RESTAURACIÓN DE UN TRAMO DE LA MURALLA DE HUETE SITUADO JUNTO A LA PUERTA DE DAROCA INTRODUCCIÓN
Huete es un municipio con un patrimonio cultural muy voluminoso que refleja
la importancia que la ciudad ha tenido en el pasado. De las diez parroquias, ocho monasterios, decena de ermitas, casas solariegas sólo quedan en pie algo menos de la mitad de los edificios, debido a la ausencia de inversiones en restauración y rehabilitación.
A pesar de todo lo perdido, el ayuntamiento debe hacer frente al mantenimiento
de tres gigantescos edificios: el monasterio de la Merced, que era el mayor edificio que tenía
esta orden religiosa en Castilla y que hoy sirve para alojar las casas consistoriales y otros servicios; el monasterio de Jesús, bello edificio del siglo XVI, que carece de uso alguno; y el
Colegio de Jesuitas, también pendiente de intervenciones de urgencia y consolidación. Por lo tanto se necesitan grandes inversiones y la búsqueda de usos que puedan servir de estímulo a la economía y progreso del municipio.
Además, el ayuntamiento debe velar por la conservación de otros edificios
privados como el monasterio de Santo Domingo, con una bella iglesia diseñada en 1620 por fray Alberto de la Madre de Dios, arquitecto del rey Felipe III, la casa de los Linajes, del siglo
XVII y otras casas solariegas que corren peligro de desaparecer, y que necesitan también de
alguna intervención por parte de las diferentes administraciones públicas, para evitar su desaparición.
A todos estos problemas se añade actualmente un lienzo visible de la muralla
que corre serio peligro en su integridad, ya que uno de sus torreones está a punto de
desplomarse. Se trata de un lienzo de unos 20 metros de longitud, el inmediato al adarve, en el que están adosados varios edificios y corrales ruinosos que se pretenden eliminar para facilitar la visión de la muralla.
Sin duda alguna se trata de una intervención urgente, cuyo principal fin es
restaurar el torreón que flanqueaba a la desaparecida puerta de Daroca. Al mismo tiempo se
eliminarían los corrales y edificios ruinosos dejando una plazoleta ajardinada para facilitar la contemplación del lienzo murado.
El lienzo que se pretende restaurar es liso, ya que era el orientado hacia la
ciudad, y está construido en mampostería a cal y canto. La restauración deberá consistir en recuperar los vanos abiertos como consecuencia de la construcción de viviendas adosadas a la muralla.
HUETE EN LA EDAD MEDIA
La ciudad de Huete en la Edad Media controlaba el territorio de un amplio
alfoz que se extendía por un extenso territorio constituido por casi cien poblaciones, hoy pertenecientes a las actuales provincias de Cuenca y Guadalajara.
En época musulmana, Huete, denominado Webda, dependerá de la Kora de
Santaver, hasta su paso a manos cristianas hacia 1150, cuando en el proceso de repoblación cristiana pasará a ser la cabeza del amplio alfoz, siendo favorecida por los reyes para organizar el territorio.
En 1168 Huete dependía de Fernando Ruiz de Castro, que se disputaba la
tutoría del rey Alfonso VIII. En ese año se produce la importante “Batalla de Huete”, en la que
los Manrique de Lara establecen su superioridad en el reino, consolidando su poder con respecto a la minoría del Rey. En ese momento la fortaleza de Huete pasará a manos de esta segunda familia.
Pocos años después, en 1172, es de destacar que la incursión almohade a
España, planificada desde África, se dirija directamente contra Huete, por ser una plaza
cristiana que estaba en la retaguardia. Las fuentes documentales conservadas y las crónicas almohades, han servido para el
estudio de las batallas y asedios
de ciudades, por sus relatos sobre
la construcción de máquinas de guerra
y
empalizadas.
la
defensa
con
La importancia de
su judería conllevó a que en 1290 se
reunieran
en
la
ciudad
representantes de todas las juderías de Castilla para elaborar el famoso Padrón de Huete, que sirvió para establecer las cuotas del pago de impuestos por parte de las diferentes juderías. En la actualidad, las actas de aquél padrón, conservadas en el Archivo de la Chancillería de Granada, constituyen una de las mejores fuentes para conocer el judaísmo en la España medieval.
La judería sufriría el progrom de 1391 como el resto de ciudades españolas, sin
embargo, la situación no llegó a ser catastrófica, ya que la judería se trasladó al recito de la
alcazaba, situada en lo alto del cerro del Castillo, donde fueron protegidos por Constanza de Castilla, hija de Pedro I de Castilla y señora de Huete desde 1388 como compensación por su renuncia al trono de Castilla.
La importancia Huete en este periodo fue recompensada por el otorgamiento
del título de Ciudad en 1428 por Juan II y el de Noble y Leal en 1477 por los Reyes Católicos. NOTICIAS HISTÓRICAS SOBRE LA MURALLA URBANA DE HUETE
La primera noticia sobre obras de fortificación la encontramos en el año 908,
cuando Ibn Hayyan de Córdoba, cronista oficial de Abderramán III, nos relata cómo al morir
Muza ibn Dil-Nun, señor bereber de Santaver, se había sublevado contra el gobierno central de Córdoba, manteniendo bastantes años su independencia. Sus hijos se repartieron el territorio,
correspondiendo a Mutarrif la ciudad y tierras en torno a Huete, donde se apresuró a llevar a cabo importantes obras de fortificación en su castillo y en sus murallas. De esta época se
conserva un lienzo con torreones cuadrados, todo ello realizado en tapial, y también un lienzo en la alcazaba, en lo alto del cerro del castillo, en el lado oeste.
El paso de Huete a manos cristianas en época de Alfonso VII, rey de León,
implica que la ciudad y su fortaleza se convierten en uno de los puntos más avanzados de la España cristiana en la segunda mitad del siglo XII. Con Cuenca bajo manos musulmanas, Huete
se va a convertir en este momento en un núcleo estratégico de suma importancia, donde las
familias nobles se disputarán la supremacía del reino y la tutoría del rey Alfonso VIII en 1168, y poco después, en 1172, se convertirá en el objetivo principal de la incursión almohade desde áfrica, que resultó fallida.
La actividad militar de este periodo es la que va motivar que la muralla de
época califal sea continuada y finalizada. Las crónicas musulmanas sobre el asedio almohade
de 1172 citan cómo los cristianos levantaron empalizadas debido a que las puertas de la ciudad no estaban terminadas. Los defensores abandonaron la ciudad refugiándose en la alcazaba, a pesar de lo cual los almohades no pudieron adueñarse de la ciudad por tropezar con alguna
resistencia; se luchó en las iglesias, la mayor parte situadas sobre la muralla, los musulmanes derribaron algunas y se llevaron 9 campanas; además se construyeron máquinas para el ataque.
De esta forma, si atendemos a las diversas crónicas, la muralla de Huete se
edifica entre los siglos X y XII, iniciándose en época califal, cuando Mutarrif era señor de Huete, pero siendo reforzada en todos sus puntos después del paso de Huete a manos cristianas en la segunda mitad del siglo XII, construyéndose sus puertas en este periodo.
Los tramos de época califal están construidos, bien en sillares dispuestos de
forma vertical, o bien en tapial; en época cristiana todos los muros se refuerzan con mampostería de cal y canto.
Poco después de finalizada la muralla se desarrollan los adarves, y nacen las
calles actuales de la ciudad, adosándose viviendas a la muralla muy tempranamente, como han demostrado estudios como el de José María Sánchez Benito.
DESCRIPCIÓN FÍSICA DE LA MURALLA
La muralla, por su lado norte, baja del castillo, habiéndose conservado un largo
muro de tapial en el que se sitúan ocho torres, desmochadas, quitando su aparejo pétreo, con su
interior de tapial en el que se pueden apreciar los agujeros o “luh” del encofrado, que están a igual distancia unas de otras, con un frente de tres metros y una profundidad de dos y medio cada una. Su altura varía, siendo la media de cuatro metros. Sólo una de ellas conserva el
revestimiento de sillarejo entre gruesas capas de cal; este sillarejo es de forma muy alargada y dispuesto formando sucesivas capas horizontales.
Este tramo de muralla tuerce en dirección norte – sur, y discurre paralela al
castillo, aprovechando la mayor altura del terreno. Se abren en la población cuatro arcos o puertas: Daroca, Medina, Almazán y Castejón.
Dejando para el siguiente capítulo la Puerta de Medina, que es donde se
pretende intervenir, siguiendo en dirección sur, sobresale una torre de planta cuadrada o
rectangular, de estilo mudéjar, formada por bandas alternas de piedra y ladrillo, tipo toledano, con revestimiento completo de ladrillos en las esquinas. El número de bandas actual es de dieciocho. Está incompleta, no
sabiéndose exactamente cuál era su altura.
Hay otro tramo
entre viviendas en el que puede verse el material con que estuvieron
fabricadas:
mampuesto pequeño, de color
gris, con fuerte masa de cal. En toda la muralla, la anchura es
de dos metros, y su altura depende de su conservación, siendo la altura máxima conservada de cinco metros.
El arco del Caño Mocho es reciente. Se abrió como entrada directa a la ciudad,
sin ningún estilo. Ingresando por él hacia el castillo, a su izquierda tenemos la verdadera puerta:
el arco de Medina. Fue restaurado en los años ochenta y consiste en un portal que, aprovechando un ángulo de la muralla, se abre en este recodo mediante dos arcos góticos separados tres metros, a base de buenos sillares de caliza. Existen cuatro huecos de piedra, a ambos lados del arco, como para tener allí una viga o tranca transversal.
La muralla continúa entre casas hasta la calle subida de San Pedro, donde se ve
claramente que hubo un postigo y desde donde se divisa la gran torre del castillo. A su derecha,
si entramos en la población, encontramos el callejón del Moro, con su pequeño cobertizo entre dos casas.
El Arco de Almazán se abre a la plaza del Reloj, punto neurálgico de la ciudad,
de donde parte la calle de la Plaza. La Puerta fue remodelada a finales del siglo XVIII cuando se inician las obras de la nueva torre del Reloj.
De aquí, la muralla, que había venido manteniendo las misma cotas, se eleva
hacia un cerro pequeño, donde existen unas humildes viviendas-cuevas. Un torreón blanqueado, roto verticalmente, que forma parte de una vivienda y un muro, nos llevan a un sector
interesante y complejo formado por restos de una fuerte torre tapial unida a la muralla. Es en este punto se situaba la puerta de Castejón, denominada antiguamente puerta del reloj, por encontrarse allí éste ubicado.
Desde aquí, la muralla desaparece a trechos, para ir hasta un cerro yermo, casi
circular, donde hay una construcción defensiva pentagonal, que pudo contener en origen un aljibe. Desde este punto, la muralla cambia de dirección encaminándose al norte para unirse a la alcazaba.
PECULIARIDADES DEL TRAMO QUE SE PRETENDE RESTAURAR
El tramo que
se pretende restaurar parte
desde uno de los torreones que formaba parte de la puerta de Daroca y termina
en una vivienda de nueva construcción
que
está
construida sobre la propia
muralla. Se trata de un tramo adarve, y que consta de unos 20 metros de longitud.
interno, el orientado hacia el
Los materiales, como hemos dicho anteriormente, consisten en mampuesto
pequeño con una fuerte masa de cal. Como en el resto de la muralla, la anchura es de dos
metros, y su altura en el punto más alto, que coincide con el torreón de la Puerta de Daroca, es algo inferior a los cinco metros.
La Puerta de Daroca, según se puede ver en la fotografía que adjuntamos, se
abría entre dos gruesas torres, al parecer de tapial, macizas, dejando en medio el paso,
defendido con arco de medio punto. Hoy sólo queda la torre que mencionamos, embutida en
una casa. Presenta planta cuadrada, con interior a base de tapial sobre el que se dispone una gruesa capa de sillarejo o mampuesto.
La medida más urgente que proponemos en esta actuación consiste en la
consolidación del torreón de la puerta de Daroca, que está en serio peligro de desplomarse. Se
pretende por tanto, consolidar el torreón, reintegrando con nuevos materiales a base de mortero de cal las partes dañadas, para consolidar y evitar el desprendimiento de piedras. Además, será necesario reforzar toda la estructura.
Al mismo tiempo, se eliminarán
todos los muros de los corrales arruinados que impiden y dificultan la visión de la muralla.
Eliminados estos muros, se iniciará una labor de restauración que consistirá en la reintegración de los vanos realizados en la muralla como consecuencia del uso de las viviendas que existieron adosadas a la
misma. Esta reintegración se llevará a cabo también
con mampuesto pequeño y unido con mortero de cal.
Por otro lado, también se realizará
una limpieza de los muros para que recuperen el color que tuvieron en su origen, eliminando así el añadidos con posterioridad.
color blanco y los revocos de yeso que fueron
En último lugar, también se llevaría a cabo, sobre los solares emergentes
después de la retirada de los escombros de los muros y viviendas ruinosas, el ajardinado de la plaza resultante con el fin de embellecer el entorno urbano y realzar la muralla. La intervención finalizaría con la iluminación del tramo restaurado con la instalación de varias farolas de pie.