LA CIENCIA

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Lectura # 3

LA CIENCIA Tomado de: Ciencia metodología e investigación Fernando Reza Cáp. 1

Mucho y muchos han escrito sobre la ciencia desde un sinfín de enfoques y perspectivas, se ha dicho qué es y qué partes la conforman, también se ha mencionado cuál o cuáles serían las utilidades de aplicarla, y cuáles sus beneficios (individuales o sociales), etcétera. La existencia de tanta información respecto de la ciencia es, precisamente, lo que hace necesario esclarecer qué debe hacerse ante tanta y tan variada información, es decir, cómo se puede facilitar, actualmente, su contenido y procesos de conformación.

Ante todo, es importante reconocer como punto de partida que la ciencia es una forma de explicar todo lo que existe, ya sea desde el origen, o bien, desde el proceso evolutivo. Todo lo que existe es susceptible de ser explicado, descrito o dimensionado desde una perspectiva científica. Por ello, es importante señalar algunas características constitutivas de lo que hace ser a la ciencia. Algunas de estas características pueden ser más importantes que otras, o bien, si se prefiere, pueden considerarse al mismo nivel, lo que en realidad quiere destacarse es que la ciencia tiene una forma de ser que la distingue de cualquier otra explicación del todo. La ciencia es un conjunto o cúmulo de conocimientos sistematizados, ordenados y jerarquizados del quehacer humano. Es un modo de conocer lo que existe. La ciencia es una forma de trabajo. La ciencia no consiste en una serie de pasos rígidos que deben seguirse al pie de la letra, no es una receta de cocina, sino un cúmulo de conocimientos susceptibles de ser perfeccionados.

3.1 DIVERSOS MODOS DE EXPLICACIÓN


Se ha señalado que la ciencia es una forma de explicar lo que existe y, precisamente se especifica esto, porque la explicación científica no es la única manera empleada por el ser humano para aclarar la existencia, origen y evolución de las cosas. En el origen de la humanidad, el hombre no se explicaba lo que veía o sentía, sólo lo experimentaba, sin intenciones de querer explicar nada. Así, veía caer la lluvia, el oleaje del mar, el correr de los ríos sin procurar o preocuparse por dar explicaciones a estos fenómenos, no era capaz de reconocer semejanzas o diferencias entre ellos; sólo existían, ahí estaban, frente a él, dispuestos a ser usados por el hombre. Es como si se tratara de un bebé, donde él sólo observa lo que está a su alrededor, no intenta, de golpe en primera instancia, explicar lo que observa, sólo presencia lo que esta ahí.

Los objetos y fenómenos se suceden como presencias frente al hombre, sin pretensión alguna, mas poco a poco el hombre va asociando ideas, características que van dotando de cierta explicación a lo que sucede a su alrededor. La explicación puede que sea mágica o mitológica, pero no científica, porque la explicación científica no fue, ni ha sido, la primera forma que ha empleado el hombre (tanto en lo individual corno en su conjunto) para explicarse lo que existe. Por ello es que la ciencia no es ni la primera ni la única explicación que ha dado el hombre para comprender lo que está a su alrededor.

Por eso es importante reconocer que la ciencia es un conjunto o cúmulo de conocimientos. La única manera que se conoce para que el hombre posea conocimientos es a través de la experiencia. La ciencia, corno explicación, es el conjunto de la experiencia humana a lo largo de la historia. Piénsese, por ejemplo, en un niño que no sabe que si mete los dedos, la mano, en un recipiente con agua caliente se quemará. El niño ni sabe lo que es agua caliente ni lo que es quemarse, pero cuando mete los dedos en el recipiente con el agua caliente experimentará un hecho que le provocará una sensación de dolor, diferente de aquellas otras sensaciones que le son placenteras.

El hombre cuando aparece en la faz de la tierra en la Era Cuaternaria, llega a este mundo desprovisto de experiencias, así como un recién nacido viene sin experiencia. En aquellas lejanas épocas el hombre se alimentaba de lo que encontraba: raíces, hojas, frutos, etcétera, su carácter de recolector le hacía buscar el alimento donde lo hubiera; así, si se


terminaba en un determinado terreno o zona, el hombre emprendía el camino hacia otros lugares, hasta encontrar, otra vez, algo con qué alimentarse. Esta característica del hombre nómada de ir de aquí para allá era porque desconocía totalmente cómo la naturaleza se reproduce a sí misma, le era desconocido el hecho de que la naturaleza presenta una serie de ciclos (dígase, de momento, alimenticios), no comprendía por qué en un lugar había alimento y en otro no, por qué en algunos lugares había un tipo de alimento y en otros, de otras características. Cuando el hombre observa que al caer un fruto en la tierra, éste se descompone, se pudre y días más tarde, en ese lugar donde cayó el fruto comienza a brotar una hierba pequeña, que va creciendo hasta llegar a ser un árbol, igual al árbol de donde un día cayó el fruto aquel. Entonces el hombre se está acercando al gran descubrimiento de la agricultura. Más tarde, descubrirá el hecho de que la naturaleza es cíclica, es decir, que la naturaleza provee de alimentos al hombre y se da cuenta que no siempre a diario habrá el mismo tipo de frutos, sino que un determinado tiempo es propicio para que haya manzanas, otro naranjas, etc. El hombre advertirá que es posible contar con alimento siempre, además se da cuenta de que es posible almacenar los frutos, que no se trata solo de tomar y consumir el alimento, sino que es posible administrarlo. Al descubrir la agricultura, descubre el sentido de cultivar la tierra, es decir, que es posible que el hombre siembre (así como cuando presenció el hecho de que la fruta caía) lo cual le permitió contar con más probabilidades de obtener alimentos.

Este hombre que acababa de descubrir la agricultura no se explicaba esta serie de sucesos desde una perspectiva científica. Es muy probable que estos fenómenos, por él observados, los haya atribuido a una serie de fuerzas sobrenaturales. Así, pensaría que era la tierra quien le proveía de alimento. Si por ciertas circunstancias desconocidas por él, no hubiese lluvias adecuadas durante un tiempo, el hombre podría asociar el hecho de que si bien es cierto que la tierra es quien le proveía de alimentos, también observaba que esto era posible siempre y cuando hubiera lluvia. El hombre, entonces, ya no estaba solo frente al descubrimiento de la tierra (como proveedora de alimentos), sino que ahora había descubierto a la lluvia. La tierra y la lluvia serían consideradas, ahora, como dos factores indispensables para que el alimento fuera posible.


Así como alguna vez el hombre descubrió azarosamente la agricultura; tal vez, un buen día, se dio cuenta que comer carne le resultaba placentero, por ejemplo, la carne de conejo. Este descubrimiento fue positivo o por lo menos provechoso para su alimentación. Porque ésta ya no se basaría únicamente en frutos o raíces, sino que también incluiría carne. El conejo, que antes compartía con el hombre los alimentos que la naturaleza les proporcionaba, ahora formaba parte de la alimentación de aquél.

El hombre podía advertir que el conejo no provenía de la tierra y, de igual modo, reparaba en el hecho de que el conejo tampoco provenía de la lluvia; desconocía el origen de este animal, pero tampoco le preocupaba conocerlo, porque desconocía el sentido del origen. Entonces, sin preocupación alguna, continúa sembrando, mas ahora intentará cazar conejos y otros animales. Para ello fabricará armas que le permitan conseguir su propósito: perseguirlos, matarlos y comerlos. Un día, accidentalmente, un conejo cae en un hoyo que le impide escapar y el hombre se da cuenta que si pone una serie de hoyos, como aquél donde cayó el conejo, obtendrá más conejos de los que puede cazar persiguiéndolos, de esta forma se juntan varios conejos y como están juntos hembras y machos se reproducen y entonces el hombre descubre la domesticación y la ganadería, ahora se dedicará también a la crianza y domesticación de animales. El hombre es agricultor y ganadero, ya no tiene necesidad de ir de un lugar a otro, en busca de alimento porque ha aprendido a producirlos, ha dejado de ser nómada, para ser sedentario.

El hombre se percata de que la naturaleza le sigue proporcionando todo lo que necesita para su alimentación y con ello su sobrevivencia Advierte que esto es posible pero desconoce la razón. Los árboles y lo animales existen independientemente de la voluntad del hombre. ¿Cómo se explicaba el hombre primitivo estos fenómenos o hechos?, ¿podía explicarlos de una manera científica? es muy probable que no haya sido así; tal vez creía entonces que todo lo que le rodeaba era obra de una fuerza superior, sobrenatural, es decir, una obra de los dioses. Cada fenómeno observado por el hombre estaba regido por un dios en especial. Así, la tierra, la lluvia, los animales, eran creaciones de dioses. Estos dioses aparecerán ante el hombre como dioses buenos, porque le proveen de todo lo que necesita para sobrevivir.


Entonces, el hombre, a lo largo de su historia, ha venido acumulando experiencias. Éstas no se dan de un día para otro, sino que re quieren de periodos de tiempo, a veces, sumamente prolongados. Mientras las cosas se explicaron por fuerzas sobrenaturales, no había mayor problema, la explicación estaba dada: dios o dioses. Esta explicación era determinante y tajante. Pero, ¿qué pasó cuando el hombre observó que las cosas o fenómenos se comportaban de manera diferente, que parece ser que la existencia de lo que le rodeara no era obra precisamente, de dios o dioses? Piénsese, por ejemplo, en el hecho de que el hombre se percataba de que en algunas regiones existía un tipo de flora y fauna muy diferente a la que él acostumbraba observar. ¿Acaso los dioses hacen diferentes criaturas o hay varios dioses para varias especies de criaturas? O bien, si la lluvia es una obra positiva de los dioses, ¿por qué no siempre llueve o, por qué en algunos lugares la lluvia es abundante y en otros ni siquiera llueve?, ¿todo esto es una disposición de los dioses o de un solo dios?

La ciencia tiene sentido, una fuerza la hace avanzar, la hizo nacer: eI porqué Por qué existe la vida, el aire, el agua, el fuego, etcétera. Junto con la religión, la magia y el mito, la ciencia es una forma de explicar el por qué de las cosas. La ventaja que tiene la ciencia sobre la religión, la magia y el mito es que mientras éstos explican las cosas de una manera determinante y tajante, la ciencia no. Piénsese en el origen del hombre; la religión católica, por ejemplo, tiene resuelta esta pregunta desde hace dos mil años y de la misma manera: obra y gracia de Dios. Mientras los antiguos mexicanos atribuían el origen del hombre al sacrificio de los dioses, la ciencia tiene otro tipo de explicación, no definitiva, ni tajante. El origen del hombre explicado por la ciencia es relativamente reciente (siglo XIX), si se acepta la teoría de Darwin: la evolución de las especies.

Es importante reconocer que coexisten todas estas explicaciones, es decir, actualmente se puede observar que los fenómenos naturales y sociales son explicados desde la religión, la magia, el mito y la ciencia. Por ello, no hay que olvidar que la ciencia es una posibilidad de explicación de lo que existe, es una forma de responder a las interrogantes que el hombre se ha planteado a lo largo de su historia. Y habrá que reconocer, de igual manera, que desde la lógica de la ciencia a una pregunta le suceden no una, sino varias respuestas. De una pregunta devienen otras preguntas, de una respuesta devienen otras


tantas respuestas posibles. Y puede observarse que para la lógica de la ciencia es, en suma, difícil responder a una pregunta de manera determinante y tajante, y menos aún esperar de la lógica de la ciencia una respuesta definitiva e inmutable. Por ejemplo, es sabido que si se deja caer un objeto —un lápiz—, éste caerá de arriba hacia abajo, caer significará: ir al suelo, todo mundo sabe que el lápiz cae hacia abajo y no hacia arriba, o al lado derecho, o al lado izquierdo; y se sabe que esto es así porque se reconoce la existencia de la atracción de los cuerpos, todo mundo está satisfecho con la respuesta a la pregunta: ¿por qué cae el lápiz?, por la atracción mutua de los cuerpos y entonces, ¿por qué vuelan los pájaros? ¿por qué los aviones o las naves espaciales se elevan? A una pregunta devienen otras, a una respuesta le siguen otras. La religión, si es el caso, tiene todo esto cómodamente resuelto: Dios todo lo sabe, todo lo puede, o bien, todo es voluntad de Dios.

En la actualidad, nadie aceptaría como válido el hecho de que para que llueva es necesario sacrificar hombres y con ello honrar a los dioses. ¿Cuál es la diferencia entre aceptar y rechazar un supuesto o hecho?, por ejemplo, se acepta la existencia de un terrible mal como el SIDA, se acepta el hecho de que la Tierra no es el centro del universo. ¿Por qué unas cosas se aceptan y otras no? ¿Cómo puede cada uno de nosotros, convencerse de que efectivamente la Tierra no es el centro del universo?, ¿sólo porque lo decían nuestros abnegados profesores de se acepta el hecho de que la Tierra no es el centro del universo. ¿Por primaria o porque así lo dicen los libros?, ¿cómo podemos, cada uno de nosotros, saber que lo que se dice en los libros es cierto?, ¿cómo es posible demostrarnos que la Tierra no es plana? La respuesta no puede ser los maestros o los libros. ¿Cuáles son nuestras pruebas de que este tipo de hechos o sucesos son en realidad como parecen ser o por lo menos, como se dice que son? La ciencia es un constante preguntarse y responderse.

La religión, la magia y el mito también formulan preguntas y también tienen respuestas. La diferencia está en la lógica que se emplea tanto para preguntar corno para responder a las preguntas y en esa lógica está la diferencia entre aceptar o rechazar un suceso o hecho. Por ejemplo, si leyéramos en un libro que se ha descubierto que las mesas de madera hablan. ¡Sí!, una mesa de madera que es capaz de formular palabras, capaz de


hablar. Muchos rechazarán este supuesto desde diversos puntos de vista: no puede ser porque las mesas no tienen boca, porque se trata de materia inanimada, porque las mesas no cuentan con un aparato fonético, etcétera. El rechazo sería inmediato y evidente En cambio sí se aceptaría la posibilidad de que en el planeta Marte hubiese existido alguna vez agua. También desde diversos puntos de vista se empezarían a esgrimir los argumentos de aceptación ante tal planteamiento: sí. porque se han descubierto pequeños pedazos de hielo, porque hay evidencia de que alguna vez hubo un paso de ríos por la conformación de hendiduras en la tierra, etcétera. Precisamente es la lógica la que permite aceptar o rechazar una serie de hechos o sucesos.

Entiéndase, de momento que la lógica tiene corno objeto de estudio la formulación de leyes y formas del pensamiento, en otras palabras, la lógica sería la ordenación secuenciada de elementos en relación con un todo. Imagínese que se está observando cómo juega un niño, habrá que poner atención entonces a lo que hace, cómo lo hace; a lo que dice, cómo lo dice; a cómo crea determinadas situaciones y cómo las resuelve: automóviles que vuelan, hombres (muñecos) inmortales que resisten el embate de los contrarios, saltos descomunales, etcétera. Es obvio que para el niño todas las situaciones creadas por él en el juego son lógicas, estas situaciones tal vez no sean lógicas para quien lo observa jugar, pero piénsese que si se estuviera jugando con el niño, se entendería la lógica que él emplea. Al niño no se le puede arruinar su juego con la lógica del adulto, ya que la lógica empleada por el niño es la que corresponde a su proceso de crecimiento y de evolución. No se le podría decir fácilmente, por ejemplo, que la tecnología existente aún no alcanza para crear automóviles voladores.

El hombre ha venido desarrollando a lo largo de su historia una lógica que le permite diferenciar lo posible de aquello que no lo es. Cuando las cosas se explicaban desde la magia, la lógica empleada era la que requería la magia para poderse explicar. Si las cosas se explican desde la mitología, habrá que emplear una lógica mítica para poder satisfacer la curiosidad. Pero si se trata de la ciencia, la lógica que debe emplearse es una lógica científica, sólo así podrán comprenderse los hallazgos o avances de la ciencia.


No es posible que todos los habitantes de este país posean una lógica científica, por el simple hecho de que la ciencia ha avanzado mucho en el presente siglo. Actualmente existe gente con una lógica científica, pero a la vez hay gente también con una lógica religiosa, mágica o mítica sin importar que esté por arribar otro milenio. Por ejemplo, en el caso de la medicina es relativamente fácil observar que, para quien posee una lógica científica, la medicina es la ciencia y la explicación más viable para tratar las enfermedades, pero otro tipo de lógica entenderá otra cosa, no será la ciencia, sino Dios, la explicación y la cura de los males.

La lógica que emplea la ciencia para explicar el todo es aprendida; es un proceso que no se tiene de un día para otro, sino con el transcurrir de la experiencia de la humanidad y de cada uno de los individuos. Muchas veces, si se observa a un niño cuando se golpea accidentalmente con algo, por ejemplo una mesa, el niño cree que ha sido la mesa la cual le ha golpeado, esto es así porque el niño no ha desarrollado, todavía, una lógica que le permita tener la noción del espacio, de la distancia, de la causa y el efecto, etcétera. Esta lógica tan elemental es la que permite al ser humano aceptar o rechazar un conjunto de sucesos o hechos como ciertos o falsos.

A lo largo de la historia de la humanidad y de la historia de la ciencia se ha podido demostrar que esta última es un proceso explicativo no exhaustivo.

Como ya se ha señalado, la religión explica de manera determinante y tajante; la ciencia no puede hacerlo o, mejor dicho, no debe hacerlo, porque lo que en algún momento es considerado como una verdad científica a medida que pasa el tiempo no es así, debido a que el mismo avance científico va proponiendo explicaciones que después habrá de refutar y negar. Claro está que para negar lo antes dicho, fue necesario hacer uso de lo que parecía cierto o científico, sólo así puede negarse lo dicho y seguir avanzando. Por ejemplo, la ciencia demostró que la Tierra no es plana y se dijo que era redonda, después fue necesario precisar que si bien es cierto que la Tierra es curva, no se trataba de una redondez, sino de un cuerpo ovoide. Lo que se afirmaba como verdadero hubo que modificarlo, la única manera posible de modificar lo que existe es, precisamente, tomando lo que hasta ese momento se presenta como cierto. Se trata de hacer uso de lo que existe


y no desecharlo, sólo así es posible que la ciencia progrese porque toma sus propios adelantos para precisarlos y con ello avanzar cada vez más. 3.2 EL SENTIDO DE LA CIENCIA

La ciencia como intento de explicación de que todo lo que existe tiene una historia, esta no es tan larga o vieja como pudiera pensarse sobre todo si se toma en cuenta que el universo tiene una vida —desde sus inicios hasta la actualidad— de aproximadamente 15 mil millones de años, que nuestro sistema solar nace hace unos 4 mil millones de años, que las plantas (primeros seres vivos) tienen unos 500 millones de años, que los primeros dinosaurios datan de apenas hace unos 150 millones de años y que, finalmente, el primer homo sapiens hizo su aparición hará unos 2 millones de años y que sólo hace 50 mil años que apareció el primer homo sapiens fossilis, el hombre propiamente dicho. La ciencia moderna apenas nace en el siglo XV, o bien, si se prefiere, con la Grecia Clásica (unos cinco siglos a. C.). Con todo ello habrá que reconocer que ha sido más el tiempo en el cual el hombre ha vivido sin la ciencia que el tiempo que lleva viviendo con ella.

La ciencia nace con una intención, válida en la actualidad, el poder dar respuesta a lo que el hombre mira, oye, siente, etcétera. Desde su origen, la misión de la ciencia ha consistido en proporcionar satisfactores al hombre. Los inventos y los descubrimientos han ido encaminados a proporcionar mejoras o bienestar a la vida del ser humano. La ciencia nace como resultado, como parte de un proceso no acabado y perfeccionado a cada momento.

Ya se ha señalado el hecho de que la ciencia no es la única forma de explicación. Se ha reconocido en este texto que la ciencia es una forma de explicación que coexiste con otras explicaciones míticas y religiosas. La humanidad no comenzó explicándose las cosas de una manera científica, distaba mucho de hacerlo, sin embargo tenía o pretendía tener explicación de lo que le rodeaba. En un principio el hombre, la humanidad misma, no intentaba explicar lo que veía o sentía, sólo se percataba de la presencia de las cosas. Así, veía la lluvia, el mar, el río, pero no se interesaba por señalar o encontrar sus semejanzas o diferencias entre uno y otro fenómeno; las cosas sólo existían, estaban ahí,


si acaso para ser usadas por el hombre, pero nada más. Es como el bebé, del que ya se ha hablado, que sólo ve lo que está frente a él, sin intentar de golpe o de primera instancia, explicar lo que observa; sólo presencia lo que frente a él.

La ciencia no ha existido siempre, pasó a través de un largo proceso de experiencia. El conocimiento de las cosas se va formando con el tiempo, el conocimiento no está dado, no existe en ningún lugar, al conocimiento se le debe crear. No siempre se ha sabido lo que hoy se sabe posible saberlo, porque hubo un momento en el que se le propuso llegar a conocerle. La experiencia del ser humano se ha dado en varios campos. Así como ya se señaló que el hombre descubre la agricultura y la ganadería, también es posible reconocer que estos dos hechos no significarán descubrimientos científicos, ya que esto sólo da cuenta del hecho manifiesto, mas no da cuenta de la razón que lo hace ser (de origen y de evolución), el hecho manifiesto de ver una manzana no significa conocer la manzana. Si bien el hombre podía percatarse de que existía el agua, no comprendía la diferencia entre un arroyo, un río o el mar. Las diferencias o semejanzas no le interesaban al hombre en su vivir cotidiano.

Cuando el hombre trata de observar, no todo lo que todos ven diariamente sino aquello que no se da a la mirada de golpe, es entonces cuando el hombre empieza a encontrar, o por lo menos intenta dar un sentido a las cosas. Cualquiera puede estar observando en este momento un objeto e intentar dar alguna explicación de lo que observa: ¿qué es?, ¿cómo es?, ¿por qué es?, etcétera. La observación ha sido una aijada in dispensable de la ciencia a lo largo de su historia y, probablemente, fue, en su inicio, la causa del origen de la ciencia.

El hombre por necesidad, a lo largo de la historia, ha querido y ha debido conocer, porque el conocimiento ha significado sobrevivencia. Por ejemplo, el hombre en sus orígenes y el hombre no científico de la actualidad observan el cielo, tanto de noche como de día, y han podido advertir diferencias obvias, como el hecho de que el cielo de día presenta un sol y nubes y, probablemente, diversos matices de colores, que van desde el azul hasta el grisáceo, pasando por algunos tonos más bien blancos. El cielo de noche presenta otra


serie de características: estrellas, luna, tonos menos perceptibles de color, etcétera. Así como hoy es posible observar el cielo, también es probable que el hombre, en sus orígenes, se haya percatado de las diferencias y se preguntara el porqué de lo que observaba. Después observa la hierba, los árboles, el pasto y se pregunta una y otra vez el porqué de lo que observa. Mas no todos los hombres reparan o ponen atención, al mismo tiempo, en los mismos objetos o cosas. Cada uno va observando por su cuenta y va sorprendiéndose de lo que ve, aunque todavía no les sea posible formularse preguntas claras o precisas; sin embargo, ahí esta la inquietud, la curiosidad por observar y querer saber, querer conocer.

Tanto el hombre del pasado como el hombre actual no científico, se preguntan cosas sobre el cielo, el mar, la tierra, etcétera. Todos estos fenómenos eran y son observados por diferentes hombres, cada uno observa lo que más le llama la atención, se pregunta, y a la vez, intenta responderse sus interrogantes. Cada uno de ellos ha comenzado observando y, tal vez sin saberlo, sin ser consciente de ello, va acumulando lo observado: lo de ayer, lo de hoy, lo de una semana, un mes o un año. De una primera observación ha pasado a un cúmulo de observaciones. Es probable que otros hombres al percatarse de lo que aquél hace, también inicien sus observaciones; mas el hombre que ha observado durante cierto tiempo, lleva ventaja sobre el hombre que comienza a observar.

La ciencia no tiene un origen preciso, comprobado para el hombre actual; es decir, respecto de esto se tienen fechas o periodos más o me nos aproximados, pero no definitivos. Ya se ha anotado, al inicio de este tema, que es probable que la ciencia haya comenzado su transitar desde que el hombre apareció en la faz de la tierra. También se ha señalado que la ciencia pudo haber tenido como origen probable, la época de la Grecia Clásica (siglo V a. C.). O bien, se puede hablar del origen de la ciencia moderna con Copérnico (1473-1543) o si se prefiere con Galileo (1564-1642). Pero lo importante, en este caso, no es saber exactamente cuándo, sino cómo, por qué; es decir, cómo y por qué el hombre se ha visto precisado a conocer. El hombre pudo haber comenzado esta larga historia cuando se percató que para sobrevivir necesitaba de la naturaleza. Depender de la naturaleza era temerle o adorarla, cualquiera de estos dos sentimientos despertaron en él la inquietud de querer estar bien con ella, querer seguir sirviéndose de


ella. No saber qué cosa es la naturaleza obliga, de una u otra manera a contemplarla y a observarla.

La observación paciente y cuidadosa conduce al descubrimiento y con ello al inicio del conocimiento. Comenzar a conocer no significa comprender, entender, sino precisar preguntas. El hombre comenzó a formularse interrogantes, mucho tiempo le llevó poderse formular preguntas, después intentaría obtener las respuestas. Actualmente las interrogantes existen, se han diversificado, las respuestas se siguen buscando. Y se buscan porque se les necesita. 3.3 LA CIENCIA COMO PRODUCTO HUMANO

Ya se ha señalado El hecho de que la ciencia es una sistematización y jerarquización de la experiencia humana. La observación humana era transmitida a los hombres desde sus vivencias más cotidianas: la naturaleza, el hombre mismo, etcétera. Todo lo que rodea al hombre es y era susceptible de ser observado. La observación no es la simple contemplación visual de lo que se tiene enfrente, la observación requiere de atención, mirar despacio, sin prisa.

El hombre observa que un ser nace, tiene vida y al transcurrir del tiempo deja de vivir, ya no está. El hombre se mira, se observa a sí mismo a lo largo de su proceso de vida, y observa el proceso de vida de los que están a su alrededor. El hombre observa que la hierba nace y luego muere. El hombre observa lo que es igual o lo que es diferente a los otros hombres. El hombre observa y observa un sinfín de cosas, hechos, o sucesos.

El hombre con su capacidad de observación va abriendo horizontes observables; lo mismo observa lo grande que lo pequeño, lo mismo observa con los ojos que con los oídos o las manos. Toda su experiencia es observada. De una generación a otra se va transmitiendo consciente o inconscientemente la observación realizada. Cada hombre que nace no tiene que comenzar a observar desde el Origen, sino desde su propio punto de partida. La humanidad va legando a las nuevas gene raciones todas sus observaciones.


La ciencia, como es sabido, no ha existido siempre, es una obra humana; es decir, un producto del hombre, por lo tanto, la ciencia no aparece antes que el hombre, sólo después de que éste llega la ciencia puede nacer. Y no solamente la ciencia corno una posibilidad de explicación del todo, sino, cualquier intento de explicación. Ya se ha mencionado que a la par que existe la ciencia, también existe la magia, la religión, el mito, y se ha consignado el carácter explicativo de estas propuestas. Esto es, cada una de estas perspectivas intenta ser una explicación de todo lo que existe. Precisamente, por ser intentos de explicación, es necesario señalar que cualesquiera de ellos son producto y obra de lo humano. Es decir, el hombre es quien ha construido la magia, es el productor de la religión, el mito no existe sino es el hombre quien le da existencia y, por lo tanto, la ciencia no existe independientemente de la obra humana; es, precisamente, una de sus obras.

Ya se ha mencionado al hecho de que es posible que el hombre pueda diferenciar dos tipos de explicaciones, gracias a la lógica que emplee. La lógica facilita la diferenciación entre un tipo de explicación y otro. Recuérdese que se habla de una lógica científica que es diferente a cualquier otro tipo de lógica. La lógica científica comienza a aprenderse casi desde que se nace, desde que el hombre inicia su proceso de socialización. Por ello es posible que, con relativa facilidad, el hombre pueda diferenciar un argumento o sus partes, si cuenta con al menos algunas nociones mínimas de lo que es la ciencia. Desde que el niño comienza su trato con los demás, éstos le van ―orientando‖, le dicen lo que está ―bien‖ y lo que está ―mal‖, le enseñan lo que es permitido y lo que no lo es.

La socialización del niño (del hombre) lo dota de lógica, la cual empleará, casi de manera inmediata, una vez que se comienza a internalizar. La lógica aprendida se usa con naturalidad, porque es par te constitutiva del hombre, así corno no puede separar lo que de biológico, psicológico y social hay en él, la lógica está ahí, aprendiéndose en cada acto (y en cada no acto) del ser humano. Cuando la lógica se internaliza, porque se le ha desarrollado, se aplica sin reparar en cada momento. Supóngase que hay una jarra llena de agua y un vaso vacío y que se procede a vaciar el agua de la jarra en el vaso, cuando el agua llena el vaso —si se sigue echando—, comenzará a tirarse, se habrán rebasado los bordes o la capacidad de almacenamiento del vaso y es lógico advertir que esto


suceda, puesto que la jarra tiene mayor capacidad de almacenamiento de líquidos que el vaso. Un niño pequeño es probable que quiera verter toda el agua de la jarra en el vaso, para él no es tan lógico que el agua no quepa. El hecho de que un pequeño corneta tantos ―errores‖ no es atribuible a que es pequeño, sino a lo que significa ser pequeño.

La lógica que el hombre va desarrollando a lo largo de su historia, no sólo es aprendida, sino que es también construida. Porque cuando la lógica existe, quien la conoce o domina la enseña a quienes no la poseen, pero, ¿de dónde se obtuvo? en su origen hubo que construirla, hacerla o crearla. El hombre en sus orígenes observaba, y eran varias las cosas, hechos y sucesos que observaba. En cada una de estas observaciones descubría algo, que podía ser igual, parecido o diferente a la observación de otro hombre. ¿Cómo hacer para que la observación humana fuera la observación y no las observaciones? Empezó a crearse un sistema, un tipo de ordenamiento de lo observado.

Quien observa el cielo se pregunta cosas diferentes a quien observa las rocas. Cada observador crea su propia lógica de trabajo. Sin embargo el hombre, la humanidad, no podían explicarse de la misma manera lo que era el cielo, las rocas o todo lo demás y así, sin saberlo, sin proponérselo el hombre fue creando un sistema extenso y con ello una ordenación amplia de lo que se observaba. Al mismo tiempo fue elaborando posibles respuestas a sus preguntas. Cuando la respuesta era parecida o la misma, se hacía una suerte de conjunción de las cosas observadas porque era posible su compatibilidad, respondían a una misma lógica, a unos principios o premisas más o menos compatibles. Cuando dos cosas, hechos o sucesos observados no parecían tener algo en común, o se procuraba su adecuación o se creaba otra manera de comprenderlo. La ciencia, recuérdese, está dividida en áreas o especialidades para facilitar su trabajo.

Para muchos el origen de las ciencias es el mismo, proceden de una especie de ciencia madre: la filosofía. Con ello se está queriendo reconocer una creación humana de origen o de principio; aunque así fuera (la filosofía, madre de las ciencias) no se invalida en lo más mínimo el hecho de que la ciencia es un producto humano.


Entonces, ¿por qué unas civilizaciones son más avanzadas que otras?, ¿por qué unas civilizaciones se especializan más en la navegación que otras?, ¿por qué hay civilizaciones que se construyen alrededor de ciertos principios y otras se rigen por principios diferentes? En este caso habrá que reconocer que la ciencia es un producto humano y que, entonces, la humanidad ha atravesado —a lo largo de su historia—, por un sinfín de circunstancias que han facilitado o dificultado el desarrollo de ésta. Tan sólo recuérdese que, en la Edad Media, la ciencia era considerada algo así como cosa del diablo. La ciencia es obra del hombre, pero esa característica de producto humano la ha colocado en situaciones tributarias de tiempo y de espacio. Cada periodo de la historia es reconocido por sus costumbres, creencias, etcétera. Y estos son los contextos en los que se ha tenido que desarrollar la ciencia a lo largo de su historia. Y así corno es posible reconocer periodos históricos en donde la ciencia se veía perseguida o acosada, también es posible destacar periodos donde la ciencia es fuertemente alentada; la Grecia Clásica, el Renacimiento, la Revolución Industrial, la Ilustración, la época actual.

Como la ciencia es obra del hombre, entonces corre la misma suerte, o muy parecida a la de éste; por ello, dependerá de condiciones económicas, políticas y sociales del periodo histórico y del contexto al cual se haga referencia.

Como experiencia humana que es la ciencia, debe comprenderse que, actualmente, cuando un nuevo ser llega al mundo se encuentra con un sinfín de experiencias acumuladas a lo largo de la historia; por eso, como ya se ha señalado, un niño de hoy no tiene que pasar lo que la humanidad ha pasado cuando apareció en la faz de la tierra; no tiene que vivir en cavernas, ni andar cazando para alimentarse, ni tiene que pensar que la lluvia es un dios sino que, actualmente, tiene la oportunidad de ahorrarse todas esas experiencias, porque los cientos, los miles de hombres que han vivido antes que él le han facilitado las cosas. Ahora, cada nuevo ser tiene la posibilidad de aprender la experiencia, ya sea con la familia, en la escuela, en los libros o por otros medios, pero lo que ahora aprende en pocos años, a la humanidad le ha costado siglos de observaciones, ordenación y jerarquización de la experiencia.


Por ello, también es relativamente común que en la actualidad se pueda contar con un cúmulo importante de respuestas a un mismo hecho o fenómeno, dado que a lo largo de la historia de la humanidad este cúmulo de respuestas ha significado la diferenciación entre lo que es la ciencia y las otras maneras de explicar lo que existe, como las proporcionadas por la religión, la magia o el mito. Esto es porque como ya se señaló, la ciencia reconoce en sí misma su condición de perfeccionamiento, es decir, de reconocer que no hay respuestas definitivas o únicas, sino por el contrario, se trata de estimular al ser humano a encontrar nuevas posibilidades. Cada nuevo planteamiento se construye toman do en cuenta el anterior, de esta manera existen posibilidades de avanzar. Piénsese, por ejemplo, en un niño, éste aprende a sumar y a restar, ahora se encuentra ante la posibilidad de aprender a multiplicar y a dividir. Si no hubiese aprendido previamente a sumar y a restar se vería en serias dificultades para poder aprender lo nuevo que se le presenta. Pero como sabe sumar y restar, ha sido lo primero que aprendió, ahora estas operaciones le parecen sencillas, y son sencillas porque las domina, no porque en realidad lo sean. Si ya sabe sumar, restar, multiplicar y dividir, estas operaciones, por su dominio, aparecen como operaciones sencillas. Pero ahora se trata de pasar a ecuaciones de primer grado y entonces la ―sencillez‖ comienza a tambalearse. Cuando ya se domina la resolución y entendimiento de las ecuaciones de primer grado, éstas serán sencillas, eso indica que es tiempo de pasar a las ecuaciones de segundo grado y, otra vez, la su puesta sencillez se ve amenazada. Pero. ¿cómo resolver ecuaciones de segundo grado si no se ha aprendido a sumar y c restar?, por ello, para poder pasar a lo complejo es importante comenzar por lo sencillo. Lo mismo ocurre con la experiencia humana en relación con la ciencia hoy las cosas que parecen elementales, casi de sentido común, en su momento constituyeron verdaderos retos por resolver.

Ya se ha mencionado el ejemplo de que hoy en día todo mundo reconoce que la forma de la Tierra no es plana, pero aún subyace la pregunta o planteamiento de ¿cómo se puede demostrar a cada uno de nosotros este hecho? Hoy todo mundo reconoce que el ser humano necesita para su propio proceso de evolución establecer comunicación con otros seres humanos, pero, ¿cómo lo podemos demostrar a cada uno de nosotros este hecho? Hoy todo mundo reconoce que el ser humano necesita para su propio proceso de


evolución establecer comunicación con otros seres humanos, pero ¿cómo lo podemos demostrar a cada uno de nosotros? Desde el punto de vista de la ciencia el origen del universo ha sido replanteado varias veces: como producto de una explosión, como resultado de una impulsión, o bien, como resultado de estos dos momentos. Para otro tipo de explicaciones este planteamiento o interrogante es algo que no preocupa ni interesa, no motiva investigarse porque, desde su lógica, esto está resuelto. Para la lógica de la ciencia, esta interrogante encuentra nuevos elementos y motivos para seguir investigando al respecto.

Se decía que la ciencia, dentro de su lógica de trabajo, no sigue una sola línea de explicación, sino que a veces es posible que se abran varias líneas de trabajo, las cuales lejos de ser excluyentes son complementarias e interdisciplinarias. Por ejemplo, si se quiere hablar acerca de qué es el ser humano, esto lleva a considerar lo que al respecto dice la biología, así el ser humano será una especie animal, un mamífero, vertebrado superior, estará conformado o constituido por diversos aparatos o sistemas como el circulatorio, el digestivo, el respiratorio, etcétera. La antropología enseñará que el ser humano es el único ser vivo capaz de conformar una historia, capaz de constituirse en cultura; también enseñará que el ser humano es el único ser capaz de transformar a la naturaleza, etcétera. La psicología demostrará que el ser humano está constituido por un sistema psíquico, hablará de la necesidad de aceptación, de pertenencia, también nos señalará que el ser humano no sólo se mueve por instintos, sino que además cuenta con pulsiones, etcétera. Así podrían señalarse muchos otros casos, donde las ciencias, en su conjunto, han realizado aportaciones de suma importancia para conocer o reconocer lo que es o se pretende decir que es el ser huma no. Estas ciencias se complementan, se retroalimentan; un hallazgo biológico posibilita hallazgos psicológicos, un hallazgo antropológico posibilitará avances geográficos, etcétera.

La ciencia es una explicación compuesta de varias partes, no es una de sus ramas o especialidades, sino que la ciencia es la forma de trabajo, y ésta exige sistematización, ordenación y jerarquización, es un constante retroalimentarse. De ahí que la ciencia esté en cada una de sus ramas o especialidades, cada una de éstas es la ciencia. Por eso a veces la ciencia –Como explicación de lo que existe- se enfrenta a otras explicaciones,


porque la ciencia se ha diversificado mucho, pero los principios científicos son los mismos, es la unidad diversificada.

No olvidar que se ha señalado el hecho de que la ciencia es un producto que puede responder en diferentes momentos de la construcción a las exigencias o condiciones humanas por las que ha pasado, ya que es el propio desarrollo humano quien posibilita el desarrollo científico, contribuyendo éste a su vez al desarrollo de lo humano. El hombre trata de explicarse a sí mismo por medio de la ciencia, pero el hombre ha hecho la ciencia. Por eso es una explicación y no es la Explicación de lo que son las cosas.

Hasta el momento se ha insistido mucho en el hecho de que la ciencia es una explicación, pero habrá de reconocerse que la ciencid también es transformación. El hombre se ha transformado conforme ha transfor mado a la naturaleza; la ciencia L cuenta de estas transformaciones. Si el hombre transforma a la naturaleza no sólo significa una transforma ción del hombre hacia la naturaleza, sino que esta transformación tam bién ha sido, en el mismo acto, de la naturaleza hacia el hombre. Lina manera en que el hombre ha intentado transformar a la naturaleza es modificando lo que parece ser una simple piedra, o una simple rama. Éstas son alteradas, transformadas en utensilios o en armas. El hombre comienza la transformación de la naturaleza; esa simple alteración de la piedra o la rama también ha modificado al hombre, le han facilitado el trabajo para alterar a la naturaleza. Por eso el hombre ha procurado perfeccionar los instrumentos de trabajo, ha perfeccionado dos cosas a la vez, la transformación de sus herramientas o utensilios de trabajo y la manera de transformar a la naturaleza. Estas dos transformaciones también han repercutido en él. Esta es una diferencia fundamental entre el hombre y las otras especies animales, porque el hombre de no haberse transformado hubiese permanecido en su etapa salvaje, en una etapa de poca o nula evolución, lo cual significaría permanecer de una manera animal como las otras especies animales.

La capacidad de transformación ha sido la diferencia; el hombre transforma y esta transformación lo alcanza a él; cada etapa de perfeccionamiento también le perfecciona a él. No puede hacer nada sin que le signifique un proceso transformador en sí mismo. Recuérdese que el hombre era nómada y que el hecho de haber descubierto la agricultura


y la ganadería le hicieron sedentario, es decir, la transformación que operó en la naturaleza le transformó también a él. La naturaleza no da manzanas almacenadas, este almacenamiento hubo que crearlo, el hombre lo creó; poder contar con alimento aun en época en que no se cosecha, permite que el hombre pueda dedicarse a otras actividades porque el alimento está asegurado.

La naturaleza no da conejos o aves en corral, el hombre los hizo de corral, con ello contó con alimento seguro y entonces pudo dedicarse a otras cosas. El agua no se da en los tubos de drenaje o de la llave de la casa, hubo que entubarla, hubo que hacerla potable, sólo así el hombre pudo contar con este vital líquido y evitar que todo mundo viviera cerca de los ríos o manantiales. La necesidad de contar con este líquido a toda hora lleva al hombre a ―ingeniárselas‖ para poder contar con el agua en la casa y entonces ha transformado la naturaleza de los ríos y con ello él ha experimentado una transformación en sí mismo ¡ha dominado a la naturaleza!, ¡la naturaleza está a su servicio!.

La manera como el hombre ha conjuntado todas las enseñanzas recogidas a lo largo de la historia es la ciencia. La ciencia es una herramienta de trabajo que el hombre emplea para continuar la transformación de la naturaleza y por lo tanto su propia transformación. Por ello es fácil reconocer que la ciencia no es un fin sino un medio, ya que el hombre ha aplicado la ciencia a los satisfactores que requiere, procurándose así una vida más placentera o por lo menos una forma de vida más llevadera; de no ser así, cada uno de los hombres tendría la necesidad de tornar directamente de la naturaleza lo que necesita para vivir: vestido, alimento, etcétera. Es decir, todos los hombres tendríamos que ser recolectores, cazadores, etcétera, y no es así, ya no es así, como lo fue en una etapa de la historia de la humanidad.

Se ha dicho que la ciencia es un cúmulo de conocimientos, de experiencias, las cuales se hallan sistematizadas, ordenadas y jerarquizadas. Se ha dicho que la ciencia no sólo es la explicación o una forma de explicar el todo que existe, sino que además es transformación. Pero falta una característica igualmente importante, ese cúmulo de conocimientos, de experiencias, debe ser comprobable. Esta característica es otra diferencia y ventaja que tiene la ciencia en relación con las demás formas de explicación,


porque lo que la ciencia, en términos de conocimientos, ha podido acumular a lo largo de su historia puede ser, mal que bien, comprobado. Ya se decía que cada uno de los seres huma nos ha tenido que aportar para sí sus ―propias‖ comprobaciones de lo que existe; piénsese en el hombre actual no científico que, aunque no sea una obligación, ha desarrollado una lógica que le permite diferenciar lo cierto de aquello que no lo es, y para ello, sépalo o no, ha tenido que contar con sus propias comprobaciones. Ya se advertía que la lógica del hombre no científico no puede reducirse al hecho de que así lo dicen los maestros o los libros, sino que tiene la posibilidad de poder intentar comprobar, lo que la ciencia afirma; piénsese en los mismos ejemplos que ya se describieron anteriormente como aquel que plantea que la Tierra no es el centro del universo, o aquel que afirma que la Tierra no es plana, o si se recuerda el hecho de que los objetos tengan que caer. Es posible advertir que las explicaciones de la ciencia son explicaciones que alcanzan a comprender a un conjunto de hechos, fenómenos o sucesos. La biología, por ejemplo, es una posibilidad de explicación de un conjunto de fenómenos diferente a la explicación de la economía, la cual tiene para sí un conjunto de fenómenos, hechos o sucesos específicos, lo mismo ocurre con la psicología, la historia, la sociología, etcétera. Cada una de estas ramas de la ciencia tiene como una de sus actividades, la posibilidad (le brindar explicaciones a un conjunto de fenómenos. Las otras explicaciones, como las que dan la religión, la magia o el mito, no cuentan con posibilidades tan variadas, sólo cuentan con una explicación, o con una misma forma de explicar casi todo.

La ciencia promueve una explicación, que necesita ser racional y demostrable. Antes que nada, es una explicación que se reconoce a sí misma insuficiente. Y son las condiciones económicas, políticas y sociales las que en buena parte determinan qué es ciencia y qué no lo es; estas condiciones permiten que las cosas se conozcan o que se oculten. La ciencia no es independiente del hombre, depende directamente de éste; y todo lo que afecte al hombre, en términos de economía, de política o circunstancias sociales, impactan directamente el sentido y los productos de la ciencia.

La ciencia es un instrumento de trabajo a favor de lo humano, pero lo humano no es igual a sí mismo, lo humano transita por tiempos y espacios diferentes. La historia del hombre demuestra diversos contextos; en cada uno de éstos han estado presentes las


explicaciones de lo que es el todo, o bien han estado ausentes las mismas explicaciones. La ciencia tiene una historia, la cual está determinada por el tiempo y espacio social que habita.

3.4 REALIDAD NATURA REALIDAD SOCIAL

La ciencia no sólo se interesa por explicar un tipo o conjunto de fenómenos que se presentan como independientes a la voluntad humana, sino que tiene como objeto de estudio la Realidad: todo lo que existe, todo lo que rodea al ser humano. Es posible distinguir dos niveles de realidad, o dos niveles en los cuales puede identificarse el objeto de estudio de la ciencia: uno conformado por todo lo que existe, independientemente de la voluntad el mar, las rocas, los animales, las plantas, la naturaleza misma, los planetas, los cometas, etcétera. Todos estos fenómenos existen sin que el ser humano los haya creado, son creación natural, no humana. Otra realidad que estudia la ciencia está conformada por todo lo que el hombre ha creado: el lenguaje, la cultura, el arte, la comunicación, las guerras, el poder, la enajenación, etcétera.

Entonces, se puede hablar no de una sino de, por lo menos, dos realidades, que en conjunto forman la Realidad. Ésta es el objeto de estudio de la ciencia. Claro está que muchas veces se piensa que los fenómenos o hechos de la realidad natural son más científicos que los que se presentan en la realidad social, pero esto se explica de una manera sencilla: la realidad natural ―apareció‖ primero ante la mirada del ser humano y mucho tiempo después aparece la realidad social como objeto de observación del hombre. Nadie desconoce que hay mucha información acerca de reflexiones o experimentos que aluden a la realidad natural y que en menor proporción aparecen los elementos constitutivos de la realidad social, pero este ―orden de aparición‖ no significa ordenación jerárquica, es decir, no hay objetos de estudio más importantes que otros, su importancia será relativa, sólo relativa mas no absoluta.

La realidad no sólo es física, observable, medible o cuantificable; es fácil suponer que si se mira alrededor, la mirada percibirá una serie de objetos: lámparas, alfombra, colores, etcétera; se pensará que así como es la realidad física tendría que ser la realidad social, a


veces puede ser que sea posible pero no siempre lo es. Por ejemplo si se habla de la pobreza, será relativamente fácil suponer que la pobreza es ―observable‖ y entonces se comienzan a enumerar las características de la pobreza y se pretenderá describir la realidad social; sin embargo hay que tomar en cuenta que hay otras ―realidades‖ físicas que son invisibles a la mirada humana: los átomos, las células, etcétera. Ahora reflexione de la misma manera y note que hay ―realidades‖ sociales que son igualmente invisibles, por lo menos a primera vista, como por ejemplo, la ideología, la moral o la filiación política. Tanto una realidad como otra son realidades, son reales, verdaderas, ciertas.

Pero la realidad natural y la realidad social no pueden estudiarse de la misma manera, aunque las dos requieran para su estudio de la ciencia. Entonces, no se habla de un mismo sentido de la ciencia que estudia la realidad natural que de la ciencia que estudia la realidad social, aunque las dos sean realidades y las dos sean ciencias. La física, por ejemplo, sirve para explicar la relación que se establece entre el tiempo y la velocidad, entre el peso y la forma; la química es una ciencia que permite conocer cómo están constituidos los alimentos (almidones, grasas, carbohidratos, etcétera). 3.5 CONDICIONANTES DE LA CIENCIA

Es ya conocida la idea de que la ciencia responde a una serie de condiciones tanto de orden económico como político y social, no es gratuito ni casual que en determinados periodos la ciencia se haya visto obstaculizada o se haya visto beneficiada, sino que por el contrario es perfectamente entendible.

Son dos las grandes condicionantes a las que debe responder la suerte de la ciencia, tanto en su origen como en la actualidad: condiciones materiales y sociales de existencia. Ya se ha dicho que la ciencia es un producto humano; de la misma manera, se ha señalado que la suerte del hombre va ligada a la de la ciencia. De esta manera es posible diferenciar diversas civilizaciones, algunas rinden culto al sol, otras a la lluvia, otras al fuego. Suponga que un grupo de hombres, en el inicio, en su condición de nómadas se colocan al lado de un río, éste es bondadoso y de él se obtienen productos alimenticios; las tierras, que están a las orillas de este río, son ricas, son fértiles; entonces, el hombre


se establece ahí. Ya con la agricultura y la ganadería supone que el río y la tierra son fuentes de vida, supone que esto es una gracia de los dioses para con él y, además, asocia el hecho de que al realizar ciertos ritos, estos son del agrado de los dioses, por eso no le abandonan y lo protegen.

Su comprensión o explicación de las cosas se desprendió directamente de las condiciones materiales (físicas) de existencia, como son: un grupo de hombres establecidos a las orillas de un río, sus especulaciones estuvieron asociadas a las características físicas del lugar que habitaban, de haberse encontrado cerca del mar su explicación del todo hubiera estado en relación con los fenómenos climatológicos que acompañan a los litorales.

Mientras que otras culturas florecieron bajo circunstancias físicas diferentes, como pudieron serlo las civilizaciones establecidas en zonas áridas, donde la flora y la fauna no son tan bondadosas como pueden serlo en lugares tropicales. La civilización que se estableció en las zonas áridas tendrá que procurar su sobrevivencia en condiciones más difíciles en comparación con las civilizaciones de las zonas tropicales, ya que éstas lo tienen todo: flora y fauna abundante; en realidad no tienen que preocuparse por su alimentación, mientras que las civilizaciones de las zonas áridas tendrán que pasar varios infortunios. Los dioses, las explicaciones, las creencias, las especulaciones, serán diferentes entre una civilización, pues influyen los factores geográficos en los cuales se han tenido que desarrollar.

Si se tiene a dos pequeños, uno se lleva al campo y otro a la ciudad, obviamente, tendrán diferentes contextos de desarrollo; al paso del tiempo se podrán advertir las diferencias: uno fue educado en un ambiente donde hay ganado, siembra, tierra; el otro, en un ambiente de asfalto, automóviles, calles de ciudad. Las diferencias son claras, cada uno de ellos es diferente con relación al otro, las condiciones en las que crecieron los hace ser, pensar y aspirar de manera diferente.

Es como si se hablara del porqué un hombre piensa que la religión católica es la mejor religión, y otro, que ha sido educado en la religión budista piensa que ésta es la mejor.


Ninguno de los dos hombres ha decidido qué religión profesar, ellos crecieron en una religión, nadie les preguntó si estaban o no de acuerdo, esa fue la religión ―que les tocó‖, por lo tanto la profesan, la practican y hasta la defienden; aun cuando con el paso del tiempo ellos pueden renunciar a una religión y tomar otra, lo importante será que ambos tienen que profesar una religión a diferencia de un tercero que fue educado de manera distinta, sin religión alguna. Entre los tres habrá relativas diferencias, pero sólo entre dos habrá cierta similitud: la religión. Mientras las culturas del desierto consideraban al sol como un demonio, las culturas de zonas templadas, tropicales, le han considerado como un bien. Las condiciones materiales en donde se ubican las diferentes culturas han hecho de éstas lo que son. Por ejemplo, recuérdese la importancia que ha tenido el maíz para algunas culturas como la maya, este alimento, este elemento material motivó la construcción de toda una cultura alrededor de él, al grado que consideraban que el hombre estaba hecho de maíz. En otras culturas donde ni siquiera existía el maíz, la cultura se construía a partir de otras características de orden material. Recuérdese, por ejemplo, que el pulque era una bebida muy especial para la cultura mexicana, esto no podría ser lo mismo en culturas donde no se le conocía, donde no existía el maguey.

La ciencia se construye a partir de las observaciones que el hombre ha realizado a lo largo de su historia. Si un grupo de hombres desarrolla la navegación, conocimientos astronómicos, etcétera, es porque cuenta con un mar que le provee de estos elementos materiales, a diferencia de aquellos hombres que no tienen un mar para desarrollar ese tipo de observaciones. Mientras la lluvia es positiva se construirán ideas o supuestos a favor de este elemento, pero si la lluvia es negativa, inundaciones por ejemplo, la lluvia tal vez sea entendida de otra manera. ¿Por qué el México antiguo no construyó una civilización alrededor del trigo Todo mundo sabrá que esto no podía ser por la simple y sencilla razón de que no existía el trigo en América.

La ciencia es obra humana, y el humano construye sólo a partir de los elementos con los que cuenta, suponga que cada una de las culturas que han existido pudieran construir a la ciencia independientemente de las condiciones naturales y físicas en las cuales se ubican. Tal vez todas las civilizaciones, culturas y ciencias en el mundo serían las mis


mas, iguales; sin embargo, todos saben que esto no es así, cada civilización a lo largo de la historia ha hecho descubrimientos que han contribuido al acervo universal. Todo mundo sabe que la pólvora, por ejemplo, es descubierta y usada donde existe pólvora, etcétera. El me dio físico, las condiciones materiales de existencia determinan en última instancia el carácter y sentido de cada, una de culturas y civilizaciones que han existido en la Tierra.

Imagine que hay dos paquetes envueltos y cada uno de ellos contiene una serie de elementos o materiales diferentes y con uno de ellos es posible construir una silla, y que con el contenido del otro paquete es posible construir una caja. Estas serán las condiciones materiales con las que se construirán dos objetos diferentes. Al abrir un paquete se encuentran elementos o materiales como un martillo, clavos, madera... Al abrir el otro paquete lo que hay en él es cartón, tijeras... Con el contenido del, primer paquete podrá construirse una silla; con el contenido del segundo paquete podrá construirse una caja. Lo mismo sucede con las culturas y civilizaciones: no pueden construirse a partir de lo que no tienen sino que en buena parte se comenzarán a construir con lo que está a su alrededor, no puede ser de otra manera. Regresemos al ejemplo anterior, porque alguna mente perspicaz pensará que con los materiales con los que se pretende construir una silla también será posible construir una caja y viceversa, es posible que así sea, pero eso no invalida en lo más mínimo el hecho de que construya lo que construya sólo podrá hacerlo con los elementos o materiales con los que cuenta, lo mismo ocurre al construirse una civilización o cultura, sea cual fuere.

Como condiciones materiales de existencia se han mencionado las condiciones físicas o ambientales en las cuales habrán de desarrollarse las diversas civilizaciones, entendiéndose que estas condiciones mate riales de existencia hacen referencia a todo lo que existe sin que el hombre lo haya creado; es decir, las condiciones materiales de existencia es todo lo que existe independientemente de la voluntad humana: flora, fauna, hidrografía, climas, etcétera. Todos estos elementos van a dar la pauta a la observación humana, a la construcción de la ciencia; mientras que en algunos lugares la abundancia posibilita la sobrevivencia de manera cómoda, en otros lugares en realidad la está dificultando. Al parecer, quien lo tiene todo poco habrá que preocuparse por conservar lo que tiene, a diferencia de


aquellos que, precisamente por carecer, procurarán conocer o saber qué se tiene que hacer para no padecer carencias. En este sentido, Europa presentó un avance científicotecnológico más significativo que el presentado por África, ya que materiales de existencia abundante o a la mano, mientras que el otro presenta realmente condiciones materiales de existencia de manera abundante, esta riqueza no permitió que los hombres de este continente

se preocuparan por inventar o esforzarse por tener lo necesario para

sobrevivir.

A estas condiciones materiales de existencia habrá que sumarie un segundo grupo de condiciones que determinará el avance de la ciencia y éstas son las condiciones sociales de existencia, las cuales estarán entendidas como todas aquellas circunstancias creadas por el hombre a de reproducción social, a través de diversos sistemas u órdenes prevalecientes en cada época e etapa de la historia de la humanidad. La ciencia no es libre, es un producto humano y por lo tanto depende de las condiciones políticas, económicas y sociales de cada región, país o localidad a la que se haga referencia. Así, si a un régimen le conviene, la ciencia habrá de desarrollarse; si es el caso contrario, entonces la ciencia se verá fuertemente obstaculizada. Nadie desconoce que ha habido a lo largo de la historia una serie de rivalidades científicas, por ejemplo la que se estableció alguna vez entre la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas y los Estados Unidos, la guerra por el espacio, por los satélites artificiales, por las bases nucleares etcétera. No importó que en el mundo, países como los del continente africano no tuvieran ni lo indispensable, y que la hambruna fuera y sea una cotidianeidad que se carga a cuestas, mientras la guerra fría consumía cantidades extraordinarias de recursos por la lucha bélico-armamentista.

En la Edad Media, la ciencia estaba prohibida, el sistema de vida y el sistema político no permitían que se dijeran cosas contrarias a lo que el régimen ofrecía. Hacer lo contrario era desafiar a Dios, al sistema y a su autoridad. La Santa inquisición es otro pasaje de la vida humana en donde se enfrentaba el conocimiento no permitido y el otro sentido de lo que era la verdad, si se está con el sistema se está en paz, ir en contra del sistema es atentar en contra de él, y eso no está permitido en ninguna parte del mundo.


Suponga que se inicia la educación de un niño; no será lo mismo educar a un niño en México que en Estados Unidos o que en Japón; cada sistema de vida tiene exigencias concretas, no es necesario ir tan lejos; entonces, imagine que se trata de la educación de dos niños, uno será educado en una comunidad indígena y otro educado en el Distrito Federal, los dos niños van a desarrollarse en condiciones materiales de existencia diferentes, como ya se ha visto, uno de ellos crecerá en medio de montañas, valles, ríos, animales silvestres, etcétera. Otro crecerá en medio del asfalto, de automóviles, edificios, etcétera. Sobre estas condiciones materiales de existencia se han construido condiciones socia les de existencia, por ejemplo, la lengua: uno de ellos aprenderá un dialecto, el otro aprenderá a comunicarse con el idioma español. Uno de ellos reconocerá cierto tipo de autoridad, otro habrá de reconocer a la autoridad, pero no será el policía, sino el anciano; uno de ellos aprenderá desde muy pequeño a alimentar a los animales, otro aprenderá a encender el televisor. Uno jugará a que es un hombre de ciudad, mientras que el otro jugará a que es hombre de comunidad.

Las condiciones sociales de existencia enseñan al hombre a relacionarse con los otros, es decir, los capacita no para sobrevivir de manera material, sino que ahora se trata de sobrevivir en sociedad, dentro de los grupos. El idioma que aprendió uno le permite comunicarse con sus gentes, estará ―capacitado‖ para transmitir sus sentimientos, sus necesidades, etcétera. Ese mismo idioma o lengua no le permitirán el proceso de comunicación entre un lugar y otro, ya que el español, obviamente, es el idioma idóneo entre quienes hablan español, mas no así para quienes no dominan dicha lengua.

La ciencia está contenida en los sistemas de vida, mientras los aztecas se explican el todo de una manera, los mayas hacían lo propio, los incas, etcétera. Cada grupo construye desde lo material su soporte social. En México no es fácil hacer ciencia porque no se ha permitido que así sea; para hacer ciencia se necesitan recursos. Los países ricos tienen ciencia, los países que tienen ciencia tienen dinero. Y este es un círculo que no es casual, sino perfectamente coherente. La ciencia es poder, es imposición de una verdad sobre otra. Recuérdese la Conquista de México, recuérdese el enfrentamiento de cosmovisiones, mientras unos se sacrificaban para honrar a los dioses, otros vivían


gracias a que su dios se había sacrificado por ellos, mientras unos necesitaban alimentar a sus dioses con sangre humana, otro dios les pedía amor y perdón, etcétera.

Quien tiene el poder económico tiene la posibilidad de crear y explotar a la ciencia, y muchas veces en contra de aquellos que no tienen poder. La idiosincrasia es una manera de percibir lo que se es, lo que se quiere, pero esto mismo está perneado por lo que la ciencia permite que pueda decirse de uno mismo. La ciencia es poder y además es un resultado, quienes están acostumbrados a vivir en la adversidad y quienes están acostumbrados a vivir en la abundancia se explican las cosas de diferente manera, su medio les permite tener visiones diferentes.

Para un pueblo puede o pudo haber sido que determinadas condiciones materiales hicieran que se conformaran con lo que se tiene, o bien esas mismas condiciones pudieron haberse constituido en motivaciones para salir de ese medio. Lo importante en este caso es reconocer que la ciencia no es independiente de este medio. La frase que dice ―que nada es verdad ni mentira sino que todo depende del cristal con que se mira‖ es afortunada para este inciso en la medida en que la verdad es un momento de explicación. Y hay verdades que no pueden convenir a quienes detentan el poder. Por ejemplo, hablar hoy de Tláloc o Quetzalcóatl como dioses a los cuales habrá que venerarles resulta temerario, no así si se dice algo con todo el aval de la ciencia. Estas dos posiciones son condiciones sociales de existencia que también determinan a la ciencia.

En algunos momentos de la historia de la humanidad hacer ciencia era temerario, en otros momentos de la historia se premia e incentiva el uso y creación de la ciencia. Roma, después de conquistar Grecia, se preocupó por eliminar todo lo que habían dejado los griegos y en su lugar ―impusieron‖ su interpretación de las cosas. Al igual que los europeos cuando se conquistó América.

Al niño, por ejemplo, se le enseña y él debe aprender lo que se considera que le será útil, lo que un niño aprende es útil para el medio en el cual se desenvuelve, pero el mismo conocimiento puede ser verdaderamente inútil en un medio diferente. ¿De qué serviría enseñar a un niño algo que no le será útil?, ¿de qué sirve aprender cosas que ―no sirven


para nada‖? A veces, este es el mismo procedimiento que puede seguirse para determinar lo que es científico de aquello que no lo es.

Piense, por último, en el hecho de quién determina y bajo qué criterios, lo que un niño debe o no aprender, lo que se debe aprender en la primaria, en Ia secundaria o en el nivel medio superior. Asimismo, quién y cómo se determina los criterios para asignar calificaciones? ¿consistirá en ser memorísticos? Se trata de usar un criterio propio (el del docente), combinar estas dos situaciones o, ¿no tiene nada que ver esto con lo que la ciencia es un producto que depende de todo lo que está a su alrededor. 3.6 LOS AVATARES DE LA CIENCIA

La ciencia ha sido una aijada de la humanidad, le ha servido como instrumento de trabajo, gracias a ella ha podido sobrevivir de una manera más cómoda. La transformación de la naturaleza, tanto de lo que rodea al hombre como de su propia naturaleza se vieron facilitados por el hecho de haber construido y utilizado a la ciencia. Pero aun así no es difícil reconocer dos grandes avenidas por las que ha transitado la ciencia en relación con su concepción y usos por parte del hombre: la positiva, la de ser una aliada del humano, pero junto a ésta también se encuentra aquella que habla de la ciencia como una especie de enemigo potencial del hombre. Desde la primera perspectiva o avenida, el hombre con el uso de la ciencia ha podido facilitarse un sinfín de tareas, ha invertido ciencia a su propia transformación, con esta inversión la naturaleza está a su servicio. La ciencia ha servido al hombre para que éste no tenga que repetir su historia. Si bien es cierto que la naturaleza provee, también es cierto que la naturaleza no da de manera fácil e inmediata, esta labor corresponde a la ciencia. La ciencia ha servido al hombre para explicarse su pasado, saber qué es y hacia dónde quiere ir. La ciencia le ha servido para la procuración de una convivencia mejor para ponderar el carácter social que lo hace ser humano.

La otra avenida por la que ha transitado la ciencia en su historia es más reciente, se refiere al hecho de que aun siendo un producto huma no a favor del hombre, ahora se pone en contra de lo humano; claro que no es la ciencia en sí misma, sino algunos de sus


usos como puede serlo la guerra, las bombas, la contaminación, etcétera. Pero esto no es una responsabilidad atribuible a la ciencia como tal, sino a aquellos que se benefician de esa manera con sus usos. La ciencia no es ni buena ni mala, ni peor ni mejor, sino un producto que debe manejarse con responsabilidad y ética, y ese puede ser uno de sus compromisos m importantes. La ciencia no es excusa, sino un privilegio que debe compartirse.

Ciencia es: Ciencia (en latín scientia, de scire, ‘conocer’), término que en su sentido más amplio se emplea para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda de conocimiento en ese contexto se conoce como ‘ciencia pura’, para distinguirla de la ‘ciencia aplicada’ —la búsqueda de usos prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan a cabo las aplicaciones. © 1993-2003 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.


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