Firma Rosario Pérez 030215

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Cuestión de ovarios (La Firma 03-02-15) Hace unos días, en una reunión de antiguos compañeros de Universidad, tuve ocasión de escuchar algunos comentarios que me dejaron absolutamente patidifusa. Como es habitual de un tiempo a esta parte, a raíz de la crisis, la corrupción, los programas de la Sexta y la irrupción de Podemos, en aquel corrillo al aire libre se hablaba, fundamentalmente, de política. Y como es normal, teniendo en cuenta que, afortunadamente, llevamos casi 40 años de democracia, allí cada uno defendía una postura distinta, con más o menos argumentos, con más o menos vehemencia y con más o menos coherencia. Hasta ahí, también todo normal, porque las opiniones son libres y soberanas, y porque no todos tenemos por qué venir a este mundo con el don de la oratoria. Ahora bien, cuando realmente empezaron a caérseme los palos del sombrajo fue cuando alguien, hablando del adelanto de las elecciones en Andalucía, comentó que en menudo momento se le había ocurrido a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, quedarse embarazada. Ante el silencio general que por un momento se hizo, ese “alguien” en cuestión se enrocó en una atropellada enumeración de explicaciones peregrinas y frases hechas, que parecían sacadas del manual de la “perfecta esposa” que se vendía como churros en los oscuros años del franquismo, y que como mujer, periodista y madre


trabajadora (todo a la vez, y no necesariamente por ese orden) me niego a reproducir. Aún así, lo peor de todo, para mí, no fue la sarta de disparates que tuve que escuchar, sino el hecho, triste e indignante, de que todas aquellas tonterías las estaba diciendo una mujer. Una mujer universitaria, como yo, madre y trabajadora, como yo, que no se cortó un pelo a la hora de acusar a la también secretaria general del PSOE de Andalucía de haber calculado con frialdad y alevosía el ritmo de sus ovarios, y que, al intentar justificarse, dijo que ella se había estado dedicando a su profesión porque no le había quedado más remedio, pero que se estaba planteando dejar de trabajar, porque su marido ya “lo ganaba” muy bien. Así lo dijo, palabras textuales. Y se quedó tan ancha. Como se pueden imaginar, el debate, por llamarlo de alguna forma, terminó como el rosario de la aurora. Les cuento esto porque me parece un ejemplo más, uno entre muchos, uno entre un millón, de que la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, sigue siendo aún hoy, en nuestro rincón privilegiado del mundo, poco más que una utopía. Y porque me da rabia que después de tantos años de democracia, después de cuatro décadas de educación igualitaria entre niños y niñas, haya todavía mentalidades que parecen ancladas en la Edad Media, y que amparan comentarios que dan la razón al viejo dicho de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer. No conozco personalmente a Susana Díaz, y no sé por qué es precisamente en este momento de su vida, y no en cualquier otro, cuando va ser madre. Lo único que sé es que sus motivos, sean los que sean, no son discutibles. Que hoy por hoy, en España, en pleno siglo XXI, las mujeres somos madres cuando queremos, o cuando podemos. Que la decisión de tener un hijo, o de no tenerlo, tal vez la más trascendente que podemos tomar en la vida, es algo tan íntimo, tan personal, tan de puertas del alma para adentro, que nos debería dar vergüenza que siga siendo una pregunta al uso, de ésas que le haces a la hija de una vecina cuando, después de un montón de tiempo sin verla, te la encuentras casualmente por la calle. Y, por supuesto, que me parece de una bajeza tremenda que se utilice un embarazo para poner en cuestión la valía, la ambición, el talento o la capacidad de trabajo de una mujer, sea la que sea, en la política o fuera de ella. También me parece increíble que Syriza, el partido que pretende acabar con la corrupción en Grecia y sacarla de la crisis, y del que todo el mundo habla desde hace días, no haya podido encontrar en todo el país, el que fuera cuna de la democracia, a ninguna mujer capaz de ser ministra. Quién sabe, a lo peor es que estaban todas pensando en quedarse embarazadas..... Rosario Pérez Villanueva


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