El último viaje a Hasankeyf

Page 1

13:10

Página 1

Noviembre de 2006 . 3 €

30/11/06

Sociedad Geográfica Española

Cubierta_OK

Sociedad Geográfica Española

25

JORDI ESTEVA:

00025

25

9 771577 353004

Los árabes del mar. RAMÓN JIMÉNEZ FRAILE: Tintín: una invitación al viaje iconográfico. CARLOS MARTÍNEZ DE CAMPOS: Por la Ruta de la Seda. EMILIO ESTEBARANZ: Ganga, diosa de agua. TINO SORIANO: Álbum de fotos. Vivir en Amazonia. CRISTINA MORATÓ: Egeria, la primera gran viajera de la historia. PEDRO PÁRAMO: La polémica visita a España de Alejando Dumas. JAVIER M. RICO. El último viaje a Hasankeyf.


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 120

■ ■ LOS SOCIOS COLABORAN

El último viaje a

A

TEXTO Y FOTOS: JAVIER M. RICO

sirios, romanos, bizantinos, árabes, otomanos... sucesivas civilizaciones han dejado su huella en la monumental ciudad de Hasankeyf, un antiguo cruce de caminos del sureste de Anatolia. Ahora, el inicio de las obras de la segunda mayor presa de Turquía amenaza de muerte a esta ciudad. Javier M. Rico relata sus impresiones de viaje por esta zona fronteriza regada por el Tigris, a punto de desaparecer del mapa. 120 / SGE

Urfa. Turquía.


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 121

Hasankeyf Sin

saber porqué, presentíamos que el día siguiente iba a ser sorprendente. Nos encontrábamos en la mítica ciudad de Sanliurfa, disfrutando de una achicharrante tarde estival recogidos a la sombra de unos árboles, mientras las mujeres cubiertas y tatuadas con henna, los hombres con bombachos y los niños con gorras de béisbol y chanclas, arrojaban pequeños trozos de kebab a las carpas sagradas del Estanque de Abraham. Viéndolos disfrutar de esa manera tan prosaica nadie adivinaría que los pececillos, según la leyenda, fueron creados a partir de las llamas que envolvieron milagrosamente al Profeta en el difícil momento en el que el rey mesopotámico Nimrod, adivinando sus amenazantes y pasionales creencias monoteístas, deseó quemarlo vivo, interviniendo Yahvé para salvarlo inmediatamente. Hoy en día es el lugar favorito de los habitantes de la ciudad turca de Urfa, y no es de extrañar, ya que además de un punto climáticamente agradable, se sitúa frente al gran complejo de mezquitas que son objeto de peregrinaje para el devoto musulmán. SGE / 121


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 122

Esta apasionante ciudad presenta un aspecto exóticamente oriental, quizás por su importancia religiosa y mercantil en la ruta comercial que ligaba Anatolia con Mesopotamia, demostrado por la proliferación de Caravansares en sus alrededores (“moteles” de dos plantas con patio interior para los sufridos viajantes). Tras haber visitado sus barrios antiguos, decidimos pensar en el día siguiente, señalado como “día libre Urfa/alrededores” en nuestro cuadernillo. De esta manera, mientras cenábamos un suculento Urfa kebab (cordero en base de yogur y pan), mapa y guía sobre la mesa, intentamos fijar un itinerario. Mi hermano propuso ir a Mardin, un lugar muy elogiado en su guía, y a partir de allí igual acercarnos a ver algún monasterio cristiano-siriaco, que parecían merecer la pena. Yo me inclinaba por alquilar un coche por un día lo que nos daría la posibilidad de ver todo eso, e incluso más. Nuestras novias, mucho más sensatas nos quitaron la idea del coche: “las carreteras son malas, los coches peores y encima están plagadas de controles del ejército turco. ¡Igual nos secuestran los del PKK y aparecemos en los periódicos!”, señalaron al unísono. Al final, nos inclinamos por acercarnos a alguna agencia local para ver qué nos sugerían para conocer esta zona que ya se adivinaba emocionante con sólo contemplar la serpenteante curva azul del Tigris.

Mardin. Turquía. 122 / SGE

Dicho y hecho, tras la suculenta cena y de camino a nuestro ruidoso hotel nos encontrábamos en una pequeña agencia de viajes para gente local. Dentro nos atendieron de la manera usual, un chay (infusión) de manzana para no salir huyendo y unos


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 123

mugrientos y sobados mapas plastificados con apuntes a mano como reclamo de un más que primoroso periplo, y en un inglés si cabe más flojo que el nuestro, el comercial empezó su disertación: “Ir Mardin, bonito, bonito, iglesias cristianas, amigos nuestros. Luego, monasterio cercano y Midyat, bonito y amigos kurdos, llegamos a otro monasterio después. Coger coche y Hasankeyf, proyecto presa, ¡desaparecer!. Luego dormir Batman. Mañana levantarse temprano”. Rápidamente consultamos la guía y confirmamos que todavía había poco turismo en la zona, y la idea nos pareció atractiva. Aceptamos la oferta junto con otro chay, mientras contábamos los millones de liras turcas que nos costaba la expedición mientras el comercial nos traía a nuestro conductor Yusuf, taxista en Urfa e ilustrado guía en momentos de sequía económica. Con expectación en el cuerpo, nos retiramos a nuestros aposentos preparados para el día siguiente. Nos levantamos a las seis de la mañana, y una hora más tarde nos encontrábamos en el vestíbulo del hotel donde Yusuf nos esperaba con una sonrisa bajo el poblado mostacho y un Turkfiat a la puerta, versión indígena de uno de los modelos sesenteros de la marca italiana. Nos introdujimos en el vehículo como pudimos y comenzamos la ruta. La carretera, como era de esperar, se encontraba en regular estado, en clara analogía con el pueblo kurdo que habita mayoritariamente la zona. Tras una hora y media de viaje, dejando Viransehir y trepando por una sierra, llegamos a la ciudad colgada de Mardin, bajo un enorme peñasco con ciudadela, en ladera y oteando la gran planicie siria.

Mardin. Turquía. SGE / 123


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 124

Esta ciudad, sorprendentemente enclavada entre anodinos edificios de hormigón y cúpulas de radares en forma de pelotas de golf apuntando al inquietante Irak, posee un gran patrimonio arquitectónico y antropológico. Musulmanes, turcos, kurdos y cristianos ortodoxos sirios comparten de manera razonablemente armoniosa las empinadas plazas y callejas de Mardin, tal y como lo demuestra su variedad de edificios religiosos. Otra costumbre curiosa de los jóvenes de Mardin es que se divierten elevando cometas al cielo desde la kale, la ciudadela, algunas de las cuales se veían al atardecer, contrastando con el limpio cielo azul. Los primeros cristianos ortodoxos sirios llegaron a este lugar a finales del siglo III d.C., cuyo testimonio queda claro en las once iglesias existentes, además escondidas en los rincones más recónditos de la ciudad, en contraste con las cami (mezquitas) y las medresesi (madersas), que se sitúan en los principales puntos. Los fieles no fueron apenas molestados durante las ocupaciones árabe, tucumana y selyúcida, entre los siglos VII y XIII. Sin embargo, la ocupación mongola trajo la destrucción a cristianos y musulmanes a partes iguales. Más tarde pasaron por este lugar los otomanos, los cuales inauguraron una época de calma que duró hasta el siglo XIX, en el que hubo aquí una revolución kurda, siendo entonces cuando comenzó el declive de la población cristiana a causa de las matanzas indiscriminadas y la emigración. En la actualidad, quedan unos trescientos cristianos practicantes, apenas un 1% de la población de Mardin. Yusuf detuvo el Turkfiat en la plaza principal, y nos indicó que le siguiéramos. Tras diez minutos de marcha entre miradas indiscretas que denotaban nuestro particular exotismo, llegamos a la puerta de un monasterio cristiano ortodoxo sirio denominado Mar Ismuni. Dentro, en una sala de audiencias sencillamente decorada, un pope barbudo vestido con una sencilla túnica negra y gorro a juego nos indicó que nos sentáramos para comenzar la disertación. En un inglés bastante elemental y poco comprensible, el pope nos hablaba de lo humano y lo divino, del país de Tur Abdin y de lo complicado que es ser cristiano en esta tierra. Tras un rato tratando infructuosamente de captar estas sutilezas salimos del monasterio y dimos una escueta vuelta por Mardin, esbozando sus recoletas callejuelas y multitud de iglesias y mezquitas, ya que debíamos marchar hacia Tur Abdin, centro de la Iglesia Ortodoxa Siria, antes del mediodía.

TUR ABDIN Y LA IGLESIA SIRIA Tur Abdin se configura como una planicie ondulada salpicada de numerosas iglesias y monasterios, muchos de ellos abandonados, coexistiendo incómodamente con la población kurda. Los modos de subsistencia de esta población son muy básicos, fundamentalmente cultivos de viñedos y agricultura en minifundios, y 124 / SGE


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 125

sorprende la visión de niños desnutridos y enfermos, dando la sensación de tierra olvidada. Para añadir más dramatismo, la población asegura que existen numerosas razzias y ataques de enemigos locales contra la población cristiana. Ya en la inmensa llanura ondulante y tras un breve pero intenso trecho de unos veinte kilómetros, detuvimos el “buga” frente al Monasterio del Azafrán, Deir-AzZaferan, denominado así por el color amarillo de la roca en la que está construido. Fue fundado en el siglo V, y hasta mediados del siglo XX estuvo ocupado por el Patriarca Ortodoxo Sirio, hasta que pensó que quizás estaría menos aislado en Damasco, donde habita actualmente. Ahora mismo sólo habitan dos monjes el monasterio, uno de ellos nuestro guía, los cuales dirigen una escuela de huérfanos, ayudados por unos cuantos laicos piadosos. Desde las montañas cercanas una serie de canales llevan agua al monasterio, formando un complejo autosuficiente. Junto a unos cuantos turistas turcos entramos en el recinto a través de una enorme puerta con inscripciones en siríaco. El grupo fue recibido por un pope altísimo de poblada barba, vestido de negro de pies a cabeza, el cual fue inmortalizado rápidamente por un turista local debido a su imponente aspecto, entre místico y fiero, similar a un sikh indio. Comenzamos la visita en una extraña bóveda subterránea con altar de sacrificios, donde se cree que existió un templo de culto solar en el II milenio a.C., quizás relacionado con el extraño yacimiento de Sogmatar, no muy lejos de allí, cerca de Harran. Ascendiendo nuevamente, contemplamos el inevitable mausoleo con los féretros de los patriarcas, una bonita capilla decorada con frescos, y las habitaciones de los monjes, tan austeras como de costumbre en estos lugares. Para terminar, subimos a la cubierta del edificio, donde admiramos la llanura de Siria, el paso fronterizo de Nusaybin a lo lejos, mientras nuestro barbudo amigo nos señalaba con el dedo unas cuevas habitadas por santones en unas rocas próximas. Ya en ruta de nuevo llegamos a Mydiat, tras una hora de viaje bajo el sol abrasador del mediodía con las ventanillas bajadas, en un vano intento por refrigerar el interior del Turkfiat, asunto por el cual Yusuf no parecía estar interesado. Entramos en la ciudad por un camino sin asfaltar dejándonos una primera impresión de abandono, apoyado por la cantidad de edificios medievales kurdos semiderruidos, entre las cuales pollos y demás gallináceas debían vivir felices a juzgar por los pocos humanos que encontramos. La principal atracción de Mydiat son sus mansiones kurdas, antiguamente habitadas por unos 5.000 cristianos, tratantes de metales preciosos en su mayoría. Desde que fueron extorsionados por el PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, esta comunidad se redujo lógicamente a menos de 300 individuos, emigrando mayoritariamente a Alemania y Francia. Si SGE / 125


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 126

esta situación prosigue, los 2.000 años de asentamiento de cristianos sirios en esta zona terminará en un breve plazo, desgraciadamente. Ascendimos, sobrecogidos por el silencio y el olor a estiércol reinante, por unas calles que llevaban a patios misteriosos de grandes viviendas de cristianos ortodoxos y kurdos venidos a más, mientras algunos gallos peleones se esforzaban por picarnos en los pies. Estas viviendas se configuran mediante intrincados patios y entradas diminutas y secretas, casi camufladas, enriquecidas con arquillos ciegos de claro influjo oriental. El paseo por Mydiat duró poco, apenas podíamos con nuestras almas, aunque la dura belleza del lugar merecía más detenimiento. Volvimos al lugar de aparcamiento de nuestro chauffeur y lo encontramos sentado en la terraza de un humilde doner kebab, donde degustamos las delicias habituales, de postre ayran y baklava para superar el bajón. Otra vez al Mydiat. Turquía. coche, el destino era otro monasterio siriaco, según Yusuf más auténtico y menos “turístico” que Deir-Az-Zaferan, el hospicio de Mar Gabriel, centro espiritual y geográfico de Tur Abdin, el más antiguo de los monasterios de la zona, donde habita el obispo metropolitano. Fundado en el siglo IV, Mar Gabriel es el monasterio más activo de Turquía, con nada menos que 19 monjes y monjas habitándolo (lógicamente éstas últimas en un recinto separado), además de trabajadores laicos y estudiantes de lengua siriaca. Apeándonos frente a la enorme puerta de acero del recinto, admiramos el aspecto de austera fortaleza, en claro contrapunto con los toques recargados del Monasterio Azafrán. Como nos comentarían más tarde, el aspecto de este complejo no es casualidad: se debe a que en situaciones difíciles debe quedar herméticamente cerrado, para asegurar la protección física de los monjes, estudiantes y fieles, los 126 / SGE


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 127

cuales se pueden autoabastecer gracias a las huertas que se encuentran en el interior de los muros. Y es que no debe ser fácil ser cristiano en esta parte de Turquía… Una vez traspasada la puerta de acero acorazada, en el patio, un bello y angelical estudiante de sonrisa blanquísima se presentó como nuestro guía dentro del Monasterio, despertando miradas de aprobación entre el personal femenino y de envidia ponzoñosa en nosotros, haciendo que nos acordáramos de la naturaleza pecadora de nuestras almas. Visitamos los sencillos edificios que configuran Mar Gabriel, mientras nuestro cicerone nos explicaba la situación de penuria que viven los fieles en las aldeas cercanas, donde sobreviven las iglesias monásticas de Meryemanna, Mar Yacoub y Mar Kyriakos. De vez en cuando sufren los ataques del PKK y no les queda otro remedio que refugiarse entre los altos muros del recinto, según nos contaba con cierta pena mientras nos llevaba a la iglesia subterránea. Unos cuantos chavales con libros bajo el brazo correteaban por el patio principal, sus voces cortaban el silencio reinante en la planicie. La iglesia subterránea semejaba un búnker y quizás fuera esa su función principal. Por lo visto, en los maitines celebraban una atmosférica misa. Desgraciadamente, debíamos ponernos en ruta si queríamos llegar a la ciudad de Batman al anochecer. Nos despedimos de nuestro guía como mandan los cánones ibéricos: con una generosa propinilla. Cuán fue nuestra sorpresa cuando rechazó nuestra oferta gentilmente ¡cosas de santos!.

Y POR FIN, HASANKEYF El paisaje se modificaba progresivamente a medida que avanzábamos en dirección norte. Las suaves y pedregosas colinas amarillas abrasadas por el sol quedaban desplazadas por un paisaje más fértil, de cultivos, siendo notorio que nos aproximábamos al gran cauce del Tigris. Yusuf nos hablaba del proyecto de la presa de Ilisu Dam, la cual inundaría una zona que ha sido habitada ininterrumpidamente desde hace más de 5.000 años, la cuenca de Hasankeyf, nuestra siguiente parada. En la actualidad el proyecto se encuentra paralizado, posiblemente porque además de dejar a más de 70.000 familias, mayoritariamente kurdas, sin hogar ni compensación suficiente, el coste es tan elevado que no es asumible para el país. En cualquier caso, esta increíble parte de Turquía quedaría mutilada y sus maravillas perdidas para siempre bajo las aguas. Este proyecto cuenta con la desaprobación de Siria, que sostiene con lógica que va a perder parte del suministro de agua del Tigris durante al menos los tres años que dure la construcción de la presa. En fin, un despropósito como tantos otros. SGE / 127


120-133_Socios

30/11/06

Hasankeyf. Turquía.

12:49

Página 128

Tras unos minutos el río se iba encajonando entre paredes de aspecto calizo salpicadas de cuevas y oquedades, algunas de ellas presuntamente ocupadas y otras, en la parte más baja, utilizadas como encerraderos de ganado. El paisaje parecía primigenio, como si no se hubiera modificado desde el inicio de los tiempos, no me podía imaginar esta belleza sumergida por una presa. Al cabo de un rato admirando esta cuenca fértil, salpicada de pequeños minifundios, con agricultores de aspecto kurdo ganándose el kebab como podían, llegamos a una de los lugares más sorprendentes en los que he puesto mis ojos, Hasankeyf.

La localidad se sitúa en la parte cóncava de un gran meandro del Tigris, encajonada parcialmente por acantilados llenos de oquedades. Un moderno puente de hormigón no desmerecía la increíble vista, consistente en montones de minaretes con intrincadas tracerías, algunos en ruinas, restos de otro puente 128 / SGE


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 129

antiguo, del que no queda más que los apoyos, que sobresalen de las cristalinas aguas como viejas esculturas y una ciudadela en ruinas, en la parte superior del acantilado. Todo ello configura Hasankeyf, probablemente unos de los pueblos más atmosféricos y amenazados del mundo. El asentamiento original fue fundado por los romanos como enclave oriental hacia Asia Menor y posteriormente los bizantinos lo convirtieron en obispado, hasta el siglo VII, cuando los conquistadores árabes lo denominaron Hisn Kayfa. En el siglo XII, los turcomanos lo convirtieron en su capital hasta la nueva conquista por parte de los mongoles, en el XIII. A partir del siglo XV los kurdos desplazaron a los otomanos hasta la actualidad. Yusuf detuvo el vehículo a la entrada de la ciudad, donde la calle giraba bruscamente para encontrarse con el moderno puente sobre el Tigris. La atmósfera del lugar era claramente kurda, los lugareños tenían la tez cetrina y el arco supraciliar prominente, junto a una gran nariz, denotando su procedencia. Tras otro café que nos tomamos con nuestro conductor, que ya empezaba a dar muestras de tedio, emprendimos una ascensión a la parte alta del acantilado, donde existe la antigua ciudad romana y árabe, y desde la cual, según Yusuf, se divisaban unas vistas dignas de recordar. Tras una puerta de piedra, seguimos la dirección de un corte en el acantilado, rodeado a ambos lados de cuevas pintadas y burros por doquier, y comenzamos a subir por una escalera tallada en la piedra, llevándonos ya sudorosos a lo alto de la antigua ciudadela. SGE / 129


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 130

Hasankeyf. Turquía.

Desde hacía un rato veníamos observando a un niño kurdo que nos seguía por la escalinata, y ya nos estábamos preparando para una de las cosas más desagradables que suelen ocurrir en estos viajes: decir al niño que se fuera, que no necesitábamos guía, que no le daríamos dinero, y que era mejor que estuviera en la escuela. Dicho y hecho, el muchacho llegó y nos ofreció en un inglés básico pero comprensible sus servicios. Como era de esperar le dijimos que no y comenzamos a explorar las ruinas, ya impactantes bajo la luz del atardecer, dejando la piedra de un suave color a miel. Antiguas viviendas, restos de mezquitas y tortuosas callejas empedradas aparecían entre los secos matorrales, junto con misteriosas oquedades que debían llevar a profundos almacenes de grano. Explorábamos el lugar embelesados, como si fuéramos los descubridores de aquellas antiguas piedras. Desde el borde del acantilado, restos de un alminar descansaban en precario equilibrio, donde se contemplaba una vista incomparable del río, avistándose unas casetas semejantes a chiringuitos flotantes en el mismo. Nuestro pequeño amigo nos seguía, inmune a nuestras miradas de rechazo, su perseverancia era tremenda para tratarse de un chaval de unos doce o trece años. Se me acercó con una sonrisa, me agarró y me llevó a unas estructuras. Levantó una piedra con forma de embudo y me mostró lo que interpreté como una especie de granero. Picados con este descubrimiento, permitimos al chaval que nos acompañara el resto de la visita, que fue espléndida gracias a él. Como nos demostró a todos aquella tarde, nos dio un ejemplo excepcional de una de las pocas leyes que rigen el mundo: la perseverancia trae ventura. 130 / SGE


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 131

Descendiendo de nuevo hacia la ciudad nos despedimos del chico, ofreciéndole unos cuantos miles de liras turcas. Declinó el ofrecimiento argumentando que lo único que quería era mostrarnos sus conocimientos sobre su pueblo, y que al llegar a España le enviáramos alguna de las fotos, dándonos para ello su dirección (a la vuelta los hicimos, pero no volvimos a saber nada de él). Una vez abajo quisimos probar una experiencia mística, sumergir nuestros arrugados pies en las aguas del Tigris. Mientras andábamos sobre la suave arena, los lugareños apostados en los palafitos-chiringuitos nos miraban con curiosidad. Ya caía la tarde, el sol estaba a punto de ocultarse tras las cercanas y peladas montañas, y Yusuf nos llamaba a gritos desde la carretera. Llegaba el momento de partir. Aún así nos detuvimos en la Zeyn el Abdin Turbesi, construida en el siglo XV, una tumba cilíndrica con cúpula de cebolla, revestido de azulejos turquesa y ladrillo rojo, y de claro aspecto persa, como sacada de Isfahan. Nos introdujimos en el coche, y mientras nos alejábamos de Hasankeyf, ya iluminadas sus calles bajo el crepúsculo, miré atrás y me prometí a mí mismo que volvería a sentir esa magia indescriptible, aunque más tarde me di cuenta que probablemente no fuera posible, que la próxima vez sólo se vería agua. Ya en ruta, siguiendo el río entre colinas, en cuyas cimas se notaban puestos militares denotando el foco conflictivo de la zona, llegamos a Batman, una de las ciudades más peligrosas y bastión del PKK. Pero esa ya es otra historia… ●

Hasankeyf. Turquía. SGE / 131


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 132

Un tesoro cultural en peligro El pasado mes de agosto saltaba a los periódicos la noticia del inicio de las obras de la segunda mayor presa de Turquía, que amenaza de muerte a la monumental ciudad de Hasankeyf, un antiguo cruce de caminos del sureste de Anatolia donde han dejado su huella asirios, romanos, bizantinos, árabes, otomanos… Más de diez siglos de historia pueden quedar sepultados ahora bajo las aguas del río Tigris. La polémica obra de la presa de Ilisu es un faraónico proyecto de 1.200 millones de euros destinado a generar electricidad y poner regadío en un territorio mayoritariamente poblado por kurdos. El ochenta por ciento de Hasankeyf y cerca de doscientas poblaciones de la zona desaparecerán bajo el gigantesco embalse, que forzará el desplazamiento de más de 75.000 personas y amenaza los restos bizantinos y otomanos de la ciudad medieval mejor conservada de Turquía. Hasankeyf fue declarado conjunto cultural protegido en 1978 por el Gobierno de Ankara. La presa fue proyectada hace veinte años, pero hace cuatro años se paralizó su construcción ante la campaña internacional lanzada para preservar los tesoros de Hasankeyf. Ahora, el Gobierno de Ankara reinicia las obras aunque se ha comprometido ahora a salvaguardar la herencia del pasado, garantizando que los monumentos más valiosos serán salvados de las aguas. El Gobierno de Ankara va a mantener las excavaciones arqueológicas durante los siete años que duren las obras, y trasladará los restos históricos a un parque monumental situado por encima de la cota máxima a la que llegará el agua embalsada. Tres países europeos –Alemania, Austria y Suiza– van a colaborar en la financiación de la reubicación de los monumentos. El proyecto de Ilisu no alcanza las descomunales dimensiones de la recientemente inaugurada presa china de las Tres Gargantas, pero se parece al del embalse de Asuán, culminado hace treinta años en el valle alto del Nilo, donde fueron rescatadas joyas del arte egipcio.

132 / SGE


120-133_Socios

30/11/06

12:49

Página 133

Ante la reanudación de las obras de la presa, ha surgido en Turquía la llamada Iniciativa para Mantener Vivo Hasankeyf, que reúne a un amplio frente de rechazo al proyecto de Ilisu. Sus responsables sostienen que muchas de las piezas que configuran las construcciones históricas son muy frágiles y no soportarán el traslado. La ciudadela árabe, construida por la dinastía de los ayubidas en el siglo XIII y que se sitúa en lo alto de la cornisa que domina el curso del Tigris, es el tesoro más valioso de Hasankeyf, junto con los restos del puente viejo que emergen del cauce del Tigris, así como las tumbas y palacios otomanos, cubiertos de delicados azulejos. La vieja mezquita de El Rizk, erigida por el sultán Suleiman en el siglo XIV, desaparecerá bajo las aguas, excepto la parte superior de su alminar, si no es trasladada a tiempo a un lugar seguro. Situada a escasos kilómetros de la frontera con Siria y cercana también a Irak, en una zona de mayoría kurda, la polémica presa amenaza con reabrir además las disputas desatadas desde hace dos décadas por los embalses de los ríos Tigris y Éufrates para la utilización de sus aguas en Turquía en detrimento de los países vecinos. El Gobierno de Ankara ha prometido compensar a los ciudadanos que perderán sus casas y propiedades por el recrecimiento del Tigris tras la construcción de la presa, aunque precisa que sólo ha contabilizado 11.000 afectados directos por el embalse y 32.000 indirectos, frente a los 78.000 registrados por los grupos nacionalistas kurdos.

SGE / 133


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.