Luis Romero
SER.23/02/15.Antes de que se convocaran las elecciones autonómicas de forma anticipada, en realidad la carrera de las municipales ya había comenzado y, a pesar de que solamente queda un mes para votar a los candidatos al Parlamento Andaluz y tres para elegir alcaldes y concejales, parece como si las elecciones locales tuvieran más ímpetu, más tirón, despertaran más interés que las que decidirán el Gobierno andaluz y, por eso, acaparan más la atención. La clave, sin duda, está en que nos pillan más cerca, que los candidatos son personas de nuestro entorno, a quienes vemos casi cada día, cosa que no sucede -salvo excepciones- en el caso de los diputados autonómicos. Y eso es un problema, para los diputados, claro. Provoca falta de sintonía, cuando no cercanía, con los ciudadanos que representan. Salvo honrosas excepciones, sus obligaciones sevillanas los alejan de sus circunscripciones. Y cuando no es así, cuando le dedican todo el tiempo que pueden a su territorio y sus gentes, lo hacen a un alto coste personal. De ahí que cada vez tenga más claro que no se han de compatibilizar cargos electos. Por nuestro bien, pero también por el de ellos y ellas. Pero volvamos a las municipales. Las listas de los principales carteles electorales ya están claras. La renovación en las caras corre pareja respecto a quienes repiten candidatura. Todo apunta, sin embargo, a que tendremos
nuevas formaciones políticas en los consistorios tras los comicios de mayo. A las caras nuevas que lideran alguno de los partidos tradicionales, se unen nuevas formaciones que todas las encuestas dan como seguros nuevos ocupantes de escaños municipales. Es más que probable que de tres formaciones hoy presentes en el Ayuntamiento de Algeciras, por ejemplo, pasemos a cinco. Esa tendencia es general porque procede de los vientos que corren por la política nacional. Lo que algunos han definido como el fin del bipartidismo, imperfecto por la presencia de algunos terceros, se nos presentaba en principio motivado por la irrupción por la izquierda de un cuarto en discordia con aires de ruptura pero que, sorpresivamente, ha encontrado por la derecha a un quinto en esta carrera que va a trastocar lo hasta ahora previsto. Las anteriores municipales, las de 2011, en muchos sitios, entre ellos en Algeciras, fueron el preludio de lo que luego vino en las generales. Vamos a tener una segunda edición de esa premonición, aunque con la interposición previa de las autonómicas en Andalucía. Ambas serán, más las municipales que las autonómicas, termómetros más que significativos de lo que pasará en las generales de final de año, por lo que estaremos avisados de lo que nos viene. Los resultados no serán, en esta ocasión, sorprendentes. O no deberían serlo.