Un nuevo empaque sustentable para conservación de frutas y verduras con tecnología nueva de innovación Escrito por Jessika Lizbeth Guerrero Leal Para los diferentes personas que en una tendencia de hoy sumamente marcada en este año 2016 se encuentra el consumo orgánico y ecológico se propone una nueva forma de empacar las frutas y verduras y que además de esto, el empaque cumpla con la necesidad de que tengan un tiempo de vida en teoría más alargado al que comúnmente posee cada una de ellas según sus diferentes características. El mundo del envase está alcanzando exigencias muy altas en cuanto a prestaciones (permeabilidad,
impermeabilidad,
durabilidad,
resistencia,
flexibilidad,
dureza),
cumplimiento legislativo (contacto alimentario, exigencias de compatibilidad de producto) y precio competitivo. Por otra parte, el uso de materiales biodegradables va tomando cada vez mayor fuerza, Como dato, en Estados Unidos, donde la legislación permite su uso desde hace más de diez años, 15 % del material reciclado post. Consumo más destinado al contacto con alimentos. Un empaque que cumpla con todas estas exigencias y además tenga la ventaja de ser sostenible y amigable con el ambiente es un área de oportunidad bastante grande ya que es lo que las empresas están buscando, cada vez es más importante hacer conciencia del ambiente y su cuidado sin mencionar que es un hecho de moda en la actualidad.
Los productos hortofrutícolas tienen un tiempo de vida muy limitado e incluso en ocasiones ya están en mal estado al momento de compra por diferentes factores ya sean golpes del traslado, el mismo tiempo de vida del producto así plagas o bacterias etc. Por lo cual a base de una investigación de diferentes tecnologías que se usan hoy en día y algunas están en experimentación se propone un proceso de recubrimiento para las frutas y verduras que se deseen, una bolsa con un material tecnológico que le da una innovación al empaque el plástico hidrosoluble totalmente amigable con el ambiente y que genera una interacción usuario – empaque, y por ultimo una estructura de cartón que le aporta resistencia y forma al empaque. El continúo interés por parte de los consumidores en productos de alta calidad, más seguros y que respeten el medio ambiente ha inducido al desarrollo y estudio de nuevos recubrimientos comestibles como técnica de conservación y almacenamiento de productos hortofrutícolas. Valenciano (2009) dice que: “Los recubrimientos comestibles tienen como potencial reducir pérdidas por deshidratación, controlar el proceso de respiración mediante la formación de una atmósfera modificada en el interior del fruto, así como mejorar su apariencia e integridad, lo que se traduce en un incremento de la vida útil del producto recubierto”.
En general, los recubrimientos comestibles están compuestos de ceras
naturales, polisacáridos y proteínas, formando un envase ideal desde el punto de vista medioambiental, puesto que son biodegradables y pueden ser consumidos con el producto. En cuanto a la bolsa plástica es fabricada por la empresa Cyberpac del Reino Unido, se disuelve en agua caliente sin dejar residuos, totalmente amigable con el ambiente.
Los pasos para "desechar" la bolsita, en la parte del corte, el pegamento es biodegradable pero no se disuelve en agua, así que hay que retirarlo. Esta bolsita se hace de un hidro-sustrato degradable que es 5 veces más fuerte que el polietileno normal. Es fácilmente biodegradable, polímero soluble en agua que se biodegrada completamente en cualquier entorno, en un lavaplatos o una lavadora. No tiene residuos nocivos y se descompone en sustancias de origen natural. Es no tóxico es descompuesto por los microorganismos, mohos y levaduras. Estos organismos pueden ocurrir tanto en ambientes artificiales, como los digestores anaeróbicos, lodos residuales activados y los entornos naturales, tales como los sistemas acuáticos y del suelo. Los microorganismos la usan como fuente de alimento mediante la producción de una variedad de enzimas que son capaces de reaccionar con él. Al final, la bolsa se convierte en dióxido de carbono, agua y biomasa.
Figura Proceso de uso de la bolsa plástica Harmless Esta bolsa se disuelve en agua, se compostar de forma natural y es hasta 3 veces más fuerte que el polietileno. Harmless disolved es un polímero soluble fácilmente biodegradable, el agua que se biodegrada por completo en un entorno de compostaje, en un lavavajillas o en una lavadora. No tiene residuos nocivos y se va a deshacer en sustancias de origen natural. Cyberpac han entregado la primera del sector: una bolsa transparente,
compostables, impreso en tintas biodegradables con una cáscara biodegradable y labio de la junta.
Figura Empaque propuesto con nuevas tecnologías El empaque final es el que se muestra en la figura donde se propone que la estructura de cartón sea una especie de acordeón dando la posibilidad de ajustar a diferentes tamaños de frutas y verduras para que sea un empaque de lo más universal posible, las pestañas se ensamblan a una tapa y ambas piezas dejan pasar el asa de la bolsa por un orificio entre ellas haciendo posible trasladar el producto de una manera muy sencilla,
tratando de evitar pegamentos y demasiados cortes en las piezas así como herramientas de sujeción, es lo más simple posible. El perfil del consumidor medio de este tipo de productos es una persona conocedora de ellos, con formación universitaria y con pocos o ningún hijo (según estudios de la CEPA). Según los distribuidores del sector, el perfil más común es mujer, entre 25 y 45 años, con nivel adquisitivo medio-alto y una elevada preocupación por la salud. Y el entorno principal del producto será un negocio dedicado a la venta de productos ecológicos. La actividad que se desarrolla en este tipo de negocio es la venta de una amplia variedad de productos en cuya elaboración no se emplean aditivos, no se aplican pesticidas y no se altera su crecimiento. El precio del empaque no sería muy grande ya que el cartón es un material muy económico y las bolsas prefabricadas por mayoreo tienen un costo unitario de 7 pesos mxn ya incluyendo la publicidad con las tintas biodegradables que ofrecen en su fabricación, es una nueva tecnología propuesta para empaques sustentables y sostenibles además de innovadores para un público en general conocido en la actualidad.