerte del papa de Elías a causa de un disparo cuando iba en su moto. Su estilo refleja su interés en temas políticos y realidades que afectan la vida en relación. Sus Fuentes provienen de los sobrevivientes del conflicto, por supuesto fiables.
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TRABAJO SEGÚN INFORME MEMORIA HISTÓRICA
1. Identificar 10 temas que serían el punto de partida para una crónica. 1.1. Asesinatos selectivos: las muertes menos visibles, aquellos personajes que son líderes de comunidad, los asesinan y nadie dice nada. 1.2. La violencia sexual en el conflicto armado: cuerpos marcados por la guerra, aquellas violencias no solamente en mujeres sino en hombres también. 1.3. La solidaridad en personas desmovilizadas, es decir, existe gente que le brinda ayuda económicas y en especie a aquellos ex guerrilleros que decidieron volver a la vida civil. 1.4.
La población civil en el marco del conflicto armado interno.
1.5. Las masacres: Una forma de afectación familiar, el flagelo de la familia cuando matan al papa, la tristeza cuando matan a los hijos y la desolación cuando matan a la mamá. 1.6.
El desplazamiento forzado en el desarraigo territorial y emocional.
1.7. Las consecuencias de las amenazas en un dominio paramilitar que dejan como resultado desplazadas, masacres, fuego cruzado, dinero mensual, la llamada vacuna, el silencio entre muchos otros. 1.8.
La guerra en tiempos de paz.
1.9. Acuerdos que atentan contra la democracia, el clientelismo, la compra de los puestos políticos.
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1.10. El tratamiento judicial del delito político. Contar la historia, puede ser de un senador quien haya perdido su investidura por vínculos con el paramilitarismo, sobornos, homicidios, corrupción y que ahora tenga medida de aseguramiento o se encuentre desempleado.
2. ¿Qué crónica, a partir del informe, se siente en capacidad de realizar? La guerra en tiempos de paz o el tratamiento judicial del delito político.
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PERIODISMO Y LITERATURA LA UNIÓN INDISOLUBLE La unión y la presencia compartida del periodismo y la literatura, en la historia de las letras y de los medios, ha sido fecunda en obras, autores, géneros y corrientes de todo tipo. Grandes escritores han sido periodistas destacados y el periodismo, de igual manera, ha nutrido la literatura. Existe un cierto temor entre los escritores consagrados de que su pluma se seque bajo el rigor y el ritmo frenético y cotidiano del periodismo y, en idéntica forma, bajo la lupa periodística se observa con suspicacia la incidencia de la ficción o el tono poético dados por la escritura creativa a los escritos periodísticos. De esta forma, el día a día de los tabloides y las historias que mueren en la tarde, o atrapadas en el color amarillento del periódico de ayer, le restan el sentido de eternidad que pretende la literatura y el escaso espacio de la página editada impiden el sueño romántico de escribir la novela total que habita en todo escritor. Sin embargo, el suave olor a tinta de la novedad o la noticia y su frescura en el plato del acontecer cotidiano, impulsan al periodista a olvidar la permanencia en el tiempo y lo acostumbra al eterno devenir de Heráclito en las historias que solo viven instantes fugaces como las imágenes del zapping. Por último, es pertinente recordar que hay un género en el cual las fricciones de la pareja literatura – periodismo se hace más evidente: la crónica. ¡Ahh la crónica. Género de géneros, que singularidad! En la crónica vive la narración con acontecimientos de asombro, casi una descripción de retrato, pero de retrato en sepia, sin el color de la literatura, pero más allá del escueto lenguaje periodístico, no se permite la infidelidad, pero la excesiva fidelidad es casi un defecto de estilo, que reto el de la crónica, solo para verdaderas plumas.
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Este, en fin, es el duelo de dos rivales que se aman y que nos llevan a pensar en una uni贸n indisoluble o, pese a las diferencias, a sostener que entre la literatura y el periodismo se convive como en el bolero: ni contigo ni sin ti.
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