mbrión
Jhonnatan Suárez
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mbrión “Los bocetos son como embriones, tan pronto como los creas, nacen y empiezan su vida”. Daniel Kruger
Prólogo
El cuadenro de bocetos, su proceso, su profundidas, sus mensajes, sus secretos, sus olores, cada una de sus historias marcaron profundamente mi vida y mi obra. Con este libro deseo compartir en cierto modo el regocijo que me inspiran los cuadernos y los procesos, además de mostrar su importancia a través del uso que se le ha dado al mismo a lo largo de la historia y en el presente, como parte indispensable de todo proceso creativo.
El cuaderno de bocetos El cuaderno de bocetos puede definirce como un objeto incompleto; previsto de toda la intención de ser usado, de ser marcado y poseido por el autor. Dicho objeto se presenta en diferentes formatos, acabados, soportes y colores pero siempre con una unica función. Estos cuadernos son lugares privados donde cada autor puede registrar sus ideas y observaciones sin la presión de tener que compartirlos con el mundo, auque actualmente este recurso ya es considerado obra de arte en sí misma, sin embargo, quedará siempre a elección e intención del creador.
El cuaderno de bocetos recoge una parte de nuestro pensamiento reflexivo durante el proceso de creación. Brinda la oportunidad de equivocarnos y a partir de alli continuar, e incluso volver y apreder del error, es como una capsula del tiempo que nos permite observar e indagar en todo ese registro previo y aglomeracion de ideas que usualmente podriamos perder si no las registramos de manera fisica en el cuaderno de bocetos. El abocetado es parte fundamental e indispensable del desarrollo artístico; es la exploración y la experimentación. Sin embargo, esto no siempre fue así; la libreta de bocetos no tuvo valor en sí misma como obra de arte sino hasta mediados del siglo XIX aproximadamente, cuando los primeros pasos hacia una idea de arte moderno permitieron la existencia de nociones de improvisación, de rapidez y de prueba del proceso. Este objeto era del artista y para el artista, y después de su muerte la pequeña encuadernación daba vueltas en su taller, hasta que muchas veces era desmembrada de su colección de obras. Un recurso vital para el crecimiento de un discurso grafico o plástico que sin duda alguna ofrece un gran abanico de posibilidades para el autor.
Historia La libreta o cuaderno de bocetos, como la conocemos hoy en día, tiene sus orígenes en los artistas del renacimiento europeo. Con la aparición del papel como un medio más económico que el pergamino, la herramienta del dibujo en el Renacimiento se encontró altamente promovida a un mejor estatus. Dibujar podía ser a la vez una ayuda para agudizar el acto de la observación, así como un paso previo para la creación de obras terminadas. La proliferación del papel les dio a los artistas del Renacimiento Leonardo, Miguel Ángel, Rafael o Vasari después, el permiso de profundizar en el acto mismo de dibujar. Ese acto trajo consigo un nuevo concepto, inexistente en las conversaciones artísticas y en los do-
cumentos de la época: la posibilidad de equivocarse, de cambiar, de arrepentirse y de errar al dibujar. Si hay algo individualmente humano es equivocarse, cambiar de opinión, no producir algo fijo. En ese momento entonces al poder apropiarse de materiales menos costosos para dibujar, para ensayar, para buscar nuevas idea y formular nuevas propuestas y conceptos plasticos, el dibujo a lápiz, tinta o carboncillo eliminaba el dominio de lo definitivamente terminado, la presión de la obra de arte definitiva, encargada, sujeta al gusto del otro. El arte de dibujar sobre papeles buenos, mas no considerados obras de arte en sí mismas, le daba al artista la posibilidad de experimentar, borrar, desechar o volver a dibujar encima, lo que permitía así que la dualidad idea-ejecución, tan presente en los textos teóricos del Renacimiento, tuviera un lugar donde dar su lucha. Fue a través de esos avances técnicos como los artistas del momento pudieron profundizar en sus ideas y en su imaginación, y encontrar un medio por donde intentar materializar estas ideas, ejecutarlas, sin que necesariamente lo primero que saliera de su mano fuera una obra de arte terminada. Así mismo, al aparecer el naturalismo como el punto de partida de un arte que rompía con la Edad Media, el constante uso del dibujo sobre papel como apunte al aire libre, no consciente de su modernidad, pero sí presente, fue también importante. Artistas como Leo-
nardo da Vinci, quien dibujaba rostros por las calles y árboles por los campos, necesitaban un medio portátil ligero, no definitivo. El dibujo cumplió diferentes funciones en ese momento, siempre complementario al acto final de la creación, ya fuera escultura, pintura o grabado. Grandes papeles unidos sirvieron para que los artistas hicieran sus cartones para frescos, en tanto que papeles más pequeños permitían explorar poses, gestos o nuevas composiciones. En todo caso, esos primeros pasos hacia la posibilidad de desechar el dibujo o de cambiar de papel fueron creando una solución hacia el proceso mental del artista cuya mente y mano no podían quedarse quietas ante una imagen vista. La necesidad de captar y congelar el mundo circundante se vio altamente beneficiada por este nuevo medio del dibujo sobre papel. Ya en el siglo XV se encuentran ejemplos de las primeras libretas que podríamos llamar de bocetos, los dibujos de Pisanello (Códice Vallardi, Museo del Louvre), que contienen dibujos de modelos, pero también aparecen entre sus páginas dibujos arbitrarios, que no necesariamente responden a un ejercicio ni a un propósito fijo.
Leonardo da Vinci E l pintor, inventor y científico Leonardo da Vinci fue una figura ejemplar en muchos campos durante su vida. Una de las razones por las que los historiadores saben tanto sobre este polímata es por los numerosos cuadernos que guardó desde la década de 1480 hasta su muerte en 1519. En estos diarios, Da Vinci exploró los numerosas disciplinas que le interesaban, como la anatomía y la fisiología, la ingeniería y el arte, entre otros. Estos artefactos también son famosos por la icónica “escritura en espejo” del artista, ya que escribía todos sus documentos personales de derecha a izquierda en una taquigrafía especial. Durante su vida, Da Vinci llenó más de 13,000 páginas con sus notas y dibujos los cuales se encuentran digitalizados por el museo londinense Victoria & Albert Museum.
El siglo XIX, en una búsqueda estética distinta, que comienza con un romanticismo intenso, pasa por un impresionismo que todo lo quiere atrapar y termina como un mundo de complejos cambios sociales, donde los temas y las intenciones cambian, se va a caracterizar por ser el siglo en el que el boceto queda liberado de toda intención previa. Dibujar es ya, en sí mismo, un arte que no requiere llevar la obra al lienzo terminado; el dibujo puede quedarse en lo que es. Un siglo de viajeros individuales, ya no atados al viaje colectivo ni a la expedición científica ni educativa, sino a viajes de exploración personal y estética en los que el cuaderno permite fundir todo el conocimiento visual y experimental en un solo espacio físico. El cuaderno de bocetos del siglo XIX puede ser cualquiera de las anteriores: académica, artística, científica o de viajes, porque ya en la modernidad tardía las categorías ilustradas dejan de ser fijas y permiten la existencia de artistas académicos y no académicos que viajan, viajeros científicos y no científicos, viajeros que son artistas y viajeros que no. Este cuaderno es la materialización de todo ese ímpetu creador, de la posibilidad de fusionar espacio y tiempo. Al sentarse y apuntar lo que ve, el artista guarda para siempre la posibilidad de recrear a partir de esa imagen primigenia. Eso es lo que son estos apuntes: la imagen original que envuelve el lugar, la hora y el entorno con el artista. La obra posterior que se crea desde estos apuntes rápidos
nunca tendrá la frescura y la claridad de esos fragmentos que han salido de una energía puramente creadora y transformadora” . En los cuadernos del siglo XIX podemos ver ejemplos desde las libretas de viaje de Turner (Tate Britain, Londres), libretas de apuntes de Paul Cezanne (Art Institute of Chicago), Henri de Toulouse-Lautrec (Art Institute of Chicago) y Gustave Caillebotte (Art Institute of Chicago). Cada una de estas libretas tiene objetivos y funciones diferentes, y se adhieren al corpus de la obra del autor como parte de los procesos que los llevaron a producir sus conocidas obras.
libretas de viaje de Turner
Paul Cezanne
Toulouse-Lautrec
Goya Los pensamientos, la sensibilidad, las creencias, las preocupaciones del pintor aragonés se muestran en sus dibujos de manera implícita en cada escena que representa, en cada personaje marginal que lleva al papel. El genio ante la necesidad de crear, pero también retratando el mundo que le rodea, levantando la alfombra y sacando lo sucio y lo criticable.
Picasso En 1907 escribió «Yo soy el cuaderno» como reflejo de la importancia que para su proceso creativo tenían estos soportes por sí mismos y como preparación de obras posteriores. En esos cuadernos que realizó desde finales del siglo XIX hasta poco antes de su muerte, Pablo Picasso desarrolló un laboratorio de ideas fruto de su espontaneidad y rigor a la hora de encarar los problemas que todo proceso artístico conlleva. Y además en ellos reveló su facilidad y dedicación al dibujo a la hora de captar retazos de la vida, una especie de diario íntimo en los que dejó huella de sus preocupaciones, anotando mediante trazos aspectos que suscitaban su curiosidad.
Van Gogh Van Gogh, recluido en el sanatorio de Saint-Rémy, regala un cuaderno a los propietarios del café de la Gare en Arlés. Su rastro se desvanece hasta que un bombardeo aliado hace reaparecer los dibujos, pero el autor, en ausencia de firma, queda oculto. Finalmente, una investigadora de la universidad de Toronto traza las pistas que dirigen a un pequeño pueblo de Francia y revela su naturaleza a la propietaria del cuaderno, que lo conserva como un recuerdo familiar.
Finalmente, con la gran ruptura de las vanguardias del siglo XX, el cuaderno de bocetos queda integrada del todo al proceso artístico del artista. Su objetivo científico, académico o de estudio deja de ser tan evidente, y se convierte en la máxima exponente de la intimidad del creador, de las decisiones que toma, del lugar donde cada pensamiento puede quedar registrado y ser considerado complemento del acto creativo. Desde apuntes sobre colores para utilizar, hasta caricaturas de sus amigos, el gato en la ventana o una simple mancha de color, el cuaderno de papel queda encargado definitivamente de ser fiel acompañante de cualquier sujeto. Cuando se detallan cuadernos como los del artista alemán Paul Klee (Zentrum Paul Klee, Berna), encontramos estudios de colores, círculos cromáticos, juegos de líneas y pensamientos sueltos. La observación mimética del mundo ya no es un requisito del dibujo, por lo que la libreta se vuelve aún más íntima, distanciada del mundo circundante, como lugar de juego y de exploración. El arte contemporáneo, en el caso de muchos artistas, continúa utilizando la libreta como lugar de producción de ideas y apuntes. En otros casos, convierte la libreta y la anotación en obra de arte en sí, piensa la libreta, la conceptualiza, la rescata como ejercicio inminente de todo aquel que pretenda acercarse al acto creativo. Desde obras que plantean el dibujo y el rayón como posibilidad artística, hasta
instalaciones que pongan a la luz el acto mismo de dibujar o el cuaderno como receptor de esa energía creadora.
Paul Klee Paul Klee fue un destacado profesor de la Bauhaus que experimentó profundamente en la teoría del color. Sus vibrantes bocetos mecánicos formaron la base de su enseñanza a lo largo de la década de 1920. Este cuaderno ilustrativo contiene reflexiones ampliamente detalladas sobre la mecánica del arte y el color, con mas de 3900 hojas de puño y letra de Klee.
Actualidad Esta utilización del dibujo como herramienta previa duró muchísimos años como parte de la producción artística europea. Con la creación de las academias oficiales como instituciones estatales que pretendían configurar o dominar una alta calidad en la producción de sus artistas, ya no solamente en el ámbito del maestro y del aprendiz, el papel encontró también su refugio. En la actualidad este instrumento de registro continua aún con más fuerza, utilizado por los artistas en las nuevas variantes del mismo, como en la fotografia, la musica, la danza, el cine, e incluso en el diseño gráfico, disciplina relativamente nueva que se vale además de este instrumento para el
proceso de creación de logos, animaciones, contenido gráfico y visual e ilustración. Siendo entonces el cuaderno el principal protagonista en el que ocurre un sin fin de eventos procedimentales que permite al autor explorar y crear nuevos universos a través de la conjugación de ideas existentes, e innovar en el área que se desea. Siendo entonces el cuaderno de bocetos un objeto vivo, y con un futuro prometedor cada vez más integrado a las nuevas corrientes artísticas y del diseño gráfico. Los cuadernos de bocetos son, tal vez, el objeto artístico más individual y subjetivo que hay. No hay cuadernos colectivos presentes en nuestro imaginario de la historia del arte. Tres y cuatro artistas no comparten un mismo cuaderno en un viaje, esto sería una anomalía enorme cuando asociamos, no solo el cuaderno de dibujos sino el acto mismo de dibujar, con la impronta de la individualidad. La pintura puede ser colectiva, de hecho lo fue durante siglos en el taller del artista y en algunos casos contemporáneos lo sigue siendo, al igual que la escultura. Pero el dibujo es una firma, es una marca única, no se comparte, pues plantea las decisiones más profundas del instinto y del intelecto del hombre que se hace llamar artista. El cuaderno de bocetos es individual y representa al individuo.
Ahora bien, en la actualidad la tecnologia, y la infidad de programas y aplicaciones digitales para dibujo, han hecho en gran parte el dejar de lado este paso de experimentación en el cuaderno de bocetos, sin embargo se mantiene a la vanguardia, de frente y constante, la sencibilidad que presenta el trabajar de forma física sobre el cuaderno. La generalización de los programas de diseño digitales ha hecho que en muchos casos se relegue a un segundo plano el contacto con la base del diseño, el dibujo. Pero si repasamos los procesos de creación de grandes diseñadores, ilustradores y arquitectos, como los que se mostraran seguidamente, queda claro que, en el preciso momento de germinar sus ideas y conceptos, prefieren dejar de lado el ordenador y utilizar sus habilidades manuales. Y es que el dibujo, por su inmediatez, es capaz de seguir al cerebro en la generación de formas, colores y volúmenes, produciendo un diálogo directo y rápido entre la mente y la mano, de manera coordinada, intuitiva y espontánea, especialmente cuando es necesario explorar e investigar nuevas respuestas de diseño.
Manuel Estrada La figura de Manuel Estrada es una las más importantes y prestigiosas del diseño español de las últimas décadas. Es autor de la identidad visual de numerosas grandes empresas y organismos oficiales españoles, y como diseñador editorial ha trabajado para editoriales como Alianza, Santillana, Alfaguara, Anaya o las colecciones literarias publicadas por El País.
Nicolás V.Sánchez El artista Neoyorkino Nicolás V.Sánchez llena cuadernos enteros con dibujos del mundo que le rodea. Retratos de familias, escenas, o recuerdos fotográficos de las personas y lugares de República Dominicana y China. Sánchez a menudo explora las raíces de su propia identidad, profundizando en una educación bicultural que se extiende desde el Midwest americano a la historia rural de su familia en México. Además de su trabajo a bolígrafo, Sánchez también es pintor y trabaja un estilo distinto y muy diferente de sus bocetos a bolígrafo. Los cuadernos le ayudan a trabajar a través de ideas para determinar si dan para un lienzo más grande, o si están destinados a existir sólo en las páginas de su cuaderno.
David Morales El arquitecto David Morales recrea escenas de su vida diaria en su cuaderno de bocetos. No pasa un día sin que él agregue un nuevo dibujo a la colección. Las escenas que elige varían desde paisajes y arquitectura hasta personas y animales.
Paul Heaston Los cuadernos de dibujo de Heaston están llenos de bocetos, pero quizás sus trabajos más impresionantes son sus dibujos de interiores. Hechos con una pluma fuente y tinta negra, cada pieza es creada con un impresionante manejo de la perspectiva, capturando la escena desde el punto de vista del ilustrador. Heaston incluso dibuja sus propios brazos, manos y libreta en cada escena, haciendo énfasis en su lugar en la habitación
Dina Brodsky A lo largo de su proceso, Dina permanece extremadamente atenta a su cuaderno de bocetos, llenando sus páginas con dibujos detallados de arquitectura, vida silvestre y retratos dispersos de extraños que acompañan su escritura. Los dibujos a menudo se terminan con toques de acuarela, gouache, pan de oro y objetos encontrados de sus viajes.
Mattias Adolfsson Es un ilustrador independiente originario de Suecia, y entre sus clientes están The New Yorker, The Hollywood Reporter y New York Times, Nickelodeon, Dreamworks y Disney. Sus cuadernos de bocetos se caracterizan por los intrincados detalles de los escenarios maravillosos que compone, con personajes y situaciones de la vida cotidiana como de mundos fantásticos.
Jose Naranja Crea cuadernos de bocetos detallados al combinar elementos de fotografía, escritura, sellos y sus propios dibujos, desde hongos venenosos hasta una vista del estudio de sus sueños. El ex ingeniero aeronáutico comenzó a trabajar con cuadernos de bocetos después de que descubrió los cuadernos de bolsillo de Moleskine en 2005 y se dio cuenta de que eran el recipiente perfecto para documentar sus experiencias diarias y desarrollar sus ideas más locas. Después de 13 años de usar el mismo estilo de cuaderno, Naranja ahora elabora el suyo a mano.
Elena Limkina Elena Limkina llena las páginas de sus cuadernos de bocetos con dibujos detallados de elementos arquitectónicos, estudios anatómicos y caligrafía fluida de inspiración barroca. Ella se refiere a los libros como su “diario del artista” y, de hecho, cada página es prácticamente una obra de arte en sí misma. Limkina trabaja principalmente como acuarelista y crea conceptos para marcas, diseñadores de interiores y revistas
Marco Mazzoni Crea obras que al principio desvían al espectador, apareciendo como ramos o nidos, hasta que uno nota aletas que sobresalen de la flora que se extiende a lo largo de sus cuadernos de bocetos. Algunas obras se concentran en pequeños grupos de animales, mientras que otras sirven como collages de “Veo, veo” finamente dibujados, ya que incorpora sapos y pájaros camuflados en jardines exuberantes y texturizados. El lápiz de color es el medio elegido por el artista italiano, frescos pasteles de violeta, azul y rosa que forman la mayoría de sus bodegones pausados. Recientemente, Mazzoni produjo una serie titulada “Enciclopedia ilustrada de enfermedades mentales”, ilustraciones que se incluyeron en la exposición colectiva “ Cluster “ en la Galería Jonathan LeVine en la ciudad de Nueva York.
Oliver Jeffers
Artista, ilustrador y escritor australiano. Vivió en Belfast, Irlanda del Norte y ahora vive y trabaja en Brooklyn. Se graduó en la Universidad de Ulster en 2001. Jeffers ha cultivado diversas formas de arte (pintura, instalaciones, ilustración, creación de álbumes ilustrados) y su obra ha sido expuesta en varias ciudades europeas, americanas y en Australia. Es sobre todo conocido por sus álbumes ilustrados para niños publicados por Philomel-Penguin en Estados Unidos y por Harper Collins en el Reino Unido. La mayoría han sido traducidos y publicados en catalán por la editorial Andana.
Maria Russo Artista e ilustradora Venezolana, usa el cuaderno de bocetos como diario de registro donde expresa de forma gráfica sus ideas, ideales y pensamientos. Ha trabajado con distintas editoriales aportando su visión sensible hacia el arte.
Usar el cuaderno de bocetos Artistas y diseñadores a lo largo de la historia y en el presente han utilizado este recurso, como medio de comunicación, ensayo y error, cada uno con una carácteristica peculiar, única y singular que lo hace propio, como cada proceso creativo lo es. Si bien, en el arte los medios son, quizá, diferentes en su empleo,comparten con el diseño una misma intención; la de buscar. Cada área emplea sus metodologias para mediante el registro explorar respuestas, indagar en soluciones visuales que ayuden, de una forma correcta, a llevar un mensaje .
Hemos visto como cada personaje a traves del tiempo y con visiones y contextos totalmente distintos plantean sus ideas en sus cuadernos, que terminan siendo una extencion de su mente, su imaginación y laboratorio portátil. Frágil y rico visualmente que incluso trasciende la historia. El cuaderno, es una herencia del acto editorial de reunir unas hojas encuadernadas con un tema, se desprende del libro antiguo en cuanto a su portabilidad. Así sea el cuaderno académico, esta ha de poder moverse en el estudio, girarse en su formato, pasar sus páginas, abrirse bien en su encuadernación, ser útil. No existe cuaderno de bocetos que no esté atado a su uso, atemporal en muchos casos. Cada uno de los distintos artistas, diseñadores e ilustradores presentados, se han valido de este instrumento para viajar con sus ideas, para hacerlas crecer, para explorar en ellas y con ellas, por tal motivo Daniel Kruger decia que los bocetos son como embriones, que tan pronto como los creas, nacen y empiezan su vida; y cuanta razón hay en esas sabias palabras, por que así es, justo allí en el cuaderno de bocetos es donde comenzamos formar un nuevo ser, y a medida que trabajamos en esa idea la hacemos crecer, la formamos trazo a trazo, hasta que nace y aun al nacer continua creciendo a medida que seguimos trabajando en ella.
Por eso cuanta responsabilidad hay en las manos de cada artista y diseñador al crear una imagen, que va más allá de siemplemente hacer la primera idea que se viene a la mente. Esta debe responder realmente a un proceso de investigacion previo, a ensayo y error, debe ser el resultado de una incasable busqueda visual, de contenido, de exploración. No es un recurso usado al azar, es un metodo eficaz e importante en el proceso creativo, es una recopilación de materia funcional, donde el error es parte importante de ese crecimiento y mensaje. Es donde nacen las ideas, y además donde estas mismas se forman, se gestan, se impulsan, mutan, varian, se combinan, se descontextulizan, se pierden, se encuentran, se expanden y continuan un ciclo infinito de posibilidades.