ENTRE LO REAL Y LO VIRTUAL.Este es el primer comentario de la nueva temporada. Metidos ya en el otoño. Habiendo dejado atrás playas, sombrillas y bronceadores y asomándonos a los primeros chaparrones pero aunque refresque, la calor a ratos hace su aparición, y se resiste a dejarnos. Le he dado vueltas a la azotea sobre si hablarles de política, alegrarnos que Salvador de la Encina si nada lo estropea encabece la lista del PSOE en la provincia de Cádiz, aunque lo sabremos definitivamente dentro de poco en el Comité Federal de dicha organización. Así debería ser también en el PP, con José Ignacio Landaluce, pero al parecer y en el mejor de los casos se tendrá que conformar con ser el secundón de doña Teófila Martinez, que no fue capaz de mantener la alcaldía de Cádiz. Pero no sufran unos y se alegren otros que no les voy hablar de eso. Ya habrá tiempo de aquí a Diciembre. Hoy me gustaría reflexionar con ustedes de ese camino permanente que recorremos entre lo real y lo virtual y que tan bien suelen reflejar con todo tipo de detalles y tendencias las estadísticas. Si ustedes se fijan bien, y me consta que lo hacen, intentan presentarnos al hombre que no existe en la realidad, pero al que todos los mecanismos e instrumentos de la sociedad de consumo, las armas publicitarias y los medios de comunicación dirigimos nuestras atenciones.
Es ese ciudadano norma que hace cosas sin proponérselo, vive sin darse cuenta yse muere el día menos pensado formando parte de la única tabla numérica cierta, la de aquellos que no están. Mientras vivimos, aspiramos a ser protagonistas de nuestras propias historias, procuramos ser lo más felices posibles, intentamos pasarlo bien, pero inevitablemente este es un camino que se aprende superando las dificultades, resolviendo conflictos y sintiendo las amarguras alternándose con las alegrías. En este rosario diario de evitar obstáculos, hay cosas de las que no podemos librarnos a pesar de nuestros esfuerzos en conseguirlo. Son ustedes capaces, de afeitarse por la mañana escuchando la SER, sin oír los comentarios de una tertulia sobre el problema catalán, incluso ahora que ya se han celebrado las elecciones autonómicas o plebiscitarias o sobre las próximas Generales, o en relación con algunas de las tramas de corrupción. Nos pasamos la vida entre lo real y lo virtual, y en este relato de nuestra propia historia, resulta una verdadera tortura aguantar con excesiva frecuencia al incompetente, individuo que no descansa nunca y que en todo lugar y tiempo se empeña en hacer difícil lo fácil, en complicar lo simple y en montar un follón donde no hay ningún problema. Estas pequeñas cosas de las que no nos podemos librar , estas cuitas cercanas nos mantienen vivos y alertas , nos convierten en infelizmente felices o felizmente infelices , rompen con la monotonía de lo conveniente , el canon de la ortodoxia y afortunadamente en muchas ocasiones no figuran en ninguna estadística. Juan Antonio Palacios Escobar