La Ciencia en la calle Durante dos días quienes nos acerquemos a la Plaza Alta podremos contemplar una actividad pedagógica que ya nos es habitual año tras año. De hecho todo este espacio de calle ha sido ya tomado esta mañana por cientos de alumnos que tienen un objetivo común: mostrar sus proyectos de investigación al público. Las Jornadas de Ciencia en la Calle, que en esta ocasión alcanza su novena edición, es una iniciativa que pone en marcha la Asociación de Amigos de la Ciencia Diverciencia y es todo un referente en la ciudad, en época ya primaveral. Todo un acontecimiento que tiene como objeto el loable deseo de impulsar la divulgación del conocimiento y por el que se potencia la imagen de la Ciencia, algo que suele estar muy distante del día a día en la calle. Aquí, los alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato, además de algunas facultades, dejan por unas horas las aulas y laboratorios para mostrar al público sus trabajos, sus progresos. Porque la Ciencia hay que conocerla, hay que palparla, e incluso tocarla, para que te atraiga, para que te guste. Este foro de encuentro es una iniciativa estupenda para animar a los alumnos a trabajar en equipo en un proyecto que durante meses irá conformando un resultado satisfactorio. Aquí veremos el resultado de ese esfuerzo. Por eso valoro muy positivamente la labor que vienen desempeñando asociaciones como Diverciencia y, muy especialmente, el incansable apoyo que sustenta en ella su presidenta, la profesora Ana Villaescusa. Hace unos días hablaba con ella de las dificultades que deben afrontar los jóvenes a la hora de decidirse hacia qué camino van a guiar sus pasos, hacia qué rama del saber van a dedicar cuatro, cinco o seis años de su vida para formarse. Aquí es muy importante, además de las condiciones personales de cada uno y de las preferencias, el apoyo docente que hayamos tenido, el que alguien nos anime, en un momento determinado, a ir hacia adelante porque confía en nuestras capacidades. Ahora, cuando los alumnos de Bachillerato y de Ciclo Formativo se preparan para afrontar en mes y medio las pruebas de selectividad; en una época de dificultades, cuando cientos de jóvenes formados se van del país a intentar buscar lo que aquí no encuentran, yo soy de la opinión de que el alumno debe enfocar sus estudios hacia lo que él desee y no lo que crea que, a lo mejor, puede tener más salidas, ya sea en España o fuera de ella.
Estudiar fuera, y para ello volvemos a hablar de recortes económicos, es positivo y da una visión del mundo más allá de nuestras narices. Trabajar fuera de nuestro país también tiene su carga positiva. Lo negativo es que esto no sea resultado de nuestra libre elección, que tengamos que buscar trabajo fuera porque en España no hay o porque cada vez sea más precario. Volviendo a la Ciencia, también me voy a referir a unas palabras del responsable del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez, quien en la presentación de la Feria del Libro, que por cierto, recuerdo, se abre el día 17 de este mes, lamentaba la gran separación existente hoy entre las Letras y las Ciencias. Hacía referencia a esa época en la que ambas “viajaban bajo un mismo paraguas: el humanismo”. De ello, tuve la ocasión de hablar ayer con la escritora Rosa Montero, quien decía que “en España tenemos una tradición anticientífica” y que a ella misma, que un día tuvo que elegir Letras, aunque también le gustaban las Ciencias, le parece “una mutilación” y que “eso no es educar a la persona de una manera completa”. Animémonos a salir estos días a la calle a ver Ciencia y recordar que, también mañana, además de Diverciencia, podemos tener un encuentro, en el Día Mundial del Arte, con la creatividad de los jóvenes estudiantes de la Escuela de Arte que sacarán a calles y plazas sus trabajos. Algeciras 14 de abril de 2015