La Firma Javier Malla 19 10 2015

Firma de la SER. Lunes, 19 de octubre de 2015.

Ya tienen que ser buenas las losas que el Puerto está poniendo en la acera nueva que está haciendo en la avenida Virgen del Carmen (la que los algecireños conocemos como paseo Marítimo pero que no tiene mar) porque hace tiempo que unas obras duran tanto como las del Escorial.

Es decir, que el puerto tarda menos en hacer un espigón nuevo para la Hanjin que en poner cuatro palmeras para Algeciras y esperar, encima, que todos les demos las gracias por tan notable aportación histórica al patrimonio de la ciudad.

Que ya está bien de estar calladitos y sumisos a los caprichos de cuatro colegas que gestionan el puerto en aras de ser líderes en estadísticas que ni olemos y dando gracias por dar trabajo a hombres y mujeres de la zona, por cuyo motivo ni un solo político levanta la voz no vaya a ser que un día de estos tengan que pedir favores para enchufar a sus parientes.

Lógico y obligado que contraten a gentes de la zona puesto que es ley natural del empleo coger los obreros del lugar del que se arranca la riqueza, pero ya está bien de tanta sumisión y de dar todo nuestro legado a cambio de cuatro migajas que llegan con cuenta gotas.

Y nos pasa lo mismo con nuestro estupendo polígono industrial de la comarca que lleva empleando a miles de campogibraltareños a cambio de sembrar el cáncer y otras enfermedades en nuestros cuerpos (ahí están las estadísticas oficiales del cáncer en España), mientras la Junta de Andalucía realiza sus estudios medioambientales comiendo en restaurantes de lujo con los directivos de las empresas implicadas.

Nuestros políticos viven con una mordaza en la boca a cambio de que este sistema económico siga adelante sin problemas y deberían saber que no todo vale, que tanto el puerto de Algeciras como las empresas contaminantes de la comarca deberían devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad les da y que para cuatro losas que están poniendo en el paseo Marítimo que no tiene mar ya podrían estirarse un poco y compensarnos con algo más que ese miserable arreglo.

Por Javier Malla.