LA LÍNEA COMO PROBLEMA (A. Pérez Girón) Si circula usted a través del polígono de Campamento, tradicionalmente olvidado y desasistido, percibirá un cambio extraordinario, viales asfaltados, rotondas, zonas ajardinadas. Lo comprobará mientras lo hace en el terreno comprendido del término de San Roque. Algo más allá, en la parte correspondiente al vecino municipio de La Línea, los baches, la falta de señalización, el total abandono vienen a demostrar que se halla en otro lugar diferente, al que ha pasado sin transición alguna. A pesar de que esa superficie es mucho más reducida, notará que está en una localidad distinta. Es el ejemplo evidente de que en la ciudad de La Línea las cosas no es que no marchen bien, es que, simplemente, no marchan. La Línea tiene características propias de ciudad fronteriza. Eso le ha hecho ser un pueblo abierto y ha enriquecido su cultura popular. Pero una ciudad que, independientemente, de los lazos afectivos que pueda tener hacia Gibraltar, no puede tan sólo aspirar a vivir de la colonia. Tiene que tener una salida más digna. Una salida que suponga dejar atrás la frustración que supone la carencia de horizonte, más allá de la mole que abre el estrecho.
Y para ello, habrá de contar con el concurso de las distintas Administraciones, pero no se olviden de las autoridades locales democráticamente elegidas. Ellas deben asumir la responsabilidad de hacer un municipio distinto. Conservando su esencia de pueblo especial, pero nuevo. Con un verdadero proyecto de ciudad, con realismo, claro. Pero con decisión. De esa tarea no puede sustraerse la ciudadanía. Que la ciudad esté sucia no sólo es porque falten trabajadores de la limpieza. Los vecinos tienen mucha responsabilidad en la imagen que de la villa se tiene. Amigos linenses me cuentan que la población congrega diferentes mafias que controlan los tráficos ilícitos. Casos de este tipo han trascendido a medios de toda España. Imágenes de alijos, con el descaro del pleno día y entre pacíficos vecinos que disfrutan una jornada de playa, no es una ficción cinematográfica. Puede ser lamentable, y lo es, esta mala “promoción” de La Línea. Sin embargo, son sucesos que no dejan de ser noticia. Arremeter contra la prensa, matar al mensajero sólo conduce a ocultar una realidad que, a los primeros que sonroja, son a la gran mayoría de linenses que se ganan la vida honradamente. Y muchos con enorme dificultad en los tiempos que vivimos. La firma, 2 noviembre 2015