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Nueva Seguridad en el Siglo XXI: Contramedidas de defensa analíticas mediante Investigación Operativa
from Seguridad en el Siglo XXI: Adiós a la escuela de la intuición - Contramedidas de defensa analíticas
by Juan Moratto
Contribución a la Seguridad en el Siglo XXI Parte I
Seguridad en el Siglo XXI: Adiós a la escuela de la intuición Contramedidas de defensa analíticas mediante Investigación Operativa
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Lic. Juan Moratto
2019
Título: Seguridad en el Siglo XXI-Adiós a la escuela de la intuición Autor: Juan C. Moratto Licenciado en Investigación Operativa Ministerio de Defensa. Argentina
Buenos Aires-República Argentina
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Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución –No Comercial –Sin Obra Derivada 4.0 Internacional. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-ncnd/4.0/.
INTRODUCCIÓN Y CONCEPTOS FUNDAMENTALES.............................................................. 3
1. INTRODUCCIÓN................................................................................................................... 3 2. SEGURIDAD, INSEGURIDAD Y RIESGO.................................................................................... 7 3. ALCANCES DE LA CIENCIA DE LA SEGURIDAD Y LA NECESIDAD DE UN MÉTODO .................... 8 4. LA INVESTIGACIÓN OPERATIVA (OPERATIONS RESEARCH) ................................................ 11 5. EL RIESGO......................................................................................................................... 15
BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................... 20
Introducción y Conceptos Fundamentales
1. Introducción
El hombre contemporáneo ya no se preocupa si una tribu vecina va a atacarlo, si alguna peste diezmará su grupo social o si un incendio devastará su pueblo.
En lo que respecta a la seguridad, la cuestión que parece seguir vigente desde los comienzos de la humanidad es: ¿Vendrá un grupo y robará sus pertenencias, asesinará a su familia o quemará su casa? ¿Vendrá una banda de forajidos a asaltar su lugar de trabajo? ¿Podrá salvar su vida de un incidente de riesgo?
Estas y muchas otras preguntas hoy se plantean como:
¿Podemos vivir en sociedades más seguras?
¿Puede el ser humano desarrollar la calidad de vida que merece en una sociedad justa y segura?
¿Podemos educar y criar a nuestros hijos en un ambiente pleno de oportunidades y en una sociedad sana?
¿Podremos trabajar en empresas en donde los mismos propietarios no son delincuentes capaces de destruir nuestra estabilidad laboral?
¿Serán nuestros hijos víctimas del flagelo de la droga? ¿La empresa donde trabajamos forma parte de una cadena de narcotráfico?
¿Aquél que posee poderes políticos es parte de un entramado delincuencial?
Sabemos claramente que estas preguntas tienen un origen común: la corrupción.
En el siglo XXI, siglo del materialismo y del individualismo como nunca antes visto, la corrupción no tiene fronteras: policía, militares, políticos, escuelas, hospitales, sindicatos, etc. no escapan a este flagelo.
Sin embargo, la seguridad no ha estado a la altura de las circunstancias. Violencia policial, apremios policiales, rigidez política, decisiones intempestivas, funcionarios que ocultan sus incapacidades usando relaciones y vínculos útiles al poder de turno y demás, han distorsionado el concepto de seguridad: haciendo creer al ciudadano común que los dispositivos electrónicos aumentan su seguridad, que el aumento del personal estatal destinado a labores policiales reduce el delito, que el aumento de penas y de cárceles garantiza un contexto social más seguro; y a través de una sucesión interminable de disparates sin argumentos probados y apoyados fuertemente por los medios de comunicación con dudosas intenciones, estos estamentos siguen esgrimiendo la espada de “la lucha contra el delito”.
Nada más alejado de la realidad. La lucha contra el delito nunca ofreció resultados “sorprendentes”; las estadísticas de América del Sur muestran valores similares en los últimos 10 o 15 años (de acuerdo con los diferentes tipos de delitos, en esta gráfica “robo con entrada ilícita en domicilios particulares”) ((UNODC), 2019) 1 :
El alcance del presente trabajo se centra en un universo mucho más acotado: el de las empresas privadas, las empresas públicas y las organizaciones de todo tipo - desde las que proveen los servicios de infraestructura nacional hasta las ONG de bien público-.
Queda excluida en todo sentido la “seguridad pública”, la cual demandaría un análisis más extenso debido a que comparte raíces más profundas con pautas estratégicas denominadas “políticas de seguridad”, aunque éstas últimas se tratarán indirectamente ya que tienen impacto en todo el contexto nacional.
1
Las gráficas de la UNODC no corresponden a la totalidad de los países de América del Sur ya que muchos de ellos no reportan, o reportan con demora, los datos delictivos anuales. La mayoría de los datos se extraen de fuentes judiciales. http://www.seguridadciudadana.org.ar/estadisticas/datos-a-nivelnacional/estadisticas-criminales
El objetivo de esta Primera Parte, consiste en definir clara e inequívocamente los conceptos usados en esta contribución.
Existe una gran confusión entre seguridad, inseguridad y riesgo asimilándolos a las áreas financieras, policíacas, de arquitectura, de contextos laborales, de contextos urbanos, rurales, de producción y así tantas interpretaciones como analistas han querido profundizar en la materia.
Como resultante, se introducirá el concepto de la cuantificación o evaluación cuantitativa de cada uno de estos términos. Buscaremos respuesta a la pregunta ¿Es posible medir la seguridad? ¿Es posible cuantificar los riesgos ocasionados por la falta de seguridad? ¿Qué magnitudes se utilizarán? ¿Qué métodos se emplearán para realizar las mediciones?
Lo mencionado está dirigido al núcleo del presente estudio: relativizar el valor de la estimación cualitativa en temas de seguridad, de todo aquello puramente derivado de la intuición, de la deducción o de la inducción sin fundamentos sólidos. La implantación de mecanismos y políticas de seguridad no fundamentadas en variables cuantificables ha producido graves e irremediables daños tanto a la sociedad como a los individuos que la componen.
Todo aquello que responda a un concepto cualitativo siempre es opinable, discutible y argumentable. Este relativismo es inaceptable en el siglo XXI donde el riesgo, la contracara de la seguridad, no está causado por factores aleatorios sino por factores previamente evaluados, ponderados y planificados. El delito actual no es casual, es causal. Es raro que el delito, por otra parte, resulte ser un fenómeno aislado, no vinculado a estructuras organizadas ad-hoc que buscan un rédito económico, ideológico o estratégico.
Los paradigmas del delito, de las acciones que generan un riesgo de manera exponencial, han cambiado drásticamente siendo el cambio tan profundo que no solo surgen nuevos delitos sino también nuevas formas de cometer delitos, volviendo una trama que se suponía “conocida” o “bajo control” en una situación más cercana a la “teoría del caos”, con causas y consecuencias impredecibles y muchas veces inexplicables tal como puede verse constantemente en los ámbitos policiales, judiciales y militares.
Esta contribución permitirá además de analizar con una conjunción inductivadeductiva a cualquier sistema, política o infraestructura de seguridad con fines periciales-forenses, proyectar y diseñar un sistema, política o infraestructura de seguridad efectiva, segura y sobre todo medible.
Recordemos la famosa frase de William Thomson Kelvin 2 y la de Peter Drucker 3 :
2 William Thomson Kelvin (26/6/1824-17/12/1907). Célebre Físico y Matemático Británico, desarrolló la escala de temperatura Kelvin definiendo el cero absoluto en termodinámica.
«Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre«
Si no puede medirlo, no puede administrarlo
Si bien el “factor humano” siempre está presente, el objetivo es no sobrecargar la seguridad con puras intuiciones, opiniones o conveniencias sino con grados de certidumbre, de efectividad claros y comprensibles teniendo en cuenta, como bien lo enseña el perfilaje criminal, que el delincuente o las estructuras delictuales actúan con una determinada y específica lógica racional, no sujetos bajo un impulso inconsciente. (Garrido, 2012)
3 Peter Ferdinand Drucker (19/11/1907-11/11/2005). Padre del management moderno (administración moderna) como disciplina y célebre en todas las escuelas de negocios del mundo. Introductor del concepto “sociedad del conocimiento”.
2. Seguridad, Inseguridad y Riesgo Entendemos por “seguridad” a la ausencia de peligro, daño o riesgo. También es la “sensación de confianza” que se tiene en algo o alguien (Foro de Profesionales Latinoamericanos de Seguridad, 2000). El concepto de “seguridad” proviene del latín “securitas” que, a su vez, se deriva del adjetivo “securus” el cual está compuesto por “se” (sin) y “cura” (cuidado o preocupación), lo que significa “sin temor”, despreocupado o sin temor a preocuparse. (Foro de Profesionales Latinoamericanos de Seguridad, 2000).
Para el presente trabajo, esta definición es adecuada ya que se asimila al término en idioma inglés “security” el cual define la cualidad o estado de “estar seguro” como “libre de peligro” (RAE, 2019). Sin embargo, es común asimilarlo al término sajón “safety” con igual traducción en idioma español, pero con diferente significado: la condición de estar seguro de sufrir o causar daño, lesiones o pérdidas de forma “accidental” o no intencionada.
Por ello, por “seguridad” me referiré al sentido de ausencia de peligro, daño o riesgo causados de manera intencional por parte de una o más personas, es decir un incidente producido tanto por un individuo, una organización o un fenómeno de masas con el fin de causar un perjuicio o daño.
En el momento en que percibimos que no existe ausencia de peligro, daño o riesgo, es decir, cuando hay “falta de seguridad” lo expresamos comúnmente como “inseguridad”. (RAE, 2019).
El saber popular establece una antinomia seguridad-inseguridad para diferentes situaciones sociales percibidas de acuerdo con lo antes mencionado. Para ser más precisos, evitaremos esta antinomia y profundizaremos en otro concepto indicando que, como el estado de seguridad implica un grado determinado de ausencia de riesgo la inseguridad implica un grado determinado de presencia de riesgo. Es decir que la inseguridad está definiendo la potencial ocurrencia de un daño intencional que puede ser causado por uno o más individuos sobre algo o alguien, implica, por lo tanto que algo o alguien está sufriendo un riesgo en lo que respecta a su seguridad.
Concluyendo, la seguridad es la ausencia de riesgo mientras que la falta de seguridad es la presencia de riesgo, interpretando “riesgo” como “contingencia o proximidad de un daño”. (RAE, 2019)