EL ACOMPAÑANTE Siempre viaja con él, calladamente, sin molestar, su compañía le ofrece una seguridad sin límites, porque él sabe que está ahí, testigo mudo de sus cuitas, de sus preocupaciones, de sus disfrutes, de sus compañías, de sus risas y de sus llantos escondidos, no se manifiesta, pero siempre está dispuesto a colaborar cuando él se lo requiere. Le ha servido de apoyo necesario e indiscutible en muy diversas situaciones, en su relación con famosos, con amigos, con deportistas, con artistas, hasta con desconocidos, en diferentes y variados sitios, donde él siempre se ha visto obligado a acudir por sus relaciones, por su profesión, por su familia, o simplemente porque quería, porque le daba la gana, pero nunca podía desistir de su compañía, el simple hecho de saber que estaba ahí, a su lado por si la ocasión lo requería, hacía que se sintiera más seguro, sin miedo a fracasar. Él respetaba su silencio porque se había adaptado y no le molestaba en absoluto. A los ojos de los demás, muchos ignoraban su existencia, porque apenas se le veía, apenas se notaba, pero no le sorprendía a nadie cuando aparecía en los momentos más cruciales, en los momentos en que sabían que él lo iba a necesitar,
cuando estaba necesitándolo y lo buscaba con la seguridad de que no le iba a fallar, momentos que podían a veces ser muchos a lo largo de un día, pero respetando siempre su voluntad, sin molestarse por tener que intervenir y sin molestar mientras tanto en sus reposos. Únicamente sabía que debía estar siempre alerta cuando se acercaba el momento en que tenía que intervenir, que se daba la situación idónea cuando a él se le aproximaban algunos amigos, o él mismo consideraba que la ocasión requería de su acompañante, entonces en ese momento aparecía majestuoso de algún lugar escondido, ante la sorpresa de todos que se mostraban agradecidos por su intervención, brillante, se estiraba altivo dispuesto a intervenir, se acomodaba, y él mismo le daba participación, ofreciéndole un artilugio que abrazaba con su mano y que inmortalizaba el momento para la posteridad. Se trata del palo selfie de Juan Manuel Dicenta, tan fiel y tan útil como él mismo necesita y se merece, para fotografiar sus momentos felices, que solo una persona como Dicenta sabe inmortalizar para felicidad y regocijo de los demás.
Aquí el “selfie” con Juan Barreno