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TOWERTECH AMERICAS

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REFERENCIA

REFERENCIA

TOWERTECH, UNA FINTECH ENFOCADA EN PAGOS HISTORIA DE UN EMPRENDIMIENTO

Cuando me preguntan qué hacemos o cómo nos definimos, digo que en TowerTech Americas, antes que cualquier otra cosa, somos technology enablers and disruptors. TowerTech es una fintech que desarrolla soluciones para la integración e interconectividad de pagos en diferentes segmentos (entidades financieras, redes de servicios transaccionales, neobancos, retailers, couriers, deliveries, estaciones de servicio y fintech, entre otros), que simplifican la manera como, estas empresas, los usuarios y los medios de pago o jugadores disruptivos en esta industria, se relacionan entre sí.

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La mejor forma de innovar o mejorar en productos o servicios, es involucrando a los mismos clientes en su construcción, y por eso nuestra estrategia corporativa está alineada con generar transformación digital co-creando con nuestros clientes, buscando articular soluciones a partir de la implementación de ecosistemas transaccionales a través de tecnología de pagos. Así, hemos encontrado la forma de generar saltos gigantes en el rendimiento y las capacidades de las empresas, permitiéndole al negocio pensar y hacer cosas que no podía hacer antes, logrando resultados de una manera más económica e inteligente.

Hoy, es claro que somos una fintech. Suena curioso decir que hoy lo tenemos claro, pero es que este término se acuñó en Latinoamérica, y especialmente en Colombia, muchos años después que en Europa (donde este movimiento fue claramente una tendencia mucho antes que aquí) así que mientras eso sucedía, muchas veces vimos cómo se nos cerraban puertas; no era tan fácil que creyeran en una manera diferente

Ximena Gonzalez de Lukkap Colombia, Juan Esteban Saldarriaga Ex presidente Junta Directiva de Colombia FinTech, Mónica Ramírez Cofounder de TowerTech Americas.

Mónica Ramírez en el Programa de Inmersión en Silicon Valley organizado por SV Links. Participantes de Argentina, Colombia, México y Perú.

de hacer las cosas, no se consideraba que debíamos participar en ciertos negocios y había que lidiar con la incomodidad que a veces generaba nuestra presencia en los actores tradicionales.

Hoy ya no somos el bicho raro (sin embargo a las FinTech aún nos toca lidiar con actores del mercado que actúan con celos al respecto). Aunque nuestra compañía tiene poco más de quince años, realmente nos hemos considerado FinTech hace unos siete. El camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil ni rápido. Ha estado lleno de anécdotas y gente maravillosa que se ha cruzado en nuestro camino, y también de momentos muy difíciles que hemos enfrentado con una capacidad de resiliencia a prueba de todo, lo que me permite decir que ciertos empresarios somos semillas: cuando nos entierran, germinamos y florecemos.

Después de trabajar con varias multinacionales líderes en pagos electrónicos, desde las que se encargaban de producir las tarjetas inteligentes hasta aquellas que elaboraban los POS (datáfonos si queremos colombianizar el término), estuve segura de que había que hacer algo que cambiara las cosas en el segmento de pagos venta presente y que permitiera a las entidades financieras, las redes de servicios transaccionales, los retailers, couriers y estaciones de servicio, entre otros, tener soluciones a la medida de sus necesidades, que incluso en un mismo segmento o categoría llegan a ser muy diferentes según la operación de cada cual. El mercado los trataba a todos como iguales y la posibilidad de diferenciarse era mínima. Eso tenía que cambiar, había que aplicar nuevas tecnologías a la actividad financiera.

Estudié en la Universidad de los Andes, pero contrario a lo que muchos creen, no contaba con recursos familiares de apoyo, pues desde los 22 años yo era quien veía por toda mi familia. Empecé solo con las ganas, pero con un importante background técnico, una red importante de contactos y una enorme capacidad de entrega y dedicación para con los clientes. Recuerdo que no tenía ni para el bus. A veces me ponían cita donde un cliente con el que hoy tenemos excelentes relaciones y varios proyectos en marcha, ubicado cerca a la calle 72 con carrera 7. Mi casa quedaba en esa época más allá de la avenida 19 con 134 (para el que no esté familiarizado con las direcciones en Bogotá, rápidamente le resumo que son más de 80 cuadras de diferencia). Normalmente ponía la cita a las 9 de la mañana (nunca antes porque no alcanzaba a llegar), me vestía con sastre de paño, me ponía tenis y me iba a pie (los tacones iban en la cartera). A veces debía llevar datáfonos de muestra, lo que añadía peso a mi travesía. Creo que mis clientes podrán

reírse mucho al leer esto, tal vez nunca supieron cuánto nos costó poder trabajar con ellos (incluso para muchos colaboradores y excolaboradores también será una sorpresa). Al llegar a la esquina, después de casi tres horas de caminar, me quitaba los tenis y me ponía los tacones, ansiaba el cappuccino que siempre me ofrecían porque durante toda la mañana no había podido comer nada. Y cuando acaba mi reunión, me esperaban otras tres horas de regreso a casa, desde donde hacía el, tan popular ahora, “home office”. Si alguien se pregunta si alguna vez me cancelaron la reunión sin avisarme antes, sino cuando ya había llegado allá, la respuesta es sí.

Mi hermana Carolina vendió su Renault 21 destartalado y me compró el 20% de la empresa. Fue mi primera inversionista y, la verdad, ha sido una compañera inigualable de trabajo y dedicación, mi mejor amiga y mi mano derecha. Nuestro primer cliente fue curiosamente en el exterior:

Mónica Ramírez, Santiago de Chile

Emprender no es una moda. El emprendimiento requiere que tengas un talento especial para soportar un gran nivel de incertidumbre y estrés.

el Banco Solidario, del Ecuador. Sacamos el proyecto “La Chauchera”, un monedero basado en tarjetas inteligentes y datáfonos. Pude viajar a Ecuador a desarrollar la labor de venta y llevar a los ingenieros que hicieron el desarrollo e implementación, gracias a todas las millas que había acumulado en el último trabajo que tuve en una multinacional. No me las gastaba, era mi manera de tener un plante (aunque fuera en especie)

para empezar, pues no tenía para pagar nóminas y tiquetes al mismo tiempo. También necesitaba portátiles para los ingenieros en el viaje, así que yo le prestaba el mío a uno de ellos y otro me lo prestaba Jorge Atallah, un gran amigo de la universidad.

Recuerdo un diciembre donde, incluso, teníamos un pequeño presupuesto para tarjetas de Navidad y algunas botellas de vino para los clientes, pero no teníamos para cubrir los costos de envío. Mi hermana y yo salíamos en bicicleta todos los domingos desde las 6 de la mañana por Bogotá a repartir nosotras mismas la correspondencia y los regalos (entre semana no, porque los clientes podían darse cuenta). Varios amigos me ayudaban llevándose las tarjetas y botellas de otras ciudades (que eran menos) y entregándolas ellos mismos. Caro y yo sacamos pierna en esa época. Me río pensando en que seguramente teníamos un físico envidiable, pero nunca comparable a nuestras inmensas ganas de lograrlo.

En algún viaje que hicimos a Miami para una capacitación con uno de mis ingenieros (hoy en día mi gran amigo, Ricardo Morales, radicado en Países Bajos), muy cortos de presupuesto, fuimos de hotel en hotel negociando tarifas para lograr encontrar un sitio decente que se acomodara a nuestras necesidades y escaso capital (y era tan escaso que, créanme, habíamos contemplado dormir en el carro). Finalmente, conseguimos el hotel.

Cuando miro hacia atrás y veo que estas son solo unas de las muchas historias que podría contar (realmente son muchas), me doy cuenta que este tipo de situaciones son muy típicas en el emprendimiento, lo cual resulta paradójico, pues nunca se las imaginan quienes ven el toro desde la barrera.

Podría contar muchas más anécdotas acerca de lo que enfrentamos los emprendedores que realmente creemos en la posibilidad de hacer país y construir un mundo mejor para nuestros empleados, clientes y sus usuarios. Ser empresario no es para cualquiera. Hay que hacer muchos sacrificios familiares (de los cuales el aprendizaje más grande que me queda es que la empresa más importante siempre es y será la familia, y alrededor de ella se deben vivir y desarrollar los emprendimientos, no al revés). Algunas veces tendrás colaboradores que trabajarán a media marcha o que te criticarán y darán la espalda, que querrán sacar partido creyendo equívocamente que el empresario siempre hace caudales de dinero y genera riqueza a costa de su sacrificio y trabajo, también hay otros que valoran el esfuerzo y algunos hasta se dan cuenta de que los empresarios justos y honrados compartimos con nuestros colaboradores el beneficio, pero no el riesgo, y esos realmente le meten la ficha. A veces la salud pasará la cuenta cuando las preocupaciones no den espacio para tratar al cuerpo con la consideración que se merece, alimentarlo como corresponde o darle las horas de descanso que necesita.

Emprender no es una moda. El emprendimiento requiere que tengas un talento especial para soportar un gran nivel de incertidumbre y estrés. Ya todos sabemos qué pasa cuando “le pegamos al perro” (los “amigos”, el “éxito”, las “happy faces” abundarán), pero cuando no, nos tildarán de losers, otros pensarán que nos lo merecemos y, como en los partidos de fútbol, algunos hasta se atreverán a comentar cómo debimos haber jugado correctamente para ganar (ellos sí saben cómo, aún cuando no se hayan puesto la camiseta). En esos momentos la red que hayas construido para tu apoyo moral será determinante. Entonces entenderás que emprender es un camino de crecimiento personal. Inicialmente, puedes pensar que el éxito llegará con el dinero o el reconocimiento, pero el tiempo te enseña, sobre todo en esos momentos difíciles, a encontrar una mejor versión de ti mismo. Y esas pocas personas que preguntarán si necesitas ayuda, si necesitas un préstamo, si necesitas manos para volver a recomenzar serán tu gasolina para levantarte otra vez e intentarlo de nuevo. Mi gasolina han sido algunos de mis amigos más cercanos, aquellos colaboradores más leales, o de pronto empresas de este país, que siendo de las más grandes y reconocidas, han decidido confiar en el factor humano y nos han tendido una mano. Creo que les hemos correspondido con creces, ese es el juego justo, dar todo para responder a esa confianza. Mi motor y mi gasolina extra, Álvaro Motta y Alejandra, mi hija.

Mi recomendación es que el que quiera emprender porque no se aguanta la presión de

Edwin Zacipa, ex Director Ejecutivo de Colombia FinTech, presentación sobre las 8 mujeres más destacadas en la industria FinTech de Colombia año 2.019

su empleo y piensa que con su propio negocio va a tener menos presión, porque cree que ser empleado le “roba” tiempo para otras cosas, porque imagina que tener su propia empresa evita el riesgo de que lo echen (les adelanto que eso es "Disney" a comparación de los riesgos que enfrentan todos los días los emprendedores y los empresarios), porque sueña con hacerse millonario a la vuelta de un par de años, porque se quiere subir en la ola donde emprender se ha vuelto una moda, mejor no lo haga. Va a haber más presión, menos tiempo, más riesgos, más responsabilidades, más compromisos, a veces no habrá ni para tu propia nómina y definitivamente no es moda. No en vano un estudio realizado por Confecámaras muestra que alrededor del 70% de los nuevos emprendimientos fracasa antes de los primeros cinco años. A pesar de lo anterior, y de que hoy en día no es que las cosas sean más fáciles, al menos sí hay más herramientas para quienes ya están en este camino hace años, apenas están empezando o están decididos a lanzarse al agua. Desde incubadoras y aceleradoras (públicas, privadas o corporativas), fondos de capital o deuda en todas las etapas, centros de innovación y emprendimiento de universidades, organismos gubernamentales de apoyo y fomento, redes de ángeles inversionistas, centros de innovación corporativos, firmas de consultoría especializadas en innovación, emprendimiento e intraemprendimiento, medios/blogs especializados/podcasts, comunidades y meetups activas, plataformas de crowdfunding y marketplaces, para facilitar el camino y darle la mano a cualquier compañía hoy en día. A las empresas y emprendedores les recomiendo conocer cómo funciona el ecosistema al menos en su forma básica, porque pueden entender la esencia de cómo se pueden crear negocios sin dinero de parte del emprendedor, encontrar capacitaciones para el desarrollo del talento humano requerido y generar sinergias y el networking necesario para construir, crecer y monetizar cualquier iniciativa que contenga realmente valor. Es importante recibir apoyo para hacer despegar una idea.

Al día de hoy nosotros no hemos recurrido a ninguna de las entidades mencionadas, pero sin duda, acceder a varias de ellas en esta fase de escalamiento en la que ya estamos nos ahorrará

Mónica Ramírez Cofounder y Chief Entrepreneur de TowerTech Americas

mucha fricción en una buena parte del camino. Los cambios que hemos vivido los últimos años han sido grandes y la aceleración que hemos experimentado a raíz de esto mayor aún, desde cambios radicales en la estructura del personal y la cultura organizacional hasta hacer inversiones importantes para cambiar los procesos del negocio, reconstruir la arquitectura de la plataforma de pagos que teníamos desarrollada, en forma monolítica, y volcar todo sobre la nube construyendo una nueva basada en pipelines de acoplamiento débil (ojo, que para algunas empresas la idea de migrar a la nube significa simplemente trasladar toda la infraestructura para no preocuparse por el mantenimiento del hardware. Eso significa que, en realidad, no han cambiado nada más que ahora funcionar en la nube, y por lo tanto esa manera de hacer las cosas está lejos de entrar en la perspectiva cloud native que hemos empezado a adoptar). Para llegar a ser nativos de la nube trabajamos en ser tolerantes a fallos, poder ampliar la plataforma horizontalmente y escribir todo el código de manera que aprovechara lo que nos ofrecía el proveedor, incluyendo la automatización de pruebas y una arquitectura basada en serverless, kubernetes, contenedores, funciones y microservicios, que nos permite ser supremamente ágiles para poder darles a los clientes soluciones a su medida con altos estándares de seguridad. Y no me refiero solamente a una de las certificaciones de seguridad con las que contamos, como PCI DSS, sino también a la seguridad como una política que está ante cualquier cosa. Al día de hoy, contamos con las herramientas adecuadas para hacer constantes desarrollos y actualizaciones de producto, lo que hoy se conoce como continuous integration/continuous delivery.

Entendimos que, si es necesario, hay que darle un giro de 180 grados a la empresa y al recurso que en ella trabaja para convertirnos en una compañía lo bastante ágil para aprender y cambiar constantemente. Por eso, no imaginamos ahora nuestra operatividad sin DevOps, el agilismo y una interacción basada en API. Por supuesto, tenemos que seguir soportando antiguos protocolos utilizados por actores tradicionales de la industria, pero precisamente esa es una de

Portada revista LatinPyme, edición No.176, Marzo de 2.020

nuestras fortalezas. Unimos ese mundo donde hay servicios que no responden a eventos, no se activan con un “disparador” (así lo llamo yo), sino que deben ejecutarse permanentemente, donde las transacciones son síncronas y no asíncronas, con la forma de operar en la nube orientada a obtener agilidad, resiliencia y flexibilidad. La diferencia y valor de las empresas radica hoy en día en la velocidad de atención al cliente, la integración de servicios, la interacción con todo el ecosistema digital; en suministrar productos y servicios que satisfagan a los clientes, detectando y entendiendo su demanda. Para saber si nuestro producto satisface realmente sus necesidades, tenemos que recopilar datos sobre ellos y entender verdaderamente cómo lo usan. La metodología que se utiliza hoy en día para los productos de software consiste en implementar un producto mínimo viable (MVP, por sus siglas en inglés) y actualizarlo sobre la base de una medición del desempeño real. En lugar de permitir que un diseño sea el que llegue a la fase final de producción, DevOps crea el MVP tan rápido como sea posible para que se pueda probar y rediseñar rápidamente. Un MVP que no puede captar retroalimentaciones pierde por completo su propósito. Recopilar e interpretar datos ayuda a mejorar el proceso y este es el objetivo principal de DevOps. Reconocer la importancia de aprender del cliente cómo funciona el producto, y del proceso, cómo podemos mejorar: es la columna vertebral de nuestra compañía.

Nuestro gran reto es convertirnos en aliados absolutos para co-crear la transformación digital, relacionada con los medios de pago y necesidades transaccionales que impactan a nuestros clientes, tanto en el punto de venta físico como en el virtual y/o en sus productos de pago emitidos. Trabajamos para eso con nuestras soluciones dentro de las cuales está el switch transaccional y nuestro Backend que es capaz de integrarse con la mayoría de clientes o servicios de terceros para implementar una plataforma a la medida, nuestros puntos de pago tipo mPOS con dongles integrados para lectura de tarjetas (de contacto o contactless) y digitación de pin o SPoC (Software Pin on COTS): CPoc (Contactless Payments on COTS), QR Code, OTP, tokenización, Blockchain y Biometría, en diferentes modalidades as a Service (aaS). Estamos muy agradecidos de haber tenido la oportunidad de trabajar a través de estos años en Colombia con clientes maravillosos como Exxon Mobil, ACH, Bancolombia, Citi Bank, Grupo Éxito, Banco de Bogotá, Puntos Colombia, Davivienda, Metro de Medellín, Credibanco, GANA, Redeban Multicolor, Banco Caja Social, Coordinadora Mercantil, Puntored y Mercado Pago. Y a nivel internacional con empresas como Verifone (Estados Unidos), Stratus (Banesco, Panamá), Xazar (México) y Banco Solidario (Ecuador), entre otros. Gracias a ellos y a la necesidad de cambiar en el tiempo para convertirnos en una mejor empresa para responder velozmente a los requerimientos actuales de un mercado tan exigente, somos la compañía de hoy.

"Esto es para los locos". Así empezaba Steve Jobs un anuncio (creado por la agencia TWBA/Chiat/ Day) de Apple en 1997 después de su vuelta a la empresa que él mismo había creado y de la que fue despedido. Ese eslogan: “Think Different” fue todo un lema para una generación de personas atraídas y seducidas por lo distinto, por lo irracional, un eslogan que llamaba a tener un mindset diferente. Y por eso quiero cerrar con las palabras de Jobs que calan tan bien en el mundo fintech:

Esto es para los locos, para los inadaptados, los rebeldes, los alborotadores, aquellos que no encajan, aquellos que ven las cosas de manera diferente, para aquellos que no les gustan las reglas y no respetan el statu quo.

Los puedes citar, puedes estar de acuerdo con ellos, puedes glorificarlos o insultarlos, pero lo único que seguro no puedes hacer es ignorarlos.

Porque son los que cambian las cosas, son los que impulsan a la raza humana hacia adelante.

Mientras algunos los ven como unos locos, nosotros vemos su genialidad.

Porque las personas que están tan locas para pensar que pueden cambiar el mundo, son aquellas que lo hacen y lo logran.

monica.ramirez@towertechamericas.co

Agradecimientos

Quiero agradecer a todos los que han hecho posible esta publicación, empezando por mi esposa, mi hija y mi padre quienes han estado detrás apoyando incansablemente esta iniciativa. A todo el equipo de diseño en cabeza de Beatriz Osuna por su gran trabajo y dedicación. A todo el equipo humano de Promograf bajo el liderazgo de Germán Izquierdo por su gran colaboración y profesionalismo.

Agradezco a la Cámara de Comercio de Bogotá por su valioso apoyo, a Portafolio, a la Asociación Colombia Fintech quien no tardó más de 10 segundos en avalar y ponerse la camiseta en este proyecto, a Erick Rincón, a los miembros de la junta directiva y a todos sus agremiados, quienes sacaron tiempo para escucharme, enseñarme muchísimas cosas, compartir sus experiencias, sus conocimientos, sus aventuras, sus sueños. A todas las personas que hacen parte de estas empresas por su incansable trabajo desarrollando este ecosistema, que hace que hoy en día Colombia sea un referente mundial, estar en las primeras posiciones a nivel global y ser un modelo a seguir.

Agradezco de todo corazón, el tiempo, dedicación y sus valiosos aportes a Andrés Albán, Ignacio Gaitán, Felipe Lega, Carolina Vélez, Pablo García, Kenneth Mendiwelson y Laura Tovar, quienes aportaron unos maravillosos y muy ilustrativos artículos, que enriquecen esta obra.

A todas las empresas que compartieron su historia, trabajo, esfuerzo, tesón, energía, sagacidad, para que podamos aprender y conocer más de este maravilloso ecosistema que es el Fintech: Finsocial, Resuelve tu deuda, Bankamoda, Rapicredit, Daviplata, Credíssimo, Transunión, Beriblock, Excelcredit, Reconoser ID, Omnilatam, Addi, ADL, Siigo, Towertech Americas, Referencia y Punto Red, ustedes están haciendo país y han hecho posible este libro.

Les agradezco a todos la infinita paciencia que me han tenido. Muchas gracias.

Javier Raventós

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