Antología de poesía

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Universidad de Cuenca

AntologĂ­a de poesĂ­a latinoamericana Alumna: Jimena Arias Ayala Profesor: Mtra. Jackie Verdugo Carrera: Lengua, literatura y lenguajes audiovisuales

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Prólogo En esta antología se hará un recorrido por los diferentes movimientos y autores de la poesía latinoamericana para conocer a detalle las características de su poesía y como se vincula con la vida del autor. La poesía latinoamericana tiene un gran número de autores que reflejan las cuestiones de un continente, ya sea una crítica social o el sentimiento por la tierra que los vio nacer. Esta antología recopila los poemas fundamentales de cada autor, que a continuación serán presentados, y su influencia en los diferentes movimientos artísticos. En primer lugar, se tiene al movimiento barroco y su representante Sor Juana Inés de la Cruz, considerada una de las grandes poetas de la literatura universal. En esta parte se compilan tanto redondillas como sonetos (que sólo se hicieron en lengua castellana). Con ello destacamos tanto el pensamiento como el arte de Sor Juana. Su inquietud por conocer e ir en contra de su época (siglo XVII) y su condición como mujer en la época de la colonia española y la santa inquisición. Después se continúa con Andrés Bello y el movimiento neoclásico, aquí se destacarán las cuestiones de la vida sencilla en América, que es uno de los temas fundamentales de la poesía de Bello. A través de una serie de poemas cortos veremos los paisajes y la vida tranquila a la que alude el autor. El neoclásico se deshace del adorno y las figuras complejas que tenía el barroco. Después pasaremos al siglo XIX con uno de sus movimientos más influyentes: el romanticismo y su representante cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda. Su poesía está muy ligada a su vida y las constantes desgracias que la rodeaban. Motivo preciso para el arte romántico, es decir, la exaltación de los sentimientos. Se estudiará la obra de una de las poetas considerada como la primera feminista. También se hará un recorrido por el primer movimiento artístico latinoamericano como es el modernismo. Representado por su fundador: Rubén Darío, el cubano José Martí y el colombiano José Asunción Silva. Este movimiento se caracteriza por el escape de la realidad y la creación de mundos idealizados. También veremos la parte política con José Martí. Al pasar al siglo XX nos encontraremos con el auge de la poesía femenina con dos autoras representativas como son Gabriela Mistral y Alfonsina Storni. Ellas recuperan elementos de la poesía sencilla y sentimental, ante una época dominada por hombres en 2


la cuestión de arte. Mistral fue el primer premio Nobel para una mujer en Latinoamérica. Después abundaremos en los movimientos de vanguardia latinoamericana, con autores que representan las diferentes vanguardias de siglo XX. El principal es el chileno Vicente Huidobro con el creacionismo. Le siguen Oliverio Girondo y el ultraísmo argentino, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges (grandes referentes de la literatura latinoamericana) y el poeta del dolor, César Vallejo. Todos en su etapa vanguardista. Para finalizar presentaremos a tres poetas que representan una era contemporánea en la poesía latinoamericana. Nicolás Guillén y la poesía de la negritud, donde se recupera las raíces negras en Latinoamérica, también está Nicanor Parra y la antipoesía que van en contra de toda ideología y dogma. Y Mario Benedetti y la poesía conversacional. A esta antología se agrega la poeta argentina Alejandra Pizarnik que es una figura fundamental en la poesía latinoamericana, además de representar la poesía del dolor y la muerte de una manera única, elogiada por autores como Julio Cortázar y Borges. Esta antología pretende mostrar la grandeza de la poesía latinoamericana y sus diferentes momentos históricos. Analizando a profundidad algunos poemas y con ello destacar posibles estudios críticos sobre cada movimiento literario. Jimena Arias Ayala

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Barroco El barroco fue una visión artística y cultural que promovía una visión post-renacentista. Esta época tiene su inicio en Italia, a finales del siglo XVI. Esta ideología artística era identificada por su excentricidad en distintas ramas, por ejemplo: la literatura, la pintura, la arquitectura, la escultura y el teatro. Este movimiento cultural se caracteriza por sus abundantes artificios en sus diversas obras. Lo que sus creadores tratan de hacer, es imprimir vida en tejados; expresiones en esculturas; emociones en cuadros y sentimientos en la literatura. Todo eso se logra mediante el uso de la decoración abundante, hecho del cual se valían sus detractores para desprestigiar al barroco. A pesar de que el Barroco tomo bastante ímpetu en Latinoamérica, es necesario mencionar que este se originó en el continente europeo. En consecuencia, al hablar sobre esta corriente artística, es importante mencionar a dos grandes escritores, los cuales, en sus obras lograron exponer el pensamiento típico del Barroco. Estos literatos son: Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.

Sor Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz es una de las escritoras más relevantes de las letras hispanas. Teniendo en cuenta la época que le tocó vivir fue una mujer que se adelantó a su tiempo logrando superar las fronteras impuestas socialmente en tiempos coloniales a las mujeres, siendo una precursora de la poesía femenina en la literatura universal. Nació el 12 de noviembre de 1648 en Neplanta (México). Hija natural de la criolla Isabel Ramírez y Pedro Manuel de Asbaje, de origen vasco. Su nombre real era Juana de Asbaje y Ramírez. Aprendió a leer a los tres años a escondidas de su madre, acompañaba a su hermana mayor a sus clases y aprendió de la biblioteca de su abuelo. Su crianza estuvo a cargo del abuelo materno, Don Pedro Ramírez, en una hacienda de Panoayán, México hasta su muerte en 1656, cuando por orden de su madre se dirige a la 4


capital. Allí reside bajo la tutela de su hermana María Ramírez. Cuando tenía apenas trece años Juana Inés fue enviada a la corte virreinal para servir como dama de la virreina doña Leonor Carreto quien era una dama muy culta y sentía un gran amor por las letras. El ambiente de la corte influyó definitivamente en la formación de Juana Inés ya que la virreina le tenía mucho aprecio y sobre todo admiración por su dotada inteligencia. Entró en el Convento de San José de Carmelitas Descalzas en el 14 de agosto 1667 antes de cumplir los 16 años. Toma esta decisión ya que era la única opción que tenía una mujer para poder dedicarse al estudio, además de que no podía casarse ya que no era hija de un matrimonio. Apenas tres meses después de su ingreso, se vio forzada a abandonar el convento pues la severa disciplina de la orden hizo grandes estragos en su salud. Un año y medio permaneció en Palacio y después regresó a la vida de religiosa, esta vez en el convento de San Jerónimo, también una orden de clausura, pero más flexible que la anterior. El 24 de febrero de 1669 tomó los votos definitivos y se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz. Allí escribió la mayor parte de su obra y alcanzó la madurez literaria, pues pudo compartir sus labores de contadora y archivista del convento con una profunda dedicación a sus estudios. Una carta escrita por Sor Juana Inés de la Cruz a Sor Filotea de la Cruz, el obispo de Puebla llamado Fernández de Santa Cruz cambiaría el curso de su vida, en dicha carta criticaba un sermón del padre Vieyra un jesuita portugués de conocida trayectoria como teólogo. Además de que cuestionaba las distancias entre el amor divino y el amor humano, lo celestial y lo terrenal. Constituye un intenso ensayo autobiográfico y declarativo de principios intelectuales, y que fue el principio de su fin en una sociedad inquisitorial y patriarcal que no podía admitir la genial libertad de espíritu, sobre todo en una mujer Sor Juana Inés de la Cruz murió víctima de una epidemia mientras acudía a las hermanas en el convento el día 17 de abril de 1695. Fue inmortalizada con el nombre de la Décima Musa.  Nocturna, mas no funesta. Poesía y cartas, 2014.  Poesías escogidas, 1916.  Obras escogidas, 1928.

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 Primero sueño, 1928. A su retrato Este que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores, con falsos silogismos de colores es cauteloso engaño del sentido; éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores, y venciendo del tiempo los rigores triunfar de la vejez y del olvido, es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada, es un resguardo inútil para el hado: es una necia diligencia errada, es un afán caduco y, bien mirado, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Al que ingrato me deja, busco amante Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante. Al que trato de amor hallo diamante; y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata y mato a quien me quiere ver triunfante. Si a éste pago, padece mi deseo: si ruego aquél, mi pundonor enojo: de entrambos modos infeliz me veo. Pero yo por mejor partido escojo de quien no quiero, ser violento empleo, que de quien no me quiere, vil despojo.

Cítara de carmín que amaneciste Cítara de carmín que amaneciste trinando endechas a tu amada esposa y, paciéndole el ámbar a la rosa, el pico de oro, de coral teñiste; dulce jilguero, pajarito triste, que apenas el aurora viste hermosa cuando el tono primero de una glosa 6


la muerte hallaste y el compás perdiste: no hay en la vida, no, segura suerte; tu misma voz al cazador convida para que el golpe cuando tire acierte. ¡Oh fortuna buscada aunque temida! ¿Quién pensara que cómplice en tu muerte fuera, por no callar, tu propia vida?

Con el dolor de la mortal herida Con el dolor de la mortal herida, de un agravio de amor me lamentaba, y por ver si la muerte se llegaba procuraba que fuese más crecida. Toda en su mal el alma divertida, pena por pena su dolor sumaba, y en cada circunstancia ponderaba que sobraban mil muertes a una vida. Y cuando, al golpe de uno y otro tiro rendido el corazón, daba penoso señas de dar el último suspiro. no sé por qué destino prodigioso volví a mi acuerdo y dije: ¿qué me admiro? ¿Quién en amor ha sido más dichoso?

Correspondencias entre amar o aborrecer Feliciano me adora y le aborrezco; Lisardo me aborrece y yo le adoro; por quien no me apetece ingrato, lloro, y al que me llora tierno no apetezco. A quien más me desdora, el alma ofrezco; a quien me ofrece víctimas, desdoro; desprecio al que enriquece mi decoro, y al que le hace desprecios, enriquezco. Si con mi ofensa al uno reconvengo, me reconviene el otro a mí ofendido; y a padecer de todos modos vengo, pues ambos atormentan mi sentido: aqueste con pedir lo que no tengo, y aquél con no tener lo que le pido.

Detente, sombra de mi bien esquivo 7


Detente, sombra de mi bien esquivo imagen del hechizo que más quiero, bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo. Si al imán de tus gracias atractivo sirve mi pecho de obediente acero, ¿para qué me enamoras lisonjero, si has de burlarme luego fugitivo? Mas blasonar no puedes satisfecho de que triunfa de mí tu tiranía; que aunque dejas burlado el lazo estrecho que tu forma fantástica ceñía, poco importa burlar brazos y pecho si te labra prisión mi fantasía.

En que da moral censura a una rosa y en ella a sus semejantes Rosa divina que en gentil cultura eres con tu fragante sutileza magisterio purpúreo en la belleza, enseñanza nevada en la hermosura. Amago de la humana arquitectura, ejemplo de la vana gentileza, en cuyo ser unió naturaleza la cuna alegre y triste sepultura. ¡Cuán altiva en tu pompa, presumida, soberbia, el riesgo de morir desdeñas, y luego, desmayada y encogida, de tu caduco ser das mustias señas! Con que con docta muerte y necia vida viviendo engañas y muriendo enseñas.

Hombres necios que acusáis Sor Juana Inés de la Cruz Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Combatís su resistencia 8


y luego con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco al niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis con presunción necia hallar a la que buscáis, para pretendida, Tais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro? Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Opinión ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata, y si os admite, es liviana. Siempre tan necios andáis que con desigual nivel a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata ofende y la que es fácil enfada? Mas entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y queja enhorabuena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: 9


la que peca por la paga o el que paga por pecar? ¿Pues para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar y después con más razón acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.

La mexicana musa, hija eminente La Mexicana Musa, Hija eminente de Apolo, y que las Nueve aun más divina, porque fuese del Sol la Benjamina, le nació en la vejez de su Poniente. ¡Qué sutil, si discurre! ¡Qué elocuente, si razona! ¡Si habla, qué ladina! Y si canta de amor, cuerda es tan fina, que no se oye rozado en lo indecente. Única poetisa, ese talento (que no le desperdicias, que le empleas) aun le envidia mi amor, que es lince a tiento. ¡O enhorabuena Peregrina seas, por si vago tal vez mi pensamiento, se encontrase contigo en sus ideas.

Análisis de la poesía barroca Verde embeleso de la vida humana Verde embeleso de la vida humana,1 loca esperanza, frenesí dorado,2 sueño de los despiertos intrincado,3 como de sueños, de tesoros vana;4 alma del mundo, senectud lozana,5 decrépito verdor imaginado,6 el hoy de los dichosos esperado7 y de los desdichados el mañana:8 sigan tu sombra en busca de tu día9 los que, con verdes vidrios por anteojos,10 10


todo lo ven pintado a su deseo:11 que yo, más cuerda en la fortuna mía, 13 tengo en entrambas manos ambos ojos14 y solamente lo que toco veo.15

Este poema cuenta con 15 versos endecasílabos. Es una redondilla (la forma más simple con la que Sor Juana hacía poesía), es decir, el primer verso rima con el ultimo y el segundo con el tercero. En este caso tenemos un bloque de sentido, no sólo por el tamaño del poema, sino por los signos de puntuación. Hay punto y coma, dos puntos que nos indican que la idea sigue. Elementos barrocos:  juego de claro obscuro como la vida dorada, pero al mismo tiempo hay desdicha en ella  el adorno exagerado  el pesimismo que es la hermosa vida que el sujeto lírico sólo puede tocar pero no vivir Elementos literarios:  hipérbaton: “El hoy de los dichosos esperado”  metáfora: “Verdes vidrios por anteojos”  Contraste: “sigo tu sombra en busca de tu día” Ritmo: tiene la rima de redondilla, además de ser rimas pares. Interpretación: De este poema podemos interpretar lo siguiente: a pesar del tamaño de poema, este ilustra los elementos barrocos utilizados por Sor Juana. Se incluye uno de los temas preferidos por la autora como es el sueño y el anhelo de una vida que contiene belleza, conocimiento y un lugar ideal, pero el sujeto lírico no puede llegar a eso. El juego del claro obscuro refleja al sujeto lírico que está en las tinieblas y sólo puede tocar esa belleza que anhela y no puede tenerla.

Neoclásico 11


Surge como reacción en contra de las formas oscuras y difíciles de las corrientes barrocas; los escritores buscan entonces claridad, y así vuelven por el camino del clasicismo. Está basado en la razón, pues se deja llevar por las reglas y lo racional. Se consideraba que la razón era más importante que los sentimientos. Imitación de la naturaleza humana: solamente el lado bueno ya que la literatura tenía una función moral. Función moral y didáctica con el propósito de agradar y conmover al público. (La comedia es didáctica y moralizante con personajes de la clase media y aristocrática) La norma y el orden se hicieron indispensables para la creación literaria. La creación literaria se transformó a una manera más sencilla y natural. Los principales principios son la imitación, la simetría, la frialdad y la rigidez. Andrés Bello

Andrés Bello fue un destacado humanista venezolano-chileno. Fue académico, político, poeta y diplomático. Tuvo participación en el proceso independentista de Venezuela, y fue maestro de Simón Bolívar. Nació en la ciudad de Caracas, Venezuela el 29 de noviembre de 1781, siendo hijo de don Bartolomé Bello y doña Ana Antonia López. A raíz de la firma del Acta de Independencia en 1810 Bello se suma al movimiento y viaja a Londres en una comitiva con Simón Bolívar para buscar apoyo. La delegación no encontró el apoyo esperado, pero Bello traba amistad con Francisco de Miranda, a quien ayuda a sumar simpatías para la causa de la Independencia. Contrae matrimonio en 1814 con Mary Ann Boyland. Su esposa y su hijo mayor murieron víctimas de la tuberculosis, y su situación económica no era favorable. Intenta gestiones para conseguir algún trabajo que desempeñar en América, todas infructuosas. En 1824, Bello contrajo un segundo matrimonio con Isabel Antonia Dunn.

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Simón Bolívar otorgó a Bello un cargo diplomático en París, sin embargo, para ese momento el académico ya había aceptado otro trabajo en el Ministerio de Hacienda de Chile. En este país desarrolló gran parte de sus trabajos académicos y literarios. A pesar de la evidente tragedia que representa el haber perdido a nueve de sus quince hijos. En Chile, además del cargo desempeñado en el Ministerio de Hacienda, tuvo la oportunidad de fundar el Colegio de Santiago y la Universidad de Chile, de la que fue su primer rector. Trabajó en poesías y traducciones, además de redactar el Código Civil de Chile, clara muestra de sus dotes como jurista. Fue senador por la ciudad de Santiago. Se le otorgó la nacionalidad chilena en 1832. Se convirtió en el intelectual más respetado de la sociedad chilena. En 1865 se vio afectado de bronquitis enfermedad que se complicó al enfermarse también de tifus. El 15 de octubre de 1865 falleció como consecuencia de dichos males, siendo sepultado en el Cementerio General de la Ciudad de Santiago. A la nave Oda imitada de la de Horacio o Navis, Referent. ¿Qué nuevas esperanzas al mar te llevan? Torna, torna, atrevida nave, a la nativa costa. Aún ves de la pasada tormenta mil memorias, ¿y ya a correr fortuna segunda vez te arrojas? Sembrada está de sirtes aleves tu derrota, do tarde los peligros avisará la sonda. ¡Ah! Vuelve, que aún es tiempo, mientras el mar las conchas de la ribera halaga con apacibles olas. Presto erizando cerros vendrá a batir las rocas, y náufragas reliquias hará a Neptuno alfombra. De flámulas de seda la presumida pompa no arredra los insultos

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de tempestad sonora. ¿Qué valen contra el Euro, tirano de las ondas, las barras y leones de tu dorada popa? ¿Qué tu nombre, famoso en reinos de la aurora, y donde al sol recibe su cristalina alcoba? Ayer por estas aguas, segura de sí propia, desafiaba al viento otra arrogante proa; Y ya, padrón infausto que al navegante asombra, en un desnudo escollo está cubierta de ovas. ¡Qué! ¿No me oyes? ¿El rumbo no tuerces? ¿Orgullosa descoges nuevas velas, y sin pavor te engolfas? ¿No ves, ¡oh malhadada! que ya el cielo se entolda, y las nubes bramando relámpagos abortan? ¿No ves la espuma cana, que hinchada se alborota, ni el vendaval te asusta, que silba en las maromas? ¡Vuelve, objeto querido de mi inquietud ansiosa; vuelve a la amiga playa, antes que el sol se esconda!

Canción a la disolución de Colombia Deja, discordia bárbara, el terreno que el pueblo de Colón a servidumbre redimió vencedor; y allá vomita, aborrecida furia, tu veneno, y esa tu tea, a cuya triste lumbre el tierno pecho maternal palpita, allá tan sólo agita, donde jamás fue oído de libertad el nombre, 14


y donde el cuello dobla, encallecido bajo indigna cadena, el hombre al hombre. ¿El que la ley ató sagrado nudo que se dignaron bendecir los cielos en tanta heroica lid desde los llanos que baña el Orinoco hasta el desnudo remoto Potosí, romperán celos indignos de patriotas y de hermanos? ¿De labios colombianos saldrá la voz impía: Colombia fue? ¿Y el santo título abjuraremos que alegría al nuevo mundo dio y a Iberia espanto? ¡Ah! no será, ni en corazones cabe que enamoró la gloria, tanta mengua; o si pudo el valor desatentado culpa, un momento, consentir tan grave; honor lo contradijo, y de la lengua volvió la voz al pecho horrorizado; que no en vano regado con la sangre habrá sido de víctimas sin cuento el altar, do en mil votos repetido se oyó de unión eterna el juramento. ¿Qué acento pudo a la postrada España más alegre sonar? Miradla el luto mudar gozosa en púrpura fulgente. Ya en su delirio, la visión apaña del cetro antiguo, y el servil tributo demanda con usura al Occidente. Brilla en la cana frente el orgullo altanero, cual súbito revive, cuando iba el rayo a despedir postrero, la tibia luz que pábulo recibe. “¿Es éste el pueblo desdeñoso, esquivo, ¡con irrisión dirá ¿qué oprobio estima mis leyes, y mi nombre vituperio? No de tener el corazón altivo de sus padres blasone; no le anima alma capaz de libertad e imperio. En largo cautiverio degeneraron; falta para llevar a cabo una empresa tan alta generosa virtud al que fue esclavo. “¿Veislos violar el pacto, fementidos, jurado apenas? ¿Veislos ya la espada 15


contra sí revolver? El ebrio sueño desvanecióse; en breve, en breve uncidos pedirán ser a la coyunda usada, y de la voz se acordarán del dueño”. -¡Ciego error! ¡Vano empeño! Si dejada el torrente su natural costumbre, arrastrare sus ondas a la fuente, querrá volver el libre a servidumbre. Mas, ¡oh vosotros!, ¿dejaréis que infame la causa que os unió maldad tamaña? ¿Falta al acero empleo? ¿No hay tirano que herencia suya vuestro suelo llame? ¿Vengóse ya la sangre que lo baña? ¿Los rumbos olvidó del oceano el pabellón hispano?… ¿Qué digo? A vuestra vista las barras y leones en arreo desplega de conquista, y guía a nueva lid nuevas legiones. Sí, que de Cuba en la vecina playa ¡merced a los furores parricidas que en común daño alimentáis, y afrenta¿ os amenaza Iberia, os atalaya, y de combates mil las esparcidas reliquias apellida, y junta, y cuenta. De allí la seña ostenta a la traición aleve, que callada vigila entre vosotros, y las tramas mueve de oculto fraude, y ya el puñal afila. ¿Y en míseras contiendas distraídos la pública salud tenéis en nada? ¿Queréis que, de humo y polvo en nube densa, el bronce tronador dé a los oídos súbito aviso de enemiga entrada, para acudir a la común defensa? ¡Cuán otro el que así piensa de los que libertaron de los incas la cuna, y al carro de Colombia encadenaron en distantes batallas la fortuna! Mirad, mirad en cuál congoja y duelo a la Patria sumís, que la unión santa con voz llorosa invoca y suplicante. La dulce Patria, en que la luz del cielo visteis primera, y do la débil planta estampó el primer paso vacilante; 16


la que os sustenta, amante y liberal nodriza; la que en su seno encierra de tanto ilustre mártir la ceniza, ¿teatro haréis de abominable guerra? ¡Guerra entre hermanos, fiera guerra, impía, do el valor frenesí, do la lid crimen, y aun el vencer ignominioso fuera! ¡Ah, no! volved en vos; y aquel que un día amor de patria, aquéllas os animen con que humillasteis la arrogancia ibera, virtud sublime, austera, y ardiente sed de fama, y fe de limpio brillo; una es la senda a que la Patria os llama, uno el intento sea, uno el caudillo.

Dios me tenga en gloria A la falsa noticia de la muerte de Mac-Gregor. Lleno de susto un pobre cabecilla leyendo estaba en oficial gaceta, cómo ya no hay lugar que no someta el poder invencible de Castilla. De insurgentes no queda ni semilla; a todos destripó la bayoneta, y el funesto catálogo completa su propio nombre en letra bastardilla. De cómo fue batido, preso y muerto, y cómo me le hicieron picadillo, dos y tres veces repasó la historia; Tanto, que, al fin, teniéndolo por cierto, exclamó compungido el pobrecillo: -¿Conque es así? -Pues Dios me tenga en gloria.

Égloga Imitación de Virgilio Tirsis, habitador del Tajo umbrío, con el más vivo fuego a Clori amaba; a Clori, que, con rústico desvío, las tiernas ansias del pastor pagaba. La verde margen del ameno río, tal vez buscando alivio, visitaba; y a la distante causa de sus males, 17


desesperado enviaba quejas tales: No huye tanto, pastora, el corderillo del tigre atroz, como de mí te alejas, ni teme tanto al buitre el pajarillo, ni tanto al voraz lobo las ovejas. La fe no estimas de un amor sencillo, ni siquiera, inhumana, oyes mis quejas; por ti olvido las rústicas labores, por ti fábula soy de los pastores. “Al cabo, al cabo, Clori, tu obstinada ingratitud me causará la muerte; mi historia en esos árboles grabada dirá entonces que muero por quererte; tantos de quienes eres adorada leerán con pavor mi triste suerte; nadie entonces querrá decirte amores, y execrarán tu nombre los pastores. “Ya la sombra del bosque entrelazado los animales mismos apetecen; bajo el césped que tapiza el prado, los pintados lagartos se guarecen. Si afecta las dehesas el ganado, si la viña los pájaros guarnecen, yo solo, por seguir mi bien esquivo, sufro el rigor del alto can estivo. “Tú mi amor menosprecias insensata, y no falta pastora en esta aldea que, si el nudo en que gimo, un dios desata, con Tirsis venturosa no se crea. ¿No me fuera mejor, di, ninfa ingrata, mis obsequios rendir a Galatea, o admitir los halagos de Tirrena, aunque rosada tú, y ella morena? “¿Acaso, hermosa Clori, la nevada blancura de tu tez te ensoberbece? El color, como rosa delicada, a la menor injuria se amortece. La pálida violeta es apreciada, y lánguido el jazmín tal vez fallece, sin que del ramo, que adornaba ufano, las ninfas le desprendan con su mano. “Mi amor y tu belleza maldecía, tendido una ocasión sobre la arena, y Tirrena, que acaso me veía, -¡oh Venus, dijo, de injusticias llena; lejos de unir las almas, diosa impía, las divide y separa tu cadena!… De Clori sufres tú las esquiveces, 18


y yo te adoro a ti que me aborreces.“¡Ah! No sé por qué causa amor tan fino puede ser a tus ojos tan odioso; cualquier pastor, cuando el rabel afino, escucha mis tonadas envidioso. ¿No cubre estas praderas de contino mi cándido rebaño numeroso? ¿Acaso en julio, o en el crudo invierno, me falta fruto sazonado y tierno? “Ni tampoco es horrible mi figura, si no me engaño al verme retratado en el cristal de esa corriente pura; y a fe que a ese pastor afortunado que supo dominar alma tan dura, si a competir conmigo fuese osado, en gentileza, talle y bizarría, siendo tú misma juez, le excedería. “Ven a vivir conmigo, ninfa hermosa; ¡ven! mira las Drïadas, que te ofrecen en canastos la esencia de la rosa, y para ti los campos enriquecen. Para ti sola guardo la abundosa copia de frutos que en mi huerto crecen; para ti sola el verde suelo pinto con el clavel, la viola y el jacinto. “Acuérdate del tiempo en que solías, cuando niña, venir a mi cercado, y las tiernas manzanas me pedías aún cubiertas del vello delicado. Desde la tierra entonces no podías alcanzar el racimo colorado; y después que tus medios apurabas, mi socorro solícita implorabas. “Entonces era yo vuestro caudillo, mi tercer lustro apenas comenzado, sobresaliendo en el pueril corrillo, como en la alfombra del ameno prado descuella entre las yerbas el tomillo. Desde entonces Amor, Amor malvado, me asestaste traidor la flecha impía que me atormenta y hiere noche y día. “¡Ah! Tú no sabes, Clori, qué escarmiento guarda Jove al mortal ingrato y duro; hay destinado sólo a su tormento en el lóbrego Averno un antro oscuro; en su carne cebado, un buitre hambriento le despedaza con el pico impuro, 19


y el corazón viviente devorado padece a cada instante renovado. “Mas, ¡ay de mí! que en vano, en vano envío a la inhumana mi doliente acento. ¿Qué delirio, qué sueño es este mío? Prender quise la sombra, atar el viento, seguir el humo y detener el río. Y mientras lo imposible loco intento, tengo en casa la vid medio podada, y en el bosque la grey abandonada. “¿Qué fruto saco de elevar al cielo esta continua lúgubre querella? Ni encender puedo un corazón de hielo, ni torcer el influjo de mi estrella. Si Clori desestima mi desvelo, sabrá premiarle otra pastora bella. Ya baja el sol al occidente frío; vuelve, vuelve al redil, ganado mío”.

El Anauco Irrite la codicia por rumbos ignorados a la sonante Tetis y bramadores austros; el pino que habitaba del Betis fortunado las márgenes amenas vestidas de amaranto, impunemente admire los deliciosos campos del Ganges caudaloso, de aromas coronado. Tú, verde y apacible ribera del Anauco, para mí más alegre, que los bosques idalios y las vegas hermosas de la plácida Pafos, resonarás continuo con mis humildes cantos; y cuando ya mi sombra sobre el funesto barco visite del Erebo los valles solitarios, en tus umbrías selvas y retirados antros erraré cual un día, 20


tal vez abandonando la silenciosa margen de los estigios lagos. La turba dolorida de los pueblos cercanos evocará mis manes con lastimero llanto; y ante la triste tumba, de funerales ramos vestida, y olorosa con perfumes indianos, dirá llorando Filis: “Aquí descansa Fabio”. ¡Mil veces venturoso! Pero, tú, desdichado, por bárbaras naciones lejos del clima patrio débilmente vaciles al peso de los años. Devoren tu cadáver los canes sanguinarios que apacienta Caribdis en sus rudos peñascos; ni aplaque tus cenizas con ayes lastimados la pérfida consorte ceñida de otros brazos.

El cóndor y el poeta Diálogo POETA -Escucha, amigo Cóndor, mi exorcismo; obedece a la voz del mago Mitre, que ha convertido en trípode el pupitre; apréstate a una espléndida misión. CÓNDOR -¡Poeta audaz, que de mi aéreo nido en el silencio lóbrego derramas cántico misterioso! ¿a qué me llamas? Yo sostengo de Chile el paladión. POETA -No importa; es caso urgente, es una empresa digna de ti, de tu encumbrado vuelo, y de tus uñas; subirás al cielo, escalarás la vasta esfera azul.

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CÓNDOR -¿Y qué será del paladión en tanto, cuya custodia la nación me fía? POETA -Puedes encomendarlo por un día a las fieles pezuñas del Huemul. CÓNDOR Pero el camino del Olimpo ignoro. POETA -Mientes; tú hurtaste al cielo, ave altanera, en pro de nuestros padres, la primera chispa de libertad que en Chile ardió. CÓNDOR -¡Falaz leyenda! ¡Apócrifa patraña! Robaba entonces yo por valle y cumbre, según mi antigua natural costumbre; monarca de los buitres era yo. Años después, llamáronme, y conmigo vino esa pobre, tímida alimaña, de los andinos valles ermitaña; y, el paladión nos dieron a guardar. Mal concertada yunta, que, algún día, recordando los hábitos de marras, estuve a punto de esgrimir las garras, y atroz huemulicidio ejecutar. POETA -¡Oh mente de los hombres adivina! ¡Oh inspiración profética! No sabes, alado monstruo, espanto de las aves, el oculto misterio de esa unión. ¡Junto a la mansa paz, atroz instinto de pillaje y de sangre! ¡Incauto el uno, audaz el otro en tentador ayuno, y de la Patria en medio el paladión! Tremendo porvenir, yo te adivino, pero no tiemblo. Es fuerza te abras paso de la ilustrada Europa al rudo ocaso; está en el libro del destino así. Sus últimos destellos da la antorcha que el hijo de Japeto trajo al mundo; suceda al viejo faro moribundo joven tizón, ardiente, baladí. CÓNDOR -No sé, poeta, interpretar enigmas; no entiendo de tizones ni de faro. Deja los circunloquios, y habla claro. 22


¿De qué se trata? Explícate una vez. POETA -De aquel fuego sagrado que trajiste ¿niégaslo en vano? a un ínclito caudillo, apenas queda agonizante brillo; nos viene encima infausta lobreguez. Renovarlo es preciso. CÓNDOR -¿Cómo? POETA -Debes seguir del sol la luminosa huella, sorprenderle, robarle una centella, metértela en los ojos, y escapar. CÓNDOR -Muy bien; me guardo el fuego en las pupilas, cual si fueran volcánicas cavernas. ¿Y qué haré luego de mis dos linternas? POETA -Quiero a Chile con ellas incendiar. CÓNDOR -¿Incendiarlo? ¿Estás loco? ¿De eso tratas? POETA -Incendiarlo pretendo en patriotismo; abrasarlo, molondro, no es lo mismo; quiero hacer una inmensa fundición. Quiero llamas que cundan pavorosas, descomunales llamas, llamas grandes, que derritan la nieve de los Andes y la de tanto helado corazón. ¿Abrasar? ¡Linda flema! -¿Es tiempo ahora de contentarse con mezquinas brasas que den pálida luz, chispas escasas, como para el abrigo de un desván? No, señor; vasto incendio, llamas, llamas, que unas sobre las otras se encaramen, y levantando rojas crestas bramen, y les sirva de fuelle un huracán. Despacha, pues; arranca; desarrolla el raudo vuelo; tiende el ala grave, como la parda vela de la nave cuando silba en la jarcia el vendaval. Vuela, vuela, plumífero pirata; recuerda tu nativa felonía; asalta de improviso al rey del día

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en su carroza de oro y de cristal. CÓNDOR -Ya te obedezco, y tiendo como mandas, el ala; aunque eso de tenderla un ave no ligera ni leve, sino grave, para tanto volar no es lo mejor. Y si de más a más tenderla debo, como la parda vela el navegante cuando oye la tormenta resonante que amenazando silba, peor que peor. Que no desplega entonces el velamen, antes amaina el cauto marinero, y aguanta a palo seco el choque fiero, si salvar piensa al mísero bajel. Así lo vi mil veces, revolando entre las nubes negras, cuando hinchaba la Mar del Sur sus ondas, y bregaba contra la tempestad el timonel. POETA -No lo entiendes: la nave del Estado es la que yo pintaba; y la maniobra a que apelamos hoy, cuando zozobra, no es amainar, estúpido ladrón. CÓNDOR -¿Pues qué ha de hacer entonces el piloto? POETA -Según doctrina de moderna escuela, debe correr fortuna a toda vela, sin bitácora, sonda, ni timón. Si tú leyeras, avechucho idiota, gacetas nacionales y extranjeras, la ignorancia en que vives conocieras; todo ha cambiado entre los hombres ya. Altos descubrimientos reservados tuvo el destino al siglo diecinueve; hoy en cualquiera charco un niño bebe más que en un hondo río su papá. ¡Oh siglo de los siglos! ¡Cual machacas es tu almirez decrépitas ideas! ¡Qué de fantasmagorías coloreas en el vapor del vino y del café! ¡No era lástima ver encandilarse los hombres estudiándose a sí mismos; y tras mil embrollados silogismos, salir con sólo sé que nada sé! ¡Ea, pues! ¡A la empresa! Bate el ala, 24


y apercibe también las corvas uñas, y guárdate de mí si refunfuñas, lobo rapaz, injerto de avestruz. CÓNDOR ¿volando? -Ama aún el buitre robador su nido; Chile, a traerte voy, no la centella que incendiando devora, sino aquella que da calor vital y hermosa luz.

El himno de Colombia Canción Militar Dedicada a S. E. el Presidente Libertador Simón Bolívar. Otra vez con cadenas y muerte amenaza el tirano español. Colombianos, volad a las armas, repeled, repeled la opresión. Suene ya la trompeta guerrera, y responda tronando el cañón; de la Patria seguid la divisa, que os señala el camino de honor. CORO Suena ya la trompeta guerrera y responde tronando el cañón; ya la patria arboló su divisa, que nos muestra el camino de honor. ¿Qué Patriota de nobles ideas apetece la torpe inacción? ¿quién aprecia el reposo entre grillos? Ciudadano, morir es mejor. Libertad, haz que dulce resuene de Colombia a los hijos tu voz; que jamás uno solo se afrente, prefiriendo la vida al honor. CORO Libertad, ¡oh cuán dulce que suena de Colombia a los hijos tu voz! No será que uno solo se afrente prefiriendo la vida al honor. De la Patria es la luz que miramos, de la Patria la vida es un don. Verteremos por ella la sangre, por un bárbaro déspota no. Libertad es la vida del alma; servidumbre hace vil al varón. 25


Defender a un tirano es oprobio; perecer por la Patria es honor. CORO Libertad es la vida del alma; servidumbre hace vil al varón. Defender a un tirano es oprobio, perecer por la Patria es honor. Defended este suelo sagrado, que crecer vuestra infancia miró; en que yacen cenizas heroicas, en que reina una libre nación. Recordad tantas prendas queridas, de la esposa el abrazo de amor, de los hijos el beso inocente, de los Padres la herencia de honor. CORO Defendamos la patria querida que nos guarda las prendas de amor; defendamos los caros hogares; conservemos la herencia de honor. Recordad los patriotas ilustres que cobarde crueldad inmoló. ¿No escucháis que apellidan venganza?… Embestid a esa turba feroz. Recordad del Araure los campos, que el valor colombiano ilustró; a Junín, Boyacá y Ayacucho, monumentos eternos de honor. CORO Recordemos de Araure los campos que el valor colombiano ilustró; a Junín, Boyacá y Ayacucho, monumentos eternos de honor. ¿Veis llegar las legiones venales, que conduce a la lid la ambición? Contra pechos de libres patriotas impotente será su furor. Atacad; una fe mercenaria poco da que temer al valor. Por victoria hallarán escarmiento, por botín llevarán deshonor. CORO Avanzad, oh legiones venales, que conduce a la lid la ambición; por victoria hallaréis escarmiento 26


por botín llevaréis deshonor.

Las ovejas “Líbranos de la fiera tiranía de los humanos, Jove omnipotente ¡una oveja decía, entregando el vellón a la tijera? que en nuestra pobre gente hace el pastor más daño en la semana, que en el mes o el año la garra de los tigres nos hiciera. Vengan, padre común de los vivientes, los veranos ardientes; venga el invierno frío, y danos por albergue el bosque umbrío, dejándonos vivir independientes, donde jamás oigamos la zampoña aborrecida, que nos da la roña, ni veamos armado del maldito cayado al hombre destructor que nos maltrata, y nos trasquila, y ciento a ciento mata. Suelta la liebre pace de lo que gusta, y va donde le place, sin zagal, sin redil y sin cencerro; y las tristes ovejas ¡duro caso! si hemos de dar un paso, tenemos que pedir licencia al perro. Viste y abriga al hombre nuestra lana; el carnero es su vianda cuotidiana; y cuando airado envías a la tierra, por sus delitos, hambre, peste o guerra, ¿quién ha visto que corra sangre humana? en tus altares? No: la oveja sola para aplacar tu cólera se inmola. Él lo peca, y nosotras lo pagamos. ¿Y es razón que sujetas al gobierno de esta malvada raza, Dios eterno, para siempre vivamos? ¿Qué te costaba darnos, si ordenabas que fuésemos esclavas, menos crüeles amos? Que matanza a matanza y robo a robo, harto más fiera es el pastor que el lobo”. Mientras que así se queja la sin ventura oveja 27


la monda piel fregándose en la grama, y el vulgo de inocentes baladores ¡vivan los lobos! clama y ¡mueran los pastores! y en súbito rebato cunde el pronunciamiento de hato en hato el senado ovejuno “¡ah!” dice, “todo es uno”.

Miserere ¡Piedad, piedad, Dios mío! ¡Que tu misericordia me socorra! Según la muchedumbre de tus clemencias, mis delitos borra. De mis iniquidades lávame más y más; mi depravado corazón quede limpio de la horrorosa mancha del pecado. Porque, Señor, conozco toda la fealdad de mi delito, y mi conciencia propia me acusa y contra mí levanta el grito. Pequé contra Ti solo; a tu vista obré mal; para que brille tu justicia, y vencido, el que te juzgue tiemble y se arrodille. Objeto de tus iras nací, de iniquidades mancillado, y en el materno seno cubrió mi ser la sombra del pecado. En la verdad te gozas y para más rubor y más afrenta, tesoros me mostraste de oculta celestial sabiduría. Pero con el hisopo me rociarán, y ni una mancha leve tendré ya; lavárasme, y quedaré más blanco que la nieve. Sonarán tus acentos de consuelo y de paz en mis oídos, y celeste alegría conmoverá mis huesos. Aparta, pues, aparta tu faz, ¡oh, Dios!, de mi maldad horrenda 28


rastro de culpa por tu enojo encienda. En mis entrañas cría un corazón que con ardiente afecto te busque; un alma pura, enamorada de lo justo y recto. De tu dulce presencia, en que al lloroso pecador recibes, no me arrojes airado ni de tu santa inspiración me prives. Restáurame en tu gracia, que es del alma salud, vida y contento; y al débil pecho infunde de un ánimo real el noble aliento: haré que el hombre injusto de su razón conozca el extravío; le mostraré tu senda, y a tu ley santa volverá al impío. Mas líbrame de sangre, ¡mi Dios, mi Salvador! ¡Inmensa fuente de piedad! Y mi lengua loará tu justicia eternamente. Desatarás mis labios, si santo un pecador que llora alcanza, y gozosa a las gentes anunciará mi lengua tu alabanza. Que si víctima fueran gratas a Ti, las inmolará luego; pero no es sacrificio que te deleita el que consume el fuego. Un corazón doliente es la expiación que a tu justicia agrada: la víctima que aceptas es un alma contrita y humillada. Vuelve a Sión tu benigno rostro primero y tu piedad amante y sus muros humilde Jerusalén, Señor, al fin levante. Y de puras ofrendas se colmarán tus aras y propicio recibirás un día el grande inmaculado sacrificio.

Análisis de la poesía Neoclásica

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Rubia ¿Sabes, rubia, qué gracia solicito1 cuando de ofrendas cubro los altares?2 No ricos muebles, no soberbios lares,3 ni una mesa que adule al apetito.4 De Aragua a las orillas un distrito5 que me tribute fáciles manjares,6 do vecino a mis rústicos hogares7 entre peñascos corra un arroyito.8 Para acogerme en el calor estivo,9 que tenga una arboleda también quiero,10 do crezca junto al sauce el coco altivo.11 ¡Feliz yo si en este albergue muero;12 y al exhalar mi aliento fugitivo,13 sello en tus labios el adiós postrero!14 El poema cuenta con 14 versos de manera irregular, es decir, hay dodecasílabos y versos alejandrinos, a manera de soneto vemos 2 estrofas de cuatro versos y 2 de tres. Tiene cuatro bloques de sentido. En el primero hay una pregunta retórica y habla de la vida sencilla. En el segundo bloque se puede ver la alusión a la naturaleza y el paisaje. Mientras que el tercer bloque el sujeto lírico tiene una convivencia con el paisaje. Y el cuarto bloque es una exaltación a la naturaleza y la vida sencilla. Elementos neobarrocos:    

La exaltación a la vida sencilla El lenguaje sin adornos, directo Las preguntas retoricas Es un poema que no imagina, todos son elementos reales

Elementos literarios:  Pregunta retórica: “¿Sabes rubia, que gracia solicito…”  Metáfora: “soberbios lares”  Exclamación: ¡Feliz yo si en este albergue muero; y al exhalar mi aliento fugitivo, ¡sello en tus labios el adiós posterior! Interpretación: en este poema podemos ver el tema fundamental en la poesía de Andrés Bello que es la vida sencilla, para empezar por el título que es Rubia, son ningún adjetivo más complejo, las alusiones sobre la naturaleza sin complicaciones. La mujer se transforma en el paisaje y el sujeto lírico ama tanto a la mujer como a la naturaleza.

Romanticismo El Romanticismo es una reacción en contra del Neoclasicismo. La libertad creativa desplaza a la razón ordenadora, también se encuentra la exaltación del yo individual.

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Los postulados de la revolución francesa (libertad, igualdad, fraternidad) fueron las ideas fundamentales para el romanticismo. El espíritu de rebeldía: Las ansias de libertad se traducen en un espíritu de rebeldía, que se observa en numerosos personajes literarios como las novelas de Víctor Hugo. Sentimiento de soledad y de resignación al sufrimiento son fundamentales. La naturaleza en su estado puro, no se trata de una naturaleza de jardín sino de una naturaleza guardadora de secretos en la que pueda proyectar su estado anímico. El romántico muestra su valor en la firmeza de sus sentimientos. Valoración de lo nacional y popular: Tal como el hombre romántico necesita afirmar su yo. Gertrudis Gómez de Avellaneda

Gertrudis Gómez de Avellaneda, nació el 23 de marzo de 1814 en Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Cuba. Era hija del capitán de navío Manuel Gómez de Avellaneda y de Felisa de Arteaga. Pasó su niñez en su ciudad natal, y en su juventud, por razones de salud, se trasladó a Santiago de Cuba, tras negarse a contraer matrimonio. En abril de 1836 partió con su familia hacia España, aunque se instalaron un tiempo en Burdeos, después pasaron a la península, primero La Coruña y después a Sevilla, donde publicó versos en varios periódicos bajo el seudónimo de La Peregrina. Es en esta ciudad conoció en 1839 al que sería el gran amor de su vida Ignacio de Cepeda, un joven estudiante de Leyes con el que vivió una atormentada relación amorosa. En 1840 hizo amistad con literatos y escritores de la época en su estancia en Madrid. En 1841 leyó sus poemas en el Liceo y en 1841 publicó su primer libro. También empezaron sus triunfos teatrales con el estreno en 1844 de Munio Alfonso, su primera obra estrenada en Madrid. En 1844 conoció al poeta Gabriel García Tassara. Avellaneda se rindió al amor por este hombre que la dejaría sola estando embarazada y soltera, lo que en el Madrid de mediados del siglo XIX era una enorme desgracia. Su vida sentimental dio un giro cuando en 1846 se casó con don Pedro Sabater, al poco tiempo su esposo enfermó y un año después de su matrimonio, Gómez de Avellaneda quedó

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viuda. En 1850 realizo una segunda edición de sus poesías. Tenía ya el favor del público y de la crítica, siempre tuvo el apoyo de escritores como José Zorrilla, Fernán Caballero, José de Espronceda, o Alberto Lista sin embargo Marcelino Menéndez Pelayo.

En 1858 estrenó su drama Baltasar cuyo triunfo superó todos los éxitos tenidos anteriormente y lo cual compensó las contrariedades que había encontrado en su carrera. Contrajo matrimonio con Diego Verdugo, político, con el que marchó a Cuba en 1859, donde vivió cinco años. En una fiesta en el Liceo de la Habana fue proclamada poetisa nacional. La crítica actual la considera una precursora del feminismo moderno tanto por su actitud vital como por la fuerza que imprimió a sus personajes literarios femeninos.  Poesías de la señorita Da. Gertrudis Gómez de Avellaneda, 1841.  Sab,1841.  Dos mujeres,1842-43.  La baronesa de Joux,1844.  Espatolino, 1844.  El príncipe de Viana, 1844.  Egilona, 1845.  Guatimozin, último emperador de México, 1846.  Saúl, 1849.  Dolores, 1851.  Flavio Recaredo, 1851.  El donativo del Diablo o La velada del Helecho, 1852.  Errores del corazón, 1852.

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 La hija de las flores; o, Todos están locos,1852.  La verdad vence apariencias, 1852.  Errores del corazón  La aventurera, 1853.  La mano de Dios, 1853.  La hija del rey René, 1855.  Oráculos de Talía; o, Los duendes en palacio, 1855.  Simpatía y antipatía, 1855.  La flor del ángel, 1857.  Baltasar, 1858.  Los tres amores, 1858.  El artista barquero; o, Los cuatro cinco de junio, 1861.  Catilina, 1867.  Devocionario nuevo y completísimo en prosa y en verso, 1867.  Obras literarias  Leyendas, novelas y artículos literarios. 1877  Obras dramáticas,1877.  Poesías líricas, 1877.

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A él No existe lazo ya: todo está roto: plúgole al cielo así: ¡bendito sea! Amargo cáliz con placer agoto: mi alma reposa al fin: nada desea. Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos: ¡nunca, si fuere error, la verdad mire! Que tantos años de amarguras llenos trague el olvido: el corazón respire. Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo una vez y otra vez pisaste insano… Mas nunca el labio exhalará un murmullo para acusar tu proceder tirano. De graves faltas vengador terrible, dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras? No era tuyo el poder que irresistible postró ante ti mis fuerzas vencedoras. Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre! Todo se terminó, recobro aliento: ¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre… ni amor ni miedo al contemplarte siento. Cayó tu cetro, se embotó tu espada… Mas, ¡ay!, cuán triste libertad respiro… Hice un mundo de ti, que hoy se anonada y en honda y vasta soledad me miro. ¡Vive dichoso tú! Si en algún día ves este adiós que te dirijo eterno, sabe que aún tienes en el alma mía generoso perdón, cariño tierno.

A la poesía ¡Oh, tú, del alto cielo precioso don, al hombre concedido! ¡Tú, de mis penas íntimo consuelo, de mis placeres manantial querido! ¡Alma del orbe, ardiente Poesía, dicta el acento de la lira mía! Díctalo, sí, que enciende tu amor mi seno, y sin cesar ansío la poderosa voz, que espacios hiende, para aclamar tu excelso poderío, y en la naturaleza augusta y bella buscar, seguir y señalar tu huella. 34


¡Mil veces desgraciado quien -al fulgor de tu hermosura ciegoen su alma inerte y corazón helado no abriga un rayo de tu dulce fuego; que es el mundo, sin ti, templo vacío, cielo sin claridad, cadáver frío! Mas yo doquier te miro; doquier el alma, estremecida, siente tu influjo inspirador; el grave giro de la pálida Luna, el refulgente trono del Sol, la tarde, la alborada… todo me habla de ti con voz callada. En cuanto ama y admira, te halla mi mente. Si huracán violento zumba, y levanta el mar, bramando de ira; si con rumor responde soñoliento plácido arroyo al aura que suspira… tú alargas para mí cada sonido y me explicas su místico sentido. Al férvido verano, a la apacible y dulce primavera, al grave otoño y al invierno cano me embellece tu mano lisonjera; ¡que alcanzan, si los pintan tus colores, calor el hielo, eternidad las flores! ¿Qué a tu dominio inmenso no sujetó el Señor? En cuanto existe hallar tu ley y tus misterios pienso: el Universo tu ropaje viste, y en su conjunto armónico demuestra que tú guiaste la hacedora diestra. ¡Hablas! ¡Todo renace! Tu creadora voz los yermos puebla; espacios no hay que tu poder no enlace; y rasgando del tiempo la tiniebla, de lo pasado al descubrir ruinas, con tu mágica luz las iluminas. Por tu acento apremiados, levántanse del fondo del olvido, ante tu tribunal, siglos pasados; y el fallo que pronuncias -trasmitido por una y otra edad en rasgos de oroeterniza su gloria o su desdoro. Tu genio, independiente rompe las sombras del error grosero; la verdad preconiza; de su frente vela con flores el rigor severo, 35


dándole al pueblo, en bellas creaciones, de saber y virtud santas lecciones. Tu espíritu sublime ennoblece la lid; tu épica trompa brillo eternal en el laurel imprime; al triunfo presta inusitada pompa; y los ilustres hechos que proclama fatiga son del eco de la fama. Mas, si entre gayas flores, a la beldad consagras tus acentos; si retratas los tímidos amores; si enalteces sus rápidos contentos; a despecho del tiempo, en tus anales, beldad, placer y amor son inmortales. Así en el mundo suenan del amante Petrarca los gemidos; los siglos con sus cantos se enajenan; y unos tras otros -de su amor movidosvan de Valclusa a demandar al aura el dulce nombre de la dulce Laura. ¡Oh! No orgullosa aspiro a conquistar el lauro refulgente, que humilde acato y entusiasta admiro, de tan gran vate en la inspirada frente; ni ambicionan mis labios juveniles el clarín sacro del cantor de Aquiles. No tan ilustres huellas seguir es dado a mi insegura planta… Mas, abrasada al fuego que destellas, ¡oh, genio bienhechor!, a tu ara santa mi pobre ofrenda estremecida elevo, y una sonrisa a demandar me atrevo. Cuando las frescas galas de mi lozana juventud se lleve el veloz tiempo en sus potentes alas, y huyan mis dichas como el humo leve, serás aún mi sueño lisonjero, y veré hermoso tu favor primero. Dame que puedas entonces, ¡Virgen de paz, sublime Poesía!, no transmitir en mármoles ni en bronces con rasgos tuyos la memoria mía; sólo arrullar, cantando, mis pesares, a la sombra feliz de tus altares.

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A las estrellas Reina el silencio: fúlgidas en tanto Luces de paz, purísimas estrellas, De la noche feliz lámparas bellas, Bordáis con oro su luctuoso manto. Duerme el placer, mas vela mi quebranto, Y rompen el silencio mis querellas, Volviendo el eco, unísono con ellas, De aves nocturnas el siniestro canto. ¡Estrellas, cuya luz modesta y pura Del mar duplica el azulado espejo! Si a compasión os mueve la amargura Del intenso penar por que me quejo, ¿Cómo para aclarar mi noche oscura No tenéis ¡ay! ni un pálido reflejo?

Amor y orgullo Un tiempo hollaba por alfombras rosas; y nobles vates, de mentidas diosas prodigábanme nombres; mas yo, altanera, con orgullo vano, cual águila real a vil gusano, contemplaba a los hombres. Mi pensamiento -en temerario vueloardiente osaba demandar al cielo objeto a mis amores, y si a la tierra con desdén volvía triste mirada, mi soberbia impía marchitaba sus flores. Tal vez por un momento caprichosa entre ellas revolé, cual mariposa, sin fijarme en ninguna; pues de místico bien siempre anhelante, clamaba en vano, como tierno infante quiere abrazar la luna. Hoy, despeñada de la excelsa cumbre do osé mirar del sol la ardiente lumbre que fascinó mis ojos, cual hoja seca al raudo torbellino, cedo al poder del áspero destino… ¡Me entrego a sus antojos! Cobarde corazón, que el nudo estrecho gimiendo sufres, dime: ¿qué se ha hecho 37


tu presunción altiva? ¿Qué mágico poder, en tal bajeza trocando ya tu indómita fiereza, de libertad te priva? ¡Mísero esclavo de tirano dueño, tu gloria fue cual mentiroso sueño, que con las sombras huye! Di, ¿qué se hicieron ilusiones tantas de necia vanidad, débiles plantas que el aquilón destruye? En hora infausta a mi feliz reposo, ¿no dijiste, soberbio y orgulloso: -¿Quién domará mi brío? ¡Con mi solo poder haré, si quiero, mudar de rumbo al céfiro ligero y arder al mármol frío! ¡Funesta ceguedad! ¡Delirio insano! Te gritó la razón… Mas ¡cuán en vano te advirtió tu locura!… ¡Tú mismo te forjaste la cadena, que a servidumbre eterna te condena, y a duelo y amargura! Los lazos caprichosos que otros días -por pasatiempo- a tu placer tejías, fueron de seda y oro; los que ahora rinden tu valor primero, son eslabones de pesado acero, templados con tu lloro. ¿Qué esperaste, ¡ay de ti!, de un pecho helado de inmenso orgullo y presunción hinchado, de víboras nutrido? Tú -que anhelabas tan sublime objeto¿cómo al capricho de un mortal sujeto te arrastras abatido? ¿Con qué velo tu amor cubrió mis ojos, que por flores tomé duros abrojos, y por oro la arcilla?… ¡Del torpe engaño mis rivales ríen, y mis amantes, ay, tal vez se engríen del yugo que me humilla! ¿Y tú lo sufres, corazón cobarde? ¿Y de tu servidumbre haciendo alarde quieres ver en mi frente el sello del amor que te devora?… ¡Ah! Velo, pues, y búrlese en buen hora de mi baldón la gente.

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¡Salga del pecho -requemando el labioel caro nombre de mi orgullo agravio, de mi dolor sustento!… ¿Escrito no le ves en las estrellas y en la luna apacible que con ellas alumbra el firmamento? ¿No le oyes, de las auras al murmullo? ¿No le pronuncia -en gemidor arrullola tórtola amorosa? ¿No resuena en los árboles, que el viento halaga con pausado movimiento en esa selva hojosa? De aquella fuente entre las claras linfas, ¿no le articulan invisibles ninfas con eco lisonjero?… ¿Por qué callar el nombre que te inflama, si aún el silencio tiene voz, que aclama ese nombre que quiero?… Nombre que un alma lleva por despojo; nombre que excita con placer enojo, y con ira ternura; nombre más dulce que el primer cariño de joven madre al inocente niño, copia de su hermosura; y más amargo que el adiós postrero que al suelo damos, donde el sol primero alumbró nuestra vida, nombre que halaga y halagando mata; nombre que hiere -como sierpe ingrataal pecho que le anida. ¡No, no lo envíes, corazón, al labio! ¡Guarda tu mengua con silencio sabio! ¡Guarda, guarda tu mengua! ¡Callad también vosotras, auras, fuente, trémulas hojas, tórtola doliente, como calla mi lengua!

Deseo de venganza ¡Del huracán espíritu potente, rudo como la pena que me agita! ¡Ven, con el tuyo mi furor excita! ¡Ven con tu aliento a enardecer mi mente! ¡Que zumbe el rayo y con fragor reviente, mientras -cual a hoja seca o flor marchitatu fuerte soplo al roble precipita. 39


roto y deshecho al bramador torrente! Del alma que te invoca y acompaña, envidiando tu fuerza destructora, lanza a la par la confusión extraña. ¡Ven… al dolor que insano la devora haz suceder tu poderosa saña, y el llanto seca que cobarde llora!

El recuerdo importuno ¿Serás del alma eterna compañera, tenaz memoria de veloz ventura? ¿Por qué el recuerdo interminable dura si el bien pasó cual ráfaga ligera? ¡Tú, negro olvido, que con hambre fiera abres ¡ay! sin cesar tu boca oscura, de glorias mil inmensa sepultura y del dolor consolación postrera!, si a tu vasto poder ninguno asombra y al orbe riges con tu cetro frío, ¡ven!, que su dios mi corazón te nombra. ¡Ven y devora este fantasma impío, de pasado placer pálida sombra, de placer por venir nublo sombrío.

Oración al Cristo del calvario En esta tarde, Cristo del Calvario, vine a rogarte por mi carne enferma; pero, al verte, mis ojos van y vienen de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. ¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados? ¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas? ¿Cómo explicarte a ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y solo estás? ¿Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón? Ahora ya no me acuerdo de nada, huyeron de mí todas mis dolencias. El ímpetu del ruego que traía 40


se me ahoga en la boca pedigüeña. Y sólo pido no pedirte nada, estar aquí, junto a tu imagen muerta, ir aprendiendo que el dolor es sólo la llave santa de tu santa puerta. Amén.

Soledad del alma La flor delicada, que apenas existe una aurora, tal vez largo tiempo al ambiente le deja su olor… Mas, ¡ay!, que del alma las flores, que un día atesora muriendo marchitas no dejan perfume en redor. La luz esplendente del astro fecundo del día se apaga, y sus huellas aún forman hermoso arrebol… mas ¡ay!, cuando el alma le llega la noche sombría, que guarda el fuego sagrado que ha sido su sol? Se rompe, gastada, la cuerda del arpa armoniosa, a aún su eco difunde en los aires fugaz vibración… Mas todo es silencio profundo, de muerte espantosa, si dan un pecho amante el postrero tristísimo son… Mas nada, ni noche, ni aurora, ni tarde indecisa cambian del alma desierta la lúgubre faz… A ella no llegan crepúsculo, aroma ni brisa…; a ella no brindan las sombras ensueños de paz. Vista los campos de flores gentil primavera, doren las mieses los besos del cielo estival, pámpanos ornen de otoño la faz placentera, lance el invierno brumoso su aliento glacial, siempre perdidas, vagando en su estéril desierto, 41


siempre abrumadas de peso de vil nulidad, gimen las almas do el fuego de amor está muerto… Nada hay que pueble o anime su gran soledad.

Significado de la palabra yo amé Con yo amé dice cualquiera Esta verdad desolante: -Todo en el mundo es quimera, No hay ventura verdadera Ni sentimiento constante. Yo amé significa: -Nada le basta al hombre jamás: La pasión más delicada, La promesa más sagrada, Son humo y viento… ¡y no más! Análisis de la poesía Romántica Mi mal En vano ansiosa tu amistad procura1 adivinar el mal que me atormenta;2 en vano, amigo, conmovida intenta3 revelarlo mi voz a tu ternura.4 Puede explicarse el ansia, la locura5 con que el amor sus fuegos alimenta…6 Puede el dolor, la saña más violenta,7 exhalar por el labio su amargura..8 Mas de decir mi malestar profundo,9 no halla mi voz, mi pensamiento, medio,10 y al indagar su origen me confundo:11 pero es un mal terrible, sin remedio,12 que hace odiosa la vida, odioso el mundo,13 que seca el corazón…¡En fin, es tedio!14

El poema cuenta con 14 versos irregulares (algunos versos de 14 sílabas otros de 13 y 12) a la forma del soneto (dos estrofas de cuatro versos y dos de tres).

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Tiene dos bloques de sentido, el primero es un reclamo y la demostración de los sentimientos al ser amado. Mientras que el segundo el sujeto lírico muestra su malestar y el desamor es un tema fundamental. Elementos del romanticismo  Exageración de los sentimientos  El tema amoroso  El malestar del sujeto lírico Elementos literarios:  Lenguaje sencillo y directo  Uso de varias metáforas En este poema se nota el desamor desde el título, el sujeto lírico se encuentra en un estado de desesperación, esto lo podemos vincular con la vida de Gertrudis Gómez de Avellaneda ya que sufrió varios desamores, tantos las muertes de los mismos como su abandono.

Modernismo            

Influencia de escritores franceses Influencia del parnasianismo y simbolismo Es la ruptura con el naturalismo, el realismo y el romanticismo Rubén Darío es el mayor exponente El modernismo crea mundos idealizados, tratan de escapar de su realidad Reniegan de su época Los temas fundamentales son la belleza y la perfección del mundo Tiene la premisa del mundo clásico, el renacimiento y el medieval Imaginar mundos lejanos y exóticos Aparecen seres mitológicos Elementos como el cisne y el color azul se repiten en la obra modernista Se centran en el mundo interior, es decir, el paisaje o la ambientación son parte

de los sentimientos del autor  La idealización de la mujer y el amor Rubén Darío

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Nació en Metapa, Nicaragua, que hoy lleva el nombre de Ciudad Darío, el 18 de enero de 1867. Sus padres, Rosa Sarmiento y Manuel García, se separaron cuando era apenas un niño, y fue criado por sus abuelos en León. Con apenas 14 años, su abuela lo presentó en Managua, donde fue reconocido por sus dotes literarias y artísticas, como un prodigio. Viajó por Europa y América al hacer su trabajo como embajador. En 1886, viajó a Chile, donde publicó Abrojos, Canto épico a las glorias de Chile, y Rimas en el año de 1887. En 1888 Azul... que es su obra más reconocida. De regreso a Managua en 1890 se casó con Rafaela Contreras, con quien tuvo su primer hijo, ella murió en 1893. Volvió a casarse en Madrid, en el año 1900 con Francisca Sánchez. Fue reconocido a nivel mundial, fama que fue creciendo tras sucesivos viajes por Estados Unidos, Chile, Francia y Argentina y se dio a conocer como el padre del modernismo americano. Tras su paso por París, su poesía se volvió más universal, ya que los poetas parnasianos y simbolistas dejaron su impronta en su creatividad. Abundaron en sus obras imágenes exóticas, metáforas, símbolos y figuras retóricas. Fue proclamado por sus colegas como el padre del modernismo. Su poesía muestra los gustos y sentimientos de su época, en forma refinada y elevada (características del modernismo) abundando los elementos decorativos y el ritmo como cuestiones fundamentales en su poesía. Es también un poeta cívico ya que exalta héroes y hechos nacionales. Su obra Azul… lo consagra como creador del modernismo. En 1896-1901, Prosas profanas y otros poemas, consagraron el triunfo del arte por sobre el amor. En 1901 publicó Peregrinaciones, en 1905 Cantos de vida y esperanza, en 1910, Poemas de otoño y La isla de oro de 1913. A un poeta Nada más triste que un titán que llora, Hombre-montaña encadenado a un lirio, Que gime fuerte, que pujante implora: Víctima propia en su fatal martirio. Hércules loco que a los pies de Onfalia

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La clava deja y el luchar rehusa, Héroe que calza femenil sandalia, Vate que olvida a la vibrante musa. ¡Quién desquijara los robustos leones, Hilando esclavo con la débil rueca; Sin labor, sin empuje, sin acciones; Puños de fierro y áspera muñeca! No es tal poeta para hollar alfombras Por donde triunfan femeniles danzas: Que vibre rayos para herir las sombras, Que escriba versos que parezcan lanzas. Relampagueando la soberbia estrofa, Su surco deje de esplendente lumbre, Y el pantano de escándalo y de mofa Que no lo vea el águila en su cumbre. Bravo soldado con su casco de oro Lance el dardo que quema y que desgarra, Que embiste rudo como embiste el toro, Que clave firme, como el león, la garra. Cante valiente y al cantar trabaje; Que ofrezca robles si se juzga monte; Que su idea, en el mal rompa y desgaje Como en la selva virgen el bisonte. Que lo que diga la inspirada boca Suene en el pueblo con palabra extraña; Ruido de oleaje al azotar la roca, Voz de caverna y soplo de montaña. Deje Sansón de Dalila el regazo: Dalila engaña y corta los cabellos. No pierda el fuerte el rayo de su brazo Por ser esclavo de unos ojos bellos.

Alma mía Alma mía, perdura en tu idea divina; todo está bajo el signo de un destino supremo; sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo por el camino que hacia la Esfinge te encamina. Corta la flor al paso, deja la dura espina; en el río de oro lleva a compás el remo; saluda el rudo arado del rudo Triptolemo, y sigue como un dios que sus sueños destina… Y sigue como un dios que la dicha estimula, y mientras la retórica del pájaro te adula 45


y los astros del cielo te acompañan, y los ramos de la Esperanza surgen primaverales, atraviesa impertérrita por el bosque de males sin temer las serpientes; y sigue, como un dios…

Canto de esperanza –X– Canto de esperanza Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste. Un soplo milenario trae amagos de peste. Se asesinan los hombres en el extremo Este. ¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo? Se han sabido presagios y prodigios se han visto y parece inminente el retorno de Cristo. La tierra está preñada de dolor tan profundo que el soñador, imperial meditabundo, sufre con las angustias del corazón del mundo. Verdugos de ideales afligieron la tierra, en un pozo de sombra la humanidad se encierra con los rudos molosos del odio y de la guerra. ¡Oh, Señor Jesucristo! ¡Por qué tardas, qué esperas para tender tu mano de luz sobre las fieras y hacer brillar al sol tus divinas banderas! Surge de pronto y vierte la esencia de la vida sobre tanta alma loca, triste o empedernida, que amante de tinieblas tu dulce aurora olvida. Ven, Señor, para hacer la gloria de Ti mismo; ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo, ven a traer amor y paz sobre el abismo. Y tu caballo blanco, que miró el visionario, pase. Y suene el divino clarín extraordinario. Mi corazón será brasa de tu incensario.

Coloquio de los centauros En la isla en que detiene su esquife el argonauta del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta de las eternas liras se escucha: -Isla de oro en que el tritón elige su caracol sonoro y la sirena blanca va a ver el sol -un día 46


se oye un tropel vibrante de fuerza y de armonía. Son los centauros. Cubre la llanura. Les siente la montaña. De lejos, forman son de torrente que cae; su galope al aire que reposa despierta, y estremece la hoja del laurel-rosa. Son los centauros. Unos enormes, rudos; otros alegres y saltones como jóvenes potros; unos con largas barbas como los padres-ríos, otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos, y de robustos músculos, brazos y lomos aptos para portar las ninfas rosadas en los raptos. Van en galope rítmico. Junto a un fresco boscaje, frente al gran Oceano, se paran. El paisaje recibe de la urna matinal luz sagrada que el vasto azul suaviza con límpida mirada. Y se oyen seres terrestres y habitantes marinos la voz de los crinados cuadrúpedos divinos. QUIRÓN Calladas las bocinas a los tritones gratas, calladas las sirenas de labios escarlatas, los carrillos de Eolo desinflados, digamos junto al laurel ilustre de florecidos ramos la gloria inmarcesible de las Musas hermosas y el triunfo del terrible misterio de las cosas. He aquí que renacen los lauros milenarios; vuelven a dar su lumbre los viejos lapidarios; y anímase en mi cuerpo de Centauro inmortal la sangre del celeste caballo paternal. RETO Arquero luminoso, desde el zodiaco llegas; aún presas en las crines tienes abejas griegas; aún del dardo herakleo muestras la roja herida por do salir no pudo la esencia de tu vida. ¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana de la verdad que busca la triste raza humana: aún Esculapio sigue la vena de tu ciencia; siempre el veloz Aquiles sustenta su existencia con el manjar salvaje que le ofreciste un día, y Herakles, descuidando su maza, en la harmonía de los astros, se eleva bajo el cielo nocturno… QUIRÓN La ciencia es flor del tiempo: mi padre fue Saturno. ABANTES Himnos a la sagrada Naturaleza; al vientre de la tierra y al germen que entre las rocas y entre 47


las carnes de los árboles, y dentro humana forma es un mismo secreto y es una misma norma, potente y sutilísimo, universal resumen de la suprema fuerza, de la virtud del Numen. QUIRÓN ¡Himnos! Las cosas tienen un ser vital: las cosas tienen raros aspectos, miradas misteriosas; toda forma es un gesto, una cifra, un enigma; en cada átomo existe un incógnito estigma; cada hoja de cada árbol canta un propio cantar y hay un alma en cada una de las gotas del mar; el vate, el sacerdote, suele oír el acento desconocido; a veces enuncia el vago viento un misterio; y revela una inicial la espuma o la flor; y se escuchan palabras de la bruma. Y el hombre favorito del numen, en la linfa o la ráfaga, encuentra mentor; -demonio o ninfa. FOLO El biforme ixionida comprende de la altura, por la materna gracia, la lumbre que fulgura, a nube que se anima de luz y que decora el pavimento en donde rige su carro Aurora, y la banda de Iris que tiene siete rayos cual la lira en sus brazos siete cuerdas; los mayos en la fragante tierra llenos de ramos bellos, y Polo coronado de cándidos cabellos. El ixionida pasa veloz por la montaña rompiendo con el pecho de la maleza huraña los erizados brazos, las cárceles hostiles; escuchan sus orejas los ecos más sutiles: sus ojos atraviesan las intrincadas hojas mientras sus manos toman para sus bocas rojas las frescas bayas altas que el sátiro codicia; junto a la oculta frente su mirada acaricia las curvas de las ninfas del séquito de Diana; pues en su cuerpo corre también la esencia humana unida a la corriente de la savia divina y a la salvaje sangre que hay en la bestia equina. Tal el hijo robusto de Ixión y de la Nube. QUIRÓN Sus cuatro patas, bajan; su testa erguida, sube. ORNEO Yo comprendo el secreto de la bestia. Malignos seres hay y benignos. Entre ellos se hacen signos de bien y mal, de odio o de amor, o de pena o gozo: el cuervo es malo y la torcaz es buena. 48


QUIRÓN Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo: son formas del Enigma la paloma y el cuervo. ASTILO El Enigma es el soplo que hace cantar la lira. NESO ¡El Enigma es el rostro fatal de Deyanira! Mi espalda aún guarda el dulce perfume de la Bella; aún mis pupilas llama su claridad de estrella. ¡Oh aroma de su sexo! ¡Oh rosas y alabastros! ¡Oh envidias de las flores y celos de los astros! QUIRÓN Cuando del sacro abuelo la sangre luminosa con la marina espuma formara nieve y rosa, hecha de rosa y nieve nació la Anadiomena Al cielo alzó los brazos la lírica sirena, los curvos hipocampos sobre las verdes ondas levaron los hocicos; y caderas redondas, tritónicas melenas y dorsos de delfines junto a la Reina nueva se vieron. Los confines del mar llenó el grandioso clamor; el universo sintió que un nombre harmónico, sonoro como un verso llenaba el hondo hueco de la altura; ese nombre hizo gemir la tierra de amor: fue para el hombre más alto que el de Jove: y los númenes mismos lo oyeron asombrados; los lóbregos abismos tuvieron una gracia de luz. ¡VENUS impera! Ella es entre las reinas celestes la primera, pues es quien tiene el fuerte poder de la Hermosura. ¡Vaso de miel y mirra brotó de la amargura! Ella es la más gallarda de las emperatrices; princesa de los gérmenes, reina de las matrices, señora de las savias y de las atracciones, señora de los besos y de los corazones. EURITO ¡No olvidaré los ojos radiantes de Hipodamia! HIPEA Yo sé de la hembra humana la original infamia. Venus anima artera sus máquinas fatales, tras sus radiantes ojos ríen traidores males, de su floral perfume se exhala sutil daño; su cráneo obscuro alberga bestialidad y engaño. Tiene las formas puras del ánfora, y la risa del agua que la brisa riza y el sol irisa; mas la ponzoña ingénita su máscara pregona: 49


mejores son el águila, la yegua y la leona. De su húmeda impureza brota el calor que enerva los mismos sacros dones de la imperial Minerva; y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte, hay un olor que llena la barca de Caronte. ODITES Como una miel celeste hay en su lengua fina; su piel de flor aún húmeda está de agua marina. Yo he visto de Hipodamia la faz encantadora, la cabellera espesa, la pierna vencedora. Ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto; ante su rostro olímpico no habría rostro adusto; las Gracias junto a ella quedarían confusas, y las ligeras Horas y las sublimes Musas por ella detuvieran sus giros y su canto. HIPEA Ella la causa fuera de inenarrable espanto: por ella el ixionida dobló su cuello fuerte. La hembra humana es hermana del Dolor y la Muerte. QUIRÓN Por suma ley un día llegará el himeneo que el soñador aguarda: Cinis será Ceneo; claro será el origen del femenino arcano: la Esfinge tal secreto dirá a su soberano. CLITO Naturaleza tiende sus brazos y sus pechos a los humanos seres; la clave de los hechos conócela el vidente; Homero con su báculo, en su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo. CAUMANTES El monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe, en el Centauro el bruto la vida humana absorbe, el sátiro es la selva sagrada y la lujuria, une sexuales ímpetus a la harmoniosa furia. Pan junta la soberbia de la montaña agreste al ritmo de la inmensa mecánica celeste; la boca melodiosa que atrae en Sirenusa es de la fiera alada y es de la suave musa; con la bicorne bestia Pasifae se ayunta, Naturaleza sabia formas diversas junta, y cuando tiende al hombre la gran Naturaleza, el monstruo, siendo el símbolo, se viste de belleza. GRINEO Yo amo lo inanimado que amó el divino Hesiodo. 50


QUIRÓN Grineo, sobre el mundo tiene un ánima todo. GRINEO He visto, entonces, raros ojos fijos en mí: los vivos ojos rojos del alma del rubí; los ojos luminosos del alma del topacio y los de la esmeralda que del azul espacio la maravilla imitan; los ojos de las gemas de brillos peregrinos y mágicos emblemas. Amo el granito duro que el arquitecto labra y el mármol en que duermen la línea y la palabra… QUIRÓN A Deucalión y a Pirra, varones y mujeres las piedras aún intactas dijeron: «¿Qué nos quieres?» LÍCIDAS Yo he visto los lemures flotar, en los nocturnos instantes, cuando escuchan los bosques taciturnos el loco grito de Atis que su dolor revela o la maravillosa canción de Filomela. El galope apresuro, si en el boscaje miro manes que pasan, y oigo su fúnebre suspiro. Pues de la Muerte el hondo, desconocido Imperio, guarda el pavor sagrado de su fatal misterio. ORNEO La Muerte es de la Vida la inseparable hermana. QUIRÓN La Muerte es la victoria de la progenie humana. MEDÓN ¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia. Es semejante a Diana, casta y virgen como ella; en su rostro hay la gracia de la núbil doncella y lleva una guirnalda de rosas siderales. En su siniestra tiene verdes palmas triunfales, y en su diestra una copa con agua del olvido. A sus pies, como un perro, yace un amor dormido. AMICO Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte. QUIRÓN La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte. EURITO 51


Si el hombre -Prometeo- pudo robar la vida, la clave de la muerte serale concedida. QUIRÓN La virgen de las vírgenes es inviolable y pura. Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura, ni beberá en sus labios el grito de victoria, ni arrancará a su fuente las rosas de su gloria. …………………………………………………………. Mas he aquí que Apolo se acerca al meridiano. Sus truenos prolongados repite el Oceano; bajo el dorado cerro del reluciente Apolo vuelve a inflar sus carrillos y sus odres Eolo. A lo lejos, un templo de mármol se divisa entre laureles-rosa que hace cantar la brisa. Con sus vibrantes notas de Céfiro desgarra la veste transparente la helénica cigarra, y por el llano extenso van en tropel sonoro los Centauros y al paso, tiembla la Isla de Oro.

Heraldos ¡Helena! La anuncia el blancor de un cisne. ¡Makheda! La anuncia un pavo real. ¡Ifigenia, Electra, Catalina! Anúncialas un caballero con un hacha. ¡Rut, Lía, Enone! Anúncialas un paje con un lirio. ¡Yolanda! Anúnciala una paloma. ¡Clorinda, Carolina! Anúncialas un paje con un ramo de viña. ¡Sylvia! Anúnciala una corza blanca. ¡Aurora, Isabel! Anúncialas de pronto un resplandor que ciega mis ojos. ¿Ella? (No la anuncian. No llega aún.)

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La gitanilla A Carolus Durán Maravillosamente danzaba. Los diamantes negros de sus pupilas vertían su destello; era bello su rostro, era un rostro tan bello como el de las gitanas de don Miguel Cervantes. Ornábase con rojos claveles detonantes la redondez obscura del casco del cabello, y la cabeza firme sobre el bronce del cuello tenía la pátina de las horas errantes. Las guitarras decían en sus cuerdas sonoras las vagas aventuras y las errantes horas, volaban los fandangos, daba el clavel fragancia; la gitana, embriagada de lujuria y cariño, sintió cómo caía dentro de su corpiño el bello luis de oro del artista de Francia.

Letanía de nuestro señor don Quijote A Navarro Ledesma – XXXIX – Letanía de nuestro señor don Quijote Rey de los hidalgos, señor de los tristes, que de fuerzas alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión; que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, toda corazón. Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias, y contra las leyes y contra las ciencias y contra la mentira, contra la verdad… ¡Caballero errante de los caballeros, varón de varones, príncipe de fieros, par entre los pares, maestro, salud! ¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes, entre los aplausos o entre los desdenes, y entre las coronas y los parabienes y las tonterías de la multitud! ¡Tú, para quien pocas fueran las victorias 53


antiguas y para quien clásicas glorias serían apenas de ley y razón, soportas elogios, memorias, discursos, resistes certámenes, tarjetas, concursos, y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón! Escucha, divino Rolando del sueño, a un enamorado de tu Clavileño, y cuyo Pegaso relincha hacia ti; escucha los versos de estas letanías, hechas con las cosas de todos los días y con otras que en lo misterioso vi. ¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida, con el alma a tientas, con la fe perdida, llenos de congojas y faltos de sol, por advenedizas almas de manga ancha, que ridiculizan el ser de la Mancha, el ser generoso y el ser español! ¡Ruega por nosotros, que necesitamos las mágicas rosas, los sublimes ramos de laurel! Pro nobis ora, gran señor. (Tiembla la floresta de laurel del mundo, y antes que tu hermano vago, Segismundo, el pálido Hamlet te ofrece una flor.) Ruega generoso, piadoso, orgulloso; ruega casto, puro, celeste, animoso; por nos intercede, suplica por nos, pues casi ya estamos sin savia, sin brote, sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios. De tantas tristezas, de dolores tantos, de los superhombres de Nietzsche, de cantos áfonos, recetas que firma un doctor, de las epidemias de horribles blasfemias de las Academias, líbranos, señor. De rudos malsines, falsos paladines y espíritus finos y blandos y ruines, del hampa que sacia su canallocracia con burlar la gloria, la vida, el honor, del puñal con gracia, ¡líbranos, señor! Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias 54


y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad… Ora por nosotros, señor de los tristes, que de fuerzas alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión; ¡que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, toda corazón!

Los cisnes A Juan R. Jiménez Los cisnes –I– ¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello al paso de los tristes y errantes soñadores? ¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, tiránico a las aguas e impasible a las flores? Yo te saludo ahora como en versos latinos te saludara antaño Publio Ovidio Nasón. Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos, y en diferentes lenguas la misma canción. A vosotros mi lengua no debe ser extraña. A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez… Soy un hijo de América, soy un nieto de España… Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez… Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas den a las frentes pálidas sus caricias más puras y alejen vuestras blancas figuras pintorescas de nuestras mentes tristes las ideas oscuras. Brumas septentrionales nos llenan de tristezas, se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas, casi no hay ilusiones para nuestras cabezas, y somos mendigos de nuestras pobres almas. Nos predican la guerra con águilas feroces, gerifaltes de antaño revienen a los puños, mas no brillan las glorias de las antiguas hoces, ni hay Rodrigos, ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños. Faltos de los alientos que dan las grandes cosas, ¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos? A falta de laureles son muy dulces las rosas, y a falta de victorias busquemos los halagos. La América española como la España entera 55


fija está en el Oriente de su fatal destino; yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera con la interrogación de tu cuello divino. ¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? ¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? ¿Callaremos ahora para llorar después? He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros que habéis sido los fieles en la desilusión, mientras siento una fuga de americanos potros y el estertor postrero de un caduco león… …Y un Cisne negro dijo: «La noche anuncia el día». Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal, la aurora es inmortal!». ¡Oh, tierras de sol y armonía, aún guarda la Esperanza la caja de Pandora!

Nocturno –V– Nocturno Quiero expresar mi angustia en versos que abolida dirán mi juventud de rosas y de ensueños, y la desfloración amarga de mi vida por un vasto dolor y cuidados pequeños. Y el viaje a un vago Oriente por entrevistos barcos, y el grano de oraciones que floreció en blasfemia, y los azoramientos del cisne entre los charcos y el falso azul de inquerida bohemia. Lejano clavicordio que en silencio y olvido no diste nunca al sueño la sublime sonata, huérfano esquife, árbol insigne, oscuro nido que suavizó la noche de dulzura de plata… Esperanza olorosa a hierbas frescas, trino del ruiseñor primaveral y matinal, azucena tronchada por un fatal destino, rebusca de la dicha, persecución del mal… El ánfora funesta del divino veneno que ha de hacer por la vida la tortura interior, la conciencia espantable de nuestro humano cieno y el horror de sentirse pasajero, el horror de ir a tientas, en intermitentes espantos, hacia lo inevitable desconocido y la pesadilla brutal de este dormir de llantos 56


¡de la cual no hay más que Ella que nos despertará!

Venus En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría. En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín. En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía, como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín. A mi alma enamorada, una reina oriental parecía, que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín, o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría, triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín. “¡Oh, reina rubia! -díjele, mi alma quiere dejar su crisálida y volar hacia a ti, y tus labios de fuego besar; y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida, y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar”. El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida. Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

José Martí

 José Martí Nace en la Habana, Cuba en 1853, muere en Dos ríos, Cuba en 1895  Político y escritor, uno de los precursores del modernismo en América  Era discípulo de Rafael María Mendive que se interesó por la educación del joven Martí  José Martí se sintió atraído por las ideas de lucha tras la guerra de los 10 años en Cuba  A los dieciséis fue encarcelado  Es exiliado y se va España donde publica su obra La adultería  Inicia en Madrid sus estudios como abogado

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 Después de tres años en España se va a México y ahí se casa con Carmen Sayes Bazán  Cuando termina la guerra en Cuba, Martí regresa a su país y en 1882 funda El partido revolucionario cubano  Comienza un proceso de lucha para la liberación de Cuba  Es abatido en combate por los realistas a los 42 años. Martí es uno de los precursores de las luchas de independencia junto con Simón Bolivar  Obra:

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Versos libres (1882) Ismaelillo (1882) Versos sencillos (1891) Novela: Amistad funesta (1885) Drama: Abdala (1869) La adúltera (1873) Amor con amor se paga (1875) Los textos críticos y ensayos se encuentran en un libro titulado Nuestra América También escribió cuentos para niños, esto muestra el lado pedagógico y la preocupación por la educación de la niñez en José Martí A la palabra Alma que me transportas: voz desatada que a las almas ajenas llevas mi alma; cinta, cinta de fuego que pura y rauda a los sueltos humanos alegras y atas; – pastora, y pastorcilla enamorada, que junto al blanco y húmedo rebaño canta; árabe, árabe fiero – que en su dorada hacanea parece volante llama; – león, león rugiente de la montaña que como alud de oro al valle baja,y en el villano impuro la garra clava,y en el dormido alumbra el sol del alma; – lira, lira imponente en la más alta 58


cúspide de la tierra serena, alzada,en dos troncos de robles corvos las blandas cuerdas mordiendo, y trenzas de rosas blancas de los hilos sonoros sueltas al aura, cantando con pasmosas hercúleas cántigas, de los dioses del cielo y tierra hazañas, y en himnos sin medida, como las almas, esparciendo a las nubes la esencia humana, que en lento giro asciende de la batalla

A un joven muerto ¡Vedle! En la seca garganta apagada está la nota: el brazo ya no levanta la copa de oro, que rota por la mística muerte, en la pálida mano mal huida sus myosotis y sus violetas vierte mustias al pie del luchador sin vida. Niños, que vais con el arma cargada y luciente al hombro,al soldado que desarma muerte importuna, al escombro de un águila aposento ayer, y hueco ahora, interrogad, y osado su misión preguntad y cumplimiento a su obra rota dad: ¡así se llora!

Amor errante Hijo, en tu busca cruzo los mares: las olas buenas a ti me traen: los aires frescos limpian mis carnes 59


de los gusanos de las ciudades; pero voy triste porque en los mares por nadie puedo verter mi sangre. ¿Qué a mí las ondas mansas e iguales? ¿Qué a mí las nubes, joyas volantes? ¿Qué a mí los blandos juegos del aire? ¿Qué la iracunda voz de huracanes? A éstos – ¡la frente hecha a domarles! ¡A los lascivos besos fugaces de las menudas brisas amables, — mis dos mejillas secas y exangües, de un beso inmenso siempre voraces! Y ¿a quién, el blanco pálido ángel que aquí en mi pecho las alas abre y a los cansados que de él se amparen y en él se nutran busca anhelante? ¿A quién envuelve con sus suaves alas nubosas mi amor errante? ¡Libres de esclavos cielos y mares, por nadie puedo verter mi sangre! Y llora el blanco pálido ángel: ¡Celos del cielo llorar le hacen, que a todos cubre con sus celajes! Las alas níveas cierra, y ampárase de ellas el rostro inconsolable: — 60


y en el confuso mundo fragante que en la profunda sombra se abre, donde en solemne silencio nacen flores eternas y colosales, y sobre el dorso de aves gigantes despiertan besos inacabables,— ¡Risueño y vivo surge otro ángel!

Dos patrias Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. ¿O son una las dos? No bien retira su majestad el sol, con largos velos y un clavel en la mano, silenciosa Cuba cual viuda triste me aparece. ¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento que en la mano le tiembla! Está vacío mi pecho, destrozado está y vacío en donde estaba el corazón. Ya es hora de empezar a morir. La noche es buena para decir adiós. La luz estorba y la palabra humana. El universo habla mejor que el hombre. Cual bandera que invita a batallar, la llama roja de la vela flamea. Las ventanas abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo las hojas del clavel, como una nube que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa…   Hijo del alma ¡Tú flotas sobre todo, hijo del alma! De la revuelta noche las oleadas, en mi seno desnudo déjante al alba; y del día la espuma turbia y amarga, 61


de la noche revuelta te echa en las aguas. Guardiancillo magnánimo, la no cerrada puerta de mi hondo espíritu amante guardas; ¡y si en la sombra ocultas búscanme avaras, de mi calma celosas, mis penas varias, en el umbral obscuro fiero te alzas, y les cierran el paso tus alas blancas! Ondas de luz y flores trae la mañana, y tú en las luminosas ondas cabalgas. No es, no, la luz del día la que me llama, sino tus manecitas en mi almohada. Me hablan de que estás lejos: ¡Locuras me hablan! Ellos tienen tu sombra. ¡Yo tengo tu alma! Ésas son cosas nuevas, mías y extrañas. Yo sé que tus dos ojos allá en lejanas tierras relampaguean, y en las doradas olas de aire que baten mi frente pálida, pudiera con mi mano, cual si haz segara de estrellas, segar haces de tus miradas: ¡Tú flotas sobre todo, hijo del alma!

Musa traviesa ¿Mi musa? Es un diablillo con alas de ángel. ¡Ah, musilla traviesa, qué vuelo trae! Yo suelo, caballero en sueños graves, 62


cabalgar horas luengas sobre los aires. Me entro en nubes rosadas bajo a hondos mares, y en los senos eternos hago viajes. Allí asisto a la inmensa boda inefable, y en los talleres huelgo de la luz madre; ¡y con ella es la oscura vida, radiante, y a mis ojos los antros son, nidos de ángeles! Al viajero del cielo, ¿qué el mundo frágil?; pues ¿no saben los hombres qué encargo traen? ¡Rasgarse el bravo pecho, vaciar su sangre, y andar, andar heridos, muy largo el valle, roto el cuerpo en harapos, los pies en carne, hasta dar sonriendo —¡No en tierra!— exánimes! Y entonces sus talleres la luz les abre, y ven lo que yo veo: ¿qué el mundo frágil? Seres hay de montaña, seres de valle, y seres de pantanos y lodazales. De mis sueños desciendo, volando vanse, y en papel amarillo cuento el viaje. Contándolo me inunda un gozo grave; y cual si el monte alegre, queriendo holgarse, al alba enamorando con voces ágiles, sus hilillos sonoros desanudarse, y salpicando riscos, labrando esmaltes, refrescando sedientas cálidas cauces, 63


echáralos risueños por falda y valle; así al alba del alma regocijándose, mi espíritu encendido me echa a raudales por las mejillas secas lágrimas suaves. Me siento cual si en magno templo oficiarse; cual si mi alma por mirra vertiese al aire; cual si en mi hombro surgieran fuerzas de Atlante, cual si el sol en mi seno la luz fraguase; y estallo, hiervo, vibro; ¡Alas me nacen! Suavemente la puerta del cuarto se abre, y éntranse a él gozosos luz, risas, aire. Al par da el sol en mi alma ¡Por la puerta se ha entrado y en los cristales: mi diablo ángel! ¿Qué fue de aquellos sueños, de mi viaje, del papel amarillo, de llanto suave? Cual si de mariposas, tras gran combate, volaran alas de oro por tierra y aire, así vuelan las hojas do cuento el trance. Hala acá el travesuelo mi paño árabe; allá monta en el lomo de su incunable; un carcax con mis plumas fabrica y átase; un sílex persiguiendo vuelca un estante, y ¡allá ruedan por tierra versillos frágiles, brumosos pensadores. Lópeos galanes! De águilas diminutas puéblase el aire: 64


¡Son las ideas, que ascienden, rotas sus cárceles! Del muro arranca, y cíñese, indio plumaje: aquella que me dieron de oro brillante, pluma, a marcar nacida frentes infames, de su caja de seda saca, y la blande; del sol a los requiebros brilla el plumaje, que baña en áureas tintas su audaz semblante. De ambos lados el rubio cabello al aire, a mi súbito viénese a que lo abrace. De beso en beso escala mi mesa frágil; ¡oh, Jacob, mariposa, Ismaelillo, árabe! ¿Qué ha de haber que me guste como mirarle de entre polvo de libros surgir radiante, y, en vez de acero, verle de pluma armarse, y buscar en mis brazos tregua al combate? Venga, venga. Ismaelillo: ¡La mesa asalte, y por los anchos pliegues del paño árabe en rota vergonzosa mis libros lance, y siéntese magnífico sobre el desastre, y muéstrese sonriendo, roto el encaje,— -¡qué encaje no se rompe en el combate!— Su cuello, en que la risa gruesa onda hace! ¡Venga, y por cauce nuevo mi vida lance, y a mis manos la vieja péñola arranque, y del vaso manchado la tinta vacie! 65


¡Vaso puro de nácar: dame a que harte esta sed de pureza los labios cánsame! ¿Son éstas que lo envuelven carnes, o nácares? La risa, como en taza de ónice árabe, en su incólume seno bulle triunfante: ¡Hete aquí, hueso pálido, vivo y durable! ¡Hijo soy de mi hijo! ¡Él me rehace! ¡Pudiera yo, hijo mío, quebrando el arte universal, muriendo, mis años dándote, envejecerte súbito, la vida ahorrarte! Mas no ¡que no verías en horas graves entrar el sol al alma y a los cristales! Hierva en tu seno puro risa sonante; rueden pliegues abajo libros exangües; sube, Jacob alegre, la escala suave; ven, y de beso en beso mi mesa asaltes: ¡Pues ésa es mi musilla, mi diablo ángel! ¡Ah, musilla traviesa, qué vuelo trae!

Sueño despierto Yo sueño con los ojos abiertos, y de día y noche siempre sueño. Y sobre las espumas del ancho mar revuelto, y por entre las crespas arenas del desierto, y del león pujante, monarca de mi pecho, montado alegremente 66


sobre el sumiso cuello, un niño que me llama flotando siempre veo.

Versos sencillos I Yo soy un hombre sincero Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma, y antes de morirme quiero echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes, y hacia todas partes voy: arte soy entre las artes, en los montes, monte soy. Yo sé los nombres extraños de las yerbas y las flores, y de mortales engaños, y de sublimes dolores. Yo he visto en la noche oscura llover sobre mi cabeza los rayos de lumbre pura de la divina belleza. Alas nacer vi en los hombros de las mujeres hermosas: y salir de los escombros volando las mariposas. He visto vivir a un hombre con el puñal al costado, sin decir jamás el nombre de aquella que lo ha matado. Rápida, como un reflejo, dos veces vi el alma, dos: cuando murió el pobre viejo, cuando ella me dijo adiós. Temblé una vez, —en la reja, a la entrada de la viña— cuando la bárbara abeja picó en la frente a mi niña. Gocé una vez, de tal suerte que gocé cual nunca: —cuando la sentencia de mi muerte leyó el alcaide llorando. Oigo un suspiro, a través 67


de las tierras y la mar, y no es un suspiro, —es que mi hijo va a despertar. Si dicen que del joyero tome la joya mejor, tomo a un amigo sincero y pongo a un lado el amor. Yo he visto al águila herida volar al azul sereno, y morir en su guarida la víbora del veneno. Yo sé bien que cuando el mundo cede, lívido, al descanso, sobre el silencio profundo murmura el arroyo manso. Yo he puesto la mano osada, de horror y júbilo yerta, sobre la estrella apagada que cayó frente a mi puerta. Oculto en mi pecho bravo la pena que me lo hiere: el hijo de un pueblo esclavo vive por él, calla y muere. Todo es hermoso y constante, todo es música y razón, y todo, como el diamante, antes que luz es carbón. Yo sé que al necio se entierra con gran lujo y con gran llanto, — y que no hay fruta en la tierra como la del camposanto. Callo, y entiendo, y me quito la pompa del rimador: cuelgo de un árbol marchito mi muceta de doctor.   Versos sencillos V Si ves un monte de espumas es mi verso lo que ves: mi verso es un monte, y es un abanico de plumas. Mi verso es como un puñal que por el puño echa flor: mi verso es un surtidor 68


que da un agua de coral. Mi verso es de un verde claro y de un carmín encendido: mi verso es un ciervo herido que busca en el monte amparo. Mi verso al valiente agrada: mi verso, breve y sincero, es del vigor del acero con que se funde la espada.

Versos sencillos IX La niña de Guatemala Quiero, a la sombra de un ala, contar este cuento en flor: la niña de Guatemala, la que se murió de amor. Eran de lirios los ramos, y las orlas de reseda y de jazmín: la enterramos en una caja de seda. …Ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor: él volvió, volvió casado: ella se murió de amor. Iban cargándola en andas obispos y embajadores: detrás iba el pueblo en tandas, todo cargado de flores. …Ella, por volverlo a ver, salió a verlo al mirador: él volvió con su mujer: ella se murió de amor. Como de bronce candente al beso de despedida era su frente ¡la frente que más he amado en mi vida! …Se entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor: dicen que murió de frío: yo sé que murió de amor. Allí, en la bóveda helada, la pusieron en dos bancos: besé su mano afilada, 69


besé sus zapatos blancos. Callado, al oscurecer, me llamó el enterrador: ¡nunca más he vuelto a ver a la que murió de amor! José Asunción Silva

José Asunción Silva nació en Bogotá el 27 de noviembre de 1865, en el seno de una familia acomodada. Sus padres eran Ricardo Silva Frade y Vicenta Gómez Diago. Tuvo cinco hermanos, tres de os cuales murieron muy jóvenes, solo quedó su hermana Elvira que fue su gran amiga y confidente durante toda su vida. En 1878 dejo los estudios y comenzó a trabajar en el almacén de su padre, en ese año empezó a escribir poesía que más adelante recogería en el libro Intimidades. A fines de octubre de 1884 viajó a París, Silva estaba encantado con la vida parisina, también viajó a Londres y a Suiza. Este viaje marcará un cambio de rumbo en su poesía. En 1886 regresó a Bogotá con costumbres francesas que influyeron en su escritura. En junio de 1887 murió su padre dejando el negocio en bancarrota. El poeta se enfrentó a la crisis económica y tuvo fuerzas para iniciar la redacción de su novela De sobremesa. En enero de 1891 murió su hermana Elvira a la que dedicará uno de sus más famosos poemas: Nocturno III. En los años posteriores a la muerte de su hermana, la actividad literaria se afianzó y se relacionó con numerosos artistas así como con los redactores de El Cojo Ilustrado y Cosmópolis. En enero de 1895, es su regreso a Colombia naufragó el vapor en el que viajaba, y con ello la perdida sus manuscritos. Intentó reescribir algunas de las obras y reflotar su situación económica estableciendo una fábrica de baldosines que fracasa. En 1896 le pidió a su doctor que le marcara en el pecho el sitio exacto del corazón, y al día siguiente, el veinticuatro de mayo, fue encontrado muerto con un tiro en el pecho. AL OÍDO DEL LECTOR No fue pasión aquello, fue una ternura vaga

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lo que inspiran los niños enfermizos, los tiempos idos y las noches pálidas. El espíritu solo al conmoverse canta: cuando el amor lo agita poderoso tiembla, medita, se recoge y calla. Pasión hubiera sido en verdad; estas páginas en otro tiempo más feliz escritas no tuvieran estrofas sino lágrimas.

JUNTOS LOS DOS Juntos los dos reímos cierto día... ¡Ay, y reímos tanto que toda aquella risa bulliciosa se tornó pronto en llanto! Después, juntos los dos, alguna noche, reímos mucho, tanto, que quedó como huella de las lágrimas un misterioso encanto! Nacen hondos suspiros, de la orgía entre las copas cálidas y en el agua salobre de los mares, se forjan perlas pálidas! LAS VOCES SILENCIOSAS ¡Oh voces silenciosas de los muertos! Cuando la hora muda y vestida de fúnebres crespones, desfilar haga ante mis turbios ojos sus fantasmas inciertos, sus pálidas visiones... ¡Oh voces silenciosas de los muertos! En la hora que aterra no me llaméis hacia el pasado oscuro, donde el camino de la vida cruza los valles de la tierra. ¡Oh voces silenciosas de los muertos! Llamadme hacia la altura donde el camino de los astros corta la gélida negrura; hacia la playa donde el alma arriba, llamadme entonces, voces silenciosas, ¡hacia arriba!... ¡hacia arriba!... ENFERMEDADES DE LA NIÑEZ 71


A una boca vendida, a una infame boca, cuando sintió el impulso que en la vida a locuras supremas nos provoca, dio el primer beso, hambriento de ternura en los labios sin fuerza, sin frescura. No fue como Romeo al besar a Julieta; el cuerpo que estrechó cuando el deseo ardiente aguijoneó su carne inquieta, fue el cuerpo vil de vieja cortesana, Juana incansable de la tropa humana. Y el éxtasis divino que soñó con delicia lo dejó melancólico y mohíno al terminar la lúbrica caricia. Del amor no sintió la intensa magia y consiguió... una buena blenorragia. CRISÁLIDAS Cuando enferma la niña todavía salió cierta mañana y recorrió, con inseguro paso la vecina montaña, trajo, entre un ramo de silvestres flores oculta una crisálida, que en su aposento colocó, muy cerca de la camita blanca... ................................................................. Unos días después, en el momento en que ella expiraba, y todos la veían, con los ojos nublados por las lágrimas, en el instante en que murió, sentimos leve rumor de älas y vimos escapar, tender al vuelo por la antigua ventana que da sobre el jardín, una pequeña mariposa dorada... ................................................................. La prisión, ya vacía, del insecto busqué con vista rápida; al verla vi de la difunta niña la frente mustia y pálida, y pensé ¿si al dejar su cárcel triste la mariposa alada, la luz encuentra y el espacio inmenso, 72


y las campestres auras, al dejar la prisión que las encierra qué encontrarán las almas? MUERTOS En los húmedos bosques, en otoño, al llegar de los fríos, cuando rojas, vuelan sobre los musgos y las ramas en torbellinos, las marchitas hojas, la niebla al extenderse en el vacío le da al paisaje mustio un tono incierto y el follaje do huyó la savia ardiente tiene un adiós para el verano muerto y un color opaco y triste como el recuerdo borroso de lo que fue y ya no existe. En los antiguos cuartos hay armarios que en el rincón más íntimo y discreto, de pasadas locuras y pasiones guardan, con un aroma de secreto, viejas cartas de amor, ya desteñidas que obligan a evocar tiempos mejores, y ramilletes negros y marchitos, que son como cadáveres de flores y tienen un olor triste como el recuerdo borroso de lo que fue y ya no existe. Y en las almas amantes cuando piensan en perdidos afectos y ternuras que de la soledad de ignotos días no vendrán a endulzar horas futuras, hay el hondo cansancio que en la lucha, acaba de matar a los heridos, vago como el color del bosque mustio como el olor de los perfumes idos, y el cansancio aquél es triste como el recuerdo borroso de lo que fue y ya no existe! IDILIO -Ella lo idolatró y Él la adoraba... -Se casaron al fin? -No, señor, Ella se casó con otro -¿Y murió de sufrir? -No, señor, de un aborto. -¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin? -No, señor, se casó seis meses antes 73


del matrimonio de Ella, y es feliz. ESTRELLAS FIJAS Cuando ya de la vida el alma tenga, con el cuerpo, rota, y duerma en el sepulcro esa noche, más larga que las otras, mis ojos, que en recuerdo del infinito eterno de las cosas, guardaron sólo, como de un ensueño, la tibia luz de tus miradas hondas, al ir descomponiéndose entre la oscura fosa, verán, en lo ignorado de la muerte, tus ojos, ... destacándose en las sombras. LA CALAVERA En el derruído muro de la huerta del convento, en un agujero oscuro donde, al pasar, silba el viento, y, como una dolorida queja a las piedras arranca, hay, en el fondo, escondida una calavera blanca. De algún fraile soñador de vida ejemplar y bella y dedicada al Señor, en el mundo única huella. Abre los ojos, sin fondo, como a visiones extrañas, y del vacío en lo hondo forjan telas las arañas. Húmedo musgo grisoso recubre la antigua grieta, donde, en supremo reposo, descansa ignorada y quieta. Pero hasta aquella escondida mansión la brisa ligera lleva murmullos de vida y olores de primavera. Golondrinas, que en sus marchas dejaron el patrio río, huyendo de las escarchas, de las brumas y del frío, cuando la luz del Poniente filtra por el hondo hueco y hace parecer viviente 74


el cráneo rígido y seco, desde las negras ruïnas, alzan sosegado vuelo, en sus vueltas peregrinas tocan las ramas y el suelo, como buscando en el prado, ya por la tarde, sombrío, el espíritu elevado que habitó el cráneo vacío. SINFONÍA COLOR DE FRESA CON LECHE A los colibríes decadentes Rítmica Reina lírica! Con venusinos cantos de sol y rosa, de mirra y laca y polícromos cromos de tonos mil oye los constelados versos mirrinos, escúchame esta historia Rubendariaca, de la Princesa verde y el paje Abril, Rubio y sutil. El bizantino esmalte do irisa el rayo las purpuradas gemas; que enflora Junio si Helios recorre el cielo de azul edén, es lilial albura que esboza Mayo en una noche diáfana de plenilunio cuando las crisodinas nieblas se ven A tutiplén! En las vívidas márgenes que espuma el Cauca áureo pico, ala ebúrnea, currucuquea de sedeñas verduras bajo el dosel do las perladas ondas se esfuma glauca ¿es paloma, es estrella o azul idea?... Labra el emblema heráldico de áureo broquel Róseo rondel. Vibran sagradas liras que ensueña Psiquis son argentados cisnes hadas y gnomos y edenales olores, lirio y jazmín y vuelan entelechias y tiquismiquis de corales, tritones, memos y momos del horizonte lírico nieve y carmín Hasta el confín. Liliales manos vírgenes al son aplauden y se englaucan los líquidos y cabrillean con medievales himnos al abedul, desde arriba Orión, Venus, que Secchis lauden miran como pupilas que cintillean por los abismos húmedos del negro tul Del cielo azul. Tras de las cordilleras sombras, la blanca 75


Selene, entre las nubes ópalo y tetras surge como argentífero tulipán y por entre lo negro que se espernanca huyen los bizantinos de nuestras letras hasta el Babel Bizancio, do llegarán Con grande afán. Rítmica Reina lírica! Con venusinos cantos de sol y rosa, de mirra y laca y polícromos cromos de tonos mil, éstos son los caóticos versos mirrinos ésta es la descendencia, Rubendariaca, de la Princesa verde y el paje Abril, Rubio y sutil! Benjamín Bibelot Ramírez. Análisis de la poesía modernista (poema de José Martí) FLORES DEL CIELO Leí estos dos versos de Ronsard: “Je vous envoye un bouquet que ma main Vient de trier de ces fleurs épanouies,” y escribí esto: ¿Flores? ¡No quiero flores! ¡Las del cielo1 Quisiera yo segar!2 ¡Cruja, cual falda3 De monte roto, esta cansada veste4 Que me encinta y engrilla con sus miembros5 Como con sierpes, y en mi alma sacian6 Su hambre, y asoman a la cueva lóbrega7 Donde mora mi espíritu, su negra8 Cabeza, y boca roja y sonriente!9 ¡Caiga, como un encanto, este tejido10 Enmarañado de raíces! ¡Surjan11 Donde mis brazos alas, y parezca12 Que, al ascender por la solemne atmósfera,13 De mis ojos, del mundo a que van llenos,14 Ríos de luz sobre los hombres rueden!15 Y huelguen por los húmedos jardines16 Bardos tibios segando florecillas.17 Yo, pálido de amor, de pie en las sombras,18 Envuelto en gigantesca vestidura19 De lumbre astral, en mi jardín, el cielo,20 Un ramo haré magnífico de estrellas.21 ¡No temblará de asir la luz mi mano!22

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Y buscaré, donde las nubes duermen,23 Amada, y en su seno la más viva24 Le prenderé, y esparciré las otras25 Por su áurea y vaporosa cabellera.26

Son 26 versos irregulares algunos son de heptasílabos, endecasílabos y decasílabos, al igual que la métrica. Hay cuatro bloques de sentido: en el primero hay una exaltación de los sentimientos y la huida del mundo, porque habla de paisajes idealizados que en este caso es el de las flores. En el segundo bloque hay uno descripción del paisaje sobre sus olores y colores. En el tercer bloque el sujeto lírico está encantado por el paisaje. En el cuarto bloque se exalta los sentimientos. Elementos modernistas:  Paisajes idealizados  El escape del mundo  Crear mundos lejanos  Exaltación de los sentimientos Elementos literarios:  Metáfora sencilla: “Vaporosa cabellera”, “Pálido de amor”, “labios rojos”  Exclamación: ¡no temblará de asir la luz de mi mano!  Hiperbatón: “su negra cabeza”  Adjetivación: “gigantesca vestidura”  Hay descripciones de un paisaje idealizado: por ejemplo, los campos de flores comprados con el cielo  Referencia directa a la poesía francesa en el epígrafe  Hay una idealización del amor y la temática de libertar: en la primera estrofa comienza con una pregunta y dice que no quiere flores. Lo que quiere es todo el jardín. Esto se puede comprar con el deseo de libertad y poner el jardín como paraíso, es la idea de alcanzar ese lugar.

Posmodernidad            

A inicios de siglo surgen varios movimientos en contra del modernismo Tiene temáticas cotidianas Los temas son las cuestiones artificiales Están en contra de las instituciones No hay reglas en la poesía (métrica, rima, versos) Se crean manifiestos en torno a las vanguardias Dejan de lado los paisajes y las situaciones idealizadas Hay una nueva idea de lo latinoamericano desde personajes marginados Surgen más escritoras (las cuales no reconoce la vanguardia) Se encuentran las ideas del arte fragmentado Se crean realidades para escapar de la guerra El lenguaje es directo, sin adornos

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Gabriela Mistral

Su verdadero nombre era Lucía Godoy Alcayaga  Nacío en Chile en 1889 y murió en Nueva York en 1957  Se mantiene fuera del periodo de la vanguardia (al contrario de Pablo Neruda) y opta por la poesía sencilla y humana  La poesía de Mistral se caracteriza por los temas desgarradores y los poemas dedicados a la niñez  Hija de una profesora, Mistral sigue los mismos pasos  En 1914 se da a conocer como poeta en los Juegos Florales en Chile con Los sonetos de la muerte  Colabora en México en la reforma educativa al lado de José Vasconcelos  En 1926 fue nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones.  En 1945 recibe el Premio Noble de Literatura, siendo la primera mujer (en la lengua española) en recibir el premio.  Obra: Desolación (1922) Lecturas para mujeres (1923) Ternura (1924) Tala (1938) Largar (1954)  También cuenta con escritos pedagógicos que fueron reconocidos antes que su poesía Gabriela Mistral fue una figura importante en Latinoamérica, como figuras de la talla de Alfonso Reyes, Pablo Neruda, José Vasconcelos, entre otros. Adiós En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad la alucinación. Ni tú la creíste 78


ni la creo yo, «y es cierto y no es cierto» como en la canción. Que yendo hacia el Sur diciendo iba yo: «Vamos hacia el mar que devora al Sol». Y yendo hacia el Norte decía tu voz: «Vamos a ver juntos donde se hace el Sol». Ni por juego digas o exageración que nos separaron tierra y mar, que son ella, sueño y el alucinación. No te digas solo ni pida tu voz albergue para uno al albergador. Echarás la sombra que siempre se echó, morderás la duna con paso de dos… Para que ninguno, ni hombre ni dios, nos llame partidos como luna y sol; para que ni roca ni viento errador, ni río con vado ni árbol sombreador, aprendan y digan mentira o error del Sur y del Norte, del uno y del dos!

Agua Hay países que yo recuerdo como recuerdo mis infancias. Son países de mar o río, de pastales, de vegas y aguas. Aldea mía sobre el Ródano, rendida en río y en cigarras; Antilla en palmas verdi-negras que a medio mar está y me llama; ¡roca lígure de Portofino, 79


mar italiana, mar italiana! Me han traído a país sin río, tierras-Agar, tierras sin agua; Saras blancas y Saras rojas, donde pecaron otras razas, de pecado rojo de atridas que cuentan gredas tajeadas; que no nacieron como un niño con unas carnazones grasas, cuando las oigo, sin un silbo, cuando las cruzo, sin mirada. Quiero volver a tierras niñas; llévenme a un blando país de aguas. En grandes pastos envejezca y haga al río fábula y fábula. Tenga una fuente por mi madre y en la siesta salga a buscarla, y en jarras baje de una peña un agua dulce, aguda y áspera. Me venza y pare los alientos el agua acérrima y helada. ¡Rompa mi vaso y al beberla me vuelva niñas las entrañas!

Balada Él pasó con otra; yo le vi pasar. Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros le vieron pasar! Él va amando a otra por la tierra en flor. Ha abierto el espino; pasa una canción. ¡Y él va amando a otra por la tierra en flor! El besó a la otra a orillas del mar; resbaló en las olas la luna de azahar. ¡Y no untó mi sangre la extensión del mar! El irá con otra 80


por la eternidad. Habrá cielos dulces. (Dios quiera callar.) ¡Y él irá con otra por la eternidad!

Caricia Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más, y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar… Si la abeja se entra al lirio, no se siente su aletear. Cuando escondes a tu hijito ni se le oye respirar… Yo te miro, yo te miro sin cansarme de mirar, y qué lindo niño veo a tus ojos asomar… El estanque copia todo lo que tú mirando estás; pero tú en las niñas tienes a tu hijo y nada más. Los ojitos que me diste me los tengo de gastar en seguirte por los valles, por el cielo y por el mar…   Dame la mano

 A Tasso de Silveira Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más… El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más… 81


  Devuelto A la cara de mi hijo que duerme, bajan arenas de las dunas, flor de la caña y la espuma que vuela de la cascada… Y es sueño nada más cuanto le baja; sueño cae a su boca, sueño a su espalda, y me roban su cuerpo junto con su alma. Y así lo van cubriendo con tanta maña, que en la noche no tengo hijo ni nada, madre ciega de sombra, madre robada. Hasta que el sol bendito al fin lo baña: me lo devuelve en linda fruta mondada ¡y me lo pone entero sobre la falda!

Íntima Tú no oprimas mis manos. Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho polvo y sombra en los entretejidos dedos. Y dirías: «No puedo amarla, porque ya se desgranaron como mieses sus dedos». Tú no beses mi boca. Vendrá el instante lleno de luz menguada, en que estaré sin labios sobre un mojado suelo. Y dirías: «La amé, pero no puedo amarla más, ahora que no aspira el olor de retamas de mi beso». Y me angustiara oyéndote, 82


y hablaras loco y ciego, que mi mano será sobre tu frente cuando rompan mis dedos, y bajará sobre tu cara llena de ansia mi aliento. No me toques, por tanto. Mentiría al decir que te entrego mi amor en estos brazos extendidos, en mi boca, en mi cuello, y tú, al creer que lo bebiste todo, te engañarías como un niño ciego. Porque mi amor no es sólo esta gavilla reacia y fatigada de mi cuerpo, que tiembla entera al roce del cilicio y que se me rezaga en todo vuelo. Es lo que está en el beso, y no es el labio; lo que rompe la voz, y no es el pecho: ¡es un viento de Dios, que pasa hendiéndome el gajo de las carnes, volandero!

Miedo Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan; se hunde volando en el Cielo y no baja hasta mi estera; en el alero hace el nido y mis manos no la peinan. Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan. Yo no quiero que a mi niña la vayan a hacer princesa. Con zapatitos de oro ¿cómo juega en las praderas? Y cuando llegue la noche a mi lado no se acuesta… Yo no quiero que a mi niña la vayan a hacer princesa. Y menos quiero que un día me la vayan a hacer reina. La subirían al trono a donde mis pies no llegan. Cuando viniese la noche yo no podría mecerla… ¡Yo no quiero que a mi niña

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me la vayan a hacer reina!

Promesa a las estrellas Ojitos de las estrellas abiertos en un oscuro terciopelo: de lo alto, ¿me veis puro? Ojitos de las estrellas, prendidos en el sereno cielo, decid: desde arriba, ¿me veis bueno? Ojitos de las estrellas, de pestañitas inquietas, ¿por qué sois azules, rojos y violetas? Ojitos de la pupila curiosa y trasnochadora, ¿por qué os borra con sus rosas la aurora? Ojitos, salpicaduras de lágrimas o rocío, cuando tembláis allá arriba, ¿es de frío? Ojitos de las estrellas, fijo en una y otra os juro que me habéis de mirar siempre, siempre puro.

Yo no tengo soledad Es la noche desamparo de las sierras hasta el mar. Pero yo, la que te mece, ¡yo no tengo soledad! Es el cielo desamparo si la Luna cae al mar. Pero yo, la que te estrecha, ¡yo no tengo soledad! Es el mundo desamparo y la carne triste va. Pero yo, la que te oprime,

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ÂĄyo no tengo soledad! ď ś

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Alfonsina Storni

Alfonsina Storni Martignoni nació el 22 de mayo de 1892 en Sala Capriasca, Suiza. Hija de Alfonso Storni y Paulina Martignoni, sus hermanos Romeo y María nacieron en 1887 y 1888 respectivamente. A los cuatro años la familia regresó a San Juan, Argentina, donde residían. Desde su llegada a San Juan la familia está en una situación económica desfaborable. Storni se trasladan a Rosario en 1901 y prueban suerte con un Café Suizo. Con 12 años Alfonsina escribe su primer poema, triste y centrado en la muerte como la mayoría de su obra. Su padre, depresivo y alcohólico, fallece en 1906 mientras que Alfonsina entra a trabajar en un taller de gorras. Su madre se casa de nuevo y se traslada a Butinza, allí continúa dando clases de música y canto. Alfonsina se traslada a Coronda para estudiar la carrera docente, trabaja como celadora en la escuela, pero el dinero que le queda tras pagar la pensión no le da para vivir y tiene que hacer escapadas a Rosario para cantar en un teatrillo como corista. Se descubre en Coronda su trabajo como cantante y Alfonsina piensa en suicidarse tirándose al agua. Al año siguiente, en 1991, obtiene el título de maestra y ejerce ese otoño en una escuela de Rosario. Publica sus primeros versos en las revistas Mundo rosariano y Monos y Monadas y tiene su primer desengaño amoroso con un hombre casado mayor que ella que la deja embarazada. Alfonsina, avergonzada, se refugia en Buenos Aires y da a luz a Alejandro el 21 de abril de 1912 a la edad de 20 años. Trabaja como cajera en una tienda y colabora en la revista Caras y Caretas. En esta época dicta su primer libro de versos La inquietud del rosal, se lo enseña al poeta Felix B. Visillac, este consigue la publicación del libro. Es nombrada directora de un colegio y escribe su segundo libro, El dulce daño. En marzo de 1918 los nervios la obligan a dejar su puesto de directora y vuelve a entrar en los círculos literarios

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Publica Irremediablemente en 1919, este poemario es el más alabado por la crítica. Al año siguiente la Universidad de Montevideo la invita a dar unas conferencias. Publica Languidez ese mismo año. Le crean una Catedra en el Teatro Infantil Lavardén y allí trabaja enseñando a niños. Su fama va en aumento, lo que hace aflorar su comportamiento neurótico, se retira a Los Cocos como hará más adelante en su vida varias veces. Tras el Premios Nacional de 1922, el Ministro de Instrucción Pública crea una cátedra para ella en la Escuela Nacional de Lenguas Vivas en 1923. Sigue publicando poemario hasta 1927, este fue el año en que publicó su obra de teatro titulada El amo del mundo, un rotundo fracaso que no aguanta más de tres días en cartel. A principios de los años treinta realiza dos viajes a Europa con su amiga Blanca de la Vega. Tras la vuelta del último viaje se le descubre un tumor en el pecho. Alfonsina se retrae y apenas sale a la calle. Vive sus últimos años atemorizada por la muerte. El 25 de octubre de 1938 hallan el cuerpo de Alfonsina Storni en la playa de La Perla, en Mar del Plata. Al día siguiente se publica su último poema, “Quiero dormir”, en La Nación. OBRAS          

Dos farsas pirotécnicas. Teatro. La inquietud del rosal. 1916. Poesía. El dulce daño. 1918. Poesía. Irremediablemente. 1919. Poesía. Languidez.1920. Poesía. Ocre. 1925. Poesía. Poemas de amor. 1926. Poesía. Mundo de siete pozos. 1934. Poesía. Mascarilla y trébol. 1938. Poesía. Entre un par de maletas a medio abrir y Las maneci. 1939.

Discurso/Conferencia.  Teatro infantil. 1950. Teatro.  Cinco cartas y una golondrina. 1959. Miscelánea. ¡Adiós! Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás. ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda es polvo por siempre y por siempre será! Cuando los capullos caen de la rama 87


dos veces seguidas no florecerán… ¡Las flores tronchadas por el viento impío se agotan por siempre, por siempre jamás! ¡Los días que fueron, los días perdidos, los días inertes ya no volverán! ¡Qué tristes las horas que se desgranaron bajo el aletazo de la soledad! ¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas, las sombras creadas por nuestra maldad! ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas, las cosas celestes que así se nos van! ¡Corazón… silencia!… ¡Cúbrete de llagas!… -de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!… ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, corazón maldito que inquietas mi afán! ¡Adiós para siempre mis dulzuras todas! ¡Adiós mi alegría llena de bondad! ¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas, las cosas celestes que no vuelven más!…

Amor Baja del cielo la endiablada punta con que carne mortal hieres y engañas. Untada viene de divinas mañas y cielo y tierra su veneno junta. La sangre de hombre que en la herida apunta florece en selvas: sus crecidas cañas de sombras de oro, hienden las entrañas del cielo prieto, y su ascender pregunta. En su vano aguardar de la respuesta las cañas doblan la empinada testa. Flamea el cielo sus azules gasas. Vientos negros, detrás de los cristales de las estrellas, mueven grandes asas de mundos muertos, por sus arrabales.

Bajo tus miradas Es bajo tus miradas donde nunca zozobro; es bajo tus miradas tranquilas donde cobro propiedades de agua; donde río, parlera,

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cubriéndome de flores como la enredadera. Es bajo tus miradas azules donde sobro para el duelo; despierto sueños nuevos y obro con tales esperanzas, que parece me hubiera un deseo exquisito dictado Primavera: Tener el alma fresca, limpia; ser como el lino que es blanco y huele a hierbas. Poseer el divino secreto de la risa; que la boca bermeja persista hasta el silencio postrero, bella, fuerte, ¡y libe en la corola suprema de la Muerte con su última abeja!

Dos palabras Esta noche al oído me has dicho dos palabras comunes. Dos palabras cansadas de ser dichas. Palabras que de viejas son nuevas. Dos palabras tan dulces que la luna que andaba filtrando entre las ramas se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras que una hormiga pasea por mi cuello y no intento moverme para echarla. Tan dulces dos palabras que digo sin quererlo -¡oh, qué bella, la vida!Tan dulces y tan mansas que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman. Tan dulces y tan bellas que nerviosos, mis dedos, se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran cortar estrellas.

El sueño Yo vi dos soles rojos dominando el espacio Perlaban en sus rayos las luces de topacio y tendí mis dos manos hambrientas de infinito para estrujar en ellas un inefable mito. Las dos pupilas rojas como rosas del cielo cegaron mis pupilas, soberbias en su anhelo de mirar cara a cara los toques de diamantes.

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Después, como un crujido de nudos que se quiebran… Tempestades soberbias que en los mares se enhebran; parto de los dioses… Un quejido de dios… ¡Y bocas que se muerden en un supremo adiós! Más tarde una sonata más dulce que la miel; agonía de lirios en el jardín aquel. palacio de oro y oro donde habita una maga que ha dormido cien años por maldición aciaga. Y después manos blancas desparramando rosas sobre el alma escondida y serena de las cosas… Y un silencio de muerte cansado y sepulcral donde se prende el lotus venenoso del mal. Y después la mañana que llega a los cristales del cuarto miserable donde muerdo mis males… Y después otro día que se esboza en el lloro de mis días sin sol, de mis soles sin oro!…

Frente al mar Oh mar, enorme mar, corazón fiero de ritmo desigual, corazón malo, yo soy más blanda que ese pobre palo que se pudre en tus ondas prisionero. Oh mar, dame tu cólera tremenda, yo me pasé la vida perdonando, porque entendía, mar, yo me fui dando: “Piedad, piedad para el que más ofenda”. Vulgaridad, vulgaridad me acosa. Ah, me han comprado la ciudad y el hombre. Hazme tener tu cólera sin nombre: Ya me fatiga esta misión de rosa. ¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena, me falta el aire y donde falta quedo, quisiera no entender, pero no puedo: es la vulgaridad que me envenena. Me empobrecí porque entender abruma, me empobrecí porque entender sofoca, ¡Bendecida la fuerza de la roca! Yo tengo el corazón como la espuma. Mar, yo soñaba ser como tú eres, allá en las tardes que la vida mía bajo las horas cálidas se abría… Ah, yo soñaba ser como tú eres. Mírame aquí, pequeña, miserable, 90


todo dolor me vence, todo sueño; mar, dame, dame el inefable empeño de tornarme soberbia, inalcanzable. Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza, ¡Aire de mar!… ¡Oh tempestad, oh enojo! Desdichada de mí, soy un abrojo, y muero, mar, sucumbo en mi pobreza. Y el alma mía es como el mar, es eso, Ah, la ciudad la pudre y equivoca pequeña vida que dolor provoca, ¡Que pueda libertarme de su peso! Vuele mi empeño, mi esperanza vuele… La vida mía debió ser horrible, debió ser una arteria incontenible y apenas es cicatriz que siempre duele.

Noche divina Este jardín nos cede su delicia, nos cede el árbol de manzanas lleno. fuente de dioses a la sed propicia, pan del instinto, para el hambre, bueno. Mas blanco mármol sin igual pudicia fija en nosotros su mirar sereno: muslo desnudo, vigoroso el seno, puro, como la luz que lo acaricia. Se hacen tus ojos demasiado azules, cubren tus manos impalpables tules y algo divino te levanta en vuelo. No cortemos la fruta deleitosa y mira el alma en una nube rosa, cómo es de azul la beatitud del cielo.

¡Oh, tú! Oh tú, que me subyugas. ¿Por qué has llegado tarde? ¿Por qué has venido ahora cuando el alma no arde, cuando rosas no tengo para hacerte con ellas una alegre guirnalda salpicada de estrellas? Oh, tú, de la palabra dulce como el murmullo del agua de la fuente; dulce como el arrullo de la torcaza; dulce como besos dormidos

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sobre dos manos pálidas protectoras de nidos. Oh tú, que con tus manos puedes tomar mi testa y hacerle brotar flores como un árbol en fiesta y hacer que entre mis labios se arquee la sonrisa como un cielo nublado que de pronto se irisa. ¿Por qué has llegado tarde? ¿Por qué has venido ahora cuando he sido vencida por llama destructora, cuando he sido arrasada por el fuego divino y voy, cegada y triste, por un negro camino? Yo quiero, Dios de dioses, que me hagan nueva toda. Que me tejan con lirios; me sometan a poda las manos del misterio; que me resten maleza. Tus labios no se hicieron para curar tristeza. Para tus labios, agua de una pureza suma. Para tus labios, copas de cristal y la espuma blanquísima de un alma que no sepa de abejas, ni de mieles, ni sepa de las flores bermejas. Para tus manos, esas que nunca amortajaron; para tus ojos, esos, los que nunca lloraron; para tus sueños, sueños como cisnes de oro; para que tus pupilas persiguieran mis rastros, Oh si luego mis pétalos que estrujaran tus manos, adquirieran por magia poderes sobrehumanos y hechos luz se aferraran a la luz de los astros para que tus pupilas persiguieran mis rastros. Bienvenida la muerte que al sorberme me dieras; bienvenido tu fuego que agosta primaveras; bienvenido tu fuego que mata los rosales: que todas las corolas se acerquen a tus males. Oh, tú, a quien idolatro por sobre la existencia, Oh, tú, por quien deseo renovada mi esencia. ¿Por qué has llegado ahora cuando no he de lograr el divino suplicio de verme deshojar?…

Oye, yo era como un mar dormido… Oye: yo era como un mar dormido. Me despertaste y la tempestad ha estallado. Sacudo mis olas, hundo mis buques, subo al cielo y castigo estrellas, me avergüenzo y escondo entre mis pliegues, enloquezco y mato mis peces. No me mires con miedo. Tú lo has querido.

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Voy a dormir Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados. Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un poquito. Déjame sola: oyes romper los brotes… te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que olvides… Gracias. Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido…

Análisis de la poesía posmoderna (poema de Gabriela Mistral) LA MEMORIA DIVINA A Elsa Farzo

Si me dais una estrella,1 y me la abandonáis, desnuda ella2 entre la mano, no sabré cerrarla3 por defender mi nacida alegría.4 Yo vengo de una tierra5 donde no se perdía.6 Si me encontráis la gruta6 maravillosa, que como una fruta7 tiene entraña purpúrea y dorada,8 y hace inmensa de asombro la mirada,9 no cerraré la gruta10 ni a la serpiente ni a la luz del día,11 que vengo de una tierra12 93


donde no se perdía.13 Si vasos me alargaseis,14 de cinamomo y sándalo, capaces15 de aromar las raíces de la tierra16 y de parar al viento cuando yerra,17 a cualquier playa los confiaría,18 que vengo de una tierra19 en que no se perdía.20 Tuve la estrella viva en mi regazo,21 y entera ardí como un tendido ocaso.22 Tuve también la gruta en que pendía23 el sol, y donde no acababa el día.23 Y no supe guardarlos,24 ni entendí que oprimirlos era amarlos.25 Dormí tranquila sobre su hermosura26 y sin temblor bebía en su dulzura.27 Y los perdí, sin grito de agonía,28 que vengo de una tierra29 en donde el alma eterna no perdía30.

 Verso irregular, métrica irregular. La estrella es un recurso que se repite de manera constante.  En este caso hace una reiteración de la añoranza de la tierra, esto se puede saber por la tipografía ya que las menciones a la tierra están en cursivas  La estrella es una metáfora de la memoria, es una guía.  Hay una añoranza a tiempos pasados, a una gloria que no volverá. Se vale de recursos como el sol (la luz), la naturaleza comparados con los sentimientos de amor y dulzura.

Vanguardia Se manifiesta la necesidad de superar las limitaciones del Modernismo.

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-El término vanguardia se impuso como nombre genérico abarcador de todos los “ismos” de procedencia europea o anglo-norteamericana (futurismo, expresionismo, cubismo, dadaísmo) -Internacionalismo: los artistas de vanguardia se consideraron ciudadanos del mundo -del mundo del arte, se entiende- y preocupados por cuestiones universales más que particulares. -Antitradicionalismo: Desprecian todo lo heredado de periodos anteriores, tanto en lo referente a temas como a formas de expresión. -Expresa la tensión y angustia metafísica del hombre. -Es un arte elitista, hecho sólo para unos cuantos. -Uso de dos herramientas principales: El humor y La metáfora (culto a las imágenes novedosas y audaces). -Afirmación de los motivos de la vida moderna como materia temática: el avión, el tren, la ciudad, el obrero. -Relación de dependencia entre distintas artes: la pintura invade la lírica, la música se traslada al verso, la letra llega a los cuadros. Tuvo mucha importancia el cine, visto a modo de amalgama de distintas artes: pintura, literatura, escultura, música, novela, teatro. También se advirtió la capacidad del cine para generar mitos nuevos que superasen los ya agotados (Charles Chaplin, Buster Keaton, Greta Garbo, etc.). -Su tema principal será la contradicción. Este hecho explica, por ejemplo, que algunos movimientos exalten los valores positivos del mundo moderno (futurismo), mientras que otros se centran en los aspectos negativos (expresionismo o surrealismo). -Libertad absoluta del artista. Libertad llevada hasta el extremo, por ejemplo, de romper con la lógica o con los idiomas conocidos. Negación de los valores semánticos del lenguaje

Vicente Huidobro

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Vicente Huidobro es el nombre artístico Vicente García-Huidobro Fernández, es considerado por la crítica literaria nacional e internacional como el promotor y divulgador del movimiento poético vanguardista en Chile y América Latina, principalmente producto de la propuesta y desarrollo de su teoría estética conocida como Creacionismo. Nació en Santiago el 10 de enero de 1893. Su primera educación formal la recibe de institutrices inglesas y francesas, para ingresar más tarde al Trinity College y, finalmente, al Colegio San Ignacio de la Compañía de Jesús. En 1910 comenzó sus estudios de literatura en el antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, pero no los completó. Su educación literaria se inició en las tertulias que oficiaba su madre María Luisa Fernández Bascuñán, con quien también publicó en 1912 su primera revista, Musa joven, y lo apoyó intelectual y económicamente a lo largo de toda su vida. En medio de la acelerada modernización socio-económica y cultural de la época, Huidobro comienza a escribir sobre las nuevas estéticas artísticas. Su vida literaria transcurrió entre la experiencia urbana del Santiago aristocrático y el París de la revolución vanguardista y experimental de los primeros decenios del siglo XX. En 1914, Huidobro escribe "Non serviam", su primer manifiesto y el inicio del Creacionismo. Este anticipa su poética del Creacionismo al proponer un abandono de la imitación de la naturaleza, propugnar la autonomía de la obra literaria y sostener una actitud crítica contra todo realismo. Después de una breve estadía en Buenos Aires, acompañado por la poeta Teresa Wilms Montt (1893-1921), Huidobro en 1916 partió rumbo a Europa junto con su familia. Este viaje -particularmente la estadía en París- marcó el comienzo de una segunda etapa en su producción, que arranca con El espejo de agua (1916), obra donde comienza a desplegarse su teoría creacionista. En 1917 publicó Horizon carré y, luego de su traslado a Madrid, en 1918 publica Poemas árticos, Hallali y Tour Eiffel. Este período,

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que la crítica denomina "vanguardia heroica", se extiende hasta aproximadamente 1921, años durante los cuales el poeta participó en revistas de vanguardia francesas y españolas, y estableció relaciones personales con importantes figuras de la creación internacional. La publicación de Saisons choisies (1921), trabajo que recoge sus poemas en francés e incluye el famoso retrato del poeta hecho por Picasso. El poema Altazor (1931) es el más reconocido y enmarca la estética creacionista. Durante este período también publicó un volumen de ensayos titulado Manifiestos (1925) y escribe el guion para la película Cagliostro (1923). Por este guión fílmico, Huidobro recibió su único premio en el extranjero, otorgado en Nueva York por la League for Better Motion Pictures. A partir de 1933, ya radicado en Chile, se acercó nuevamente con intensidad a la actividad política, afiliado al Partido Comunista chileno y centrando su preocupación en la causa republicana española y el antifascismo europeo. Este período coincidió con la escritura de su último manifiesto, Total, en 1932, y la obra Monumento al mar, en 1937. 18 Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias Me voy tiernamente como una luz Hacia el camino de las apariencias Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas Cuando los peces deshacen la cortina del mar Y el vacío se hincha por una mirada posible Volveré sobre las aguas del cielo Me gusta viajar como el barco del ojo Que va y viene en cada parpadeo He tocado ya seis veces el umbral Del infinito que encierra el viento Nada en la vida Salvo un grito de antesala Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue En la urna de las flores impacientes Se encuentran las emociones en ritmo definido

Alerta Media noche En el jardín 97


Cada sombra es un arroyo Aquel ruido que se acerca no es un coche Sobre el cielo de París Otto Von Zeppelín Las sirenas cantan Entre las olas negras Y este clarín que llama ahora No es un clarín de la Victoria Cien aeroplanos Vuelan en torno de la luna Apaga Tu Pipa Los obuses estallan como rosas maduras Y las bombas agujerean los días Canciones cortadas Tiemblan entre las ramas El viento cortisona las calles Como Apagar La Estrella Del Estanque.

Aquí estamos Nada está sujeto a los ojos para siempre Nada tiene lazos de leyenda a través del murmullo Sólo tu sombra da el destino y despierta la caverna Tu lumbre que suspira a modo de subir Entregándose entera en su esperanza Como chispa confiada y como signo de su hondura Volvamos al principio sin conclusión alguna En virginal salida de la piel vidente Sin suceso del día ni del año sino largo memorial De la raíz a la más alta punta Con los dedos crecidos por el viento Y el terror de los anuncios obscuros regalados Humildemente regalados como semillas a la madre Así el barco buscado por sus aguas Ha de reconocer los fluidos de su acento Y será reconocido por las puertas hermanas La idea es nacimiento y sepulcro de grandes alas Es vuelo general es huñida de células y huesos En árbol repentino sin recuerdo aparente Es un río asomado a su balcón En el ir y venir de rincones incógnitos Entre cabezas y corazones asustados por su modo de ser 98


Infinito alarido por el tiempo enseñado Con tanta muerte adentro que es cúspide de vida Interminable océano sacrificado a la noche Y noche sacrificada al sol que no la espera

El espejo de agua Mi espejo, corriente por las noches, Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto. Mi espejo, más profundo que el orbe Donde todos los cisnes se ahogaron. Es un estanque verde en la muralla Y en medio duerme tu desnudez anclada. Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos, Mis ensueños se alejan como barcos. De pie en la popa siempre me veréis cantando. Una rosa secreta se hincha en mi pecho Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo

Estrella hija de estrella Había signos en el aire Había presagios en el cielo Tenía que brotar la gracia de repente Con sus pasos de gloria Con todos sus gérmenes sagrados Con su aliento de vida o muerte Venía la belleza de quién sabe donde Venía hacía mis ojos Con su andar de planeta seguro de su tiempo… Es la ley misteriosa que de pronto se encarna Y se hace realidad en un instante. El azar se presenta Con todas sus fuerzas invencibles El azar con sus constelaciones desatadas Que súbito se anudan Para cumplir con un destino en las piedras lentas El aire vibra de los sonidos de la vieja flauta Una dulce amistad ha nacido en el mundo Acaso un gran peligro se yergue de su noche La voz de un hombre dice Estrella Y tiembla como una estrella El viento pasa y el azul amado 99


Deja caer su aroma Para ungir las cabezas señaladas. Ahí viene sobre dos pies alados Envuelta de música de nardos y de bosques La gracia y la belleza Entre los ruidos de las calles Sobre sus pies alados Aparece de pronto entre los hombres y las casas Y todo cae en el vacío Los ruidos, las casas y las calles Como las ropas de una mujer que se desnuda Sólo tú quedas en el mundo Sólo tu cuerpo como una flor inmensa Que llena de universo. ¡Oh tierra cómo te has hecho bella en un instante! Dos miradas se cruzan Y canta un árbol nuevo Dos manos se entrelazan Dos anhelos se encuentran Dos angustias se hablan en secreto ¿Por qué, razón? Solo los signos y el azar lo saben Dos corazones reconocen un impulso ciego Y el camino que se abre al infinito. Un hombre dice estrella Y hay un temblor en los espacios Un hombre dice Mar Y las olas se agrandan satisfechas Un hombre dice Selva Y los árboles comprenden su deber milenario Un hombre dice Viento Y todo se agita hasta la muerte Estrella yo no te pido tu destino Ni exijo mas aroma a la flor de la tarde Yo quiero solo una amistad de anchas orillas Un gran río profundo Que embruje mi país Y haga cantar las aguas dormiladas Que siempre creen olvidar su vida La calle del azar El punto mismo Donde se encuentran los designios Los ojos se adivinan Se entornan suaves Saben que juntos van a mirar las cosas Los labios se presienten 100


Palpitan como flores que empiezan la jornada ¿Son besos? ¿Son palabras? ¿Es un cambio de ideas a través de los años? Por qué llegas tan tarde a mi jardín Por qué no apresuraste la marcha en las tinieblas? ¿Con qué derecho el tiempo Separa la flor del árbol que era suyo? ¿Por qué pone distancias en los años? ¿No sabes que este trozo de tierra te aguardaba Cansado de cantar y de llamarte? Yo te había elegido Como la tierra el árbol de su gracia Como el naufragio al barco más amado Esto es grande y es triste Porque no hay modo de cambiar los signos Mi exaltación acaso te asustaba Ella era real como las tempestades Perdona lo que venga y es que ya ha nacido No es culpa mía si el destino habla Entre el cielo y la tierra Hay algo grande que comienza Tierra y cielo sienten temblar las rocas y las nubes Cielo y tierra son cómplices del sueño Y sus pájaros nacientes sin permiso ¿Serás mi estrella Entre la vida y la muerte sorprendida? Ven hacia mi más mía que mis huesos Ven entre mirtos y mármoles profundos ¡Oh cuerpo del ritmo eterno! ¡Oh la amistad de músicas y cielos infinitos! ¡Oh belleza del mundo! Permíteme acordarme de mí mismo

Fatiga Marcho día y noche como un parque desolado. Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos; miro el cielo y su hierba que aprende a cantar; miro el campo herido a grandes gritos, y el sol en medio del viento. Acaricio mi sombrero lleno de luz especial; paso la mano sobre el lomo del viento; los vientos, que pasan como las semanas; los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre; las luces, que pasan como los meses; cuando la noche se apoya sobre las casas, 101


y el perfume de los claveles gira en torno de su eje. Tomo asiento, como el canto de los pájaros; es la fatiga lejana y la neblina; caigo como el viento sobre la luz. Caigo sobre mi alma. He ahí el pájaro de los milagros; he ahí los tatuajes de mi castillo; he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós. Caigo de mi alma. Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno; caigo del viento sobre la luz; caigo de la paloma sobre el viento.

La vida es sueño Los ojos andan de día en día Las princesas posan de rama en rama Como la sangre de los enanos Que cae igual que todas sobre las hojas Cuando llega su hora de noche en noche. Las hojas muertas quieren hablar Son gemelas de voz dolorida Son la sangre de las princesas Y los ojos de rama en rama Que caen igual que los astros viejos Con las alas rotas como corbatas La sangre cae de rama en rama De ojo en ojo y de voz en voz La sangre cae como corbatas No puede huir saltando como los enanos Cuando las princesas pasan Hacia sus astros doloridos. Como las alas de las hojas Como los ojos de las olas Como las hojas de los ojos Como las olas de las alas. Las horas caen de minuto en minuto Como la sangre Que quiere hablar. Me alejo en silencio Me alejo en silencio como una cinta de seda Paseante de arroyos Todos los días me ahogo 102


En medio de plantaciones de plegarias Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua Y esos cantos forman las islas del mar Soy el paseante El paseante que se parece a las cuatro estaciones El bello pájaro navegante Era como un reloj envuelto en algodón Antes de volar me ha dicho tu nombre El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia

Noche Sobre la nieve se oye resbalar la noche La canción caía de los árboles Y tras la niebla daban voces De una mirada encendí mi cigarro Cada vez que abro los labios Inundo de nubes el vacío En el puerto Los mástiles están llenos de nidos Y el viento gime entre las alas de los pájaros Las Olas Mecen El Navío Muerto Yo en la orilla silbando Miro la estrella que humea entre mis dedos

Sombra La sombra es un pedazo que se aleja Camino de otras playas En mi memoria un ruiseñor se queja Ruiseñor de las batallas Que canta sobre todas las balas

Girondo, Oliverio

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Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1891 en Buenos Aires en el seno de una familia acomodada lo que les permitió enviar al joven Oliverio a estudiar en Europa: en el colegio Epsom de Londres y en la Escuela «Albert le Grand» de Arcueil, cerca de París. Regresó a Buenos Aires y comenzó la carrera de Derecho, aunque en vacaciones siguió volviendo a Europa, lo que le permitió introducirse en los diversos círculos de las nuevas corrientes estéticas y la oportunidad de conocer a uno de los grandes vanguardistas: André Bretón. Empezó en esa época sus colaboraciones con diferentes revistas porteñas: Plus Ultra y la Imagen conocida Caras y caretas. Publicó su primer libro Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (este es traducido al español tiempo después) en una pequeña población francesa en 1922. El año siguiente o dedicó a recorrer España y a gestar el que sería su segundo libro de poemas, Calcomanías, publicado en 1925. De regreso en Buenos Aires fundó, junto a Evar Méndez y algunos otros escritores y artistas, el periódico Martín Fierro donde publicó Jorge Luis Borges el manifiesto ultraísta. En 1943 se casó con Norah Lange, tras una larga relación, en su casa de Suipacha se reunían: Edgar Bayley, Carlos Latorre, J. Llinás, Francisco Madariaga, Enrique Molina, Olga Orozco, Aldo Pellegrini, Mario Trejo o Alberto Vanasco. Aldo Pellegrini presentó en 1953 en el número 2 de la revista Letra y línea los primeros poemas que en 1956 compondrán la edición definitiva de En la masmédula. Sufrió un accidente en 1961 que lo dejó disminuido durante los últimos años de su vida. Murió en Buenos Aires el 24 de enero de 1967.

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Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922) Calcomanías (1925) Espantapájaros (1932) Interlunio (1937) Persuasión de los días (1942) Campo nuestro (1946) 104


 En la masmédula (1953) Aparición urbana ¿Surgió de bajo tierra? ¿Se desprendió del cielo? Estaba entre los ruidos, herido, malherido, inmóvil, en silencio, hincado ante la tarde, ante lo inevitable, las venas adheridas al espanto, al asfalto, con sus crenchas caídas, con sus ojos de santo, todo, todo desnudo, casi azul, de tan blanco. Hablaban de un caballo. Yo creo que era un ángel.

Balaúa De oleaje tú de entrega de redivivas muertes en el la maramor plenamente amada tu néctar piel de pétalo desnuda tus bipanales senos de suave plena luna con su eromiel y zumbos y ritmos y mareas tus tús y más que tús tan eco de eco mío y llamarada suya de la muy sacra cripta mía tuya dame tu Balaúa

Cansancio Cansado. ¡Sí! Cansado de usar un solo brazo, dos labios, veinte dedos, no sé cuántas palabras, 105


no sé cuántos recuerdos, grisáceos, fragmentarios. Cansado, muy cansado de este frío esqueleto, tan púdico, tan casto, que cuando se desnude no sabré si es el mismo que usé mientras vivía. Cansado. ¡Sí! Cansado por carecer de antenas, de un ojo en cada omóplato y de una cola auténtica, alegre, desatada, y no este rabo hipócrita, degenerado, enano. Cansado, sobre todo, de estar siempre conmigo, de hallarme cada día, cuando termina el sueño, allí, donde me encuentre, con las mismas narices y con las mismas piernas; como si no deseara esperar la rompiente con un cutis de playa, ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia, acariciar la tierra con un vientre de oruga, y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

¿Dónde? ¿Me extravié en la fiebre? ¿Detrás de las sonrisas? ¿Entre los alfileres? ¿En la duda? ¿En el rezo? ¿En medio de la herrumbre? ¿Asomado a la angustia, al engaño, a lo verde?… 106


No estaba junto al llanto, junto a lo despiadado, por encima del asco, adherido a la ausencia, mezclado a la ceniza, al horror, al delirio. No estaba con mi sombra, no estaba con mis gestos, más allá de las normas, más allá del misterio, en el fondo del sueño, del eco, del olvido. No estaba. ¡Estoy seguro! No estaba.

Ella Es una intensísima corriente un relámpago ser de lecho una dona mórbida ola un reflujo zumbo de anestesia una rompiente ente florescente una voraz contráctil prensil corola entreabierta y su rocío afrodisíaco y su carnalesencia natal letal alveolo beodo de violo es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes que estrellan y disgregan aunque Dios sea su vientre pero también es la crisálida de una inalada larva de la nada una libélula de médula una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes un chupochupo súcubo molusco que gota a gota agota boca a boca la mucho mucho gozo la muy total sofoco la toda ¡shock! tras ¡shock! la íntegra colapso es un hermoso síncope con foso un ¡cross! de amor pantera al plexo trópico un ¡knock out! técnico dichoso si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno el sedimento aglutinante de un precipitado de labios 107


el obsesivo residuo de una solución insoluble un mecanismo radioanímico un terno bípedo bullente un ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirio y espasmos lírico-dramáticos aunque tal vez sea un espejismo un paradigma un eromito una apariencia de la ausencia una entelequia inexistente las trenzas náyades de Ofelia o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable una despótica materia el paraíso hecho carne una perdiz a la crema.

Llorar a lágrima viva… Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando. Llorar como un cacuy, como un cocodrilo… si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Mi lu mi lubidulia 108


mi golocidalove mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma y descentratelura y venusafrodea y me nirvana el suyo la crucis los desalmes con sus melimeleos sus erpsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos mi lu mi luar mi mito demonoave dea rosa mi pez hada mi luvisita nimia mi lubísnea mi lu más lar más lampo mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio mi lubella lusola mi total lu plevida mi toda lu lumía

Milonga Sobre las mesas, botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso, baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes» El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, contradice el pelo rojo de la alfombra, imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos. Machos que se quiebran en corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros, la jeta hinchada de palabras soeces. Hembras con las ancas nerviosas, un poquito de espuma en las axilas y los ojos demasiado aceitados. De pronto se oye un fracaso de cristales. Las mesas dan un corcovo y pegan cuatro patadas en el aire. Un enorme espejo se derrumba con las columnas y la gente que tenía dentro; mientras en un oleaje de brazos y de espaldas estallan las trompadas, como una rueda de cohetes de bengala. Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.

Poema 12 Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, 109


se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan, se codician, se palpan, se fascinan, se mastican, se gustan, se babean, se confunden, se acoplan, se disgregan, se aletargan, fallecen, se reintegran, se distienden, se enarcan, se menean, se retuercen, se estiran, se caldean, se estrangulan, se aprietan se estremecen, se tantean, se juntan, desfallecen, se repelen, se enervan, se apetecen, se acometen, se enlazan, se entrechocan, se agazapan, se apresan, se dislocan, se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehuyen, se evaden, y se entregan.

¡Todo era amor! ¡Todo era amor… amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor. Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre. Amor de cartón piedra, amor con leche… lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas. Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas… Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso… Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas. Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, 110


que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada. Amor impostergable y amor impuesto. Amor incandescente y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor. Amor y amor… ¡y nada más que amor!

Jorge Luis Borges

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo nació el 24 de agosto de 1899, en la calle Tucumán 840, pero su infancia transcurrió al norte de su casa natal, en la calle Serrano 2135 del barrio de Palermo. Era hijo de Jorge Guillermo Borges, un abogado y profesor de psicología con aspiraciones literarias y de Leonor Acevedo Suárez, uruguaya, traductora. En su casa se hablaba en español e inglés, así que desde su niñez Borges fue bilingüe, y aprendió a leer inglés antes que castellano, a los cuatro años. Estudió primaria en Palermo y tuvo una institutriz inglesa. En 1914 su padre se jubiló por problemas de visión, y la familia se trasladó a Europa. Para refugiarse de la Primera Guerra Mundial se establecieron en Ginebra, donde el joven Borges estudió francés y cursó el bachillerato en el Lycée Jean Clavin. Tras la Primera Guerra Mundial la familia Borges pasó tres años en Lugano, Barcelona, Mallorca, Sevilla y Madrid y participó del movimiento literario ultraísta que luego encabezaría en Argentina. Colaboró en esta época en las revistas Ultra, Grecia, Cervantes, Hélices y Cosmópolis. El 4 de marzo de 1921, la familia embarcó en el puerto de Barcelona en el Reina Victoria Eugenia rumbo a Buenos Aires. En Buenos Aires publicó en la revista Cosmópolis, fundó la revista mural Prisma (de la que sólo se publicaron dos números) y también publicó en Nosotros, dirigida por Alfredo Bianchi. En 1922 visitó a Leopoldo Lugones junto a Eduardo González Lanuza con la excusa de entregarle el segundo número de Prisma. En agosto de 1924 fundó la revista ultraista 111


Proa junto a Ricardo Güiraldes, Alfredo Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz. En 1923 Borges publicó su primer libro de poesía, Fervor de Buenos Aires. Instalado definitivamente en su ciudad natal a partir de 1924 publicó Luna de enfrente e Inquisiciones. Cansado del ultraísmo, intentó fundar un nuevo tipo de regionalismo, teniendo como temática la ciudad de Buenos Aires en una perspectiva metafísica de la realidad. En 1928 su hermana Norah se casó con Guillermo de Torre, que Borges había conocido en Madrid. En 1929 con Cuaderno San Martín ganó el segundo Premio Municipal de Poesía de Buenos Aires. En 1930 se produjo el golpe militar a manos del general Uriburu. En esa misma época Borges conoció al que sería su gran amigo: el escritor Adolfo

Bioy

Casares.

En 1938 consiguió un empleo en la biblioteca municipal Miguel Cané del barrio de Almagro. Ese año Borges sufrió un grave accidente, al golpearse la cabeza con una ventana, lo que lo llevó al borde de la muerte por septicemia, esta experiencia fue la inspiración

para

el

cuento:

“Pierre

Menard,

autor

del

Quijote”.

En 1940 se publicó su Antología de literatura fantástica, escrita en colaboración con Bioy Casares y Silvina Ocampo, quienes ese mismo año contrajeron matrimonio, y Borges fue el testigo de boda. En 1946 Juan Domingo Perón fue elegido presidente, venciendo así a la Unión Democrática. Borges se declaró abiertamente antiperonista. Dictó conferencias en la Universidad de Montevideo, donde apareció su ensayo Aspectos

de

la

literatura

gauchesca.

Tras la derrota de Perón fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, cargo que ocupó durante dieciocho años y fue elegido miembro de la Academia Argentina de Letras. Tras varios accidentes y algunas operaciones, un oftalmólogo le prohibió leer y escribir, aunque en un principio todavía distinguía luces y sombras pero en 1955 se quedó ciego por la enfermedad congénita que había dejado también sin visión a su padre. En 1961 compartió con Samuel Beckett el Premio Internacional de Literatura otorgado por el Congreso Internacional de Editores en Formentor, Mallorca. Este importante galardón le dio el espaldarazo internacional y le ofreció la posibilidad de ser traducido a numerosos idiomas.

112


El 21 de septiembre de 1967 Borges se casó con Elsa Astete Millán, el matrimonio duró tres años. Viajó a Estados Unidos con su mujer como profesor de poesía de la Universidad estadunidense de Harvard, invitado por la Fundación Charles Eliot Norton. En 1968 fue nombrado miembro de la Academia de Artes y Ciencias de los Estados Unidos. Fue nombrado miembro de la The Hispanic Society of America, en Nueva York. En 1971 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Columbia, Nueva York. En abril viajó a Londres, invitado por el Instituto de Arte Contemporáneo que lo incorporó como miembro de su cuerpo docente. La Universidad de Oxford le confirió el título de doctor honoris causa como Doctor en Letras.

Publicó

en

Buenos Aires

el

cuento

largo

titulado

El

Congreso.

En 1975 falleció su madre a los noventa y nueve años. María Kodama se conviertió en secretaria y acompañante de sus viajes. Se casaron finalmente el 26 de abril de 1986. En 1976, bajo la dictadura de Videla publicó La moneda de hierro. El año de 1979 fue un año de homenajes: la Academia Francesa lo distinguió con una medalla de oro. Recibió la Orden al Mérito de la República Federal Alemana y la Cruz Islandesa del Halcón en el grado de Comendador con estrella. Se le hizo un homenaje nacional en el Teatro Cervantes, con motivo de cumplir los ochenta años. En 1983 visitó España por última vez para recibir la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y participó en los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. En París, el presidente Miterrand le hizo entrega de la Legión de Honor. Fueron los últimos años de viajes ya que a finales de enero de 1986 fue internado en el Hospital Cantonal de Ginebra. El 14 de junio murió en Ginebra. Fue enterrado el cementerio de Plainpalais.

 POESÍA Fervor de Buenos Aires (1923) Luna de enfrente (1925) Cuaderno San Martín (1929) Poemas (1923-1943) El hacedor (1960) Para las seis cuerdas (1967) El otro, el mismo (1969) Elogio de la sombra (1969) 113


El oro de los tigres (1972) La rosa profunda (1975) Obra poética (1923-1976) La moneda de hierro (1976) Historia de la noche (1976) La cifra (1981) Los conjurados (1985) CUENTOS El jardín de senderos que se bifurcan (1941) Ficciones (1944) El Aleph (1949) La muerte y la brújula (1951) El informe Brodie (1970) El libro de arena (1975) ENSAYOS Inquisiciones (1925) El tamaño de mi esperanza (1926) El idioma de los argentinos (1928) Evaristo Carriego (1930) Discusión (1932) Historia de la eternidad (1936) Aspectos de la poesía gauchesca (1950) Otras inquisiciones (1952) El congreso (1971) Libro de sueños (1976) Historia universal de la infamia (1935) El libro de los seres imaginarios (1968) Atlas (1985) Alejandría, 641 A.D. Desde el primer Adán que vio la noche Y el día y la figura de su mano, Fabularon los hombres y fijaron En piedra o en metal o en pergamino Cuanto ciñe la tierra o plasma el sueño. Aqui está su labor: la Biblioteca. Dicen que los volúmenes que abarca Dejan atrás la cifra de los astros O de la arena del desierto. El hombre Que quisiera agotarla perdería La razón y los ojos temerarios. Aquí la gran memoria de los siglos 114


Que fueron, las espadas y los héroes, Los lacónicos símbolos del álgebra, El saber que sondea los planetas Que rigen el destino, las virtudes De hierbas y marfiles talismánicos, El verso en que perdura la caricia, La ciencia que descifra el solitario Laberinto de Dios, la teología, La alquimia que en el barro busca el oro Y las figuraciones del idólatra. Declaran los infieles que si ardiera, Ardería la historia. Se equivocan. Las vigilias humanas engendraron Los infinitos libros. Si de todos No quedara uno solo, volverían A engendrar cada hoja y cada línea, Cada trabajo y cada amor de Hércules, Cada lección de cada manuscrito. En el siglo primero de la Hégira, Yo, aquel Omar que sojuzgó a los persas Y que impone el Islam sobre la tierra, Ordeno a mis soldados que destruyan Por el fuego la larga Biblioteca, Que no perecerá. Loados sean Dios que no duerme y Muhammad, Su Apóstol.

Arte poética Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño que sueña no soñar y que la muerte que teme nuestra carne es esa muerte de cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo de los días del hombre y de sus años, convertir el ultraje de los años en una música, un rumor y un símbolo, ver en la muerte el sueño, en el ocaso un triste oro, tal es la poesía que es inmortal y pobre. La poesía vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara 115


nos mira desde el fondo de un espejo; el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Itaca verde y humilde. El arte es esa Itaca de verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro, como el río interminable.

Cristo en la cruz Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La negra barba pende sobre el pecho. El rostro no es el rostro de las láminas. Es áspero y judío. No lo veo y seguiré buscándolo hasta el día último de mis pasos por la tierra. El hombre quebrantado sufre y calla. La corona de espinas lo lastima. No lo alcanza la befa de la plebe que ha visto su agonía tantas veces. La suya o la de otro. Da lo mismo. Cristo en la cruz. Desordenadamente piensa en el reino que tal vez lo espera, piensa en una mujer que no fue suya. No le está dado ver la teología, la indescifrable Trinidad, los gnósticos, las catedrales, la navaja de Occam, la púrpura, la mitra, la liturgia, la conversión de Guthrum por la espada, la Inquisición, la sangre de los mártires, las atroces Cruzadas, Juana de Arco, el Vaticano que bendice ejércitos. Sabe que no es un dios y que es un hombre que muere con el día. No le importa. Le importa el duro hierro de los clavos. No es un romano. No es un griego. Gime. Nos ha dejado espléndidas metáforas y una doctrina del perdón que puede anular el pasado. (Esa sentencia la escribió un irlandés en una cárcel.) El alma busca el fin, apresurada. 116


Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto. Anda una mosca por la carne quieta. ¿De qué puede servirme que aquel hombre haya sufrido, si yo sufro ahora?

Despertar Entra la luz y asciendo torpemente de los sueños al sueño compartido y las cosas recobran su debido y esperado lugar y en el presente converge abrumador y vasto el vago ayer: las seculares migraciones del pájaro y del hombre, las legiones que el hierro destrozó, Roma y Cartago. Vuelve también la cotidiana historia: mi voz, mi rostro, mi temor, mi suerte. ¡Ah, si aquel otro despertar, la muerte, me deparara un tiempo sin memoria de mi nombre y de todo lo que he sido! ¡Ah, si en esa mañana hubiera olvido!

El sueño Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna? ¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que solo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?

Elegía de la patria De hierro, no de oro, fue la aurora. 117


La forjaron un puerto y un desierto, unos cuantos señores y el abierto ámbito elemental de ayer y ahora. Vino después la guerra con el godo. Siempre el valor y siempre la victoria. El Brasil y el tirano. Aquella historia desenfrenada. El todo por el todo. Cifras rojas de los aniversarios, pompas del mármol, arduos monumentos, pompas de la palabra, parlamentos, centenarios y sesquicentenarios, son la ceniza apenas, la soflama de los vestigios de esa antigua llama.

España Más allá de los símbolos, más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios, más allá de la aberración del gramático que ve en la historia del hidalgo que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue, no una amistad y una alegría sino un herbario de arcaísmos y un refranero, estás, España silenciosa, en nosotros. España del bisonte, que moriría por el hierro o el rifle, en las praderas del ocaso, en Montana, España donde Ulises descendió a la Casa de Hades, España del íbero, del celta, del cartaginés y de Roma, España de los duros visigodos, de estirpe escandinava, que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas, pastor de pueblos, España del Islam, de la cábala y de la Noche Oscura del Alma, España de los inquisidores, que padecieron el destino de ser verdugos y hubieran podido ser mártires, España de la larga aventura que descifró los mares y redujo crueles imperios y que prosigue aquí, en Buenos Aires, en este atardecer del mes de julio de 1964, España de la otra guitarra, la desgarrada, no la humilde, la nuestra, España de los patios, España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios, España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad, 118


España del inútil coraje, podemos profesar otros amores, podemos olvidarte como olvidamos nuestro propio pasado, porque inseparablemente estás en nosotros, en los íntimos hábitos de la sangre, en los Acevedo y los Suárez de mi linaje, España, madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones, incesante y fatal.

La luna A María Kodama Hay tanta soledad en ese oro. La luna de las noches no es la luna que vio el primer Adán. Los largos siglos de la vigilia humana la han colmado de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

Las cosas El bastón, las monedas, el llavero, la dócil cerradura, las tardías notas que no leerán los pocos días que me quedan, los naipes y el tablero, un libro y en sus páginas la ajada violeta, monumento de una tarde sin duda inolvidable y ya olvidada, el rojo espejo occidental en que arde una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas, láminas, umbrales, atlas, copas, clavos, nos sirven como tácitos esclavos, ciegas y extrañamente sigilosas! Durarán más allá de nuestro olvido; no sabrán nunca que nos hemos ido.

Quince monedas A Alicia Jurado Un poeta oriental 119


Durante cien otoños he mirado tu tenue disco. Durante cien otoños he mirado tu arco sobre las islas. Durante cien otoños mis labios no han sido menos silenciosos. El desierto El espacio sin tiempo. La luna es del color de la arena. Ahora, precisamente ahora, mueren los hombres del Metauro y de Tannenberg. Llueve ¿En qué ayer, en qué patios de Cartago, cae también la lluvia? Asterión El año me tributa mi pasto de hombres y en la cisterna hay agua. En mí se anudan los caminos de piedra. ¿De qué puedo quejarme? En los atardeceres me pesa un poco la cabeza de toro. Un poeta menor La meta es el olvido. Yo he llegado antes. Génesis, IV, 8 Fue en el primer desierto. Dos brazos arrojaron una gran piedra. No hubo un grito. Hubo sangre. Hubo por vez primera la muerte. Ya no recuerdo si fui Abel o Caín. Nortumbria, 900 A.D. Que antes del alba lo despojen los lobos; la espada es el camino más corto. Miguel de Cervantes Crueles estrellas y propicias estrellas presidieron la noche de mi génesis; debo a las últimas la cárcel en que soñé el Quijote. El Oeste El callejón final con su poniente. Inauguración de la pampa. 120


Inauguración de la muerte. Estancia El Retiro El tiempo juega un ajedrez sin piezas en el patio. El crujido de una rama rasga la noche. Fuera la llanura leguas de polvo y sueño desparrama. Sombras los dos, copiamos lo que dictan otras sombras: Heráclito y Gautama. El prisionero Una lima. La primera de las pesadas puertas de hierro. Algún día seré libre. Macbeth Nuestros actos prosiguen su camino, que no conoce término. Maté a mi rey para que Shakespeare urdiera su tragedia. Eternidades La serpiente que ciñe el mar y es el mar, el repetido remo de Jasón, la joven espada de Sigurd. Sólo perduran en el tiempo las cosas que no fueron del tiempo. E. A. P. Los sueños que he soñado. El pozo y el péndulo. El hombre de las multitudes. Ligeia… Pero también este otro. El espía En la pública luz de las batallas otros dan su vida a la patria y los recuerda el mármol. Yo he errado oscuro por ciudades que odio. Le di otras cosas. Abjuré de mi honor, traicioné a quienes me creyeron su amigo, compré conciencias, abominé del nombre de la patria, me resigné a la infamia.

Pablo Neruda

121


Neftalí Ricardo Reyes Basoalto (quien escribiría posteriormente con el seudónimo de Pablo Neruda) nació en Parral el año 1904, hijo de don José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario y doña Rosa Basoalto Opazo, maestra de escuela, fallecida poco años después del nacimiento del poeta. En 1906 la familia se traslada a Temuco donde su padre se casa con Trinidad Candia Marverde, a quién el poeta menciona en diversos textos como Confieso que he vivido y Memorial de Isla Negra con el nombre de Mamadre. Realiza sus estudios en el Liceo de Hombres de esta ciudad, donde también publica sus primeros poemas en el periódico regional La Mañana. En 1919 obtiene el tercer premio en los Juegos Florales de Maule con su poema “Nocturno ideal”. En 1921 se radica en Santiago y estudia pedagogía en francés en la Universidad de Chile, donde obtiene el primer premio de la fiesta de la primavera con el poema “La canción de fiesta”, publicado posteriormente en la revista Juventud. En 1923, publica Crepusculario, que es reconocido por escritores como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro Prado. Al año siguiente aparece en Editorial Nascimento sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Posteriormente se manifiesta un propósito de renovación formal de intención vanguardista en tres breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza; Anillos (en colaboración con Tomás Lagos) y Tentativa del hombre infinito. En 1927 comienza su larga carrera diplomática cuando es nombrado cónsul en Rangún, Birmania. En sus múltiples viajes conoce en Buenos Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti.En 1936 al estallar la guerra civil española, muere García Lorca, Neruda es destituido de su cargo consular, y escribe España en el corazón.

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En 1945 obtiene el premio Nacional de Literatura. En 1950 publica Canto General, texto en que su poesía adopta una intención social, ética y política. En 1952 publica Los versos del capitán y en 1954 Las uvas y el viento y Odas elementales. En 1958 aparece Estravagario con un nuevo cambio en su poesía. En 1965 se le otorga el título de doctor honoris causa en la Universidad de Oxford, Gran Bretaña. En octubre de 1971 recibe el Premio Nobel de Literatura. Muere en Santiago el 23 de septiembre de 1973. Póstumamente se publicaron sus memorias en 1974, con el título Confieso que he vivido.

Los versos del Capitán: Ausencia Apenas te he dejado, vas en mí, cristalina o temblorosa, o inquieta, herida por mí mismo o colmada de amor, como cuando tus ojos se cierran sobre el don de la vida que sin cesar te entrego. Amor mío, nos hemos encontrado sedientos y nos hemos bebido toda el agua y la sangre, nos encontramos con hambre y nos mordimos como el fuego muerde, dejándonos heridas. Pero espérame, guárdame tu dulzura. Yo te daré también una rosa.

Los versos del Capitán: Bella Bella, como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma, así es la sonrisa en tu rostro, bella. Bella, de finas manos y delgados pies

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como un caballito de plata, andando, flor del mundo, así te veo, bella. Bella, con un nido de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa, bella. Bella, no te caben los ojos en la cara, no te caben los ojos en la tierra. Hay países, hay ríos, en tus ojos, mi patria está en tus ojos, yo camino por ellos, ellos dan luz al mundo por donde yo camino, bella. Bella, tus senos son como dos panes hechos de tierra cereal y luna de oro, bella. Bella, tu cintura la hizo mi brazo como un río cuando pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella. Bella, no hay nada como tus caderas, tal vez la tierra tiene en algún sitio oculto la curva y el aroma de tu cuerpo, tal vez en algún sitio, bella. Bella, mi bella, tu voz, tu piel, tus uñas, bella, mi bella, tu ser, tu luz, tu sombra, bella, todo eso es mío, bella, todo eso es mío, mía, cuando andas o reposas, cuando cantas o duermes, cuando sufres o sueñas, siempre, 124


cuando estás cerca o lejos, siempre, eres mía, mi bella, siempre.

Los versos del Capitán: El amor Qué tienes, qué tenemos, qué nos pasa? Ay nuestro amor es una cuerda dura que nos amarra hiriéndonos y si queremos salir de nuestra herida, separarnos, nos hace un nuevo nudo y nos condena a desangrarnos y quemarnos juntos. Qué tienes? Yo te miro y no hallo nada en ti sino dos ojos como todos los ojos, una boca perdida entre mil bocas que besé, más hermosas, un cuerpo igual a los que resbalaron bajo mi cuerpo sin dejar memoria. Y qué vacía por el mundo ibas como una jarra de color de trigo sin aire, sin sonido, sin substancia! Yo busqué en vano en ti profundidad para mis brazos que excavan, sin cesar, bajo la tierra: bajo tu piel, bajo tus ojos nada, bajo tu doble pecho levantado apenas una corriente de orden cristalino que no sabe por qué corre cantando. Por qué, por qué, por qué, amor mío, por qué?

Los versos del Capitán: El daño Te he hecho daño, alma mía, he desgarrado tu alma. Entiéndeme. Todos saben quién soy, pero ese Soy es además un hombre para ti.

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En ti vacilo, caigo y me levanto ardiendo. Tú entre todos los seres tienes derecho a verme débil. Y tu pequeña mano de pan y de guitarra debe tocar mi pecho cuando sale al combate. Por eso busco en ti la firme piedra. Ásperas manos en tu sangre clavo buscando tu firmeza y la profundidad que necesito, y si no encuentro sino tu risa de metal, si no hallo nada en qué sostener mis duros pasos, adorada, recibe mi tristeza y mi cólera, mis manos enemigas destruyéndote un poco para que te levantes de la arcilla, hecha de nuevo para mis combates.

Los versos del Capitán: El olvido Todo el amor en una copa ancha como la tierra, todo el amor con estrellas y espinas te di, pero anduviste con pies pequeños, con tacones sucios sobre el fuego, apagándolo. Ay gran amor, pequeña amada! No me detuve en la lucha. No dejé de marchar hacia la vida, hacia la paz, hacia el pan para todos, pero te alcé en mis brazos y te clavé a mis besos y te miré como jamás volverán a mirarte ojos humanos. Ay gran amor, pequeña amada! Entonces no mediste mi estatura, y al hombre que para ti apartó la sangre, el trigo, el agua confundiste con el pequeño insecto que te cayó en la falda. Ay gran amor, pequeña amada! No esperes que te mire en la distancia 126


hacia atrás, permanece con lo que te dejé, pasea con mi fotografía traicionada, yo seguiré marchando, abriendo anchos caminos contra la sombra, haciendo suave la tierra, repartiendo la estrella para los que vienen. Quédate en el camino. Ha llegado la noche para ti. Tal vez de madrugada nos veremos de nuevo. Ay gran amor, pequeña amada!

Los versos del Capitán: El sueño Andando en las arenas yo decidí dejarte. Pisaba un barro oscuro que temblaba, y hundiéndome y saliendo decidí que salieras de mí, que me pesabas como piedra cortante, y elaboré tu pérdida paso a paso: cortarte las raíces, soltarte sola al viento. Ay, en ese minuto, corazón mío, un sueño con sus alas terribles te cubría. Te sentías tragada por el barro, y me llamabas y yo no acudía, te ibas, inmóvil, sin defenderte hasta ahogarte en la boca de arena. Después mi decisión se encontró con tu sueño, y desde la ruptura que nos quebraba el alma, surgimos limpios otra vez, desnudos, amándonos sin sueño, sin arena, completos y radiantes, sellados por el fuego.

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Los versos del Capitán- En ti la tierra Pequeña rosa, rosa pequeña, a veces, diminuta y desnuda, parece que en una mano mía cabes, que así voy a cerrarte y llevarte a mi boca, pero de pronto mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios, has crecido, suben tus hombros como dos colinas, tus pechos se pasean por mi pecho, mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada línea de luna nueva que tiene tu cintura: en el amor como agua de mar te has desatado: mido apenas los ojos más extensos del cielo y me inclino a tu boca para besar la tierra.

Los versos del Capitán: La bandera Levántate conmigo. Nadie quisiera como yo quedarse sobre la almohada en que tus párpados quieren cerrar el mundo para mí. Allí también quisiera dejar dormir mi sangre rodeando tu dulzura. Pero levántate, tú, levántate, pero conmigo levántate y salgamos reunidos a luchar cuerpo a cuerpo contra las telarañas del malvado, contra el sistema que reparte el hambre, contra la organización de la miseria. Vamos, y tú, mi estrella, junto a mí, recién nacida de mi propia arcilla, ya habrás hallado el manantial que ocultas y en medio del fuego estarás junto a mí, con tus ojos bravíos, alzando mi bandera. 128


Los versos del Capitán: Las muchachas Muchachas que buscabais el gran amor, el gran amor terrible, qué ha pasado, muchachas? Tal vez el tiempo, el tiempo! Porque ahora, aquí está, ved cómo pasa arrastrando las piedras celestes, destrozando las flores y las hojas, con un ruido de espumas azotadas contra todas las piedras de tu mundo, con un olor de esperma y de jazmines, junto a la luna sangrienta! Y ahora tocas el agua con tus pies pequeños, con tu pequeño corazón y no sabes qué hacer! Son mejores ciertos viajes nocturnos, ciertos departamentos, ciertos divertidísimos paseos, ciertos bailes sin mayor consecuencia que continuar el viaje! Muérete de miedo o de frío, o de duda, que yo con mis grandes pasos la encontraré, dentro de ti o lejos de ti, y ella me encontrará, la que no temblará frente al amor, la que estará fundida conmigo en la vida o la muerte!

Los versos del Capitán: Pequeña América Cuando miro la forma de América en el mapa, amor, a ti te veo: las alturas del cobre en tu cabeza, tus pechos, trigo y nieve, tu cintura delgada, 129


veloces ríos que palpitan, dulces colinas y praderas y en el frío del sur tus pies terminan su geografía de oro duplicado. Amor, cuando te toco no sólo han recorrido mis manos tu delicia, sino ramas y tierras, frutas y agua, la primavera que amo, la luna del desierto, el pecho de la paloma salvaje, la suavidad de las piedras gastadas por las aguas del mar o de los ríos y la espesura roja del matorral en donde la sed y el hambre acechan. Y así mi patria extensa me recibe, pequeña América, en tu cuerpo. Aún más, cuando te veo recostada veo en tu piel, en tu color de avena, la nacionalidad de mi cariño. Porque desde tus hombros el cortador de caña de Cuba abrasadora me mira, lleno de sudor oscuro, y desde tu garganta pescadores que tiemblan en las húmedas casas de la orilla me cantan su secreto. Y así a lo largo de tu cuerpo, pequeña América adorada las tierras y los pueblos interrumpen mis besos y tu belleza entonces no sólo enciende el fuego que arde sin consumirse entre nosotros, sino que con tu amor me está llamando y a través de tu vida me está dando la vida que me falta y al sabor de tu amor se agrega el barro, el beso de la tierra que me aguarda.

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César Vallejo

Nació el 16 de marzo de 1892 en la ciudad andina de Santiago de Chuco del norte del Perú. De familia mestiza, fue el menor de once hermanos y creció en medio de una gran devoción cristiana, su familia deseaba que se convirtiera en cura. Completó secundaria en la ciudad de Huamachuco en 1908 y obtuvo su bachillerato de letras en la universidad de Trujillo en 1916 escribiendo dos años más tarde su primer libro de Poesía llamado Los Heraldos Negros. En 1920 regresa a su pueblo natal, donde es encarcelado; esta experiencia tendrá una crítica y permanente influencia en su vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente libro, Trilce (1922). Un año después parte para París, donde permanecerá (con algunos viajes a la Unión Soviética, España y otros países europeos) hasta el fin de sus días. Estos años estuvieron marcados por una gran pobreza y un intenso sufrimiento físico y moral. Conoció a poetas como Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris, con los que participó en actividades de sesgo vanguardista, pero pronto abjura de su propio Trilce y hacia 1927 aparece firmemente comprometido con el marxismo y su activismo intelectual y político. Trabajó para periódicos y revistas, escribió piezas teatrales, relatos y ensayos de intención propagandística, como Rusia en 1931. Se unió al Partido Comunista de España (1931), sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema más político: España, aparta de mí este cáliz, que aparece en 1939 impreso por soldados del ejército republicano. Toda la obra poética escrita en París, y que publicó en diversas revistas, se recopiló con el título Poemas humanos (1939).César Vallejo falleció en París el 15 de abril de 1938.

Poesía

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Los heraldos negros Trilce Poemas humanos España, aparta de mí este cáliz Narrativa Escalas melografiadas Fabla salvaje Hacia el reino de los Sciris El Tungsteno Paco Yunque El niño del carrizo Viaje alrededor del porvenir Los dos soras El vencedor Absoluta Color de ropa antigua. Un julio a sombra, y un agosto recién segado. Y una mano de agua que injertó en el pino resinoso de un tedio malas frutas. Ahora que has anclado, oscura ropa, tornas rociada de un suntuoso olor a tiempo, a abreviación… Y he cantado el proclive festín que se volcó. Mas ¿no puedes, Señor, contra la muerte, contra el límite, contra lo que acaba? ¡Ay, la llaga en color de ropa antigua, cómo se entreabre y huele a miel quemada! ¡Oh unidad excelsa! ¡Oh lo que es uno por todos! ¡Amor contra el espacio y contra el tiempo! Un latido único de corazón; un solo ritmo: ¡Dios! Y al encogerse de hombros los linderos en un bronco desdén irreductible, hay un riego de sierpes en la doncella plenitud del 1. ¡Una arruga, una sombra!

Ágape Hoy no ha venido nadie a preguntar; ni me han pedido en esta tarde nada.

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No he visto ni una flor de cementerio en tan alegre procesión de luces. Perdóname, Señor: qué poco he muerto! En esta tarde todos, todos pasan sin preguntarme ni pedirme nada. Y no sé qué se olvidan y se queda mal en mis manos, como cosa ajena. He salido a la puerta, y me da ganas de gritar a todos: Si echan de menos algo, aquí se queda! Porque en todas las tardes de esta vida, yo no sé con qué puertas dan a un rostro, y algo ajeno se toma el alma mía. Hoy no ha venido nadie; y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

Comunión Linda Regia! Tus venas son fermentos de mi no ser antiguo y del champaña negro de mi vivir! Tu cabello es la ignota raicilla del árbol de mi vid. Tu cabello es la hilacha de una mitra de ensueño que perdí! Tu cuerpo es la espumante escaramuza de un rosado jordán; y ondea, como un látigo beatifico que humillara a la víbora del mal! Tus brazos dan la sed de lo infinito, con sus castas hespérides de luz, cual dos blancos caminos redentores, dos arranques murientes de una cruz. Y están plasmados en la sangre invicta de mi imposible azul! Tus pies son dos heráldicas alondras que eternamente llegan de mi ayer! Linda Regia! Tus pies son las dos lágrimas que al bajar del Espíritu ahogué, un Domingo de Ramos que entré al Mundo, ya lejos para siempre de Belén!

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Deshojación sagrada Luna! Corona de una testa inmensa, que te vas deshojando en sombras gualdas! Roja corona de un Jesús que piensa trágicamente dulce de esmeraldas! Luna! Alocado corazón celeste ¿por qué bogas así, dentro de copa llena de vino azul, hacia el oeste, cual derrotada y dolorida popa? Luna! Y a fuerza de volar en vano, te holocaustas en ópalos dispersos: tú eres talvez mi corazón gitano que vaga en el azul llorando versos!…

La copa negra La noche es una copa de mal. Un silbo agudo del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler. Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste, la onda aún es negra y me hace aún arder? La Tierra tiene bordes de féretro en la sombra. Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver. Mi carne nada, nada en la copa de sombra que me hace aún doler; mi carne nada en ella, como en un pantanoso corazón de mujer. Ascua astral… He sentido secos roces de arcilla sobre mi loto diáfano caer. ¡Ah, mujer! Por ti existe la carne hecha de instinto. ¡Ah mujer! Por eso ¡oh, negro cáliz! aun cuando ya te fuiste, me ahogo con el polvo; ¡y piafan en mis carnes más ganas de beber!

Los heraldos negros Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras 134


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Los pasos lejanos Mi padre duerme. Su semblante augusto figura un apacible corazón; está ahora tan dulce… si hay algo en él de amargo, seré yo. Hay soledad en el hogar; se reza; y no hay noticias de los hijos hoy. Mi padre se despierta, ausculta la huida a Egipto, el restañante adiós. Está ahora tan cerca; si hay algo en él de lejos, seré yo. Y mi madre pasea allá en los huertos, saboreando un sabor ya sin sabor. Está ahora tan suave, tan ala, tan salida, tan amor. Hay soledad en el hogar sin bulla, sin noticias, sin verde, sin niñez. Y si hay algo quebrado en esta tarde, y que baja y que cruje, son dos viejos caminos blancos, curvos. Por ellos va mi corazón a pie.

Romería Pasamos juntos. El sueño lame nuestros pies qué dulce; y todo se desplaza en pálidas renunciaciones sin dulce. Pasamos juntos. Las muertas 135


almas, las que, cual nosotros, cruzaron por el amor, con enfermos pasos ópalos, salen en sus lutos rígidos y se ondulan en nosotros. Amada, vamos al borde frágil de un montón de tierra. Va en aceite ungida el ala, y en pureza. Pero un golpe, al caer yo no sé dónde, afila de cada lágrima un diente hostil. Y un soldado, un gran soldado, heridas por charreteras, se anima en la tarde heroica, y a sus pies muestra entre risas, como una gualdrapa horrenda, el cerebro de la Vida. Pasamos juntos, muy juntos, invicta Luz, paso enfermo; pasamos juntos las lilas mostazas de un cementerio.

Tiempo, tiempo Mediodía estancado entre relentes. Bomba aburrida del cuartel achica tiempo tiempo tiempo tiempo. Era Era. Gallos cancionan escarbando en vano. Boca del claro día que conjuga era era era era. Mañana Mañana. El reposo caliente aun de ser. Piensa el presente guárdame para mañana mañana mañana mañana. Nombre Nombre. ¿Qué se llama cuanto heriza nos? Se llama Lomismo que padece nombre nombre nombre nombre.

Y si después de tantas palabras 136


¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra! ¡Si después de las alas de los pájaros, no sobrevive el pájaro parado! ¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo y acabemos! ¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! ¡Levantarse del cielo hacia la tierra por sus propios desastres y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla! ¡Más valdría, francamente, que se lo coman todo y qué más da…! ¡Y si después de tanta historia, sucumbimos, no ya de eternidad, sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar! ¡Y si luego encontramos, de buenas a primeras, que vivimos, a juzgar por la altura de los astros, por el peine y las manchas del pañuelo! ¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo, desde luego! Se dirá que tenemos en uno de los ojos mucha pena y también en el otro, mucha pena y en los dos, cuando miran, mucha pena… Entonces… ¡Claro!… Entonces… ¡ni palabra!

Análisis de la poesía de vanguardia (poema de Oliverio Girondo) APUNTE CALLEJERO En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En un quino piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana. Pienso en donde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tan llenos que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda...Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía    

El poema parece estar en forma de narración Le da vida a objetos inanimados Alusión a la velocidad con el automóvil La naturaleza se queda en segundo plano, el árbol se destiñe

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Alabanza a la ciudad Lo animado como la familia pasa a ser inanimado, con el color gris Descripción de la ciudad La ciudad iluminada por la luz artificial La temática del poema puede referirse a la vida acelerada de las ciudades El ser humano pasa a segundo plano, de tras de toda la ciudad El sujeto lírico se siente apabullado por toda la ciudad

Poesía de la negritud La poesía de la negritud no sólo se basa en una cuestión racial o en un momento histórico. Podríamos decir que recupera los sonidos y tradiciones de la herencia africana en América y con ello denuncia la marginación que sufre este grupo, por ejemplo, su poca aparición en la literatura latinoamericana, así como en lo político y lo social. Esta poesía se basa en el ritmo tanto fonética como visualmente. La concepción de negritud se define en la literatura latinoamericana a partir del mestizaje y las aportaciones africanas a la cultura del continente, siendo el negro parte de una ideología que desemboca en la literatura y en las diferentes manifestaciones artística. Además, el desarrollo del concepto de negritud refleja la invisibilización que se le ha dado al negro en la historia e incluso la deshumanización del mismo durante varias épocas de la historia mundial.

Nicolás Guillen

Poeta cubano al que se le considera un genuino representante de la poesía negra de su país. Trabajó como tipógrafo antes de dedicarse al periodismo y darse a conocer como escritor. Desde su juventud participó intensamente en la vida cultural y política cubana, lo que le costó el exilio en varias ocasiones. Ingresó en el Partido Comunista en 1937, y

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tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959 desempeñó cargos y misiones diplomáticas de relieve. Inició su producción literaria en el ámbito del posmodernismo y la afianzó en el de las experiencias vanguardistas de los años veinte, en cuyo contexto se convirtió pronto en el representante más destacado de la poesía negra o afroantillana. Sin renunciar a otras posibilidades, en Motivos de son (1930), Sóngoro cosongo. Poemas mulatos (1931), West Indies Ltd. (1934) y poemas dispersos en libros posteriores, usó todos los recursos característicos de esa poesía con la voluntad de lograr una expresión auténtica para una cultura mulata, la propia de un país mulato como él mismo, y manifestó una preocupación social que se fue acentuando con el paso de los años. Desde West Indies Ltd., evolucionó rápidamente hacia esas preocupaciones políticas y sociales: en Cantos para soldados y sones para turistas (1937), El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular (1958), mostró su compromiso con la patria cubana y americana, con sus hermanos de raza y con todos los desheredados del mundo, mientras en España. Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937) acusó el impacto de la Guerra Civil española y el asesinato de Federico García Lorca. Crítico con la injusticia y el imperialismo, eso no le impidió verse afectado por las inquietudes neorrománticas y metafísicas que también dominaron la literatura de esa época, pues el amor y la muerte son también temas fundamentales en su poesía. Con Tengo (1964) manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria, y Poemas de amor (1964), El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario que a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel. Poemas para niños y mayores de edad (1977) demostrarían su capacidad para conjugar preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión siempre renovadas. En Prosa de prisa (1975-1976) se han recogido sus trabajos periodísticos.  Negro Bembón  Poemas de transición (1927)  Cerebro y corazón (1928)  Motivos de son (1930)  Sóngoro cosongo (1931)

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 Poemas mulatos (1931)  West Indies, Ltd. (1934)  Portugal (1937)  España: Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937)  Cantos para soldados y sones para turistas (1937)  El son entero (1947)  Elegías (1948)  El soldado Miguel Paz y el sargento José Inés  Las coplas de Juan Descalzo (1951)  La paloma de vuelo popular (1958)  ¿Puedes? (1960)  Tengo (1964)  Poemas de amor (1964)  Antología mayor (1964)  En algún sitio de la primavera (1966)  El gran zoológico (1967)  Cuatro canciones para el Che (1969)  La rueda dentada (1972)  El diario que a diario (1972)  Por el mar de las Antillas anda un barco de papel. Poemas para niños y mayores de edad (1977-1978)  Nueva antología mayor (1979)  Sol de domingo  Hay que tener voluntad  Balada de los dos abuelos  El Principito Boliviano 140


 La Muralla

Adivinanzas En los dientes, la mañana, y la noche en el pellejo. ¿Quién será, quién no será? –El negro. Con ser hembra y no ser bella, harás lo que ella te mande. ¿Quién será, quién no será? –El hambre. Esclava de los esclavos, y con los dueños tirana. ¿Quién será, quién no será? –La caña. Escándalo de una mano que nunca ignora la otra. ¿Quién será, quién no será? –La limosna. Un hombre que está llorando con la risa que aprendió. ¿Quién será, quién no será? –Yo.

Canción ¡De qué callada manera se me adentra usted sonriendo, como si fuera la primavera! (Yo, muriendo.) Y de qué modo sutil me derramó en la camisa todas las flores de abril. ¿Quién le dijo que yo era risa siempre, nunca llanto, como si fuera la primavera? (No soy tanto.) En cambio, ¡qué espiritual que usted me brinde una rosa 141


de su rosal principal! ¡De qué callada manera se me adentra usted sonriendo, como si fuera la primavera! (Yo, muriendo.)

Canto negro ¡Yambambó, yambambé! Repica el congo solongo, repica el negro bien negro; congo solongo del Songo baila yambó sobre un pie. Mamatomba, serembe cuserembá. El negro canta y se ajuma, el negro se ajuma y canta, el negro canta y se va. Acuememe serembó, aé yambó, aé. Tamba, tamba, tamba, tamba, tamba del negro que tumba; tumba del negro, caramba, caramba, que el negro tumba: ¡yamba, yambó, yambambé! La canción del bongó Esta es la canción del bongó: Aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo. Unos dicen: Ahora mismo, otros dicen: Allá voy. Pero mi repique bronco, pero mi profunda voz, convoca al negro y al blanco, que bailan el mismo son, cueripardos y almiprietos más de sangre que de sol, pues quien por fuera no es de noche, por dentro ya oscureció. 142


Aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo. En esta tierra, mulata de africano y español (Santa Bárbara de un lado, del otro lado, Changó), siempre falta algún abuelo, cuando no sobra algún Don y hay títulos de Castilla con parientes en Bondó: Vale más callarse, amigos, y no menear la cuestión, porque venimos de lejos, y andamos de dos en dos. Aquí el que más fino sea, responde si llamo yo. Habrá quién llegue a insultarme, pero no de corazón; habrá quién me escupa en público, cuando a solas me besó... A ése, le digo: Compadre, ya me pedirás perdón, ya comerás de mi ajiaco, ya me darás la razón, ya me golpearás el cuero, ya bailarás a mi voz, ya pasearemos del brazo, ya estarás donde yo estoy: ya vendrás de abajo arriba, ¡que aquí el más alto soy yo!

La muralla Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos: Los negros, su manos negras, los blancos, sus blancas manos. Ay, una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, bien, allá sobre el horizonte. –¡Tun, tun! –¿Quién es? 143


–Una rosa y un clavel... –¡Abre la muralla! –¡Tun, tun! –¿Quién es? –El sable del coronel... –¡Cierra la muralla! –¡Tun, tun! –¿Quién es? –La paloma y el laurel... –¡Abre la muralla! –¡Tun, tun! –¿Quién es? –El alacrán y el ciempiés... –¡Cierra la muralla! Al corazón del amigo, abre la muralla; al veneno y al puñal, cierra la muralla; al mirto y la yerbabuena, abre la muralla; al diente de la serpiente, cierra la muralla; al ruiseñor en la flor, abre la muralla... Alcemos una muralla juntando todas las manos; los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, bien, allá sobre el horizonte...

Mulata Ya yo me enteré, mulata, mulata, ya sé que dise que yo tengo la narise como nudo de cobbata. Y fíjate bien que tú no ere tan adelantá, poqque tu boca é bien grande, y tu pasa, colorá. Tanto tren con tu cueppo, 144


tanto tren; tanto tren con tu boca, tanto tren; tanto tren con tu sojo, tanto tren. Si tú supiera, mulata, la veddá; ¡que yo con mi negra tengo, y no te quiero pa na!

Tengo Cuando me veo y toco, yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener. Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero como se dice en español. Tengo, vamos a ver, que siendo un negro 145


nadie me puede detener a la puerta de un dancing o de un bar. O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay pieza, una mínima pieza y no una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar. Tengo, vamos a ver, que no hay guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real. Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailáif, no tenis y no yacht, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar. Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reír. Tengo que ya tengo donde trabajar y ganar lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener.

Un poema de amor No sé. Lo ignoro. Desconozco todo el tiempo que anduve sin encontrarla nuevamente. ¿Tal vez un siglo? Acaso. Acaso un poco menos: noventa y nueve años. ¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma, un tiempo enorme, enorme, enorme. Al fin, como una rosa súbita, repentina campánula temblando, la noticia. Saber de pronto que iba a verla otra vez, que la tendría 146


cerca, tangible, real, como en los sueños. ¡Qué explosión contenida! ¡Qué trueno sordo rodándome en las venas, estallando allá arriba bajo mi sangre, en una nocturna tempestad! ¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manera de saludarnos, de manera que nadie comprendiera que ésa es nuestra propia manera? Un roce apenas, un contacto eléctrico, un apretón conspirativo, una mirada, un palpitar del corazón gritando, aullando con silenciosa voz. Después (ya lo sabéis desde los quince años) ese aletear de las palabras presas, palabras de ojos bajos, penitenciales, entre testigos enemigos. Todavía un amor de «lo amo», de «usted», de «bien quisiera, pero es imposible»... De «no podemos, no, piénselo usted mejor»... Es un amor así, es un amor de abismo en primavera, cortés, cordial, feliz, fatal. La despedida, luego, genérica,, en el turbión de los amigos. Verla partir y amarla como nunca; seguirla con los ojos, y ya sin ojos seguir viéndola lejos, allá lejos, y aun seguirla más lejos todavía, hecha de noche, de mordedura, beso, insomnio, veneno, éxtasis, convulsión, suspiro, sangre, muerte... Hecha de esa sustancia conocida con que amasamos una estrella.

Un son para niños Antillanos

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Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel: Anda y anda el barco barco, sin timonel. De La Habana a Portobelo, de Jamaica a Trinidad, anda y anda el barco barco sin capitán. Una negra va en la popa, va en la proa un español: Anda y anda el barco barco, con ellos dos. Pasan islas, islas, islas, muchas islas, siempre más; anda y anda el barco barco, sin descansar. Un cañón de chocolate contra el barco disparó, y un cañón de azúcar, zúcar, le contestó. ¡Ay, mi barco marinero, con su casco de papel! ¡Ay, mi barco negro y blanco sin timonel! Allá va la negra negra, junto junto al español; anda y anda el barco barco con ellos dos.

Análisis de la poesía de la negritud Negro Bembón  ¿Po qué te pone tan brabo,1 cuando te disen negro bembón,2 si tiene la boca santa,3 negro bembón?4 Bembón así como ere5 tiene de to;6 Caridá te mantiene,7

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te lo da to.8 Te queja todabía,9 negro bembón;10 sin pega y con harina,11 negro bembón,12 majagua de dri blanco,13 negro bembón;14 sapato de do tono,15 negro bembón...16 Bembón así como ere,17 tiene de to;18 Caridá te mantiene,19 te lo dá to.20 Este poema tiene 20 versos irregulares, tiene dos bloques de sentido, el primero es un cuestionamiento al negro y una afirmación sobre lo que es, mientras que el segundo muestra el sentimiento del negro bembón sobre su raza y su aspecto. Elementos de la poesía de la negritud:    

El lenguaje, hablar como los cubanos La musicalidad africana El ritmo del tambor La crítica a la sociedad respecto al negro

Elementos literarios:  Repetición: se repiten dos estrofas  Pregunta retorica  Metáfora: sapato de do tono Ritmo: en este poema se ve claramente la musicalidad con influencia africana, la terminación to da la sensación de tambores Interpretación: Nicolás Guillén hace una canción en torno a la figura del negro, desde las raíces africanas. Lo que expresa el poema es una crítica social y se refiere al negro de manera directa, diciéndole que no hay nada de malo en su apariencia y que no se tiene que ver de otra manera para encajar en la sociedad.

Antipoesía Nicanor Parra es el iniciador del movimiento llamado antipoesía, este se caracteriza por tener un lenguaje agresivo, directo y que rompe con todas las formas de poesía anteriores. Como bien menciona Octavio Paz: “la tradición de rompimiento”. Parra era un escritor fuera de cualquier ideología dentro de un marco histórico complejo para Chile. Este un rasgo fundamental es su poesía.

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En la época en la escribe Parra estaba muy presente el dualismo entre socialismo y capitalismo y la literatura estaba afectada por eso, es decir, tomar una postura ante este asunto. Mientras que Parra hace una clase de anarquía respecto a la situación política y económica (incluso no se declara anarquista porque eso también es una ideología política). Una de las características fundamentales en la obra de Parra es la ironía, es decir, la burla a los regímenes políticos y sus diferentes ideologías. Uno de los textos que llamó la atención sobre cuestiones políticas es Canciones rusas ya que el título implicaba comunismo. Y los Artefactos escrito durante la época del Frente popular en Chile.

Nicanor Parra

Nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico, Chillán. Su padre fue improvisador de versos; la madre, tejedora. Hermano de la célebre cantautora Violeta Parra, fallecida en 1967.Cursó estudios de matemáticas y física y fue catedrático en esas especialidades. Cofundador de la Revista Nueva. En 1943 viaja a Estados Unidos con beca otorgada por el "Institute of International Education", donde estudia mecánica avanzada en la Universidad de Brown. En 1948 es nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En 1949 viaja a Inglaterra, con beca del Consejo Británico. Estudia cosmología con E. A. Milner, permaneciendo en Gran Bretaña hasta 1951. Después enseña matemáticas y física en la Universidad de Chile. Nuevamente, es invitado a diversos países: Estados Unidos, Unión Soviética, China Popular, Cuba, Perú, Panamá, México, etc. Al principio su obra es evocativa y sentimental en Cancionero sin nombre (1937), más adelante adoptó la línea que él mismo denomina "antipoesía". Esta renovación de proyecciones internacionales, comienza en Poemas y antipoemas (1954) y se prolonga en una docena de obras más. En 1969 recibe el Premio Nacional de Literatura en Chile.

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En 1977 vio la luz Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, sobre un visionario místico que predicaba por las minas del norte de Chile. En 1991 es galardonado por segunda vez en su país y también con el Premio Internacional Juan Rulfo, del que fue el primer ganador, ya que era la primera edición de este premio. El 1 de diciembre de 2011 Nicanor Parra gana el Premio Cervantes, considerado el galardón más importante de las letras hispanas y que concede el Ministerio de Cultura al conjunto de la obra de un autor. Este premio, creado en 1975 por el Ministerio de Cultura español, está dotado con 125.000 euros y reconoce la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico. Parra es el superviviente del grupo más señero de poetas chilenos contemporáneos, junto a Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y el también premio Cervantes, Gonzalo Rojas. Parra ha ejercido enorme influencia, entre otros, en el novelista Roberto Bolaño.                    

1937: Cancionero sin nombre 1954: Poemas y antipoemas 1958: La cueca larga 1960: Antipoemas 1962: Versos de salón 1963: Manifiesto 1967: Canciones rusas 1969: Los vicios del mundo moderno 1969: Obra gruesa 1971: Los profesores 1972: Artefactos 1977: Sermones y prédicas del Cristo de Elqui 1977: Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui 1981: El anti-Lázaro 1982: Poema y antipoema de Eduardo Frei 1983: Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas 1983: Chistes pa/r/rá desorientar a la policía/poesía 1983: Coplas de Navidad 1983: Poesía política 1985: Hojas de Parra

Agnus Dei Horizonte de tierra Astros de tierra Lágrimas y sollozos reprimidos Boca que escupe tierra Dientes blandos Cuerpo que no es más que un saco de tierra Tierra con tierra -tierra con lombrices. Alma inmortal-espíritu de tierra. Cordero de dios que lavas los pecados del mundo 151


Dime cuántas manzanas hay en el paraíso terrenal. Cordero de dios que lavas los pecados del mundo Hazme el favor de decirme la hora. Cordero de dios que lavas los pecados del mundo Dame tu lana para hacerme un sweater. Cordero de dios que lavas los pecados del mundo Déjanos fornicar tranquilamente: No te inmiscuyas en ese momento sagrado.

Cambios de nombre A los amantes de las bellas letras Hago llegar mis mejores deseos Voy a cambiar de nombre a algunas cosas. Mi posición es ésta: El poeta no cumple su palabra Si no cambia los nombres de las cosas. ¿Con qué razón el sol Ha de seguir llamándose sol? ¡Pido que se llame Micifuz El de las botas de cuarenta leguas! ¿Mis zapatos parecen ataúdes? Sepan que desde hoy en adelante Los zapatos se llaman ataúdes. Comuníquese, anótese y publíquese Que los zapatos han cambiado de nombre : Desde ahora se llaman ataúdes. Bueno, la noche es larga Todo poeta que se estime a sí mismo Debe tener su propio diccionario Y antes que se me olvide Al propio dios hay que cambiarle nombre Que cada cual lo llame como quiera: Es es un problema personal.

Cartas a una desconocida Cuando pasen los años, cuando pasen los años y el aire haya cavado un foso entre tu alma y la mía; cuando pasen los años y yo sólo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo un instante frente a tus labios, un pobre hombre cansado de andar por los jardines, ¿dónde estarás tú? ¡Dónde

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estarás, oh hija de mis besos!

Epitafio De estatura mediana, con una voz ni delgada ni gruesa hijo mayor de un profesor primario y de una modista de trastienda; flaco de nacimiento aunque devoto de la buena mesa; de mejillas escuálidas y de más bien abundantes orejas; con un rostro cuadrado en que los ojos se abren apenas y una nariz de boxeador mulato baja a la boca del ídolo azteca -Todo esto bañado por una luz entre irónica y pérfidani muy listo detonto de remate fui lo que fui: una mezcla de vinagre y aceite de comer ¡un embutido de ángel y bestia!

Hasta luego Ha llegado la hora de retirarse estoy agradecido de todos tanto de los amigos complacientes como de los enemigos frenéticos ¡inolvidables personajes sagrados! Miserable de mí si no hubiera logrado granjearme la antipatía casi general: ¡Salve perros felices que salieron a ladrarme al camino! Me despido de ustedes con la mayor alegría del mundo. Gracias, de nuevo, gracias reconozco que se me caen las lágrimas volveremos a vernos en el mar, en la tierra donde sea. Pórtense bien, escriban sigan haciendo pan continúen tejiendo telarañas les deseo toda clase de parabienes: 153


entre los cucuruchos de esos árboles que llamamos cipreses los espero con dientes y muelas.

La doncella y la muerte La doncella y la muerte Una doncella rubia se enamora De un caballero que parece la muerte. La doncella lo llama por teléfono Pero él no se da por aludido. Andan por unos cerros Llenos de lagartijas de colores. La doncella sonríe Pero la calavera no ve nada. Llegan a una cabaña de madera, La doncella se tiende en un sofá La calavera mira de reojo. La doncella le ofrece una manzana Pero la calavera la rechaza, Hace como que lee una revista. La doncella rolliza Toma una flor que hay en un florero Y se la arroja a boca de jarro. Todavía la muerte no responde. Viendo que nada le da resultado La doncella terrible Quema todas sus naves de una vez: Se desnuda delante del espejo, Pero la muerte sigue imperturbable. Ella sigue moviendo las caderas Hasta que el caballero la posee.

Pensamientos Qué es el hombre se pregunta Pascal: Una potencia de exponente cero. Nada 154


si se compara con el todo Todo si se compara con la nada: Nacimiento más muerte: Ruido multiplicado por silencio: Medio aritmético entre el todo y la nada.

Rompecabezas No doy a nadie el derecho. Adoro un trozo de trapo. Traslado tumbas de lugar. Traslado tumbas de lugar. No doy a nadie el derecho. Yo soy un tipo ridículo A los rayos del sol, Azote de las fuentes de soda Yo me muero de rabia. Yo no tengo remedio, Mis propios pelos me acusan En un altar de ocasión Las máquinas no perdonan. Me río detrás de una silla, mi cara se llena de moscas. Yo soy quien se expresa mal Expresa en vistas de qué. Yo tartamudeo, Con el pie toco una especie de feto. ¿Para qué son estos estómagos? ¿Quién hizo esta mescolanza? Lo mejor es hacer el indio. Yo digo una cosa por otra.

Solo de piano Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia, Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso; Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan: No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo; Ya que nosotros mismos no somos más que seres (Como el Dios mismo no es otra cosa que Dios) Ya que no hablamos para ser escuchados Sino para que los demás hablen 155


Y el eco es anterior a las voces que lo producen; Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos En el jardín que bosteza y que llena de aire, Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir Para poder resucitar después tranquilamente Cuando se ha usado en exceso de la mujer; Ya que también existe un cielo en el infierno, Dejad que yo también haga algunas cosas: Yo quiero hacer un ruido con los pies Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo. Análisis de la antipoesía Me retracto de todo lo dicho Antes de despedirme1 Tengo derecho a un último deseo:2 Generoso lector3 quema este libro4 No representa lo que quise decir5 A pesar de que fue escrito con sangre6 No representa lo que quise decir.7 Mi situación no puede ser más triste8 Fui derrotado por mi propia sombra:9 Las palabras se vengaron de mí.10 Perdóname lector11 Amistoso lector12 Que no me pueda despedir de ti13 Con un abrazo fiel:14 Me despido de ti15 con una triste sonrisa forzada.16 Puede que yo no sea más que eso17 pero oye mi última palabra:18 Me retracto de todo lo dicho.19 Con la mayor amargura del mundo20 Me retracto de todo lo que he dicho.21

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Este poema tiene 21 versos de forma irregular. Tiene cuatro bloques de sentido: en el primero podemos ver una declaración del sujeto lírico. En el segundo se ve la derrota del mismo, mientras que en el tercero se dirige al lector haciendo una despedida y en el cuarto bloque hace una despedida con arrepentimiento. Elementos de la antipoesía    

El humor y la sátira Cambia el discurso político Dirigirse al lector La poesía como un arma

Elementos literarios:  Lenguaje directo  Adjetivación: “Generoso lector”, “amargura del mundo”, “abrazo fiel” Ritmo: no hay rima, pero al satirizar el discurso político, la poesía toma el mismo tono de solemnidad. Interpretación: Nicanor Parra hace de la poesía una crítica social y una burla a los gobiernos. El tema de este poema pareciera una despedida del poeta, pero no es así va más allá de eso. Es una burla al discurso solemne y estructurado de un político, que además pide disculpas. Por ejemplo, la sonrisa forzada o decir amistoso lector.

Poesía conversacional

Mario Benedetti

Nació el 14 de setiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay, donde sus padres Brenno Benedetti (químico farmacéutico y enólogo) y Matilde Farrugia se conocieron y 157


se casaron. En 1922 se trasladaron a Tacuarembó, capital del departamento, y poco después a Montevideo, donde en 1928 nació Raúl, el hermano menor, enólogo en su juventud, que años más tarde habría de destacarse en el dibujo comercial y en la pintura. Mario ingresó en el Deutsche Schule de Montevideo, donde completó los seis años de Enseñanza Primaria y aprendió alemán, lo que le sirvió posteriormente para ser el primer traductor de Kafka en Uruguay. Cuando en esas aulas se hizo presente el nazismo, fue inmediatamente retirado por don Brenno.

Durante dos años fue alumno del liceo Miranda, pero el resto de Secundaria lo cumplió como estudiante libre. En esos mismos años aprendió taquigrafía, que durante largo tiempo fue su medio de vida. A los 14 años empezó a trabajar, primero como taquígrafo, luego como vendedor, funcionario público, contable, periodista, locutor de radio, traductor. Se formó como periodista junto a Carlos Quijano, en el semanario Marcha. En 1946 se casó con Luz López Alegre, que falleció en abril de 2006. Durante quince años integró el personal de una importante inmobiliaria, llegando a desempeñar el cargo de Gerente General. En 1948 funda y dirige la revista Marginalia y luego integra la redacción del semanario Marcha, en el que llegó a dirigir la sección literaria. Como periodista trabajó en El Diario y La Mañana (donde codirigió con Álvarez Olloniego la página literaria “Al pie de las letras”) publicando intensamente crítica cinematográfica y teatral. Integró además el staff del Semanario Brecha, y colaboró con El País de Madrid, la revista Punto Final de Santiago de Chile, la revista Crisis de Buenos Aires, entre otras. . En 1973 a raíz del golpe militar renunció a este último cargo y debió abandonar el país por razones políticas. Etapas de sus doce años de exilio fueron Argentina, Perú, Cuba y España. A partir de 1985, con el restablecimiento de la democracia en su país residió una parte del año en Montevideo y otra en Madrid. Benedetti publicó más de 80 libros con más de 1200 ediciones y ha sido traducido a más de 25 lenguas. Su obra aborda diversos géneros: poesía, cuento, novela, ensayo y crítica literaria. Como humorista publicó numerosas crónicas bajo el seudónimo Damocles, primero en Marcha y luego en la revista Peloduro. Ha escrito además numerosas letras de canciones, reunidas en el volumen Canciones del Más Acá (1988) e incorporadas al repertorio de más de cuarenta cantantes, entre los que figuran Joan Manuel Serrat,

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Nacha Guevara, Los Olimareños, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Pablo Milanés, Soledad Bravo, Amparo Ochoa, Laura Canoura, Rosa León, los Gambino, Eduardo Darnauchans, Adriana Varela, Numa Moraes, Tania Libertad, Marilina Ross, etc. El recital A dos voces, de canto (Daniel Viglietti) y poesía (Mario Benedetti) ha sido presentado en veinte ciudades de América Latina y Europa Emprendió numerosos viajes, que incluyen países como España, Francia, Alemania, Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia, Bélgica, Gran Bretaña, Austria, Finlandia, Italia, Grecia, Portugal, Unión Soviética, Bulgaria, Egipto, Estados Unidos, Argentina, Cuba, México, Nicaragua, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú, Panamá y Costa Rica. Mario Benedetti fallece el 17 de mayo de 2009 en su casa de Montevideo.  La víspera indeleble (1945)  Sólo mientras tanto (Número, 1950)  Poemas de la oficina 1956  Poemas del hoyporhoy 1961  Inventario uno 1963  Noción de patria 1963  Próximo prójimo 1965  Contra los puentes levadizos1966  A ras de sueño 1967  Quemar las naves 1968  Letras de emergencia Editorial Nueva Imagen, 1973  Poemas de otros 1974  La casa y el ladrillo 1977  Cotidianas 1979  Inventario uno 1980  Viento del exilio 1981  Antología poética1984

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 Geografías 1984  Inventario uno1895  Preguntas al azar1986  Yesterday y mañana (Arca 1987)  Las soledades de Babel (Arca, 1991)  Inventario dos (Seix Barral, 1994)  El amor, las mujeres y la vida (1995)  El olvido está lleno de memoria (1995)  Corazón coraza y otros poemas (compilación, Editorial Planeta, 1997)  La vida ese paréntesis (1998)  Poesía, alma del mundo (Editorial Visor, 1999)  Rincón de haikus (Editorial Cal y Canto, 1999)  El mundo que respiro (2000)  Acordes cotidianos (2000)  Insomnios y duermevelas (2002)  Inventario tres (Seix Barral, 2002)  Existir todavía (2003)  Defensa propia (2004)  50 sonetos (Editorial Cal y Canto, 2004)  Adioses y bienvenidas (2005)  Nuevo rincón de haikus (Editorial Cal y Canto, 2006)  Canciones del que no canta (2006)  Testigo de uno mismo (2008) . A tientas Se retrocede con seguridad 160


Pero se avanza a tientas Uno adelanta manos como un ciego Ciego imprudente por añadidura Pero lo absurdo es que no es ciego Y distingue el relámpago la lluvia Los rostros insepultos la ceniza La sonrisa del necio las afrentas Un barrunto de pena en el espejo La baranda oxidada con sus pájaros La opaca incertidumbre de los otros Enfrentada a la propia incertidumbre Se avanza a tientas / lentamente Por lo común a contramano De los convictos y confesos En búsqueda tal vez De amores residuales Que sirvan de consuelo y recompensa O iluminen un pozo de nostalgias Se avanza a tientas / vacilante No importan la distancia ni el horario Ni que el futuro sea una vislumbre O una pasión deshabitada A tientas hasta que una noche Se queda uno sin cómplices ni tacto Y a ciegas otra vez y para siempre Se introduce en un túnel o destino Que no se sabe dónde acaba.

Ahora en cambio Hubiera entregado el Dios que no poseo, Hubiera aprendido tres o cuatro signos, Y así desalentado, Así fiel, ceniciento, Invariable como un recuerdo atroz, Me hubiera respondido, Me hubiera transformado en ademanes Me hubiera convencido como todos, Refugiado en el hambre universal, Salvado para siempre y para nada. Ahora en cambio estoy un poco solo, De veras un poco solo y solo. Mi tristeza es un vaso de oraciones Que se derraman sobre el césped Y desde el césped nace Dios Y está también un poco solo, 161


De veras un poco solo y solo. Mas yo le ayudo a conocer las aves Y en toda su extensión la herejía vegetal, Los corazones de sus alegres huérfanos, La tierra que es la palma de su mano.

Ahora todo está claro Cuando el presidente Carter Se preocupa tanto De los derechos Humanos Parece evidente que en ese caso Derecho No significa facultad O atributo O libre albedrío Sino diestro O antizurdo O flanco opuesto al corazón Lado derecho en fin En consecuencia, ¿No sería hora De que iniciáramos Una amplia campaña internacional Por los izquierdos Humanos?

Amor, de tarde Es una lástima que no estés conmigo Cuando miro el reloj y son las cuatro Y acabo la planilla y pienso diez minutos Y estiro las piernas como todas las tardes Y hago así con los hombros para aflojar la espalda Y me doblo los dedos y les saco mentiras. Es una lástima que no estés conmigo Cuando miro el reloj y son las cinco Y soy una manija que calcula intereses O dos manos que saltan sobre cuarenta teclas O un oído que escucha cómo ladra el teléfono O un tipo que hace números y les saca verdades. Es una lástima que no estés conmigo Cuando miro el reloj y son las seis. 162


Podrías acercarte por sorpresa Y decirme “¿Qué tal?”, y quedaríamos Yo con la mancha roja de tus labios Tú con el tizne azul de mi carbónico.

Ángelus Quién me iba a decir que el destino era esto Ver la lluvia a través de letras invertidas, Un paredón con manchas que parecen prohombres, El techo de los ómnibus brillantes como peces Y esa melancolía que impregna las bocinas. Aquí no hay cielo, Aquí no hay horizonte. Hay una mesa grande para todos los brazos Y una silla que gira cuando quiero escaparme. Otro día se acaba y el destino era esto. Es raro que uno tenga tiempo de verse triste: Siempre suena una orden, un teléfono, un timbre, Y claro, está prohibido llorar sobre los libros Porque no queda bien que la tinta se corra.

Corazón coraza Porque te tengo y no Porque te pienso Porque la noche está de ojos abiertos Porque la noche pasa y digo amor Porque has venido a recoger tu imagen Y eres mejor que todas tus imágenes Porque eres linda desde el pie hasta el alma Porque eres buena desde el alma a mí Porque te escondes dulce en el orgullo Pequeña y dulce Corazón coraza Porque eres mía Porque no eres mía Porque te miro y muero Y peor que muero Si no te miro amor Si no te miro Porque tú siempre existes dondequiera Pero existes mejor donde te quiero 163


Porque tu boca es sangre Y tienes frío Tengo que amarte amor Tengo que amarte Aunque esta herida duela como dos Aunque te busque y no te encuentre Y aunque La noche pase y yo te tenga Y no.

El amor es un centro Una esperanza un huerto un páramo una migaja entre dos hambres el amor es campo minado un jubileo de la sangre cáliz y musgo / cruz y sésamo pobre bisagra entre voraces el amor es un sueño abierto un centro con pocas filiales un todo al borde de la nada fogata que será ceniza el amor es una palabra un pedacito de utopía es todo eso y mucho menos y mucho más / es una isla una borrasca / un lago quieto sintetizando yo diría que el amor es una alcachofa que va perdiendo sus enigmas hasta que queda una zozobra una esperanza un fantasmita.

Enamorarse y no Cuando uno se enamora las cuadrillas del tiempo hacen escala en el olvido la desdicha se llena de milagros el miedo se convierte en osadía y la muerte no sale de su cueva enamorarse es un presagio gratis una ventana abierta al árbol nuevo una proeza de los sentimientos una bonanza casi insoportable y un ejercicio contra el infortunio por el contrario desenamorarse 164


es ver el cuerpo como es y no como la otra mirada lo inventaba es regresar más pobre al viejo enigma y dar con la tristeza en el espejo.

Incitación En el muro quedaron los tatuajes del juego, el tiempo me conmina pero no me doblego, siento a pesar de todo brutal desasosiego y el código de agobios lo dejo para luego. Antes de que el crepúsculo en noche se convierta, y se duerma la calle y se entorne la puerta a solas con mi pobre madurez inexperta, quiero que mi demanda se encuentre con tu oferta. No es bueno que la astucia me busque a la deriva como si el amor fuera sólo una tentativa y ya que ahora asombras a mi alma votiva, confío en que asombrado tu cuerpo me reciba. Nos consta que el presente es breve y es impuro, pero cuando los torsos celebren su conjuro y llamen nuestros ojos cual brasas en lo oscuro, sólo entonces sabremos cómo será el futuro. Aspiro a que tu suerte de nuevo me rescate del frío y de la sombra…. del tedio y el combate, la gloria nos espera sola en su escaparate mientras tú y yo probamos la sal y el disparate. Sola en su desafío nos espera la gloria y con su habilidad veterana y suasoria entre nosotros borra la línea divisoria y nuestros pies se buscan para empezar la historia.

Alejandra Pizarnik

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Alejandra Pizarnik (de nombre real Flora Pizarnik) nació el 29 de abril de 1936 en Buenos Aires (Argentina). Su familia eran inmigrantes judíos de ascendencia rusa y polaca que se dedicaron en tierras argentinas al comercio de joyería. Su madre se llamaba Rezla Bromiker y su padre Elías Pizarnik. Tenía una hermana mayor de nombre Myriam. Tras cursar estudios secundarios, la joven y tímida Flora, tartamuda y asmática, se sintió un tanto desorientada en su desarrollo académico, pasando por la Escuela de Periodismo y estudiando durante un tiempo Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires mientras se atiborraba de anfetaminas con el objetivo de no engordar. Desde finales de los años 50, siendo financiada económicamente por sus padres, dedicó gran parte de su tiempo a la escritura y a la pintura, arte que aprendió junto a Juan Batlle Planas. En 1960 se instaló en París, trabajando como traductora y estudiando en la Sorbona Literatura e Historia de las Religiones. En Francia permaneció hasta el año 1964. Amiga de Julio Cortázar, Octavio Paz y Antonio Beneyto, firmemente apolítica e influenciada en su lirismo por Antonio Porchia, los simbolistas franceses, en especial Rimbaud y Mallarmé, por el espíritu del romanticismo, y por los surrealistas, Pizarnik escribió libros poéticos de notoria sensibilidad e inquietud formal marcada por una insinuante imaginería. Sus temas giraban en torno a la soledad, la infancia, el dolor y, sobre todo, la muerte. Su primer libro fue La tierra más ajena (1955). Más tarde publicó La última inocencia (1956), volumen dedicado a su psicoanalista Oscar Ostrov, Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la

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Piedra de la Locura (1968) o El infierno musical (1971). También escribió en prosa La condesa sangrienta (1971). En un recorrido reflexivo y existencial que parecía predestinado hacia la enajenación y la muerte prematura, Alejandra Pizarnik terminó suicidándose con una sobredosis de seconal el 25 de septiembre de 1972. Tenía solamente 36 años. Está enterrada en el cementerio de La Tablada de Buenos Aires.

A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD Ese instante que no se olvida Tan vacío devuelto por las sombras Tan vacío rechazado por los relojes Ese pobre instante adoptado por mi ternura Desnudo desnudo de sangre de alas Sin ojos para recordar angustias de antaño Sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios. Ampáralo niña ciega de alma Ponle tus cabellos escarchados por el fuego Abrázalo pequeña estatua de terror. Señálale el mundo convulsionado a tus pies A tus pies donde mueren las golondrinas Tiritantes de pavor frente al futuro Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale vivir. Pero ese instante sudoroso de nada Acurrucado en la cueva del destino Sin manos para decir nunca Sin manos para regalar mariposas A los niños muertos LA ENAMORADA esta lúgubre manía de vivir esta recóndita humorada de vivir te arrastra alejandra no lo niegues. hoy te miraste en el espejo y te fue triste estabas sola la luz rugía el aire cantaba pero tu amado no volvió

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enviarás mensajes sonreirás tremolarás tus manos así volverá tu amado tan amado oyes la demente sirena que lo robó el barco con barbas de espuma donde murieron las risas recuerdas el último abrazo oh nada de angustias ríe en el pañuelo llora a carcajadas pero cierra las puertas de tu rostro para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste tú te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida tanto tanto desesperada ¿adónde vas? desesperada ¡nada más! (Alejandra Pizarnik, de La última inocencia, 1956) SALVACIÓN Se fuga la isla Y la muchacha vuelve a escalar el viento y a descubrir la muerte del pájaro profeta Ahora es el fuego sometido Ahora es la carne la hoja la piedra perdidos en la fuente del tormento como el navegante en el horror de la civilación que purifica la caída de la noche Ahora la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía. LA JAULA Afuera hay sol. No es más que un sol pero los hombres lo miran y después cantan. Yo no sé del sol. Yo sé la melodía del ángel y el sermón caliente 168


del último viento. Sé gritar hasta el alba cuando la muerte se posa desnuda en mi sombra. Yo lloro debajo de mi nombre. Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad bailan conmigo. Yo oculto clavos para escarnecer a mis sueños enfermos. Afuera hay sol. Yo me visto de cenizas. LEJANÍA Mi ser henchido de barcos blancos. Mi ser reventando sentires. Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos. Quiero destruir la picazón de tus pestañas. Quiero rehuir la inquietud de tus labios. Porqué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

NOCHE correr no sé donde aquí o allá singulares recodos desnudos basta correr! trenzas sujetan mi anochecer de caspa y agua colonia rosa quemada fósforo de cera creación sincera en surco capilar la noche desanuda su bagaje de blancos y negros tirar detener su devenir LA ÚLTIMA INOCENCIA Partir en cuerpo y alma partir. Partir deshacerse de las miradas piedras opresoras que duermen en la garganta. He de partir no más inercia bajo el sol 169


no más sangre anonadada no más fila para morir. He de partir Pero arremete ¡viajera!

EXILIO a Raúl Gustavo Aguirre Esta manía de saberme ángel, sin edad, sin muerte en qué vivirme, sin piedad por mi nombre ni por mis huesos que lloran vagando. ¿Y quién no tiene un amor? ¿Y quién no goza entre amapolas? ¿Y quién no posee un fuego, una muerte, un miedo, algo horrible, aunque fuere con plumas aunque fuere con sonrisas? Siniestro delirio amar una sombra. La sombra no muere. Y mi amor sólo abraza a lo que fluye como lava del infierno: una logia callada, fantasmas en dulce erección, sacerdotes de espuma, y sobre todo ángeles, ámgeles bellos como cuchillos que se elevan en la noche y devastan la esperanza. CENIZAS La noche se astilló de estrellas mirándome alucinada el aire arroja odio embellecido su rostro con música. Pronto nos iremos Arcano sueño 170


antepasado de mi sonrisa el mundo está demacrado y hay candado pero no llaves y hay pavor pero no lágrimas. ¿Qué haré conmigo? Porque a Ti te debo lo que soy Pero no tengo mañana Porque a Ti te... La noche sufre. MADRUGADA Desnudo soñando una noche solar. He yacido días animales. El viento y la lluvia me borraron como a un fuego, como a un poema escrito en un muro.

Análisis de la poesía conversacional (poema de Mario Benedetti)

Viceversa Tengo miedo de verte 1 necesidad de verte 2 esperanza de verte 3 desazones de verte tengo ganas de hallarte4 preocupación de hallarte 5 certidumbre de hallarte 6 pobres dudas de hallarte tengo urgencia de oírte7 alegría de oírte 8 buena suerte de oírte9 y temores de oírte o sea 10 resumiendo 11 estoy jodido 12 y radiante 13 quizá más lo primero 14 que lo segundo 15 y también 16 viceversa.17

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Este poema cuenta con 17 versos de forma irregular. Tiene un bloque de sentido que habla sobre el amor y miedo a ser rechazo. Elementos de la poesía conversacional:  El lenguaje sencillo y directo  Temas simples como el amor Elementos literarios:  Anáfora: de verte, de verte, de verte  El uso de verbos, más allá de metáforas o adjetivación Ritmo: no cuenta con rimas, pero se guía por los versos y las repeticiones de los mismos.

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Conclusiones. En esta antología hemos visto y analizado a los poetas más representativos de cada periodo histórico. Destacando cada uno de los elementos característicos de cada época. Esto demuestra la riqueza de la poesía latinoamericana y sus diversas formas de interpretar el mundo a través de la palabra. Comenzar por el barroco y Sor Juana Inés de la Cruz da a conocer que la poesía latinoamericana comienza con grandes intelectuales como lo es la décima musa y que a partir de ese momento se hace una tradición literaria y poética que hasta nuestros tiempos perdura. Es decir, siempre se está en constante innovación al igual que Sor Juana que se enfrentó a su época. La poesía contemporánea tiene el reto de superar a sus antecesores y encontrar nuevas vías para seguir con una de las pautas fundamentales de la poesía latinoamericana que es romper con todos los esquemas. Para ello es necesario conocer a los poetas que más representativos de cada periodo. Esta es una de las premisas de esta antología. Desde Sor Juana hasta Alejandra Pizarnik, nos encontramos con una serie de poetas que estuvieron en constante innovación y rompieron los esquemas de su época ya sea dentro de la estética poética o de los sistemas políticos y sociales de su época. Al final la poesía siempre es acto de rebeldía que mueve todo a partir del poder de la palabra y su plurisignificación.

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