Los singuLares Lazos
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Tres reLevanTes ProTagonisTas
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sigLo
de Las
vanguardias
E
n el ocaso del siglo XIX, cuando, siendo ya milenaria la pintura, nacía la fotografía, nada hacía pensar en que, en la historia del arte, pudieran surgir, no tardando, las vanguardias; y menos en que, en el cogollo del siglo siguiente, el tejerse azaroso de los aconteceres pudiera propiciar el encuentro de tres representantes del mundo de la cultura tan relevantes como Picasso, la firma MERCEDES-BENZ y David Douglas Duncan (D.D.D.). El orden de enumeración en el que se anotan estos participantes en el acontecimiento que nos concita no es arbitrario. De hecho corresponde al de la seriación de las fechas de nacimiento de los mismos (1881, 1885 y 1916) en esa época de cambios que acostumbramos a llamar "entresiglos". El tiempo de las peripecias de Picasso -nacido en 1881-, de la empresa alemana fundada en 1885 (fabricante del mítico modelo 300 S L que aquí se exhibe) y del fotógrafo y reportero gráfico D.D.D. nacido en 1916. Esas peripecias, con los curiosos lazos que las ligan, están implícitas en el invisible telón de fondo de la Exposición que comentamos. En ella quedan bien patentes los rasgos clave de los participantes. De uno de ellos en concreto, el MERCEDES-BENZ 300 SL "Alas de gaviota" (Gull Wing), principal protagonista, toda su impresionante belleza . Es esta, ciertamente, un relación de contrapuntos entre personajes geniales clave del periodo más efervescente del siglo XX; el de entreguerras y los años que subsiguieron a la segunda mundial. (Sin que duelan prendas al hablar del coupé alemán como un verdadero personaje de excepción). Cuando, en el preludio de ese periodo, la fotografía apuntaba, consolidándose luego en los años de "entresiglos", despertó enseguida la animadversión de los pintores que la denostaban considerándola un recurso técnico, un "procedimiento" -vetado en sus exposiciones- que nada tenía que ver con el arte. ¿Cabe más rabioso contrapunto? El siglo XX, el siglo de las "vanguardias", lo llenó la genialidad de Picasso. Ese sagaz "salido" físico y mental que, en el campo del arte, lo abordó todo y lo logró todo. Sin fallar en lo que era la regla inevitable en el mundo de las relaciones entre los artistas y las modelos. Se lo debió pasar de lo lindo. Su vida sentimental fue trasunto de su vitalidad de poderoso minotauro. Picasso, socarrón ejerciente, burlándose de sí mismo (de lo que él llamaba sus paparruchas, jeroglíficos y arabescos) fue el primer gran creador que, desde la altura de su dominio, se mofaba del papanatismo de sus contemporáneos. Cuando él se fue, las vanguardias -si se exceptúan algunos destellos de informalismo no puntual- se quedaron en nada. Todo el arte contemporáneo se tambaleó hasta el punto de que hoy llega a cuestionarse su significado. Y ¡oh paradoja! ya a finales del pasado siglo hubo que echar mano de la fotografía (o de sus epifenómenos: cine, video, ciberimagen, etc) para salvar los muebles. Y menos mal que se pudo contar con las obras arrinconadas de los tan consagrados como subestimados Cartier Breson, Capa o D.D.D. [3]
Picasso ha sido de entre todos los creadores del siglo de las vanguardias el único que ha conseguido un prestigio universal comparable al de los grandes pintores del Renacimiento o del Barroco. Los demás -aparte Freud, no considerado un artista "contemporáneo"- son figuras menores. ¿Qué más se puede añadir a lo publicado sobre él? Nada. O, sólo plagios con ínfulas arropados de retórica. O tal vez lo de que, cuando se expresó en un estilo tan poco atrayente como el cubismo, al lado de la anécdota de "Las señoritas de Aviñón", el retrato de Ambrosio Vollard es un pasmoso exponente de maestría. Aunque sólo fuese por este ejemplo, se podría afirmar que Picasso es el paradigma de quien hace de la necesidad virtud. Porque, sin poder resistirse al impulso de crear, sea como sea (aunque sólo lo sea tanteando) y acerca de lo que sea, consigue que esa necesidad le lleve a logros de un virtuosismo sobrecogedor. De otro lado, como en esta muestra se ofrecen testimonios de la obra gráfica más cuajada de Picasso (que evidencian su autoridad también en este terreno), quizás valga la pena rememorar algunos datos olvidados acerca de cómo llegó a apasionarse por unos procedimientos que ya había ensayado entre 1919 y 1930.Cuenta Kart Kusemberg que el 5 de noviembre de 1945 fue una fecha feliz para la litografía. Ese día se presentó Picasso en el taller parisino del maestro grabador Fernand Mourlot con el pretexto de reproducir tres dibujos que llevaba. Pero lo cierto es que no podía ceder a sus deseos de retomar la tarea gráfica que había abandonado hacía quince años. Esta vez, Mourlot y sus colaboradores se sorprendieron de la vitalidad del famoso pintor quien, ese mismo día, ultimó cuatro grabados; tres de los dibujos que llevó y un cuarto del diseño que trazó allí mismo. La actividad subsiguiente, día y noche, como un poseso, fue febril. Picasso, que reformó y mejoro su propio menaje instrumental, incluso se permitía aconsejar a quienes fueron sus consejeros. Seductor, como era, se ganó, sin ambages, la voluntad de sus colaboradores. Él revolucionó la litografía. Y, a partir de entonces, en su propio taller (entre 1947 y 1952), ultimó una serie de 47 grabados de traza impecable. Ellos fueron el preámbulo, ya maduro, de las colecciones Retratos de familia y Fumadores que, realizadas con otras técnicas, se exponen hoy en el Museo del Automóvil de Salamanca. De ellas da cuenta puntual Juan Carrete Larrondo en otras páginas de este mismo Catálogo.
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La peripecia de David Douglas Duncan, otro seductor, es inseparable de la de su automóvil favorito, el MERCEDES 300 SL "Alas de Gaviota"; un automóvil legendario un clásico indiscutible. El relato entrecomillado de esta peripecia, que ocupa los párrafos siguientes, es una transcripción literal del informe, no confidencial, facilitado por la firma fabricante del coche al responsable de la Exposición que nos ocupa: "Cincuenta años después de su primera aparición en público, este modelo no ha perdido un ápice de su magnetismo y atractivo. Y cada uno de los 1.400 ejemplares fabricados tiene una interesante historia que contar. Una de las más inusuales es la del 300 SL del fotógrafo norteamericano David Douglas Duncan, a quien durante muchos años unió una estrecha amistad con el pintor Pablo Picasso. Este fotógrafo y reportero gráfico nacido en Kansas en 1916 que alcanzó renombre mundial y altas condecoraciones a lo largo de su carrera profesional, recogía personalmente su flamante automóvil en Stuttgart en 1956. Su pasión por el modelo Alas de Gaviota había surgido un año antes, cuando captó
con su cámara el 300 SL - o, más bien su estela - en las calles de la ciudad alemana Sindelfingen". En su famosa serie de fotografías se ven sólo los rastros de luz que deja el vehículo al pasar ante el objetivo a gran velocidad. Ese mismo año, Duncan fotografió el prototipo 300 SL Roadster durante un inolvidable recorrido de prueba por los Alpes. El 300 SL Coupé fue un compañero inseparable de David Douglas Duncan: con él recorrió 450,000 kilómetros a lo largo de cuarenta años. En 1959 emprendió viaje desde el sur de Francia con rumbo a Moscú, donde, estacionado frente al Kremlin causó profunda admiración incluso entre los miembros del Politburó. A su regreso a Cannes, compartió el caviar ruso que había traído con su gran amigo Pablo Picasso, quien disfrutaba viajando de copiloto en el 300 SL. Las fotografías de Duncan dejan constancia de la admiración que sentía Picasso por el deportivo, del que siempre decía que algún día realizaría una escultura en bronce. En 1976, durante un reportaje gráfico sobre el rodaje en Holanda de la película “Un puente demasiado lejano”, el torpedo negro fue robado en Haarlem, desapareciendo sin dejar rastro durante varias semanas, a pesar de que todos los medios de comunicación se hicieron eco del suceso. Las primeras noticias esperanzadoras que auguraban la recuperación del vehículo llegaron a través de la mafia. Cinco semanas después del robo, y tras pagar una recompensa de 12.000 francos suizos, Duncan recogía su coche en la frontera de Holanda con Bélgica. El SL fue devuelto, limpio y reluciente, con el depósito lleno; incluso la gabardina de Duncan había sido lavada, planchada y cuidadosamente colocada en la repisa posterior del coupé. Picasso murió en 1973, pero los lazos de amistad del reportero con la familia del pintor perduraron. En1996, Duncan regaló su venerado Coupé 300 SL a Claude, hijo del artista, gran amante del automóvil con el fin de que el S L permaneciera en la familia. Claude Picasso continúa haciendo uso regular del Alas de Gaviota, con el que suele participar en pruebas como la Mille Miglia". No cabe duda de que la peripecia de David Douglas Duncan es la de un seductor seducido (en este caso, D.D.D. por su propio automóvil). Porque resulta a todas luces palmario que el coupé MERCEDES 300 SL es también una máquina de seducción. Es como una escultura prodigiosa y atrayente a la que no basta mirar. Hay que acariciarla y circundarla. [Tan es así, que Andy Warhol, el pope del Pop Art, se ha visto, a su vez, atrapado por él. Y en su libro COCHES (una obra maestra editada por la Fundación Juan March) se recrea recreando, para su pop ya inmortal, el coche de los sueños de Picasso y de Douglas Duncan] De todo lo anterior se infiere que la peripecia compartida de tres seductores ha propiciado el feliz suceso que hoy nos concita. Por mi parte, en estas no pocas palabras he intentado aclarar los lazos singulares que ligan a tres relevantes protagonistas del mundo cultural del siglo de las vanguardias (Picasso, la MERCEDES-BENZ y de ella, concretamente, el Gull Wing, y D.D.D.). Una parte de su creatividad se ofrece hoy en obras epatantes que, para quienes tienen la suerte de contemplarlas, son solamente inasequibles objetos de deseo.
LUIS SANTOS GUTIÉRREZ
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avid Douglas Duncan nació en Kansas (Missouri) el 23 de enero de 1916. En 1934, mientras estudiaba arqueología en la universidad de Arizona tuvo lugar un hecho que marcó su vida: durante el incendio de un hotel de Tucson, y con una cámara de fotos Bakelite Univex que le había costado 39 centavos, sacó una foto de un hombre que huía de las llamas. Tres días después se enteró de que el hombre que había captado era nada menos que John Dillinger, el enemigo público número uno. En 1935 se trasladó a Miami, en cuya Universidad estudió zoología y español, a la vez que aprendía submarinismo, licenciándose en 1938. Su afición a la fotografía le llevó a hacer un reportaje fotográfico sobre las tortugas gigantes que fue publicado por la prestigiosa revista National Geografic. Podría decirse que había descubierto su verdadera vocación: reportero gráfico. A partir de entonces publicó docenas de reportajes en diarios como el Sunday. Además de eso, se gana la vida como boxeador y submarinista. Cuando Estados Unidos entró en la II Guerra Mundial, en 1943, David Douglas Duncan se alistó en los U.S. Marine Corps. Por entonces ya mostraba un envidiable estilo, un absoluto dominio de la técnica y sus fotografías tenían unas composiciones que muchos definían como artísticas. Desde el ejército continuó enviando reportajes que fueron publicados en los más prestigiosos diarios de Estados Unidos. Con el grado de segundo teniente fue destinado a una base cercana a Hawai, y puesto al mando de un laboratorio fotográfico militar. Así tuvo la oportunidad de fotografiar los combates habidos en las Islas Salomón, Nuevas Hébridas y Okinawa. El 2 de septiembre, cuando los japoneses se rindieron a bordo del Missouri, un barco norteamericano en la Bahía de Tokio, Douglas Duncan estaba allí con su cámara. Estos años de conflicto dieron a Douglas Duncan una oportunidad única para curtirse como reportero gráfico de guerra, incluyendo la capacidad de moverse por los campos de batalla más duros. Esta experiencia no fue gratis: Douglas Duncan recibió varias condecoraciones por su valor, incluyendo un Corazón Púrpura, una medalla que el ejército norteamericano concede a quien ha sido herido en combate. Acabado el conflicto, el mítico ejecutivo de prensa Hicks, responsable de la revista LIFE, le ofreció en 1946 un puesto fijo como reportero gráfico. En los siguientes años cubrió como corresponsal de guerra la lucha India por la independencia, la revolución de Irán, la guerra civil de Grecia, los inicios del conflicto palestino, las revueltas de Turquía y, sobre todo, la Guerra de Corea. Durante el tiempo que duró esta conflagración Douglas Duncan se unió a los Marines, acompañándoles en todas sus operaciones, incluyendo la retirada durante la gran ofensiva que las fuerzas de Corea del Norte y China lanzaron poco antes de su rendición.
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Como resultado de esta experiencia, Douglas Duncan publicó en 1951 su primer libro de fotografías, "This Is War", con gran éxito. Los derechos de edición de este libro fueron cedidos a los hijos de los marines caídos en combate. En 1953 estuvo un la Indochina francesa, un escenario que visitaría de nuevo pocos años después. También cubrió acontecimientos en Sudáfrica, la Guinea Francesa, Marruecos y Egipto. A finales de 1955 dejó la revista LIFE para establecerse como free - lance, vendiendo sus trabajos a medios tan prestigiosos como Collier´s o LIFE, y a cadenas de televisión como la ABC o la NBC. En 1956 obtuvo permiso de Nikita S. Khrushchev, Premier ruso, para fotografiar los tesoros del Kremlim. Este trabajo fue plasmado en un libro titulado "The Kremlim". Además, publicó en el diario The Saturday Evening Post una historia fotográfica de Rusia, bajo el epígrafe "On the Loose in Moscow". Para el mismo diario cubrió el conflicto de Irlanda del Norte, naciendo así una historia gráfica titulada "Connemari". Pero sin duda, el acontecimiento de este año que más le marcó fue el inicio de su amistad con uno de los más grandes artistas de la historia: Pablo Ruiz Picasso. El pintor invitó a Douglas Duncan a pasar unos días en su casa de la Riviera Francesa, periodo en el que el fotógrafo sacó más de 10.000 fotografías de su anfitrión. Dos años más tarde, en 1958 lanzó el libro "The Private World of Picasso", en el que mostraba una selección de esas fotografías. En los años siguientes publicó hasta siete libros sobre Picasso. En 1960 había adquirido suficiente experiencia como fotógrafo como para intentar efectos que su cámara tradicional no le permitía. Así, adquirió una Nikon F y comienzó a experimentar con nuevos efectos de color, multiexposiciones e imágenes múltiples. El fruto de este trabajo fue recogido en "París in Photographs", un libro por el que recibió en 1964 el premio en metálico más cuantioso obtenido hasta entonces por un reportaje fotográfico (más de 50.000 dólares). Dos años más tarde publicó "Yankee Nomad", en el que resumía, en 480 páginas, tres décadas de trabajo como reportero gráfico. En 1967 volvió a trabajar como reportero de guerra, cubriendo para LIFE y ABC News la Guerra de Vietnam. Este conflicto dejó en Douglas Duncan una honda huella por los métodos empleados por el ejército norteamericano. Su disconformidad fue claramente expresada en su libro "I Protest", un alegato contra la guerra. Para concluir su agitada carrera, legó su archivo fotográfico al Ramsom Center de la Universidad de Tejas. En la actualidad Douglas Duncan vive retirado en el sur de Francia, en compañía de su esposa.
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DDD. Paris, 1956
Š Foto: tony Vaccaro
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merCedes-Benz 300
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L
a legendaria marca alemana Mercedes-Benz se encontraba, en los años cincuenta, en un difícil proceso de recuperación. Si bien la producción estaba ya normalizada, quedaba el duro paso de recuperar el prestigio de la firma, y para ello era necesario regresar a la competición, tal y como lo estaban haciendo Jaguar o Aston Martín. Los viejos monoplaza "Flecha de Plata" de 1939 se habían quedado desfasados, y el desarrollo de un nuevo monoplaza era una tarea ardua y complicada. Demasiado, quizá, para una empresa que a duras penas estaba logrando renacer. Así pues, se optó por diseñar una máquina competitiva en otras disciplinas, como la resistencia (24 Horas de Le Mans) o las grandes carreras como las Mille Miglia o la Panamericana. Como punto de partida se tomó el 300, con un motor de seis cilindros, 3.000 cc y 115 CV. Se elaboró un chasis multitubular extremadamente ligero, y mediante retoques en la alimentación se incrementó su potencia hasta los 150 CV. Por supuesto, fueron reforzadas las suspensiones, y se vistió el conjunto con una carrocería coupé de aluminio de excelente aerodinamia. Lo cierto es que el nuevo 300 SL (Sport Leicht o Deportivo Aligerado) no tenía un aspecto agresivo, pero resultaba rápido, resistente y muy ágil. Y resaltaba, sobre todo, por la apertura vertical de sus puertas, necesaria por la mayor altura de la línea del bastidor. Este automóvil debutó en las Mille Miglia de 1952, logrando un 2º y un 4º puesto. Antes de acabar el año se habían impuesto de modo aplastante en Berna (1º, 2º y 3º), las 24 Horas de Le Mans (1º y 2º), los 1.000 km de Nürburgring (1º, 2º, 3º y 4º) y la Panamericana (1º y 2º). La temporada resultó la consagración de los 300 SL, y su ascensión a la categoría de mito. MercedesBenz consideró que el trabajo estaba hecho (y bien hecho), y prácticamente dejó la competición, mientras trabajaba en un nuevo automóvil de carreras. Fue entonces cuando intervino Max Hoffmann, importador exclusivo de Mercedes-Benz para todo Estados Unidos. El mercado americano era muy importante para cualquier marca, pero lo cierto es que los sobrios 170, 220 y 300 de colores oscuros no cuadraban muy bien en la idiosincrasia americana de aquellos años, lanzada desaforadamente a los colores chillones como el rosa bombón y el verde pistacho. Hoffman, con grandes esfuerzos, había logrado que la cúpula directiva de Mercedes-Benz ampliara la gama de colores (aunque sólo para USA). De todos modos, Hoffmann quería mucho más: estaba convencido de la absoluta necesidad de que la firma germana lanzara modelos deportivos, con los que competir con el resto de las grandes marcas europeas, como Alfa Romeo, Lancia, BMW, Lagonda, Porsche, etc. La presión ejercida por Hoffmann llegó a provocar una gran tensión entre la marca y su distribuidor estadounidense, una situación que se relajó totalmente cuando durante el curso de una reunión el segundo puso sobre la mesa un talón por el importe de 1.000 automóviles de las características solicitadas. [11]
De este modo, en el Salón de Nueva York de 1954 (tan sólo ocho meses después de presentar el talón) el orgulloso Max Hoffmann pudo presentar, en primicia mundial, los nuevos Mercedes-Benz 190 SL y 300 SL. Para el lanzamiento de este modelo comercial los ingenieros alemanes habían trabajado a fondo, logrando sustanciales mejoras respecto a los automóviles de competición y haciendo, de paso, todo un alarde de ingeniería; el peso del bastidor se había aligerado hasta 80 kg de peso, la alimentación del motor, por primera vez en un automóvil de serie, estaba encomendada a una inyección de gasolina, la tracción trasera se beneficiaba de un diferencial autoblocante... el resultado era un deportivo con más de 200 CV de potencia a 6.400 rpm y 1.310 kg. En cuanto a la carrocería, respecto al original de competición, se rediseñó totalmente el frontal, se añadieron unos faldones a los pasos de rueda y se mejoraron los sistemas de apertura de puertas... conservando, eso sí, el sistema de "alas de gaviota" que tanta fama había dado a la marca. Con todo ello, el 300 SL ganó en agresividad estética. Para completar una oferta inigualable, la casa daba la opción de servir el coche con cinco grupos, según las inclinaciones velocísticas del cliente. En total, entre agosto de 1954 y mayo de 1957 se fabricaron 1.400 unidades, al altísimo precio de 29.000 marcos, completando esa exclusividad de la que debe gozar un automóvil tan singular. Los 300 SL marcaron una época en Mercedes-Benz, y supusieron un golpe de imagen difícil de cuantificar en su nivel de prestigio. En manos de pilotos privados y aficionados compitieron en multitud de pequeñas pruebas deportivas por todo el mundo, logrando excelentes resultados. En definitiva, el 300 SL puede considerarse el renacimiento de Mercedes-Benz tras el desastre y la ruina de la II Guerra Mundial.
EstrEno [12]
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salón intErnacional DEl automóVil DE nuEVa york, 6 al 14 DE FEbrEro DE 1954
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Junio de 1955: DDD entra en el despacho del entonces Jefe de Prensa de Daimler-Benz, Artur Keser, con un claro objetivo: captar con su cámara la esencia del 300 SL. Entre los requisitos necesarios para su proyecto cita un SL rojo, un piloto oficial experimentado, un ingeniero capaz de ajustar con precisión la velocidad del vehículo a la longitud de las curvas y al tiempo de exposición, un mecánico, varios policías encargados de cortar la calle y un traductor dispuesto a resolver cualquier problema lingüístico o de otra índole. Keser puso a disposición a sus mejores hombres. Por cierto, el traductor era nada menos que el Príncipe Albrecht von Urach, del departamento de Prensa, que dominaba nueve idiomas y que supo meterse en el bolsillo hasta a la policía para atrapar el “espíritu de Sindelfingen“.
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[18]
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DEL DIARIO DE VIAJE DE
DDD:
Otoño de 1959, llevamos 6 semanas viajando para realizar un proyecto fotográfico en Moscú. Se trata del segundo tomo -más voluminoso aún que el primero- sobre los Tesoros del Kremlin. Esta vez con el SL, que ya tiene tres años y 110.000 km a sus espaldas. Primero pasamos por Stuttgart para recoger los repuestos necesarios. Los expertos de Mercedes-Benz nos aconsejan no forzar el motor, porque la mala calidad del combustible ruso podría ocasionarle daños. La siguiente etapa: Viena. De allí a Checoslovaquia, conduciendo de forma austera, sin acelerar mucho, sin gasolineras y con la estricta prohibición de estacionar. Pasamos por Varsovia, Smolensk y llegamos a Moscú. El SL es la gran estrella, causa sensación en las pocas estaciones de servicio donde paramos a lo largo de nuestro trayecto y, sobre todo, en la Plaza Roja de Moscú. Todos se acercan al SL, todos quieren tocarlo. Desde Moscú nos dirigimos a Leningrado. Allí nos enteramos de que no queda ninguna plaza libre en el ferry a Helsinki hasta dentro de tres semanas Rápidamente decidimos continuar en dirección norte hasta el Círculo Polar, para recalar después en Estocolmo (en Laponia los renos corrían más que nosotros). Después Copenhague, Hamburgo, las autopistas alemanas sin límite de velocidad, siempre en dirección sur, Suiza, los Alpes marítimos franceses a la luz de la luna llena y, al despuntar el día, por fin en casa en la Costa Azul. Desayuno: croissants calentitos y miel de lavanda. Pongo nuevos carretes en las cámaras y me siento de nuevo al volante del SL rumbo a Cannes, a casa de Picasso, a quien aviso por teléfono: “Vengo a hacer fotos; traigo caviar ruso para almorzar”.
roBo EXTRACTO
en
HoLanda
DEL DIARIO DE VIAJE DE
DDD:
Agosto de 1976 - Reportaje fotográfico en Holanda - Rodaje de “Un puente demasiado lejano“, con un reparto estelar - por la noche cena con amigos, aparco el coche delante del hotel en Haarlem; buena zona: el coche desaparece sin dejar rastro. Avisamos a la policía holandesa - orden de búsqueda - pasa una semana - el coche sigue sin aparecer. Reactivo viejos contactos con la prensa internacional de mis tiempos del LIFE, recurro a la televisión holandesa, al Herald Tribune, New York Times, Newsweek - incluso la Interpol participa en la búsqueda. Dos semanas, tres… nada. Vuelvo al sur de Francia y de nuevo a Holanda - las pesquisas oficiales siguen sindar fruto. Hablo con un amigo que tiene un amigo que conoce a alguien con contactos en la mafia. Organiza un encuentro con un capo, gran amante de los automóviles, que se muestra consternado pero no nos asegura que pueda ayudarnos. Tras duras negociaciones acordamos el pago de una recompensa de 12.000 francos suizos. Regreso a Francia. Cuatro semanas, cinco semanas... a las tres de la madrugada suena el teléfono, una voz muy grave chapurrea en inglés de parte de un amigo de un amigo que el coche se encuentra en la frontera de Holanda con Bélgica. Doce horas después, el coche ha sido devuelto, limpio y reluciente, con el depósito lleno. Incluso el abrigo ha sido lavado, planchado y colocado en la repisa posterior.
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Tres
amigos inseParaBLes:
PP / ddd / sL
DDD conoció a Pablo Picasso en 1956 en la Costa Azul, cerca de Cannes. Fue el principio de una gran amistad que perduró hasta el fallecimiento del genial pintor en 1973. DDD y su SL eran siempre bienvenidos en casa de Picasso y su familia. El famoso pintor francés Georges Braque, que se encontraba de visita en la Villa “La Californie“, próxima a Cannes, se quedó prendado del SL negro. Tras una excursión con DDD por la carretera del litoral, Braque comentó entusiasmado que habían ido a más de 200 km/h. Picasso se mostró ofendido porque DDD nunca iba tan rápido cuando viajaba con él. DDD le respondió en tono confidencial: la vida del artista era demasiado valiosa para arriesgarla de esa manera. Ante este comentario, Picasso recuperó su sonrisa. Y desde entonces no quiso saber nada de viajar a altas velocidades.
Picasso no tenía permiso de conducir. Admiraba tanto el 300 SL que llegó a decir que algún día realizaría una escultura del mismo en bronce.
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PaBLo ruiz PiCasso
N
ació el 25 de octubre de 1881, en Málaga. Su padre era pintor y profesor de la Escuela de Artes y Oficios de San Telmo. Desde muy niño mostró aptitudes para el dibujo, y buena prueba de ello son los miles de dibujos de esta época que se conservan. Ante estas capacidades su padre, José Ruiz, comenzó a darle clases de dibujo y pintura. Con tan sólo ocho años ya pintó su primer óleo. En 1891 su familia se trasladó a La Coruña, y en 1892 el joven Pablo ingresó en la escuela de arte "La Guarda". Durante tres años siguió los cursos de dibujo ornamental y de anatomía según las líneas tradicionales de entonces: copia de objetos de yeso, dibujo de figuras humanas de yeso, y copia según modelos naturales. Gracias a este sistema, Pablo Picasso adquirió una sólida formación técnica e histórica en cuanto a la pintura se refiere En 1895 su familia se trasladó nuevamente, esta vez a Barcelona. Allí continuó su formación, ingresando en los cursos directamente tras someterse a un examen que aprobó con una nota excelente. Con tan sólo 14 años ya tuvo su primer taller de pintura, del que salieron sus dos primeros grandes óleos: "La Primera Comunión" (1896) y "Ciencia y Caridad" (1897). La segunda de sus obras obtuvo una mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. En el invierno de 1897 fue admitido en la Academia Real de Bellas Artes de Madrid. Sin embargo, la rígida y anticuada formación que se impartía en este centro le decepcionó profundamente, y optó por dedicar su tiempo a copiar a los grandes maestros del Museo del Prado. Para terminar con sus desdichas en la capital de España, enfermó gravemente de escarlatina. En 1898, año del gran desastre español, regresó a Barcelona aún enfermo. Durante su convalecencia se dedicó a pintar paisajes y, una vez repuesto, comenzó a frecuentar círculos intelectuales, como la tertulia del café "Els Quatre Gats". Allí hizo amistades que conservaría toda la vida, además de introducirse en el complejo mundo de las relaciones entre artistas. Con uno de estos compañeras de tertulia, Antonio Cassagemas, compartió taller primero en Barcelona y más tarde en París, en el bohemio barrio de Montmartre. En esta ciudad se empapó de las grandes obras de los impresionistas, y también allí comenzó a vender sus primeras obras. Firmó un contrato con el marchante Pedro Mañach por el que Picasso percibió 150 francos al mes a cambio de un cierto número de cuadros. En 1901 su amigo Cassagemas se suicidó, causándole un profundo vacío. Si embargo es en este año cuando organizó su primera exposición, vendiendo 150 cuadros antes de que se inaugurara. De esta época son cuadros como "La bebedora de ajenjo". Comienza su Época Azul, en la que predomina este color, y los temas centrales son la pobreza, la vejez y la soledad. En 1902 terminó su contrato con Mañach, y pasó por un periodo difícil. Pese celebrar en París una exposición organizada por Berthe Weill, la falta de [23]
dinero hace que tenga que dedicarse exclusivamente al dibujo, ya que no puede comprar lienzos. Tras un viaje a Barcelona, en 1903 retomó la pintura con fuerza, pintando más de cincuenta cuadros en 14 meses. En 1904 decidió establecerse definitivamente en París, y en esta época pone fin al periodo azul. En 1905 comenzó tomar como tema central de sus cuadros el circo. Resulta especialmente significativa de este periodo la obra "La familia de saltimbanquis". En cierto modo, esta dinámica le condujo a iniciar el Periodo Rosa. Además, la extraordinaria actividad desarrollada por Picasso le empuja a probar nuevos modos de expresión, como la escultura o el aguafuerte, técnica con la que pinta una serie completa de obras, titulada "Los volatineros". En 1906 se encontró por fin con una posición económica estable, cuando el marchante Vollard le compró toda los cuadros de su Periodo Rosa. En 1907, y tras cientos de estudios y dibujos, pinta "Las señoritas de Aviñón", cuadro rupturista con en que inició el cubismo. Curiosamente, este mismo año conoció a Georges Braque, un pintor que ya estaba intuyendo, como él, las bases de la nueva tendencia pictórica. Picasso siguió investigando hasta llegar, en 1909, al llamado cubismo analítico, iniciado con la obra "Panes y frutero encima de una mesa". Este fue un periodo especialmente creativo del autor, y encontró su recompensa ya que su fama se fue extendiendo hasta llegar a exponer en Nueva York en 1911. Picasso continúa buscando nuevos modos de expresión, y en 1912 supera la forma tradicional de entender la pintura en "Naturaleza muerta con trenzado de silla", una obra construida con la técnica del "collage", un camino que le conducirá al "cubismo sintetico", caracterizado por formas grandes y planas, semejantes a dibujos. De este estilo resultan especialmente significativas la obras que forman la serie de las guitarras. Mientras en Europa estallaba el mayor conflicto que el mundo había conocido, un cuadro de Picasso (La familia de saltimbanquis) obtiene un precio exorbitante (11.500 francos) en una subasta. Su obra era cada vez más cotizada entre los coleccionistas. Durante la I Guerra Mundial encontró un nuevo campo en el que expresarse, gracias al ballet: en los siguientes años Picasso realizaría decorados para el teatro en Francia, Italia, Gran Bretaña. El comienzo de la década de los años veinte se caracterizó en Picasso por la búsqueda de nuevos estilos: el cubismo se estaba agotando para el insaciable artista, que encontró en las fotografías una nueva manera de ver la realidad. Así, su pintura trata de reflejar las nuevas técnicas del artista, hecho especialmente visible en "Dos mujeres corriendo por la playa". También se sumó inicialmente al subrrealismo, aunque finalmente no se encontraría a gusto dentro de esta corriente.
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Su búsqueda de nuevos sistemas creativos le llevó, en 1926, a los "assemblages", o lo que es lo mismo, montajes construidos a partir de elementos que el artista se encontraba, como clavos o cuerdas. El tema central de estos assemblages fue, de nuevo, la guitarra. En 1928, y mientras continuaba experi-
mentando arduamente con la pintura, retornó a la escultura, destacando en este campo la serie de maquetas preparatorias de un monumento a Apollinaire, que nunca llegaría a erigirse. En los siguientes años cultivaría especialmente la escultura y los aguafuertes. En 1932 cristaliza su búsqueda pictórica en una obra maestra "Bañista a orillas del mar", una síntesis de la experimentación de Picasso en la pintura en los últimos años. También durante este año tiene el obtiene el reconocimiento que le da la celebración de una gran retrospectiva organizada en París y en Zürich en torno a su obra. Al año siguiente volvería al aguafuerte con mucha intensidad produciendo un gran número de obras agrupadas en las series "Suite Vollard" y "Minotauro". Durante los años siguientes cultivó la pintura y la escultura, pero el aguafuerte siguió siendo su máxima prioridad, concluyendo en 1935 su ciclo más importante en este campo: la serie "Minotauromaquia". Al estallar la Guerra Civil española el artista se significó claramente por el bando republicano, que le agradeció su apoyo nombrándole director del Museo del Prado. En 1937 se le encargó un gran mural que vistiera el pabellón español en la Exposición Universal de París. Tras un intensivo trabajo de estudio, el resultado fue el "Guernica", una de las obras cumbre del pintor. En ella aplicaba todas las influencias de aquellos años, así como las técnicas en las que había trabajado: el dibujo esquemático infantil, el cubismo, la disociación y la figuración. Además, esta alegoría está pintada en severos todos grises, blancos y negros. Para finalizar el año, el Museum of Modern Art de Nueva York adquirió "Las señoritas de Aviñón" por la exorbitante cifra de 24.000 dólares. El reconocimiento de la genialidad de Picasso había alcanzado su cima. Los años de la ocupación alemana supusieron para Picasso un duro golpe, pero aún así continuó trabajando intensamente, produciendo pinturas como "Mujer peinándose" o "Naturaleza muerta con cráneo de toro" y esculturas como "El hombre del cordero" o el ensamblaje "cabeza de toro". En 1945 empieza a hacer litografías, y en 1947 trabaja en alfarería. En poco más de un año realizaría casi 2.000 obras con este material. En 1948 sus inquietudes pacifistas le llevaron a participar en el Congreso de la Paz de los Intelectuales, celebrado en Breslau. En París expuso sus obras sobre cerámica, causando una honda impresión en la crítica. Al año siguiente su litografía "La Paloma" fue tomada como emblema en el cartel del Congreso de la Paz de París. En 1950 desarrolló una nueva técnica escultórica, consistente en partir de objetos de desecho. Su posición como artista implicado con la actualidad mundial le lleva a pintar "Masacre en Corea". Además, las exigencias formalistas del Partido Comunista, que se muestra en contra de la abstracción, condicionó algunas de sus obras de este periodo. En 1952 recibió el encargo de decorar el "Templo de la Paz" de Vallauris. Allí pintó dos grandes murales "La Guerra" y "La Paz". Picasso, gracias a grandes exposiciones celebradas en Estados Unidos y Francia había trascendido su importancia en el ámbito pictórico para convertirse en una celebridad mundial, y durante la primera parte de la década de los cincuenta se celebraron grandes exposiciones retrospecti-
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vas sobre su obra en todo el mundo. En 1955 incluso fue objeto de una película "El Mystère Picasso", del director Clouzot. Este proceso de fama es respondido por el artista con una mayor introversión, tanto en su vida como en su obra. Así, en estos años pinta una serie de cuadros en los que el protagonista es su taller de trabajo, obras entre las que destacan "El taller "La Californie" en Cannes" o "Jacqueline en el taller". Su relación con el Partido Comunista se enfrió como consecuencia de la invasión rusa de Hungría, llegando incluso a enviar una carta formal de protesta. Durante la segunda mitad de la década de los cincuenta comienzan sus variaciones sobre grandes obras clásicas. Dentro de esta línea destacaron sus cuarenta pinturas sobre las Meninas de Velásquez. Sigue recibiendo grandes encargos, como un enorme mural para el nuevo edificio de la UNESCO en París. Esta obra, titulada "La caída de Ícaro, es concluida en 1958. Con la llegada de los años sesenta comienza a trabajar con nuevas técnicas, entre las que destacan las chapas plegadas y pintadas. De todos modos, la figura humana sigue siendo el centro de su atención, y buena prueba de ello son los más de sesenta retratos de Jacqueline que pinta en 1962. Temporalmente retorna al teatro, pintando los decorados escénicos para el Ballet de París. A estas alturas la obra de Picasso había alcanzado unas dimensiones absolutamente colosales, fruto de sus ochenta y cinco años y su brutal capacidad de trabajo. En 1966 tuvo lugar una exposición retrospectiva en la que se mostraban más de 700 obras del artista, ocupando el Grand Palais y el Petit Palais. En 1970 donó al Museo de Barcelona todas sus obras que se encontraban en posesión de su familia en España. Pese a su avanzada edad no había perdido capacidad de trabajo, y continuaba creando con gran intensidad. El 8 de abril de 1973 falleció en Mougins.
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Picasso
En su casa,
Villa "la caliForniE", 1956
Š Foto: Douglas Duncan
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