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La amiga de mi amiga

La amiga de mi amiga (España, 2022, 89 min.).

Dir.: Zaida Carmona. Int.: Zaida Carmona, Rocío Saiz, Alba Cros, Thaïs Cuadreny, Aroa Elvira, Marc Ferrer. COMEDIA.

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El eco rohmeriano del título se hace explícito en la propia película: Zaida, la protagonista, admira a Éric Rohmer, cuyas películas degusta en el ciclo que el Zumzeig, la sala de cine alternativo de Barcelona, dedica al cineasta francés. Zaida, recién abandonada por su novia, tiene una amiga íntima que un buen día le presenta a su amante, una directora de cine de la que se enamora locamente. Tenemos pues, en un círculo amplio y agitado de mujeres lesbianas todavía jóvenes, un tejido sentimental y un enredo trufado de relaciones inestables y vacíos emocionales muy próximos a los del autor de El amigo de mi amiga (1987) y El rayo verde (1986).

Es una película de innegable aspecto amateur, ingenua en algunos momentos, pero el aire que respiran empatizar con él y el empeño de su director y su guionista para impedirlo, boicoteando el gran film que podría haber sido y que por desgracia no es. Con una puesta en escena más espartana que de costumbre en el director de El luchador, la cinta se beneficia de un Fraser muy por encima de la historia, y que no necesita probar que es un excelente actor dramático porque siempre lo ha sido. Ahí están Dioses y monstruos o El americano impasible para recordarlo. Un intérprete que transmite compasión, ternura y calidez, pero también dolor y tristeza, dejando atrás el ostracismo de los últimos años y apuntándose un retorno triunfal con sabor agridulce.

PARA DEVOTOS DE LAS RESURRECCIONES ARTÍSTICAS.

Lo mejor: la escena entre Fraser y Samantha Morton: ojalá toda la película hubiera sido así. Lo peor: que vaya tan escasa de sutileza.

Blai Morell

Entrevista con Brendan Fraser en pág. 52 ESTRENO: 27 ENERO sus imágenes es agradable y fresco, en la onda de la ya lejana Costa Brava (1995), de Marta BalletbòColl. En su conjunto, ofrece un retrato valioso de nuestro tiempo viajando por una Barcelona real, auténtica (calles, barrios, bares, librerías o el propio Zumzeig), pero más bien ignorada en los mapas oficiales.

PARA LOS QUE QUIERAN SUBLEVARSE ANTE CUALQUIER TIPO DE REPRESIÓN SOCIAL.

Lo mejor: el equilibrio entre las tramas y la presencia de Alina Khan. Lo peor: estira en demasía un final en exceso dramático.

PARA INTERESADOS EN UN CINE GENUINAMENTE INDEPENDIENTE Y AUTÓCTONO.

Lo mejor: la sinceridad y el entusiasmo que transpiran sus personajes. Lo peor: está lejos de la pureza formal de su modelo francés.

Jordi Batlle Caminal

Más información en pág. 72

ESTRENO: 3 FEBRERO

Primera cinta pakistaní proyectada en Cannes –donde se llevó el Premio del Jurado en la sección Una Cierta Mirada, además de la Queer Palm–, Joyland arranca como lo que parece ser un costumbrista retrato familiar centrado en el descubrimiento LGTBIQA+ de Haider, el hermano pequeño del clan Rana: casado pero sin hijos, sin otro trabajo más que el cuidado de los sobrinos, menospreciado por su padre y hermano por vivir del sueldo de su esposa… Pero a medida que la trama avanza, y los desengaños se suceden, se convierte en una dramática radiografía de las frustraciones, la opresión y la asfixia –social e íntima– que sufren todos los personajes, cada uno de ellos bajo un yugo propio: ya sea la transfobia, la homosexualidad oculta o la represión patriarcal. Todo eso se articula mediante un guion en el que prima el detalle sobre lo obvio pero, especialmente, gracias a la puesta en escena que impone Saim Sadiq en la que es su ópera prima: vibrante y tensa, con un inteligente uso del formato 4:3 y la composición y sentido del tiempo o una cambiante paleta de colores que dota al film de una luminosidad singular. Una cinta valiente en la que tienen más peso las texturas y los matices que la trama en sí. Roger Salvans Más información en pág. 82

ESTRENO: 10 FEBRERO

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