Índice
Lunes 15 de Agosto de 2016
El Comentario Semanal
CONTENIDO
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Palabras prohibidas, por Fernando Castillo
De música y otras cosas, por Ricardo Martínez
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La Cava, hablando en árabe, por Mirtea Acuña Cepeda
Vislumbres, por Abelardo Ahumada
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Jaime Morales, integrado al movimiento 18 Leonístico, por José Rafael Cuauhtémoc Pensamiento Diferente, por Ángel Raúl Naranjo Dávalos
19 Rostros de la vida
incendios y censura en el 20 Accidentes, teatro mexicano..., por Víctor Gil
DIRECTORIO
M.A. José Eduardo Hernández Nava Rector Christian J. Torres Ortíz Zermeño Secretario General Vianey Amezcua Barajas Coordinadora General de Comunicación Social Jorge Vega Aguayo Director General de Información El Comentario Semanal
irectorio AnálisisD e información
José Ferruzca González Director Yadira Elizabeth Ávalos Rojas Coordinadora de edición Laura Cisneros Águila Calidad y corrección Ma. Guadalupe Venegas Peregrina Audy Mizael Valencia Navarro Diseño
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Fotografía/ Carlos DIEZ
COLABORADORES Olga Leticia Orizaga Cárdenas Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda Ana Luz Quintanilla Montoya Ángel Raúl Naranjo Dávalos Ricardo Martínez Rodríguez Cuauhtémoc Acoltzin Vidal José Rafael Cuauhtémoc César Barrera Vázquez Abelardo Ahumada Montserrat Cárdenas Víctor Gil Castañeda Fernando Castillo Nadia Contreras
Mariposa atrapada
Isabel Valencia
Imagen tomada de la página: http://m2yg.blogspot.mx/2010/07
Fabio Martínez
e-mail:comentariosemanal@gmail.com
Carlos DIEZ
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Vivir Así Las maravillas Por Isabel Valencia/ Holoterapeuta
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iariamente al caer la tarde y al abrir las maravillas, mis hermanas y yo cortábamos un palito y cuidadosamente colocábamos las florecitas una tras otra hasta llenarlo. ¡Corríamos con nuestro tesoro a entregarlo a María la Virgen! Señorita grande, soltera del pueblo que tenía tienda; ella a cambio nos entregaba galletas de animalitos que acompañábamos con canela y así tener nuestra cena, nuestra golosina y alimento de niñas, que sabía a tristeza, a soledad. ¡Sabían a esperanza! Ellas no saben de la palabra falsa del político y mucho menos que se les premia por sus fechorías, a ellas les falta mucho para poder trascender del vegetal al humano. Nosotros alguna vez fuimos como ellas; esperábamos a las cuatro de la tarde para empezar a abrir los finos pétalos perfumados, con esa fragancia única y sutil. Los grillos alaban el humilde señorío y las gotas del rocío las embellecen aún más. Aprender de un reino y de otro, vivir cada una de las experiencias de ellos y
pensar que acabamos siendo depredadores de nuestros hermanos menores. Se supone que estamos para cuidarlos y guiarlos, pero la ley de la conservación de la especie, así lo marca. Bien dicen que el mundo espiritual funciona al revés. Cuando aprendamos que cada uno tiene su propia misión en esta vida…todo será diferente. ¿Has estado alguna vez en dinámica grupal y de pronto te dicen? “Si fueras flor, cuál serías, o si fueras, fruta, árbol, animal…” Cuando recordemos de dónde venimos y aprendamos a respetar y ayudar a la evolución de nuestros hermanos menores, entonces otra cosa será. Por lo pronto, las maravillas están a nuestro alcance para admirarlas de 4 de la tarde a 7 de la mañana más o menos, y durante la temporada de lluvias. Durante el día se cierran y aguardan la caída del sol. Esta perfumada flor resulta que es benéfica para muchos padecimientos tanto internos como externos. Como olvidar la alegría que nos
causaban a mis hermanas y a mí, al correr con nuestros palitos multicolores intensos de rojo, amarillo, rosa mexicano, morado y otras de todos los colores en una sola flor y recibir a cambio unas seis galletitas que apenas cabían en nuestras diminutas manos a diferencia del palito que sosteníamos con dos dedos. La magia de las maravillas que se transformaban en galletas de animalitos al ser canjeadas y la inocencia de un niño, de unas niñas y la alegría de intercambiar florecitas por comida, Recuerdo varios palitos parecidos a los de nosotros sobre su altar. Creen que seguimos siendo niños y que seguimos esperando la magia de las maravillas, pero es tan evidente el engaño, la mentira… que la inocencia murió. La mató la desilusión, al ver en lo que se convierten aquellos que una vez fueron como las maravillas. ¿Ya recordaste que flor, fruto, árbol, animal escogías, o te identificas? Me gusta comer de vez en cuando galletas de animalito con canela. Satisfacen mi alma. Y las maravillas alegran mi ser.
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Ciencia, Docencia y Conciencia Somos, nuestras palabras…. Por Ana Luz Quintanilla Montoya1
“El lenguaje es la morada del ser y la casa donde habita el hombre” Martin Heidegger n griego, palabra quiere decir “proyectil”, lo cual es un equivalente a proyectarse. Por ello se dice que somos lo que pensamos y nos proyectamos, con nuestras palabras. En este sentido, si somos lo que decimos, ¿por qué no cuidar nuestras palabras?, ¿por qué no tratar de hacer un buen uso de nuestro lenguaje? Y es que es común hablar por hablar, sin pensar siquiera en la conveniencia o no de lo que expresamos. Quizá usted se ha percatado ya, que cuando se tiene un encuentro con alguien, las palabras que se mencionan en el intercambio verbal, tienen siempre un significado que va más allá de la definición propia de las mismas; tras éstas, existe un significado “anímico o vivencial” del propio ser humano que las pronuncia, y más aún, tienen que ver con la manera en que esta persona recibe para sí misma. Por ejemplo, es muy común encontrarse con alguien en algún sitio y en lugar de decir simplemente “Hola”, suele preguntarse: ¿cómo estás? ¡Chispas! Difícil pregunta para responder ¿no cree usted? Sin embargo, suele responderse, tan desenfadadamente como se preguntó: Bien ¿y tú? Algunos se toman un momento para responder y comentan “pues estoy más o menos”, “he estado bien aunque hoy no ha sido mi mejor día”, y otros hasta se jactan de vivir en una felicidad permanente, respondiendo ¿Qué, no me ves? ¿Cuántas veces no le ha pasado encontrarse en medio de una conversa en la que se está hablando pésimamente mal sobre otra ú otras personas? Muchísimas veces, estoy segura (el chisme es “deporte” nacional). Y, según los psicólogos, toda esta intolerancia y señalamiento de defectos hacia los “otros” es tan solo una proyección de lo que realmente somos nosotros mismos. Esa charla común, eso que se critica o se
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reconoce en el otro, desafortunadamente está dentro de uno mismo, por ello es común escuchar, que nadie puede dar lo que no tiene dentro de sí mismo, y por ende, incluye también a las palabras como medios que son de comunicación; somos lo que hablamos. Por el contrario, en otras ocasiones, se ha encontrado usted con personas que mantienen un entusiasmo (palabra que viene del griego, estar lleno de “Dios” o de una fuerza creadora universal) e inspiración (que viene del griego, estar en espíritu), que tan solo con estar cerca de ellas, las palabras resultan que estorban, porque no es necesario mencionarlas puesto que transmiten paz, alegría, armonía. Deepak Chopra mencionó en alguna ocasión: “Recuerda que el mundo de allí afuera, refleja tu realidad aquí adentro”, por ello las personas y las palabras que definen a las mismas, tienen que ver con las proyecciones de su mundo interior. Lo que más odias, es lo que más niegas en ti mismo; lo que más amas, es lo que más deseas dentro de ti. Y es que en muchas ocasiones, no habla nuestro corazón o nuestra mente, sino “hablan” nuestros “miedos”, y éstos son producto de nuestra memoria, que mora en el pasado; lo que han sido las experiencias que hemos vivido, disfrutado, o hasta padecido. Por ello, al recordar lo que nos hizo sufrir antes, dedicamos nuestras energías a asegurarnos de que el sufrimiento no se repita más.
Octavio Paz mencionó en su discurso en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española (1990): “Mi amor por la palabra comenzó cuando oí hablar a mi abuelo y cantar a mi madre, pero también cuando los oí callar y quise descifrar o, más exactamente, deletrear su silencio. Las dos experiencias forman el nudo de que está hecha la convivencia humana: el decir y el escuchar. Por esto, el amor a nuestra lengua, que es palabra y es silencio, se confunde con el amor a nuestra gente, a nuestros muertos, los silenciosos y a nuestros hijos que aprenden a hablar. Todas las sociedades humanas comienzan y terminan con el intercambio verbal, con el decir y el escuchar. La vida de cada hombre es un largo y doble aprendizaje: saber decir y saber oír. El uno implica al otro: para saber decir hay que aprender a escuchar. Empezamos escuchando a la gente que nos rodea y así comenzamos a hablar con ellos y con nosotros mismos. Pronto, el círculo se ensancha y abarca no sólo a los vivos, sino a los muertos.
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¿Los pollitos tienen hambre o tienen frío? Por Fernando Castillo
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riste la noticia que leo esta mañana, quizás tarde, quizás no, pero es triste saber que a Enrique Michel le presten más atención los medios de comunicación que a dos, tres o miles de colimenses más que han denunciado despojo de sus pertenencias, esas que con el sudor de su frente se han comprado, privándose de salidas, diversión e incluso una mejor alimentación. No denigro a los medios que le prestan atención pero, señores, hay más sociedad que la política, esa que les dio su voto para que estuvieran donde están. Y todo ¿Por qué? Por las promesas de vivir mejor, seguros y felices. En pocas palabras íbamos a vivir en un mundo maravilloso, como el pinche Pérez, protagonista de una sátira política. No estamos muy distantes de
Este aprendizaje insensiblemente nos inserta en una historia: somos los descendientes no sólo de una familia sino de un grupo, una tribu y una nación. A su vez, el pasado nos proyecta en el futuro. Somos los padres y los abuelos de otras generaciones que, a través de nosotros, aprenderán el arte de la convivencia humana: saber decir y saber escuchar. El lenguaje nos da el sentimiento y la conciencia de pertenecer a una comunidad. El espacio se ensancha y el tiempo se alarga: estamos unidos por la lengua a una tierra y a un tiempo. Somos una historia……. La palabra es nuestra morada, en ella nacimos y en ella moriremos;
las jaladas que el filme trata, tales como ¡Pretender acabar con la pobreza por decreto! o ¡Considerar a la pobreza como delito! -bueno esto último no, pero creo que sería el colmo, aunque con los comentarios de ciertos funcionarios inútiles que dicen que 5,000 pesos ajustan para vivir feliz y contento, como que deja muchas dudas-. Pero bueno, esto no pasa en México y mucho menos en Colima, aunque hasta en colonias de “alto nivel” como Altozano y donde vive el señor gobernador soberano del estado de Colima, con toda la parafernalia que lleva su cargo. Regresando al robo de la camioneta del señor Enrique Michel me pregunto: ¿Qué va hacer la autoridad al respecto? ¿Le van a dar el mismo trato inhumano que le dan al resto de la población o le van a comprar su camioneta y regresársela, para deducirla de impuestos? O ¿Le van a rentar una como la del gober? Que por cierto, dicho sea de paso, los datos del arrendamiento millonario de Yukon Denali 2016 -cuyo costo normal supera el millón de pesos- simplemente no pueden ser revelados por motivos de seguridad; entre
ella nos reúne y nos da conciencia de lo que somos y de nuestra historia; acorta las distancias que nos separan y atenúa las diferencias que nos oponen. Nos junta pero no nos aísla, sus muros son transparentes y a través de esas paredes diáfanas vemos al mundo y conocemos a los hombres que hablan en otras lenguas. A veces logramos entendernos con ellos y así nos enriquecemos espiritualmente. Nos reconocemos, incluso, en lo que nos separa del resto de los hombres. Estas diferencias nos muestran la increíble diversidad de la especie humana y simultáneamente su unidad esencial. Descubrimos así una verdad simple y doble: primero, somos una
los datos se encuentran el costo mensual y detalles –que me imagino son “blindaje” y cosas por el estilacho-. Para esto, el secretario de Administración y Gestión Pública Kristian Meiners Tovar, señaló que la renta de la camionetona del año “es un esquema financieramente bien pensado, y que no nos requiere liquidez este momento, entonces también esa gran ventaja tiene”. ¡Que me diga cómo le hizo sin liquidez porque a cualquier hijo de cuico no nos sueltan un carrito así, y vaya que nos hace falta a muchos en qué movernos para ir, trabajar y pagar los impuestos que les dan de tragar a muchos pollos! Sin buscar reflectores, existen algunas colonias como Infonavit La Estancia, La Albarrada, Independencia, Tabachines, Rancho Blanco y Bosques del Sur, entre otras del mismo corte popular, que requieren de atención señor gobernador y comitiva en turno. La democracia empieza, donde termina el hambre, y no podemos ser democráticos con un pueblo hambriento ¿O sí? * Licenciado en Lingüística.
comunidad de pueblos que habla la misma lengua y segundo, hablarla es una manera, entre otras, de ser hombre. La lengua es un signo, el signo mayor de nuestra condición humana”. ¡Lindas palabras las de Paz en su reflexión! Así que ahora, cuando tenga oportunidad, ponga atención a las palabras de los demás, pero muchísima más atención ponga, a sus propias palabras, y en lugar de ver la paja en el ojo ajeno, haga caso al cosquilleo que puede estarle causando la propia. __________ 1
Profesora e Investigadora de la Universidad de Colima analuzqm@ucol.mx
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A las quinientas Rostros de la vida Texto y foto/ Carlos DIEZ
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ostros vemos… corazones no sabemos. Ignoro cuántas veces, con distintas variantes, he escuchado en la vida esta sentencia, cuando, sobre todo, vemos a una persona hacer algo que no cabe en nuestra cabeza que pudiera hacer. Es como cuando vemos en la televisión a alguien conocido que comete un delito grave de cualquier índole, o cuando se entrevista a los vecinos de un asesino o violador en serie… y en serio, y quienes lo han tratado o visto dicen de tal delincuente que siempre se vio en la comunidad como alguien callado, amable, participativo, y sin embargo ahí están las pruebas de la comisión de un delito. Es algo que nos deja perplejos, estupefactos, en un limbo de incredulidad que hace casi imposible que asimilemos la información. Y es curioso también cómo a veces uno ve “virtudes” en alguien que lo llevan casi a ensalzarlo, e, incluso, a endiosarlo,
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y de pronto viene alguien que también conoce a la misma persona y nos dice lo peor, llamándonos la atención para que no vayamos a caer en manos de quien vemos como virtuoso, santificable. En una persona puede hallarse lo más indescifrable de un comportamiento, pero también podemos ver lo más sublime o bajo, sin que logremos entender el porqué de tal o cual comportamiento humano, personas de las que no se conoce un término medio y, o las satanizamos o las deificamos. Hace algún tiempo tuve oportunidad de desarrollar una parte de un proyecto académico humanizante con jóvenes privados de la libertad en algún lugar de México, muchachos que, por haber delinquido fueron puestos a disposición de las autoridades y, por ende, perdieron el derecho a uno de los bienes más preciado después de la vida: la libertad. Fue un ejercicio maravilloso con el cual aprendí más que en semestres completos
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de carrera universitaria. Compartir con una juventud descarrilada, pero no por ello carente de esperanzas, es un acto realmente maravilloso e inolvidable, en el cual se puede incentivar un diálogo entre personas, independiente de su condición humana, para buscar soluciones a problemas propios, reflexiones por lo menos en torno a lo que gira la propia vida de cada individuo. En el proceso con los jóvenes que usaron cámaras fotográficas para representar desde su centro de aislamiento social temas como la familia, la libertad, Dios, la justicia y la amistad, hubo un acercamiento que me llevó a la amistad más cercana con uno de ellos, quien al cumplir su castigo me buscó en la universidad para colaborarme. Lo acepté y fue muy eficiente aunque no tenía estudios. Tenía, eso sí, voluntad para servir y aprender, lo que me dio a entender que delinquió no por gusto, sino por necesidad y me permitió ver que se encontraba arrepentido por actos pasados. Estuvo conmigo un tiempo apoyándome con otros proyectos, abriéndome más los ojos sobre los mismos jóvenes con los que trabajé sensibilizando sus miradas, conocimiento que me ha servido de mucho. Después emigró sin decir adiós, mi corazón agradecido lo recuerda.
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Aproximaciones D e s l i z a m Bajo i e n tlao lluvia s invertidos Por Nadia Contreras
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n día antes habíamos leído poemas sobre la lluvia. Mientras escuchaba la voz de Lulú, volví a la casa paterna donde la lluvia era común en los meses de agosto y septiembre. Sobre todo, septiembre. Escuché el chasquido del agua en las hojas de los árboles, sobre la lámina que cubría la pila y el lavadero. Lulú tiene una voz espectacular y sabe leer poesía. Regresé a casa y los versos del poeta Efraín Bartolomé, resonaban en mi interior. Así me fui a la cama: “Ayer salí a caminar bajo la lluvia en ruinas: algún día estaremos / paseando entre estos árboles, contemplando estas piedras. // La lluvia hace sentir un aire tembloroso que llega hasta los huesos, / y se va por segundos y regresa, más callado que antes todavía”. Los repetí una y otra vez, hasta que el sueño me devolvió sus imágenes.
Comenzó a llover. Era el olor de la tierra húmeda, ese rumor de hojas, los charcos que luego serían espejos. De mi parte, hay un afán por ser la humedad, ese espacio traslúcido. La lluvia sobre el techo de la casa y también en su interior. No hablo de la lluvia como una catástrofe, antes bien, de una lluvia mansa que lentamente empapó los muebles, la cocina, las habitaciones. Ellos no podían hacer nada; ellos no podían salvaguardarme de esa lluvia como cuando niña me metían a empujones a la casa mientras otros se manchaban de lodo la ropa. Vuelvo a los versos y también a los pasillos blancos del hospital. Era urgente bajar la fiebre, era urgente el hielo para apagar la llama abrasadora. Mi cuerpo rompía los termómetros. No recuerdo lo sucedido, reproduzco aquí la historia que es eco en la familia. En aquellos
años debieron bañarme con agua tibia, en lugares sumamente cerrados, evitando así la corriente de aire. Era prescripción médica también quedarme sentada en las fiestas con mi vestido y mis zapatos nuevos. Me quedé sentada mirando los juegos de otros, las carreras al monte, a la piedra que servía de resbaladero. Llegué a ir un par de veces, y también caminé descalza sobre los charcos del jardín. Lo hacía a escondidas y con la prisa de quien se sabe vigilada por ojos sobreprotectores. La lluvia seguía mojándome. Era una lluvia fuerte. No quise correr, ni brincar, ni saltar, ni mojar a aquel otro imaginario, a aquel otro del sueño. Me quedé de pie, mientras el agua caía sobre mi cabeza, mis hombros; de pie, en el centro de esa revelación, ese paraíso.
www.elperiodicodetudia.com
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Periodismo
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Y el periodismo en Colima, ¿para dónde va? Por César Barrera Vázquez
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ara responder hacia dónde va el periodismo en Colima debemos entender, primero, el desarrollo que ha tenido esta profesión desde un enfoque diacrónico; es decir, observando su evolución a lo largo de su historia. También debemos preguntarnos dónde se encuentra actualmente el periodismo. Qué periodismo se hace. Sin embargo, para responder la primer pregunta no es necesario remontarnos aquellos tiempos antiquísimos, cuando la semilla del periodismo germinaba en la voz de los juglares, quienes desde la plaza pública solazaban a la chusma con los relatos o historias –chismes—más recientes de las vicisitudes palaciegas y sus romances más bochornosos. Partamos de un escenario más reciente y que nos atañe. En el caso de Colima, el periodismo tiene menos de 100 años: los periódicos más antiguos, aún vigentes, son el Diario de Colima y el Ecos de la Costa, que tienen 63 y 88 años, respectivamente. Seguramente, existieron otros medios impresos más antiguos, pero tenían una función doctrinaria y propagandística, más que informativa, como fue el caso del Monitor republicano (1846). Hablamos, pues, de una etapa del periodismo de Colima cuando se representaba por la prosa estilística de Gregorio Macedo, Ismael Aguayo, Manuel Sánchez, así como un grupo de intelectuales literarios que se dedicaron a ejercer, de manera intuitiva, un trabajo periodístico de exorno más que de sustancia noticiosa y que pecaba, la mayoría de las veces, de ornamental. Un periodismo paisajista. Quizá fue ya a finales de los setentas, cuando llegaron a Colima un grupo de reporteros de la ciudad de México (Roberto Águila, Víctor de Santiago, Roberto Guzmán), quienes inauguraron en El Comentario un periodismo más a la vanguardia y técnico, con una mayor carga en el contenido noticioso y en la diferenciación de los géneros periodísticos. Coincidentemente, comenzó, durante esa
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etapa, la llegada de la impresión en frío u offset, lo que mejoró la calidad gráfica del periodismo impreso. Cualitativamente, en cuanto a la redacción de textos periodísticos, se pasó de una estructura prosística novelada al formato práctico y mercantilista –para economizar papel— de la pirámide invertida, que en el periodismo estadounidense era el predilecto de los redactores, ya que contestaba las preguntas: qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué. Por supuesto que antes de la llegada de estos periodistas de la Ciudad de México, ya había en Colima reporteros con una curiosidad inquisitiva y un instinto noticioso,
como Armando Martínez de la Rosa y Jesús López Morales (mejor conocido como La Borrega dentro del gremio reporteril). De ese mismo tiempo parten un grupo de reporteros, aún en activo, que de manera empírica han ejercido esta profesión. Están en esa tesitura, por ejemplo, Jesús Murguía, Carlos Arévalos, Alfredo Quiles, Juan Ramón Negrete, entre otros más. Estos son periodistas que se formaron a través de la práctica, del ejercicio irrestricto de la profesión, fraguando sus conocimientos al calor de las máquinas de linotipo y con la observación atenta y receptiva del aprendiz de orfebre. Si bien desde los ochentas la
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Cantadoras del Pacífico Por Fabio Martínez
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n el Caribe fueron famosos, en las plantaciones de caña, los cantos de vida, de carnaval y rumba, que dieron pie al son, el guaguancó, la cumbia, la plena y la bomba. En el sur de los Estados Unidos, los cantos de laboreo en las plantaciones de algodón fueron claves en el origen del ‘blues’ y el ‘jazz’ norteamericanos. En el Pacífico colombiano, los cantos de vida, de boga y de muerte, entonados en los ríos y en las minas de aluvión, fueron importantes en el origen del currulao, los arrullos y los alabaos. De esta tradición vienen las cantadoras del Pacífico, que con sus bellas voces nos recuerdan los tristes años del látigo, la cruz y la carimba.
Universidad de Colima tuvo carreras afines a la profesión del periodismo, como Letras y Comunicación, no es hasta el año 2003 cuando se crea de manera formal la Licenciatura en Periodismo. Ya egresaban, pues, licenciados en Periodismo, quienes cursaban un plan de estudios con materias relacionadas únicamente con esta profesión: como periodismo radiofónico o televisivo. Hablamos, en ese sentido, de un gran paso para la profesionalización del periodismo, puesto que los egresados de la carrera no sólo salen con las aptitudes y habilidades para ejercer el periodismo, sino que tienen un enfoque más social de esta profesión. Esta visión social, este enfoque del periodismo al servicio de la sociedad y la ciudadanía, le da una nueva mirada al periodismo Son, pues, los estudiantes de Periodismo, los egresados de esta carrera de la Universidad de Colima los que están definiendo, los que definen el periodismo que se realiza en Colima. Y esto, en una gran parte, a través de proyectos personales, de la invectiva propia y de la pasión que se desborda en las nuevas generaciones de periodistas. En esta coyuntura, el internet, las redes sociales, todas las posibilidades
Según los estudiosos, la carimba era la marca, con un hierro al rojo vivo, que se le hacía al esclavo en la espalda, en el hombro o, incluso, en la cara. La Red de Cantadoras del Pacífico sur, como se suelen llamar, son 320 mujeres agrupadas alrededor de 18 organizaciones comunitarias, que vienen de Buenaventura, Guapi, Timbiquí, Iscuandé, El charco, La Tola, Olaya Herrera, Mosquera, Satinga y Tumaco. Nos cuenta la antropóloga Paola Andrea Navia, de la Universidad del Cauca, quien desde el año 2008 ha estado al frente de este importante proyecto cultural. La red no solo se dedica a la preservación y difusión del canto vernáculo; también es una organización que lucha por potenciar los saberes y la cultura del Pacífico. Cuando se trata de saberes y sabores no hay como la matrona del Pacífico. La mujer del Pacífico ha sido el eje
entrañadas en el mundo virtual son las herramientas que propician un ejercicio del periodismo más plural y democrático. Las circunstancias, por lo tanto, inciden también en la profesionalización del periodista. Es algo que debe hacer para sobrevivir en esta profesión que Gabriel García Márquez calificó como la más bella del mundo. Los mismos lectores han contribuido en esta evolución cualitativa y cuantitativa del periodismo. Y es que son los lectores de los medios los que exigen mayores mecanismos para defender su derecho constitucional a estar informado. Incluso ya hay lectores que exigen transparencia del medio informativo en cuanto a quiénes son sus patrocinadores, cuáles son sus principales fuentes de financiamientos o ingresos; esto para identificar un posible conflicto de intereses. El periodismo siempre ha sido considerado un baluarte dentro de los países democráticos. Recordemos el caso de Watergate que culminó con la caída de la presidencia de Richard Nixon. Fue un trabajo periodístico el que indujo su salida de la Casa blanca. De ahí la cada vez mayor participación ciudadana en los medios de comunicación, y ya no sólo a través del buzón del lector o la creación de un ombudsman del lector que defienda sus derechos en el medio
fundamental de la cultura de la región que ha preservado los lazos familiares, culturales y sociales. En la red no solo figuran cantadoras de voces melodiosas y sincopadas, que nos recuerdan el ‘blues’ del sur de los Estados Unidos, entonado por los afros norteamericanos en la plantación de algodón. A lo largo de una tradición que lleva más de trescientos años, ellas, así mismo, son parteras, curanderas, maestras, artesanas y cocineras, que hoy desean difundir sus saberes ancestrales ante el mundo. Justamente, el programa Canto Pacífico, que hoy traen a la vigésima edición del Festival de música Petronio Álvarez, es una producción sonora articulada al proyecto de construcción de paz en el país. www.fabiomartinezescritor.com
informativo. Los egresados de Periodismo, principalmente de la Universidad de Colima, egresan con una visión más integral de la importancia social que tiene su trabajo, su función de informar acertadamente sobre el contexto social en el que se desenvuelve el ciudadano. Ellos son, en gran parte, lo que definen hacia dónde va el periodismo en Colima. Y son también los que contribuyen a eliminar las viejas prácticas veniales de la profesión, que en nada se relacionan con el estipendio o el pago de publicidad. Por otro lado, es un aliciente para mejorar la competitividad en el periodismo ver que cada vez más personas se matriculan en la carrera de periodismo. Sin duda, muchos de los que ahora se inscribieron tienen las aptitudes, la vocación y la pasión para mejorar la práctica del periodismo en el estado. Y también es loable ver que muchos de los periodistas de hace 30, 40 años, se mantienen vigentes, aportando con su experiencia y su amistad a las futuras generaciones de periodistas. Conforme se perfeccione el ejercicio periodístico y que éste sea más plural y de calidad, la sociedad se fortalecerá democráticamente.
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Música
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DeMúsica y otras cosas Una escuela en el tiempo
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a semana pasada inicié una remembranza de la llegada a Colima del Centro de Educación Artística “Juan Rulfo”, que depende del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, la institución encargada de salvaguardar el patrimonio artístico y cultural del país, así como de la normatividad de la educación artística desde la iniciación hasta estudios profesionales, con presencia a nivel nacional, teniendo el mayor número de escuelas y centros de investigación en la ciudad de México. Es oportuno citar que la educación artística en México y la cultura, en su más amplia acepción, no ha sido una prioridad nacional, los primeros pasos en este sentido que a nivel oficial se dieron datan desde la creación misma de la Secretaría de Educación Pública en 1921, cuyo impulsor y creador de tan importante proyecto, fue el bien recordado Don José Vasconcelos Calderón, no obstante debo decir a título personal, que las condiciones sociales en el país postrevolucionario, devastado y con toda clase de vejaciones y limitaciones en la población desde su misma identidad como mexicanos, con un altísimo índice de analfabetismo entre otras calamidades, y como coloquialmente se dice, no estaba el horno para bollos; además, ni las condiciones políticas podían garantizar medianamente el éxito de un proyecto como el que el oaxaqueño Vasconcelos propuso, aun cuando él y un grupo de entusiastas colaboradores e intelectuales de la época, entre ellos, Don Jaime Torres Bodet, lo secundaban en aquella ambiciosa obra. En fin, que la iniciativa Vasconceliana con visos de éxito por momentos, prevaleció hasta la llegada del licenciado Lázaro Cárdenas al poder de 1934 a 1940, en cuyo sexenio se acabó la educación artística oficial, dando paso al primer modelo de educación tecnológica que coincidía con la era de la petrolización del Estado mexicano.
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-Segunda de cuatro partes Toda esta historia me permite considerar que el sistema educativo nacional ha carecido de un proyecto educativo integral y duradero donde haya un equilibrio adecuado al potencial intelectual que todos los seres humanos poseemos y los valores afectivos, morales y estéticos, que hacen a mujeres y hombres más íntegros, más útiles para sí mismos y para sus semejantes; a estas incongruencias se unen las obstrucciones, mutilaciones y cambios sexenales, en un sistema que lejos de ayudar perjudica a la educación, porque los resultados en los procesos educativos son a mediano y largo plazo. La gran labor del Cedart, se sustenta precisamente en su continuidad, en el esfuerzo constante de su personal, y la comunión en sus objetivos e ideales. Claro que las grandes obras no se hacen de la noche a la mañana ni sin grandes sacrificios; ahora la escuela ya está construida y se construyó, como ya se dijo, en los cimientos de la constancia, del esfuerzo, con el trabajo individual y de equipo, con el entusiasmo tanto del Inbal, como de la comunidad del Cedart en Colima. Este relato en cápsulas semanales, lo hago con mucho gusto y a la vez con mucha emoción, de ser el vehículo por el que espero se llegue a conocer mejor al Centro de Educación Artística que por sus propios méritos ha llegado a ocupar un lugar en la educación y la cultura en Colima. Antes de continuar, debo decir que en 1976 se inició con el nivel de secundaria, la cual concluyó inmediatamente porque solo hubo una generación, las razones, se las digo muy a la mexicana: El que mucho abarca poco aprieta, y en aquel momento fueron las condiciones existentes tan precarias en todos los órdenes, que simplemente no se tuvieron las condiciones adecuadas. Este tema vendrá a escena después, cuando lleguemos al Ejido La Estancia y se recuerden algunas incidencias y situaciones que se vivieron, para obtener el espacio y la
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instalaciones que ahora se tienen. Al integrarme yo al Cedart, llegaba a un lugar de trabajo desconocido y solo por la invitación hecha por la maestra Vera Vázquez, alentaba mi curiosidad y el incipiente antecedente de ser una escuela de educación artística, completaba la razón por la que se justificaba mi presencia. La escuela, a pesar que ya tenía dos años en operación, la veía con muchas carencias, y quizá mi impresión era colectiva, porque se aspiraba un ambiente formal pero incierto, reservado, de individualidades; después, me fui dando cuenta que los artistas que presuntamente algunos se decían, formaban un círculo dominante sin mucho sustento pero existía, y esto aunado a que el Cedart no acababa de establecerse en Colima, estaba desfasado de su realidad. En cuanto a mis funciones como docente, siempre tuve todo el apoyo de los compañeros y la directora, la maestra Vera. “Hacer lo tuyo y dejar que los demás hagan lo propio” ha sido mi lema y no adoptar problemas que no me corresponden. Así transcurrieron los primeros cinco años de trabajo en el Cedart, donde el cuerpo directivo lo conformaban oficialmente la directora y una secretaria, porque no había el cargo de subdirector y de administrador, ni de ningún otro empleado, lo cual solo reflejaba el estado de una escuela en pleno periodo, los docentes cobrábamos con lista de raya; así que con esta perspectiva nadie tenía seguridad de nada. La estructuración, de la escuela estaba iniciando. Cabe señalar que antes de concluir su mandato presidencial, el propio Luis Echeverría puso en duda la continuación del proyecto Cedart, lo que seguramente en el ánimo de las comunidades en cada centro, latía incesante el riesgo de que los Cedart desaparecieran. Afortunadamente no fue así, y con la llegada del siguiente gobierno, López Portillo, ratificaría la creación de los Cedart y se quedaron para ser al día
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Creación
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de hoy, un referente de la educación artística en México. En el 84, decía, administrativamente, se darían los primeros pasos firmes para reafirmar el proyecto, se crea el puesto de subdirector y el de administrador, con lo cual se daba certeza desde el INBAL, del interés oficial por la continuidad de estos centros educativos; la convocatoria para los nuevos cargos, se hizo extensiva a la comunidad y sin saber exactamente hasta la fecha cuál fue la razón, un grupo de maestros encabezados por el secretario de la Sección Sindical, en ese tiempo el maestro Ignacio Valladares Ochoa, se acercaron a mí y sin más, me comunicaron que me habían propuesto para el nuevo cargo de subdirector, sorprendido solo les contesté que si ellos lo habían decidido, yo haría mi mejor esfuerzo para no defraudar su confianza; dicho y hecho, y en el mes de octubre de 1984 ocupé el cargo de subdirector, que por las circunstancias prevalecientes por aquellos días, uno de los pendientes inmediatos y fuertes, era buscar y encontrar solución al problema del edificio; nada fácil la tarea, pero se empezó en un lado y en otro, y simultáneamente aumentaba la presión de los dueños a través de su representante legal, Roberto Chapula de la Mora. Para atender la demanda se tuvo la estancia de un licenciado del Departamento Jurídico del INBAL, lo que para el Cedart era un paliativo y la posibilidad de ganar tiempo para encontrar una salida en aquel momento la menos grabe para el desarrollo de las clases, y con esta incertidumbre transcurrían los meses. Este tema ya estaba en la agenda de los pendientes desde septiembre de 1985 después del sismo. Fe de erratas: en la entrega anterior, el dato correcto de los Cedart es de tres en el D.F. y nueve en provincia, no 4 cuatro y ocho como erróneamente se escribió. Así mismo, la fecha de mi ingreso al Cedart fue en 1978, no en 1988 como se asentó.
O n i ro ´g r a f o
En un descuido se va
L
a acción acontece cerca de un mercado en donde un intelectual se ha colocado para recolectar firmas de apoyo a una manifestación de protesta social. Es intelectual pero parece vendedor ambulante porque ha puesto una mesita a la orilla de la banqueta: una mesita de niño que es muy bajita y obliga a la gente agacharse para anotar su nombre y firmar un desplegado y, si lo desea, depositar un donativo. Justo a su lado está un señor que vende cohetitos; éste es un vendedor desarrapado y no muy aseado que ha puesto un costal a ras de suelo y sobre él exhibe su mercancía: unas bolitas glaseadas que parecen lunetas de dulce de sabores pero que explotan si se avientan al suelo o si se pisan con fuerza. Una pareja que llegó en su automóvil se acercó a ver de qué se trataba. Los adultos deliberan acerca de la posibilidad de estampar sus firmas, mientras un niño de edad escolar pide que le compren dulces. El papá le explica que no lo son y que no se los comprará porque pueden resultar peligrosos y dañinos.
Mientras tanto, por las ventanillas traseras del auto se asoman dos pordioseros, uno de cada lado; ambos cubiertos con abrigos de lana de colores oscuros y muy raídos; tocados con sombreros de fieltro viejos y con guantes de estambre cuyos dedos están cortados para asomar las puntas y poder tocar con ellos. Piden limosna pero ni la pareja ni el niño que viaja en el asiento trasero se dan cuenta pues están distraídos en sendas conversaciones: El señor preferiría firmar, la señora se opone a ello, el niño insiste en que le compren los petardos. La mamá solicita dinero al papá para hacer alguna compra; el papá lo saca descuidadamente de su bolsa y ofrece algunos billetes arrugados, desordenados y revueltos a su esposa quien distraída estira la mano para recibirlos. El niño, más hábil, arrebata uno y levanta la mano llevándola hacia atrás tratando que el billete quede fuera del alcance de sus padres pero, sin querer, lo acerca a uno de los pordioseros que lo recibe y se aleja. cuauhtemoc_acoltzin@ucol.mx
Teléfono: 312-31- 7-13 -96. txemajmm.blogspot.com
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Reportaje
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“¡La mina no va…!”:
la lucha en Miacatlán
Por Montserrat Cárdenas*
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Hay en la cara un estigma, hay en las manos impotencia, hay un gran coraje que se debate dentro, hay el horror de tu asesinato, el terror del miedo sembrado en toda la ciudad. Que vengan los periodistas, que vengan los activistas, los que quieran hacer justicia”, dice el compañero en honor a todos aquellos que defendieron nuestro medio ambiente; defendieron la felicidad de sus hijos y eso que les arrebataron: la vida. Mujeres y hombres que han exigido sus derechos, organizado a su pueblo, oponiéndose a lo que dicta el Estado, las empresas trasnacionales y el capital extranjero han sido levantados en sus casas después de un mitin, de una marcha; han sido torturados en lotes baldíos, obligados al autoexilio y, luego, muertos a tiros. Hoy, en el “Encuentro mexicano de resistencias contra el modelo extractivo: nuestros territorios libres de minería y otros
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megaproyectos”, compañeros de Chiapas, Oaxaca, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Nayarit, Guerrero, Veracruz, San Luis Potosí y Colima les rinden homenaje, les agradecen. Miacatlán, Morelos, lugar que alberga al sitio arqueológico de Xochicalco, Patrimonio de la Humanidad desde 1999, parece un lugar apacible, tranquilo. Es aquí donde estamos, con su gente, compartiendo. Ellos, desde 2013 se han opuesto a la llegada a su territorio de la empresa minera Esperanza Resources Corporation, que pretende explotar oro y plata en 15 mil hectáreas que el gobierno le ha concesionado sin consultar a las comunidades que viven, siembran sus alimentos y coexisten ahí. Con el apoyo del presidente municipal y del sacerdote del pueblo, el Movimiento Morelense Contra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos logró que el gobierno estatal dijera “¡La mina no va…!”, después de mostrarles los daños ambientales, sociales y de salud que ocasionaría a 17 comunidades que se encuentran en las cercanías. “El pueblo se fracturó, pero la mina no entró”, escucho
decir a un anciano sentado junto a una manta dibujada con el rostro de Emiliano Zapata. Así, al igual que Miacatlán, cientos de comunidades en México se han opuesto al despojo de su territorio, de su agua, de sus bosques, de su suelo, y se han declarado “territorio libre de minería, represas, parques eólicos, fracking, transgénicos, gasoductos, carreteras”. “Nos quieren arrebatar nuestros bienes naturales comunes”, dice Miguel Mijangos, integrante de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), organización que acompaña y asesora a pueblos en resistencia frente a los intereses de empresas, generalmente extranjeras, que invierten millones de dólares en extraer, con la promesa del siempre añorado progreso, nuestros recursos naturales. “La universidad del estado, que hizo la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), dijo que el proyecto no era malo, que no nos afectaría, pero resultó que estaba coludida con la empresa”, no da así su testimonio un hombre chiapaneco de sombrero, moreno, con la mirada recia.
El Comentario Semanal
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El objetivo del encuentro en Miacatlán es compartir experiencias, tejer redes, crear alianzas, enterarse de que no se está solo. En cada testimonio se retoman fuerzas. “Hay esperanza, hermanos”, se oye decir. “En el caso de los parques eólicos, se argumenta la necesidad de obtener energía limpia. Pero, ¿limpia para quién? ¿Para quienes son desplazados de sus y comunidades, para quienes son hostigados, amenazados, encarcelados, secuestrados, asesinados?”, discrepa Gustavo Lozano, abogado que asesora jurídicamente a quienes se oponen a estos y más proyectos. Les prometen que iban a salir de pobres; despedazaron sus territorios y nunca han sido ni siquiera indemnizados, añade el periodista Julio César Ramírez. . Durante los tres días hay una palabra que retumba en cada testimonio: dignidad. “Estamos aquí porque no nos dejamos”; “Si no nos defendemos nosotros, ¿quién?; “¡Unión compañeros, unión y dignidad!”. Mientras Francisco Cravioto, de la Alianza contra el fracking, cuenta que en su experiencia, las mujeres van siempre adelante de la lucha, encabezando, y que
cuando esto ocurre, los movimientos no se quiebran tan fácilmente, doña Micaela, de Zacualpan, Colima, conversa con una mujer chiapaneca de hermoso traje bordado y trenzas largas. Le dice que ahora están luchando en su comunidad contra “dos monstruos”: una mina y una hidroeléctrica. En el último día del encuentro se realiza una marcha hacía Mazatepec, Morelos. Bajo el intenso sol de mediodía se pueden escuchar las consignas: “¡Queremos frijol, queremos maíz, fuera mineras de
Reportaje nuestro país!”, “¡Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha ambientalista por América Latina!”. Al finalizar, en un mitin todos coinciden: las comunidades deben estar en alerta permanente, hacer frente al capitalismo verde que viene con proyectos disfrazados. La unión de fuerzas y capacidades resulta y resultará determinante, al final de cuentas, todos tenemos un enemigo en común. *Estudiante del 3er semestre de Periodismo de la Falcom.
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Literatura
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La Cava, hablando en árabe Por Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda
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in percatarnos, hablamos árabe en la casa, escuela, trabajo o calle, por doquiera utilizamos palabras que los moros dejaron en España cuando la invadieron; la conquista musulmana, un complejo proceso político y militar que inició el siglo VII, con la ocupación del Oriente Medio y el norte de África, en el marco expansionismo del califato Omeya, llegaron a Hispania en los primeros años del siglo VIII, donde se consolidó alÁndalus – Andalucía. Una leyenda culpa a La Cava (“mala mujer” en árabe) de la entrada árabe en España. El Romancero narra que el rey visigodo don Rodrigo vio a doña Florinda, la hermosa hija del conde don Julián (Olián o Ilián), gobernador de Tánger y Ceuta,1 cuando se bañaba en el río Tajo y al verla “abrasóle la pasión” a tal grado que la “deshojó a la fuerza una mañana”. Se cuenta que a la sombra de un torreón que se levanta junto al río, en noches toledanas de luna llena se aparece la desdichada joven. Florinda había salido a bañarse acompañada por sus doncellas, sin
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reparar que Rodrigo la contemplaba: “Puso la ocasión el fuego/ en el corazón altivo […] De la perdida de España / fue aquí el funesto castigo […] Florinda perdió su flor, el rey padeció castigo”. Es interesante que romancero culpa tanto al hombre como a la mujer por la caída del reino visigodo: “ella dice que hubo fuerza, / él que gusto consentido. / Si dicen quién de los dos / la mayor culpa ha tenido, / digan los hombres la Cava / y las mujeres Rodrigo” Pero, advirtamos que el rey “…se aprovecha de su posición de superioridad absoluta como suplente del conde don Julián, el cual le concede al Rey el derecho de [tutor para] casar a su hija al mandarla a la corte” (Corral, 2001:51), mas no de ser violentada por quien debía protegerla. Don Rodrigo tropezó con las reiteradas negativas de doña Florinda, por lo que le dio a beber un soporífero para lograr su propósito (Mora,1853). “La Cava escribió a su padre / cartas de vergüenza y duelo, / y sellándola con lágrimas, / a Ceuta envíalas presto”. El conde, enterado del agravio y embargado
por la furia, decidido a vengar la afrenta, solicitó el apoyo de Táriq ibn Ziyad, de Muza; en el verano de 711, el rey perdió su reino en la batalla del río Guadalete. En su poema “Florinda”, el duque de Rivas escribió hacia 1808: “¡Triste del pueblo a quien su triste suerte/ tanto a la infamia y corrupción prosterna, /que necio ríe y necio se divierte / con los vicios de aquel que lo gobierna” (Saavedra, 1957), palabras cuyo eco resuena hoy; el romancero llora la conquista: “Madre España ¡ay de ti! […] Donde nace el fino oro, / donde hay veneros de plata, / abundosa de venados, / y de caballos lozana, / briosa de lino y seda, […] toda serás abrasada.” El rey desapareció en los entretelones de la historia, según el Romancero, una culebra le devoró el corazón y él moribundo se quejaba: “Ya me come, ya me come, por do más pecado había”; en Zorrilla (1842) no parece arrepentirse, pues dice: “Hoy a diez años que a Florinda ultrajé […] aun veo aquella escena amante, abrasadora/ veo aun su rostro virginal que llora…/ y aun ¡sacrílego amor! que la amo creo”. Don Julián pereció en una batalla y doña Florinda, que había estado prometida al príncipe de Asturias, murió “loca de dolor y de vergüenza”, en las inmediaciones del torreón de Toledo. Pero más allá de la guerra, la violencia y la conquista, trasciende la cultura, por tanto, no es Serendipitoso2 hablar árabe, sino la trasmisión de voces que, durante los casi ocho siglos de invasión mora (711 – 1492), se fueron colando al español. Para evidenciar que hablamos árabe, subrayamos las palabras de ese origen en los párrafos finales. Por la calle central de la aldea corre transparente la acequia por barrios y arrabales, a su vera se levantan casas de adobe, construidas por diestros albañiles, que cierran sus puertas con pesadas aldabas. Al llegar a casa, cruzamos
Poesía
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Poemas
El Comentario Semanal
Por Olga Leticia Orizaga Cárdenas
Corazón olvidado Resguardo solitario y olvidado, testigo de un hermoso amor de ocaso, y que pasado el tiempo en cruel lamento, convirtió simplemente en un fracaso. Aroma de tu piel aletargado que en mi recuerdo necio permanece intentando perderse, abandonado, pero al sentir mi fiel suspiro crece.
Déjate llevar
No me des nada
No remes contra corriente, te agotarás en tu intento, no te acercará de nuevo, aunque luches en tu esfuerzo.
No me des nada si no quieres, sé que no pretendes darme nada, aunque te esfumes de mi vida por completo, tu imagen la tengo resguardada.
Mejor si te encuentra el viento, abrázate a él muy ligero, permite que te conduzca y así cuando a mi te acerque, como dos aves en vuelo, siempre juntos andaremos. Cantaré durante el viaje, para alegrar a tu oído, verás que pasado un rato, tu boca emite un suspiro y olvidas el rumbo antiguo.
el largo zaguán donde brillaban los azulejos y de las vigas y alfarjías penden candiles. Por la noche escuchamos caer la lluvia en la azotea, su agua se recoge en el aljibe, para regar las azucenas, azufaifas, jazmines, alhelíes y azahares que perfuman las alcobas alfombradas, donde nos recostamos sobre almohadones de algodón para contemplar en el alfeizar de la ventana las macetas con tulipanes. La familia labora en sus tareas, entre agujas y alfileres enhebramos historias, unos lloran por los algoritmos y el álgebra que dan jaqueca, otros sentados en adoquines juegan ajedrez y toman una taza de café con azúcar, vertido de
Yo te tomaré de aquella alcoba, de la esencia que dejaste impregnada, de las olas de la playa placentera, de las huellas que marcaran tus pisadas, del viento que lleva y trae tu aliento, de la sombra que se esfuma atolondrada. No me des amor si no quieres, vete como el cruel ladrón que escapa, que viviré extasiado del recuerdo, manteniéndolo siempre aprisionado.
las jarras, verdaderas alhajas, elaboradas por diestro alfarero. El almanaque nos regaló el abacero del almacén, donde compramos: arroz, azafrán, azúcar, berenjenas, zanahorias, alubias, arrope, almíbar , acelgas y un poco de alcohol, transportadas a lomo de acémilas, y que guardaremos en alacenas. Fuentes - El romancero español. - Corral Pedro del (2001). Crónica del rey don Rodrigo en la Crónica Sarracina (publicado en 1430). Castalia, España. - Establier Pérez Helena (2009). “Florinda perdió su flor. La leyenda de La Cava”, en: Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo. Año 85, pp. 195 - 219.
Esperanza levántame enseguida dale un halo de vida al corazón no dejes que me sienta muerta en vida ni me dejes vivir sin la ilusión.
El jardín de mis pensamientos En el jardín de mis pensamientos, cubierta de penumbra y de rocío, permanece tu esencia somnolienta, que indica que aun me encuentro vivo. Mil flores la atrapan por instantes y entre sus manos evitan que se esfume, me ofrecen de tu piel el rico aroma, de tus labios besos humedecidos, recorren sus pétalos tu cuerpo, desde el cabello hasta tu oculto ombligo. Me nutren de esperanza silenciosa, los pensamientos en mi jardín nacidos.
- Mora Juan de Dios de Mora (1853). Florinda o La Cava. Ed. Juan Muñoz y Compañía. Madrid. - Saavedra Ángel (1957). Obras completas. Atlas. Madrid. - Zorrilla y Moral José de (1842). El puñal del godo. Domenech, Barcelona. Datos 1 Ceuta, ciudad autónoma española, a 18 km de la Península Ibérica en el noreste de África; junto con Gibraltar (la “Montaña de Tarik” (Djebel Tarik = Gibraltar) forma las míticas “Columnas de Hércules”; se habla castellano, Tamazig y árabe. 2 Serendipitoso, un descubrimiento afortunado por accidente, del cuento persa “Las tres princesas de Serendip”; en ese reino, las decisiones de las princesas tenían un feliz e insospechado resultado. mirtea@ucol.mx
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Semblanza
Vislumbres
Don Ismael Por Abelardo Ahumada
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Honor a quien honor merece”. Y nuestra visión crítica no nos debe impedir el reconocimiento de que así como han existido (y hay) priístas cuyas vidas son ejemplos de los más lamentables. Así también existen y han existido otros cuyas trayectorias vitales son dignas de tomarse en consideración. Como lo fue el caso de don Ismael Aguayo Figueroa, fallecido el domingo 31 de julio, en la ciudad de Colima. Don Ismael, en efecto, fue un hombre que con dignidad, inteligencia y dedicación dignificó, como pocos lo han hecho en nuestra tierra, no sólo la labor magisterial que desempeñó desde la primaria hasta la universidad durante varias décadas
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consecutivas, sino la literaria, la del cronista y la del historiador, legando para todos nosotros (y para quienes nos sigan) frutos suculentos extraídos de muchísimas horas de investigación y escritura arrebatadas al descanso y al sueño. Aun cuando don Ismael no nació en nuestra entidad, sino en un pueblito jalisciense ubicado en la orilla de la gran laguna seca de Zacualco-Sayula, que coincidentemente lleva el nombre de San Miguel Cuyutlán, fue uno de los más notables colimenses que por adopción hayamos conocido. En la fecha de su muerte, el profesor Aguayo tenía 95 años y poco más de un mes de haber visto la primera luz, aunque, para su tristeza y la de su familia, llevaba ocho años enfermo. Ocho años de los que los últimos 6 pasó desafortunadamente en cama y con sus facultades mentales cada vez más disminuidas no obstante haber sido él, como dije, un hombre inteligente y activo que cultivó también la política en el mejor sentido de la palabra. Nació, pues, en aquel Cuyutlán remoto el 17 de junio de 1921, y fue traído a vivir acá (muy cerca del Cuyutlán del mar) cuando aproximadamente tenía siete años.
El Comentario Semanal
Llegando a radicar en una casa modesta del barrio de la Sangre de Cristo, al que, ya siendo adulto, dedicó uno al menos de los 63 sonetos clásicos que publicó por primera ocasión en 1984, dentro de su evocativo libro Retrato nostálgico de una ciudad: “Viejo barrio adoptivo, larga historia/ de párvulas vivencias desvaídas/ hojas de calendario, desprendidas/ de la pátina gris de la memoria”. 1 Obra que vale la pena resaltar porque si bien en Colima han sido muchos los poetas que han logrado construir algunos sonetos perfectos, son sólo dos (doña Griselda Álvarez y él), quienes lograron forjar suficientes para integrar con ellos preciosos volúmenes de su autoría. Siendo por eso que, valorando dicho trabajo, don Juan Macedo López, otro los entrañables paisanos nuestros del siglo anterior, redactó la siguiente frase tras de haber leído el libro de Aguayo que ya mencioné: “Te viertes y te reviertes [Ismael] en las vivencias de la ciudad que nos es grata y desde la altura de tu experiencia y conocimiento, abarcas la triangular dimensión física de Colima y su entorno moral”.
El Comentario Semanal
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Apreciación con la que yo humildemente coincido, y creo que coincidirán ustedes, amables lectores, cuando terminen de leer “Ofrenda”. Otro de los preciosos sonetos que dedicó precisamente a nuestra capital: “Ciudad de mis amores, con tu venia/ quiero tomar, en apretado cerco/ los suaves litorales de tu cuerpo/ con ansia secular y primigenia/. Deja que el alma, en suave calistenia/ te penetre en el lapso que me acerco,/ y que el ensueño, de arrebatos terco/ te cante el verso que el amor ingenia/. Ciudad florida en estación de nardos:/ me tienta la embriaguez de ser tu dueño/ con el son de mariachis y petardos,/ perderme en tu rumor como en un sueño/ y arropar en noctámbulos retardos/ los párpados cansados del ensueño”. Dije, renglones arriba, que durante su larga y productiva trayectoria laboral, don Ismael transitó también por la política. Pero mucho antes de ello sólo fue uno de tantos jefes de familia numerosa, que vivió muchos años preocupado por completar el gasto diario. Tal y como se revela en este otro alegre cuarteto de un soneto dedicado a la quincena cobraba como ‘profesor de banquillo’: “Por línea de paterna burocracia/ conocí tu pasión y tu calvario,/ y el exiguo caudal de tu salario/ regido por ubérrima autocracia./ Burócrata de ayer que nunca sacia/ sus quincenas vencidas el erario,/ hambre y deudas de fijo calendario/ sorteadas con valor y con audacia”.2 Gracias a sus probadas dotes de poeta, nuestro homenajeado obtuvo algunos primeros lugares en los Juegos Florales de Colima y Tecomán; ganó el premio nacional de poesía Fray Junípero Serra, entregado por el gobierno de Nayarit. Pero ligando su potencial poético con los trabajos docentes y burocráticos que alternadamente realizó, el maestro Ismael todavía encontró, ya casado y con hijos, tiempo para inscribirse en la escuela de Derecho, incursionar en las lides políticas y en la tarea periodística. Como periodista, caracterizándose por su estilo siempre cuidado y ameno, publicó durante unos 25 años, en el Diario de Colima de El Marqués, la columna En Tres Minutos. Sencillos pero interesantes textos que, si alguien los pudiese hoy ver en su conjunto, notaría que son un detallado y puntal registro de los acontecimientos de toda una época en nuestra entidad.
Querida entidad, por cierto, que se vio cimbrada el 27 de octubre de 1959, cuando se avalanzó sobre nosotros, un poderosísimo y devastador ciclón. Del que con todo lujo de detalles él hizo una crónica muy puntual, y que años más tarde reproduciría en otra apretada síntesis en un soneto que precisamente lleva por título esa fecha: “Negra noche de horror, sangrienta espada/ por turbión asesino poseída/ cósmica garra cruel, embravecida/ hundiéndose en la carne victimada/. Monstruo inicuo de cólera endiablada/ titánica espiral enardecida,/ rabiosa catarata enfurecida/ en mártir geografía sacrificada”.3 Antes de incursionar de lleno en la política, el profesor Aguayo Figueroa dio clases y fue incluso director de la escuela primaria José María Morelos, de Villa de Álvarez, en la que a mí, después, me tocó ser alumno. Estando allí, si no me equivoco, se convirtió en el Oficial Mayor de la Cámara de Diputados, siendo el presidente de la XXXVI Legislatura, el Profr. Ricardo Guzmán Nava. Actividad política, pues, en la que no sólo participó como un priísta crítico y propositivo, sino como un muy atento observador, tal y como se muestra en el muy interesante, y a veces divertidísimo Anecdotario Político Colimense, que también rubricó. El profesor Aguayo Figueroa desempeñó otras múltiples tareas de las que no me voy a ocupar, pero en 1973 logró concretar otra faceta: la del historiador, al haber sido convocado por el gobierno de don Pablo Silva a ser uno de los participantes del ambicioso proyecto editorial que
Semblanza se denominó Colima en la Historia de México, que habría de aparecer en seis tomos. Habiéndole tocado a él la redacción del Tomo V, correspondiente al período de La Reforma, y compartiendo otro espacio también con el profesor Ricardo Guzmán Nava, a quien le tocó redactar el Tomo III, correspondiente al período de La Colonia; con don Ricardo B. Núñez, a quien le tocó desarrollar el tema de La Revolución en nuestra entidad; así como con el Dr. Jesús Figueroa Torres, quien abordó el tema del Remoto Pasado del Reino de Coliman. Sin que se haya publicado jamás el tomo sobre La Independencia. En La Reforma, Aguayo Figueroa tuvo oportunidad de desplegar un cúmulo de nuevos conocimientos y la indudable calidad redaccional que acrecentó con la práctica. En este libro nos refiere la última etapa de Colima como Territorio de la Federación, su transformación en Estado, las elecciones del primer gobernador y la de los integrantes de la primera legislatura, así como el asesinato de don Manuel Álvarez, y el infortunado inicio de la serie de gobernadores jaliscienses que, impuestos por el general Pedro Ogazón, jefe militar de la región y gobernador de Jalisco, mal gobernaron Colima hasta que en febrero de 1867, el general Ramón Corona devolvió la gubernatura a don Ramón de la Vega. Como político fue dos veces diputado local y presidió al Partido Tricolor. Aparte de haber sido miembro de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, de la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, de la Asociación de Cronistas de Pueblos y Ciudades del Estado de Colima, y presidente de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas. Pero como a todos nos tocará en un momento especial, él ya se retiró de aquí, aunque su recuerdo continuará en muchos de nosotros; sus genes en sus descendientes y sus frutos en sus numerosas obras. Descanse en paz.
Datos 1 Retrato nostálgico de una ciudad, Barrio de la Sangre de Cristo, p. 107 en la primera edición (1984), p. 117 en la segunda (2007). 2 Ibidem, Burócrata antiguo, p. 199 en la primera impresión, p. 129 en la segunda. 3 Ibid., 27 de Octubre de 1959, p. 111 en la primera edición, p. 121 en la segunda.
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Opinión
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Tres facetas de una vida dedicada al servicio de los demás Jaime Morales Fernández, integrado al movimiento Leonístico Por José Rafael Cuauhtémoc Acoltzin Vidal
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iguiendo siempre su vocación de servir, Jaime Morales Fernández fundó un club de servicio social desde donde ayudó con libertad a cuanta gente pudo. En efecto, el doctor Jaime Morales Fernández fue el fundador del Club de Leones Colima Cinco: ya tenía la idea de integrar una agrupación que beneficiara a la gente desprotegida del pueblo y le gustó el Club de Leones cuyo lema es: Nosotros servimos (We serve). Invitó personalmente a cada uno de los 30 miembros que lo integraron y formó una mesa directiva provisional que él encabezó durante dos años, mientras Lions International otorgaba la carta constitutiva. Una vez que la recibieron, el primer presidente electo formalmente fue el CL (es decir Compañero León) Elías Jaík, quien presidió el club durante dos años. Jaime Morales volvió a ser presidente en otro período. Las primeras reuniones fueron en los altos del Hotel Casino, de Colima. La dueña del hotel les prestaba el área y ellos solo pagaban las propinas de quienes los atendían; posteriormente alquilaron una casa por el barrio de San José, propiedad de un señor de apellido Castañeda, en donde si
pagaban renta. Pero se presentó una oportunidad única que Jaime supo aprovechar: Resulta que murió Don Francisco de la Macorra, quien era dueño de la hacienda de La Albarrada, y su hijo –del mismo nombre- vio dificultades para mantenerla pues el negocio original (un aserradero que embarcaba madera en el tren que pasaba por ahí) había decaído, y que la lejanía desde la ciudad de México le dificultaba visitar la hacienda y administrarla -pues no había entonces más medio que el tren que de por si era muy lentoy entonces contrató a don Rafael Macedo como administrador con instrucción de que la vendiera muy bien o la cediera para obra social. Jaime se enteró de eso y le propuso instalar ahí la cueva de su club mediante un módico pago que representaba casi exclusivamente los gastos correspondientes y que fue prorrateado por los 30 socios. Jaime tramitó un financiamiento por bancolima, que pagaron entre todos los socios. El club funcionó correctamente: tuvieron juntas cada 15 días, cenas con damas, bailes y coronación de reinas. Jaime Morales Fernández era muy trabajador y hacía trabajar a los demás de modo que andaban consiguiendo ropa, cobijas y viandas para apoyar a la gente (en especial a los pobladores de Jala, en el municipio de Coquimatlán). Hicieron tres campañas para
aportación de lentes y aparatos auditivos. Llevaban servicios médicos, dentales y de peluquería a las comunidades. Patrocinaron escuelas. Además trataron de que las instalaciones de la cueva fueran acogedoras para los cachorros (así se les dice a los hijos de los socios del Club de Leones), intentando crear un club de jóvenes leones. La membresía del club no creció mucho: llegaron a ser 33. En 1990, 17 de ellos acudieron a una reunión leonística en Pátzcuaro, Michoacán, e hicieron campaña para elegir gobernador de Distrito, postulando a Jaime Morales Fernández. Ganaron la elección no obstante que la representación de Jalisco era más numerosa. La toma de protesta fue en St. Louis Missouri, en noviembre de 1990. El tremendo sismo que azotó Colima en 2003 dañó mucho la estructura de la finca dejándola prácticamente inhabitable. Entonces, el gobernador Fernando Moreno Peña, les ofreció cambiar el terreno de La Albarrada por un nuevo edificio -construido ex profeso- en calle lateral al Complejo Administrativo del Gobierno del Estado, pero Jaime Morales Fernández ya no lo conoció, pues falleció el 1 de enero de 1997. cuauhtemoc_acoltzin@ucol.mx Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A. C.
Mesoamérica, cuna de diferentes culturas prehispánicas
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na vasta extensión de territorio en México y Centroamérica vio nacer las culturas prehispánicas durante el periodo formativo o preclásico (2300 a. C.-100 d. C), en el que se desarrollaron las culturas Olmeca, Teotihuacana, Azteca, Zapoteca, Maya, Tolteca y Mixteca. El legado de estas antiguas culturas permanece en las regiones que habitaron, donde existen testimonios de su evolución cultural, científica y arquitectónica, los cuales han sido motivo para diversas investigaciones arqueológicas y antropológicas. Un ejemplo de lo anterior es el juego de pelota deporte con connotaciones ri-
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tuales que se practicó desde 1400 a. C por los pueblos precolombinos de Mesoamérica, tanto en la vida cotidiana, como en celebraciones religiosas. La pelota estaba hecha de caucho y pesaba hasta cuatro kilogramos aunque el tamaño de la pelota difería mucho de acuerdo a la versión del juego. Esta actividad tuvo importantes connotaciones rituales que podían incluir el sacrificio humano, aunque también se practicaba para la recreación de niños, e incluso, mujeres. La primera civilización mesoamericana importante fue la de los olmecas,
conocida también como la cultura madre mesoamericana, debido a la gran cantidad de aportaciones culturales que de su zona geográfica se expandieron a otras regiones del mundo mesoamericano, entre ellas, las matemáticas y la medición del tiempo con calendarios civil y religioso. Los olmecas tuvieron su época de florecimiento entre el año 1200 a.C. hasta 400 a.C., ubicándose entre los actuales estados de Tabasco y Veracruz en el Istmo de Tehuantepec. Su territorio se caracteriza por grandes llanuras aluviales y crestas de colinas bajas con volcanes. (AGENCIA NOTIMEX)
El Comentario Semanal
Análisis
Lunes 15 de Agosto de 2016
Pensamiento Diferente El perdón en la academia y la investigación Por Ángel Raúl Naranjo Dávalos
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n la mecánica de la vida social, que tiene mucho de caprichos y poquísimo de decisiones sensatas se percibe el fenómeno del perdón como algo de cuentos para niños o bien como un acto suntuoso donde alguien con cierto poder legal, moral o físico procede a terminar el castigo o no darlo hacia alguien que socialmente lo proyectamos como un cuerpo malo, indigno, inmoral. Dejemos esa habitual manera de percibir el perdón y démosle una dimensión más práctica y democratizadora para la convivencialidad humana y planetaria. Miedo y sufrimiento alimentan culposamente nuestra manera de hacernos en el mundo. Esto, social y culturalmente fabrica situaciones extremas de ansiedad concretizadas en miseria, desigualdad en bienestar y percepciones asimétricas, polarizadas que llevan a conflictos de intereses y todo por estar enajenados perceptualmente con la inmediatez del mundo social y cultural, por no orientar nuestra atención hacia lo profundo, hacia lo que está detrás de la apariencia de la forma y menos aún hacia colocar nuestra atención observando la epistemología personal desde la cual vemos lo que vemos, es decir observar observándonos, cuidando que sensaciones, emociones, pensamientos nos provocan impulsos y hacia donde nos dirigen y generalmente nos arrastran por no tener cuidado de atender esa intimidad. La academia y la investigación que tanto hablan de investigar aislando para develar un funcionamiento o un fenómeno de causa efecto, tratando de que no se enmarañe de elementos altamente subjetivos, bien podría interesarse por primero atender la propia subjetividad alocada con que uno suele plantearse la manera de trabajar. Sencillamente el sistema apoya y no apoya determinadas propuestas de investigación y de academia, no solo con juicios razonables, sino mayormente con posiciones subjetivas, habituales, de intereses de grupo, etc., etc. Me refiero, a liberar nuestra personalidad de excesos de ansiedad, ya que
nuestro modelo mundial lo forja altamente. La relación, la negociación, el consumo y mercadeo, el esparcimiento, generalmente, condicionan hacia la exacerbación de la ansiedad, luego hay temor, capricho, sufrimiento y culpa. Las mismas instituciones religiosas, en buena medida alimentan la culpa, cuando su función profunda sería la re-ligación, el sentirse uno con la totalidad. El perdón libera de la carga de la culpa ya que alimenta la sensatez. ¿Pero qué vemos? Alguien se divorcia y piensa en términos de…”ojala que el maldito se muera” o “esta desgraciada es mala por las malas”. Alguien, tiene una diferencia de idea y la asume como la verdad absoluta haciéndose sufrir a él mismo y a quien no está alineado a esa idea. El perdón es una condición y potencial para experimentar la vida diluyendo el dolor y el sufrimiento y provocar prosperidad, armonía, equilibrio ya que descarga la toxicidad psíquica. Primera cuestión para aprender a perdonar, perdonar es perdonarse. Me perdono perdonado para liberar la carga y generar serenidad, que es el principio de toda sensatez…serenidad, paz…certeza y alegría. A quien veas te está juzgando dolosamente percibe que esa persona está en estado de alto sufrimiento, desorganizada , sin punto de simetría, desintegrada como persona de su potencial humano y enclaustrado en un pensamiento de alta diferenciación y polarización. Dejarás a sí de seguirle la corriente y en lugar de comportarte como un ente irracional y reactivo meramente, podrás manejar la racionalidad emancipadora, en lugar de sentirte dañado por el otro, le ves y comprendes su desesperación sin que permitas toque tus fibras sensibles y te dañes con lo que expresa, ya que tú no lo aceptas en su manifestación caprichosa, lo reflexionas y así comprendes, que en este momento él
está renunciando a su potencial emancipador por ignorancia existencial, entonces comprenderlo, de esa manera lo aproximo indirectamente hacia un esquema menos violento. También el perdón nos da simetría, punto medio, equilibrio cuando siendo pertenecientes a una filia, asociación, partido, grupo, familia, club, etc. esa referencia de pertenencia identitaria no es capaz de hacernos perder ese punto medio. Como cuando uno no es homosexual pero acepta a quienes están en ese esquema, no se es republicano pero encuentra que en esa doctrina también hay cosas interesantes, se está divorciado pero no deja de tener un divorcio comprensivo, en buenos términos. El fundamento existencial de la democracia está en la capacidad de que la manera en que nos diferenciamos de otros no nos absorba condenando al otro, ya que al fin de cuentas somos lo mismo en cuanto persona y tenemos la capacidad de comprender el dolor del otro. Una persona en punto simétrico es aquella que no olvida y que siente a su persona, pero su persona es gracias a que deviene de otra persona y se manifiesta conviviendo con personas, por lo tanto las diferencias son aparentes y la persona sería un punto de simetría. Podríamos irnos a niveles más profundos y la simetría es más fuerte como asumirnos como campo de información cuantizada materializada corpuscularmente en lo que llamamos cuerpo humano. ¿Tentado a juzgar a alguien por algo? Detén esa paranoia y pregúntate ¿qué tiene que ver eso que acuso, conmigo mismo? ¿En algún momento yo hice también esto o estuve tentado? Si profundizo en mi falibilidad me hago sensato y me perdono y veo absurdo el juzgar al otro, mejor comprenderle e ir por una idea más liberadora. Reírme de mi mismo y del otro en plan liberador, sin dolo. Atención humana y psicológica al 3121532788.
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Teatro
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Accidentes, incendios y censura en el teatro mexicano del siglo XIX *Basado en el libro Cien años de teatro en México *Del autor Luis Reyes de la Maza -Primera de dos partesPor Víctor Gil Castañeda
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l lector principiante en temas artísticos del Siglo XIX quedará gratamente sorprendido después de leer el interesante libro Cien años de teatro en México, del ensayista Luis Reyes de la Maza. El texto fue impreso en la Colección Biblioteca del Issste, en junio de 1999, en una segunda edición, al cuidado del propio Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado. Con una extensión de 191 páginas, el documento pertenece a la serie, titulada con humor: “¿Ya leíssste?” que usted puede consultar gratuitamente en la sala de lectura del Centro de Estudios Literarios de la U de C. El libro está integrado con 36 temas que abarcan asuntos como la estructura de un ensayo literario, los primeros teatros construidos en la capital del país, los primeros actores y actrices, las obras y montajes de la época, los accidentes, incendios y enfermedades en la gente del escenario, la censura y la persecución contra los artistas, la llegada del cinematógrafo, las primeras óperas, zarzuelas y el exitoso can cán para el público citadino, los conflictos sociopolíticos del momento, dramaturgos mexicanos y europeos del Siglo XIX, la llegada del romanticismo, los rasgos del naturalismo, escuelas de arte dramático y su enseñanza, por mencionar algunos. Accidentes, incendios y otras penurias Para representar una obra de autor mexicano las complicaciones estaban a la orden del día; se les tenía desconfianza a sus escritos, debían pagar impuestos y pasar la supervisión de los inspectores mandados por las autoridades. Si los artistas eran extranjeros, debían soportar los días o semanas que duraban en su trayecto para
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llegar al país, sobrevivir a las numerosas enfermedades, la altura, la pesadez del aire y a veces la incultura de un público que no comprendía muchos de los temas o propuestas de los autores foráneos. A todo eso, debemos agregar los accidentes e imprevistos ocurridos dentro o afuera del escenario. Por ejemplo, el autor nos dice que el teatro provisional, construido en lo que fue un palenque de gallos, se trabajaba con una estructura de madera y sin techo, por eso debían anunciar antes de cada función: “La hora de comenzar será a las siete y media…si el tiempo lo permite”. Allí trabajaron modestas compañías de teatro, pero en 1884 se incendió y fue consumido por el fuego (p.12). En 1825, el teatro principal estaba prácticamente en el abandono. Agrega el autor que los sanitarios despedían tales emanaciones que los espectadores, desde sus palcos y lunetas, se veían obligados a llevarse a la nariz, constantemente, sus pañuelos empapados
en perfume. Además, el público, que no era muy escrupuloso ni ilustrado, sostenía con frecuencia acalorados diálogos en alta voz, con un volumen mayor a la de los actores y las actrices que hacían grandes esfuerzos para concentrarse en el escenario. Muchas veces, el público seguía con mayor atención los diálogos acalorados de tales espectadores que los versos de la obra dramática que se estaba representando. Por si fuera poco, en los pasillos del teatro se concentraban los intendentes, las criadas, los ayudantes de los artistas, los amigos de los actores, los tramoyistas, quienes platicaban con desenfado, voz alta y estruendosas carcajadas. Agreguemos a ello la potente voz del apuntador que salía de la “concha”, acompañado del humo de su pestilente cigarro. Para no variar, las decoraciones o telares eran remiendos de mejores épocas, llenos de manchas. La poca frecuencia con que se cambiaban las lámparas de aceite, que iluminaban el escenario, provocaba un olor insoportable. Casi siempre, las que estaban colgadas en el techo, debido a su mal estado, dejaban gotear incesantemente su viscoso líquido que manchaba los vestidos de las señoras y los trajes de los caballeros (ps.14-15). En 1827 llegó a la ciudad de México el primer actor español, Agustín Prieto. Después de dar varias funciones exitosas, los empresarios invitaron al Presidente de la República, Guadalupe Victoria. Pusieron a la entrada del recinto a dos empleados, con dos hachones para iluminar la entrada. No se fijaron que además de lanzar una tenue luz, dichos artefactos emanaban mal olor y mucho humo que casi ennegreció el rostro del funcionario (p.17). En 1827 llegó a la capital del país el famoso tenor de origen español, Manuel García. Se había educado en Francia, Italia e Inglaterra. Arregló con sus propios ingresos económicos el Teatro de los Gallos. Sumó a esto los gastos del viaje y decidió cobrar la entrada a dos pesos, pero las autoridades del
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ayuntamiento no lo dejaron. Tuvo que cobrar un peso. Interpretó la ópera “El barbero de Sevilla”, de Rossini. La cantó en italiano y el público, que no entendía mucho de este idioma, se molestó. Aparte, la prensa sensacionalista lo atacó por ser gachupín y le lanzó a los espectadores encima, pues el 20 de diciembre de 1827 el Congreso de la Unión aprobó el decreto donde se expulsaba definitivamente a todos los españoles de México, vencidos en la Guerra de Independencia. Como la esposa de Manuel García estaba enferma, pidió prórroga. Salió por el Puerto de Veracruz a finales de 1828, pero en el trayecto su diligencia fue asaltada y le robaron todas sus pertenencias (p.18) En julio de 1841 fue remozado el Teatro Principal. Todo estaba listo para la temporada de ópera –explica el autor--, pero a pesar de tanto ornato los espectadores tenían que llegar al teatro cubriéndose las narices con pañuelos perfumados, ya que la acequia de aguas negras no había sido tapada a pesar del nuevo empedrado. Los olores que despedía se colaban hasta el interior del salón, molestando también a los cantantes, sobre todo cuando tenían que inhalar con fuerza para dar un Do de pecho en alguna aria (ps.30-31). Cuenta el investigador Luis Reyes que un escándalo terrible ocurrió la noche del 6 de noviembre de 1848 en el Teatro Nacional. Se presentaba la comedia “Mentira y verdad”, de Scribe. Como los actores parecían cansados, emitían diálogos soporíferos, pesados y sin acción. En el segundo y tercer acto el público protestó con gritos, bastonazos, chiflidos, insultos y manotazos. En el cuarto acto todos los espectadores gritaban como energúmenos. Nadie entendía nada. Los actores no se escuchaban entre sí y los diálogos se perdían en aquel barullo universal. El empresario mandó cerrar el telón y desalojó a la orquesta. Los técnicos apagaron las luces, molestos por aquel comportamiento. Entonces, el público furioso y enojado, quitó y arrancó lo que pudo; sillas, asientos, cojines, lámparas, farolas, taburetes, telones… y los arrojó al escenario, causando un gran destrozo en el inmueble (ps.47-48). Un año después, en diciembre de 1849, todavía existían estos tipos de alborotadores en los teatros de la capital del país. Un puñado de ellos, apodados “cócoras” por la prensa local, acudieron numerosas veces al Teatro Nacional, donde
irrumpían con sus gritos, insultos, manotazos y chiflidos, que obligaban a la caída del telón y la suspensión de la obra. Fuera cual fuera el tema y el autor. El cinco de diciembre de ese año, ante los daños provocados al espectáculo de un empresario capitalino, éste decidió llamar al juez de Teatro, ahora llamado inspector-autoridad, quien avisó rápidamente a la policía. Acudió al recinto un batallón de policías. El oficial que los comandaba les indicó que prepararan sus armas. Las apuntaron contra los alborotadores y segundos antes de disparar, mientras la gente corría asustada, apareció el jefe del Estado Mayor y suspendió el fusilamiento (p.52). En el mes de abril de 1854, llegó a la ciudad de México, para presentarse en el suntuoso Teatro de Santa Anna, la cantante más célebre del mundo, Enriqueta Sontag Condesa de Rossi. Iba con una Compañía de Ópera Italiana y excelentes artistas que deleitaron al público por más de dos meses, con piezas como Sonámbula, de Bellini. Pero en mayo la población enfermó de cólera morbus. Una epidemia que se extendió con rapidez. Enemigo invisible, poderoso y mortífero. En cada hogar había un moribundo. La artista Enriqueta Sontag contrajo la enfermedad y murió a los dos días. También murieron; el tenor Pozzolini, el bajo Rossi, el maestro de coros y algunos tramoyistas (p.55-56). En la séptima década del Siglo XIX, le ocurrió un desagradable suceso a una Compañía de Zarzuela Española. Después de triunfar y conmover al público de la capital, decidió viajar al estado de Yucatán para ofrecer otras funciones. Como los éxitos seguían, fueron invitados por las autoridades a un día de campo. Mientras comían deliciosos manjares y los agasajaban, irrumpió en el desolado paisaje una horda de indígenas mayas que vivían como semisalvajes y en lucha constante contra el mal gobierno. Hicieron disparos al aire y raptaron a varios de los artistas, Carmen Ruiz (primera tiple), Olea (cantante), González (cantor) y dos bellas coristas. Días después mandaron una misiva pidiendo tres mil pesos por el rescate. Los empresarios pagaron y recuperaron a sus artistas, a quienes daban por muertos. Rápidamente regresaron a la capital y prometieron no dar ninguna función en la provincia, o en esos pueblos donde no se ofrecía nada de seguridad (ps.134-135). En junio de 1886, se anunció en la
Teatro capital del país la actuación de la famosa soprano norteamericana Adelina Patti. El 30 de noviembre llegó a la ciudad el empresario de dicha artista Mr. Meyer. Se hospedó en el Hotel Iturbide. Rentó las mejores habitaciones. Llevó un inmenso baúl al Teatro Nacional con los boletos impresos en EUA. Todos se le vendieron el día primero de diciembre. Las familias ricas y adineradas le suplicaron que vendiera más entradas y él se las dio al triple de su precio. Esa misma noche huyó del país con el baúl repleto de dinero, superior a los cincuenta mil pesos. Muchos ciudadanos habían gastado todos sus ahorros en aquel fraude. Cuando el embajador de EUA en México fue enterado por el presidente Porfirio Díaz, del atropello, se dieron a la tarea de contratar a la verdadera Adelina Patti, quien se presentó en el Teatro Nacional los últimos días de diciembre de 1886 y los primeros del mes de enero de 1887. Un enviado de la Presidencia de la República le hizo llegar regalos de la esposa del presidente mexicano, Carmen Romero Rubio de Díaz. Más de cinco mil personas fueron a recibirla a la estación de ferrocarril. El gobernador de Distrito la recibió personalmente, le entregó un bello ramo de flores y la llevó hasta el Hotel del Jardín donde se hospedó (ps.136-141). En el Teatro Hidalgo, pequeño escenario de barriada, se presentaba una noche de finales del Siglo XIX la pieza en seis actos San Felipe de Jesús. El actor que representaba al mártir mexicano, patrono de las Fiestas Charrotaurinas de Villa de Álvarez, Colima, ya clavado en la cruz, sintió que los cables que sostenían el madero se rompían uno a uno. Les gritó a los demás artistas, vestidos de japoneses –orientales que mataron a flechazos al mártir, en la vida real— quienes únicamente alcanzaron a quitarse, para que el joven actor no fuera atravesado por las lanzas que portaban en sus manos derechas. El pobre actor cayó entre alaridos y gritos de angustia (p.142). El 12 de diciembre de 1894 ocurrió en la madrugada un fuerte temblor en la ciudad de México. Los habitantes se alarmaron y muchos edificios sufrieron serias averías, incluyendo el Teatro Principal que se agrietó. Las autoridades no le dieron importancia y siguió escenificándose allí la obra La verbena de la paloma. Pero diez días después del temblor, a las 11 de la mañana, el techo del teatro se vino abajo, así como buena parte de sus muros o paredes.
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Teatro No hubo accidentados porque todavía no llegaban a trabajar los empleados. Las autoridades y empresarios le “echaron una manita de gato”. Lo reconstruyeron sin asesoría técnica y le cambiaron el nombre por otro: El Coliseo Nuevo. Pero 37 años después ocurrió allí mismo un siniestro que lo consumió totalmente. Envuelto en llamas, provocó la muerte de varios espectadores (ps.155-156). Prohibición y censura Por si fuera poco, con tantas calamidades sufridas por los artistas del escenario, debemos agregar a esto la censura y prohibición ejercida en su contra. Las obras, los ensayos y los diálogos eran severamente supervisados por los inspectores, quienes decidían qué cortes o ajustes hacer. Por ejemplo, en 1824, tres años después de haber logrado la Independencia, llegó a México un actor profesional: Diego María Garay. De sangre liberal y para congraciarse con los demás liberalesmasones del país, montó la obra La Virtud perseguida por la Superstición y el Vicio, que era una clara crítica contra la Santa Inquisición, el fanatismo religioso y los mismos inquisidores. Los grupos conservadores que todavía existían, se aliaron con el clero y salieron a las calles
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a protestar contra el montaje, el cual fue suspendido. Las autoridades mandaron prohibir su representación, la compañía de teatro fue desmembrada y los actores se quedaron sin empleo (ps.13-14). En el Carnaval del año 1831 se produjo en la capital del país un gran escándalo. Al anunciarse los bailes tradicionales que se ofrecerían en el Teatro Principal, el Arzobispado de la ciudad de México lanzó un Edicto tenebroso y prohibitivo. Les advertía a todos los ciudadanos que nadie fuera a dichos bailes y mucho menos que se pusieran máscaras o antifaces. En caso de hacerlo, serían castigados con la Excomunión Mayor. Los pobres habitantes salieron de sus templos cariacontecidos y espantados. La Mitra, las iglesias y los clérigos decían que la suspensión se debía a que el año anterior los asistentes al Carnaval habían acudido antes a una fiesta similar, en una casa particular, donde los hombres y las mujeres no llevaron puesta más ropa que el antifaz. La segunda razón esgrimida fue que en otros bailes de Carnaval, los ciudadanos indecentes se disfrazaban de monjes, sacerdotes, frailes, monjas o curas. Lo que daba un mal ejemplo a la ciudadanía. Los dimes y diretes siguieron por muchos días. Nada impidió que los bailes de Carnaval en el Teatro Principal se llenaran de feligreses disfrazados, con poco temor a ser excomulgados (ps.19-20). El 23 de abril de 1876, el dramaturgo Alberto G. Bianchi estrenó su pieza “Martirios del pueblo”, en el Teatro de Nuevo México. Días antes, el autor había repartido unos volantes en las zonas más humildes de la ciudad, donde explicaba que dedicaba este montaje a la gente pobre, sufrida y ultrajada del pueblo. Allí narraba sus miserias, penurias económicas y atacaba en forma valiente el odioso sistema de la “Leva”, implantado por el presidente Lerdo de Tejada. Reclutamiento obligatorio que destruyó muchos hogares y tantas lágrimas arrancó a las familias. El drama, a medida que se desarrollaba, ganaba simpatías entre el público que exclamaba “mueras” contra el mal gobierno. El autor salió al foro y recibió tumultuosa ovación. De pronto apareció un policía y la gente se molestó contra el uniformado
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que lo injurió rabiosamente. Al enterarse del argumento y el mensaje de la obra, el gobernador de Distrito, Joaquín Othón Pérez, mandó detener y apresar al dramaturgo Alberto G. Bianchi, quien fue recluido en la cárcel e incomunicado como si fuera un feroz criminal. El periódico El siglo XIX, donde escribían distinguidos intelectuales liberales, atacaron al gobierno por este ultraje a la libertad de prensa y del arte. La Sociedad Dramática Manuel Eduardo de Gorostiza publicó una carta crítica al presidente Lerdo de Tejada. Iba firmada por autores como Ignacio Manuel Altamirano, Juan de Dios Peza, José María Vigil, José Sebastián Segura, Francisco Sosa, Agustín F. Cuenca y otros. Le decían, entre otras cosas: “Si el señor Lerdo quiere ser respetado, comience por respetarse a sí mismo”. Cuando la gente del medio artístico sabía que Lerdo de Tejada asistiría a un evento, ellos no se presentaban. Así se logró que Alberto G. Bianchi fuera cambiado a la Cárcel de Belén, donde por lo menos podía ser visitado por sus familiares. Duró allí medio año, pues a la caída de Lerdo de Tejada, provocada por la Revolución de Tuxtepec que comandó Porfirio Díaz, lo dejaron en libertad junto con otros presos políticos (ps.111-113). El gobernador de Distrito, Joaquín Othón Pérez, era de mal talante, arbitrario y déspota. Siempre quería quedar bien con sus mandos superiores y tenía fobia contra los autores críticos. En 1847 después del estreno de la obra El incendio del jacalón, sátira contra el presidente Lerdo de Tejada, del escritor Francisco A. Lerdo, el funcionario mandó a sus esbirros o sicarios y apresaron al autor cuando iba del teatro hacia su casa, antes de la medianoche. El dramaturgo fue salvajemente golpeado, hasta dejarlo mal herido y tendido a media calle, inconsciente (ps.111-112). Datos del autor Luis Reyes de la Maza nació en San Luis Potosí el año de 1932. Historiador, guionista de medios audiovisuales. Es miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Ha publicado 15 libros relacionados con la cultura, los espectáculos y las bellas artes del Siglo XIX. Entre los guiones de telenovelas que ha realizado aparecen Mundo de juguete, Rina, La fiera y Toda una vida.
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