CRISTINA GARCÍA RODERO Puertollano, Ciudad Real, 1943
La Confesión. Saavedra. Lugo, 1981 Fotografía en gelatina bromuro de plata con tratamiento de archivo, termosellada sobre cartón neutro 81 x 53 cm.
Del 14 de Febrero al 31 de marzo de 2014 Biblioteca Pública de Ciudad Real
Julián Castilla nació coleccionista. Siendo niño, ya coleccionaba lo que le llegaba a las manos. En 1994 inició sus largos y continuados viajes por Europa, Estados Unidos y América del Sur, que le acercaron a los grandes museos de arte contemporáneo.
La exposición “Las miradas inquietas” no es sino la consecuencia natural de su propósito de compartir la colección con los demás. La muestra la componen 25 fotografías, quizás las mejores de la colección, capaces por sí solas de ofrecernos un espejo eficaz de la evolución de la fotografía y de la vida íntima y pública española, desde los oscuros años del franquismo hasta hoy mismo. Aquí están presentes nombres tan importantes como Catalá Roca, Nicolás Muller, Ricardo Sans, Ramón Masats, Pérez Siquier, Carlos Saura, Cristina García Rodero, Castro Prieto, Díaz Burgos, Alberto García Alix, Chema Madoz, López Tofiño, Sergio Prego, Pablo Genovés, José Buitrago, Juan Ugalde, Dionisio González, Jesús Pacheco, y algún fronterizo como Carmen Calvo y el maestro francés Robert Doisneau.
Pronto comenzó a adquirir sus primeras obras en ferias de arte. Como para la mayoría de los coleccionistas, también para él, coleccionar arte contemporáneo se convirtió en una pasión irrefrenable y compulsiva. Su colección comenzó entonces a centrarse fundamentalmente en el arte español contemporáneo. La presencia de la fotografía es también esencial en la colección de Julián Castilla, trazando un discurso paralelo al de la pintura, a través de la obra de algunos de los más destacados fotógrafos españoles de la misma época, entre los que conviven en envidiable equilibrio los miembros de la revolución realista de los años cincuenta y sesenta, con representantes de la llamada fotografía creativa, del neodocumentalismo de raíz intimista, del reportaje, la experimentación y las plurales tendencias del nuevo siglo.
Con el tiempo, Julián Castilla advirtió que su labor podría alcanzar una apreciable eficacia social y cultural si trascendía el ámbito de lo privado. Ello le movió a mostrar al público sus colecciones como un hecho complementario de la irrefrenable pulsión que le llevó a reunirlas. Llegados a este punto, parece clara la vocación pública del esfuerzo de Julián Castilla y la voluntad de compartir sus tesoros con nosotros. Así, no sólo ha prestado obra para importantes exposiciones celebradas en centros de arte como el Museo Esteban Vicente de Segovia, el Centro Contemporáneo de Málaga, el IVAM de Valencia o el Museo Reina Sofía, sino que ha depositado una parte importante de su colección (45 pinturas y 25 fotografías) en el Museo de Arte Contemporáneo “El Mercado” de Villanueva de los Infantes, que se exponen de un modo permanente desde que se abrió este espacio cultural en 2011.
Algunos nombres son de sobra conocidos; otros no frecuentan aún las exposiciones, ni vienen avalados por la ortodoxia del mercado, la crítica o el coleccionismo. Y es ésta, quizás, una de las más arriesgadas apuestas de esta exposición, y eso tenemos que agradecerle a Julián Castilla.