Tradición Católica : Abril-junio 2018

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Reflexiones sobre la diferencia entre la ropa masculina y femenina Card. Giuseppe Siri

El cardenal Giuseppe Siri publicó una Instrucción en la revista de la archidiócesis de Génova, con fecha 12 de junio de 1960. En ella el arzobispo trata la cuestión de la vestimenta femenina y más específicamente del uso de los pantalones. Este texto nos parece muy pertinente porque, a pesar del tiempo transcurrido, es muy actual. Y esto por una doble razón; por un lado, expone motivos que no dependen de las circunstancias, sino de nuestra naturaleza humana y de nuestra vocación divina; y por otro lado, el flagelo denunciado, entonces naciente, no solamente no desapareció sino que se ha difundido por todas partes. Si el católico quiere ser lógico, ha de ser consecuente en esta lucha contra la desmoralización de las costumbres entre los cristianos y aplicar los remedios.

P

ara el Reverendo Clero, todas las Hermanas que enseñan, para todos los hijos amantes de la Acción Católica, los educadores quienes verdaderamente tratan de seguir la Doctrina Cristiana. Cardenal Siri I Las primicias de una primavera ya tardía nos advierten este año sobre un cierto incremento en el uso de ropas masculinas por parte de las jóvenes y señoras, incluso madres de familia. Hasta 1959 en Génova tal costumbre señalaba generalmente a una turista; pero ahora se tiene la impresión de que un número no despreciable de jóvenes y señoras de la misma Génova están escogiendo, por lo menos para los viajes de placer, llevar ropa de hombre (pantalones). La difusión de esta conducta nos obliga a pensar seriamente sobre este tema, y les pedimos a quienes está dirigida esta Instrucción que le presten

toda la atención que este problema se merece, como es propio de personas conscientes de su responsabilidad ante Dios. Buscamos, ante todo, dar un juicio moral equilibrado sobre que las mujeres lleven ropa de hombre. De hecho, nuestras consideraciones no pueden ocuparse sino del aspecto moral. Primero, cuando se trata de cubrir el cuerpo de la mujer, el llevar pantalones de hombre no puede decirse que constituya de suyo –hoy por hoy, dado el entallado de los vestidos femeninos- una ofensa grave contra la modestia. Si se trata de cubrir, los pantalones ciertamente cubren más que las faldas modernas. Pero no se trata sólo de cubrir, sino también de lo ajustado o ceñido. Bajo este punto de vista, no sería exacto decir que los pantalones no tienen la posibilidad de mostrar la forma del cuerpo en un grado mayor que las faldas. En general, aquellos son más ajustados y este aspecto es un motivo de preocupación, tal


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