PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
INDICE Pag. 04. 08. 11. 15. 19. 22. 26. 30. 35. 38. 42. 44. 51. 57. 61. 66. 71. 73. 77. 81. 89. 92. 96. 98. 103. 105. 107. 110. 112. 116. 120. 124. 126. 131. 135. 139.
LA NECESIDAD DE UN PROFETA LOS AÑOS QUE LA LANGOSTA DEVORÓ VOCES PASADAS, PRESENTES Y FUTURAS VISLUMBRANDO EL CIELO MANTENED FIRMES LAS LÍNEAS DE LA COMUNICACIÓN LA INFLUENCIA FAMILIAR RECOMPENSAS, BENDICIONES, PROMESAS PAUTAS PARA EFECTUAR LA OBRA DE DIOS CON PUREZA ESCUCHEMOS. . . ¿QUÉ OÍMOS? HACIENDO PLANES PARA UNA VIDA PLENA Y SATISFACTORIA LA CAUSA ES JUSTA Y DIGNA DIOS NO SERÁ BURLADO LOS DAVID Y LOS GOLIAT CORRIENTES OCEÁNICAS E INFLUENCIAS FAMILIARES "¿POR QUÉ ME LLAMÁIS, SEÑOR, SEÑOR, Y NO HACÉIS LO QUE YO DIGO?" SED DIGNOS POSEEDORES DEL SACERDOCIO PROCLAMAD EL ARREPENTIMIENTO "ASÍ ALUMBRE VUESTRA LUZ. . ." EL PRIVILEGIO DE POSEER EL SACERDOCIO UN REINO QUE NO SERÁ JAMÁS DESTRUIDO. LOS HÉROES DE LA JUVENTUD EN BUSCA DE RIQUEZAS ETERNAS PREPARACIÓN FAMILIAR INFORME Y DESAFÍO A LOS MIEMBROS NUESTRO PROPIO LIAHONA EL AMOR MUTUO LO QUE EL SEÑOR ESPERA DE NOSOTROS NUESTRO GRAN POTENCIAL ETERNO LA PALABRA DEL SEÑOR CIMIENTOS DE RECTITUD EL PODER DEL PERDÓN JESÚS EL CRISTO LOS SERVICIOS DE BIENESTAR: EL EVANGELIO EN ACCIÓN EL VERDADERO CAMINO FORTALEZCAMOS LA FAMILIA, UNIDAD BÁSICA DE LA IGLESIA LOS PROFETAS, 2
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143. 147. 151. 155. 158. 162. 169. 173. 178. 181. 183. 185. 188. 190. 191. 193. 194. 195. 197. 199. 200. 201. 208. 210. 211. 212. 214. 215. 218.
CONVIRTÁMONOS EN PUROS DE CORAZÓN LA BARRA DE HIERRO VIVAMOS DE ACUERDO CON ESTOS PRINCIPIOS CRISTO, NUESTRA ETERNA ESPERANZA LOS FRUTOS DE NUESTRAS LABORES PRIVILEGIOS Y RESPONSABILIDADES DE LA MUJER DE LA IGLESIA FORTALEZCAMOS NUESTROS HOGARES EN CONTRA DEL MAL ESFORCÉMONOS EN LA OBRA DEL SEÑOR LA VOLUNTAD DE DIOS NUESTRA MAYORDOMIA TERRENAL "DAME, PUES, AHORA ESTE MONTE" VUESTRO PAPEL COMO MUJERES JUSTAS LA OBRA DEL SEÑOR SIGUE ADELANTE PALABRAS DE INTRODUCCIÓN A LA DEDICACIÓN DEDICACIÓN DE LA CAPILLA DE FAYETTE, ESTADO DE NUEVA YORK. NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN PROFUNDA DEDICACIÓN A LOS SERVICIOS DE BIENESTAR LA FAMILIA PUEDE SER ETERNA "LA RELIGION PURA . . ." ". . . Y SI CREEIS TODAS ESTAS COSAS . . ." LA LEY DEL DIEZMO "VESTÍOS DE TODA LA ARMADURA DE DIOS . . ." "EN CUANTO LO HICISTEIS A UNO DE ESTOS MIS HERMANOS. . .” ESTAMOS AL SERVICIO DEL SEÑOR SACRIFICIO PREPARÉMONOS PARA SU VENIDA EL SEÑOR ESTÁ AL TIMÓN LA OBRA DE LOS ULTIMOS DIAS EL PONER METAS Y PROGRESAR
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LA NECESIDAD DE UN PROFETA por Spencer W. Kimball Presidente en Funciones del Consejo de los Doce La obra del Señor es ilimitada; aun cuando fallezca un poderoso líder, ni siquiera por un instante queda la Iglesia sin dirección, gracias a la benévola Providencia que dio a su reino continuidad y perpetuidad. Como ya ha sucedido ocho veces antes en esta dispensación, un grupo de personas cubre reverentemente la tumba, se enjugan las lágrimas y vuelven los rostros hacia lo futuro. En el momento en que muere un Presidente de la Iglesia, un cuerpo de hombres se convierte en un líder compuesto, hombres con experiencia y entrenamiento; desde hace mucho se han hecho los nombramientos y se han dado la autoridad y las llaves. Durante cinco días, el reino sigue su curso bajo este consejo autorizado de antemano. No hay lanzamiento de candidaturas, elecciones ni discursos políticos. ¡Qué gran plan divino! Cuán sabio nuestro Señor para organizar todo tan perfectamente más allá de las debilidades de los lánguidos y desesperados seres humanos. Entonces surge el día notable (23 de enero de 1970), y 14 hombres reflexivos caminan reverentemente hacia el Templo de Dios: el Quórum de los Doce Apóstoles, el cuerpo gobernante de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, varios de los cuales han experimentado antes este cambio solemne. Más tarde cuando estos 14 hombres emergen del santo edificio, ha ocurrido un acontecimiento de trascendencia vital: concluye un breve interregno, y el gobierno del reino se traslada nuevamente del Quórum de los Doce Apóstoles a un nuevo Profeta, un líder individual, el representante terrenal del Señor, quien modestamente ha estado avanzando hacia este sublime llamamiento durante sesenta años. El es ahora quien preside la Iglesia. No obstante, no fue por razón de su nombre que accedió a ocupar este alto llamamiento, sino porque cuando era muy joven, fue llamado por el Señor, a través del profeta viviente de aquel entonces, para ser Apóstol —miembro del Quórum— y le fueron otorgadas las llaves preciosas y vitales para que las tuviera hasta que llegara el momento en que pudiera llegar a ser el apóstol mayor y el Presidente.
El desarrollo de las actividades de este día ha sido sumamente impresionante y reverente. Personalmente, así como de parte del Consejo de los Doce Apóstoles, deseo extender una cordial bienvenida al élder Boyd K. Packer, a quien hemos observado progresar desde los primeros días en que actuó como Asistente hasta hoy, en que posee tan importante llamamiento. Aquí encontrará una verdadera fraternidad en su grado más alto. También damos la bienvenida en grado de Autoridad General al élder Joseph Anderson, a quien hemos querido y estimado todos estos años, y a los élderes David B. Haight y William H. Bennett, hombres de Poder, dedicación y gran servicio. Este es un año notable en la vida de este mundo. Corre el mes de enero; la historia se balancea en su eje principal, otra página ha pasado y aparece en el frente una nueva era. Es la mañana del domingo 18 de enero de 1970; un noble corazón suspende sus latidos Y un cuerpo entrado en años se relaja y duerme tranquilo. Así como un sismo envía marejadas alrededor de la tierra, actualmente las comunicaciones cubren la mayor parte de ella y millones de personas reflexivas, aun en lugares lejanos, se detienen para rendir solemne tributo a un hombre excelente que ha abandonado la vida terrenal. Durante varios días, hileras interminables de fieles seguidores avanzan lentamente por la calle, aun en medio de la lluvia, para ver una vez más el semblante de su amado líder. El Tabernáculo está invadido de personas que lo amaron, y le rinden hermosos tributos. Con reverencia dignificada el cuerpo mortal del profeta David 0. McKay es colocado para su descanso. Nuestras cabezas se inclinan reverentemente, nuestros corazones están sufriendo, pero habrá una feliz reunión cuando este inspirado Profeta se una a las huestes de sus compañeros: los Josephs, los Brighams y los Wilfords. En nuestro vacío, nos parece difícil; poder continuar sin él; pero así como una estrella desaparece en el horizonte, otra aparece en escena, y la muerte engendra la vida.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL En esa extraordinaria reunión en el Templo, cuando ha sido "ordenado y apartado" como Presidente de la Iglesia por sus hermanos, los Doce, escoge a sus consejeros, dos hombres de gran valor: los élderes Harold B. Lee y Nathan Eldon Tanner, quienes gozan de una vasta experiencia como maestros, hombres de negocios, oficiales públicos y especialmente, líderes de la Iglesia. Así, una Presidencia de tres y un Consejo de los Doce nuevamente reorganizados se dirigen humildemente a sus oficinas, sin presunción ni ostentación, y una nueva administración avanza hacia un nuevo período con promesas de gran desarrollo y crecimiento sin precedentes. Fue un hombre muy joven el que introdujo el programa restaurado a este nuevo mundo, José Smith (23 de diciembre de 1805-27 de junio de 1844) contaba con sólo veinticuatro años de edad cuando la Iglesia fue organizada. Cuando fue asesinado a los 38 años, el segundo Presidente, Brigham Young (11 de junio de 1801-29 de agosto de 1877) fue primer apóstol ( el que contaba con mayor antigüedad) y Presidente de la Iglesia (27 de diciembre de 1847) a los 46 años y presidió durante 30 más (hasta los 76 años). Los otros presidentes, cada uno a su turno, llegaron a esa posición a edades que variaban desde los 62 a los 84, y fallecieron entre los 79 a 96 años. John Taylor (11 de noviembre de 1808-25 de julio de 1887) tenía 71 años de edad cuando fue Presidente de la Iglesia (10 de octubre de 1880) y murió a los 78; y después de su fallecimiento, Wilford Woodruff (11 de marzo de 1807-2 de septiembre de 1898) actuó como primer apóstol (25 de julio de 1887). Dos años más tarde (7 de abril de 1889), fue sostenido como Presidente de la Iglesia a los 82 años de edad; falleció a los 91, después de lo cual el presidente Lorenzo Snow (3 de abril de 181410 de octubre de 1901) fue primer apóstol. Tenía 84 años de edad cuando llegó a ser Presidente de la Iglesia (13 de septiembre de 1898); y su presidencia fue breve, sirvió aproximadamente tres años (hasta el 10 de octubre de 1901). El presidente Joseph F. Smith (13 de noviembre de 1838-19 de noviembre de 1918) fue primer apóstol desde el 10 de octubre de 1901 durante siete días hasta que fue nombrado Presidente de la Iglesia el 17 de octubre de 1901, a los 62 años de edad; falleció a la edad de 80. El presidente Heber J. Grant (22 de noviembre de 1856-14 de mayo 1945) fue primer apóstol por
menos de una semana (el 23 de noviembre de 1918), cuando fue nombrado Presidente de la Iglesia a los 62 años de edad; falleció a los 88. El presidente George Albert Smith (4 de abril de 1870-4 de abril de 1951) fue primer apóstol durante siete días y llegó a ser Presidente de la Iglesia el 21 de mayo de 1945, a los 75 años de edad; falleció a los 81. El sábado pasado se celebró el centenario de su nacimiento. El presidente David 0. McKay, noveno Presidente (S de septiembre de 1873-18 de enero de 1970) fue primer apóstol por cinco días y sostenido como Presidente de la Iglesia el 9 de abril de 1951 a los 77 años de edad; falleció a los 96. El presidente José Fielding Smith, cuya fecha de nacimiento es del 19 de julio de 1876, llegó a ser primer apóstol el 18 de enero, y Presidente de la Iglesia el 23 de enero de 1970, a los 93 años de edad. Todos, desde John Taylor hasta David 0. McKay inclusive, fueron presidentes entre las edades de 62 a 84 años, y fallecieron entre los 79 y 96 años. Es interesante notar que estos ocho Presidentes de la Iglesia asumieron su responsabilidad coro,) tales a una edad media de 73 años, y la abandonaron a su muerte a una edad promedio de 85 años. Sirvieron un término medio de un poco menos de 12 años; por consiguiente, la edad media del Profeta viviente de la Iglesia ha sido de aproximadamente 79 años. Podemos tener la certeza de que el Presidente de la Iglesia siempre será un hombre mayor, los jóvenes tienen acción, vigor e iniciativa; los hombres maduros estabilidad, fortaleza y sabiduría a través de su experiencia y su intensa comunicación con Dios. En los días del empeoramiento de la salud del presidente McKay, la especulación aumentó entre los curiosos, los inquietos y los de menos conocimiento, y continuó como un tema importante de discusión a través del interregno. Más de un millón de miembros no habían conocido a otro Presidente fuera de David 0. McKay, por consiguiente, era natural que algunos estuvieran confusos. Especulaban acerca de la edad. Los antiguos patriarcas no fueron jóvenes; Adán era muy anciano cuando presidió su posteridad, la cual se propagó por muchas generaciones. Abraham, Isaac, José y Moisés gobernaron a su gente, y fallecieron a los 175, 180, 110, y 120 años de edad respectivamente.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Eran entrados en años, pero de su gran experiencia acumulada provino una sólida sabiduría y seguridad. Se dice acerca de establecer un precedente; si es tal, ha llegado a serlo por la repetición de la orden revelada desde el principio. Brigham Young era el apóstol mayor que poseía todas las llaves y autoridades, y en el caso presente, el presidente Smith era el apóstol mayor. Esta es la voluntad del Señor y El retiene la dirección en sus manos divinas. Cuando se verificó la primera sucesión, la Iglesia restaurada tenía sólo catorce años de establecida; por muchos siglos no había habido profetas ni visiones; no es de asombrarse entonces que la gente haya tenido tantas preguntas cuando las balas en la cárcel de Cartago arrebataron la vida de la persona en quien todas estas bendiciones — Iglesia, revelación, profetas— parecían estar centradas. Cuando los apóstoles regresaron de sus misiones, sepultaron a su profeta y consideraron lo futuro, todas las dudas se disiparon cuando el primer apóstol, quien ya poseía todas las llaves avanzó como Moisés y condujo el camino. El editorial del 2 de septiembre de 1844, sobre la sucesión, decía: "Prevalece gran inquietud por saber 'quién será el sucesor de José Smith'. "Pero os decimos, sed pacientes, sed un poco pacientes hasta que llegue el momento adecuado, y os revelaremos todo. 'Las ruedas grandes se mueven lentamente.' Por ahora podemos decir que el día 8 se llevó a cabo en Nauvoo una conferencia especial de la Iglesia, y se decidió sin ninguna voz disidente, que los 'Doce' deben presidir la Iglesia entera, y que cuando sea necesario alguna alteración en la Presidencia, se avisará oportunamente; y los élderes en el extranjero demostraran mejor su sabiduría ante los hombres permaneciendo en silencio en cuanto a las cosas sobre las que no tienen conocimiento alguno. . ." (Times and Seasons, vol. 5, 2 de septiembre de 1844, pág. 632) (Traducción libre). En estos singulares 140 años, diez presidentes han presidido la Iglesia y 78 apóstoles han servido en el Quórum de los Doce. Esforzándonos diligentemente, avanzamos hacia una nueva jornada con una firme decisión por parte de nuestros líderes inspirados, dirigidos por nuestro Profeta, José Fielding Smith, que es digno de veneración y de respeto por su carácter, dignidad, edad y puesto. Como su esposa cantó esta mañana, es un personaje "limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado
con engaño" (Salmos 24:4). Es un hijo de su Creador y un hombre limpio y santo de Dios, quien toma su alto llamamiento como el señalado del Señor. Durante sesenta años ha llevado consigo las llaves del reino, avanzando gradualmente hacia este día. Por seis décadas ha sido sostenido por los miembros de la Iglesia como un profeta; hoy es sostenido como el Profeta, el único que posee las llaves en su uso total bajo el Señor Jesucristo, que es la piedra angular y la cabeza de su Iglesia. Para ser un Profeta del Señor, un individuo no necesita ser todo ante todos los hombres; no necesita ser joven y atlético, industrial, financiero ni agricultor; no necesita ser músico, poeta, banquero, doctor ni presidente de universidad, general militar ni científico. No necesita ser lingüista, hablar francés y japonés, alemán y español, pero debe entender el lenguaje divino y ser capaz de recibir mensajes del cielo. No es necesario que sea un orador, porque Dios puede hacer a los suyos. El Señor puede presentar sus mensajes divinos mediante hombres débiles hechos fuertes. Sustituyó una voz fuerte y firme por la apagada y tímida de Moisés, y dio al joven Enoc poder que hizo a los hombres temblar en su presencia, porque éste anduvo en las vías del Señor de la misma forma que Moisés. El Señor dijo: ". . . sea por mi propia voz, o por la voz de mis siervos" (D. y C. 1:38). Lo que el mundo necesita es un profeta líder que ponga el ejemplo: limpio, con mucha fe, semejante a Dios en su actitud, con un nombre sin mancha, un esposo amoroso y un verdadero padre. Un profeta necesita ser algo más que un sacerdote, ministro o élder. Su voz se convierte en la de Dios para revelar nuevos programas, nuevas resoluciones. No afirmo que sea infalible, pero sí necesita ser reconocido por Dios, ser una persona autorizada. No es pretencioso como muchas personas que presuntuosamente asumen una posición sin que se les haya autorizado, así como autoridad que no les es delegada. Debe hablar como su Señor: ". . . como quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mateo 7:29). Debe ser lo suficientemente valiente para decir la verdad aun contra el clamor popular que demanda aminorar las restricciones; debe estar seguro de su llamamiento divino, de su ordenación celestial, y de su autoridad para llamar al servicio, ordenar y conferir llaves que abren cerraduras eternas.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Debe tener poder dominante como los profetas antiguos: "... de sellar, tanto en la tierra como en los cielos, a los incrédulos y rebeldes ... para el día en que la ira de Dios ha de derramarse sin medida sobre los malvados" (D. y C. 1:8-9), y poderes sobresalientes: ". . . que lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y lo que atares en la tierra, en mi nombre y por mi voz, dice el Señor, será eternamente atado en los cielos; y los pecados que perdonaras en la tierra serán eternamente perdonados en los cielos; y los pecados que retuvieres en la tierra serán retenidos en los cielos" (D. y C. 132:46). Se requiere más un Moisés que un faraón; un Elías que un Belsasar; un Pablo que un Poncio Pilatos. No es necesario que sea arquitecto para construir casas, escuelas y edificios; pero será aquel que edifique estructuras para atar el tiempo y la eternidad y cerrar la brecha entre el hombre y su Creador. Cuando el mundo ha seguido a los profetas, ha progresado; cuando los ha ignorado, los resultados han sido de estancamiento, esclavitud y muerte. En cada momento de todos los días se transmiten numerosos programas; relativamente escuchamos muy pocos de ellos, porque estamos ocupados en nuestras actividades diarias, pero con estaciones poderosas de radiodifusión podríamos escuchar cualquier programa si prendemos la radio. Durante miles de años ha habido transmisiones constantes de los cielos, mensajes vitales de guía y amonestación y ha habido una cierta constancia en las transmisiones desde la estación más potente. Durante todos esos siglos ha habido épocas en que hubo profetas que escuchaban esas transmisiones y volvían a repetirlas a la gente. Los mensajes nunca han cesado. Uno de éstos vino a Daniel en presencia de otros, y aquél que sí estaba sintonizado en la frecuencia adecuada dijo: "Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo" (Daniel 10:7). En el camino a Damasco, una compañía de hombres viajaba por ahí; ocurrió un acontecimiento espectacular que provino de los cielos, pero únicamente un hombre estuvo en la frecuencia deseada para recibirlo; aquello que era sólo estática para todos los demás, fue un llamado al servicio para Saulo de Tarso, lo cual cambió su vida y contribuyó
hacia la transformación de millones de personas; pero él fue el único que estuvo en armonía par, recibirlo. Se cuenta que ciertos astronautas rusos informaron que cuando penetraron el espacio interastral no vieron a Dios ni a los ángeles. Nuestra predicción para cualquier hombre del espacio incrédulo y ateo, es que no obstante que pudiera viajar mil veces más lejos y mil veces más alto, todavía estarán más lejos de Dios y las cosas eternas, porque lo que tiene fin no comprende las cosas espirituales. Abraham encontró a Dios en una torre en la Mesopotamia, en una montaña en Palestina y en las cámaras reales en Egipto. Moisés lo encontró en un desierto, en el mar Rojo, en una montaña llamada Sinaí y en 'una zarza', José Smith lo encontró en la frescura de un bosque primaveral, en un cerro llamado Cumorah. Pedro lo encontró en el Mar de Galilea y en el Monte de la Transfiguración. Que el Señor, nuestro Dios, apoye a este Profeta recientemente nombrado, José Fielding Smith, quien desde ahora estará 'en los negocios de mi Padre'; quien continuará sirviendo el "pan" del Señor y el "agua viva" que ahora comenzará a "encender las antorchas de Israel" y convertirse en verdad en el portavoz de Dios; y nuestra oración es que el Señor se dirija a él como lo hizo con Josué: "Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo" (Josué 3:7). Y que el Señor nos bendiga a nosotros, sus siervos, quienes hemos levantado hoy nuestra mano en señal de aprobación, y a todos los demás que no gozaron de esta oportunidad, para que de ahora en adelante podamos, como los hijos de Israel, exclamar al unísono: "Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos dondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés (Josué 1:16-17). ¡Israel, a tus tiendas!", permaneced firme leal e inmutable. En el nombre de Jesucristo. Amén.
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LOS AÑOS QUE LA LANGOSTA DEVORÓ por el élder Spencer W. Kimball Presidente en Funciones del Consejo de los Doce aquella gente caracterizaba una situación así con la frase: "Los años que comió la langosta" (Joel 2:25). Sabemos que la langosta pertenece a una gran familia de insectos con agudas antenas, largas patas traseras y muslos gruesos que producen el familiar ruido cuando se rozan con las alas. Se crían en el fondo de los ríos secos y regiones soleadas, y se multiplican a un grado asombroso, inundando el aire y obstaculizando la luz del día. Nubes de estos insectos han infectado la parte occidental de los Estados Unidos, así como muchas otras partes del mundo, ocasionando billones de dólares en daños y ruinas. También han causado numerosas temporadas de hambre y la muerte de un gran número de personas. Estos insectos, como lo fueron los grillos en Utah, tuvieron mucho que ver en la historia egipcia: Moisés y Aarón le suplicaron y amenazaron al Faraón para que libertara a los esclavos. El monarca era obstinado, engañoso y porfiado. Durante el tiempo que sufrían con cada plaga, hacía la promesa de que lo haría, pero cuando éstas desaparecían, ignoraba las promesas que había hecho. Moisés amonestó: "Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte. . . '? Deja ir a mi pueblo para que me sirva" (Éxodo 10:3). Entonces vinieron las plagas cuando "todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre" y cuando "subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto" cuando "vino toda clase de moscas molestísimas"; cuando "el polvo de la tierra... se volvió piojos" cuando las cenizas que esparció Moisés causaron "sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias." Entonces "Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra;... Y aquel granizo hirió ... todo lo que estaba en el campo... toda la hierba... y desgajó todos los árboles del país." "El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya espigada, y el lino en caña" (Éxodo 7:20; 8:6, 24, 17, 9:10, 23, 25, 31). Después del repetido rechazo del Faraón, Moisés habló las palabras del Señor:
Mis estimados hermanos, hermanas y amigos, especialmente nuestros buenos compañeros extranjeros que hablan un idioma diferente: Es un gran gozo estar con vosotros en esta conferencia. Aproximadamente a cien metros de distancia hacia nuestra derecha, se encuentra un hermoso monumento de granito, coronado con una esfera de piedra, y sobre ella, dos gaviotas de bronce. Millones de personas han admirado este monumento al escuchar la dramática historia de la "misericordia de Dios para con los pioneros mormones ". Las alas de los pájaros de bronce están extendidas así como las grandes ramificaciones de la Iglesia, con el fin de cubrir a la gente del mundo; y el globo de granito es la representación profética de la Iglesia mundial y un recordatorio de la visión de Daniel tocante a la piedra cortada del monte, no con manos, que rodará hasta que haya henchido toda la tierra. (Véase D. y C. 65:2.) En las placas conmemorativas se hace referencia a la historia de las tierras vírgenes del desierto, a las yuntas de bueyes, a los campesinos que labraban y sembraban semilla. Muestra la invasión de los despiadados insectos y la Desesperada batalla representada por un hombre que se hinca en la tierra, indiferente, con las manos caídas y la cabeza agachada. La desesperación se ha apoderado de él. La mujer también luce abatida, con una apariencia patética en la fatiga de su cuerpo, con la cabeza elevada hacia los despiadados cielos. Pueden distinguir las gaviotas a lo lejos; ¿vienen para complementar la devastación? Se representa la conquista de éstas y las cosechas del grano que quedó intacto; se había prevenido una carestía total. La calamidad egipcia no fue la primera, ni el desastre mormón fue la última invasión de los grillos, las langostas o las orugas. Hace años, cuando nos encontrábamos en Australia, frecuentemente oíamos la frase de un hombre que "no pudo con el paquete". Después llegamos a enterarnos que esa frase tenía un significado similar a una que nosotros usamos a menudo: "No dio el kilo", o "Se le pasó el tren". Al leer las antiguas Escrituras, encuentro que
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL horas de devoción en el día del Señor, o al dar la décima parte de sus ingresos y abstenerse de los vicios. Marden dice: ". . . el molino nunca puede moler con el agua que ya ha pasado" (Orison S. Maren, Pushing to the Front, Vol. 1, pág. 13). Hace algunos días, los miembros de una familia que se había bautizado recientemente, estrecharon con alegría mi mano. Les pregunté cuánto tiempo hacía que eran miembros de la Iglesia, a lo cual respondieron: "Dos meses." Entonces, con entusiasmo y pesadumbre, comentaron: "¡Y pensar que todos estos años podríamos haber sido tan felices en la Iglesia!" Las langostas se habían devorado esos años. Alguien dice: "'¡Oh, si hubiera!' o '¡Oh, si no hubiera!' es el mudo llanto de muchos que darían la vida misma por la oportunidad de volver a enmendar un gran error perdido" (Marden, pág. 15). En 1834, el profeta José Smith estaba organizando un sumo consejo. El siguiente relato proviene de L. D. Young: ". . . Cometí un grave error, y deseo dejar un registro del mismo a fin de que sea una lección para los demás. El profeta me pidió que ocupara un lugar con los hermanos que habían sido seleccionados para formar parte de este (sumo) consejo. En lugar de hacer lo que me pedía, me puse de pie para disculpar mi inhabilidad de cumplir una posición de tanta responsabilidad, manifestando, como yo creo, considerable seriedad en el asunto. "Entonces el profeta dijo que él únicamente deseaba que yo ocupara el puesto, pero siendo que continué poniendo excusas, llamó a otro para que lo ocupara. Yo pienso que ésta es la razón por la que nunca volvió a llamarme para desempeñar un puesto importante en el sacerdocio. Desde entonces he aprendido a ir a donde me llamen y no poner mi juicio contra el de aquellos que son llamados para guiar en este reino." Las langostas hicieron su trabajo. Reflexionad en los años de oportunidad que dejó para este hombre. Conozco a un individuo que estaba muy preocupado cuando su presidente de estaca lo invitó a ser el obispo de un barrio. El rostro le palideció y se las arregló para balbucear una excusa. Rechazó el gran privilegio de ser un juez en Israel, el padre de un grupo de personas, un líder entre los hombres. El presidente de estaca, pensando que esa reacción era
". . .Deja ir a mi pueblo. . . y si aún rehúsas he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta" (Éxodo 10:3-4). "Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. " (Deuteronomio 23:38. Cursiva agregada). ". . . y al venir la mañana el viento oriental trajo la langosta. “. . . y oscureció la tierra; y . . . no quedó cosa verde en árboles ni en hierba del campo, en toda la tierra de Egipto" (Éxodo 10:13, 15). Lo que dejó el saltamontes se lo comió la langosta, y lo que ésta dejó, se lo comió la oruga; y de esta manera se perdió otra cosecha. Al recordar "los años que la langosta devoró", reflexioné en los fines de semana perdidos y los años desperdiciados de muchas personas. En otro día recibimos una carta de un hombre que se había bautizado un año antes. A continuación cito de la misma: "Mucho les agradecería suprimieran mi nombre del registro de la Iglesia. Considero que los... requisitos de la misma son demasiados. Recibí la enseñanza de parte de los misioneros, inmediatamente después de lo cual se preparó mi bautismo. No siento pesadumbre al haberío hecho, ya que fue una experiencia educativa. "Finalmente, pude darme cuenta en lo que me había metido. No me fue posible abandonar el tabaco, el licor, el café y el té... ya que despertaba en mí una ansiedad mayor que la que podía soportar. Mi personalidad requiere aceptación... y me siento fuera de lugar cuando no puedo participar de los placeres que gozan mis compañeros. "Asimismo, me parece imposible dar tres a cuatro horas de mi tiempo los domingos, y la décima parte de mis ingresos. Esto va en contra de mi naturaleza básica... "Siento mucho haberles causado este inconveniente. Nadie debe sentirse responsable... ya que fue mi decisión. Espero que puedan disculparme... mi decisión está tomada." Verdaderamente su decisión era digna de lástima. Los años continúan su curso y, hablando en sentido figurado, las langostas, los saltamontes y las orugas se los han comido, mientras él vuelve al mundo. Contrario a esto, por lo general los miembros de la Iglesia no se molestan al dedicar cuatro o cinco
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ruedas de hule. Ella provenía de familias acomodadas, de manera que su vestuario y popularidad despertaban la envidia de las demás muchachas. Su matrimonio fue lo que podríamos llamar un espectáculo. Las familias de ambos habían sido numerosas, pero la primera resolución de éstos fue que "no tendrían hijos". Se llevó a cabo una cierta clase de cirugía y nunca hubo hijos en ese hogar. Su diversión continuó: bailes, excursiones y fiestas. Con el transcurso de los años, vi su soledad y envejecimiento; él falleció primero. Ella vivía en la calle principal del pueblito, y diariamente caminaba a la oficina de correos y a la tienda. Los años volaron trayendo consigo una espalda encorvado y un paso lento acompañado con un bastón. La soledad la rodeaba; sus hermanos y hermanas estaban demasiado ocupados con sus familias, y las visitas que le hacían se volvían menos frecuentes y más cortas. En aquel entonces no había radio o televisión, y la lectura tuvo que limitarla a consecuencia de que estaba quedándose ciega. La gente la veía con menos frecuencia y ni siquiera la echaban de menos. Un día, alguien la encontró; había estado muerta por varios días. Sola en su muerte, como habla estado durante su vida; no había hijos amorosos y obedientes que le dieran sepultura; no hubo lágrimas ni lamentos. Habían sido años malgastados. ¿Fueron años que se comió la langosta? Alguien dijo: "El destino no está a tu alrededor, sino en tu interior; "Tú debes convertirte en ti mismo". (Marden, pág. 404). El descuido de no prevenir da como resultado la infructuosidad y la esterilidad. El en gran parte, nosotros trazamos nuestro propio destino, Karl G. Maeser (**) nos proporciona este pensamiento: "Y los libros serán abiertos y un ángel de la guarda estará a un lado y cuando abra el libro, dirá: 'Mira', y yo lo miraré y le diré, 'Qué hermoso', Y el ángel dirá. 'Eso es lo que podrías haber sido, y luego dará vuelta a la hoja y dirá: "Esto es lo que has sido." El mundo está lleno de oportunidades que no se han aprovechado. Muchos de los discursos que se han pronunciado en esta conferencia han sido acerca de personas que no aceptaron el evangelio cuando les fue presentado; de estudiantes que abandonan la
solamente timidez y un sentimiento de insuficiencia trató de persuadirlo, pero su decisión estaba tomada. Desde ese entonces ha habido muchos días que "devoró la langosta". En este respecto, también pienso acerca de los Sidneys Rigdon, los Oliverios Cowdery y los Martins Harris, y las muchas otras personas que le cerraron las puertas a las oportunidades. "Recuerda las cuatro cosas que no vuelven más: la palabra hablada, la flecha disparada, la vida pasada y las oportunidades desperdiciadas" (Marden, pág. 67). Un joven que era un fiel miembro de la Iglesia se enamoró perdidamente de una hermosa señorita que no era miembro de ella, y cuando su cortejo llegó al grado de convertirse en un estado matrimonial, se llegó al acuerdo de que sería uno civil, "hasta que la muerte os separe". El objetó débilmente, pero ella se salió con la suya; el templo y el casamiento por las eternidades no tenía ningún significado para ella. El esperaba que algún día la convertiría a la Iglesia, pero los años trascurrieron a pasos agigantados, y los hijos nacieron y crecieron sin el evangelio. Las oportunidades pasaron; los años se habían perdido, años que nunca se volverían a recuperar, porque el tiempo vuela en las alas del relámpago y no se puede volver a recobrar. ¿Eran estos los años de la langosta? Shakespeare escribió: "Existe una marea en los asuntos humanos que, tomada en pleamar, conduce a la fortuna; pero, omitida, todo el viaje de la vida va circuido de escollos y desgracias. En la pleamar flotamos ahora, y debemos aprovechar la corriente cuando es favorable, o perder nuestro cargamento" (Julio Acto IV, Escena III). La langosta siempre ha estado en todas partes. La civilización se encuentra roída por la oruga. Benjamín Franklin (*) dijo: "¿Amas la vida? Entonces no gastes pródigamente el tiempo, porque ese es el ingrediente del que ésta se compone." Y alguien ha dicho: "La eternidad en sí no puede restaurar la pérdida de un minuto" (Diario Antiguo). Cuando era niño, me impresionó mucho un casamiento civil de una joven pareja. El era un apuesto galante de buena posición económica quien tenía un fino caballo que tiraba de un calesín con
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL escuela, la universidad y el empleo; de desgracias a causa de las drogas y la inmoralidad; de fracasos al no aceptar el servicio de la iglesia y en la comunidad, de rechazar una misión proselitista, de la sustitución de un matrimonio permanente y eterno por uno temporalmente civil; del uso de la "pastilla", el aborto y otros medios de dañar o destruir la familia, de la vida del hogar, como una forma vital para preservar nuestra civilización. Todo esto nos hace recordar que no obstante que estamos en el mundo, no es necesario que seamos del mundo.
Que podamos aprovechar nuestras oportunidades, vivir el evangelio plenamente y que nos preparemos para la eternidad de gloria, la cual es nuestro posible destino, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén. (*) Benjamín Franklin (1706-1790)Político, Físico, Filósofo y Publicista norteamericano. (**) Karl G. Maeser Converso alemán fundador de la Universidad Brigham Young
VOCES PASADAS, PRESENTES Y FUTURAS Por el presidente Spencer W. Kimball Presidente en Funciones del Consejo de los Doce Mis queridos hermanos y amigos, estoy completamente de acuerdo con todo lo que el presidente Smith acaba de decir, y os testifico que actualmente él es el Profeta de Dios sobre la tierra. La historia se vuelve a repetir, y únicamente necesitamos volver al pasado para aprender las soluciones para lo presente y lo futuro. Los corintios parecieron estar perturbados por los mismos mensajes angustiosos que oímos en nuestros días. Pablo les dijo: "Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? ". . . Porque hablaréis al aire. "Tantas clases de idiomas hay, . . en el mundo, y' ninguno de ellos carece de significada" (1 Corintios 14:8-10). El idioma de Pablo fue impresionante, poderoso y fuerte, nunca acallado en todos los siglos intermedios. Hay voces a todo nuestro alrededor; algunas son desagradables otras dulces y penetrantes. Las revelaciones de Pablo incluyeron visiones de estos últimos días; su voz nos dice: ... en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; "por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, "prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos. . . " (1 Timoteo 4:1-3).
¡Voces otra vez! Voces ásperas proclamando "doctrinas de demonios", diciendo que no hay pecado; que no hay demonio, que no hay Dios; diciendo "come, bebe, regocíjate", como los antediluvianos que nunca creyeron que llegaría realmente el diluvio. Muchos idiomas de espíritus seductores favorecen los placeres carnales y las satisfacciones físicas desenfrenadas. Nuestro mundo se encuentra actualmente en una situación muy similar a la que existía en los días del Profeta nefita, que dijo: ". . . si no fuera por las oraciones de los justos... ahora mismo os sobrevendría una destrucción completa . . . "(Alma 10:22). Naturalmente, hay muchas personas rectas y fieles que viven todos los mandamientos y cuyas vidas y oraciones preservan al mundo de la destrucción. Estamos viviendo en los últimos días, y son días peligrosos y atemorizantes. Las sombras se están volviendo más obscuras, y la noche se desliza para envolvernos. El idioma claro de Pablo: ". . . en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. "Porque habrá hombres amadores de sí mismos, blasfemos, desobedientes a los padres... impíos, "sin afecto natural. . . intemperantes. .. ". . . amadores de los deleites más que de Dios" (11 Timoteo 3:1-4). Un prominente periodista escribió tocante a nuestra época: "Una cosa es segura; no se nos
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL concederán siglos para una decadencia deliberada y cómoda. Ahora tenemos un enemigo: despiadado, cruel, inhumano y arrogante. . . que cree que estamos en un estado avanzado de decaimiento moral . . . madurando para el golpe final.” (Jenkin Lloyd Jones, Hurnarr Eüerets, 24 de noviembre de 1961). Recientemente, en una encuesta callejera, la gente respondió a la pregunta: "¿Ha pasado de moda la castidad?" Las respuestas: "Los principios morales han cambiado; la virginidad está pasando de moda." "Las vírgenes son verdaderamente horripilantes." "En estos días hay muy poca gente que sea virtuosa." Una jovencita dijo: "La castidad ha pasado de moda porque en estos días de progreso la gente es más libre." Sí, libres para cometer pecados; libres para violar las leyes; libres para contraer enfermedades venéreas; libres para acortar la vida; libres para negar a Dios; libres para deshacerse de todas las verdaderas libertades. Los hombres y las mujeres son "amadores de sí mismos." Se jactan de sus logros; maldicen y blasfeman. Otro pecado es la desobediencia de los hijos a los padres, y la desobediencia de éstos hacia la ley. Muchos carecen del afecto natural, el cual parece estar corroyendo la vida familiar a medida que tratan de satisfacer sus propios deseos egoístas. Se dice que hay millones de pervertidos que han abandonado su afecto natural y han pasado por alto el cortejo y las relaciones normales del matrimonio. Tal práctica se está extendiendo como fuego sobre una pradera, y cambiando nuestro mundo. No tienen "afecto natural" para Dios, para sus esposas, ni siquiera para sus hijos. Pablo habla de la continencia, una palabra que en nuestro mundo ha quedado casi en el olvido; pero en el diccionario todavía significa dominio de sí mismo, especialmente en las actividades sexuales. Muchas buenas personas, sintiendo la influencia del desvergonzado espíritu de estos tiempos, están procurando conseguir cirugía para uno de los cónyuges, a fin de poder evitar embarazos y obedecer a la voz estridente que demanda una disminución en el número de hijos. Nunca ha sido cosa fácil dar a luz y criar hijos, pero las cosas fáciles no proporcionan progreso y desarrollo. No obstante, las voces fuertes y ruidosas gritan en la actualidad "menos hijos" y ofrecen la píldora, las drogas, la cirugía y hasta el terrible aborto para lograr esos propósitos. ¡Es raro que los proponentes
de la despoblación del mundo nunca hayan pensado en la continencia! Las bibliotecas están repletas de libros que contienen ilustraciones espantosas que demuestran a la gente cómo satisfacer totalmente sus inclinaciones animales, pero existen muy pocos libros tocante a la continencia. Con la teoría de que "la vida es para el sexo", toda imaginación de las mentes de los hombres idean maneras para obtener más completamente lo que ellos llaman "realización sexual", la cual exigen a expensas de todo lo demás: la familia, el hogar y la vida eterna. De la prensa, la plataforma de disertaciones y el púlpito deben alzarse voces profundas y estridentes que exhorten al hombre a elevarse sobre lo carnal y poner su mente en las cosas puras y sagradas. Estando durante varios años en el campo de la misión, Pablo predicó y practicó la continencia y el autodominio. ¿No fue eso lo que quiso decir cuando dijo: "Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo... "... bueno les fuera quedarse como yo" (1 Corintios 7:7-8). "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre . . . " (1 Corintios 9:27). Pablo habla de los "amadores de los deleites más que de Dios." ¿No describe esto la inexcusable tolerancia sexual de nuestros días? Pablo habla de aquellos "que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias" (II Timoteo 3:6). Actualmente la inmoralidad parece recibir la señal de aprobación de la otrora gente honrada. El libertinaje nunca dio lugar a nada bueno, y Pablo dijo: "Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta" (I Timoteo 5:6). Pero ahora se escucha una voz celestial: "No cometerás adulterio; el que cometiere adulterio, y no se arrepintiere, será expulsado" (D. y C. 42:42). Muchas voces, estridentes y violentas, provienen de educadores, hombres de negocios y profesionales, sociólogos, sicólogos, escritores, estrellas cinematográficas, legisladores, jueces y otros, incluso algunos del clero, quienes, a causa de que han aprendido un poco sobre algo, creen saber todo de todo. El padre de las mentiras es el que incita este egoísmo y orgullo. Escuchad la voz de un Profeta
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL nefita que describe la aceptación del "sutil plan del maligno": " . . . bueno es ser sabio, si obedecen los consejos de Dios" (11 Nefi 9:29). “. . . cuando son instruidos se creen sabios... suponiendo saber de sí mismos; por tanto, su sabiduría es locura ... Y ellos perecerán" (11 Nefi 9:28). La voz de Pedro era firme cuando a los perversos les llamó animales irracionales que perecerían en su propia perdición; les llamó "inmundicias y manchas, quienes . . . se recrean en sus errores", "tienen los ojos llenos de adulterios; seducen a las almas inconstantes." Habla de sus "concupiscencias de la carne y disoluciones"; y a aquellos que vuelven a caer en el pecado después de haber sido limpios, los compara al perro que regresa a su propio vómito y a la puerca que después de haber sido lavada vuelve a revolcarse en el cieno. (Véase 11 Pedro 2:13-22.) Para apoyar a Pedro viene la voz de Pablo dirigida a Tito: "Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. "Profesan conocer a Dios, pero con ¡os hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra" (Tito 1:1516). Se ha dicho mucho acerca de la frustración de la juventud. Mientras que difícilmente podemos justificar sus extravagancias, desobediencia y su pérdida aparente de fe, quizás parte de la culpa por esas frustraciones puede depositarse a los pies de esos padres que les dieron un ejemplo de desobediencia tanto a las leyes gubernamentales como a las de Dios. Por cierto, parte de la culpa puede adjudicársele a las voces que provienen de las plataformas, las salas editoriales o de radiodifusión, y aun a las del púlpito. Tales voces tendrán que rendir cuentas por perpetuar la falsedad así como por su fracaso al no prestar verdadera dirección para combatir lo malo. ". . . así como al pueblo, también al sacerdote. . . " (Isaías 24:2). El término "sacerdote" se usa aquí para denotar todos los líderes religiosos de cualquier fe. Isaías dijo: "Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el
derecho, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5). De entre esas voces incompatibles, nos asombra encontrar la de muchos sacerdotes que alientan la corrupción de los hombres, aceptando las inclinaciones erosivas, y que niegan la omnisciencia de Dios. Ciertamente estos hombres debían permanecer firmes; no obstante, algunos ceden al clamor popular. A continuación cito unas referencias de los diarios: "Muchos sacerdotes están indecisos en dar un sí o un no definitivo tocante a la mariguana." "Depende de las circunstancias" (Time, 16 de agosto de 1968). Han inventado "situaciones de ética", que parecen cubrir todos los pecados. Otros líderes religiosos dicen: "Las reglas de la conducta cristiana no necesariamente se aplican a los problemas sexuales" (London-British Council of Churches). En contraste, escuchad la voz firme de un Profeta. Pedro profetiza: "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató... "Y muchos seguirán sus disoluciones. . . (11 Pedro 2:1-2). Apenas este mes la prensa citó las palabras del dirigente jubilado de una iglesia numerosa, en donde proponían "la restauración de los antiguos esponsales, lo cual les permitiría a las parejas solteras dormir juntos con la bendición de la Iglesia", y "en el sentido moral, no sería considerado como fornicación." Y ahora, la voz de un comentador: "Recientemente, la industria cinematográfica anunció solemnemente que de ahora en adelante la perversión y la homosexualidad ya no sería expulsada de la pantalla... Estamos ahogando a nuestros jóvenes en la violencia, el cinismo y el sadismo que es introducido a nuestras salas a través de la pantalla. . . " (J. L. Jones). Citando de publicaciones recientes: "La conferencia de la iglesia aprobó hoy la recomendación de que la homosexualidad entre dos adultos acordes, no debería considerarse más corno una ofensa criminal. . ." La voz de una revista muy conocida: . . un grupo de ministros en San Francisco, piensan que las
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL espíritu puede ser profanado por la carne, y tal profanación se lleva a cabo cuando se violan las leyes de castidad. "Nuestra civilización misma está basada en la castidad, la santidad del matrimonio y del hogar. Destruyamos éstas, y el hombre cristiano se convierte en un animal irracional. ". . . la relación familiar continúa por toda la eternidad; es la relación humana más sublime y sagrada que conocemos" (Confence Report, octubre de 1938, pág. 137). La voz de la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días amonesta en términos inequívocos: “... el pecado sexual —las relaciones sexuales ilícitas de hombres y mujeres— le siguen en delito, al asesinato. El Señor no ha marcado distinciones esenciales entre la fornicación, el adulterio o la prostitución. Cada una ha caído bajo su solemne y terrible condenación... tales no pueden... escapar los castigos y los juicios que el Señor ha declarado contra este pecado. El día en que tendremos que rendir cuentas vendrá tan ciertamente como la noche le sigue al día." Entonces, refiriéndose a aquellos que favorecen y justifican la iniquidad ya sea en la prensa, el micrófono o el púlpito continuaron: "Aquellos que disculpen este crimen diciendo que tal indulgencia es solamente una gratificación pura de un deseo normal, como si se aplicaran el hambre y la sed, hablan suciedad con sus labios. Su consejo lleva a la destrucción; su sabiduría proviene del padre de las mentiras" (Mensaje de la Primera Presidencia de la Iglesia, Improvement Era, noviembre de 1942, pág. 686). Entonces oímos nuevamente la voz vibrante de Pablo: "¿No sabéis que sois templos de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros" "Si alguno destruyera el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Corintios 3:16-17). Y la voz de Dios: "Yo soy Jesucristo... "te mando no codiciar la mujer de tu prójimo; ni atentar contra su vida" ( D. y 19:24-25). Las relaciones sexuales extramaritales impiden la entrada a los templos y de esta manera obstaculizan el camino a la vida eterna. A cada uno que nos escucha le extendemos una cordial invitación para entrar al jardín
iglesias deben abandonar su severidad en contra de los homosexuales. . . " Se informó que varios grupos de ministros y sus esposas asistieron a una fiesta patrocinada por homosexuales de ambos sexos con el propósito de recaudar fondos para el programa de perversión. La revista citó: ". . . que todas las escuelas de la región Bay tendrían que dejar de funcionar inmediatamente si todos los homosexuales que trabajan actualmente en los sistemas escolares quedaran al descubierto, y, cumpliendo con la ley estatal, fuesen destituidos" (News Week, 13 de febrero de 1967). Se dice que el ministro en cuestión dijo: ... dos personas del mismo sexo pueden expresar amor y profundizar ese amor por medio de las relaciones sexuales." (Ibid.) Esas son voces repugnantes, ruidosas y rugientes. ¿Por qué hablamos en esta forma? ¿Por qué exhortamos al arrepentimiento cuando hay tantos temas agradables? Es porque alguien debe amonestar al mundo de su perdición si la vida no cambia su curso. Algunas veces tienen que oponerse a ellas; las nuestras no deben permanecer en silencio. Para el gran Moisés, estas perversiones eran una abominación y profanación, que merecían la muerte. Para Pablo, eran una pasión artificial, indigna de un hombre, impía y deshonrosa, de una naturaleza adúltera que les cerraría todas las puertas del reino. Cuando los padres son promiscuos en su comportamiento sexual, y cuando los autores, escritores, líderes religiosos y otras personas permiten tal transgresión, ¿cómo podemos salvar de las tinieblas a los jóvenes frustrados y confusos que buscan un ejemplo, un ancla y algo recto en qué creer, ,in refugio seguro? "El grupo que tolera la anarquía sexual está poniendo en peligro su propia supervivencia", dice el sociólogo Sorokin. Una voz prominente exclama que hay muchos edificios con campanarios en los cuales por mucho tiempo no se ha mencionado la palabra pecado, y que una prédica en su contra es difícil de recordar. "... El hombre es una unidad biológica", dijo el presidente J. Reuben Clark, Jr.; "un animal; pero es más que esto, es el templo de un espíritu inmortal ese
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL “ . . te mando que te arrepientas... no sea que te hiera con... padecimientos dolorosos —cuán dolorosos no lo sabes, cuán difíciles de aguantar no lo sabes. "Por que, he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan. si se arrepienten. "Mas si no se arrepienten, tendrán que padecer aun como yo he padecido; "Padecimiento que hizo que yo, aun Dios, el más grande de todos, temblara a causa del dolor, y echara sangre por cada poro. . . " (D. y C. 19:15-18). Ruego que las voces de los siervos del Señor puedan prevalecer, en el nombre de Jesucristo. Amén.
humedecido, a la sombra de árboles agradables, a la verdad invariable. Venid con nosotros hacia la certeza, la seguridad, la consistencia. Aquí manan las aguas refrescantes; el manantial nunca se seca. Venid a escuchar la voz de un Profeta y a oír la palabra de Dios. El Señor no cambia; El es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Su Iglesia permanece firme e inmutable; el pecado no será tolerado, pero el arrepentimiento sincero será recompensado con el perdón. El Señor que sufrió por nosotros dice:
VISLUMBRANDO EL CIELO Por el presidente Spencer W. Kimball Presidente en Funciones del Consejo de los Doce me esforzaba por presentar una apariencia simpática, así como algunos de los otros hermanos. Con sus pinturas, pinceles y paleta en mano, el artista alternativamente examinaba mis facciones y pintaba sobre el lienzo. Volví muchas veces al estudio y después de algunas semanas se mostró el retrato a la Primera Presidencia, y más tarde a mi esposa e hija. No fue aceptado, y tuve que volver para que se hiciera de nuevo. Cambiamos de postura, pasaron las horas — muchas de ellas— y por fin el retrato estaba llegando a su fin. Este día particularmente había sido de muchas ocupaciones, igual que los otros. Supongo que yo estaba pensando en otra cosa muy ajena al asunto, y aparentemente al artista le era difícil transportar al lienzo mi distante mirada. Vi que puso su paleta y pinturas a un lado, se cruzó de brazos y me miró directamente. Salí sobresaltado de mi embeleso con esta abrupta pregunta: "Hermano Kimball, ¿ha estado usted alguna vez en el cielo?" Mi respuesta pareció sorprenderlo en igual manera, cuando le dije sin titubear: "Sí, hermano Richards, como no. Precisamente antes de venir a su estudio se me concedió una pequeña mirada al cielo." Noté que asumía una
Mis amados hermanos, hermanas y amigos: Mucho es lo que se dice del tenebroso crimen que opaca las ventanas de los cielos. Nos estremecemos ante las inmoralidades que nos llenan de espanto. Casi nos dejamos llevar por el pánico a causa del gran número de divorcios, hogares disueltos y niños delincuentes que nos rodean; pero tal vez en ocasiones deberíamos detenernos a reflexionar que no todos son criminales, ni todos son malos y ni todos son rebeldes. En más de una ocasión he repetido algo que me sucedió cuando se estaba pintando mi retrato. En el cuarto piso del Templo está la sala del Consejo de los Doce Apóstoles en semicírculo, y donde se efectúan las reuniones importantes de dicho grupo. Alrededor de las paredes cuelgan los retratos de los Hermanos, y cuando entré en este servicio, los contemplé con admiración y cariño, porque éstos, con quienes me iba a asociar, eran verdaderamente hombres grandes. Con el transcurso del tiempo, la Primera Presidencia de la Iglesia concedió la autorización para que mi retrato formara parte de los otros. Se escogió como artista a Lee Greene Richards, y empezamos inmediatamente. Yo me sentaba en una silla sobre una plataforma elevada y
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL posición más desahogada y que me miraba fijamente con los ojos llenos de asombro. Continué diciendo: "Sí, apenas hará una hora más o menos. Sucedió en el Santo Templo allí enfrente. La sala de sellar con sus gruesos muros pintados de blanco nos aislaba del ruido del mundo; tiene cortinas de color claro y atractivas; los muebles, limpios y reservados; sendos espejos sobre dos de las paredes opuestas parecían proyectar la imagen de las personas hasta el infinito; y la, vidriera de colores frente a mí con sus suaves matices daba al conjunto un bello colorido. Todos los que se hallaban en la sala estaban vestidos de blanco. Uno, sentía allí paz, armonía y animada expectación. Un joven muy bien arreglado y una señorita lindamente ataviada se encontraban arrodillados en los lados respectivos del altar. Autorizadamente pronuncié la ceremonia celestial que los unió en matrimonio y los selló por la eternidad, tanto en la tierra como en el mundo celestial. Los puros de corazón estaban allí; el cielo estaba allí. "Habiéndose solemnizado el matrimonio eterno y en medio de serenas felicitaciones, un padre feliz, rebosante de gozo, me ofreció la mano y dijo: 'Hermano Kimball, mi esposa y yo somos personas comunes y corrientes y nunca hemos logrado mucho éxito; pero nos sentimos inmensamente orgullosos de nuestra familia: Entonces continuó: 'Este es el último de nuestros ocho hijos en venir a esta Santa Casa para efectuar su matrimonio en el templo. Los otros, con sus compañeros, están aquí para tomar parte en el matrimonio de éste, nuestro hijo menor. Hoy es un día muy feliz para nosotros, con todos nuestros ocho hijos casados debidamente. Son fieles al Señor en su servicio a la Iglesia, y los mayores ya están criando familias en justicia." "Miré sus manos callosas, su áspero aspecto exterior y pensé dentro de mí: He aquí un hijo verdadero de Dios que está realizando su destino. "Éxito, exclamé al estrechar su mano, es el relato más notable que he conocido. Bien podría usted haber acumulado millones de dólares en acciones y bonos, depósitos en los bancos, terrenos, industrias, y aún con todo eso fracasar. Ustedes están cumpliendo el propósito para el cual fueron enviados a este mundo conservando recta su propia vida, dando a luz y criando esta gran posteridad e instruyéndolos en la fe y las obras. Hermanitos, ustedes han logrado el éxito eminente. Dios los bendiga."
Terminé el relato. Miré hacia el artista y vi que estaba inmóvil pensando profundamente, de modo que continué: "Sí, hermano mío, muchas veces he mirado el cielo. "En una ocasión nos hallábamos en una estaca lejana para efectuar una conferencia. Llegamos a la modesta casa del presidente de la estaca el sábado a mediodía. Llamamos a la puerta, y la abrió una madre de dulce aspecto con un niño en los brazos. Era la clase de madre que no sabía lo que era tener un criado o criada. No podría servir de modelo a ningún artista, ni era dama de la sociedad. Su cabello estaba bien peinado; su ropa era modesta y de buen gusto; había una sonrisa en su cara, y aun cuando era joven, manifestaba esa rara combinación de la madurez y las experiencias y la alegría de la vida útil. "La casa era pequeña, el cuarto de múltiples usos al cual se nos hizo pasar, estaba lleno, y en el centro se había colocado una mesa larga rodeada de muchas sillas, Fuimos conducidos a la pequeña alcoba que se puso a nuestra disposición alojando a algunos de los niños entre los vecinos, y entonces volvimos a la cocina. La madre había estado trabajando largas horas en la cocina. No mucho después su esposo, el presidente de la estaca, volvió de su trabajo del día, nos dio la bienvenida y con orgullo nos presentó a todos los niños a medida que iban llegando de sus tareas y juegos. "Como si hubiera sido por un acto de magia quedó preparada la cena, porque donde hay muchas manos la faena no es pesada; y estas manos no sólo eran numerosas, sino diestras y expertas. Cada uno de los niños manifestaba que se le habían enseñado sus responsabilidades; cada cual tenia sus deberes particulares. Uno de ellos cubrió la mesa con un mantel; otro colocó los cubiertos y otro los cubrió con los platos grandes puestos boca abajo. (Los platos no eran lujosos.) Siguieron entonces amplias jarras llenas de leche, platos colmados con rebanadas de pan hecho en casa, un plato de fruta y otro de queso. "Uno de los niños colocó las sillas con el respaldo hacia la mesa, y sin confusión todos nos arrodillamos frente a las sillas mirando hacia la mesa y se llamó a uno de los niños menores para que hiciera la oración familiar. Fue una oración espontánea, en la que rogó al Señor que bendijera a la familia, los bendijera a ellos en sus estudios, a los misioneros y al obispo. Rogó por nosotros que
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL habíamos llegado a efectuar la conferencia, para que 'predicáramos bien'; oró por su padre en sus responsabilidades en la Iglesia, por todos los niños para que fueran buenos y amables unos con otros, y por los pequeños corderitos que en medio del frío estaban naciendo en sus apriscos esa noche invernal. "Uno de los más pequeñitos pidió la bendición sobre los alimentos, se dieron vuelta los trece platos y se procedió a cenar. No hubo disculpas por la comida, por el hogar, los hijos ni la situación general. La conversación resultó amena y constructiva y los niños se condujeron debidamente. Los padres hicieron frente a toda la situación con calma y dignidad. "En estos días de familias limitadas o sin hijos, cuando en los hogares hay solamente uno o dos niños, muchas veces egoístas y extremadamente mimados, hogares lujosos con sirvientas, hogares divididos donde la vida se lleva a cabo fuera de casa, fue para nosotros un gran refrigerio sentarnos con una familia numerosa donde era palpable la interdependencia, el amor y la armonía, y donde aquellos niños se estaban criando, sin egoísmo. Tan satisfechos y cómodos nos sentimos en el centro de esta dulce sencillez y sana condición, que ni siquiera nos fijamos en que las sillas eran todas diferentes, en la alfombra muy desgastada, en las cortinas económicas, el tamaño reducido de la casa, o el número de almas que ocupaban las pocas piezas disponibles." Me detuve un momento. "Sí, hermano Richards, continué, logré una mirada al cielo ese día, y muchos otros días en muchos otros lugares." Parecía que él no tenía ningún interés en pintar. Se hallaba frente a mí, aparentemente deseoso de escuchar más; y casi involuntariamente empecé a referirle otra mirada de situaciones celestiales. "Esta ocasión sucedió en una de las reservas para los indios. Aun cuando la mayor parte de las mujeres entre los indios navajos parecen poder procrear abundantemente, esta linda esposa lamanita no había sido bendecida con hijos propios durante los muchos años que tenía de casada. Su esposo tenia buen trabajo, y estos nuevos conversos estaban comprando sus provisiones para la semana. Al ver su cesta bien llena de compras, era palpable que sólo había allí alimentos sanos —nada de cerveza, café ni cigarrillos. '¿Les gustan las bebidas de cebada?', preguntamos. Su respuesta nos llegó al corazón.
“Sí. Habíamos bebido café y cerveza toda nuestra vida; pero desde que los misioneros mormones nos hablaron acerca de la Palabra de Sabiduría, hemos usado cebada para nuestras bebidas, y sabemos que es mejor para los niños, y a ellos les gusta.' " '¿Niños? —preguntamos— pero si entendíamos que ustedes no tenían hijos.' "Esto dio lugar a una explicación de que habían llenado su casa con dieciocho huérfanos navajos de todas edades. Su 'hogar' (casa rústica) era grande, pero más grande aún era su corazón. ¡Abnegación! ¡Compasión humana! ¡Amor no fingido! Estos buenos indios podían avergonzar a muchos de sus contemporáneos que llevan vidas de egoísmo y autocomplacencia." Entonces le dije al artista: "El cielo puede hallarse en un 'hogar' o una tienda en el campo, hermano Richards, porque el cielo es nuestra propia hechura." Yo estaba dispuesto a seguir trabajando. pero aparentemente no había en él tal inclinación; pues seguía escuchando atentamente. "En esta ocasión estaba yo en Hawai, en el hermoso templo situado en Laie. Me hallaba con un grupo de misioneros. Se podía sentir el espíritu en ese lugar; los jóvenes apenas podían esperar su turno para testificar del evangelio del Señor. Por último una pequeña misionera japonesa logró su oportunidad. Se arrodilló reverentemente a un lado del púlpito, sin zapatos, y con un corazón que apenas podía contener su agradecimiento por el evangelio y sus oportunidades, ella desahogó su alma ante el cielo. "Allí estaba el cielo, mi hermano, en esa pequeña sala, en ese lugar sagrado, en ese paraíso del Pacífico, con esos queridos, devotos, jóvenes soldados de Cristo." Después de un momento continué: "También en mi propio hogar he visto el cielo, hermano Richards, al efectuar nuestra noche de hogar. En el curso de los años el cuarto se llenaba con nuestros hijos, cada uno de ellos deseoso de tomar su turno, bien fuera cantando, dirigiendo un juego, recitando una historia o escuchando un acontecimiento para fortalecer su fe, o una enseñanza del evangelio, de padres que los amaban. "Una vez en Europa hallé el cielo. El élder Vogel era un joven converso alemán de mucha fe. Sus padres se negaron a ayudar para sostenerlo en la misión que él deseaba cumplir. Un generoso
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL miembro de los Estados Unidos le enviaba un cheque mensual para ayudarle con los gastos de su misión. Estaba gozando mucho de su obra, y por un año y medio todo iba bien. Un día recibió una carta de la esposa del que lo había estado sosteniendo, haciéndole saber que su esposo había muerto en un accidente automovilístico, y que sería imposible mandarle más dinero. "El élder Vogel ocultó dentro de si su pesar y oró sinceramente en busca de una solución. Un día él y su compañero norteamericano, el élder Smith, pasaron por un hospital, y le vino a la mente la solución de su problema económico. Al día siguiente se disculpó y se ausentó por un tiempo. Al volver no dijo mucho, pero se acostó temprano; y al preguntársela la razón, respondió que estaba algo fatigado. A los pocos días el élder Smith notó una pequeña venda en el brazo de su compañero alemán, pero su pregunta pasó inadvertida. "Pasó el tiempo y el élder Smith empezó a sospechar de las vendas periódicas, hasta que un día, sin poder guardar su secreto por más tiempo, el élder Vogel le dijo: 'Es que mi amigo en los Estados Unidos falleció y no puedo sostenerme por más tiempo en la misión. Mis padres no quieren ayudarme, de manera que voy al banco de sangre en el hospital para poder terminar mi misión.' ¡Vendía su preciosa sangre para salvar almas! Pero, ¿no fue esto lo que hizo nuestro Señor cuando ofreció hasta su última gota en el supremo sacrificio?
¿Cree usted en el cielo, hermano artista? Sí, eso es; el cielo es un lugar, pero al mismo tiempo una condición. Es el hogar y la familia; es comprensión y bondad; es interdependencia y actividad abnegada. Es vivir quieta y sanamente; es sacrificio personal, hospitalidad genuina, preocupación sincera por otros. Es vivir los mandamientos de Dios sin ostentación o hipocresía; es desprenderse del yo. Nos rodea por todos lados; sólo necesitamos la habilidad para reconocerlo al encontrarlo y gozar de él. Sí, mi querido hermano, he disfrutado de muchas miradas al cielo." Me incorporé en mi silla y reanudé mi posición. El artista recogió su paleta, pinceles y pinturas, retocó ligeramente el retrato y con un suspiro de satisfacción dijo: "Está terminado." Oportunamente quedó colocado con los de los otros hermanos en la sala del Consejo de los Doce en el cuarto piso del Templo de Salt Lake, donde permanece hasta el día de hoy. El evangelio de Jesucristo enseña a los hombres a vivir rectamente, a considerar la familia como la cosa suprema, a conservar inviolado el hogar. Impulsa el carácter de sus seguidores hacia la perfección. Es el camino verdadero. Si se lleva a la práctica rectamente, elevará el hombre hacia la misma naturaleza de Dios. Ruego que el evangelio verdadero del Maestro llegue a la vida de todos nosotros, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
MANTENED FIRMES LAS LÍNEAS DE LA COMUNICACIÓN Por el presidente Spencer W. Kimball Presidente en Funciones del Consejo de los Doce Mis queridos hermanos, es siempre una experiencia que me infunde temor y gozo a la vez, pararme ante vosotros y proclamar el evangelio eterno, y testificar de la divinidad de la Iglesia, de la misión del Señor, del Profeta y de sus líderes. Extrañamos terriblemente al hermano Richard Evans, que falleció desde nuestra última conferencia. Tenemos en el hermano Ashton a una persona de gran dinamismo como miembro del Consejo. Extendemos una cordial bienvenida a los hermanos Peterson y Featherstone al grupo de Autoridades Generales; será un gran placer trabajar con ellos y con el obispo Vandenberg y sus consejeros en sus nuevos puestos. Esta es la semana de la Pascua, una época en que solemnemente nos recordamos mutuamente el acontecimiento sin precedente que se llevó a cabo en un pequeño jardín interior, en la burda tumba, de una colina de calichel en las afueras de Jerusalén. Aconteció ahí, una temprana mañana, y asombró a toda alma que se enteró de ello. Siendo que nunca había ocurrido en esta tierra, debió haber sido difícil para la gente creer, pero ¿cómo podían seguir dudando, cuando el Señor resucitado fue y se mostró ante ellos, y pudieron palpar las heridas de sus manos y pies? Centenares de sus amigos creyentes dieron testimonio. Este fue Jesús de Nazaret, nacido en un pesebre, criado en una pequeña villa, bautizado en el río Jordán, crucificado en el Gólgota, sepultado en un frío hueco en el peñasco, y su resurrección confirmada en un pequeño y agradable jardín cerca de la tumba. Los sufrimientos por los que pasó antes de su crucifixión y al estar en la cruz, así como su gran sacrificio, pueden tener Poco o ningún significado para nosotros a menos que vivamos sus mandamientos, ya que El mismo ha dicho: " ... ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46). "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15). Ciertamente si fracasamos en vivir sus enseñanzas, perdemos nuestra comunicación con El.
En una ocasión vimos en Sudamérica un ejemplo de las líneas rotas de la comunicación. Nos encontrábamos viajando en la parte noroeste de Argentina; era una región ganadera, un camino angosto y derecho por varios kilómetros y a ambos lados del mismo había una cerca de púas. En línea paralela a la cerca había una serie de postes en los cuales estaban afirmados los cables para la comunicación telefónica con el mundo, Sobre cada poste había un travesaño, y de travesaño a travesaño colgaban las líneas de comunicación. Al viajar por donde el césped había sido tupido pero entonces estaba quemado, encontramos que algunos de los postes, estando en la estela del fuego, también estaban quemados cerca de la base. Descuidadamente, alguien había tirado desde la ventana de un auto un cigarrillo encendido; el césped se había incendiado, las conexiones telefónicas estaban interrumpidas o limitadas, y la comunicación se había ido abajo. Por un buen trecho, casi todos los postes estaban chamuscados o quemados. Algunos estaban quemados unos cuantos metros desde la base y colgaban en el aire con los cables que los mismos postes debían apoyar. Sueltos, así, estos cables flojos habían causado que los postes tocaran la tierra mientras se bamboleaban con el viento, ocasionando cada vez estática en la línea. Me imaginé que los cables y los postes telefónicos se asemejan un poco a la gente; son construidos con un propósito y algunas veces cumplen otro. Son diseñados para ser firmes y fuertes y dar apoyo; pero en muchos casos se inclinan, se mecen y se aflojan hasta que las comunicaciones quedan sumamente dañadas, si no quedan realmente interrumpidas. Por propia experiencia, encuentro que en un gran número de los casos maritales, el problema es la falta de comunicación; los cables están caídos, los postes quemados, los cónyuges riñen y se produce estática donde debiera haber paz. Hay un creciente disgusto y odio donde debería haber amor y armonía.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Cierta típica joven pareja, con únicamente unos cuantos años turbulentos recorridos en su matrimonio eterno —con solamente dos niños desde que hicieron sus votos eternos en el Santo Templo de Dios— iba cada uno por un camino diferente. Sus ideas de la vida eran diferentes en cuanto a los asuntos espirituales (así como en muchos otros): uno deseando avanzar hacía lo que el otro consideraba como fanatismo y el otro avanzando por un sendero que su cónyuge pensaba que era el de la apostasía; y ambos estaban equivocados. Discutieron el asunto y perdieron su temperamento alejándose más y más de su meta común. Básicamente, ambos eran buenas personas, pero necesitaban postes telefónicos que no estuviesen quemados y cables de comunicación firmes que entonces se encontraban flojos. Su inhabilidad para comunicarse con prudencia produjo enojo, palabras ásperas y el mal entendimiento. Con el tiempo, cada uno encontró a otra persona y establecieron diferentes líneas de comunicación de simpatía, entendimiento Y consuelo; y esta infidelidad condujo a aventuras físicas que resultaron en adulterios, dos hogares destruidos y cónyuges desilusionados, esperanzas destrozadas y niños perjudicados. Y todo esto porque dos personas básicamente buenas permitieron que sus líneas de comunicación cayeran y los postes de seguridad se arrastraran por el suelo. Esta no es una pareja, son miles de parejas que empezaron con una llamada de gloria, dulce felicidad y la más alta de las esperanzas. Después de una reunión de una conferencia de estaca efectuada lejos de aquí, se me acercó un joven cuya cara me era familiar; se identificó como un exmisionero a quien había yo conocido hacía algunos años. Dijo que no había asistido a la conferencia pero que había ido al final para saludarme. Nuestros saludos fueron alegres y revivimos algunos recuerdos especiales; le pregunté qué era de su vida. Asistía a la universidad, estaba todavía soltero y era un tanto desdichado. Le pregunté acerca de su servicio en la Iglesia, y la luz de sus ojos desapareció, y un rostro triste y desilusionado dijo: "Ya no soy muy activo en la Iglesia. No me siento como cuando estaba en el campo de la misión. Lo que consideraba que era un testimonio se ha convertido en una desilusión; ya no estoy seguro de que haya un Dios. Debí haber estado ciego en mi devoción y gozo".
Lo contemple por largo rato y le hice algunas preguntas: "¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Qué lees? ¿Oras seguido? ¿Qué actividades desempeñas? ¿Quiénes son tus amigos?" Las respuestas fueron lo que yo esperaba. Se había soltado de la barra de hierro: por lo general se relacionaba con personas incrédulas; leía, además de los textos de la universidad, obras de ateos, apóstatas y críticos de la Biblia. Había cesado de orar a su Padre Celestial; sus postes de comunicación estaban quemados, y sus cables colgaban terriblemente flojos. Le pregunté: "Desde que terminaste la misión ¿cuántas veces has leído el Nuevo Testamento?" Ni una vez— fue la respuesta. —¿Cuántas veces has leído el Libro de Mormón? —Ninguna— respondió. —¿Cuántos capítulos de Escrituras has leído? ¿Cuántos versículos? No había abierto los libros sagrados ni una sola vez; había estado leyendo material negativo y destructor de la fe, y se preguntaba por qué no podía sonreír. Ya no oraba más, sin embargo se preguntaba por qué se sentía tan abandonado y solo en un mundo tan difícil. Por mucho tiempo no había participado del sacramento de la Cena del Señor, y se preguntaba por qué su espíritu estaba muerto. No había pagado ni un centavo de diezmos, y se preguntaba por qué las ventanas de los cielos parecían estar cerradas y negarle la entrada. No estaba recibiendo todas las cosas que podría haber tenido. Y mientras él pensaba en sus aflicciones y su fe destruida, su soledad y sus fracasos, yo pensaba en unos campos chamuscados en el norte de Argentina, unos postes telefónicos quemados y unos cables que sostenían los bamboleantes postes. Sumamente inquietantes son las numerosas señales de la decadencia de la fe en nuestro mundo; se dejan caer fósforos; el césped se quema. El aflojamiento en la convicción espiritual es aterrador. Muchas veces la moral es muy baja aun entre los empleados en sus trabajos, con tácticas egoístas, "¿cuánto puedo ganar?" "¿Puedo conseguir un aumento?" Más días festivos, menos horas de trabajo; entusiasmo decadente entre los jefes. Somos demasiado opulentos; tenemos demasiado dinero y otras cosas; tenemos tantas otras
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL cosas. Aun muchas personas muy pobres tienen muchas cosas, y las "cosas" se convierten en nuestra vida. Sin embargo el Señor ha dicho: buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33). No obstante, muy a menudo deseamos primero las "cosas". Tenemos una gran generación de jóvenes, pero al hablar con muchos de ellos, me sorprendo por la falta de oraciones entre ellos, especialmente aquellos que están en pecado. Muchos casi han cesado de orar; sus cables de comunicación están caídos. Asimismo, un gran número de jóvenes recién casados cesan de orar con regularidad; sus líneas están aflojándose. La primera pregunta que dirijo a los jóvenes con problemas es: "¿Qué me dicen de sus oraciones? ¿Cuán a menudo? ¿Cuán profundamente involucrados estáis cuando oráis? Y cuando oráis, ¿estáis agradeciendo humildemente o estáis pidiendo?" Israel se encontraba con serios problemas, tenía una sequía prolongada. El rey Acab de Israel le dijo al profeta Elías: "¿Eres tú el que turba a Israel? "Y él respondió: Yo no he turbado a Israel sino tú y la casa de tu padre, dejando los Mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales" (1 Reyes 18:1718). El drama espectacular efectuado en el monte Carmelo entre Elías el Profeta y los falsos sacerdotes de Baal, es la historia de líneas flojas de comunicación. Había gran iniquidad, y el Señor había sellado los cielos de la lluvia. Elías había dicho: "... si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. . ." (1 Reyes 18:21). La disputa ocasionada por Elías era para probarle a Israel que los dioses de piedra, madera y metal no tenían poder. Cuando los cuatrocientos cincuenta sacerdotes de Baal no pudieron hacer que sus dioses quemasen la ofrenda, y el Señor, por medio de Elías, hizo que cayera fuego de los cielos y consumiera el buey, entonces con la renovación de fe por parte de Israel, se formaron las nubes y cayó una lluvia torrencial. El débil Israel había ahora
afirmado sus postes; había restaurado los cables y restablecido la comunicación. Vinieron a verme dos jóvenes parejas originarias del noroeste, agobiadas terriblemente. El esposo de una, y la esposa de la otra se habían visto perdidos en la frustración que había surgido de la infidelidad, y encontrando consuelo donde no debió haberse tolerado ningún tipo de relación; sus problemas llegaron al máximo, resultando en una gran pena. Por lo general es lo mismo; los dos jóvenes, infieles a sus cónyuges, habían conversado y se habían confiado demasiado; siguieron reuniones secretas, luego falsas acusaciones concernientes a sus respectivos cónyuges. Y por fin lo que ciertamente no se había soñado que ocurriría: la transgresión. Ambas parejas habían disminuido su actividad, asistiendo pocas veces a la Iglesia; habían ingresado a un grupo social cuyos miembros también se estaban volviendo apáticos en cuanto a lo espiritual, tal como ellos. Su nuevo modo de vida excedía sus capacidades económicas, y las deudas acabaron con el pago de los diezmos. Se encontraban demasiado ocupados para efectuar la noche de hogar y demasiado apresurados para la oración familiar; y cuando llegaron las grandes tentaciones, no se encontraban preparados. Su césped había sido consumido, y con él, se habían quemado los postes, dejando los troncos colgados de los cables flojos. El pecado aparece cuando las líneas de comunicación están rotas... siempre sucede, tarde o temprano. Estamos viviendo en un mundo flojo. El pecado ha existido desde que Caín cedió a las tentaciones de Satanás, pero quizás nunca antes ha aceptado el mundo el pecado tan completamente como un modo de vida. Continuaremos exhortando al arrepentimiento desde éste y otros miles de púlpitos; continuaremos exhortando a la gente que cree a estar preparada para enfrentarse al mundo a medida qué éste se abalanza sobre ellos. Que podamos siempre reparar nuestras líneas flojas de la comunicación y cumplamos nuestras obligaciones totales y de esta manera nos mantengamos cerca de nuestro Señor y Salvador, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
LA INFLUENCIA FAMILIAR Por el élder Spencer W. Kimball Presidente del Consejo de los Doce Hermanos, hermanas y amigos: ya se ha dicho mucho en esta conferencia sobre lo que ha sido y será la poderosa influencia permanente de la familia y de la educación en el hogar sobre la nueva generación. Durante los últimos tres meses el presidente Harold B. Lee ha estado dando el mensaje por medio de la película: Fortaleciendo el Hogar. Este está llegando a gran cantidad de personas, países e idiomas. Parece que mientras el mundo acepta lo falso, lo vulgar y los errores, hay un creciente número de dirigentes sabios que escriben y hablan de la importancia de la familia y de la vida familiar. Uno de esos dirigentes escribió: . ..la sólida vida familiar es indispensable, no solamente para la cultura sino también para la supervivencia de cualquier pueblo" (Paul Popenoe, Family Life, septiembre de 1972). Continúa: En la historia de la humanidad una nación tras otra ha seguido este patrón (de degradación de la vida familiar, substituyéndolo por otros patrones) y han desaparecido." La familia proporciona la participación en actividades desinteresadas y en la aceptación de responsabilidades. Dice nuevamente: por el bienestar de la comunidad, por la misma existencia de la nación, una de las primeras preguntas que debe hacerse sobre cualquier cambio que se proponga en la cultura debería ser: '¿fortalecerá a la familia?' El Señor organizó desde el principio todo el programa con un padre que engendra, abastece, ama y dirige; y una madre que concibe, da a luz, cría, alimenta y educa. El Señor pudo haberlo organizado de otra forma, sin embargo escogió una unidad con responsabilidades y asociaciones significativas donde los hijos se educan y disciplinan unos a otros y llegan a amarse, honrarse y apreciarse mutuamente. La familia es el gran plan de vida como lo concibió y organizó nuestro Padre Celestial. Debe ser obvio para cualquier persona considerada que la asociación íntima sin el matrimonio es pecado; que los hijos sin padre o madre ni vida familiar son una tragedia; que la sociedad sin la vida familiar básica no tiene fundamento y se desintegrará en la nada y el olvido.
El Padre sabía todo esto cuando dio este mandamiento a sus hijos en noviembre de 1831. No estaba defendiéndose el que debería haber familias. Parecía darlo por sentado y ordenó: ". . .si hubiera en Sión. . .padres que tuvieren hijos...también han de enseñar a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor" (D. y C. 68:25, 28). Vemos las bendiciones de la vida familiar al establecer contrastes. En el mensaje al que anteriormente nos referimos, el presidente Lee proporciona estas cifras: "De los 180, 000 divorcios registrados por la Oficina de Censos de los Estados Unidos. . .el 57 por ciento se registró en hogares en donde no había hijos; 21.2 por ciento en donde había un solo hijo; y en las familias con cinco o más hijos los divorcios fueron de menos del uno por ciento." Esta es una estadística reveladora. En una ocasión mientras platicaba con dirigentes de un remoto lugar de la tierra en donde diferentes ideologías habían influido en sus hijos, les pregunté cómo podían controlar y mantener a sus hijos alejados del mal, y su respuesta fue muy natural y apropiada: "Educamos a nuestros hijos en nuestros hogares tan completamente en el camino de la rectitud y la verdad que las filosofías destructivas e impías y las herejías de sus otros maestros no tienen ningún efecto en ellos, así nuestros hijos permanecen leales a su fe". Esa es la respuesta: la vida familiar, las noches de hogar, padres dedicados y desinteresados. Esa es fa forma en que el Señor ordenó que fueran nuestras vidas. Hace más de una década un mayor de la fuerza aérea de los Estados Unidos habló sobre sus vuelos de prueba. El nació de buenos padres quienes le enseñaron la rectitud. Había volado en 25 tipos diferentes de aviones en 4,000 horas de vuelo; había realizado 142 misiones de combate en Corea y contaba con muchas distinguidas medallas. Nos relató que "antes del despegue todo piloto se toma un tiempo a fin de hacer una revisión de último minuto a su máquina, a los controles de vuelo, a los sistemas hidráulicos y neumáticos y a otros artefactos
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL dijo: "Se dice que el valor es el temor que ha hecho sus oraciones". Si los hijos están sintonizados con la longitud de onda apropiada; si se les enseñan temprano las responsabilidades del tiempo y las eternidades, reaccionarán generalmente en la forma apropiada cuando sean absorbidos por las emergencias. Si han hecho todo lo que se espera de ellos fiel y conscientemente, no es muy probable que cometan graves errores. El profeta nefita insistió: ". . .derraméis vuestra alma en vuestros aposentos, en vuestros sitios secretos y en vuestros yermos" (Alma 34:26). Y qué grande legado prometió Isaías a nuestros hijos: "Y todos sus hijos serán enseñados por Jehová, y se multiplicará la paz de tus hijos" (Isaías 54:13). Ciertamente que a todo buen padre le gustaría esta paz para sus hijos. Esta se obtiene por la vida simple de un verdadero Santo de los Ultimos Días al hacer de su hogar y su familia algo supremo. "Orad al Padre con vuestras familias, siempre en mi nombre, para que sean bendecidas vuestras esposas e hijos" (3 Nefi 18:21 ). ¿Es eso pedir demasiado? Me encontraba en Idaho Falls y estaba de huésped en 'el hogar de una típica familia de la Iglesia. Eran un grupo de padres dedicados y muchos hijos. El hijo mayor estaba cumpliendo su servicio militar en el temido Pacífico del Sur, y los corazones de la familia lo seguían de un lugar a otro. Me enseñaron su última carta que había mandado de la zona de guerra. Leí esto: "Ha habido ocasiones en que teníamos tanto miedo que temblábamos, no obstante, el temor abandonaba nuestras mentes con la oración y el conocimiento de que estábamos siendo guiados por el Señor. "Papá, amo mi religión y estoy orgulloso de haber tenido a alguien como tú y mamá para enseñarme a orar. Sé por consiguiente que están orando por mí cada mañana y cada noche. . . La espiritualidad nace en el hogar y se nutre en las noches de hogar, en las oraciones diarias dos veces al día y más, en las reuniones semanales cuando la familia asiste unida. Esa espiritualidad como base en la vida de todo individuo es la que rescata cuando se presenta una emergencia.
secundarios de su avión a fin de asegurarse que el vuelo pueda cuando menos comenzar felizmente. . . Sus reacciones a las condiciones de emergencia deben ser instintivas y tan infalibles como el pensamiento humano y los reflejos lo permitan. . . .Sin embargo, falta algo en la lista impresa (de cosas que hay que revisar) que para mí ha llegado a ser tan necesaria como el bajar las llantas para un suave aterrizaje. Y es una oración con objeto de pedir a mi Padre Celestial que me bendiga a fin de que mi mejor juicio y pericia guíen mis acciones, especialmente en los períodos de tensión. Ha habido muchas ocasiones. . .en las que sé que la respuesta a esta oración ha sido recibida con una dramática rapidez. . . Habiendo nacido de buenos padres, en un buen hogar, con una excelente educación en su infancia, niñez y juventud, parecía sentirse seguro en su arriesgado trabajo. Este mayor no tenía miedo porque estaba preparado. Conocía el poder de la declaración del Señor: "Mas si estáis preparados, no temeréis" (D. y C. 38:30). Alguien dijo que "el temor y la fortaleza de ánimo son opuestos pero ambos son necesarios para el crecimiento del carácter...el temor sano genera sus propios anticuerpos". Estas tres líneas estaban escritas en el manto de una chimenea de un hotel inglés de la época de Dunkerque,· en un tiempo en el que cada hombre o muchacho que podía navegar, sin importar qué tan inexperto fuera, hallaba en sí mismo un héroe lo suficientemente valiente como para ayudar a rescatar la armada de Inglaterra: "El temor tocó a la puerta, la fe abrió. Mas nadie estaba ahí." Durante la guerra relámpago, muchos hombres vieron un letrero por los muelles de Londres y obedecieron su consejo: "Si tus rodillas se golpean entre sí, arrodíllate." Nuevamente, la revelación dice: "Mas si estáis preparados, no temeréis." Esa preparación viene de la educación de la infancia y la niñez. Cuando la fe nace y se establece el carácter. Es un poco tarde para tratar de cimentar la fe cuando el barco se está hundiendo o el avión se está precipitando o un choque de frente es seguro. Un navegante aéreo nos dijo esto: "Había hecho mi oración allá por la quinceava órbita"; y otro
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL La seguridad no nace de la inagotable riqueza sino de la fe inextinguible; y generalmente esa clase de fe nace y se nutre en el hogar y en la niñez. La oración es el pasaporte hacia el poder espiritual. Hay un relato de la Segunda Guerra Mundial de un joven de Utah que en varias ocasiones fue llamado a servir a su país en lugares lejanos. Usaba en la muñeca el reloj convencional que le indicaba la hora del área en la que estaba viviendo. Pero extrañamente, llevaba en su bolsillo un reloj viejo y más pesado que marcaba otra hora del día. Sus camaradas se dieron cuenta que frecuentemente veía su reloj de pulsera y luego el anticuado que tenía en su bolsillo, esto los llevó, en su curiosidad, a preguntarle el porqué del reloj adicional. Sin apenarse, al momento dijo: "El reloj de pulsera me da la hora de aquí, pero el reloj que mi papá me dio me da la hora de Utah" —continuó diciendo— "mi familia es grande y muy unida. Cuando el reloj marca las S a.m. sé que mi papá se levanta a ordeñar las vacas. Y cualquier noche cuando marca las 7:30 sé que toda mi familia está alrededor de una mesa bien puesta y arrodillados agradeciendo al Señor por lo que hay en la mesa — pidiéndole que me cuide y me guarde limpio y honrado. Son esas cosas las que me hacen luchar cuando la marcha se dificulta. . .sé que puedo averiguar fácilmente la hora de aquí; pero lo que me interesa es saber la hora de UTAH" (Adaptado de "The Right Time at Home", por Vaughn R. Kimball, Reader's Digest, mayo de 1944, pág. 43). Conocí bien a esta familia. Al marinero lo conocí superficialmente. Conocí a este padre. Sus vacas tenían que mantener a una familia numerosa, pero su mayor interés fueron sus hijos que estaban creciendo y que necesitaban más que leche y pan. Me he arrodillado en oración con esta maravillosa familia. La educación en el hogar sostendrá la bendición eterna de esta numerosa familia. ¡Oh mis amados oyentes, qué mundo sería este si un millón de familias de esta iglesia se arrodillaran como esa familia cada noche y cada mañana! y ¡qué mundo sería este si cien millones de familias de este gran país estuvieran orando por sus hijos e hijas dos veces al día! y ¡qué mundo sería si mil millones de familias en todo el mundo tuvieran noches de hogar y actividades en la Iglesia y estuvieran físicamente arrodillados derramando sus almas por sus hijos, sus familias, sus dirigentes, sus gobiernos!
Esta clase de vida familiar nos llevaría a la experiencia de translación del justo Enoc y el milenio haría su anunciación. A Enoc se le hicieron preguntas sobre sí mismo; contestó entre otras cosas: ". . . Mi padre me enseñó conforme a todas las vías de Dios" (Moisés 6:41). Y Enoc anduvo con Dios y no fue más, porque Dios se lo llevó. Enoc y su pueblo vivieron en rectitud en la Ciudad de Santidad, aun Sión y fue llevado a los cielos. Sí, aquí está la respuesta a las necesidades del mundo: padres justos que instruyen; hijos obedientes y cariñosos; fidelidad a los deberes familiares. Estas cualidades del hogar contribuyen a la seguridad y carácter de los hijos. Los siguientes versos son de Adelaide Proctor, escritora de hace más de un siglo, enfatizan la unidad familiar y el verdadero amor paternal, expresados por las palabras de una madre. Un hombre rico, sin hijos, ofrece comodidad y seguridad a cambio de uno de sus siete hijos, ¿Cuál debe ser? "¿Cuál debe ser? ¿cuál debe ser? Miré a Juan, él me miró también y cuando resolví que debía hablar mi voz parecía extrañamente baja y débil: “Dime nuevamente lo que dijo Roberto, y luego, mientras escuchaba, incliné la cabeza. Esta es su carta: “Os daré una casa y tierra mientras vivan, si a cambio me dan a uno de sus siete hijos.” "Miré las gastadas ropas de Juan; Repasé todo lo que había soportado, la pobreza el trabajo y la aflicción, que yo, aunque estaba dispuesta no podía compartir; pues pensé en las siete bocas jóvenes que debíamos alimentar. Pensé en la pobreza de mis siete pequeños, y luego de esto. 'Ven, Juan', le dije, 'escogeremos de entre ellos mientras duermen.' Así que caminando mano con mano Mi querido Juan y yo examinamos a nuestra banda: Primero caminamos suavemente hacia la cuna Donde Liliana, la más pequeña dormía. Lentamente se inclinó el padre Para poner su mano tosca en forma amorosa,
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Luego fuimos arriba y nos arrodillamos al lado de María, hija del amor; 'Tal vez para ella sería mejor', le dije a Juan. Silenciosamente Tomó un rizo que descansaba sobre su mejilla caprichosamente. Y movió su cabeza:'No querida, tú no; Mi corazón latía aceleradamente. "Solamente queda uno, nuestro hijo mayor, confiado y leal, bueno y alegre, tan parecido a su padre.¡No, Juan, no! ¡No puedo, no deseo dejarlo ir! "Y así escribimos cortésmente, que no podíamos regalar a ningún hijo; y después el trabajo parecía más fácil. Pensando en eso, en lo que soñamos, somos verdaderamente felices porque ninguna cara faltaba en su lugar acostumbrado; Y agradecidos por trabajar por los siete, confiamos el descanso al Rey del cielo." Ruego que nosotros en la Iglesia y en el mundo, podamos llegar a conocer las vías del Señor y seguirlas explícitamente. Agrego mi solemne testimonio que el presidente Harold B. Lee es el profeta del Señor llamado divinamente para este mundo. En el nombre de Jesucristo. Amén. • Dunkerque, puerto francés donde hubo una batalla en la Segunda Guerra Mundial.
Mas el sueño o el susurro la hicieron moverse y bruscamente dijo: ¡Ella no!' "Nos inclinamos al lado de la cama de tarima, y un largo rayo crepuscular derramaba sus besos a través de las caras juveniles '¡Qué sueño tan hermoso!; Vi en la mejilla encarnada y áspera de Jaime una lágrima. Juan no pudo hablar, 'También es un bebé. dije y lo besé al alejarnos Vimos la pálida y paciente cara de ángel de Robertito aun en el sueño tenía los signos del sufrimiento. 'Ni por mil coronas, ¡él no! El murmuró mientras a nuestros ojos se asomaba el llanto ¡Pobre Ricardito! ¡perverso diablo! nuestro hijo descarriado, revoltoso, inquieto, perezoso: ¿Podrá ser entregado? No, Aquel que nos lo dio nos mandó ayudarlo hasta la tumba. Sólo el corazón de una madre podría ser paciente con alguien como él; 'Entonces', dijo Juan, ¡no me atreveré a arrancarlo de la oración de ella al lado de su cama!
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
RECOMPENSAS, BENDICIONES, PROMESAS por el presidente Spencer W. Kimball Presidente del Consejo de los Doce —Ellos son —dijo el guardia— quienes dirán cómo se ha de gobernar este mundo. El extranjero lo miró directamente y sus ojos centellearon cuando dijo: —Es por eso que debo estar con ellos, porque yo puedo ayudarlos. Yo tengo un plan que en verdad dará resultado y mantendrá la paz en el mundo, sólo con que lo acepten. El soldado se rió. —Continúa tu camino, hombre, no tienes credenciales. —¿Credenciales? .. .tal vez no. .. no aquí— y levantó la mano en señal de despedida. El guardia vio una fea cicatriz en aquella mano. Entonces le miró la otra, y vio que también tenía cicatriz. —¿Estuviste en la guerra? —preguntó, un poco más cortés— Veo heridas en tus manos. El hombre se volvió y dijo: —No pensé que lo notarías. No, no recibí estas heridas en la guerra— y al decir esto desapareció repentinamente, como si la oscuridad se lo hubiera tragado. El guardia lo buscó y quedó anonadado. —¡Debiera haberlo sabido! —se lamentó— ¡Si tan sólo le hubiera permitido pasar!— y se desplomó lleno de consternación. Aquel hombre fue quien trajo bendiciones a todos los habitantes de la tierra, quien dijo refiriéndose a aquellos que le harían esta pregunta: "¿Qué son estas heridas en tus manos y en tus pies? Entonces sabrán que yo soy el Señor, porque les diré: Estas son las llagas que recibí en la casa de mis amigos. Yo soy el que fue levantado. Soy Jesús quien fue crucificado. Yo soy el Hijo de Dios" (D. y C. 45:51, 52). Y recordando que la vida es un período de recompensas y castigos, consideremos hoy el lado positivo, las recompensas que recibimos de El a causa de la obediencia. "Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores.
Amados hermanos y hermanas: Nuevamente nos encontramos en una gloriosa conferencia. En las sesiones de esta impresionante conferencia hemos recibido exhortación, instrucción y amonestación. Cada sermón ha sido poderoso y penetrante. Hemos sido instruidos plenamente en las vías del Señor. En los sermones escuchamos palabras tan notables como estas: Caminad rectamente, Guardad mis mandamientos, Vivid mis leyes. Se nos habló acerca del matrimonio, del matrimonio correctamente efectuado, acerca del arrepentimiento y el perdón, acerca del autorrespeto, y de caminar en las vías de justicia. Se nos ha hablado acerca de "mares tormentosos" y se nos ha dicho que la "maldad nunca fue felicidad". Roy H. Stetler, editor de una revista religiosa en el este de los Estados Unidos, escribió el siguiente cuento: "Ocurrió en las afueras del Castillo de Livadia, brillantemente iluminado. Un soldado se paseaba midiendo cuidadosamente sus pasos de un lado a otro, guardando el castillo, dentro del cual se realizaba una trascendental conferencia. El soldado estaba orgulloso de su tarea, porque, ¿a qué soldado no le gustaría contarle a sus hijos y a sus nietos que en una ocasión, hizo guardia para la culminante reunión de los 'Tres Grandes'? De pronto, de la oscuridad, como un fantasma surgió una figura en el sendero que conducía a la entrada del castillo, Al acercarse al lugar el guardia le ordenó: -¡Alto! ¿Quién vive? ¡Acérquese e identifíquese!— al tiempo que bajaba rápidamente el rifle del hombro y lo colocaba en posición de puntería. La persona contestó: —Deseo reunirme con los hombres que están en el castillo. —¡Absurdo!—exclamó el guardia—. No puedes entrar al castillo. ¿No sabes que los 'Tres Grandes' se reúnen para decidir el destino del mundo? ¡No se permite la entrada a nadie! El hombre preguntó entonces: —¿Dices que son los 'Tres Grandes'? ¿Por qué se les llama así?
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando. . . "Y le siguió mucha gente de Galilea. . ." (Mateo 4:23,25). "Viendo la multitud, subió al monte y...vinieron a él sus discípulos. "Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. "Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. "Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos. . ." (Mateo 5:1-12). Por las Escrituras vemos que siempre abundaban las bendiciones en el corazón de Jesús. Así dice el profeta José: "Y así vimos la gloria de lo celestial que sobrepuja todas las cosas; donde Dios, aun el Padre, reina sobre su trono para siempre jamás; Ante cuyo trono todas las cosas se inclinan en humilde reverencia, y le rinden gloria para siempre jamás (D. y C. 76:92,93). "Y la gloria de lo celestial es una, aun como la gloria del sol es una" (D. y C. 76:96). Y también: "Pero grandes y maravillosas son las obras del Señor y los misterios de su reino que nos enseñó, que sobrepujan toda comprensión en gloria, y en poder, y en dominio" (D. y C. 76:114).
Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron" (Mateo 4:18-20). Y otros dos, Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, le siguieron. Y así dos parejas de hermanos llegaron a ser apóstoles de Jesucristo. Y yo os aseguro que este llamamiento es una de las más grandes bendiciones que el hombre puede recibir, así como el más grande honor. Hoy 7 de octubre de 1 973, hace exactamente treinta años, casi a esta misma hora, me arrodillé a los pies del presidente Heber J. Grant y fui ordenado Apóstol de Jesucristo. En la sección 76 de Doctrinas y Convenios, llamada la Visión, se prometen las siguientes bendiciones: "De que por guardar los mandamientos pudiesen ser lavados y limpiados de todos sus pecados, y recibir el Espíritu Santo por la imposición de las manos de aquel que ha sido ordenado y confirmado para ejercer este poder Y son los que vencen por la fe, y los que sella el Santo Espíritu de la promesa, el cual el Padre derrama sobre todos los que son justos y fieles. Ellos son la Iglesia del Primogénito. Son aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas Son sacerdotes y reyes, quienes han recibido de su plenitud y de su gloria. Y son sacerdotes del Altísimo, según el orden de Melquisedec, que fue según el orden de Enoc, que fue según el orden del Hijo Unigénito. De modo que, como está escrito, ellos son dioses, aun los hijos de Dios— Por consiguiente, todas las cosas son suyas, sea vida o muerte, cosas presentes o cosas futuras, todas son suyas, y ellos son de Cristo, y Cristo es de Dios. Y vencerán todas las cosas" (D. y C. 76:5260). "Estos morarán en la presencia de Dios y de su Cristo para siempre jamás. Y quienes saldrán en la resurrección de los justos. Son hombres justos hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, quien obró esta perfecta expiación derramando su propia sangré” (D. y C. 76:62, 65, 69).
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Ni tampoco es el hombre capaz de darlos a conocer, porque se ven y se comprenden tan solamente por el poder del Espíritu Santo que Dios derrama sobre los que lo aman y se purifican ante él; "A quienes concede el privilegio de ver y conocer por sí mismos." (D. y C. 76:116,117). La revelación de 1832 que se conoce como la Visión, empieza así: "¡Escuchad, oh cielos, prestad oídos, oh tierra, y regocijaos vosotros los habitantes de ellos porque el Señor es Dios, y aparte de él no hay Salvador! "Grande es su juicio, maravillosas son sus vías, y el fin de sus obras nadie lo puede saber. "Sus propósitos nunca se frustran, ni tampoco hay quien pueda detener su mano. "De eternidad en eternidad es el mismo, y sus años nunca se acaban. "Porque así dice el Señor: Yo, el Señor, soy misericordioso y benigno para con los que me temen, y me deleito en honrar a los que me sirven en justicia y en verdad hasta el fin. "Grande será su galardón, y eterna será su gloria" (D. y C. 76:1-6). Cuando El promete una bendición la da; y cumple asimismo todas sus promesas. En 1831 el Señor dijo: "Lo que yo, el Señor, he hablado, he dicho, y no me excuso; y aunque pasaren los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz, o por la voz de mis siervos, es lo mismo" (D. y C. 1:38). El mensaje del Señor fue de amor y paz. Cuando el Señor comenzaba a preparar a sus apóstoles para su crucifixión; les dijo: "El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14:12). Y recordamos la historia de Abraham, cuando tres personajes lo visitaron en el valle de Mamre, y Abraham se postró en tierra. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara tu mujer?", y así continúa el incidente: "He aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. "Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había pasado ya la costumbre de las mujeres.
"Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? "Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? "¿Hay para Dios alguna cosa difícil? . . . Sara tendrá un hijo" (Gén. 18:9-14). Ciertamente nada es imposible para el Señor. Sus promesas se cumplen. En 1833 el Señor hizo promesas que nosotros no deberíamos de tomar a la ligera: Dijo: "...el ángel destructor pasará de ellos. . . y no los matará", recordando los días de Egipto. Y dijo que tendrían buena salud, fuerza y poder, médula en sus huesos y salud en sus ombligos. Y quizá promesas aún más grandes que ésas: "Y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, aun tesoros escondidos". (Véase D. y C. 89:1821 .) Todas estas bendiciones son para los que recuerdan las enseñanzas y caminan en obediencia. "Si me amáis, guardad mis mandamientos", decía el Maestro constantemente a su pueblo. (Juan 14:15.) Hay profundidades en el mar a donde nunca llegan las tormentas que azotan la superficie. Aquellos que se adentran en las profundidades de la vida, y con serenidad escuchan la voz del Señor, tienen el poder estabilizador que los lleva con calma y seguridad a través del huracán de las dificultades. Hay muchas promesas hermosas. Al leer las Escrituras y volver sus páginas se evidencia que casi todas son recompensas por vivir los mandamientos del Señor. Y otra promesa solemne vino del Señor: "Y [aquel que viva en rectitud será cambiado en un abrir y cerrar de ojos. . ." (D. y C. 101:31). "Escuchad estas palabras. He aquí, que yo soy Jesucristo, el Salvador del mundo. Atesorad estas cosas en vuestro corazón y sobre vuestra mente descansen las solemnidades de la eternidad. "Sed serios. Guardad todos mis mandamientos" (D. y C. 43:34,35). Y se promete otra bendición: "Porque en mi propio y debido tiempo vendré sobre la tierra en juicio, y mi pueblo será redimido y reinará conmigo sobre la tierra" (D. y C. 43:29).
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Nosotros tenemos actualmente las mismas promesas que hizo el Señor a los hijos de Israel. "Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros. Comeréis lo añejo y pondréis fuera lo añejo para guardar lo nuevo. Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros, seréis mi pueblo" (Lev. 26:9-12). Y al dejarlos, les prometió: "La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Juan 14:27). Con todo esto, ¿qué más se podría desear o pedir? Tendremos todas estas bendiciones y muchas más siempre que estemos dispuestos a guardar los mandamientos y a ser veraces y honrados en nuestras relaciones. Doy testimonio de que Dios nos ha dado condicionalmente todas estas cosas y millares de otras más. El ha organizado su Iglesia verdadera sobre la tierra. Esta es su Iglesia. Nos ha dado el plan que nos llevará hacia la perfección; y nos ha dado profetas para que nos dirijan y nos guíen. Y el Presidente de la Iglesia es el director de este reino y de este pueblo, y es un Profeta de Dios. Esto lo sé, y lo testifico solemnemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
De los Salmos tenemos la promesa de esta bendición. El dijo: "De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. . . "¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? "El limpio de manos y puro de corazón. . .El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación" (Salmos 24:1-5). Ahora, en nuestra propia dispensación, nos promete esta gran recompensa: "Porque todos los que quisieren recibir una bendición de mi mano han de cumplir con la ley que rige esa bendición" (D. y C. 132:5). Entonces nos habla de las bendiciones de la eternidad. Y dice de aquellos que guardan sus mandamientos y viven dignamente: “. . .pasarán a los ángeles y a los dioses que están allí, a su exaltación y gloria en todas las cosas, conforme a lo que haya sido sellado sobre sus cabezas, siendo esta gloria la plenitud y continuación de las simientes para siempre jamás. "Entonces serán dioses, porque no tienen fin. . . Entonces serán dioses, porque tendrán todo poder, y los Ángeles estarán sujetos a ellos. "Mas si me recibís en el mundo, entonces me conoceréis y recibiréis vuestra exaltación, para que donde yo estoy vosotros también estéis" (D. y C. 132:19, 20, 23).
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
PAUTAS PARA EFECTUAR LA OBRA DE DIOS CON PUREZA Por el presidente Spencer W. Kimball Y se arrodillaron en oración con él; Amigos de hombre tan noble, Supieron de su ilimitado amor.
Mis hermanos y amigos, ha llegado otro abril y con él el aniversario de la Iglesia, organizada el día del cumpleaños de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que se celebra el 6 de abril. Este fin de semana llevamos a cabo la 144a. Conferencia anual de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Durante las tres últimas conferencias tuvimos como líder al presidente Harold B. Lee, a quien hoy extrañamos mucho. El era un hombre de muchos talentos, de gran fortaleza y valor, y dominado por la obsesión de cumplir las instrucciones del Señor. Desde el 26 de diciembre nos hemos sentido muy solos sin él, que era como una elevada cumbre en una poderosa cadena de montañas. Ahora, se ha convertido en parte importante de la eternidad. La hermana Jo M. Shaw ha escrito algunas líneas en su memoria, y me gustaría citarlas para expresar humilde y sinceramente nuestro amor y afecto por el presidente Harold B. Lee. Estamos agradecidos de que la hermana Lee nos acompañe hoy.
¡Yo bendigo su nombre porque supe! ¡Y sé! Y recordaré El día en que lloré junto con los cielos. Un triste día de diciembre. No hubiéramos deseado que sucediera, pero ahora lo único que podemos hacer es seguir adelante con firmeza. En las conferencias de prensa se me ha hecho una pregunta frecuente: "Señor Presidente, ¿qué va usted a hacer ahora que tiene la dirección de la Iglesia en sus manos? Mi respuesta ha sido que durante los últimos treinta años, como miembro del Consejo de los Doce Apóstoles, he tenido algo que ver con el establecimiento de métodos y la formación del extenso y completo programa actual. No preveo grandes cambios en el Futuro inmediato, pero sí espero dar mayor ímpetu a algunos de los programas que ya se han establecido. Esta es la época en que debemos consolidar nuestros esfuerzos, dar firmeza a nuestros programas y reafirmar nuestros métodos. Reconocemos que nuestro mayor problema es el rápido crecimiento de la Iglesia. El aumento numérico es extraordinario, porque la cantidad de miembros es actualmente el doble de lo que era hace unos cuantos años. Hace treinta años contábamos a los miembros por cientos de miles y en la actualidad tenemos más de tres millones. En 1943, cuando por primera vez visité las estacas había 746 y ahora tenemos 635. Había 38 misiones en 1943; hoy tenemos 107. Entonces no había estacas en el extranjero, y ahora hay 70. Este crecimiento sin precedentes nos complace, pero constituye un gran desafío. Nuestro interés en los números es sólo accidental. Nuestra principal obsesión es procurar que todos los hombres alcancen la vida eterna. De manera que el problema sobresaliente en 1974 es proporcionar líderes capacitados a las unidades de miembros que se multiplican tan rápidamente; así como ayudar a los santos a que se
En memoria de un profeta de Dios El presidente Harold B. Lee Un profeta ha muerto, y en su tumba Permanecen dolientes los Santos de Dios. Lloramos junto con los cielos, y nuestras lágrimas Se confunden sobre el suelo invernal. Algunos vivieron y murieron sin conocer El valor de su palabra Porque nunca supieron que él era Un profeta del Señor. Algunos encontraron en él consuelo, Aunque nunca conocieron su rostro, Ni tocaron su mano, ni oyeron su voz; Pero aún así, los alcanzó su gracia. Algunos vivieron muy cerca del corazón del profeta
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL guarden sin mancha del mundo en el cual deben vivir. Quisiéramos, pues, reafirmar algunos asuntos de vital importancia que se relacionan con nosotros. Uno de ellos concierne a nuestras obligaciones civiles. Nos estamos aproximando a la temporada de elecciones, al momento de elegir a aquellas personas que nos representarán en cargos de responsabilidad en nuestro gobierno, a nivel federal, estatal y local. En los primeros días de esta dispensación, el Señor aclaró la posición que la Iglesia restaurada debe adoptar con respecto al gobierno civil. En la revelación que dio al profeta losé Smith dijo: "Y ahora de cierto os digo...aquella ley del país, que fuere constitucional, que apoyare ese principio de libertad en la preservación de derechos y privilegios, pertenece a toda la humanidad, y es justificable ante mí. "Por tanto, yo el Señor, os justifico...por apoyar la que fuere la ley constitucional del país" (D. y C. 98: 4-6) . En conformidad con esta declaración, la Iglesia más tarde adoptó como uno de sus Artículos de Fe: "Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; y en obedecer, honrar y sostener la ley" (12 Artículo de Fe). En 1835, en una asamblea general, la Iglesia adoptó por voto unánime una "Declaración de creencia en cuanto a gobiernos y leyes en general", en la cual se declara: "Creemos que todo gobierno necesariamente requiere oficiales y magistrados civiles que pongan en vigor las leyes del mismo; y que se debe buscar y sostener, por la voz del pueblo si fuera república, o por la voluntad del soberano, a quienes administren la ley con equidad y justicia (D. y C. 134:3). En 1903 el presidente Joseph F. Smith dijo: "La Iglesia como tal no interviene en la política; sus miembros pertenecen a los partidos políticos de su elección". (Improvement Era, Junio de 1903, pág. 626). Y en la conferencia de octubre de 1951, la Primera Presidencia dijo: "En los indecorosos antagonismos personales que se desarrollan como consecuencia de las controversias políticas, vemos una amenaza a nuestra unidad. Aun cuando la Iglesia se reserva el derecho de sostener principios de buen gobierno, destacando la equidad, justicia y libertad, la integridad política de oficiales, la participación activa de sus miembros
y el cumplimiento de sus obligaciones en asuntos cívicos, no ejerce compulsión alguna en la libertad que tiene el individuo de hacer su propia elección y determinar su afiliación. . . El hombre que expresare lo contrario lo hace sin autoridad, y de hecho, sin justificación (Presidente Stephen L. Richards, Conference Report, octubre de 1951, págs. 114-115). Reafirmamos hoy que estas declaraciones expresan la posición de la Iglesia en la actualidad concerniente al gobierno civil y a la política. Además, con el fin de desempeñar nuestro divino encargo de buscar "oficiales civiles...que administren la ley con equidad y justicia", instamos a los miembros a asistir a las reuniones masivas de sus respectivos partidos políticos y hacer sentir su influencia. Todo Santo de los Últimos Días debe sostener, honrar y obedecer la ley constitucional del país en donde viva. Junto con nuestro crecimiento sin precedente, nuestro siguiente problema es indudablemente el mundo; no las altas montañas ni los amplios valles, los candentes desiertos ni los mares profundos, sino el sistema de vida al cual muchos de nuestros miembros se adaptan. "No améis al mundo, ni las cosas que salen del mundo' dijo Juan. "Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él." "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo' (Juan 2:15-16). ¡La intrusión del mundo en nuestra vida es amenazadora! Cuán difícil nos parece a muchos de nosotros vivir en el mundo y sin embargo, no ser del mundo. Por boca de Isaías llega la palabra del Señor: "Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad, y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes" (Isaías 13:11). Satanás llevó al Señor a un monte muy alto, y le prometió: "Todo esto te daré, si postrado me adorares" (Mateo 4:9). "Todo esto" se refería a los antros de vicio y los sitios de pecado, satisfacción física y tentaciones lujuriosas. Desde hace mucho tiempo el Señor formó sus planes con gran precisión, y los declaró en estas
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL palabras: "Porque, he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre" (Moisés 1:39). Y dijo después: "...para que seáis santificados de todo pecado y gocéis de las palabras de vida eterna en este mundo, y la vida eterna en el mundo venidero, aun gloria inmortal (Moisés 6:59). Ahora bien, las obras de la carne son muchas, según lo expresa el apóstol Pablo: ". . .vendrán tiempos peligrosos (ya los tenemos aquí). Porque habrá hombres amadores de sí mismos. . .sin efecto natural...intemperantes". (2 Timoteo 3:1-6). Entregados "...a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra la naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros... inventores de males. . ." (Romanos 1: 26, 27, 30), ladrones, borrachos, estafadores. "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios" (Santiago 4:4). Estos son algunos de los indecorosos hechos y actividades que llamamos el mundo. Poco antes de la crucifixión, el Señor suplicó "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (Juan 17:15). Esta es la oración que continuamente repetimos, y nuestro esfuerzo mayor consiste en ver que todos los miembros de la Iglesia se santifiquen mediante su rectitud. A aquellas censurables transgresiones, el apóstol Pablo dio el nombre de "doctrinas de demonios" y a sus autores él llama "espíritus engañadores". (Véase Timoteo 4: 1 ) Estas tergiversaciones de la vida normal no han cambiado en este siglo, salvo que posiblemente se han vuelto más viles y licenciosas, más vulgares y degeneradas. Suplicamos a nuestros miembros en todas partes: "Someteos, pues a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). Nuestro sermón es de reafirmación y confirmación. Instamos a nuestros miembros a que permanezcan "en lugares santos", (D. y C. 45:32) y lo que decimos hoy, no es doctrina nueva, sino tan antigua como el día de la creación. Puede haber algunos que tengan un sentimiento general de inquietud por motivo de las condiciones del mundo y la influencia cada vez mayor de la maldad, pero el Señor dijo: ". . .mas si estáis preparados no temeréis" (D. y C. 38:30), y
también: "La paz os dejo...no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Habéis venido aquí en busca de orientación, el propósito de vuestros líderes es proporcionaros esa dirección. Al oír hablar a los hermanos, sentiréis la inspiración de nuestro Señor. El evangelio trae propósito a nuestra vida y es el camino que conduce a la felicidad. La hermana Elisa R. Snow escribió lo siguiente acerca de nuestro Señor: "La senda de la verdad marcó, con toda claridad; la luz y vida que sin fin reflejan la verdad." Ahora bien, la familia es fundamental. Somos hijos de nuestro Padre Celestial, y así como El nos ama, en igual manera nuestras almas están entrelazadas con las de nuestra posteridad. La moral es parte integral de la trama del evangelio de Jesucristo. La senda iluminada nos conduce pues, a un cortejo normal y puro entre jóvenes de ambos sexos, el cual finalmente lleve a una unión virtuosa ante el altar, donde un siervo de Dios debidamente autorizado selle la unión por la eternidad. A los santos hebreos se les enseñó debidamente: "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Hebreos 13:4). Y a los que quieran impugnar el matrimonio, o aplazarlo o prohibirlo, el apóstol Pablo los condena. Generalmente es el egoísmo lo que conduce a las personas a rehuir la responsabilidad del hogar. Hay muchos que hablan y escriben contra el matrimonio; aun entre nuestros propios miembros algunos lo aplazan y lo impugnan. Instamos a todos los que son engañados por estas "doctrinas de demonios", a que vuelvan a un estado normal, y los amonestamos a que acepten el matrimonio como la base de la felicidad verdadera. El Señor no dio al hombre el sexo para que le sirviera de diversión. Básicamente, el matrimonio presupone una familia. El salmista dijo: "He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre...Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos" (Salmos 1 27:3-5). Ciertamente es digno de lástima cualquiera que intencionalmente se niegue una paternidad o
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL maternidad honorable, porque el gran gozo de ser padres es parte fundamental de la vida normal y completa, y hay que tener presente el mandamiento que Dios dio en el principio: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla" (Génesis 1:28). A continuación el escritor del registro anotó: "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera" (Génesis 1:31). En nuestra dispensación se ha dado esta doctrina: ". . .porque les son dadas [las vírgenes] a él, para multiplicarse y henchir la tierra, conforme al mandamiento...y para su exaltación en los mundos eternos y para engendrar las almas de los hombres; pues de esta manera se perpetúa la obra de mi Padre, a fin de que el sea glorificado” (D. y C. 132:63). Lamentamos la frecuencia con que se están desbaratando los hogares. Todo hombre debe amar a su esposa y estimarla y protegerla todos los días de su vida, y ella de amar, honrar y estimar a su esposo; y hallamos que el historiador Moisés cita estas palabras de su Señor: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). El apóstol Pablo dice: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como el Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia. . .. "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. . . "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer a sí mismo se ama. "Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida como también Cristo a la Iglesia" (Efesios 5:22, 23, 25, 28, 29). Muy a menudo tanto el hombre como la mujer interpretan erróneamente estas palabras. Consideradlas bien y no contendáis ni disputéis con vuestro Padre Celestial. No puede haber nada más importante que un hombre dé a su hogar la dirección que Cristo da a su Iglesia. Analizad los casos de divorcio que conocéis y hallaréis que con frecuencia el egoísmo ha predominado. En la mayoría de ellos no hay justificación, suceden por debilidad y egoísmo y con frecuencia resultan en mucha infelicidad para los cónyuges, así como un daño y frustración casi irreparables para los
hijos desamparados que se ven heridos y confundidos. Ciertamente el egoísmo llega al colmo cuando los niños inocentes tienen que padecer por los pecados de los padres. Con frecuencia monótona declaran los divorciados que es mejor que los hijos se críen en un hogar en donde sólo haya un padre, que en un hogar donde haya riñas. La respuesta a este falso razonamiento es que no hay necesidad de que haya padres combatientes ni hogares que sean campos de batalla. Analizando una larga lista de divorcios se descubrió que casi todos fueron causados por el egoísmo, y que las personas estaban decididas a obtener lo máximo y ceder lo mínimo. Se descubrió en esta encuesta que un 90 por ciento citaba como razón de separación la inmoralidad de uno o ambos participantes. La inmoralidad es completamente egoísta. ¿Podéis ver un sólo elemento de abnegación en ese pecado? Por consiguiente, si dos personas desechan el egoísmo, generalmente lograrán la compatibilidad. Asimismo, el aborto es una maldad cada vez mayor que nosotros impugnamos. Ciertamente sería difícil justificar el terrible pecado de un aborto premeditado. Es casi inconcebible que se cometa para evitar el bochorno, conservar las apariencias o escapar a la responsabilidad. ¿Cómo puede uno someterse a tal operación o participar en ella en manera alguna, aconsejándola o costeándola? Si pudiera encontrarse justificación en casos raros y especiales, no cabe duda que efectivamente serían raros. Colocamos este pecado entre los primeros de la lista de transgresiones contra las cuales vigorosamente amonestamos a los miembros. "El aborto debe ser considerado como una de las prácticas más pecaminosas y repugnantes de esta época, en la que estamos presenciando la espantosa actitud licenciosa que conduce a la inmoralidad sexual" (Boletín del Sacerdocio, febrero de 1973). En cuanto a las drogas, ". . .la Iglesia continuamente se ha opuesto al uso indebido y perjudicial de las drogas o sustancias similares, en circunstancias que pueden conducir al enviciamiento, el daño físico o moral o en la relajación de las normas morales". Reafirmamos esta declaración positiva. Y con respecto a una de las maldades más destructivas de Satanás, amonestamos vigorosamente a todos nuestros miembros, desde la niñez hasta la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ancianidad, que se cuiden de las cadenas de la servidumbre, padecimiento o remordimiento que resultan del uso indebido del cuerpo. El cuerpo humano es el hogar sagrado para el espíritu que es el Hijo de Dios, y su manipulación injustificada o su profanación sólo pueden ocasionar remordimiento y pesar. Os instamos a que permanezcáis limpios, sin contaminación, puros. El apóstol Judas dice: "En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos" (Judas 18), junto con el apóstol Pedro os instamos a que "os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma" (1 Pedro 2:11 ). No deben existir exposiciones indecentes del cuerpo, ni pornografía, ni otras aberraciones que corrompen la mente y el espíritu; tampoco el manoseo del cuerpo ya sea el propio o el de otra persona, ni las relaciones sexuales, excepto dentro de los debidos vínculos conyugales. Esto está terminantemente prohibido por nuestro Creador en todo lugar y en toda época, y nosotros lo reafirmamos. Hasta en el matrimonio puede haber algunos excesos y tergiversaciones. Ninguna autojustificación al respecto podrá conformar a un Padre Celestial desilusionado. En relación con esto citamos palabras de un conocido evangelista norteamericano: "La Biblia aprueba la función sexual y su uso debido, y la presenta como algo creado, ordenado y bendecido por Dios. Aclara que Dios mismo implantó la atracción física entre los sexos por dos motivos: para la propagación de la raza humana y para la expresión de esta clase de amor entre el hombre y la mujer, que constituye la verdadera unidad. Su mandamiento a la primera pareja de ser 'una sola carne' fue tan importante como su precepto de fructificad y multiplicaos". La Biblia aclara que la maldad, mando se refiere a la función sexual, no significa el uso de algo inherentemente corrupto, sino el abuso de algo puro y bueno. Claramente enseña que la función sexual puede ser un siervo maravilloso, pero un amo terrible; que puede ser una fuerza creadora más potente que cualquier otra en la formación del amor, el compañerismo y la felicidad, o, por el contrario, la más destructiva de todas las fuerzas de la vida" (Billy Graham, Reader's Digest, mayo de 1970, pág. 118). Nuevamente reafirmamos nuestra fuerte e inalterable posición contra la incontinencia en todas sus muchas manifestaciones.
Ahora quisiera hablar del papel sagrado que nuestras madres desempeñan. Lo siguiente es una cita parcial de las palabras de la Primera Presidencia de la Iglesia. Las ratificamos vigorosamente: "De modo que la maternidad llega a ser un santo llamamiento, una sagrada devoción a la realización de los planes del Señor, una consagración absoluta a la crianza, el cuidado y la nutrición, tanto del cuerpo como de la mente y el espíritu, de aquellos que guardaron su primer estado y que vienen a esta tierra para adquirir su segundo estado, con objeto de ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare" (Abraham 3:25). La obra de la maternidad consiste en conducirlos a que guarden ese segundo estado, pues "quienes guardaren su segundo estado recibirán aumento de gloria sobre su cabeza para siempre jamás" (Abraham 3:26). Sólo las madres pueden prestar este divino servicio de la maternidad. No se puede confiar a otros. Las enfermeras no pueden hacerlo; las guarderías públicas no pueden hacerlo; las criadas no pueden hacerlo. Solamente la madre, con cuanta ayuda puedan proporcionarle las manos amorosas del padre y los hermanos, puede brindar el atento cuidado que se requiere. La madre que confía su hijo al cuidado ajeno a fin de dedicarse a otras actividades, sea por dinero, fama o servicio cívico, debe tener presente que 'el muchacho consentido avergonzará a su madre ' (Proverbios 29:15). En nuestros días el Señor ha dicho que si los padres no enseñan a sus hijos las doctrinas de la Iglesia, ‘el pecado recaerá sobre la cabeza de los padres' (D. y C. 68:25). "La maternidad está casi al nivel de lo divino. Es el servicio más alto y sagrado que puede prestar el género humano, y coloca a aquella que honra su santo llamamiento a la par de los ángeles. A vosotras, madres en Israel, os decimos Dios os bendiga y proteja, y os de la fuerza y el valor, la fe y el conocimiento, el santo amor y la consagración al deber, que os permitan cumplir en la medida más cabal el sagrado llamamiento que tenéis. A todas las madres y futuras madres, os instamos: Sed castas, guardaos puras, vivid rectamente para que vuestra posteridad, hasta la última generación, os llame bienaventuradas" (Mensaje de la Primera Presidencia, Deseret News Church Edition, octubre de 1942, pág. 5). De manera que éste es el programa que tenemos: reafirmar y llevar adelante sin temor la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Yo sé que la obra es justa y verdadera. Amo a nuestro Padre Celestial y su Hijo, y me siento orgulloso de ser, aunque sea un débil instrumento para Llevar adelante su gran obra eterna. De todo esto testifico humildemente y sinceramente en el nombre de Jesucristo. Amén.
obra de Dios con pureza y rectitud, y llevar este evangelio de verdad a nuestro mundo, que tanto necesita de una forma de vida santificada. La vida eterna es nuestra meta, y sólo se puede alcanzar siguiendo el camino que nuestro Señor nos ha señalado.
ESCUCHEMOS. . . ¿QUÉ OÍMOS? Por el presidente Spencer W. Kimball dispuestos a reconocerlo como el Profeta y Vidente, y sostenerlo mediante sus oraciones y fe. Todos los quórumes, por turno, accedieron a esta solicitud gustosamente. A continuación, llamó a toda la congregación de los santos para que también manifestaran su aprobación poniéndose de pie. En forma similar se aprobó a las Autoridades y los consejos de la Iglesia. Según su propia declaración: "El voto fue unánime en todos los casos, y yo profeticé que en tanto se sostuvieran a estos hombres en sus cargos respectivos (refiriéndose a los diferentes quórumes de la Iglesia), el Señor los bendeciría... en el nombre de Jesucristo, las bendiciones del cielo serían suyas; y cuando los ungidos del Señor salieran a proclamar la palabra, dando testimonio a los de esta generación, si ellos la recibían, serían bendecidos, pero si no, los juicios de Dios caerían sobre la ciudad o casa que los rechazara, y serían asoladas". (Véase Documentary history of the Church, tomo 2, págs. 41 6,41 8.) Hoy habéis visto cómo funciona la Iglesia. Habéis presenciado las grandes obras del Señor, habéis observado cómo todo se hace de común acuerdo y los que son dirigidos sostienen a quienes los dirigen. Esta es una asamblea constituyente, y se invitó a todos los miembros de la Iglesia a que asistieran. Aquellos a quienes vosotros habéis sostenido, iniciamos hoy nuestros deberes con íntegro propósito de corazón. Estamos profundamente agradecidos por vuestro voto de sostenimiento. El único interés que ahora tenemos es orientar y aconsejar a los miembros con rectitud y de completo acuerdo con los preceptos del Señor, tal como se han recibido en
Amados hermanos, los que os halláis cerca, así como los que estáis lejos, hoy hemos participado en una Asamblea Solemne. Las asambleas solemnes se han conocido entre los santos desde la época de Israel. Las ha habido de varias clases, pero generalmente se han relacionado con la dedicación de un templo, una reunión especial convocada para sostener a una Primera Presidencia, o una reunión de sacerdocio con el objeto de sostener una revelación, tal como la recibió el presidente Lorenzo Snow sobre los diezmos. El profeta José Smith dijo, refiriéndose a estas asambleas: "Deteneos en este lugar y convocad una asamblea solemne, aun de aquellos que son los primeros labradores de este último reinó' (D. y C. 88:70). José Smith y Brigham Young fueron sostenidos primeramente por una congregación que incluía un sacerdocio completamente organizado. Brigham Young fue sostenido el 27 de marzo de 1846, ocasión en que fue "unánimemente elegido presidente de todo el Campamento de Israel" por el concilio (A. Comprehensive History of the Church, por B. H. Roberts, tomo 3 pág. 52). Después fue sostenido y se escuchó el grito de Hosanna. Cada uno de los presidentes de la Iglesia ha sido sostenido por el Sacerdocio de la Iglesia en una Asamblea Solemne, incluso el presidente Harold B. Lee, a quien sostuvimos el 6 de octubre de 1 972. José Smith dirigió la primera Asamblea Solemne, y al terminar su discurso llamó a los varios quórumes comenzando con la presidencia, para que se pusieran de pie y manifestaran si estaban
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL el curso de las generaciones y dispensaciones. Os amamos y os deseamos progreso, gozo y felicidad completa, que sólo podéis recibir si seguís las amonestaciones de Dios tal como las proclaman sus profetas y líderes. Al inclinar nuestro corazón ante nuestro Padre Celestial y su Hijo Jesucristo, escuchamos una sinfonía de dulce música cantada por voces celestiales que proclaman el evangelio de paz. Como representantes del pueblo, seguimos la sugerencia de Pablo, el Apóstol, cuando instó a los santos de Colosas a buscar "las cosas de arriba", donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:1 2). "La palabra de cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Colosenses 3:16). Y así, con esta melodía de amor en nuestro corazón, avanzamos unidos para adelantar la obra del Señor, sabiendo que esta obra no es para un siglo ni un milenio, sino para siempre. Ahora bien, al escuchar esa dulce melodía de la eternidad, ¿qué oímos? Oímos la voz de Dios que habla en persona a nuestro padre Adán, y le dice; "Yo soy Dios; yo hice el mundo y los hombres antes que existiesen en la carne” (Moisés 6:51). Y nuestro padre Adán nos dio verdades que han sido fundamentales desde el principio del mundo. El evangelio es el mismo ayer, hoy y siempre. Es eterno. Adán proclamó: "El Hijo de Dios ha expiado el pecado original, por lo que los pecados de los padres no pueden recaer sobre la cabeza de los niños, porque son limpios desde la fundación del mundo" (Moisés 6:54). Adán fue bautizado y recibió el Espíritu Santo. Y por Adán supimos de la venida del Hijo, Jehová; y supimos que hay redención de la tumba para el hombre caído: "Tendré gozo en esta vida, y en la carne veré de nuevo a Dios" (Moisés 5:10). El estado carnal le permitió tener descendencia, y como resultado, las familias de la tierra tienen la eternidad a su alcance. Este Profeta y su esposa "no cesaron de invocar a Dios" (Moisés 5:16). "Y así se le confirmaron todas las cosas a Adán mediante una santa ordenanza; y se predicó el evangelio; y se proclamó el decreto de que debería
estar en el mundo hasta su fin; y así fue" (Moisés 5:59). De modo que es eterno. Adán recibió el sacerdocio y guardó su genealogía en un libro de memorias. Y te damos, Señor, nuestras gracias, por ese Profeta que nos dio tan firmes principios. También te damos nuestras gracias por otro Profeta que ayudó a tender la vía en línea recta hacia nosotros: Enoc, que se comunicó con Dios, quien le dijo mientras aquél profetizaba y enseñaba Sus caminos: "He aquí, mi Espíritu reposa sobre ti, por consiguiente, justificaré todas tus palabras; y las montañas huirán de tu presencia, y los ríos se desviarán de sus cauces; y tú permanecerás en mí, y yo en ti; por tanto, anda conmigo" (Moisés 6:34). Este santo Profeta efectivamente anduvo con Dios y contempló sus creaciones, desde el principio hasta la resurrección de Cristo y todos los hombres; y las Escrituras dicen: "Y Enoc y todo su pueblo anduvieron con Dios, y él habitó en medio de Sión; y aconteció que Sión no fue más; porque Dios la recibió en su propio seno" (Moisés 7:69). ¿Qué más oímos al escuchar? La voz del justo Abraham, el padre de una raza. Te damos, Señor, nuestras gracias por este profeta Abraham, el padre de una raza. Te damos Señor, nuestras gracias por este profeta Abraham, un hombre santo y justo que fue nuestro antecesor. El tuvo comunión íntima con Jehová. Se convirtió en astrónomo y se le confiaron numerosos secretos de los cielos y del universo; conversó con los científicos principales de Egipto, el centro de la astronomía en aquella época. A Abraham se le confió la historia de la vida preexistente, que precede a la creación de esta tierra, y la forma en que ésta se pobló llegó a ser un relato bien conocido para este Profeta y patriarca. El nos enseñó a tener absoluta confianza en Dios. Cuando se le pidió que sacrificara a su hijo Isaac, con fe sobrehumana lo ofreció, aunque se le había prometido que Isaac tendría una posteridad innumerable, porque Abraham tenía la fe inquebrantable de que aun cuando se le quitara la vida, ". . . Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos" (Hebreos 11:19). Por tanto, te damos, Señor, nuestras gracias por este gran Profeta.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Si volvemos a escuchar, ¿qué oímos? Oímos la voz de Moisés, el Profeta. Lo oímos rogar por la liberación de Israel de la maldición de la esclavitud. Vemos cómo fue aceptado Moisés por su Señor, cuando la voz lo llamó desde la zarza que ardía y le mandó: "Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. “. . .Yo soy el Dios de tu Padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob" (Éxodo 3:5-6). Y nuevamente cantamos, "te damos, Señor, nuestras gracias" por el gran profeta Moisés que encendió las lámparas delante de Jehová. Al escuchar una vez más, ¿qué oímos? Oímos la voz de Cristo que se dirige a Pedro el Presidente de su Iglesia, preguntándole: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" (Mateo 16:13), y oímos al gran Profeta contestar con una convicción que no admitía ninguna duda: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:16). Lo oímos dar su testimonio, haciendo memoria de su experiencia sobre el Monte de la Transfiguración, y diciendo: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo" (2 Pedro 1:16-18). Después de la crucifixión sobrevino la apostasía, y pasaron siglos durante los cuales densas tinieblas espirituales cubrieron la tierra. Entonces, cuando llegó el momento apropiado, surgió el gran despertar, con visiones y revelaciones como en los días anteriores. Escuchemos nuevamente ¿y que oímos? Oímos la voz de un jovencito, arrodillado en un bosque, haciendo preguntas vitales: "¿Qué es la verdad? ¿A qué Iglesia me he de unir?" Otro gran Profeta inicia una nueva y última dispensación. Oímos la voz de Dios Omnipotente refiriéndose al Ser que se hallaba a su lado, en la que tal vez haya sido la visión más extraordinaria de todas las épocas: "¡Este es mi Hijo Amado; escúchalo!”
Y escuchando con más atención, oímos la voz de otro que dice: "Soy Jesucristo, el Hijo de Dios. . .el principio y el fin” (D. y C. 11:28; 110:4). Se le advirtió al joven Profeta que sería un instrumento en las manos del Señor, para restaurar el evangelio eterno con todo lo que se había perdido en los siglos anteriores. Así, continuaron estas visiones y revelaciones en los años subsiguientes, en las cuales la voz de Jehová se oyó una y otra vez, restaurando a la tierra por medio de este joven Profeta, las verdades del evangelio, el Sacerdocio de Dios, el Apostolado, las autoridades y poderes y la organización de la Iglesia, para que nuevamente se encuentren sobre la tierra las verdades eternas y están a disposición de todas las personas que quieran aceptarlas. El programa de Dios se ha restaurado, a fin de que el hombre pueda gozar de su poder y gloria completos. Escuchamos nuevamente, y oímos la voz del profeta José Smith que proclama: "Hermanos, ¿no hemos de seguir adelante en una causa tan grande? Avanzad, en vez de retroceder. ¡Valor, hermanos; marchad a la victoria! ¡Regocíjense vuestros corazones y llenaos de alegría! ¡Prorrumpa la tierra en canto! ¡Alcen los muertos himnos de alabanza eterna al Rey Emanuel, quien decretó, antes de existir el mundo, lo que nos habilitaría para redimirlos de su prisión; porque los presos quedarán libres! ¡Griten de gozo las montañas, y vosotros, los valles, exclamad en voz alta; y todos vosotros, mares y tierra seca, proclamad las maravillas de vuestro Rey Eterno! ¡Ríos, arroyos y riachuelos, corred con alegría! ¡Alaben al Señor los bosques y los árboles del campo; rocas sólidas, llorad de gozo! ¡Cantad en unión el sol, la luna y las estrellas del alba, y griten de gozo todos los hijos de Dios! ¡Declaren para siempre jamás su nombre las creaciones eternas! Y otra vez digo: ¡Cuán gloriosa es la voz que oímos desde los cielos, que en nuestros oídos proclama gloria, salvación, honra, orientación familiar, el control de los apetitos de nuestro cuerpo, la predicación, inmortalidad, y vida eterna, reinos, principados y potestades!" (D. y C. 128:22-23). Estas voces se han oído. Estos profetas han hablado. Hoy es el día del Señor; estamos en sus manos. El evangelio restaurado está aquí. Os serviremos, pueblo nuestro, y os amaremos y haremos cuanto esté en nuestras manos para conduciros a vuestro justo y glorioso destino, con el
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que nuestro Padre Celestial vive. Sabemos que Jesucristo, su Hijo glorificado, vive; y sabemos que su obra es divina. Y dejamos con vosotros este solemne testimonio en el nombre del Señor Jesucristo. Amén.
corazón desbordante del amor y la estimación que os tenemos. Con las manos sobre el arado, mirando hacia adelante; con nuestros ojos hacia la luz, mirando hacia arriba, nos embarcamos en "los negocios de nuestro Padre" con temor, temblor y amor. Sabemos
HACIENDO PLANES PARA UNA VIDA PLENA Y SATISFACTORIA Por el presidente Spencer W. Kimball Me complace estar con vosotros esta noche en esta reunión de sacerdocio. Nos causa particular agrado ver que padres e hijos vienen temprano a esta reunión, muchos de ellos con una hora o dos de anticipación para asegurarse un buen asiento. Que los padres y sus hijos anden juntos, es una hermosa prolongación de la vida familiar que tanto amamos, y que el mundo comienza a reconocer como modelo. Estamos agradecidos que estéis presentes; nuestro aprecio por vosotros es grande, y nuestro afecto sincero. En primer lugar, quisiéramos felicitaros por vuestra devoción y fidelidad. Los templos por lo general se encuentran llenos; las capillas se están llenando y la asistencia va en aumento; el número de familias que tienen su noche de hogar va creciendo; nos sentimos felices por las señales de fe y amor que se manifiestan en toda la Iglesia, y por el crecimiento, tanto en número como en actividad eficaz, en las estacas y misiones fuera del país. Esta es una Iglesia mundial, creemos que nos vamos aproximando cada vez más a la categoría de la Iglesia universal. Ahora, hermanos, quisiera anunciaros algunos asuntos que he discutido con otras de las autoridades. La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce han aprobado la organización de un quórum de élderes en todo barrio y rama independiente. Si el número es 96 o menor, pueden constituirse en un quórum de élderes, con su presidencia. Donde haya más de 96 élderes, se debe dividir el quórum. Opinan los hermanos que esta gran fuente de poder y fuerza se puede utilizar mejor hasta el máximo, teniendo quórumes de élderes fuertes y activos.
Otros asuntos del sacerdocio: A partir de ahora, los presidentes de estaca pueden ordenar a setentas y apartar a presidentes de setentas en sus estacas, una vez que el primer Consejo de los Setenta haya tramitado y aprobado debidamente a tales hermanos. Esto eliminará muchas demoras, establecerá una buena relación cooperativa entre las autoridades de la estaca y sus setentas, y esperamos que dé nuevo énfasis a la obra misional. Hermanos dirigentes, podréis evitar mucha correspondencia si leéis cuidadosamente vuestro manual y los boletines. Quisiéramos llamaros la atención en particular al asunto de las entrevistas para los que quieren ir al templo. Y por favor, instad a los miembros a que lleven los problemas a su obispo. Os felicitamos hermanos, por vuestra constancia en la crianza de vuestros hijos. Os amamos a todos. Estimamos vuestra fe; nos gloriamos en vuestro progreso y méritos. Muchos de los que ya son mayores, han cumplido una misión; pero un gran número de jóvenes que me escuchan son futuros misioneros. Para estar seguros de que vuestra vida sea plena y útil, debéis preparaos. Los proyectos que hagáis mientras sois diáconos pueden aseguraros una vida plena. ¿Habéis empezado ya a ahorrar dinero consagrado a vuestra misión? Tal vez no os hayáis decidido con respecto al negocio, la profesión o la carrera que deseáis, pero hay muchas generalidades que ya podéis incorporar en vuestra vida, aun cuando todavía no sepáis lo que queréis llegar a ser. Hay muchas decisiones que ya debéis haber tomado o debéis tomar. ¿Qué vais a
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL hacer en los años que transcurrirán desde ahora hasta el día de vuestro matrimonio? ¿Y qué vais a hacer con respecto a vuestro matrimonio? Ahora podéis decidir llegar a ser el diácono, maestro o presbítero más fiel, y podéis decidirlo, con un convenio irrevocable. Podéis ser buenos alumnos; podéis usar vuestro tiempo debida y provechosamente, y en esta forma, lograr felicidad para el resto de vuestra vida. Podéis decidir desde ahora cumplir una misión honorable, y para ese fin determinaros a ahorrar dinero; y que estudiaréis, serviréis y aprovecharéis toda oportunidad a fin de preparar vuestra mente, corazón y alma para ese glorioso período de vuestra vida.
Toda persona tiene su libre albedrío. Puede robar o maldecir o emborracharse; puede contaminarse con materiales pornográficos; puede desperdiciar su vida en el ocio; dejar de cumplir con su deber, cometer pecados sexuales y aun quitarle la vida a otro. No hay compulsión, pero debe saber que tarde o temprano el pecado trae su propio castigo, y en forma completa; de manera que uno es verdaderamente tonto si escoge lo malo. Toda persona puede dejar de asistir a sus reuniones, dejar de pagar sus diezmos, dejar de cumplir una misión, despreciar sus obligaciones y privilegios del templo, pero si lo piensa bien, entenderá que es ella misma quien sale perdiendo. El Señor contesta la pregunta también, con estas palabras: "Y que todo hombre tome la justicia entre sus manos y la fidelidad sobre sus lomos, y proclame con voz de amonestación a los habitantes de la tierra; y declare, tanto por palabra como por huida, que la desolación sobrevendrá a los inicuos" (D. y C. 63:37). ¿Os fijáis en que dice "todo hombre", y en que todo joven está convirtiéndose en un hombre? Por supuesto, no enviamos a jóvenes cubiertos de impureza y pecados, sexuales y de otra naturaleza. Ciertamente tal persona tendría que purificarse mediante un arrepentimiento profundo antes de que se le pudiera considerar. Así que lo repetimos: todo varón Santo de los Últimos Días que sea digno y capaz, debe cumplir una misión. Así que, a fin de lograr una vida útil, plena y pura, todo joven tiene necesidad de proyectar su curso, y hacer convenio consigo mismo y con su Padre Celestial sobre la forma en que vivirá y lo que hará para glorificarla. Alguien nos ha dado este concepto en cuanto al tiempo: "Y en mis sueños llegué a un hermoso edificio que parecía un banco, pero no lo era, porque en la placa que tenía al frente, decía: 'Aquí se vende tiempo'. Vi a un hombre pálido y casi sin aliento, que ascendía los escalones dolorosa y laboriosamente, como persona enferma. le oí decir: —El médico me dijo que he ido a consultarlo con cinco años de atraso. Ahora quiero comprar esos cinco años, y entonces él podrá salvarme la vida. Detrás de éste llegó otro hombre, que también le dijo al dependiente: —Ya era demasiado tarde cuando descubrí que Dios me ha dado grandes habilidades y talentos, y
Con frecuencia se ha preguntado "¿El programa misional es algo que se impone a los jóvenes?" Y la respuesta desde, luego, es no. A cada cual le es dado su libre albedrío. Se hace la pregunta "¿Debe todo joven cumplir una misión?" La respuesta de la Iglesia es sí; y la respuesta del Señor es sí. Aclarando lo anterior, decimos: Ciertamente, todo varón miembro de la Iglesia debe cumplir una misión, así como debe pagar sus diezmos, asistir a las reuniones, guardar su vida limpia y libre de la suciedad del mundo y hacer planes para un matrimonio celestial en el Templo del Señor. Aun cuando no hay ninguna compulsión que le obligue a hacer estas cosas, debe hacerlas para su propio beneficio. Con frecuencia cantamos: "El hombre tiene libertad de escoger lo que será; pues Dios la ley eterna da, que El a nadie forzará. El con cariño llamará, y abundante luz dará; diversos dones mostrará, mas fuerza nunca usará." No hay compulsión alguna en ninguna parte del evangelio. El Señor dijo en 1883: "He aquí, en esto consiste el albedrío del hombre y la condenación del hombre porque claramente le es manifestado lo que ha sido desde el principio, y no acepta la luz" (D. y C. 93:31). Esto quiere decir que desde la época de Adán, el Señor nos ha enseñado doctrinas correctas, y podemos aceptarlas o rechazarlas; pero la responsabilidad es nuestra. Por habérsenos dado el Espíritu Santo que recibimos al ser bautizados y confirmados, todos podemos distinguir el bien del mal; la conciencia nos indica lo que es bueno y lo que es malo y no podemos culpar a otros ni a las circunstancias, porque sabemos lo que es correcto.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que sólo fui negligente para desarrollarlos. Véndame diez años, y así llegaré a ser el hombre que pude haber sido. Después llegó un hombre más joven, diciendo: —La compañía me ha dicho que el mes próximo podrán ascenderme a un alto cargo, si estoy preparado para aceptarlo. Deme dos años de tiempo a fin de prepararme para aceptar ese nuevo trabajo el mes que viene. Y así fueron llegando, enfermos, desilusionados, frustrados, preocupados, desdichados...y al retirarse iban sonriendo. Cada hombre con una mirada de gozo inexpresable en su rostro, porque tenía lo que tan desesperadamente necesitaba y quería: más tiempo. Entonces desperté contento por tener lo que nunca podrían comprar: tiempo para hacer tantas cosas que quería y que debía hacer. Si esa mañana hice mi trabajo silbando, era porque llevaba en mi corazón una gran felicidad. Porque yo todavía tenía tiempo, si lo empleaba útilmente" (Autor desconocido). Permitidme hablaros de una de las metas que me propuse cuando todavía era jovencito. Al oír a una de las autoridades de la Iglesia decirnos que debíamos leer las Escrituras, pensé que yo nunca había leído la Biblia; esa misma noche, a la conclusión del sermón, me fui a casa, subí a mi cuarto en la buhardilla, encendí una pequeña lámpara de petróleo que se hallaba sobre la mesita y leí los primeros capítulos del Génesis. Un año después cerré la Biblia, después de haber leído cada uno de los capítulos de ese libro grande y glorioso. Descubrí que esa Biblia que estaba leyendo contenía 66 libros; estuve a punto de desanimarme cuando vi que contenía 1.189 capítulos comprendidos en 1.519 páginas. Era una tarea formidable, pero yo sabía que si otros lo habían hecho, yo también podría hacerlo. Comprobé que había ciertas partes que eran difíciles de comprender para un joven de 14 años, y algunas páginas no me eran de interés particular; pero después de haber leído los 66 libros y los 1.189 capítulos y las 1.519 páginas, sentí la agradable satisfacción de saber que me había impuesto una meta y la había logrado. No os relato esto para jactarme; sólo lo estoy usando como un ejemplo para decir que si yo pude hacerlo a la luz de la lámpara de petróleo, vosotros podéis hacerlo con la luz eléctrica. Siempre he sentido gozo por haber leído la Biblia de tapa a tapa.
Quisiera hablaros de otra meta que me propuse cuando todavía era joven. Toda mi vida había oído hablar de la Palabra de Sabiduría y de las bendiciones que podría acarrearme si la cumplía. Había visto personas que masticaban tabaco, y me causaba repugnancia ver el color de la saliva que se les escurría por los lados de la boca; había visto hombres que desperdiciaban mucho tiempo elaborando sus propios cigarrillos. Compraban un paquete de tabaco y unos papeles, y en el curso del día se detenían muchas veces para llenar el papel con tabaco, enrollarlo, encenderlo y ponerse a fumar. Me parecía una insensatez y al mismo tiempo una pérdida de tiempo y energía. Más adelante, resultaba más elegante comprar los cigarrillos ya elaborados. Recuerdo la repugnancia que sentí cuando las mujeres empezaron a fumar. Recuerdo que en mi juventud iba a la celebración del Día de la Independencia en las calles de mi pequeño pueblo, y veía a algunos de los hombres participar en carreras de caballos o hacer apuestas; notaba que muchos de ellos llevaban un cigarrillo en la boca y una botella en el bolsillo; algunos se embriagaban, tenían los ojos turbios y se expresaban en forma grosera, profiriendo maldiciones. Se necesitaba algún tiempo para emparejar los caballos según sus habilidades y arreglar las carreras; casi invariablemente durante ese intervalo se oía el grito de "¡pelea!, ¡pelea!" y todos los jóvenes y hombres se concentraban en el sitio donde se hallaban los combatientes dándose de golpes, sangrando y maldiciendo, llenos de odio. Me causaba asco pensar que los hombres se rebajaran a tal grado, y decidí que bebería limonada y presenciaría las carreras de caballos, pero jamás bebería licor ni maldeciría, ni blasfemaría como lo hacían muchos de estos vecinos de mi pequeño pueblo. Recuerdo que sin compulsión por parte de persona alguna, decidí, siendo todavía joven, que jamás violaría la Palabra de Sabiduría. Sabía dónde se hallaba escrita, sabía en forma general lo que el Señor había dicho, y sabía que si El decía que le agradaba que los hombres se abstuvieran de estos elementos destructivos, lo que yo debía hacer era complacer a mi Padre Celestial. Así que, resolví firmemente que jamás tocaría ninguna de esas cosas perjudiciales. Habiéndolo determinado en forma absoluta e inequívoca, descubrí que no era muy
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL difícil cumplir la promesa que me había hecho a mí mismo y a mi Padre Celestial. Recuerdo que, años después, siendo gobernador de distrito de los Clubes Internacionales de Rotarios ubicados en Arizona, fui a la ciudad de Niza, en Francia, para asistir a la convención internacional. Como parte de la celebración se preparó un suntuoso banquete para los gobernadores de distrito y se dispuso un amplio edificio para la elegante comida. Cuando llegamos a la mesa, noté que frente a cada lugar había siete copas, junto a numerosas piezas de vajilla, todo de lo mejor que se podía encontrar en Europa. Al empezar la comida, se presentó un ejército de mozos para servimos, llevando vinos, y licores; alrededor de cada plato se llenaron las siete copas con bebidas de varios colores. Me hallaba lejos de casa; conocía a muchos de los gobernadores de distrito, y ellos me conocían a mí, pero probablemente nada sabían de mi religión o de nuestra posición en cuanto a la Palabra de Sabiduría. Como quiera que sea, me pareció que el maligno me susurraba al oído: "Esta es tu oportunidad, te encuentras a miles de kilómetros de tu casa; nadie te espía; nadie sabrá jamás si bebes el contenido de esas copas." Pero un espíritu dulce parecía murmurarme: "Has hecho convenio contigo y con tu Padre Celestial y has vivido todos estos años sin violarlo; sería una insensatez quebrantar ese convenio después de tanto tiempo." Os diré que cuando me levanté de la mesa una hora después, las siete copas todavía contenían las bebidas de bonitos colores con que las habían llenado, y no habían sido tocadas. También, mis jóvenes hermanos, de la época de mi adolescencia recuerdo la ocasión en que un oficial de la ley nos dio un buen susto, o mejor dicho nos causó un sobresalto, al llegar y anunciar que debajo del piso de la entrada de una casa, a pocas puertas de donde vivíamos, habían descubierto un depósito considerable de artículos robados. El joven que vivía en esa casa era cleptómano, y parecía estar poseído de una manía de hurtar cosas, aun artículos que de nada le servían. Numerosas personas del pueblo se habían quejado de que les habían robado látigos y mantas de sus coches, allí los encontraron debajo del piso, y el joven finalmente admitió haberlos robado. Recuerdo la conmoción que nos causó a sus compañeros, y la lástima que sentimos porque se había desarrollado en él esta terrible debilidad.
Este joven no sabía la manera en que nuestros hechos nos siguen y que aquello que sembramos ciertamente eso mismo recogeremos. Y toda experiencia por la que pasamos enaltece o rebaja nuestra vida; no podemos tener pensamientos sucios ni hacer cosas inicuas, sin pagar las consecuencias. Recientemente apareció en el diario el relato de una joven que encontró un cheque por una cantidad que excedía los dos millones de dólares. Según dijo inmediatamente empezó a gastar el dinero en su imaginación. Por último devolvió el cheque al dueño, y la noticia en el diario indicaba que la recompensa era mucha menor de lo que ella esperaba. ¿Por qué esperaba recibir una recompensa por haber hecho lo correcto? ¿Por qué sentirse decepcionada a causa de la suma que le ofrecieron? ¿Es necesario recompensar a la gente para que haga lo bueno? Si alguno de vosotros devolviese un artículo perdido, ¿esperaría recibir una recompensa? Todos vosotros habéis aprendido o estáis aprendiendo el treceavo Artículo de Fe: "Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes y virtuosos, y en hacer bien a todos los hombres. . .” Deseaba hablar un poco acerca de los huertos en los comercios, pero el tiempo no lo permitirá ¡qué vergüenza que en nuestras comunidades los comercios tengan que apartar un alarmante porcentaje de sus ganancias para compensar las pérdidas causadas por los rateros! Es horrible que en una comunidad de Santos de los Últimos Días, o donde por lo menos parte lo somos, tal cosa ocurra. Ahora, quisiera concluir con otra pequeña experiencia. Me hallaba en Toquepala, Pení. Estábamos dedicando una capilla en un pueblo minero, donde muchos de los hombres eran norteamericanos. Después de la dedicación nos invitaron a cenar en una de las casas. Mientras estábamos ahí, se acercó un joven y me dijo: —Hermano Kimball, estoy preparándome para salir a una misión. ¿No me haría el favor de darme una bendición? —Como no —le dije— me agradaría mucho darle una bendición. —Pero, ¿no es su padre el hombre que acabo de conocer? —Sí, es mi padre. —Entonces, ¿por qué no le pide a él que le de la bendición? —Bueno, es que papá tal vez no quiera hacerlo.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Y quisiera que vosotros padres, recordaréis que tal vez vuestros hijos sean un poco tímidos. Saben que sois el mejor padre del mundo, pero probablemente si vosotros dais el primer paso, podréis disfrutar juntos de momentos maravillosos. Hermanos, es admirable poder estar con vosotros esta noche. La paz sea con vosotros, y como se ha dicho tantas veces en estos días, recordad que solamente la rectitud rinde dividendos. Dios os bendiga, y os doy mi testimonio, de que El vive y que Jesús es el Cristo. Su evangelio es un gran programa de salvación y exaltación y es el único camino; y recordad que jamás ha habido felicidad en la iniquidad. Dejo mi testimonio con vosotros en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Poco después me encontré frente a frente con su padre y le dije: —Tiene usted un hijo muy bueno, y creo que le gustaría recibir una bendición de su padre. —¿No le gustaría a usted dársela? —Bueno, es que no creo que mi hijo quisiera que le de una bendición —me contestó él. Seguí conversando con los demás y poco después vi a padre e hijo muy cerca uno del otro, y pude darme cuenta de que se habían puesto de acuerdo en sus pensamientos y que el muchacho se sentía orgulloso que su padre pudiera bendecirlo, éste se hallaba muy complacido porque su hijo se lo había pedido. Espero que todos los jóvenes que me escucháis, tengáis presente esto, pues como sabéis, tenéis el mejor padre del mundo.
LA CAUSA ES JUSTA Y DIGNA Por el presidente Spencer W. Kimball experiencias de nuestra vida aquí nos han servido para progresar y al mismo tiempo algunas nos han brindado alegría. Ahora bien, cuando nuestra existencia mortal llegue a su fin, retornaremos a condiciones semejantes a nuestra vida aquí, solo que estaremos menos limitados en nuestro gozo, que será mayor y más glorioso. "Cualquiera puede edificar un altar", dijo John Henry Jowett, "pero se requiere un Dios que encienda la llama. Cualquiera puede edificar una casa; pero se necesita al Señor (y a los padres) para la creación de un hogar" ("God in the Home," por John Henry Jowett, citado en A. Treasury of Inspiration, Ralph L. Woods, editado en New York; Cía. Thomas Y. Crowell, 1951, pág. 260.) Habéis escuchado bastante sobre el programa fundamental de la Iglesia para mejorar el funcionamiento del hogar para brindar inspiración y revelación a la familia. Aquellos que toman sus determinaciones apoyándose eternamente en su propio ingenio, en su solo criterio, podría comentar muy lamentables y costosos errores. Alguien dijo lo siguiente: "muchas personas están dispuestas a afanarse durante un período de dieciséis a veinte años desde la escuela primaria
Ahora, amados hermanos, llegamos al final de esta gloriosa conferencia. Hemos escuchado a la mayoría de los hermanos. Sus sermones y testimonios han sido profundos, sinceros y estimulantes. Ellos han sido inspirados y han hablado la palabra de Dios. Al volver a vuestros hogares y negocios, a vuestras profesiones y jurisdicciones espirituales, esperamos que hayáis reunido suficientes enseñanzas de valor para vosotros y vuestras familias. Las maneras de realizar la obra son en verdad importantes, mas lo que tiene mayor trascendencia es su propósito. Tenemos el cometido de servir a nuestro Señor. Tenemos la certeza de que la causa es justa y digna, pero por sobre todo, tenemos el conocimiento de que Dios vive y que su Hijo Jesucristo ha dispuesto para todos un plan, que si somos fieles, nos conducirá a la vida eterna. Esa vida será ocupada, y llena de propósitos, realizaciones, gozo y progreso. Si podéis recordar los más grandes y verdaderos gozos que hayáis experimentado en esta vida, pensad entonces en la vida venidera como una proyección de ésta, con todas sus cosas significativas multiplicadas, aumentadas y aún más deseables. Las
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL hasta obtener un doctorado en medicina, ingeniería, sicología, matemáticas, sociología, biología, etc.; sometiéndose al estudio, a la investigación, la asistencia a las clases, el costo de aprendizaje y aceptando la ayuda de los profesores y sin embargo, consideran que pueden llegar a conocer a Dios, el Hacedor de todo, el autor de todo, en unas cuantas e intermitentes oraciones, y que en pocas y limitadas horas de investigación pueden aprender la verdad sobre El. Por esta razón el Señor nos ha dado instrucciones de acudir a las Escrituras y a la oración. "Escudriñad las escrituras." dijo, "porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39). Dijo además: "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?" (Lucas 24:25-26). Pablo, hablándoles a los corintios en su imponente manera de expresarse les dijo: "así que hermanos, cuando fui a vosotros para anunciamos el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabra o de sabiduría. “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. “Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; “Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que parecen. “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el espíritu de Dios" (1 Corintios 2:1-6,1 l). Continuó diciendo: "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre no percibe las cosas que son del espíritu de Dios porque para él son locura, y no
las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1 Corintios 2:12-14). "Ciertamente espíritu hay en el hombre", dijo Job "y el soplo del omnipotente le hace que entienda" (Job 32:8). "El Centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera y dijeron: verdaderamente éste era el Hijo de Dios" (Mateo 27:54). En cierta ocasión, dos hombres conversaban en un coche de ferrocarril y su charla versaba sobre la maravillosa vida de Cristo. Uno de ellos dijo: "Creo que podría escribir una interesante historia sobre El". El otro le replicó: "Y eres tú la persona indicada para escribirla. Pon de manifiesto los correctos aspectos de su vida y su carácter echando por tierra el extendido concepto de su divinidad y píntalo como lo que fue ... un hombre entre los hombres". La sugerencia fue aceptada y se escribió una novela. La persona que sugirió el libro era el coronel Ingersoll, y el autor, el general Lew Wallace, el título del libro es Ben Hur. Al intentar abandonar el tema, el escritor se encontró que se enfrentaba a un hombre del cual no podía dar razón. Mientras más estudiaba su vida y su carácter, más profundamente llegaba a convencerse de que había sido algo más que un hombre entre los hombres; hasta que finalmente, como el Centurión aquél que estuvo junto a la cruz, se sintió compelido a exclamar: "Verdaderamente éste era el Hijo de Dios." "Mediante sueños, el Señor ha revelado mucho más de lo que yo he podido comprender o sentir". Escuché esto más de una vez en las reuniones del Consejo de los Doce Apóstoles cuando George F. Richards, padre del hermano L. Grand Richards, era el Presidente del Quórum. El hermano Richards dijo: "Yo creo en los sueños, hermanos. El Señor me ha dado sueños que para mí son tan reales y vienen tanto de Dios como lo fue el sueño del Faraón, que constituyó el medio para salvar a una nación de que muriese de inanición, o el sueño de Lehi gracias al cual él condujo su colonia sacándola del país y dirigiéndola a través de los mares hasta esta tierra prometida, o como cualquier otro sueño del cual podamos leer en las escrituras".
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que está fundamentada en Jesucristo, nuestro Redentor. Os testifico éstas cosas porque las sé, como uno de los Apóstoles del Señor Jesucristo que puede daros testimonio hoy en día en la presencia del Señor, de que El vive y que vendrá a reinar sobre la tierra" (Palabras pronunciadas en la Conferencia General de octubre de 1 896, publicadas en The Deseret Weekly el 31 de octubre de 1896, tomo 53, pág. 610). Hermanos y hermanas, hemos, llegado al final de esta gran conferencia. Habéis escuchado a la mayoría de los hermanos, como he dicho, y sus testimonios han sido inspirados. Lo que ellos han dicho es verdad. Viene de sus corazones. Ellos tienen este mismo testimonio, y saben que es verdadero. Puedo deciros que son verdaderos siervos de Dios, enviados por El a vosotros. Ruego que los hayáis escuchado, que los recordéis, que llevéis sus enseñanzas con vosotros a vuestros hogares, a vuestras vidas y a vuestras familias. Hermanos, a los testimonios de los profetas, deseo agregar mi testimonio de que sé que El vive. Sé que podemos verlo, que podemos estar con El; que podemos gozar de su presencia siempre si vivimos sus mandamientos y hacemos las cosas que El nos ha mandado y que sus siervos nos recuerdan constantemente. Este testimonio os dejo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Y agregó: "No es algo extraordinario que tengamos sueños importantes. Hace más de cuarenta años tuve un sueño que estoy seguro vino del Señor; en ese sueño, yo me encontraba en la presencia de mi Salvador hallándose El de pie en el aire. No pronunció palabra pero el amor que yo sentía hacia El fue de tal intensidad que no hay expresión capaz de explicarlo. Sé que ningún hombre mortal puede amar al Señor en la forma en que yo lo experimenté en ese momento, a menos que Dios se lo revele. Yo hubiera permanecido en su presencia, pero vino un poder que me apartó de El. Con ese sueño llegué a experimentar el sentimiento de que no obstante lo que puede requerirme, no obstante las consecuencias que puede acarrearme el evangelio, yo haría lo que se me pidiese, incluso dar mi vida. Y de este modo, al leer en las Escrituras lo que dijo el Salvador a sus discípulos: 'En la casa de mi Padre muchas moradas hay; ... voy pues a preparar lugar para vosotros ... para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:2-3), pienso que es allí donde yo quiero estar. Tan sólo poder estar con mi Salvador y experimentar esa misma sensación de amor que tuve en aquel sueño constituiría la meta de mi existencia, el anhelo de mi vida." El élder George Q. Cannon, que integró la presidencia de la Iglesia en un tiempo, dijo lo siguiente: "Yo sé que Dios vive. Se que Jesús vive, porque lo he visto. Se que ésta es la Iglesia de Dios
DIOS NO SERÁ BURLADO Por el presidente Spencer W. Kimball 148 estacas; en aquel entonces no había ninguna fuera de los Estados Unidos y habríamos de esperar muchos años antes de que el evangelio cruzara las grandes aguas y los continentes, para llegar a muchos pueblos. Ahora, desde la organización de la estaca de Auckland, en Nueva Zelandia, por el presidente Romney, en mayo de 1958 contamos con 86 estacas fuera de los Estados Unidos. Tenemos también 11 Z misiones, además de 661 misiones de estaca, contando también con unos 18,000 misioneros, cuando en 1943 contábamos sólo con un puñado de ellos. Mucho nos satisface este desarrollo, que ha sido y sigue siendo estable.
Mis queridos hermanos y amigos, me alegro mucho de ver aquí a los líderes y miembros de la Iglesia. Tenemos la esperanza de que en el transcurso de esta conferencia podáis lograr la inspiración que habéis venido a buscar. En las conferencias de prensa a las que asistimos se nos pregunta a menudo: "¿En qué estado se encuentra la Iglesia?" a lo cual nosotros contestamos; "La Iglesia está bien, se encuentra creciendo, sana y saludable. Gracias." Al comenzar esta conferencia, la Iglesia contaba con 661 estacas. Cuando yo vine a trabajar entre las Autoridades en el año de 1943, teníamos
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Y cuando se nos pregunta por qué somos un pueblo tan feliz, nuestra respuesta es: "Porque lo tenemos todo, la vida con todas sus oportunidades, la muerte sin temor, la vida eterna con un desarrollo infinito." Muy pronto se cerrará otro año de crecimiento y desarrollo, marcado por 3,300.000 miembros de muchas razas, en numerosas tierras y en los cuatro puntos cardinales del planeta. La gente asiste a sus reuniones y se ocupa de sus asuntos personales; los templos están aumentando en número y el trabajo que en ellos se realiza indica una gran espiritualidad de parte de los miembros. El programa educacional de la Iglesia es muy bueno, con la universidad y los distintos centros de enseñanza, los institutos de religión y los seminarios, así como las organizaciones eclesiásticas, enseñando todos dentro de su propia esfera. El conocimiento se extiende y los testimonios se profundizan. .El programa de construcción continúa desarrollándose en todas las tierras, y mientras los edificios de muchas otras iglesias son abandonados o convertidos en distintos negocios, nosotros estamos edificando nuevas capillas a diario a través de todo el mundo, capillas que se llenan de fieles y felices miembros. Aún así no estamos satisfechos ni nos jactamos, sino que siempre tenemos presente las palabras que nos dirigen al Salvador: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos: Y conoceréis, la verdad y la verdad os hará libres (Juan 8:31-32). Debemos recordar la gran oración del Señor: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad." (Juan 17:15-17) Ahora hermanos, hemos comenzado con una campaña de limpieza, somos un pueblo que desperdicia demasiadas cosas, las pilas de basura crecen mucho más rápido de lo que crece la población. Por eso es que ahora os pedimos que hagáis una limpieza de vuestros hogares, de vuestras granjas; el hombre es el guarda de la tierra y no su dueño.
Los cercos rotos deben arreglarse, pintarse, reemplazarse; y también se debe reparar, pintar o cambiar los cobertizos y corrales. Deben limpiarse los canales de riego; las casas abandonadas deberían ser terminadas o arregladas. Ansiosos esperamos que llegue el día en que en todas nuestras comunidades, tanto urbanas como rurales, se lleve a cabo un movimiento universal continuo para limpiar, reparar y pintar graneros y cobertizos, construir veredas, limpiar canales de riego y hacer de nuestras propiedades algo hermoso para observar. Hemos hecho un llamado a los líderes de los grupos juveniles, de las organizaciones auxiliares y los quórumes del sacerdocio para que agreguen su poder al concentrado esfuerzo de embellecimiento. El Señor dijo: "De Jehová es la tierra y su plenitud ..." (Salmos 24:1) "Y yo Dios, tomé al hombre y le puse en el Jardín de Edén para que lo labrase y guardase" (Moisés 3:1 S). Os pedimos por lo tanto, a cada uno de vosotros, que arregléis y mantengáis en el mayor grado posible de belleza, la propiedad que tenéis a vuestro cuidado. Deseamos haceros una formal advertencia en contra de los llamados cultos de la poligamia, que pueden perderos irremediablemente. Recordad que el Señor dio término a ese programa hace ya muchas décadas, mediante un profeta que proclamó la revelación al mundo. Hay mucha gente que sólo desea engañaros y proporcionaros el pesar y el remordimiento; alejaos de aquellos que desean apartaros del camino justo. Una de las peores cosas que podemos hacer, es ignorar al Señor cuando habla, y El ha hablado firme y terminantemente. Os urgimos a inculcar a vuestros hijos el concepto del honor, la integridad y la honestidad. ¿Es posible que algunos de nuestros hijos no sepan todavía cuán pecaminoso y perjudicial es robar? Es increíble comprobar hasta dónde ha llegado el vandalismo, el robo y el abuso de la propiedad ajena. Proteged a vuestras familias contra estos males enseñándoles lo correcto. Hermanos y hermanas, uno de los principios más importantes de la Iglesia es la lealtad. "Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley" (Decimosegundo Artículo de Fe). Sed leales y verídicos.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Tal vez, una de las principales características que distinguen a la Iglesia, es el hecho de que sus miembros se abstienen de ingerir licores, té, café y tabaco. Hay algunos, claro está, que no tienen la fuerza de voluntad ni la valentía de adherirse a este programa, pero hay asimismo una gran mayoría que lo observa estrictamente. Una de las muchas revelaciones dadas por Dios a través de un Profeta viviente, la constituye la Sección 89 de Doctrinas y Convenios, en la que se declara lo que nosotros conocemos como la Palabra de Sabiduría. Durante 141 años hemos estado obedeciendo la gran verdad encerrada en esa revelación, por la que nos abstenemos del vino y las bebidas fuertes, por la que sabemos que tanto el té como el café no son buenos para el cuerpo, y que el tabaco no debe ser usado o ingerido de ninguna forma, porque sólo es bueno para el tratamiento de heridas y para el ganado enfermo (Véase D. y C. 89:8). Hace poco, en una comunidad del estado de Minnesota, se organizó una campaña mediante la cual, utilizando todos los medios disponibles en el lugar, se convenció a gran cantidad de los habitantes a dejar de fumar. En el día establecido como "meta" en el mes de enero, los organizadores de la campaña anunciaron que 271 fumadores habían abandonado el hábito. Queremos felicitar, tanto a los organizadores como a los participantes de este movimiento tan encomiable. Ahora, después de tantos años de haber sido revelada la ley, la ciencia médica está descubriendo que gran cantidad de enfermedades que padecemos en la actualidad provienen del uso- y el abuso- de estas cosas. Recuerdo que no hace mucho tiempo, visité a un amigo moribundo que estaba en un hospital, enfermo de cáncer. Los médicos dijeron que la enfermedad había sido provocada por el uso del tabaco. También tuve la oportunidad de ayudar a enterrar personas que murieron como consecuencia del demonio del alcohol, y a otros muchos inocentes que murieron porque otros conducían automóviles bajo los efectos intoxicantes de esas bebidas. El alcohol ha sido responsable de muchos sufrimientos, dolores y aun de la muerte de personas que no eran más que espectadores callejeros. La mayoría de los que deben por sociabilidad, insisten en que nunca llegarán a enviciarse, pero ¿cómo están tan seguros? Quienes no cumplen con la Palabra de Sabiduría, tienen extrañas excusas que justifican el uso de esos aborrecibles elementos. ¿Cómo puede
haber personas que ignoren las revelaciones y hagan caso omiso de ellas? El Señor reiteró esta revelación mediante otro profeta y la convirtió en un definitivo mandamiento. Deploramos profundamente la práctica de muchos negocios y firmas profesionales que sirven licores, como parte del entretenimiento y la atención que dispensan en sus recepciones. Nos preocupa en forma especial el hecho de que durante la temporada de Navidad haya muchos que celebran esta sagrada ocasión del nacimiento de Jesucristo con lo que han llamado "la hora social", lo que en verdad sólo es una afrenta para Aquél en cuyo nombre se efectúa la celebración. ¿No es acaso un triste reflejo el de aquel que tiene que ingerir bebidas estimulantes para divertirse, a fin de lograr las energías necesarias para sentirse seguro de sí mismo? Tenemos la esperanza de que los miembros de la Iglesia abandonen completamente el uso de todo tipo de drogas. Demasiadas personas dependen de ciertas drogas como tranquilizantes y ayudas artificiales para dormir, drogas que no siempre son necesarias. Es también indudable y bien conocido el hecho de que gran cantidad de jóvenes han sido dañados y muchos han destruido su vida con la mariguana y otras drogas maléficas. Deploramos profundamente tales cosas. Además, llamamos la atención sobre el hecho de que hay cantidad de personas que hacen sus compras en el día domingo. Muchos serían los empleados que tendrían la posibilidad de tener el día de descanso para ir a la Iglesia, si no hiciéramos compras en el día de reposo. En este caso también son muchos los pretextos que se presentan para justificar la salida de compras en el día en que deberíamos estar adorando a nuestro Padre Celestial. Os exhortamos hermanos, a guardar el día de reposo y a cesar la innecesaria costumbre de hacer compras el domingo. -~ Esperamos que los miembros fieles de la Iglesia no hagan uso de los naipes, ya sea que se trate de jugar por dinero o no. Con respecto a las apuestas que se hacen en carreras de caballos o cualquier otro deporte, queremos dejar claramente especificado que no aprobamos tales prácticas. Nos apena profundamente el que haya tanta gente que vuelque en las instituciones de ayuda la carga de su responsabilidad para con los ancianos de la familia, en lugar de cumplir con sus obligaciones más elementales.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Muchos miembros de la Iglesia descuidan sus obligaciones con respecto a la acumulación de alimentos y artículos de primera necesidad para el fondo de emergencia. Esperamos que haya en la Iglesia suficientes fondos y alimentos para hacernos cargo de todos aquellos que no se hayan provisto con lo necesario para el caso de una emergencia; e instamos a las personas a que hagan algo positivo en reciprocidad por lo que reciben o lleguen a recibir de los fondos de la Iglesia. También urgimos a nuestros obispos a hacer uso de su sabiduría con respecto a la asistencia que dispensen, no siendo mezquinos pero tampoco demasiado generosos, dando demasiado a familias que no necesiten todo lo que reciben; y al pueblo de la Iglesia lo exhortamos a ser honesto en la evaluación de sus necesidades. Cuando lleguen los tiempos de problemas y necesidades, muchos desearán haber llenado sus envases de frutas y verduras y haber cultivado su huerto, así como haber plantado algunos árboles frutales, todo ello para llenar sus necesidades y espantar el espectro del hambre del seno familiar. El Señor desea que seamos independientes de toda criatura, pero aún así vemos que en muchos lugares hay granjeros por ejemplo, que compran la leche en los almacenes en lugar de tener la propia, y muchos propietarios con cantidad de terreno cultivable, que en lugar de desarrollar su propia huerta familiar continúan dependiendo completamente de los mercados para su alimentación. Creemos en el trabajo. Recordamos claramente que el cuarto de los diez mandamientos dice: "Seis días trabajarás y harás toda tu obra" (Exodo 20:9), y no estamos muy seguros de que la cada vez mas decreciente semana de trabajo sea de algún beneficio para la humanidad. Creemos que el Señor sabía lo que estaba diciendo. Parecería que nuestra tendencia se inclina hacia el entretenimiento, los viajes y demás cosas pasajeras, empujando nuestra economía hacia los aspectos improductivos de las industrias basadas en los viajes, el juego y las bebidas. También estamos profundamente preocupados por el gran desperdicio que tiene lugar en nuestros hogares, almacenes, restaurantes y en otros lugares similares. Después de un banquete por ejemplo, se puede sacar de las latas de la basura suficientes sobras como para alimentar numerosas bocas que han estado y están desesperadas por tener algo de comer. Mientras en muchas partes hay gente que se
muere de hambre, nosotros tiramos a la basura lo que podría salvarlos de tan triste fin. Siempre hemos alentado a los miembros de la Iglesia a que sean propietarios de la casa en que viven. Parecería que ahora hubiera un tipo diferente de estabilidad económica entre los propietarios de casas. Los economistas predicen el regreso de los tiempos difíciles y nos preguntamos qué va a hacer la gente que ha estado gastando más de lo prudente. Si llegara el momento en que faltara el trabajo, ¿qué pasaría? ¿Vivís por encima de vuestras posibilidades? ¿Debéis acaso lo que no podríais pagar en caso de llegar tiempos difíciles? Sabemos que los precios están "por las nubes", pero aun así, eso es mejor que si os faltara el trabajo o si vuestras entradas se vieran substancialmente reducidas. Cuando nos encontramos entre la "gente del mundo" comprobamos profundamente consternados con cuanta naturalidad usan las blasfemias más vulgares como lenguaje cotidiano. El mandamiento dice: "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios, en vano." (Exodo 20:7) Excepto en las oraciones y los discursos adecuados, no debemos usar el nombre de Dios en ninguna circunstancia. En otros tiempos la blasfemia solía ser una infracción severamente penada. La blasfemia constituye el esfuerzo de la mente débil e inferior para expresarse imperativamente. Esperamos que ni nuestros líderes ni los padres de la Iglesia toleren la pornografía. Es basura para el espíritu, aun así, en la actualidad se trafica con ella como un alimento normal y satisfactorio para la mente; muchos son los escritores que en la actualidad se deleitan en contaminar la atmósfera social con literatura pornográfica. Aparentemente, este problema no puede ser detenido por las vías legislativas y legales. Existe una evidente relación entre la pornografía y las perversiones y tendencias sexuales más bajas. Vivimos en una cultura social que venera el placer sexual, la desnudez, el intercambio de esposas entre los amigos y demás demencias similares. ¡A qué bajezas puede llegar el ser humano! Le rogamos al Señor que nos ayude a mantenernos alejados de las vilezas del mundo. Es triste que la gente decente sea arrastrada en el barro y la inmundicia de la contaminación mental y espiritual. Hacemos un llamado a toda nuestra gente para que haga todo lo que se encuentre a su alcance a fin de desbaratar esta espantosa y maligna revolución.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Es hasta ridículo querer insinuar o decir que la pornografía no tiene efectos nocivos. Está directamente relacionada con el crimen, el robo, la violación sexual, la prostitución y el vicio comercializado; todos estos males se alimentan con la inmoralidad de la pornografía. Las estadísticas relacionadas con el sexo reflejan claramente la relación existente entre la pornografía y el crimen en todas sus formas; además no contiene ningún valor social, por lo cual urgimos a las familias de la Iglesia a proteger a sus hijos de esta nefasta influencia. Vivimos en un mundo extremadamente liberal y tenemos que asegurarnos que no pasaremos a formar parte del libertinaje que lo aqueja, que no perteneceremos a este degenerado medio. Nos horroriza ver lo bajo que llega la gente del mundo en su afán de asegurarse la libertad. Mucho tememos que las tendencias libertinas que conducen hacia la inmoralidad estén dañando irremediablemente la envergadura moral de nuestra generación. El gobernador del estado de California declaró recientemente: "En esta sociedad humanitaria hemos salvaguardado a toda costa los derechos del acusado. Nada hay que nos horrorice más que el condenar a un inocente. Pero con nuestra preocupación al respecto, hemos llevado al colmo nuestro cuidado del culpable. Ya no nos referimos a él como un criminal, ahora es un paciente; es un enfermo y la culpa es de la sociedad; y desde el momento que la sociedad no puede ser llevada a juicio por los crímenes del culpable, ¿por qué hemos de culparle a él?" Parecería que con el paso del tiempo tratamos de evitar cada vez más el castigo de los criminales y hasta la disciplina de los niños. Un tercio de los niños nacidos en los Estados Unidos solamente, fueron concebidos fuera de los lazos matrimoniales. En un año hubo en este país, 400.000 nacimientos ilegales, y muchos otros siguen el mismo patrón; cerca de la mitad de las jovencitas que abandonaron los estudios universitarios lo hicieron embarazadas. Las terribles estadísticas continúan: Por año, más de un millón de mujeres norteamericanas recurren a los abortos ilegales. Este es uno de los pecados más aborrecibles, el de destruir la vida del niño por nacer para salvar a la madre de la vergüenza y la ignominia. Unas 8.000 mujeres mueren anualmente como consecuencia de esos abortos. El suicidio es en la actualidad la causa principal de muerte entre los estudiantes.
Un popular escritor dijo una vez: "Jesucristo no tiene atractivo universal en la actualidad, como consecuencia de su austeridad moral. En todas las formas de conducta, Cristo ofende por su austeridad moral". El censura nuestro amor por las comodidades, así como nuestra filosofía del "menor esfuerzo"; El censura nuestro relajamiento moral, así como nuestra confianza en la fuerza y nuestro rechazo del amor; censura nuestro "real" modo de vida, con exceso de lujos y desperdicios injustificados. Vivimos en una sociedad amante de las comodidades y el lujo; confundimos lujo con civilización. Gracias les damos al Padre Celestial y a su Hijo, por la austeridad de su programa. Pablo los identificó en esta forma: Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidos. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. El hogar es el lugar de enseñanza por excelencia. Todo padre debe hablar y enseñarle a su hijo, toda madre debe hacerlo con la hija. Así ellos no tendrán pretextos si llegan a ignorar el consejo recibido. Nos quedamos asombrados al ver el número de padres de la Iglesia que se pierden; el número de divorcios y de hogares divididos, que son en su gran parte consecuencia de la infidelidad, y que nos lleva de nuevo a nuestro tema básico, tal como aparece en Doctrinas y Convenios: "No hurtarás, ni cometerás adulterio, ni matarás, ni harás ninguna cosa semejante." (D. y C. 59:61. A esto agregamos nosotros: Permaneced limpios tanto mental como físicamente, y que nada os guíe hacia los caminos que os pueden producir la ruina moral y la suprema desgracia. Como lo dijo el Señor: "Oísteis que fue dicho; No cometerás adulterio. Pero mas yo os digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón." (Mateo 5:27-281. La lujuria del corazón, la lujuria de los ojos y la lujuria del cuerpo, nos hacen caer en el más grande de los pecados. Que cada hombre permanezca en su hogar, apegado a sus afectos; que cada mujer apoye a su esposo y mantenga su corazón
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL donde corresponde, en el hogar y con su familia. Que cada joven se guarde de las tentaciones que le llevarán a comprometer su virtud, y que mediante el ejercicio y el esfuerzo del autocontrol se guarde de las experiencias degradantes y dañinas de la impureza sexual. El arrepentimiento es un continuo proceso que debe manifestarse con prontitud y en forma total y absoluta. Todo tipo de homosexualidad es pecado. La pornografía es uno de los medios por los que se llega a esa transgresión. No hay términos medios. Alguna gente es ignorante o viciosa y aparentemente trata de destruir los conceptos de masculinidad y femineidad. Cada vez hay más mujeres que se arreglan, se visten y actúan como hombres; a su vez, también se encuentran más hombres que se arreglan, se visten y actúan como mujeres. Los supremos propósitos de la vida son dañados y destruidos por la creciente aceptación del "unisexo" (sexo único). Dios hizo el hombre a su propia imagen, varón y hembra los hizo. Descontando los pocos accidentes naturales, nacemos, ya sea hombre o mujer. El Señor sabía lo que hacía. Sin duda alguna que tanto los hombres como las mujeres que cambien su sexo o su condición sexual, tendrán que dar cuentas de ello al Señor a su debido tiempo. Esperamos que ésta sea otra trompeta de alerta. El presidente J. Reuben Clark, Jr., dijo: "Toda nuestra civilización está basada en la castidad, la santidad del matrimonio y del hogar. Destruyamos esta cualidad y el hombre cristiano se convertirá en una bestia" (Conference Report, oct. de 1938, pág. 137). Queridos hermanos, os estáis enfrentando a una grave prueba de vuestra fe. ¿Estáis dispuestos a escuchar a vuestros líderes? No todos los pecados de este libertino mundo están monopolizados por la juventud. Hace poco tuve la oportunidad de leer una revista dedicada al cine, y puedo asegurar que me quedé pasmado. Un hombre hablaba del matrimonio como de un molesto contrato legal, y dijo: "Debería abolirse. Si no fuera por las presiones sociales que tenemos que soportar en este estado, el matrimonio no sería más que una utopía." Una mujer dijo a su vez.: "El matrimonio debería eliminarse. Yo conozco parejas que están viviendo juntas sin estar casadas, y sin embargo no he visto ningún efecto nocivo en los hijos al crecer en ese tipo de sociedad." Estos no son los únicos que abogan por vivir juntos sin estar unidos por los vínculos del matrimonio. Le llamamos la atención a
nuestro pueblo de la Iglesia con respecto a esto, con todas las fuerzas y energías que poseemos. Nuevamente decimos: nosotros los miembros de la Iglesia, nos casamos. Toda persona normal debe casarse. (Puede haber, por supuesto, algunas excepciones.) Todas las parejas casadas y normales deben ser padres. Recordamos que la escritura dice: "Quien prohibiere el matrimonio, no es ordenado de Dios; porque el matrimonio es instituido de Dios para el hombre. Por lo tanto sea lícito que tenga una esposa, y los dos serán una carne, y todo esto para que la tierra cumpla el objeto de su creación (D. y C. 49:15-16). La existencia de la tierra no podría justificarse ni podría continuar sin el matrimonio y la familia. Tener relaciones sexuales fuera de los lazos del matrimonio, tanto entre los jóvenes como entre los adultos, es una abominación a la vista del Señor y es una desgracia que haya tanta gente que se ha cegado con respecto a estas grandes verdades. Muchas veces hemos hablado de estas perniciosas cosas mundanas. Quisiera mencionar brevemente ahora, pero con firmeza, algunas otras que debemos evitar si queremos recibir las bendiciones del Señor. Los cónyuges deben amarse y respetarse. No deben destrozar el hogar mediante el divorcio, menos aún como consecuencia de la infidelidad y la inmoralidad. Un número cada vez mayor de niños crece con sólo uno de los padres. Esto no es por cierto la vía del Señor. El espera que en cada hogar haya tanto un padre como una madre para criar a los hijos. No hay ninguna duda de que a cualquiera que prive a sus hijos, sea del padre o de la madre, le llegará el día en que tenga que contestar algunas preguntas muy serias. El usó el término "padres" en plural, y dijo que si los hijos no Un hombre hablaba del matrimonio se enseñan adecuadamente, "...el pecado recaerá sobre las cabezas de los padres" (D. y C. 68:25). Esta escritura hace algo difícil la justificación de los hogares destruidos. Gran cantidad de los divorcios son consecuencia directa del egoísmo. El día del juicio se aproxima y los padres que abandonan a su familia comprenderán que los pretextos y justificativos, por muy correctos que traten de hacerlos aparecer, nunca serán suficientemente buenos para satisfacer al Gran Juez.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Quisiéramos repetir: las perversiones sexuales de los hombres y las mujeres nunca llegarán a henchir la tierra, y constituyen un pecado que no tiene justificación. Dios no lo tolerará. Con respecto a los abortos, deploramos profundamente el hecho de que haya millones de niños que todavía no han nacido, y que este año van a perder la vida en este país. No hay absolutamente ninguna duda con respecto al hecho de que tanto las mujeres que recurren a ese abominable pecado — originado en otro pecado similar— así como los que les ayudan a cometerlo, tendrán su justa retribución. Nosotros nos casamos por la eternidad y tomamos este asunto muy seriamente. Nos convertimos así en padres y traemos al mundo niños que queremos tener en nuestro hogar, cuidándolos y criándolos en rectitud y justicia. Nos oponemos resueltamente a que los jóvenes se sometan a operaciones quirúrgicas para limitar sus familias, y nos horrorizamos ante las estadísticas que muestran la gran cantidad de padres que alientan y apoyan la "vasectomía" (esterilización del hombre). Recordad que se próxima la venida del Señor, y que entonces nos veremos enfrentados a algunas preguntas que serán difíciles de contestarle al divino Juez, quien no se contentará con explicaciones y justificativos tontos. Podemos estar seguros de que su juicio será absolutamente justo. ¿Por qué tomamos nuestro destino en nuestras propias manos? Desde la construcción de la primera cabaña de troncos o de adobe, el hogar y la familia han sido el centro de la verdadera civilización.
Cualquier tergiversación del programa divino tendrá horrorosas consecuencias. Las familias siempre trabajaron juntas, se divirtieron juntas y juntas adoraron a Dios. ¿Es posible que muchos de nosotros al igual que un corcho arrastrado a la deriva por la corriente, hayamos sido barridos del camino que nos guiaba a nuestro divino destino por falsos conceptos, vías peligrosas y diabólicas doctrinas? ¿Quién nos instiga a hacerlo? ¿Hemos aceptado acaso "el camino fácil" dejándonos arrastrar desde la senda "recta y estrecha", para encaminarnos por la vía fácil y cómoda del ancho sendero que lleva a la perdición? Hermanos, deberíamos aplicar mejor el conocimiento que tenemos. ¿Estáis dispuestos a seguir el consejo de vuestros líderes, tanto locales como generales? ¿O elegiréis vuestros propios caminos, aun cuando esos caminos os guíen indefectiblemente hacia oscuros desiertos? Que el Señor os bendiga, nuestro amado pueblo de la Iglesia. Escuchad las palabras de los cielos. Dios es justo y verídico; El sabe lo que hace. Todos aquellos que no guarden sus mandamientos, sufrirán las consecuencias sumidos en el dolor y el remordimiento. Dios no será burlado. Es verdad que el hombre tiene el libre albedrío, pero recordad que DIOS NO SERÁ BURLADO (véase D. y C. 63:58). Nuestro consejo a la Iglesia es entonces, que viva en estricta armonía con las leyes de nuestro Padre Celestial, y lo dejo en el nombre de Jesucristo. Amén.
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LOS DAVID Y LOS GOLIAT Por el Presidente Spencer W. Kimball posiciones de responsabilidad y autoridad, debemos ser sumamente cuidadosos, porque otros nos están observando e imitan nuestro ejemplo. El ejemplo es una importante característica en la vida de un niño. Hay en general, muy pocas personas que dirigen, pero muchas que siguen el ejemplo dado por el director. Es por lo tanto, muy importante que todos los jóvenes poseedores del Sacerdocio, desarrollen el poder y el talento de la dirección para dar después el mejor de los ejemplos. Esto será muy importante en vuestra vida. Si tenéis hermanos menores recordad que ellos os observan y escuchan, y no sería improbable que trataran de imitaros e hicieran y dijeran lo mismo que vosotros hacéis y decís. Espero que recordéis esto durante vuestra adolescencia. Recordad siempre que, en general si asistís a vuestras reuniones y hacéis lo que debéis, es muy probable que vuestros hermanos menores sigan vuestro ejemplo. Esto es también aplicable a vuestro trabajo misional. Si vuestros hermanos pequeños observan que sois fieles en los cursos de seminario e instituto, que lo enfrentáis todo con una actitud positiva, que os estáis preparando para ir a una misión, sus pensamientos y sentimientos serán alineados y preparados del mismo modo. El dramaturgo romano Terencio, dijo: "Le propongo contemplar la vida de los demás como si mirara en un espejo, y de ellos tomar el ejemplo para sí mismo." Esopo dijo en una de sus fábulas: "Sólo dame el ejemplo y yo te seguiré". El ejemplo es sin lugar a dudas el mejor precepto y el autor inglés Samuel Johnson, dijo que "el ejemplo es mucho más eficaz que el precepto". Quisiera recordamos jóvenes, que ahora os encontráis edificando vuestra vida futura, no importa los años que tengáis. Esta vida puede llegar a ser de muy poco valor, o podéis llegar a convertirla en algo verdaderamente valoraba y hermoso. Puede estar llena de actividades constructivas o destructivas; puede ser llena de gozo y felicidad o llena de miseria. Todo dependerá de vosotros y de vuestra actitud, de vuestra altura para enfrentar la vida, ya que llegaréis donde os lleve la forma en que
Mis hermanos, es maravilloso estar con vosotros esta noche, calculando que somos aproximadamente unos 195.000 poseedores del sacerdocio entre los que estamos aquí y los que están escuchando esta conferencia. Hoy os rendimos tributo y os expresamos nuestro gran afecto. Hace muchos años, cuando me encontraba yo en la presidencia de la Estaca St. Joseph, de Arizona, un domingo me tocó ir al barrio llamado Edén. Se trataba de un pequeño edificio y la mayoría de las personas se apretujaban cerca de la plataforma en la que nos encontrábamos sentados, a unos cuarenta centímetros sobre el nivel del piso de la capilla. A medida que se desarrollaba la reunión, me llamaron la atención siete pequeños varones que se encontraban sentados en el primer banco de la capilla; me quedé encantado de verlos en esa conferencia de barrio, Después de mirarlos por un instante seguí observando otras cosas, pero al poco rato volví a centrar mi atención en los jovencitos. Me pareció extraño notar que cada uno de ellos levantaba la pierna derecha y la cruzaba sobre la izquierda al unísono; un poco después, y también todos al mismo tiempo, cambiaban el cruce de la pierna de la izquierda hacia la derecha. En ese momento me pareció extraño, pero no le presté mayor atención. Poco después no pude menos que ver que al igual que lo habían hecho con el cruce de las piernas, todos los niños al mismo tiempo se pasaban la mano por la cabeza para más tarde, inclinarse al unísono y todos ellos apoyar la cabeza sobre una mano y luego volver a cruzar las piernas todos al mismo tiempo v de la misma forma. La escena me pareció muy extraña, y casi al mismo tiempo en que pensaba cuál podría ser el significado de todo aquello, me encontraba tratando de hilvanar algunos pensamientos con respecto a lo que habría de decir durante la reunión que se estaba llevando a cabo. Al encontrarme sumido en esos pensamientos, de repente se me hizo la luz y la verdad de lo que había estado sucediendo me cayó como si fuera un rayo. ¡Esos jovencitos estaban imitándome! Ese día aprendí una de las grandes lecciones de mi vida. Aquellos que nos encontramos en
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL respondáis a las distintas situaciones que debáis afrontar. Recordad siempre que ya estéis en Suiza, en Canadá o en Argentina, estaréis en contacto con gente que en todo momento pondrá a prueba vuestra calidad, personas que pasaron por las mismas dificultades que vosotros estaréis pasando en ese momento. Se dice que cuando Abraham Lincoln era apenas un joven, hizo su primera campaña política como candidato a la legislatura del estado de Illinois, oportunidad en la que fue terminantemente derrotado. Poco después se dedicó a los negocios, empresa en la que también fracasó, teniendo que pasar diecisiete años de su vida pagando en efectivo las deudas contraídas por un socio que no valía nada. Se enamoró de una hermosa joven con la cual se comprometió para casarse, Y al poco tiempo ella falleció. Volvió a tratar suerte en la política y se postuló como candidato para la Cámara de Diputados, oportunidad en la cual también fue lastimosamente derrotado. Trató de conseguir un empleo en el Ministerio de Tierras pero fracasó; se presentó nuevamente como candidato al senado de los Estados Unidos, oportunidad en la que también fue derrotado. En 1856 se presentó como candidato para la vicepresidencia del país y fue vencido nuevamente; pero a pesar de todos estos fracasos y derrotas, llegó a alcanzar el más alto de los éxitos que se pueden lograr en la vida, y una justificada y eterna fama. Este es el Abraham Lincoln que llegó a ser Presidente de los Estados Unidos; éste es el Abraham Lincoln sobre quien se escribieron tantos libros y que esculpió su propio éxito en la montaña de la adversidad. Nuevamente quisiera repetiros que haréis de vuestra vida lo que os propongáis hacer. Un escritor anónimo dijo lo siguiente: "Agradeced que haya grandes obstáculos en la vida, y regocijaos también de que sean más altos de lo que mucha gente puede escalar; regocijaos de que sean numerosos. Esos son los obstáculos que os dan la oportunidad de esforzaros y llegar al frente sobrepasando a la multitud. Los obstáculos son vuestros aliados, porque si no fuera por ellos, habría muchos que podrían ganaros en la carrera." Quisiera contaros una historia acaecida hace ya mucho tiempo, sobre lo que hizo un joven con su juventud. Hace unos tres mil años, cuando Saúl era Rey de Israel y después de probar que era indigno de su alta posición, el Señor envió al profeta Samuel para que buscara un sucesor para el trono. El Profeta fue
entonces a la casa de Isaí, que era padre de ocho muchachos. Una vez allí, llamó a los jóvenes para entrevistarlos. Cuando el padre le llevó orgullosamente a Eliab, pensó: "De cierto delante de Jehová está su ungido." "Pero Jehová le respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón" (1 Samuel 16:11 ). El orgulloso padre le llevó entonces a su segundo hijo, el que tampoco fue aceptado. Siete apuestos jóvenes llegaron uno tras otro hasta el profeta Samuel, quien le dijo al padre, "¿Son éstos todos tus hijos?", respondiendo Isaí, "Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él" (Véase 1 Samuel 16:11). El más joven de los hijos de Isaí era un joven apuesto, de una hermosa personalidad, y tal vez muy tostado por el sol, ya que se trataba de un pastor de ovejas que pasaba grandes temporadas a la intemperie con los rebaños. Al verlo, el Señor inspiró a Samuel, quien dijo: "Este es" (1 Samuel 16:12). Y al reunirse el padre y los hermanos a su alrededor, Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió a David para que llegara a ser el próximo Rey de Israel. En aquel entonces los filisteos, acérrimos enemigos de Israel, avanzaron para intentar nuevamente la conquista del país, atrincherándose en una parte estratégicamente alta del terreno; el ejército de Israel se encontraba en unas colinas opuestas y había un valle que separaba a ambos contendientes. Al enfrentarse los ejércitos en los movimientos preliminares de la batalla, un gigante filisteo llamado Goliat se adelantó hacia la "tierra de nadie" y desafió a los israelitas diciendo: "¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis (Véase 1 Samuel 17:8-9). Se trataba realmente de un gigante de fiero aspecto. Medía unos tres metros y sobresalía en altura por sobre todos los demás soldados; llevaba un fuerte casco de bronce y le cubría una pesada cota de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL malla. Las protecciones de bronce que llevaba en las piernas y los brazos, entre los hombros, reforzaban tremendamente su aspecto. La lanza que llevaba era exageradamente larga en comparación con las de los demás soldados, y su espada tenía el filo de una navaja. Tenía además un escudero a su servicio. Se trataba en verdad de un antagonista formidable para el más temerario de los guerreros. No es de extrañar entonces que los de Israel quisieran evitar la clase da enfrentamiento que el gigante Goliat proponía. Ninguno tenía la valentía ni el arrojo de arriesgarse en tal empresa, por lo que es comprensible que los soldados israelitas retrocedieran y temblaran ante la sola idea del encuentro con Goliat. En el preciso momento en que tan vitales acontecimientos tenían lugar, el padre Isaí se encontraba sumamente preocupado con la suerte que podían haber corrido sus tres hijos mayores, quienes habían sido llamados a las filas de los ejércitos de Saúl. Aparentemente David se había hecho cargo de los rebaños familiares mientras los hermanos mayores servían en el ejército. El bondadoso padre hizo volver a David de los campos y le encomendó una determinada cantidad de grano tostado y algunos panes, enviándolo con esas provisiones al campamento de los israelitas para llevárselas a sus hermanos, y con diez quesos para llevar al capitán. El joven David se levantó temprano, y después de hacer todos los arreglos para dejar los rebaños al cuidado de una persona responsable, a fin de que nada malo les sucediera durante su ausencia, comenzó su jornada rumbo a los campos de batalla donde tenía lugar la escena del desafío del gigante filisteo. En el preciso momento en que David llegaba al lugar de referencia, el ejército israelita se aprestaba para la batalla con estruendosos gritos de guerra. David dejó el carruaje en el que viajaba al cuidado del sirviente que le había acompañado, y corrió al encuentro de sus hermanos que formaban parte del ejército. En ese momento, el filisteo nuevamente lanzó su grito de desafío, tal como lo había estado haciendo durante los cuarenta días que hasta entonces había durado la guerra. Al mezclarse David con los soldados, los hombres decían: "¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes
riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel." (Véase 1 Samuel 17:25). David no fue bien recibido por su hermano mayor, quien se enojó con él por ciertas cosas que dijo, y le expresó: "¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido" (Véase 1 Samuel 17:28). David pareció molestarse con lo expresado por su hermano, y dijo: "¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?" (Véase 1 Samuel 17:29). El sabía que había una poderosa razón para su presencia allí y que todo había sucedido por inspiración, para salvar a Israel. La inspiración o revelación de David se le había comunicado al rey Saúl, quien llamó al joven y éste le dijo: "No desmaye el corazón de ninguno a causa de él, tu siervo irá y peleará con este filisteo" (Véase 1 Samuel 17:32). Pero Saúl se perturbó y le dijo a David: "No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. "Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente" (Véase 1 Samuel 17:33-36). Y luego repitió él: "Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo" (1 Samuel 1 7:37). A continuación, Saúl le puso su armadura de guerra a David, pero le resultó tan pesada que no la pudo soportar y la desechó. "Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué' (Véase 1 Samuel 17:39). David se dirigió hacia el gigante que esperaba del otro lado del valle, y al cruzar el arroyo, se inclinó y recogió cinco piedras pequeñas y las guardó en su bolsita de pastor, y con la honda en la mano prosiguió su camino para enfrentarse al filisteo.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Al ver que el muchacho se aproximaba para aceptar el reto y pelear con él, el gigante se enfureció por semejante afrenta. El esperaba enfrentarse con un verdadero guerrero y no con un muchachito inexperto y hermoso y en su enojo y disgusto, dijo: "¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo" (1 Samuel 1 7:43-44). Levantándose entonces David en su majestad, le dijo al filisteo: "Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza: porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos" (1 Samuel 1 7:45-47). Tanto el filisteo como el joven pastor se acercaron confiadamente el uno al otro. "Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró, con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra" (1 Samuel 17:49). Me pregunto cuántos de vosotros jóvenes habéis tenido y usado una honda. Cuando yo era jovencito, hacíamos nuestras propias hondas, recogíamos piedras, buscábamos blancos apropiados y poníamos en práctica una técnica que llegamos a dominar completamente en el lanzamiento con la honda. Tomábamos un pedazo de cuero de unos cinco centímetros de largo, le dábamos una forma elíptica, hacíamos un pequeño agujero en cada extremo de los que atábamos un tiento de cuero; uno de éstos tenía un nudo especial en el cual metíamos un dedo para efectuar el lanzamiento. Poníamos entonces la piedra en el cuero: revoleábamos la honda con la piedra por sobre la cabeza hasta alcanzar gran velocidad, y en determinado momento que considerábamos oportuno, soltábamos uno de los tientos mientras sosteníamos el otro, dejando salir así la piedra rumbo a su inevitable destino.
En realidad, solíamos hacer todos los instrumentos para nuestro entretenimiento: las hondas, los silbatos (pitos), las pelotas y otras cosas que aprendíamos a usar con extrema habilidad. "Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano" (Tan sólo con una honda) (1 Samuel 1 7:50). Todo lo que David utilizó en su batalla con Goliat, fue una piedra, una honda, inspiración y revelación. Tuvo la valentía necesaria, la fortaleza; tuvo fe en sí mismo, pero en especial, tuvo fe en su Padre Celestial, a quien él siempre elevaba sus oraciones. Los cuarenta días de desafíos, de vanidades y de jactancias, finalizaron con la muerte para el gigante filisteo. Evidentemente, para atemorizar al enemigo, David fue hasta donde yacía el cadáver de su antagonista y le cortó la cabeza. Este hecho, por lo impresionante, pareció conseguir el resultado deseado. El enemigo, vista la completa derrota de su campeón, huyó del campo sin presentarle batalla al ejército de Israel, siendo así como sólo un jovencito derrotó a todo un ejército. Los israelitas persiguieron a los filisteos y los derrotaron en forma total. El Rey averiguó quién era el muchacho que había realizado tan formidable proeza, y su hijo Jonatán le regaló a David su espada, su arco y su talabarte. Dice la escritura: "Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él" (1 Samuel 18:14). Vosotros, mis queridos y jóvenes hermanos, recordad que cada David tiene su Goliat para vencer, y que todo Goliat puede ser vencido. Tal vez no se trate de un valiente que pelee con los puños, con una espada o con una arma, hasta puede no ser de carne y huesos; puede ser que no tenga los tres metros de altura de Goliat, y probablemente —en la gran mayoría de los casos— tampoco esté protegido con una armadura fuerte y pesada como la del campeón filisteo; pero lo que sí es seguro, es que cada muchacho tiene su propio Goliat que enfrentar. Pero cada muchacho también tiene su honda, y cada uno de vosotros tiene también acceso al arroyo donde podéis juntar las pulidas piedras para utilizar como proyectiles. Vosotros tendréis que enfrentar a Goliats que en un momento o en otro os amenacen. Ya sea que vuestro Goliat sea un bravucón, o la tentación de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL robar o de destruir algo cuando tenéis la oportunidad de hacerlo, o que tal vez se presente con el disfraz de la lujuria y el pecado, o la inevitable necesidad de evitar la actividad en la Iglesia; de cualquier modo o cualquier cosa que sea, puede ser vencido. Pero recordad que para ser vencedores, debéis seguir el camino establecido por el joven David: "Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él." David era un joven íntegro que aplicaba sus principios en el cuidado de las ovejas de su padre; no dejó descuidados los rebaños cuando tuvo que cumplir con otro encargo de su padre; se trataba de un joven responsable. Tenía bajo su completa responsabilidad la seguridad de las majadas familiares; por la seguridad de esas majadas, mató con sus propias manos a bestias tan salvajes y poderosas como el oso y el león, arriesgando su propia vida en el proceso; rescató al corderito de las fauces de la bestia y lo devolvió a la seguridad de su madre. David recogió cinco piedras para enfrentarse y matar a Goliat, pero necesitó solamente una. Era un joven honorable y tenía fe en su Padre Celestial; y lo principal es que no temía a ningún hombre siempre que contara con el apoyo de su Señor. Vituperó al gigante filisteo, diciéndole: "Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado" (Véase 1 Samuel 17:45). Hace algún tiempo recorté un artículo de una revista en circulación, que decía: "En un momento u otro de la vida, todos nos enfrentamos con los helados vientos de la adversidad. Un hombre huye de ella, tal cual una cometa a la que se le ha roto el hilo, cae a tierra. Otro no cede ni un solo centímetro, y el viento que lo hubiera destruido, rápidamente lo eleva a grandes alturas. No somos clasificados o juzgados por las pruebas a las que nos enfrentamos, sino por las que logramos sobrellevar." Un anuncio puesto por una empresa encargada de instalar un acueducto, decía: "Ni los ríos, ni las montañas, ni los océanos con sus poderosas aguas logran detener nuestras fuerzas de trabajo. Aquello que no podemos atravesar, lo sobrepasamos, lo construimos bajo tierra o lo rodeamos" Una de las obsesiones de esta Iglesia y de todos los miembros, es la obra misional, a la cual se refirió esta noche el hermano Tuttle.
El Señor les dijo a sus apóstoles, como lo representa el hermoso mural que se encuentra en el edificio de las oficinas de la Iglesia, que fueran a predicar el evangelio a todo el mundo y a toda criatura. (Véase Mateo 28:19-20.) Quisiera recordaros nuevamente jóvenes, que vuestra responsabilidad es responder a ese llamamiento. Si recibís un llamamiento del Señor a través de vuestro obispo y el presidente de la estaca, tenéis el privilegio pero también la obligación de cumplir lo mejor que podáis. Y ya que desde ahora os estableceréis la meta de cumplir una misión, recordad que cuesta mucho dinero ir a las distintas partes del mundo y predicar el evangelio. Recordad por lo tanto que tenéis el privilegio de comenzar a ahorrar el dinero necesario para que vuestra misión se haga realidad y tenga éxito. Cada vez que recibáis dinero, ya sea regalado o ganado con vuestro trabajo, apartad aunque sea una parte y depositadlo en una cuenta de ahorros dedicada para vuestra misión. El ideal es que cada joven logre la mayor independencia económica con respecto al financiamiento de su misión, y que trate de depender lo menos posible de sus padres, parientes o amigos. Cada joven de cada país de todo el mundo, que haya sido bautizado y haya recibido el Espíritu Santo, tiene la responsabilidad de llevar el mensaje del evangelio a los pueblos del planeta. Esta es también vuestra oportunidad, que contribuirá poderosamente a vuestra grandeza. Me gustan estas líneas, de un poema del escritor estadounidense Edgar A. Guest, que él tituló, "Equipado": Figúrate, mi muchacho, figúrate bien Todo lo que los grandes hombres Han tenido: dos brazos, dos manos, Dos piernas, dos ojos, tú tienes también; Y tienes un cerebro Para pensar, si eres sabio. Sólo con este equipo han comenzado todos. Decidido di, "Yo puedo", Y comienza de ese modo. Obsérvalos, a los sabios y los grandes. Sus alimentos se sirven En iguales platos Usan cuchillos y cucharas similares Y con los mismos cordones Se atan los zapatos El mundo los ve sabios y valientes, Mas lo que al comenzar ellos tuvieron, Tú también lo tienes. Puedes triunfar y así aprender más.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Puedes ser un gran hombre Con tan sólo el deseo. Para luchar por ello bien equipado estás: Tienes brazos y piernas Y puedes pensar. El que grandes empresas ha logrado Con lo mismo que tú Su vida ha comenzado. Sólo tus limitaciones Habrás de enfrentar. Tú eres el único que escoger podrá. Sólo tú has de decidir a dónde llegarás Y cuánto has de estudiar Para saber la verdad. Para enfrentar La vida, Dios te ha equipado bien. Mas El te deja decidir Lo que has de ser, Encontrarás valor sólo dentro de tu alma. Para alcanzar la victoria, No hay más que desearla. Así es que mi muchacho, Figúratelo bien: Con lo que los grandes han nacido Tú has nacido también. Equipados igual que tú han comenzado todos; Entonces di, "Yo puedo", Y comienza de ese modo. —(Traducción libre)
por la vida en medio del cieno, la corrupción y el pecado. Leí estas composiciones siendo niño, pero hicieron en mí un verdadero impacto. Espero que también lleguen a vuestro corazón. En la época de mi niñez en Arizona, casi todos los granjeros cultivaban parcelas de melones que vendían en el mercado. Había entonces unas pandillas de muchachos que, protegidos por las sombras de la noche, recorrían las plantaciones y con sus navajas cortaban y destrozaban tantos melones como podían. No se trataba de comerlos, sino que era sólo una mala y desagradable necesidad de destruir. Nunca pude entender eso, así como tampoco he podido entender jamás la necesidad que sienten algunos de quemar cosas, romper vidrios y otras malas costumbres, destructivas por naturaleza. David no habría hecho algo así. El mató al león con sus propias manos pero lo hizo para proteger las ovejas, que eran el patrimonio familiar. Mató a Goliat, pero en ese caso fue también para defender algo, defender y salvar a Israel. También mató al oso para salvar las majadas paternas. Tengo la firme esperanza de que si en alguna oportunidad hubiera en vuestra presencia individuos con ideas destructivas, vosotros haríais todo lo posible por disuadirles, especialmente de hacer aquel las cosas que no fueran de su beneficio y que sólo les dejaran como resultado, manchas en su personalidad. Recordad siempre la escritura de Mormón: "Sed prudentes en los días de vuestra probación; despojaos de toda impureza; no pidáis para satisfacer vuestras concupiscencias, sino pedid con inquebrantable resolución, para que no os sujetéis a ninguna tentación, sino que podáis servir al verdadero Dios Viviente." Tal vez las siguientes palabras de Henry Dyke puedan interesaros: Los hombres con el pecado su ojos nublaron debilitaron la luz del cielo con la duda, las paredes de sus templos para encerrarte edificaron, y para dejarte afuera sus credos de hierro enmarcaron. "Dedicado al dios del aire libre." Y vosotros, mis queridos jóvenes, no podéis conformaros con ser sólo un tipo promedio. Vuestra vida tiene que estar libre de todas formas de maldad, ya sea de pensamiento o de hecho; no mentir, no
Y quisiera llamaros la atención sobre otro Goliat que puede desafiaros y obstruir vuestro camino. Su nombre es pornografía o corrupción. Escuchad: Cuando relatas un cuento sucio, ¿te has detenido a pensar qué impresión habrás causado en tus escuchas? ¿Crees acaso que los otros jóvenes lo disfrutan? ¿Crees que porque se ríen tienes suficiente motivo para sentirte orgulloso? ¿Sabes que así estás descubriendo todo lo que está dentro de tu alma? Ello revela tu propia corrupción, proclama tu ignorancia y disgusta a cualquier muchacho decente a quien le atraiga a la diversión sana. ¿Crees que exhibes algo de sentido común cuando muestras a los demás cuán corrupta está tu mente? ¿Sabes que así deshonras a tus padres y amigos? Piénsalo bien, jovencito, y comprenderás que esto es cierto. Sé un poco más cuidadoso con tu lenguaje. Sé un poco más refinado si deseas merecer el respeto de los que te rodean. Tendrás así una gran ventaja sobre aquellos que tienen la tendencia a ir
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL robar, no exasperarse, no fallar en la fe, no fallar en hacer lo bueno, no cometer pecados sexuales de ninguna clase y en ningún momento. Vosotros sabéis lo que es bueno y lo que es malo; todos recibisteis el Espíritu Santo después del bautismo. No necesitáis que nadie juzgue por vosotros como justos o injustos, los actos que habréis de realizar. Ya lo sabéis mediante la ayuda del Espíritu. Vosotros estáis pintando vuestro propio cuadro, esculpiendo vuestra propia escultura. De vosotros solamente dependerá que sea aceptable o no.
Que Dios os bendiga mis queridos jóvenes. 5é que nuestro Padre Celestial es vuestro verdadero amigo. Todo lo que El os pide que hagáis, es justo y os redundará en bendiciones, y hará que lleguéis a ser hombres mejores y más fuertes. "Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él" (1 Samuel 18:14). Que el Señor os bendiga, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
CORRIENTES OCEÁNICAS E INFLUENCIAS FAMILIARES Por el Presidente Spencer W. Kimball Yo recuerdo vívidamente mi primera vista de una montaña de hielo flotante (iceberg). En 1937, la hermana Kimball y yo hicimos nuestra primera travesía del Atlántico en un buque de vapor, saliendo de Montreal, Canadá, por el Río de San Lorenzo hasta el Atlántico Norte. Un día, cuando ya estábamos muy dentro del océano, hubo excitación en el barco. Se había avistado un iceberg, la mayoría de los pasajeros corrieron a cubierta para contemplar este espectáculo. Podíamos verlo a la distancia, un objeto grande y blanco, destacando contra el mar obscuro y el azul del cielo. Ahí flotaba quietamente en el agua, como el agudo pico de una alta montaña, una cosa de admirable belleza. Toda mi vida había oído acerca de ellos, y ahora, por primera vez, estaba allí ante mis ojos como un afilado pico de una montaña de hielo. Esto trajo a nuestra mente el trágico hundimiento del Titanic, trasatlántico de la línea White Star, en su primer viaje a través del océano. Un enorme iceberg chocó contra este gran barco nuevo en la noche del 14 de abril de 1912. Mil quinientas tres personas, muchas de ellas eminentes personalidades de Inglaterra y de los Estados Unidos perecieron ahogadas al hundirse el buque y sólo setecientos tres pudieron salvarse.
Hace cuatro años, volando de Inglaterra a los Estados Unidos, pasamos sobre Groenlandia y los vimos otra vez. Mucho de nuestro viaje lo hicimos sobre un manto de nubes, pero cuando volamos sobre Groenlandia, el cielo estaba claro y libre de nubes. El sol brillaba en todo su esplendor. Raramente el ojo humano puede ver tal belleza y grandiosidad. Extendiéndose en la distancia, la capa de hielo, de una milla (1,600 mt.) de espesor estaba sobre la gran isla en forma de cúpula. Vimos los gruesos ventisqueros arrastrándose lentamente a los valles y hacia el mar, donde ellos se apartan y al flotar se convierten en icebergs. Las desembocaduras de los ríos, coronadas de altos fiordos estaban llenas de montañas flotantes de hielo, deslizándose con rumbo al océano. Esta era la cuna de incontables icebergs como aquel que vimos 33 años antes. Los icebergs producidos por la capa de hielo de Groenlandia, siguen un curso altamente predecible. Como la silenciosa corriente del río Labrador se mueve incesantemente hacia el sur a través de la Bahía de Baffin y el Estrecho de Davis, toma con ella estos montañosos icebergs, aun en contra de la fuerza de los vientos y de las olas y de las mareas, las corrientes tienen mucho más poder para controlar su curso, que los vientos en la superficie.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Y comparamos este conflicto de los poderes de la tierra con los resultados en nuestra propia vida, cuando la corriente de nuestra vida, definida y desarrollada en la vida de una familia por las enseñanzas justas de los padres, muchas veces controlan la dirección en que irán los hijos, a pesar de los vientos y las ondas de numerosas influencias adversas del mundo en error. Fuera de nuestra vista, bajo las ondas del océano, hay fuerzas de tremendo poder con las cuales debemos contar, y ahí están esas fuerzas poderosas en nuestra propia vida. El poderoso río Mississippi es un riachuelo en comparación con las grandes corrientes oceánicas. Una de las más espectaculares de todas se dice que es la corriente del Labrador. La segunda más poderosa es la corriente del Golfo, la cual lleva agua caliente desde la porción oriental del Golfo de México, paralela a la costa oriental de los Estados Unidos, hasta las costas de Europa, a través del Atlántico. La corriente del Golfo lleva tanta agua como un millar de ríos Mississippi juntos. Aunque de menor magnitud, la corriente del Labrador, año tras año lleva miles de icebergs, desde el lugar en que nacen en Groenlandia, fiel y fijamente, hasta que se desintegran o disuelven en las más cálidas aguas de la corriente del Golfo. Y fue en este lugar, donde la corriente del Labrador se encuentra con la corriente del Golfo, que el Titanic encontró su destino. Esto se aplica a nosotros tanto como a los icebergs, pues nuestro curso está en importante medida, determinado por fuerzas que sólo parcialmente percibimos. También es verdad, sin embargo, que nos comparamos más a los barcos que a los icebergs. Nosotros tenemos nuestra propia fuerza motriz y, si conocemos las corrientes, podremos tomar ventaja de ellas. De acuerdo con esto, si nosotros podemos crear en nuestra familia una corriente fuerte y permanente que fluya hacia nuestra meta de justicia y rectitud en nuestra vida, logramos que tanto nosotros como nuestros hijos progresemos a pesar de los vientos contrarios de penalidades, decepciones, tentaciones y modas. La juventud y los adultos están sujetos a muchos torbellinos de viento, que a veces nos hacen preguntarnos si lograrán superar. Los vientos de la moda empujan a todos aquellos que se sujeten inseguros y que quisieran sentir que llevan los mismos pasos de la multitud. Los vientos de la
tentación sexual lleva a algunos a destruir su matrimonio, lanzar prospectos triviales o degradarse ellos mismos. Las malas compañías, la adición a las drogas, la arrogancia de la profanidad, la ciénaga de la pornografía, todo esto actúa como influencia que nos empuja, si no estamos progresando a causa de una fuerte y firme corriente hacia la vida justa. La corriente de nuestra vida debe ser determinada y fortalecida por la vida de nuestros padres y de nuestra familia. En cada uno de nosotros está la potencialidad de llegar a ser un Dios, puro, santo, verdadero, capaz de influir, poderoso, independiente de las fuerzas terrenales. Aprendemos de las Escrituras que cada uno de nosotros tiene existencia eterna, que nosotros estábamos en el principio con Dios. (Véase Abraham 3:22.) Este entendimiento nos da un singular sentido de la dignidad del hombre. He visto a los hijos de buenas familias, rebelarse, resistirse, extraviarse, pecar y aun luchar contra Dios. Con esto traen tristeza a sus padres que han hecho lo mejor para poner en movimiento una corriente y les han puesto el ejemplo con su vida. Pero repetidamente he visto a muchos de esos mismos muchachos, después de años de vagabundear, madurar y darse cuenta de todo lo que han estado perdiendo, se arrepienten y hacen grandes contribuciones a la vida espiritual de su comunidad. La razón por la que esto ocurre, creo, es que a pesar de todos los vientos adversos a los cuales esta gente ha estado sujeta, ellos han ,ido influenciados más pero mucho más de lo que ellos podrían darse cuenta, gracias a la corriente de vida con que fueron criados en su hogar. Cuando, en años posteriores ellos sienten el anhelo de recrearse con su propia familia, la misma atmósfera que gozaron siendo niños, es la misma que estarán dispuestos a volver a tener por el beneficio que dio a la vida de sus padres. No hay ninguna garantía, por supuesto, de que los padres justos tengan éxito siempre en conservar a sus hijos, y ciertamente los perderán, si no hacen todo lo que esté a su alcance para evitarlo. Los hijos tienen su libre albedrío. Pero si nosotros como padres fallamos para influir en nuestra familia y colocarla en la senda recta y estrecha, entonces ciertamente las ondas, los vientos de la tentación y el alma llevarán a nuestra posteridad fuera del camino verdadero. "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22:6).
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Lo que sí sabemos es que los padres justos que luchan por desarrollar sana influencia en sus hijos, serán tenidos sin culpa en el último día, y a su vez, tendrán éxito en salvar a la mayoría de sus hijos, o tal vez a todos. La competencia por nuestra alma se describe en Mosíah: "Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás, a menos que se someta al influjo del Espíritu Santo, se despoje del hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre él, así como un niño se sujeta a su padre" (Mosíah 3:19). El "hombre natural" es el "hombre terrenal" que ha permitido que sus rudas pasiones animales eclipsen sus inclinaciones espirituales. Hace algunos años cuando visitábamos allende los mares, donde los niños están expuestos en fa escuela pública a una constante invasión de propaganda contra la religión, yo le pregunté a los dirigentes de la Iglesia cómo eran capaces de mantener a sus hijos en la Iglesia y en la fe. Ellos me contestaron: "Nosotros enseñamos meticulosamente a nuestros hijos en nuestro hogar, a distinguir la verdad del error, así que cuando van a la escuela, las filosofías de la inexistencia de Dios a las que están expuestos les entran por un oído y salen por el otro. Nuestros hijos nos aman y confían en nosotros, pues los vemos firmes en la fe." Dios bendiga a estos padres fieles y desinteresados. Un buen principio es un matrimonio seguro donde hay un compromiso de hacer los ajustes personales para vivir juntos por siempre. Sobre esta sólida base nuestros hijos tendrán un sentimiento de paz. Los analistas de nuestra época moderna señalan que en un mundo tan rápidamente cambiante, la gente sufre una especie de choque al perder el sentido de la continuidad (progreso). El propio reflejo de la sociedad significa que nuestros hijos son elevados de un lugar a otro y pierden contacto con la extensa familia de abuelos, tíos, primos y vecinos de mucho tiempo. También es importante para nosotros cultivar en nuestra propia familia el sentido de que nos pertenecemos los unos a los otros eternamente a pesar de cualquier cambio que ocurra fuera de nuestro hogar, por los aspectos fundamentales en nuestras relaciones que nunca
cambiarán. Nosotros debemos animar a nuestros hijos a conocer a sus parientes. Necesitamos hablar de ellos, hacer el esfuerzo por mantener correspondencia con ellos, visitarlos, participar de organizaciones familiares, etc. ¿Cuánto tiempo hace que no tomáis a vuestros hijos, cualquiera que sea su estatura, en vuestros brazos y les decís que los queréis y que estáis muy contento de que sean vuestros para siempre? ¿Cuánto tiempo hace desde que vosotros, esposos o esposas, comprasteis algún regalo barato como sorpresa para vuestro cónyuge, sin otra razón que el deseo de halagarle? ¿Cuánto hace desde que trajisteis a casa una rosa u horneasteis un pastel en forma de corazón o hicisteis cualquier otra cosa para hacer la vida más esplendorosa, llena de entusiasmo y afecto? Si tenemos que dar alguna contribución al fondo de construcción o a la Cruz Roja, o emplear la mañana de un sábado en ayudar al quórum de élderes a pintar la casa de una viuda, asegurémonos de que los hijos se den cuenta de ello, y si es factible, permitámosles tomar decisiones y luego participar en la realización de esas decisiones. Toda la familia puede atender el bautismo, confirmación y la ordenación de algún miembro de ella. Toda la familia puede aplaudir a un hijo que está compitiendo en un partido de fútbol. Toda la familia debe reunirse en la noche de hogar, a la hora de comer y en la oración familiar. Toda la familia quizá puede pagar sus diezmos junta y cada uno de sus miembros aprende por precepto y por ejemplo este bello principio. El hogar debe ser un lugar donde la confianza en el Señor es un asunto de experiencia común, no reservada para ocasiones especiales. Una manera de establecer esto es por la fervorosa oración de cada día. No es suficiente simplemente orar, sino que es esencial que nosotros realmente hablemos con el Señor, teniendo fe de que El nos revelará a nosotros como padres, lo que necesitamos saber y hacer para el bienestar de nuestra familia. Se ha dicho de algunos hombres que cuando ellos oran, un niño tal vez haya abierto sus ojos para ver si el Señor realmente estaba ahí; debido a lo personal y directa que fue su petición. Un niño que por asistir a la escuela, se va a una ciudad lejana, u otro que se va a una misión, una esposa que sufre física o espiritualmente, un miembro de la familia que contrae matrimonio o que desea una guía para tomar una decisión importante, todas ellas son situaciones en las cuales el padre, en
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL conferencia, llevémosla con nosotros, a nuestra casa. Hablemos a nuestra familia acerca de ella, quizá algunos la mencionarán en reuniones sacramentales. Pero llevadla a vuestra familia y dadle el beneficio de cualquier inspiración que pudiera haberos llegado, cualquier determinación para efectuar un cambio en su vida, para hacerla más aceptable a nuestro Padre Celestial. Al concluir esta conferencia os bendecimos y os traemos las bendiciones del Señor del cielo. Hermanos míos: Yo sé que ésta es la obra del Señor. Vosotros no habéis viajado grandes distancias para nada, pues esto es un gran alimento para vuestras almas. Yo sé que el Señor vive, que el Dios estuvo con Adán, el Dios que vino a los bancos del río Jordán a declarar: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17), para presentar a su Hijo al mundo, de quien todos nosotros íbamos a depender tanto, vive también. Yo sé que fue el Dios que nosotros adoramos, quien vino al Monte de la Transfiguración y dijo nuevamente a aquellos siervos, Pedro, Santiago y Juan quienes iban a llevar adelante la obra del Señor, aun con las imperfecciones que tenían: "Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia" (Mateo 17:5). El mismo Dios de quién sabemos que El vive y existe, el mismo que vino al estado de Nueva York y dijo las mismas cosas que ya había declarado a los nefitas en otro tiempo declaradas ahora a un mundo que había estado caminando en la obscuridad por muy, pero muy largo tiempo- "Este es mi Hijo amado, escúchalo" (José Smith 2:17). Yo sé que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Yo sé esto. Yo sé que el evangelio que estamos enseñando es el evangelio de Jesucristo y la iglesia a que pertenecemos es la Iglesia de Jesucristo; ella enseña sus doctrinas, y sus normas y sus programas. Yo sé que si todos nosotros vivimos el programa como nos fue dado y continuamos viviéndolo, todas las bendiciones prometidas serán nuestras. Ahora, Dios os bendiga y os dejamos estas bendiciones, con todo nuestro afecto y aprecio por vosotros en el nombre de su Hijo Jesucristo. Amén
el ejercicio de su responsabilidad patriarcal, puede bendecir a su familia. Y no debemos pasar por alto el hecho de que, particularmente en ausencia del padre, una madre puede orar con sus hijos para pedir que las bendiciones del Señor vengan sobre ellos. Ella no actúa por virtud de ningún sacerdocio conferido sobre ella, sino por virtud de responsabilidad, dada por Dios, de gobernar su casa en justicia. Hay una manera importante en la cual somos diferentes de los icebergs. Tenemos fuerza motriz y, por tanto, somos capaces como los barcos de movernos por nosotros mismos a donde queramos. Si nosotros conocemos las corrientes, podemos tomar ventaja de ellas. Muchos grandes buques tanques petroleros y transportes de minerales, viajando de Sudamérica hacia puertos del Atlántico, se dice que cabalgan en la Corriente del Golfo, tanto como los aviones a reacción cabalgan en la corriente de vientos fuertes cerca de la troposfera. O si deseáramos luchar contra la corriente, podemos hacerlo, pero la corriente inevitablemente tendrá sus efectos. Se dice que cuando el almirante Peary estaba navegando hacia el Polo Norte, se encontró sobre una gran masa de hielo flotante, tan grande como una isla y en tanto que él se movía rumbo al norte hacia el Polo con sus trineos y sus perros, la gran masa flotante lo iba llevando hacia el sur mucho más rápido, debido a la fuerza de la corriente. Hermanos míos; el hogar es nuestra peculiaridad, la familia es nuestra base. Y esto hemos oído mucho a través de esta conferencia, vida familiar, vida hogareña, hijos y padres amándose unos a otros y dependiendo uno de otros. Esta es la forma que el Señor planeó que nosotros vivamos. Ahora, como conclusión de esta gran conferencia, la cual se ha extendido por tres días y nos ha traído muchos pensamientos, bendiciones a todos estos hermanos que han contribuido, a todos aquellos que han hablado, que nos han traído tesoros de conocimientos, mucha información y gran inspiración para todos. Al volver a nuestros hogares, hermanos, espero que no cerremos las puertas a esta
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"¿POR QUÉ ME LLAMÁIS, SEÑOR, SEÑOR, Y NO HACÉIS LO QUE YO DIGO?" Por el Presidente Spencer W. Kimball "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Corintios 15:55). Los once apóstoles siguieron a Cristo hasta la cima del Monte de ¡Os Olivos, Y las Escrituras registran lo que dijeron los dos ángeles que allí se encontraban: "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hechos 1:11). "Pero si se predica a Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?" (1 Corintios 15:12). El propósito de esta conferencia es refrescar nuestra fe, fortalecer nuestro testimonio y aprender sobre las enseñanzas del Señor por las palabras de sus siervos, debidamente llamados y autorizados. Aprovechemos entonces esta oportunidad para recordarnos mutuamente nuestros convenios, promesas y determinaciones. Todos los miembros de la Iglesia han sido bautizados por inmersión y recibieron el don del Espíritu Santo por la imposición de manos, de hombres debidamente autorizados que poseen el Santo Sacerdocio. Todos nosotros hemos sido recibidos en la iglesia de Jesucristo mediante el bautismo, cuando nos humillamos ante Dios, sentimos el deseo de ser bautizados, mostramos corazones quebrantados y espíritus contritos, y cuando dimos testimonio delante de la Iglesia de que nos arrepentíamos sinceramente de nuestros pecados y que estábamos dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, teniendo la determinación de servirle hasta el fin y manifestando por nuestras obras que recibimos el Espíritu de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Junto con algunas de las Autoridades Generales, regresamos recientemente de las conferencias de área en Sao Paulo y Buenos Aires. En esa septentrional parte de Sión, les recordamos a los miembros que Sión está, en realidad, en todo el Continente Americano, como si fuera las anchas y poderosas alas de un águila, siendo una de ellas la América del Sur y la otra, la América del Norte.
El último domingo de marzo celebramos la Pascua de Resurrección. Deseo que haya sido feliz para todos vosotros. En las Escrituras leemos: "Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. "Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. "Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. "Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. "Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. "No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. "E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí os lo he dicho" (Mateo 28:1-7). "El gozne de la historia está en la puerta de un establo de Belén (Ralph Sockman). El nombre Jesucristo, y lo que el mismo representa, ha quedado profundamente grabado en la historia del mundo para no ser desarraigado jamás. Cristo nació el seis de abril, siendo uno de los hijos de Dios y su Unigénito en la carne, y su nacimiento es un acontecimiento de suprema importancia. Con respecto al ministerio de Cristo, no hay nada en el mundo que pueda aproximarse en importancia y trascendencia a los años más activos de dicho ministerio. Llegó entonces el momento de la crucifixión; El debía morir para abrir la tumba de los hombres, del mismo modo que abrió la propia. Sin la profunda oscuridad de ese momento, no podría haber existido la primavera del triunfo sobre la muerte. "Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cor. 15:22). Ese es el motivo por el que hoy nos regocijamos.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL La Iglesia está desarrollándose y progresando en esas latitudes. La gente es feliz e inspirada; la juventud ríe y baila, mientras se dirige rumbo a sus futuras posiciones de liderismo. La "congregación de Israel" se lleva a cabo cuando la gente de otros países acepta el evangelio y permanece en sus lugares nativos. La congregación de Israel para los mexicanos, se encuentra en México; en Escandinavia, para los miembros de los países del norte; el lugar de congregación para los alemanes es Alemania; para los polinesios, las Islas Polinesias; para los brasileños, en Brasil; para los argentinos en Argentina. Expresamos nuestro aprecio por las bondades del Señor, al ayudarnos e inspirarnos en la dirección de las actividades de tres millones y medio de personas, que se encuentra en constante aumento, desarrollándose en independencia y fidelidad. Cerca de 19.000 misiones se encuentran predicando el evangelio en la actualidad; ". . el campo está blanco, listo para la siega. . ." (D. y C. 4:4), y tanto los misioneros como los miembros llevan a muchas personas el conocimiento del evangelio. En la actualidad estamos enviando misioneros hacia los cuatro puntos cardinales del planeta; llevamos el gran mensaje de la verdad a todos los lugares del Norte, Sur, Este y Oeste, así como a las islas del mar. Podemos decir en verdad que ésta es ahora una Iglesia universal, con 700 estacas, 7.500 barrios y ramas, y 1 50 misiones. Nos estamos aproximando a la meta de cubrir la tierra con el evangelio, del mismo modo que las aguas cubren las profundidades de los inmensos océanos. La Iglesia se encuentra en muy buen estado; los miembros son en general fieles y se sienten felices. Hace poco tiempo, un prominente visitante del este de los Estados Unidos me hizo la siguiente pregunta: "¿Por qué ustedes los mormones son gente tan feliz?" Yo le respondí: "Es porque lo tenemos todo; el evangelio de Jesucristo, la luz, el sacerdocio, el poder, las promesas, los convenios, los templos, nuestra familia, la verdad". Recientemente dedicamos un magnífico templo en la ciudad de Washington y anunciamos la construcción de otro, que se erigirá en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. En una conferencia anterior os llamé la atención sobre el hecho de que el Señor ha creado para nosotros este hermoso mundo, y le ordenó a nuestro padre Adán que cultivara la tierra y la
embelleciera para hacerla habitable; ese mismo mandamiento o recomendación continúa siendo válido en nuestros días. Nosotros recomendamos a toda la gente que no se contamine el ambiente innecesariamente, que se cuide la tierra y se mantenga limpia y productiva, así como también hermosa. El Señor nos ha dado las hierbas y todas las cosas buenas de la tierra, para que sean para nuestra alimentación; ropa y casas, graneros y huertos, jardines y viñedos; cada uno en su propio tiempo y estación; y todo le es dado al hombre para su propio uso y beneficio, tanto para el deleite de los ojos como también del corazón; para alimento y vestidura, para gustar y para oler, para vigorizar el cuerpo y animar el espíritu. Complace a Dios el haberle dado al hombre todas las cosas porque para este fin fueron creadas, para usarse con juicio, mas no en exceso ni por extorsión. (Véase D. y C. 59:1 620.) Mucho es lo que nos preocupamos cuando vemos los alrededores de algunas casas, completa o parcialmente abandonados e invadidos por las hierbas, donde muchas veces se ven desperdicios y cosas cuyo lugar debería ser el basurero. Nos duele ver cercos rotos, graneros que se desmoronan, cobertizos deshechos o sin pintar, portones maltratados y casas con siniestro aspecto por falta de pintura. Le pedimos nuevamente a nuestra gente, al pueblo de la Iglesia, que desarrollen un genuino orgullo en sus viviendas y propiedades. Se cuenta que el presidente Brigham Young, habiendo urgido a los habitantes de ciertas comunidades a vestirse adecuadamente y a mantener limpios sus lugares de habitación, rehusó volver a ellos para predicarles, diciendo algo así: "No me escuchasteis cuando os dije que teníais que limpiar vuestras habitaciones. Las mismas puertas que antes tenían malas bisagras, continúan en malas condiciones; los mismos graneros que estaban sin pintar, todavía están sin pintar; los mismos cercos rotos, continuara cayéndose en pedazos". El siguiente extracto lo tomé de una revista de gran circulación y popularidad: "Casi todas las casas cuentan con una parte posterior, que tiene lo que las personas necesitan para combatir inteligentemente la inflación y ayudar a paliar la crisis mundial de alimentos. Se llama tierra, y no es necesario que haya abundancia de la misma para que la ayuda económica que brinde sea suficiente.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Puede ser el lugar de juegos o de recreo, que no se use más para tales propósitos; algún lugar soleado detrás del garaje o de un cobertizo; algún trocito de tierra que pueda parecer insignificante a primera vista o, incluso, la parte del terreno originalmente dedicada a tener césped. Todo lo que se necesita para rebajar el costo de los alimentos, es cultivar los vegetales que se consumen en el hogar, en esos pequeños espacios prácticamente perdidos hasta ahora. "Se ha calculado que un huerto cuidadosamente cultivado de 5 m. por 7 m., puede producir unos trescientos dólares en valor de alimentos frescos cada seis meses. Por lo tanto, el ahorro en los gastos de alimentación puede llegar a ser sustancial." Nos complace en gran manera ver que son muchas las personas que están plantando y cultivando los huertos familiares, plantando árboles frutales y comprando los artículos necesarios para el envasado de sus propios productos. Felicitamos a todas las familias que prestan atención a los sabios consejos y hacen algo al respecto. Estamos realizando un esfuerzo consciente por cuidar de nuestros miembros, y les enseñamos a practicar la economía, a guardar víveres que sean suficientes para alimentar a la familia por espacio de un año, así como otros artículos de primera necesidad. Le enseñamos al pueblo de la Iglesia a vivir las leyes de salud, lo cual paga dividendos muy importantes, al ofrecer una vida más prolongada y saludable. Un estudio realizado en una universidad, revela el hecho de que ". . . existe un porcentaje marcadamente inferior de cáncer al pulmón y el esófago entre los miembros de la Iglesia mormona". Un médico famoso en los Estado Unidos dijo que los mormones son más saludables y sabios por el sólo hecho de no fumar ni tomar, y agregó que el cáncer al esófago tiene una íntima relación con el hábito de la bebida. Dijo también: "Los habitantes del estado de Utah cuentan con un 25% menos de enfermedades y muertes por problemas cardíacos que el resto de los habitantes de los Estados Unidos, lo cual puede estar relacionado con el menor consumo de tabaco en ese estado". Estamos aterrados ante la deshonestidad existente en muchas comunidades de los Estados Unidos. Las pérdidas provocadas por los robos al menudeo en almacenes y mercados, junto con los
trucos deshonestos, se pueden computar en millones de dólares, eso en nuestro país solamente. El Señor grabó en las planchas de piedra lo que dijo a la posteridad de Adán: "No robarás" (Éxodo 20:15). Todos los padres deben enseñarles a sus hijos que no deben robar; que el robo puede sin lugar a dudas, destruir su carácter. La honestidad es buena y deseable, tanto desde el punto de vista social como cultural. Los mentirosos y los embaucadores son deshonestos y no deben ser aceptados en nuestra cultura. La deshonestidad, en cualquiera de sus formas, es terminantemente condenable. Exhortamos a los tres millones y medio de miembros de la Iglesia a ser honestos, llenos de integridad, a pagar todo lo que adquieran y a adquirir sólo aquello por lo cual puedan pagar. Debemos enseñar a nuestros hijos el concepto del honor y la integridad. Desde el principio, se nos ha aconsejado en contra de cualquier tipo de juego de azar. Ya sea que gane o pierda, la persona se deteriora y daña por el sólo hecho de querer tener algo por nada, algo que no le cuesta ningún esfuerzo, algo que consigue o desea obtener sin pagar por ello su precio completo. Recientemente, una de las más prestigiosas revistas informativas de los Estados Unidos, publicó una lista de las principales formas de crimen en este país, junto con el costo que cada una implica para su economía. Las pérdidas en los juegos de azar, se encontraban al frente de todas las demás: eran cinco veces más de las que correspondían a los narcóticos; más de veinte veces superiores al costo de los secuestros; cuatro veces más de 10 correspondientes a las estafas, los fraudes Y las falsificaciones, todo esto combinado; diez veces mayores que los robos de todas clases; veinticinco veces más grandes que el vandalismo y los incendios provocados o premeditados; y más del doble superiores al costo de mantenimiento de las policías federales, estatales y locales de los Estados Unidos, además del costo de operación de los sistemas penales del país y de todas las cortes o tribunales legales que se encargan del procesamiento de criminales. Y, ¿cuál fue el costo de los juegos de azar? ¡Treinta billones de dólares por año! Aun así, hay estados que están legalizando la lotería, como medio de aumentar sus entradas fiscales. Muchos clubes (y hasta algunas instituciones o grupos religiosos), patrocinan los juegos de azar.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ¡Pensad en lo que podría hacerse con ese dinero, si fuera posible usarlo en programas o causas justas! ¿No creéis que treinta billones de dólares podrían ayudar en algo a los hambrientos del mundo, por ejemplo? Terribles son las noticias de la prensa, donde se informa que las mujeres están fumando cada vez más, así como también los adolescentes, y que el cáncer al pulmón ha aumentado en un gran porcentaje entre las fumadoras. Cerca del 80% del cáncer se produce entre los fumadores; pero eso no es más que el comienzo del problema. Los cigarrillos están íntimamente relacionados con el enfisema, las enfermedades de los bronquios y del corazón. Todas éstas son enfermedades sumamente costosas, que causan un sin número de sufrimientos y se llevan a la gente en forma prematura de esta vida. El Señor reveló en el año de 1833, lo que ahora están dando a conocer los científicos mediante pruebas perfectamente documentadas: " ... las bebidas calientes no son para el cuerpo ni el vientre" (éstas son el té y el café). ". . . el tabaco no es para el cuerpo, ni para el vientre, y no es bueno para el hombre. . . vino y bebidas alcohólicas... no es bueno ni propio en la vista de vuestro Padre. . ." (Véase D. y C. 89:5-9.) El Señor sabía cuando se descubrieron estas cosas, que fumar puede producir cáncer y que beber alcohol puede conducir a accidentes y enfermedades. La Palabra de Sabiduría es ahora un mandamiento para todos los miembros de la Iglesia; al ver que algunos de ellos usan estos productos prohibidos, no podemos menos que preguntarnos cómo reconcilian éstos sus acciones con la declaración del Señor: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46), Sinceramente, esperamos que los miembros presten más atención a sus palabras. Dos investigadores científicos de la Universidad de Utah nos han dado pruebas por medio de sus estudios de que la Iglesia tiene un índice de mortalidad muy bajo. En 1971, habiendo aproximadamente un 72% de miembros de la Iglesia en el estado de Utah, éste contaba con el índice de mortalidad más bajo de todos los Estados Unidos continentales. La encuesta también mostró que las muertes producidas por enfermedades del corazón, cáncer o problemas del hígado —tres de las principales causas de muerte en los Estados Unidos, relacionadas con el tabaco y el alcohol— son menos comunes en Utah que en el resto del país. Por lo
tanto, el índice de mortalidad en la Iglesia está íntimamente relacionado con el cumplimiento de la Palabra de Sabiduría. Así que les preguntamos a los que ignoran esta ley, conociéndola: ¿Por qué lo hacéis? El Señor dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? "Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:2123). Vivir los mandamientos del Señor es un asunto muy serio, y peor aún si los tomamos sobre nosotros para ignorarlos. En los primeros días, después de la Creación, el Señor le dijo a Enoc: "He allí a tus hermanos; son la obra de mis propias manos, y yo les di su conocimiento el día en que los hice; y en el Jardín de Edén le di al hombre su albedrío" (Moisés 7:32). No intentamos quitarles a las personas del mundo su albedrío en el uso de estos productos prohibidos. Pero creemos que cuando el Señor dio la Palabra de Sabiduría, estaba dirigiéndose a toda la gente del mundo. Mucho nos tememos que nunca en la historia del mundo haya habido tanta gente inclinándose ante los becerros de oro y las imágenes de madera, piedra o metal, como la que en la actualidad se inclina ante el dios de la lujuria. Esta idolatría, tan íntimamente asociada con la destrucción de mente y cuerpo, podría inundar el mundo. Hemos notado el gran aumento en los divorcios y los desaprobamos profundamente; nos afligen sobremanera, al mismo tiempo que reconocemos que si hay casos en que se puedan justificar, éstos son muy pocos. Generalmente el divorcio indica EGOÍSMO de parte de uno de los cónyuges y, muchas veces, de ambos. Es un procedimiento desagradable y en general destructivo, por la pérdida, el pesar, la soledad y la frustración que acarrea y especialmente, por los muchos niños que sufren sus consecuencias. Es muy fácil exponer razones para justificar el divorcio. Nuestro estudio revela que demasiado a menudo éste es resultado de la inmoralidad y la adoración idólatra a los dioses del placer. Ciertamente, es muy difícil
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL justificar que en una pequeña ciudad, no lejos de Salt Lake City, hubiera 272 divorcios al mismo tiempo que se habían concedido 341 licencias para contraer matrimonio. Cuando el hombre y la mujer son generosos y dedicados a sus compañeros, están reflejando la imagen del matrimonio descrito por el Señor cuando dijo: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer; y serán una carne" (Moisés 3:24). Cuando los hombres cumplan con los convenios hechos con su esposa y sean fieles y generosos, el número de divorcios disminuirá. Pablo citó los requisitos: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella... "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. "Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la Iglesia" (Efesios 5:25, 28-29). Y cuando las mujeres olviden sus egoísmos y mezquindades y se sometan a sus maridos justos así como al Señor, cuando estén sujetas a sus maridos como se espera que la Iglesia se sujete a Cristo, entonces el índice de divorcios disminuirá. Las familias progresarán juntas y los niños serán felices, dejando oír sus risas por doquier. Dios creó al hombre y a la mujer con talentos, poderes y responsabilidades especiales, y con la habilidad de llevar a cabo lo que se espera de ellos. Cuando los hombres dediquen el tiempo a su hogar y a su familia y las mujeres se consagren a sus hijos, volverá el viejo concepto de que la más grande profesión en la vida es la de ser madre. Esta es una asociación con Dios y no hay en la vida otra posición que tenga tal poder ni tan grande influencia. La madre guarda en sus manos el destino de las naciones porque ella es quien tiene la oportunidad y la responsabilidad de moldear los caracteres de sus ciudadanos. En una estaca en California, tuve el placer de oír a una madre pronunciar estas palabras, "Estoy agradecida de ser mujer. Estoy agradecida de ser esposa y madre. Estoy agradecida de ser Santos de los Últimos Días". Pienso que ésa es una poderosa declaración. Verdaderamente, la maternidad es la profesión más grandiosa.
Se ha hablado mucho sobre el aborto, en la prensa y desde los púlpitos de diferentes religiones. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se opone terminantemente al aborto y aconseja a sus miembros a no someterse a él ni participar en esta práctica de ninguna manera, ni por conveniencia, ni para ocultar el resultado de un pecado. El aborto debe considerarse como uno de los hechos más repugnantes y pecaminosos de nuestra época, en la que somos testigos de la aterradora evidencia de un libertinaje que conduce a la inmoralidad sexual. Tenemos la firme convicción de que cualquier obstáculo que se oponga a la creación de la vida es grave desde el punto de vista moral, mental, psicológico y físico; e interferir con cualquiera de los procesos de la procreación es violar uno de los mandamientos de Dios: el de "multiplicar y henchir la tierra" (Génesis 1:28). Los miembros de la Iglesia que sean culpables del pecado del aborto, deben someterse a la acción disciplinaria de los concilios de la Iglesia, según las circunstancias lo indiquen. Os recordamos la ratificación de los Diez Mandamientos que el Señor hizo en nuestra época con estas palabras: "No hurtarás, ni cometerás adulterio, ni matarás, ni harás ninguna cosa semejante" (D. y C. 59:6). También aborrecemos la pornografía que parece estar inundando la tierra. Los gobernantes hacen un esfuerzo por contenerla, pero la mejor manera de destruirla es que las personas y sus familias construyan barreras para defenderse de sus peligros. Os preguntamos a todas las buenas personas, ¿deseáis que este vicio corrompa a vuestra familia y a vuestros vecinos? Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí, llevaba para los errantes hijos de Israel los Diez Mandamientos, reglas fundamentales para conducirse en la vida. Sin embargo, estos mandamientos no eran nuevos, sino que Adán y su posteridad los habían conocido y se les había mandado que los obedecieran desde el principio; el Señor se los volvió a dar a Moisés. Incluso sabemos que eran todavía anteriores a la formación de la tierra, habiendo sido establecidos en el concilio de los cielos como parte de la prueba que los mortales habrían de pasar en la vida terrenal. El primero de ellos indica que el hombre debe adorar sólo al Señor, y el cuarto designa un día especial para esa adoración: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. . . Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna . . ." Éxodo 20:3, 810). La dificultad del hombre para guardar el día sabático es evidencia de su dificultad en pasar la prueba que se estableció para cada uno de nosotros antes de la creación del mundo, "para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare" (Abraham 3:25). Exhortamos a nuestra gente a que hagan todas sus compras en los demás días de la semana; y repetimos: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 5:46). Cuando el Señor dijo "Acuérdate del día de reposo para santificarlo", eso fue exactamente lo que quiso decir; no hay lugar a otras interpretaciones.
Nos asombra observar cómo algunas personas de este mundo se esfuerzan conscientemente por cambiar las normas de conducta social establecidas por el Señor, especialmente en lo que respecta al matrimonio, las relaciones sexuales y la vida familiar. Y repetimos con Isaías: " ... porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos" (Véase Isaías 29:14). Queridos hermanos, que Dios os bendiga a medida que tratáis de seguir adelante cumpliendo con vuestros cometidos y viviendo los mandamientos. Os bendecimos en vuestros esfuerzos de llegar a ser como el Señor, para que podáis pareceres a El. Que El os bendiga en vuestros hogares, vuestras familias y vuestra vida personal, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
SED DIGNOS POSEEDORES DEL SACERDOCIO Por el Presidente Spencer W. Kimball encubrir las 1 infancias y las corrupciones humanas" (Conference Report, abril de 1880, 78). Os citaré además, las palabras de George Q. Cannon, también miembro de la Primera Presidencia: "El Espíritu de Dios indudablemente se lastimaría de tal modo que abandonaría, no sólo a quienes fueran culpables de esos actos, sino también a aquellos que permitiesen que fueran cometidos entre vosotros, sin tratar de detenerlos ni amonestarles. Y desde el presidente de la Iglesia, pasando por todos los rangos del sacerdocio, habría una pérdida del Espíritu de Dios y de sus dones, sus bendiciones y su poder, por no haberse tomado ellos la molestia de reconocer y exponer la iniquidad" (Journal of Discourses 26:139). Podríamos citar declaraciones de otras Autoridades Generales, concernientes a este tema. Nos preocupa el hecho de que muchas veces, por su simpatía personal hacia el transgresor o quizás por amor hacia la familia de éste, la autoridad encargada de la entrevista tiende a pasar por alto la disciplina que la transgresión merece. Demasiado a menudo se perdona al transgresor y se pasa por alto el castigo, cuando esa persona debería haber sido suspendida o excomulgada; y son demasiados los
Mientras he estado aquí, escuchando los excelentes discursos de estos cuatro hermanos, he deseado fervientemente que todo hombre y todo muchacho en el mundo pudieran oír sermones como ésos que les dieran algunas ideas, algunas normas y algunos conceptos por los cuales guiarse. Como hombres de la Iglesia, somos muy afortunados de recibir instrucción e inspiración, tanto para nuestra vida diaria como para nuestro trabajo en la Iglesia. Me gustaría dirigir unas palabras a nuestros oficiales ejecutivos, particularmente a los obispos y los presidentes de estaca, quienes son "los jueces generales" en Israel. Quisiera leeros algunas declaraciones hechas por profetas del siglo pasado. El presidente Taylor dijo: "Aún más, he oído que hay obispos que han estado tratando de ocultar las iniquidades de los hombres; a ellos les digo, en el nombre de Dios, que tendrán que llevar sobre sí la responsabilidad de esas iniquidades; si algunos de vosotros deseáis participar de los pecados de los hombres, o defenderlos, tendréis que ser responsables por los mismos. ¿Me escucháis, obispos y presidentes? Dios os hará responsables. Vosotros no tenéis, derecho de falsificar ni adulterar- los principios de justicia, ni de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL casos en que solamente se suspende a un miembro transgresor, cuando se le debería haber excomulgado. Recordad que el presidente Taylor dijo que vosotros llevaríais la carga del pecado que dejaseis pasar por alto. ¿Estáis dispuestos a hacerlo, hermanos? ¿Recordáis las palabras del profeta Alma? "Mas el arrepentimiento no podía llegar a los hombres sin que hubiese un castigo. . ." (Alma 42:16). Pensad un momento en esas palabras. ¿Os dais cuenta? No puede haber perdón sin un verdadero y total arrepentimiento, ni puede haber arrepentimiento sin un castigo. Este principio es tan eterno como el alma misma. Otra cosa: el presidente o el obispo toman la determinación y los consejeros o el sumo consejo la rechazan; pero no la someten a voto, como lo harían con muchas otras decisiones. Por favor, hermanos, recordad estos detalles cuando tengáis ante vosotros a alguien que haya quebrantado las leyes de Dios. Hace algunos días, me llamó la atención una cita que hizo el presidente Wilford Woodruff acerca de José Smith. A veces nos encontramos con miembros que tienen un falso sentido del orgullo y que quieren que las cosas se hagan a su manera, o se van. ¿Sabéis de alguien que se haya alejado del barrio o no quiera volver a la capilla porque ha tenido un desacuerdo, con el obispo o con alguna otra persona? "No habrá posibilidades de que se nos eleve espiritualmente, si tenemos el corazón lleno de orgullo con respecto al cargo que ocupamos. Si el Presidente de la Iglesia o cualquiera de sus consejeros o de los apóstoles, u otra persona, piensa que Dios no puede arreglárselas sin él, y que lo que hace es sumamente importante para llevar a cabo la obra de Dios, ese hombre se halla en terreno falso. Le oí una vez a José Smith decir que Oliverio Cowdery, que fue el segundo apóstol de esta Iglesia, le dijo en una oportunidad: 'Esta Iglesia caerá si yo me alejo de ella.' Y José le respondió: 'Oliverio, inténtalo.' Oliverio lo intentó y él fue quien cayó. Pero el reino de Dios se mantuvo firme. También he conocido a otros apóstoles que han tenido la idea de que el Señor no podría pasar sin ellos; sin embargo, El ha continuado su obra sin ellos. A todos los hombres, judíos y gentiles, grandes y pequeños, pobres y ricos, les digo que el Señor Todopoderoso no depende de ningún hombre para llevara cabo su obra, sino que cuando El llama a los hombres para
hacerlo, éstos tienen que confiar completamente en El" (Discourse, por Wilford Woodruff, Deseret Weekly, abril de 1890, 40:559-60). Mis hermanos del sacerdocio, hay algo muy especial en esto de reunirnos los poseedores del sacerdocio en cada conferencia, particularmente cuando padres e hijos vienen juntos a esta reunión. Veo entre vosotros muchos jóvenes magníficos y me complace mucho observar a esos muchachos que están convirtiéndose en hombres y que muy pronto serán los misioneros, los padres y los dirigentes, los obispos y los presidentes de estaca del mañana. Veo aquí cientos de jóvenes, muchos de los cuales son diáconos, y esto me trae a la memoria la época en que yo era diácono (hace mucho tiempo, como podéis imaginar). Para mí era un honor. Mi padre se mostró siempre muy considerado con respecto a mis responsabilidades y hasta me permitía llevar el coche tirado por un caballo, para recoger las ofrendas de ayuno; yo tenía que recorrer la misma zona donde vivíamos, que incluía una distancia bastante grande; además, una bolsa de harina, una botella de vegetales o fruta o un pan, cuando se acumulaban, se convertían en pesada carga. Así es que el carro me resultaba sumamente útil. Actualmente, las ofrendas se pagan en efectivo; pero en un tiempo se pagaban con artículos de primera necesidad, y para mí era un gran honor recogerlos. Aunque ahora se pagan con dinero, todavía sigue siendo un gran honor llevar a cabo este servicio para el Señor. Todavía soy un diácono y me siento muy orgulloso de serio. Cuando veo a los apóstoles prepararse para bendecir el sacramento en nuestras asambleas solemnes, así como a otros hermanos de las Autoridades Generales repartir el pan y el agua a los presentes, me siento orgulloso de ser diácono, maestro y presbítero. Y en nuestras reuniones especiales en el Templo, cuando los hermanos bendicen y pasan la Santa Cena, también siento una profunda emoción y agradecimiento por poseer el sagrado Sacerdocio Aarónico y tener el privilegio de encargarme del sacramento. Además, recuerdo que fue Cristo mismo quien por primera vez partió el pan, lo bendijo y lo repartió a sus apóstoles, y siento que es un gran honor hacer lo que El hizo. Y deseo ratificar lo que los otros hermanos han dicho sobre la necesidad de ser digno de repartir el sacramento y hacerlo reverentemente. A los padres que me escuchan quisiera citar parte de un artículo que me impresionó: "Los
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL jóvenes necesitan ejemplos como los de los héroes nacionales. Pero también necesitan otros héroes más cercanos, hombres de fortaleza inalterable y básica integridad personal; hombres con quienes puedan encontrarse día a día, caminar, divertirse; hombres que estén cerca de su hogar, a quienes puedan observar en situaciones de la vida diaria y a quienes puedan hacer preguntas y consultar problemas cara a cara." Espero que todo padre pueda brindarle a su hijo esa clase de íntima relación. Espero que todo padre tenga con su familia la noche de hogar, dando así una oportunidad a sus hijos de expresar sus ideas, ayudar en los planes familiares y orar juntos. Jóvenes, la vida tiene un propósito. Vuestro Padre Celestial os ha provisto de un mundo en el cual vivir y os ha dado la vida. De vosotros depende que vuestra existencia sea común o extraordinaria. Esta no es una vida de suerte, sino de trabajo, de esfuerzo, de preparación; y es mucho lo que se espera de vosotros a partir del momento en que cumplís los doce años. Es sabido el hecho de que en la ley judaica, un jovencito de doce años es considerado casi como un adulto. Supongo que ésa sería la razón por la cual, cuando Jesucristo fue al templo con su familia, se quedó allí hablando formalmente con los doctores de la ley y los principales de la comunidad. Cuando un padre se preocupa por su hijo, depende de éste hacer que su vida sea digna y agradable ante la vista de nuestro Padre Celestial, sus padres terrenales y toda persona con quien se relaciones. En el proceso de vuestro crecimiento, tendréis que enfrentaras a muchas situaciones que exigen valor, como fue el caso en el episodio que deseo relataros: "Eres joven y tienes toda tu vida por delante", le dijo a un joven marinero el capellán de un barco que en ese momento naufragaba, al mismo tiempo que lo obligaba a aceptar su salvavidas. Pocos momentos después, el barco se hundía. Era el 3 de febrero de 1 943, y la tragedia ocurría a bordo de un barco estadounidense que había sido torpedeado por el enemigo. Hubo otros tres capellanes que hicieron lo mismo; los cuatro sacrificaron su vida por salvar la de algunos jóvenes. Uno era católico, dos eran protestantes y el otro era judío. "Este acto de heroísmo fue un dramático ejemplo de la forma en que actuaba el capellán en una emergencia y dicho acto fue conocido en todas partes. Pero el servicio del capellán en las fuerzas
armadas, día a día, es menos conocido, y esto también es muy importante para todos nosotros. Algunos de vosotros, jóvenes, debéis ingresar en el servicio militar, y deseo que sepáis que tenemos capellanes SUD también en el servicio armado; y esperamos que os alleguéis a ellos, generalmente son hombres de gran fortaleza y poder. En realidad, no es necesario que el joven espere a ser mayor de edad para que comience a encaminar su vida, sino que esto tiene que empezar en la infancia. Es interesante notar que Jesús, el Señor, tenía sólo doce años cuando fue al templo, y solamente treinta y tres cuando lo crucificaron. También es interesante recordar que los Smith recibió su primera revelación cuando todavía no tenía quince años, y que a los dieciocho lo visitó Moroni para hablarle de las planchas. Apenas tenía veintidós años cuando las recibió, y con ellas la gran responsabilidad que implicaban; y solo tenía veinticuatro cuando publicó el Libro de Mormón y un poco más tarde, organizó el reino de Dios sobre la tierra basado en la revelación. Y no debemos olvidar que los primeros apóstoles de esta dispensación fueron hombres relativamente jóvenes entre los 29 y 36 años. Parece increíble que siendo tan jóvenes, pudieran ser tan maduros, fuertes y responsables. Este es el proceso de maduración de un joven. Habéis visto misioneros ir y venir, miles, decenas de miles de ellos. Esto es lo que la obra misional hace por ellos si perseveran. Con cuánta frecuencia tienen que decir adiós a los diecinueve años para ingresar en el campo misional y dos años después regresan convertidos en hombres. Cuán firmes, elevados y perseverantes. Todos habéis visto a los misioneros cuando se van y después, cuando vuelven, muchachos convertidos en hombres. La obra misional trae ese resultado, si los jóvenes se entregan a ella. Muy a menudo nos despedimos de un jovencito de diecinueve años que se va a una misión, para ir a recibirlo cuando vuelve hecho un hombre fuerte y decidido. A la pregunta "¿Qué cualidades hacen que un muchacho se convierta en un hombre?", un conocido hombre de negocios respondió lo siguiente: "Son muchas, pero quizás la más importante de todas sea esa vocecita interior a la que llamamos conciencia y que dirige nuestros pensamientos. Lo que uno piensa, se expresa en acciones. Siendo que
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL las acciones repetidas forman los hábitos, los pensamientos que tenemos revelan la clase de persona que somos. "Si se me preguntara qué debe hacer un muchacho para convertirse en un hombre digno, mi respuesta sería: 'Que no mienta ni engañe'. Un mentiroso es un ser débil; y un estafador es, a la vez, débil y ladrón. Al encontrarse el valor para honrar la verdad en todas las cosas de la vida, se está en camino hacia el total autodominio. "Es necesario trabajar duramente. Nuestra mente es como un depósito y nosotros lo llenamos; llenémoslo con provisiones de la mejor calidad. Los hábitos de trabajo y estudio que se formen temprano en la vida, nos acompañarán constantemente en el futuro. "También la diversión es necesaria. Practiquemos juegos activos, que requieran dinamismo y corrección; atengámonos a las reglas v exijamos lo mismo de los demás. "Honremos a nuestro Creador, porque El es el origen de todo lo bueno." Los ideales en los cuales está fundada la nación, vienen de El, quien es el Libertador. Podéis expresar aprecio por vuestra inapreciable herencia al vivir de acuerdo con el código de "Servicio, Honor, Patria y Dios". Si lo hacéis así, y en todas las cosas lo hacéis de la mejor manera posible, vuestra alma, mente y corazón se desarrollarán, y un día llegaréis a ser verdaderos hombres" (J. Edgar Hoover). Lo que cuenta es la actitud. Cuando en la actitud de una persona se refleja el deseo de elevarse, ésta comienzo a tratar de alcanzar el cielo; si su deseo es ser noble, se reviste de nobleza; si quiere ser justo, es necesario que se cubra con el manto de justicia. Se cuenta la leyenda de un tal Lord George, que vivió hace ya mucho tiempo. Ya sea que creáis en ella o no, aprovechad igual la lección que nos brinda. "Se dice que Lord George había llevado una vida muy disipada; había sido borracho, jugador y estafador, habiendo hecho muchas trampas en sus negocios y perjudicado a mucha gente. La vida que llevaba se había ido reflejando en su rostro abotagado y de expresión maligna. "Un día se enamoró de una joven campesina llamada Jenny Mere, a quien le propuso matrimonio. Ella le respondió que jamás se casaría con un hombre cuyo rostro fuera tan repulsivo y malévolo y
que cuando contrajera matrimonio, lo haría con un hombre que tuviera en la cara una expresión bondadosa, capaz de reflejar el verdadero amor. "Siguiendo una costumbre de ese tiempo, lord George fue a la calle Bond Street, en el centro de Londres, donde había en ese entonces un hombre llamado Eneas, que era famoso por las máscaras de cera que fabricaba; tan grande era su habilidad, que la persona que deseara ocultar su identidad sólo tenía que conseguir que Eneas le hiciera una máscara, y ya tenía asegurado el éxito. Como prueba de su arte, se dice que había quienes se encontraban cara a cara con sus acreedores sin ser reconocidos por éstos. Lord George fue un día a verlo y le explicó lo que quería; Eneas seleccionó la máscara apropiada, la calentó y la fijó al rostro del noble. Cuando éste se miró en el espejo, vio reflejada la imagen de un hombre bondadoso que irradiaba amor. Su apariencia había sufrido tal cambio, que Jenny Mere no lo reconoció, se dejó conquistar y pronto se casaron. El compró una casita en el campo, en un lugar alejado, escondida entre rosales y rodeada por un pequeño jardín. Desde aquel momento, su vida cambió; comenzó a interesarse en la naturaleza y a apreciar lo bello y lo bueno en todas las cosas; la apatía y el desinterés por la vida, que antes lo habían dominado, se convirtieron en bondad hacia todo lo que lo rodeaba. Pero no se contentó con empezar una nueva vida sino que también trató de enmendar las faltas del pasado y por medio de un amigo de confianza, restituyó sus mal habidos bienes a todos aquellos a quienes había estafado. Cada día le agregaba rasgos de nobleza a su carácter y más pureza a su alma. Mas un día, accidentalmente, sus antiguos compañeros de andanzas descubrieron su identidad y fueron a visitarlo, tratando de convencerlo de que volviera con ellos a la vida de perversión que había llevado. Como él se negó, lo atacaron iracundos y en la lucha le hicieron jirones la máscara. Al ver que ésta caía a sus pies hecha pedazos y que su verdadero rostro quedaba al descubierto, Lord George bajó la cabeza avergonzado y anonadado; ahí quedaban destruidos su nueva vida y su sueño de amor. Al verlo allí, con la cabeza inclinada y la máscara en el suelo, rota, su esposa corrió hacia él, se arrodilló a sus pies y levantó la mirada. ¿Qué creéis que vio? Sí. Línea por línea, rasgo por rasgo, su rostro había adquirido las mismas facciones
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL regulares y hermosas, la misma expresión de bondad que tenía la máscara. Sin duda alguna, la vida que el individuo lleva y los pensamientos que cruzan su mente se reflejan en su cara. Quisiera ahora leeros unas líneas que, según creo, serán de interés para vosotros.
Sólo lo cuenta el muy infame Pues sabe que a repetirlo irás Y que antes de que el sol se oculte, La obra maligna se consumará Y habrá un poco menos de amor y de paz En los alrededores de tu vecindad. ¡Cuídate de "Chismosillo"! El trata de meterse en tu casa y allí calumniar. En todo los casos, la prueba reclama, Exígele nombres y fecha y lugar. Y si él te insiste en que sólo lo ha oído, "No lo creo", con voz firme y segura declara, "Los malevolentes chismes que me has dicho Son falsos, y no he de repetir palabra." Si a la obra del diablo te quiere incitar En su plan maléfico no le has de ayudar. —(Tomado de Shell Happytime. Traducción libre.)
Chismosillo En todos los pueblos, en todas las calles, Un diablillo se escurre traidor Entrando en casi todas las casas Con una mueca de satisfacción. Culebrea, trepando a la silla, 0 sigiloso, se enrosca a tu lado, Y cuando cerca de ti logra estar A tu oído susurra el taimado, Y de un conocido te cuenta un rumor, "Chismosillo" es el nombre que le cae mejor. El nunca te ha de decir que lo sabe Sino sólo que así lo ha escuchado, Y a ti te lo cuenta para que, a tu vez, Muy pronto a otro lo hayas contado, Entonces, aunque nada de ello sea verdad La calumnia por todo se ha de extender; Y si Antonio va y lo repite a José, Y José a Enrique, y Enrique a Ester, Y Ester a María y María a Rosa Muy pronto por cierta pasará la cosa. El vil duendecillo, en realidad, Nunca afirma que él lo sabe, No asegura que es la verdad,
Hermanos, ha sido maravilloso estar aquí reunidos con vosotros y siento que es glorioso servir al Señor en este cargo. Somos infinitamente privilegiados al poseer este Sagrado Sacerdocio, que es mucho más grandioso que cualquier poder que posean reyes o emperadores. ¡Qué maravilloso es para todo muchacho gozar de este privilegio! Dios os bendiga para que las cosas que se han dicho aquí esta noche se graben profundamente en vuestro corazón y que todos podáis sacar provecho de ellas. Esta es la obra del Señor y deseo que todos lo sepáis. Que juntos podamos marchar adelante, hacia nuestro glorioso destino y que Dios os bendiga. , En el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
PROCLAMAD EL ARREPENTIMIENTO Por el Presidente Spencer W. Kimball ellos- probablemente él y sus invitados 'hasta hayan hecho brindis en honor a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. (Véase Dan. 5:1-4.) Me pregunté si será que la historia se está repitiendo, al pensar y comparar esto con las condiciones actuales de nuestro licencioso mundo. Al leer los periódicos, veo algunas notables y alarmantes similitudes entre ambas épocas: los grandes festines en diferentes lugares, donde se reúnen líderes de la comunidad y personas importantes; las reuniones sociales a las que asisten los señores del lugar con sus esposas o sus amantes, reuniones éstas donde beben y se embriagan, donde se ponen de manifiesto sus excentricidades e inmoralidad. Entonces me dije: "Sí, la historia se repite." A veces me siento cansado de hablar demasiado sobre el tema de la situación moral de nuestro mundo; pero entonces leo en Doctrinas y Convenios las palabras del Señor: "No prediquéis sino el arrepentimiento a esta generación; guardad mis mandamientos, y ayudad a llevar a cabo mi obra, según mis mandamientos, y seréis bendecidos" (D. y C. 6:9). Y también: "¡Y cuán grande es su gozo por el alma que se arrepiente! Así que, sois llamados a proclamar el arrepentimiento a este pueblo" (D. y C. 18:13-14). Y cuando los primeros santos se dirigían a Missouri, el Señor habló a los líderes diciéndoles: "Prediquen por el camino y den testimonio de la verdad en todo lugar, llamando al rico, al soberbio, al abatido y al pobre al arrepentimiento. Organicen ramas de la Iglesia, si se arrepienten los habitantes de la tierra" (D. y C. 58:47-48). Así es que pienso, y me temo que hoy es el día del arrepentimiento, el día en que la gente tendría que reexaminar las condiciones en que vive y cambiar todo lo que sea necesario a fin de mejorar. El mandamiento les fue dado a los líderes del presente en la misma forma directa en que pasó del Señor a Simón Pedro en los días de antaño: "Por lo tanto, os doy el mandamiento de ir entre esta gente y decirles, como mi apóstol de la antigüedad cuyo nombre era Pedro" (D. y C. 49:11).
Mis amados hermanos, nos estamos acercando al término de esta conferencia semianual a la que hemos asistido y en la que espero hayamos gozado. Durante esta conferencia habéis oído muchos hermosos testimonios y magníficos sermones. Esperamos que esta gran audiencia, compuesta quizás por millones de personas, haya podido escuchar con corazón puro y espíritu receptivo, y que sienta el deseo de unirse a la gran congregación de la Iglesia. Sabemos que el evangelio es verdadero y así lo testificamos al mundo. Esperamos que las personas dejen de lado cualesquier prejuicios o conceptos erróneos y se unan al rebaño de Jesucristo, donde el evangelio se mantiene puro e inmaculado. Durante esta conferencia, nuestros predicadores han tocado muchos temas; y en todos, han expuesto bastante bien los fundamentos del evangelio de Jesucristo. Mientras asistíamos a una conferencia de prensa hace unos días, los periodistas me preguntaron: "de las condiciones existentes en nuestra sociedad actual ¿cuál es la que les preocupa más?" Para ese entonces ya habíamos hablado de los problemas creados por el rápido crecimiento de la Iglesia, que progresa tan vertiginosamente que a veces nos resulta difícil mantenernos al ritmo de su desarrollo. Al pensar, tratando de encontrar la respuesta, recordé la época en que el mundo estaba dominado por Asiría y Babilonia; recordé la historia que se encuentra en el Antiguo Testamento, sobre Belsasar, hijo de Nabucodonosor, expuesta por el presidente Romney en la reunión de sacerdocio de anoche; famoso rey de Babilonia, y que fue el último monarca anterior a la conquista de Ciro el Grande. El rey Nabucodonosor había llevado a cabo un sacrílego saqueo del sagrado templo de Salomón en Jerusalén, del cual había robado varios de los artículos que se usaban en los servicios religiosos. Su hijo Belsasar hizo un gran banquete al cual invitó a mil de sus príncipes, y él tomó vino antes que ellos y con ellos. Dar de comer a mil personas en un banquete es un esfuerzo hercúleo. No satisfecho con que su padre hubiera robado del templo los sagrados artefactos que habían sido dedicados para los propósitos del Señor, los llenó con licores y bebió de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Pedro estaba constantemente instando a la gente a que se arrepintiera y purificara su vida. "Amados", dijo en una de sus epístolas universales, "yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras" (1 Pedro 2:11-12). Leo sobre la práctica tan común de las relaciones íntimas entre hombres y mujeres que no están casados y que proclaman a voz en cuello que el matrimonio ya no es necesario, y viven una relación sexual desvergonzada sin haber pronunciado los votos matrimoniales. ¿Acaso Dios ha cambiado sus leyes? ¿O se ha atrevido el hombre, mezquina, irresponsable y presuntuosamente a cambiar las leyes de Dios? ¿Es acaso el pecado algo que pertenece al ayer? ¿Sólo en el pasado se atrevió el diablo a reinar en el corazón de los hombres? Abraham sabía que las ciudades de la llanura —Sodoma y Gomorra entre otras— eran sitios pervertidos en los cuales habitaba gente inicua e incrédula, que afirmaba como Caín: "¿Quién es el Señor para que tenga que conocerlo?" (Moisés 5:16); también sabía que la destrucción de esos lugares era inminente. Pero, sintiendo compasión hacia su prójimo, le rogó y suplicó al Señor: "Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos. . .?" Habiéndosele concedido su ruego, continuó Abraham arguyendo y suplicando que el Señor perdonara a las ciudades si se encontraban en ellas cuarenta justos, o treinta, o veinte o aun diez. Pero evidentemente, ni siquiera diez justos pudieron encontrarse en aquellos enviciados lugares. (Véase Gén. 18:24-32.) La perversión era terrible y el pecado habíase arraigado profundamente. El pueblo se reía y hacía bromas con respecto a la predicha destrucción; las transgresiones por las cuales Sodoma se había hecho famosa, continuaron; y, más aún, los viciosos quisieron aprovecharse de los ángeles que habían ido a la ciudad, y empujaron las puertas, y las hubieran echado abajo en su afán por acercarse a ellos. (Véase Gén. 19:4-11.) Abraham hizo todo lo posible por salvar a la ciudad, pero sus habitantes habían llegado a tal estado de depravación y libertinaje, que fue imposible evitar su destrucción.
"Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra" (Gén. 1 9:24-25). Una vez más vemos que la historia se repite. Al observar la pornografía, las prácticas adulteras, la homosexualidad desenfrenada, el libertinaje y la indecencia, que toman incremento aparentemente entre una proporción cada vez mayor de personas, vemos que la historia se repite, poniendo de manifiesto que el mundo ha vuelto a los días de Satanás. Cuando vemos la depravación de mucha gente en nuestra sociedad, determinada a establecer entre el pueblo presentaciones vulgares, comunicaciones inmundas y prácticas anormales, nos preguntamos si es Satanás que está tratando de atraer a los moradores de la tierra hacia sus filas, y si no contamos con suficiente gente buena para erradicar el mal que amenaza a nuestro mundo. ¿Por qué continuamos dejando pasar la iniquidad y tolerando el pecado? Recientemente leí una declaración de una de las presidencias de la Iglesia que hubo en tiempos pasados, y me hubiera gustado leeros algunas partes porque en ella se afirma que Dios es el mismo, ayer, hoy y siempre, como lo confirman los mandamientos que El dio a los profetas de hace miles de años, a los de la época de Cristo y a los de nuestros días. No creemos en permitir que la situación del momento tenga control sobre nosotros; no estamos de acuerdo con la gente que afirma que ésta es una época diferente y que actualmente las personas son más inteligentes que en la antigüedad. El Señor se mantendrá siempre firme a las declaraciones que ha hecho a través de las épocas y espera que los hombres sepan respetarse a sí mismos, a sus cónyuges, a sus familias, y que vivan correctamente, como El lo ha proclamado, a través de las edades. ¿Qué podemos hacer que hasta ahora no hayamos hecho? ¿Hasta dónde podemos llegar? ¿Qué cambios podemos imponer para asegurarnos que haya justicia en el mundo? Porque si no hacemos algo, la destrucción será inminente, como sucedió con los babilonios y, aunque en forma diferente, también con Sodoma y Gomorra así como con otras ciudades. Tenemos una gran seguridad de que esto ha de suceder y por eso continuamos con nuestra prédica; por eso amonestamos a nuestros hijos y les
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL enseñamos; por eso advertimos a nuestra juventud; por eso exhortamos a nuestros miembros casados a que hagan del matrimonio una situación permanente, hermosa y santificada. Mis queridos hermanos, esperamos que al volver a vuestros hogares lo hagáis con renovada espiritualidad; que llevéis los testimonios que habéis oído a vuestra familia, vuestros amigos, vuestros barrios, estacas y ramas; que les comuniquéis todos
los buenos sentimientos que os han inspirado las palabras de los hermanos. Deseo concluir con mi testimonio. Yo sé que Dios vive. Sé que Jesucristo vive, que nos ama, que nos inspira, que nos guía. Sé que El se siente profundamente apesadumbrado cuando ve que nos alejamos del camino que tan clara y nítidamente nos ha marcado. Y este testimonio os dejo en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
"ASÍ ALUMBRE VUESTRA LUZ. . ." Por el presidente Spencer W. Kimball Anunciamos a los hermanos de América del Sur que se edificaría un templo en Sao Paulo para los miembros de esos países; y más tarde, cuando estuvimos en Asia, también anunciamos la construcción de un templo en Japón para los miembros del Oriente. Nos parece que ésta es una señal de progreso y que una vez que se hayan construido y dedicado esos dos templos, disminuirá grandemente la distancia, el tiempo y el costo para los miembros de estas partes del mundo, a fin de que puedan ir al templo para recibir sus sagradas ordenanzas. En esas oportunidades asistieron hermanos de lugares muy distantes que viajaron en automóvil, autobús, tren, aeroplano y barco, los cuales hicieron muchos sacrificios a fin de poder disfrutar de la conferencia. Una hermana escribió: "La sesión final fue muy especial. El presidente Kimball se despidió de los miembros saludando con la mano mientras la congregación cantaba 'Para siempre Dios esté con vos'. Mi amiga y yo nos abrazamos con los ojos llenos de lágrimas. "¡Me siento tan bendecida por ser miembro de la Iglesia!" Otra hermana dice en su carta: "¡La Conferencia ha llegado a su fin! Durante los días anteriores había estado lloviendo a cántaros, pero el sol salió en todo su esplendor poco antes de que el avión donde venía el Profeta aterrizara en el aeropuerto. Se había pronosticado que habría un huracán pero esto no ocurrió hasta después que los hermanos partieron del país. Estuve con la hermana Kimball y le dije que
Os damos la bienvenida a esta conferencia general, tanto a los que estáis en el edificio como a los que escucháis la transmisión y os ofrecemos nuestros mejores deseos y nuestro afecto. En esta ocasión anunciamos el nombramiento de cuatro nuevas Autoridades Generales para que ayuden en la obra del Señor, especialmente en la obra misional; el élder Gene R. Cook de Bountiful, que ha estado trabajando como secretario ejecutivo del Primer Consejo de los Setenta, ahora será miembro de dicho Consejo. El Primer Quórum de los Setenta se organizará gradualmente hasta llegar a setenta miembros, cuya presidencia estará constituida por los siete miembros del Consejo. Hoy se agregan tres hermanos al Primer Quórum de los Setenta: el élder Charles A. Didier, oriundo de Bélgica que trabaja ahora en Frankfurt, Alemania; el élder William Rawsel Bradford, de San Antonio, Texas, actualmente Presidente de la Misión de Chile -Santiago; el élder del George Patrick Lee de Towaoc, Colorado, que sirve como Presidente de la Misión de Arizona Hollbrook. Estos cuatro hermanos cumplirán con las responsabilidades de Autoridades Generales. En febrero y marzo de este año hemos llevado a cabo conferencias de área, en Sao Paulo, Brasil, y BuenosAires, Argentina; en agosto, efectuamos otras en Taiwán, Hong Kong, las Islas Filipinas, Corea y Japón. Habría sido imposible que los aproximadamente 114,000 miembros que han participado durante los últimos cinco años en estas conferencias de área, hubieran venido a Salt Lake para asistir a la Conferencia General; de manera que les llevamos las conferencias a sus regiones.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL me parecía imposible estar a su lado. Pero ella me dijo que no hay diferencia alguna entre nosotras dos, que ella lava ropa, lava platos, cocina, planta legumbres y hace las mismas cosas que hago yo." "La Conferencia de Área fue verdaderamente admirable", dice una tercera carta, "una experiencia muy notable para todos los mormones filipinos que asistimos. Lloré cuando el Presidente entró al salón por primera vez y la congregación comenzó a cantar 'Te damos, Señor, nuestras gracias'. "Como no vivimos lejos de Manila, habíamos proyectado volver a casa cada noche después de la conferencia; pero el lunes la sesión concluyó casi a las diez de la noche, así que tratamos de apresurarnos para poder llegar a casa antes del toque de queda que es a medianoche. Íbamos viajando cuando se pinchó uno de los neumáticos traseros del coche, así que tuvimos que parar. Felizmente lo hicimos, porque en ese momento se acercó un agente de la policía filipina para advertirnos que no debíamos viajar más esa noche; por lo tanto, pasamos en una estación de servicio hasta las cuatro de la mañana, hora en que termina el toque de queda; luego volvimos a Manila para escuchar el resto de la conferencia." Al escuchar a los mil doscientos jóvenes que componían un coro, todos vestidos con trajes típicos, cantar el himno: "Adelante la antorcha", parecía como si ellos mismos lo hubieran compuesto por lo bien que lo hacían. Se nos concedió el honor de visitar a los dirigentes políticos de esos países, y les explicamos que nuestros misioneros se convierten en embajadores del país donde han prestado servicio porque se desarrolla en ellos gran lealtad y amor por el país y enseñan a los nuevos miembros que sean leales, fieles y llenos de integridad. Tenemos unos 62,000 miembros en el Oriente. En esta y otras sesiones de la conferencia, las Autoridades Generales estarán tratando muchos temas, de minera que limitaré mis palabras a tratar ciertos puntos sobre los cuales deseo llamar vuestra atención. En ocasiones anteriores os hemos instado a que plantéis huertos y árboles y os felicitamos por el aumento de éstos que notamos este año; dondequiera que vamos, de una ciudad a otra, vemos huertos donde antes no había nada; surcos de maíz; plantas de tomates, zanahorias, cebollas, rábanos, repollos, y otras plantas. ¡Os felicitamos! Estamos seguros de
que este trabajo habrá reducido hasta cierto grado el alto precio de los víveres. Recibimos un mensaje de un hermano japonés que decía: "He plantado un huerto aquí en mi país, y mis papas están creciendo muy bien." Al plantar un jardín en Edén el Señor dijo: ". . todas las cosas que preparé para el uso del hombre; y él vio que eran buenas para sustentarse" (Moisés 3:9). "Y yo, Dios el Señor, tomé al hombre y lo puse en el jardín de Edén para que lo labrase y guardase" (Moisés 3:15). En nuestra propia dispensación el Señor declaró: "La abundancia de la tierra será vuestra, las bestias del campo y las aves del aire... "Sí, y la hierba y las cosas buenas que produce la tierra, ya sea para alimento o vestidura, o casas; o alfolíes, o huertos, o jardines, o viñas; “Sí, y todas las cosas que de la tierra salen, en su sazón, para el beneficio y el uso del hombre son hechas tanto para agradar la vista como para alegrar el corazón; “Sí, para ser alimento, y vestidura, para gustar y para oler. . ." (D. y C. 59:16-19). Una carta que recibimos de una niñita dice así: "Estoy ayudando a papá a plantar un huerto y mi hermano pequeño está limpiando el patio. ... Los árboles y las plantas pueden embellecer y bendecir y los árboles frutales pueden ayudaros en vuestro sustento diario. También nos llegó una carta de una zona rural que venía dirigida a mí, y en ella decía: "Siguiendo su consejo hicimos un recorrido por nuestro solar y nos sentimos avergonzados. La vivienda es una casa rural del tiempo de los pioneros, con su acostumbrado granero, gallinero y cobertizos, pero el cerco que la rodea estaba todo roto. "Derrumbamos el viejo granero, arreglamos y pintamos el cerco; blanqueamos los otros edificios, y donde había estado el granero plantamos un huerto, ¡y qué delicia! ¡Gracias por sus consejos!" Se cuenta que un administrador en África, salió a inspeccionar una región que había sido devastada por una tormenta; en su recorrido, llegó a cierto lugar donde el viento había desarraigado y destruido unos cedros gigantescos y le dijo al oficial que lo acompañaba: "Habrá que plantar unos cedros aquí", a lo que él respondió: Para que un cedro
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL llegue a ese tamaño se requieren casi dos mil años. Ni siquiera dan fruta hasta después de los cincuenta años." "Entonces", insistió el administrador "hay que empezar a plantarlos inmediatamente." Y esa misma amonestación os hago a vosotros. "Si cada uno barriera frente a su propia puerta", dijo Goethe, "todo el mundo estaría limpio." Deseo mencionar otro asunto de importancia: hemos notado que en muchos lugares de nuestro mundo cristiano, tenemos establecimientos comerciales que están abiertos los domingos y estamos seguros de que el remedio para esta enfermedad se encuentra en nosotros mismos, los compradores. Ciertamente, las tiendas y comercios no permanecerían abiertos ese día si nosotros, el público, no les comprara nada. Os ruego a todos que volváis a considerar este asunto, tratadlo en vuestras noches de hogar y discutidlo con vuestros hijos. Sería admirable si toda familia resolviera que de aquí en adelante no hará compras el día de reposo. El Señor Jesucristo dijo(y me parece que con un poco de tristeza): ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46). También tenemos este pasaje de Ezequiel: " ... estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra. . ." (Ezequiel 33:31). Si amamos al Señor, ¿por qué seguimos quebrantando sus leyes? Os rogamos, pues, encarecidamente, que abandonéis la costumbre de comprar artículos en el día de reposo. Estamos adelantando en la obra misional. Este año hemos logrado un aumento de miles de misioneros; el número de los cuales llega casi a 21,000, que están predicando el evangelio; esta cantidad es la mayor que jamás ha habido en el mundo. Tal vez la nota más agradable sea el nuevo aspecto que ha tomado esta obra, con miles de misioneros locales en América del Sur, Europa, Oriente, los mares del Sur y otras partes; estos jóvenes nos complacen muchísimo con su devoción y eficacia. Los misioneros locales trabajan sin tener que aprender otro idioma, desempeñan su labor generalmente sin necesidad de una visa y conocen su propia cultura. También estamos llamando en todo el mundo dirigentes locales en las comunidades y vemos que son leales, eficaces y devotos.
Sigue inquietándonos el número cada vez mayor de divorcios. Cada uno de éstos significa personas afligidas, convenios quebrantados, niños abandonados y privados y hogares destrozados. Deploramos los divorcios, y opinamos que son relativamente pocos los que pueden justificarse. Se debe meditar muy bien antes de contraer matrimonio, tras lo cual ambas partes tienen que hacer cuanto puedan para que esa unión continúe siendo feliz; esto es algo que se puede lograr. El egoísmo y otros pecados son los responsables de la mayor parte de los divorcios. El apóstol Pablo nos dio la solución cuando dijo que los hombres deben amar a sus mujeres y las mujeres a sus maridos. A fin de que dos personas puedan obtener éxito en su matrimonio; necesitan tener un presupuesto cuidadosamente preparado por ambos y ceñirse estrictamente a él; muchos matrimonios se disuelven en el mercado, cuando se hacen compras que no se habían proyectado. Recordad que el matrimonio es una sociedad y no es muy posible que se logre el éxito si no funciona como tal. Se debe obrar conjuntamente en la formación de planes y en la disciplina de la familia. Son demasiados los matrimonios civiles que se deshacen y nos sentimos agradecidos porque los matrimonios efectuados en el templo se conservan mejor. También tengo la impresión de que el Señor debe haber sentido tristeza cuando dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? "Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:2123). La estabilidad familiar se mide muy bien por el número de divorcios de la comunidad. Por muchas otras razones importantes, deseamos instar a nuestros jóvenes a que consideren el matrimonio seriamente y que vayan al templo para efectuar esta sagrada ordenanza. Deploramos los abortos y pedimos a nuestros miembros que se refrenen de esta grave transgresión. Hemos declarado lo siguiente concerniente a este pecado:
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "La Iglesia se opone enérgicamente al aborto y aconseja a sus miembros a que no se sometan a un aborto ni lo efectúen. . . "Esta debe considerarse como una de las prácticas más sucias y pecaminosas de una época en que estamos presenciando la espantosa evidencia del libertinaje que conduce a la inmoralidad sexual. Los miembros de la Iglesia que sean culpables de participar en ese pecado del aborto se verán sujetos a los procedimientos disciplinarios de los Consejos de la Iglesia según las circunstancias lo requieran. El Señor lo declaró en la sección 59: "No hurtarás, ni cometerás adulterio, ni matarás, ni harás ninguna cosa semejante" (Ensign marzo de 1 973, pág. 64). Un escritor lo expresó recientemente de esta manera en una revista: "La moralidad de la vida de la gente se ha hundido al nivel más bajo en toda la historia.” Al presenciar la creciente ola de violencia e inmoralidad sexual, nos desesperan los esfuerzos que están haciendo tantas personas por introducir en nuestros mismos hogares representaciones tan detalladas de esta conducta. Al mismo tiempo, sin embargo, nos alienta el deseo expresado por los administradores de las redes de emisoras de televisión de reservar por lo menos parte de la s primeras horas de la noche para presentar entretenimientos que los padres puedan ver con sus hijos sin sentir bochorno. Es un principio que sinceramente esperamos se entienda más. Que Díos, bendiga sus justos esfuerzos a fin de que nuestras familias sean protegidas de esa depravación. Nos ha causado satisfacción poder ayudar un poco a los refugiados de Vietnam que vinieron de su patria para establecerse aquí. Conocí personalmente a los primeros refugiados, y al verlos en su nuevo ambiente en un mundo desconocido para ellos, recordamos a nuestros propios miembros en la época de los carros tirados por bueyes y de los pequeños carros de mano, que llegaron a esta nueva tierra, trayendo consigo poco o nada. Tenemos algunos centenares de hermanos de Vietnam que están labrando una nueva vida entre nosotros; algunos son miembros de la Iglesia, otros no lo son. Los hemos ayudado a establecerse sin el dinero que el gobierno ofreció, pero nuestra recompensa ha sido lo que el Salvador expresó: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mateo 25:40).
Expresamos nuestro agradecimiento al sacerdocio y a las hermanas de la Sociedad de Socorro y otras obreras que han ayudado a encontrar alimentos, y ropa y abrigo para estas buenas gentes. Quisiera tratar un asunto básico de integridad que se manifiesta cuando se cruzan las fronteras internacionales sin pagar las cuotas aduanales correspondientes. A veces las personas se justifican en esto, hay algunas que se refrenarían de tomar lo que pertenece a un vecino o hurtar a un comerciante, pero han desviado su manera de pensar en tal modo que no ven nada malo en evitar la aduana y no hacer una declaración correcta de sus compras. Lamentamos que esto suceda, e instamos a nuestros miembros a que sean honrados en todo lo que hagan. Cualquier excepción que se quiera hacer a esta regla es deplorable, y esperamos que nuestros miembros sean escrupulosamente honestos en sus obligaciones respecto a las aduanas, como también en sus demás tratos. No puedo concluir esta declaración general sin reiterar nuestra posición concerniente a la moralidad. Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre. Nunca ha tenido por objeto que cambiemos o analicemos con nuestra visión las pautas morales que El estableció hace mucho; el pecado todavía es pecado y siempre lo será. Nosotros abogamos por una vida de pureza. Proclamamos que es una iniquidad tener cualquier clase de relaciones sexuales fuera del matrimonio en toda época de la vida, desde la niñez hasta el sepulcro, afirmamos que todos los que contraen matrimonio deben regirse por los convenios que hicieron. En otras palabras como tan frecuentemente hemos dicho, debe haber una castidad total por parte de los hombres y las mujeres antes de casarse, y una fidelidad completa en el matrimonio. Me repugna el hecho de que haya ciertos innovadores sexuales, que quieren cambiar el orden y alterar el estado normal de las cosas. Aborrecemos con toda el alma la pornografía, el libertinaje y la llamada libertad de los sexos, y tememos que los que han apoyado, enseñado y alentado el libertinaje que provoca esta conducta inmoral, algún día se hallarán en una situación lamentable ante Aquel que ha establecido las normas. Nuevamente repetimos las palabras del Salvador: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46). El también dijo: "No prediquéis sino el arrepentimiento a esta generación" (D. y C. 6:9).
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Y atribularé a los hombres y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo. . . "Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida por el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada habrá de todos los habitantes de la tierra" (Sofonías 17-18). Seguimos amonestando a los miembros y suplicándoles que cumplan con su deber porque somos atalayas sobre la torre y en nuestras manos tenemos una trompeta que debemos tocar fuertemente para dar la voz de alarma.
Isaías dijo: "Porque la nación o reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado" (Isaías 60:12). Al participar en las sesiones de esta conferencia, quisiéramos invocar las bendiciones del Señor sobre todos los hermanos que nos hablarán y sobre todos vosotros que estaréis escuchando, a fin de que el mensaje llegue a vuestro corazón y vuestro testimonio se fortalezca. Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor. Pido las bendiciones del cielo sobre vosotros en el nombre de Jesucristo. Amén.
EL PRIVILEGIO DE POSEER EL SACERDOCIO Por el presidente Spencer W. Kimball "Sí, tengo parientes allí; viajo solo pero voy a visitar a mis abuelos. Estarán esperándome en la estación y pasaré con ellos algunos días de vacaciones." Las preguntas siguientes fueron: ¿De dónde eres? ¿Dónde vives?" En Salt Lake City, Utah", replicó el niño. "Entonces debes ser mormón." "Sí, lo soy" contestó él con cierto orgullo. "Pues qué interesante", dijo el hombre. "He pensado mucho acerca de los mormones y me he preguntado qué creen. He estado en su bella ciudad; he observado los bonitos edificios, las calles arboladas, las casas atractivas, los hermosos jardines. Pero nunca me he detenido a averiguar por qué son así. Quisiera saber en qué creen." "Si usted quiere", le dijo el jovencito, "yo puedo decirle lo que creemos. Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo" (Primer Artículo de Fe). El caballero, quedó algo sorprendido, pero escuchó atentamente, y el jovencito continuó: "Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados y no por la transgresión de Adán" (Segundo Artículo de Fe). Su compañero de viaje pensó: "Me parece algo extraño que no siendo más que un jovencito, sepa estas cosas importantes." El niño siguió hablando: "Creemos que por la expiación de Cristo todo el género humano puede
Hermanos, causa gran emoción pensar que somos parte de una congregación de 225,000 hombres y jóvenes, todos hermanos, deseamos que sepáis que os amamos y estamos agradecidos que hayáis podido uniros a nosotros esta noche en esta importante reunión. Habéis escuchado doctrina firme y muy seria esta noche. Quisiera dar un descanso a vuestra mente relatándoos una anécdota. Supongo que todos vosotros jóvenes, antes de llegar a poseer el sacerdocio aprendisteis de memoria los Artículos de Fe. Me pregunto si los habéis retenido en vuestra memoria, si los sabréis a la perfección. Al volver a casa, decidle a vuestro padre si sabéis los Artículos de Fe a la perfección. Hace algunos años un jovencito de la primaria viajaba en un tren rumbo a California; iba solo y se sentó junto a la ventanilla para mirar los postes de teléfono que pasaban; del otro lado del pasillo estaba sentado un caballero que también viajaba a California. A este señor le llamó la atención aquel jovencito que viajaba solo, sin amigos ni parientes, bien vestido y de buenos modales. Por fin, después de algún tiempo, el caballero cruzó el pasillo y sentándose al lado del niño le dijo: "¿Qué tal jovencito, adónde vas?" "Voy a los Angeles", le contestó él. "¿Tienes parientes allí?" A lo que el chico respondió:
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio" (Tercer Artículo de Fe). El hombre estaba cada vez más sorprendido del conocimiento y comprensión de aquel jovencito que aún no tenía la edad de ser un Boy Scout. Este entonces le repitió el cuarto Artículo de Fe: "Creemos que los primeros principios y ordenanzas del evangelio son, primero: Fe en el Señor Jesucristo; segundo: Arrepentimiento, tercero: Bautismo por inmersión para la remisión de pecados, cuarto: Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo" "Pero qué notable", comentó el señor. "Me sorprende que sepas también la doctrina de tu Iglesia; te felicito." Habiendo empezado bien, y con esas palabras de aliento, el jovencito continuó: "Creemos que el hombre debe ser llamado de Dios, por profecía y por imposición de manos, por aquellos que tienen autoridad para predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas" (Quinto Artículo de Fe). "Esa doctrina es una doctrina muy substancial. Ahora quisiera saber cómo puede un hombre ser llamado de Dios. Entiendo cómo podría recibir el llamamiento y queda autorizado mediante la imposición de las manos; pero lo que me pregunto es quién tiene la autoridad para predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas." El niño le explicó cómo se llama a una persona y se la sostiene y aparta mediante la imposición de las manos; después le pregunto: "¿Le gustaría saber algo más?" El señor pensó que era muy raro que un jovencito de esa edad supiera a tal grado lo que enseñaba su Iglesia, así que le dijo: "Sí, cómo no." Entonces él citó el sexto Artículo de Fe. "Creemos en la misma organización que existió en la Iglesia primitiva, esto es, apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc. Esto provocó otras preguntas. "¿Quieres decir que tu Iglesia tiene apóstoles, tales como Santiago, Juan, Pedro y Pablo, y profetas como Moisés, Abraham, Isaac y Daniel: y hasta evangelistas?" "Sí, hasta evangelistas", respondió el muchachito "Pero nosotros les llamamos patriarcas, se les llama en todas las partes de la Iglesia donde hay estacas y por inspiración ellos les dan lo que se llama una bendición patriarcal, a todos los miembros de la Iglesia que lo deseen.
Por ejemplo, yo ya he recibido mi bendición patriarcal y la leo frecuentemente. Tenemos actualmente Doce Apóstoles que poseen el mismo llamamiento y la misma autoridad que se dio a los apóstoles en los días antiguos. El hombre entonces le hizo otras preguntas: "¿Creen ustedes en el don de lenguas y en revelaciones y profecías?" La cara del jovencito se iluminó al citarle lo siguiente: "Creemos en el don de lenguas, profecía, revelación, visiones, sanidades, interpretación de lenguas, etc." (Séptimo Artículo de Fe). "Parece que ustedes creen en lo que dice la Biblia", dijo asombrado su compañero de viaje. Y el chico agregó: "Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la Palabra de Dios" (Octavo Artículo de Fe). Por sus palabras, el señor se dio cuenta de que creemos en las Escrituras, así como en la revelación. "Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios" (Noveno Artículo de Fe). Y siguió citando: "También creemos en la congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las diez tribus; que Sión será edificada sobre este continente (de América); que Cristo reinará personalmente sobre la tierra y que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaco" (Décimo Artículo de Fe). El caballero escuchaba atentamente, no mostraba ningún interés en regresar a su propio asiento. El jovencito prosiguió: "Nosotros reclamamos el derecho de adorar a Dios todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: Adoren cómo, donde o lo que deseen" (Undécimo Artículo de Fe). "Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados, en obedecer honrar y sostener la ley" (Décimo segundo Artículo de Fe). Y como contribución final, repitió el Artículo de Fe Décimo tercero: "Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres, en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo creemos, todo lo esperamos, hemos sufrido muchas cosas y esperamos poder sufrir todas las cosas.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL “Si hay algo virtuoso, bello, de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos." "El jovencito se sintió satisfecho después de haber terminado con los Artículos de Fe; su compañero estaba visiblemente emocionado, no sólo por la habilidad manifestada por este jovencito al bosquejar todo el programa de la Iglesia, sino por la perfección misma de su doctrina. "Mira, después de estar en los Ángeles unos dos días, tenía planes de volver a Nueva York donde tengo mi oficina. Pero voy a enviar un telegrama a mi compañía avisando que me dilataré unos días en llegar, al regresar me de tendré en Salt Lake City para ir al departamento de información y oír, con más detalle, todas las cosas que me acabas de decir." Vuelvo a preguntamos: ¿cuántos de vosotros, hombres y jóvenes, sabéis los Artículos de Fe? ¿Los habéis repetido? Siempre estaréis preparados con un sermón si sabéis los Artículos de Fe y además, son fundamentales, ¿no es verdad? Me parece que sería algo admirable que todos los jóvenes pudieran aprenderlos de memoria, a la perfección; en esa forma no cometerán errores ni los olvidarán. ¿Queréis saber cómo logré hacerlo yo? Me parece que ya he mencionado que en mi juventud ordeñaba vacas. Podía escribir a máquina con dos dedos y copiaba los Artículos de Fe en pequeños pedazos de papel, que colocaba frente a mí, al sentarme en el banquito para ordeñar. Y los repetía y repetía, creo que hasta veinte millones de veces, no estoy seguro. Sea como sea, lo cierto es que puedo repetir los Artículos de Fe ahora, después de todos estos años pasados, sin cometer un error; Y creo que esto ha sido de muchísimo valor para mí. ¿Haríais vosotros otro tanto, mis estimados jóvenes? Y para los hermanos de mayor edad, voy a citar algunos pasajes de las Escrituras en el libro de Hebreos, escrito según se cree, por Pablo, leemos: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos han hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo, el cual, siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho, tanto superior a los ángeles, cuan heredó más excelente nombre que ellos" (Hebreos 1:1-4).
Y esto nos recuerda la sección 132, en la que el Señor promete que aquellos que han recibido este nuevo y sempiterno convenio, y que viven de acuerdo con los otros, de los que nos ha hablado el presidente Romney, superarán a los ángeles. "Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él padre, y él me será a mí hijo?" (Hebreos 1:5). Los cielos podrán estar llenos de ángeles; pero éstos no son como el Hijo de Dios, y podríamos añadir que no son como vosotros que os habéis hecho dignos de este alto llamamiento de ser exaltados en el reino del Señor mediante las bendiciones que El ha prometido. "Y otra vez, cuando introduce al Primogénito del mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios" (Hebreos 1:6). Ese es el Hijo de Dios, Jesucristo, a quien adoramos con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y fuerza y poder. El es el hijo de Dios. "Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos" (Hebreos 2:1). No sea que se nos deslicen. ¡Oh, cómo espero que al encontrar nuestro camino en este gran programa, nunca permitamos que estas cosas gloriosas se deslicen de nuestras manos! "¿ ... cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. . ." (Hebreos 2:3). Hemos escuchado sobre este gran plan de salvación de boca de Pedro Santiago y Juan, Pablo y otros predicadores, después que ellos lo oyeron del Señor quien lo estableció. "Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionarse por aflicciones al autor de la salvación de ellos" (Hebreos 2:10). Hermanos supongo que muchos de nosotros podremos llegar a ser dioses, parece que hay suficiente espacio allá en el universo. Creo que el Señor podría formar o probablemente querría que nosotros le ayudáramos a formar mundos para todos nosotros, para cada uno de sus hijos fieles. Pensemos en las posibilidades. Todo niño varón que nace en esta tierra, llega a ser heredero de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL este programa tan glorioso. Cuando crece conoce a una bella mujer y se casan en el Santo Templo; obedecen todos los mandamientos del Señor y se conservan limpios; y luego se convierten en herederos de Dios y siguen adelante con su gran programa. Avanzan más allá de los ángeles y dioses que están esperando allí y siguen adelante hacia su exaltación. Recordaréis que en la sección 132 dice todo lo que Abraham recibió de esta misma manera, y que se encontraba ya sobre su trono y había recibido su exaltación. Pablo sigue diciendo: "Así que por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo" (Hebreos 2:14). Esto lo hizo sujetándose a la muerte, pasando por esa experiencia y después levantándose de los muertos como un resucitado. "Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham" (Hebreos 2:16). Así que, el Señor, el Hijo de Dios, llegó a la tierra como descendiente de Abraham, Isaac y Jacob, por medio de David. "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; (Jesús Sumo Sacerdote, así como muchos de vosotros sois sumos sacerdotes; fue apóstol, así como estos hermanos que están aquí al frente, son apóstoles). Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. . ." A causa de lo cual me disgusté contra esa generación (dijo el Señor, refiriéndose al pueblo que estuvo en Egipto y se vio sujeto a la esclavitud en ese país), y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo" (Hebreos 3:1, 3, 10, 11). A veces pensamos en el reposo como un momento en que podemos recostarnos en el sofá o descansar en nuestra casa, o en el césped o en algún lugar donde podamos descansar. Esta no es la clase de reposo a que se refiere el Señor. El que es más activo, que trabaja con mayor empeño, que se afana el mayor número de horas y vive más cerca de su Padre Celestial es quien reposa: reposa de sus tareas pero no se le aparta de su obra.
Ahora quisiera citar algunas líneas de otros pasajes, éstos de la Perla de Gran Precio. Nos hallamos desde luego en una reunión del Sacerdocio, todos poseemos el Sacerdocio, y es una gran privilegio poseerlo; un gran privilegio. Permitidme citar unas palabras de nuestro Padre Abraham que indican lo importante que este poder fue para él: "Y hallando que había mayor felicidad, paz y reposo [esta otra clase de reposo, la clase por la que uno se afana] para mí, busqué las bendiciones de los patriarcas, y la autoridad que se me debería conferir para administrarlas; habiendo sido yo mismo partidario de la justicia, buscando también gran conocimiento, y deseando ceñirme más a la justicia, gozar de mayor conocimiento, y ser el padre de muchas naciones, un príncipe de paz, y anhelando recibir instrucciones y guardar los mandamientos de Dios, llegue a ser heredero legítimo, un Sumo Sacerdote, con el derecho que pertenecía a los patriarcas (Abraham 1:2). Me parece que fueron diez generaciones desde Adán hasta Noé; y después de Noé a Abraham, creo que fueron otras diez. Este heredó la bendición de los patriarcas, ¿Y quiénes son éstos? Fueron los hombres rectos que llegaron a ser patriarcas de las naciones en aquellos primeros años. Sigue diciendo Abraham: "Me lo confirieron de los patriarcas; desde que comenzó el tiempo, sí aun desde el principio, o antes de la fundación de la tierra hasta el tiempo presente, descendió de los patriarcas aun el derecho del primogénito, sobre el primer hombre que es Adán, nuestro primer padre; y por medio de los patriarcas hasta mí. "Busqué mi nombramiento en el sacerdocio conforme a lo que Dios había señalado a los patriarcas, relativo a la simiente" (Abraham 1:3-4). Está hablando de algo de lo que somos herederos, nacimos como herederos de ello y todo lo que necesitamos es hacernos dignos de obtener esta bendición, sin la cual jamás podríamos ir al templo. Y si nunca fuéramos al templo no podríamos ser sellados y, por consiguiente, no podríamos tener familia ni podríamos seguir adelante con nuestra obra. "Habiéndose tornado mis padres de su justicia y de los santos mandamientos que el Señor su Dios les había dado. . .se negaron por completo a escuchar mi voz" (Abraham 1:5). Por consiguiente, Abraham tuvo que partir. Salió de Caldea y fue río arriba hasta que llegó al
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL lugar llamado Harán, que en la actualidad conocemos como Turquía, y de allí hasta Palestina. Ahora, si no os he aburrido con mi lectura, quisiera leer otros dos pasajes y luego concluir. "Y me habló su voz (después que el Señor hirió al hombre que intentó sacrificar a Abraham sobre el altar)... me llamo Jehová, y te he oído, y he descendido para librarte y para llevarte de la casa de tu padre y de toda tu parentela a una tierra extraña de la cual nada sabes. "Cual fue con Noé, será contigo, pero mediante tu ministerio se conocerá mi nombre en la tierra para siempre... (Abraham 1:16-19). Y dice en seguida: "Te llevaré para poner sobre ti mi nombre" (Abraham 1:18). Mi nombre. El nombre de Jesucristo. El Sacerdocio se llama "el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo, de Dios" (D. y C. 107:3). Y más tarde se dio al sacerdocio el nombre de Melquisedec para que no se hiciera necesario repetir con demasiada frecuencia el nombre del Hijo de Dios. Con respecto a eso, frecuentemente pienso que usamos los nombres divinos un poco más de lo necesario; probablemente con demasiada intimidad. Aquí tenemos un buen ejemplo, en el hecho de que el Señor dio al sacerdocio el nombre de Sacerdocio de Melquisedec para evitar la repetición. Otro pensamiento antes de concluir, y es el siguiente: "Pero procuraré de aquí en adelante delinear la cronología que data desde mí hasta el principio de la creación, porque han llegado los anales a mis manos, anales que tengo hasta hoy. (Esto es de suma importancia en lo que concierne a alguna de las otras obras que hemos considerado durante esta conferencia). . .
"Pero el Señor mi Dios preservó en mis propias manos los anales de los padres, aun los patriarcas, concernientes al derecho del sacerdocio, por tanto, he guardado hasta el día de hoy el conocimiento del principio de la creación, y también de los planetas y de las estrellas, cual se dio a saber a los patriarcas; y trataré de incluir algunas de estas cosas en este relato para el beneficio de mi posteridad que vendrá después de mí" (Abraham 1:28-31). Hermanos, realmente es algo notable poseer el sacerdocio —este sacerdocio que progresa de diácono a maestro, y de maestro a presbítero— y luego poseer el que es permanente mientras seamos dignos de él, y que puede ser nuestro escudo y nuestro camino a los mundos eternos. Ruego que el Señor nos bendiga, que jamás consideremos ser élder como una cosa común y ordinaria. "No es más que un élder"; "no es más que un Setenta; "no es mas que un sumo sacerdote." Ser sumo sacerdote, un sumo sacerdote, es verdaderamente algo en la vida de cualquier hombre y considerarlo algo menos que extraordinario y maravilloso, sería no comprender las bendiciones que hemos recibido. Ahora bien, esto procede de la doctrina que poseemos. El Señor ha dicho: "Yo soy el Omnipotente”, "Yo soy Jesucristo". "Yo soy Jehová." El es el Ser que adoramos. De El cantamos en casi todo himno; oramos a El en todas nuestras oraciones; hablamos de El en todas nuestras reuniones; lo amamos y lo adoramos. Prometemos y nuevamente nos consagramos, una vez tras otra, que desde este momento en adelante, viviremos más cerca de El, de sus promesas y de las bendiciones que El nos ha dado. Y os digo esto con todo nuestro amor, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
UN REINO QUE NO SERÁ JAMÁS DESTRUIDO. por el presidente Spencer W. Kimball Mis amados hermanos, nuevamente nos encontramos reunidos en este histórico Tabernáculo a fin de considerar temas de gran importancia para el mundo y para nosotros los miembros de la Iglesia. Los últimos meses han sido tremendamente interesantes para nosotros. Durante el mes de febrero y la primera semana de marzo, un grupo de representantes de la Iglesia viajamos a los países que se encuentran en las islas del Pacífico del Sur, donde nos reunimos con los miembros. El crecimiento de la Iglesia en esa zona es cada vez más rápido y notable. Puesto que una gran mayoría de nuestra gente, especialmente entre los cien mil miembros correspondientes a los mares del sur, no podrá tener nunca la posibilidad de asistir a una Conferencia General en Salt Lake City, decidimos realizar entre ellos conferencias de área. Por lo tanto, en Nueva Zelanda, tres de las ciudades más importantes de Australia, Samoa, Tonga, Fiji y Tahití, organizamos conferencias para que los santos de esos lugares pudieran reunirse con las Autoridades Generales, tener la oportunidad de sostener a sus líderes y escuchar los sermones ofrecidos por ellos. Fuimos gratamente recibidos, bien tratados y regresamos con un gran cariño por esa buena gente de las islas del Pacífico del Sur. Os interesará saber que la obra está desarrollándose rápidamente en muchos lugares del mundo, así también como en los Estados Unidos. Hay miembros de la Iglesia en sesenta y seis países y el evangelio es predicado en la mayoría de ellos. Tenemos más de 23.000 misioneros, y dos mil o más de estos jóvenes de ambos sexos, son ciudadanos de las naciones donde se encuentran predicando. Cuando yo fui apartado como presidente de estaca en el año 1938, aquella era la estaca número 124 en todo el mundo; ahora tenemos 740; y cuando salí de misionero sólo teníamos unas pocas misiones; ahora tenemos 134. Abarcamos la mayor parte de este mundo en el cual habitamos, con congregaciones en América del Sur, el Oriente, las Islas del Pacífico del Sur, África del Sur, Europa y muchos otros lugares. Gran cantidad de personas encuentran cada año que el evangelio satisface sus necesidades espirituales, colmándoles de inefable gozo.
Nuestras Autoridades Generales viajan constantemente por el mundo utilizando sus energías en tratar de llevar a las nuevas áreas y pueblos, el entrenamiento y las enseñanzas que son necesarios para los miembros recientes de la Iglesia. Nuestro trabajo por los muertos se ha incrementado y con dieciséis templos, la obra continúa creciendo constantemente. Hemos anunciado que se edificarán nuevos templos en Sao Paulo, Tokio y Seattle, esta última, ciudad de los Estados Unidos; también se levantarán nuevos edificios en otros lugares, para la continuación de esta gran obra que es tanto para los vivos como para los muertos. Estamos muy agradecidos por la excelente atención que los miembros de la Iglesia han dado a nuestro pedido de que cultivasen huertos y plantasen árboles frutales, y de que limpiaran sus propiedades manteniéndolas más presentables. Dondequiera que vamos ahora, vemos hermosos huertos en donde se han plantado legumbres y vegetales; en algunos lugares los huertos han reemplazado a los jardines, o por lo menos, comparten con éstos el lugar de honor. Otra razón meritoria de la horticultura es el intercambio de verduras que se puede hacer entre vecinos, fomentando así entre ellos una mejor relación, e incluso la amistad. Estamos en general orgullosos del éxito hasta ahora alcanzado. La verdad es que "la fiebre del huerto" ha atacado a mucha gente. La práctica de la horticultura sirve no solamente para economizar, sino también para satisfacer el deseo de tener un pasatiempo, que en este caso es productivo. Si cada familia tuviera un huerto y, los que disponen del terreno suficiente, tuvieran además una vaca, gallinas y algunos árboles frutales, sería sorprendente lo cerca que se encontrarían de abastecerse casi por completo con alimentos de su propia producción. Creemos en el trabajo para nosotros mismos y para nuestros hijos. Cuando trabajamos en proyectos de bienestar, contribuimos con horas de labor para cumplir con nuestras necesidades de producción; debemos entrenar y habituar a nuestros hijos a ser laboriosos y ellos deben aprender a compartir las
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL responsabilidades de la casa, con asignaciones que ayuden a conservarla limpia no obstante lo humilde que pueda ser; también pueden turnarse en cuidar el huerto, lo cual será mucho mejor que si se quedaran durante largas horas mirando televisión. Demasiado tiempo libre hace que los niños entren en un estado de total aburrimiento, lo que los impulsa a exigir constantemente caros artículos de recreación. Debemos hacerles comprender la dignidad del trabajo, compartiendo las responsabilidades de la casa y el terreno circundante. Hace poco recibimos la siguiente carta de un guarda forestal de los Estados Unidos. "En un día de trabajo, quinientos de nuestros jóvenes mayores juntaron basura, piedras y desperdicios de toda clase, y pintaron más de cuatrocientas mesas de campamentos, puentes y letrinas. Veintisiete estacas participaron en ese proyecto, que llegó a ser un éxito monumental. El entusiasmo, la vitalidad y el espíritu generoso demostrado por ese grupo de dinámicos jóvenes trabajadores, es verdaderamente un ejemplo de las mejores tradiciones y enseñanzas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días." Es asombroso lo que nuestra juventud puede hacer cuando se le dan asignaciones y una buena dirección. El presidente Brigham Young dijo: "Mi fe no me gula a pensar que el Señor nos proveerá gratuitamente con carne asada y pan con mantequilla. Por el contrario, El nos dará la habilidad de cultivar el grano, de lograr los frutos de la tierra, de construir habitaciones, de conseguir las tablas para hacer un cajón; y cuando llegue el tiempo de la cosecha del grano y tengamos que conservarlo, nos dará la habilidad de ahorrar el trigo necesario hasta que tengamos guardados uno, dos, cinco, o siete años de provisión; hasta que haya suficientes provisiones ahorradas por las familias para autoabastecerse, así como para alimentar a aquellos que se alleguen aquí en busca de seguridad. No desperdiciéis nada. Tomad las cosas con calma, juntad de todo, no desaprovechéis nada; sed prudentes, ahorrad todo lo que podáis y, una vez que hayáis juntado más de lo que vosotros mismos necesitáis, pedidles a vuestros vecinos que os ayuden a consumirlo. Nunca consideréis que tenéis suficiente pan como para tolerar que vuestros hijos desperdicien un trozo de corteza o una miga. Si el valor de un
hombre se midiera en millones de kilos de trigo y maíz, aún así no sería lo suficientemente rico como para permitir que su criada barriera un solo grano y lo arrojara al fuego; haced que todo alimento se aproveche y pase de nuevo a la tierra y así, cumplirá con el propósito para el que creció. Si pudiéramos observar la casa de las familias más pobres de esta comunidad, me aventuraría a decir que quizás viéramos que algunas de ellas desperdician por año lo necesario para comprar los libros escolares de sus hijos y aún más. Si deseáis llegar a ser ricos, ahorrad lo que tenéis. Cualquier tonto puede ganar dinero, pero es necesario ser un sabio para ahorrarlo y disponer de él para su beneficio. Es para nuestro beneficio precisamente, cuidar de las bendiciones que Dios nos ha dado; si seguimos el curso opuesto, eliminamos el poder y la gloria que Dios desea que heredemos. Es mediante nuestra propia diligencia, frugalidad y el buen juicio que Dios nos ha dado, que podemos conservar nuestro grano, nuestros rebaños, nuestras casas y tierras, y aumentar nuestras posesiones con ellos relacionadas, ganando continua influencia y poder para nosotros mismos como individuos y para el Reino de Dios en general." Y con respecto a las deudas, lo siguiente fue tomado del libro de discursos de Brigham Young: "Pagad vuestras deudas; nosotros os ayudaremos a hacerlo, pero no volváis a endeudaros nuevamente. Obrad con prontitud en todo, especialmente en pagar las deudas." (Discourses of Brigham Young, Deseret Book, págs. 291-92 y 303.) Antes solíamos predicar mucho sobre la importancia del pago de las deudas. En nuestros días es peor aún: hemos llegado a una situación en la que constantemente se nos invita a comprar y pagar a crédito, y hasta a pagar nuestras deudas a partir del año próximo. El 1830 el Señor le dio a Martin Harris una revelación que se encuentra en la sección 19, versículo 35, de Doctrinas y Convenios, y que dice: "Paga la deuda que has contraído con el impresor. Líbrate de la servidumbre". "Un hombre que se mete en deudas cuando no tiene posibilidades de pagarlas, no comprende los
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL principios que deben prevalecer en una comunidad bien regulada, o es deshonesto por voluntad propia. Si un hombre que cuenta con los medios suficientes no paga una deuda honestamente contraída, no es un buen Santo de los Últimos Días. Es además bastante incorrecto pedir un préstamo a un enemigo y no hacer la debida devolución; esta acción se encuentra por debajo del carácter de cualquier ser humano; pero todo aquel que pide prestado a un amigo, especialmente al que sea pobre, si no paga lo que debe, no estará haciendo honor a la hermandad de los santos. (Ídem, págs. 303-304.) Lo siguiente apareció en una carta perteneciente a un trámite de divorcio: "Aparentemente la causa de este divorcio fue la irresponsabilidad financiera por parte del esposo, así como la mala administración del dinero tanto de éste como de la esposa. La solicitante declara que ella no tiene conocimiento de ninguna infidelidad por parte de su cónyuge. Este estableció claramente que nunca traicionó a su esposa durante el tiempo del matrimonio. Pero aun así tenían tanta dificultad para controlar su presupuesto, que decidieron terminar su unión con el divorcio." En este caso tenemos a una familia que podría permanecer intacta y feliz, si no hubiera sido por la carencia de un adecuado presupuesto que se pusiera en práctica con cuidado. Durante la conferencia pasada os hablamos de la necesidad de que cada familia preparara un presupuesto, costumbre que ahorraría muchos pleitos y malos entendimientos. "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo os digo?" (Lucas 6:46.) Esta declaración de nuestro Señor es muy importante para todos nosotros. Algunos se preguntarán porque las Autoridades Generales hablan de las mismas cosas en todas las conferencias. Al estudiar las declaraciones de los profetas de todos los tiempos, veo que el modelo que siguen es bien claro. De acuerdo a las palabras de Alma, tratamos de enseñarle al pueblo ". . . un odio perpetuo hacia el pecado y la iniquidad", y predicamos . . . "el arrepentimiento y la fe en el Señor Jesucristo" (Al. 37:32, 33). Rendimos honor a la humildad y tratamos de enseñarle al pueblo ". . . a resistir toda tentación del diablo, con su fe en el Señor Jesucristo", y a ". . . no cansarse nunca de las buenas obras" (Al. 37:33).
Los profetas repiten las mismas cosas, porque se enfrentan fundamentalmente con los mismos problemas. Hermanos, las soluciones a los mismos no han cambiado. Sería un mal faro aquel que emitiera diferentes señales para guiar a los barcos que entraran al puerto; sería un mal guía el que, conociendo un camino seguro, llevara a aquellos que en él han puesto su confianza por otro pleno de peligrosos senderos del cual no hay viajero que regrese. Hoy siento la urgente y especial necesidad de invitar a todos a investigar el evangelio restaurado de Jesucristo, con sus doctrinas de salvación y exaltación. A todos los que en este día oyen mi voz, proclamo con toda sinceridad y verdad que esta Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es literalmente en la actualidad, el reino autorizado de Dios sobre la tierra. El Maestro y Salvador, el Señor Jesucristo mismo, se encuentra al frente de su Iglesia en toda su majestad y gloria, y dirige sus asuntos mediante profetas y apóstoles divinamente llamados y sostenidos. Como uno de los más humildes de todos ellos, levanto mi voz desde las cumbres de estas hermosas montañas para proclamar que esta Iglesia de Jesucristo, comúnmente conocida por el mundo como "mormona", es el único poder de Dios para la salvación. A los que no sois miembros de esta Iglesia, os prometo con toda certeza que uno de los días más importantes de vuestra vida será cuando decidáis investigar el evangelio restaurado. Esa decisión abrirá ante vosotros una vasta cantidad de verdades restauradas del evangelio, e incontables senderos por los cuales podréis llegar a desarrollar vuestra espiritualidad en amor y paz; comprenderéis mejor vuestra relación con la Deidad y podréis recibir respuestas a preguntas de fundamental importancia, tales como de dónde venís, que hacéis aquí y hacia dónde os dirigís. El bautismo en la Iglesia verdadera de Jesucristo mediante la debida autoridad, os abrirá las puertas a la exaltación en los reinos eternos de gloria, que podréis conquistar mediante el arrepentimiento, una vida justa, el cumplimiento de los mandamientos del Señor y el servicio a nuestro prójimo.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL El evangelio de Jesucristo es para todas las naciones y todos los pueblos. Nosotros proclamamos la paternidad de Dios y la hermandad de todos los seres humanos. También proclamamos la divina condición de Jesucristo como Hijo de Dios, como Salvador crucificado, cuyo divino sacrificio sirvió de rescate para toda la humanidad. Damos testimonio de su resurrección, y de que en la actualidad vive y se encuentra a la diestra del Padre, guiando todos los asuntos concernientes a su reino terrenal. Si investigáis esta Iglesia veréis que no se trata de una religión que reclame la sucesión del ministerio terrenal de Cristo, como tampoco es una religión protestante. Esta es una divina restauración del reino terrenal de Jesucristo, organizado tal como lo fue su primitiva Iglesia, con "apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc." En vuestros estudios de esta Iglesia restaurada encontraréis los poderes y autoridades divinamente establecidos del Santo Sacerdocio. De ninguna otra forma excepto mediante esta divina autoridad, pueden ser efectuadas estas ordenanzas del evangelio que nos unen por tiempo y eternidad. Así testifico a todos aquellos que hoy oyen mi voz. Encontraréis que el llamado "mormonismo" es una creciente, vibrante, dinámica y desafiante Iglesia; en realidad, es una forma de vida que abarca todos los aspectos de la existencia, en cada una de sus facetas. Por mandamiento divino ésta es una Iglesia proselitista. Hoy se encuentran en el mundo más de 23.000 misioneros, brindando generosamente su tiempo, medios y talentos, para predicar este mensaje de restauración a la mayoría de las naciones. Ese mensaje es para toda la humanidad para el hindú, el budista, el islamita, el judío, el sintoísta; para los seguidores de Confucio, para la gente de toda raza y credo. Invitamos a todos a que escuchen el mensaje de estos misioneros Santos de los Últimos Días. No hay otro que tenga mayor importancia para el bien de vuestra vida, tanto aquí en la mortalidad, como en los mundos eternos. Las recompensas que esperan para aquellos que son honestos de corazón y buscan la verdad, no tienen precio. El Señor ha dicho a los hombres: "Escuchad oh pueblo de mi Iglesia, vosotros a quienes el reino ha sido dado; escuchad y dad oído al que puso los fundamentos de la tierra, el que hizo los
cielos con todas sus huestes, y por quien fueron hechas todas las cosas que viven, y se mueven, y tienen su ser. Y además os digo, escuchad mi voz, no sea que la muerte os sobrevenga; en la hora cuando menos lo penséis, el verano se habrá pasado, y la siega terminado, y vuestras almas aún estarán por salvar. Escuchad al que es vuestro intercesor con el Padre, quien aboga vuestra causa ante El . . . Y aun así he enviado mi convenio sempiterno al mundo, a fin de que sea una luz para él, y un estandarte a mi pueblo, y para que lo busquen los gentiles, y para que sea un mensajero delante de mi faz, preparando la vía delante de mí. Por lo tanto, entrad en él, y razonaré con el que viniere, como con los hombres en los días antiguos, y os enseñaré mi potente razonamiento." (D. y C. 45:1-3, 9-10.) Esta es la Iglesia restaurada. Este es el reino de Dios sobre la tierra, pues fue Jesucristo mismo quien lo organizó. Recordaréis aquel incidente que tuvo lugar en los albores de la historia, cuando ésta se encontraba en sus umbrales. Este importante momento tuvo lugar sólo 600 o 700 años antes de Jesucristo, y el Señor consideró apropiado revelar lo que acontecería en el futuro, en una forma desusada. Nabucodonosor rey de Babilonia, había sitiado a Jerusalén tomando prisioneros a sus habitantes. Entre los cautivos se encontraban Daniel y sus compañeros, quienes manteniendo en alto sus convicciones se negaron a comer y beber la comida del rey y su gente. Las escrituras dicen: "En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los hallo diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino" (Dan. 1:20). El rey Nabucodonosor tuvo un sueño, por lo tanto hizo llamar a los magos, astrólogos y adivinos para que lo interpretaran. La condena si no podían mostrar y explicar el significado de esos sueños, era la pena de muerte. los magos respondieron delante del rey diciendo que no había ser viviente que pudiese mostrar un sueño y su interpretación. Por esto, el rey con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia. Inspirado, Daniel pidió al rey que le diese tiempo. que él le mostraría la interpretación del sueño. En la Biblia podemos leer:
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL cual tomaría el dominio del mundo. La interpretación incluía el dominio de otros reinos. Ciro el Grande con sus medos y persas, sería reemplazado por los reinados griego y macedonio bajo la dirección de Alejandro y Filipo V, y ese poder mundial iba a ser destruido por el Imperio Romano, el que a su vez, fue substituido por un grupo de naciones europeas representadas por los dedos de la imagen. Habiendo delineado brevemente la historia del mundo, viene ahora la revelación importante: "Y en los días de estos reyes [hablando acerca de estos grupos de gobernantes europeos el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación." (Daniel 2:44-45.) Esta es la revelación concerniente a la historia del mundo, cuando un poder mundial sería reemplazado por otro hasta que quedarían numerosos y pequeños reinos que compartirían el control de la tierra. Y en los días de esos reyes ese poder no seria dado a los hombres, sino que Dios establecería un reino, su reino sobre la tierra, el cual jamás sería destruido, ni otros hombres tomarían control sobre él. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue restaurada en el año 1830, luego de numerosas revelaciones procedentes de fuentes divinas; y éste es el reino establecido por el Dios de los cielos que no será jamás destruido ni reemplazado y la piedra cortada no por manos, que se convertirá en un gran monte que ha de llenar toda la tierra. La historia siguió su curso y los poderes mundiales se sucedieron luego de regir la tierra por épocas relativamente breves, pero a principios del siglo diecinueve llego ese día. Las nuevas tierras de América ya habían sido descubiertas y la colonización se estaba afianzando; en los Estados Unidos se había logrado la independencia y con la Constitución aprobada y la libertad dada a los hombres, la gente podía ya recibir la luz que permitiría el establecimiento y el reinado de la verdad.
"Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo." (Dan.2:19.) Y Daniel, el iluminado joven, alabó al Señor diciendo: "Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos. . . " (Dan. 2:20-23.) Y así con el conocimiento revelado del futuro, Daniel rogó por la vida de los sabios y astrólogos. Llevado ante el rey, éste le preguntó: "¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación?" (Dan. 2:26). El joven respondió que el misterio que el rey demandaba no podía ser interpretado ni por magos, ni sabios, ni astrólogos: "Pero hay un Dios en los cielos el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días" (Dan. 2:28). A continuación explicó a Nabucodonosor que sus sueños eran una representación de la historia del mundo, presentándole la visión de la gran imagen cuya cabeza era de oro fino, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce, piernas de hierro y los pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. La revelación continúa: "Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido. y los desmenuzó." (Dan. 2:34.) Y los varios elementos que constituían a la imagen fueron hechos pedazos: " . . . y fueron como tamo de las eras de verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno." (Dan. 1:35.) Luego entonces vino la interpretación: Nabucodonosor era el rey de reyes, el jefe de un poder mundial representado por la cabeza de oro. A continuación del suyo, otro reino sería levantado, el
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL No hubo rey ni grupo de sabios que pudiese predecir esta historia; pero Daniel un joven puro y Profeta, recibió una revelación de Dios al respecto. Existía un gran propósito para que este acontecimiento de la historia del mundo tuviese lugar, para que de esta forma los honestos de corazón pudieran esperar con interés su establecimiento. Y así, numerosos hombres y mujeres virtuosos, conocedores de las revelaciones de Dios y las perspectivas del futuro, esperaban con ansiedad ese día. Todo sucedió por medio de un proceso normal del cual tomó parte un inspirado joven de catorce años, quien tenía dificultad para aprender de las escrituras solamente, lo que se relacionaba con el futuro; por lo tanto, en una densa arboleda oró al Señor, suplicándole sabiduría. El gran momento había llegado y el adversario, Satanás, conociendo todos los poderes de la eternidad que habrían de revelarse con el evangelio, hizo lo posible para destruir al joven y acabar con las posibilidades de la restauración; a pesar de ello, se presentó ante este inquisitivo y puro jovencito una espléndida y magnífica visión. Haciendo uso de todo su poder y con la fortaleza que recibió del Señor, pudo disipar la oscuridad y derrotar a Satanás. La visión procedió entonces a manifestarse descendiendo gradualmente de los cielos una columna de luz más brillante que el sol, hasta descansar directamente sobre él. José lo relata diciendo: "No bien se hubo aparecido, cuando me sentí libre del enemigo que me tenía sujeto. Al reposar la luz sobre mí, vi a dos Personajes, cuyo brillo y gloria no admiten descripción, en el aire arriba de mí. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo señalando al otro: ¡Este es mi Hijo Amado: Escúchalo!" (José Smith 2:17.) Esta presentación formal del Hijo por parte de su Padre, fue muy importante, dado que éste sería el mundo de Jesucristo, su Iglesia y su Reino. El joven hizo muchas preguntas, que le fueron contestadas, y recibió verdades eternas mediante la revelación; se le explicó claramente que si se mantenía digno y puro ante el Señor, él sería responsable por la restauración de la Iglesia, el evangelio, los poderes y la autoridad de Dios. A medida que este digno joven alcanzaba la madurez, descendía sobre él una fuente de conocimientos procedentes de los cielos; recibió responsabilidades; se le restauró la autoridad y las
revelaciones desde lo alto continuaron llegando casi ininterrumpidamente. Las condiciones no podían ser mejores; mucha gente estaba lista para recibir la verdad en su plenitud. En rápida sucesión, José fue visitado por otros personajes celestiales tales como Pedro, Santiago y Juan, quienes poseían las llaves del reino, el poder del sacerdocio y las bendiciones de la eternidad. Estros se presentaron ante el joven, restaurando los poderes y autoridades que ellos habían poseído en esta tierra. Juan el Bautista, que había sido decapitado por Herodes, era entonces un ser resucitado y volvió a la tierra para poner sus manos sobre la cabeza del joven, confiriéndole el Sacerdocio Aarónico. El gran Moisés regresó a la tierra como ser celestial, para restaurar las llaves del recogimiento de Israel. El profeta Malaquías, Profeta de la obra eterna por los muertos, se presentó para preparar el camino de la obra en los templos, para que aquellos que murieran sin tener la oportunidad de escuchar e1 evangelio pudieran aceptarlo vicariamente. Por medio de la autoridad divina se expresó lo siguiente a los organizadores de la Iglesia: " . . . nadie será nombrado para recibir mandamiento y revelaciones en esta Iglesia sino mi siervo José Smith, hijo, porque los recibe él aun como Moisés." (D. y C. 28:2.) El profeta Moroni se apareció a José Smith y pasó con él largas horas, explicándole acerca de los antiguos habitantes de América, poblada por los descendientes de Lehi, así como de un libro que sería desenterrado y traducido el cual es un testimonio de que Jesús es el Cristo, el Dios Eterno, tanto para los judíos como para los gentiles, y este registro ayudará a establecer la divinidad de nuestro Señor Jesucristo. Estos fueron los comienzos y, a partir de entonces, el evangelio fue revelado línea por línea y precepto por precepto; muchas verdades fueron restauradas, recibiéndose el poder y la autoridad, y gradualmente hubo suficiente: luz y suficiente gente como para que se llevara a cabo la organización del Reino de Dios, el mismo que vio Daniel hace 2.500 años. Cuando la Iglesia fue organizada, contaba con sólo seis miembros, y era pequeña comparada con la piedra del sueño, que fue cortada de la montaña y que se convertiría en un monte que llenaría toda la tierra.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Muy duros días esperaban a este pequeño reino. Los profetas fueron asesinados y esta pequeña Iglesia que se desarrollaba rápidamente, fue perseguida sin descanso. Por medio de revelaciones, se indicó que era necesario el éxodo hacia las montañas del oeste; tuvo lugar entonces la colonización de esta parte de los Estados Unidos, sufriéndose grandes tribulaciones, derramándose sangre en abundancia; el hambre reclamó sus vidas, pero hoy la piedra sigue rodando hasta llenar la tierra, tal como lo indica la profecía. Más de veintitrés mil misioneros proclaman estas verdades a miles de personas en sus hogares, testificando de su veracidad. El evangelio se expande por toda la tierra, camino al cumplimiento de la promesa da por Dios a Daniel, de que éste cubriría toda la tierra; y miles de personas de todas nacionalidades y lenguas están aceptando el evangelio y la Iglesia. El reino está creciendo y nosotros os testificamos que, de acuerdo a las palabras de Daniel, nunca será destruido ni será dejado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre. . Las numerosas revelaciones han demostrado claramente a los miembros que la vida eterna, que es
su meta, está a su alcance si se cumplen todas las ordenanzas y los mandamientos de Dios. Os damos estas verdades, no con arrogancia y orgullo mundanos, sino que con profunda sinceridad y humildad os hacemos el ofrecimiento: el evangelio sin precio, el evangelio de verdad, el evangelio de salvación y exaltación. Sé que es verdadero; sé que es divino, sé que es la pequeña piedra que fue cortada de la montaña, y que llenará la tierra como fue profetizado y mandado por el Salvador Jesucristo, cuando en sus últimos momentos en esta vida mortal dijo a sus once apóstoles: " . . . id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura", y toda nación, lengua y pueblo. (Véase Marcos 16:15.) Yo sé que es la verdad, desde el nacimiento de Adán hasta los días de Daniel, y desde los días de José Smith hasta la actualidad. Sé que es verdadero y divino, y os lo ofrecemos sin precio y os prometemos la vida eterna si guardáis estrictamente sus preceptos. Este testimonio os dejo en el nombre de Jesucristo. Amén.
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LOS HÉROES DE LA JUVENTUD por el presidente Spencer W. Kimball de eficaces actividades de quórum y de activos comités de la juventud en cada barrio. A medida que nuestros jóvenes aprenden los principios administrativos del quórum, no sólo pasan a ser una bendición para los jóvenes del Sacerdocio Aarónico en esos quórumes, sino que también se preparan para desempeñar eficazmente su futuro papel de padres y líderes de los quórumes del Sacerdocio de Melquisedec. Para ello, necesitan tener algunas experiencias en liderismo, algunas experiencias en proyectos de servicio, en oratoria, en la dirección de reuniones y aprender cuál es la forma más adecuada de establecer relaciones con las jóvenes. Estamos desarrollando una generación real — miles de quienes se encuentran en este momento con nosotros esta noche— que tiene una misión especial que llevar a cabo. Debemos proveer a estos jóvenes experiencias especiales en el estudio de las escrituras, en el servicio al prójimo, y en el entrenamiento para ser buenos y amantes miembros de su familia. Todo esto, claro está, requiere que dediquemos tiempo a la planificación y aplicación; exactamente lo opuesto de lo que a veces podemos ver por parte de algunos padres y líderes de la Iglesia. Tenemos poderosas razones para creer hermanos, que el impacto del mundo producido en nuestros jóvenes de la Iglesia no sólo es mayor de lo que jamás ha sido, sino que se produce más pronto de lo que ha sido en el pasado. Por lo tanto, debemos llevar a cabo nuestro trabajo de una forma más eficaz y rápida que antes. Estamos sumamente preocupados por el creciente número de divorcios que tienen lugar en nuestra sociedad y, peor aún, en la Iglesia. Del mismo modo, nos preocupan aquellas familias y parejas que a pesar de estar juntos, viven resignados una vida de desesperanza. Quienes sean cuidadosos y considerados en el noviazgo, generalmente lo serán también en el matrimonio; los que entren después de concienzuda meditación en la Casa del Señor para ser sellados por el tiempo y la eternidad, tienen menos probabilidades de sufrir la experiencia del divorcio y pasar por dificultades, no solamente por la influencia que tenga en ellos la ceremonia del templo, sino porque generalmente y en primer término se encuentran mejor preparados para el matrimonio. Estos contarán además del joven amor
Durante todo el tiempo en que he asistido a las conferencias generales, me he sentido grandemente impresionado por la cantidad de jóvenes que han estado presenciando esta sesión con sus padres. He notado que hay hombres que han crecido en la Iglesia, y han traído a sus hijos con ellos, ya fuera que se tratara de seis, ocho o diez jovencitos, con los que han disfrutado de esta reunión. Espero que cada muchacho que se encuentre presente aquí esta noche, le exprese a su padre su afecto por él y la gratitud que siente por tener un padre fiel, constante y en quien puede depositar su confianza. Esperamos que como hijos, esposos, padres y abuelos, vosotros los poseedores del sacerdocio seáis considerados y atentos con vuestras hermanas, madres, esposas y abuelas. El sacerdocio preside en el hogar, pero debe hacerlo del mismo modo en que Jesucristo preside sobre la Iglesia; con amor, servicio, ternura y por medio del ejemplo. El Señor nos ha dado a todos parte de su autoridad, como poseedores que somos de ese sacerdocio, pero podemos reclamar los poderes de los cielos sólo si nos basamos en nuestra rectitud personal. Para que el poder del sacerdocio sea entonces realmente ejecutado en una familia, se requiere la rectitud de sus hombres y jóvenes. Llamamos la atención de todos los poseedores del sacerdocio al hecho de que la relación existente con nuestras esposas, madres y hermanas es tal, que debemos estar en condiciones de arrodillarnos juntos, ya sea en los altares del templo o en nuestros propios hogares, y de servir juntos, uno junto al otro, en una hermosa asociación. Nos preocupa sobremanera hermanos, la necesidad de proveer en forma continua a nuestros jóvenes, de oportunidades significativas para desarrollar su alma en el servicio al prójimo. Generalmente, los jóvenes no se inactivan en la Iglesia como a>nsecuencia del exceso de significativas responsabilidades; no hay joven que haya sido testigo personal de la forma en que el evangelio se pone en acción en la vida de la gente, que le dé la espalda a sus obligaciones en el reino y las abandone. Esperamos que nuestros obispados, quienes tienen una mayordomía especial con respecto a este asunto, se aseguren de la existencia
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que sienten el uno por el otro también con una unión común en el amor que sienten por el evangelio de Jesucristo, que conocieron aun antes de conocerse ellos. Además, tendrán sentido del espíritu de sacrificio y de desprendimiento sobre el que se fundamenta todo matrimonio feliz. Exhortamos a nuestros líderes, padres, esposos e hijos, a desarrollar aún más su capacidad de comunicación con los miembros de su familia, en los quórumes y barrios, así como en las comunidades. Aceptad el hecho de que nuestro Padre Celestial espera que cada poseedor del sacerdocio se desarrolle personalmente. Debemos progresar en forma constante; si así lo hacemos, las otras personas podrán sentir y comprender la seriedad con que tomamos nuestro aprendizaje y podrán, por lo tanto, perdonarnos con más facilidad cuando a veces fracasamos en nuestra forma de dirigir y actuar. Es sumamente apropiado para la juventud del Sacerdocio Aarónico de la misma forma que para los hombres del Sacerdocio de Melquisedec, establecer silenciosa pero decididamente metas personales serias por medio de las cuales puedan mejorar, seleccionando algunas que deseen alcanzar en períodos de tiempo específicos. Si los poseedores del Sacerdocio de nuestro Padre Celestial carecen del indispensable dinamismo, aun cuando estén bien encaminados tendrán escasa influencia sobre los demás . . . Vosotros sois la levadura de la cual depende el mundo, y debéis utilizar vuestros poderes para detener a un mundo errante y sin metas. Tenemos la esperanza de poder ayudar a nuestros jóvenes, tanto varones como mujeres, a comprender, más temprano en la vida, que hay ciertas decisiones que se toman solamente una vez. En otras oportunidades he mencionado en este mismo púlpito algunas determinaciones hechas en mi juventud, que me fueron de gran ayuda porque no tuve que volver a hacerlas en forma perpetua. Podemos alejar de nosotros algunas cosas sólo una vez y considerar el asunto como finalizado. Podemos tomar una sola decisión sobre aquello que deseamos incorporar en nuestra vida y luego hacerlo, sin tener que reconsiderar y volver a decidir cien veces qué vamos a hacer y lo que no vamos a hacer. La indecisión y el desaliento son elementos indispensables en los que se desenvuelve el adversario, ya que, en ese medio ambiente él puede provocar mucho daño a la humanidad. Mis jóvenes hermanos, si vosotros no lo habéis hecho ya, tomad la decisión de decidiros.
Esperamos que llevéis a cabo un esfuerzo considerable con aquellos miembros y futuros miembros dedicados a la práctica de un oficio. En la Iglesia nunca debemos llegar a pensar que aquellos que hacen trabajos manuales, son inferiores en la escala de nuestra posición social. Por supuesto que también estamos agradecidos por los muchos profesionales con que contamos en la Iglesia y por todos los empleados de oficinas y técnicos; pero es necesario que nos preocupemos más por alcanzar a los jóvenes y adultos que se dedican a los oficios o son obreros, que en realidad son más importantes para nuestra sociedad de lo que muchas personas creen; en realidad, algunas de las habilidades que estas personas poseen, son extremadamente especializadas y tienen una gran demanda. Hagamos un esfuerzo especial por llegar a este tipo de personas, ya que entre ellos se encuentran muchos de nuestros futuros élderes, cuya fortaleza y habilidades necesitamos y cuyas familias se unirán a nosotros sólo si esos hombres vienen y unen sus fuerzas a la Iglesia. Seamos cuidadosos de no acumular un exceso de gastos sobre nuestros miembros. Los directores del sacerdocio deben tener cuidado especial en este sentido, ya que muchos de nuestros miembros se encuentran experimentando dificultades económicas, para que el sacrificio, que siempre será parte del reino, no incluya gastos innecesarios además de las contribuciones básicas del diezmo, las ofrendas de ayuno, el fondo de construcción, el presupuesto, etc. Aquellos que ya tenemos cierta edad, debemos tener siempre presente el hecho de que no podemos olvidar que tenemos que continuar siendo pioneros, tanto para nuestros jóvenes del presente, como para aquellos que habrán de nacer; tenemos que sembrar el trigo de nuestro testimonio, a fin de que aquellos que vengan detrás de nosotros cuenten con el pan de la creencia para los tiempos de escasez, dondequiera que se encuentren. He disfrutado mucho de lo expresado por aquellos que han hablado hasta ahora. Tengo la sensación de que los distintos programas de la Iglesia son como el teclado de un piano: algunas de las teclas se utilizan más a menudo que otras, pero todas ellas son necesarias y se utilizan de cuando en cuando para producir la armonía y el balance de nuestra vida. Por lo tanto, lo que a menudo hacemos en los discursos de nuestras reuniones de la Iglesia, es recordarnos la necesidad de la existencia de ese
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL balance, de hacer las cosas realmente importantes sin descuidar ninguna de las otras. Os ruego que cumpláis con vuestras obligaciones como ciudadanos de vuestras comunidades, estados y naciones. Respetad y apoyad la ley; trabajad de acuerdo a ella para llegar a ser una influencia positiva en favor del bien, tal como nos lo aconsejó el profeta José Smith. Os ruego también que evitéis la más mínima involucración de la Iglesia en asuntos políticos. Si no somos cuidadosos, existe una gran posibilidad de que proyectemos nuestras preferencias personales como si fueran la posición de la Iglesia, con relación a algún asunto o problema político. Desarrollad vuestra fortaleza espiritual y os aseguro que así podréis lograr la felicidad familiar. La rectitud emana del individuo e influye sobre los grupos. Si estamos realmente convertidos mediante el estudio, la investigación y la oración, nuestro deseo inmediato será ayudar a los demás. La verdadera conversión nos impulsa a tratar de influir en los vivos tanto como en los muertos, y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar en cada uno de los casos. Si estamos verdaderamente convertidos, estaremos dispuestos a autoabastecernos en el verdadero sentido del plan de bienestar. Cuando el Salvador dijo, " . . . y tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos" (Lucas 22:32), nos estaba recordando solamente la obligación que tenemos, pero también recalcó el hecho de que en realidad no podemos fortalecer a nuestros hermanos hasta que nosotros mismos estemos personalmente convertidos. Nadie debe estar tan ocupado que no pueda disponer del tiempo como para estudiar las escrituras y las palabras de los profetas modernos; ninguno de nosotros debe estar tan ocupado que elimine la meditación y la oración, ninguno debe estar tan ocupado en su asignación regular de la Iglesia, que no tenga tiempo para hacer un servicio cristiano a su prójimo. "Los muchachos necesitan tener el modelo de los grandes héroes, pero del mismo modo necesitan algunos héroes que estén más cerca de la realidad. Necesitan conocer personalmente hombres de poderosa fortaleza y básica integridad; poder verlos en la calle, ir a acampar o hacer caminatas con ellos, convivir con ellos diariamente en situaciones realistas, sentirse lo suficientemente cerca de ellos como para hacerles preguntas y tratar de hombre a hombre asuntos que consideran importantes.
Sinceramente espero que cada padre provea a sus muchachos esa clase de cercanía y compañerismo, mucho de lo cual puede conseguirse en las noches de hogar. Los obispos nunca deben alentar a los miembros a que se divorcien sino que por lo contrario, deben orientarlos para que se reconcilien, traten de adaptarse mutuamente y pongan en orden su vida. ¿Conocéis a alguien que haya sido convicto por un delito? Si así fuera, la situación con esa persona debe ser aclarada lo más pronto posible, a fin de que no afecte para siempre su vida. La juventud de la Iglesia debe comprender que no es necesario que lleguen a ser hombres viejos, con larga experiencia en la vida, para recibir las bendiciones de la Iglesia. José Smith tenía solamente catorce años cuando tuvo la primera visión, dieciocho cuando se le apareció Moroni, veinticuatro cuando recibió las planchas de oro, veinticinco cuando fue organizada la Iglesia y treinta y nueve cuando fue martirizado. Tomas B. Marsh tenía treinta y un años, y David W. Patten treinta, cuando llegaron a ser apóstoles; se trataba de hombres relativamente jóvenes. Brigham. Young y Heber C. Kimball, tenían veintiocho años, Orson Hyde sólo veinticinco, William E. McLellan veinticuatro, Parley P. Pratt veintitrés, Luke Johnson veintidós, William Smith diecinueve y Orson Pratt, John F. Boynton, y Lyman E. Johnson dieciocho, cuando la Iglesia fue organizada el 6 de abril de 1830. Muchos de esos hombres eran apóstoles en 1835, cuando el Consejo de los Doce fue organizado, y todos ellos eran todavía muy jóvenes cuando se vieron privados de la presencia del Profeta. Estos hombres fueron capaces de inspirar a los muchachos. Todos llegaron a ser grandes misioneros. Vosotros jóvenes, podéis ser misioneros realmente superiores, jóvenes fuertes, grandes compañeros y excelentes líderes de la Iglesia. No necesitáis esperar hasta mañana. Que el Señor os bendiga en vuestro desarrollo paulatino, para que recibáis su inspiración, y podáis enseñar las gloriosas bendiciones del evangelio. Esto, mis queridos hermanos, ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
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EN BUSCA DE RIQUEZAS ETERNAS por el presidente Spencer W. Kimball fantástica, y llevando un rótulo que decía: "El progreso científico del hombre". En la tierra se encontraba una enorme tortuga que avanzaba lenta y pensativamente, con un rótulo en el que se decía: "El progreso moral del hombre". En escritor agregó esto: "Esta caricatura simboliza en forma vívida lo que podría ser la tragedia de la era moderna, y lo que indudablemente es una de las razones que más nos obligan a prestar mayor atención a los valores morales y espirituales en nuestros hogares y escuelas." Es por esta razón que recalcamos la noche de hogar para cada familia de la Iglesia, cada semana, a fin de que podamos guiar, inspirar, capacitar y dirigir los pensamientos hacia el progreso espiritual y la inspiración religiosa. Alguien dijo: "¿Cuán lejos hemos llegado en la larga jornada del hombre desde la obscuridad hacia la luz? ¿Estamos por llegar a la luz, al día de la libertad, de paz para toda la humanidad? ¿o está por caer sobre nosotros la sombra de otra noche?" Nosotros, los miembros de la Iglesia, proclamamos nuestra libertad y la renovación de nuestra fe, y la seguridad de que tenemos control en nuestra propia familia y podemos criar a nuestros hijos para que amen la verdad y sean felices en la inmortal dignidad del hombre, gobernados por las leyes eternas y morales de Dios. En los diversos países, estamos logrando entre nuestros miembros un gran número de hombres profesionales y diestros; no obstante, tenemos también excelentes líderes y miembros que minan carbón, encienden hornos, nivelan arrecifes, manejan tornos, cosechan algodón, cultivan huertos, y plantan maíz, sanan enfermos, todo ello en forma orgullosa y lucrativa. Los enemigos de la fe no conocen a ningún Dios, excepto la fuerza, ninguna devoción, excepto el uso de la fuerza. Instruyen a los hombres en la traición; se aprovechan del hambre de otros; torturan aquello que los desafíe, especialmente la verdad. De manera que seguimos hacia adelante, por toda la tierra, con una visión clara y un discernimiento seguro, y dedicamos de nuevo nuestros hogares y familias a elevados valores morales y espirituales.
Amados hermanos y hermanas: Después de cuatro días de reuniones; nos acercamos al fin de esta Conferencia General. Este ha sido un tiempo de gozo, porque hemos visto a un gran número de nuestros hermanos de muchos países del mundo y es una gran alegría verlos de nuevo y darnos cuenta del progreso y desarrollo que han logrado. Esperamos que la conferencia haya motivado á todos en general hacia la espiritualidad, y os recordamos lo que el Señor dijo: "Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" (Mateo 16:26). Durante el comienzo de su ministerio, el Maestro preguntó: "¿Qué buscas?" Se estaba refiriendo al incentivo que impulsa a algunos a la búsqueda de riquezas, honores mundanales, alabanzas, prosperidad y honor, y a otros a la de las riquezas eternas del alma. ¿Qué le aprovechará? De esta manera el Señor ha hecho un vibrante contraste entre los honores del mundo y los que puede recibir el alma, citando vívidamente la diferencia entre las cosas del mundo y las que se relacionan con los deseos y logros celestiales. Reiteramos una y otra vez la exhortación del Cristo, cuando amonestó a sus oidores a buscar "primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33). Este, entonces, es el asunto de primer orden, es lo que lleva a gran cantidad de personas de todas partes del mundo a prepararse para esta elección: las posesiones materiales o las espirituales. Los sermones de esta conferencia han recalcado el hecho al cual los prominentes estadistas y educadores y el público en general hacen referencia, cuando hablan de la aparente pobreza espiritual de la época actual y la decadencia en las normas morales y éticas. Desearíamos que esto no fuera cierto, porque nos oponemos completamente al derrumbamiento de nuestras elevadas normas, de la vida familiar y de la comunidad. Hace algunos años, un avión británico de retropropulsión cruzó repetidas veces el Océano Atlántico en unas pocas horas; poco después, salió una caricatura en el diario New York Times, en la cual aparecía el avión viajando a una velocidad
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Por lo tanto, siendo que el hogar es la base de la nación, seguimos hacia adelante para asegurarnos de que a nuestros hijos se les enseñe, instruya y controle, ya que son la posesión más preciosa que tenemos, y les enseñamos a andar rectamente y a ser ciudadanos dignos del reino de Dios. Reconocemos el hecho de que la enseñanza de la religión y la moralidad ciertamente es trabajo y responsabilidad de los padres. Os invitamos ahora a que volváis a la Conferencia General de octubre, en donde recalcaremos los temas básicos que se han enseñado tan bien y claramente en esta conferencia. Mientras tanto, continuamos poniendo en orden y manteniendo en esa condición nuestro hogar y nuestra familia, esparciendo el evangelio entre las naciones del mundo. Si llegarais a descubrir que los comejenes os están minando los cimientos de vuestra casa, inmediatamente ordenaríais que se revisara el edificio y acabaríais con la destrucción exterminando los insectos. Mucho más importantes son los elementos destructivos que penetran vuestro hogar y llegan a vuestra familia. Concordamos con Juan Enrique Pestalozzi, gran educador suizo: "Nuestros goces en el hogar son los más deleitables que se encuentran en la tierra, y el gozo de los padres en sus hijos es el más santo que puede experimentar la humanidad. Hace que nuestros corazones sean puros y buenos, y nos eleva hacia nuestro Padre Celestial." Todos nosotros comprendemos bien que este sagrado gozo se encuentra perfectamente dentro del alcance de cada pareja, su matrimonio se ha efectuado apropiadamente, han llevado a cabo sus responsabilidades familiares, y han hecho prevalecer los sublimes ideales de la vida familiar. La calumnia, la difamación, el lenguaje vulgar y la crítica, son todos destructivos "comejenes" que arruinan el hogar, al igual que las peleas. La mayoría de los padres concordarán con estas palabras de un conocido autor: "Cada período de la vida humana es bello: la edad irresponsable de la niñez, los años emocionantes de la adolescencia y el noviazgo, la era productiva, combatiente y agobiante de la paternidad; pero le época más hermosa de la vida viene cuando el padre y la madre se convierten en amigos de sus hijos y empiezan a gozar a sus nietos.
La juventud esta confinada con restricciones, límites, horarios; la adolescencia está llena de misterios, anhelos y derrotas; la temprana paternidad se ocupa de luchar y solucionar problemas; la extrema vejez se ve obscurecida por misterios eternos. Pero, si la vida se ha vivido en su plenitud, la edad intermedia y la vejez normal están repletas no sólo con las emociones del éxito, sino con las que trae aparejadas el compañerismo con hijos y nietos. Todo individuo normal debe completar el ciclo entero de la vida, con todos sus goces y satisfacciones en orden natural: niñez, adolescencia, juventud, paternidad, edad intermedia y edad de ser abuelo. Cada época encierra una satisfacción que se puede conocer sólo mediante la experiencia. Uno debe nacer una y otra vez a fin de conocer el curso completo de la felicidad humana. Cuando nace el primer bebé, también nacen la madre, el padre y los abuelos. Unicamente mediante el ciclo natural de la vida se pueden alcanzar los grandes y progresivos goces de la humanidad. Cualquier sistema social que le impida al individuo seguir su ciclo normal, casándose joven, criando una familia antes de los cincuenta años y alcanzando los gozos profundos y peculiares de la madurez y la edad de ser abuelos, frustra el orden divino del universo y pone los cimientos para toda clase de problemas sociales. Cuando un hombre y una mujer jóvenes del tipo biológico apropiado se casan y están preparados para ganarse la vida y mantener y criar a una familia, han comenzado su ciclo normal de existencia. Son más propensos en dar a la sociedad muchos menos problemas de crímenes, inmoralidad, divorcio o pobreza, que sus compañeros solteros. Tendrán hijos y los criarán mientras son jóvenes y fuertes, los gozarán cuando sean adultos y autosuficientes, dependerán de ellos en su debilidad y en la vejez, se beneficiarán con el mejor seguro que haya sido inventado por el hombre o Dios, un seguro que paga sus anualidades en bienes materiales cuando son necesarios, pero que principalmente paga con los ricos goces del amor y el compañerismo . . . Los goces más bellos de la experiencia humana se lograrán en la madurez y continuarán a través del compañerismo, el amor y el honor de los hijos y nietos." Por lo tanto, es nuestra esperanza que todos los miembros de la Iglesia se aseguren de que su vida esté en orden, a fin de que puedan gozar de estos ciclos.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Y ahora, al acercarnos al fin de esta gran conferencia, quisiéramos recordaros una vez más, que debemos poner nuestro hombro a la lid y asegurarnos de que todos los líderes cumplen con el evangelio de Cristo y lo enseñan a su gente, a fin de que sea propagado por todo el mundo. Seguiremos avanzando, mis queridos hermanos, para vivir una vida de dignidad; pagaremos nuestros diezmos y ofrendas; asistiremos al templo y buscaremos la información genealógica para nuestros muertos; efectuaremos nuestras noches de hogar con absoluta regularidad y eficiencia; enseñaremos a nuestros hijos en rectitud; enviaremos a nuestros hijos a cumplir misiones; desempeñaremos nuestra responsabilidad de enseñar el evangelio a nuestro prójimo y hacerles oír una voz de advertencia.
conforme a la imagen de su propio Dios, cuya imagen es a semejanza del mundo, y cuya substancia es la de un ídolo, que se envejece y que perecerá en Babilonia, aun la grande Babilonia que caerá . . . Lo débil del mundo vendrá y derribará a lo fuerte, para que el hombre no se aconseje con su prójimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne. Sino que todo hombre hable en el nombre de Dios el Señor." (D. y C. 1: 14, 12-14, 16, 19-20.) Quisiera concluir con un pensamiento acerca de Job, cuya esposa fue a él con una sugerencia tentadora. "Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? . . . Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, y haya hálito de Dios en mis narices, Mis labios no hablarán iniquidad, ni mi. lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad. Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días . . . Porque, ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado, cuando Dios le quitare la vida?" (Job 2:9-10; 27:3-6, 8.) Y también mientras he escuchado los muchos sermones durante esta conferencia, varias veces se han citado pasajes del capítulo dieciséis de Mateo. Quisiera citar de él una vez más, ya que la repetición nos fortalecerá. "Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." (Mateo 16: 13-16.) Hoy se encuentran en este recinto, aproximadamente cincuenta testigos especiales. Hay miles de hombres, hasta donde llega el eco de mi voz, que al unísono darían la misma respuesta a la
El Señor nos dijo en el comienzo de esta dispensación: "Escuchad, oh pueblo de mi iglesia, dice la voz de aquel que mora en las alturas, cuyos ojos ven a todos los hombres; sí, de cierto os digo: Escuchad, vosotros, pueblos lejanos; y vosotros, los que estáis sobre las islas del mar, escuchad juntamente. Porque, de cierto, la voz del Señor se dirige a todo hombre y no hay quien escape; y no hay ojo que no verá, ni oído que no oirá, ni corazón que no será penetrado. Y los rebeldes serán afligidos con mucho pesar; porque se pregonarán sus iniquidades desde los techos de las casas, y serán revelados sus hechos secretos. Y la voz de amonestación irá a todo pueblo por las bocas de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días... Preparaos, preparaos para lo que viene, porque el Señor está cerca; Y está encendida la ira del Señor, y su espada se embriaga en el cielo, y caerá sobre los habitantes de la tierra.' Y será revelado el brazo del Señor; y viene el día en que aquellos que no oyeren la voz del Señor, ni la voz de sus siervos, ni hicieren caso de las palabras de los profetas y apóstoles, serán desarraigados de entre el pueblo . . . [Y quisiera agregar que durante los días de la conferencia hemos escuchado muchos testimonios de los profetas y los apóstoles y los siervos del Señor.] No buscan al Señor para establecer su justicia sino que todo hombre anda por su propio camino, y
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL conferencia donde hemos recibido tanto gozo al estar juntos. Mi. testimonio es que todo lo que se puede atar en la tierra se puede atar en los cielos, mediante la autoridad y el poder que se ha dado a los siervos del Señor. A los Doce Apóstoles les fue dado en aquellos primeros días y se les ha dado nuevamente en la actualidad. Todo lo que se ate en la tierra será atado en los cielos. Las llaves del reino están en la tierra; sabemos que el Señor desea que las utilicemos para abrir las puertas que nos ayuden a seguir progresando y que llevemos adelante la obra de nuestro. Salvador por medio de esfuerzo denodado. Y os dejo este testimonio, ruego que las bendiciones del Señor os acompañen en el regreso a vuestros hogares, que podáis ser protegidos y que el mensaje de esta conferencia encuentre el camino hacia las profundidades de vuestro corazón y que perdure allí para siempre, en el nombre de Jesucristo. Amén.
pregunta: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Entonces el Señor podría decir a cada uno de los miles de nosotros: "Bienaventurado eres . . . porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y también te digo, que tú eres Pedro, Santiago o Juan, o quien sea, y sobre esta roca, la de la revelación -no la roca de Pedro, porque la Iglesia no podía basarse sobre la vida de cualquier hombre, sino sobre la roca de revelación- te he revelado que Jesús es el Cristo. "Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos." (Véase Mateo 16:17-19.) Y éste es mi testimonio a vosotros, mis hermanos y hermanas, al concluir esta maravillosa
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PREPARACIÓN FAMILIAR por el presidente Spencer W. Kimball pero muchas veces no hacemos lo que el Señor nos dice. Hermanos, nos hemos reunido aquí esta mañana para considerar el importante programa que jamás debemos olvidar ni relegar a segundo plano. Muchas veces nos encontramos con el peligro que crean el bienestar material y la afluencia, cuyo resultado es un sentimiento de seguridad, hasta el punto de que creemos que no necesitamos de los abastecimientos que han sugerido las Autoridades Generales. Muchas veces ponemos como excusa que los alimentos almacenados se deterioran. Pero suponiendo que así sucediera, debemos considerar que en un buen sistema de almacenamiento la reposición es constante. Debemos recordar también que las condiciones pueden cambiar repentinamente, y el almacenamiento anual podría ser muy apreciado, tanto por nosotros como por nuestro prójimo. Por lo tanto, haríamos bien en escuchar lo que se nos ha dicho y en seguirlo al pie de la letra. Hay algunos países donde se prohiben los ahorros o el almacenamiento. Nosotros honramos, obedecemos y apoyamos las leyes del país donde vivimos. Pero dondequiera que se permita, que es en la mayor parte del mundo, deberíamos escuchar el consejo de las Autoridades Generales y del Señor. Reconocemos que la familia es la unidad básica tanto de la Iglesia como de la sociedad en general, y exhortamos a todos los Santos de los Últimos Días a fortalecer y hermosear su hogar con renovados esfuerzos, en los siguientes aspectos: producción, preservación y almacenamiento de alimentos, y de otros artículos de primera necesidad; y arreglo y limpieza de la casa y los alrededores. Os alentamos a cultivar todo lo posible para vuestra mantención: árboles y arbustos frutales, y la mayor cantidad posible de vegetales. Aun aquellos que viven en apartamentos, con un poco de buena voluntad podrían plantarlos en macetas, latas u otro tipo de recipientes. Estudiad los mejores métodos para proveeros de los artículos alimenticios. Haced que vuestro huerto sea, además de productivo, ordenado y hermoso. Si tenéis niños en la casa, haced que os ayuden en el trabajo del huerto. Lo que el presidente Romney nos dijo, es un concepto básico: los niños deben aprender a trabajar; los padres no deben dedicar noche y día a encontrar
Hermanos y hermanas, quisiera recomendar por su excelencia el discurso presentado esta mañana por la hermana Barbara Smith, Presidenta de la Sociedad de Socorro de la Iglesia, al igual que los de las Autoridades Generales. Al escuchar sus palabras pensé una y otra vez en algo que dijo el Salvador: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo os digo?" Y constantemente estoy recordando esa frase: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo os digo?" (Lucas 6:46). Existen en la actualidad muchas personas en la Iglesia que cometen el mismo error y que continúan en su equivocada posición, negándose a hacer lo que esta gran organización les requiere y sugiere. El Señor también dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21). Estaba pensando que en la Iglesia hay tantos barrios y ramas como gente se encuentra reunida en este recinto. Qué gran paso daríamos si cada obispo y cada presidente de rama en todo el mundo, siempre que les esté permitido, tuvieran alimentos almacenados en la forma en que se sugirió esta mañana, y pudieran presentarles a sus trescientos, cuatrocientos o quinientos miembros el mismo mensaje mencionando esta escritura e insistiendo en que sus barrios y ramas hicieran las cosas que el Señor les requiere; lamentablemente, sabemos que hay muchos que no las hacen. Entonces les oigo argumentar: "Supongamos que guardamos la cantidad de comida para que después alguien venga y nos la robe." Esa excusa fue contestada esta mañana por el obispo Featherstone. Hoy siento la necesidad de que pongamos especial énfasis en las dos escrituras que he mencionado. Pensad en la cantidad de personas representadas aquí por los presidentes de estaca y misión, y otros directores que presiden sobre sus congregaciones. Todas nuestras 750 estacas, que incluyen centenares y a veces miles de miembros, podrían demostrar el poder que poseemos si pusiéramos mano a la obra, tratando de hacer realidad este proyecto. Hablamos de él, oímos de él,
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL independiente desde el punto de vista económico, aun cuando se encuentre en necesidad temporal que lo obligue a recurrir a la ayuda. El sistema del mundo aumenta su dependencia de los programas de asistencia pública en lugar de alentarlo a esforzarse por lograr la independencia económica. El sistema del Señor ayuda a nuestros miembros a lograr un testimonio propio del evangelio de trabajo. Porque el trabajo es importante para la felicidad humana, del mismo modo que para la productividad. El sistema del mundo, sin embargo, le da cada vez más importancia y énfasis al tiempo libre y a la holgazanería. Pero, hermanos, tengamos sumo cuidado en que todo lo que pongamos en ejecución, lo hagamos de acuerdo a la ley del país, donde quiera que nos encontremos. Todos recordemos siempre que debemos guardar la ley del ayuno. A menudo, tenemos razones personales para ayunar, pero tengo la esperanza de que los miembros de la Iglesia no vacilen en ayunar para ayudarnos a alargar e1 paso en el esfuerzo misional, para abrir la vía por la cual el evangelio llegue a todas las naciones. Es sumamente conveniente que ayunemos, del mismo modo que oramos, para lograr proyectos específicos. Siempre me siento inclinado a elogiar a las hermanas que dedican parte de su tiempo a todo tipo de costuras y tejidos, a las amas de casa que cosen su propia ropa, preparan buenas comidas y mantienen la casa pulcra y arreglada. Parecería que en la actualidad tenemos la tendencia a conformarnos con entretener a nuestros jóvenes, y gastamos la mayor parte de nuestro tiempo en encontrar la forma de mantenerlos interesados. Personalmente, no veo ninguna desventaja en el trabajo, sino que por el contrario, creo que fue una de las creaciones más inteligentes, importantes necesarias de nuestro Padre Celestial, y Durante los siglos, Dios rechazó muchas leyes; no obstante, la ley de trabajo ha permanecido en la tierra. Desde los enigmáticos órganos que nos mantienen la vida, hasta la construcción de la nave que aterrizó en la luna, el trabajo es una de las condiciones fundamentales de la existencia. Hermanos, antes de terminar quisiera recordaros las palabras de la hermana Smith, de los miembros del Obispado Presidente, así como del
algo que sea de interés para los hijos, sino proveerles con lo necesario para mantenerlos ocupados, haciendo algo que sea de valor y productivo. Siempre que sea posible, esforzaos por producir todos estos artículos que almacenáis. Mejorad vuestras habilidades en costura; cosed y remendad la ropa de vuestra familia. Alentamos a las familias a que desarrollen el plan de almacenamiento anual y no nos cansaremos de repetir una y otra vez la escritura que dice: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo os digo?" ¡Qué vacío resulta cuando ponemos en acción sus enseñanzas espirituales y le llamamos por sus nombres más respetables, pero al mismo tiempo dejamos de hacer las cosas que El nos pide! Recurrid a las universidades agrícolas y centros especializados para conseguir información técnica sobre la preservación y almacenamiento de alimentos y demás artículos de primera necesidad. Alentamos a todas las familias de la Iglesia que lleguen a ser autosuficientes e independientes. La grandeza de un pueblo y de una nación, comienza en el hogar; dediquémonos a su fortalecimiento y hermoseamiento en todas las formas posibles. El apóstol Pablo escribió: ". . .ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entreteniéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan." (2 Tesalonicenses 3:8, 10-12.) . . . porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo." (1 Tim. 5:8.) El sistema del Señor edifica la autoestima del individuo, desarrolla y aumenta la dignidad del mismo, mientras que el sistema del mundo hace que se menosprecie y desarrolle un sentimiento en contra de la sociedad. El sistema del Señor hace que el individuo apresure sus esfuerzos para volver a ser
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL la práctica todas las recomendaciones del Señor que se nos han presentado hoy, en el nombre de Jesucristo. Amén.
presidente Romney y deciros que éste es un evangelio de acción y, por lo tanto, debemos poner en acción lo que aprendamos. Que Dios nos bendiga para que podamos sentir la determinación de llevar a
INFORME Y DESAFÍO A LOS MIEMBROS por el presidente Spencer W. Kimball nuevas responsabilidades al encontrar un nuevo hogar espiritual, y que están aprendiendo a conocer a nuestro Padre Celestial, a su Hijo y el programa que ellos han establecido en la tierra. Contamos con más de 183.000 jóvenes en seminarios y 88.000 en institutos, o sea un total de más de un cuarto de millón que comprende jóvenes de todas las tierras, además de centenares de miles de lamanitas. Hacia fines de este año (1976), nos aproximaremos a un total de 4.000.000 de miembros en todo el mundo. Se calcula que llevó 117 años, desde 1830 hasta 1947, para lograr el primer millón de miembros. Luego llevó 16 años para alcanzar el segundo millón y 9 años más tarde se había alcanzado la cifra de los 3 millones de miembros. Probablemente llevará unos 4 ó 5 años para pasar de 3 a 4 millones, y después, calculamos que el aumento será aún más rápido debido a nuestros mayores esfuerzos. ¿Qué significa esto para nosotros? Significa que si la gente de la Iglesia lleva a cabo un verdadero proselitismo en sus barrios, el número de conversos podría crecer astronómicamente y hasta llegaría a apresurar el tiempo en que el Señor regresara a la tierra en su segunda venida. Estamos muy satisfechos con el desarrollo de la Iglesia, tanto en el sentido numérico como en el espiritual. Recuerdo cuando tenía alrededor de un 19% de asistencia en nuestras reuniones sacramentales; incluyendo a todos los miembros de la Iglesia, adultos, jóvenes y pequeñitos, sin duda era un porcentaje muy bajo. En la actualidad hemos alcanzado un récord en muchas estacas y misiones con casi un 50% de la totalidad de sus miembros que asisten a las reuniones sacramentales; y hay muchas unidades de la Iglesia que cuentan con un registro de asistencia más elevado.
Mis amados hermanos: Os damos la bienvenida a la conferencia General Semestral de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a los que estáis presentes así como a vosotros que estáis escuchando tanto por radio como por televisión, y os extendemos nuestro amor y aprecio. Desde agosto del año pasado hemos llevado a cabo 26 asambleas solemnes para los líderes del sacerdocio en regiones de los Estados Unidos y Canadá, en las cuales hemos recordado a los hermanos sus responsabilidades, así, también como sus oportunidades. Además, nos hemos reunido con más de 28.000 líderes del sacerdocio de las estacas y misiones. Recientemente llevamos a cabo conferencias de área en las que nos reunimos con unos 151.000 miembros de la Iglesia. Desde que comenzamos a llevar a cabo estas conferencias, hemos hablado del evangelio a medio millón de personas de muchas naciones. En general, hemos encontrado la Iglesia en estado de bienestar y de franco progreso. Nos gloriamos con vosotros en el progreso que hemos logrado al llegar a tener 764 estacas, 146 misiones y unos 9.000 barrios y ramas, y sentimos que el Señor está bendiciendo los esfuerzos que estamos realizando. En las numerosas nuevas estacas creadas por todo el mundo, los jóvenes y vigorosos líderes recientemente llamados han sido ordenados y apartados con el encargo de cuidar de los intereses de esa gente. Nos deleita ver la forma en que esos nuevos oficiales de la Iglesia aceptan su gran responsabilidad. Los jóvenes misioneros continúan en aumento, y ahora contamos con más de 25.000, en su mayoría jóvenes élderes de 19 a 21 años, junto con muchas jovencitas y parejas de edad. Nos sentimos agradecidos en anunciar que han tenido gran éxito, y se calcula que se han agregado unos 117.000 a las filas de la Iglesia, personas que son felices en sus
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL humanidad en todo el mundo. El año pasado se gastaron billones de dólares en el mundo, en películas y literatura obscenas. Esta inmundicia está aflorando en librerías, quioscos de revistas, cines, y desafortunadamente, aún en mercados y almacenes, al igual que en otros lugares donde venden revistas y libros. Urgimos a los Santos de los Últimos Días a combatir activamente en la lucha contra la obscenidad. Leemos en una revista de circulación nacional: "Después de muchos años de inercia, más y más ciudades de los EE.UU. están comenzando a combatir a los mercaderes del sexo. Leyes locales más serias, muchas de ellas provenientes de recientes mandatos de la Suprema Corte de Justicia, están comenzando a atacar seriamente los vicios que afectan a la moral." (U.S. News and World Report, sept. 13 de 1976, pág. 75.) "La pornografía degrada al sexo y la humanidad. La relación sexual es una parte extremadamente delicada de las relaciones humanas, y cuando se asalta y degrada, se hace de ello un acto propio del instinto animal, constituyendo un atentado general a nuestra condición humana. Al esparcirse este concepto, tiene un efecto general sobre toda nuestra población. La obscenidad es contraria a la civilización, va contra nuestras creencias más elementales, y es un ataque directo a la ética familiar." ( War on Pornography, por Larry Parrish, pág. 76.) El Señor le habló a Moisés, tal como está registrado en Levítico, en forma clara y fuerte contra el adulterio en sus varias formas, la prostitución y la homosexualidad, y le dijo que esas cosas son una "abominación." (Lev. 20.) Y todavía continúan siendo una abominación. Continúan corroyendo la mente, anulando la autoestima, y arrastrando a las personas a las tinieblas de la angustia y la desgracia. Por lo tanto os decimos: enseñad a vuestros hijos a evitar la inmundicia como la plaga que es. Uníos como ciudadanos en la lucha contra la obscenidad en vuestras comunidades. No os dejéis arrullar hasta la pasividad por los mercaderes de la pornografía, quienes dicen que negar al pueblo el derecho a elegir lo obsceno es negarle los derechos del libre albedrío. No les permitáis enmascarar licenciosamente este vicio con el nombre de "libertad". Almas preciosas se encuentran en juego,
Huertos Nos llenamos de orgullo por la gente que ha escuchado nuestros consejos y ha plantado huertos y árboles frutales durante los meses pasados. De todos lados oímos informes de que estos proyectos han hecho maravillosas contribuciones a la economía familiar. Una autoridad en la materia calcula que en los Estados Unidos habrá unos 35 millones de huertos familiares este año, en contraste con 32.5 millones del año pasado, agregando que probablemente en un 41% de todos los hogares se hará algún tipo de envasado este año, contra un.37% de un año atrás. Muchos de estos numerosos huertos se han hecho en canastos o macetas colgantes, en recipientes de toda clase, en escaleras, en enrejados o cercos y en jardineras de las ventanas. Al proyecto de los huertos agregaríamos la limpieza y reparación de casas y sus alrededores. Todavía hay, muchas casas con los cercos rotos o en mal estado; tanto cercos como cobertizos y establos podrían ser reconstruidos o destruidos para hacer otros nuevos; podría limpiarse los canales de riego. Felicitamos a todos aquellos que han escuchado y seguido el consejo. Hace poco recibimos la siguiente carta de la Rama de Frankfurt, Alemania: "Somos dos familias de la Misión de Frankfurt, y quisiéramos contarle sobre nuestro huerto. No nos fue fácil encontrar un pedazo de tierra en esta gran ciudad. Es un huerto pequeñito y cuando lo alquilamos, se parecía a una selva; tenía el cerco roto y caído, la casa también en ruinas y el pasto silvestre que lo cubría todo. Pero eso no nos desalentó. Primero hicimos nosotros mismos un cerco nuevo, arreglamos la casita y dimos vuelta la tierra; en primavera plantamos vegetales, y los vecinos nos dijeron que perdíamos el tiempo, que no crecería nada. Cerca corre un arroyito adonde vamos en bicicleta con recipientes en los que traemos agua. Oramos al Señor para que bendijera nuestro huerto y El contestó nuestras oraciones. Es maravilloso ver crecer las plantas. Nos turnamos para ir a regarlas. Nos sentimos muy felices de tener un huerto." Pornografía Urgimos a los miembros de la Iglesia en todas partes, no sólo a resistirse a la tremenda plaga de la pornografía, sino también a involucrarse activamente en la lucha contra este insidioso enemigo de la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL almas que están cerca de nosotros y nos resultan sumamente amadas. Los pecados incubados por la pornografía, desafortunadamente perpetúan otras transgresiones serias, entre las cuales se incluye el aborto.
"Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes y virtuosos, y en hacer bien a todos los hombres . . ." (Artículo de Fe No. 13.) Nuestro Creador dijo en el mensaje que dio a Moisés en Sinaí :No robarás;... Eso fue nuevamente reiterado en las bases de la restauración; tanto en la vida pública como en la privada, la palabra del Señor resuena: "No robarás; . . . ni harás ninguna cosa semejante." (D. y C . 59:6.) A veces nos encontramos tratando de justificar todos las formas de la deshonestidad, incluyendo los robos en los mercados, que es un acto bajo al que muchos millones de las personas que se llaman honorables y decentes se ven arrastradas. La falta de honestidad se demuestra en diversas formas: en los secuestros, que son un desagradable juego con sentimientos y emociones, con inmundos propósitos de lucro; al robar cajas registradoras, o mercancías a los empleadores; al falsificar cuentas; al aprovecharse de los ciudadanos que pagan impuestos mediante el abuso de los subsidios de comida y las declaraciones falsas; al hacer préstamos gubernamentales o privados sin tener la intención de devolver el dinero; al dar injustas e inadecuadas quiebras para evitar el pago de los préstamos; al robar dinero y otras valiosas posesiones; al robar TIEMPO, rindiendo menos de un buen día de trabajo honesto en compensación por un día completo de salario, y en todas las formas de deshonestidad, en todos los lugares y bajo todas las condiciones. Con respecto a los robos y actos deshonestos, el Señor dice: "No robarás". Utilizó sólo dos palabras cortas y comunes. Tal vez se cansara de la larga lista que tendría que haber hecho sobre las formas de robar, engañar y aprovecharse del prójimo, y así cubrió todos los métodos que se pudieran aplicar para tomar lo que a uno no le pertenece, al decir: "No robarás". "Todos lo hacen", se presenta a menudo como una excusa. ¿Es ésa la respuesta adecuada de una persona moral y ética? Esta gran ley de moral no es relativa. Ninguna sociedad puede ser sana sin ser honesta, verídica y sin conocer y respetar sus límites.
Aborto Los abortos, con todos los dolores que provocan, sin mencionar la destrucción misma de la vida, continúan aumentando alarmantemente. El año pasado sólo en los Estados Unidos, hubo más de un millón de abortos "legales", lo cual representa casi 50 veces más que los que se llevaron a cabo hace sólo 7 años, en 1969. Una autoridad en la materia calcula que para el año 1980 podrán hacerse hasta 2.400.000 abortos legales. Los abortos se producen en la misma alta proporción en otros países también. Privar de la vida a un ser es uno de los pecados más graves que existen. En forma repetida hemos afirmado la posición de la Iglesia en su oposición inalterable a todas las formas de aborto, excepto, en dos casos excepcionales: cuando la concepción es el resultado de violación y cuando un médico competente lo aconseja porque la salud de la madre podría encontrarse en serio peligro. Indudablemente, a menudo la tragedia del aborto comienza con la asistencia a un cine que exhibe películas pornográficas o la lectura de alguna revista obscena. El camino hacia el grave pecado de la fornicación, el adulterio o la homosexualidad, puede comenzar también con una película o programa de orientación sexual y de violencia, que en la actualidad están comenzando a mostrar en televisión. Debemos vestirnos con la armadura de la justicia y resistir con todas nuestras fuerzas estas influencias satánicas. Este es el momento en que los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, sin atemorizarse y en forma terminante, deben defender su posición en las vías del Señor, oponiéndose a las del diablo. Honestidad Esta es la época en que debemos predicar honestidad e integridad. Mucha gente parece haber perdido su concepto de la divina ley de la honestidad que el hombre recibió José Smith dijo:
La familia En la vida familiar, los hombres deben ser considerados con sus esposas no sólo en la concepción de los hijos, sino también en el cuidado de los mismos durante los años de crecimiento. La
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL salud de la madre debe ser preservada y la consideración del esposo hacia su cónyuge es su primera responsabilidad; el autodominio es un factor esencial en todas las relaciones conyugales. La vida familiar está ganando terreno. Algunos países están empezando a apreciar más los niños y la vida familiar.
escuelas, y un ámbito de entrenamiento religioso más poderoso que la Iglesia. Lo que fortalece a la familia también fortalece a la sociedad. Cuando fracasa la familia, la vida toda se desmorona." ( U.S. News and World Report, agosto 23 de 1976, págs. 25-27.) Nuestra devoción a este programa está atrayendo la atención de muchas iglesias e individuos, así como grupos en todo el país. Esperamos que vosotros nunca falléis en tener las noches de hogar y usarlas para el entrenamiento, enseñanza y bendición de vuestra familia.
Noche de hogar La Noche de Hogar está "dedicada a la creencia de que la familia es la institución más importante en todo el mundo". Debemos dar preferencia a nuestra familia con respecto al tiempo y las energías, así como observar adecuada y conscientemente la Noche de Hogar. El padre preside en estas reuniones con la ayuda de la esposa y, utilizando himnos, oraciones y enseñando sólidos conceptos de rectitud y justicia, desarrolla la vida familiar. El hogar es el mejor lugar para enseñar el evangelio de fe, el arrepentimiento, la honestidad, la integridad y la limpieza. La obediencia a los mandamientos y la cercana relación entre padres c hijos reducirá en gran manera los divorcios, y desalentará toda forma de maldad y malos entendimientos. La familia es la escuela básica de la virtud. Un clérigo escribió: "Es verdad, cuando la familia es débil, o cuando ha sido destruida como institución vital, se hace obvia la caída moral. El hombre es una débil criatura que necesita el apoyo de buenas instituciones: la familia, la Iglesia, la escuela, el compañerismo en el trabajo. etc. Sí la familia es en realidad la célula primera y esencial, la decadencia social seguirá a la caída." Y un autor estadounidense escribió lo siguiente: "A través de la historia, las naciones han podido sobrevivir una gran cantidad de enfermedades, invasiones, hambre, terremotos, epidemias y depresiones económicas; pero jamás han podido sobrevivir los efectos de la desintegración de la familia. La familia es el caldo de cultivo de las habilidades económicas, la administración del dinero y la actitud hacia el trabajo, así como del arte de la independencia financiera. Es una agencia para alcanzar en la educación un éxito mayor que las
Los animales Hermanos y hermanas, queremos llamaros la atención al hecho de que la Sociedad Protectora de Animales estableció en los Estados Unidos una semana especial anual bajo el lema: "Sed bondadosos con los animales." Mi padre se enfurecía cuando veía a alguien que maltrataba a los animales. El sabio rey Salomón dijo: "El justo cuida de la vida de su bestia" (Prov. 12:10). "El hace producir el heno para las bestias, y la hierba para las bestias que sirven al hombre." (Sal. 104:14.) Hasta se habla del descanso que se debe dar a los animales: "Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero" (Ex. 23:12). Un antiguo dicho hebreo advierte que no debemos morar en una ciudad donde no relinche el caballo ni ladre el perro. Lamanitas La obra lamanita sigue adelante. Los indios de Estados Unidos y otros lamanitas entre los 60.000.000 que hay en América del Sur y Central, en México y en las islas, están aceptando el evangelio. También sigue adelante el programa por el cual se envían miles de niños indios a hogares de miembros, para que disfruten de los beneficios de buenas escuelas y continúen después su educación universitaria. Hay unas 36 misiones, establecidas con el principal propósito de que sean para el pueblo lamanita. Hay 60 estacas, y siguen organizándose más, que tienen gran cantidad de miembros lamanitas. Recientemente se hizo el cálculo de que son decenas de miles los bautismos que se hacen en
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL México y América Central. Posiblemente en un año, haya unos 60.000 que se bauticen y unas doce estacas nuevas, la mayoría con líderes lamanitas. Entre estos conversos lamanitas hay ingenieros, químicos, médicos, abogados y muchos otros profesionales. En el próximo período de clases, ellos enseñarán a 10 0 15.000 estudiantes indios. La profecía del Libro de Mormón, que promete que habría "ayos y nodrizas" para los lamanitas, se está cumpliendo. Entre diez y quince mil alumnos lamanitas asisten a los seminarios y otras instituciones de educación religiosa, y cientos de buenos estudiantes están recibiendo sus diplomas de la Universidad de Brigham Young que, entre todas las instituciones de educación superior, es probablemente la mayor benefactora de los lamanitas que estudian. Después, ellos pueden dedicarse a la enseñanza, la investigación, las finanzas y otros servicios. Nos sentimos muy orgullosos de nuestros lamanitas y esperamos que todos los de nuestro pueblo sean amorosos, bondadosos y que se ayuden entre sí. Expresamos nuestro afecto y pesar a todos aquellos que han sufrido calamidades en estos últimos meses. La inundación causada por la ruptura de la represa en Idaho llevó aflicción, pérdida y sufrimiento a infinidad de nuestros buenos
miembros. La arrolladora pared de agua arrasó con casi todo lo que tenía delante. Estamos agradecidos porque las instalaciones del Colegio Ricks quedaron en un nivel superior a la inundación y sirvieron de refugio a mucha gente que había perdido su hogar durante semanas, además de servirles cientos de comidas y darles tiempo a recuperarse antes de que empezaran en la tarea de la reconstrucción. Ciertamente, estamos muy orgullosos de la organización, el trabajo leal, la hospitalidad y la voluntad de sacrificarse de las innumerables personas que ayudaron durante esta tragedia. También expresamos nuestras condolencias a las víctimas de la inundación en Colorado, con toda la devastación y pérdida que acarreó. Sentimos profundo pesar por aquellos que han sufrido pérdidas y aflicción en el terremoto de Indonesia, en el de Filipinas, con su inundación, y en el terremoto de Guatemala. Hemos estado al tanto de estas catástrofes, hemos sentido profundo pesar y afecto por los damnificados, y hemos orado al Señor para que los bendiga y sostenga en sus sufrimientos. Instamos a nuestro pueblo a que "seáis limpios, vosotros los que portáis los vasos del Señor", que viváis los mandamientos, que hagáis lo correcto. Que Dios os bendiga con su divino Espíritu, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
NUESTRO PROPIO LIAHONA por el presidente Spencer W. Kimball Amados hermanos, hay dos o tres puntos que quisiera traer a colación. Hemos escrito una carta a todas las presidencias de estaca de la parte occidental de los Estados Unidos, en la cual les decimos que en el pasado el Centro Médico Infantil de la Primaria ha recibido significativo apoyo financiero, mediante la recolección de dinero a la que llamamos "desfile de los centavos". Estos fondos han hecho posible que el hospital admitiera niños necesitados de asistencia médica, haciendo caso omiso de raza, credo, religión, o condición financiera. Ahora que este medio de apoyo financiero no se encuentra disponible para el hospital, se ha organizado un "fondo infantil", mediante el cual se llevará a cabo una recolección de fondos durante el mes de febrero de 1977. Todos los fondos que así se recauden, se dedicarán a continuar con los servicios caritativos que hasta ahora han caracterizado al hospital. Consideramos que dicho programa es digno de vuestra atención y apoyo. Deseo también llamaros la atención sobre otro asunto que merece vuestro apoyo. La Presidencia General de la Sociedad de Socorro propuso hace más de un año a la Primera Presidencia y al Consejo de los Doce, la erección de un monumento a la mujer de la Iglesia. En vista de que el profeta José Smith organizó la Sociedad de Socorro en Nauvoo el 17 de marzo de 1842, se creyó que sería propio que este monumento se encontrara en dicha ciudad. La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce, después de considerarlo detalladamente, decidieron apoyar la propuesta con el entendimiento de que el proyecto sería costeado principalmente mediante contribuciones voluntarias de las mujeres de la Iglesia. El trabajo del monumento ha estado progresando y se han estado recibiendo contribuciones. Confiamos en que, con vuestro apoyo hermanos, estos fondos podrán ser recolectados sin afectar a nadie en el aspecto financiero. Si todos contribuyen, la suma individual podrá mantenerse baja. Esperamos que también algunos hermanos se sientan inclinados a contribuir a este digno proyecto. La Presidencia General de la Sociedad de Socorro desearía terminar la recolección de fondos antes del 17 de marzo de 1977, fecha de su aniversario. Mucho apreciaremos vuestros esfuerzos al respecto.
Quiero hablar ahora de otro asunto. Esperamos que vosotros, quienes enseñáis en las varias organizaciones, ya se trate en las escuelas de la Iglesia como en las capillas, enseñéis siempre la verdad ortodoxa. Os advertimos contra la diseminación de doctrinas que no están de acuerdo con las Escrituras y que se alega han sido enseñadas por algunas Autoridades Generales de generaciones pasadas. Una de ellas, por ejemplo, es la teoría de "Adán-Dios" (teoría que mantiene que Adán es el único Dios de esta tierra). Denunciamos esa teoría y tenemos la esperanza de que todos los miembros de la Iglesia sean advertidos en contra de ella, al igual que en contra de toda otra doctrina falsa. Ahora quisiera deciros unas pocas palabras a vosotros, los jóvenes. ¿Os habéis puesto alguna vez en el lugar del profeta José Smith cuando tenía 14 años y recibió su gloriosa visión? ¿O de David, cuando tocaba el arpa para el rey Saúl? ¿O de José, quien tuvo sueños y visiones y vio en un sueño cómo sus padres, hermanos y familiares se inclinarían ante él? ¿Habéis pensado o imaginado alguna vez que sois Nefi, quien bajo muy difíciles circunstancias desafió a sus rebeldes hermanos y fue solo a la ciudad de Jerusalén para obtener las planchas que eran tan vitales para la posteridad de Lehi y familia? ¿Os habéis imaginado alguna vez ser el joven Nefi dirigiendo a sus hermanos mayores y a la familia de su padre? Imaginaos siendo Nefi, cuando oyó a su padre que les llamaba la atención sobre algo que acababa de encontrar en la parte exterior de la tienda. Se trataba de una bola o esfera que hizo posible que Lehi llevara a cabo el mandamiento que había recibido durante la noche, cuando había sido visitado por el Señor, quien le dijo que retomara su viaje hacia el desierto por la mañana. Tiene que haber habido gran asombro y entusiasmo en la familia, cuando vieron la esfera. Era "de bronce fino, esmeradamente labrada", como ninguna que hubieran visto. (Ver 1 Nefi 16: 10.) Tenía dos agujas que estaban diseñadas para indicar la dirección en la cual debían viajar; de una forma que ellos no podían comprender, una de las agujas marcaba el camino que debían seguir por el desierto. Si os encontrarais muy interesados y observarais muy cuidadosamente la construcción de esa esfera poco común, notaríais
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que trabajaba según la fe, diligencia y cuidado que le prestaron para que marcara la dirección que deberían seguir. (Ver 1 Nefi 16:29.) ¿Qué pensaríais al ver en ella escritos que eran fáciles de leer y que hacían algo más que indicar la dirección, explicando también las vías del Señor? Además, las instrucciones eran cambiadas de tiempo en tiempo a medida que pedían más dirección del Señor, y todo se hacía de acuerdo con la fe y la diligencia que la familia prestaba a la empresa. ¿Qué pensaríais? ( I Nefi 16:21.) Jamás habríais visto algo similar ya que se trataba de un aparato muy extraño. Las direcciones que marcaban las agujas eran invariables, pero los escritos cambiaban de tiempo en tiempo de acuerdo a las necesidades de la empresa. Imaginaos siendo un hermano menor como Nefi, pero más espiritual que vuestros hermanos mayores, habiendo sido muy cuidadoso al seguir las direcciones de la esfera o Liahona, como se le ha llamado; suponed que en vuestros largos viajes se habían terminado los alimentos y los niños lloraban de hambre; que disponíais de un arco de acero de alta calidad, que rompisteis con el extremo uso, y que entonces vuestros hermanos se os acercaron enojados porque sus arcos de madera habían perdido la elasticidad, y no era posible cazar para alimentar a la familia. Suponed que os visteis obligados a escuchar sus quejas, por las numerosas aflicciones y sufrimientos que estabais pasando en el desierto, con definida crítica a vuestro padre y hasta aun al Señor por haberles guiado al medio de aquel yermo, y que en esos momentos difíciles preparasteis un arco con una vara recta a manera de flecha, y armados con él además de una honda y varias piedras, le preguntasteis a vuestro padre dónde habríais de ir para encontrar caza, y sentisteis entonces la inspiración y la fidelidad de vuestro amado padre. Pero imaginaos que aun hasta vuestro padre hubiera comenzado a murmurar en contra del Señor por permitir que su familia pasara por momentos tan desesperantes. ¿Cómo os sentiríais al saber que vuestro padre, al igual que vuestros hermanos, eran reprendidos por la voz del Señor por su falta de fe y humildad? ¿Podéis imaginaros con vuestros hermanos y miembros de la familia agrupados alrededor de la esfera, viendo como trabajaba, y temiendo al mismo tiempo por saber que se trataba de algo sobrenatural? ¿No temblaríais también si se os recordara "que las agujas que estaban en la esfera,
se movían según la fe, diligencia y cuidado" que se le dispensaba? ( 1 Nefi 16:28). Pensad si, después de largos viajes y muchos problemas y tribulaciones, finalmente hubierais convencido a vuestros hermanos de ayudaros a construir una nave para embarcaros en el gran mar; y que más tarde, después de un corto viaje, las agujas no trabajaran más y el barco fuera empujado para atrás como consecuencia de la falta de fe de vuestros hermanos que eran muy rudos y crueles (véase 1 Nefi 18:9-12). ¿Qué sentiríais si fuerais entonces atados de pies y manos hasta llegar al límite del dolor? ¿Qué pensaríais de todas esas cosas si supierais que solamente mediante la obediencia a la palabra del Señor y mediante la fidelidad, las agujas podrían trabajar perfectamente? Y si finalmente, cuando viniera un ángel y os protegiera y os librara de las manos de vuestros hermanos que se hubieran arrepentido hasta cierto punto, las agujas volvieran a trabajar y vosotros llegarais a vuestro destino, ¿qué pensaríais? La esfera o Liahona —que se piensa fuera similar a una brújula—, fue preparada especialmente por el Señor para mostrarle a Lehi el curso que habría de seguir en sus viajes por el desierto. ¿No os gustaría a vosotros tener una esfera similar? Entonces, siempre que os encontrarais equivocados, la esfera podría indicaros el camino correcto y escribir mensajes mediante los cuales pudierais saber siempre cuando os encontráis errados. Eso, mis jóvenes hermanos, todos vosotros poseéis. El Señor le dio a todo muchacho, a todo hombre, a cada persona, una conciencia que le hace saber cada vez que se encamina por el mal sendero. Si escuchamos atentamente, podremos oír los mensajes de nuestra conciencia; pero claro está que las personas pueden llegar a acostumbrarse de tal forma a los mensajes que los ignoren, hasta que finalmente pierdan la noción de su registro. Debéis comprender que tenéis algo similar a una brújula, a un Liahona, en vuestro propio sistema. Todo niño lo tiene. Cuando un niño llega a los ocho años de edad puede diferenciar entre el bien y el mal, siempre que sus padres le hayan enseñado adecuadamente. Si él ignora entonces el Liahona de que dispone en su propio diseño biológico, llegará el momento en que pierda el potencial de su guía. Pero si recordamos que cada uno de nosotros dispone de aquello que puede guiarnos adecuadamente, nuestra embarcación no tomará el curso equivocado evitando así los sufrimientos, los arcos rotos y las familias
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL desesperadas por falta de alimentos; eso, siempre que escuchemos los dictados de nuestro propio Liahona, a lo que nosotros llamamos la conciencia. Hermanos, ésta ha sido una gloriosa oportunidad de reunirnos en esta sesión del sacerdocio. Esta noche oímos algunos mensajes maravillosos. Que el Señor nos bendiga para que meditemos sobre ellos y podamos recibirlos así en nuestra alma y llevar adelante esta grandiosa obra que el Señor nos ha encomendado. El Señor y Salvador del mundo vive. El dispone de un programa para nosotros y nos ha hecho saber que nuestras
Liahonas no trabajarán ni darán resultado, si no vivimos de tal forma que posibilitemos su funcionamiento. No podemos comprender completamente todas las cosas que el Señor nos manda que hagamos, pero es mi fe y oración que pongamos todo nuestro esfuerzo en considerar seriamente todo lo que oímos en esta conferencia de parte de los hermanos que nos dirigen y guían. Que el Señor nos bendiga hermanos. La paz esté con vosotros, el gozo y el bienestar, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
EL AMOR MUTUO Por el Presidente Spencer W. Kimball ellos, y con sus picos, palas y hachas, comenzaron a ayudarnos a limpiar el terreno: poco después llegaron más hermanos de otros barrios y así, en poco tiempo, mi padre, que era un excelente trabajador, con la ayuda de esa gente y dos de mis hermanos mayores, preparó el lugar para la siembra. Aquellos eran servicios de bienestar. No tenían el mismo tipo de dirección; no se estimulaban en la misma forma en que lo hacemos en la actualidad; pero era en realidad trabajo de bienestar porque nos ayudábamos mutuamente. El presidente Romney se refirió al trabajo y a la responsabilidad que tenemos para con nuestros padres. Hace pocos días nos encontrábamos reunidos en consejo y oímos la narración de un caso que provocó la ira de los hermanos de la presidencia; fue por supuesto una ira justa, como consecuencia de lo sucedido. Se trataba de un padre que había sido muy cuidadoso en sus inversiones y muy trabajador, por lo cual había logrado ahorrar cientos de miles de dólares para su vejez y la de su buena esposa, quien le había ayudado denodadamente en el esfuerzo. Desafortunadamente, él murió primero dejando sola a su esposa que desmejoró mucho durante los últimos años, llegando a un avanzado estado de senilidad. Entonces sus hijos la internaron en un hogar para ancianos y el dinero fue a parar a sus cuentas bancarias, sin importarles en absoluto el sufrimiento de la madre. Tal vez ella no comprendiera completamente todo lo que estaba pasando; o quizás lo comprendiera muy bien. Allí se
Querido hermanos, me siento inmensamente complacido con esta reunión a la que hemos venido para recibir instrucciones. Espero que podamos incorporar en nuestra vida las sugerencias de estos hermanos que nos han hecho una maravillosa demostración de cómo se pueden lograr estas cosas, qué debemos hacer, cuál es la dirección que debemos tomar. Recuerdo que cuando nos mudamos al estado de Arizona este programa no era oficial, pero se practicaba extraoficialmente, y en muchas de las estacas y barrios la obra se encontraba en pleno desarrollo. Cuando llegamos allá el presidente de la estaca se encontraba enfermo y muy pronto falleció. Fue entonces que mi padre fue llamado como presidente de la estaca. Recuerdo que vivíamos en un solo cuarto; éramos unas nueve personas y por algún tiempo vivimos todos juntos en ese cuarto. Poco después nos mudamos a una casa de adobe que se encontraba a unas pocas cuadras de distancia, donde disponíamos de tres cuartos; el techo se llovía y muchas veces tuvimos que dormir en tiendas fuera de la casa. Al cabo de un tiempo logramos comprar una propiedad de diez acres (menos de cinco hectáreas), que se encontraba totalmente cubierta por arbustos de mezquite y chaparral, así como otras plantas del desierto; entonces nos enfrentamos al dilema de cómo liberarnos de ellas; antes de que pudiéramos darnos cuenta, los hermanos del barrio central habían recorrido los varios kilómetros que nos separaban de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL encuentra todavía, con ropa inadecuada, con tratamiento inadecuado, en un asilo de ancianos que no es el lugar para ella, ni el que ella merece. Por lo que hemos sabido, los hijos muy raramente la visitan. ¿Les será tan difícil visitar a una madre que brindó toda su vida por ellos, que dedicó sus mejores años a criarlos y enseñarles, que pase haciendo sacrificios y ahorrando por ellos? ¿Será tan difícil para esos hijos mostrarle su amor cuando ella se encuentra en una posición en la que deberían ayudarla, reconfortarla en los últimos años de su vida? Sin embargo, la ignoran totalmente. Esto es muy importante y espero que vosotros, obispos, jamás lo olvidéis. Recordad a los miembros de la Iglesia en vuestros barrios que ellos deben cuidar de sus padres; se encuentren o no en un avanzado estado de senilidad, sean fáciles o difíciles de tratar, deben recibir cuidados y, atención de sus hijos porque esa es una importante parte del programa establecido por el Señor cuando organizó este mundo. Refiriéndome a otro tema, recuerdo que hace algunos años, un hombre con su esposa y sus hijos pequeños se mudaron a la pequeña comunidad donde
yo vivía. Nos hicimos amigos y un día él me contó sobre la rigurosa disciplina que había tenido en su infancia: tenía que levantarse todos los días entre las cinco y las seis de la mañana para repartir periódicos; tenía que trabajar en la granja y hacer muchas cosas que todavía le molestaba recordar. Y terminó su relato con esta afirmación: "Mis hijos nunca tendrán que trabajar como yo". Lamentablemente, sus hijos crecieron en la holgazanería, se inactivaron en la Iglesia y tenían un sentimiento de indiferencia general hacia todo lo que les rodeaba. "No serás ocioso", ha dicho el Señor (D. y C. 42:42). La ociosidad viene del diablo; no somos bondadosos con nuestros hijos cuando los alejamos del trabajo y de las oportunidades de servir y aprender. Estamos agradecidos por el extraordinario servicio del Obispado Presidente y de la Sociedad de Socorro. Estamos agradecidos por vuestro servicio en los obispados y las presidencias de estacas, y por vuestra dirección en este maravilloso programa. Rogamos que el Señor os bendiga a medida que lo ponéis en práctica, y lo hacemos en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
LO QUE EL SEÑOR ESPERA DE NOSOTROS por el presidente Spencer W. Kimball vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra. Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país." ( Lev. 26: 3-6.) Con la gran preocupación del mal tiempo aquí y en otros lugares, pedimos a nuestro pueblo que se uniera en solemne y conjunta oración para rogar por estas necesidades. Nuestras oraciones fueron contestadas por lo que nuestra gratitud no tiene límites. Mas la necesidad continúa y esperamos que el Señor se digne contestar nuestras continuas oraciones al respecto. De todas las partes del mundo hemos recibido cartas que expresan la determinación de cumplir con la solicitud efectuada y de Brisbane, Australia recibimos lo siguiente: "Recibimos su cable invitando a los santos de Brisbane para unirnos a usted el mundo en un día de oración y ayuno. Compartimos su amor y preocupación por todos los hijos de nuestro Padre Celestial. . . Tal vez haya llegado el día de enfrentarnos a nosotros mismos y ver si somos dignos de pedir, o si hemos estado violando los mandamientos de modo tal que seamos indignos de recibir las bendiciones." El Señor dio mandamientos estrictos: "Mis días de reposo guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Jehová." (Lev. 19:30.) En muchas oportunidades mencionamos esto pidiéndole a nuestra gente que no profane el día de reposo. Aun así, cuando vemos que la gente sigue haciendo compras en el día de reposo y los lugares de diversiones están totalmente llenos, nos asaltan las dudas. En numerosas oportunidades hemos citado la escritura: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y
Mis amados hermanos y hermanas, este es un día feliz para hablaros con respecto a la obra del Señor, su progreso y desarrollo. En los primeros meses de este año, hicimos un largo y glorioso viaje, visitamos recorriendo aproximadamente 36.000 kilómetros, y hablamos a nuestro amado pueblo de América. En nuestras muchas reuniones visitamos y dejamos nuestro testimonio aproximadamente a 150.000 miembros durante las conferencias de área. Les encontramos progresando, desarrollándose y felices, y estamos seguros de que nuestro Padre Celestial está complacido de ver lo que nosotros vimos en esa gente, en sus actividades, su actitud, su fe y su testimonio. Al comienzo del año, cuando las condiciones de sequía parecían inminentes en el Oeste de los Estados Unidos, las temperaturas eran extremas en el Este y las condiciones climáticas inciertas en todo el mundo, pedimos a los miembros de la Iglesia que se unieran en ayuno y oración para rogar al Señor que cesaran las dificultades donde estas condiciones tenían lugar. Tal vez fuéramos indignos de recibir tan grande bendición; no deseábamos pedir desmedidamente al Señor, sino sólo llamarle la atención a nuestros problemas y dedicar nuestras energías a poner nuestra vida espiritual en orden. Un profeta dijo: "Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvia sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad." (1 Reyes 8:35-36.) Muchas veces el Señor usa el tiempo como modo de disciplinar a su pueblo por la violación de sus leyes. El dijo a los hijos de Israel: "Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto. Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL diarios? ¿Conocéis los odios existentes en el mundo? ¿Qué clase de garantías tenéis para lograr una paz permanente? .. y seréis entregados en mano del enemigo." ¿No hay acaso enemigos que podrían afligirnos? "Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios... Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo. Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella." (Lev. 26:31, 34-35.) Estas son situaciones muy difíciles, pero posibles. El Señor concluye diciendo: "Estos son los estatutos, ordenanzas y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el Monte de Sinaí por mano de Moisés." (Lev. 26:46.) Esto es aplicable a nosotros. ¿No sería conveniente que nos preocupáramos seriamente sobre estos problemas? ¿No es éste el tiempo en que debemos volver a la importancia de nuestro hogar, nuestra familia e hijos? ¿No deberíamos acaso recordar que debemos cumplir con nuestro diezmo y ofrendas? ¿No debemos desistir de los abortos, los divorcios, las violaciones del día de reposo, de nuestro empecinamiento en hacer del día del Señor un día feriado? ¿No es acaso el momento de arrepentirnos de nuestros pecados, inmoralidades y doctrinas satánicas? ¿No deberíamos santificar nuestro matrimonio, vivir con gozo y felicidad, criar nuestra familia en la rectitud? Indudablemente, muchos sabemos lo que debemos hacer pero no lo hacemos. ¿No deberíamos acaso comenzar una nueva vida, como claramente dijo el apóstol Pablo? "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia..."(Colos. 3: 5-6.) ¿No es acaso el tiempo de terminar con la corrupción de la pornografía? ¿No es tiempo de que luchemos firmemente contra las prácticas profanas, la prostitución, y todos los problemas similares?
reposó el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó." (Ex. 20:8-11.) Pero innumerables personas en la tierra dedican el día de reposo al trabajo, a las playas, a la diversión y a sus compras semanales. El Señor nos hace promesas definitivas: .. yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto." (Lev. 26:4). Dios cumple con lo que promete; aun así muchos de nosotros continuamos violando el día de reposo. Pero podemos confiar en las promesas del Señor: ...y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. ...Yo Jehová vuestro Dios... rompí las coyundas de vuestro yugo." (Lev. 20: 12- 13.) Mas luego nos advierte: "Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros, enemigos la comerán. Pondré mi rostro contra vosotros y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga. Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce. Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de la tierra no darán su fruto." (Lev. 26:14-17, 19-20.) Y aún va más allá, diciendo: "bestias fieras que... destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos." (Lev. 26:22.) ¿Os podéis imaginar cómo pueden quedar desolados los caminos al limitarse el uso de combustibles y electricidad? ¿Cuándo la gente tenga que caminar para trasladarse de un lugar a otro? ¿Habéis pensado, mis buenos amigos, que el problema de la paz se encuentra en manos del Señor? El dice: "Traeré sobre vosotros espada vengadora..." (Lev. 26:25). ¿Creéis que eso es difícil? ¿Leéis los
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Deberíamos eliminar entonces "las obras de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes", recordando que "los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios", (véase Gál. 5: 19-21). El Señor pregunta: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Luc. 6:46.) "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos". (Mat. 7:21. Cursiva agregada). La obra en el templo está progresando y estamos orgullosos del servicio rendido en los templos. Pero, ¿no se nos requiere un servicio total? Ir al templo no es suficiente; tenemos que tener los nombres de muchas personas para hacer la obra por ellas. Tenemos en la actualidad dieciséis templos, y cuatro más en proyecto. ¿Habéis pensado en todo el trabajo que se puede hacer en los templos? Y no es necesario vivir cerca de un templo para llevar a cabo esta obra. Gran cantidad de datos genealógicos y registros familiares se pueden preparar y tener a disposición para cuando llegue el momento de hacer la obra en los templos. Quizás esto sea lo más importante. Exhortamos entonces a los de nuestro pueblo a que escriban sus registros personales y biografías, así como su genealogía, y estén preparados para cuando llegue el momento en que los templos estén disponibles y puedan ser usados por todos los miembros de la Iglesia. Aunque éste es un programa patrocinado por los miembros de esta Iglesia, en la actualidad hay numerosos amigos católicos, protestantes, judíos y de otras ideologías que visitan nuestras oficinas genealógicas, trabajando en la preparación de sus líneas familiares. Fuimos informados de que se autorizó la microfilmación en Rhodesia; también se están filmando registros en África del Sur y en muchas otras naciones en todo el mundo. Cada vez hay más gente que se preocupa por todo lo relacionado con el programa genealógico. Numerosas bibliotecas genealógicas de la Iglesia en todo el mundo satisfacen las necesidades de grandes cantidades de usuarios, a medida que el corazón de
los hijos se vuelve a los padres tal como lo sugiere el profeta Malaquías en la Biblia. Los sistemas de información pública cada vez se interesan más en la genealogía; la industria cinematográfica también. Millones de personas se han conmovido con este movimiento, lo cual nos da la base teológica para nuestra reafirmación de la importancia de la familia. Este es un firme, positivo e importante elemento de nuestra enseñanza religiosa. "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí." (Mal. 3: 1.) "He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición". (Mal. 4:5-6.) Con un siglo de intenso trabajo en registros genealógicos, hemos logrado una gran acumulación de registros civiles de nacimientos, y muertes; en la actualidad hay millones de personas en la eternidad; muchas de ellas vivieron en tiempos en que no se guardaban registros, la obra no podía llevarse a cabo, no había templos ni existían profetas en la tierra. "Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos." (Ex. 24:3, 7.) Quisiera hablar nuevamente del programa de las huertas. De todo el mundo nos llegan cartas de miembros que participan en proyectos de producción. Hay quienes dicen que esta es una forma de lograr que las relaciones de amistad y buena vecindad perduren. Un maestro orientador afirma que de las cinco familias que visita todas tienen huertas, se sienten muy orgullosas de ellas y siempre están ansiosas de que llegue el tiempo de plantar nuevamente. Hermanos y hermanas, esta es la obra del Señor. Tenemos que atender muchos asuntos que no parecen muy espirituales; pero todas las cosas son espirituales ante el Señor. El espera que escuchemos, obedezcamos y que vivamos los mandamientos. Os ruego a todos que viváis los mandamientos del Señor, y os dejo mi testimonio de la divinidad de esta obra en el nombre de Jesucristo. Amén.
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NUESTRO GRAN POTENCIAL ETERNO presidente Spencer W. Kimball El presidente Brigham Young, segundo Presidente de esta dispensación, dijo lo siguiente: "Esta gente supone que tenemos en nuestra posesión todas las ordenanzas para la vida, salvación y exaltación, y que estamos administrándolas. Pero ese no es el caso. Estamos en posesión de todas las ordenanzas que pueden ser administradas en la carne; pero hay otras que deben ser administradas más allá de este mundo. Sé que queréis saber cuáles son y voy a mencionar una: no tenemos, ni podemos recibir aquí, la ordenanza ni las llaves para la resurrección." (Journal of Discourses, 15: 137.) Tenemos acaso las llaves de la resurrección? ¿Podríamos regresar a la tierra como seres inmortales? ¿Podrían hacerlo nuestros padres, abuelos, nuestros antepasados? Mi madre murió cuando yo tenía once años; mi padre, cuando tenía veinte. Mucho los extrañé a ambos y si hubiera tenido el poder de hacer resucitar, como lo tuvo el Salvador del mundo, me habría sentido tentado de tenerlos a mi lado por más tiempo. He hablado en muchos funerales por personas a quienes he conocido, a quienes he querido mucho, a quienes he ayudado a vivir en forma limitada; pero jamás hemos oído de nadie que pudiera resucitar a los muertos, con la excepción de Jesús el Cristo. Las llaves "serán dadas a aquellos que hayan pasado de esta esfera de acción, y hayan recibido de nuevo su cuerpo... Ellos serán ordenados para resucitar a los santos por aquellos que tienen las llaves de la resurrección, tal como nosotros recibimos la ordenanza del bautismo, y luego las llaves de la autoridad. para bautizar a otros para la remisión de sus pecados. La resurrección es una de las ordenanzas que no podemos recibir aquí sobre la tierra, y hay muchas otras." (Journal of Discourses, 15:137). Recordemos cuando el Señor Jesucristo estaba en la embarcación, dormido, y sus discípulos le despertaron diciéndole: "Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
...y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?" (Mar. 4:3839, 41.) Quizás aprendamos algo más cuando nos perfeccionemos en cuerpo y espíritu. ¡Cuán indefensos somos! ¡Cuán limitados los poderes que tenemos! Mas recordemos la gran cantidad de escrituras resumidas en una sola línea por Lorenzo Snow, un Profeta: "Como el hombre es, Dios fue. Como Dios es, el hombre puede llegar a ser". Este es un poder que podremos tener cuando lleguemos a la perfección y recibamos el poder de crear, de organizar, de controlar los elementos naturales. "No tenemos esa ordenanza aquí”, dijo Brigham Young. "Organizamos de acuerdo con el estado mortal. Combinando los elementos de las semillas y la tierra, hacemos que crezcan árboles y vegetales; pero no les damos la vida. Organizamos aquí un reino de acuerdo con el modelo que el Señor nos ha dado para los mortales, y no para aquellos que ya han recibido la resurrección." (J of D., 15: 137.) "No tenemos el poder en la carne de crear o producir un espíritu. Pero tenemos el poder de formar un cuerpo mortal. Dios ha colocado en nosotros este poder. Y cuando el espíritu recibe un cuerpo, prueba su fidelidad y es digno de ser coronado, entonces recibe la autoridad para producir tanto cuerpos como espíritus. Pero estas llaves no pode Si guardan su estado; si viven los mandamientos; si hacen todas las cosas que el Señor les mandare. Dios creó estas inteligencias y les dio cuerpos espirituales, y les dio instrucciones y enseñanza; después, creó un mundo para ellos y mandó a esos espíritus a obtener un cuerpo mortal, para lo cual tomó las providencias del caso. Y una vez que estuvieron en la tierra les dio instrucciones con respecto a cómo vivir y progresar a fin de que llegaran a ser perfectos y pudieran regresar a su presencia. A continuación se sucedieron las épocas en que los espíritus fueron puestos sobre la tierra, naciendo a padres a quienes se permitió que proveyeran los cuerpos para ellos. Pero ningún ser sobre esta tierra ha tenido el poder de engendrar un espíritu, porque estamos todavía muy lejos de la perfección. Mas debemos recordar lo que antes
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ¿Cuándo volveré a verte Y tu santa faz mirar? ¿Tu morada antes era De mi alma el hogar? ¿En mi juventud primera, Fue tu lado mi altar? Pues por tu gloriosa mira Me hiciste renacer, Olvidando los recuerdos De mi vida anterior. Pero algo a menudo Dijo: Tú errante vas; Y sentí que peregrino Soy de donde tú estás. Antes te llamaba Padre, Sin saber por qué lo fue, Mas la luz del evangelio Aclaróme el porqué. ¿Hay en cielos padres solos? Niega la razón así. La verdad eterna muestra: Madre hay también allí. Cuando yo me desvanezca, Cuando salga del mortal, Padre, madre. ¿Puedo veros En la corte celestial? Sí, después que ya acabe Cuanto haya que hacer, Dadme vuestra santa venia Con vosotros a morar. (Himnos de Sión, No. 208.)
mencioné de que "como el hombre es, Dios fue, y como Dios es, el hombre puede llegar a ser". Los espíritus vienen a esta tierra sabiendo que pueden regresar y ser como Dios, y seguir adelante en un progreso que no tiene fin. "No tenemos el poder en la carne para crear ni producir un espíritu; a pesar de todo el conocimiento que tienen los expertos del mundo, todavía este poder no se ha dado al hombre; pero tenemos el poder dado por Dios de crear cuerpos temporales para nuestros hijos... Podréis percibir entonces, que nuestra obra no finaliza mientras vivimos en esta tierra, igual que la de Jesús no finalizó con su existencia terrenal." (J. D. 15:137.) Quisiera mencionar algo más: mientras estamos en la carne no podemos organizar reinos ni materia, porque esto está más allá de nuestra capacidad y nuestro llamamiento, más allá de la obra de este mundo. En la resurrección, los que hayan sido fieles en todas las cosas durante su estado carnal, que hayan guardado su primero y segundo estados y sean dignos de ser coronados dioses como hijos de Dios, serán ordenados para organizar la materia. ¿Cuánta materia creéis que hay entre la tierra y algunas de las estrellas que podemos ver? Suficiente como para formar muchos millones de tierras como ésta; y sin embargo, ahora ese material está tan disperso, claro y diáfano que contemplamos las estrellas a través de él." (J. D. 15: 137.) ¿Comprendéis cuán poco sabemos? Como dijo Pablo: "Cosas que el ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman." ( 1 Cor. 2:9.) Hablamos del evangelio en su plenitud, aun cuando comprendemos que gran parte de él no nos ha sido revelada todavía, sino que nos espera mientras nos preparamos, nos perfeccionamos y llegamos a ser más parecidos a nuestro Padre. En Doctrinas y Convenios se habla de Abraham, quien ha logrado ya ser como Dios, y ha recibido muchos poderes que nosotros quisiéramos tener y que algún día tendremos, si continuamos siendo fieles y perfeccionando nuestra vida. Quisiera finalizar con las estrofas del himno "Oh, mi Padre":
Hermanos y hermanas, que el Señor nos bendiga al seguir adelante con nuestra vida hacia la perfección, a fin de que podamos lograr y recibir las bendiciones que nos fueron prometidas, que podamos alcanzar algún día la divinidad y tener las bendiciones correspondientes a ese estado. Pido al Señor que nos bendiga al enseñar a nuestros hijos las verdades del evangelio eterno, para que ellos también puedan arreglar su vida, y dirigirla hacia la perfección que el Señor reconocerá en las eternidades. Ruego esto dejando nuestras bendiciones sobre vosotros, con el testimonio de que ésta es la verdad, que Dios vive y que Jesús es el Cristo. Vosotros lo sabéis, yo lo sé, y nuestra forma de vivir debería demostrar ese conocimiento en todas nuestras actividades. Dejo este testimonio con vosotros en el nombre de Jesucristo. Amén.
Oh, mi Padre, tú que moras, En el celestial hogar
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
LA PALABRA DEL SEÑOR presidente Spencer W. Kimball Todos hemos sentido la gran influencia del Espíritu del Señor que se ha derramado entre nosotros, al reunirnos aquí en su nombre para adorarlo y para recibir instrucciones por medio del poder de ese Espíritu. Esto mismo ha sucedido siempre en las reuniones de los santos, incluso desde la época del Libro de Mormón, como lo testifican las palabras de Moroni: "Y los de la iglesia dirigían sus reuniones de acuerdo con las manifestaciones del Espíritu, y por el poder del ,Espíritu Santo; porque conforme a lo que el Espíritu Santo les indicaba, ya fuese a predicar, exhortar, orar, suplicar o cantar, así se hacía." (Mor. 6:9.) Se nos ha aconsejado que practiquemos la rectitud, que seamos fieles, guardemos los mandamientos de Dios, y amemos al Señor y a nuestros semejantes. Se nos ha advertido para que no caigamos en las artimañas de Satanás y se nos ha exhortado a resistir el mal siendo humildes, orando, y manteniéndonos sumisos a la influencia del Espíritu. Tenemos esta gran promesa que el Señor nos ha dado en nuestros días: "... de cierto te digo, que así como vive el Señor, quien es tu Dios y tu Redentor, tan ciertamente recibirás el conocimiento de cuantas cosas pidieres en fe, con un corazón honesto, creyendo que recibirás... Sí, he aquí, te lo manifestaré en tu mente y corazón por medio del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y morará en tu corazón. Ahora, he aquí, éste es el espíritu de revelación..." (D. y C. 8:1-3.) De entre todas las bendiciones, aquella por la cual debemos estar más agradecidos es el hecho de que los cielos están abiertos y que la Iglesia restaurada de Jesucristo está fundada sobre la roca de la revelación, siendo ésta la médula misma del evangelio de nuestro Señor y Salvador. En uno de nuestros Artículos de Fe, proclamamos al mundo: "Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios." (Art. de Fe No. 9.)
En una escritura de tiempos antiguos encontramos esta resonante declaración: "Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas." (Amós 3:7.) Esta declaración del profeta Amós viene desde los días de la antigüedad para afirmar que el Señor "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb. 13:8). En las Sagradas Escrituras leemos sobre este Señor invariable. En la Biblia, que nosotros declaramos ser "la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente" (octavo Art. de Fe), los profetas del Antiguo Testamento, desde Adán a Malaquías, testifican de la divinidad del Señor Jesucristo y de nuestro Padre Celestial. Jesucristo es el Dios del Antiguo Testamento, y con El fue con quien hablaron Abraham y Moisés; El fue quien inspiró a Isaías y Jeremías; y fue El quien predijo, por medio de aquellos hombres escogidos, los acontecimientos futuros, aun hasta el último día y la hora final. El Nuevo Testamento es, como su nombre lo indica, un nuevo testimonio de la divinidad de Jesucristo como Hijo de Dios, de la divinidad de su obra y de la necesidad de vivir de acuerdo con el evangelio, que El enseñó y proclamó. No aceptamos la teoría de los que se autodenominan "maestros" del cristianismo, que afirma que el Antiguo Testamento contiene el total de las palabras de los profetas de Dios; tampoco creemos que el Nuevo Testamento marque el fin de la revelación, sino que testificamos que las revelaciones de Dios continúen derramándose sobre el hombre para su bienestar y beneficio. Y creemos en las palabras de Pedro: "... porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. " (2 Pe. 1:2 l.) ¡Cuánto necesita este confuso mundo la revelación de Dios! Con las guerras, la pestilencia y el hambre, con la pobreza, la desolación, el soborno, la deshonestidad y la inmoralidad existentes, ciertamente los pueblos de este mundo necesitan más que nunca la revelación de Dios. Es completamente absurdo pensar que el Señor daría su preciosa
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL dirección a un pequeño grupo de gente que vivía en Palestina y en el Viejo Mundo, y ahora, en estos tiempos críticos, cerraría los cielos. No obstante, la triste verdad es que si los profetas y la gente son inaccesibles, generalmente el Señor no hace nada por ellos. Habiendo dado a sus hijos el libre albedrío, nuestro Padre Celestial los llama, los persuade y los dirige en rectitud; a cambio, espera sus manos extendidas, sus solemnes oraciones, su sincero y dedicado esfuerzo por acercar-' se a El. Pero si son negligentes, quedan andando a tientas en las tinieblas. Cuando el pueblo de Israel no quiso vivir sus mandamientos, creer en El, ni seguir su plan, el Señor dijo: "Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce. Vuestra fuerza se consumirá en vano..." (Lev. 26:19-20.) Si la Biblia marcó el fin de los profetas, fue debido a la falta de fe y confianza, el mismo motivo por el cual a veces los cielos se han cerrado como si fueran de hierro. Cuando esto sucede, la oscuridad física que se describe en la historia nefita cuando dice que no "no hubo luz... ni velas, ni antorchas; ni podía encenderse el fuego con su leña menuda y bien seca..." (3 Ne. 8:21). El Señor no va a obligar a la gente a creer en El; y los que no crean, no recibirán revelación. Si se sienten satisfechos de depender de sus propias deducciones e interpretaciones limitadas, por supuesto que el Señor los entregará al destino que ellos mismos han elegido. Hablando de milagros y revelaciones, el profeta Moroni declara: "Porque, según las palabras de Cristo, ningún hombre puede ser salvo a menos que tenga fe en su nombre; de modo que si estas cosas han cesado, la fe ha cesado igualmente; y terrible es la condición del hombre, porque queda como si no se hubiera efectuado una redención." (Moroni 7:38.) En el meridiano de los tiempos, vino el Hijo de Dios, la Luz del Mundo, y descorrió las cortinas de los cielos, poniendo nuevamente en comunión el cielo con la tierra. Mas cuando se apagó la luz de aquel siglo, las tinieblas fueron otra vez impenetrables, los cielos fueron sellados y la época del oscurantismo comenzó.
Hoy doy mi testimonio al mundo de que, hace ya más de un siglo y medio, aquella bóveda de hierro fue rota, los cielos se abrieron una vez más, y desde entonces la revelación ha sido continua. Este nuevo día amaneció, cuando un alma con apasionado anhelo de saber oró suplicando la guía divina. Después de encontrar un rincón escondido, y solitario, las jóvenes rodillas se doblaron, el corazón se humilló, los labios dejaron escapar ansiosa súplica, y una luz más brillante que el sol del mediodía iluminó al mundo. A partir de ese momento, la cortina jamás volvería a correrse. El jovencito José Smith, con incomparable fe atravesó el "cielo de hierro" y restableció la comunicación. Los cielos besaron la tierra, la luz disipó las tinieblas y Dios habló al hombre, revelando una vez más "su secreto a sus siervos los profetas". La tierra tuvo un nuevo Profeta y, por medio de él, Dios estableció su reino, que jamás será destruido ni dejado a otro pueblo; un reino que permanecerá para siempre. La permanencia de ese reino y las revelaciones que han salido a luz, son una realidad absoluta. Jamás volverá a ocultarse la luz, y jamás se repetirá la situación en que todos los seres -humanos sean completamente indignos de tener comunicación sor¡ su Hacedor; jamás volverá Dios a ocultarse de sus hijos en la tierra. La revelación permanecerá. En los primeros días de esta última dispensación, el Señor estableció su ley de sucesión; un profeta ha sucedido a otro y así seguirá ocurriendo por decreto divino, a fin de que los secretos del Señor continúen revelándose. Por el poder de Dios, han salido a luz otros libros de, Escritura, además de la Biblia. Uno de ellos, el Libro de Mormón, está formado por registros vitales e invalorables de la América antigua, contiene enseñanzas de Cristo y es un testimonio de su divinidad, y declaramos que es Sagrada Escritura, contemporáneo de la Biblia y un testigo de este libro. Desde aquel día memorable de 1820, hemos continuado recibiendo escritura adicional, incluyendo las esenciales y numerosas revelaciones que influyen en una corriente sin fin, desde Dios a sus profetas en la tierra. Muchas de éstas se encuentran en otro libro de Escrituras llamado Doctrinas y Convenios, y completando las revelaciones de los Santos de los Últimos Días está La Perla de Gran Precio, volumen de escritura que
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL contiene los escritos de profetas antiguos y modernos. Con estos registros sagrados, muchos pensarán que el "día de los profetas" ha llegado a su fin. Mas no es así, y testificamos al mundo que la revelación continúa y que los archivos de la Iglesia contienen toda la que se recibe mes a mes y día a día. También testificamos que, desde que se organizó la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1830, ha habido y siempre habrá en esta tierra un Profeta, reconocido por Dios y por su pueblo, que continuará interpretando la voluntad del Señor. Quisiera dejaros una palabra de advertencia: no cometamos el mismo error que cometieron los antiguos habitantes de la tierra. Actualmente, gran cantidad de personas religiosas creen en Abraham, Moisés y Pablo, pero se niegan a creer en los profetas de nuestra época. Los antiguos también podían creer en profetas de tiempos remotos, pero maldijeron y condenaron a los de sus propios días. En la actualidad, al igual que en tiempos pasados, muchos tienden a creer que si hubiera revelación, tendría que venir acompañada por aterradoras y resonantes manifestaciones. Les es difícil aceptar como tales las muchas de los tiempos de Moisés, de José y de nuestros propios días, las que reciben los profetas como profundas e inexpugnables impresiones, que se depositan en su mente y su corazón como rocío del cielo o como el alba, que disipa las tinieblas de la noche. Esperando algo espectacular, uno puede no estar alerta a la constante corriente de comunicación. Yo afirmo, con la más profunda humildad, pero también con el poder y la fuerza del ardiente testimonio que hay en mi alma que, desde el Profeta de la restauración hasta el de nuestros días, la línea de comunicación permanece ininterrumpida, la autoridad es continua y la luz sigue iluminándonos. La voz del Señor es una incesante melodía y un atronador llamado. El hombre no tiene porqué estar solo. Cada persona fiel puede tener inspiración para su propio reino limitado. Pero el Señor llama profetas hoy, como lo ha hecho siempre, como seguirá haciéndolo, y les revela sus secretos. Así es, invariablemente. Mientras cantábamos el himno "Te damos, Señor, nuestras gracias", un pensamiento me cruzó por la mente. Espero que estuvierais recordando a José Smith, Brigham Young, David 0. McKay, Harold B. Lee, y todos los otros presidentes de la Iglesia. Todos ellos han hecho una gran
contribución y una gran obra por la gente de este mundo. Sucesivamente, ellos organizaron y continuaron desarrollando la Iglesia, la cual ha crecido inmensamente bajo su cuidado. Espero que siempre recordemos esto, y no centremos nuestros pensamientos solamente en la persona que ocupa ese cargo en el presente. Me conmovió oír hablar al élder Gordon B. Hinckley tan tiernamente sobre José Smith, y recordé su última noche en la cárcel de Carthage; mientras la muchedumbre rodeaba la cárcel, ellos estaban reunidos y el profeta José le pidió entonces a uno de los hermanos que cantara la canción "El caminante experimentado en pesares": Un pobre caminante yo encontré, Que muchas veces por mi senda se cruzó; Fue tan humilde el ruego que escuché, Que jamás pude responderle "No". No supe adónde iba, ni de donde venía, Ni siquiera su nombre preguntar osé. Mas en sus ojos una expresión había Queme hizo amarlo, sin saber porqué. Una vez, cuando mi escaso pan comía El vino a mí, ni una frase pronunció, Pero en su rostro vi la angustia que sentía. Y le di el pan, que él bendijo y partió; Comió, mas dióme parte de aquel pan Que en manjar de ángeles convirtiese así, Pues al comerlo con ardiente afán Su tierna masa cual maná fue para mi. Lo vi de nuevo junto a cristalina fuente, Débil y pálido, su rostro desmayaba, Quería alcanzarla, refrescar sufren te, Mas el agua clara de su sed se burlaba. Corrí y con dulzura levanté al caminante; Ansiosamente, él de mi copa bebió, Volvió a llenarla, me la dio rebosante, Y desde entonces mi alma jamás de sed sufrió.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL con valor desmentí Y en medio de la injuria desagravié a mi amigo. Mi celo y devoción al fin quiso él probar, Saber si por salvarlo querría yo morir. La acobardada carne trató de rehusar, Mas el espíritu libre le respondió que sí.
Cayó la noche invernal. Los elementos En terrible tempestad se desataron. Oí su voz afuera, y al momento Fui a brindarle de mi techo el resguardo. En mi hogar, refugio y calor le ofrendé, Le puse en mi lecho, con piedad lo cubrí. Y aunque yo en la dura tierra me acosté, Como en Jardín de Edén dulcemente me dormí.
Después, el forastero se presentó ante mi Y su humilde disfraz al momento desechó, Las conocidas marcas en sus manos vi Y mis ojos se hundieron en los del Salvador. Me habló, y dulcemente mi nombre pronunció: "Tus obras", dijo, "galardón han de ser para ti. De mi nombre tu alma jamás se avergonzó, Y lo que hiciste por otros, lo has hecho por mí". (Traducción libre)
Otro día, junto al camino lo encontré, Golpeado, herido y casi agonizante. Vendé sus llagas, su aliento restauré, Reviví su espíritu; con amor constante, Con unción y con piadoso cuidado lo curé. Yo tenía una herida, dolorosa y sangrante, Mas desde aquella hora mi aflicción olvidé Y mi alma se llenó de una paz inefable.
Que el Señor os bendiga, mis hermanos. Que la paz del Señor sea con vosotros, y su gozo os acompañe. Yo sé que el Señor vive y que revela su voluntad diariamente, a fin de inspirarnos y guiarnos. Y esto os digo, expresándoos mi profundo afecto, en el nombre de Jesucristo. Amén.
Más tarde, en la prisión nuevamente lo vi, Condenado a encontrar de traidor el castigo. Las infames calumnias
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
CIMIENTOS DE RECTITUD por el presidente Spencer W. Kimball Mucho nos complace el buen resultado que ha tenido la plantación de huertos. Tanto el trabajo de cultivar el huerto como el comer sus productos, es una fuente de salud. Es maravilloso ver la cantidad de huertos que se ven en todas partes, así como los informes que recibimos de numerosas familias e individuos que nos hablan de los grandes resultados obtenidos en la horticultura. Esperamos que esto constituya una experiencia permanente en nuestro pueblo y que podáis cultivar la mayor parte de lo que consumís en vuestra mesa. Además de los huertos, esperamos que mantengáis en buen estado vuestras cercas, limpiéis los alrededores de vuestra casa y arregléis graneros y edificios decrépitos e inservibles.
Mientras que una noche en el hogar, o una tarde de recreo en algún lugar de interés con la familia, resuelve parcialmente la necesidad de la noche de hogar, es fundamental que se enseñe a los hijos acerca de la forma de vida que es vitalmente importante. Ir a presenciar un espectáculo satisface sólo parcialmente las necesidades reales, pero quedarse en el hogar y enseñar a los niños el evangelio y las Escrituras, al igual que el amor mutuo, es lo más importante. Hemos recomendado que mientras sea posible, todos los niños tengan sus propios libros de Escrituras y aprendan a utilizarlas. Bendición patriarcal Vivimos días felices, los días de los patriarcas, y es nuestra gran esperanza que a cada persona, incluyendo a los jóvenes, se le dé la oportunidad de obtener una bendición patriarcal que quede registrada en los archivos de la Iglesia. Tengo una gran confianza en las bendiciones patriarcales. Cuando el patriarca es un fiel Santo de los Últimos Días y vive cerca del Señor, siendo un estudioso de las Escrituras, lo que prometa por medio de su autoridad y llamamiento especial se cumplirá, mediante la fidelidad del que recibe las bendiciones. Por supuesto que cada padre tiene el derecho y la obligación como patriarca de su propia familia, de dar las bendiciones paternas a sus hijos, y esperamos que cada padre bendiga a cada uno de sus hijos, en especial a aquellos que se alejen del hogar por razones de estudio, por misiones, casamiento, etc., bendiciones que la persona deberá anotar en su diario privado.
Educación Desde el comienzo, la Iglesia ha estado dedicada al principio de que "la gloria de Dios es la inteligencia" (D. y C. 93:36); por lo tanto, alentamos a nuestro pueblo a estudiar y prepararse para rendir servicios con la mente, al igual que con las manos. Algunas personas tienen vocación hacia la preparación universitaria formal, mientras que otras se inclinan más hacia el entrenamiento técnico. Creemos que nuestro pueblo debe recibir el tipo de entrenamiento que se ajuste a sus intereses y talentos; y ya sea dentro del campo de las artes, universitario o técnico, le aplaudimos y alentamos. También estamos sumamente agradecidos por los numerosos coros que nuestros obispos han establecido para sus servicios. Es una gran tarea y les animamos a seguir. Vandalismo Nuestra fe en la humanidad se pone a prueba al enterarnos de los numerosos robos que tienen lugar en algunas comunidades, donde se roba a los comerciantes por cantidades que suman millones de dólares en mercaderías. Al fin quien siempre paga es el público. ¿Porqué tendría ningún hombre, mujer o niño que robar en las tiendas, o a sus vecinos? Esto es inconcebible.
Registros Instamos a cada persona a mantener un diario que abarque toda su vida. Cada familia debe entrenar a sus hijos durante las Noches de Hogar, a llevar un diario que describa las actividades importantes de su vida, especialmente las que tengan lugar a partir del momento en que se alejan del hogar por motivo de estudios o misiones.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Grandes son también las pérdidas ocasionadas por el vandalismo. Me es casi imposible comprender la mentalidad de alguien que destruye por la sola satisfacción de hacerlo. Indudablemente, podríamos enorgullecernos más de nosotros mismos tratando de preservar la propiedad en lugar de destruirla. ¿Es posible que algunos de nosotros nos tengamos en tan poca estima? Hermanos y hermanas, espero que todos vivamos frugalmente y de acuerdo con nuestros propios recursos, y que paguemos nuestras deudas fiel y honestamente. El Señor nos dio el mandamiento: "No robarás" (Éxodo 20:15). En muchas partes del mundo hay gente que se deleita en actividades destructivas. Estas personas son sádicas, al igual que Nerón, el antiguo emperador de Roma, de quien se dice que quemó aquella ciudad para poder contemplar un gran fuego y luego culpar a los cristianos; también le deleitaba el circo romano, con todas sus actividades sádicas. No podemos menos que preguntarnos qué es lo que hace así a los hombres. ¿Qué es lo que lleva a la gente a destrozar neumáticos, romper ventanas, golpear a personas inocentes, incendiar y tirar bombas? Escuchemos lo que dice el Señor: "Si anduvierais en mis decretos y guardarais mis mandamientos, y los pusiereis por obra. ... Yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante... Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo." (Lev. 26:3, 6, 12.)
Exhortamos a los miembros de la Iglesia en todo el mundo a renovar sus esfuerzos para fortalecer el hogar, honrar a los padres, y desarrollar una mejor comunicación entre padres e hijos. Nuestros hogares deben ser siempre los baluartes de la enseñanza de las virtudes básicas, y los principales enemigos del pecado. Aun considerándose de gran importancia, no es suficiente edificar hogares fuertes para luchar contra el libertinaje. Por lo tanto, instamos a los miembros de la Iglesia como ciudadanos, a levantar sus voces, a unirse a otras personas para combatir, tanto en sus comunidades como fuera de ellas, las incursiones de la pornografía y el libertinaje en todas sus formas de expresión. Opongámonos vigorosamente a la expansión de los viejos pecados de Sodoma y Gomorra, que corrompen el cuerpo humano que es templo de Dios. A nuestros amados hermanos y hermanas, del mismo modo que a todos los pueblos del mundo que aman al Señor y desean vivir en armonía con las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo, les decimos que ningún pueblo puede permanecer fuerte y feliz, permitiendo libertinas normas de vida. Aun cuando no podemos tolerar el pecado y ejercemos la disciplina eclesiástica en contra de los que pecan, debemos ayudar al transgresor con amor y comprensión, tratando de traerlo de regreso a la total actividad en la Iglesia. Ayudémonos mutuamente para lograr las bendiciones de un arrepentimiento permanentemente, de un total abandono del error. En varias oportunidades he mencionado la necesidad de que tengamos reservas que nos provean lo necesario en nuestra vida. He dicho que algunas reservas son para almacenar agua; otras para almacenar alimentos, del modo que lo hacemos en el Programa de Bienestar Familiar y del modo en que José lo hizo en Egipto durante los siete años de abundancia. Pero debe haber también reservas de conocimiento para enfrentar las futuras demandas; reservas de valentía, para vencer las inundaciones de temor que traen incertidumbre a la vida; de fuerza física, que nos ayude a enfrentarnos a los frecuentes problemas de trabajo y enfermedades; reservas de bondad, de dinamismo, reservas de fe. Sí, especialmente reservas de fe para que cuando el mundo haga presión sobre nosotros, podamos permanecer firmes y fuertes; cuando las tentaciones del decadente mundo que nos rodea (y debería agregar, progresivamente libertino y malvado),
Perversión El creciente libertinaje de la sociedad moderna nos concierne enormemente. Indu-dablemente, nuestro Padre Celestial está preocupado y disgustado por el aumento de la inmoralidad entre sus hijos, manifestada en pecados tales como el adulterio y la fornicación, la homosexualidad, los abortos, la pornografía, la reducción de la población, el alcoholismo, la crueldad expresada en el maltrato a esposas e hijos, la deshonestidad, el vandalismo, la violencia y los crímenes en general, además del pecado que se comete en la unión libre sin la unión del matrimonio legal.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL absorba nuestras energías, nuestra vitalidad espiritual, y busque hacernos caer, necesitaremos la reserva de fe que pueda llevar tanto a los jóvenes como a los adultos, más allá de los momentos difíciles, aterradores, de desilusión y desaliento, a superar años de adversidad, necesidades, confusión y frustración. ¿Y quién habrá de edificar esas reservas? ¿No es acaso éste, el motivo por el cual Dios le dio a cada niño un padre y una madre? Son esos padres que les dieron vida a los hijos los que deben poner los fundamentos necesarios para ellos y también edificar los graneros, los tanques y las reservas.
Cada día oímos más y más sobre los pecados del adulterio y la homosexualidad. La homosexualidad es un pecado horrible, pero por su prevalencia, la necesidad de prevenir a los ingenuos y el deseo de ayudar a aquellos que ya puedan estar involucrados en él, debe ser traído a la luz. Es el pecado de los siglos. Se encontraba presente en Israel en la época del éxodo, del mismo modo que antes y después del mismo. Fue tolerado por los griegos y prevaleció en Roma; las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra son símbolos de la maldad, especialmente relacionada con esta perversión, como lo indica el incidente de los visitantes de Lot. Existe en la actualidad un fuerte clamor para que se legisle en favor de la legalización de tal práctica. Algunos traidores a la justicia y la moral, también legislarían en favor de la prostitución. Se ha legalizado el aborto, tratando de quitar de este horrendo crimen el estigma del pecado. No dudamos ni un momento en decir al mundo que la cura de estos males no está en darse por vencido. Mas permítasenos recalcar que lo correcto y lo incorrecto, la rectitud y el pecado, no dependen de las interpretaciones, conveniencias y actitudes del hombre. La aceptación social no cambia la categoría de un acto, tornando lo malo en bueno. Aunque toda la gente del mundo aceptara la homosexualidad, la práctica seguiría siendo un pecado grande y tenebroso. Al pensar en las experiencias de Nínive, Babilonia, Sodoma y Gomorra, nos preguntamos si se repetirá la historia. ¿Qué sucede con nuestro mundo actual? ¿Estamos acaso olvidando los grandes principios que pueden preservar a las naciones? Recuerdo las palabras del general Douglas MacArthur en la oportunidad de la rendición japonesa: "Las alianzas militares, los balances de poder, la liga de las Naciones, todo falló a su tiempo... Hemos tenido nuestra última oportunidad. Si no creamos ahora un sistema mayor y más equilibrado, Armagedón se encontrará a nuestras puertas. El problema es básicamente teológico e involucra... la mejora del carácter humano. La salvación de la carne proviene del Espíritu." ("Last Chance" por Douglas MacArthur, Time, 1° de sept. 1945.) ¿No estamos acaso invitando la destrucción final al desechar todas las cosas sagradas, haciendo
El engaño de los que conspiran en contra del bien Debemos comprender que una de las fuerzas más poderosas que utiliza Satanás para destruir nuestra pureza de vida, son las conspiraciones de los hombres. Mientras que los hombres sin escrúpulos usan y venden bebidas alcohólicas en todo el mundo, por valor de billones de dólares en materia de ganancia, la verdad de las palabras del Señor se ve manifestada en la actualidad en la pobreza, la salud quebrantada, los hogares y corazones deshechos, la ineficacia industrial a causa de la pérdida de la eficiencia; la disminución en la productividad y la ausencia en el trabajo; las muertes que se producen en las carreteras, causadas parcialmente por la determinación de exceder los límites de velocidad en las mismas. En estos días de la "nueva moral" tal como se le llama al libertinaje sexual, deberíamos ser conscientes de la preocupación del Señor acerca de la inmoralidad y de la seriedad de los pecados sexuales de todo tipo. Mucho es el progreso material que hemos logrado en este siglo, pero los pecados de los antiguos continúan afligiendo el corazón de los hombres. ¿,Por qué no podemos aprender de las experiencias ajenas? ¿Debemos también nosotros corromper nuestro cuerpo, nuestra alma y cosechar la destrucción, del mismo modo que sucedió con otros pueblos y naciones? Dios no será burlado, sus leyes son inmutables. El verdadero arrepentimiento es recompensado con el perdón; pero el pecado produce el aguijón de la muerte.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ¿Tendremos nosotros que sembrar en el viento y cosechar en el torbellino, al igual que Belsasar? ¿Permitiremos que el hogar se deteriore y el matrimonio sea una burla? ¿Seguiremos maldiciendo a Dios, odiando a nuestros enemigos y corrompiendo nuestro cuerpo con prácticas sensuales y adulteras? Y cuando se termine la paciencia del Señor con nosotros, ¿permaneceremos parados, temblando, mientras somos destruidos? ¿O veremos sabiamente la escritura sobre la pared y nos beneficiaremos de las tristes experiencias del pasado, regresando y sirviendo al Señor? Testifico que Jesucristo es el Dios de este mundo y sé que podemos lograr nuestro destino y desarrollar una paz duradera solamente sobre los fundamentos de la rectitud. Exhortamos a las naciones del mundo y a los hombres a que se arrepientan, a que purifiquen su vida y se pongan en armonía con el Señor, nuestro Dios. Que El nos ayude a lograr vivir sus leyes y alcanzar la felicidad sobre la tierra, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
uso común e irreverente de los nombres de la deidad en nuestras conversaciones diarias, y haciendo de su día santo, el domingo, un día de trabajo, de compras y placeres? ¿Cómo pensamos entonces escapar de la ira de Dios y tener paz y justicia en la tierra? La respuesta llegó resonando desde el Monte Sinaí: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Honra a tu Padre y a tu madre. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás." (Éxodo 20:2, 7, 8, 1217.) Y ahora en el año de nuestro Señor 1977, tenemos entre nosotros los mismos vicios que hemos visto que han destruido imperios y que ahora vemos desarrollarse en forma avasalladora en todas las naciones.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
EL PODER DEL PERDÓN por el presidente Spencer W. Kimball Hermanos, nos preocupa profundamente la necesidad de reducir la cantidad de jóvenes de la Iglesia que se unen a las filas de adultos inactivos, al igual que de traer a un número substancial de adultos a la actividad. Teniendo esto presente, os sugerimos lo siguiente: 1. Hagamos un mayor esfuerzo para hermanar a los conversos a la Iglesia. Es imperativo que a aquellos que son bautizados se les asignen inmediatamente maestros orientadores que les hermanen en una forma personal y con real interés. Estos maestros orientadores, trabajando con los oficiales del Sacerdocio, deben asegurarse de que cada converso adulto reciba algún desafío por medio de una actividad, del mismo modo que una oportunidad y el aliento para aumentar su conocimiento del evangelio. Debe también ser asistido en el establecimiento de relaciones sociales con los miembros de la Iglesia, para que no se sienta solo al comenzar su vida como miembro activo. 2. Pongamos más énfasis en los programas aprobados del Sacerdocio Aarónico para Hombres y Mujeres Jóvenes. Estos han sido diseñados para fortalecer el proceso de enseñanza de nuestra juventud y para brindarles oportunidades dignas y desafiantes para la clase de actividades que darán expresión a sus muchos y variados talentos. Al salvar a nuestra juventud, salvaremos generaciones. 3. Infundamos en las oficiales de la Sociedad de Socorro de barrio y estaca un mayor sentido de responsabilidad para enrolar a la mujer de la Iglesia y conducirla hacia una completa actividad. Esto comprenderá un arreglo en los horarios de reuniones para que sea posible que un mayor número de mujeres asistan y participen en el programa de esta gran organización. Pedimos que los obispos consulten con sus presidentas de Sociedad de Socorro con respecto a esto. 4. Inculquemos en nuestros maestros orientadores que tomen sobre si una mayor responsabilidad por los miembros de la Iglesia que se mudan de un lugar a otro. Mediante contactos con parientes y vecinos, muchos de los que cambian de domicilio pueden ser identificados, y pueden seguirse procedimientos que aseguren que ellos sean bienvenidos inmediatamente después del arribo en el lugar de su nueva residencia.
5. Trabajemos más activamente con aquellos que clasificamos como futuros élderes. Bajo nuestro presente programa, nuestros quórumes de élderes asumen responsabilidad por estos hombres. Debe recordarse, sin embargo, que en el programa se toman medidas bajo las cuales los sumos sacerdotes y aun los setenta pueden ser llamados para asistir o ayudar en dicho programa. El quórum de élderes, mediante el Comité Ejecutivo del Sacerdocio, puede pedir a los sumos sacerdotes que sirvan como maestros orientadores de algunos de estos hombres, especialmente aquellos que pueden encontrar más puntos en común con maestros orientadores que sean sumos sacerdotes. Del mismo modo, en aquellas familias donde haya personas que no sean miembros de la Iglesia, a los setenta se le puede solicitar ayuda, teniendo presente que les visitarán no sólo como maestros orientadores, sino también como misioneros que trabajarán con los que no sean miembros de la Iglesia y que también vivan en esos hogares. Estoy convencido, hermanos, de que podemos hacer mucho más de lo que estamos haciendo para traer a muchos de esos hombres de nuevo a una actividad total. Al así hacerlo, bendeciremos su vida y la de sus familiares, y fortaleceremos de manera substancial la obra del Señor. 6. Por muchos años hemos urgido la realización de seminarios a los que se invite a los futuros élderes y sus esposas para reunirse bajo la tutela de un inspirado y eficaz maestro, que aumente su conocimiento del evangelio con el objetivo de prepararles para asistir a la Casa del Señor. Hemos aprobado un curso de estudio para dichos seminarios, que fue preparado bajo la dirección del Comité Ejecutivo del Sacerdocio, y tenemos la esperanza de que los obispos y presidentes de estaca lo utilicen en esta importante empresa. Hermanos, no podemos descansar mientras haya miles de nuestros hermanos y hermanas, al igual que muchos jóvenes de ambos sexos, que no participan en los programas de la Iglesia. Os pido que reflexionéis sobre vuestras responsabilidades con respecto a este asunto y deis los pasos necesarios para acelerar esta obra de redención. Conocí a una joven madre que se había quedado viuda. La familia había pasado por
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL circunstancias difíciles y la póliza de seguros era de solamente dos mil dólares, pero de todos modos resultaba como un regalo del cielo. La compañía de seguros mandó el cheque por esa suma tan pronto como recibió pruebas del fallecimiento del esposo. La joven viuda decidió que ahorraría ese dinero para emergencias, depositándolo por lo tanto en el banco. Otras personas tuvieron conocimiento de sus ahorros, y un pariente la convenció de que debería prestarle ese dinero por el cual pagaría un interés bastante alto. Pasaron los años y la viuda no recibió ni el dinero ni el interés; al mismo tiempo notaba que su deudor la evitaba y hacía promesas evasivas cuando ella le pedía que le devolviera lo prestado. Ella necesitaba el dinero, pero no podía disponer de él. "¡Cómo he llegado a odiarlo! ", me dijo un día, destilando veneno y amargura en la voz cuando hablaba. ¡Cómo se puede pensar que un hombre sano y fuerte pueda defraudar a una joven viuda con toda una familia para mantener! " ¡Cómo he llegado a odiarlo! ", repetía ella una y otra vez. Entonces le relaté la historia del hermano Kempton, de cómo y cuándo éste perdonó al asesino de su padre. (Véase El milagro del perdón, págs. 296-300.) Ella escuchó atentamente, y Pude ver que quedó impresionada. Al finalizar la narración, había lágrimas en sus o os y poco después me susurró: " ¡Gracias! Gracias de todo corazón. Es indudable que yo también debo perdonar a mi enemigo. Ahora tendré que limpiar mi corazón de toda esta amargura. No espero jamás recibir mi dinero, pero dejaré a mi ofensor en manos del Señor". Pocas semanas más tarde, volvimos a vernos y ella me confesó que esas semanas habían sido las más felices de su vida. Había. sido invadida por una nueva paz y podía orar nuevamente por su ofensor y perdonarle, aun cuando pensaba que jamás volvería a ver el dinero que le había prestado. (Véase El milagro del perdón, págs. 300-301.) En otra oportunidad conversé con una señora cuya hija jovencita había sido violada. "Jamás podré perdonar a ese criminal mientras viva." repetía cada vez que se acordaba del hecho. Se trataba de un acto vicioso e inconcebible. Cualquiera puede quedar conmovido y horrorizado ante tal tipo de crimen, pero el no perdonar no es cristiano. El crimen había sido cometido y no podría ser borrado de ninguna forma. El criminal había sido disciplinado, pero en su amargura la mujer fue poco a poco marchitándose hasta llegar a convertirse en una miserable.
En contraste con esta mujer se encuentra la jovencita miembro de la Iglesia, que se elevó a alturas supremas al ejercer el autocontrol cuando perdonó al hombre que había desfigurado su hermoso rostro. Citaré lo que dijo el periodista de la Prensa Unida, Neal Corbett, tal como lo escribió en los diarios de la ciudad de San Francisco: " 'Yo diría que cualquiera que se halla en tal condición, debe estar sufriendo; deberíamos compadecernos de él', dijo April Aaron del hombre que la había mandado al hospital por tres semanas, tras un brutal ataque a puñaladas en San Francisco. April Aaron es una devota joven mormona de veintidós años de edad... Es una secretaria tan simpática como lo es su nombre, pero su rostro tiene sólo un defecto, le falta el ojo derecho . . . April lo perdió como consecuencia de un golpe a ciegas de un puñal en las manos de un carterista cerca del parque de Golden Gate, en San Francisco, mientras se dirigía a un baile de la Mutual el día 18 del pasado mes de abril. También sufrió -Profundas heridas en el brazo izquierdo y la pierna derecha durante la lucha que sostuvo con su asaltante, después de haber tropezado y caído en su intento de escapar de él, apenas a una cuadra de la capilla mormona... 'Corrí una cuadra y media antes que me alcanzara. No puede uno correr muy aprisa con zapatos de tacón alto', dijo April con una sonrisa. Las heridas que sufrió en la pierna eran tan graves, que por un tiempo los médicos temieron que tendrían que amputarla. El agudo filo del arma, sin embargo, no pudo dañar ni la viveza ni la compasión de April. 'Ojalá que alguien pudiera hacer algo por él, para ayudarle. Debe dársele algún tipo de tratamiento. ¿Quién puede saber qué es lo que impulsa a una persona a cometer un acto como éste? Si no lo encuentran, probablemente lo hará otra vez.' April Aaron se ha conquistado el corazón de la gente de la zona de la Bahía de San Francisco con su valor y buen espíritu a pesar de su tragedia. Su cuarto en el hospital de Saint Francis, se vio colmado de flores durante el tiempo que estuvo internada, y los que la atendieron dicen que no pueden recordar otra ocasión en que una persona haya recibido más tarjetas y expresiones de simpatía y buenaventura." (El milagro del perdón, págs. 301-302.) Una vez oí decir a un vecino. "Odio esa gente del otro lado de la frontera. Son sucios; mucho es el daño que han hecho en el mundo". Ese hombre no se había detenido a pensar que entre aquella gente
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL habían muchas personas buenas, honestas, y rectas, que no eran responsables por lo que sus líderes habían hecho. No todos eran viciosos o crueles, y los que no lo eran no debían ser juzgados por los hechos malignos de unos pocos compatriotas. La mayoría sufría a causa de esos hechos. Otro vecino, que estaba también amargado contra esa gente, a menudo repetía: "Odio a esas personas, son crueles, viciosas y despiadadas". A este vecino le dije: "Personalmente, yo amo a ese pueblo. Sólo un número limitado de ellos': ' fueron crueles y viciosos. Hay muchos extraordinariamente buenos entre ellos, que son amantes hijos de Dios". Conozco el caso de dos soldados en un fiero campo de batalla; durante un armisticio temporario en las actividades bélicas, un joven soldado cruzó la línea de batalla para preguntarle a uno de sus antagonistas: "¿Hay en sus líneas algún élder mormón? " El otro respondió: "Sí, yo soy mormón". El soldado enemigo dijo entonces: ", ¿Vendría usted conmigo a nuestra trinchera y me ayudaría a bendecir a un camarada herido? " Aquellos dos antiguos enemigos entonces cruzaron juntos la "tierra de nadie", uno hizo la unción, y el otro la selló, y el enemigo herido recibió su bendición. Una gran paz invadió el alma de los dos soldados, y el otro regresó a su línea de batalla y a sus obligaciones. Pero volvió con un nuevo sentimiento de paz. Por supuesto, nosotros no hacemos responsables a todos los hombres por lo que los individuos hacen sino que aprendemos a perdonar. Tuve otra experiencia en un importante aspecto de la Iglesia. Desafortunadamente, dos líderes de la Iglesia se habían enemistado sin que ninguno de ellos cediera. Durante todo el día había llevado a cabo una conferencia de estaca, había estado ayunando, y después había viajado por sobre una cadena de montañas para reunirme con aquellos dos hombres infelices. Hora tras hora cumplimos con nuestra obligación, tratando de convencerlos de que cambiaran de actitud y pusieran fin a su enemistad, sin resultado alguno. Las ocho, las nueve, las diez, las once, las doce, la una, las dos; la noche se nos iba y yo me encontraba muy fatigado. Nuevamente tomé Doctrinas y Convenios, que automáticamente se abrió en la página 105, de la cual les leí lo siguiente, que los dejó boquiabiertos: "No obstante, él ha pecado; mas de cierto os digo, que yo, el Señor, perdono los pecados de
aquellos que los confiesan ante mí y piden perdón, si no han pecado de muerte. Mis discípulos en los días antiguos, buscaron motivo el uno contra el otro, y no se perdonaron los unos a los otros en sus corazones; y por este mal fueron gravemente afligidos y castigados. Por lo tanto, os digo que debéis perdonaros los unos a los otros; porque el que no perdona las ofensas de su hermano, queda condenado ante el Señor; porque en él permanece el mayor pecado. Yo, el Señor, perdonaré al que quisiera perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres. Y debéis decir en vuestros corazones: Juzgue Dios entre mí y ti, y te premie de acuerdo con tus hechos. Y traeréis ante la Iglesia al que no se arrepintiera de sus pecados ni los confesare, y haréis con él conforme con lo que la escritura os dijere, sea por mandamiento o por revelación." (D. y C. 64:712.) Pude sentir entonces que los dos antagonistas cedían y les leí la oración del Señor donde El dice: "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles... ... porque nuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén." (Mat. 6:7-13.) Y como si tuviera necesidad de refrescarles la memoria, el Señor regresó al mismo tema: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas." (Mat. 6:14-15.) ¿Difícil de hacer? Claro que sí. El Señor nunca prometió un camino fácil, ni un evangelio simple, ni normas bajas. El precio es alto, pero la recompensa vale la pena. El Señor
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL mismo volvió la otra mejilla; sufrió El mismo la burla y los golpes, sin buscar revancha; sufrió toda indignidad, y aun así no pronunció palabras de condenación. Su pregunta a todos nosotros es: "Por lo tanto, ¿qué clase de hombre debéis de ser?", y su respuesta: “ . . . así como yo soy". (3 Nefi 27:27). En su "Príncipe de Paz" William Jennings Bryan escribió: "La más difícil de cultivar de entre todas las virtudes es la del espíritu del perdón. La revancha parece ser algo natural en el hombre; es humano el deseo de tratar de conseguir venganza. Incluso se ha hecho aceptable vanagloriarse de ser vengativo. En el monumento de un hombre se inscribió que él había pagado con creces tanto a sus amigos, como a sus enemigos. Ese no es el Espíritu de Cristo." (Independence Zion's Printing and Publishing Co., 1925, pág. 35.) Si hemos sido heridos u ofendidos, perdonar significa borrar el hecho completamente de nuestra memoria. Perdonar y olvidar es un consejo eterno. "Ser ofendido o robado, nada significa a menos que continuemos recordándolo", dijo el filósofo chino Confucio. Las ofensas producidas por vecinos, parientes o cónyuges son generalmente de naturaleza inferior, por lo menos al principio, y debemos perdonarlas. Puesto que el Señor es tan misericordioso, ¿no lo seremos también nosotros? "Y bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia." Esta es otra versión de la regla de oro. "Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada." (Mat. 12:3 l.) Si el Señor es tan bondadoso, también debemos serio nosotros. "Cuando tales personas como la viuda, el obispo Kempton y otros que han sido seriamente agraviados pueden perdonar; cuando hombres como Esteban y Pablo el Apóstol pueden perdonar feroces
ataques contra ellos mismos y dar el ejemplo del perdón; entonces todos los hombres deben poder perdonar en su búsqueda de la perfección. Del otro lado de los desolados desiertos de odio y avaricia y rencillas, se encuentra el hermoso valle del paraíso. Leemos y escuchamos constantemente en los periódicos, en la radio y televisión, que el mundo 'en un caos espantoso'. ¡No es verdad! El mundo sigue siendo hermoso. Es el hombre el que se ha desorientado. El sol aún ilumina el día y da luz y vida a todas las cosas; la luna todavía brilla de noche; los océanos no han dejado de alimentar al mundo y proporcionar transporte; los ríos aún desaguan la tierra y proporcionan aguas de riego para alimentar las cosechas. Ni los estragos del tiempo han deslavado la majestad de las montañas. Todavía florecen las flores, las aves aún cantan, y los niños aún ríen y juegan. Los defectos de que el mundo adolece son ocasionados por el hombre. Puede lograrse. El hombre puede dominarse a sí mismo. El hombre puede sobrepujar. El hombre puede perdonar a todos los que lo han ofendido y seguir adelante a fin de recibir paz en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero." (El milagro del perdón, págs. 307-308.) Ahora comprendemos que el reino de Dios y la Iglesia de Jesucristo constituyen una Iglesia mundial, que se dirige rápidamente hacia una extensión mundial. Nosotros, sus miembros, debemos aprender a autodominarnos y a amar a 1 a humanidad, a nuestros hermanos de cada país y rincón. Sin duda alguna, debemos ser íntegros, sin enemistades, ni maldades, ni malos sentimientos. Debemos perdonar, para ser perdonados. Permitamos que sea Dios el juez justo. Debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y Dios nos bendecirá. Jesucristo, quien es también nuestro Señor y Salvador, es el Señor de este mundo. Que Dios nos bendiga para que podamos seguir fielmente Sus dictados, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
JESÚS EL CRISTO por el presidente Spencer W. Kimball por el devoto y preparado jovencito que recibió la visión. Muchos hay que tienen diferentes conceptos del Creador. Muchos profesan creer en Dios pero no saben como es. O tal vez ni siquiera esperen poder ver a su Creador. Quizás tampoco lo reconozcan cuando venga, puesto que no saben qué esperar de El. La montaña, el río, el volcán, han llegado a ser dioses para muchos; pero el hombre en su vana búsqueda se ha creado un dios que no tiene forma, poder, ni sustancia. Jesucristo es el Dios de este mundo, y así lo ha manifestado claramente en las muchas veces que se ha presentado al hombre. A Abraham le dijo: "Mi nombre es Jehová . . .' (Ab. 2:8). Y Abraham declaró: "Así fue que yo, Abraham, hablé con el Señor cara a cara, como un hombre habla con otro; y me habló de las cosas que sus manos habían hecho." (Ab. 3:11.) Y en el libro de Moisés dice lo siguiente con respecto al Hacedor: "Y vio a Dios cara a cara y habló con El; y la gloria de Dios cubrió a Moisés; por tanto, éste pudo aguantar su presencia. Y Dios le habló a Moisés diciendo: He aquí, soy Dios el Señor Omnipotente, y Sin Fin es mi nombre . . ." (Moisés 1:23.) En el primer siglo que había pasado en esta tierra, aquellos del pueblo que habían leído las Escrituras y comprendido que las mismas habrían de cumplirse, se reunieron en una gran multitud alrededor del templo, en la tierra de abundancia; y allí se maravillaban y conversaban acerca de este Jesucristo, de cuya muerte había sido dada la señal. "Y acaeció que mientras así conversaban, unos con otros, oyeron una voz como si viniera del cielo . . . sí, los penetró hasta el alma, e hizo arder sus corazones. Y he aquí, la tercera vez entendieron la voz que oyeron; y les dijo: He aquí a mi Hijo Amado, en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a El oíd.
Amados hermanos, hemos llegado al fin de nuestra conferencia, en la cual hemos sido muy bendecidos. Habéis oído a más de treinta discursantes, dar su testimonio de la divinidad de Jesucristo. Fue El, Jesucristo, quien se levantó de la tumba como ser resucitado, y El quien: . . . aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen." (Heb. 5:8-9.) Fue este Jesucristo quien dio revelaciones a sus profetas y les comunicó mediante Juan el Revelador: "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último . . . El que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Amén; y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Apoc. 1:11, 18.) Fue El, Jesucristo, en su condición glorificada quien vino a los antepasados de los indios, entre quienes es conocido como el Gran Espíritu Blanco, el Dios Hermoso, y muchos otros nombres. Fue El, Jesucristo, nuestro Salvador, quien se presentó a la sorprendida multitud en el Jordán (véase Mat. 3:1317), en el sagrado monte de la transfiguración (véase Mat. 17:1-9), en el templo de los nefitas (véase 3 Nefi 11-26), y en un bosque de Palmyra, Nueva York (véase J. Smith 2:17-25); la persona que lo presentó en aquella ocasión era nada menos que su verdadero Padre, el sagrado Elohim, a quien El se parecía, y cuya voluntad cumplía. Mucha gente ha crecido con la idea de que es al Padre a quien se referían en el Antiguo Testamento, siempre que se le da el título de Dios o Señor. Es de destacar que el Padre, Dios, Elohim, vino a la tierra en cada ocasión necesaria, para presentar al Hijo a cada nueva dispensación, a cada nuevo pueblo, después de lo cual Jesucristo, el Hijo, llevó a cabo su obra. Esto volvió a suceder en nuestra propia dispensación, cuando ambos seres, el Padre y el Hijo, volvieron a la tierra en persona y aparecieron a un hombre. Este sagrado acontecimiento es descrito
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL La sólida y firme roca de la revelación fue el medio por el cual los apóstoles supieron que El era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, es esa misma revelación sobre la cual se edificaría la Iglesia de Dios, y contra la cual no prevalecerían las puertas del infierno. "El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios." (Juan 1:29, 34, 36.) Tenemos también el testimonio de Pedro: "Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación: sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando El recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía Este mi Hijo Amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con El en monte santo." (2 Pe. 1:13-18.) Ciertamente todos éstos son grandes testimonios de nuestro Salvador Jesucristo. Esta ha sido una hermosa conferencia, y al pronunciarse cada uno de esos maravillosos sermones, he escuchado con profunda atención y he decidido que después de esto, seré un hombre mejor. He escuchado las instrucciones y sugerencias, y espero que cada persona que las haya oído o las lea, tome la misma determinación. Todas las cosas que hemos oído están en armonía con las enseñanzas de Jesucristo, y han sido hermosamente presentadas por hombres que están dedicados al servicio del Señor. Os exhorto a que, al regresar a vuestro hogar, meditéis en todo lo que habéis oído. Y si os encontráis en alguna de las situaciones mencionadas aquí, ved que podáis hacer uso de estos consejos en
Y aconteció que según entendían, dirigieron la vista hacia el cielo otra vez; y he aquí, vieron a un Hombre que descendía del cielo; y llevaba puesta una túnica blanca; y descendió y se puso en medio de ellos. Y los ojos de toda la multitud estaban en El, y nadie se atrevía a abrir la boca., ni siquiera el uno al otro, para preguntar lo que significaba, porque suponían que era un ángel que se les había aparecido. Y aconteció que extendió su mano, y dirigiéndose al pueblo, dijo: "He aquí, soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría mundo. Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo; y he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado al Padre, tomando sobre mí los pecados del mundo, con lo cual he cumplido la voluntad del Padre en todas las cosas desde el principio." (3 Nefi 11:3, 6-11.) Después de una larga disertación en la que les explicó la doctrina del cristianismo, dijo el Señor: Mas he aquí, vosotros habéis oído mi voz y también me habéis visto; y sois mis ovejas, y nombrados sois entre los que mi Padre me ha dado." (3 Nefi 14:24.) "Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo de Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que El era Jesús el Cristo." ( Mat. 16:13-20.) Allí estaban las sagradas llaves del reino de los cielos, para poder atar en los cielos todo aquello que, mediante la autoridad debida, fuera atado en la tierra.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL amor, y esperamos que ella sea un elevado peldaño de éxito en vuestra vida. Y una vez más quiero deciros: Dios vive. Jesús es el Cristo. Y todos los testimonios que se os han ofrecido, por medio de la palabra, el canto y la oración, quedan con vosotros en el nombre de Jesucristo. Amén.
forma de que os ayuden a retomar el camino hacia esa perfección que el Señor espera de nosotros. Mis amados hermanos, ha sido glorioso poder estar con vosotros. Que la paz os acompañe. Que podáis regresar a vuestro hogar y encontrar bien a los que dejasteis. Os dejamos esta conferencia con gran
LOS SERVICIOS DE BIENESTAR: EL EVANGELIO EN ACCIÓN por el presidente Spencer W. Kimball varios años, en una reunión de instrucciones para las Autoridades Generales, declaró: "Del mismo modo que `se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José' (Éxodo 1:8), así se ha levantado en la Iglesia una nueva generación de obispos y presidentes de estaca, a quienes no se les ha enseñando y capacitado como se hizo con sus predecesores." (The Basics of Church Welfare, Marion G. Romney, 6 de marzo de 1974.) A causa del tremendo significado de este gran Plan de Bienestar, consideré apropiado volver a exponer las verdades fundamentales de esta obra y recalcar la manera en que debemos aplicarlas en esta época. Espero que, de ser posible, podamos intensificar la herencia espiritual que hemos recibido y, edificando en ese fundamento, alargar el paso en nuestros esfuerzos por poner el plan en práctica. Desde la primera dispensación en esta tierra, el Señor ha requerido de su pueblo que cada uno ame a su prójimo como a sí mismo. En cuanto a la generación de Enoc se nos dice: "Y el Señor bendijo la tierra, y fueron bendecidos sobre las montañas, y en los lugares altos, y florecieron. Y el Señor llamó a su pueblo SION, porque eran uno de corazón y voluntad, y vivían en justicia; y no había pobres entre ellos." (Moisés 7: 17-18.) En todo el Libro de Mormón encontramos líderes enseñando a las generaciones esta verdad; uno de esos ejemplos son las palabras del benévolo rey Benjamín: "Y ahora, por el amor de estas cosas que os he hablado, es decir, por el amor de retener la remisión de vuestros pecados de día en día, a fin de que andéis sin mancha ante Dios, quisiera que de vuestra
El cantar el himno "¡La Proclamación!" (Himnos de Sión, N °252), me remonta a varias generaciones. Mi querida madre, quien falleció estando yo en la infancia, solía canturrearlo mientras se dedicaba a preparar nuestras comidas y los quehaceres de la casa. Por esa razón me es tan especial. Me complace reunirme con vosotros a fin de considerar nuestros convenios, nuestros deberes, nuestras bendiciones, y para conocer la voluntad de nuestro Padre Celestial. Mientras consideraba mis comentarios para esta sesión de los Servicios de Bienestar, se me ocurrió que si calculáramos una generación como un período de cuarenta años, quiere decir entonces que ya habría pasado una generación entera desde el establecimiento de esta gran obra de bienestar en octubre de 1936. Por mi memoria desfilaron los nombres de los grandes líderes que llevaron adelante este esfuerzo: los presidentes Heber J. Grant, J. Reuben Clark, David O. McKay, Henry D. Moyle, Harold B. Lee, Marion G. Romney, y muchos que serían muy numerosos para nombrar. Igualmente han acudido a mi memoria sus consejos y sus enseñanzas de las Escrituras. Mientras examinaba sus contribuciones y el tremendo progreso de la Iglesia en los Servicios de Bienestar, me topé con esta pregunta: ¿Tienen nuestros miembros actuales, y más particularmente nuestros directores regionales de estaca y barrio, la misma comprensión en cuanto a los Servicios de Bienestar y la misma dedicación a esta obra que las personas de la generación anterior? Me siento obligado a convenir con la opinión del presidente Romney en cuanto a esto, cuando hace
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL de industria, el evangelio de economía, el evangelio de sobriedad." (Gospel Doctrine, Deseret Book, págs. 208-209.) De tal modo, podéis ver que cuando la Primera Presidencia volvió a enunciar estos preceptos en 1936, en la forma del actual Plan de Bienestar, simplemente estaba extendiéndole a esa generación una oportunidad más completa para establecer el ideal de Sión. En esta generación, sus palabras quizás tengan un significado aún más profundo: "Nuestro propósito principal", dijo la Primera Presidencia, "era el establecer, tan pronto como fuese posible, un sistema mediante el cual se pudiera acabar con la maldición de la ociosidad, se abolieran los daños de la limosna, y que la independencia, la industria, la frugalidad y el autorrespeto se establecieran una vez más entre nuestra gente. El designio de la Iglesia es ayudar a la gente a ayudarse a sí misma. El trabajo ha de ocupar nuevamente el trono como principio gobernante en la vida de los miembros de la Iglesia." (Conference Report, octubre de 1936, pág. 3.) No hay lugar a confusión con respecto a su propósito; y, a pesar de que muchas veces se considera como algo de naturaleza temporal, debemos entender claramente que esta obra es profundamente espiritual. Se centra en la gente y es inspirada por Dios, y como lo expresó el presidente J. Reuben Clark, en una reunión especial de presidencias de estaca: "El verdadero objetivo del Plan de Bienestar es la edificación de carácter en los miembros de la Iglesia, tanto en los que dan como en los que reciben, destacando todo aquello que sea de valor en lo más profundo de su ser, y sacando a florecer y dar fruto la riqueza latente del espíritu, lo cual después de todo es la misión, el propósito y la razón de pertenecer a esta Iglesia." Al viajar y visitar a los miembros por todo el mundo, reconocemos que existen tremendas necesidades temporales en nuestra gente; y al mismo tiempo que añoramos ayudarlos, nos damos cuenta de la importancia vital de que aprendan esta gran lección: que el logro más elevado de espiritualidad se adquiere cuando conquistamos la carne. Cuando exhortamos a nuestros miembros a que atiendan a sus propias necesidades, estamos ayudándoles a fortalecer su carácter. Cuando el dador logra controlar sus propios deseos y ver claramente otras necesidades a la luz de sus propias privaciones, los poderes del evangelio se
substancia dieseis al pobre, cada cual según lo que tuviere, así como alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, procurando su alivio, tanto espiritual como temporalmente, según sus necesidades." (Mosíah 4:26.) En 4 Nefi, vemos las bendiciones que recibieron los nefitas a medida que desterraron el egoísmo y prosperaron en perfecta rectitud durante cuatro generaciones. ¿Quién no se emociona al imaginar este cuadro del ideal de Sión: "Y tenían en común todas las cosas; por tanto, no había ricos ni pobres, esclavos ni libres, sino que todos tenían su libertad y participaban del don celestial... Y no había envidias, ni contiendas, ni tumultos, ni fornicaciones, ni mentiras, ni asesinatos, ni lascivias de ninguna clase; y ciertamente no podía haber pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios." (4 Nefi 3, 16.) Hace ya varias generaciones que el Señor expuso de nuevo sus preceptos para la Sión moderna en ésta, la última dispensación, cuando dijo: "Y estime cada hombre a su hermano como a sí mismo, practicando la virtud y la santidad delante de mí. Y de nuevo os digo, estime cada hombre a su hermano como a sí mismo. ¿Qué hombre de entre vosotros, si teniendo doce hijos que le sirven obedientemente, y no hace acepción de ellos, dijere a uno: Vístete de lujo y siéntate aquí; y al otro: Vístete de harapos y siéntate allí, podrá luego mirarlos y decir soy justo? He aquí, esto os lo he dado por parábola, y es aun como yo soy. Yo os digo: Sed uno; y si no sois uno, no sois míos." (D. y C. 38:24-27.) El presidente Joseph F. Smith predijo el restablecimiento de la obra de bienestar en 1900, cuando nos recordó: "Debéis continuar teniendo presente que lo temporal y lo espiritual están mezclados. No son separados; uno no puede continuar sin el otro, en tanto que estemos aquí en la mortalidad. Los Santos de los Últimos Días no sólo creen en el evangelio de salvación espiritual sino también en el evangelio de salvación temporal... Nosotros no creemos que sea posible que los hombres sean cristianos realmente buenos y fieles, a menos que también puedan ser personas buenas, fieles, honradas e industriosas. Por lo tanto, predicamos el evangelio
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ponen de manifiesto en su vida; también aprenden que viviendo la gran ley de consagración, aseguran no sólo la salvación temporal sino también la santificación espiritual. Y cuando un recipiente recibe con agradecimiento, se regocija en saber que en la forma más pura de vida —en la verdadera Sión— uno puede participar de la salvación tanto temporal como espiritual; y en esta forma, se sienten motivados a proveer para sí mismos y poder compartir con los demás. ¿No es ese plan algo hermoso? ¿No os emocionáis con esa parte del evangelio que hace que Sión se vista con sus hermosas prendas? Cuando se contempla desde este punto de vista, podemos ver que el de los Servicios de Bienestar no es un programa, sino la esencia del evangelio. Es el evangelio en acción. Es el principio culminante de una vida cristiana. De manera que, a fin de tener una mejor comprensión de este proceso e indicar firmemente los principios específicos comprendidos en esta obra, permitidme repetiros lo que, según creo, son sus verdades fundamentales. Primero, es el amor. La medida de nuestro amor por nuestro prójimo y, en gran parte, la medida de nuestro amor por el Señor, se ve en lo que hacemos el uno por el otro y por el pobre y el destituido. "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros." (Juan 13:34-35, Véase también Moroni 7:44-48; Lucas 10:25-37 y 14: 1213.) Segundo, es el servicio. Servir es humillarse, socorrer a los que necesiten socorro, impartiendo "de sus bienes al pobre y necesitado, dando de comer al hambriento, sufriendo toda clase de aflicciones por amor de Cristo" (Alma 4: 13). "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo." (Santiago 1:27.) Tercero, es el trabajo. El trabajo acarrea felicidad, autoestimación y prosperidad. Es el medio para alcanzar todos los logros; es lo opuesto a. la ociosidad, y se nos ha mandado trabajar (véase Génesis 3:19). El tratar de obtener nuestro bienestar
temporal, social, emocional o espiritual por medio de la limosna, viola el mandato divino de que debemos trabajar por lo que recibimos. El trabajo debe ser el principio gobernante en la vida de los miembros de la Iglesia. (Véase D. y C. 42:42; 75:29; 68:30-32; 56:17.) Cuarto, es la autosuficiencia. El Señor ha mandado a la Iglesia y a sus miembros que sean autosuficientes e independientes. (Véase D. y C. 78: 13-14.) La responsabilidad por el bienestar social, emocional, espiritual, físico, o económico de cada persona, descansa primeramente sobre sí misma, segundo sobre su familia, y tercero sobre la Iglesia si es un fiel miembro de la misma. Ningún fiel Santo de los Últimos Días que esté física o emocionalmente capacitado, cederá voluntariamente la carga de su propio bienestar o del de su familia a otra persona, sino que mientras pueda, bajo la inspiración del Señor y con sus propios esfuerzos, se abastecerá a sí mismo y a su familia con las necesidades espirituales y temporales de la vida. (Véase 1 Timoteo 5:8.) Quinto, es la consagración, la cual comprende el sacrificio. Consagración es donar el tiempo, los talentos y los medios para cuidar a aquellos que lo necesiten ya sea espiritual o temporalmente- y edificar el reino de Dios. En los Servicios de Bienestar, los miembros consagran cuando trabajan en los proyectos de producción, donan materiales a las Industrias Deseret, comparten sus talentos profesionales, dan una generosa ofrenda de diezmos y responden a los proyectos de servicio del barrio y los quórumes; consagran su tiempo en su hogar o en la orientación familiar. Consagramos, cuando damos de nosotros mismos. (Véase Ensign, junio de 1976, págs. 3-6.) Sexto, es la mayordomía. En la Iglesia, una mayordomía es una sagrada confianza espiritual o temporal por la cual se tienen que rendir cuentas. A causa de que todas las cosas le pertenecen al Señor, somos mayordomos sobre nuestro cuerpo, mente, familia, y propiedades. (Véase D. y C. 104:11-15.) Un mayordomo fiel es aquel que ejerce justo dominio, cuida de los suyos y cuida del pobre y el necesitado. (Véase D. y C. 104: 15-18.) Estos principios gobiernan las actividades de los Servicios de Bienestar. ¡Ojalá que podamos todos aprender, obedecer y enseñar estos principios! Líderes, enseñadlos a vuestros miembros; padres, enseñadlos a vuestras familias. Solamente si
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL aplicamos estas verdades podremos acercarnos al ideal de Sión. Sión es un nombre dado por el Señor al pueblo del convenio, cuyos miembros se caracterizan por la pureza de su corazón y la fidelidad en cuidar del pobre, el necesitado y el destituido. (Véase D. y C. 97:21.) "Y el Señor llamó a su pueblo SION, porque eran uno de corazón y voluntad, y vivían en justicia; y no había pobres entre ellos." (Moisés 7: 18.) El orden más elevado de la sociedad del Sacerdocio está basado en las doctrinas de amor, servicio, trabajo, autosuficiencia y mayordomía, todas las cuales quedan circunscritas en el convenio de la consagración. Permitidme ahora presentar algunas de las actividades y los programas que representan maneras de vivir estos principios. Como sabéis, en lo pasado hemos puesto un énfasis considerable en la preparación personal y familiar; espero que cada miembro de la Iglesia esté respondiendo apropiadamente a esta admonición; espero también que estemos entendiendo y acentuando lo positivo, y no lo negativo. Me gusta la manera en que la Sociedad de Socorro enseña la preparación personal y familiar como un "vivir prudente". Esto implica la frugalidad de nuestros recursos, el sabio planeamiento de los asuntos financieros, plena previsión para asuntos de salud y preparación adecuada para el desarrollo de la educación y las profesiones, prestando atención apropiada a la producción y el almacenamiento en el hogar, así como el desarrollo de estabilidad emocional. Espero que podamos comprender que, a pesar de que el tener un huerto, por ejemplo, es por lo general útil para reducir el costo de la comida y poner a nuestra disposición, deliciosas frutas y verduras frescas, hace mucho más que eso. ¿Quién puede medir el valor de esa conversación especial que tiene lugar entre padre e hija, mientras sacan las hierbas del huerto? ¿En qué forma evaluamos el beneficio que se logra de las obvias lecciones de plantar, cultivar y experimentar la ley eterna de la cosecha? ¿Y cómo medimos la unidad y cooperación familiar que van unidas a una fructífera actividad de envasado? Sí, estamos almacenando recursos, pero quizás el beneficio más grande esté contenido en las lecciones de la vida que aprendemos a medida que vivimos prudentemente.
Considerad lo que se aprende en ese consejo familiar sobre el presupuesto de la familia. Cuando el hijo adolescente, por haber sido incluido en las decisiones del presupuesto y entender su proceso, decide donar parte de sus ingresos del verano a fin de ayudar a reemplazar el viejo refrigerador, ¿cómo se sienten los padres? Hablamos de conocimiento y educación en términos de estar preparados para una mejor ocupación, pero no podemos subestimar el placer de leer las Escrituras, las revistas de la Iglesia y buenos libros de toda clase. Enseñamos acerca de la fortaleza emocional relacionada con la oración familiar, las palabras amables, y la plena comunicación, y rápidamente aprendemos cuán agradable puede ser la vida cuando se vive en un ambiente cortés y positivo. En igual manera nos podríamos referir a todos los aspectos de la preparación personal y familiar, no con relación a una tragedia o desastre, sino para cultivar un modo de vida que diariamente nos brindará su propia recompensa. . Hagamos estas cosas porque son correctas, porque son satisfactorias; hagámoslas porque somos obedientes a los consejos del Señor; con esta actitud estaremos preparados para cualquier eventualidad, y el Señor nos ayudará a prosperar y consolará. Es cierto que vendrán tiempos difíciles, porque el Señor los ha predicho, y, sí, las estacas de Sión son para "defensa y... refugio de la tempestad" (D. y C. 115:6). Pero si vivimos sabia y prudentemente, estaremos tan seguros como en la palma de Su mano. Espero que en nuestros quórumes del Sacerdocio y en las reuniones de la Sociedad de Socorro se estén enseñando adecuadamente los conceptos de preparación personal y familiar, con la clase de actitud positiva a la cual todos responderemos. Enseñemos también nuestras obligaciones respecto a la ley del ayuno. Cada miembro debe contribuir con una generosa ofrenda de ayuno para el cuidado de los pobres y los necesitados; dicha ofrenda deberá ser por lo menos el valor de las dos comidas de las que se abstuvieron durante el ayuno. "Algunas veces somos un tanto tacaños y calculamos exactamente el valor de lo que habríamos comido para el desayuno, y luego damos esa cantidad al Señor. Pero yo creo que cuando estamos en una posición económica relativamente buena, debemos ser muy, muy generosos...
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Creo que deberíamos dar... en vez de la cantidad ahorrada en las dos comidas, de las que nos abstuvimos durante el ayuno, mucho más; quizás diez veces más, si estamos en condiciones de hacerlo." (Conference Report, octubre de 1974, pág. 184.) Por mucho tiempo, las ofrendas de ayuno han constituido los medios por los cuales se han cubierto las necesidades de los pobres del Señor. Pero el deseo y el objetivo de la Iglesia ha sido y es ahora, obtener de las ofrendas de ayuno los fondos necesarios para afrontar las necesidades del programa de bienestar; y obtener de los proyectos de producción todos los productos necesarios. Si donamos generosas ofrendas de ayuno, aumentará nuestra propia prosperidad, tanto espiritual como temporal. Alejándonos ahora de las responsabilidades personales y familiares hacia las actividades formales de bienestar de la Iglesia —a las que algunas veces se hace referencia como la Preparación en la Iglesia, pero quizás mejor conocidas como Sistema de Recursos de Almacén— permitidme recalcar brevemente varios puntos: 1. Haced arreglos adecuados para que aquellos que reciben ayuda de la Iglesia trabajen o sirvan por lo que reciben de acuerdo con sus habilidades. 2. Utilizad un sano discernimiento en adquirir y manejar vuestro proyecto de producción de bienestar. Sed frugales y actuad honestamente con los miembros. Recordad que el resultado más importante de nuestro programa de bienestar, no es la comida y artículos que producimos, sino el
desarrollo personal que logramos, tanto dadores como recipientes. 3. Guiaos por el Espíritu, a fin de poder discernir hasta qué grado las personas solas y las familias deberían atender a sus propias necesidades. 4. Hasta el mayor grado posible, utilizad personas locales de recursos. 5. Por último, efectuad regularmente reuniones eficaces del Comité de Bienestar en todos los niveles administrativos. Hermanos y hermanas, teniendo presente estos pensamientos, quisiera exhortaros a seguir adelante en esta gran obra, pues es mucho lo que depende de nuestra buena voluntad para reconocer, colectiva e individualmente, que nuestra presente actuación no es aceptable ni para nosotros, ni para el Señor. Vosotros, líderes, que actualmente os encontráis sirviendo, sois tan grandes o más grandes que los de la generación pasada. Aprended bien vuestras lecciones, emulad al Salvador en vuestra vida, sirviendo y consagrando, venciendo temporalmente, a fin de que podáis llegar más alto en un plano espiritual. Si todos trabajamos de esta manera, entonces se escribirá de nosotros que "ciertamente no podía haber pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios". Es maravilloso estar comprometido en esta obra y recibir la inspiración de la misma. Os testifico de ello en el nombre de Jesucristo. Amén.
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EL VERDADERO CAMINO Presidente Spencer W. Kimball Y las familias, la obligación de completar el programa genealógico hasta la cuarta generación. No obstante, si así lo desean, podrán extender su genealogía más allá de la cuarta generación. Segundo, vamos a presentar un programa en la Iglesia, para la extracción de nombres de los registros genealógicos en todo el mundo. Los miembros podrán ahora rendir un servicio extraordinario mediante la participación en este programa de extracción de registros supervisado por los líderes locales del Sacerdocio de quienes pueden recibir más detalles al respecto. En la biblioteca de la oficina particular que tengo en mi casa, hay treinta y tres grandes y repletos diarios personales. Escribo todos los días en mi diario personal, uno por año, y luego lo archivo en esta biblioteca. Allí tengo registrados los viajes que llevé a cabo a muchas naciones del mundo, las reuniones a las que he asistido, las personas con las que he hablado, casamientos a los que asista, y todas las cosas que son de interés para mi familia, y espero que algún día puedan serio también para la Iglesia. Exhorto al pueblo de esta Iglesia a brindar seria atención a su historia familiar; a que alienten a sus padres y abuelos a escribir sus diarios personales y que no permitan que la familia vaya a la eternidad sin haber dejado sus memorias para sus hijos, nietos, y toda su posteridad. Esta es una seria obligación y responsabilidad, y exhorto a que cada persona haga que sus hijos comiencen también a escribir un diario personal. En la revista Readers Digest de abril de 1978 hay un articulo que puede ser desprendido. Se intitula: "¿Puede tener usted una vida familiar más feliz?" y describe cuatro cualidades que escapan a muchos padres en su vida hogareña. Ofrece una forma para evaluar a la familia a través de dichas cualidades, sugiere un plan general para una vida familiar más feliz y presenta un informe de un ejemplo específico de un plan en acción. Este es el primero de una serie de cuatro artículos similares que aparecerán en dicha revista durante el año. Recomiendo que todos lo lean, tanto los miembros de la Iglesia como quienes no lo son. Recientemente, durante una visita efectuada por un dignatario del gobierno de los Estados Unidos, éste nos dijo:
Me presento hoy ante vosotros hermanos, con agradecimiento, no sólo por la oportunidad que tenemos de reunirnos nuevamente en un ambiente de libertad religiosa, y con aprecio por la devoción de los fieles santos de la iglesia, sino también como quien os ha urgido a "alargar vuestro paso", y que continúa haciéndolo, y con el sincero deseo de agradecemos por vuestros esfuerzos. Muchas son las personas que han mejorado la apariencia de sus casas y los alrededores de las mismas. Muchos otros también, siguiendo nuestro consejo, han cultivado sus propios huertos para no perder los benéficos resultados espirituales del contacto con la naturaleza, al igual que para poder contar con la seguridad de saber cómo proveerse por lo menos de parte de los alimentos para la familia. Cultivad todo lo que podáis en vuestra propiedad siempre que dispongáis, de agua necesarias toda clase de plantas y árboles frutales. Plantad, si el clima en el que vivís es apropiado para el desarrollo de los vegetales; cultivad Y comed vuestros propios vegetales. Aún los que viven en casas de departamentos pueden hacer algunos cultivos en macetas o cajones. Como lo dije anteriormente, la mayoría de los miembros de la Iglesia son concientes de nuestro intenso interés en la obra misional y de los esfuerzos que hemos hecho en muchos países para la rededicación de la prédica del evangelio, al igual que la preparación de misioneros para que lleven las buenas nuevas de la restauración del evangelio a los confines de la tierra. Siento que existe la misma urgencia acerca de la obra vicaria que se lleva a cabo en los templos, considerando que ambos esfuerzos son similares. Les he dicho a mis hermanos de las Autoridades Generales que esta obra por los muertos constituye mi constante preocupación. La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce han prestado cuidadosa consideración a la forma en que podemos alargar nuestro paso en esta tremendamente importante responsabilidad, Quisiera entonces anunciar el comienzo de un programa que recomendamos sea enfocado en dos etapas. Primero, todos los miembros deben escribir una historia personal y formar parte de una organización familiar, También, querernos recalcar nuevamente y poner sobre los hombros del individuo
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "La familia es algo básico, es extremadamente fundamental para la fortaleza de nuestra civilización, y éste es un hecho que parece haberse olvidado. Es vitalmente importante y constituye nuestro recurso básico de fortaleza moral, de salud física y emocional; es nuestro recurso básico de protección en contra de la adversidad. Es la única institución que garantiza un medio ambiente que asegura la perpetuación de los principios y conceptos que nos han hecho fuertes. Recuerdo a un testigo que se encontraba delante de un comité del Congreso dedicado a la familia, y que dijo: 'Antes de considerar livianamente a la familia, mejor comprendamos que todas las sociedades humanas conocida,, durante la historia de la humanidad, finalizaron con una organización familiar para criar y enseñar a los hijos. Antes que os deshagáis de la familia, sería mejor que averiguarais por qué todas las civilizaciones de la historia se aferraron a ella'. Creo que la importancia dada a la familia por vuestra Iglesia ha sido verdaderamente extraordinaria." El evangelio siempre ha estado basado en la familia. Al comprometernos a llevar a cabo noches de hogar inspiradoras en forma regular, planificando cuidadosamente el contenido de las mismas, inculcaremos en nuestros hijos principios que ellos jamás olvidarán. Cuando así nos brindamos nosotros mismos y les dedicamos nuestro tiempo, damos algo de nuestro propio ser, algo que siempre será recordado. El Manual de la Noche de Hogar está lleno de buenas sugerencias, pero no debe reemplazar el inspirado consejo paterno con respecto a lo que debe ser hecho en casos especiales para llenar necesidades especiales. Si alimentamos a la familia con la cosecha espiritual de nuestro propio huerto, aquello que logren como resultado de las reuniones de la Iglesia puede ser un rico suplemento, en lugar de constituir la dieta única. El hogar es el yunque donde se forjan los santos. No hay suficientes buenos hogares, y hay muchos niños que todavía llegan a algunos hogares donde se les maltrata, no se les da amor, y no se les enseña la verdad. Mucho nos preocupa el tener conocimiento de constantes noticias relacionadas con el maltrato de los niños. Nos preocupa mucho el hecho de que pudiese haber un padre capaz de hacerle daño a un niño. El Señor ama a los pequeños.
"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos." (Mateo 19:14.) Que ningún padre Santo de los Últimos Días sea jamás culpable del infame delito de maltratar a alguno de los pequeños de Cristo. Las últimas estadísticas gubernamentales de los Estados Unidos demuestran que la epidemia del divorcio continúa en pleno maligno auge. En 1975 hubo más de un millón de divorcios o anulaciones matrimoniales, que es la cifra más alta que se haya registrado. El año pasado hubo casi un divorcio cada dos casamientos Y el doble de divorcios que en el año 1966, y casi el triple de la cifra de 1950; y hubo probablemente más de un millón de jóvenes menores de 18 años involucrados en estas torturas familiares, para quienes las adversas consecuencias emocionales y físicas fueron tal vez aún mucho más serias que para los mismos adultos. Puede haber personas que no presten atención a esto, pero aún creemos que cualquiera que se detenga a razonarlo y pensar sobre sus consecuencias, comprenderá el hecho de que cuando el hogar es destrozado, junto con él se destroza la nación. Acerca de esto no puede haber dudas, y todos los historiadores o aquellos que han analizado estos acontecimientos de la misma manera, han llegado a la misma conclusión. Continuamos con la ominosa sospecha de que los propiciadores de muchos programas sociales, prestan muy poca atención, si es que lo hacen, a la santidad del hogar y la familia. Nos preocupa enormemente la salud espiritual, moral y emocional de los miembros de la familia, a partir de la niñez, y a través de la 'juventud hasta llegar a la madurez. Durante 1974 hubo en los Estados Unidos más de un millón de niños que no llegaron a nacer, como consecuencia de abortos provocados; esto constituye un extraordinario aumento en los últimos años. Reafirmamos nuestra total oposición en todos los casos de aborto, con excepción de algunos de extrema necesidad. Deseo expresar mi aprecio por las maravillosas mujeres de la Iglesia. Amamos a estas dedicadas mujeres tanto como a nuestra esposa, madre, abuelas, hermanas Y amigas. Algún día, cuando se relate la historia de ésta y de dispensaciones previas, la misma estará colmada con narraciones del valor de nuestras mujeres, de su sabiduría y devoción, de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL su entereza; porque se nos ocurre que del mismo modo que las mujeres fueron las primeras en llegar al sepulcro del Señor Jesucristo después de su resurrección, así también nuestras mujeres han sido muy a menudo instintivamente sensibles a los valores de consecuencias eternas. Tal como sabiamente lo dijo un hombre, reconocemos que mientras hablamos de las perdurable, consecuencias de las acciones de nuestra madre sobre nosotros, es, la medida de su amor lo que nos afecta profunda y eternamente. Nos preocupan, por lo tanto, las tendencias que pueden reducir el amor materno en nuestro mundo. Dios puso a la mujer a la cabeza misma de la corriente humana. La mayor parte de lo que tanto hombres como instituciones buscan corregir en la vida de individuos con problemas, se hace para compensar los fracasos prematuros. Del mismo modo, la mayor parte del regocijo de la vida es un reflejo del trabajo femenino bien hecho en la cabecera del hogar. El poeta Goethe dijo: "Lo eterno de la mujer nos eleva". "Una buena mujer", dice en las Escrituras, "es la gloria del varón." ( 1 Cor. 11:7.) Las Escrituras nos recuerdan también que: "Las mujeres tienen derecho de recibir sostén de sus maridos hasta que éstos mueran..." (D. y C. 83:2.) Las mujeres merecen también respeto, fidelidad y sensibilidad por parte de sus maridos, porque en esa sutil y dulce relación que debe existir entre el hombre y la mujer, existe también la sociedad con el Sacerdocio. Nos deleita y nos maravillamos en el adecuado desarrollo y las expresiones de los muchos talentos de nuestras hermanas. Es indudable que el esfuerzo educativo de la Iglesia en beneficio de sus mujeres, es en si mismo un verdadero testimonio. Nosotros, tal vez más que ningún otro pueblo similar, nos encontramos profundamente comprometidos con el desarrollo de las habilidades y los talentos de nuestras hermanas, porque creemos que nuestro programa pedagógico no es simplemente la educación para este mundo, sino que abarca también la educación para la eternidad. La Iglesia de Jesucristo de los Santo,, de los Últimos Días ha patrocinado desde sus mismos comienzos, la educación y el progreso de la mujer. El profeta José Smith fue quien promulgó los ideales
femeninos. Abogó liberalmente por las mujeres en el más puro de los sentidos de la palabra, dándoles la libertad para expresarse totalmente como madres, como enfermeras, como promulgadoras de altos ideales comunitarios y protectoras de una moral sana. ¿Qué más puede pedir para sí una mujer? ¿Qué más podría desear cualquier hombre para su esposa' Qué más podría desear cualquier hombre para equiparar con su propia norma de conducta? El profeta José nos dio la organización de la Sociedad de Socorro para llevar a cabo los altos propósitos del desarrollo de la mujer Santo de los Últimos Días. Esa Sociedad es en la actualidad un movimiento mundial de miembros en organizaciones tanto nacionales como mundiales, dedicadas al desarrollo femenino. Para finalizar, cuando cantamos ese himno doctrinal cargado de amor, intitulado "Oh, mi Padre", percibimos el sumum de la modestia materna, de la suprema y restringida majestad de nuestra Madre Celestial, Y comprendiendo cuán profundamente nos ha moldeado nuestra madre mortal. ¿Habremos de suponer que sea menor la influencia de nuestra Madre Celestial sobre nosotros como individuos, si somos dignos de volver a su presencia? Mis queridos hermanos, Dios vive y de ello doy mi testimonio. Cristo vive, y El es el autor del verdadero camino de vida salvación. Este es el mensaje de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es el mensaje más importante que hay en el mundo en la actualidad, que Jesucristo es el Hijo de Dios. El fue elegido por el Padre como Salvador del mundo. Su venida fue predicha siglos antes de su nacimiento sobre la tierra. Su nacimiento fue visto en visione,, por Adán, Moisés, Isaías, Ezequiel. Lehi, Nefi, el Rey Benjamín, Alma, Samuel Y muchos otros, incluyendo a Maria, su madre. Un profeta de nuestra época. el élder James E. Talmage, del Consejo de los Doce, declaró quién era y es Jesús: "Los testimonios solemnes de millones que han muerto así como de millones que viven, unidamente lo proclaman divino, el Hijo del Dios viviente, el Redentor y Salvador de la raza humana, el juez eterno de las almas de los hombres, el Escogido y Ungido del Padre. Jesucristo fue y es Jehová, el Dios de Adán y de Noé, el Dios de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Abraham. Isaac y Jacob, el Dios de Israel, el Dios por cuyo mandato los profetas de todas las edades han hablado, el Dios de todas las naciones que aún tendrá que reinar sobre la tierra como Rey de reyes y Señor de señores." (Jesús el Cristo, págs. 1, 4.) ¿Cuál fue el propósito de la misión de Cristo durante su vida terrenal? ". . . Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón hembra los creó. (Gén. 1:27.) El hombre, creado a la imagen de Dios, fue puesto sobre la tierra para experimentar la vida mortal, que es un estado intermedio entre la vida premortal y la inmortalidad. Nuestros primeros padres, Adán y Eva, desobedecieron a Dios y al participar del fruto prohibido se hicieron mortales. Como consecuencia, tanto ellos como todos sus descendientes quedamos sujetos tanto a la muerte temporal como a la espiritual (muerte temporal: la separación del cuerpo y el espíritu; muerte espiritual: la separación del espíritu de la presencia de Dios, y muerte con relación a todo lo que pertenece a las cosas del espíritu.) Para que Adán pudiera recobrar su estado original (volver a la presencia de Dios), era necesario que se llevara a cabo una expiación por su desobediencia al divino plan de Dios, y se tomaron las providencias para que un Redentor rompiera las cadenas de la muerte y, mediante la resurrección, se hiciera posible la reunión del espíritu y el cuerpo de todas las personas que habitaren en la tierra. Fue Jesús de Nazaret quien, antes de que el mundo fuera creado, fue elegido para venir a la tierra a llevar a cabo este servicio v para conquistar la muerte temporal. Este hecho voluntario expiaría por la caída de Adán y Eva y permitiría que el espíritu del hombre recobrara su cuerpo en una unión eterna. Jesucristo influyó en la humanidad más que ninguna otra persona que haya vivido en este mundo. Nació en un pesebre, de madre terrena v Padre Celestial, y vivió sobre la tierra treinta y tres años; dedicó treinta de esos años a la preparación de su vida y ministerio: después viajó hasta el río Jordán para ser bautizado por inmersión por su primo Juan, llamando el Bautista. Al participar de la simbólica ordenanza, demostró que el bautismo es la puerta hacia su Iglesia. Desde los cielos, su Padre reconoció la importante ocasión diciendo:
"Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia." (Mat. 3:17.) Durante los tres años siguientes el Salvador sirvió a la humanidad. Sanó a los enfermos, restauró la vista a los ciegos, echó afuera espíritus malignos, restauró la vida a los muertos, proveyó consuelo a los afligidos, predicó las buenas nuevas del evangelio de amor, dio testimonio del Padre, enseñó el eterno plan de salvación y puso los cimientos de una organización que proveería lo necesario para la salvación del hombre: su Iglesia. Esta no era la Iglesia de Juan el Bautista, ni la de Pedro, ni la de Pablo, ni la de ningún otro de sus seguidores, sino la Iglesia de Cristo y El mismo estuvo a su cabeza. El hecho de que Cristo estableciera una Iglesia se encuentra bien documentado en el Nuevo Testamento. En Efesios se nos dice que la Iglesia de, Jesucristo fue "edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo" (Efe. 2:20). El Salvador, hablando de Pedro, dijo: "Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos." (Mat. 16: 19.) En su Iglesia Cristo seleccionó a Doce Apóstoles y a un Consejo de Setentas; y habiéndoles investido con autoridad, les envió para que predicaran que el Padre había reconocido a su Hijo. Al aproximarse el Señor Jesucristo a las multitudes reunidas alrededor del templo fue presentado nuevamente por su Padre, quien dijo: "He aquí a mi Hijo Amado, en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a El oíd." (3 Ne. 11:7.) Hacia el fin de su ministerio terrenal, El llevó a sus amados Apóstoles Pedro, Santiago y Juan al monte de la transfiguración. Este hecho se encuentra registrado con las siguientes palabras: "Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí, les aparecieron Moisés y Elías, hablando con El. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL descripción, en el aire arriba de mí. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: ¡Este es mi Hijo Amado: Escúchalo!" (J. Smith 2: 17.) Y éste fue otro testimonio de la autenticidad v la vida de Jesucristo, nuestro Salvador. Yo os dejo mi testimonio una vez más de la divinidad de este Personaje, Jesucristo, quien se presentó delante de José Smith, quien vino a los nefitas. Os dejo mi testimonio de la divinidad de esta causa, de la veracidad de esta Iglesia, de la divinidad de sus ordenanzas, de la importancia de la vida celestial en la vida de cada uno de nosotros, y lo hago en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a El oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo." (Mat. 17:1-8.) En nuestra propia dispensación tuvimos la bendita experiencia vivida por el profeta José Smith, y éste es su testimonio al respecto: "Al reposar la luz sobre mí, vi a dos Personajes, cuyo brillo v gloria no admiten
FORTALEZCAMOS LA FAMILIA, UNIDAD BÁSICA DE LA IGLESIA Presidente Spencer W. Kimball Regional. Esto permitirá a los presidentes de estaca y otros líderes locales disponer de más tiempo y hacer un mejor esfuerzo para el perfeccionamiento de los santos. Y ahora, amados hermanos, quisiera decir algo con respecto a la gran responsabilidad del Sacerdocio en el cumplimiento de nuestro papel como patriarcas en el hogar. Este papel se hace más importante a medida que pasa el tiempo, y a medida que surgen en el hogar nuevos desafíos para fortalecerlo y santificarlo. La familia es la unidad básica del reino de Dios sobre la tierra. La Iglesia no puede ser más sana de lo que lo sean sus familias, ni hay gobierno que pueda perdurar sin familias fuertes. Jamás ha habido tantas influencias perniciosas que amenacen la familia, como hay en la actualidad en el mundo. Muchas de estas malignas influencias penetran en el hogar mediante la televisión, la radio, las revistas, los diarios y otras formas de comunicación. Hermanos, como patriarcas de vuestro hogar, debéis ser guías dignos. Preocupaos acerca del tipo
Mis amados hermanos, es un gozo reunirme con vosotros aquí. Tal como lo anunciamos a los Representantes Regionales ayer, en la Iglesia nos reunimos a menudo en conferencias para adorar al Señor, para regocijarnos en la palabra de Cristo, y para desarrollarnos en la fe y el testimonio. Entre otras. llevamos a cabo conferencias de barrio, estaca, área y conferencias generales. En los últimos años. algunas de nuestras conferencias más inspiradoras han sido las de área que se llevan a cabo fuera de los Estados Unidos. A partir del año 1979 planeamos llevarlas a cabo también en los Estados Unidos. Mediante estas conferencias de área habrá más miembros de la Iglesia que podrán conocer y oír a las Autoridades Generales. Dos miembros del consejo de los Doce y algunos otros hermanos asistirán a cada conferencia. Para aliviar a los miembros de la Iglesia los problemas relacionados con el tiempo. los viajes y los gastos. también a partir de 1979, hemos decidido llevar a cabo solamente dos conferencias de estaca por año en cada estaca. A una de ellas asistirá una Autoridad General y a la otra el Representante
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL de programas de televisión y radio que mire y escuche vuestra familia. Enorme es la cantidad de material desagradable y degradante, tanto es así que da la impresión de que los antiguos pecados de Sodoma y Gomorra están nuevamente de moda. En la actualidad hay revistas y publicaciones de fotografías y artículos que tratan de estimular los más bajos instintos humanos, tanto en los adultos como en los jóvenes. En todo el mundo hay diarios que para aumentar la circulación promueven atrevidamente la relación sexual. Algunos de nuestros diarios continúan publicando avisos ilustrados que son básicamente provocativos, invitando a los lectores a ver películas pornográficas. Es en esos avisos v esas películas donde se siembran las semillas de la violación, la infidelidad, v las transgresiones sexuales más repulsivas y desviadas. Hermanos, vigilad con respecto a lo que entra a vuestro hogar en forma impresa, al igual que por la radio y la televisión; guardaos contra los programas que os degraden; aseguraos que solamente buenos materiales de lectura entren en vuestro hogar; suscribios a revistas que enriquezcan la mente y eleven el alma. Muchas son las buenas revistas, incluyendo nuestras publicaciones. En algunas de las ciudades más grandes del mundo. como Londres, París, Nueva York v Sáo Paulo, hay cantidades de diarios de entre los que se puede hacer una buena selección, y llevar al hogar aquel que sea más compatible con las enseñanzas y normas de la Iglesia. Hermanos, estando atentos a lo que entra en vuestro hogar, mucho es lo que podréis hacer para que vuestra familia busque lo que es "virtuoso, bello, de buena reputación, o digno de alabanza" (Artículo de fe, No. 13). En una oportunidad recibí una nota de un pequeñito que decía: "Conozco a un hombre que es verdaderamente maravilloso, y se llama El Obispo". Nosotros siempre contamos con un buen obispo, a quien todos amamos. Yo he querido a todos mis obispos. Y espero que mis jóvenes hermanitos amen a los suyos del mismo modo que yo. Es un verdadero gozo reunirnos con vosotros, miembros del Sacerdocio, en esta importante época del año, una oportunidad en la que pensamos acerca de nuestro Salvador Jesucristo, sus logros, su servicio y su ejemplo, al igual que su gran programa. El le dijo a Moisés: Porque he aquí, ésta es mi obra v mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre." ( Moisés 1:39.)
Quisiera aprovechar esta oportunidad para expresar mi gratitud a los líderes de las organizaciones y a todos los que sirven en esta gran causa del Sacerdocio, por su devoción, fortaleza, poder e influencia mundial, que afecta la vida de mucha gente. He estado tratando de pensar en las maneras en que mi vida ha sido influenciada por las organizaciones para los jóvenes. No puedo recordar cuándo comenzó, pero me parece que empecé a dirigirme a las reuniones que se hacían en un viejo local, casi tan pronto como aprendí a caminar. El lugar se encontraba a sólo dos cuadras de nuestra casa, y para ir y volver cruzábamos un canal. Aquel gran local era de ladrillos, de forma rectangular, y era lo que se utilizaba para los bailes de la comunidad, para la Escuela Dominical y la Primaria, para todos los servicios eclesiásticos, los funerales, las celebraciones, y cualquier actividad social que pudiéramos tener en nuestra pequeña comunidad rural. Una noche el gran edificio se incendió; recuerdo el cielo nocturno iluminado por las llamas, las columnas de humo, la consternación y la agitación de aquella noche, puesto que un fuego de esa naturaleza atrajo a todo el pueblo, y todos llevaron sus cubos para ayudar a extinguirlo. No contábamos entonces con un cuerpo de bomberos, pero todos los hombres v sus hijos se precipitaban para ayudar al primer aviso de incendio. El que dirigía organizaba la cuadrilla formando una línea que iba desde el canal de riego hasta el edificio incendiado. Los hombres que estaban a orillas del canal, sacaban el agua con los baldes, v éstos se pasaban de mano en mano hasta que llegaban al edificio incendiado v los hombres que estaban allí los echaban sobre el fuego. Larga fue aquella noche la fila de baldes con tos que se trató de apagar el incendio, pero éste fue más poderoso que los esfuerzos realizados y sólo quedaron las paredes del edificio como negros centinelas de desastre. Nosotros regresamos a nuestras casas tristes y derrotados. Esto sucedió muchos años antes de que el cuerpo de bomberos fuera organizado en nuestro pequeño pueblo. En aquel mismo canal fui bautizado más adelante y de él saqué agua para regar los árboles y las plantas que había alrededor de nuestra casa. Como yo era el más pequeño de los muchachos, tenía que hacer ese trabajo. Transportábamos el agua en una rastra hecha de troncos de árbol y tirada por un caballo; en el centro de la misma amarrábamos un
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL barril y con eso iba yo hasta el canal donde llenaba esos barriles de agua y. así cargados transportaba el agua a la casa, para el riego de las plantas y' las flores. Mi padre hacía grandes esfuerzos por rodear la nueva casa de todo tipo de flores, y por preservarlas en las épocas del verano en que el agua era escasa. También era mi responsabilidad llevar las vacas v los caballos al canal para que tomaran agua. A veces las lluvias de verano arrastraban las represas y' dejaban los valles y los canales completamente secos. Entonces los muchachos de más edad se reunían para ir a la fuente del canal con sus caballos y carretas, acarrear rocas, ramas y arena, y llenar nuevamente la represa a fin de desviar el agua del río para las tierras y las casas. Casi todos los niños de la zona fueron bautizados en aquel conocido y viejo canal. Había otro recinto, que era una estructura de madera ubicada en la calle principal, a dos cuadras del que se había quemado, y que se utilizaba para muchas actividades. Recuerdo cuando iba allí para la Primaria, la Escuela Dominical y la Reunión Sacramental, y fue allí donde me confirmaron miembro de la Iglesia. En 1902 comenzamos la construcción del edificio de la estaca y yo doné dos dólares en centavos para el fondo del edificio. Recuerdo que excavaron un gran pozo para comenzar la construcción y después hubo una larga espera antes que se juntaran más fondos para continuar. La construcción se encontraba en camino hacia la oficina postal y los almacenes donde a menudo me enviaban para buscar combustible y demás aprovisionamientos que pudiera transportar solo. Al pasar por ahí siempre corría hasta el fondo de la excavación y subía por el otro lado; pero cuando todo comenzó a cubrirse de espesas matas de hierba que empezaron a ser frecuentadas por zorrillos, no volví a correr por el gran pozo porque no me interesaban los zorrillos, para animalitos caseros y compañeros. Cuando se finalizó la construcción del nuevo centro de estaca, que continúa sirviendo los mismos propósitos, se componía de dos grandes áreas rectangulares, de las que una era utilizada para las reuniones religiosas y la otra para el recreo. Recuerdo que habían colocado cortinas para dividir lo que usábamos como salas de clase. Podíamos oír algo de cada clase que se llevaba a cabo allí, y algunas veces si la luz era buena, hasta podíamos
vernos. Unos años después, cuando el equipo de básquetbol de la academia practicaba y jugaba allí sus partidos, aprovechábamos el hecho de que ese edificio era más chico v tenía muchos inconvenientes, por lo que derrotamos a algunos equipos universitarios bastantes buenos, aunque no teníamos mucha experiencia. Recuerdo también a algunos de los maestros. Íbamos siempre a las reuniones del Sacerdocio los lunes por la noche, y los diáconos nos congregábamos alrededor de la estufa de leña donde recibíamos las instrucciones. Recuerdo algunas excelentes enseñanzas recibidas, del mismo modo que las maravillosas amistades que allí formé. Recuerdo cuando iba a la Escuela Dominical, y creo allí recibí una gran inspiración para mi vida. Teníamos los ejercicios de apertura en la capilla que se encontraba arriba, y después teníamos las clases abajo. Recuerdo a algunos de los maestros que devota y persistentemente iban a darnos instrucción y que me enseñaron muchas cosas básicas para mi conocimiento de los programas y doctrina de la Iglesia. Mi madre tenía muy buena voz y tocaba el órgano; ella y mi hermana mayor, Clara, cantaban a dúo. Yo heredé de ella algo de su amor por la música, y siempre me interesó cantar los himnos que, por lo general cantaba siempre a voz en cuello. Recuerdo el himno "Ven a la Escuela Dominical"; v siempre fuimos, domingo tras domingo, año tras año, toda mi vida. Recuerdo que cuando mi madre murió en Salt Lake City, yo tenía once años de edad y nos habían establecido la meta de que asistiéramos a la Escuela Dominical cada domingo del año. Ella murió en octubre y yo no había faltado a ninguna reunión desde el primero de enero. Falté a la Escuela Dominical ese domingo cuando tuvimos su cuerpo en nuestra casa, mientras nuestros amigos nos daban el pésame. En esa época yo no entendía cuán arduo era enseñarnos. Estoy sumamente agradecido por el ejército de maestros de todas las organizaciones de la Iglesia, que con devoción e incansablemente enseñan a los hijos de Sión. A veces, si olvidábamos las estrofas de los himnos, nos uníamos para cantar juntos el coro. "Juntos cantemos la dulce canción, id con los fieles al compás del son." (Himnos, No. 222.)
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Cantábamos el himno "Cuando hay amor", en nuestras noches de hogar, que la familia Kimball siempre llevó a cabo desde los primeros días de este siglo. Recuerdo el himno, compuesto por Eliza R. Snow y titulado: "En el pueblo de Sión" (Himnos, No. 167), y con cuánto entusiasmo lo cantábamos:
Y nuevamente cantábamos "el dulce canto". Nunca estuve seguro de si los ángeles se encontraban tan limitados en su cultura vocal como nosotros, pero nosotros estábamos muy dispuestos a atribuirnos todo el mérito. Uno de los himnos que desapareció fue el Número 163: "Los pajarillos no matéis", y recuerdo haberlo cantado muchas veces en voz alta:
"Escuchad su dulce canto, Dulce canto de amor Cuando todos en unión, Cual los ángeles que son, Cantan dulces alabanzas al Señor." No estoy seguro de cuánta dulzura y amor teníamos, pero recuerdo que lo cantábamos con mucho entusiasmo, tratando de alcanzar las notas más altas, que eran bastante difíciles para las voces de los niños. Recuerdo que cantábamos:
"No matéis los pajarillos, Que en el árbol alegres cantan, En los días del verano, Con su dulce melodía, Nuestros pesares espantan, Los pequeños pajarillos no matéis. La tierra el jardín de Dios es, Y en ella El ha puesto alimento para el grande y el pequeño."
"Si salud quieren guardar, Y sus vidas alargar..." Yo quería vivir mucho y ser fuerte y hermoso . . . aunque nunca logré esto último. "Té, café y tabaco odiarán. " Y yo aprendí a odiarlos. En nuestra comunidad rural había miembros de la Iglesia que a veces tomaban té, café y hacían uso del tabaco. Continúa la canción:
En aquella época tenía una honda que había hecho yo mismo. y que funcionaba muy bien. Una de mis obligaciones era la de llevar a las vacas al pastoreo a un kilómetro y medio de la casa; al hacerlo. pasaba junto a unos árboles muy grandes que estaban a ambos lados del camino, y recuerdo muy bien la tentación que sentía de matar a los pajarillos que "alegres cantaban en el árbol", porque tenía bastante puntería y podía pegarle a un poste a cincuenta metros de distancia o a cualquier. otro blanco. Como casi todos los domingos cantaba "Los pajarillos no matéis", creo que eso me impedía hacerlo. La canción me impresionó mucho, por lo que no hubiera podido encontrar ningún placer en contemplar un hermoso pajarillo cayendo a mis pies. Mis queridos hermanos, para finalizar, os dejo mi testimonio de que poseo el Sacerdocio. Todos vosotros, hermanos, tenéis el Sacerdocio, éste es el mismo Sacerdocio que tuvieron Elías, Pedro, Santiago y Juan. También ellos y sus compañeros tuvieron el Sacerdocio, pero sin el poder de sellar no podríamos hacer nada, porque no sería válido lo que hiciéramos. Eso es lo que vale, y por eso vino Elías; por eso también vino Moisés, porque él confirió estos privilegios y poderes sobre la cabeza de Pedro, Santiago y Juan en esta dispensación, y les confirió estas llaves para que pudieran salir al mundo y llevar a cabo esa labor. Ese es el motivo por el cual ellos vinieron al profeta José Smith, y el Señor dijo:
"Alcohol no tomarán, Poca carne comerán. Pues así contentos siempre estarán." Después, volvíamos a cantar el "dulce canto de amor", "todos en unión". "cual los ángeles". Y después decía la tercera estrofa: "Deben siempre procurar Su lenguaje refrenar, Su mal genio y pasiones dominar; Y corteses siempre ser, y a nadie ofender, Más vivir con todos siempre en amor." Y después volvíamos a "cantar el dulce canto". "Nunca deben olvidar Cada día suplicar, Que del mal les guarde siempre el Señor Y a ellos ayudar, Sus acciones mejorar, Y rendir a El sus gracias y amor."
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL podido venir Dios al rescate de generaciones pasadas? Para eso enviaría a Elías el profeta. La ley revelada a Moisés en Horeb jamás había sido revelada a los hijos de Israel como nación. Elías revelaría los convenios para sellar el corazón de los padres a los hijos y el de los hijos a los padres. "Yo sé que Dios vive; sé que Jesucristo vive, porque lo he visto", dijo John Taylor, y yo os dejo este mismo testimonio, hermanos, en el nombre de Jesucristo. Amén.
"He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible." (Mal. 4:5.) ¿Por qué habría de enviar a Elías? Porque él tenía las llaves de la autoridad para administrar todas las ordenanzas del Sacerdocio, y sin recibir esa autoridad, las ordenanzas no podrían ser administradas en justicia. La salvación no podría haber venido al mundo sin la mediación de Jesucristo. ¿Cómo hubiera
LOS PROFETAS, Presidente Spencer W. Kimball Recuerdo cuando, siendo muchacho, venía con mi padre a este Tabernáculo desde Arizona, para asistir a la conferencia general. Me maravillaba oír los discursos de las Autoridades Generales; he escuchado al presidente Joseph F. Smith y a todos los que le siguieron; me maravillaban sus palabras, y desde ' joven tomaba seriamente sus advertencias. Estos hombres se encuentran entre los profetas de Dios del mismo modo que lo fueron los del Libro de Mormón y la Biblia. No recuerdo jamás haber pensado que esos hombres no dijeran la verdad; pero muchos no seguían sus consejos. A través de los siglos se utilizaron diversos pretextos para rechazar a estos mensajeros divinos. Fueron negados porque el profeta procedía de un lugar sin importancia: "¿De Nazaret puede salir algo de bueno?" (Juan 1:46). Jesús también se enfrentó con la pregunta: ¿No es éste el hijo del carpintero?" (Mateo 13:55). De un modo u otro, el método más rápido para rechazar a los santos profetas, ha sido encontrar un pretexto, por más falso y absurdo que fuera, para descartar al hombre junto con su mensaje. Los profetas que no eran locuaces, fueron despreciados. En lugar de obedecer al mensaje de Pablo, algunas personas vieron su "presencia corporal débil y la palabra menospreciable" (2 Corintios 10:10); tal vez lo juzgaran por el timbre de su voz o por su estilo de locución, y no por las verdades que expresaba.
Mis amados hermanos, ¿no hemos pasado momentos felices al oír los hermosos testimonios del élder LeGrand Richards, de los cuatro nuevos miembros del Primer Quórum de los Setenta, y de todos los otros hermanos que han compartido con nosotros los sentimientos de su corazón? Antes que nada, quisiera rendir tributo a la divinamente inspirada organización de la Primaria de la Iglesia. Hace exactamente cien años el obispo Hess, con la aprobación de la Primera Presidencia, llamó a Aurelia S. Rogers para que organizara la primera Primaria; de aquel humilde comienzo ha nacido una organización mundial que ha influido en la vida de millones de personas. Gran cantidad de nuestros miembros han tenido la buena influencia de las dedicadas maestras y oficiales de la Primaria. Con ocasión de mi cumpleaños, recibí cientos de tarjetas de Felicitación, muchas de las cuales estaban hechas por niños de la Primaria. Son sus humildes líderes quienes, por medio de sus enseñanzas y su ejemplo, inculcan en esos maravillosos pequeños el amor por el Salvador, la Iglesia y sus líderes, durante sus tiernos años Normativos. La Primaria prepara a estos niños para sus responsabilidades futuras corno madres, padres y ciudadanos de Sión. Todo lo que allí se enseña es virtuoso, bello, de buena reputación y digno de alabanza. Que el Señor continúe bendiciendo y prosperando a esta organización de la Iglesia, y a todas las demás que están haciendo una obra similar.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Podemos preguntarnos cuán a menudo las personas primero rechazan a los profetas porque les odian, y finalmente les odian más porque les han rechazado. Aun así, ¿por qué otro motivo es tan completo el registro de rechazos? El valor que se le da a las cosas mundanas es tanto y tan complicado, que aun la buena gente se desvía de la verdad, por preocuparse demasiado por las cosas del mundo. Como el caso del joven que había guardado todos los mandamientos desde su juventud, y no pudo hacer lo último que Jesús le pidió: vender todo lo que tenía y darlo a los pobres. Leemos que "se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:22). A veces la gente se aferra de tal modo a los honores y las posesiones de este mundo, que no puede aprender las lecciones de las que tiene mayor necesidad. Las verdades simples a menudo son rechazadas, para dar lugar a las filosofías de los hombres que son más fáciles de obedecer; y esta es otra causa para rechazar a los profetas. A pesar de las muchas excusas para apoyar este rechazo, existe una razón principal que se debe considerar y que no debe dejarse de lado. Los bienes y preocupaciones terrenales y los honores del mundo, son todos determinados por una persuasiva minoría que pretende hablar por la mayoría. Pablo encontró dificultades, porque para los filósofos judíos, Jesús era un escollo, y entre los griegos el cristianismo era considerado como "locura". (Véase 1 Cor. 1:23.) Los santos profetas no sólo han rehusado seguir las erradas tendencias humanas, sino que han condenado esos errores. No es de extrañar entonces que la reacción de la gente a sus enseñanzas no siempre haya sido de indiferencia; a menudo fueron rechazados porque ellos rechazaron primero las maldades de su propia sociedad. Estos pretextos para impugnar a los profetas no son valederos. El problema de usar la oscuridad como prueba de validez, es que Dios a menudo ha elegido dar a conocer su obra sacándola de la oscuridad al anonimato; incluso El mismo dijo que así sería (véase D. y C. 1:30). El hecho de que algo se encuentre entre nosotros no significa que nosotros lo reconozcamos como lo que es; podemos pasar diariamente junto a un museo o una galería de arte, sin tener conocimiento de lo que hay adentro.
El problema del rechazo viene como consecuencia de conocer personalmente a los profetas, ya que éstos son siempre el hijo o el vecino de alguien; son elegidos de entre el pueblo, y no traídos espectacularmente desde otro planeta. David fue el más joven de ocho hermanos. El mayor de ellos se irritó con él porque lo consideraba presuntuoso, por el solo hecho de encontrarse en el frente de batalla donde Goliat desafió al ejército de Israel; quienes se ocuparon en indignarse con David, no vieron la pureza de la indignación de éste con Goliat, porque el gigante había desafiado "a los escuadrones del Dios viviente" (1 Sam. 17:26). Pero David era un muchacho de la localidad y fue ignorado hasta el último momento. El problema con el rechazo de los profetas por su falta de prestigio, es lo que Pablo, quien sabía bien lo que era el rechazo, nos advirtió cuando dijo, hablando de la obra de Dios: "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles." (1 Cor. 1:26.) En muchas escrituras el Señor indica que El llevará adelante su obra mediante aquellos que el mundo considera como débiles y despreciados. Claro que el rechazo de los santos profetas se produce porque el corazón del pueblo se encuentra endurecido, ya que éste es moldeado por su sociedad. Pero aun cuando el endurecimiento es rápido, también puede ser útil. ¿Quién, por ejemplo, habría previsto hace veinte años el uso masivo del aborto en la sociedad actual? Como toda la doctrina maligna del diablo, esa práctica "complace a la mente carnal" (véase Alma 30:53). Los profetas tienen un modo de conmover esa mente. A menudo los acusan de dureza y de estar ansiosos de predecir algo para luego poder decir: "Yo lo predije". Los profetas que yo he conocido son los hombres más buenos; es como consecuencia de su integridad y del amor que sienten por sus semejantes, que no pueden modificar el mensaje del Señor tan sólo para complacer al pueblo. Jamás harían algo semejante. Estoy sumamente agradecido de que los profetas no anhelen la popularidad. Si necesitamos un recordatorio de las duras realidades y los peligros que enfrentan los profetas, Jonás nos da un ejemplo relacionado con su llamamiento para predicar en la gran ciudad de Nínive, que era tan grande que llevaba tres días enteros el caminar de un extremo al otro de ella.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL No podemos leer acerca del profeta Eter testificando durante el día en la ciudad y escondiéndose durante la noche en una cueva, sin maravillarnos por su valentía de volver cada día a aquella ciudad hostil (véase Eter 13). Lemos sobre Enoc, quien fue llamado siendo aún un muchacho, y según su propia descripción, era despreciado por el pueblo, y tenía dificultad para hablar; aun así, llevó a cabo su obra con amor y compasión con rotundo éxito (Moisés 6). Estos hombres de todas las épocas, me maravillan, pues ni siquiera los profetas son inmunes a las tentaciones de la carne; pero ellos aprenden a vencerlas apoyándose en el Señor. Los testimonios de los santos profetas de Dios, se encuentran en las Escrituras, pero a menudo los han escrito también con su sangre. Por ser ellos los profetas del Señor, nos ayudan a ver el fin desde el comienzo. Los profetas siempre han estado libres de las maldades de sus tiempos; libres para hacer las auditorías divinas y para llamar al fraude, fraude; al engaño, engaño y al adulterio, adulterio. Ahora, al terminar esta Conferencia General pongamos atención a todo lo que ' se nos diga; seamos escuchas responsables; responsabilicémonos del consejo que sea aplicable a nosotros; escuchemos a quienes sostenemos como profetas y videntes, y a los otros hermanos, como si nuestra vida eterna dependiera de ellos, porque realmente es así. Ahora desearía hacer algunos comentarios, para haceros saber algunas de mis preocupaciones por nuestro pueblo en estos tiempos tan difíciles. Antes de proseguir quisiera destacar la importancia de leer los discursos presentados en las conferencias generales, que aparecen en la revista Liahona. Y quisiera que siguierais el consejo que habéis recibido en el pasado, de llevar vuestros diarios personales; quienes lleven un libro de recuerdos, tienen más probabilidades de recordar al Señor en su diario vivir. Los diarios o libros de recuerdos son una forma de contar nuestras bendiciones y de dejar un inventario de las mismas para nuestra posteridad. La primavera nos recuerda la necesidad de cultivar nuestros huertos, para que podamos producir algunos de nuestros alimentos,' al igual que las flores para hermosear nuestras propiedades y vecindarios. Aun cuando lo que produzcamos resulte más caro que si lo compráramos, tendrá mucho más valor por
la satisfacción que obtendremos por ser de nuestra propia producción, recordándonos la ley de la cosecha según la cual cosechamos lo que sembramos. Aunque la tierra de que dispongáis sea pequeña, servirá para acercamos a la naturaleza y ennoblecemos, tal como sucedió al comienzo con nuestros primeros padres. ¿Cómo puede alguien ver que se descuidan las normas tradicionales de moral y no percibir que está decayendo la decencia? De niño pude ver como todos, tanto jóvenes como viejos, trabajaban arduamente; nosotros sabíamos que estábamos conquistando el desierto ¿e Arizona, pero si hubiera sido más sabio entonces, podría haber comprendido que también estábamos sometiéndonos nosotros mismos. El trabajo arduo y honesto del campo, domando desiertos y canalizando ríos para hacer habitables las tierras salvajes, ayudaron también a civilizar al hombre. El desdén por el trabajo en algunos sectores de nuestra sociedad, podría leerse como una señal de retorno a la rudeza y el salvajismo, tal vez no en todas, pero sí en algunas personas. La dignidad y autoestima que produce el trabajo honrado, son esenciales para la felicidad; del recreo a la haraganería no hay más que un paso. ¿Cómo podemos no desesperarnos cuando vemos tantas personas que deberían ser buenos ejemplos y son exactamente lo contrario? Quienes se mofan del matrimonio y consideran como anticuadas la castidad antes del casamiento y la fidelidad posterior, parecen determinados a establecer una moda propia e imponérsela a los demás. ¿Acaso no pueden ver que ese gran egoísmo finalmente los conducirá a una profunda soledad? ¿No pueden comprender que, empujados por el placer, irán alejándose cada vez más del gozo? ¿No ven que esa forma de vida producirá un vacío del cual no habrá placer alguno que pueda rescatarles? La ley de la cosecha sigue en vigencia. Desde el momento en que el deseo carnal del hombre no se ve restringido por la vida familiar y la verdadera religión, se produce una avalancha de apetitos que aumentan en forma verdaderamente alarmante; al desprenderse uno de ellos y precipitarse incontroladamente cuesta abajo, otros le siguen en la caída, ya se trate de la homosexualidad, la corrupción, las drogas o el aborto. Cada uno comenzó como un apetito que debía ser controlado, pero que no lo fue. Así aumenta vertiginosamente la miseria, y la decadencia, con sus demandas y dogmatismo desconoce completamente la libertad.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL La decadencia que se desarrolló en el terreno de la tolerancia y el libertinaje, desaloja pronto a todo lo demás. Finalmente alcanza el punto en el que, tal como lo declaró un profeta: ". . . no hubo ya remedio" (2 Cron. 36:16). En esas circunstancias, los profetas de Dios hablan aún con más potencia, haciendo lo que hizo Alma cuando comenzó a predicar con "testimonio puro en contra de las maldades de su tiempo" (véase Alma 4:19); y es lo único que puede hacerse bajo esas condiciones. Sabemos que en esta tierra existen lugares donde los abortos son mayores que los nacimientos, y donde los nacimientos ilegítimos son mayores que los legítimos, y nos preguntamos por cuánto tiempo más se detendrán los juicios de Dios. Sabemos de quienes rindiéndose a la moda de la época, viven juntos sin estar legalmente unidos en matrimonio, y nos preguntamos por qué esa gente no comprende que no podrá encontrar su identidad ni ningún sentido real de pertenencia mientras pisotee los mandamientos de Dios. Con alarma vemos que aumenta la cantidad de niños que crecen criados por uno de los padres y nos preguntamos nuevamente qué sucederá si se aplica la ley de la cosecha. Lo que es errado es errado, y las tendencias sociales no convierten en bueno lo que es contrario a las leyes de Dios. Vemos que ha aumentado la indecencia en el lenguaje y comprendemos cómo debe haberse sentido Lot cuando se vio "abrumado por la nefanda conducta de los malvados" (2 Pedro 2:7). Nos preguntamos por qué los de conversación indecente y profana, además de que rehúsan obedecer la voluntad de Dios, son tan obtusos que permiten que su capacidad de comunicación se atrofie cada vez más. El idioma es como la música. Nos regocijamos en la belleza, en el alcance, y en la calidad de ambos, y nos hiere la repetición de unas pocas notas desafinadas.
En lugar de liberar a los involucrados, el pecado es como rendirse y entregarse a la majada; es capitular con lo carnal, y rechazar el gozo y la belleza de esta vida y del mundo venidero. Debido a que el pecado encierra tanta tristeza, el justo no se pone en la situación de decir: "¡Yo te lo dije!", porque en su amor desea sinceramente que haya más eficacia en la comunicación y en dar testimonio, para que exista menos miseria y más felicidad en el mundo. No es extraño que quienes poseemos el "plan de felicidad", debido a nuestro amor por el prójimo sintamos una especial necesidad de compartir el evangelio. Que el Señor nos ayude en las oportunidades que tengamos de vivir rectamente, a fin de poder ser un testimonio para el mundo, de hablar con humildad pero sinceramente; de guiar con eficacia y sentimiento, utilizando siempre el Evangelio de Jesucristo como nuestra constante guía. Antes de terminar, quisiera agregar que los cuatro testimonios que escuchamos de estos jóvenes nuevos líderes de la Iglesia fueron muy inspiradores y ha sido un placer oírles decir a cada uno de ellos: "He puesto sobre el altar todo lo que poseo o lo que algún día pudiera poseer, y está allí a disposición del Señor o de sus siervos". Esto me complace porque nos demuestra que todavía hay fe en la Iglesia, en Sión, entre la juventud, y entre la gente joven que está creciendo en esta Iglesia. No quisiera extenderme demasiado, sino solamente agregar: Que el Señor os bendiga, mis hermanos, mientras volvéis a vuestros hogares. Que la paz sea con vosotros y podáis encontrar al regresar un verdadero hogar Santo de los Últimos Días en donde reine el evangelio. También dejo mi testimonio de la divinidad de esta gran obra, que es lo Más grande que hay en el mundo, como dijo un miembro de las Autoridades Generales. En el nombre de Jesucristo. Amén.
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CONVIRTÁMONOS EN PUROS DE CORAZÓN Presidente Spencer W. Kimball hombros del gobierno u otras agencias públicas. Sólo mediante la dádiva voluntaria de un amor abundante hacia nuestro prójimo, es que podemos desarrollar la caridad definida por Mormón como 'El amor puro de Cristo' (Moroni 7:7). Esto es lo que debemos desarrollar si es que deseamos alcanzar la vida eterna. (Conference Report, octubre de 1972, pág. 1 15.) Como recordatorio de las normas de la Iglesia con relación a aquellas personas que reciben caridad de parte del gobierno u otros servicios, desearía hacer énfasis en la siguiente declaración: "La responsabilidad del bienestar espiritual, social, emocional, físico o económico de cada miembro descansa primero, sobre sí mismo, segundo sobre su familia y tercero sobre la Iglesia. Los miembros de la Iglesia son compelidos por el Señor a ser autosuficientes e independientes hasta donde lo permita su capacidad. (Véase D. y C. 78:13-14.) Ningún verdadero Santo de los Últimos Días, siempre que sea física o emocionalmente apto, pasará voluntariamente el peso del bienestar de su propia familia a otra persona. Dentro de lo que le resulte posible, bajo la inspiración del Señor y mediante su propio esfuerzo, trabajará hasta el límite de su habilidad para proveer para sí mismo y su familia, las necesidades espirituales y temporales de la vida. (Véase Génesis 3:19, 1 Timoteo 5:8, y Filipenses 2:12.) Como si fuera guiado por el Espíritu del Señor y mediante la aplicación de estos principios, cada miembro de la Iglesia debe tomar su propia decisión en cuanto a la ayuda que acepte, ya fuere del gobierno o de otra fuente. De este modo, la independencia, el autorrespeto, la dignidad y la autosuficiencia, serán engalanadas y se mantendrá el libre albedrío." (Ensign, marzo de 1978, pág. 20.) Como complemento a esta declaración tenemos el repetido tema de la autosuficiencia. Ninguna cuota de filosofías baratas, excusas ni justificaciones cambiarán jamás la necesidad fundamental de la autosuficiencia. Esta existe a causa de que: "Toda verdad, así como toda inteligencia, queda en libertad de obrar por sí misma en aquella
Mis queridos hermanos y hermanas, ¡qué hermosa vista conformáis! Lo radiante de vuestros rostros y las bellezas naturales de esta Manzana del Templo hacen que mi corazón rebose de gratitud por las bendiciones del Señor. Al reunirnos en esta conferencia, ruego que el espíritu de gratitud reine en todo lo que hagamos y digamos. Pues en verdad el Señor se deleita en bendecir a aquellos que le aman y le sirven. (Véase D. y C. 76:5.) Con la ayuda del Señor, quisiera recordaros varias verdades y obligaciones que no deben ser olvidadas jamás por nosotros, como líderes y miembros en general. Siguiendo estos recordatorios, quisiera referirme a la edificación de Sión mediante el sacrificio y la consagración. Primeramente, desearía recordar a los obispos la necesidad tan vital de proveer a quienes reciben ayuda del programa de bienestar, la oportunidad de trabajar o servir, para que de ese modo, puedan mantener su dignidad e independencia y continuar disfrutando del Santo Espíritu, al beneficiarse mediante los esfuerzos de autosuficiencia provistos por los Servicios de Bienestar de la Iglesia. Nunca sería demasiado recordar constantemente que la ayuda de bienestar de la Iglesia es de naturaleza espiritual, y que estas raíces espirituales se marchitarían si se permitiese que la filosofía de la ociosidad entrara en nuestras ministraciones de los Servicios de Bienestar. Todo aquel que recibe ayuda puede hacer algo. Sigamos el orden de la Iglesia en este asunto y asegurémonos de que todo el que recibe da de sí a cambio. Permanezcamos en guardia contra el aceptar sustitutos mundanos a cambio del plan de cuidar de los pobres. Al escuchar informes de reformas gubernamentales en los programas de bienestar y sus miles de problemas, recordemos el convenio que hemos hecho de apoyarnos el uno al otro y de socorrer a cada persona conforme a su necesidad. El presidente Romney, nuestro decano en asuntos de Servicios de Bienestar, dio un buen consejo cuando hace varios años declaró lo siguiente: "En este mundo moderno con plagas que se contraponen al plan del Señor, debemos evitar el ser mal guiados a suponer que podemos librarnos de nuestras obligaciones hacia los pobres y hacia los necesitados, poniendo la responsabilidad sobre los
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL esfera en la que Dios la colocó; de otra manera, no hay existencia." (D. y C. 93:30.) El Señor declara que en estas líneas descansa el "libre albedrío del hombre" y con el mismo viene la responsabilidad hacia uno mismo. Con esta libertad podemos alcanzar la gloria o caer en la condenación. Es mi ruego que individualmente y en forma colectiva, seamos siempre autosuficientes. Esta es nuestra herencia y nuestra obligación. El principio de autodependencia es el que impulsa a la Iglesia a hacer hincapié en la preparación personal y familiar. Nuestro progreso en la implantación de las varias facetas de la preparación personal y familiar, impresiona verdaderamente. Pero existen aún muchas familias que deben dar oído al consejo de vivir en forma providente. Con la llegada de la primavera en vuestros respectivos países, confiamos en que trabajéis en vuestros huertos y os preparéis para disfrutar del producto de los mismos; confiamos en que hagáis de ésta una actividad familiar, asignando a todos una tarea específica, incluyendo a los más pequeños. Existen muchas cosas que aprender y cosechar en los huertos, más allá de la cosecha misma. También confiamos en que estéis cumpliendo con el programa de almacenamiento de comida para un año, así como de ropa, y donde fuere posible, combustible y ahorro de dinero. Más aún, confiamos en que estéis tomando conciencia de lo importante de una dieta balanceada y los hábitos de salud, de que os mantengáis en buenas condiciones físicas y estéis aptos para hacer frente a las muchas exigencias de la vida. Aseguraos de que en vuestras reuniones de quórum y de la Sociedad de Socorro, se enseñen los principios y las prácticas de la preparación personal y familiar. Deseamos recordar a todos los santos las bendiciones con que nos vemos favorecidos cuando observamos la ley del ayuno y contribuimos con generosas ofrendas, conforme a nuestras posibilidades. En todos los casos en que podamos, debemos contribuir con una cantidad muchas veces mayor al equivalente de las comidas de las cuales nos abstenemos. Este principio de promesa, cuando se vive de acuerdo con el verdadero espíritu, bendice tanto al que da como al que recibe. En la práctica de la ley del ayuno, el individuo encuentra un recurso de poder personal para vencer la autoindulgencia y el egoísmo. Sobre este terna, os aconsejo leer el
maravilloso discurso dado por el obispo Victor L. Brown en la última conferencia de bienestar, el que fue publicado en la edición de febrero de 1978 de la revista Liahona, página 118. Ahora, hermanos y hermanas, olvidaos por un momento de las presiones y demandas de este día y esta semana, y permitidme establecer algunas perspectivas muy importantes relacionadas con los Servicios de Bienestar. Por muchos años se nos ha enseñado que la meta importante resultante de nuestro trabajo, esperanzas y aspiraciones en esta obra, es la edificación de una Sión de los Últimos Días, una Sión caracterizada por el amor, la armonía y la paz, una Sión en la cual los hijos del Señor sean como uno solo. Debemos tener presente en forma fundamental la visión de lo que tenemos y lo que debemos recibir como producto de nuestro trabajo, al aprender nuestro deber y cumplir con él en la implantación de los Servicios de Bienestar. Esto se aplica por igual a todas las actividades de la Iglesia. En la Sección 58 de Doctrinas y Convenios, el Señor comparte con nosotros una imagen de esta Sión de los últimos días: "Por lo pronto no podéis ver con los ojos naturales el designio de vuestro Dios concerniente a aquellas cosas que vendrán después, y la gloria que seguirá a la mucha tribulación. Porque tras mucha tribulación vienen las bendiciones. Por tanto, el día viene en que seréis coronados con gran gloria: la hora no es aún, mas está a la mano. He aquí, de cierto os digo, que por esta causa os he enviado: para que seáis obedientes y vuestros corazones estén preparados para testificar de las cosas que han de venir; Y también para que tengáis el honor de poner el fundamento, y dar testimonio de la tierra sobre la cual se hallará la Sión de Dios; Y después viene el día de mi poder; entonces vendrán a la boda del Cordero los pobres, los cojos, los ciegos y los sordos, preparados para el gran día que ha de venir, y participarán de la cena del Señor. He aquí, yo, el Señor, lo he hablado." (D. y C. 58:3-4, 6-7, 11-12.) Este día vendrá; y es nuestro destino hacer nuestra parte para que así sea. ¿No os motiva acaso a alargar vuestro paso y acelerar la marcha al hacer lo que esté de vuestra parte en la gran obra de santificación del reino? A mí, sí. Hace que me regocije en las muchas oportunidades de servicio y
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Babilonia nunca fue ni podrá llegar a ser parte de Sión.* El Señor reveló al profeta Mormón, lo concerniente a nuestra época, quedando registrada esta declaración en uno de los capítulos finales del Libro de Mormón: "He aquí, os hablo como si os hallaseis presentes, y sin embargo no lo estáis. Pero he aquí, Jesucristo me os ha manifestado, y conozco vuestros hechos. Porque he aquí, amáis el dinero, vuestros bienes, vuestros costosos vestidos y el adorno de vuestras iglesias, más de lo que amáis a los pobres, a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos." (Mormón 8:35, 37.) Esta situación está en directa contraposición a la Sión que el Señor busca establecer mediante su pueblo del convenio. Sión puede ser edificada solamente entre aquellos que son puros de corazón, no entre un pueblo atrapado por la codicia o la ambición, sino por un pueblo puro y generoso. No un pueblo puro en apariencia, sino un pueblo puro de corazón. Sión debe estar en el mundo mas no ser del mundo, ni esclavizada por un sentido de seguridad carnal, ni paralizada por el materialismo. No, Sión no está comprendida en las cosas del orden inferior, sino en aquellas del orden supremo; cosas que exaltan la mente y santifican el corazón. Sión es "el buscar cada cual el bienestar de su prójimo, haciendo todas las cosas con el deseo sincero de glorificar a Dios" (D. y C. 82:9.). Según entiendo yo estos asuntos, Sión puede ser establecida sólo mediante aquellos que son puros de corazón y que se esfuerzan porque esto suceda, pues "el trabajador en Sión trabajará para Sión; porque si trabajaré por dinero, perecerá" (2 Nefi 26:31). Aun cuando es importante tener esta imagen en la mente, el definir y describir a Sión no la hará realidad; eso puede lograrse solamente mediante el esfuerzo diario y constante de todo miembro de la Iglesia. No importa cuál sea el costo ni el sacrificio, pero debemos hacerlo. Ese es uno de mis lemas favoritos: "Hazlo". Quisiera sugerir tres cosas fundamentales que debemos hacer si es que deseamos "edificar nuevamente a Sión", tres cosas en cuanto a las cuales debemos comprometernos aquellos que trabajamos para establecerla. Primero, debemos eliminar la tendencia al egoísmo el cual atrapa el alma, endurece el corazón y obscurece la mente. El presidente Romney se refirió recientemente al trágico ciclo de la civilización, un ciclo del que es propulsor cualquiera
sacrificio que hay a mi alcance y al de mi familia al cumplir con nuestra responsabilidad en el establecimiento de Sión. En los primeros días de esta dispensación el pueblo fracasó en el intento de vivir el plan económico de Sión en su plenitud, la Orden Unida. A causa de sus transgresiones, el Señor les amonestó severamente con estas palabras: "Pero, he aquí, no han aprendido a obedecer las cosas que requerí de sus manos, sino que están llenos de toda clase de iniquidad, y no imparten de su sustancia a los pobres y a los afligidos entre ellos como conviene a los santos; Ni están unidos conforme a la unión que requiere la ley del reino celestial; Y no se puede edificar a Sión sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial; de otra manera, no la puedo recibir." (D. y C. 105:3-5.) Y el Señor también aconseja que debemos aprender obediencia y ser desarrollados en carácter antes de que El pueda redimir a Sión. (Véase D. y C. 105: 9-10.) Algunos versículos después en esta misma revelación que se encuentra en la Sección 105 de Doctrinas y Convenios, el Señor ratifica la ley de Sión, en estas palabras y con esta promesa. "Y que los mandamientos que he dado en cuanto a Sión su ley se ejecuten y se cumplan después de su redención. Y si obedecen el consejo que reciben, después de muchos días tendrán el poder de hacer todas las cosas que atañen a Sión." (D. y C. 105: 34, 37.) El tiempo que se requiere para "hacer todas las cosas que atañen a Sión" queda estrictamente sujeto a la forma en que nosotros lo vivamos, pues la creación de Sión "comienza en el corazón de cada persona" (Journal of Discourses, 9:283). Los profetas previeron el hecho de que nos llevaría algún tiempo aprender nuestras lecciones 1863, Brigham Young declaró: "Si este pueblo rechaza su deber vuelve la espalda a los santos mandamientos que Dios les ha dado, riqueza individual y rechazan los intereses del reino de Dios, es posible que permanezcamos en la condición actual por mucho tiempo, quizás período mucho más largo de lo que se ha previsto." (Journal of discourses, 11:102.) Desafortunadamente, vivimos en un mundo que rechaza en gran escala los valores de Sión.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que busque "poder y lucro". ¿No que acaso esto lo que llevó a Caín a cometer el primer asesinato, "con el fin de obtener lucro"? (Moisés 5:50). ¿No es este el espíritu del anticristo en el cual, cada uno prospera según su genio, y cada uno conquista según su fuerza; y cualquiera que fuese la cosa que el hombre hiciera no sería crimen"? (Alma 30:17). ¿No describió Nefi acaso esto como el espíritu que condujo a esta generación a la destrucción? “Y la causa de esta iniquidad entre el pueblo era que Satanás tenía gran poder para incitarlos a cometer toda clase de iniquidades y a llenarse de orgullo, tentándolos para que ambicionaran el poder, la autoridad, las riquezas y las cosas vanas del mundo." (3 Nefi 6:15.) Si es que deseamos evitar sus efectos, debemos ponernos en guardia contra todo aquello que nos conduzca a la caída. El Señor mismo declaró a nuestros antecesores: "Y una vez más, os mando no codiciar vuestros propios bienes." (D. y C. 19:26.) Más adelante, siguió aconsejando a su joven Iglesia diciendo: "He aquí, yo, el Señor, no estoy bien complacido con muchos de los de la Iglesia en Kirtland; Porque no abandonan sus pecados, ni sus malas costumbres, ni el orgullo de sus corazones, ni sus codicias, ni todas sus cosas abominables, para observar las palabras de sabiduría y vida eterna que yo les he dado." (D. y C. 98:19-20.) Es imperioso que hagamos el egoísmo a un lado en nuestra familia, nuestro trabajo y en nuestras ocupaciones profesionales, así como en los asuntos de la Iglesia. Me siento molesto al escuchar de estacas o barrios que tienen dificultades para dividir el producto de proyectos de bienestar o hacer asignaciones parejas en proyectos de producción. Estas cosas no deberían existir. Resolvámonos hoy mismo a vencer cualquiera de tales tendencias. Segundo, debemos cooperar completamente y trabajar en mutua armonía. Debe haber unanimidad en nuestras decisiones y unidad en nuestras acciones. Tras instar a los santos a que "amen a su hermano como a sí mismos", el Señor concluye sus instrucciones dadas en una conferencia a los miembros, con estas potentes palabras: "He aquí, esto os lo he dado por parábola, y es aún como yo soy. Yo os digo: sed uno; y si no sois uno no sois míos." (D. y C. 38:27.)
Si el Espíritu del Señor ha de magnificar nuestros esfuerzos, es entonces este espíritu de unidad y cooperación el que debe prevalecer en todo lo que hacemos. Cuando así actuamos, según nos dice el profeta José Smith: "Las más importantes bendiciones temporales y espirituales que siempre resultan de la fidelidad y el esfuerzo unidos, nunca vienen por el esfuerzo o empeño individual." (Enseñanzas del Profeta. . ., pág. 218.) Hay muy pocas actividades en la Iglesia que requieran más cooperación y esfuerzo constante que los Servicios de Bienestar. Ya fuere encontrar un empleo para un miembro de quórum desocupado, llevar a cabo un proyecto de producción, trabajar en Industrias Deseret, o aceptar la adopción temporal de niños en el hogar; son la cooperación y el esfuerzo mutuo lo que determina el éxito en general del sistema de recursos. Tercero, debemos postrarnos ante el altar y sacrificar todo lo que nos sea requerido por el Señor. Comenzamos por ofrecer un "corazón quebrantado y un espíritu contrito". Seguidamente, damos lo mejor de nuestros esfuerzos en nuestras áreas de asignación y llamamiento, aprendemos nuestro deber y lo ponemos en práctica plenamente. Por último, consagramos nuestro tiempo, talentos y posibilidades según nos lo pidan nuestros líderes y según nos lo indique la inspiración del Espíritu. En la Iglesia como sucede también en el sistema de bienestar, podemos dar expresión a cada una de nuestras habilidades, a cada uno de nuestros justos deseos, y a cada uno de nuestros impulsos. Sea que actuemos como voluntarios, padres, maestros orientadores, obispos, vecinos, maestras visitantes, madres, amas de casa o amigas, siempre existe la amplia oportunidad de dar plenamente de nosotros mismos. Al hacerlo, vemos que el "sacrificio nos trae las bendiciones del cielo" y al final, comprendemos que no se trataba de un sacrificio. Mis hermanos y hermanas, si podemos hacer esto, nos veremos envueltos por el manto de la caridad "que es mayor que todo, porque todas las cosas han de perecer. Pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien" (Moroni 7:4647). Unámonos y oremos con todas las fuerzas de nuestro corazón, para que podamos ser sellados por este vínculo de caridad; que podamos edificar esta
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL *Nota de la editora: Al hablar de Babilonia, se refiere al pecado.
Sión de los últimos días. Que el reino de Dios pueda seguir su marcha hacia adelante, para que el Reino de los Cielos pueda venir. Esta es mi oración y testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.
LA BARRA DE HIERRO Presidente Spencer W. Kimball la Presidencia de la Iglesia, de acuerdo con las instituciones del cielo; y edificara la Iglesia, y arreglara todos los asuntos de ella entre todas las naciones . . .'' (D. y C. 107:33). Antes de fin de año tendremos mas de 1.000 estacas. Esto parecería increíble en la época en que había solo 145 estacas en toda la Iglesia, cuando yo pase a formar parte del Consejo de los Doce, en 1943. (Nota de la editora: En el momento de aparecer este número, dicha cifra había aumentado considerablemente.) Este desarrollo es motivo para que agradezcamos y rindamos loor al Señor por su divina dirección de este programa de salvar almas y traerlas al redil de Cristo. Aun cuando mucho se ha logrado, queda mucho, mucho más por hacer. Debemos seguir adelante con valentía y gran audacia para proclamar a Jesucristo como el Señor resucitado y el Redentor de la humanidad. Os hemos pedido a todos que siempre que sea posible cultivéis un huerto para la producción de alimentos caseros, y para que podáis disfrutar así de los esfuerzos de vuestras labores y ayudar a proveer para vuestras necesidades. Urgimos a los padres, no sólo a que se dediquen a esta actividad, sino también a que incluyan en la misma a sus hijos. Así, además de que podrán aprender el valor y el gozo del trabajo, también les ayudara a desarrollar un sentido de responsabilidad al participar en los proyectos familiares. No solo debemos hacer que los campos y los alrededores de las casas sean atractivos, sino que también debemos mantener en buen estado y pintados, casas, graneros, cercas, etc. Comprendemos también que tales proyectos son de nunca acabar y necesitan una atención y planificación continuos.
"Cuando los vientos de los cambios soplan fieramente y las olas embravecidas todo lo destrozan a nuestro alrededor, nosotros tenemos el árbol o la barra de los principios del que podemos aferrarnos en procura de seguridad: el Evangelio de Jesucristo . . ." La Iglesia se ha visto entristecida por el fallecimiento del élder Delbert L. Stapley, del Consejo de los Doce Apóstoles, quien falleció el 19 de agosto de 1978. El élder Stapley sirvió fiel y hábilmente en el Consejo de los Doce durante 28 años. Su presencia será extrañada y repetimos nuestras expresiones de amor y condolencias extendidas a su familia en el momento de su fallecimiento. Cuan glorioso es, hermanos y hermanas, daros la bienvenida a esta conferencia mundial de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días y percibir las multitudes reunidas aquí, en Salt Lake City, al igual que en otros lugares, haciendo de esto en verdad una reunión internacional de los fieles santos. Me regocijo con vosotros en el progreso y expansión del reino terrestre del Señor en casi todas partes del mundo. Constantemente nos encontramos inaugurando para la predica del evangelio nuevas zonas donde establecemos nuestras misiones, y dividiendo otras para brindar un liderazgo más eficaz al creciente número de jóvenes de ambos sexos que se encuentran en el servicio misional. Desde nuestra última conferencia hemos aumentado en diez nuevas misiones, alcanzando ahora un total de 166 en todo el mundo. Ahora tenemos 26.606* misioneros que llevan el evangelio a casi cada nación, lengua y pueblo. Bajo la dirección del Consejo de los Doce Apóstoles, cuyo divino llamamiento es el de ' que oficiara en el nombre del Señor bajo la dirección de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Renovamos nuestro llamado para que mantengáis diarios individuales y registros de historias familiares. Cualquier familia mormona que haya hecho investigación genealógica e histórica, ha deseado que sus antepasados hubieran tenido la sabiduría de mantener registros más completos. Por otra parte, hay familias que poseen algunos tesoros espirituales, porque sus antepasados registraron los acontecimientos relacionados con sus conversiones al evangelio y otros de interés familiar, incluyendo muchas bendiciones casi milagrosas y experiencias espirituales destacadas. Las personas a menudo utilizan la excusa de que su vida es aburrida y de que a nadie le puede interesar lo que ellas hagan. Pero os prometo que si guardáis fielmente vuestros diarios y registros, los mismos llegaran a ser una fuente de gran inspiración para vuestras familias, y las de vuestros hijos, nietos, etc., a través de las generaciones. Las noches de hogar son extremadamente apropiadas para llevar a cabo tales actividades y especialmente para capacitar a los niños y a los jóvenes en el arte de la escritura de acontecimientos que tienen lugar en su vida. Si todavía no lo habéis hecho, resolved comenzar a escribir vuestros diarios hoy mismo. Hay urgencia en que trabajemos con mas determinación en la redención de nuestros antepasados fallecidos, mediante una asistencia mas frecuente al templo. Todos aquellos que poseen recomendaciones para el templo, deben utilizarlas tan a menudo como sea posible para llevar a cabo bautismos, investiduras y sellamientos por los muertos. Otros miembros de la Iglesia deben preocuparse seriamente por adquirir la preparación que les permita recibir su recomendación, para poder disfrutar también de estas eternas bendiciones y ser considerados como salvadores en el monte de Sión. Existe un progresivo y constante aumento en el trabajo del Templo que debemos hacer los santos, y deberíamos preocuparnos por lograr esta meta. Nuevamente quisiera urgir a todos los santos para que obedezcan mas fielmente la santidad del día de reposo. El día santo del Señor esta perdiendo rápidamente su sagrado significado en todo el mundo; el hombre esta destruyendo los sagrados propósitos del día de reposo, en su loco afán por lograr la riqueza y los placeres, por recrearse, y en su constante adoración de los falsos dioses materiales. Continuamos urgiendo a todos los santos y a los que
en todos lados aman a Dios, para que observen el día de reposo y lo guarden sagrado. Los comercios no abrirían en el día de reposo, si no hubiera gente que hiciera compras; lo mismo sucede con los lugares de diversión, de acontecimientos deportivos, de cualquier estilo de recreo. El afán por lograr el ''poderoso don dinero'', parecería que esta triunfando sobre el mandamiento del Señor de guardar sagrado el día de reposo. ''Mis días de reposo guardareis, y mi santuario tendréis en reverencia.'' (Lev. 19:30.) "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?'' (Luc. 6:46. Cursiva agregada.) La violación de todos los propósitos del día de reposo no es lo único sobre lo cual debemos llamaros la atención en la actualidad. Nos preocupa sumamente el mundo en el que vivimos. Los medios de comunicación nos presentan a diario material que de tan maligno ya es rayano a la inmundicia, es sórdido y destructor de la justicia humana; la irreverencia parecería reinar por doquier; Satanás esta desatado. Previamente dijimos que el creciente libertinaje de la sociedad moderna nos preocupa grandemente. Nos acosan los cambios, y aun el ritmo de vida ha aumentado aceleradamente; a veces parece que el mundo se encuentra bajo tales cambios, que la gente esta desorientada, sin saber a que dar su valor correspondiente. No obstante, lo bueno y lo malo se hallan en la misma posición de siempre, los principios del evangelio permanecen inalterados y todas las maldades humanas no pueden alterar una jota ni una tilde los mandamientos de Dios. Las fuerzas del bien se encuentran precisa y continuamente bajo ataque. Hay momentos en que parecería que el mundo estuviera ahogándose en una inundación de inmundicia y degradación; entonces quisiera gritar en voz en cuello: ''¡Permaneced fieles a todo lo que es justo y verdadero! En eso encontrareis la seguridad. ¡No permitáis que el pecado os arrastre!" En 1946 visite las islas de Hawaii, poco después de un enorme maremoto, en el que una ola de mas de diez metros de altura había asolado las costas de Hilo y Hamakua. Vi la devastación resultante donde las casas fueron destrozadas y aplastadas como si fueran simples ramas; las cercas y los jardines quedaron arrasados, los puentes y los caminos desaparecieron; por todos lados se veían
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL muebles y automóviles destrozados; en el lugar donde se encontraba una de nuestras pequeñas capillas, no quedaban mas que los cimientos. Mas de cien personas perecieron, muchas quedaron lastimadas, y otras miles quedaron sin hogar. Diversas fueron las historias que oí, de sufrimiento, heroísmo y salvaciones casi milagrosas. Una mujer contó que había recibido un mensaje telefónico de unos amigos, diciéndole que saliera de la casa porque se aproximaba el maremoto; salió para mirar y vio la monstruosa ola que se aproximaba como una montaña andante. Junto con su esposo, tomaron a su niño y corrieron hacia la colina para salvarse; pero dos de sus hijitas se encontraban fuera de la casa, jugando cerca de unos arbustos; ellas vieron también la enorme ola y se precipitaron hacia unos arboles a los que se treparon, agarrándose fuertemente a las ramas; la primera ola gigantesca las cubrió casi completamente, pero ellas contuvieron la respiración aferrándose a las ramas con todas sus fuerzas hasta que el agua retrocedió y les fue posible respirar nuevamente. Tan pronto como pudieron, bajaron del árbol y corrieron rumbo a la colina antes de que volvieran las olas siguientes. La familia, así reunida, contemplo desde su lugar seguro cómo desaparecía su casa bajo el implacable poder de las aguas. Nosotros también nos enfrentamos con destructivas y poderosas fuerzas desatadas por el adversario; las olas del pecado, la maldad, la inmoralidad, la degradación, la tiranía, los engaños, las conspiraciones y la deshonestidad, nos amenazan a todos, nos azotan con gran poder y velocidad, y nos destrozaran si no somos cuidadosos. Pero recibimos advertencias. Nos corresponde estar alertas, escuchar, y huir de la maldad en bien de nuestra vida eterna. Sin ayuda no podremos soportar el ataque; debemos huir hacia las tierras altas, o aferrarnos con todas nuestras fuerzas a lo que pueda salvarnos de ser arrastrados sin misericordia. El Evangelio de Jesucristo es lo que debemos usar para asegurarnos, y es nuestra protección de cualquier fuerza maligna. Un inspirado profeta del Libro de Mormón aconsejó a su pueblo lo siguiente: ". . . recordad que sobre la roca de nuestro Redentor, que es Cristo, el Hijo de Dios, debéis establecer vuestra fundación, para que cuando el demonio suelte sus impetuosos vientos, si, y lance sus dardos en el torbellino, si, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azote, no tenga poder
para arrastraros al abismo de miseria y angustias sin fin. . .'' (Hel. 5:12.) Quiero hacer hincapié, en que las enseñanzas de Cristo que dicen que debemos llegar a ser perfectos, no son mera retórica. El, en forma literal, enseñó el derecho inalienable que tenemos de llegar a ser iguales al Padre y a El mismo, habiendo conquistado toda debilidad humana y desarrollado atributos divinos. El hecho de que muchas personas no utilicen plenamente la capacidad intrínseca que poseen, no niega la inalterable verdad de que tienen el poder de llegar a ser como Jesucristo mismo. Las personas que utilizan este poder, prueban su existencia, pero con negarlo no se puede probar su ausencia. El esfuerzo para alcanzar la perfección no es una decisión momentánea, sino que constituye un proceso al que se debe dedicar toda una vida. Mediante Moisés, la palabra del Señor descendió la montaña. Los mandamientos que el Señor dio a los hijos de Israel prescribieron para estos los patrones mismos de conducta. Pablo dijo que estos mandamientos son ''para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe'' (Gal. 3:24). Pero, vivir los Diez Mandamientos al pie de la letra, no es mas que un comienzo hacia la perfección. Jesús enseñó la santidad de los Diez Mandamientos, pero puso especial énfasis en el hecho de que había algo mas que eso. No es suficiente reconocer al Señor como Ser Supremo y refrenarnos de la adoración de los ídolos, sino que debemos amar al Señor con todo nuestro corazón, poder, mente y fuerza, comprendiendo el gran gozo que siente El en las obras justas de sus hijos. No es suficiente con refrenarnos de las irreverencias y las blasfemias. Debemos dar al nombre del Señor un lugar de importancia en nuestra vida; aun cuando nosotros no utilicemos el nombre del Señor en vano, tampoco deberíamos permitir que nuestros amigos, vecinos, o nuestros hijos, tuvieran dudas con respecto a nuestra posición. Que no existan jamas dudas con respecto al hecho de que somos seguidores de Cristo. No es suficiente refrenarnos de ir al cine, a cazar, a pescar, a hacer deportes o labores innecesarias en el día de reposo. El uso constructivo del día de reposo incluye el estudio de las Escrituras y la asistencia a las reuniones de la Iglesia, tanto para adorar como para aprender; escribir cartas a los seres amados ausentes; consolar a los afligidos, visitar a
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL los enfermos y en general, hacer Lo que el Señor quiere que hagamos en Su día santo. Si en verdad honramos a nuestros padres tal como se nos manda, buscaremos emular las mejores cualidades de su personalidad, y asegurarnos de que se realicen las mayores aspiraciones que ellos tienen para nosotros; nada material que podamos darles, será mas precioso que la satisfacción de vernos vivir correctamente. No es suficiente refrenarnos de matar. Nos encontramos también bajo solemne obligación de respetar la vida y de promoverla; lejos de tomar una vida, debemos ser generosos para ayudar a los demás a disfrutar de las necesidades de la misma y cuando lo hayamos logrado, debemos tratar de mejorar la mente y el espíritu de nuestro prójimo. Nos refrenamos de ingerir sustancias dañinas para el cuerpo. Mediante la sabiduría y la moderación en todas las cosas buscamos la buena salud y el sentido del bienestar físico. No es suficiente refrenarnos del adulterio. Debemos convertir en sagrada la relación matrimonial, sacrificarnos y trabajar para mantener el amor y el respeto que disfrutamos durante el noviazgo. Para Dios, el matrimonio debe ser eterno, sellado por el poder del Sacerdocio a los efectos de que perdure mas allá de la muerte. Los actos diarios de cortesía y bondad llevados a cabo consciente y amorosamente son parte de lo que el Señor espera en un matrimonio. Debemos mantener el corazón y la mente puros, del mismo modo que nuestros hechos. "No robarás'', dijo el Señor en el Monte Sinaí (Ex. 20:15). Esto significa que debemos ser honestos en todas las formas, y ser generosos, lo cual es el polo opuesto del egoísmo. Cuando alguien necesita dinero, damos dinero; pero a menudo se necesita mas amor, tiempo y cuidados, elementos que el dinero no puede comprar. Cuando eso sucede, aun la generosidad monetaria no es suficiente.
El falso testimonio y la codicia de las posesiones ajenas son evidencias del egoísmo. ''Amarás a tu prójimo como a ti mismo'', enseñó Jesús, y de esto y el amor a Dios, "depende toda la ley y los profetas" (Mat. 22:39-40). La bondad, el ser servicial, el amor, la preocupación y la generosidad, y así podríamos seguir interminablemente con la lista de virtudes. El desarrollo de estas características es lo que el Señor desea de nosotros. ". . . Si hay algo virtuoso, bello, de buena reputación o digno de alabanza, a esto aspiramos." (Art. de Fe, N° 13.) El Evangelio de Jesucristo es verdadero. Cualquier investigador sincero puede llegar a saber que así es, mediante el estudio y la obediencia de sus principios, tratando de buscar la inspiración y ayuda del Espíritu Santo. Pero ¡cuánto mas fácil es comprenderlo y aceptarlo, cuando el investigador de la verdad puede observar los principios del evangelio en acción en la vida de otras personas! No existe un mayor servicio misional en esta Iglesia que el ejemplo positivo de las virtudes cristianas en nuestra vida. El Señor nos hace una gloriosa promesa a aquellos que le amamos, y demostramos este amor mediante un fiel y devoto servicio y la obediencia a Sus eternos principios. Cuando los vientos de los cambios soplan fieramente y las olas embravecidas todo lo destrozan a nuestro alrededor, nosotros tenemos el árbol o la barra de los principios del que podemos aferrarnos en procura de seguridad: el Evangelio de Jesucristo, que ha sido restaurado sobre la tierra en su plenitud. Que el Señor nos bendiga individualmente para que podamos mantenernos fuertemente asidos a la barra de hierro, humildemente ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
VIVAMOS DE ACUERDO CON ESTOS PRINCIPIOS Presidente Spencer W. Kimball con otras personas. Cuando Pablo dijo que el hombre que no provee para su propia casa y sus familiares ''es peor que un incrédulo' ' (1 Tim. 5:8.), considero que el hecho de proveer debería interpretarse como referente al bienestar emocional que provee el afecto, del mismo modo que a la seguridad económica. Cuando el Señor nos dice en esta dispensación que ' 'las mujeres tienen derecho de recibir sostén de sus maridos'' (D. y C. 83:2), pienso que en la palabra sostén se incluye nuestra obligación de mantener el afecto amoroso y proveer consideración y delicadeza, del mismo modo que los alimentos. El presidente Lee dijo en una oportunidad que los necesitados que nos rodean, tienen tanta necesidad de amistad y compañerismo, como de cosas materiales. A veces pienso que podemos considerar a algunas de las mujeres mormonas necesitadas solo por el hecho de que algunos de nosotros no somos delicados y considerados con ellas en la forma en que deberíamos serlo. Nuestras despensas pueden estar repletas de alimentos, y sin embargo nuestras hermanas pueden estar hambrientas de afecto y reconocimiento. Hermanos, apoyemos a las hermanas en el hogar y en los llamamientos de la Iglesia, del mismo modo en que ellas nos apoyan a nosotros. No las abandonemos simplemente porque ellas muchas veces son buenas y no se quejan de nuestra negligencia Llenemos nuestro hogar con elogios y aliento para todos sus miembros. Tampoco debemos preocuparnos por nuestros compañeros del Sacerdocio-aquellos con quienes nos relacionamos en nuestras asignaciones en la Iglesia-, hasta el punto de ser negligentes con nuestras compañeras eternas, porque nuestra relación conyugal es para siempre. Nuestro Padre Celestial fue lo suficientemente bondadoso como para darnos toda la vida que existe sobre la tierra, para nuestro placer y conveniencia. Quisiera leeros algo de su propia declaración: "Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que esta sobre toda la tierra, y
"Creo que deberíamos ser aun mas corteses con nuestra esposa y nuestra madre, con nuestras hermanas e hijas, de lo que lo somos para con otras personas." Es un gran gozo reunimos con el Sacerdocio de la Iglesia en esta gloriosa noche. En todo el mundo nos reunimos para adorar al Señor y rendirle honores. Mis hermanos del Sacerdocio, fue una gran emoción tener reunidas hace poco a miles de hermanas de la Iglesia en una asamblea, en centenares de lugares en todo el mundo; en esa oportunidad realizamos una reunión especial para las mujeres. Vosotros habréis recibido los informes de vuestras esposas, hermanas, madres o hijas, con respecto a dicha reunión Nos sentimos felices de haber podido llevarla a cabo y de disponer de la tecnología que hizo posible que llegara a tantos sitios alejados. Amamos a las mujeres de la Iglesia y sentimos por ellas un profundo respeto. Continuando con ese esfuerzo, quisiera aconsejaros como hijos, hermanos, padres y esposos. Al servir junto con las mujeres de la Iglesia, seguid el consejo de Pablo cuando exhortando a Timoteo, le dijo: "Trata a las ancianas como a madres; a las jovencitas como hermanas, con toda pureza.'' (Tim. 5:12.) Esta es una de nuestras responsabilidades como poseedores del Sacerdocio, y como tales debemos ser diferentes a otros hombres. La sugerencia de Pablo de tratar a las mujeres de edad como si fueran nuestra madre y a las mas jóvenes como si fueran nuestras hermanas, y hacerlo con toda pureza, es un excelente consejo. Los hombres del mundo podrán desdeñar a la mujer, o verla como un simple objeto de deseo o como alguien a quien pueden usar para satisfacer sus propósitos egoístas; pero nosotros debemos ser diferentes en nuestra conducta, así como en nuestras relaciones para con los miembros del sexo opuesto. Pedro nos insta a honrar a nuestra esposa. (Véase 1 Pe. 3:7.) Creo que deberíamos ser aun mas corteses con nuestra esposa y nuestra madre, con nuestras hermanas e hijas, de lo que lo somos para
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Ahora, quisiera referirme a mis propios sentimientos relacionados con el innecesario derrame de sangre y la destrucción de la vida de estas indefensas criaturas. Creo que todo corazón debería sentirse profundamente conmovido por estos sentimientos expresados por un profeta. No menos grave que el matar a los inocentes pajarillos, es el atentar contra los animales salvajes que se alimentan de otros que son dañinos y que, sin duda alguna, son enemigos del granjero y de la humanidad. No es solamente malvado destruirlos, sino que, en mi opinión, es también una vergüenza. Creo que este principio debería ser extensivo no solamente a la vida de los pájaros, sino también a toda la vida animal. El presidente lose F. Smith dijo: ''Cuando visite el parque nacional de Yellowstone, hace algunos años, vi a lo largo de los ríos y los lagos hermosos pájaros volando plácidamente sin temor al hombre, y permitiendo que los turistas se aproximaran a ellos, al grado que parecían pájaros amaestrados; vi también gran cantidad de ciervos alimentándose a lo largo del camino, sin temor de la presencia humana, como si se tratara de animales domésticos. Esas escenas llenaron mi corazón de un inmenso sentimiento de paz y gozo, tanto que pareció como un preámbulo de lo que habrá de ser el mundo cuando el hombre y los animales vivan en paz total en toda la tierra, especialmente entre los habitantes de Sión. Si esos mismos pájaros, siendo tan mansos, vivieran en otras regiones habitadas por el hombre, llegarían a ser fácil presa de los cazadores; lo mismo sucedería con el ciervo y el antílope; si ellos habitaran en lugares donde no estuvieran protegidos por las leyes de los parques nacionales, es indudable que también se convertirían en fácil presa de los cazadores. Nunca pude comprender el motivo por el cual el hombre podría sentir el deseo de derramar sangre, de matar y destruir la vida animal. He conocido hombres que lo hacen, y existen entre nosotros aquellos que disfrutan de lo que ellos consideran el 'deporte de cazar' pájaros y eliminarlos por centenares; estas personas, después de un día de practicar ese 'deporte', regresan jactándose de los cientos de inocentes pajarillos que eliminaron día tras día, durante la temporada en que la caza es legal, y se sienten felices por la carnicería que han llevado a cabo. El primer día de la temporada de caza, muy temprano por la mañana, se puede oír resonar sus mortíferas armas, como si se tratara de un gran
todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del día sexto." (Gen. 1:20, 29-31.) Durante la reunión del Sacerdocio en la ultima conferencia, leí las palabras de la canción ''No matéis los pajarillos", canción que cantaba en Arizona cuando era niño. En ese entonces, había muchos muchachos de mi edad que mataban muchos pájaros con sus hondas. Tanto en la Escuela Dominical como en la Primaria cantábamos esa canción. "No matéis los pajarillos que en el árbol alegres cantan, En los días del verano. . ." Al hablarles en aquella oportunidad a los jóvenes de todo el mundo, considere que en el futuro debía decir algo mas con respecto a esto. Supongo que en cada país del mundo hay hermosos pájaros de coloridos plumajes y atractivo canto. Recuerdo que mi predecesor, el presidente Joseph Fielding Smith, era un protector de estos animales, al igual que del resto de las creaciones del Señor. Mientras el presidente Smith se encontraba en la zona de las montañas Wasatch, extendió su amistad a las criaturas de las montañas y los bosques. El compuso entonces cuatro pequeños versos, y en cada uno de ellos hizo un pequeño dibujo. Acerca de la ardillita escribió: "Esta es la pequeña ardilla, Que habita en los altos montes. Viene a suplicar por su comida, Y luego desaparece en los bosques.'' Con respecto al murciélago escribió: ''Este es el pequeño murciélago que por los alrededores de noche vuela. El es nuestro amiguito ciego Que de insectos dañinos se alimenta.'' Sobre el cervatillo escribió: "Este es nuestro amigo el cervatillo, Que nos visita siempre en la cabaña. Viene a lamer la sal que le ofrecemos Pero vive feliz y libre en la montaña." Con relación a los pájaros escribió: ''Este, nuestro pequeño amigo alado Que todo el día para nosotros canta. Cuando el invierno frío se aproxima. Sabiamente hacia el sur su vuelo levanta."
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL ejercito que se hubiera lanzado a la batalla, en su terrible obra destructiva de la carnicería de inocentes seres. No creo que ninguna persona tenga derecho a matar animales o pájaros, a menos que los necesite para alimento. No debemos matar animales inocentes que no sean necesarios como alimento para el hombre. Creo que es malvada esta sed que algunas personas tienen en el alma por matar casi todo lo que posee vida. Esto esta mal, y mucho me ha sorprendido ver a hombres prominentes cuyas mismas almas parecían estar sedientas de derramar sangre de inocentes animales." (Gospel Doctrine, SLC, Des. Book Co. 1939, págs. 265-266.) Un poeta escribió con relación a este tema: ''Jamás destruyáis la vida que no podéis dar, porque todas las criaturas tienen el mismo derecho de existir.'' Era diferente el caso de los pioneros, cuando cruzaban las llanuras y mataban un búfalo para alimentar a los niños y a sus familias. También en ese entonces se encontraban hombre viciosos que mataban a los búfalos para arrancarles la lengua o la piel, sacrificando así una vida y desperdiciando enormes cantidades de alimento Cuando se le pregunto al profeta José Smith cómo hacia para gobernar a tanta gente, el dijo: "Les enseñó principios correctos y ellos se gobiernan a si mismos". Nos dirigimos ahora al profeta lose Smith en búsqueda de enseñanzas correctas. El dijo en una oportunidad: ''Cruzamos el río y acampamos a lo largo de un pequeño afluente del mismo, cerca de un kilómetro y medio hacia el oeste Al armar mi tienda, encontramos tres víboras de cascabel, a las cuales los hermanos querían matar, pero yo les dije: 'No las matéis. ¿Cómo habrá de perder el veneno la serpiente mientras los siervos de Dios posean la misma disposición, y continúen haciéndole la guerra? Los hombres deben llegar a ser pacíficos antes de que la creación bruta lo sea; y cuando los hombres pierdan su disposición maligna y cesen de destruir la raza animal, el león y el cordero vivirán juntos y el niño pequeño jugara con el áspid sano y salvos. Los hermanos entonces tomaron cuidadosamente a las serpientes con unas varas y las llevaron a través del arroyo. Entonces los exhorte a que no mataran serpientes, pájaros ni animales de ninguna clase durante el viaje, a menos que fuera estrictamente necesario para alimentarnos y evitar el hambre.''
Ahora mis hermanos, tanto jóvenes como viejos, hay otro asunto que quisiera mencionar y deseo leeros algo bastante ilustrativo, para vuestra cuidadosa consideración. Se titula: ''Mantengámonos limpios''. "Cuando hacemos un cuento de mal gusto ¿os detenéis a pensar en la impresión que causáis a los demás? ¿Creéis que porque ellos se ríen, disponéis de un motivo para enorgulleceros'? ¿Sabéis que cuando hacéis un cuento sucio exhibís todo lo que en el alma tenéis? Esa suciedad revela vuestra propia decadencia y proclama vuestra ignorancia; también disgusta a todos los muchachos decentes que aman la sana alegría. ¿Creéis que demostráis tener sentido común, cuando desnudáis ante las multitudes lo inmundo de vuestra mente? ¿Sabéis que así deshonráis tanto a vuestros padres como a vuestros amigos? Pensadlo, y os daréis cuenta de que es así. Seleccionad un poco vuestro lenguaje. Sed un poco mas refinados, y ganareis el respeto de los que os rodean. Tendréis entonces una gran ventaja sobre los que sienten la inclinación de ir por la vida rodeados de inmundicia, y de pecado." Hermanos, pensemos acerca de estas cosas, meditémoslas en el corazón, vivamos dignamente, guardemos los mandamientos, honremos el Sacerdocio, y el Señor nos amara y bendecirá, y como uno de Sus siervos, yo también os dejo mi amor y mi bendición. Deseo hablar de otro asunto antes de terminar; se trata de lo que hemos hablado con respecto al gran programa misional, al que se refirió el élder LeGrand Richards al principio de esta reunión. Tenemos ahora cerca de 27.000 misioneros, y cada semana esta cantidad aumenta. Hay todavía muchas naciones en las que nos sido ha imposible entrar; no hemos podido conseguir visados ni pasaportes para ese fin. Pero si hemos de cumplir con la responsabilidad que el Señor no dio en el Monte de los Olivos, de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura, necesitamos que se nos abran las puertas de esas naciones. En la reunión para los Representantes Regionales, hable de esto con los hermanos. Apenas hemos empezado a ''raspar la superficie''. Necesitamos muchos mas misioneros; también es necesario que en muchos piases se nos considere como amigos, y se nos de la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL oportunidad de entrar al país y dar a su pueblo lo mas grande y precioso de este mundo, el Evangelio de Jesucristo, que puede ser su salvación y su felicidad. Espero que cada miembro del Sacerdocio hombre o muchacho-que oiga o lea estas palabras, convierta en una práctica diaria y solemne el orar constantemente, pidiendo las bendiciones del Señor sobre los hermanos que están haciendo un esfuerzo especial para convencer a los lideres de estas naciones, de que nosotros tenemos algo excelente para ofrecer a su pueblo. Nuestro mensaje los hará mejores ciudadanos, mejores almas, y les llevara gozo y felicidad. Espero que todas las familias tengan su noche de hogar todas las semanas. Uno de los temas principales de esa noche debe ser la obra misional; y los padres y los hijos, cuando les toque el turno, deben ofrecer oraciones cuyo punto central sea este importante elemento: primero, que las puertas de las naciones se nos abran; y segundo, que cada joven en la Iglesia este ansioso por cumplir una misión y traer almas al reino de Dios. En China hay novecientos millones de habitantes. Ayer vinieron a verme unos cincuenta santos chinos, a quienes les mostré nuestras oficinas y les hable de nuestros programas; luego les dije:
"Hoy hemos estado hablando sobre China". (Ese día había tenido lugar la reunión con los Representantes Regionales.) "Hemos hablado de las excelentes cualidades de vuestro pueblo, y de que el Espíritu del Señor parece estar sobre ellos, para brindarnos la posibilidad de llevarles el evangelio.'' Entonces les pregunte: ''¿Podríais prometerme que en todas vuestras noches de hogar, en todas vuestras oraciones familiares y colectivas, hablareis de esto al Señor? Hermanos, yo se que El puede hacerlo sin nuestra ayuda; pero estoy seguro de que a El le gustaría saber que estamos interesados en la obra misional, y que agradeceremos infinitamente Su ayuda''. Por lo tanto, espero que a partir de hoy las oraciones de los santos aumenten con respecto a esto, que jamás oremos sin pedirle al Señor que establezca Su programa y nos posibilite la tarea de llevar el evangelio a todos los pueblos, como El nos lo ha mandado. Tengo un profundo interés en esta obra, y os ruego que hagáis lo que os he pedido. Antes de terminar, deseo expresar mi agradecimiento a todos estos amados hermanos que nos han hablado, por las cosas que han dicho. Os dejo mi testimonio de La verdad y la grandeza del evangelio, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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CRISTO, NUESTRA ETERNA ESPERANZA Presidente Spencer W. Kimball conducto, es sumamente practico; se encarga de asuntos terrenales, como las posesiones y propiedades materiales; nos enseña cómo llevarnos bien el uno con el otro; es una forma de vida que cambia una existencia triste y aburrida, y la convierte en una experiencia gloriosa y exhuberante. Pero se trata de mucho mas que esto. El Evangelio de Jesucristo es el eterno Plan de Salvación. Es el plan concebido y anunciado por Dios, el Eterno Padre, para la salvación de todos aquellos que crean en el y lo obedezcan. Somos seres eternos y no tenemos forma de comprender cuanto tiempo vivimos en la presencia de Dios, como sus hijos espirituales. Nos encontramos aquí en el estado mortal, por un breve momento de examen y prueba. Entonces se producirá la resurrección, recibiremos nuestra herencia correspondiente en el reino que merezcamos, y pasaremos a vivir por toda la eternidad. Esta vida consiste de un breve ayer, unas pocas y cortas horas hoy, y unos efímeros momentos para el mañana. Las personas mas ancianas apenas alcanzan a vivir algo mas que cien años. Pero la vida ha de continuar por siempre y no tendrá fin. El ser humano se levantará de la tumba y jamás volverá a morir. La vida es eterna; después de la resurrección, los hijos de nuestro Padre Celestial jamas volverán a gustar de la muerte. Aquí, en esta tierra tenemos nuestra esperanza puesta en Cristo; El murió por nuestros pecados, y gracias a El y su Evangelio, estos quedan lavados con las aguas del bautismo; el pecado y la iniquidad se consumen y desaparecen de nuestra alma, como si un fuego los hubiera reducido a la nada; y llegamos a ser puros, a tener conciencias límpidas y a ganar esa paz que sobrepasa toda comprensión. (Véase Fil. 4:7.) Viviendo las leyes de su Evangelio, logramos la prosperidad temporal, al igual que la salud física y la fortaleza mental. Hoy, contamos con las bendiciones del evangelio. Mas HOY, no es mas que un grano de arena, perdido en el Sahara de la eternidad. Pero también tenemos esperanza en Cristo para la eternidad. de otro modo, como dijo Pablo, seriamos, '
"Pero quienes hayan creído en Cristo, quienes hayan abandonado las cosas del mundo, quienes hayan tomado al Espíritu Santo como guía y hayan estado dispuestos a ponerlo todo-todas sus posesiones-en el altar; quienes hayan guardado los mandamientos de Dios, irán al Reino Celestial, cuya gloria es comparable a la del sol." Mis queridos hermanos, nos reunimos aquí para servir al Señor, para ser purificados y edificados por su Espíritu, y renovar en nuestro corazón el verdadero espíritu de adoración. No nos hemos visto decepcionados. El Señor ha estado con nosotros por el poder de su Espíritu y ha sido una bendición haber estado aquí. Espero que a partir de hoy podamos continuar con una total creencia en las doctrinas que han sido predicadas, llevando con nosotros los consejos de las Autoridades Generales, guardando intacto el mismo Espíritu que nos ha elevado y edificado mientras hemos estado aquí. Concluyamos en un espíritu de testimonio y de gratitud profunda y sincera para con el Señor, a quien pertenecemos, quien nos ha dado todo lo que tenemos, y en cuya obra nos encontramos comprometidos. Nuestro amado hermano Pablo, después de proclamar ''que Cristo murió por nuestros pecados . . ., que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras", entonces dijo: ''Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los mas dignos de conmiseración de todos los hombres." (I Cor. 15:3-4, 19.) Después enseñó y testificó que al igual que Cristo resucitó, así también todos los hombres se levantaran de la muerte; entonces cada uno será juzgado de acuerdo con sus obras y recibirá su recompensa en las mansiones que han sido preparadas. En ese estado resucitado, dijo Pablo, ''hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales, pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales'' (I Cor. 15:40). Este sistema de religión por medio de la revelación, que hemos recibido también por ese
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL los mas dignos de conmiseración de todos los hombres''. ¡Cuán grande seria nuestro pesar-y en forma justificada-si no hubiera resurrección! ¡Cuán miserables seriamos si no tuviéramos la esperanza de una vida posterior! Si nuestras esperanzas de salvación y recompensa eterna desaparecieran, en verdad llegaríamos a ser mas miserables aun que quienes nunca tuvieron esa esperanza en el corazón. "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho." (I Cor. 15:20.) Los efectos de su resurrección tendrán poder sobre todos los hombres, ''porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cor. 15:22). "Y así como hemos traído la imagen de lo terrenal, traeremos también la imagen de lo celestial.'' (I Cor. 15:49.) Se han tomado medidas para que cuando ''esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que esta escrita: Sorbida es la muerte en victoria'' (I Cor. 15:54). Entonces todos los hombres se presentaran ante el tribunal del gran Jehová, para ser juzgados de acuerdo con sus hechos en la carne. Quienes hayan vivido de acuerdo con el mundo, habrán de ir a un reino telestial, cuya gloria es comparable a la de las estrellas. Quienes hayan sido decentes y justos, y hayan vivido una vida de buena reputación, heredaran un reino terrestre, cuya gloria es semejante a la de la luna. Pero quienes hayan creído en Cristo, quienes hayan abandonado las cosas del mundo, quienes hayan tomado al Espíritu Santo como su guía y hayan estado dispuestos a ponerlo todo-todas sus posesiones-en el altar; quienes hayan guardado los mandamientos de Dios, irán al Reino Celestial, cuya gloria es comparable a la del sol. "¿Dónde esta, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?, pregunta Pablo (I Cor. 15:55). En el sepulcro no existe la victoria porque la muerte fue reemplazada por la vida; la inmortalidad es un regalo para la humanidad, logrado mediante el rescate expiatorio pagado por el Hijo de Dios. Pero Pablo dice: ''...el aguijón de la muerte es el pecado'' (I Cor. 15:56), significando que si los hombres mueren en el pecado, tendrán que sufrir las
penas presentas y ganar una gloria inferior como futura herencia. " Mas gracias sean dadas a Dios ", continua el antiguo apóstol, "que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo". ( I Cor. 15:57.) Si somos fieles, no sólo habremos de levantarnos para la inmortalidad, sino también para la vida eterna. La inmortalidad es vivir por siempre en un reino preasignado; la vida eterna, en cambio, es lograr la exaltación en el cielo mas alto, y vivir allí en la unidad familiar. Pablo continúa exhortando a los Santos: "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano. Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos.'' (I Cor. 15:58; 16:13.) Tenemos una esperanza eterna en Cristo. Sabemos que se nos ha concedido esta vida a fin de prepararnos para la eternidad, ''y la misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá, pero la acompañará una gloria eterna que ahora no conocemos'' (D. y C. 130:2). Creemos, es nuestro testimonio, y proclamamos al mundo que ''no se dará otro nombre, ni otra senda ni medio, por el cual los hijos de los hombres puedan alcanzar la salvación, sino en y por medio del nombre de Cristo, el Señor Omnipotente". Sabemos, es nuestro testimonio y también proclamamos al mundo, que para ser sabio, el hombre debe creer "que la salvación. fue, y es, y ha de venir en y por la sangre expiatoria de Cristo, el Señor Omnipotente'' (Mosíah 3:17-18). Al igual que Nefi, ''trabajamos diligentemente para escribir, a fin de persuadir a nuestros hijos, así como a nuestros hermanos, a creer en Cristo y reconciliarse con Dios; pues sabemos que es por la gracia que nos salvamos, después de hacer todo lo que podemos. Mas hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos acerca de Cristo, profetizamos respecto de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a que fuente han de acudir para la remisión de sus pecados. " (2 Ne. 25: 23, 26.) También Nefi nos dice el curso que deben seguir las personas, a fin de obtener la esperanza eterna.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL El les dijo: Y vosotros, ¿quien decís que soy
''...os digo que la verdadera senda es creer en Cristo y no negarlo; y Cristo es el Santo de Israel; por tanto, debéis inclinaros ante El y adorarlo con todo vuestro poder, entendimiento y fuerza, y con toda vuestra alma; y si hacéis esto, de ninguna manera seréis desechados." (2 Ne. 25:29.) Con Pablo nos gloriamos en las siguientes palabras, expresadas por nuestro amado Señor: ''...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. El es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en El fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de El y para El. Y El es antes de todas las cosas, y todas las cosas en El subsisten; y El es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia, El que es el principio, el Primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en el habitase toda plenitud. " (Col. 1: 14-19.) Y nuevamente con Pablo decimos: "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre. para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho mas ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. . .'' (Fil. 2:9-12.) Revivamos juntos ahora, este hermoso testimonio de Pedro: ''Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
yo? Respondiendo Simon Pedro, dijo: Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo revelo carne ni sangre, sino mi Padre que esta en los cielos. Y yo también te digo, que tu eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella." (Mat. 16:13-18.) A los testimonios de estos poderosos hombres de Dios de la antigüedad-nuestros hermanos en el ministerio del mismo Maestro-quiero agregar el mío. Se que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente, y que fue crucificado por los pecados del mundo. El es mi amigo, mi Salvador, mi Señor y mi Dios. Con todo mi corazón ruego para que los santos puedan guardar sus mandamientos, que tengan su Espíritu, y que así puedan ganar su eterna herencia con El, en celestial gloria. Amados hermanos y hermanas, al acercarnos al final de estos dos gloriosos días en que hemos estado juntos, mi corazón os recibe con amor, regocijo y gratitud. Dondequiera que voy, encuentro una gran efusión de amor y bondad hacia mi persona, y por esto estoy humildemente agradecido, pues es mana para mi alma; vuestras oraciones y amor me mantienen; el Señor oye vuestras oraciones y me bendice. al igual que a las demás Autoridades, con salud y fortaleza, y El nos dirige en los asuntos de Su reino, aquí sobre la tierra. Todos le estamos sumamente agradecidos por estas bendiciones. A mi vez, os extiendo mi amor y profundo agradecimiento. Al regresar a vuestros barrios, estacas y misiones, al igual que a vuestros hogares en todas partes del mundo, ruego que el Padre Celestial os bendiga, a vosotros y a vuestras familias. Que los mensajes y el espíritu de esta conferencia sean una poderosa influencia y encuentren campo fértil en todo lo que hagáis en el futuro; en vuestro hogar, en el trabajo, en las reuniones y en todos los asuntos de vuestra vida cotidiana. Seamos ahora mejores Santos de los Ultimos Días de lo que jamas fuimos antes. Ruego que el Señor os bendiga, y como Su siervo, yo os bendigo ahora y me despido de vosotros, en el nombre de Jesucristo Amén.
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LOS FRUTOS DE NUESTRAS LABORES Presidente Spencer W. Kimball forma total, creo que ha llegado el momento apropiado para hablar acerca de los frutos de nuestras labores de bienestar. Quisiera sugerir que por ''frutos de nuestras labores de bienestar" se entiendan tres niveles separados, aunque relacionados entre sí. El primero es el individuo; el segundo es la familia y el tercero es la Iglesia en su totalidad. Los frutos experimentados por el individuo incluyen la dignidad, el autorrespeto, el fortalecimiento del testimonio, la generosidad, y un aumento evidente de la espiritualidad personal. Explicando el potencial del Plan de Bienestar, el expresidente J. Rueben Clark dijo lo siguiente, durante una reunión especial de presidentes de estaca que tuvo lugar en el Tabernáculo, el 2 de octubre de 1936: "Por lo tanto, podemos ver que desde el principio el objetivo real de largo alcance del Plan de Bienestar es el desarrollo del carácter de los miembros de la Iglesia, tanto de los dadores como de los que reciben, mediante el cual se pueda rescatar lo mejor de la persona humana, provocando el florecimiento y la fructificación de las riquezas latentes del espíritu, que después de todo se trata de la misión, el propósito y la razón de la existencia de esta Iglesia.'' El primer fruto de los Servicios de Bienestar, se logra en la vida de cada persona; solamente cuando lo logramos individualmente, podemos hacer que su influencia tenga efecto en las unidades familiares y en la totalidad de la Iglesia. Del mismo modo en que el testimonio individual de cada persona sirve de estímulo y agrega fortaleza a la Iglesia, sucede con la labor individual de cada miembro, la que comprende el poder de la unificación de los Servicios de Bienestar. Os podréis preguntar "¿Cómo puedo asegurar estas bendiciones y que semillas debo sembrar para poder cosechar sus frutos?'' Creo que las mismas se encuentran en la diaria aplicación personal de los seis principios fundamentales de los Servicios de Bienestar: amor, servicio, trabajo, autosuficiencia, consagración y mayordomía. La totalidad de la estructura de la actividad de bienestar, que en realidad comprende todo el programa de la
" . . .por frutos de nuestras labores de bienestar se entienden tres niveles separados, aunque relacionados entre sí. El primero es el individuo; el segundo es la familia y el tercero es la Iglesia en su totalidad." Mis queridos hermanos y hermanas, os doy la bienvenida en esta época de cosecha con la gran esperanza de que hayamos seguido el consejo del Señor de poner nuestra casa en orden con respecto a los Servicios de Bienestar. Al decir casa, me refiero tanto a los hogares individuales como a los barrios, ramas, estacas y misiones sobre las que presidimos. Nos preocupa en algo el hecho de que tal vez no estemos cumpliendo completamente con nuestras responsabilidades y obligaciones relacionadas con lo que el Señor nos ha instruido y advertido. Sólo podemos poner en orden nuestras casas mediante una planificada aplicación, constante y precisa, de los principios y programas básicos de Bienestar. Los Servicios de Bienestar constituyen el programa total con que el Señor nos ha provisto; esto incluye una preparación personal y familiar prudente, la ejecución de la orientación familiar, la producción y distribución de artículos de primera necesidad para los pobres, la rehabilitación de miembros con necesidades especiales o imposibilitados, la provisión de trabajo para los desocupados, la restauración de las almas emocionalmente perturbadas a una total actividad en la Iglesia y en la sociedad. La consagración de toda nuestra vida para el desarrollo del reino de Dios sobre la tierra. Hemos estado tratando de poner en orden nuestra casa de los Servicios de Bienestar durante 42 años. Mucho es lo que hemos progresado, pero mucho es también lo que nos queda por hacer. Hay zonas de la Iglesia donde las estacas y barrios están comenzando a llevar a cabo el programa de bienestar en sus regiones; a ellos les decimos: Haced las cosas en orden y el Señor os hará prosperar. En otras partes de la Iglesia, los Servicios de Bienestar se encuentran en pleno florecimiento. Pero sea que en vuestra estaca os encontréis comenzando con el programa, o que ya lo hayáis puesto en acción en
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Iglesia, provee amplias oportunidades para la aplicación de estos principios. Hemos dicho que los Servicios de Bienestar son en realidad, el Evangelio en acción. Esto implica que al cosechar los frutos de bienestar no lo hacemos solo mediante el conocimiento de estos seis principios y de toda la doctrina del Evangelio relacionada con ellos, sino mediante la acción, el trabajo y la practica de lo que nos ha sido enseñado. Sin embargo, a menudo hay personas que tratan de cosechar los frutos sin haber plantado. Plantamos en fe, y pronto vemos el milagro de la germinación; pero el hombre a menudo ha entendido mal y ha invertido el proceso natural; muchos preferirían tener la cosecha antes de plantar. Creo que en la parábola de la viña, que se encuentra en el quinto capitulo del libro de Jacob, en el Libro de Mormón, encontramos una gran lección al respecto. Después de trabajar mucho y por mucho tiempo para hacer producir ' mucho fruto'' de sus olivos, con poco resultado, el señor de las viñas se encuentra desalentado y pregunta: "¿Pero que más pude yo haber hecho por mi viña? ¿Acaso ha dejado mi mano de nutrirla? No, sino que la he nutrido y cavado; la he podado y abonado, he extendido la mano casi todo el día, y el fin se acerca. Y me duele tener que cortar todos los arboles de mi viña, para echarlos en el fuego y quemarlos. ¿Quién habrá corrompido mi viña? Y acaeció que el siervo dijo a su amo: ¿No será quizás la altura de la viña? ¿No habrán sobrepujado sus ramas a las raíces que son buenas? Y a causa de haber dominado las ramas a sus raíces, he aquí que aquellas crecieron mas aprisa que la fuerza de las raíces, tomando fuerza de sí mismas. He aquí, digo: ¿No será esta la causa de la corrupción de los árboles de la viña?'' (Jacob: 5:4748; cursiva agregada.) Tenemos la impresión de que hay muchos que entre nosotros tienen el mismo problema; desean tener abundantes cosechas, tanto espirituales como temporales, sin esperar que las raíces de lo que habrá de producir la cosecha, arraiguen de tal forma que puedan dar fruto. En verdad, hay muy pocos que están dispuestos a pagar el precio correspondiente, el precio en disciplina y en trabajo arduo, para cultivar adecuadamente las raíces. Tal cultivo debe comenzar durante nuestra juventud. Poco podía yo imaginarme, cuando era muchacho, que los deberes diarios de cuidar el huerto, alimentar el ganado, acarrear agua, cortar leña, arreglar las cercas y de todas las labores correspondientes a la granja
pequeña, era una parte importante del desarrollo de las raíces, un proceso que tiene que tener lugar con bastante anticipación al desarrollo de las ramas. Estoy profundamente agradecido porque mis padres comprendían la relación existente entre las raíces y las ramas. Todos debemos cultivar fuertes y profundas raíces para que podamos así asegurarnos los deseados frutos de nuestras labores de bienestar. Muchos son los frutos del trabajo de bienestar que pueden ser cosechados a nivel familiar. Los mismos incluyen la paz, el amor, la armonía, la solidaridad y la felicidad. Una buena familia de Santos de los Ultimos Días, constituye un refugio contra los embates y las luchas de la vida. Ciertos hombres inspirados enseñaron desde hace mucho tiempo que el hogar es la cuna de la civilización y el fundamento de la sociedad. Pero mediante sus profetas, el Señor nos enseña mucho mas que esto, ya que reconocemos que las familias exaltadas constituirán el divino orden patriarcal que formara el recurso o fuente de abastecimiento de reinos y gloria para los fieles en la eternidad. ¿Cuales son las semillas que se deben plantar en el hogar para que la familia logre estos frutos de paz, amor, armonía'? Desde el punto de vista de los Servicios de Bienestar, estos pueden resumirse en las normas de la preparación personal. Esas normas han sido distribuidas en toda la Iglesia, y tengo la firme esperanza de que todos las aprendan y las apliquen. Todos los días leo gran cantidad de cartas de los miembros de la Iglesia, que me escriben para pedirme consejo con respecto a una infinita cantidad de problemas personales; al considerar esos asuntos y enviar las cartas a los lideres locales, quienes pueden entender mejor los problemas, no puedo menos que pensar que la mayoría de nosotros tiene problemas personales y familiares; todos tenemos que enfrentarnos a desafíos, problemas muy dolorosos y experiencias, tanto de éxito como de fracaso; mediante estos es que nos desarrollamos, conseguimos fortaleza y la experiencia necesaria mientras nos encontramos en la vida mortal. Pero cuando dichos problemas toman proporciones senas, significa a veces que no hemos sido totalmente obedientes, ni a los consejos del Señor mediante su Espíritu, ni a los de sus lideres sobre la tierra. Practiquemos todos los principios de la preparación personal y familiar en nuestra vida cotidiana. ''Mas si estáis preparados no temeréis.'' (D. y C. 38:30.)
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Cuando practicamos los preceptos, doctrinas y programas de los Servicios de Bienestar, los frutos de nuestra labor se ponen de manifiesto en el desarrollo de Sión. El Señor declaró: "Porque Sión tiene que aumentar en belleza y santidad, sus fronteras se han de extender; deben fortalecerse sus estacas; de cierto os digo, Sión ha de levantarse y ponerse sus bellas ropas.'' (D. y C. 82:15. cursiva agregada.) Sión esta formada de los puros de corazón, aquellos que sean santificados y cuyas vestimentas hayan sido purificadas en la sangre del Cordero (Alma 13:1 1). Estos son quienes utilizan la caridad como u n manto que los cubre, y sirven al prójimo con total pureza de corazón. Nos encontramos desarrollando la fortaleza de Sión en todo el mundo. Por lo tanto, aconsejamos a nuestra gente que permanezca en sus tierras nativas y traten de congregar a los electos de Dios para que todos puedan aprender acerca de los caminos del Señor. Los templos del Señor son edificados de modo que los santos sean bendecidos donde quiera que vivan en todo el mundo. El Señor reveló su nuevo y sempiterno convenio a fin de preparar a un pueblo para recibirle en su segunda venida. Los Servicios de Bienestar se encuentran entre los principios y doctrinas sumamente importantes que se requieren de nosotros para edificar a Sión. Porque debemos 'estar unidos conforme a la unión que requiere la ley del reino celestial; y no se puede edificar a Sión sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial; de otra manera, no la puedo recibir'' (D. y C. 1()5:4-5). En la actualidad disponemos de la oportunidad y tenemos la responsabilidad de dar, nutrir, trabajar, a fin de llevar a cabo la obra de cosechar los frutos finales de los Servicios de Bienestar, tal como le fueron mostrados en una visión a Enoc y registrados en el Libro de Moisés: "Y enviaré justicia desde los cielos y haré brotar la verdad de la tierra para testificar de mi Unigénito; su resurrección de los muertos, sí y también la resurrección de todos los hombres; y haré que la justicia y la verdad anieguen la tierra como un diluvio, a fin de recoger a mis escogidos de las cuatro partes de la tierra a un lugar que yo he de preparar, una Ciudad Santa, para que mi pueblo ciña sus lomos y espere el tiempo de mi venida; porque allí estará mi tabernáculo, y se llamara Sión, una Nueva Jerusalén.'' (Moisés 7:62.)
Es mi ruego que podamos mantener nuestras casas en orden, tanto desde el punto de vista individual como colectivo, y que nos preparemos para recibir los frutos del Evangelio, aun la plenitud de gozo. Quisiera presentar ahora a la hermana Barbara Smith También me gustaría pedirle a la hermana Smith que comparta con nosotros los antecedentes correspondientes a una medida aprobada por la Primera Presidencia, relacionada con las reservas de trigo de la Iglesia. Hermana Barbara B. Smith En un día de otoño del año 1876, el presidente Brigham Young llamó a su oficina a una de mis predecesoras, la hermana Emmeline B. Wells, en aquel entonces editora adjunta de la revista ''El exponente femenino'', y le dijo que quería que las mujeres de Sión empezaran a guardar trigo para días de necesidad y deseaba que ella diera comienzo a esta misión. La hermana Wells dijo: ' 'Comenzamos ese mismo año y aunque se reían de nosotras . . . compramos el grano''. ''Hermanas, sed diligentes'', amonesto, y las mujeres respondieron en espíritu y en acción. Cuando no tenían dinero para comprar trigo, las mujeres fueron a los campos a sembrarlo; apartaron los huevos de mejor calidad, y los vendieron, o los trocaron a cambio de trigo; hicieron acolchados, alfombras de trapos, queso, v otras cosas que vendieron o cambiaron por trigo. Por medio de los registros de la Sociedad de Socorro podemos saber de sus persistentes esfuerzos. Un registro de una ciudad del sur de Utah dice: "Nuestro querido obispo nos ha hecho lugar en la oficina de diezmos y hemos embolsado trigo. También tenemos otra propiedad que vamos a vender para poder comprar grano cuando se presente la oportunidad". Y de un pueblo al norte de Lago Salado: ''Les enviamos un breve informe para comunicarles que hemos estado tratando de cumplir con el consejo de nuestro querido presidente Young en el almacenamiento de grano; tenemos guardadas 115 medidas de trigo, 13 de las cuales fueron recogidas por las señoritas de la Iglesia". El trigo almacenado por aquellas mujeres dedicadas se utilizó de maneras inesperadas:
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL En 1896, el trigo de la Sociedad de Socorro fue enviado para ayudar a la gente de Parowan, Utah y de otros distritos en donde había sequía. En 1906, cuando el terremoto y el fuego devastaron la ciudad de San Francisco, California, la Sociedad de Socorro envió un vagón de harina hecha de su trigo. En 1906 se envió otro vagón de harina a China, para aliviar la crisis de hambre que sufría ese país. En 1918, 200.000 medidas de trigo de la Sociedad de Socorro se vendieron al gobierno de los Estados Unidos, para hacer frente a la falta de alimento causada por la Primera Guerra Mundial. Durante muchos años, el interés dado por este trigo se usó para proveer cuidado maternal, bienestar para los niños y salud general para los miembros de la Iglesia. En 1940, la Sociedad de Socorro volvió a comprar trigo y lo almacenó en los depósitos de granos de la Manzana del Plan de Bienestar. Durante mas de cien años nuestro proyecto ha sido considerado ''una responsabilidad sagrada''. Por la inversión sabia, el valor de este programa ha crecido hasta que hoy tenemos una buena cantidad de trigo y de fondos provenientes del mismo. En una de las primeras publicaciones de la Sociedad de Socorro, una hermana expresó sus sentimientos acerca de las mujeres que estaban almacenando grano: ''Si alguien tiene dudas . . . que contemple los millares de niños que hay en el país y recuerde que las mujeres que ahora han sido llamadas a conservar el grano, son sus madres. No quiero ni pensar en verlos pidiendo alimentos y no tener nada para darles . . .'' Las mujeres sabemos que, aunque damos alimento a los niños en su infancia y niñez, una parte de nuestro desafío como madres es ayudarles a madurar y a asumir su papel en el gran plan de vida y salvación. En el pasado, las mujeres de la Sociedad de Socorro han iniciado y fomentado numerosos programas para hacer frente a las necesidades, incluyendo programas de educación y preparación profesional, hospitales, y cuidado maternal, adopción y otros servicios sociales y programas de bienestar. Cuando estos proyectos maduraron, la Sociedad de Socorro tuvo la gran satisfacción de verlos integrados en la gran esfera que la Iglesia tiene bajo su mayordomía.
La Presidencia General de la Sociedad de Socorro ha considerado devotamente su mayordomía con respecto al programa de almacenamiento del trigo, y ha decidido que ya ha cumplido con esta responsabilidad. Es hora de incluir este programa de la Sociedad de Socorro en el programa mundial de almacenamiento de grano de la Iglesia. Quisiéramos proponer que las 266.29 medidas de trigo de la Sociedad de Socorro formen parte del plan de almacenamiento de grano de los Servicios de Bienestar, para el beneficio de todos los miembros de la Iglesia y que los fondos provenientes del trigo sean usados exclusivamente para la compra de grano. La Mesa General apoya unánimemente esta proposición. También hemos escrito a las estacas y misiones que tienen certificados de reserva de trigo y hemos recibido su apoyo unánime. Con su permiso presidente Kimball, quisiera pedir a las hermanas presentes en esta reunión que apoyen esta proposición de incluir el trigo de la Sociedad de Socorro en el programa mundial de almacenamiento de la Iglesia. Con gran satisfacción por los logros del pasado y con mucho amor, nosotras, las mujeres de Sión, ponemos nuestro trigo y las ganancias del mismo a su disposición, presidente Kimball, para que por medio del Comité General de Bienestar de la Iglesia, se almacene bajo su administración. Rogamos para que el trigo de la Sociedad de Socorro se considere siempre una ''responsabilidad sagrada'', y que bendiga la vida de todos los que lo reciban. En el nombre de Jesucristo. Amén. Presidente Kimball Hermana Smith, en nombre de las Autoridades Generales de la Iglesia y de la Iglesia en general, aceptamos este gran regalo que usted nos ha brindado, con gratitud y aprecio por su profundo significado. Somos conscientes del gran sacrificio y diligencia de las hermanas de la Sociedad de Socorro, quienes por mas de un siglo han ejercido una fiel mayordomía sobre este trigo. Confiamos en que el Departamento de los Servicios de Bienestar, bajo la dirección del Comité de los Servicios Generales de Bienestar compuesto por la Primera Presidencia, el Consejo de los Doce, el Obispado Presidente y la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, continúe administrando las reservas de trigo de la misma forma impecable en que lo ha hecho la Sociedad de Socorro en el pasado. Nos
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL aseguraremos de que el regalo de la Sociedad de Socorro sea utilizado tal como se desea, para los tiempos e necesidad, en los que pueda bendecir la vida de los miembros de la Iglesia, en cualquier lugar del mundo en que se encuentren. Estamos orgullosos de los logros de las mujeres en el pasado, así como en el presente. Ahora quisiéramos pediros, mis hermanas que continuéis en vuestra buena obra y continuéis apoyando los programas de la Iglesia, en especial los correspondientes a vuestra propia organización, la Sociedad de Socorro.
También os pedimos que apoyéis a las Autoridades Generales, del mismo modo que les pedimos a ellos que os apoyen a vosotras para que podáis así trabajar como socios y compañeros en la grandiosa tarea de llevar adelante la obra del Señor, al igual que para vuestra propia salvación. Que este regalo que hoy nos brinda la Sociedad de Socorro, sea un ejemplo del esfuerzo y la armonía cooperativos que pueden enriquecer nuestra vida tanto en la Iglesia como en el hogar. Que el Señor os bendiga en esta divinamente inspirada obra de los Servicios de Bienestar, ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
PRIVILEGIOS Y RESPONSABILIDADES DE LA MUJER DE LA IGLESIA Presidente Spencer W. Kimball Quisiera expresar mi agradecimiento hacia las hermanas de las presidencias generales de la Sociedad de Socorro, de las Mujeres Jóvenes y de la Primaria, quienes mucho hacen para servir a las hermanas de la Iglesia, junto con sus mesas directivas, y quienes han sido especialmente responsables por la realización de la reunión que esta noche llevamos a cabo. El maravilloso coro de jovencitas que hoy presenta la música, ha establecido un maravilloso tono espiritual para todas las hermanas que se han reunido para escuchar. Que el Señor los bendiga por su hermoso espíritu y música. Soy uno de los pocos hombres privilegiados de estar con vosotras en esta reunión tan especial, y quisiera dejaros un mensaje de paz, esperanza y amor; un mensaje de confianza, consejo, fe y aliento. Confío en que lo que tengo que deciros os sea de ayuda y beneficio. Quisiera comenzar repitiendo y poniendo especial énfasis sobre algunas verdades eternas. Mis queridas hermanas, decidid siempre obedecer los mandamientos de Dios. Tanto para los hombres como para las mujeres, los Jóvenes y los ancianos, este es el secreto de la felicidad tanto en esta vida como en la venidera. El guardar los mandamientos con verdadero deseo, autocontrol y disciplina personal, es lo que produce la verdadera libertad que
Mis queridas hermanas, mujeres de la Iglesia, tanto jóvenes como mayores, es un enorme privilegio el tener la oportunidad de hablaros en esta ocasión tan especial, dondequiera que os encontréis en diversas partes del mundo. Sólo desearía que pudiéramos congregar a todas las mujeres de la Iglesia en una sola y gran reunión; no obstante, estoy agradecido por el hecho de que el Señor nos ha bendecido con la tecnología necesaria para convertir a la reunión de esta noche en una asamblea prácticamente mundial. En cierto modo, mucho se asemeja a las reuniones que antiguamente se llevaban a cabo en este histórico Tabernáculo, donde todos podían sentarse juntos y así reunidos, escuchar la palabra de los profetas. Nunca me canso de expresar el aprecio por la forma en que los conocimientos técnicos nos ayudan a edificar el reino y servir a los santos. En muchas formas y a pesar de las complejidades, producto del crecimiento de la Iglesia, nos permite mantenemos en mucho mejor contacto que lo que las largas distancias y pobres comunicaciones permitieron a nuestros antepasados pioneros. Hasta donde llega nuestro conocimiento, esta constituye una reunión única en su tipo, tanto en la Iglesia como en el mundo. Si, es indudable que nuestros tiempos modernos nos presentan ventajas muy evidentes, por las que tenemos que estar gozosos.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL nos exalta y sostiene. Los mandamientos básicos son tan simples como verdaderos: los Diez Mandamientos tal como Moisés los recibiera del Señor; y la adición efectuada por el Salvador de amar al Señor con todo el corazón, la mente y la fuerza, y al prójimo como a nosotros mismos. Ofreced vuestras oraciones, tanto personales como familiares; guardad sagrado el día de reposo, tanto en pensamiento como en los hechos: vivid estrictamente la Palabra de Sabiduría; cumplid con todas vuestras responsabilidades familiares; mantened vuestra vida limpia y libre de todo pensamiento y acto impuro. Cultivad las amistades y llevad a cabo actividades que no constituyan una amenaza para vosotras ni degraden vuestras altas y justas normas. Estudiad las Escrituras; así podréis lograr fortaleza mediante la comprensión de los elementos eternos. Vosotras, mujeres jóvenes, necesitáis esta cercana relación con el intelecto y la voluntad de nuestro Padre Celestial. Quisiéramos que nuestras hermanas fueran eruditas en las Escrituras, al igual que lo deseamos para los hombres. Debéis conocer las verdades eternas de nuestro Padre Celestial para vuestro propio bienestar, y también para enseñar a vuestros hijos o a cualquier persona que entre en la esfera de vuestra influencia. Sed castas, y haced todo lo que se encuentre en vuestro poder para ayudar a otras hermanas a que también lo sean. Dedicaos de tal forma a empresas y pasatiempos edificantes y enriquecedores del espíritu y la mente, que no dejéis lugar para los pensamientos y los hechos negativos o malignos, que pudieran tratar de ocupar los vacíos de vuestra vida. Recordad siempre que el Señor ha santificado algunas cosas; cosas que no debemos olvidar, ni de las cuales debemos apartarnos. Se trata de principios divinos que os harán sumamente felices, si os adherís a ellos. Las palabras de todos los profetas inspirados os enseñaran que la violación de la ley de castidad es un pecado a la vista de nuestro Padre Celestial; llevar a cabo cualquier actividad sexual ilícita, tal como la fornicación y el adulterio, constituye una grave transgresión; del mismo modo, constituye una grave transgresión el participar en actividades de lesbianismo, o de cualquier naturaleza lujuriosa. Los impulsos sexuales que unen al hombre y a la mujer en el matrimonio y la procreación, son buenos y necesarios. Esos impulsos hacen posible
que los jóvenes dejen a los padres y se conviertan en uno. Pero en esto, mas que en casi cualquier otro aspecto, debemos ejercer el autocontrol. A estos impulsos, que constituyen la fuente de la vida humana, se les debe permitir la expresión sólo dentro de la santidad del matrimonio. Entre las selecciones mas importantes de vuestra vida, se debe encontrar el matrimonio en el templo. Un matrimonio honorable, feliz y de éxito, es indudablemente la meta de toda persona. Cualquier joven que evite sus serias implicaciones, ya sea por su propia voluntad o por negligencia, se encontrara frustrando sus propias posibilidades en el programa eterno. El matrimonio es tal vez la mas vital de todas las decisiones, y sus efectos son los de mayor alcance, ya que esta en intima relación no sólo con la felicidad inmediata, sino también con el gozo eterno. Al seleccionar al compañero para esta vida y para la eternidad, es indudable que se puede efectuar la planificación y meditación mas cuidadosa acompañada por oración y ayuno, para asegurarse de que, de todas las decisiones que se llevan a cabo, esta sea la mas acertada. En un verdadero matrimonio tiene que existir unidad mental, del mismo modo que sentimental. Las emociones no deben por si solas determinar Las decisiones, sino que debe ser la mente unida con el corazón y fortificados por el ayuno y la oración y una profunda meditación, lo que brinde la máxima oportunidad de la felicidad conyugal. Algunos jóvenes piensan que la felicidad se encuentra en una vida fácil, de hechizo, de lujo donde encuentren emociones constantes; no obstante, el verdadero matrimonio se basa en una felicidad que es mucho mas que eso, en la felicidad que proviene de la generosidad, del servicio, del sacrificio y de lo que se cosecha por el espíritu de compañerismo y devoción. Vosotras, jovencitas, podéis estableceros metas que os motiven a lograr el desarrollo; esforzaos siempre por alcanzarlas. Tratad de lograr el conocimiento y la sabiduría mediante la humilde oración. Os encontráis en la época de la vida en que podéis estudiar y prepararos. Aprended todo lo que podáis puesto que vuestro desarrollo será producto de las elevadas metas que os impongáis. Las Autoridades Generales de la Iglesia son perfectamente conscientes del hecho de que muchas de nuestras hermanas son viudas, otras divorciadas; y otras, no han tenido el privilegio del matrimonio en
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL el templo. Quisiéramos que todas estas hermanas comprendieran que cuando hablamos de vida familiar, no lo hacemos para que ellas se sientan tristes ni despreciadas. Los lideres de la Iglesia han dicho a menudo y en forma perfectamente clara, que entre las mujeres que se encuentran en dichas circunstancias, se incluyen algunos de los espíritus mas nobles con que cuenta nuestro Padre Celestial. Quienes hagan el esfuerzo máximo con lo que la vida les ofrezca o brinde, serán recompensadas por todo lo que hayan hecho en el servicio de nuestro Padre Celestial y de su prójimo. Aquellas de vosotras que en la actualidad no vi van la experiencia del papel tradicional de la mujer, no por elección propia, sino por motivos que se encuentren mas allá de su control, pueden, no obstante, hacer mucho para ayudar a los demás. Vuestros talentos y vuestro tiempo, no deben ser desperdiciados, simplemente porque las formas predilectas de compartir y de dar, no se encuentren disponibles en este momento para vosotras. El Señor es también consciente de que, debido a circunstancias que se encuentran mas allá del control o poder humanos, algunas madres se ven forzadas a tener una responsabilidad mas: de ganar el sustento de la casa. Estas mujeres tienen las bendiciones de Dios, ya que El conoce su angustia y la lucha a la que se ven sometidas. La Iglesia siempre mantendrá en alto el estandarte de la vida familiar feliz, ya que no podemos reconocer ningún otro camino. La vida familiar es la mejor forma de lograr la felicidad en este mundo, y mediante la misma, el Señor nos permite visualizar lo que nos espera en la vida venidera. Queridas hermanas, no nos queda otro camino que el de continuar consagrándonos a la idea de la familia Santo de los Ultimos Días. El hecho de que haya en este momento quienes no tengan el privilegio de vivir dentro de dicho tipo de familia, no constituye razón suficiente para que detengamos su promulgación. Discutimos con criterio la vida familiar sin embargo, comprendemos que hay muchas hermanas que en la actualidad no cuentan con el privilegio de pertenecer o de contribuir activamente a tal tipo de familia. Pero, no podemos apartamos de esa norma, porque muchas son las cosas que de ella dependen. Las jovencitas deben hacer planes y prepararse para el matrimonio, al igual que para traer hijos al mundo y criarlos; ese es vuestro derecho divino y el
camino hacia la mas grande y suprema felicidad. También debéis hacer selecciones con miras a una vida futura productiva y a la buena organización de vuestro tiempo, cuando los hijos hayan crecido y se hayan ido del hogar para enfrentar la vida por si mismos. Debéis prepararos para un futuro en el cual podáis estar dispuestas a bendecir la vida de todas las personas con quienes os relacionéis. Debéis llegar a conocer la verdad de todas estas cosas; debéis prepararos para ayudar a edificar y a desarrollar el reino de Dios. Podréis contestar que el encontrar un esposo no se encuentra al alcance ni esta en el poder de una jovencita; el hombre es quien tiene esa responsabilidad. Aun cuando hasta cierto punto eso es verdad, recordad que lo que el Señor espera de cada una de sus hijas, es que busque las oportunidades de llevar a cabo las elecciones que le ayuden a ser digna de vivir nuevamente con El Entonces, estará preparada para el casamiento. Aquí se encuentra involucrado un gran principio. Al igual que sucede con aquellos que no tienen la oportunidad de oír el mensaje del evangelio en esta vida, pero que lo habrían aceptado si lo hubieran recibido, y que recibirán la plenitud de las bendiciones del evangelio en la próxima vida, también las mujeres de la Iglesia que en esta vida no disfruten de los privilegios y las bendiciones del matrimonio en el templo, siempre que no sea por su propia culpa, y que hubieran respondido positivamente si hubieran tenido la oportunidad de casarse de esa forma, recibirán todas las bendiciones pertinentes en el mundo venidero. Deseamos que todas vosotras, hermanas, sepáis cuanto os amamos y apreciamos. Os respetamos por vuestro valiente y devoto servicio, y muchas son las oportunidades que tenemos de observar vuestra dedicación a la obra. Cuando pienso en las mujeres de la Iglesia, también pienso en mi propia y amada Camila, y en cuan grandemente bendecida ha sido nuestra familia como consecuencia de sus talentos y su habilidad directiva ¿Qué le hace a ella -al igual que a millones de vosotras similares a ella-una persona tan digna de confianza? Pienso que aquí existen algunas realidades que debemos observar. Es indudable que las mujeres mormonas son básicamente fuertes, independientes y fieles. Ellas han decidido vivir de acuerdo con un credo y una forma de vida que pueden ser extremadamente exigentes. Desde los primeros tiempos de la Iglesia,
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL la actividad en la misma ha significado fe, firmeza, negación de si mismo, generosidad y buen servicio. Todos los programas de la Iglesia están diseñados para ayudarnos, tanto al hombre como a la mujer, a que lleguemos a ser mejores Santos de los Últimos Días. Todos estos programas están diseñados para acercarnos mas a nuestro Padre Celestial y para que podamos vivir de una forma que se acerque mas al ejemplo de Su perfecto Hijo, Jesucristo. Las maravillosas mujeres del reino, a menudo han sido desarraigadas junto con sus esposos y familias y llevadas de un lado a otro y aun así, jamas temieron que Dios las olvidara, porque ellas siempre han adorado a ese Dios que gobierna las galaxias, pero que, en medio de tal vastedad continua amando a cada uno de Sus hijos en forma perfecta, individual y constante. Cada una de vosotras debería estar agradecida de ser mujer. La autocompasión es siempre un espectáculo triste, y especialmente cuando no existe para ella ninguna justificación. El ser una mujer justa es algo glorioso a cualquier edad; el ser una mujer justa durante estas cruciales y finales etapas de la historia de la tierra, antes de la segunda venida del Salvador, es en verdad un llamamiento noble y especial. La fortaleza e influencia actual de una mujer justa, puede tener un valor muy superior al que tendría en tiempos mas pacíficos. Ella fue puesta aquí, para ayudar a enriquecer, proteger y salvaguardar el hogar, que es sin lugar a dudas, la institución básica y mas noble de la sociedad. Otras instituciones sociales pueden flaquear y hasta fracasar; pero la mujer justa puede ayudar a salvar el hogar, que puede llegar a ser el ultimo y único refugio que algunos mortales conozcan en medio de la tempestad y la contienda. Uno de los mensajes mas importantes que emerge de la historia de las grandes mujeres de todos los tiempos, es el que ellas se preocuparon mas por el futuro de su familia que por su propia comodidad. Esas excelentes mujeres han tenido una clara perspectiva de lo que es realmente importante en la vida. Al requerírseles sus servicios, ellas pusieron el hombro en el gigantesco esfuerzo de levantar una ciudad en medio de los pantanos, o hacer florecer el desierto como una rosa. La generosidad es la clave de la felicidad y la eficacia; es un don precioso y debe preservarse como una virtud que hace posible la presencia de muchas otras. Diversas son las cosas que existen en el mundo
y que estimulan nuestro egoísmo natural, y tanto los hombres como las mujeres de nuestra Iglesia deben permanecer totalmente alejados de las mismas. Nosotros nos hemos desarrollado y así llegado a ser un pueblo fuerte, porque nuestras madres y esposas han sabido ser totalmente generosas. Las cualidades ennoblecedoras deben ser preservadas, aun cuando mucha gente del mundo trate de persuadirnos de que las mismas no tienen importancia o que están pasadas de moda. Aun cuando las mujeres de la Iglesia se encuentran en una gran variedad de circunstancias, continúan teniendo mucho mas en común las unas con las otras que con otros grupos femeninos. Seamos siempre conscientes de aquellas doctrinas que predican la unidad, pero que en realidad terminan dividiéndonos. Tenemos esperanzas de que tanto las mujeres como los hombres de la Iglesia sean conscientes de las filosofías del mundo que tratan de tergiversar la sabiduría del Señor, cuando nos dijo que sólo podremos encontrarnos a nosotros mismos negándonos a nosotros mismos. Existe la necesidad constante de desarrollar y mantener la ternura en la vida. La vida mundana nos endurece. La ternura de nuestras mujeres se encuentra directamente relacionada con la personalidad y sensibilidad de nuestros hijos, y mucho es lo que hacen las mujeres de la Iglesia para enseñar a nuestros hijos y preparar las futuras generaciones del mundo. No nos llamemos a engaño: el hogar es la sementera de los santos. Tanto el pecado como el egoísmo destruyen la sensibilidad espiritual. Me emociona ver la forma en que nuestras hermanas llevan a cabo hechos de servicio cristiano, como resultado de su afiliación con la Sociedad de Socorro y las organizaciones auxiliares de la Iglesia. Espero que nuestras mujeres jóvenes establezcan en forma temprana en su vida, el habito del servicio cristiano. Cuando ayudamos a otras personas a resolver sus problemas, ese esfuerzo que llevamos a cabo redunda en nuestro propio beneficio para resolver los nuestros. Alentamos a las hermanas de la Iglesia, tanto a las jóvenes como a las mayores, a que realicen actos de servicio por sus amigos y vecinos. Cada principio del evangelio lleva en si mismo su propia evidencia de que es verdadero, por lo cual los actos de servicio no solamente ayudan a los beneficiarios de los mismos, sino que también magnifican y amplían el espíritu del dador.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Al leer el Sermón del Monte, comprobamos que el Salvador ensalzó, entre otras cosas, la mansedumbre, La misericordia, la pacificación, al igual que la capacidad para soportar las persecuciones y los malos entendimientos. La mujer demuestra una notable habilidad para amar, para soportar, junto con una extraordinaria comprensión hacia las dificultades ajenas, lo que la Lleva a brindar un servicio que es representativo de su desinteresada bondad. A menudo, también la caridad se personifica en la mujer. A medida que progresamos espiritualmente, aumenta nuestro sentido de la pertenencia, de la identidad y del valor propio. Debemos crear un clima en el cual podamos alentar a las hermanas de la Iglesia a disponer de un programa de participación personal. Debe ser un programa practico y realista, que sea determinado personalmente, y no que les sea impuesto. Aun así, debería ser el medio por el cual pueda obtener nuevos logros. Por supuesto, no pedimos nada espectacular, sino que las mujeres de la Iglesia puedan encontrar una verdadera realización personal mediante un sabio desarrollo personal, en los esfuerzos por llevar a cabo empresas dignas y justas. La habilidad o capacidad femenina de comunicarse debe preocuparnos tanto como su habilidad para coser y cocinar. Ninguna habilidad o atributo debe desarrollarse a expensas de otro; la simetría de nuestro desarrollo personal es extremadamente importante. Nos interesa tanto que la mujer desarrolle la sabiduría en la dirección y administración de su tiempo, como que practique una sabia mayordomía para administrar el almacenamiento familiar. Nos conta que las mujeres que sienten un profundo aprecio por el pasado, sentirán también una sincera preocupación acerca de la realización de un futuro justo. Deseamos que las mujeres desarrollen los refinamientos sociales, porque en estos existen dimensiones muy reales de la obediencia del segundo grande mandamiento de amar al prójimo como a si mismo. Sabemos que la mujer que mejore sus relaciones para con el Padre Celestial, también las mejorara para con su prójimo. Las mujeres que a través de las épocas han sido inspiradas por Dios, han tenido la habilidad de observar con reverente temor las obras de Dios en los cielos, sin menospreciar ni descuidar las habilidades prácticas necesarias, no solo para sobrevivir sobre este planeta, sino también para vivir
una vida plena. Existe una relación mas profunda de lo que muchos puedan comprender, entre el orden y el propósito del universo y el orden y la armonía que existen en una familia buena y feliz. Me siento profundamente agradecido por el refinamiento cultural que tiene lugar en los hogares de los miembros de la Iglesia, cuando las madres se valen de sus experiencias en la Iglesia como recurso pacificador para el hogar. Esto es especialmente verdadero si lo enfocamos desde el concepto del decimotercer Articulo de Fe, que dice: "Si hay algo virtuoso, bello, o de buena reputación o digno de alabanza, a esto aspiramos". El desarrollo de cualidades cristianas constituye una exhaustiva demanda; no es ni responsabilidad temporaria, ni de los fines de semana, ni es para aquellos que no estén dispuestos a sacrificarse una y otra vez. Cada una de vuestras hermanas tiene el derecho y la responsabilidad de dirigir su propia vida. Pero no os llaméis a engaño: también sois totalmente responsables por las decisiones que tomáis. Este es un principio eterno, y la ley de la cosecha siempre se pone en evidencia. A menudo hablamos del libre albedrío, y es indudable que ese libre albedrío es lo que os trajo aquí esta noche. El libre albedrío implica algo muy importante, que es la confianza. Confianza, desde todos los puntos de vista; puesto que del mismo modo que Dios nos ha confiado todo lo que El creó aquí sobre la tierra, también nosotros debemos creer y confiar en Su conocimiento y amarnos y confiarnos mutuamente. Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, y también lo son Sus propósitos. Esta escrito: "Yo, Dios, hice al hombre a mi propia imagen, a imagen de mi Unigénito lo crié; varón y hembra los crié." (Moisés 2:27.) En Génesis encontramos algo muy hermoso acerca de la Creación: " Y los bendijo Dios . . . Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que esta sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera." (Génesis 1:28-3 1.) Esto puede interpretarse como una sociedad: Dios y su Creación. El himno de la Primaria dice: "Soy un hijo de Dios''. Vosotras sois de noble origen, puesto que Dios es vuestro Padre y os ama. Tanto El cómo vuestra Madre Celestial os valoran mas allá de toda medida; ellos os han dado un cuerpo espiritual de inteligencia eterna, del mismo modo que vuestros padres terrenales os dieron el cuerpo mortal. Vosotras sois muy especiales; sois únicas en vuestro tipo, hechas de una inteligencia eterna que os da la total posibilidad de alcanzar la vida eterna. No debéis tener ninguna duda acerca de vuestro valor individual. La intención primordial del plan del evangelio es la de proveer a cada una de vosotras la oportunidad de alcanzar vuestros mas altos potenciales, los cuales significan el progreso eterno y la posibilidad de alcanzar la divinidad. Debéis comprender que en vosotras se encuentra el control intrínseco de vuestra vida, de lo que habréis de ser, y de lo que habréis de hacer. Recordad siempre que vuestras elecciones pueden controlar, hasta cierto punto, a otras vidas que habrán de ser parte integral de la vuestra. También debéis recordar que si alcanzáis el éxito, ciertamente el mismo no será por mera suerte. El éxito se logra mediante la fe, la oración, el trabajo y un constante y justo esfuerzo. Todo lo que se encuentra en la tierra y tiene vida depende de nuestro libre albedrío, o sea de lo que decidamos hacer con los dones que Dios nos ha dado. Esta reverencia que sentimos por el libre albedrío y por la vida, hace que nos preocupemos sumamente por las condiciones que existen en el mundo de hoy; un mundo lleno de maldad, de frustración y de inmundicia; también nos hace comprender que debemos resolvernos a permanecer firmes del lado de la justicia, o correremos el riesgo de no poder permanecer en absoluto. El Señor nunca nos prometió que habríamos de vernos libres de los problemas y los grandes desafíos de la vida. No obstante, lo que nos prometió fue que, mediante la fe, habríamos de tener la fortaleza necesaria para enfrentar cualquier situación que se nos presentara en la vida, por mas desagradable y problemática que fuera. El trabajo arduo en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días puede proveeros, bajo
cualquier circunstancia en que os encontréis, algún motivo de esperanzas, motivos para ser felices y, por cierto, para ser amadas. El hogar es el lugar donde debe encontrarse todo lo bueno, todo lo virtuoso y verdadero. Debe proveer el ambiente adecuado y constante para el desarrollo y el aprendizaje de todos los que allí viven. El hecho de que prevalezca o no tal ambiente depende exclusivamente de cada persona, ya que cada cual tiene sobre sus hombros la responsabilidad y el derecho de tomar las decisiones que considere justas en su vida. Satanás dirige sus mayores esfuerzos destructivos contra el hogar y la familia. El hiere la santidad moral del hogar. La "nueva moral", con que se ha dado en llamar a las nuevas libertades en las relaciones sexuales, constituye su arma principal, y procura la destrucción de la fidelidad de los cónyuges, en contraste con el gran mandamiento de Dios que dice: ''No cometerás adulterio" (Exodo 20 14) Es necesario que vosotras, amadas hermanas, comprendáis que no existe tal cosa como una "nueva moral". Que la posición de la Iglesia con respecto a la moral no constituye una prenda de ropa usada, desteñida, ni pasada de moda que se desecha fácilmente Cuando os enfrentéis a las decisiones de vuestra vida, comprended bien, mis queridas hermanas, que Dios es invariable e inmutable, y que sus convenios y doctrinas jamas serán susceptibles a ningún tipo de cambio. Aun cuando el sol pierda su potencia y se enfríe y las estrellas dejen de brillar, todavía la ley de castidad continuara siendo un principio fundamental de Dios en el mundo al igual que en su Iglesia. La Iglesia no mantiene ni apoya los valores anticuados porque sean anticuados, sino porque a través de los siglos, esos valores probaron ser correctos, y porque Dios nos los ha manifestado. La ley de castidad requiere una total abstinencia sexual antes del matrimonio, y una total fidelidad después del mismo. Esta ley es aplicable tanto al hombre como a la mujer, y constituye sin duda alguna la piedra fundamental de la confianza tan necesaria, en la que se basa la preciosa felicidad de la relación matrimonial y de solidaridad familiar. Satanás esta llevando a cabo también otro poderoso esfuerzo en su intento por destruir la felicidad y la santidad de la vida familiar ordenada por Dios: se trata del divorcio, con todas sus fuerzas destructoras en las que resaltan los dolores,
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL sufrimientos y angustias, al igual que muchos otros desastrosos resultados; a menudo hemos discutido la tristeza, las decepciones y el dolor que provoca el divorcio. No hay palabras que sean suficientes para destacar estos hechos. No importa lo que leáis u oigáis, no importa cuales sean las diferencias en las circunstancias que observéis en la vida de las mujeres que os rodean, es totalmente indispensable que vosotras, las mujeres miembros de la Iglesia, comprendáis que el Señor considera a la mujer y la maternidad como algo realmente sagrado y de grandioso valor; El les ha confiado a sus hijas la gran responsabilidad de traer hijos al mundo y de nutrirlos a lo largo de la vida. Esta es la obra grande e irreemplazable de la mujer. La vida no tendría continuidad si la mujer cesara de traer hijos al mundo. La vida mortal es un privilegio y un paso necesario en el progreso eterno. Nuestra primera madre, Eva, lo comprendió de esa forma y vosotras también debéis comprenderlo. Nunca fue fácil dar a luz y criar hijos, pero no son precisamente las cosas fáciles las que estimulan el crecimiento y el desarrollo. En la actualidad, estridentes y molestas voces gritan: "¡Menos hijos!", y ofrecen la píldora anticonceptiva, la operación esterilizante y aun el espantoso aborto, que han alcanzado cifras monstruosamente monumentales. Es terrible que haya madres que, sin causa alguna, le quitan la vida o son cómplices en quitarle la vida a su hijo por nacer. Mucho se ha dicho ya acerca de lo pesado y confinado del trabajo de la mujer en el hogar; pero mirado desde el punto de vista del evangelio, no es así En cada nueva vida se manifiesta un aspecto divino. La creación del medio ambiente adecuado en el que pueda crecer y desarrollarse cada niño, es un desafío y una Labor de proporciones magistrales. La sociedad que se establece entre el hombre y la mujer mediante el esfuerzo por edificar una familia, puede dar como resultado una relajación que permanezca por la eternidad. El matrimonio es una sociedad; cada miembro de esa sociedad recibe una función o trabajo especifico para hacer en la vida. El hecho de que haya mujeres y hombres que no le brinden atención o no respeten su trabajo y sus oportunidades, de ninguna forma cambia el programa establecido. Cuando decimos que el matrimonio es una sociedad, debemos volver a recalcar el concepto de que el matrimonio es una sociedad total. No
queremos que las mujeres de la Iglesia sean socias silenciosas o limitadas en su función eterna. Os rogamos, hermanas, que os deis el lugar que os corresponde contribuyendo en la sociedad del matrimonio en una forma total. Las madres desempeñan un papel sagrado; ellas son socias de Dios en su responsabilidad, del mismo modo que lo son con sus maridos. La primera obligación de la mujer se pone de manifiesto mediante la tarea de traer a esta vida los hijos espirituales del Señor; el segundo aspecto se manifiesta en criar a esos hijos de tal manera que sirvan al Señor y obedezcan Sus sabios mandamientos. ¿Podría acaso existir una misión mas sagrada que la de velar por el bienestar y el futuro de hijos honorables, bien nacidos y bien desarrollados? Reafirmamos la fuerte e inalterable posición de la Iglesia en contra de innovaciones, practicas inicuas o violaciones de leyes, que tengan como resultado una manifestación en la vida de los hijos. Os he hablado claramente esta noche acerca de estos asuntos, porque nos preocupan profundamente las tendencias actuales que producen serias consecuencias y os requieren la responsabilidad de tomar decisiones importantes como verdaderas hijas de Dios. Que jamás se diga que no habéis comprendido claramente. Os ruego que penséis sobre estas cosas, que oréis acerca de las mismas, del mismo modo que yo lo he hecho. Preparaos para vivir una vida tan plena como tengáis el privilegio de hacerlo. Agradecemos a las hermanas de la Iglesia, tanto a las jóvenes como a las mayores, por constituir tan grande baluarte de la Iglesia, tanto de palabra como de hecho. Os amamos y respetamos. Del mismo modo que Moroni le mencionó a José Smith la escritura del profeta Joel, también quisiera hacerlo yo esta noche: "Y después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizaran vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos sonaran sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramare mi espíritu en aquellos días." (Joel 2:2829.) Que el Señor os bendiga, tanto a vosotras como a vuestros seres amados, hoy y para siempre, lo ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
FORTALEZCAMOS NUESTROS HOGARES EN CONTRA DEL MAL Por el presidente Spencer W. Kimball la importancia de estar preparados es primordial para nosotros, y ese día puede llegar más rápidamente de lo que pensamos. El número de estacas, que son las unidades eclesiásticas, gobernadas localmente y compuesta cada una de ellas por varios barrios y ramas, aumenta cada año en aproximadamente cien estacas nuevas. Hace una semana creamos la estaca número mil de Sión, en Nauvoo, Illinois, lugar de gran significado histórico para la Iglesia. Con vosotros mis hermanos, me regocijo en las evidencias estadísticas del progreso y desarrollo que tienen lugar en Sión. Es en verdad un signo de progreso el agregar miles de personas a la congregación de miembros, que actualmente excede los cuatro millones. Nos complace edificar nuevos templos y lugares de adoración en tantos países, y agregar miles de estudiantes a nuestros crecientes programas de educación y capacitación, tanto para jóvenes como para adultos. También nos complacemos en el desarrollo de nuestro vasto programa de bienestar, con nuevos almacenes y proyectos de producción, para el cuidado y auxilio de los pobres. Desde los primeros días de la organización de la Iglesia, el Salvador nos encomendó el cuidar de los pobres que se encuentran entre nosotros, aun al grado de dirigir la forma en que dicha responsabilidad tiene que llevarse a cabo; éste es un programa que siempre ha destacado la independencia del individuo, ayudándolo a conseguir oportunidades de trabajo y guiando la rehabilitación de aquellos que necesitan ayuda. Cada uno de nuestros quórumes del sacerdocio ha aumentado regularmente la cantidad de sus miembros, de igual modo que nuestras organizaciones auxiliares, especialmente las que trabajan con los niños, los jóvenes y las mujeres de la Iglesia. En toda esta evidencia de progreso, existen motivos de regocijo; pero desafortunadamente no podemos proclamar que "todo está bien en Sión". Vemos que nosotros, los Santos de los Últimos Días, somos también vulnerables a las fuerzas destructoras del mal que nos rodea en un mundo pecaminoso. En la actualidad nos preocupan especialmente las
Mis queridos hermanos y hermanas, os doy la bienvenida esta mañana con cálidos sentimientos de amor y gratitud, al comenzar esta inspirada conferencia mundial de la Iglesia del Señor, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lleguen mis bendiciones y solemne saludo a los santos, y a nuestros innumerables amigos e investigadores de todo el mundo. También invito a los sinceros de corazón para que se unan a nosotros en la adoración de nuestro divino Señor y Salvador, Jesucristo. Desde la última vez que nos reunimos hace seis meses en la Conferencia General, aquí en la Manzana del Templo en Salt Lake City, hemos sido testigos de un gran desarrollo y expansión del reino del Señor. Hemos inaugurado un hermoso nuevo templo en América del Sur, en la ciudad de Sao Paulo, y rededicamos para la obra del Señor y sus eternas ordenanzas, un templo que tiene casi 100 años y que fue construido por los pioneros en la ciudad de Logan, Utah. Otros cinco templos se encuentran en varias etapas de construcción o en estudio, en cumplimiento de la predicción de los profetas de los últimos días, de que los sagrados templos llenarían éstas y otras tierras donde la obra del Señor se encuentre libremente establecida. Nuestras fuerzas misionales están en constante aumento, llegando ahora a aproximadamente veintiocho mil misioneros, que son principalmente los jóvenes de la Iglesia junto con un creciente número de parejas que dedican dos años de su vida a un significativo Y generoso esfuerzo voluntario, para llevar el mensaje del evangelio restaurado de Cristo a las naciones del mundo. Estas cifras son impresionantes, pero no debemos conformarnos con ellas. La necesidad de obreros del Señor en el mundo es cada vez mayor. Hemos establecido nuevas misiones que cubren gran parte del mundo, y ahora dirigimos con más diligencia nuestra atención al día en que podamos compartir el evangelio con los hijos de nuestro Padre que se encuentran detrás de las llamadas "cortinas de hierro y de bambú". Debemos prepararnos para cuando nos llegue esa oportunidad;
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL maldades que destrozan la fibra del hogar y la familia. A menudo hemos llamado la atención de nuestra gente, y volvemos a repetirlo, para que se preocupe por la apariencia externa de sus casas y edificios, sus graneros y cobertizos, sus lugares de negocios, a fin de que nuestras comunidades sean atractivas. Hemos pedido y lo pedimos nuevamente, que plantéis árboles, arbustos, huertos, y jardines que hermoseen vuestros hogares y os ayuden a proveemos de los artículos de primera necesidad. Vuestra reacción a estos llamados ha sido alentadora y hemos recibido muchas cartas en las que se nos expresa la cooperación que nos prestáis en estos asuntos. Nos os detengáis, continuad. Mas aún cuando os alentamos para continuar embelleciendo la apariencia externa de vuestra casa, ahora os imploramos prestar más atención a la parte interior de vuestro hogar. No me refiero solamente a la limpieza y atractivo del hogar y los muebles, por más importantes que estos elementos sean, sino especialmente a la limpieza y rectitud de los miembros de la familia y a la atmósfera general que allí prevalezca. La preocupación de la Iglesia por los niños, y la total dedicación que se les da de tiempo y recursos para mejorar sus condiciones va tradicionales. Constantemente buscamos medios de fortalecer a las familias y bendecir a los niños, y esa dedicación continuará y será reforzada este año al igual que en el futuro. La Iglesia acepta todas las ideas para lograr este beneficioso fin, por los medios adecuados. Sin embargo, nuevamente queremos dar énfasis al hecho de que la más grande bendición que podemos dar a nuestros niños, y a todos los niños del mundo, es la consecuencia del simple proceso de enseñarles, y capacitarlos en la vía del Señor. La vida familiar, la enseñanza adecuada en el hogar, la dirección y guía de los padres, son la panacea para las enfermedades del mundo y de sus niños; son la cura para las enfermedades espirituales y emocionales, así como el remedio para sus problemas. Los padres no deben encomendar la capacitación de sus hijos a ninguna otra persona. En la actualidad, parece que existiera una creciente tendencia a transmitir esta responsabilidad del hogar a las influencias externas, tales como la escuela, la iglesia, o lo que es peor aún, a gran cantidad de agencias e instituciones de cuidado
infantil. por más importantes que estas influencias externas puedan ser, jamás podrán reemplazar adecuadamente la influencia de la madre y del padre. La capacitación y vigilancia constantes, el compañerismo, el cuidado de nuestros niños, son necesarios para mantener intactos nuestros hogares, y para poder educar a nuestros hijos en la forma en que el Señor lo desea. En el libro de Doctrinas y Convenios se especifica claramente que los padres tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos. Todas las demás agencias e instituciones son secundarias. Si los padres no enseñan a sus hijos, sobre ellos recaerá la responsabilidad por lo que éstos sean o hagan. Necesitamos fortalecer continuamente nuestro hogar y nuestra familia y defenderlos contra los embates del mal, tales como el divorcio, la familia desintegrada, la brutalidad y los malos tratos, especialmente de esposas e hijos. Debemos defendernos constantemente contra la inmoralidad, la pornografía y el libertinaje sexual, que pueden destruir la pureza de los miembros de la familia, tanto de los jóvenes como de los adultos. Estos males son muy reales y se ciernen amenazantes sobre nosotros; sólo tenemos que leer los títulos de revistas y diarios para comprender perfectamente las destructivas influencias que nos rodean. Tal vez os parezca que soy un alarmista. Si así fuera, es simplemente porque estoy alarmado, y sumamente preocupado, al igual que lo están mis hermanos en la Primera Presidencia, el Consejo de los Doce Apóstoles, y las demás Autoridades Generales. Si pudiéramos sugerimos que al regresar al hogar cerrarais con llave las puertas de vuestra casa, y así dejarais afuera todas estas iniquidades, sería una solución realmente simple. Pero esas medidas de seguridad serían totalmente ineficaces contra los males a los que nos referimos, éstos llegan a nuestro hogar mediante las ondas del aire, por la radio y la televisión. Encontramos estas fuerzas malignas casi en cualquier lugar adonde vayamos, y estamos expuestos a ellas casi constantemente; penetran al hogar procedentes de la escuela, de los lugares de recreo, de los cines y teatros, de la oficina, de los mercados; son muy pocos los lugares que podemos frecuentar en nuestra vida cotidiana donde podamos escapar a esas influencias. ¿Qué debemos hacer entonces? Debemos permanecer constantemente alertas a la presencia de iniquidades en nuestro hogar, y, destruirlas como si
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL fueran alimañas trasmisores de enfermedades; debemos desecharlas de nuestra mente, librándonos de su mala influencia, y apagando las chispas maléficas antes de que se conviertan en destructivas llamas. ¿Cómo podemos hacerlo? Si hemos de escapar a los mortíferos embates del maligno, y si queremos mantener nuestros hogares y familias libres de las influencias destructivas que nos rodean y sólidamente fortificados en contra de ellas, debemos contar con la ayuda del fundador, y organizador, de este plan familiar: el Creador mismo. Existe sólo una vía segura de salvación, que es el evangelio del Señor Jesucristo, y debemos ser obedientes a sus profundas e inspiradas enseñanzas. Es indudable que debemos comprender que el precio que hemos e pagar para mantener el hogar libre de estas influencias malignas, es la obediencia a los mandamientos de Dios. El matrimonio honorable es una ordenanza de Dios. El decretó que la unidad básica de la sociedad se encontrará en el hogar y en la familia, y debemos advertir que la falsa sociedad actual se ha alejado del plan de Dios. El hecho de que este inspirado plan es del Señor, se pone de manifiesto en la escritura que dice: "Porque, he aquí, ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre." (Moisés 1:39.) Y en Hebreos leemos: "Honroso sea en todo el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios." (Heb. 13:4.) Así vemos que nuestro Señor, que es el mismo ayer, hoy y para siempre, ha reiterado a través de los siglos estos requisitos a los adultos que siguen Su plan ordenado y traen hijos al mundo. Las Escrituras recibidas en los primeros días de esta dispensación del evangelio, han sido siempre una institución básica, y continuarán siéndolo hasta el fin de los tiempos. El Señor ha dicho: "Y además, si hubiera en Sión, o en cualquiera de sus estacas organizadas padres que tuvieran hijos, y no les enseñen a comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espíritu Santo por la imposición de manos, cuanto estos tuvieren ocho años de edad, el pecado recaerá sobre las cabezas de los padres." (D. y C. 68:25.) Deseo recalcar esto: a los ocho años. No debemos esperar a que lleguen a la adolescencia, o a
que hayan crecido para enseñarles estas cosas. A los ocho años, o antes, los niños deben saber, todo lo referente al bautismo y a la confirmación. Este mandamiento habría de ser una ley para los habitantes de Sión, y no solamente una esperanza o una sugerencia. A medida que las estacas de Sión se multiplican entre los habitantes de la tierra, esta responsabilidad se hace cada vez más grande. El Señor continúa con su voz de consejo a los padres de Sión, diciéndoles: "Y también han de enseñar a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor." (D. y C. 68:28.) Debemos comprender que este mandamiento no incluye sólo la oración, sino toda la doctrina de la Iglesia y todos los aspectos de la vida. El mandamiento de enseñar a los hijos parece ser de igual poder que el de traerlos al mundo. "Multiplicaos y henchid la tierra y sojuzgadla", fue la directiva que se dio a Adán y Eva en el Jardín de Edén. El egoísmo es un elemento que mina, corrompe y destruye los matrimonios, al igual que la vida y todo lo que es bueno. Rehusar tener hijos cuando se tiene la capacidad de hacerlo, constituye un acto de extremo egoísmo por parte de un matrimonio. Destruir y abortar el feto, constituye un crimen prácticamente similar al asesinato, la única excepción son los casos de extrema necesidad, en los que se encuentre en peligro la vida de la madre. Como lo hemos manifestado en otras oportunidades, nuestro Padre Celestial ciertamente se encuentra perturbado por el éxito que tienen entre Sus hijos, los pecados insidiosos como el adulterio, la fornicación, la homosexualidad en ambos sexos, el aborto, el alcoholismo, la deshonestidad y el crimen en general, que amenazan con la destrucción total de la familia y el hogar. Quisiéramos decir a nuestros amados jóvenes algunas cosas más acerca de la responsabilidad del matrimonio. Cuando se efectúa la selección del compañero de su vida y llega el momento adecuado, los jóvenes deben casarse en el sagrado Templo del Señor, y establecer una familia; deben completar su educación académica y emplearse en ocupaciones remuneradoras y honorables; deben entregarse totalmente a su familia, el evangelio y a la Iglesia. Lo que digo acerca del matrimonio eterno no es sólo mi opinión, o la opinión de otros líderes de la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Iglesia. Es la palabra de Dios, que sobrepasa todas las opiniones posibles. Es evidente que en los ámbitos degenerados del mundo, existe una creciente tendencia en contra del matrimonio y una poderosa inclinación hacia el matrimonio sin hijos. Como consecuencia natural las parejas se preguntan: "¿Para qué vamos a casarnos?", y así entra en escena la revolución en contra del matrimonio; se presentan argumentos afirmando que los hijos son una carga, una atadura, una difícil responsabilidad. Muchos se autoconvencen de que saber vivir es estar libre de restricciones y responsabilidades; y desafortunadamente, esta maligna y destructiva idea se ha infiltrado entre los mismos miembros de la Iglesia. El matrimonio es una ordenanza de Dios, una condición necesaria y gozosa. Es el único estado aceptable entre hombre y mujer, y el hecho de que muchas parejas fracasen, no cambia la corrección y rectitud de esta ordenanza. Al entrar en el convenio del matrimonio eterno y tratar de fortalecer nuestra unidad familiar en contra de lo que puede destruir nuestra felicidad celestial, recordemos también que el Señor no nos abandonará en el cumplimiento de esta responsabilidad. El no nos ha prometido que nos veremos libres de adversidades y aflicciones. Pero, en cambio, nos ha dado el medio de comunicación conocido como la oración, mediante el cual podemos reconocer nuestras limitaciones y buscar Su ayuda y divina guía. He dicho anteriormente que quienes se esfuerzan por llegar a las profundidades de la vida, donde se puede oír en silencio la voz de Dios, cuentan con el poder estabilizador que les lleve serenamente a través de los huracanes de las dificultades. El presidente Harold B. Lee ha dicho lo siguiente: "Del mismo modo que un templo iluminado es más hermoso durante una gran tormenta o niebla, así sucede con el Evangelio de Jesucristo, que es más glorioso en tiempos de tormentas internas, dolores personales, y conflictos que atormentan al hombre." (Conference Report, abril de 1965, pág. 16.) En el mundo actual existe una gran necesidad de la oración, que puede mantenernos en contacto con Dios y mantener abiertos los canales de comunicación con El. Ninguno de nosotros debe estar tan ocupado que no tenga tiempo para la
meditación y la oración; ésta es el pasaporte que nos lleva a lograr poder espiritual. No creo que en ningún otro momento de la historia del mundo haya existido una mayor necesidad de comprender y aplicar a nuestra vida las puras y divinas enseñanzas del Maestro, al igual que ponerlas en práctica en nuestras relaciones con el prójimo. A todos los que se encuentren al alcance de mi voz quiero decir: "No le falléis al Señor". Debemos aceptar el hecho innegable de que lo que está a prueba no son los principios del evangelio, sino nosotros. Las enseñanzas de Jesús, tales como fueron reveladas mediante Sus profetas antiguos y modernos, son constantes e inalterables. La historia del hombre pone en evidencia el hecho de que esas enseñanzas son verdaderas. El desarrollo y la caída de las civilizaciones, de acuerdo con la rectitud o la iniquidad de sus pueblos, proclaman la necesidad de oír y obedecer los divinos mensajes del Salvador. Debemos prepararnos, tanto individual como colectivamente, para defender las verdades del evangelio en contra de un mundo sumido en el abismo y la incredulidad. Debemos oponernos a los seudointelectuales que consideran que tienen todas las respuestas, y debemos enfrentarnos poderosamente con aquellos, cuya sed por el poder y las riquezas mundanas destruyen sus conceptos del bien y del mal. Como miembros de la verdadera Iglesia de Cristo, debemos permanecer firmes en la actualidad y siempre, por los derechos humanos y la dignidad del hombre, que es estirpe literal de Dios en el espíritu. No podemos justificar el separar nuestras creencias religiosas de nuestra vida diaria. La rectitud debe prevalecer en nuestra vida, al igual que en nuestros hogares. Tenemos que desarrollar el amor por Cristo y brindarle nuestra total dedicación y servicio en el establecimiento de Su reino. Ser buenos cristianos significa que debemos ser buenos ciudadanos de nuestro país, dondequiera que vivamos; debemos ser respetuosos y honorables en todas nuestras relaciones con nuestros semejantes; debemos lograr una mayor capacidad para influenciar al mundo de manera tal, que vuelva a la rectitud y al amor puro de Dios. Que el Señor nos bendiga a todos en nuestro hogar, con nuestra familia, mientras nos esforzamos por acercarnos a El y guardar Sus mandamientos, lo ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
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ESFORCÉMONOS EN LA OBRA DEL SEÑOR Por el Presidente Spencer W. Kimball ella entre todas las naciones, primero a los gentiles y después a los judíos. "Los Setenta obrarán en el nombre del Señor bajo la dirección de los Doce, o el sumo consejo viajante, edificando la Iglesia y regulando todos sus asuntos en todas las naciones, primero entre los gentiles y después entre los judíos."(D. y C. 107:3334.) Vemos aquí que los Doce Apóstoles ofician en el nombre del Señor, bajo la dirección de la Primera Presidencia de la Iglesia, v que los Setenta actúan en su oficio bajo la dirección de los Doce. Se ha dispuesto también en esta revelación que haya Representantes Regionales y Otros oficiales que la obra del ministerio pueda necesitar: "Mientras que los otros oficiales de la Iglesia que no pertenecen a los Doce, ni a los Setenta, a pesar de que estén ocupando oficios tan altos y responsables en la Iglesia, no tienen la responsabilidad de viajar entre todas las naciones, sino que deben viajar conforme lo permitan sus circunstancias." (D. y C. 107:98.) A fin de que la administración eclesiástica en su Iglesia sea completa, el Señor ha indicado cómo "manejar... todas las cosas pertenecientes al obispado" (presidente), así como la manera según la cual se debe llevar a cabo la obra temporal del reino (D. y C. 82:12). Nuevamente cito de la sección 107, lo siguiente: ". ..el oficio del obispo consiste en administrar todas las cosas temporales. Sin embargo, se puede apartar a un sumo sacerdote, es decir, según el orden de Melquisedec, para administrar las cosas temporales, conociéndolas por el Espíritu de verdad. Y también para que... sea un juez en Israel, para gestionar los negocios de la Iglesia.." (D. y C. 107:68, 71-72.) En los últimos años hemos visto una aplicación más completa de estas instrucciones reveladas. Y actualmente tendríamos que comprender aún más claramente cómo debemos aplicarlas para edificar la Iglesia en todas las naciones. Los acontecimientos del mundo pueden hacer que esta forma de manejar los asuntos del
Mis amados hermanos, ¡cuánta dulzura me llena el alma en cada conferencia' -Cuán agradecido me siento de compartir con vosotros el espíritu de esta reunión! ... de sentir vuestro espíritu v fortaleza, de reconocer vuestro trabajo y vuestros logros. En la década de los setenta, hemos visto que se han dado grandes pasos en el crecimiento de la Iglesia. El Señor continúa bendiciendo su Iglesia, Y este crecimiento se acelerará en el futuro. Y, debido principalmente a este crecimiento, es que hemos expandido los consejos del Sacerdocio a los niveles de área y región, tal como lo han explicado los otros hermanos esta mañana. Por medio de la revelación, el Señor, ha hecho disposiciones en la estructura del Sacerdocio de la Iglesia, a fin de dejar lugar para los cambios y el crecimiento. Habéis sido bien instruidos, hasta tal punto que no es necesario que yo repase los detalles de este importante paso de avance. Sin embargo, me gustaría compartir con vosotros un incidente referido en la historia de la Iglesia, que tiene aplicación a los asuntos tratados hoy, el cual relata lo siguiente: "Esta tarde, los Doce se han reunido en un consejo, v han dedicado un tiempo a la confesión general... El momento de separarnos se aproxima; y sólo Dio,, sabe cuándo nos volveremos a ver. Por lo tanto, hemos sentido la necesidad de pedir a aquel a quien hemos reconocido como nuestro Profeta y Vidente, que se dirija a Dios en nuestro nombre, Y obtenga una revelación, si es posible, por la cual podamos guiarnos cuando estemos separados, en la que nuestro corazón pueda encontrar consuelo... una gran revelación que pueda henchir nuestros corazones, consolarnos en la adversidad, y hacer, brillar nuestra esperanza en medio de los poderes de las tinieblas." Véase History of the Church, vol. 2, pág. 209.) Accediendo a esta petición, el profeta José se dirigió al Señor y recibió lo que hoy tenemos como sección 107 de Doctrinas y Convenios, de la cual deseo citar: "Los Doce forman un Sumo Consejo Administrativo Viajante que oficiará en el nombre del Señor bajo la dirección de la Presidencia de la Iglesia, de acuerdo con las instituciones del cielo; y edificará la Iglesia, y arreglará todos los asuntos de
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL reino sea no sólo práctica, sino que se convierta en una necesidad en el futuro. Al funcionar el reino de este modo, estos maravillosos hombres del Consejo de los Doce podrán recorrer la Iglesia y poner las cosas en orden cuando sea necesario; y así quedan relevados de sus asignaciones para administrar los programas y departamentos, como antes lo hacían. El trabajo de administrar y dirigir nuestros diversos departamentos y programas es ahora responsabilidad de las Autoridades Generales del Primer Quórum de los Setenta, y ellos cuentan con la voluntad y el capacitado apoyo del Obispado Presidente, así como de nuestros departamentos temporales; todo esto para lograr el fin de que podamos avanzar en unidad y a un paso jamás conocido hasta ahora. Debéis entender, hermanos y hermanas, que el establecimiento de estos consejos del Sacerdocio de área y región, se hace principalmente con el propósito de facilitar el trabajo de la Iglesia en las estacas y los barrios, y especialmente en nuestras familias. Esperamos que vosotros, maravillosos presidentes de estaca, comprendáis que parte de la razón de haber dado este paso, es quitar de vuestros hombros algo de la carga. Esta pasará ahora, en su mayor parte, a nuestros representantes regionales, a fin de que vosotros podáis prestar toda vuestra atención a los asuntos de vuestra propia estaca. Reconociendo esto, quisiera hablar un poco de los deberes y los privilegios de los presidentes de estaca, al presidir ellos las actividades de la Iglesia y conducirlas, incluyendo los Servicios de Bienestar. Mis primeras impresiones sobre la labor de un presidente de estaca, las recibí al observar a mi propio padre, Andrew Kimball. Mi padre sirvió como presidente de la Estaca de St. Joseph desde 1898 hasta 1924. Aunque nuestra familia vivía modestamente, mi padre parecía encontrar siempre la manera de enseñar a los obispos no sólo a cuidar de los muy pobres, sino que en muchas ocasiones también él se dedicaba a ayudar a muchas almas oprimidas. Creo que mi padre sirvió a su gente en tal manera, que hizo que se cumpliera una bendición que recibió del presidente Joseph F. Smith, quien le prometió que las gentes del Valle de Gila lo "buscarían como los hijos buscan a su padre". A pesar de que sé que en aquel entonces yo no valoraba completamente su ejemplo, la norma que él estableció era digna de cualquier presidente de estaca.
Mi padre practicaba lo que predicaba. El no se limitaba a decirles a los demás que fueran autosuficientes, sino que nos enseñaba a la familia a dar el ejemplo. Nosotros producíamos casi todo lo que comíamos. El siempre quería plantar algo: quería un jardín para tener flores y un huerto en el cual cultivar hortalizas para comer. Yo era quien bombeaba el agua a mano para regar la tierra, y también ordeñaba las vacas, podaba los árboles frutales, reparaba las cercas y hacía otras cosas. Tenía dos hermanos mayores, que, según estaba yo convencido, se llevaban todas las tareas fáciles y me dejaban a mí las más difíciles. Pero no me quejo; eso me hizo fuerte. Yo también tuve el privilegio de servir como presidente de estaca. Fui el primer presidente de la estaca de Mt. Graham, formada en 1938 con parte de la Estaca de St. Joseph. Al igual que todos vosotros, los que sois presidentes de estaca, yo también he experimentado la tristeza, lo mismo que el gozo de trabajar con aquellos que están en dificultades. Recuerdo muy bien las inundaciones de septiembre de 1941; llovió continuamente durante todo el fin de semana de la conferencia de estaca. Al día siguiente de la conferencia, el río Gila se desbordó, se salió de su cauce y barrió la zona de Duncan, Arizona. Después de consultar con mi primer consejero con respecto a cuáles serían las necesidades inmediatas de los santos, cargué un auto con artículos del almacén del Plan de Bienestar que había en Safford y partí hacia Duncan, a unos 60 km de distancia. Después de hacer allí todo lo que pudimos, recorrí a pie 13 km hasta otro pueblo, porque era peligroso cruzar los puentes en auto. Me sentía lleno de dolor al contemplar la devastación causada en casas y granjas. Sin embargo, en las semanas siguientes, compartí lo que quizás haya sido la experiencia más satisfactoria de mi cargo como presidente de estaca. Por medio del sumo consejo y de los obispados de los barrios, nos organizamos para hacer la reconstrucción. Con provisiones del Plan de Bienestar y la ayuda local, restablecimos a la gente en sus tierras. Las contribuciones de los santos de toda la zona, fueron asombrosas; y según recuerdo, no tuvimos que pedir asistencia al Comité General de Bienestar, sino que todo lo hicimos a nivel local. Durante ese mismo período, recuerdo que aconsejé enérgicamente a la gente a que fueran autosuficientes y a que evitaran las deudas. La gran
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL depresión económica todavía no nos había golpeado en toda su intensidad cuando fui llamado. Aunque en esa época no nos referíamos a esto como a la "preparación personal y familiar", les enseñábamos a los santos de nuestra estaca a cuidar de sus propias necesidades. En una u otra manera, expresábamos la importancia de los principios básicos del trabajo, la autosuficiencia, el amor, el servicio, la consagración y la mayordomía. Las experiencias personales de aquellos días me hacen contemplar con gran placer el progreso que la Iglesia ha logrado desde que se dio nuevo énfasis a los Servicios de Bienestar en 1936. De esas experiencias, junto con las observaciones que he hecho de las necesidades actuales de nuestro pueblo, quisiera compartir con vosotros mi idea de lo que yo haría en los Servicios de Bienestar, si estuviera sirviendo ahora como presidente de estaca.
La mayoría de nosotros puede aprender mejor lo que aplica en su propia vida. Haría lo posible por no ser encontrado en falta con relación a aplicar los principios básicos del Evangelio en mi vida, en mi propio hogar, con mi propia familia. Yo viviría los preceptos de la preparación personal y familiar. Esto es, tendría un huerto, administraría sabiamente los recursos familiares, y ampliaría mis horizontes en el campo educativo. Me mantendría en buen estado físico, repondría el almacenamiento familiar, arreglaría nuestra propiedad, y haría todas las demás cosas que el Señor nos ha pedido que hagamos. Recuerdo que mi padre, como presidente de estaca, siempre trataba de mantener nuestra casa y terreno, limpios y arreglados; tenía que ser así. Fuera de eso, hermanos, aprendería a dar de mis bienes para el Plan de Bienestar. Pagaría una generosa ofrenda de ayuno y respondería con buena voluntad como miembro del quórum a cualquier asignación de bienestar. Segundo, después de aprender todo lo que pudiera, enseñaría a los oficiales de mi estaca y barrios, los principios y prácticas de los Servicios de Bienestar. Esto incluiría instruirlos en los principios, los deberes, y las asignaciones específicas del Evangelio. Con mis consejeros, enseñaríamos a los obispos a "buscar a los pobres para suministrarles sus necesidades mediante la humildad de los ricos y orgullosos", como lo enseñan las Escrituras. (Véase D. y C. 84:112.) Razonaríamos con ellos lo que está en las Escrituras, y les enseñaríamos la ley del ayuno, el uso del almacén (del obispo), las bases para determinar las necesidades individuales, los tipos de servicios o trabajo que deben rendirse a cambio de la ayuda recibida, y la forma de aconsejar a aquellos con problemas personales. Siempre debemos recordar que el obispo tiene el exclusivo encargo de suministrar a las necesidades de los afligidos. Enseñaríamos a las hermanas de la Sociedad de Socorro a capacitar a las hermanas de los barrios en deberes tales como el de hacer visitas a los miembros para apoyar al obispo. Instruiríamos a los líderes de los quórumes con respecto a la verdadera orientación familiar, a instar a la preparación personal y familiar, y a ayudar a los hermanos que tuvieran problemas graves. Tercero, pondría en práctica los Servicios de Bienestar, en todo lo que mi estaca pudiera. En la
Primero, me familiarizaría con el programa. Estudiaría las Escrituras, los manuales y los materiales relacionados con el bienestar. Llegaría a la comprensión de que los Servicios de Bienestar no son nada más ni menos que "el Evangelio en acción". Consideramos que los Servicios de Bienestar constan de tres partes: Primero, la prevención de los problemas por medio de una vida providente. Esto se aplica a todo miembro. Segundo, la asistencia temporaria para aquellos que tengan necesidades inmediatas; y tercero, la rehabilitación, para aquellos con problemas serios o constantes. Recuerdo muy bien cuando venía a la conferencia siendo yo presidente de estaca a principios de la década de los cuarenta, y escuchaba los discursos del presidente Clark sobre esos tres aspectos. Actualmente, son tan verdaderos como lo eran entonces. Sería también importante para mí el aprender mis deberes como director del Comité de Servicios de Bienestar de la estaca, y como miembro activo del Consejo Regional de los Servicios de Bienestar. En este respecto, es importante reconocer, hermanos, que algunas de las actividades de los Servicios de Bienestar, se llevarán a cabo a nivel de región y multirregión. Y aun cuando sería conveniente tener todas las instalaciones en mi propia estaca, apoyaría las decisiones hechas por el Consejo Regional, con respecto a colocarlas en cualquier otra estaca.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL acción es donde se encuentra la verdadera bendición. ¡Hacedlo!. Ese es nuestro lema. Después de lo que hemos oído esta mañana, quizás debiera cambiar ese lema a: ¡Hacedlo, con un plan! Pero después de tener el plan-probablemente uno, para toda la zona entonces debemos ponerlo en práctica y llevar a cabo la tarea. ¡Hay tantas oportunidades de servicio, tantas necesidades que satisfacer! El llevarlo a la práctica, es recoger artículos para Industrias Deseret, producir los artículos necesarios, encontrar empleos por medio de los quórumes; es recolectar las ofrendas de ayuno, buscar hogares para alojar a los hijos de nuestros hermanos lamanitas, durante la temporada escolar; es dar de sí mismo; es ayudarse mutuamente. Después de todo, este gran plan consiste en bendecir tanto al que da como al que recibe. Al que da, sabiendo que "en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mat. 25:40); y al que recibe, sabiendo que el Señor cumple su promesa de "abastecer a mis santos, porque todas las cosas son mías" (D. y C. 104:15). La Iglesia siempre se ha preocupado por los hijos del Señor. Recuerdo que en 1907 hubo en China un hambre terrible, y que el presidente John R. Winder presentó a la conferencia general una propuesta para enviar 20 toneladas de harina al pueblo afligido. El hermano B. H. Roberts secundó la propuesta con estas palabras: "No es posible que sobrevenga calamidad alguna sobre ninguno de los hijos de nuestro Padre, sin que nuestro corazón se conmueva de piedad para con ellos. Confío también en que este movimiento, que creo será unánimemente aprobado por esta conferencia, pueda ser testimonio de la sabiduría que existe en nuestros métodos de reunir fondos con propósitos caritativos y religiosos. Gracias a Dios, hay una institución en la tierra cuyas obras de caridad constantemente se acumulan, y que en el preciso momento de surgir una necesidad, cuenta con los medios de suministrar a los hijos de los hombres; un hecho que refleja fielmente la sabiduría divina que ha tomado estas medidas en la Iglesia de Cristo. Secundo la propuesta del presidente Winder, con todo mi corazón." (Conference Report, de abril de 1907, pág. 59.) La propuesta fue aprobada por el voto unánime de la congregación. Volví a recordar ese hecho recientemente, cuando autorizamos la construcción de más graneros
en los Estados Unidos y Canadá, y lo evoco hoy, a medida que recordamos a los líderes de su deber de poner en práctica el programa de bienestar de la Iglesia. Repito, en la acción, en la práctica de la obra, es en donde se encuentran las verdaderas bendiciones. ¡Cuán complacido estoy con el progreso que hemos obtenido! Y aunque pedimos mucho de vosotros, y continuaremos pidiéndoos que edifiquéis, mejoréis, y que alarguéis vuestro paso en vuestra mayordomía particular, desearía también reconocer y expresar públicamente mi agradecimiento por vuestros esfuerzos. Deseamos extender nuestro amor y estima a todos los que han dado sus servicios y se han sacrificado participando en el programa de alojamiento de estudiantes lamanitas. Y a vosotros, los maravillosos padres de esos niños, os expresamos nuestro amor. Sabemos el sacrificio que hacéis al permitir a vuestros hijos la oportunidad de que reciban una educación lejos del hogar paterno, y tengan acceso a todos los programas de la Iglesia. Sabemos que vuestro amor bendecirá la vida de vuestros hijos, y que fortalecerá a toda vuestra familia. A vosotros, los padres tutores, que dais de vuestro tiempo y bienes, os hacemos llegar nuestro más profundo agradecimiento. Sabemos que vuestra participación requiere amor y medios extra para proveer para estos jovencitos lamanitas. También sabemos que vosotros y vuestras familias recibís muchas bendiciones al demostrar ese amor y esa generosidad hacia otros. Tanto las familias de los niños como las vuestras se benefician con la experiencia. Este programa de colocación fue inspirado por el Señor. Hemos visto cómo muchos de nuestros jóvenes lamanitas se han convertido en poderosos líderes de la Iglesia, y muchos son los que han llegado a ocupar puestos directivos de líderes tanto en su comunidad como en el mundo. Alentamos a los obispos a continuar su obra en este importante programa oficial de la Iglesia. Buscad a los jóvenes lamanitas que puedan beneficiarse con el programa y ayudadles a "florecer como la rosa". Presidentes de estaca, guiad a vuestros obispos en este esfuerzo. Felicitamos a aquellos que se enorgullecen de actuar en forma eficiente, económica y segura; aquellos que han cuidado y reparado las granjas del Plan de Bienestar. Una granja de bienestar le da al presidente de estaca una gran oportunidad de enseñar principios de mayordomía. El factor que, limita el
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL El Señor todavía nos permite actualmente seguir Su modelo divino. Nuestro obispo Brown es responsable de seguir ese "ejemplo... en todas las ramas de la Iglesia", según las circunstancias lo permitan. A aquellos de vosotros que lo estáis haciendo, os expresamos nuestro amor y estima. Quisiera terminar recordándonos a todos nuevamente que no estamos en nuestra obra, ni en mi obra, sino en la obra del Señor. Estamos edificando Su reino. Tenemos el privilegio de ser miembros de la Iglesia. Y como tales estamos bajo la obligación de seguir los mandatos del Señor que se encuentran en la sección 105 de Doctrinas y Convenios: "Y no se puede edificar a Sión sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial; de otra manera, no la puedo recibir. Si fuere necesario, mi pueblo ha de ser castigado hasta que aprenda la obediencia, por las cosas que sufre. ...sujetémonos, pues, a sus leyes." (D. y C. 105:5~, 32. ) Nuevamente expresamos a todos los que estáis aquí, nuestra profunda gratitud por todo lo que estáis haciendo. Sé que Dios vive, que ésta es Su obra, y lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.
trabajo en muchas granjas es la falta de calidad directiva en el sacerdocio. Agradecemos a aquellos presidentes de estaca que han organizado los comités de granjas, que han delegado eficazmente las labores, que efectúan regularmente entrevistas de evaluación. Deseamos reconocer a aquellos que han captado la importancia de la calidad. Nada sería demasiado bueno para el Señor. ¿No sería maravilloso que pudiéramos servirle a El los productos de nuestras granjas de bienestar? Nos complace recibir informes con respecto a la construcción de nuevos almacenes, fábricas de conservas y locales de Industrias Deseret. Sabemos que esto se hace con considerable sacrificio. Pero cuando tenemos los medios suficientes, y ha sido aprobado por aquellos asignados para esta obra, es eL deseo del Señor que tengamos estos almacenes. Por medio de ellos es que podremos cuidar del pobre y el necesitado. El Señor aconsejó lo siguiente al primer obispo presidente de la Iglesia: "Y además, el obispo le señalará un almacén a esta Iglesia; y todas las cosas, sean dinero o víveres, que excedan las necesidades del pueblo, se guardarán en manos del obispo. Y así concedo a este pueblo el privilegio de organizarse conforme a mis leyes. He aquí, esto servirá de ejemplo a mi siervo Eduardo Partridge, para otros lugares . . . de la Iglesia." (D. y C. 51:13, 15, 18. )
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LA VOLUNTAD DE DIOS por el presidente Spencer W. Kimball Una vez mas quiero expresar mi complacencia por los resultados obtenidos al pediros que plantarais huertos y arboles frutales. Indudablemente cuando llega el momento de cosechar lo plantado, sentimos una enorme satisfacción al poder almacenar y conservar los abundantes productos con que el Señor ha bendecido nuestros esfuerzos. Por el mismo motivo, agradecemos los afanes de aquellos que han arreglado, limpiado y pintado su casa, cercas, graneros o negocios tal como lo sugerimos en el pasado Continuad en este buen camino que nos hemos trazado. Me gusta particularmente el himno que entre otras cosas nos recuerda que "del alma es la oración" (Himnos de Sión 9). ES un gran privilegio poder hablar con nuestro Padre Celestial por medio de la oración. En contestación a una oración muy especial el Señor dio comienzo a esta dispensación del evangelio, y fue la primera oración personal que salía de los labios de un joven. Espero que nuestras oraciones no sean en su mayor parte silenciosas, pero cuando no podamos orar en voz alta, es bueno que tengamos una oración en la mente y en el corazón. No vaciléis jamas en reunir a vuestra familia para orar, especialmente en los momentos en que se necesite algo mas que la oración familiar de todos los días. Cuanto mayor sea la necesidad, tanto mas deberemos orar. Vuestros pequeños aprenderán a dirigirse a su Padre Celestial al escucharos orar, y pronto se darán cuenta de cuan sinceras son vuestras oraciones; si en cambio estas son un ritual rápido y mecanizado, esto será lo que aprenderán a hacer. Aunque parezca difícil, me he dado cuenta de que al orar es mejor hacer un esfuerzo por comunicarse con Dios, amorosa y honestamente, en lugar de preocuparse por lo que estarán pensando quienes nos escuchan. Para esto nos basta con el "amén", que es señal de que aprueban y asienten a todo lo que se ha dicho. Por supuesto, se debe tener en cuenta el lugar donde se ora para pedir por nuestras necesidades, y este es el motivo por el cual no podemos limitarnos a las oraciones familiares ni publicas. Para algunas cosas, es mejor orar en privado, donde no hay que tener en cuenta ni el tiempo ni el
Mis queridos hermanos de todo el mundo, os saludo con el mas profundo sentimiento de amor y gratitud, al comenzar la primera sesión de la conferencia mundial de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Muchas cosas han pasado, tanto en la Iglesia como en lo que me es personal, en el intervalo de los meses pasados desde la conferencia de abril. He estado internado en el hospital dos veces, y me siento profundamente agradecido por estar vivo y bien, y poder reunirme con vosotros hoy. Os agradezco también vuestras oraciones por mi recuperación, y especialmente a nuestro Padre Celestial por haberlas contestado, derramando sobre mí abundantes bendiciones. Hermanos, una vez mas os llamo la atención con respecto al cuarto mandamiento que dio el Señor a Moisés en el Monte Sinaí: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo." (Ex. 20:8.) Observemos este mandamiento estrictamente, tanto en nuestro hogar como con nuestra familia, evitando toda labor innecesaria. El domingo no es un día que debamos dedicar para cazar o pescar, ni para nadar, ir de picnic, salir en bote o practicar cualquier tipo de deportes. Los comercios de los lugares donde hay mas miembros de la Iglesia, no abrirían los domingos si los santos no compraran en ese día. Recordad que el Señor dijo: "Y para que te conserves mas limpio de las manchas del mundo, iras a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; Porque, en verdad, este es un día que se te ha señalado para descansar de todas tus obras y rendir tus devociones al Altísimo." (D. y C. 59:9-10.) Y más adelante recibimos la siguiente gloriosa promesa: Y si hacéis estas cosas con acción de gracias, con corazones y semblantes alegres, no con mucha risa, porque esto es pecado, sino con corazones felices y semblantes alegres, De cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra..." (D. y C. 59:15.)
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL carácter confidencial de lo que decimos. Si en ese momento especial de devoción no le confiamos todo al Señor, El quizás tampoco nos dé todas las bendiciones que necesitamos. Si somos suplicantes ante un Padre sabio y amoroso, ¿por qué hemos de ocultarle sentimientos y pensamientos que pueden pesar en nuestras necesidades y bendiciones? Tampoco nos haría ningún daño detenernos y concentrarnos por un momento al terminar nuestras oraciones, para tratar de escuchar, recordando siempre que debemos decir como el Salvador: "Pero no sea como yo quiero, sino como tu". Admiro la sabiduría de Benjamin Franklin, cuando dijo: 'Trabaja, como si fueras a vivir cien años; Ora, como si fueras a morir mañana." Al terminar nuestro día, al igual que al comenzarlo, no olvidemos orar. Como alguien dijo: "Aquel que se acuesta sin orar, cada noche en dos habrá de alargar". Siempre me ha conmovido la idea de la oración y el poder y bendiciones que se reciben por ella. Considero que en el transcurso de mi vida he recibido muchas mas bendiciones de las que jamas podré agradecer debidamente. El Señor ha sido muy bueno conmigo. He tenido muchas experiencias, en salud y enfermedad, que no han dejado sombra de duda en mi mente v mi corazón de que hay un Dios en tos cielos, que El es nuestro Padre, y que oye y contesta nuestras oraciones. Nuevamente quiero expresaros mi agradecimiento profundo y sincero, por las muchas oraciones que han sido ofrecidas en mi beneficio durante mi reciente enfermedad y operación, porque han sido una fuente maravillosa de paz y consuelo, un bálsamo para el cuerpo y el espíritu, tanto para mí como para mi amada Camilla. El Señor ha escuchado vuestras suplicas y, como resultado, tengo el privilegio de estar presente hoy con vosotros en esta grandiosa conferencia. En diversas ocasiones he alentado a los santos a que lleven diarios personales y registros familiares, y ahora quiero renovar mi pedido. Tendemos a pensar que lo que decimos o hacemos individualmente, tiene muy poca importancia; pero no es así. Es maravilloso ver cuantos de nuestros familiares, en quienes ni pensamos, se interesan por lo que hacemos y decimos. Es sumamente importante que todos los que saben leer, puedan leer la historia que el Señor ha dejado Cuando Él puso a
Adán sobre la tierra, le entregó la historia del mundo y lo instruyó para que continuara escribiéndola. Desde tiempo inmemorial, desde los principios de la historia, el Señor nos aconsejó que lleváramos registros personales. En Exodo leemos: "Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová. . ." (Ex. 24:4.) Y también leemos: "Y sucedió que el Señor habló a Moisés, diciéndole: He aquí, te revelo lo que concierne a este cielo y esta tierra. Escribe las palabras que habló." (Moisés 2:1.) Al volver hacia Jerusalén a través del desierto, para obtener las planchas de bronce, Nefi les dijo a sus hermanos: "Y he aquí, es prudente para Dios que obtengamos estos anales a fin de que conservemos para nuestros hijos el idioma de nuestros padres." (1 Nefi 3:19.) Cuando el Salvador visitó este continente después de su resurrección, les mandó a los nefitas que pusieran al día sus registros, diciendo: "Por tanto, escuchad mis palabras; escribid las cosas que os he dicho . . . Y Jesús les dijo: ¿Cómo es que no habéis escrito esto. . ? Y acaeció que Jesús mando que se escribiera; de manera que se escribió, según su mandamiento. " (3 Nefi 23:4, 11, 13.) En nuestros días, el Señor le. dijo al profeta José Smith: "Además, guárdense en orden todos los registros, para que se depositen en los archivos de mi Santo Templo. . ." (D. y C. 127:9.) Por lo tanto, continuemos con este importante trabajo de llevar el registro de todo lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos, para cumplir con las instrucciones del Señor. Para aquellos que todavía no hayan comenzado su libro de recuerdos y registro personal, les sugerimos que comiencen hoy mismo, y que lo hagan en la forma mas completa posible. Espero hermanos que lo hagáis, ya que esto es lo que el Señor ha mandado que hiciéramos. Al mirar a nuestro alrededor, vemos muchas fuerzas malignas afanadas en la destrucción de la familia, en todas partes del mundo. Los lazos familiares se destruyen con una creciente proporción de divorcios; con el incremento de la infidelidad matrimonial, con el abominable pecado del aborto,
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que esta próximo a convertirse en un escándalo nacional y es una terrible transgresión. Otro elemento que corroe a la familia es el control de la natalidad, indiscriminado y egoísta. E1 fortalecimiento de los lazos familiares debe convertirse en una manifestación a voces para los Santos de los Ultimos Días, dondequiera que se encuentren; también debería serlo la proclamación de la castidad, nuestra más valiosa posesión. La castidad y la virtud son lo "mas caro y precioso que todas las cosas" (Moroni 9:9), mas que las piedras preciosas, mas que todos los rebaños, mas que el oro o la plata, o que cualquier posesión material. Pero, lamentablemente, para muchos están a la venta en los lugares más despreciables y a los precios más bajos. Estas virtudes no pueden comprares con dinero; pero todos las pueden disfrutar, tanto los de modesta situación económica como los ricos, el joven estudiante de enseñanza secundaria o el que ya tiene un doctorado. Todos pueden disfrutar de estas bendiciones viviendo los principios en los que ellas se basan. La falta de castidad, fidelidad, virtud, pecados que rápidamente se están convirtiendo en problemas mundiales, causan ríos de lágrimas, destrozan hogares, privan y destruyen innumerable cantidad de niños inocentes, destrozan a todos los que merecen ese tipo de bendiciones. La falta de la virtud ha hecho caer a muchas naciones y poderosas civilizaciones. La decadencia moral es un villano y su frente esta marcada con las palabras: deshonestidad, soborno, irreverencia, egoísmo, inmoralidad, explotación, y todas las formas de desviación sexual. Cada uno de nosotros es un hijo o hija de Dios, y tiene la responsabilidad de tratar de asemejarse a Cristo en su perfección y autocontrol, volviendo a Dios finalmente duendo de su virtud. Esta noche hablare a los hermanos del sacerdocio, reunidos en cientos de lugares por todo el mundo, y les recordare que "hemos sido bendecidos con mujeres especiales, que tienen sobre nosotros una profunda y duradera influencia. Su contribución ha sido y es importante para nosotros, y es algo que tendrá un valor "eterno". Quisiera dar énfasis a estas palabras ahora también. Nunca serla demasiado lo que dijera para recordarnos a todos el alto lugar de honor y respeto que tienen las esposas, madres, hermanas e hijas en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
"Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón." (1 Cor. 11:11.) Hermanos, no seremos exaltados sin nuestra esposa. No podría existir el cielo sin las mujeres justas. Nuestra generación, igual que otras anteriores, se ha convertido en gente bebedora. Esta locura destruye la moral, causa pobreza y aflicciones, y es responsable de muchas de las muertes causadas por los accidentes en las carreteras. ¿Cómo se puede detener esta carnicería? El evangelio puede hacerlo. El mensaje viene de lo alto, es la voluntad de Dios y trae consigo una promesa: "Y todos los santos que se acuerdan de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los mandamientos, recibirán salud en sus ombligos, y medula en sus huesos; Y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, aun tesoros escondidos." (D. y C. 89:18-19.) La revelación también dice: " . . . Y os prevengo, dándoos esta palabra de sabiduría por revelación." (D. y C. 89:4.) El hábito de fumar se puede curar también con el simple hecho de vivir la Palabra de Sabiduría, que es un mandato y la voluntad de Dios. El vivir castamente, no cometer adulterio ni fornicación, ser completamente fiel al cónyuge y honrar el convenio del matrimonio, son hechos que limpiarían el mundo de los estragos de las desagradables dolorosas y costosas enfermedades venéreas. Fortalecerían el hogar abolirían la desgracia del divorcio y eliminarían la calamidad de los abortos, una de las mayores lacras sociales. Hablando a los santos desde este púlpito en 1948, el presidente J Reuben Clark se refirió al hecho de tener un profeta y oídos atentos que lo escucharan; había leído un folleto, que decía: "Necesitamos un profeta", y en respuesta dijo: "No, no necesitamos profetas pues tenemos y hemos tenido profetas durante mas de cien años, y ellos son quienes nos han dado las palabras del Señor. El problema del mundo es que sus habitantes no quieren un profeta que les enseñe rectitud. Quieren un profeta que les diga que lo que hacen esta bien, no obstante lo erróneo que pueda ser. Un profeta ha hablado; un profeta nos esta hablando y no necesitamos otro. Lo que necesitamos es un oído que este atento a sus palabras."
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Doy conclusión a mi mensaje, dándoos mi solemne testimonio a todos los que estáis al alance de mi voz, que amáis al Señor y su programa y que estáis ansiosos por ponerlo en acción. Y os dejo este mi testimonio, en el nombre de Jesucristo. Amén.
Ruego que no solo pongamos atención a las palabras del presidente Clark, sino que también escuchemos y sigamos el consejo que ahora se nos da, y que viene por inspiración y revelación del Señor mismo, a los profetas de nuestros días.
NUESTRA MAYORDOMIA TERRENAL por el presidente Spencer W. Kimball contribuciones han sido y son importantes, y serán de valor imperecedero para nosotros. Nuestras esposas, madres, hijas, hermanas y amigas, son todas hijas espirituales de nuestro Padre Celestial. Espero que tengamos esto siempre presente, mis hermanos, especialmente en la forma que las tratemos. Entre las hermanas de esta dispensación, se encuentran muchas de las mas nobles hijas de nuestro Padre Celestial. Recordemos siempre que Dios no hace acepción de personas, sino que nos ama a todos, mujeres y hombres, varones y niñas, con un amor perfecto. Como decía el presidente Harold B. Lee frecuentemente: "La obra mayor que podéis llevar a cabo en la Iglesia se encuentra dentro de las paredes de vuestro propio hogar." Gran parte de esta obra especial de la Iglesia se juzgara de acuerdo con la forma en que sirvamos y dirijamos, en el espíritu de Cristo, a las mujeres que tenemos en nuestro hogar. Y hablo de servir y dirigir, porque el patriarcado del hombre en el hogar se asemeja al patriarcado de Cristo en la Iglesia. Cristo dirigió por medio del amor, el ejemplo y el servicio desinteresado. El se sacrificó por' nosotros. Y así debemos ser si somos diligentes, siervos y humildes patriarcas en nuestro hogar. Debemos ser generosos y servir, ser nobles y considerados. El nuestro debe ser un dominio justo, y la asociación que tenemos con nuestras compañeras eternas, nuestras esposas, debe ser una sociedad equitativa en partes iguales. Vosotros, maravillosos presidentes de estaca, obispos, consejeros, y todos vosotros hermanos, sed especialmente considerados con las hermanas que por motivos ajenos a su voluntad, no tienen actualmente la bendición de haber sido selladas eternamente a un hombre digno, y no permitáis que
Esta reunión general del sacerdocio nos provee la maravillosa oportunidad de agradeceros, hombres y jóvenes de la Iglesia, por todo lo que hacéis por vivir dignamente y edificar el reino de Dios en la tierra. Estaremos eternamente agradecidos a vosotros, y reconocemos el hecho de que Dios os ha puesto en la tierra en esta época ala hacer buen uso de vuestros talentos y vuestra devoción, en este importante periodo de la historia de humanidad y de la historia de la Iglesia. Hace exactamente tres semanas las mujeres de la Iglesia, de todas las edades, se congregaron en este gran Tabernáculo colmándolo de bote a bote, y se reunieron en los mismos lugares en que estáis vosotros reunidos esta noche. Como no me era posible asistir a esa reunión de mujeres, seguí el desarrollo de aquel glorioso acontecimiento por un circuito especial de televisión, en mi cuarto del hospital. Mi corazón se llenó de emoción indescriptible al pensar en la bendición que representan las maravillosas hermanas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, el reino de Dios acá sobre esta tierra. Mi amada compañera eterna, Camilla, les leyó a aquellas magnificas hermanas mi mensaje para ellas. En ese mensaje les dije a las hermanas: "Al acercarnos a la Conferencia General, quiero deciros que en la sesión del sacerdocio, seremos tan directos con los hermanos como lo hemos sido con vosotras, pues nuestro consejo para ellos será similar." Ahora deseo cumplir con aquella promesa que hice a las hermanas, al hablaros a vosotros, hermanos. Hemos sido tremendamente bendecidos con mujeres especiales, mujeres que tienen una profunda y duradera influencia sobre nosotros. Sus
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL mujeres, sino porque en algunos casos nuestra conducta deja mucho que desear. No hablo de ello porque tenga ningún deseo de alarmaros, sino porque nos preocupa el hecho de que en el reino, la gente debe ser cada vez mas diferente de la gente del mundo. Como el Salvador lo dijo en repetidas ocasiones seremos juzgados de acuerdo con el amor que tengamos los unos por los otros y la forma en que nos tratemos, y por el hecho de si somos o no unidos en corazón y en espíritu. ¡Si no somos uno, no podemos ser del Señor! Seremos juzgados y responsables por la forma en que llevemos a cabo nuestras asignaciones de la Iglesia; y nuestra mayordomía terrenal será sometida a escrutinio según la forma en que hayamos servido y amado a nuestra familia y a nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia. El presidente McKay dijo sabiamente que "ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar". Os amamos, hermanos, y amamos a nuestras hermanas. Tenemos completa confianza en vosotros. Nos regocijamos en vuestra fe devoción a la causa del Maestro. Que Dios os bendiga, a vosotros y a vuestros amados. Sé que Dios vive, mis hermanos, y me gozo en repetirlo una y otra vez; que Cristo, el Redentor del mundo es nuestro Señor, y que esta es su Iglesia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, con Cristo a la cabeza. Os dejo este testimonio con mi amor, mi bendición y mis mejores deseos para vosotros. En el nombre de Jesucristo. Amen.
inadvertidamente se las deje a un lado cuando se trata de desarrollar la vida familiar. Pensad que su presencia entre vosotros es una bendición, no una carga. Recordad siempre nuestras responsabilidades especiales hacia las viudas, las divorciadas y las solteras, y en algunos casos, hacia nuestras jóvenes hermanas huérfanas de padre. No podríamos cumplir con nuestras responsabilidades como hombres de Dios, si olvidamos a las mujeres de Dios. De vez en cuando nos llegan inquietantes informes del tratamiento que reciben algunas hermanas. Cuando esto sucede, quizás sea como resultado de la insensibilidad o la desconsideración; pero no debe suceder, hermanos. Las mujeres de esta Iglesia tienen una obra que realizar, que, aunque diferente de la nuestra, es igualmente importante. En realidad su obra es básicamente como la nuestra, aunque los papeles que tengamos en ella difieran. Por el gran valor que damos a nuestras mujeres, no deseamos verlas atraídas hacia los senderos del mundo. La mayoría de ellas son fuertes, buenas y fieles, y lo serán mas aun si son tratadas con amor y respeto, y si valoramos y comprendemos sus pensamientos y sentimientos. Nuestras hermanas no desean que las consintamos o las tratemos con condescendencia, sino que las respetemos y reverenciemos como a hermanas e iguales nuestras. Menciono todas estas cosas, mis hermanos, no porque haya ninguna duda en cuanto a la doctrina o las enseñanzas de la Iglesia con respecto a las
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"DAME, PUES, AHORA ESTE MONTE" por el presidente Spencer W. Kimball Prometida. En esa historia se halla el relato de un hombre especial, que me conmueve, me motiva y me inspira. Su nombre era Caleb. En los primeros meses después que condujo a Israel desde Egipto Moisés envió a doce hombres para que reconocieran la Tierra Prometida y le llevaran noticias de las condiciones de vida allí, a fin de que el pudiera hacer planes para el regreso de Israel a Canaán. Caleb y Josué eran parte de aquel grupo. Después de pasar cuarenta días en esa misión, los doce hombres regresaron; llevaban consigo higos y granadas, y un racimo de uvas tan grande, que fue necesario que lo llevaran entre dos hombres colgado de un palo. La mayoría de los que componían ese grupo, presentaron un informe desalentador en cuanto a la Tierra Prometida y sus habitantes. Habían encontrado una tierra que era hermosa y deseable, donde fluían leche y miel; sin embargo sus ciudades eran amuralladas y formidables y las habitaban, "los hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos" (Números 13:31, 32). Pero Caleb vio las cosas con otros ojos, con lo que el Señor llamo "otro espíritu", y su relato de la jornada y de su cometido fue muy diferente. El dijo: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque mas podremos nosotros que ellos." (Números 13:40. ) Josué apoyo a Caleb en instar al pueblo a que avanzaran y tuvieran fe y confianza en el Señor. Ambos dijeron: "Si Jehová se agradare de nosotros, el nos llevara a esta tierra, y nos la entregara, tierra que fluye leche v miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esa tierra; porque. . . con nosotros esta Jehová: no los temáis." (Números 14:79.) Mas los temerosos Israelitas, recordando la seguridad de sus días de esclavitud en Egipto, y faltándoles la fe en Dios, rechazaron a Caleb y a Josué y trataron de apedrearlos. Por causa de su falta de fe, los hijos de Israel tuvieron que pasar cuarenta años comiendo el polvo del desierto, cuando podrían haberse hartado de leche y miel.
Mis queridos hermanos y hermanas: ,Hay alguien aquí que no conozca al hermano LeGrand Richards, quien acaba de hablarnos? ¿Hay alguien que no sepa lo maravilloso que es el como misionero? Cuando yo formaba parte de la presidencia de una estaca en Arizona, fue el hermano Richards a visitarnos y después de habernos aconsejado extensamente, viajamos juntos a Miami, un pueblo de Arizona, para terminar con nuestras conferencias y hablamos del evangelio toda una tarde. No se si él lo recordara o no. pero me impresiono mucho esto. Hace poco la Primera Presidencia y algunas de las otras Autoridades Generales fuimos a una conferencia de área en Nuevo México y tuvimos un contratiempo; uno de los aviones que necesitábamos abordar tenia problemas, y tuvieron que solicitar los repuestos a Denver. Mientras esperábamos, el hermano Richards empezó a conversar con el piloto y una de los aeromozas y a hablarles sobre el evangelio. Esa es la clase de misionero que es él. Estamos muy contentos y agradecidos al hermano Richards, y a las demás Autoridades Generales que han sido tan fieles, tal como lo mencionó él en su discurso. ¡Esta ha sido una gloriosa conferencia! Siempre me siento elevado por estas experiencias. A todos nos ha beneficiado estar aquí. Estoy agradecido por las palabras de los hermanos que han hablado; el Señor ha contestado sus oraciones, en las que le pidieron ayuda, tanto para prepararse como para hablar. Deseo expresar mi agradecimiento a todos vosotros, que habéis viajado grandes distancias para venir. . . algunos con gran sacrificio e inconvenientes. Os agradecemos vuestra devoción y pedimos al Señor que os bendiga con la capacidad de recibir en vuestro corazón los mensajes que habéis oído, y que perduren en vosotros por mucho tiempo después que hayamos dicho nuestro ultimo "amen". Comprendemos que es mucho lo que depende de vosotros, como lideres, al regresar a trabajar con los hermanos de vuestras estacas y barrios, así como en vuestro propio hogar. Deseo referirme a la gran historia del éxodo de los hijos de Israel, desde Egipto hasta la Tierra
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL El Señor decidió que, antes de que Israel pudiera entrar en la tierra de Canaán, tendrían que morir todos los de aquella generación de incrédulos que habían sido liberados del cautiverio, con la excepción de Josué y Caleb. Por su fe, a estos se les prometio que ellos y sus hijos vivirían para habitar la Tierra Prometida. Cuarenta y cinco años después que los doce hombres habían regresado de su exploración de la tierra de promisión, cuando la nueva generación de Israel bajo la dirección de Josué estaba finalizando su conquista de la tierra de Canaán, Caleb le dijo a Josué:
Caleb concluyó sus conmovedoras palabras con un ruego y un desafío, con los cuales mi corazón concuerda íntegramente: los anaceos, los gigantes, todavía habitaban en la tierra prometida y debían ser vencidos. Caleb, ya de ochenta y cinco años de edad dijo: "Dame, pues, ahora este monte." (Josué 14:12.) Eso es lo que yo siento por la obra en este momento. Hay todavía grandes cometidos, oportunidades gigantescas delante de nosotros. Acepto con gusto esta emocionante perspectiva, y con humildad quiero decirle al Señor: "¡Dame este monte! ¡Dame estos cometidos!" Humildemente, hago esta promesa al Señor, y a vosotros, mis amados hermanos y hermanas, mis colaboradores en la sagrada causa de Cristo: seguiré adelante, con fe en el Dios de Israel, sabiendo que El nos guiara, dirigirá y conducirá finalmente, al cumplimiento de Sus propósitos y las bendiciones que nos ha prometido. "Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios." (Lucas 9:62.) Yo "cumpliré siguiendo al Señor mi Dios", con toda la fuerza de mi energía y de mis habilidades. Sincera y fervientemente, os insto a que cada uno de vosotros haga esta misma promesa y esfuerzo; cada líder del sacerdocio cada mujer en Israel, cada joven y jovencita, cada niño y niña. Mis hermanos y hermanas, os testifico que esta es la obra del Señor, y que es verdadera. Estamos al servicio del Señor. Esta es su Iglesia y El es su cabeza y su piedra fundamental. Os dejo este testimonio, con mi amor y bendición en el nombre de Jesucristo. Amen.
"Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés, siervo de Jehová me envió . . . a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como El dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová hablo estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió;" y lo era, por lo menos en el espíritu del evangelio y dentro de su llamamiento y necesidades; "cual era mi fuerza entonces tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar." (Josué 14:7-11.) Del ejemplo de Caleb aprendemos importantes lecciones. Así como el tuvo que luchar para poder reclamar su herencia, y permaneció firme y fiel para obtenerla, también nosotros debemos recordar que, aunque el Señor nos ha prometido un lugar en su reino, debemos luchar constante y fielmente para ser dignos de recibirlo.
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VUESTRO PAPEL COMO MUJERES JUSTAS por el presidente Spencer W. Kimball (Este discurso fue leído por la hermana Camilla E. Kimball, esposa del Profeta) mujer se le ha dado la enorme responsabilidad de la maternidad y el compañerismo, y al hombre la enorme responsabilidad de la paternidad y el sacerdocio; pero, en el Señor, ni el hombre es sin la mujer, ni la mujer sin el hombre (véase 1 Cor. 11:11). Tanto un hombre como una mujer justos, son una bendición para todos aquellos en quienes influyan. Recordad que en el mundo preexistente, a las mujeres fieles se les dieron ciertas asignaciones, y a los hombres fieles se los preordenó para determinados deberes en el sacerdocio. Aunque no recordemos estos detalles, ello no altera la gloriosa realidad de que en una oportunidad estuvimos de acuerdo con ese plan. Y todos somos responsables del cumplimiento de todo lo que se esperaba de nosotros en aquella etapa, en la misma forma en que aquellos a quienes sostenemos como apóstoles y profetas son responsables del cumplimiento de sus obligaciones como tales. A pesar de que nuestros papeles eternos difieren, todavía tenemos mucho para hacer en lo que respecta a nuestro desarrollo paralelo... tanto el hombre como la mujer. En este sentido, deseo recalcar una vez mas la gran importancia que tiene el estudio de las Escrituras para cada mujer. Deseamos que los hogares de la Iglesia sean bendecidos con mujeres eruditas en las Escrituras, ya sea que seáis solteras o casadas, jóvenes o ancianas, divorciadas o viudas, o que todavía estéis viviendo con vuestra familia. Sean cuales sean vuestras circunstancias particulares, al familiarizaros mas con las verdades de estos libros, os resultara cada vez mas fácil vivir el segundo gran mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Lograd un conocimiento perfecto de las Escrituras. . . no para disminuir a los que no lo tienen, sino para elevarlos. ¿Quién podrá tener mayor necesidad de atesorar las verdades del evangelio (a las que pueden recurrir en momentos difíciles), que las mujeres y madres, que son quienes nutren el espíritu y enseñan? Procurad la excelencia en todos vuestros justos afanes y en todos los aspectos de vuestra vida. Recordad siempre, queridas hermanas, que las bendiciones eternas que podéis obtener por ser miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
Mis amadas hermanas, durante meses he esperado con ansiedad el momento de poder reunirme con vosotras una vez mas, en esta conferencia mundial de las mujeres de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Desafortunadamente, me encuentro internado en un hospital y no podré estar en persona con vosotras; pero os acompañaré en espíritu y estaré mirando por televisión y escuchando la conferencia desde mi lecho de enfermo. Todos los consejos que os dimos el año pasado, en una ocasión similar, continúan en vigencia. Cada vez que reflexiono sobre las gloriosas verdades del evangelio, lo cual es a menudo, me pregunto si llegaremos a comprender algún día las implicaciones de esas verdades. Permitidme mencionar algunos ejemplos. Las Escrituras y los profetas nos han enseñado claramente que Dios, quien es perfecto en cuanto a Su justicia, "no hace acepción de personas" (He. 10:34); también sabemos que El es perfecto en Su amor por cada uno de nosotros, que somos Sus hijos espirituales. El conocer estas verdades, mis hermanas y compañeras en esta divina causa, nos ayudara grandemente al tener que enfrentarnos al mundo, con su amor muy por debajo de lo perfecto, v su justicia que deja mucho que desear. Si en nuestro corto paso por la vida somos heridos por la falta de sensibilidad o de consideración de hombres y mujeres imperfectos, esto nos causara dolor; pero ese dolor y desilusion serán pasajeros, pues las vías del mundo no prevalecerán, sino que triunfaran las vías del Señor. Como hijos espirituales Suyos que somos, todos gozamos de igualdad, e iguales nos considera El al darnos Su perfecto amor. El élder John A. Widtsoe escribió lo siguiente: "El lugar de la mujer en la Iglesia es junto al hombre, no detrás de él, ni delante de él. En la Iglesia, hombres y mujeres son iguales, y el evangelio fue ideado por el Señor para mujeres y hombres por igual." (Improvement Era, mar. de 1942, pág. 161.) Sin embargo, dentro de esa igualdad, nuestros papeles difieren. Esas diferencias son eternas: a la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL los Ultimos Días, son muchísimo mayores que cualquier otra que podáis recibir en el mundo. No podéis aspirar a un honor mas alto que el de ser reconocidas como dignas hijas de Dios; no podéis anhelar nada mas grande que el ser hermanas, esposas, hijas y madres, e influir para el bien en la vida de los que os rodean. Existen, por supuesto, algunas diferencias pasajeras y algunas circunstancias restrictivas entre vosotras Hay aquellas que han perdido a su esposo, ya sea porque han quedado viudas o porque se han divorciado; otras no han tenido todavía la oportunidad de casarse. Pero en la escala de la eternidad, la falta de estas bendiciones "no será más que un momento" (D. y C. 121:7) Hay algunas mujeres que experimentan angustia al envejecer; otras que están pasando por la incertidumbre y las dudas de la juventud, al tratar de encontrar su lugar en el plan eterno. No obstante lo reales que estos problemas puedan ser para vosotras, tenéis que beber ansiosamente las verdades del evangelio concernientes a vuestra real identidad y lo exclusivo de vuestra personalidad. Es necesario que sintáis cada día mas, el amor perfecto que nuestro Padre Celestial tiene por vosotras, y el valor que tenéis ante Sus ojos como personas. Reflexionad sobre estas verdades, hermanas, especialmente en los momentos de duda y perplejidad. Recordad también que, aunque damos mucho énfasis a la gloria y la importancia de la vida familiar en la tierra, todos pertenecemos a la familia eterna de nuestro Padre Celestial. Y quiero aseguraros que todas aquellas de entre vosotras que sean fieles, y que durante este, su segundo estado, no tengan la oportunidad de ser selladas a un hombre digno, tendrán esa bendición en la eternidad. Cada vez que os sintáis afligidas y anheléis el afecto y el calor propios de una familia terrenal, recordad que vuestro Padre que esta en los cielos conoce vuestra angustia y que un día os bendecirá en una forma que ha de sobrepasar vuestros mas caros sueños. A veces, a fin de ser probados, es necesario que se nos prive transitoriamente de lo que mas anhelamos; pero los justos, hombres y mujeres, recibirán algún día todo-¡pensad en ello, hermanas!todo lo que posee nuestro Padre. ¡No solo vale la pena esperarlo, sino que vale la pena vivir para lograrlo! No es necesario ser casada o ser madre para guardar los dos grandes mandamientos, de los cuales
Jesús dijo que dependen toda la ley y los profetas: amar a Dios y a nuestros semejantes. Pasando a otra cosa: Sabemos que hay mujeres que por circunstancias ajenas a su voluntad, deben trabajar; comprendemos estas situaciones; también comprendemos que una vez que habéis criado vuestra familia, los talentos con que Dios os ha bendecido pueden ponerse al servicio de la humanidad. Sin embargo, no cometáis el error de ser arrastradas a efectuar tareas secundarias, que os harán descuidar vuestros deberes eternos, como el de la maternidad y el de enseñar a los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial. Orad siempre fervorosamente con respecto a todas vuestras decisiones. Deseamos que tratéis de obtener una educación académica, que os prepare para la eternidad, así como para ser útiles en la vida mortal. Además de todas las habilidades esenciales que debéis poseer como dueñas de casa, también están las que podéis cultivar con el fin de aumentar vuestra eficacia en el hogar, en la Iglesia y en la comunidad. Es necesario que apliquéis sabiduría a todas vuestras decisiones. No queremos que las mujeres de la Iglesia estén ignorantes de lo que las rodea, ni que se dejen anular. Seréis mucho mejores como esposas y madres, tanto en esta vida como en la eternidad, si tratáis de cultivar las habilidades que tenéis y los talentos con que Dios os ha bendecido. No puede haber promesas mas gloriosas ni mas grandes para la mujer, que las que recibe por medio del evangelio y la Iglesia. ¿En que otro lugar podríais llegar a saber quienes sois en realidad? ¿Dónde mas encontraríais las explicaciones y la seguridad sobre la naturaleza de la vida? ¿En que otro lugar podríais aprender sobre el glorioso plan para la felicidad que nos reserva nuestro Padre? Las respuestas que da el evangelio, son las únicas verdaderas a todas las preguntas que, durante siglos, hombres y mujeres se han hecho sobre Si mismos, sobre la vida y el universo. Dios ha sido extremadamente bondadoso con nosotros al darnos esas respuestas, aun cuando el conocerlas coloque sobre nuestros hombros graves y eternas obligaciones. Es un privilegio para las mujeres Santos de los Ultimos Días el haber recibido las elevadas asignaciones que nuestro Padre les ha dado, especialmente la bendición de haber nacido en esta parte de la ultima dispensación. Dejad que otras mujeres corran imprudentemente detrás de sus
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL intereses egoístas; vosotras podéis convertiros en una fuerza de amor indispensable en este planeta. Dejad de buscar valores falsos; Dios os ha dado a vosotras la inmensa tarea de nutrir espiritualmente a vuestra familia, amigos y conocidos, así como ha dado al hombre el deber de proveer lo material. Finalmente, mis hermanas, quisiera deciros algo que no se ha dicho hasta ahora, o por lo menos no en esta forma. Gran parte del progreso y crecimiento que tendrá la Iglesia en estos últimos días, se deberá a que habrá muchas mujeres en el mundo que, teniendo un gran sentido de espiritualidad, se sentirán atraídas a la Iglesia. Pero esto solo puede suceder si las mujeres de la Iglesia viven en forma justa y prudente, hasta el punto de que las consideren diferentes de las del mundo. Entre aquellas que son verdaderas heroínas v que se unirán a la Iglesia, están las mujeres a quienes les interesa mas lograr la rectitud que satisfacer sus deseos egoístas. Estas son las que tienen verdadera humildad, la cual hace que valoren mas la integridad que el aspecto exterior de las personas. Los grandes hombres y las grandes mujeres siempre tendrán mayor interés en servir que en dominar. Repito, las mujeres de la Iglesia que sean ejemplos de vida recta, constituirán una influencia significativa en el desarrollo de la Iglesia, tanto desde el punto de vista numérico como del espiritual.
Ese es el motivo por el cual el adversario lucha mas que nunca para evitar que esto suceda. Sea quien sea el objeto de su interés en el momento, el siempre procura que todas las personas "sean miserables como el" (2 Nefi 2:27). Ciertamente, el desea "la miseria de todo el genero humano" (2 Ne. 2:18), y es tenaz en sus propósitos, y hábil e incansable en su empeño por lograrlos. Al acercarnos a la Conferencia General, quiero deciros que en la sesión del sacerdocio, seremos tan directos con los hermanos como lo hemos sido con vosotras, pues nuestro consejo para ellos será similar. Os amamos, hermanas, y tenemos confianza en vosotras. Vuestra devoción nos causa gozo. Nos sentimos reanimados y optimistas con vuestra presencia, no sólo aquí, en esta reunión, sino también en esta etapa de la ultima dispensación, en la cual necesitamos tan desesperadamente de vuestros talentos y fortaleza espiritual. Que Dios os bendiga a fin de que todas las promesas que E1 os ha hecho se hagan realidad en esta vida, y en la vida venidera. Se que Dios vive, que Jesús es su Hijo Unigénito y el Redentor del mundo, y que esta es la Iglesia de Jesucristo, con El a la cabeza. Y dejo mi testimonio con vosotras, junto con mi amor y bendición, en el nombre de Jesucristo. Amen.
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LA OBRA DEL SEÑOR SIGUE ADELANTE Presidente Spencer W. Kimball mundo, es indudable que necesitamos aún muchos misioneros más. Recordad que "el campo está blanco y listo para la siega" (D. y C. 4:4). También recordaréis lo que dijimos el año pasado durante la Conferencia General y en los seminarios para los Representantes Regionales, sobre el hecho de que abríamos de tener algunos ajuste de los programas. En aquella oportunidad dijimos: "Debemos adoptar una actitud tal, que los Santos de los Últimos Días, puedan brindar más atención a la vida familiar, que puedan prestar más atención a ciertos elementos simples y básicos, que puedan rendir más servicio cristiano; y que logren una eficacia mayor en todas estas cosas mediante el proceso de simplificación, preparación de programas y establecimiento de un orden de prioridad y además honrando la línea de autoridad del sacerdocio. " (Seminario para Representantes Regionales, 5 de octubre de 1979.) Estos ajustes, tal como lo habéis comprobado recientemente, ya se han llevado a cabo. Confiamos en que, como resultado de los mismos, podamos comprobar un aumento de calidad en la vida familiar, en el servicio cristiano y en la asistencia a las reuniones de la Iglesia. Esperamos, por ejemplo, que ya sea antes o después de vuestra serie de reuniones del domingo, de acuerdo con el horario que tengáis, podáis hacer lo que el Salvador les pidió a los discípulos nefitas que hicieran: Después de enseñarles, les exhortó a que fueran a su hogar, meditaran, y oraran sobre lo que habían escuchado (véase 3 Nefi 17:3). Mantengámoslo siempre presente. También dijimos el año pasado que nos habíamos detenido demasiado tiempo en ciertos niveles, y luego pusimos énfasis en los consejos — consejos familiares, de barrio y estaca, hasta llegar a los consejos de área y de la Iglesia. Si continuáis observando cuidadosamente, veréis la forma en que todos estos avances nos encaminan en una sola dirección; como grupo, estamos en condiciones de llevar a cabo en forma más perfecta lo que el Señor nos ha encomendado. Quisiéramos sugerir que en nuestro deseo de mejorar la vida familiar en la Iglesia y dedicar más
Mis queridos hermanos y hermanas, estoy agradecido como siempre, tan sólo por estar cerca de vosotros. En los últimos seis meses he sentido constantemente vuestro amor, apoyo y abundantes oraciones y deseo agradecemos sinceramente por ellos. La conferencia general es siempre un acontecimiento glorioso; pero esta conferencia es aún más especial porque celebramos el sesquicentenario de la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La historia de la Iglesia es primordialmente la historia de sus miembros; una de las mejores formas de celebrar hechos históricos justos es dando lugar a otros similares. Con respecto a esto, recordaréis que hace un año se os exhortó a que os esforzarais en extender aún más vuestro servicio; incluida en la exhortación se encontraba la sugerencia de que cada miembro activo, o cada familia, invitara a una persona o a una familia a la Iglesia antes de la conferencia de abril de 1980. El momento ha llegado y mi pregunta es ¿lo hicimos? ¿o continuarnos algunos de nosotros siendo los mismos de siempre, sin compartir el evangelio con nuestros amigos y vecinos? Al hablar de compartir el mensaje del evangelio, quisiera decir que la Primera Presidencia fue notificada por el Comité Misional de la Iglesia que hasta la semana pasada teníamos 30.004 misioneros regulares. Esta es la mayor cantidad de misioneros que se haya registrado en la historia de la Iglesia. ¡Qué obra tan gloriosa están llevando a cabo! Muchas son también las bendiciones que llevan a la vida de los hijos de nuestro Padre Celestial en todo el mundo, aquellos que escuchen el mensaje de gozo, paz y salvación. Hermanos y hermanas, hay más jóvenes que pueden y deben servir como misioneros. Actualmente ellos representan el 79% de nuestra fuerza misional total, y es evidente que no hemos alcanzado nuestro potencial; las hermanas misioneras representan el 13% del total; el ocho por ciento de la fuerza misional está representado por parejas mayores; ¡qué bendición tan grande constituyen su madurez y experiencia, dondequiera que se encuentren! Con la divina comisión que tenemos de compartir el evangelio con todo el
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL tiempo a los servicios cristianos, nos aseguremos de no restarle importancia a las decenas de miles de Santos de los Últimos Días solteros, que no tienen la oportunidad de llevar el mismo tipo de vida de familia que llevamos los casados. Os ruego que jamás descuidéis a esos maravillosos hermanos. Hace un año también recalcamos el hecho de que nuestro éxito había de ser determinado, en gran manera, por la fidelidad con que viviéramos el evangelio en el hogar. Eso es verdad; y de igual forma lograremos el éxito espiritual en la misma medida en que seamos buenos vecinos y amigos para con aquellos que no son miembros de la Iglesia, al igual que para con los de la casa de fe. Con el anuncio hecho recientemente sobre la construcción de siete nuevos templos, comenzará el período más intensivo de edificación de templos en la historia de la Iglesia. La construcción de estos templos debe ir acompañada de extraordinaria actividad en la investigación genealógica por parte de todos los miembros de la Iglesia. Sabemos que es de suma urgencia que llevemos a cabo esta gran obra, y alentamos a los miembros a aceptar su responsabilidad en ella; esto lo hacen escribiendo su historia personal y familiar, participando en el programa de extracción de nombres cuando son llamados para hacerlo, completando su investigación de las cuatro generaciones y luego continuando con la investigación familiar a los efectos de redimir a sus familiares fallecidos. Para apoyar y alentar esta importante obra, el Departamento Genealógico, bajo la dirección de la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce, organizó una Conferencia Mundial sobre Registros que habrá de efectuarse en Salt Lake City, durante el mes de agosto, en este año sesquicentenario. Expertos en historias familiares, procedentes de treinta países, presentarán cuatro días de seminarios a una audiencia de participantes de casi todos los lugares del mundo. Alentamos a todos los que puedan a participar de este gran evento. Hermanos y hermanas, nos regocijamos por las quince décadas de progreso de ésta, la Iglesia del Señor. Deseamos honrar a aquel pequeño grupo de almas reunidas en la casa de Peter Whitmer hace 150 años con el propósito de organizar formalmente la iglesia. Podemos honrarles en parte, ayudando a la Iglesia a aumentar su cantidad de miembros al igual que a desarrollar su espiritualidad. Podemos contar el número de miembros en aumento; podemos contar
el constante incremento del número de estacas; estas cifras nos maravillan porque indican el progreso que estamos alcanzando y nos recuerdan, del mismo modo, que debemos lograr aún mucho más en los años por venir. También podemos comprender el progreso que estamos alcanzando por la atención que estamos recibiendo del adversario. No flaqueéis ni os desaniméis cuando otros nos representan inadecuadamente, algunas veces en forma deliberada y otras por ignorancia. Esta ha sido la suerte del pueblo del Señor desde sus comienzos, y no habrá de ser diferente en nuestra época. Hermanos y hermanas, orad por quienes critican a la Iglesia; amad a vuestros enemigos; guardaos fieles y manteneos en la senda recta y angosta; utilizad sabiduría y buen juicio en lo que digáis y hagáis, para no dar pretexto a otros para' que os critiquen o tengan un mal concepto de la Iglesia. No os sorprendáis ni desaniméis si tenéis que enfrentaras con grandes pruebas y tribulaciones. Esta obra, que Satanás trata en vano de destrozar, es la que Dios ha puesto sobre la tierra para elevar a la humanidad. Yo he vivido ya más de la mitad de los 150 años en que la Iglesia restaurada ha estado sobre la tierra en esta última dispensación; he sido testigo de su maravilloso desarrollo hasta este momento en que se encuentra establecida en los cuatro puntos cardinales de la tierra. Como lo dijo el profeta José Smith: "Nuestros misioneros se dirigen a diferentes naciones, y en países como Alemania, Palestina, Holanda, Australia, Indias Orientales y otros; se ha erigido el estandarte de la verdad; ninguna mano impía puede detener el progreso de la obra. Podrán acosarnos las persecuciones, las muchedumbres combinarse y reunirse los ejércitos; podrán difamarnos con calumnias, pero la verdad de Dios progresará valiente, noble e independiente, hasta que haya penetrado en todos los continentes, visitado todos los climas, extendido por todo país y resonado en todos los oídos; hasta que los propósitos de Dios sean logrados y el gran Jehová proclame que la obra se ha cumplido." (History of the Church, 4:540.) Al mirar hacia adelante a los gloriosos años de promisión que nos esperan, esforcémonos con confianza en la obra del Señor. Todo lo que Dios prometió, se cumplirá mediante nuestra fidelidad y diligencia. Esta es Su obra; el evangelio es divino y verdadero y Jesús es el Cristo, nuestro Redentor.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Que el Señor nos bendiga a todos al comenzar esta gran conferencia de la celebración del
sesquicentenario de su Iglesia, ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
PALABRAS DE INTRODUCCIÓN A LA DEDICACIÓN pronunciadas por el presidente Spencer W. Kimball en la cabaña de Pedro Whitmer esos anales los cuales ahora se conocen como el Libro de Mormón. Una gran parte de la traducción de esta obra fue realizada en esta casa de los Whitmer. En aquel histórico martes 6 de abril de-1830, hace un siglo y medio, seis hombres de entre los reunidos en esta casa, organizaron la Iglesia como una sociedad religiosa. Tres de los descendientes de aquellos hombres se encuentran hoy con nosotros: la hermana Lorena Homer Normandeau, bisnieta de José Smith; Eldred G. Smith, tataranieto de Hyrum Smith, ' Melvin Thomas Smith, bisnieto de Samuel Harrison Smith. Aquí, en este sitio, repasamos mentalmente la poderosa fe y las obras de quienes, partiendo de estos humildes comienzos, dieron tanto para ayudar a que la Iglesia alcanzara la importancia que tiene ahora; y, lo que es más importante aún, observamos mediante nuestra fe la visión de su inminente y glorioso futuro. Ahora, mis hermanos y hermanas, con el futuro por delante y comprendiendo en esta sagrada ocasión las grandes responsabilidades y la divina misión de la Iglesia restaurada, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles declaran al mundo una proclamación. Hemos considerado apropiado el emitir esta declaración (Oficial desde aquí, el lugar donde la Iglesia tuvo sus comienzos. Por lo tanto, le pediré al élder Gordon B. Hinckley, del Consejo de los Doce, que lea dicha proclamación, tanto en mi nombre como en el de los demás hermanos de las Autoridades Generales, para vosotros y para el mundo. Elder Hinckley tiene la palabra.
Mis queridos hermanos, es una experiencia emocionante y maravillosa el estar hoy aquí, donde el profeta José Smith estuvo hace ciento cincuenta años. Llegamos anoche por avión desde Salt Lake City: el viaje nos llevó apenas seis horas, volando sobre esta hermosa tierra, la misma que hace mucho tiempo recorrieron trabajosamente nuestros antepasados en dirección al Oeste en busca de un lugar donde pudieran verse libres de persecuciones y pudieran adorar a Dios de acuerdo con los dictados de su propia conciencia. Nos encontramos esta mañana de Pascua en la casa restaurada de la granja de Pedro Whitmer, la que fue fielmente renovada para esta oportunidad, a fin de ayudarnos a recordar los acontecimientos tan importantes y significativos que tuvieron lugar aquí hace siglo y medio. En los años venideros, este lugar será visitado por buenas gentes de todas partes del mundo, quienes vendrán con el deseo de estar aquí donde yo me encuentro hoy. En este mismo lugar, el 6 de abril de 1830, se reunió un pequeño grupo de personas para formalizar la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Ellos creían en el testimonio del profeta José Smith, de que en la arboleda que se encuentra a pocas millas de aquí, en un día de primavera del año 1820, él recibió la visita de Dios el Padre y su Hijo, el resucitado Señor Jesucristo ' En los años siguientes tuvieron lugar apariciones de otros seres celestiales resucitados. En el Cerro Cumora, a unas pocas millas al oeste de este lugar, José Smith obtuvo de manos del ángel Moroni el registro de un pueblo que antiguamente habitó esta tierra. Mediante el don y poder de Dios, él tradujo
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DEDICACIÓN DE LA CAPILLA DE FAYETTE, ESTADO DE NUEVA YORK. Por el presidente Spencer W. Kimball En la proclamación que acaba de leer el élder Gordon B. Hinckley, repasamos brevemente los acontecimientos de la organización de la Iglesia, como una restauración de la Iglesia original establecida por el Salvador mismo cuando se encontraba sobre la tierra. Hemos ofrecido al mundo nuestro testimonio de los acontecimientos maravillosos y milagrosos que precedieron a la restauración, del mismo modo que hablamos del grandioso progreso de la obra en los años que le siguieron. Durante ochenta y cinco de esos ciento cincuenta años, yo he sido un testigo de ese desarrollo. Sabiendo perfectamente bien que la vida seguirá su curso y que no pasará mucho tiempo antes de que tenga que pararme ante el Señor y rendirle cuenta de mis palabras, quiero ahora agregar mi testimonio personal y solemne de que Dios, el Padre Eterno, y Jesucristo, el Señor resucitado, se le aparecieron al joven José Smith; testifico que el Libro de Mormón es una traducción de un registro antiguo de naciones que vivieron en este hemisferio occidental, las que prosperaron y se hicieron poderosas cuando guardaron los mandamientos de Dios, pero que, cuando se olvidaron de El, fueron destruidas por terribles guerras civiles. Este libro da testimonio de la existencia real del Señor Jesucristo como un Ser viviente, el Salvador y Redentor de la humanidad. Testifico que el Santo Sacerdocio, tanto el Aarónico como el de Melquisedec, fue restaurado sobre la tierra por Juan el Bautista, y por Pedro, Santiago y Juan con la autoridad para actuar en el nombre de Dios; y que otras llaves y autoridades fueron restauradas más adelante; que el poder y la autoridad de las diversas investiduras divinas se encuentran en la actualidad en nuestro poder. De todo esto ofrezco mi solemne testimonio en el nombre del Señor, a todos aquellos que me oyen; y prometo que todo aquel que escuche nuestro mensaje, acepte y viva el evangelio, desarrollará su fe y entendimiento; que aumentará la paz en su vida y en su hogar y que, por el poder del Espíritu Santo, dirá palabras similares de testimonio y verdad. Esto
Mis queridos hermanos, me siento agradecido por esta oportunidad que nos trae aquí. Fue emocionante la experiencia de hablaros hace algunos minutos desde la cabaña de Pedro Whitmer, donde fue organizada la Iglesia. Ahora, es una experiencia sumamente inspiradora encontrarnos en esta nueva capilla erigida aquí en Fayette, Distrito de Séneca, Estado de Nueva York, porque representa en parte el maravilloso desarrollo alcanzado por la Iglesia durante los 150 años de su historia. Hermanos y hermanas, hoy no sólo celebramos el sesquicentenarío de la organización de la Iglesia sino que, por ser domingo de Pascua, celebramos además la resurrección, el acontecimiento más grande de la historia de la humanidad desde el nacimiento de Cristo, el cual, como sabemos, también tuvo lugar en este día hace 1980 años. Inmediatamente después de la Conferencia Semestral del mes de octubre próximo pasado, mi esposa y yo acompañamos al presidente N. Eldon Tanner y su señora esposa, junto con otras personas, a la Tierra Santa para la dedicación de los Jardines Orson Hyde, en el Monte de los Olivos, en la ciudad de Jerusalén. Durante los pocos días que allí pasamos, recorrimos los senderos por los que anduvo Jesús. Vimos Belén y Nazaret, el Mar de Galilea y el río Jordán, visitamos el monte de la Transfiguración y el pozo de Jacob, el jardín de Getsemaní y el Gólgota. Nos sentamos a meditar en el sepulcro vacío y salimos de allí a los jardines bañados de sol, donde,, temprano por la mañana, los ángeles hablaron con las dos Mañas y les dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado." (Lu. 24:56.) Este es mi testimonio para todos los que me escucháis: ¡El ha resucitado! El vivió, murió y resucitó: es el Hijo de Dios, el que abrió las puertas de la inmortalidad para todos los seres humanos e hizo posibles las bendiciones de la vida eterna para aquellos que obedezcan Sus mandamientos. En este domingo de Pascua os doy mi solemne testimonio de su existencia actual y de su divinidad.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL lo hago, y os dejo mi bendición, en el nombre de Jesucristo. Amén.
Hoy, Padre querido, por la autoridad del Sagrado Sacerdocio que tú nos has dado, dedicamos estos edificios que se yerguen en la antigua granja de Pedro Whitmer, la cabaña de troncos restaurada con su mobiliario, como recordatorio de los humildes comienzos de donde partiera tu grandiosa obra; la casa posterior de los Whitmer, como lugar de residencia para tus siervos, los que laborarán aquí como misioneros entre las personas que sean atraídas a este lugar histórico; y esta hermosa capilla y centro de visitantes en el que hoy nos reunimos, para que puedan constituir un lugar de sagrada adoración e instrucción, un rincón para refugiarnos del mundo y un lugar de hospitalidad para las multitudes que aquí vendrán como visitantes. Que tu sagrado Espíritu reine aquí; que tu poder protector se ponga de manifiesto en la preservación de este importante escenario histórico; que el conocimiento sobre ti aumente y el testimonio de tu divino Hijo se fortalezca en el corazón de los muchos que hasta aquí lleguen con interés, y partan con un aumento de fe y conocimiento. Padre Celestial, en este día de dedicación, oramos por tus siervos y por tu pueblo en todas partes del mundo. Bendice a los justos y permite que tu sagrado Espíritu esté con ellos. Fortalece en el corazón de cada uno de nosotros un renovado sentimiento de dedicación hacia ti y tu verdad sempiterna. Te amamos, Padre, amamos a tu santo Hijo, y presentamos al mundo nuestro testimonio con respecto a El y a ti; y te pedimos que aceptes nuestro agradecimiento, nuestras labores y nuestro amor, en el nombre de Jesucristo. Amén.
0ración dedicatoria Nuestro Padre que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. En este aniversario estamos reunidos donde fue organizada La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, de acuerdo con tu revelación, hace ciento cincuenta años. Nuestro corazón rebosa de gratitud por las maravillosas bendiciones que tan generosamente nos has otorgado. Al traer a la memoria el pasado, nos emociona recordar la labor de quienes nos precedieron, especialmente la del profeta José Smith su hermano Hyrum, quienes sellaron con su sangre el testimonio de los sagrados acontecimientos que tuvieron lugar en esta zona. Nos sentimos agradecidos por todos los que laboraron con fe en todas partes de la tierra, para que la Iglesia llegara al punto de desarrollo en que se encuentra. Presentes hoy en este histórico lugar miramos con confianza hacia el futuro. Sabemos que bajo tu dirección, tu obra seguirá adelante para la bendición de tus hijos de todas las generaciones y en todo el mundo; que donde ahora hay centenares, habrá miles, y que aun cuando tu obra está establecida en la actualidad en muchas naciones, debe extenderse hasta cubrir toda la tierra, hasta que las personas en todas partes doblen las rodillas en homenaje a ti y a tu Hijo. Te rogamos, nuestro Padre, que inspires el corazón de los gobernantes de las naciones para que abran las puertas a tus siervos y la verdad pueda cubrir la tierra, al igual que las aguas cubren las profundidades del abismo.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN por el presidente Spencer W. Kimball Iglesia no obedecen otras voces, ni las engañosas tentaciones de los extraños. Se nos ha confiado un especial mensaje que debemos presentar ante el mundo; debemos ser conscientes de esa responsabilidad y permanecer alerta. Ahora nos enfrentamos con una enorme "marea" en la Iglesia, en todos sus asuntos en el mundo, que nos elevará y llevará hacia adelante como nunca ha sucedido. No nos cansemos entonces de hacer el bien. Ahora, mis hermanos, al comenzar la última mitad del segundo siglo de la Iglesia, esforcémonos por mantener nuestra fe hermosamente simple, y que como Pablo podamos decir: ". . . quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal." (Rom.16:19.) Aprendamos a reconocer la maldad y evitarla siempre. Mantengamos sencillos los programas y organizaciones de la Iglesia; si lo hacemos, la desarrollaremos en un modo verdaderamente impresionante en los años por venir. El Salvador urgió a sus seguidores para que fueran "prudentes como serpientes, y sencillos como palomas" (Mateo 10:16). Sigamos hoy ese consejo. Vivamos de modo tal que si la gente habla mal de nosotros, si nos critica, lo haga falsamente y sin justificativos. Mantengámonos firmemente aferrados a la barra de hierro. El Salvador nos urgió para que pusiéramos la mano en el arado y no miráramos hacia atrás. Así inspirados, se nos pide que seamos humildes y tengamos una fe profunda e inconmovible en El; que sigamos hacia adelante confiando en El; que rehusemos ser desviados de nuestro curso por las costumbres del mundo y por sus halagos. Veo en la actualidad dedicación y devoción en los miembros de la Iglesia. ¡Hay tanto por hacer todavía! Continuemos hacia adelante entonces; continuemos en nuestro camino con pasos agigantados. El Señor nos guiará por él, permanecerá con nosotros y no nos abandonará. Sé con toda mi alma que Jesucristo es el Hijo de Dios, que murió en la cruz y resucitó de los muertos. El es el Señor resucitado, el Gran Sumo Sacerdote Presidente, y se encuentra al frente de esta Iglesia. De esto doy testimonio en este hermoso
¡Esta ha sido una conferencia gloriosa, mis hermanos y hermanas! Me he sentido cerca de vosotros los que estáis en el Tabernáculo, aun cuando estamos separados por casi todo el ancho del continente. * Esta conferencia de celebración del sesquicentenario nos ha llevado a todos un poco más cerca de los comienzos mismos de esta última dispensación. Hemos sido reconfortados por estos acontecimientos. Pero aun cuando hablamos de comienzos, los acontecimientos mundiales nos recuerdan que nos estamos acercando a pasos agigantados hacia el fin de esta dispensación. Para mí entonces, esta conferencia ha estado repleta de buenos recuerdos, al igual que de interrogantes con respecto al futuro, sentimientos que se combinaron para que me sintiera aún más agradecido que nunca por el privilegio que tengo de ser parte integral y activa de esta gran obra de los últimos días. Mirándolo desde el punto de vista de la historia humana, 150 años no son muchos en realidad. Es tan sólo un breve momento en la eternidad. Tanto vosotros como yo sabemos que los individuos y las instituciones se miden por sus hechos, y no por la edad; por el servicio, y no por los siglos. Del mismo modo en que la vida de un individuo puede a menudo compensar con calidad lo que le falte en cantidad de años, así la Iglesia de los Santos de los Últimos Días condensó en 150 años muchos y significativos logros. En realidad, no es necesario que seamos viejos para ser grandiosos. Hasta ahora hemos tenido doce presidentes de la Iglesia. Quisiera expresar mi profundo y sincero aprecio por cada uno y todos los once presidentes que me precedieron, al igual que por todo lo que ellos, sus asociados, y los miembros en general de la Iglesia lograron, teniendo muchas veces que afrontar obstáculos y problemas que parecían insuperables. No se puede estudiar la historia de la Iglesia sin sentirse profundamente impresionado con la fidelidad y fortaleza de los Santos, aun encontrándose en medio de las mayores dificultades. Puedo sentir que la misma fidelidad caracteriza a los miembros de la actualidad. Nuestros miembros conocen al Señor, conocen a sus líderes; conocen la voz de su Señor y la siguen. Los miembros de la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL *Nota dc la editora: Este discurso fue pronunciado en Fayette, Estado de Nueva York, y transmitido vía satélite directamente al Tabernáculo de Salt Lake City.
domingo de Pascua, en el día de este gran aniversario de la restauración de la Iglesia, acontecimiento que tuvo lugar hace 150 años en este mismo sitio en el que hoy me encuentro parado, y lo hago en el nombre de Jesucristo. Amén.
PROFUNDA DEDICACIÓN A LOS SERVICIOS DE BIENESTAR Por el Presidente Spencer W. Kimball preparar buenos huertos y que haya mucha gente que se provea de los alimentos indispensables para las épocas de escasez. También me he fijado en que ha aumentado el interés por adquirir proyectos de bienestar, así como por mejorar los ya existentes. Casi todas las familias en la Iglesia están experimentando en una forma u otra los efectos de la inflación que acosa al mundo entero. Quisiera recordamos que si vivimos el evangelio y seguimos los consejos de nuestros líderes de la Iglesia, seremos bendecidos para evitar muchos de los problemas económicos que nos afligen. El Señor se da cuenta de los problemas a los que nos enfrentamos; si guardarnos sus mandamientos seremos merecedores de recibir sabiduría y bendiciones del cielo para poder resolverlos. Hermanos y hermanas, sé que el evangelio es verdadero, y que contiene las respuestas a todas las preguntas y problemas de la vida. Que el Señor nos bendiga en este grandioso programa de bienestar, oro humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
Mis amados hermanos y hermanas, he gozado muchísimo de esta reunión y respaldo todo lo que han dicho los diferentes oradores. Deseo expresar mi profunda estima a cada uno de vosotros por lo que contribuís en esta maravillosa obra de bienestar. Estamos muy agradecidos por el progreso que se ha logrado. A pesar de que hay mucho más que hacer, considero que el Señor se siente complacido con el servicio que han prestado los santos. Percibo un compromiso profundo por parte de nuestros líderes para aplicar en sus barrios y estacas los principios de bienestar que hemos oído predicar desde este púlpito durante muchos años. Ciertamente no ha existido antes otra ocasión en que tuviéramos mayor necesidad de estar anhelosamente consagrados a una causa tan importante. Me complacen las noticias que recibimos en cuanto a los huertos que están cultivando las familias de la Iglesia. Esperamos que cuando llegue la primavera en vuestras respectivas zonas, todos tengan planes de
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LA FAMILIA PUEDE SER ETERNA Presidente Spencer W. Kimball "Fui educado en la creencia de que uno de los grandes problemas de nuestro mundo occidental era que en la Primera Guerra Mundial perdimos la flor y nata de nuestra población. Pero ahora, en nombre de principios humanos hemos destruido un numero equivalente de vidas, aun antes de que nacieran." (Human Life Review, número del verano de 1980, pág. 74.) Mas aun, muchas de las restricciones sociales que en el pasado ayudaron a reforzar y apuntalar a la familia están diluyéndose y desapareciendo. Llegara un momento en que solo aquellos que crean profunda y activamente en la familia podrán preservar a la suya en medio de las iniquidades que nos rodean. Ya sea por inadvertencia, ignorancia u otras causas, los esfuerzos que a menudo hacen los gobiernos, y que aparentemente tienen como objeto ayudar a la institución familiar, solo sirven para perjudicarla más. Hay quienes harían una definición tan contradictoria de esta que la colocarían en el plano de lo inexistente. Cuanto más se esfuerzan en vano los gobiernos por usurparle su lugar, menos eficaces son para cumplir con el papel tradicional y básico para el cual fueron creados. Aunque nos disguste reconocerlo, muchas de las dificultades que acosan a la familia actualmente nacen de la violación del séptimo mandamiento. La castidad antes del matrimonio y la fidelidad absoluta después de él todavía son las normas de las cuales no podemos desviarnos sin caer en el pecado, la miseria y la desgracia La violación del séptimo mandamiento significa, generalmente, la destrucción de uno o más hogares. Los adultos delincuentes producen hijos delincuentes; esta desagradable realidad no cambiara simplemente por el hecho de que rebajemos nuestras normas al definir lo que es la delincuencia, ya sea en adultos, jóvenes o niños. Precisamente nosotros, mis hermanos, no debemos dejarnos convencer por los engañosos argumentos que afirman que la unidad familiar esta de algún modo relacionada con las fases por las cuales pasan las sociedades en su desarrollo. Tenemos la libertad de resistir a los movimientos que rebajan el concepto de la familia y ensalzan la
Mis queridos hermanos, me siento feliz de daros la bienvenida a esta sesión de apertura de la Conferencia General de la Iglesia siendo el centésimo quincuagésimo año de esta. Desde sus principios, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días ha dado énfasis a la vida familiar. Siempre hemos sabido que los fundamentos de la familia como unidad eterna se establecieron aun antes de que esta tierra fuera creada. La sociedad sin una vida familiar básica no tendría cimientos y se desintegraría en la nada. Por lo tanto, en cualquier momento en que una institución tan básica como la familia eterna esta en peligro, tenemos la solemne obligación de hablar, no sea que aquellos que deliberadamente están tratando de destruirla le hagan un grave daño. Los mandamientos y las normas de moral instituidos por el Señor mismo son atacados a diestra y siniestra; por todos lados hay falsos maestros que hacen uso de la palabra y la literatura pornográfica, las revistas, la radio, la televisión y la propaganda callejera para diseminar herejías que destruyen las normas morales. A causa de lo serio de este tema, he preparado un articulo que aparecerá en el numero de febrero de 1981 de la Liahona, en el cual hablo franca y extensamente respecto a la moralidad. Esta es una grave responsabilidad, la cual no es nada fácil y deseo instar a todos los miembros de la Iglesia a que lo lean. Vivimos en tiempos peligrosos, en los que cada vez mas personas violan el voto matrimonial, y la delincuencia juvenil aumenta notablemente. En los Estados Unidos el numero de divorcios ha aumentado en un 65% desde 1970; la cantidad de parejas que conviven sin casarse se ha elevado a mas de un 157% en la década pasada; hay muchos mas niños que crecen en hogares donde falta uno de los padres. En 1979, una de cada cinco familias con hijos tenia sólo uno de los padres en la casa. El aborto ha alcanzado las proporciones de una plaga. Por ejemplo, "en Inglaterra, desde que se creo el decreto pro-aborto, ha habido mas muertes en una década a causa de este, que todas las que hubo durante la Primera Guerra Mundial". Sobre esto, Malcolm Muggeridge ha dicho:
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Una vez mas os exhorto a que seáis diligentes en escribir vuestra historia familiar. Estamos muy complacidos con el éxito de la reciente Conferencia Mundial sobre Registros, en la cual se reunieron mas de 11.000 personas procedentes de mas de 30 naciones, para compartir sus conocimientos y aprender sobre este tema. Que podamos ser un ejemplo en esto, y cosechar los beneficios de ver a nuestras unidades familiares más fuertes al tratar de conservar nuestros respectivos patrimonios. Esperamos que los padres estén aprovechando el tiempo extra que les da el programa integrado de reuniones, a fin de enseñar, amar y nutrir espiritualmente a sus hijos; también esperamos que no olvidéis la necesidad de tener actividades y entretenimientos juntos, para lo cual también tenéis tiempo. Que vuestro amor por cada integrante de la familia sea incondicional. Y cuando surjan problemas, recordad: ¡Sólo fracasáis cuando dejáis de esforzaros! Sinceramente aceptamos con gusto la ayuda animosa de iglesias, escuelas, colegios y universidades, de las personas de toda raza, credo y costumbres, que tengan interés en salvaguardar la familia. Pero, como ya lo indiqué, si todas las demás instituciones no hacen su parte en forma adecuada, de todos modos nosotros haremos la nuestra. No hay nada dudoso en lo que el Señor nos ha dicho. No podemos eludir nuestro deber. E1 ha colocado la responsabilidad donde corresponde, y nos hará responsables con respecto al deber que tienen los padres de enseñar a sus hijos los principios correctos y la importancia de que anden rectamente delante del Señor; y, al tratar de hacerlo, no hay nada que substituya la elocuencia del buen ejemplo. ¡Mis queridos hermanos! ¡La familia puede ser eterna! La divinidad, la eternidad y la familia pueden y deben ir juntas. No permitáis que los goces pasajeros os alejen de esa meta. 0s doy mi solemne testimonio de que Dios vive, que Jesucristo vive y que es nuestro Salvador y Redentor. Os dejo mi amor y mi bendición, en el nombre de Jesucristo. Amen.
importancia de un individualismo egoísta. Sabemos que la unidad familiar es eterna y que cuando esta funciona mal, el funcionamiento de todas las demás instituciones sociales también es malo Aquellos que la atacan, sea por ignorancia o por malicia, están poniendo los cimientos de un desgraciado e innecesario ciclo de miseria y desolación, pues buscaran en vano y dolorosamente un substituto, y la sabiduría de los sabios mundanos perecerá públicamente por su insensatez. La deterioración de muchas de nuestras familias ocurre en una época en que las naciones están encaminándose hacia unos de los tiempos más difíciles que se han conocido. El libertinaje no nos sacara incólumes de esas crisis; el materialismo no nos sostendrá, porque la polilla y el orín continuaran minando y corroyendo todos los tesoros mundanos. Nuestras instituciones políticas parlamentos, congresos y asambleas no pueden rescatarnos si nuestra institución básica, la familia, no permanece intacta. Los tratados de paz no pueden salvarnos cuando en el hogar hay hostilidad en lugar de amor; los programas para los desocupados no pueden mejorar la situación, cuando hay muchos a quienes no se les enseña a trabajar o no tienen la posibilidad de hacerlo y, en algunos casos, tampoco la inclinación; las leyes no pueden protegernos cuando hay demasiadas personas que no desean disciplinarse ni someterse a la disciplina. Las presentes generaciones a las que se haya enseñado que la autoridad y la disciplina amorosa son innecesarias no obedecerán el quinto mandamiento, el de honrar a sus padres (véase Ex. 20:12). ¿Cómo pueden estas generaciones honrar a sus progenitores, si ellos mismos se han deshonrado, especialmente quebrantando el séptimo mandamiento? Casi toda clase de estadísticas que vemos con respecto a la familia se convierte en un trágico esquema que nos recuerda la necesidad de hacer frente a la corriente y contenerla.
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"LA RELIGION PURA . . ." Presidente Spencer W. Kimball anticipación de los problemas de algunos de nuestros miembros que están pasando por serias dificultades, mientras dichos problemas y conflictos sean todavía pequeños y se puedan controlar. Estad conscientes de los pequeños problemas y tirantez de relaciones que podáis observar en las familias, a fin de que podáis brindar la debida atención, consejo y amor cuando mas se necesiten. Una hora con un joven o señorita que tiene problemas ahora puede ser la salvación para el o ella, y eso es preferible a los cientos de horas que se puedan pasar luego en su vida, tratando de volverlos al buen camino. Como lo hemos dicho muchas veces, delegad aquellas tareas que otros pueden desempeñar, a fin de que estéis libres para efectuar aquellas cosas que solo vosotros podéis hacer. Los maestros orientadores deben ayudar a velar por el rebano. Aunque ellos no pueden aconsejar como los obispos y los presidentes lo hacen, pueden brindar la tan necesitada, preventiva y apropiada ayuda, bajo la dirección de los lideres de quórum y los obispados. Presidentes de estaca, obispos y presidentes de rama, os ruego que tengáis un interés especial en mejorar la calidad de la enseñanza en la Iglesia. El Salvador nos ha dicho que debemos apacentar su rebano. (Véase Juan 21:15-17.) Temo que muy a menudo, muchos de nuestros miembros van a la Iglesia, se sientan durante toda una clase o reunión y regresan a sus hogares sin haber recibido la instrucción necesaria. Es muy triste cuando esto pasa en un tiempo cuando sus vidas pueden estar en un periodo de angustia, tentación o crisis. Todos necesitamos ser tocados y nutridos por el Espíritu, y la enseñanza eficaz es una de las maneras mas importantes en que lo podemos lograr. A menudo nos esforzamos en gran manera por traer miembros a la Iglesia, y, sin embargo, no velamos debidamente para ver que es lo que reciben cuando vienen. Ayer, al dirigirme a los representantes regionales, les hable de lo que nos espera a todos conforme hermanemos y enseñemos el evangelio a los diferentes grupos culturales y minorías que viven entre nosotros. Cuando no les damos la atención debida, los perdemos. En abril de 1977, cuando hable acerca de los lamanitas, dije que "ya no podíamos solo enseñarles y predicarles, sino que debíamos establecer la Iglesia
Mis queridos hermanos: Siempre es un gran gozo para mi tener el privilegio de reunirme con vosotros en la reunión general del sacerdocio. Estamos reunidos aquí en el Tabernáculo, en la Manzana del Templo en Salt Lake City, y en mas de 2.000 otros lugares. Pensad en el grandioso y sagrado poder que esta representado por esta asamblea de hombres y jóvenes. Me regocijo con vosotros en las múltiples bendiciones que son nuestras por poseer el sacerdocio de Dios. Hermanos permitidme mencionar un asunto al principio de mis palabras. A todos vosotros que sois ciudadanos de este país [Estados Unidos] quisiera instaros, así como a los miembros de vuestra familia que están en edad de votar, que vayáis a las casillas de votación el próximo mes de noviembre, y que votéis por los candidatos mas diestros, por las mejores personas que por seguro harán todo lo que este de su parte para proteger los derechos y libertades de esta nación. No respaldamos a ningún candidato en particular; pero esperamos que votéis por buenos hombres y mujeres honestos, íntegros y capacitados; vosotros debéis ser los jueces. Además, esperamos que ni los edificios de la Iglesia ni las organizaciones auxiliares de ella se utilicen para respaldar la candidatura o los puntos de vista de ningún candidato. Conforme leemos y estudiamos las Escrituras nos damos cuenta de que el Salvador siempre se ha preocupado del bienestar de los miembros de su rebano, tanto individual como colectivamente. Es acerca de este principio de velar por las necesidades de los miembros de la Iglesia en estos días tan problemáticos, y auxiliarnos, mis hermanos, que deseo hablaros esta noche. Obispos y presidentes de rama; estad alerta a las necesidades de los preciosos individuos y familias que forman vuestra congregación en los barrios y ramas. Vosotros sois los pastores que habéis de alimentar al rebaño. Hasta donde os sea posible, permitid que vuestros consejeros y otros oficiales que sirven y trabajan bajo vuestra dirección dirijan vuestros programas. Si tenéis este propósito en mente, a menudo podréis daros cuenta con
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL entre ellos" (Seminario para Representantes Regionales, 1° de abril de 1977). Esta declaración se aplica a todo pueblo. Durante los últimos años, el programa de Unidades Básicas se ha desarrollado para ayudar en donde existen necesidades especiales ya sea idiomáticas o culturales. Los libros de instrucción, los manuales y los informes son mucho menos complicados que los que utiliza el programa de la Iglesia en general. Son estupendos y están disponibles en la mayoría de los idiomas. Hemos diseñado edificios mas pequeños y menos costosos para satisfacer también esta necesidad. Se puede capacitar a matrimonios en el programa de Unidades Básicas de modo que ayudan a establecer la Iglesia entre todos los habitantes de la tierra. En aquellos lugares donde el programa se utiliza como esta proyectado, estamos teniendo mucho éxito. Os instamos, lideres del sacerdocio, que os familiaricéis con este programa, y lo utilicéis para que sea una bendición a vuestros semejantes. El Señor ha declarado: "Porque, por ahora no pueden tolerar carne, sino leche deben recibir (D. y C. 19:22). Otra cosa muy importante, mis hermanos, especialmente a vosotros, presidentes de estaca, obispos y presidentes de rama. Estad siempre al tanto de los miembros de vuestro rebano que están tristes, se sienten solos, acongojados o desdichados. Siempre hay entre nosotros algunos que necesitan de
nuestra atención y cuidado especial. Nunca debemos olvidarlos ni descuidarlos. "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. " (Santiago 1:27.) Se nos conoce, con todo derecho, como un pueblo que edifica capillas. Espero que se nos llegue a conocer aun mas como un pueblo que edifica familias. No seáis negligentes con vuestras propias familias, mis hermanos. El nuevo programa integrado os permite, si planeáis como es debido, llevar a cabo todas las reuniones de acuerdo con el horario del programa integrado y también las reuniones administrativas necesarias, y todavía debéis tener algunas horas disponibles para estar con vuestra familia cada domingo. Ved que esto se lleve a cabo, a fin de que vuestros hermanos del sacerdocio no descuiden sus propias familias y para que vuestros magníficos presidentes de estaca, obispos y presidentes de rama, así como los presidentes de quórumes y demás auxiliares hagan lo mismo. Os amo, mis amados hermanos, y me siento agradecido por vuestra fe, devoción y amor a la causa de la verdad del Maestro. Hermanos, expreso mi afecto para todos vosotros y para toda vuestra gente en los lugares esparcidos del mundo. Que el Señor os bendiga, hermanos, y que sepáis que os amamos mucho aquí en las Oficinas Centrales de la Iglesia. Que Dios os bendiga; que la paz sea con vosotros, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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". . . Y SI CREEIS TODAS ESTAS COSAS . . ." Presidente Spencer W. Kimball mundo, lo cual constituye una prueba que enfrentar. No podemos vivir en tiempos turbulentos sin que experimentemos algo de esa turbulencia. Pero no es necesario que "seamos echados de una parte a otra" (Santiago 1:6), como sucede a algunos, sin un ancla. Pertenecemos a una Iglesia divina. Tenemos profetas modernos que nos guían y a Cristo como nuestro Pastor para dirigirnos. Aun así, hermanos y hermanas, los medios modernos de comunicación llevan el mundo exterior a nuestros hogares, y no debemos perder nuestra perspectiva, aunque otros estén confusos. Si oímos informes desalentadores y nos acongojan los sucesos del mundo, no nos acobardemos. "No os canséis de luchar." (Himnos de Sión, 200.) El programa del Señor triunfara aun cuando algunos de la Iglesia desfallezcan. Veremos el progreso constante de la obra del Señor, hasta en medio de los problemas del mundo. Su obra se extenderá hasta que llene toda la tierra. E1 nos ha hecho sus promesas tantas veces; nos ha dicho que si guardamos sus mandamientos E1 esta obligado a guardar dichas promesas. ¡El lo hace, y lo hará! Creo que si he aprendido algo en la vida es que tenemos que seguir adelante, seguir esforzándonos ¡mientras nos quede aliento! Si lo hacemos, nos sorprenderá ver cuanto mas podemos hacer aun. Ahora, habiendo sido edificados, vayamos a bendecir y edificar a nuestros familiares, a nuestros vecinos y a nuestros amigos. Estamos unidos por el hecho de que todos somos hijos literales de nuestro Padre Celestial, y de que El nos ama. Dios vive, y Jesucristo es su Hijo Unigénito, nuestro Salvador y Redentor. Este es mi solemne testimonio a vosotros, mis hermanos. Os dejo mi amor y mis bendiciones, en el nombre de Jesucristo. Amén.
Como siempre, mis amados hermanos y hermanas, agradezco personalmente, así como en nombre de los miembros de la Iglesia, el consejo y el incentivo que hemos recibido en esta conferencia general. Los que han proveído la música han dado un matiz especial a las sesiones. Los que habéis concurrido habéis escuchado y meditado, y también habéis sido alimentados con el pan de vida. Y mas que nada, el Señor nos ha bendecido con su Espíritu, ¡por lo que estamos profundamente agradecidos! No obstante lo que hemos recibido, no debemos apartarlo de nuestros pensamientos al entonar el ultimo himno. Al prestar oídos a cada sermón, hemos asentido con un enfático "amen". Con el ultimo "amen" de esta tarde todavía resonando en nuestros oídos, volvamos a nuestras casas con la determinación de mejorar y de llevar a la practica aquellos principios que hemos aprendido en los últimos dos días. Hermanos y hermanas, nuestro cometido es el mismo de siempre una vez que aprendemos principios correctos. Dicho cometido lo explico elocuentemente un profeta antiguo al decir: ". . . y si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis" (Mosiah 4:10). No debemos permitir que las silenciosas resoluciones que hemos tomado aquí en esta conferencia queden relegadas al olvido al regresar a las pruebas y las responsabilidades de un mundo laborante, un mundo de confusión y conflictos. Durante la conferencia general hemos estado por algunas horas separados del mundo, y el Espíritu ha susurrado paz a nuestras almas. Ahora hemos de volver a ocupar nuestros lugares en el mundo, pero estaremos mejor preparados para mejorarlo. Sigamos adelante con toda confianza, no con paso vacilante, sino seguro, y con una constante dedicación, nacida del Espíritu. Otra palabra de consejo, mis amados hermanos y hermanas. Oímos inevitablemente los sucesos del
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LA LEY DEL DIEZMO Presidente Spencer W. Kimball Como lo indiqué anteriormente, la voluntad del Señor sobre el establecimiento de la ley del diezmo en esta dispensación fue revelada al profeta José Smith en Far West, Misuri, el 8 de julio de 1838, y se encuentra en la sección 119 de Doctrina Convenios. Diez días más tarde el Señor le dio al profeta José otra revelación que se encuentra en la sección 120 de Doctrina y Convenios, donde se da a conocer que por medio de un consejo se dispondría de los diezmos de la Iglesia, y éste sería integrado por la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce y el Obispado Presidente. Hoy mismo, el consejo que dispone de los diezmos y que está compuesto de las dieciocho Autoridades Generales designados en la revelación se reúne regularmente bajo la inspiración del Señor, para determinar y aprobar cuál debe ser el uso correcto de los diezmos en la Iglesia del Señor. Como todos bien sabéis, la Iglesia no pide dinero prestado. Con los fondos sagrados de la Iglesia se hace un cuidadoso presupuesto para que los gastos nunca sobrepasen los ingresos. En la conferencia de octubre de 1897, hablando de la ley del diezmo, el presidente Joseph F. Smith dijo desde el púlpito: "El propósito de la ley de los diezmos es similar a la ley de ingresos decretada por todo estado, todo país y todo municipio en el inundo, supongo. No hay tal cosa como un grupo de hombres, organizados para un propósito de importancia, sin los medios para poder llevar a cabo sus fines. La ley de los diezmos es la ley de ingresos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Sin ella seria imposible que llevara a efecto los propósitos del Señor." (Doctrina del Evangelio, pág. 220.) El tiempo no me permite que os relate detalladamente una hermosa historia sobre el diezmo que mi tío el presidente Joseph F. Smith relató, la cual fue una experiencia que tuvo su madre, Mary Fielding Smith, viuda del patriarca Hyrum Smith, después de haber llegado al Valle de Salt Lake. Es una experiencia conmovedora y un ejemplo de fe. Ella dijo a un hombre en la oficina de diezmos (situada al otro lado de la calle donde ahora está el Hotel Utah), quien estaba regañándola por pagar su diezmo:
Mis queridos hermanos, el mensaje que hoy os doy no es un mensaje nuevo. En todas las dispensaciones los profetas han enseñado sobre la ley del diezmo y los principios relacionados con ella. Desde el comienzo hemos aprendido que ". . . del Señor es la tierra y su plenitud" (1 Co. 10:26), de la cual El nos manda que le dediquemos la décima parte. El diezmo es una ley de Dios que deben obedecer quienes a El siguen y el no cumplirla totalmente es omitir un mandamiento muy importante. En la sección 119 de Doctrina y Convenios el Señor nos da a conocer su voluntad con respecto a esta ley. De vez en cuando oficiales de la Iglesia piden a la oficina de la Primera Presidencia información sobre lo que se considera un diezmo justo. Al unísono respondemos que la declaración más simple que conocemos es la que el mismo Señor dio, en la que dice que los miembros de la Iglesia deben pagar "la décima parte de todo su interés anual" lo cual sabemos se refiere a nuestros ingresos (véase D. y C. 119:4). Cuando a veces nos sintamos inclinados a pensar que no vale la pena servir al Señor, debemos promover nuestra fe, creer en las ricas promesas de Dios, obedecer y esperar pacientemente, porque el Señor cumplirá todas sus promesas. El apóstol Pablo dijo: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman." (1 Co. 2:9.) Aun en esta vida, se han prometido grandes bendiciones a los obedientes. Escuchad por ejemplo la promesa que se hace a quienes pagan sus diezmos. "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados. (Mal. 3:10-12.)
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "¿No te da vergüenza? ¿Quieres negarme una bendición? Si no pagara mis diezmos, yo esperaba que el Señor me retuviera sus bendiciones. Pago mis diezmos, no sólo porque es la ley de Dios, sino porque espero una bendición de ello. Guardando ésta y otras leyes espero progresar y poder sostener a mi familia." Os recomiendo que todos leáis la historia completa en el libro Doctrina del Evangelio, que es una selección de los escritos y sermones del presidente Smith, páginas 222, 223 y 224. Mis queridos hermanos, de nuevo os digo que el diezmo es una ley de Dios y un requisito para sus seguidores. El dejar de ser honesto en el pago del diezmo es omitir un mandamiento muy importante; es una transgresión, no un simple descuido.
La ley del diezmo es un mandamiento divino que concierne a todos los hijos nuestro Padre Celestial. Todos los que creen en la Biblia deben creer que es una ley de Dios. Sin embargo, nadie la entiende ni la guarda tan bien como los Santos de los Ultimos Días, porque nos ha sido dada de nuevo por nuestros profetas modernos. Una y otra vez se repiten las palabras del maestro: "Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios." (Mateo 22:21.) Doy mi testimonio sobre la divinidad de esta ley tan importante del Señor y suplico a nuestro Padre Celestial que os bendiga, así como a todos los Santos de Sión para que podáis tener el mismo testimonio, y os dejo mi bendición en el nombre de Jesucristo. Amén.
"VESTÍOS DE TODA LA ARMADURA DE DIOS . . ." Presidente Spencer W. Kimball zona y un período de peligro; ajustaos los cinturones, manteneos firmes y podréis sobrevivir esta tormenta". He entrevistado a miles de jóvenes y muchos parecen tambalearse; algunos dan excusas por sus errores y se entregan a inaceptables justificaciones. Me gustaría poder aclarar por lo menos en ciertos aspectos lo que el Dios de los cielos y Su iglesia esperan de vosotros en relación con algunos asuntos muy importantes. Primero, hagamos una pausa para recordarnos que somos hijos espirituales de Dios y que somos su creación suprema. En cada uno de nosotros existe el potencial para llegar a ser un Dios, puro, santo, verídico, importante, y libre de toda influencia terrenal. En las Escrituras aprendemos que cada uno de nosotros tiene una existencia eterna, y que en el principio todos estabamos con Dios (véase Abr. 3:22). El llegar a comprender esto nos da un entendimiento singular de la dignidad del hombre. Pero por todas partes hay falsos maestros que hacen uso de la palabra y de las publicaciones pornográficas, de las revistas, la radio, la televisión y la propaganda callejera, abominables herejías que atacan las normas de moral, con el solo propósito de satisfacer la lujuria de la carne.
Amo a los jóvenes y me regocijo cuando los veo crecer limpios, resueltos y robustos; también sufro con ellos cuando tienen desdichas, problemas y remordimientos. Numerosos desastres han ocurrido en medio del océano algunas veces por el choque de barcos contra grandes témpanos de hielo, haciendo que muchos encuentren en el agua su tumba. Jóvenes, creo que vosotros sois básicamente prudentes, de buen criterio; pero también vosotros estáis navegando por océanos que os son por lo menos parcialmente inexplorados, donde hay bancos de arena, rocas y témpanos, y donde pueden sobreveniros grandes desastres a menos que escuchéis las advertencias. Hace un par de años, mientras el avión en que viajaba se elevaba ganando altitud, se oyó claramente por los altoparlantes la voz de la aeromoza: "Estamos entrando en una zona de tormenta. Aunque volaremos por las orillas del peligro, puede que se sientan algunos vacíos. Rogamos se pongan los cinturones de seguridad". Como líder en la Iglesia, y siendo hasta cierto punto responsable por la juventud y su bienestar, quiero levantar mi voz, para deciros: "Estáis en una
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL En su plan diabólico, Satanás engaña al incauto y hace uso de todos los recursos que estén a la mano. Rara vez se puede asistir a una convención, una reunión de club, una fiesta o reunión social sin oír palabrotas o cuentos obscenos. Pedro nos advirtió: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). Y el Salvador dijo que aun los elegidos de ser posible serian engañados por Satanás. El usara su lógica para confundir y sus justificaciones para destruir; hará borrosos los significados, abrirá las puertas centímetro a centímetro y conducirá desde el blanco mas puro a través de todos los tonos de gris hasta el negro atezado. Este es el motivo por el cual deseo definir para vosotros, los jóvenes, el significado de palabras y acciones a fin de fortificaros en contra del error, la angustia y el dolor.
Ninguno de nosotros había sonado en que aquello llegaría a pasarnos, pero todos los elementos se combinaron Para romper nuestra resistencia. No notamos el paso del tiempo, de las horas; los sencillos besos que nos habíamos dado a menudo gradualmente se convirtieron en caricias apasionadas. Entonces nos detuvimos. Pero hubo otras noches, y cada vez las barreras se hacían menos difíciles de sobrepasar. Nos amábamos tanto que nos convencimos de que las caricias apasionadas no eran algo tan malo, puesto que de todos modos sentíamos que nos pertenecíamos el uno al otro. Cada noche comenzábamos donde habíamos interrumpido la noche anterior y así continuamos hasta que finalmente como si de ninguna forma pudiéramos controlarnos, tuvimos relaciones sexuales. Al principio habíamos hablado de ello y habíamos llegado al acuerdo de que hiciéramos lo que hiciéramos no llegaríamos nunca hasta ese punto. Pero entonces ya era demasiado tarde, demasiado tarde, y nos despertamos a la realidad de lo que habíamos hecho." La inmoralidad no comienza por el adulterio o la perversión por las pequeñas indiscreciones, como el tener pensamientos o conversaciones sobre temas sexuales, el besuqueo apasionado, los manoseos, aumentando un poco más con cada uno de estos. Las pequeñas indiscreciones parecen insignificantes comparadas con el cuerpo fuerte, la mente firme y el dulce espíritu del joven que cede a la primera tentación. Pero muy pronto lo fuerte se convierte en débil, el maestro en esclavo, y el desarrollo espiritual queda truncado. Pero si el primer acto incorrecto jamas echa raíces, entonces el árbol crecerá hasta alcanzar una hermosa madurez y la vida del joven se desarrollara en dirección hacia Dios, nuestro Padre. "¿Podemos recibir el perdón, hermano Kimball?", me preguntaron ambos jóvenes. "Si", les replique, "el Señor y su Iglesia pueden perdonar y lo harán; pero no será fácil. El camino que debe recorrer el transgresor es muy difícil; siempre lo ha sido y siempre lo será. El Señor dijo: 'Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la ultima blanca' (Lucas 12:59)." Luego procedí a explicarles que en su bondad el Señor proveyó un camino hacia el perdón. Se puede hacer lo que se quiera, pero no se puede evadir la responsabilidad de los actos; se pueden quebrantar las leyes, pero no se pueden evitar los castigos; nada se puede hacer impunemente en esta vida. Dios es justo. Pablo dijo: "No os engañéis; Dios no puede ser
Besuqueos, caricias, manoseos íntimos, fornicación Comenzare por contaros una historia verídica cuyos protagonistas son personas reales. El joven era bien proporcionado y, como el rey David, "rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer" (1 Sam. 16:12). A su lado se encontraba una encantadora joven, de hermosa silueta y facciones encantadoras. Era evidente que se amaban, pues, al sentarse frente a mí, el buscó en silencio la mano de la chica e intercambiaron significativas miradas. La agradable voz del joven sonaba vacilante y un poco cortada por la emoción al presentarme a su novia; en sus ojos había una expresión suplicante. "Nos encontramos en dificultades, hermano Kimball", me dijo. "Hemos quebrantado la ley de castidad. Oramos y ayunamos, y hemos sufrido mucho hasta que finalmente llegamos a la conclusión de que debemos tratar de hacer algo al respecto. Todo comenzó con un baile importante, que prometía ser muy especial; al pensar en ello ahora, comprendo que el resultado fue trágico y fue el principio de nuestros problemas. Cuando vi a mi novia bajando la escalera aquella noche pense que no podía haber otra joven mas hermosa ni mas dulce. Bailamos toda la noche y luego, al llevarla a la casa, cuando detuve el auto y nos quedamos allí sentados, a medida que nos dejábamos llevar por la pasión, mis pensamientos se volvieron confusos.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segara" (Gálatas 6:7). A pesar de lo serio que es el pecado de fornicación (relaciones sexuales entre personas solteras), existe el perdón bajo la condición de un arrepentimiento total; pero, primeramente, la persona debe llegar a reconocer la seriedad de su pecado. Desde el principio han existido en este mundo una gran variedad de pecados; muchos de ellos resultan en daño a otras personas; pero cada uno es en realidad en contra de nosotros mismos y de Dios, puesto que limitan nuestro progreso, truncan nuestro desarrollo y nos aíslan de las personas buenas, las buenas influencias, y de nuestro Señor. Los primeros apóstoles y profetas mencionan numerosos pecados que consideraban censurables, muchos eran pecados sexuales: el adulterio, las inclinaciones contranaturales, la lascivia, la infidelidad, la incontinencia, las relaciones indecentes, la impureza, las relaciones impropias, la fornicación. También incluyen todas las relaciones sexuales extramatrimoniales: los manoseos, la perversión sexual, la masturbación y la obsesión sexual ya sea de pensamiento o de palabra; están incluidos todos los pecados secretos y cada uno de los pensamientos y acciones inmundas e impuras. Uno de los peores es el incesto. E1 diccionario lo define como: "Pecado carnal cometido por parientes dentro de los grados en que esta prohibido el matrimonio". La espiritualidad de una persona puede quedar severa y a veces irreparablemente dañada por tan terrible pecado. La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce han determinado que el castigo por el pecado del incesto debe ser la excomunión; además quien haya sido así excomulgado de la Iglesia no podrá volver a ser bautizado en ella sin la autorización escrita de la Primera Presidencia. La conciencia nos dice cuando estamos entrando en mundos prohibidos y continua aguijoneándonos a menos que la acallemos con la voluntad del deseo o la repetición del pecado. ¿Puede alguien decir en verdad que ignoraba que estas cosas fueran erróneas? Todas esas acciones inmundas, cualquiera sea el nombre que tengan y con todas sus manifestaciones, son condenadas por el Señor y por su Iglesia. Algunas pueden ser mas infames que otras, pero todas son pecado, a pesar de cualquier declaración contraria que hagan aquellos que proclaman falsamente su saber. Los profetas del Señor declaran que son todas malas acciones.
El mundo puede tener su norma, pero la de la Iglesia es diferente. Puede que la gente del mundo considere normal el consumo del tabaco, pero la norma de la Iglesia esta en un plano mas alto y no permite fumar; la norma del mundo puede permitir a hombres y mujeres que beban en reuniones sociales, pero la Iglesia del Señor eleva a su gente a una norma de total abstinencia. El mundo puede aprobar las experiencias sexuales premaritales, pero el Señor y su Iglesia condenan en términos inconfundibles cada una de las relaciones sexuales que no este dentro del matrimonio. Pablo atacó fervientemente estas inicuas evidencias de una mente corrompida y de la pasión y del deseo incontrolable: "Por lo cual también Dios los entrego a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos." (Romanos 1:24.) Puesto que el noviazgo es el preludio al matrimonio y consiste en una relación muy cercana, muchas personas se han autoconvencido de que las intimidades entre los novios son aceptables como parte de ese cortejo. Muchas personas se despojan de sus inhibiciones y en lugar de refrenarse y mantenerse dentro de las expresiones sencillas de afecto, se entregan a caricias lascivas con los consiguientes contactos íntimos y besos apasionados. El besuqueo y las caricias son el principio de las acciones inmorales que terminan en manoseos íntimos, y cuando las intimidades llegan a este punto ya se han convertido en los pecados que el Salvador condeno: "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su corazón." (Mateo 5:27-28.) ¿Quién puede decir que aquellos que han llegado al manoseo intimo no se han vuelto lascivos y apasionados? ¿No es acaso parte de la misma practica abominable que Dios condenó en su ratificación contemporánea de los Diez Mandamientos: "No Hurtarás, ni cometerás adulterio, ni matarás, ni harás ninguna cosa semejante"? (D. y C. 59:6) ¿Que hay, os pregunto, que se acerque mas al adulterio si no es el manoseo intimo? ¿No ha indicado acaso el Señor que este infame pecado no es sino el procedimiento del diablo a fin de debilitar a las personas y prepararlas para cometer adulterio o fornicación? Teniendo en cuenta lo que dicen las
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Escrituras, ¿puede alguien entregarse a esta practica y mantener la conciencia limpia? ¿Puede alguien autoconvencerse de que esto no es un enorme pecado? Debo repetir lo que ya se ha dicho muchas veces: La fornicación, con todos sus pequeños detalles que la preceden, fue una infamia totalmente condenada por el Señor en los días de Adán, en los días de Moisés, en los días de Pablo, así como lo es en nuestros días. La Iglesia no tiene ninguna tolerancia para esta clase de perversiones, y el Señor mismo ha indicado su intransigencia al respecto cuando declaro: "Porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el mas mínimo grado de tolerancia" (D. y C. 1:31). Cuándo las Escrituras lo dicen tan claramente, ¿cómo puede alguien justificar las inmoralidades y llamarlas "amor"? ¿Es lo negro blanco? ¿Es lo malo bueno? ¿Es la inmundicia pureza? A fin de que la posición de la Iglesia sobre la moral pueda comprenderse claramente, declaramos con firmeza y en forma inalterable que esta no es una prenda usada, desteñida, pasada de moda y raída que se puede desechar. Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, y sus convenios y doctrinas son inmutables. Y aun si el sol perdiera su calor y las estrellas dejaran de brillar, la ley de castidad continuaría siendo básica en el mundo de Dios y en la Iglesia del Señor. Los antiguos valores no son defendidos por la Iglesia por ser antiguos, sino mas bien porque a través de las épocas han probado ser correctos. Esta será la regla por siempre.
excelentes experiencias, limitando las amistades y reduciendo la posibilidad de conocer a otras personas, lo cual puede ser muy valioso para seleccionar al compañero para esta vida y la eternidad. Sin duda existe una época para cada cosa: Para los bailes, para viajar, para asociarnos con otros y salir con jóvenes del sexo opuesto, y aun para comenzar un noviazgo que puede culminar en el enamoramiento que llevara a los jóvenes al santo templo para entrar en el convenio eterno del matrimonio. Sin embargo, lo que es vital es encontrar el momento preciso para cada cosa, Es incorrecto aun hacer las cosas correctas en el momento inapropiado, en el lugar inapropiado y bajo las circunstancias inapropiadas. (:reo que los jóvenes de Sión desean oír las claras e inconfundibles notas del clarín, y tengo la esperanza de poder tocarlas con exactitud y precisión a fin de que ninguna persona honesta pueda jamas sentirse confusa. Deseo fervientemente poder dejar bien sentada la posición del Señor y de su Iglesia acerca de todas estas repugnantes practicas. Abuso personal La masturbación, una costumbre desgraciadamente bastante común, no es aprobada por el Señor ni por su Iglesia, a pesar de lo que puedan decir otras personas que se rigen por normas bajas. Se exhorta a los Santos de los Ultimos Días a evitar esta acción; y cualquiera que haya sido cautivo de esta debilidad debe abandonarla antes de ir en una misión, recibir el Santo Sacerdocio o ir al templo. En algunos casos la masturbación es el principio de pecados mas serios como el exhibicionismo y el terrible pecado de la homosexualidad. Quisiéramos evitar mencionar estas palabras tan desagradables y estas acciones tan viles si no fuera por el hecho de que tenemos una responsabilidad hacia los jóvenes de Sión a fin de que no sean engañados por aquellos que llaman a lo malo bueno y a lo negro blanco.
Normas para los jóvenes A fin de evitar las dificultades y la posible tentación, vuelvo a sugeriros la siguiente norma: Las salidas a solas entre dos jóvenes del sexo opuesto deben posponerse por lo menos hasta la edad de los dieciséis años o mas, y aun entonces se debe emplear un cuidadoso juicio en las selecciones que se hacen y en la seriedad de la relación. Los jóvenes deben todavía tratar de limitar los contactos demasiados cercanos durante varios años, puesto que el muchacho saldrá a una misión cuando tenga diecinueve años. Las salidas en pareja, especialmente cuando se trata de salir siempre con la misma persona, son sumamente peligrosas durante los años de adolescencia, pues tienden a deformar los conceptos de la vida que tengan los jóvenes; privándolos de
La homosexualidad La terrible transgresión de la homosexualidad esta aumentando rápidamente, o quizás sea que la tolerancia con que la gente la trata le da mayor publicidad. E1 que tenga esos deseos y tendencias puede sobreponerse a ellos en la misma forma en que lo haría si se sintiera inclinado al manoseo intimo, a
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL la fornicación o al adulterio. El Señor condena y prohibe este acto con un énfasis que iguala al que puso en su condenación del adulterio y de otros actos sexuales; y la Iglesia excomulgara inmediatamente al pecador que no se arrepienta. Por otra parte, y contrario a las creencias y afirmaciones de muchas personas, este pecado, al igual que el de la fornicación, se puede abandonar y recibir el perdón; pero, debo repetirlo, solamente bajo la condición de un profundo y continuo arrepentimiento, lo que significa absoluto abandono del pecado y completa transformación de pensamiento y hechos. El hecho de que algunos gobiernos y hasta algunas iglesias, además de muchos individuos corruptos, hayan tratado de que esta conducta se clasifique como derecho personal en lugar de ofensa social, no cambia ni su naturaleza ni su seriedad. En todas partes personas buenas sabias y temerosas de Dios todavía censuran este acto como indigno de los hijos de Dios; y la Iglesia de Cristo lo denuncia y lo condena y así lo hará siempre mientras los seres humanos tengan cuerpos que pueden ser profanados. Santiago dijo:
ilícita y diabólica de tan pervertida costumbre. También en esto Lucifer engaña e incita a la lógica y la justificación que destruirán a las personas y las convertirán en sus sirvientes para siempre. Pablo le dijo a Timoteo: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonaran maestros conforme a sus propias concupiscencias. Y apartaran de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." (2 Timoteo 4:34.) "Dios me hizo de esta manera", dicen algunos al tratar de justificarse y excusarse por sus perversiones. "No puedo evitarlo", agregan. Esto es una blasfemia. ¿No es acaso el hombre la imagen de Dios? ¿Podría alguien pensar que Dios fuera "así"? E1 hombre es responsable de sus propios pecados. Es posible que busque justificaciones y trate de excusarse hasta que el abismo en el que se encuentra sea tan profundo que no pueda salir de él sin grandes dificultades; aun así puede lograrlo. Todas las personas tienen tentaciones; la diferencia entre el depravado y el digno es que generalmente uno ha cedido y el otro ha resistido. Es verdad que el ambiente en el que uno crezca puede hacer que la decisión y el cumplimiento de la misma sea mas fácil o mas difícil, pero si se esta mentalmente alerta se puede controlar el futuro. Esto es lo que encierra el mensaje del evangelio: la responsabilidad individual. Y ahora, mis queridos jóvenes, os he hablado clara y francamente contra los pecados de nuestros días, aun cuando me desagrada profundamente este tema, creo que es necesario advertir a la juventud contra la embestida del tentador supremo, quien, con su ejercito de emisarios y todos los elementos que tiene a su disposición, destruiría a la juventud de Sión sirviéndose mayormente del engaño, la tergiversación y las mentiras. "Sed prudentes en los días de vuestra probación; despojaos de toda impureza; no pidáis para satisfacer vuestras concupiscencias, sino pedid con resolución inquebrantable, para que no cedáis a ninguna tentación, sino que podáis servir al verdadero Dios viviente." (Morm. 9:28.)
"E1 hombre de doble animo es inconstante en todos sus caminos. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos no erréis." (Santiago 1:8, 1216.) Este infame pecado de la homosexualidad es característico de todas las épocas; muchas ciudades y civilizaciones han desaparecido por causa de él; existía en la época en que Israel andaba errante, fue tolerado por los griegos, y se encontraba en las casas de baño de la Roma corrompida. Este es un tema sumamente desagradable de tratar, pero me siento inspirado a hablar de él claramente a fin de que no haya joven en la Iglesia que tenga jamas ninguna duda sobre la naturaleza
El arrepentimiento Amados jóvenes, aquellos de vosotros que hayáis errado, quiero deciros que el Señor y su Iglesia pueden perdonaros. La imagen de un Dios amoroso y generoso en perdonar surge clara de las
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Escrituras para aquellos que las leen y las entienden. Puesto que El es nuestro Padre, naturalmente desea elevarnos y no empujarnos hacia abajo, ayudarnos a vivir y no a llevarnos hacia nuestra muerte espiritual. El arrepentimiento tiene cinco etapas: 1. El sufrimiento por haber pecado. A fin de sentirnos afligidos por nuestro pecado es necesario conocer algunas de sus serias implicaciones. Cuando estamos completamente convencidos de nuestra culpabilidad condicionamos nuestras mentes para seguir aquellos procesos que nos libraran de los efectos del pecado. Sufrimos, y estamos dispuestos a enmendarnos, a pagar el castigo, y aun a sufrir la excomunión Si es necesario. 2. El abandono del pecado. Lo mejor es dejar de pecar porque se ha comprendido la gravedad del pecado y se esta deseoso de cumplir las leyes de Dios. El ladrón quizás abandone su habito en la prisión, pero el verdadero arrepentimiento lo habría hecho abandonar el pecado antes de su arresto y devolver su botín sin intervención policial. El pecador sexual que voluntariamente cesa en sus viles acciones esta en buen camino hacia el perdón. Alma dijo: ". . . benditos son aquellos que se humillan sin verse obligados a ser humildes" (Alma 32:16). El abandono del pecado debe ser permanente, pues el verdadero arrepentimiento no permite una repetición del mismo. El Señor reveló lo siguiente al profeta José Smith concerniente al arrepentimiento: "Por esto podréis saber si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y los abandonará" (D. y C. 58:43). 3. La confesión del pecado. Este es un elemento muy importante del arrepentimiento. Muchos pecadores parecen creer que unas pocas oraciones al Señor serán suficientes; de esa forma se han justificado a si mismos al esconder sus pecados. "El que encubre sus pecados no prosperara; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia." (Proverbios 28:13.) Los errores, particularmente cuando son graves como el pecado sexual, deben confesarse al obispo igual que al Señor. Hay dos remisiones que quisiéramos que todos tuvieran. Primero, el perdón del Señor, y segundo, el perdón de la Iglesia del Señor por medio de sus lideres. Tan pronto como uno tiene la convicción intima de los pecados cometidos, debe acercarse al Señor en "oración ferviente", como lo hizo Enós, y no detenerse en su suplica, hasta que, al igual que Enós, reciba la seguridad de que los pecados le han sido perdonados
por el Señor. Seria inconcebible pensar que Dios pudiera absolver los pecados serios, solo porque se lo pidamos algunas veces. Es mas probable que El espere hasta que haya habido un largo periodo de arrepentimiento evidenciado por el deseo de cumplir con todos los otros requisitos. Luego, el pecador debe buscar el perdón de la Iglesia por medio del obispo; pues no hay presbítero ni élder que este autorizado para así actuar por la Iglesia. E1 Señor tiene un plan ordenado y constante, y en el cada persona que se encuentra en las estacas tiene un obispo quien, por la misma naturaleza de su llamamiento y de su ordenación, es un "juez en Israel". El obispo es nuestro mejor amigo en la tierra; el escucha los problemas, juzga en cuanto a la seriedad del caso y luego determina el grado de arrepentimiento que debe requerir y decide si por medio de este se podrá lograr el perdón. Esto lo hace como representante terrenal de Dios: como el maestro medico, el maestro sicólogo, el maestro siquiatra. Si es suficiente el arrepentimiento, quizás desista del castigo, lo cual es similar a perdonar. E1 obispo no afirma tener autoridad para absolver los pecados, pero comparte la carga del pecador, retira el castigo y alivia la tensión y el sufrimiento; y también puede asegurar una continuación de la actividad de la persona, manteniendo todo el asunto en la mayor de las confidencias. 4. La restitución. Cuando la persona se ha humillado en sufrimiento, ha abandonado incondicionalmente el mal y ha confesado a aquel que ha sido designado por el Señor, entonces debe restituir hasta donde sea posible el daño que ha hecho. Si ha robado, debe devolver a su legitimo dueño todo lo que robó. Quizás ese sea uno de los motivos por el cual el asesinato es un pecado imperdonable puesto que habiendo tomado una vida, el asesino no puede restituirla. La restitución total no siempre es posible; también en el caso de que se haya quitado la virtud a una persona, es imposible devolverla. Sin embargo, el alma verdaderamente arrepentida encontrara algunas cosas que puede hacer para restaurar, aunque sea hasta cierto punto, lo que ha tomado; el verdadero espíritu del arrepentimiento así lo exige. Ezequiel enseñó: "Si el impío . . . devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá" (Ezequiel 33:15). Y Moisés dijo: "Cuando alguno hurtare buey u oveja. . . por aquel buey pagara cinco bueyes, y por aquella oveja pagara cuatro ovejas" (Ex. 22:1).
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Sinceramente me comprometo a apresurar mi paso en el amor a mis semejantes y a esforzarme con ellos por lograr la rectitud." "Dedicaré mi alma a comprender todos los mandamientos del Señor y a obedecerlos con exactitud y amor." Mis queridos hermanos, sois maravillosos y llenos de dulzura y estamos muy orgullosos de vosotros, orgullosos de los esfuerzos que hacéis, orgullosos de la devoción que demostráis, orgullosos de vuestros sacrificios. Os amamos. ¡Cómo oramos por vosotros en cada reunión que tenemos, cada noche y cada mañana en nuestros hogares y en la intimidad de nuestras recamaras! Oramos por vosotros a fin de que podáis manteneros limpios. Limpios y queremos decir limpios desde el principio hasta el fin, libres de todas las feas manchas del mundo que trata de sofocarnos las drogas, la bebida, el cigarrillo, la obscenidad de palabra y la pornografía todas esas cosas de las cuales no tenéis que participar. No debéis entregar vuestra pureza a ninguna de ellas. "Vestíos de toda la armadura de Dios" (Efesios 6:11). Observad todas vuestras oraciones personales y familiares, guardad santo el día del Señor, obedeced estrictamente la Palabra de Sabiduría, cumplid con todos vuestros deberes familiares y sobre todo, mantened vuestra vida limpia y libre de todo pensamiento y acción impuros. Evitad toda relación que pueda degradaros y rebajar las normas elevadas de rectitud que se os han establecido. Entonces vuestra vida se deslizara suavemente y la paz y el gozo os rodearan.
E1 pecador arrepentido también debe perdonar todas las ofensas que otras personas hayan podido cometer en su contra; el Señor no tiene ninguna obligación de perdonarnos a menos que nuestro corazón este totalmente libre de todo rencor, amargura o acusación en contra de los demás. 5. La obediencia a la voluntad del Padre. En mi octogésimo tercer cumpleaños, en marzo de 1978, recibí muchas tarjetas de felicitación; una de estas formaba parte de un libro y contenía cuatro mil setecientos autógrafos de los jóvenes que habían escrito algo en el. Todos ellos se comprometían con declaraciones como las siguientes: "Querido presidente Kimball: Quiero prometerle a usted y al Señor que alargare y apresurare el paso, y que dedicare mi alma entera al servicio a la obra del Señor." "Le prometo que pagaré el diezmo fiel y con regularidad toda mi vida. "Prometo a usted y al Señor que obedeceré la Palabra de Sabiduría, aun cuando me vea tentado. Jamás tocare cigarrillos, bebidas alcohólicas, te, café ni drogas." "Me comprometo a orar diariamente por la mañana y por la noche. Jamás olvidare al Señor ni sus innumerables promesas, su amorosa protección y sus abundantes bendiciones." "Prometo, sobre todas las cosas, que mantendré mi vida limpia e inmaculada de las muchas tentaciones insidiosas que se me presenten. Jamás me acercare siquiera a cometer un acto inmoral de ninguna naturaleza." "Prometo que haré un esfuerzo especial para leer y absorber las enseñanzas de las Escrituras y de otros buenos libros."
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
"EN CUANTO LO HICISTEIS A UNO DE ESTOS MIS HERMANOS. . .” por el presidente Spencer W. Kimball Mis queridos hermanos. Os saludo a los que estáis reunidos aquí, en el Tabernáculo de Salt Lake City y en cientos de otros lugares en todo el mundo. Estamos muy complacidos con la hábil dirección que en todos los niveles proveen los poseedores del sacerdocio de la Iglesia. Al honrar nuestros llamamientos, espero que siempre recordemos que la Iglesia es un apoyo para toda la familia. La Iglesia no busca ni debe buscar desplazar a la familia, sino que está organizada para ayudar a crear y nutrir familias rectas y justas, al igual que individuos rectos. En relación con esto, hermanos, esperamos que tengáis en cuenta vuestras propias necesidades y reservéis algo de vuestro tiempo para vuestra esposa y familia. Sed considerados también con vuestros compañeros en la obra de la Iglesia, para que no tengan que robar tiempo innecesariamente a sus familias. Evitad la tendencia a llevar a cabo demasiadas reuniones en el día domingo. Al tener vuestras reuniones regulares, hacedlas lo más espirituales y eficaces que sea posible. Las reuniones no deben apurarse para terminar pronto, sino que deben planearse de manera tal que permita lograr sus sagrados propósitos sin mayores dificultades. El nuevo programa de reuniones dominicales se estableció principalmente para proveer más horas en el día domingo para las familias. Por lo tanto, dedicad tiempo a estar juntos en vuestro hogar, a tener conversaciones unos con otros, a estudiar las Escrituras, visitar amigos, familiares, enfermos y afligidos. Este tiempo es también ideal para trabajar en vuestro diario y genealogía. No descuidéis a aquellos de entre nosotros que no tengan la bendición de una familia establecida. Estas son almas especiales que a menudo tienen necesidades especiales; no los dejéis aislarse de vosotros 9 de las actividades del barrio o la rama. Mis queridos hermanos, especialmente aquellos que presidís las estacas, barrios o ramas, desearía reiterar un ruego que os hice en nuestra sesión del sacerdocio, en octubre de 1980.
Por favor, tened un particular interés en fortalecer y mejorar la calidad de la enseñanza en la Iglesia. El Salvador nos encargó que apacentáramos sus ovejas. (Véase Juan 21:15-17.) A veces temo que demasiado a menudo muchos de nuestros miembros van a la Iglesia, se sientan allí para una clase o reunión y regresan a su hogar sin haber recibido nada. Es especialmente desafortunado si esto sucede en una época de su vida en que estén pasando por un período de tensión, tentación, o una crisis personal 0 familiar. Todos necesitamos que el Espíritu nos nutra e inspire, y la enseñanza eficaz es una de las maneras más importantes en que esto puede suceder. Regularmente hacemos trabajo de reactivación entusiasta a fin de lograr que los miembros asistan a la Iglesia, pero a menudo no nos fijarnos en lo que reciben cuando asisten. Hermanos, quizás recordéis que cuando hablé esta mañana, me refería a nuestra reciente visita a las islas del Caribe y a la maravillosa obra misional que se ha efectuado en los dos cortos años desde que abrimos la misión para la prédica del evangelio en esas islas. Quisiera relataros un incidente que ocurrió durante nuestra visita. En Santo Domingo, la ciudad capital de la República Dominicana, tuvimos una reunión general nocturna. Hubo casi 1.600 asistentes. Alrededor de una hora después de haber terminado la reunión, llegó al lugar un ómnibus cargado con cien miembros de la Rama de Puerto Plata, que se habían visto retrasados por un desperfecto del vehículo. Bajo circunstancias normales hubieran hecho el viaje en unas cuatro horas, pero cuando llegaron después de las 10 de la noche, encontraron el lugar vacío y oscuro; muchos lloraron por la gran desilusión. Todos eran conversos, algunos de pocos meses y otros de apenas semanas o días. Mi esposa y yo ya nos habíamos acostado después de un largo y fatigoso día. Al enterarse de la situación de aquellas fieles almas, mi secretario fue a llamar a la puerta de nuestro cuarto en el hotel, para despertarnos. Se disculpó por llamarnos, pero pensaba que a mí me gustaría saber del arribo de aquellos hermanos y que quizás
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL quisiera darle un mensaje personal para ellos. Sin embargo, sentí que un simple mensaje no sería suficiente ni justo para aquellos que habían ido de tan lejos y con tanta dificultad: nada menos que 100 personas amontonadas en un ómnibus. Me levanté, me vestí y bajé a ver a los miembros que habían hecho un esfuerzo tan grande sólo para recibir una desilusión por causa de un desperfecto. Los santos todavía lloraban cuando entramos al salón, así que me quedé con ellos más de una hora conversando. Después de esto parecieron aliviados y satisfechos y volvieron a su ómnibus para el largo viaje de regreso, pues tenían que volver al día siguiente a su trabajo y a la escuela. Estos buenos hermanos demostraron tanta alegría por los breves momentos que pasamos juntos, que yo no hubiera podido decepcionarlos. Al volver a la cama, lo hice con un sentimiento de paz y contentamiento en el alma. Hermanos, todos tenemos oportunidades de rendir servicio a otros; ése es nuestro llamamiento y es un privilegio. Al servir las necesidades de los demás, recordemos las palabras del Salvador: "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis". (Mateo 25:40.) Hermanos, ¿podemos daros un consejo sobre otro asunto que a todos nos toca muy de cerca? Al pedir las contribuciones de nuestros santos para los diezmos y las ofrendas de ayuno, hablemos, más a menudo de lo que a veces lo hacemos, en cuanto a las bendiciones que recibiremos al guardar los mandamientos y cumplir con nuestro deber. De vez en cuando oímos informes de presiones injustificadas que acompañan los requerimientos financieros que se hacen a nuestros miembros; éste es un asunto de importancia muy grave. En estos tiempos de inflación y de inquietud política y emocional, en todas partes nuestra gente se enfrenta a experiencias difíciles y angustiosas casi en todo
sentido. La prudencia y la sabiduría no sólo sugieren sino que imponen que reduzcamos y economicemos nuestros recursos. No debemos recargar con obligaciones a nuestro pueblo. Teniendo presente esto, la Primera Presidencia ha preparado una carta que fue enviada ayer, en la cual declaramos nuestra preocupación, al igual que la del Consejo de los Doce Apóstoles, en relación con el aumento de las cargas financieras sobre los miembros de la Iglesia, además del pago de diezmos y ofrendas de ayuno. Junto con la carta preparamos algunas pautas para ayudar a los líderes de barrios, estacas o misiones a actuar de acuerdo con el consejo y las instrucciones recibidas. Hemos instruido a los Representantes Regionales de los Doce para que den inmediata atención y aplicación a este asunto. Que podamos, hermanos, como individuos, como familias, y como barrios y estacas, aprender a vivir dentro de nuestras posibilidades. En este principio hay fortaleza y salvación. Alguien ha dicho que nuestra riqueza está en proporción a nuestro sentido de la economía. Como familia y como Iglesia, podemos y debemos proveer todo aquello que sea verdaderamente esencial para nuestra gente; pero debemos tener cuidado de no extendernos más allá de lo indispensable, o de servir propósitos que no estén en relación directa con el bienestar de nuestras familias o con la básica misión de la Iglesia. Mis hermanos, jóvenes y viejos, os quiero mucho y estoy agradecido por vuestra fe y vuestra devoción a la gran causa del Maestro. Quiero expresar mi afecto por todos vosotros y dejaros a todos mi bendición. Y ruego a nuestro Padre Celestial que os bendiga, a vosotros y vuestras familias, vuestros hogares y vuestro trabajo. Que Dios os bendiga, que la paz sea con vosotros, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
ESTAMOS AL SERVICIO DEL SEÑOR por el presidente Spencer W. Kimball Durante esta conferencia nos hemos concentrado en la misión básica de la Iglesia; hemos oído que debemos dirigir con sabiduría y orden su desarrollo y adelanto. Se nos urgió a que hiciéramos lo necesario para estar en condiciones de merecer las ordenanzas y bendiciones del evangelio, guardando los mandamientos, cumpliendo con nuestra obligación y pagando el diezmo al igual que generosas ofrendas de ayuno. Al reunirnos en este tabernáculo, hemos contemplado varios aspectos de la vida relacionados con la eternidad, y parece como si el tiempo se hubiera detenido aun cuando el mundo siguió andando. Me regocijo con vosotros por el anuncio de los planes de construir nueve templos en los Estados Unidos, América Latina, Asia, África y Europa. Cuando estos nuevos templos estén terminados y dedicados, dentro de aproximadamente dos años, habrá un total de 37 templos en el mundo. Nos complace mucho poder proveer más templos para más miembros, ya que actualmente muchos de éstos deben viajar largas distancias, a grandes costos de tiempo y dinero, para poder llegar al templo más cercano. Pero estos templos son sólo el comienzo. A medida que la obra progrese, se irán edificando más en todo el mundo. Hace unos días tuvimos el placer de recibir la visita de algunos miembros de la Iglesia coreanos, que vinieron para asistir a la conferencia. Entre otras cosas estos hermanos expresaron el gran gozo que sienten ante el anuncio de la construcción de un templo en su país. También nos presentaron registros genealógicos que contienen los nombres de quince millones de personas. Somos conscientes, mis hermanos y hermanas, de que el mundo se encuentra sumido en grandes problemas; continuamente se nos prueba en forma individual, y como Iglesia, y estaremos sujetos a más pruebas todavía en el futuro; pero no debemos desalentarnos ni desmayar. Recordad siempre que si ésta no fuera la obra del Señor, el adversario no nos prestaría ninguna atención. Si esta Iglesia fuera sólo del hombre y enseñara únicamente doctrinas humanas, encontraríamos poca o ninguna crítica o resistencia; pero como se trata de la Iglesia de Cristo, no debe sorprendernos cuando surgen el vituperio o las dificultades. Con fe y buenas obras la
Mis amados hermanos, ésta ha sido una gloriosa conferencia y estamos agradecidos a todos los que de una forma u otra tuvieron parte en ella. Me siento emocionado; me he regocijado y he sido inspirado al escuchar la hermosa música, al igual que los importantes mensajes de las Autoridades Generales. Mucho nos alegra darle la bienvenida al élder Ángel Abrea de Argentina como miembro del Primer Quórum de los Setenta. Por el momento, él regresará a Rosario, Argentina, para continuar con su presente asignación como presidente de esa misión. Como nuestro miembro más reciente de las Autoridades Generales, él habrá de dar mayor fortaleza y profundidad a la dirección de la Iglesia en Argentina. En los viajes que mi esposa y yo hemos hecho a muchos lugares del mundo durante los últimos seis meses, me he sentido reconfortado al comprobar la vitalidad y el desarrollo de la Iglesia, al igual que la devoción y el generoso servicio de nuestros miembros en las estacas, barrios y misiones de todo el mundo. En esta conferencia se nos aconsejó que conserváramos nuestros recursos y que no aquejáramos a los miembros de la Iglesia con grandes cargas económicas. Nuevamente os urgimos para que plantéis huertos y desarrolléis vuestro almacenamiento de alimentos para un año al igual que de ropa a fin de prevenir para tiempos de necesidad. Urgimos a todos los Santos de los Últimos Días a que sean buenos vecinos y buenos ciudadanos, leales a su bandera y su país. "Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley." (Artículo de Fe N° 12.) Todos los estadounidenses, y en realidad la gente en todo el mundo civilizado, se sintieron conmovidos y entristecidos la semana pasada cuando se realizó el atentado para asesinar al Presidente de los Estados Unidos, en el cual tanto él como otros tres hombres fueron heridos de gravedad. Deploramos profundamente tales actos de violencia, dondequiera que tengan lugar-
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL verdad prevalecerá. Esta es la obra de Dios y no hay otra que sea similar. Esforcémonos entonces por progresar, alargando nuestro paso y regocijándonos y agradeciendo las bendiciones y oportunidades que se nos presenten. Al aproximarnos al final de esta gran conferencia, quisiera deciros, mis hermanos, que os amamos de todo corazón y apreciamos todo lo que hacéis. Claro está que, como siempre, todavía nos queda mucho más para hacer. El campo está blanco, listo para la siega, pero hay muy poco tiempo y los obreros son sumamente escasos para compartir el
evangelio con los demás hijos de nuestro Padre Celestial, en todas partes del mundo. Pedimos a nuestro Padre Celestial que os dé el poder para esparcir vuestro conocimiento a la gente de vuestros vecindarios que lo necesite y para llevar el evangelio a las zonas del mundo que ahora, más que nunca, necesitan de sus bendiciones. Estamos al servicio del Señor. Esta es su Iglesia, de la cual El es cabeza y piedra angular. Dios vive y Jesús es el Cristo, el Unigénito del Padre, el Salvador y Redentor de este mundo. Os dejo mi testimonio, junto con mi bendición y mi amor, en el nombre de Jesucristo. Amén.
SACRIFICIO por el presidente Spencer W. Kimball dinero escaseaba, y era común que tuviéramos que prescindir de muchas cosas y que aprovecháramos todo lo que teníamos. Allí aprendimos a compartir: compartíamos el trabajo, las alegrías y las tristezas, la comida y otros recursos; nos preocupábamos los unos por los otros. Nuestras oraciones diarias nos recordaban cuánto dependíamos de la ayuda del Señor; orábamos y trabajábamos constantemente por el pan de cada día. Esas experiencias fortalecieron los lazos familiares. Ahora, una vez más, nuestros recursos están escaseando rápidamente; sin embargo, la disciplina que heredamos de nuestros predecesores pioneros podrá nuevamente sacarnos del paso, y no tengo dudas de que lo lograremos. A pesar de que a través de los años hemos tenido sesiones de bienestar, nunca hemos tenido una más importante que la que estamos llevando a cabo en este momento. Para poder satisfacer las necesidades básicas de nuestra gente, debemos de nuevo aplicar principios básicos. Estoy agradecido por las lecciones que aprendimos del pasado pionero de la Iglesia en el cual la gente era rica espiritualmente, a pesar de que, tenía que privarse de muchas cosas materiales. Nosotros, los que estamos al servicio de Dios, debemos reconocer que el trabajo es una necesidad espiritual además de ser una necesidad económica. Los pioneros entendieron este principio. Así como compartieron lo que tenían con los pobres que se
Mis queridos hermanos y hermanas, al reflexionar acerca de las condiciones sociales y económicas que enfrentamos en la actualidad, me he puesto a recordar los tiempos de nuestros pioneros. La fe de nuestra gente siempre ha sido puesta a prueba a través de las penurias que ha tenido que soportar. Ha sido así desde el principio. Durante el invierno de 1846-47, cuando los santos estaban en Winter Quarters preparándose para la difícil travesía hacia el Oeste, mi abuelo, Heber C. Kimball, que fue consejero de Brigham Young por 21 años, se encontraba entre ellos. Ese invierno el Señor le dio una revelación al presidente Young: "Los de mi pueblo deben ser probados en todas las cosas, a fin de que estén preparados para recibir la gloria que tengo para ellos, sí, la gloria de Sión; y el que no aguanta el castigo, no es digno de mi reino." (D. y C. 136:31; cursiva agregada.) Pocos milagros en la historia de nuestra Iglesia sobrepasan al del establecimiento de colonias en una tierra desértica, que nadie quería, y al del hacerla florecer como una rosa. Nuestra gente no sólo sobrevivió, sino que progresó debido a su fe y a la solidaridad de las familias. El carácter de los pioneros fue moldeado por medio del trabajo arduo, los sacrificios, la cooperación y la dependencia de la ayuda del Señor. Recuerdo claramente los años de mi niñez en Arizona. Nuestro sustento dependía de la tierra. El
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Tengamos serenidad, paz interior y amor aunque vivamos en un mundo que, desgraciadamente, está cada vez más lleno de crímenes y violencia. Recordemos y obedezcamos el mandamiento del Señor de amar a nuestros semejantes. Donde existen diferencias de opinión o malos entendimientos, busquemos la manera de resolverlos o de suavizar sus efectos por medio de la bondad, la ayuda y el afecto sincero. Os damos estas palabras como un consejo y no con la intención de alarmaros. Empleemos nuevamente principios básicos y fundamentales, para que podamos aumentar en espiritualidad y así enfrentarnos a estos tiempos difíciles. Estoy agradecido por las instrucciones de bienestar que hemos recibido en esta sesión de la conferencia. Son muy importantes y dignas de que les prestemos atención y las pongamos en práctica. Que el Señor nos bendiga para que podamos obedecer estos consejos y guiar a todos los miembros de la Iglesia en el camino que ha sido demarcado por nuestros líderes y por El, lo ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
encontraban entre ellos, también nosotros debemos hacerlo, aumentando la cantidad de nuestras ofrendas de ayuno sin limitarnos a dar únicamente el costo de dos comidas. Los pioneros no esperaban que el gobierno mantuviera a sus familias, pues sabían que la familia era su tesoro y a la vez, su responsabilidad. Hermanos y hermanas, planead y trabajad de tal forma que logréis ser felices aunque tengáis que privaros de ciertas cosas que podríais haber tenido en épocas mejores. No gastéis más de lo que ganáis. Si tenéis un pedazo de tierra, aunque sea pequeño, plantad un huerto; trabajar la tierra enriquece el alma. Comprad los artículos esenciales con cordura. Tratad de ahorrar una parte de lo que ganáis. Tratad de distinguir cuáles son las necesidades y cuáles son los antojos. Enseñad a vuestros hijos estos principios básicos durante los consejos de familia. Los pioneros acostumbraban a cantar una canción que decía: "Por sacrificios se dan bendiciones" (véase Himnos de Sión, 190). Todavía es así, mis hermanos. No olvidemos que la adversidad también tiene sus beneficios.
PREPARÉMONOS PARA SU VENIDA por el presidente Spencer W. Kimball para que El me bendiga con la capacidad que necesito. Desearía tener más fortaleza física, pero mientras me quede algo de ella, continuaré expresando mi testimonio de la verdad de esta gran obra de los últimos días, y orando para que las bendiciones del Señor y su guía descansen sobre todos nosotros. Estoy muy agradecido por estar aquí con vosotros en esta conferencia general. Tengo sentimientos de gratitud hacia mi Padre Celestial por dejarme participar mientras su reino continúa avanzando hacia su destino eterno. Ha pasado exactamente un año desde la última vez que asistí a una conferencia general, aquí, en el Tabernáculo. Como sabréis, durante la conferencia de octubre de 1981, yo me encontraba en el hospital. El último mes de abril declaré que la misión de la Iglesia está dividida en tres aspectos:
Mis queridos hermanos, al iniciarse esta conferencia deseo en forma pública agradecer al Señor por preservarme una vez más, tal como lo ha hecho tantas veces en el pasado. Recibid mi amor y mi gratitud por las muchas oraciones que habéis ofrecido por mí. Estoy agradecido por los leales, devotos y capaces consejeros en la Primera Presidencia, el presidente Tanner, el presidente Romney y el presidente Hinckley. También agradezco al presidente Benson, a los miembros del Consejo de los Doce, y a las otras Autoridades Generales. Estos fieles y maravillosos hermanos están a la cabeza para llevar adelante la obra del Señor. Esta es Su obra y El la dirige. A pesar de que mi fortaleza física no me permite hacer todo lo que desearía en este momento, sé que soy bendecido y continúo haciendo mi parte
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Primero, proclamar el Evangelio del Señor Jesucristo a toda nación, tribu, lengua y pueblo; Segundo, perfeccionar a los santos, preparándolos para recibir las ordenanzas del evangelio para que, por medio de la instrucción y la disciplina, puedan ganar la exaltación; Tercero, redimir a los muertos, realizando vicariamente ordenanzas del evangelio por todos los que han vivido en la tierra. Los tres son parte de una obra: la de ayudar a nuestro Padre Celestial y a su Hijo Jesucristo en su grande y gloriosa misión de "llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre" (Moisés 1:39). En el día de hoy, reitero esta declaración. Mantengamos vivos estos principios sagrados y hagámoslos una parte integral de nuestra vida, esto es: proclamemos el evangelio, perfeccionemos a los santos y redimamos a los muertos. Estamos agradecidos por el crecimiento de la Iglesia en todo el mundo; como sabemos, el número de miembros ha sobrepasado los cinco millones. Tal como lo he dicho antes, si hacemos nuestra parte, habrá un crecimiento aún mayor, no solamente en número, sino en la dignidad de nuestros santos. Con el anuncio que se acaba de hacer acerca de los planes de construir cuatro templos más, en Boise, Idaho; Denver, Colorado; en Taipei, Taiwán; y Guayaquil, Ecuador, continuamos con el período más intenso de construcción de templos en la historia de la Iglesia. Una vez que estén finalizados estos cuatro, el número de templos en todo el mundo será de cuarenta y uno. La construcción de estos templos debe estar acompañada por una dedicación aún más intensa en la investigación genealógica por parte de todos los miembros de la Iglesia. Además, con la construcción de los templos está implícito el principio de la asistencia regular de los santos a ellos. No hay nada que edifique más nuestra espiritualidad e ilumine mejor nuestro entendimiento de los principios del evangelio que asistir regularmente al templo. Ahora, mis queridos hermanos, al enterarnos de los problemas que están enfrentando nuestros hermanos en distintas partes del mundo, debo recordamos que el Señor sabía que éstos surgirían, y a pesar de ellos, El ha previsto el crecimiento de la Iglesia y de su pueblo. Alegraos, porque el Señor está guiando su Iglesia. Lo he visto guiarla por casi cuarenta años en que he sido Autoridad General. Me maravilla la manera en que El obra para cumplir con
sus propósitos, utilizándonos aun en nuestras debilidades. ¡Amaos los unos a los otros, hermanos y hermanas! Tened amor en vuestros hogares y en vuestros corazones. Sed pacificadores, aun cuando vivamos en un mundo lleno de guerras y rumores de guerras. Seguid el consejo que recibiréis en esta conferencia general y yo haré lo mismo. Confiad en el Señor y en sus propósitos que se están dando a conocer, aun cuando en un primer momento no siempre nos parezcan completamente claros. Mis hermanos, sed buenos miembros misioneros; seguid el consejo de las autoridades; estudiad las nuevas publicaciones de las Escrituras. Plantad vuestros huertos, limpiad, pintad y mantened en orden vuestras casas jardines; vivid y de acuerdo con lo que ganáis. Sed buenos vecinos, sed buenos ciudadanos, cualquiera que sea el país en que viváis. Santificad el día de reposo; llevad a cabo en forma regular las noches de hogar. Estas son mis palabras de consejo a vosotros ahora, como lo han sido en el pasado. Hermanos, orad por aquellos que critican a la Iglesia; amad a vuestros enemigos. Utilizad la sabiduría y el juicio en lo que digáis y hagáis para no dar motivo a que otras personas desprestigien a la Iglesia o a sus miembros. Esta obra, la cual Satanás intenta en vano destruir, es la que el Señor ha puesto sobre la tierra para elevar a la humanidad. Una vez que haya terminado esta conferencia, regresemos a nuestros hogares, a nuestras estacas, a nuestros barrios y ramas con la renovada determinación de obrar mejor y ser mejores. Si os mantenéis cerca del Señor, El estará con vosotros en vuestras tribulaciones y dificultades. Puedo testificar de ello porque yo mismo he pasado por algunas de esas tribulaciones. El Señor no nos ha prometido que estaríamos libres de la adversidad y la aflicción; en cambio, nos ha dado el medio de comunicación conocido como oración, por medio del cual podemos humillarnos para buscar su ayuda y guía divinas. En otra oportunidad he dicho que aquellos que han llegado a las profundidades de su alma, donde, en la calma y en la quietud han oído la voz de Dios, tienen el poder estabilizador que los lleva aplomados N' serenos por el huracán de las dificultades. He vivido más de la mitad de los ciento cincuenta y dos años en que la Iglesia restaurada ha estado sobre la tierra en esta dispensación v he sido testigo de su maravilloso crecimiento hasta ahora,
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL que está establecida en los cuatro extremos de la tierra. Tal como lo dijo el profeta José: "Nuestros misioneros están yendo a diferentes naciones, y se han establecido las normas de la verdad en Alemania, Palestina, Holanda, Australia, Indias Orientales y otros lugares. Ninguna mano impía puede detener el progreso de la obra; las persecuciones se encarnizarán, el populacho podrá conspirar, los ejércitos podrán juntarse, la calumnia podrá difamar, mas la verdad de Dios seguirá adelante valerosamente, noble e independientemente hasta que haya penetrado en todo continente, visitado toda región, abarcado todo país y resonado en todo oído, hasta que se cumplan los propósitos de Dios, y el gran Jehová diga que la obra está concluida." (History of the Church, 4:540.)
Entonces completemos con confianza la obra del Señor mientras esperamos ansiosos los gloriosos años de la promesa. Todo lo que el Señor ha prometido se cumplirá por medio de nuestra fidelidad. Nuevamente, expreso mi amor por el Señor, por mi esposa y mi familia, por las Autoridades Generales y por cada uno de vosotros. Siento vuestro amor y espero que también vosotros sintáis el mío; os dejo mis bendiciones. Dios, nuestro Padre Celestial, vive; Jesús es el Cristo, el Unigénito del Padre en la carne. El vive y es nuestro Hermano Mayor, nuestro Salvador y Redentor. Este es mi solemne testimonio que os dejo, mis amados hermanos y hermanas, y lo expreso con amor, con gratitud y humildad, en el nombre de Jesucristo. Amén.
EL SEÑOR ESTÁ AL TIMÓN por el presidente Spencer W. Kimball Mis amados hermanos y hermanas, ésta es una gran experiencia para mí. Mucho he confiado en que este día llegaría; he tenido fe en que tendría esta oportunidad Quiero que sepáis que siento un gran amor hacia todos los miembros de la Iglesia, particularmente hacia la gente de este valle, por sus muchas manifestaciones de cariño hacia mi persona. Al expresar, entonces, mi amor por ellos y al recordar las maravillosas experiencias que he tenido junto a ellos dejo mi testimonio: Esta obra es divina, el Señor está al timón, la Iglesia es verdadera y todo sigue su curso. Ruego que Dios os bendiga, hermanos y hermanas, y lo hago en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
LA OBRA DE LOS ULTIMOS DIAS por el presidente Spencer W. Kimball Mis queridos hermanos y hermanas: Me siento sumamente agradecido por el privilegio de reunirme con vosotros una vez mas en una conferencia general de la Iglesia de nuestro Señor. Espero con ansia estas conferencias porque me fortalecen v me encuentro anheloso por recibir el consejo y las instrucciones que se nos dan por medio de la inspiración del Señor. Sé que si escucho detenidamente y sigo lo que se nos aconseja, mi espíritu se enriquece v mi alma se nutre con el "pan de vida". E1 magnifico Coro del Tabernáculo acaba de cantar, y agradecemos que contribuya tanto al espíritu y al gozo de las sesiones. Recientemente celebró otro aniversario y lleva mas de cincuenta años transmitiendo el programa "Música y palabras de inspiración", la transmisión de radio (y ahora de T.V.) que ha durado mas tiempo en el mundo libre. Al escuchar las hermosas canciones del coro y la música del órgano, me conforma la seguridad de que también en el cielo habrá música hermosa, y me siento agradecido. Dicen que en el infierno no habrá música, pero hay algunos sonidos a los que llaman con ese nombre y que parecen pertenecer a ese lugar. Los últimos seis meses no han sido muy activos para mi esposa ni para mí. Como sabréis, nuestras actividades han sido restringidas debido a una condición muy común llamada vejez. Creo que ahora comprendo un poco mejor lo que quiere decir perseverar hasta el fin. Es difícil y desalentador no poder hacer todo lo que uno quisiera. A pesar de eso, todavía hago muchas cosas. Casi todos los días me reúno con las Autoridades Generales en las oficinas de la Iglesia y todos los jueves me reúno con la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce en el templo. También he disfrutado de algunas diversiones. Durante el verano mi esposa y yo fuimos al festival de danza del Valle del Lago Salado. Participamos en el desfile del 24 de julio, Día de los Pioneros, y también fuimos al rodeo. El sábado pasado fuimos a ver el partido de fútbol americano entre BYU y la fuerza aérea, en el estadio recientemente ampliado de la Universidad Brigham Young en Provo, al que asistieron unas 6a.000 personas.
Me siento muy agradecido por la capacidad y devoción de mis consejeros, el presidente Tanner, el presidente Romney y el presidente Hinckley. A1 pensar en la gran lealtad v amor que estos hombres me demuestran a diario, recuerdo una experiencia que tuvo Moisés cuando era ya anciano. Los israelitas batallaban contra los del pueblo de Amalek y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalek. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol." (Exodo 17:11-12.) Estoy seguro de que Moisés no tuvo mas apoyo que el que yo recibo de mis queridos hermanos. Estoy agradecido también por el presidente Benson y los demás miembros del Consejo de los Doce, y las otras Autoridades Generales, los cuales trabajan con tanta diligencia en la viña del Señor. Lamento que mi querido amigo, el élder LeGrand Richards, que ha ocupado un asiento en este estrado desde 1938, no se encuentre con nosotros en esta ocasión. Me siento satisfecho con el progreso de la Iglesia en el mundo, con las cincuenta nuevas estacas que han sido aprobadas o creadas desde que nos reunimos en la Conferencia General de abril de 1982, y con la construcción de cinco templos más. Estas son buenas señales del crecimiento del reino. Siempre ruego que el progreso espiritual acompañe al aumento numérico de la Iglesia de nuestro Señor. Mis hermanos y hermanas, hay una iniquidad general en el mundo en esta época tan difícil y a la vez tan importante. Pero a pesar de los disturbios, podemos conservar la paz interior. Somos muy bendecidos y tenemos mucho que agradecerle a Dios. Al meditar acerca de estas cosas, recuerdo las palabras del Señor: ". . . Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandara..." (Lucas 12:48.) El Señor espera de nosotros fidelidad y obediencia a sus mandamientos a cambio de las abundantes bendiciones que nos ha dado. La iniquidad abunda y el adversario esta aprovechando al máximo el tiempo que le queda en esta época en que puede valerse de su poder. Los lideres de la
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL Iglesia continuamente nos hablan en contra de lo que es intolerable para Dios: en contra de la corrupción de la mente, del cuerpo y de lo que nos rodea; en contra de la vulgaridad, el robo, la mentira, el engaño, el falso orgullo, la blasfemia y la borrachera; en contra de la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, el aborto y todos los demás abusos del sagrado poder de la procreación; en contra del asesinato y todo lo que se le parece; en contra de toda clase de degradación y pecado. Como Santos de los Últimos Días debemos estar siempre alerta. La forma en que todas las personas pueden protegerse de los ataques del adversario y prepararse para el gran día del Señor es mantenerse asidas a la barra de hierro, tener mas fe, arrepentirse de los pecados y equivocaciones, y dedicarse de lleno a la obra del reino de Dios sobre la tierra, o sea, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. En esto radica la verdadera felicidad para todos los hijos de nuestro Padre Celestial. Invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes del mundo, a unirse a nosotros en esta obra divina y redentora de los últimos días. Honremos a nuestras familias y gocemos de la felicidad en nuestros hogares. Al hablaros del hogar y la familia, desearía daros consejos acerca de la seguridad y el bienestar de vuestros seres queridos. El rapto de niños es una iniquidad que aumenta día a día en nuestra nación. Enviamos nuestro pésame y amor a todos los que han sido privados de sus preciosos hijitos de esta forma. Os imploro, padres de Sión, que vigiléis constantemente a vuestros hijos. Enseñadles a estar alerta y a cuidarse del peligro que presentan las personas intrigantes e inicuas, y orad siempre por el bienestar de vuestros hijos. El diablo no esta muerto, ni duerme. El Salvador ama a los niños. A menudo hablaba de ellos y los llamaba a su lado, como corderitos para bendecirlos. Además, dijo: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mi, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar." (Mateo 18:6.) Les pido a todos los que por una razón u otra hayan arrebatado a un niñito de los brazos de su madre que se arrepientan y atiendan a mi súplica. Ruego que las lagrimas y las súplicas de los familiares ablanden su corazón para que se sientan
compelidos a devolver a esos niños al seno de sus adoloridas familias. Mis hermanos y hermanas, ha llegado el día de llevar el evangelio a mas personas, en mas lugares. Debemos poner primero nuestra obligación de compartir el mensaje del evangelio y después nuestra propia conveniencia. Los llamamientos del Señor pocas veces son convenientes. Ha llegado el momento en que el sacrificio tome un lugar más preponderante en la Iglesia. Nuestra devoción v dedicación deben aumentar para que podamos realizar la obra que el Señor tiene para nosotros. Tenemos que contar con mas misioneros ahora que la duración de la misión se ha reducido, pero necesitamos a los que tienen deseos de servir en una misión y a los que se han preparado cuidadosamente con la ayuda de la familia y de las organizaciones auxiliares de la Iglesia. Los jóvenes deben comenzar desde niños, con la ayuda de los padres, a prepararse aprendiendo a ahorrar dinero, a estudiar y a orar acerca del evangelio, y asistiendo a las clases de seminario e instituto. Además, es de gran importancia que se preparen viviendo en forma digna y pura. Las palabras de despedida del Maestro a sus Apóstoles, poco antes de la ascensión, fueron: ". . . Id por todo el mundo • predicad el evangelio a toda criatura. "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." (Marcos 16:1516.) No debemos debilitarnos ni cansarnos de hacer el bien. Tenemos que alargar el paso. No s610 nos estamos jugando nuestro bienestar eterno, sino también el de muchos de nuestros hermanos y hermanas que todavía no son miembros de esta, la Iglesia verdadera. Me emocionan las palabras del profeta José Smith en una carta que mandó a la Iglesia desde Nauvoo el 6 de septiembre de 1842, y que dice: ". . . ¿No hemos de seguir adelante en una causa tan grande? avanzad, en vez de retroceder. ¡Valor, . . . e id adelante, adelante a la victoria!...' (D. y C. 128:22.) Y ahora, mis queridos hermanos, hay personas en el mundo que erróneamente dicen que no somos una Iglesia cristiana, sino que somos un culto, y que adoramos a José Smith y no a nuestro Salvador, Jesucristo. ¡Que equivocadas se encuentran! ¡Que herejía! El Señor declaró:
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a que fuente han de acudir para la remisión de sus pecados." (2 Nefi 25:26.) Durante los últimos 150 años, desde el momento de la Restauración, y comenzando con el profeta José Smith, las voces de los profetas en los últimos días se han elevado con claridad, autoridad y veracidad, testificando de la divinidad de esta obra restaurada, y del poder redentor del Evangelio de Jesucristo. Al testimonio de estos grandes hombres yo agrego el mío. Yo se que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente y que fue crucificado por los pecados del mundo. El es mi amigo, mi Salvador, mi Señor y mi Dios. Ruego con todo mi corazón que los santos sepan guardar Sus mandamientos, que tengan su Espíritu con ellos y que puedan lograr una herencia eterna, con El, en la gloria celestial. Al comenzar esta conferencia, esperemos que el Señor nos de Su aprobación y sus bendiciones. A El le pido que os bendiga, y como siervo de El, yo os bendigo. En el nombre de Jesucristo. Amén.
"Porque así se llamara mi Iglesia en los postreros días, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días." (D. y C. 115:4.) Depositamos nuestra confianza en Jesucristo. El murió por nuestros pecados. Gracias a El y su Evangelio, se perdonan nuestras faltas al bautizarnos; el pecado y la iniquidad son quitados como con fuego de nuestra alma, y nos volvemos puros, limpios de conciencia, y con una paz que sobrepasa el entendimiento. Creemos, es nuestro testimonio, y lo proclamamos a todo el mundo, "que no se dará otro nombre, ni otra senda ni medio, por el cual la salvación pueda llegar a los hijos de los hombres, sino en y por medio del nombre de Cristo, el Señor Omnipotente" (Mosiah 3:17). Sabemos, y es nuestro testimonio, el cual también proclamamos a todo el mundo, que para ser salvado el hombre debe creer "que la salvación fue, y es, y ha de venir en y por medio de la sangre expiatoria de Cristo, el Señor Omnipotente" (Mosíah 3:18). "Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL
EL PONER METAS Y PROGRESAR presidente Spencer W. Kimball que poseéis para detener a un mundo errante y sin metas. "Tenemos la esperanza de poder ayudar a nuestros jóvenes a comprender, mas temprano en la vida, que hay ciertas decisiones que solamente se toman una vez. En otras oportunidades he mencionado desde este mismo púlpito algunas determinaciones adoptadas en mi juventud, que me fueron de gran ayuda porque no tuve que volver a tomarlas mas adelante. Podemos alejar de nosotros algunas cosas de una vez por todas y dar el asunto por terminado. Podemos tomar una sola decisión sobre aquello que deseamos incorporar en nuestra vida y luego incluírselo, sin tener que reconsiderar y volver a decidir cien veces lo que vamos a hacer y lo que no vamos a hacer." (Véase "Los héroes de la juventud", Liahona, ago. de 1976, pág. 39.) "Permitidme que os hable de una de las metas que me propuse cuando era apenas un jovencito. Al oír a una de las autoridades de la Iglesia decirnos que debíamos leer las Escrituras, recapacite en el hecho de que nunca había leído la Biblia. Esa misma noche, al terminar el sermón, me fui a casa, subí a mi cuarto en la buhardilla, encendí una pequeña lampara de aceite que se hallaba sobre una mesa, y leí los primeros capítulos de Génesis. Un año después cerré la Biblia, tras haber leído cada uno de los capítulos de ese libro grande y glorioso. "Descubrí que esa Biblia que estaba leyendo estaba compuesta de 66 libros; estuve a punto de desanimarme cuando vi que contenía 1.189 capítulos comprendidos en l.519 paginas. Era una tarea formidable, pero sabia que si otros lo habían hecho, yo también podía hacerlo. "Comprobé que había ciertas partes que eran difíciles de comprender para un joven de catorce años, y algunas paginas no me eran de interés particular; pero después de haber leído los 66 libros y los 1.189 capítulos de las 1.519 paginas, sentí la gran satisfacción de saber que me había impuesto una meta y la había logrado. "No os relato esto para jactarme; solo lo estoy usando como un ejemplo para decir que si yo pude hacerlo a la luz de una lampara de aceite, vosotros podéis hacerlo a la luz de una eléctrica. Siempre he
Una presentación en video de porciones de discursos que el presidente Kimball ha dado en sesiones anteriores del sacerdocio en las conferencias generales. Me complace estar con vosotros esta noche en esta reunión de sacerdocio. Nos da particular agrado ver que padres e hijos vienen temprano a esta reunión, muchos de ellos con una o dos horas de anticipación para asegurarse un buen asiento, y otros miles se apresuraron en su camino al tabernáculo y a numerosos centros de estaca en muchas partes del país. Que los padres y sus hijos anden juntos -es una hermosa prolongación de la vida familiar que tanto amamos, y que el mundo comienza a reconocer como modelo. "Estamos agradecidos de que estéis presentes; sentimos un gran y sincero afecto por cada uno de vosotros." (Véase "Haciendo planes para una vida plena y satisfactoria", Liahona, sept. de 1974, pág. 32.) "Nos preocupa sobremanera, hermanos, la necesidad de proveer en forma continua a nuestros jóvenes, oportunidades significativas que sirvan para desarrollar su alma en el servicio al prójimo. Generalmente, los jóvenes no se inactivan en la Iglesia como consecuencia del exceso de responsabilidades significativas; no hay joven que haya sido testigo personal de la forma en que el evangelio se pone en acción en la vida de la gente, que le de la espalda a sus obligaciones en el reino y las abandone." (Véase "Los héroes de la juventud", Liahona, ago. de 1976. pág. 38.) "Es sumamente apropiado para la juventud del Sacerdocio Aarónico, de la misma forma que para los hombres del Sacerdocio de Melquisedec, establecer silenciosa pero decididamente metas personales serias por medio de las cuales puedan mejorar, seleccionando algunas que deseen alcanzar en momentos específicos de sus vidas. Si los poseedores del sacerdocio de nuestro Padre Celestial carecen del indispensable dinamismo, aun cuando estén bien encaminados, tendrán escasa influencia sobre los demás. . . Vosotros sois la levadura de la cual depende el mundo, y debéis utilizar los poderes
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL sentido gozo por haber leído la Biblia de principio a fin." (Véase "Haciendo planes para una vida plena y satisfactoria", Liahona, sept. de 1974, pág. 34.) "También recuerdo que sin compulsión por parte de persona alguna, decidí, siendo todavía joven, que jamas violaría la Palabra de Sabiduría. Sabia donde se hallaba escrita, sabia en forma general lo que el Señor había dicho, y sabia que si El decía que le agradaba que los hombres se abstuvieran de estos elementos destructivos, lo que yo debía hacer era complacer a mi Padre Celestial. Así que resolví firmemente que jamas tocaría ninguna de esas cosas perjudiciales. Habiéndolo determinado en forma absoluta e inequívoca, descubrí que no era muy difícil cumplir la promesa que me había hecho a mi mismo y a mi Padre Celestial. . . "Para estar seguros de que tendréis una vida plena y útil, debéis prepararos. Los planes que os tracéis mientras sois diáconos pueden aseguraros una vida plena. ¿Habéis empezado a ahorrar dinero destinado a la misión? "Tal vez no os hayáis decidido con respecto al negocio, la profesión o la carrera que deseáis. Pero hay muchas generalidades que ya podéis incorporar a vuestras vidas, aun cuando todavía no sepáis si queréis llegar a ser abogado, o doctor, o maestro, o ingeniero. Hay muchas decisiones que ya habréis tomado o que deberéis tomar. ¿Que vais a hacer en los años que transcurrirán desde ahora hasta el día en que os caséis? ¿Que vais a hacer con respecto a vuestro matrimonio'? "En este mismo momento podéis decidir que llegaréis a ser el diácono, el maestro o el presbítero mas fiel, y podéis decidirlo con un convenio irrevocable. Podéis ser. buenos alumnos podéis usar el tiempo debida y provechosamente, y de esa forma, lograr la felicidad para el resto de la vida. "Podéis decidir desde ahora que cumpliréis una misión honorable, al llegar a la edad misional, y para ese fin determinaros a ganar dinero, a ahorrarlo y a invertirlo; y que estudiareis, serviréis y aprovechareis toda oportunidad a fin de preparar la mente, el corazón y el alma para ese glorioso periodo de vuestras vidas." (Véase "Haciendo planes para una vida plena y satisfactoria", Liahona, sept. de 1974, págs. 33. 35.) "Y ya que desde ahora os estableceréis la meta de cumplir una misión, recordad que cuesta mucho dinero ir a las distintas partes del mundo y predicar
el evangelio. Recordad por lo tanto que tenéis el privilegio de comenzar a ahorrar dinero. "Cada vez que recibáis dinero, ya sea como regalo o ganado por medio de trabajo, apartad aunque sea una pequeña cantidad y depositadla en una cuenta de ahorros dedicada a la misión. El ideal es que cada joven logre la mayor independencia económica con respecto a al financiación de su misión, y que trate de depender lo menos posible de sus padres, parientes o amigos. Cada joven de cada país de todo el mundo, que se haya bautizado y haya recibido el Espíritu Santo, tiene la responsabilidad de llevar el mensaje del evangelio a los pueblos del mundo. Vosotros también tenéis esa oportunidad, la cual contribuirá poderosamente a que logréis la grandeza." (Véase "Los Davids y los Goliats", Liahona, mar. de 1975, pág. 33.) "Con frecuencia se hace la pregunta, '¿Es el programa misional algo que se impone a los jóvenes?' Y la respuesta, desde luego, es no. A cada cual le es dado su libre albedrío. . . Se le dice que debe pagar sus diezmos, asistir a las reuniones, vivir una vida limpia y libre de la suciedad del mundo, y hacer planes para un casamiento celestial en el Templo del Señor." (Véase "Haciendo planes para una vida plena y satisfactoria", Liahona, sept. de 1974, pág. 33.) "Quisiera recordaros, jóvenes, que en estos momentos os encontráis edificando vuestra vida futura, no importa la edad que tengáis. Esta vida puede llegar a carecer de valor, o puede resultar sumamente valiosa y hermosa. Puede estar llena de actividades constructivas o destructivas; puede ser plena de gozo y felicidad o estar plagada de miseria. Todo depende de vosotros y de vuestra actitud, ya que llegareis al lugar a donde os lleve la forma en que respondáis a las distintas situaciones que debáis afrontar. . . "Mis queridos jóvenes, no podéis conformaros con estar entre el común denominador. Tenéis que vivir vidas libres de toda forma de maldad, ya sea de pensamiento o de hecho; no mentir, no robar, no exasperaros, no fallar en la fe, no cesar de hacer lo bueno, no cometer pecados sexuales de ninguna clase y en ningún momento. "Vosotros sabéis lo que es bueno y lo que es malo; todos recibisteis el Espíritu Santo después del bautismo. No necesitáis que nadie juzgue por vosotros como justos o injustos, los actos que realizareis. Ya lo sabéis mediante la ayuda del Espíritu. Vosotros mismos estáis pintando vuestro
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PRESIDENTE SPENCER W. KIMBALL "Brigham Young y Heber C. Kimball tenían veintiocho años, Orson Hyde sólo veinticinco, William E. McLellan veinticuatro, Parley P. Pratt veintitrés, Luke Johnson veintidós, William Smith diecinueve, y Orson Pratt, John F. Boynton, y Lyman E. Johnson dieciocho, cuando la Iglesia fue organizada el 6 de abril de 1830. Muchos de esos hombres llegaron a ser Apóstoles en 1835, cuando el Consejo de los Doce fue organizado, y todos ellos eran todavía muy jóvenes cuando se vieron privados de la presencia del Profeta. "Estos hombres fueron capaces de inspirar a los muchachos. Todos llegaron a ser grandes misioneros. Vosotros, jóvenes, podéis ser misioneros realmente superiores, jóvenes fuertes, grandes compañeros y excelentes lideres de la Iglesia. No necesitáis esperar hasta mañana. "Que el Señor os bendiga en ese desarrollo paulatino, para que recibáis su inspiración, y podáis pasar las gloriosas bendiciones del evangelio de una generación a otra. "Esto, mis queridos hermanos, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amen." (Véanse "Los héroes de la juventud", Liahona, ago. de 1976, pág. 40.)
propio cuadro, esculpiendo vuestra propia escultura. De vosotros solamente dependerá que sea aceptable o no. "Que Dios os bendiga, mis queridos jóvenes. Se que nuestro Padre Celestial es vuestro verdadero amigo. Todo lo que El os pide que hagáis es justo y redundara en bendiciones, y hará que lleguéis a ser hombres mejores y mas fuertes." (Véase "Los Davids y los Goliats", Liahona, mar. de 1975, págs. 30, 34.) "La juventud de la Iglesia debe comprender que no es necesario que lleguen a ser ancianos, con larga experiencia en la vida, para recibir las bendiciones de la Iglesia. José Smith tenía solamente catorce años cuando tuvo la primera visión, dieciocho cuando se le apareció Moroni, veinticuatro cuando recibió las planchas de oro, veinticinco cuando fue organizada la iglesia y treinta y nueve cuando fue martirizado. "Thomas B. Marsh tenia treinta y un años, y David W. Patten treinta, cuando llegaron a ser Apóstoles; se trataba de hombres relativamente jóvenes.
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