No más tolerancia a la desigualdad entre iguales Algunas veces me viene a la mente una imagen. Un hombre caminando, erguido y rápido, por la plaza Feddan, hoy Hassan II, donde se alza altivo el Palacio Real en Tetuán. Detrás una mujer, vestida de oscuro y con un niqab cubriéndole la cabeza, a través del cual apenas se le distinguen los ojos. Detrás, también deprisa, ella va intentando no separarse de él en una carrera de obstáculos entre el gentío y los puestos de mercancías extendidos más allá de la Medina. Es la imagen de la sumisión, de la mujer que pertenece al hombre que todo lo puede, al amo del harén. Hoy 25 de noviembre se conmemora en todo el mundo El Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género. Un año más nos dedicamos durante unos días a reflexionar sobre la dominación del hombre sobre la mujer, que bien queda reflejado en esa “pareja” que ví una tarde de otoño en Tetuán. Pero esa imagen la vemos muchas veces y otras, a veces, está aunque ni siquiera intuimos, en la sociedad más próxima a nosotros. Más de 45 mujeres asesinadas por su pareja o expareja en lo que llevamos de año, esa es la cifra que nos hace estremecer y esa es tan sólo la punta del iceberd de la realidad del día a día. Detrás de ello están también los niños, también objeto del maltrato e incluso a veces objetivo de la acción criminal. También tenemos delante de nuestras narices, casos de trata de personas, violaciones fuera de la pareja, maltrato entre parejas del mismo sexo, o mutilación genital. Más cifras. La Ley Integral de Violencia de Género cumple diez años y en este periodo 757 mujeres han muerto asesinadas. Es una ley muy completa, pero que aún resta por desarrollar, coinciden en señalar expertos. Hay medidas de ayuda, de apoyo, pero no son suficientes, más aún cuando los recortes económicos han hecho disminuir los recursos dirigidos a mujeres que denuncian el maltrato. Unos recortes a los que nos ha acostumbrado en los tres últimos años la ministra Ana Mato y que, como en casi todo, a veces se tienen que suplir por trabajos realizados por ONG. La mujer debe denunciar, también el entorno familiar o de amigos, y para ello es muy importante la
información, las campañas de apoyo. Es necesario que la persona que sufra el maltrato, tanto físico como psicológico, sepa que no está sola. Sin embargo, hace falta dinero para los centros de acogida, para el apoyo legal a estas mujeres y hace falta apostar por una formación específica de todos los agentes implicados en detectar un posible maltrato y apoyar a la víctima en todos los pasos posteriores. Es muy importante la labor del personal sanitario, de los psicólogos, de los policías, de los jueces... De ellos se habló en unas interesantes jornadas celebradas recientemente en Algeciras, en el salón de la ONCE, de la mano del Colegio de Abogados y de profesionales del SAS. Es muy importante que las mujeres puedan confiar en las instituciones para animarse a denunciar. Pero ese es el primer paso de un duro sendero que tiene que recorrer una mujer tras haber denunciado. Muchas veces cae sobre ella, incluso la sospecha de si ella estará mintiendo. Es la sombra contra la que muchas veces tiene que luchar la propia denunciante cuando, depende quien tenga delante, va hacerle sentir incluso como sospechosa. Las leyes son necesarias y los medios económicos para desarrollarlas, pero lo que sí es imprescindible para luchar contra el machismo es destinar esfuerzos en la educación en igualdad para eliminar los empujones, el control de ropa, del teléfono y de las relaciones, e incluso las agresiones sexuales a las que se ven sometidas chicas, casi niñas, con 14, 15, 16, 17 años. Algeciras 25 de Noviembre de 2014