Novela yesu

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Capítulo 1 El comienzo del fin

La tarde me inspiraba tranquilidad, había serenidad en el ambiente, un soplo de viento frío recorrió mi nuca, dejándome los pelos de punta. Allí estaba, sentado en mis despacho, iluminado solo por un flexo, reflexionando sobre los problemas que tengo con mi esposa. Sonó el teléfono. Era el detective Shallbuck. Llamaba para comunicarme del asesinato de mi mujer. Me pareció mucha casualidad que justo cuando pensaba en ella, me diesen la noticia de que había muerto.

Fui a casa lo más rápido que pude. Allí estaba, tirada en el suelo, con el pecho cosido a balas y cubierto de sangre. Recogimos el cuerpo y lo llevamos al tanatorio. De camino a este, Shallbuck exclamó: -No pareces muy triste por lo de tu mujer... -¿Por qué debería estarlo? -No sé, es tu mujer. -Dios la acoge en su gloria, era una bellísima persona que no merecía la muerte, pero ahora está en un lugar mejor. Shall enmudeció y no soltó una palabra en todo el camino. Cuando volví a casa, ya solo, fui directo a la ducha y rompí a llorar. Sabía que los días no serían lo mismo sin ella. Acabé de ducharme rápidamente y fui a dormir para olvidarme de todo lo que había ocurrido ese día nefasto, raro y sobre todo, confuso. Capítulo 2 La azotea Han pasado unos meses tras la muerte de mi mujer, y aún no hemos descubierto el por qué de ello. Shallbuck me llamó está mañana para desayunar y para hablarme sobre un asunto. De camino a la cafetería, vi a un hombre con mucha prisa que chocó conmigo y ni siquiera pidió perdón. Tuve un mal presentimiento por un momento, pero hice como si nada. Llegué a la cafetería a las una, y Shallbuck me esperaba con unas tostadas y dos cafés sobre la mesa. -Te noto nervioso- dijo -como si hubieses visto un fantasma. -No... no es nada...-dije. Tras esto, comenzó a hablarme del tema del cuál quería advertirme: asesinatos recientes a mujeres de la ciudad. -¿No insinuarás que esto tiene algo que ver con la muerte de mi mujer, verdad? -Es solo una hipótesis, no afirmo nada. Mi teléfono empezó a vibrar dentro de mi bolsillo, lo cogí rápidamente y oí una voz desconocida. -Mira hacia la azotea del edificio de la izquierda- se oyó. Había un hombre encapuchado que lanzó a una chica desde arriba. Shallbuck y yo salimos a acudirla veloces. Fue inútil, se había roto la cabeza contra el bordillo de la acera. Me llevé el teléfono a la oreja y grité que quién era, pero el tipo ya había colgado. Capítulo 3 Dudas


Llevo comiéndome la cabeza días y días con lo ocurrido con Shallbuck, preguntándome por qué me llamaron a mí, y por qué ese hombre lanzó a la chica desde la azotea con el fin de llamar nuestra atención. Son las cinco de la mañana, no sé si levantarme, llamar a alguien o seguir durmiendo. Mejor me levanto y me doy una ducha, cuando me ducho se me despejan las ideas. Puse un poco de música y me dirigí a la ducha. Justo antes de desnudarme oí la alarma de un coche saltar y a un chico gritando. Me puse las zapatillas y la bata y salí corriendo a ver qué pasaba. Vi a un tipo corriendo, y no dudé en seguirlo. Torció por una esquina y aproveché para coger un atajo. Me quedé escondido tras una pared esperando a que pasase, pero paró a llamar a alguien en una cabina telefónica. Me acerqué por detrás para asestarle un golpe en la nuca, y acto seguido, como si me viese, me golpeó en la barriga. Me quedé inmóvil, pero reaccioné rápido y le di una patada en la espinilla. Viendo que se sujetaba la parte golpeada de dolor, le di un puñetazo en la boca que le dejó inconsciente. Cogí su cartera y también su DNI para llevarlo al cuartel. Al día siguiente, hice lo planeado, entregué el carnet a mi compañero Adam, que miró la ficha de este chaval. Daba la casualidad de que tenía antedecentes de robo, pero ninguno de asesinato. No lo entendí, entonces, ¿por qué oí a alguien gritar? ¿y si el que gritaba era el que corría? ¿y si solo estaba llamando a la policía? En fin, no tenía claro nada. Capítulo 4 Adiós Me han despedido por golpear a un inocente. Cada día mi vida es más decadente, no encuentro nada que me anime ni que me de ganas de vivir. Mi mujer muerta, no tengo familia, casi mato a un inocente y estoy despedido del trabajo de mi vida. Que fácil sería dejarlo todo, cortar por lo sano y dejar de molestar en este mundo. Me asesté un golpe en la cara con mi puño cerrado para quitarme de la cabeza estas ideas depresivas y suicidas. Seguro que pasa algo grande que me haga recuperar las ganas de vivir. Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina, tenía hambre y frío. Luego volví a sentarme y sin querer, me dormí... Al despertar, lo primero que hice fue coger la chaqueta e irme al cuartel sin desayunar. Sé que estoy despedido, pero quería visitar a los chicos. Me acogieron cariñosamente, como si nada hubiera pasado. Cuando la jefa me vio, se acabó el cariño y me expulsó del cuartel. Shallbuck salió a socorrerme, y me dijo que no me preocupase, que ya sabía como era la jefa. También me preguntó sobre el por qué del despido, y se lo conté todo. -Es normal que estés confuso, llevas meses buscando al asesino de tu mujer sin resultado alguno. -Ya... pero la jefa dijo claramente que no mezclemos cosas del trabajo con nuestra vida cotidiana, y yo casi mato a un inocente sin razón. -Lo mejor será que vuelvas a casa o que te des un paseo para olvidarte de todo.


Me fuí y no sé cómo, acabé en un bar cercano a mi casa. Le pedí al camarero una copa, y otra, y otra, y otra... Hasta que acabé borracho. A las 3 de la mañana, el dueño del bar me ayudó a salir amablemente, ya que tenía que cerrar el local. Me fui tambaleándome camino hacia mi casa. Todo estaba oscuro, lo veía todo borroso y moviéndose hacia todos lados. Oí un ruido tras los contenedores pero pensé que sería un gato o simplemente imaginaciones mías. Cuando iba a torcer la esquina, alguien me cogió del cuello y empezó a apretar. Me deshice de él de un codazo en el costado, y este salió corriendo. ¡Lástima que el hombre estuviese encapuchado y no haberle visto la cara para poder investigarlo y darle su merecido! Llegué a la puerta de mi casa, busqué las llaves un buen rato, pero no las encontré, y no me quedó otra que quedarme dormido en el felpudo. Capítulo 5 Traición Me he despertado impregnado en pis de perro y con un dolor de cabeza terrible. Me levanté notando toda mi espalda pegajosa, lo que me dio una arcada y me hizo vomitar en el felpudo. Supongo que el alcohol de anoche también influyó. Madre mía, menuda nochecita. Lo mejor de todo es que tenía las llaves en el bolsillo derecho y anoche no las encontraba. En fin, no fue mi día y ya está. Entré a casa, me duché y puse a lavar la ropa. No tenía nada mejor que hacer, así que invité a Shallbuck a casa para charlar un rato. Mientras él venía me puse la tele. Vi una noticia sobre un asesinato de anoche. Habían matado a una chica que vivía cerca de casa, a la que conocía de vista. Según la presentadora, el asesino no fue visto por nadie. Shallbuck llamó a la puerta y apagué el televisor. Venía un poco nervioso y le ofrecí una manzanilla para que se calmase. Le pregunté que qué le pasaba, pero no me quiso decir nada. Fui al baño y le dejé solo en el comedor. Cuando salí le grité a Shallbuck:-Oye ¿y en qué caso estás ahora? He oído en las noticias algo sobre el asesinato de una chica.- Nadie respondió.-¿Shall? ¿Shall, estás ahí? De repente, alguien me golpeó con algo en la nuca por la espalda y me desmayé. -Vaya, vaya - dijo una voz bastante familiar – el gran detective, el inigualable, el mejor, secuestrado por su fiel compañero y gran amigo... - ¿Por qué estás haciendo esto, hijo de puta? - No sabes la de tiempo que llevo esperando esto. Siempre he sido el inferior, el que acapara y recibe las órdenes. El más débil, el que no conoce nadie. Pero eso se ha acabado, voy a acabar con tu vida, y voy a hacer que derrames hasta la última gota de sangre. - Espera, para mí nunca has sido inferior, eres mi compañero y estás al mismo nivel que yo. - Claro, claro, eso es lo que dices y no es lo que sientes. Como con tu mujer, muchas palabras pero pocas acciones. - Ella está muerta ahora. - Sí, no veas como gritaba esa perra cuando le até y le iba rajando poco a poco con mi cuchillo. - ¿¡Fuiste tú!?


- La única intención que tenía era hacer que dimitieras y entrases en depresión. Así sería yo el detective jefe y el más prestigioso de todo el cuartel. No sabes qué se siente martirizando a la mujer de tu jefe y luego coserla a balas. Intenté deshacerme de las cuerdas para darle un buen golpe, pero no lo conseguí. -Vaya, te sientes impotente ¿eh? No sé de que me suena eso. En fin, te dejo solo. Shall se fue y apagó las luces.



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