El Cartel del Che

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El52cartel del Che años vueltos historia. Antonio Pérez Ñiko



El cartel del Che 52 años vueltos historia. Antonio Pérez Ñiko


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Un agradecimiento especial al Centro Studi Cartel Cubano Venezia por hacer posible la edición de este cuaderno

También es una “actividad extra” como apoyo a la Beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México 2020 - Antonio Pérez Ñiko 2020 - Tímido Ediciones Diseño y cuidado de la edición Carmen Salazar Lagunes - Jessica López Impreso en { } Tiraje de 200 ejemplares Zoncuantla, Coatepec - México 2020 Imagen de la cubierta tomada del Cartel “Hasta la victoria siempre”, Cuba 1968, de Antonio Pérez Ñiko.


Este es el noveno cuaderno que editamos y para dejar por escrito un poco de la historia y vivencias sobre el cartel del Che que se diseñó en 1967 y fue publicado a comienzos del 1968. También con la intensión de aclarar algunos aspectos que se pierden por la falta de conocimientos de lo que ocurrió a la hora de hacer este trabajo de diseño gráfico. ¡Y que ha sido tan comentado y divulgado!


Primera impresiรณn. Cartel offset 41.5 x 67 cm


Era una mañana nublada de octubre de 1967. Llegamos al lugar donde trabajábamos en la Cuba de esa época. Una oficina que tenía la responsabilidad de realizar la propaganda gráfica política y social cuyo nombre era la “Casa del Orientador Revolucionario” y donde había sido la residencia de un millonario cubano de antes de la Revolución. Con un poco o un mucho de discreción se pidió que permaneciéramos en el lugar. Algo importante había ocurrido. Demasiada tensión y nulos comentarios. Finalmente un funcionario de la llamada Comisión de Orientación Revolucionaria del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, (así se nombraba) informó lo ocurrido y lo que debíamos enfrentar. El revolucionario guerrillero “Che” Guevara había caído en Bolivia y el Partido Comunista de Cuba solicitaba que hiciéramos carteles para dar la noticia y hacerle, por consiguiente un homenaje gráfico.


Independientemente de la sorpresa y asombro el equipo de diseñadores comenzó su trabajo. Reunidos durante tres días se hicieron diversos diseños donde la imagen, del Che era lo importante. Y lo que se repetía, puesto que se tomada como principal aspecto del tema. El texto que debíamos utilizar: Hasta la victoria siempre. Este fue una frase escrita en la carta de despedida del Che en su viaje a Bolivia, para llevar sus ideales de vida a ese país. Y esta se convertiría en un legado histórico. Sin embargo, el cartel diseñado por mi en ese momento no fue aprobado porque, según el funcionario político que nos atendió... ¡era muy colorido! En ese instante no entendimos la justificación que se nos daba. El cartel estaba diseñado en el “rojo saturno” que era un nuevo matiz de reciente adquisición y el negro. ¡Lo de colorido era impensable! No obstante la directora en la referida “Casa del Orientador” u oficina de trabajo nos prometió que “lucharía” para que se pudiera imprimir con posterioridad. Por ello el 1ro. de enero de 1968, con la festividad de un aniversario del Triunfo de la Revolución salió el cartel que se convertiría en un icono de la gráfica política de su tiempo y mantenida hasta la actualidad.

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Gracias a María Angélica Álvarez, que cumplió su palabra de lograr la publicación, tenemos este cartel con más de 51 años de haberse impreso. Y para mantener la exactitud de la historia, 52 de haberse diseñado.

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Valla mural. Casa de las AmĂŠricas, 2.67 x 4.05 metros.



Algo más sobre el cartel del Che. Sin dudarle, y ya mencionado, lo indispensable que recurrimos era a la imagen del Che para darle una solución de fácil percepción. Primero, buscar la foto que ayudara a identificar al “personaje histórico” que nos motivaba. Revisé en los archivos de fotografía todas las que tenía a mano. Encontrar la exacta fue una tarea que se regía por la confrontación, puesta al servicio de la imaginación. Coincidimos que la mejor era la foto de Korda tomada el 5 de marzo de 1960, en el entierro por los caídos en la explosión del barco de origen francés La Coubre, en el puerto de La Habana.

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Como un tanto de reflexión y tal vez de aclaración de algo curioso y solo para dejar un poco de duda y en busca de otra verdad, se dice que la foto del Che tomada por Korda, se hizo conocida por su


utilización en 1968 por el dibujo de un artista irlandés del pop. Y otra versión, que un editor italiano imprimió, tras la publicación del “Diario del Che en Bolivia”, carteles con su imagen que fueron utilizados como promoción del referido libro. En realidad en ese momento no hubo ningún vínculo con estos acontecimientos y la selección que realicé de la foto. Esta actividad creativa se llevó a cabo en 1967. La anterior comentada y a la que se le ha dado equivocadamente la primicia de imagen gráfica aparecida, fue en 1968. Además la que seleccioné era por el gusto hacia esta obra y su valor expresivo en lo que apreciamos. Todo a partir de la búsqueda de imágenes para representar y apoyar el trabajo de diseño del cartel que se requería. Seleccionada la que parecía la más factible, donde aparentemente el rostro del Che tenía una expectativa de seguridad en su pensar, comencé la tarea de crear el diseño. Fue la etapa donde la foto se convirtió en imagen importante. Aún así, le di movimiento e hice una composición con diversos planos y tamaños de la foto. La intensión era dar como contenido, que la imagen del Che fuera capaz de multiplicarse hasta el infinito, en todas sus dimensiones reales para la historia.

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El bocetaje a lápiz se realizó con la finalidad de distribuir la imagen que estaría como elemento primordial en el cartel, y armar y darle equilibrio a la composición. El estudio y utilización de la foto era indispensable e importante. La foto de la imagen del rostro del Che se fue fragmentando y colocando dentro del formato para su posterior solución. La importancia o contenido del cartel era rendirle un tributo a su actividad revolucionaria y brindar la posibilidad de que podía reproducirse con su acción haciéndolo visualmente factible a través de la multiplicación. La composición sería dinámica como su accionar. En el centro de la composición el rostro estaría sin ningún recurso gráfico más que el alto contraste de la figura. Con ello se vería fuerte y claro en la foto que se mostraría. Incluso la imagen del Che en la foto tomada por Korda era exacta y sin maquillaje. Límpida y segura de su visualización. El ejercicio de pasarla al alto contraste le permitía impregnarla de un rigor visual y fuerza expresiva indispensable para acompañar al contenido del mensaje. En el cartel se exploró la diversidad de composiciones con la foto. Se fragmentó hasta crear un solo elemento constituido por seis parte de la cara. Este ejercicio se realizó con las fotos en medio tono.


Se armó la composición y posteriormente se pasó a una técnica nueva en Cuba, que era el llamado kodalic. Una película transparente que recogía la imagen en positivo de la que hacíamos uso. Detrás en el fondo, también con un color nuevo en la paleta de los rojos (rojo saturno) hicimos la plasta de color y se situó sobre éste la película con la imagen realizada del cartel. La tipografía seleccionada fue una Futura condensada negra, dispuesta en dos líneas en altas y sin interlínea entre ellas. Las dos palabras claves en la frase VICTORIA y SIEMPRE se colocaron unidas y una sobre la otra formando dos líneas compactas. Creando toda una intensión de contenido. El tiempo de creación fueron días en jornadas largas de trabajo. Puesto que la presencia y realización del diseño fue para cumplir sin desplazarnos en el consabidos horario de ocho horas. Queriendo y manteniéndonos las veinticuatro horas del día hasta su total conclusión, que fueron alrededor de tres días. El cartel, después de su aprobación, se imprimió en sus inicios en Offset donde el resultado fue de muy pobre calidad. Incluso su formato era de menor tamaño (41.5 x 67 cm). Recuerdo que transcurrido un tiempo, algunos meses de su impresión, alguien me trajo una revista LIFE donde en sus dos páginas centrales estaba

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impreso, en bastante buena calidad, el cartel que se había realizado en 1967, e impreso y publicado en 1968. Tras esta demostración de que se podía mejorar la impresión se realizó una, en serigrafía en el año de 1969 y con formato de 54.5 x 91 cm. De esta edición se imprimieron 1000 ejemplares en cartulina gruesa. Recuerdo el cúmulo de carteles impresos en cartulina gruesa en lo que fue el garaje de la anterior mansión del millonario cubano. Después el cartel se siguió imprimiendo en serigrafía y con un formato de 55 x 97 centímetros. El cartel cuando se puso en su lugar de promoción fue ampliamente distribuido. También se imprimieron las vallas o espectaculares que completaban la actividad de promoción gráfica. Estas tenían un formato de 2.67 x 4.05 metros. Impresas en serigrafía en papel y para suerte de este trabajo, un ejemplar queda dándole presencia y compromiso en el lobby de la Casa de las Américas de La Habana. Las demás, que sepa, desaparecieron con el tiempo. Como todo lo que se vuelve reconocido y con su parte de historia, tiene muchas que son interpretaciones de lo que se realizó y ocurrió en la realidad. Incluso especulaciones desacertadas. Y esta expuesta acá, en este texto, es la que vivió y recuerda su creador, con el publicado cartel del Che.


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Para la formación de esta publicación se utilizó la tipografía Sabon diseñada por Jan Tschichold en el periodo 1964-1967 en 12/16.



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