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2.3. Diagnóstico
2.2. Características
Este término proviene del griego “bous” que significa buey, y “limos”, hambre. “Es un trastorno relacionado con la alimentación, es una actitud compulsiva y de ansiedad”, se caracteriza por episodios de voracidad, seguidos de la inducción del vómito y, en muchas ocasiones, del uso de laxantes y diuréticos en cantidades exageradas al igual que periodos de ayuno autoimpuestos, ejercicio físico excesivo, con el fin de controlar o perder peso a voluntad.
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Estos trastornos generalmente se inician en la adolescencia. Predomina en el sexo femenino y en muy pocas ocasiones ocurriría en el adolescente varón. La bulimia aparece con mayor frecuencia en personas con trastornos depresivos, también se presenta en ocasiones en trastornos de la personalidad.
El trastorno de la bulimia lo podemos dividir en 2 categorías, el purgativo, que regularmente comprende el uso de laxantes, diuréticos, purgativos o se provocan el vómito y el no purgativo, que es cuando se recurre habitualmente a conductas compensadoras incorrectas como ayuno, ejercicio excesivo, pero no autoinduce vómito ni usan purgativos, diuréticos, etc.
Los adolescentes que manifiestan este trastorno presentan episodios de “atracones”, en los que de forma compulsiva se ingiere gran cantidad de comida en un corto espacio de tiempo. Estos episodios los sufren a menudo en secreto, tras el exceso de comida los adolescentes se sienten a menudo culpables de ello, y utilizan una serie de métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso. La causa de la bulimia es desconocida, siendo por lo general una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Las personas con bulimia carecen de autocontrol, por lo que prefieren comer a solas para poder ingerir grandes cantidades de alimento fácil de deglutir y de alto contenido energético, como pasteles, chocolates, etc. Sin embargo, pueden tener el peso adecuado a su estatura porque después de comer se sienten culpables, se provocan el vómito o hacen uso de laxantes.
El vómito constante puede traer varias consecuencias como dañar el esmalte de los dientes, aumentar el tamaño de las glándulas salivales, irritar el esófago y, en casos más graves, producir su ruptura y hemorragia.