EL mapa político que dibujaron las elecciones municipales del pasado 24 de mayo ha dejado situaciones complicadas en numerosos municipios de todo el país, entre ellos La Línea de la Concepción. La irrupción de fuerzas emergentes y el giro a la izquierda que los ciudadanos dieron en las urnas en muchas poblaciones poseen varias lecturas pero sin duda una de ellas, quizás la más relevante, es el alejamiento de los electores de los llamados partidos tradicionales, especialmente del Partido Popular, acosado por una gestión que ha asfixiado a aquellos con menos recursos y por la corrupción. Sí, señor Rajoy, por la corrupción, esa de la que los medios de comunicación no hablarían si su partido no estuviera enfermo de ella. En La Línea, la situación es realmente complicada. El PSOE, la formación más votada, obtuvo nueve concejales frente a los diez de 2011, los mismos que un partido político que ha hecho historia en la ciudad, La Línea 100x100, al ser una formación nueva, independiente, de ámbito puramente local y que fue la segunda fuerza más votada igualando a los socialistas en número de ediles. El PP sufrió un duro varapalo que se veía venir al perder seis concejales respecto a 2011, cuando fue la lista más votada, y quedarse solo con cinco. IU y PA también fueron castigados por los votantes de La Línea, al pasar de tener dos ediles a uno solo. El sorprendente buen resultado de La Línea 100x100, que a pesar de lo que pueda concluirse en un análisis rápido no sólo ha pescado votos en la derecha linense sino también en el centro y en la izquierda, también tiene su explicación en el giro de los electores por los aires nuevos, pero habrá que esperar para saber si La Línea 100x100 representa de verdad ese giro que quieren los votantes. En primer lugar, hay que dejar claro que La Línea 100x100 nada tiene que ver con los movimientos sociales que en los últimos años han germinado en nuevas y potentes iniciativas políticas, aunque sí haya nacido del descontento con los
partidos tradicionales. La Línea 100x100 carece por tanto de respaldo más allá del municipio, aunque ese respaldo supramunicipal de poco ha servido, todo hay que decirlo, en mandatos anteriores. Integrado por personas formadas que carecen de aspiraciones políticas más elevadas, sin duda uno de los puntos fuertes de La Línea 100x100, todo apunta a que este partido gobernará durante los próximos cuatro años en La Línea, para lo que necesitará, el próximo día 13, el apoyo del PP en el pleno de investidura. Pero los gobiernos en minoría son duros y cuesta creer que La Línea 100x100 y el PP no terminarán formalizando un pacto de gobierno más avanzado el mandato. Será el momento de ver si el alcaldable de La Línea 100x100, Juan Franco, mantiene su compromiso de no pactar con formaciones tradicionales, en este caso con el partido al que culpa, no sin razón, de la situación económica del Ayuntamiento linense que conoce muy bien por su condición de funcionario. También tendrá que medir Juan Franco la conveniencia de pactar con el PP cuando el grueso de su electorado o ha huido de este partido o es directamente de centro o izquierda. Porque el PP, como dejó claro hace unos días Antonio Sanz, su presidente provincial, está abierto a casi todo con tal de seguir en la pomada.