Anuario Joly Andalucía 2016: Nacional

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Nacional Tormenta al borde del abismo JOSÉ ANTONIO CARRIZOSA España después de las elecciones MANUEL CLAVERO ARÉVALO 24M, el primer aviso de la pluralidad

JUAN DE LA HUERGA

Las grandes ciudades hacen pequeños a PP y PSOE

ROBERTO PAREJA

Vuelco del mapa autonómico

ROBERTO PAREJA

Dos años de Podemos ROBERTO PAREJA Iglesias y Rivera, de la indignación a las urnas MANUEL BAREA Los nacionalistas catalanes cruzan el Rubicón LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ Los Pujol, una familia mediterránea

PILAR CERNUDA

2015, el final de la crisis ¿Qué hemos aprendido? JOSÉ MARÍA O’KEAN La legislatura de la mayoría absoluta y de la absoluta confrontación

ANA CARMONA CONTRERAS

Pacto contra el yihadismo PEDRO INGELMO CRUZ Las temidas consecuencias de la corrupción

JOSÉ JOAQUÍN LEÓN

La población española, entre la atonía y los indicios de recuperación JOSEFINA CRUZ VILLALÓN 2015, un buen año para la Marca España RAFAEL CONDE DE SARO

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Tormenta al borde del abismo José Antonio Carrizosa Director de Publicaciones del Grupo Joly staba claro: el sistema tiene vías de aguas que auguraban su hundimiento. La traslación a la política española de la profunda crisis económica iniciada en el otoño de 2008 se iba a llevar por delante la hegemonía de los dos grandes partidos surgidos de los consensos que dieron lugar a la Transición. El PP y el PSOE habían dado de sí todo lo que podían y tenían que compartir el escenario con otras fuerzas recién llegadas para reformar, de la cabeza a los pies, un modelo político agotado. Este era, en trazos gruesos, el panorama con el que se afrontaba el final de la legislatura surgida en 2011. La última en la que una mayoría absoluta iba a gobernar España. Los síntomas de agotamiento se veían notando, sobre todo en el hastío de la gente, en la devaluación social de la política.

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El hecho de que los partidos que representan a la mayoría nieguen cualquier acercamiento refleja la baja calidad de la democracia española Al principio fue un fenómeno televisivo: la aparición de Pablo Iglesias en las tertulias de la Sexta, recogiendo el legado del movimiento radical surgido de las cenizas del 15-M, fue el primer síntoma claro de cambio. El joven profesor universitario de la camisa remangada y la coleta había llegado para cambiar muchas cosas. Y cuando tuvo su primera oportunidad de saltar al ruedo electoral, en las europeas de 2014, dio el golpe de efecto que buscaba: el bipartidismo estaba muerto y a partir de ese momento había que contar con él. Mientras tanto, en Cataluña otro joven dirigente, gracias a un discurso derechista y españolista en un ambiente de crecimiento independentista, había consolidado una formación con un lenguaje que gustaba en España. Albert Rivera vio que también existía el hueco nacional y que había que dar el salto. 2015 iba a ser el año de la quiebra definitiva del bipartidismo. En las elecciones municipales y autonómicas, como poco antes en las andaluzas que Susana Díaz adelantó, se vio que el nuevo orden era

Rajoy y Sánchez reunidos en la Moncloa tras las Elecciones Generales. / EFE

una realidad. Donde antes había dos actores ahora eran cuatro y deshechas y desarmadas las mayorías claras se imponía la cultura del pacto, algo en lo que el país tenía escasa experiencia. Hasta ahora el que ganaba ocupaba todo el poder y el que perdía se resignaba a esperar su turno hasta que los vientos volvieron a soplar a su favor. De un escenario casi al modo británico –dos grandes y casi nada máspasábamos a otro que nos iba a recordar bastante al italiano –muchos partidos y combinaciones posibles-. Pero como dijo Felipe González, en una de esas frases que lo definen como el mejor conocedor de la política española, nosotros no éramos italianos. El sistema de los dos partidos que no dejaban sitio a nadie más se rompió en las elecciones del 20 de diciembre. Pero lo hizo de la peor forma posible: sin que los resultados permitieran un acuerdo para formar un Gobierno mínimamente estable. Los españoles habían castigado a PP y PSOE, pero no habían confiado lo suficiente en los nuevos. No había forma de montar el puzzle y cualquier fórmula que se pusiera encima de la mesa estaba destinada a la fragilidad y, en la práctica, a la inoperatividad. El bloqueo de la situación política surge por razones muy diversas y que sería demasiado largo desarrollar aquí. Pero tiene dos componentes que la caracterizan definen y que conviene analizar someramente. En primer lugar, la incapacidad de los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, para ponerse de acuerdo ni tan siquiera en un programa de mínimos que, por definición, siempre han compartido y que incluye desde garanti-

zar la unidad nacional al mantenimiento de la estabilidad financiera en el seno de la Unión Europea. En segundo lugar, la profunda crisis de liderazgo que sufren las dos fuerzas mayoritarias. Ni Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez son los líderes que requeriría una situación difícil y de salida tan complicada como la creada en España. Los dos problemas son graves y complican el futuro institucional del país. El hecho de que, a diferencia de lo que ocurre en países, como Alemania, los partidos que desde el centro izquierda y el centro derecha representan la inmensa mayoría de electorado tengan bloqueado cualquier acercamiento habla bien a las claras de la baja calidad de la democracia española en algunos de sus aspectos más sustantivos. Responde a la forma personalista en la que se ha dirigido la política española durante las tres décadas largas de democracia, pero también a un desprecio por el rival muy acentuado en la militancia de los partidos, mucho más que en las bases de votantes. Los ciudadanos aceptarían una coalición sin muchos problemas. Este ha sido siempre una carencia de fondo del sistema, pero hasta ahora no se había puesto de relieve en toda su crudeza. Si no existiera esa rémora el bloqueo institucional no hubiera existido. Pero también la falta de liderazgo lastra la política española. Se evidenció de forma dramáticas tras los comicios de diciembre. Pedro Sánchez era un dirigente cuestionado por una parte de la dirección de su propio partido y por los barones territoriales, que en la cultura del PSOE son una instancia real de poder. A pesar de


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Pablo Iglesias. / EFE

que el PSOE obtuvo en las elecciones un resultado pésimo, el peor de toda su historia, el secretario general socialista vio la oportunidad de hacerse fuerte en la dirección del partido si lograba un pacto con la extrema izquierda y los nacionalistas para llegar a la Moncloa. Un opción que aprovechaba el enorme rechazo que suscitaba la figura de Mariano Rajoy pero que a todas luces ponía al PSOE en manos de Podemos, con todo lo que ello significaba de riesgo para la propia supervivencia del Partido Socialista. La guerra interna en el PSOE es un dato de la realidad política española de 2016 que condiciona una parte importante de sus actuaciones. En el PP las cosas no estaban mucho mejor. Mariano Rajoy ha ejercido un liderazgo indiscutido pero débil. Las circunstancias económicas y sociales lo llevaron en 2011 a gozar de una mayoría absoluta aplastante, que recogió tanto el miedo de la población a los efectos de la crisis económica como las consecuencias del desastre que supuso la gestión de los dos últimos años de la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero en cuatro años Rajoy dilapidó esa mayoría, tanto por las medidas que tuvo que adoptar para hacer frente a la debacle económica como por una falta de sentido político que se le fue acrecentando a lo largo de la legislatura. Si en los partidos tradicionales la debilidad de sus liderazgos fue una característica que condicionó su actuación, en los llamados emergentes pasó justo lo contrario. Tanto Podemos como Ciudadanos llegaron a la escena política con hiperliderazgos absolutamente consolidados, hasta el punto de que podría decirse que ambas formaciones transmitieron una imagen caudillista que hasta cierto punto los

Albert Rivera / EFE

identificó. En Podemos, bajo la apariencia de movimiento asambleario y comparecencias públicas colectivas, Pablo Iglesias ha manejado el partido con mano de hierro y lo ha llevado desde la izquierda radical hasta la socialdemocracia pragmática o viceversa según lo que conviniese en cada momento, sin importarle mucho la opinión de las bases. Podemos, que surge como experiencia de laboratorio entre un un grupo de profesores universitarios, tiene una praxis leninista que para si hubiera querido algún partido comunista europeo de la década de los setenta o los ochenta del pasado siglo.

La solución va a requerir tanta inteligencia política como generosidad y sentido de Estado. Todo lo que faltó durante 2015 Por lo que respecta a Ciudadanos podría decirse que el partido es un líder y muy poco más. Albert Rivera es la imagen del partido y da la impresión de que sus filas no se mueve una hoja sin que previamente lo haya autorizado. En las elecciones del 20 de diciembre quedó muy por debajo de las expectativas que lo situaban como llave para cualquier posible alianza. Ha intentado labrarse una imagen de centro tomando el modelo de Adolfo Suárez, pero se ha quedado a la mitad o incluso más lejos. Quizás su empeño en contentar a todo el mundo a izquierda y derecha y de rascar votos tanto entre las filas socialistas como entre las populares es lo que hizo que su perfil de desdibujase, aunque nadie duda

que Rivera es un político del que cabe esperar mucho desarrollo en el futuro. La incertidumbre política surgida de las elecciones del 20 de diciembre reflejó una debilidad institucional de la que el país no era consciente. Llegó además con los efectos de la crisis económica todavía incrustados en el tejido social. El Gobierno de Rajoy intentó basar su estrategia electoral en la recuperación económica, pero los resultados dejaron claro que esa era una percepción más oficial que real. Los elevados índices de paro y la precariedad y mala calidad del empleo que se crea definen una situación que todavía puede calificarse como de emergencia. La sociedad no es capaz de adivinar un escenario de estabilidad económica y ello tiene consecuencias políticas. No es muy arriesgado decir que Podemos es hasta cierto punto hija de esa situación de emergencia que hace que los jóvenes vean un futuro mucho más sombrío del que pudieron ver sus padres. Tan cierto como que Ciudadanos responde a una reacción nacional ante el auge del independentismo catalán, que por primera vez en más de ochenta años ha puesto en riesgo la cohesión nacional. La debilidad del entramado institucional, con un marcado déficit de liderazgo, la situación económica que sigue muy lejos de recuperar los niveles anteriores a la crisis y la puesta en entredicho de la cohesión nacional configuran una situación que no tiene precedentes en la España democrática. Se ha formado una tormenta para la que no estábamos preparados y además nos ha cogido al borde de un abismo. La solución va a requerir tanta inteligencia política como generosidad y sentido de Estado. Precisamente todo lo que le faltó durante 2015 a la política española.


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España después de las elecciones Manuel Clavero Arévalo Presidente del Consejo Editorial de Grupo Joly

l 20 de diciembre se celebraron elecciones generales un poco distintas a todas las anteriores por diversas razones: en primer lugar, entre los partidos que se presentaron estaban dos partidos que lo hacían por primera vez y que han tenido una gran trascendencia en los resultados y en segundo lugar, debido a los buenos resultados obtenidos por estos dos partidos emergentes, ha dado como resultado gran fraccionamiento del voto por lo que se ha creado una situación distinta a todas las anteriores, ya que ningún partido tiene una mayoría para formar gobierno como hasta ahora había sucedido en España. Los resultados de dichas elecciones fueron los siguientes: de los 350 escaños que componen el Congreso, 123 escaños consiguió el Partido Popular, 90 el Partido Socialista, 69 Podemos (suma de En Comú 12, Compromís 9 y En Marea 6), Ciudadanos con 40 escaños y los 28 restantes se reparten entre los siguientes grupos, 9 ERC, 8 DIL, 6 PNV, 2 UP, 2 BILDU y 1 CC. Son las primeras elecciones generales desde la transición en que el gobierno no ha quedado definido, ya que siempre hubo partidos con mayorías absolutas y otros con mayorías suficientes pero todos lograron formar gobierno, algo que no ha ocurrido en las elecciones del pasado 20 de diciembre. Ante tal situación, el PP partido mayoritario, intenta pactar con el PSOE y Ciudadanos con el fin de que el gobierno tenga estabilidad lo que es beneficioso para España, Europa y los mercados pero el PSOE se opone a pactar con el PP.

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to con partidos muy heterogéneos tiene la dificultad añadida de no alcanzar la mayoría aritmética como ha recordado Susana Díaz. Aún cuando el problema no sea solo de matemáticas sino de contenido de programas. La tercera opción en caso de no poder formar gobierno, obligaría a repetir las elecciones generales. Los entendidos creen que unas nuevas elecciones beneficiarían al PP y a Ciudadanos. A todas estas dificultades hay que sumar el separatismo de Cataluña que acaba de nombrar a Carles Puigdemont Presidente, que se ha declarado totalmente separatista. El 13 de enero de 2016, se constituyó el Congreso de los Diputados, siendo elegido Presidente Patxi López del PSOE con el apoyo de Ciudadanos, sin que el PP presentara candidato, también el PSOE obtiene una Vicepresidencia en la Mesa. Patxi López ya fue Lendakari en el Gobierno vasco con el apoyo del PP. El PP obtiene dos Vicepresidencias y una Secretaría, Ciudadanos con cuarenta Di-

luta. En la aceptación de los cargos también se produjeron por algunos Senadores, fórmulas un tanto extrañas. Tras la renovación del Congreso de los Diputados, el Rey, como establece el artículo 99 de la Constitución, tendría que proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria. El Rey celebradas dichas consultas propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno a través del Presidente del Congreso. Celebradas las consultas ocurrió algo singular, el candidato propuesto por el Rey, Mariano Rajoy del PP, declinó la propuesta pero manteniendo su candidatura. Este hecho insólito ha dado lugar a que se produzca otra consulta del Rey con los representantes de los grupos políticos. Cuando escribo estas líneas aparecen posibles opciones para formar gobierno: Una sería la coalición del PP, PSOE y de

Soraya Sáenz de Santamaría y Jorge Fernández Díaz tras ofrecer los datos oficiales del escrutinio de las elecciones. / EFE

Por primera vez desde la transición española, tras las elecciones generales el gobierno no ha quedado definido Si el PP no lograra formar gobierno lo intentaría el PSOE con Pedro Sánchez como Jefe de la oposición, sin embargo este intento tiene grandes dificultades porque tendría que incorporar a partidos separatistas y radicales y alguna parte del PSOE, se niega a pactar con Podemos que lleva en su programa convocar un referéndum que puede dar lugar a la separación de Cataluña. Este segundo inten-

putados, corría el riesgo de no tener cargo en la Mesa, en la negociación ha obtenido dos Secretarías. La pretensión de Podemos de formar cuatro grupos, correspondientes a las marcas con las que se presentó a las elecciones, ha sido rechazada pero tienen dos miembros en la Mesa. El acto de toma de posesión de los Diputados resultó “cuando menos pintoresco”. Una Diputada de Podemos permaneció en su escaño con un niño en brazos y no pocos Diputados, con distintas fórmulas, prometieron la Constitución para reformarla. También el mismo día quedó constituido el Senado donde el PP tiene mayoría abso-

C’s que daría lugar a un gobierno estable, pero el PSOE rechaza unirse al PP. Otra podría ser una coalición entre el PSOE, Podemos, Esquerra Republicana de Cataluña, Democracia y Libertad, Partido Nacionalista Vasco, Unión Popular y otros, pero el Comité Federal del Partido Socialista puede rechazar esta coalición. Un gobierno del Partido Popular con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del Partido Socialista. Finalmente cabría un gobierno en minoría.Si no se constituye ningún gobierno habría que convocar nuevas elecciones. Todo ello es algo insólito en nuestra historia electoral.



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24-M, EL PRIMER AVISO DE LA PLURALIDAD Juan de la Huerga spaña prendió la mecha del pluralismo con un primer aviso el 24 de mayo en las elecciones municipales, compartidas en algunos lugares con autonómicas, y confirmó la tendencia casi siete meses después, el 20 de diciembre, en las generales. La marea azul que tiñó el mapa ibérico en 2011, con más de dos tercios de las capitales de provincia gobernadas por el PP, todas con mayoría absoluta excepto Huesca y Vitoria, se difuminó con la pérdida de 2.400.000 papeletas, amén de más de 10 puntos porcentuales. Los populares sólo agarraron el bastón de mando en una veintena de estos ayuntamientos, aunque únicamente con plenos poderes, sin pactar con Ciudadanos o en minoría, en Ceuta y Melilla, ocupando la bancada de la oposición en capitales importantes Las marcas de como Madrid, Valencia, Sevilla o VaPodemos así como alcanzaron las lladolid, en ciudades de pealcaldías de so como Jerez, Madrid, Marbella, Badalona, Gijón, SantiaBarcelona, go... En cualquier Zaragoza, La y pese a todos Coruña y Cádiz caso los males, fue la lista más votada en 39 capitales de provincia, incluyendo las dos ciudades autónomas. Aun así, el derrumbe del partido liderado por Mariano Rajoy no le quitó la victoria pírrica de ser la fuerza más votada con más seis millones de fieles en las urnas; tampoco el desastre popular devino en mejoría socialista, ya que el PSOE tampoco pudo presumir al sacar los peores resultados de su historia con poco más de cinco millones y medio de apoyos (fueron cerca de 6.300.000 cuatro años antes y casi tres puntos más del escrutinio). Sin embargo, gracias a la irrupción de partidos asociados a Podemos (como tal no se presentó la fuerza morada), la formación del puño y la rosa arrebató merced a acuerdos con estos bloques un nutrido número de

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gobiernos locales al PP. Los socialistas, curiosamente, salieron beneficiados de las alianzas con las fuerzas nacidas a raíz de los movimientos sociales del 15-M y pasaron de gobernar en ocho capitales a hacerlo en más del doble (17), muy repartidas por la geografía española: sobresalen tres en Andalucía (Huelva, Sevilla y Córdoba), dos en Castilla-La Mancha (Ciudad Real y Toledo), dos en la Comunidad Valenciana (Alicante y Castellón), dos en Cataluña (Tarragona y Lérida), tres en Castilla-León (Segovia, Valladolid y Soria), además de Oviedo y Las Palmas. Las marcas vinculadas a Podemos alcanzaron altas cotas con las alcaldías de Madrid, Barcelona, Zaragoza, La Coruña y Cádiz, bien bastiones sempiternos del PP (como el caso de Teófila Martínez en la ciudad andaluza) o, en el caso de la Ciudad

Manuela Carmena y Ada Colau, alcaldesas de Madrid y Barcelona respectivamente. / EFE

Condal, un gobierno municipal de sello socialista o nacionalista. Lógicamente también necesitaron el diálogo y los pactos para disfrutar de la gobernabilidad. Fue una prueba para el gran asalto que el 20-D dio la formación de Pablo Iglesias, al situarse tercero del escalafón en su estreno

LAS GRANDES CIUDADES HACEN PEQUEÑOS A PP Y PSOE R.P. l derrumbe electoral del Partido Popular en las elecciones municipales del 24 de mayo de 2015 y los pactos de la izquierda de la mano fundamental de Podemos y de sus diver-

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en unas elecciones nacionales. Ciudadanos, por su parte, facilitó gracias a su millón y medio de votos y ser el tercer partido con más presencia en las urnas que el PP colocara a uno de sus políticos al frente de muchos municipios. Por tanto, quedó de manifiesto que la atomización de las papeletas marcó claramente dos ejes: derecha, pues cuando la aritmética lo permitió PP y Ciudadanos llegaron a acuerdos, e izquierda, con el PSOE y las distintas agrupaciones relacionadas con Podemos y las fuerzas nacionalistas de la mano de la misma forma. También se apreció tras el 24-M la clara voluntad de pactos de los partidos, huyendo el electorado de las mayorías absolutas: en 2011, PP y PSOE obtuvieron el 85% de los votos; la suma entre ambos en 2015 rebasaba por poco el 50%.

sas marcas han dibujado un nuevo mapa del poder local un tanto asombroso, con las principales capitales españolas en el frontispicio del cambio. El buque insignia es la Alcaldía de Madrid, con Manuela Carmena al frente. La

Asimismo, estas municipales fueron la última advertencia de dos partidos en declive y que prácticamente desaparecen del tablero político: Izquierda Unida, que perdió casi 400.000 votos y sólo controla Zamora, y sobre todo UPyD, que bajó a la mitad al ser absorbido su electorado por Ciudadanos. candidata de Ahora Madrid (20 concejales) aunó fuerzas con los socialistas (9) en la capital para proclamarse regidora frente a la del PP, Esperanza Aguirre, que se quedó en la oposición pese a haber sido la lista más votada (21). Desde un balcón del consistorio, los líderes de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, aplaudían mientras la juez recibía la vara de mando y el collar de alcaldesa de las manos de un ujier, ya que no hubo entrega formal de la saliente, Ana Botella. En el balance de sus primeros cien días de


por una cabalgata en la que los madrileños vieron triciclos por camellos y mujeres barbudas por Reyes Magos, amenizada por música de discoteca en vez de villancicos y a Baltasar cantando una canción africana. La suciedad que aturde a los viandantes en Madrid es otro de sus talones de Aquiles, aunque lo atribuye a su antecesora y sus licitaciones para la limpieza, con presupuestos que casi se doblan en los barrios más acomodados respecto a los más modestos. Entre tanta polémica brilla con luz propia su guerra a Los ‘tuist’ los desahucios. La publicados por nueva Oficina de la el concejal de Intermediación Hipotecaria daba sus Cultura, frutos antes de los Guillermo cien días de GobierZapata, fue la no. El Área de Deprimera rechos Sociales y polémica Equidad proclamaba que había frenado 75 desalojos de familias en riesgo de exclusión social, la gran mayoría en la propia Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), los pisos de propiedad municipal que gestiona el Consistorio. En otros casos, el Ayuntamiento llegó a acuerdos con los bancos para que las familias siguieran en sus casas. Otro punto destacado de su gestión es la atención a menores en situación de vulnerabilidad. Ha aumentado el presupuesto en el servicio de comidas a domicilio así como el número de destinatarios y su edad. Y la estructura municipal se ha adelgazado con la supresión de 10 di-

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recciones generales y coordinadores generales. ¿Promesas? Una auditoría ciudadana de la deuda. La otra gran estrella en el firmamento del cambio, Ada Colau (Barcelona en Comú), se ha convertido en pieza fundamental en la estrategia de Podemos, un partido que ha colocado el referéndum en Cataluña como una de sus prioridades. Sus primeros meses fueron convulsos por decisiones como la moratoria para nuevos hoteles o la retirada del busto del Rey del salón de plenos. En las generales se erigió como primera fuerza en Cataluña, con 12 escaños. Personalista, imprimió su cara en las papeletas de voto de las elecciones municipales, aunque su papel como activista antidesahucios desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca es lo que le da verdadera carta de naturaleza como líder emergente sin techo conocido. Fracasó en el intento de rebajar los sueldos a los concejales de otros partidos. En Valencia, el candidato de Compromís, Joan Ribó, tomó -aupado por los socialistas- una vara de mando que parecía en propiedad (durante 24 años) de Ritá Barberá, ahora senadora. Su política de gestos la ilumina la apertura del balcón municipal a todos los ciudadanos y su pedaleo para llegar en bicicleta al consistorio. En Zaragoza, el abogado Pedro Santisteve (Zaragoza en Común) gobierna en minoría. En La Coruña, Xulio Ferreiro (marea Atlántica), que ha acabado con las corridas de toros, y en Cádiz, José María González, Kichi, completan la nómina de la nueva política en las grandes ciudades. Todos se han bajado los salarios y han disparado el gasto social

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gobierno, el teórico límite de la cortesía parlamentaria, afirmó que “los hechos están encima de la mesa, no puedo decir más que eso”, en réplica la presidenta de la Comunidad, la popular Cristina Cifuentes, que acusó a Carmena de dedicarse a “todo tipo de cuestiones extravagantes”. Y es que la alcaldesa se ha metido en demasiados charcos que empañan su gestión. . El primer revés surgió a raíz de los tuits publicados en 2011 por quien había nombrado concejal de Cultura, Guillermo Zapata, que compartió una serie de chistes en los que ironizaba y se burlaba de las víctimas del Holocausto o del terrorismo de ETA. El caso fue archivado, pero la Audiencia Nacional ordenó que se juzgue a Zapata, que fue arrinconado como concejal de distrito. Otra polémica surgió cuando la alcaldesa anunció que se estaban estudiando una serie de medidas para que los universitarios ayudaran en la limpieza de las calles y parques. También ha generado controversia la remodelación del callejero de Madrid para extirpar las referencias a personas vinculadas con el franquismo. La boina de contaminación que corona Madrid se le echó sobre las cejas con la falta de viento y lluvias y tuvo que adoptar medidas impopulares como limitaciones de velocidad en circunvalaciones como la M-30 o la prohibición de aparcar en el centro. Con la Navidad legó la de cal y la de arena. La cena de Navidad que organizó en el el Palacio de Cibeles -sede del ayuntamientopara varios centenares de sin techo le granjeó un reconocimiento tan unánime como los reproches que le llovieron poco después

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VUELCO DEL MAPA AUTONÓMICO RobertoPareja l derrumbe del PP y los pactos de la izquierda diseñaron un nuevo reparto del pastel autonómico, en el que sobrevive el bipartidismo en su guinda noble, la del poder. Hasta el 24 de mayo, de las 17 comunidades autónomas, once estaban en manos de los populares y sólo dos (Asturias y Andalucía) en las del PSOE, además de las Islas Canarias, donde formaban parte del Gobierno junto a Coalición Canaria. Ahora, los populares sólo gobiernan en Murcia, Castilla y León, La Rioja y la Comunidad de Madrid, y los socialistas mandan en Andalucía, Asturias, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura e Islas Baleares, amén de otras dos en las que participará en el gobierno (Canarias, donde fue el partido más votado, y Cantabria, donde gobernará junto al Partido Regionalista de Miguel Ángel Revilla). Así, 13 millones y medio de españoles tienen presidente autonómico del PP frente a los 26 millones de antes de las elecciones, una reducción inversamente proporcional a la del

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PSOE, que pasó de gobernar para 11 millones y medio de españoles a unos 23, un asunto en el que Podemos y, en menor grado, Ciudadanos (C’s) tienen mucho que ver. La candidata del PP Cristina Cifuentes fue investida en Madrid con el apoyo de C’s y el rechazo de PSOE y Podemos. La quinta responsable del Ejecutivo autonómico en la historia de la comunidad se ha propuesto eliminar el aforamiento de los políticos, limitar a dos legislaturas los mandatos de Gobierno y realizar una auditoría a las dos últimas administraciones autonómicas. C’s también le exige renunciar a las privatizaciones sanitarias un punto que ya llevaba en su programa-, eliminar el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid y despolitizar la Cámara de Cuentas y Telemadrid. El socialista Ximo Puig recuperó el Gobierno valenciano al cabo de 20 años de mayorías absolutas del PP. Fue el más votado de la izquierda, con 23 diputados, por delante de Compromís, 19, y Podemos, 13 Ciudadanos se quedólejosdelasprevisionesdelasencuestas, con sólo 13 escaños, y Esquerra Unida se que-

dó fuera del Parlamento autonómico. “Ha empezado un tiempo de reparación, reconstrucción y nueva visibilidad de la sociedad valenciana”, dijo el dirigente socialista al hacer balancedesusprimerosciendíasdegobierno. El estallido del caso Imelsa se llevó por delante a la cúpula del PP valenciano, que quedó en manos de una gestora a finales de enero. Podemos facilitó la investidura de Guillermo Fernández Vara. El candidato socialista fue investido presidente de la Junta de Extremadura con 36 votos a favor -los 30 votos de su grupo y los seis morados- y la abstención de PP (28) y Ciudadanos (1). Las relaciones entre los socialistas y Podemos e deterioraron sobremanera con las exigencias de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez para facilitar la investidura del líder socialista. “Intentar humillar al PSOE, a sus militantes y a sus votantes, puede ser una estrategia, pero acabará siendo su gran error”, declaró Fernández Vara, uno de los barones más reacios a los pactos con Podemos. La bisagra morada fue decisiva como en ningún otro lugar en Castilla-La Mancha,


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donde Emiliano García-Page fue investido con los 15 votos a favor del PSOE y los dos de Podemos, y los 16 votos en contra del Partido Popular. Sus compañeros no le casan con nadie. No sabe de bandos. Tiene voz propia, que es más receptiva con Podemos que las de otros barones. Apostaba en esos días de vacío de poder por algo “realmente constructivo” como que el PSOE llegara a un acuerdo de gobierno con Podemos y Ciudadanos. El líder socialista Javier Lambán fue elegido nuevo presidente de Aragón con el apoyo de Podemos, CHA e IU. En contra votaron PP, Ciudadanos y PAR. Lambán sucedió a Luisa Fernanda Rudi (PP), que desembarcó en el cementerio de elefantes del Senado. Lambán recupera así para el PSOE el Ejecutivo autonómico en virtud de los tres pactos con los otros tres tenores de la izquierda, con un programa “centrado en las personas” para “reconstruir” los servicios públicos. El candidato del PP Juan Vicente Herrera fue investido, por quinta vez, presidente de la Junta de Castilla y León, con mayoría simple, mientras que Ciudadanos se abstenía, como ocurrió en Andalucía, donde Susana Díaz fue elegida a la cuarta. La formación de Albert Rivera también facilitó las cosas al PP en Murcia, para hacer presidente a Pedro Antonio Sánchez. Ídem de ídem en La Rioja. Cantabria asistió al retorno de Miguel Ángel Revilla tras una legislatura de paréntesis con mayoría absoluta del PP. Pero Revilla entró con mal pie. Cosas de la herencia. El Gobierno central reclamaba a Cantabria un plan de reequilibrio financiero de 100 millones de euros para cumplir a final de año el objetivo de déficit del 0,7% del PIB

DOS AÑOS DE PODEMOS Roberto Pareja ue a partir de mayo de 2013 cuando la presencia de Pablo Iglesias se convirtó en una constante en la televisión, en su programa de La Tuerka y en tertulias de la derecha, lo que llevó a su grupo de profesores universitarios, politólogos y sociólogos mayormente, a plantearse hacer valer ese protagonismo mediático para intervenir políticamente. La crisis económica había dado pábulo a una crisis del régimen, al agotamiento del modelo político y social de la Transición. Parecía el momento idóneo para alterar el tablero político, aprovechando los peores picos de las políticas de austeridad mientras la frustración se apoderaba de las clases medias. El 15-M sirvió de válvula de escape de ese hartazgo, con su rechazo a las élites políticas y económicas, mientras la corrupción seguía cabalgando sin parar con halo de im-

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Pedro Sánchez junto a presidentes de Comunidades Autónomas y a los demás asistentes al Consejo de Política Federal del PSOE. / EFE

porque éste alcanzaba ya el 1,6. Revilla considera “inaceptable” que el Ejecutivo del PP no hiciese ese plan, algo que achacó a que, en pleno mes electoral de mayo, no quiso asumir tener que poner en marcha “medidas de austeridad y recortes” por las elecciones y prefirió dejárselo al siguiente, él... Uxue Barkos, de Geroa Bai, gobierna en Navarra, en coalición con EH Bildu, Podemos e Izquierda Ezkerra, con los que selló un acuerdo programático. Su decisión más polémica fue la de eliminar a la Casa Real de la ceremonia de entrega del Premio Príncipe de Viana. Felipe VI había acudido a entregar el premio desde que fue instaurado en 1990, ya que el Principado de Viana era uno de los títulos que ostentaba entonces como heredero de la Corona. La socialista Francina Armengol se convirtió en la primera presidenta del Govern balear gracias a los votos del PSIB-PSOE, los econacionalistas de MÉS y los diputados

de Podemos, que finalmente no forma parte del Ejecutivo autonómico de izquierdas. Su prioridad de estos primeros meses de gobierno ha sido, según Armengol, “el rescate a la ciudadanía, trabajando para luchar contra los desahucios, contra la precariedad laboral y la pobreza”. El Parlamento balear aprobó a finales de enero modificar la Ley de Función Pública para que el catalán sea nuevamente requisito y no un mérito para poder trabajar en la administración. En Asturias tuvieron que volver a las urnas. LostresdiputadosdeForoenlaJuntaGeneral respaldaron a la candidata del PP, Mercedes Fernández,loquedeterminóunempateconel socialistaJavierFernándezenlasegundavotación del pleno de investidura. De esta forma, y tras la abstención de Podemos, IU y Ciudadanos, fue necesario repetir la votación. Fernández fue reelegido a la tercera con los votos del PSOE e IU, que han pactado un plan de rescate social y la reforma de la ley electoral.

punidad. Pero los contrapoderes sociales no bastaban para cambiar el estado de cosas. Era necesario algo más que activismo y movilización, había que ir más allá de la dicotomía entre izquierda y derecha. Podemos se registra como partido el 17 de enero de 2014. Y empieza a crecer y crecer. ¿Su éxito? Discurso sencillo con apelaciones a la emoción, dominio de los medios audioviLas propuestas suales, conquista revolucionarias de su espacio, lidede los razgo sólido... La europeas de inicios se junio lo colocaron han ido en el gran escapaesfumando rate. La cuarta del programa fuerza había sido de Podemos despreciada por las encuestas, pero sus cinco escaños en la Eurocámara marcaban la eclosión de un fenómeno que empezaba a crecer de forma exponencial por mucho que algunos reputados expertos, como Pedro Arriola, consejero áulico de Mariano Rajoy, considerara a Podemos un grupo de frikis. Era algo más, el nuevo pa-

ladín del sentir de los más humildes que empezaba a alzarse frente a las élites, a la casta, diciendo a la gente lo que la gente quiere oír más en tiempos de zozobra. Pero la marcha triunfal se quebró en seco al salir a la luz un caso que terminó llevándose por delante a uno de los cofundadores y grandes ideólogos de la causa, Juan Carlos Monedero. Presentó su dimisión el 1 de mayo de 2014, a los tres meses de hacerse público que creó una empresa -Caja de Resistencia Motiva 2- para evitar declarar como persona física un ingreso de 425.150 euros -por trabajos de asesoría a varios Gobiernos latinoamericanos, entre ellos Venezuela- y hacerlo a través del Impuesto de Sociedades. Y Monedero se marcha además dando un portazo, criticando la pérdida de frescura de un partido que “se empieza a parecer a los que queremos sustituir”. Lo cierto es que las propuestas más revolucionarias, como el impago de la deuda o la renta básica universal, se han ido esfumando del programa de Podemos, en un ejercicio que unos llaman realismo y otros reducen a incoherencia. Derogación del Tratado de Lisboa, salida del euro, devaluación, y nacio-


El desgaste de Podemos se visualizó en el fracaso de la candidatura que impulsó en Cataluña, Catalunya Sí que es Pot, que palideció ante la irrupción de Ciudadanos en el Parlamento catalán. Aquí, en Cataluña, tiene Podemos su gran talón de Aquiles a la hora de los pactos. Su exigencia de un referéndum independentista con el que su marca catalana –En Comú Podem, de Ada Colau– triunfó en las generales, pero le trajo la ruina a sus posibilidades de alcanzar acuerdos con PP, PSOE o Ciudadanos, que se niegan a poner en riesgo la unidad de España. El bipartidismo se quedó hecho trizas en las municipales y autonómicas del 24 de mayo de 2015, pero los dos emergentes habían intercamPodemos biado sus papeles y rehusó la formación morasuscribir un da empezaba a enmanifiesto por trar en barrena y el propio Pablo Iglela democracia sias llegó a admitir en Venezuela cierto cansancio y junto a los renunció a su escademás partidos ño en el Parlamento Europeo para centrarse en la campaña del 20-D. En un duelo de guante blanco en un bar, ante Albert Rivera estuvo irreconocible y fue vapuleado. Fatigosa es también la estrecha vinculación de los máximos dirigentes de Podemos con el régimen venezolano, un filón para sus detractores en el que resultan conmiserativos los esfuerzos de la cúpula morada por contenerse ante los excesos del régimen de Nicolás Maduro. Podemos rehusó suscribir un manifiesto por la democracia en Venezuela suscrito por las demás fuerzas españolas. El texto, con el título Golpe a la democracia. Elecciones parlamentarias en Venezuela 2015, reclamaba a Maduro respeto al resultado de las legislativas del 6 de diciembre, en las que la oposición alcanzó 112 de los 167 asientos de la Asamblea Nacional.

Pablo Iglesias , candidato de Podemos a la Presidencia del Gobierno, durante su comparecencia para valorar los resultados electorales./ EFE

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Y la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional está investigando a Podemos por su presunta financiación ilegal a través de las empresas audiovisuales que administra en España el iraní Mahmoud Alizadeh Azimi. Informes de inteligencia concluyen que habría recibido a través de ese entramado societario más de cinco millones de euros del régimen de Teherán para financiar su actividad y facilitar que pudieran conseguir el peso y la influencia decisiva que tienen en estos momentos. A pesar de estos pesares, Podemos ha llegado para quedarse. Ese fenómeno de la ciencia política que irrumpió de rondón en la escena mediática desde televisiones locales y que tan bien sabe sacar partido a los medios y a las redes se convirtió el 20 de diciembre en la tercera fuerza política de España, con más de cinco millones de votos y un total de 69 escaños sumando los de sus marcas territoriales en Cataluña, Galicia y Valencia, que aportan un tercio. Es un estado de ánimo que ha sabido conectar con buena parte de la ciudadanía con su neolenguaje sobre el poder, hablando de democracia participativa en vez de dictadura del proletariado, contraponiendo una visión de la ideología frente a la visión de la realidad. Sus propuestas rupturistas han sido el banderín de enganche perfecto para una ciudadanía deslomada con la crisis, que ha visto en la formación morada algo con lo que identificarse ante la opinión pública, como gran baluarte de la ciudadanía frente a las élites, la llamada casta, o de lo nuevo ante lo viejo. Han generado una gran empatía. Como el People’s Party, que surgió en Estados Unidos en 1891, el primer movimiento populista que concurría en unas presidenciales y que superó el millón de votos. ¿La fórmula? Rechazo manifiesto a la élite económica, los banqueros ante todo. Luego llegó el declive, y el Partido Demócrata tomó buena nota, hasta asumirlo, de su diagnóstico. Es lo que le pasa a Podemos, que hace un diagnóstico efectivo y certero, pero le acusan de no dar soluciones y de una calculada ambigüedad. De lobo con piel de cordero que esconde la patita chavista. Su prioridad son las grandes necesidades sociales pero relativiza sus costes con grandes expectativas a nivel fiscal, con una subida de impuestos a las rentas altas acompañada de una bajada del IVA para alimentos y bebidas, calefacción, gas y luz, orientada al bienestar social, y aumentando el tipo para productos de lujo. Y quiere una reforma de la Constitución de gran calado, para garantizar al mismo nivel que los derechos civiles y políticos, los derechos sociales: vivienda digna, educación y sanidad pública. El éxito de Podemos no se explica sin la crisis, la corrupción política y el desprestigio de los dos grandes. La gran renovación se impone. El dilema: reforma del sistema o ruptura del mismo.

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nalización de la banca y de casi todos los sectores estratégicos de la economía eran otras de las perlas que figuraban en el programa de las europeas. El caso era que el viento a favor para erigirse como alternativa de gobierno empezaba a amainar. Las dos almas que conviven en Podemos volvían a enfrentarse en julio por el mecanismo de las primarias. Unos defendían que Podemos debe ser una herramienta democrática desbordada por la participación ciudadana y alejada de los corsés de la lógica partidista. Otros apostaban por Podemos como una maquinaria electoral para disputar las elecciones. Entre los primeros, en minoría, están Pablo Echenique y la andaluza Teresa Rodríguez, perteneciente a la corriente interna del otrora partido Izquierda Anticapitalista. Entre los segundos, la cúpula de Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, al frente de la secretaría política, y la mayor parte del Consejo Ciudadano estatal. El grupo germinal de profesores de la Complutense empezó a florecer en círculos por toda la geografía española, asociando la democracia a los derechos políticos y sociales y a las políticas redistributivas, no en vano España lidera el crecimiento en la desigualdad entre los más y los menos pudientes. Las candidaturas de unidad popular se transformaron en la locomotora de la transformación política, al imponerse en ciudades como Barcelona, Zaragoza, Valencia, Cádiz, La Coruña, Oviedo o Santiago de Compostela, amén de tomar el bastón de bando de la mano amiga de Manuela Carmena, siempre empeñada en marcar distancias con Podemos. La participación en las primarias para elegir candidato a las elecciones generales fue del 12%, muy inferior a la de la elección de Pablo Iglesias como secretario general del partido en noviembre de 2014, en la que participó el 43%. La lista de Iglesias no se enfrentó a ninguna alternativa con posibilidades reales de ganar.

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IGLESIAS Y RIVERA, DE LA INDIGNACIÓN A LAS URNAS Manuel Barea hora ya sabemos que las acampadas del 15-M se cocieron en despachos universitarios y se diseñaron durante cenas en pisos de un Madrid aún gobernado por el PP. La improvisación y la frescura asamblearia en la Puerta del Sol estaban milimétricamente estudiadas para ser la operación previa al aterrizaje y el desembarco en las instituciones por parte de una nueva casta de políticos dispuestos a hacerse con el puesto de quienes consideraban herederos de una forma de gestionar el país caduca y corrupta. Podemos y Ciudadanos se borraban cuanto antes la pátina de bisoñez y llamaban a la puerta de parlamentos dispuestos a ocupar sus escaños. Un dato que no hay que olvidar: fue la formación de Albert Rivera la primera en zarandear las conciencias desde la calle. Se vieron banderas rojigualdas en más de una concentración junto al eslogan “No nos representan” que se atizaba en el rostro de la vieja política. El título de su libro en 2014 es esclarecedor: Juntos Podemos, el futuro está en nuestras manos. Pablo Iglesias (Madrid, 1978) y Albert Rivera (Barcelona, 1979) han sido sin duda los rostros de la política española en 2015. Ambos han sabido sintetizar en sus respectivas formacioHan nes, de las que son denunciado fundadores (Podeel mos y Ciudadanos), el llamado movidesprestigio miento de indignapolítico y dos hasta convertirla corrupción lo en largas hileras y aireado el de electores. En la marmita en la que inmovilismo cada uno ha elaborado su poción política el ingrediente principal fue desde el primer momento el agotamiento de los grandes partidos tradicionales, los que habían fraguado la Transición de la dictadura franquista a la democracia (PSOE y PP). Bien separados ideológicamente, Iglesias y Rivera -unos pipiolos cuando quienes serían sus antecedentes históricos, los socialistas con Felipe González al frente, llegaron al Gobierno con la primera gran transformación de este paíshan espoleado el desprestigio, proclamado la caducidad, aireado el inmovilismo y denunciado la corrupción que han erosionado y podrido a esas grandes formaciones políticas para predicar a los votantes que ha sonado la hora de confiar la democracia en organizaciones que en demasiadas ocasiones han pecado de escasa democracia interna. Principalmente ese ha sido el mensaje de Iglesias y Rivera desde sus respectivas tribunas, junto con otro también fundamen-

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tal: la transformación del sistema, que se antoja a muchos españoles –o así Podemos y Ciudadanos se lo han hecho ver- cada vez menos democrático. Los partidos gestionan la representación de los ciudadanos, pero con una fórmula electoral no muy representativa. Los dos nuevos partidos han enarbolado la necesidad de esa transformación y han obtenido buenos resultados. El catalán, de madre malagueña que emigró al norte, con la defensa a ultranza del constitucionalismo y abanderando el frente antisecesionista, llevó el año pasado a su partido a ser la principal fuerza de la oposición en el Parlament. En Andalucía, Ciudadanos ha sido la prótesis que necesitaba Susana Díaz para ser finalmente investida al no conseguir la mayoría absoluta. No

cisamente ante su coetáneo. La audiencia lo vio alicaído. Él habló de remontada. Y la consiguió. En otra vuelta de tuerca de un discurso populista, el 20-D Podemos sustrajo votos a derecha e izquierda y superó a la otra nueva aventura política, la de su coétaneo Rivera. Los 69 diputados obtenidos por su partido empujaron a Iglesias a aparcar, de momento, el asalto a los cielos por el del Gobierno. Para la historia de la democracia española queda ya su aparición, junto a la cúpula del partido, después de haber sido recibido por el Rey Felipe VI en la primera ronda de consultas con los candidatos para formar Gobierno. En otro alarde de pirotecnia política, Iglesias lanzó un órdago sin precedentes al aspirante socialista, Pedro Sánchez, para formar en-

Rivera e Iglesias tras un debate electoral. / EFE

obtuvo sin embargo Rivera los resultados que se habían pronosticado para su partido en las elecciones generales y la noche del 20-D se vivió como una decepción en la formación naranja, pero a tenor de lo ocurrido con posterioridad el líder de C’s y los suyos siguen esgrimiendo sin falsa modestia algunas llaves para abrir puertas que conduzcan a una gobernabilidad del país sin accidentes ni traumas. Por su parte, Iglesias fue el que se recuperó según se acercaba la fecha clave de diciembre. Parecía haber caído, tras una primera eclosión, en una suerte de letargo. Las encuestas empezaron a difundir la posibilidad de un estallido en la burbuja de Podemos. Dominador del medio televisivo, en el que se desenvuelve con soltura y hasta soberbia -algunos observadores le confieren un comportamiento maquiavélico-, llegó a tener apariciones en las que parecía haberse desinflado, una de ellas pre-

tre ambos el próximo Ejecutivo: él como vicepresidente junto al candidato del PSOE como jefe del gabinete, en el que ya había adjudicado carteras ministeriales a notables de su partido. Es, sin duda, al menos en las formas, otra manera de hacer política por parte de este profesor universitario, autor entre otros muchos del manual Una nueva Transición, materiales del año del cambio. Y 2015 lo ha sido. Es innegable. Y para mal y para bien, con fieles seguidores y contumaces detractores, estos dos políticos, aún a algunos años de llegar a la frontera de los cuarenta años, han marcado a varios millones de electores una senda distinta a la que estaban acostumbrados a emprender en anteriores convocatorias a las urnas. El tiempo dirá si en alguna bifurcación política deciden reincorporarse a la casta contra la que han lanzado sus invectivas.



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Los nacionalistas catalanes cruzan el Rubicón Luis Sánchez-Moliní JefedeOpinióndelGrupoJoly

l procés, término con el que se denomina el camino hacia la independencia iniciado por los nacionalistas catalanes en 2012, se aceleró de forma considerable durante 2015 hasta llegar a un punto en el que tanto el Parlament como el gobierno de la Generalitat se han declarado de facto en rebeldía frente al Gobierno de España y el Tribunal Constitucional. Cuando se escriben estas líneas, está claro que los independentistas han cruzado el Rubicón en su órdago al Estado y que el retorno a las posturas iniciales –una Cataluña integrada dentro del sistema de autonomías aunque con privilegios tácitos– ya es imposible. Si el procés desembocará finalmente en una república catalana independiente o en una reforma de la Constitución que “mejorará” el encaje de este territorio en el conjunto hispano -siempre según las demandas nacionalistas- es algo que todavía está por ver. De lo que no cabe duda es que el procés es el principal problema político que, hoy por hoy, tiene España; que durante 2015 creció considerablemente frente a la pasividad del Gobierno de Madrid, lo que le valió duras críticas al presidente del Ejecutivo, el popular Ma-

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riano Rajoy; y que, en cierta forma, se ha internacionalizado al pronunciarse numerosos líderes internacionales al respecto, aunque normalmente para apoyar la unidad del país. Actualmente, Cataluña está prácticamente dividida en dos mitades: los independentistas y los partidarios de continuar integrados en España. El primer hito del procés en 2015 se produce muy temprano, el 14 de enero, momento en el que un acorralado presidente de la Generalitat, Artur Mas, anuncia un acuerdo con el líder de ERC, Oriol Junqueras, para celebrar elecciones autonómicas adelantadas el 27 de septiembre. Desde el principio, Mas establece que no serán unos comicios corrientes y que su misión será crear “estructuras de estado” para llevar el procés a la victoria. Sin embargo, todavía se contempla que ambas formaciones concurran en listas separadas, aunque con una “hoja de ruta común”, algo que, como veremos, cambiará posteriormente.

Cataluña está prácticamente dividida en dos mitades: los independentistas y los partidarios de continuar integrados en España En un complicado ambiente de exaltación nacionalista, el 25 de febrero, el Tribunal Constitucional declara por unanimidad nulo el simulacro de referéndum

por la independencia que los soberanistas habían realizado el 9 de noviembre de 2014. El alto tribunal se había convertido ya en la auténtica bestia negra de los nacionalistas desde que este declaró inconstitucionales algunos artículos del nuevo Estatut catalán fraguado durante los años del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, lo cual supuso el inicio de un profundo malestar entre los sectores soberanistas catalanes que culminará en el inicio del procés. Ya el 30 de marzo, CiU, ERC y diferentes asociaciones nacionalistas dan un primer paso para articular una candidatura unitaria y hablan de iniciar un “proceso constituyente” para la creación de una “república independiente catalana”. Este paso deja definitivamente sin argumentos a los numerosos analistas y políticos que hasta ese momento habían defendido que el procés no era más que un nuevo chantaje del nacionalismo para conseguir nuevos privilegios y prebendas. Por primera vez, los soberanistas aseguran que los comicios, ante la imposibilidad de realizar un referéndum, tendrán un carácter plebiscitario. Eso sí, no se atreven a fijar el porcentaje de votos que consideran suficientes para considerar que el pueblo catalán apoya la aventura independentista. Simplemente hablan de “mayoría suficiente”. La deriva independentista de CDC hace que sus socios de Unió Democràtica –que mantienen una postura más moderada al respecto– reconsideren la unión electoral que mantenían con los primeros desde hacía 37 años y que tan buenos resultados les


El gobierno de España ha ido dotando a las instituciones del Estado de herramientas legales para hacer frente al desafío independentista las elecciones con una candidatura en solitario encabezada por el peculiar periodista Antonio Baños. Una vez anunciada esta candidatura, el resto de los partidos empiezan a nombrar a sus candidatos: Ciudadanos a Inés Arrimadas, el Partido Socialista a Miquel Iceta, el PP a Xavier García Albiol, y la ‘marca blanca’ de Podemos en Cataluña (Cataluña si que es pot) a Lluís Rabell. El 3 de agosto, con toda la solemnidad, la televisión retransmite en directo la firma de la convocatoria de las elecciones. Paralelamente a este proceso, el gobierno de España ha ido dotando a las instituciones del Estado de herramientas legales para hacer frente al desafío independentista. En este contexto hay que entender la polémica reforma del TC impulsada por Rajoy para que se pueda suspender en sus funciones a los que no acaten las resoluciones del alto tribunal. Por su parte, la Guardia Civil y la Justicia avanzan en las investigaciones de la llamada trama corrupta del 3%, que afecta a la presunta financiación irregular de CDC y al enriquecimiento hasta niveles estratosféricos del clan Pujol. Asimismo, numerosos líderes internacionales, entre ellos el presidente de EEUU, Barak Obama; la Canciller

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alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, David Cameron, y otros responsables de la Unión Europea dan su apoyo explícito a España y descalifican el procés. El fantasma del nacionalismo sigue provocando un gran rechazo entre los principales gestores del mundo. En medio de una gran tensión, se celebran las elecciones autonómicas del 27-S, cuyos resultados son desconcertantes y evidencian (como se observa en el gráfico) hasta qué punto Cataluña está fracturada: los partidos independentistas (JpS y CUP) consiguieron la mayoría absoluta en escaños, pero no superaron el 50% de los votos. Aparte de esto cabe destacar el importante crecimiento de Ciudadanos, que se convierte en el principal partido de la oposición, y los mediocres resultados de PSC y PP. Podemos, por su parte, no estuvo a la altura de sus expectativas. El 9 de noviembre, el nuevo Parlament aprueba solemnemente una declaración para iniciar el proceso independentista, la cual será declarada inconstitucional por el TC el 2 de diciembre. El nombramiento del nuevo presidente de la Generalitat se conseguirá tras un rocambolesco periodo de negociaciones entre JpS y la CUP que acabará con el sacrificio de Artur Mas y la investidura del alcalde de Gerona, el muy independentista Carles Puigdemont (CDC) el 10 de enero de 2016. El procés sigue estando abierto y a la espera de la evolución de la política nacional y catalana. Sólo una cosa parece clara: la estructura territorial de España va a sufrir importantes transformaciones en los próximos tiempos. ¿En que dirección? Esa es la gran incógnita.

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había deparado a ambos. Esta decisión provoca una grave crisis interna en UD que acaba en escisión tras una consulta interna en la que los partidarios de apoyar el ‘procés’ son derrotados por la mínima. Tras la separación de CDC el 18 de junio, Unió quedó condenada a la insignificancia, ya que no sacó ningún diputado ni en las elecciones autonómicas del 27 de septiembre ni en las generales del 20 de diciembre. Para muchos, este ha sido el final –por ahora– de un catalanismo moderado y posibilista, partidario del pacto con los gobiernos de Madrid y que hundía sus raíces en la Liga Regionalista de Francesc Cambó. En un discurso realizado el 20 de junio en Molins de Rei (Barcelona) Mas sorprende a todos con la propuesta de una candidatura unitaria de las fuerzas políticas independentistas y las asociaciones civiles próximas. Es la primera mención a lo que luego será Junts pel Sí. Tras un intenso debate dentro del soberanismo sobre quiénes deben componer la lista independentista y si en esta deben ir o no políticos, se decide finalmente que la encabece Raül Romeva, carismático y peculiar ex eurodiputado de ICU. Por su parte, Artur Mas –sobre el que pesan cada vez más los casos de corrupción en los que están implicados importantes cargos de CDC, entre ellos Jordi Pujol y muchos miembros de su familia– irá en el cuarto puesto, aunque será el candidato que se propondrá para presidir la Generalitat. La lógica política estricta no es algo que funcione al cien por cien en el procés. La independentista y antisistema CUP se descuelga de la candidatura unitaria y decide comparecer a

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Los Pujol, una familia mediterránea Pilar Cernuda Periodista

iran a todos por encima del hombro, responden con desprecio a quienes indagan sobre sus dineros, y hasta se permiten el lujo de actuar como si fueran víctimas de una operación que tiene como objeto apartarles definitivamente de la vida pública. Una actitud propia de quienes conforman la familia más poderosa de Cataluña entre los años 1980 y 2003, cuando Jordi Pujol i Soley fue presidente de la Generalitat. Veintitrés años en los que tanto él como su mujer Marta Ferrusola y sus siete hijos fueron intocables. Era de dominio público que recibían trato de favor de la Generalitat y de empresas

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interesadas en tener acceso a las alturas de la Generalitat, o de conseguir adjudicaciones que no siempre se concedían cumpliendo los requisitos obligados para los contratos públicos. Lo que era un clamor en todos los círculos sociales, sin embargo no tuvieron eco en los medios de comunicación catalanes, tan diligentes en otros casos para investigar delitos cometidos por personas ajenas al gobierno regional. Ni una palabra de los contratos para la empresa de Marta Pujol que incluía el suministro de flores a edificios públicos o el mantenimiento del campo del Barça, una entidad privada pero ligada estrechamente a la Generalitat; ni una palabra de los

Victoria Álvarez, exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, no tuvo reparos en contar que hacía frecuentes viajes a Andorra con bolsas llenas de billetes

negocios de Jordi Pujol Ferrusola ni de su hermano Oriol, llamado a ser el “delfín” de su padre en política una vez que Artur Mas dejara de ser presidente de la Generalitat y máximo dirigente de Convergencia Democrática de Catalunya, donde Oriol iba escalando puestos y colocando peones con facilidad. Ni una palabra de lo que ocurría con los dineros de Convergencia, que hoy investiga la UDEF, y que tuvo como inmediata consecuencia el embargo de las sedes de ese partido que mandó en Cataluña durante décadas. Ni una palabra de recuerdo a lo que dijo Maragall en sede parlamentaria, cuando le preguntó a Artur Mas por las comisiones del 3 por ciento. Maragall retiró luego su acusación, pero esas palabras no se las llevó el aire. Al final, cayó la trama por el eslabón que se consideraba menos débil: el amoroso. Una vez más se puso en marcha lo que vulgarmente se llama “el mayordomo infiel” o “la esposa despechada”. Victoria Álvarez no era esposa, sino novia, de Jor>> di Pujol Ferrusola, y cuando se rom-


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NACIONAL pió la pareja no tuvo reparo en con-

>> tar a sus amigos que con Jordi Pujol hacía frecuentes viajes a Andorra con bolsas llenas de billetes. Es más, dio a entender que ésa había sido la causa de su separación, ella no quería colaborar en aquellas operaciones que olían a ilegalidad por todas partes. La historia llegó a oídos de algún dirigente del PP, que preparó un encuentro de Victoria Álvarez con Alicia Sánchez Camacho. Un encuentro con historia, pues el almuerzo que mantuvieron en el restaurante La Camarga fue grabado –existen varias versiones sobre la autoría- y además Álvarez y Camacho, después de cambiar información sobre las aventuras dinerarias de los Pujol, dedicaron la sobremesa a contar asuntos exclusivamente personales, algunos de ellos de alto contenido sexual, lo que provocó que la transcripción de las cintas circulara a velocidad de vértigo e incluso fuera escuchada en la comisión de investigación parlamentaria. Pero ese es capítulo aparte, aunque aquel almuerzo fue el inicio del fin del imperio Pujol. El gobierno de Mariano Rajoy ya había puesto a la UDEF, la policía que investiga los delitos financieros, a trabajar sobre algunos personajes de dudoso comportamiento, que sin embargo habían conseguido librarse de la larga mano de la Justicia. Antes del encuentro de La Camarga ya había caído Oriol Pujol por una cuestión menor, unas adjudicaciones ilegales de ITV que sin embargo truncaron su carrera política y le obligaron a abandonar su escaño en el parlamento autonómico. Con la “confesión” de Victoria Álvarez empezaron a aparecer informaciones sobre las bolsas que Jordi Pujol Ferrusola llevaba a bancos de Andorra pero también sobre supuestos depósitos en paraísos fiscales del propio ex presidente. Sin embargo, con una desfachatez propia de quien se considera incuestionable, intocable, en un plató de Antena 3 Jordi Pujol, respondió furibundo con un “¿Qué coño es eso de la UDEF?” a una Susanna Griso que le preguntaba por las investigaciones sobre su fortuna y negó que tuviera cuentas en el extranjero. No era consciente Pujol de lo insistente que puede ser la UDEF cuando sigue la pista de un posible delito. Cuando aparecieron nuevas informaciones sobre supuestas cuentas en paraísos fiscales, el ex presidente de la Generalitat, sintiéndose cercado, en julio de 2014 hizo público un comunicado en el que confesaba que tenía cuentas en el extranjero desde hacía décadas, producto de una herencia que le había dejado su padre Florenci Pujol, y que nunca había encontrado el momento para regularizarlo. El escándalo fue tan mayúsculo que temblaron las estructuras del nacionalismo catalán, a esas alturas convertido ya en independentismo. Al día siguiente, tras un encuentro con Pujol, Artur Mas anuncia-

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol comparece como imputado por fraude fiscal y blanqueo de capitales, junto a su esposa y tres de sus hijos. / EFE

Los Pujol se quedaron sin un solo clavo al que agarrarse para intentar que su imagen, y su imperio económico, sobrevivieran ba que había renunciado a su salario y al despacho de ex presidente. Poco después el portavoz de la Generalitat explicaba que se le despojaba del título de Molt Honorable. Y, a continuación, se desencadenaron los anuncios de municipios e instituciones que retiraban a Pujol títulos honoríficos, nombres de calles o estatuas con su efigie. Los maletines a Andorra y la confesión de que tenía dinero fuera de España desde hacía cuarenta años, producto de una herencia paterna, acabó con su imagen y con las carreras políticas y comerciales de su mujer y de sus hijos. De todos ellos, hijos e hijas, incluso de alguno de sus yernos. Con un ingrediente añadido: la aparición del marido de su hermana, que no dudó en contar en diversos medios de comunica-

ción que su mujer jamás había tenido noticia de ninguna herencia de su padre, que evidentemente tendría que compartir Jordi Pujol con ella, y explicó también sus numerosos problemas económicos, que incluía que se habían visto obligados a abandonar su vivienda, sin que ex presidente de la Generalitat hubiera acudido en ayuda de su hermana. Los Pujol se quedaron sin un solo clavo al que agarrarse para intentar que su imagen, y su imperio económico, sobrevivieran. Lo primero que le aconsejaron sus abogados fue que olvidaran la palabra “herencia”, un error de quien redactó el comunicado, y que cada vez que mencionara el dinero de su padre se refirieran a él como “legado”. ¿Cuál es el alcance de su fortuna? Imposible calcularlo. Los hijos tenían negocios y empresas fantasma en una decena de países, varios de ellos sudamericanos. Todos ellos han comparecido ya ante los jueces durante la fase de instrucción y tendrán que hacerlo ahora ante el tribunal que juzgará sus actividades presuntamente delictivas. La ejemplar familia mediterránea, no era tan ejemplar.



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2015, el final de la crisis ¿Qué hemos aprendido? José Mª O’Kean Catedrático de Economía - UPO

n 2015 casi todos los países han salido de la crisis y se enfrentan ya a nuevos retos de la economía global. La mayoría –aunque ni España, ni Andalucía, aún lo hayan hecho–, han recuperado sus niveles de PIB de antes de 2009 y han vuelto a unas tasas de paro que prácticamente les sitúan en pleno empleo. Es hora de tomar cierta perspectiva y ser capaces de analizar qué hemos aprendido de la crisis y qué conductas debemos evitar. La primera gran enseñanza es que confundimos lo real con lo financiero y le damos una mayor relevancia a lo segundo. En nuestra sociedad predomina la atención a la gestión de la riqueza sobre la importancia de la creación de rentas e ingresos. La riqueza acumulada se gestiona principalmente en la Bolsa y el resto de mercados financieros y origina plusvalías o pérdidas sobre el patrimonio. En general, le damos una mayor relevancia a esta actividad de gestión patrimonial, más que a la creación de empresas y empleos, que a la creación de valor y a la mejora de la productividad o que a la subida de salarios y beneficios empresariales. Esta distorsión llega al punto de gravar fiscalmente en exceso a la actividad productiva y de manera muy laxa, comparativamente, a los patrimonios acumulados y a las plusvalías que estos originan. Y, además, afecta muy negativamente al devenir de la actividad económica en la medida que se dedican más y mejores recursos humanos y financieros a actividades especulativas que a acciones productivas que son las que originan empleos estables, rentas para todos y bienestar.

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En nuestra sociedad predomina la atención a la gestión de la riqueza sobre la importancia de la creación de rentas e ingresos Una implicación directa de esta primera perspectiva es el concepto de Inversión que tenemos. Equiparamos inversión financiera con inversión productiva y den-

tro de las clases de inversión productiva que concebimos, nos parece de igual valor la inversión en equipos productivos y tecnología empresarial, que la inversión en infraestructura y que la inversión en vivienda. Como es sabido, la compra de activos financieros en la Bolsa no es Inversión en sentido estricto, no hace crecer la economía, ni genera empleo. Es una de las maneras que tenemos de mantener e incrementar la riqueza acumulada. Pero junto a esta confusión generalizada entre la inversión financiera y la inversión productiva, deberíamos también entender que para el desarrollo de la economía, la inversión empresarial productiva es mucho más relevante que la inversión en infraestructura o la inversión en vivienda. Y,

vivienda en este último ciclo de crecimiento, ha originado que una cantidad desproporcionada de recursos financieros, se hayan dirigido a la promoción y construcción de vivienda, que es una actividad que genera empleos que terminan con la entrega de la obra, y en mucha menor medida se hayan dirigido los enormes recursos financieros existentes en estos años a la inversión industrial o tecnológica. Indudablemente ha fallado la manera de asignar el crédito y por tanto el buen funcionamiento que presuponíamos del mercado financiero. Todo esto ha originado también la expansión de una cultura especulativa por encima de la cultura empresarial, suscitando la preferencia generalizada por la ganancia rápida y con limitado esfuerzo. Toda una cultura económica, por otro lado tradicional en buena parte de la sociedad española y andaluza, que además veía justificado este comportamiento en las altas rentabilidades obtenidas no sólo por promotores y constructores, sino también por intermediarios y responsa-

hasta ahora, casi hemos apoyado más la inversión en infraestructura y viviendas que la inversión productiva en equipos, tecnología y capital humano. De hecho, tenemos un país con una infraestructura en comunicaciones y suministros superior a otros países con niveles de PIB por habitantes superiores a España y nuestro tejido productivo es mucho más débil que el de estos países. El apoyo generalizado a la inversión en

bles de permisos y licitaciones. Junto a esta concepción de la inversión, otro de nuestros errores cometidos ha sido considerar que el estar excesivamente endeudados no era una cuestión relevante, en la medida que siempre era posible refinanciar la deuda por excesiva que fuera y se podía hacer a un coste financiero muy reducido, dada la política monetaria tan expansiva que venían realizando los


Ha fallado la manera de asignar el crédito y por tanto el buen funcionamiento que presuponíamos del mercado financiero cipales países, sus Bancos Centrales mantuvieron una política monetaria constantemente expansiva, sin percibir que esta creación de dinero estaba haciendo subir el precios de los activos financieros en la Bolsa, así como el precio de las viviendas que se suelen adquirir con préstamos bancarios. No se fijaron en que, aunque tenían controlada la inflación, estaban provocando dos burbujas especulativas de enormes dimensiones, tanto en el mercado de valores como en el mercado de activos. La racionalidad de la especulación es debida a que se compran activos a determinados precios, no porque se piense que su valor es el adecuado, sino porque se está seguro de que se van a poder vender a precios más elevados. Hasta que la burbuja estalla. Y esta irracional “racionalidad” ha sido alimentada por esta constante política monetaria expansiva. Este comportamiento de las autoridades monetarias, nos ha dejado otro efecto nocivo: la trampa de la liquidez. Al crear tanto dinero, primero inflando las burbujas bursátil e inmobiliaria y después para pa-

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liar los efectos de la explosión de ambas burbujas, los tipos de interés han descendido hasta llegar a ser nulos. Esto significa, de un lado, que hemos perdido la posibilidad de hacer política monetaria expansiva para salir de una recesión futura, en la medida que no es posible bajar más el tipo de interés para fomentar la inversión y el consumo de bienes duraderos. De otro lado, no es posible obtener una rentabilidad razonable que compense el ahorro; y ello origina que si se quiere obtener una rentabilidad aceptable de la riqueza acumulada, se debe realizar una gestión de la misma de elevado riesgo, que da a los mercados bursátiles una elevada volatilidad. Además, y para terminar, los bancos no obtienen rentabilidad en su intermediación entre activos y pasivos que cubra sus costes fijos, por lo que deben reducir esta estructura con despidos de trabajadores e iniciando procesos de fusión. Muchas son las enseñanzas que podemos sacar de la crisis, sin entrar en la inoperancia de gestión de la zona euro para abordar una situación semejante, o en la necesidad de una regulación más estricta del sistema financiero global, que ha acometido todos los fallos de mercado que enseña cualquier manual de teoría económica. Pero la impresión actual es que no hemos aprendido demasiado de esta primera crisis de la economía global, ni estamos creando mecanismos de control eficaces para que no nos vuelva a ocurrir.

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principales Bancos Centrales de los grandes países. No hemos aprendido nada de la permanente recesión de la economía japonesa, sumida en lo que se denomina una recesión de balance. En esta situación en la que las familias, las empresas y el Estado tienen un nivel de endeudamiento equivalente a varias veces el PIB del país, cualquier mejora de la renta disponible se destina a pagar la deuda y no al consumo, condenando a la demanda interna a una situación de atonía permanente que lastra al conjunto de la economía a una constante recesión como lleva ocurriendo a la economía japonesa los últimos decenios. Esta situación de endeudamiento desmedido de numerosas economías se ha originado, entre otras razones, por las políticas monetarias expansivas realizadas y por el acceso ilimitado al crédito. La manera de llevar a cabo la política monetaria por los principales Bancos Centrales, ha sido uno de los principales factores desencadenante de la crisis. Por lo general, los Bancos Centrales en la actualidad son independientes de los Gobiernos y suelen tener como objetivo prioritario el control de los precios. El error que hemos cometido, y que seguimos cometiendo, es que para llevar a cabo la política monetaria, los Bancos Centrales sólo se fijan en el precio de los bienes de consumo y en la inflación que originan. Puesto que los datos de inflación, durante el último ciclo previo a la crisis, fueron muy moderados en los prin-

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La legislatura de la mayoría absoluta y de la absoluta confrontación Ana Carmona Contreras Catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla esde el punto de vista de la producción normativa, la X legislatura concluida en las postrimerías de 2015 ha sido extraordinariamente prolífica. Los números cantan y a lo largo de los cuatro años de su existencia la actividad desplegada ha sido muy intensa, habiéndose aprobando hasta 244 textos de carácter legislativo. Más allá del dato meramente cuantitativo, sin embargo, han de aplicarse pautas analíticas adecuadas que permitan formular el diagnóstico sobre cuál ha sido el balance real de la legislatura. Un primer elemento a tomar en consideración es que casi un tercio (31,8%) de tales disposiciones (76) fueron aprobadas

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Manifestación contra la llamada ‘Ley mordaza’. / ANDRÉS CARRASCO

Leyes de máxima relevancia se aprobaron únicamente con los votos del grupo popular y la general reprobación de la oposición

por el Ejecutivo mediante decretos-leyes. El hecho es que la magnitud de la crisis que ha azotado a nuestro país en los últimos años ha resultado determinante para justificar el crecimiento exponencial de esta figura normativa a la hora de acometer reformas de profundo calado en sectores muy diversos (sanidad, educación, mercado de trabajo, sistema bancario, etc.). Si se tiene en cuenta que la producción de estas normas se vincula constitucionalmente a situaciones de extraordinaria y urgente necesidad, no es de extrañar que la gestión cotidiana de la ardua coyuntura existente se haya llevado a cabo a golpe de decreto-ley. Pero no hay que perder de vista que el protagonismo casi exclusivo del Ejecutivo en la definición de las medidas anticrisis ha provocado como inevitable efecto inducido el desplazamiento institucional de las asambleas legislativas hacia un terreno eminentemente secundario y, en muchas ocasiones, marginal. Para com>> prender lo problemático de la situa-


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Vista general del pleno del Senado mientras se debatía el proyecto de ley orgánica de reforma del Tribunal Constitucional. / EFE

ción debemos recordar que aunque

>> los decretos-leyes inicialmente apro-

bados requieren ser convalidados posteriormente por el Congreso, el trámite previsto resulta extraordinariamente insatisfactorio reduciéndose a un escueto debate en el que no es posible plantear modificaciones a las decisiones gubernamentales ya en vigor (que deben ser aceptadas o rechazadas en bloque), y en el que el papel desempeñado por los grupos parlamentarios se limita únicamente a fijar sus respectivas posiciones en exiguos turnos de intervención. De esta forma, la facultad de control de las minorías sufre una merma tan sustancial que en la práctica socava la legitimidad democrática de los decretos-leyes convalidados. A una conclusión igualmente crítica se llega si se analizan las leyes aprobadas por las Cortes Generales. La existencia de una amplia mayoría absoluta de apoyo al Gobierno trajo consigo que leyes dotadas de la máxima relevancia se aprobaran únicamente con los votos del grupo popular y la general reprobación de la oposición. El ámbito de los derechos fundamentales ofrece ejemplos especialmente negativos. Así se evidenció en el caso de la polémica Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), una apuesta personal del ministro J.I. Wert que al ya aludido rechazo de la oposición sumó el de la comunidad educativa en su conjunto y el de las Comunidades Autónomas no gobernadas por el partido popular, que se negaron

A la vista de los resultados del 20-D, las leyes aprobadas en la X legislatura serán efímeras, ya que están llamadas a ser derogadas a aplicarla. En una línea similar, la ley que reduce drásticamente el principio de justicia universal, despojándolo prácticamente del contenido con el que había venido siendo entendido en la práctica judicial española ha generado importantes dudas de constitucionalidad en sede jurisdiccional. Otro ejemplo sonado se vivió con la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como ley mordaza, que prevé un elenco de severas restricciones al ejercicio del derecho de reunión y manifestación en los aledaños de determinados lugares públicos (como el Congreso o el Senado). En esta ocasión, a la censura de los grupos de la oposición se unieron las profundas críticas vertidas por el Consejo General del Poder Judicial. Una mención especial merece la reforma del aborto, que en su diseño inicial contemplaba la supresión del supuesto eugenésico (malformación del feto) y que fue finalmente retirada ante el alto índice de rechazo social generado, así como por la falta de consenso dentro del partido. Tal decisión provocó la dimisión del ministro de Justicia, A. Ruíz-Gallardón así

como las airadas críticas de los sectores ultracatólicos, con la Conferencia Episcopal a la cabeza. En la esfera institucional, la X legislatura hubo de hacer frente al órdago independentista lanzado desde Cataluña. Para ello, ya en el tiempo de descuento final, y contando una vez más con el frontal rechazo de toda la oposición, la mayoría absoluta popular sacó adelante una discutible reforma del Tribunal Constitucional que, con la finalidad evidente de frenar posibles avances del proceso secesionista tras los comicios catalanes, atribuye a dicho órgano facultades sancionadoras, pudiendo multar y suspender a los funcionarios y responsables políticos que no cumplan sus sentencias y resoluciones. Se legisló mucho entre 2011 y 2015, ciertamente. También se aprobaron profundas reformas en ámbitos esenciales para el país. A la vista del contexto político en el que éstas se produjeron y teniendo en cuenta los resultados arrojados por las elecciones generales del 20-D, la duración de esta profusa herencia normativa que nos deja la X legislatura se anuncia efímera. Porque sea cual sea el color político del nuevo Gobierno las normas que mayor confrontación han generado (y entre las que se encuentran las aquí comentadas), una vez despojadas del sustento de la mayoría absoluta que las apoyó, están llamadas a ser derogadas o profundamente modificadas.



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PACTO CONTRA EL YIHADISMO Pedro Ingelmo Cruz uan Carlos Campo, diputado electo por Cádiz y prestigioso jurista, ha analizado en su tesis doctoral el fenómeno del yihadismo y el nuevo terrorismo. Para él, antes habíamos conocido un terrorismo adscrito a un país, cuyo objetivo era “subvertir el orden constitucional. Se trataba de bandas armadas con estructuras jerarquizadas”. En definitiva, estaba hablando esencialmente de ETA, que en muy pocas ocasiones realizó atentados indiscriminados y que se conducía por obejetivos concretos, ya fueran militares, políticos, guardias civiles o periodistas. Su andamiaje piramidal permitía localizar una cadena de mando. La unión de las fuerzas políticas fue una de las claves para lograr, después de mucho tiempo, el fin de ese insoportable goteo de víctimas. Pero tanto como esa unión política fue determinante el 11-M. Aquellos 190 ciudadanos muertos por el mero hecho de haber cogido un tren de cercanías sacudió a la sociedad, que tardó mucho tiempo en salir de su estupefacción. Un articulista dijo que “ETA tenía un colmao y ahora le habían colocado un supermercado al lado”. Es lo que se ha dado en llamar el nuevo terrorismo, aunque no es tan nuevo. Para Campo, “el nuevo terrorismo no se ve como el acto aislado en pro de un objetivo final, sino como una secuencia, como un permanente estado de guerra donde los aliados persiguen evitar el caos internacional por la yihad. El fenómeno terrorista se vive a El miedo se ha través de los partes metido en de guerra que a Occidente y los diario incorporan trenes de los noticieros de toAtocha están do el mundo, tiene una organización muy presentes difusa y el objetivo en la memoria subvertir el mode los españoles es delo de convivencia occidental. Su estructura organizativa está basada en círculos concéntricos con una enorme descentralización y donde el protagonismo recae más en el movimiento global que en las organizaciones concretas. El nuevo terrorismo mata indiscriminadamente, sin seleccionar sus víctimas. Cualquiera puede ser una víctima en potencia. Mete el terror en los poros”. ¿Cómo se puede combatir algo tan difuso como ese terror por el terror, tanto que el terror parece un fin en sí mismo? Diez meses distancian dos atentados que sacudieron el año 2015 y que se produjeron en la misma ciudad, París. No es que

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Reunión de la Comisión de Seguimiento del Pacto de Estado contra el terrorismo yihadista convocada de urgencia tras los atentados perpetrados en Francia. / EFE

no hubiera más atentados el pasado año, hubo muchos, pero atacar París es atacar a Occidente, atacar una forma de vida y agitar las terminaciones nerviosas de una ciudadanía que creía sentirse resguardada. Pese a la percepción de miedo, los atentados en Occidente son los menos. Entre 1973 y 2013, en Europa se produjeron unos 15.000 atentados que podríamos calificar como yihadistas. En 36 de ellos hubo más de diez víctimas. En África y oriente Próximo hubo 27.000 en ese mismo período y en 1.300 de ellos hubo más de diez víctimas. Doce víctimas hubo en el asalto el 7 de enero de 2015 a la revista satírica Charlie Hebdo. Algo pasada de moda y en una crisis de difusión importante, los terroristas la volvieron a poner en la cumbre al asesinar a más de la mitad de su redacción y a algunos de sus dibujantes más emblemáticos, como los legendarios Georges Wolinski o Philippe Honoré. El mundo se horrorizó ante la barbarie y en España unió a los dos grandes partidos rivales, PP y PSOE, en un acuerdo que dejaba la puerta abierta a la cadena perpetua. Hubo consideraciones morales dentro del socialismo sobre este pacto en caliente que incluía la modificación del código penal, pero un nuevo golpe, mucho más salvaje aún, también en el corazón de París, el 13 de noviembre de 2015, con 137 muertos, despejó todas las dudas y convirtió al partido emergente Ciudadanos en firmante y a la otra nueva formación política, Podemos, en observadora. El pacto antiyihadista, que puso de acuerdo a quienes a finales de año no se ponían de acuerdo tras las elecciones del 20 de diciembre para la gobernabilidad

del país, se basaba en lo que algunos analistas llamaron “la legislación de la emoción”. El miedo se ha metido en la casa de Occidente y los trenes de Atocha siguen estando muy presentes en la memoria de los españoles. Este acuerdo no es simplemente una declaración de intenciones, ya que tiene alcance legislativo. Busca el adelantamiento de las barreras de protección para evitar actos preparatorios que se convierten en delitos autónomos. Es, además, el ensanche de la autoría en detrimento de otras formas de participación o incorporación de delitos imprudentes en unos delitos claramente dolosos. Es lo que se denomina como derecho penal del enemigo. De este modo el Derecho Penal, con el objetivo básico y nuclear de afianzar la seguridad, se enmarcaba en la Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 2178, que participa de esa naturaleza de la cultura del enemigo. Baste decir que en esta resolución el término bélico combatiente se repite en 54 ocasiones, o la referencia explícita a su derrota mediante la fuerza militar. Y tampoco podemos olvidar el papel simbólico del Derecho Penal. La nueva normativa trata de enviar un mensaje rápido a la población: es necesario protegerse contra el mayor mal de nuestro tiempo. La opinión pública, en líneas generales, ha acogido favorablemente una regulación que recorta derechos -se acepta, de algún modo, que los poderes aborden la intimidad de nuestros ordenadores- porque una de las cosas que ha conseguido el nuevo terrorismo es que antepongamos la seguridad a la libertad. Esa, de momento, es una de sus tristes victorias.



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Las temidas consecuencias de la corrupción José Joaquín León Periodista ConsejeroEditorialdel GrupoJoly

as elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 han sido consideradas como el fin del bipartidismo en España. También se pueden valorar sus resultados como un castigo a la corrupción política. El PP fue el partido más votado, pero consiguió 123 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta que tenía. El PSOE se quedó con 90 escaños, en su peor resultado de los últimos 40 años de democracia. Podemos entraba con 69 diputados, y Ciudadanos con 40. La gobernación del país se complicaba hasta unos límites insospechados. El panorama político se quedaba muy fragmentado y se abría una situación insólita desde los años de la Transición. Entre los 123 diputados del PP que tomaron posesión el 13 de enero de 2016, estaba Pedro Gómez de la Serna, elegido en la lista por Segovia. Esa misma tarde se dio de baja en el PP, pero no renunció al escaño, para mantener su condición de aforado. Lo hacía un día después de que la Audiencia Nacional abriera una investigación contra él y contra el ex embajador en la India, Gustavo de Arístegui, por supuestos cobros de comisiones ilegales. La investigación había salido a la luz en diciembre, sin que Gómez de la Serna renunciara a ir en las listas. Este caso nos puede servir de ejemplo sobre la actitud de algunos políticos, que se han escudado en su condición de aforados para buscar mayor protección ante las imputaciones por corrupción. Y nos confirma la tibieza que existe. Los partidos no han sido contundentes ante los indicios de corrupción. La presunción de inocencia, que es legítima, a veces se ha utilizado para negar lo evidente, y después se ha vuelto en contra. A Rajoy le ha ocurrido en más de una ocasión (con Bárcenas se equivocó) y le ha pasado factura en las elecciones. Los principales casos de corrupción en 2015 han sido los mismos que vienen coleando desde algunos años antes. Entre ellos se pueden citar los más mediáticos: Nóos, Gürtel, Bárcenas, los ERES de Andalucía, los casos de las tarjetas black de Caja Madrid y Bankia y los derivados de la trama de los Pujol y las comisiones del 3% de CiU en Cataluña. Sin embargo, esto es sólo una parte. Desde hace algún tiempo, se suelen cifrar en 1.700 los casos de corrupción que se investigan en España. Andalucía sería la comunidad con más imputados (383), seguida por Baleares (313),

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Canarias (201), Cataluña (178), Galicia (157) y Madrid (123). El año 2015 comenzaba con 150 casos judiciales abiertos y más de 2.000 personas imputadas. Algunos de esos casos no han llegado todavía a juicio. Esta es precisamente una de las críticas que se hacen al valorar la corrupción en España. La lentitud judicial, ante la complejidad de los casos, mantiene abiertos muchos frentes, que en gran parte son los mismos de años anteriores. La presencia de personajes famosos y políticos conocidos entre los imputados les aporta un plus de morbo y trascendencia mediática, que magnifica los casos y les da una gran repercusión, incluso internacional.

Rodrigo Rato sale de su vivienda escoltado por policías. / EFE

Andalucía sería la comunidad con más imputados (383), seguida por Baleares (313), Canarias (201), Cataluña (178), Galicia (157) y Madrid (123) Probablemente, uno de los episodios que ha tenido más trascendencia en todo el mundo fue la presencia de la infanta Cristina en el juicio del caso Nóos, que ha creado una gran polémica sobre el papel que realmente desempeñó en la trama junto a su marido, Iñaki Urdangarín. No obstante, el caso que ha tenido más implicaciones políticas ha sido el de Luis Bárcenas. El ex tesorero del PP no ha cedido en sus insinuaciones sobre el papel de Mariano Rajoy en ese caso de corrupción, lo que ha complicado notablemente las negociaciones, tras las elecciones, para que volviera a ser investido como presidente del Gobierno. Aunque se analiza en otra sección de este Anuario, se debe anotar la importancia del caso de los ERE de Andalucía, que ya ha cumplido cinco años sin que se llegue a juicio oral. En 2015 pasó por episodios destacables, co-

mo el adiós de la juez Mercedes Alaya y el nuevo sesgo adquirido con la división de la macrocausa, según el criterio de la juez María Núñez Bolaños, que posteriormente delegó la investigación en el juez de apoyo Álvaro Martín. La imputación de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ex presidentes de la Junta, le daba un renovado interés político al caso, más aún después de que el Tribunal Supremo apreciara que los dos ex presidentes y Zarrías pudieron prevaricar, aunque sin avalar la malversación de fondos, excepto en el caso de Viera. Las negociaciones del PSOE con Ciudadanos para la investidura de Susana Díaz, tras las elecciones andaluzas, estuvieron condicionadas por las retiradas de Chaves y Griñán. La politización de los casos de corrupción alcanzó un nuevo episodio significativo en otoño, coincidiendo con la campaña de las elecciones catalanas, cuando el presidente de la Generalitat y candidato de Junts pel Sí, Artur Mas, se presentó como víctima de una supuesta conspiración. Precisamente cuando la presión de la investigación en el caso de las comisiones se incrementaba, con los registros en las dependencias de CiU, y se unía a los avances en los casos abiertos a la familia Pujol. El victimismo de los independentistas se convirtió en una tapadera política de la corrupción, con el telón de fondo del proceso soberanista. Las acusaciones e investigaciones han salpicado a políticos que fueron muy importantes en España, como algunos de los citados, o Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno de Aznar. La mayoría de los casos de corrupción han sido protagonizados por políticos de PP y PSOE, los partidos con más responsabilidades de Gobierno, pero las polémicas también han afectado a la honorabilidad de miembros de los partidos emergentes. Por ejemplo, las vinculaciones de Venezuela e Irán con la financiación de Podemos, así como otros casos de importancia menor. La vida pública española está bajo sospecha. Generalizar la criminalidad de la corrupción a todas las instituciones sería muy injusto. Pero no se puede olvidar que, en los primeros años del siglo XXI, ha existido demasiada tolerancia con prácticas que bordeaban no sólo la legalidad, sino también la ética y las buenas prácticas de la administración pública. Entre los ya condenados, y entre los imputados, no sólo hay políticos, más o menos famosos, sino asimismo funcionarios y profesionales que defraudaron la confianza que se les otorgó. Puede que en el futuro la corrupción sea erradicada. O, al menos, que la vida política sea más limpia y transparente. Sin embargo, todavía estamos sufriendo las consecuencias negativas de unos años viciados por los pelotazos, tiempos de negocios turbios, que han dejado un reguero de corrupción en España.



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La población española, entre la atonía y los indicios de recuperación Josefina Cruz Villalón Catedrática de Geografía Humana Universidad de Sevilla n España, no es ninguna sorpresa, se camina inexorablemente hacia un crecimiento vegetativo cero. Las últimas series publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al primer semestre del 2015, arrojan incluso un saldo negativo, pero habrá que esperar a los resultados del segundo para ver si se confirma ese saldo negativo, pues la norma es que en el primer semestre las defunciones sean más numerosas y los nacimientos más bajos que en el segundo. Lo primero puede explicarse por razones de salud y clima: el frío no sienta bien a las personas de más edad; pero resultaría algo más complejo entrar a explicar esa diferencia en el número de nacimiento entre la primera y la segunda mitad del año. Sin remontarnos a 1976, que marcó el punto más alto del crecimiento vegetativo de la población española con un saldo vegetativo de 378.449 personas (677.456 nacimientos y 299.007 defunciones), en los últimos cinco años hemos pasado de un saldo de más de 104.600 personas en 2010 (486.675 nacimientos y 382.047defunciones), a menos de 32.000 en 2014 (427.595 nacimientos y 395.830 defunciones). La reducción de la mortalidad es el resultado de la evolución de las condiciones higiénicas y alimenticias en estrecha relación con el desarrollo económico, social y cultural, y las políticas públicas de salud y del Estado del Bienestar. Pero el

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Entre 2006 y 2010 la afluencia de inmigrantes fue el principal factor de crecimiento, pero su marcha es también la causa del decrecimiento de ahora número de defunciones vuelve a incrementarse en relación directa al mayor peso de las generaciones de más edad en el conjunto de la población: de forma que en los últimos 40 años el volumen de fallecidos se ha incrementado desde

unos 300.000 a finales de los setenta del siglo pasado a los casi 400.000 de 2014. En términos relativos, la Tasa Bruta de Mortalidad alcanzó en España su valor más bajo en 1982 arrojando entonces un valor de 7,53‰; desde entonces ha experimentado oscilaciones al alza y baja, y en 2014 se ha situado en 8,48‰. A corto plazo y con saldos migratorios neutros o de débil magnitud, solo cabe esperar el incremento de la mortalidad en relación al envejecimiento de la población. Por su parte, el descenso de la natalidad depende más de las decisiones individuales o de pareja sobre el número de hijos deseados, evidentemente en un determinado entorno económico, social y cultural, donde la mujer ha ido tomando un protagonismo creciente, y fomentada o frenada la natalidad por determinadas políticas públicas. La pregunta que en estos momentos cabría hacerse es si hay indicios en la sociedad española de un incremento del número de nacimien-

en 1,36 en 2008. Esta tendencia al alza, suave sin duda, es general pero son las mujeres de nacionalidad no española las principales responsables de ese incremento. La crisis económica, la salida de España de parte de esa población extranjera o la adopción por parte de las mujeres extranjeras de un comportamiento similar al de las españolas han dado lugar a un nuevo descenso de la fecundidad. Asimismo, la media de edad a la maternidad ha ido retrasándose hasta situarse en 2014 en 31,78 años y un dato más sociológico que estrictamente demográfico: la media de edad al primer matrimonio para las mujeres (33,31 años de edad) supera en 1,53 años a la edad media del primer hijo. Así, España se sitúa hoy, junto con Portugal y Polonia, en los niveles más bajos de fecundidad entre los países miembros de la Unión Europea: estancamiento, crecimiento cero, o decrecimiento en términos del crecimiento vegetativo caracterizan hoy a la población española sin

tos, como ya ha ocurrido en otros países europeos en los que también se alcanzaron tasas muy bajas pero que en las últimas décadas han experimentado un cambio de tendencia. En España, el Indicador Coyuntural de la Fecundidad se sitúa en estos momentos en 1,32 hijos por mujer. Es fácil entender que mientras que este valor sea inferior a 2 (2,1 para ser precisos, de acuerdo con el modo de cálculo del indicador) no se garantiza la sustitución de las generaciones actuales por generaciones futuras en el mismo volumen de población. El gráfico número 1 no deja lugar a dudas sobre la acelerada caída de la fecundidad desde los años setenta hasta alcanzar su valor más bajo en 1998, al situarse en 1,15. Durante unos años la fecundidad parece recuperarse ligeramente, hasta situarse

perspectivas de cambio en un horizonte de medio plazo. Hay, pues, que volver la mirada hacia los movimientos migratorios para completar la imagen de la dinámica poblacional en España. Entre 2006 y 2010 la afluencia de inmigrantes fue el principal factor de crecimiento, pero también es la causa del decrecimiento que se experimenta en los primeros años de esta década por la salida hacia el exterior, que alcanzó el punto máximo en 2013, con un saldo migratorio de -251.431 personas (280.772 inmigrantes y 532.203 emigrantes). En 2014 las salidas se ralentizan y el balance de entradas y salidas entre España y el resto de los países se sitúan en algo menos de 100.000 personas (-94.976), pero continúa siendo el factor determinante de la dinámica po-


La salida de españoles en tiempo de crisis ha sido un factor más de carácter cualitativo que cuantitativo ñola y que puede traducirse en un buen indicador de su arraigo en el país y de su voluntad de permanencia. Las estadísticas de los últimos semestres reflejan que el proceso de nacionalización continúa. Hay que tener presente que no todos los extranjeros que se han asentado en España responden al mismo perfil socioeconómico y demográfico. Se establece una clara diferenciación entre los procedentes del oeste y centro de Europa que se ajustan más al perfil de personas retiradas de la actividad laboral y que optan por fijar su residencia en España por razones climáticas y entre los cuales el colectivo más numeroso son los británicos (300.000); y los que responden al perfil del inmigrantes por razones laborales con origen en Europa del Este, África, América del Sur y Asia; con diferencia son los procedentes de Rumanía (705.333) y Marruecos (680.120) los más numerosos. No deja de ser una simplificación identificar nacionalidades con uno u otro perfil; pero en una apreciación general podría afirmarse que la propor-

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ción entre inmigrantes climáticos y laborales se sitúa en el 25/75%. La salida de españoles en tiempo de crisis ha sido un factor más de carácter cualitativo que cuantitativo en relación al flujo de inmigrantes/emigrantes de otras nacionalidades; sin embargo, actualmente está adquiriendo también un peso cuantitativo. Hasta 2008 el flujo de españoles entrando y saliendo del país estaba compensado; desde entonces se ha ido descompensando a favor de las salidas: en 2010 por cada 4 españoles que emigraban, retornaban 3 (40.147 vs. 30.418); pero en 2014 por cada 2 que salen retorna 1 (80.441 vs. 40.968) y 2015 manifiesta la misma tendencia; de esta forma, como se indicaba más arriba, es el saldo migratorio de españoles el que sitúa en valores negativos el saldo migratorio global. De todos modos, aproximadamente 1/3 de los españoles que salen son nacidos en el extranjero; es decir, antiguos inmigrantes nacionalizados, que pueden ir acompañados además por sus hijos nacidos en España. Por lo que la lectura más extendida sobre el perfil de jóvenes españoles profesionalmente bien preparados, sin dejar de ser cierta, ha de ser matizada en estos términos. Así pues, solo en la recuperación de un saldo migratorio positivo, del que hay indicios en 2015, puede confiarse para que el decrecimiento que viene sufiendo la población española desde 2011-2012, cambie de signo.

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blacional manteniendo su signo negativo: en 2014 la población residente disminuyó en más de 72.000 personas, situándose entonces en 46 millones y medio (46.439.864). El avance que el INE hace de los datos del primer semestre de 2015 indica que por vez primera desde 2009 se ha experimentado un saldo migratorio positivo de extranjeros, cifrado en algo más de 20.000 personas, pero… el flujo de españoles que abandonan el país supera esa cifra: la diferencia entre los españoles que se van y los que regresan alcanza 27.766 personas. Así, frente a la atonía, podría decirse la ausencia de sorpresas de los movimientos naturales, los flujos migratorios constituyen el factor volátil que marca el crecimiento (o decrecimiento) de la población española. De lo acaecido en los últimos años podríamos extraer las siguientes valoraciones: A pesar de los flujos de salida directamente relacionados con la crisis económica iniciada en 2007-2008, la previa afluencia masiva de personas procedentes del exterior se ha traducido en que, a fecha de hoy, cerca de cuatro millones y medio de extranjeros residan en nuestro país (4.426.811): casi el 10% de la población. A éstos cabría añadir una cifra próxima a los dos millones (1.933.530) de “españoles nacidos en el extranjero” tal como los define el INE; es decir, mayoritariamente antiguos inmigrantes que han obtenido la nacionalidad espa-

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2015, un buen año para la Marca España Rafael Conde de Saro Director de la Oficina del Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España l año 2015 ha sido, sin lugar a dudas, muy bueno para la imagen de nuestro país. Tras un periodo complicado en el que la Marca España se había visto perjudicada por los efectos de la crisis económica, a partir de 2014 se produjo un punto de inflexión y se inició una tendencia positiva de nuestra reputación que se ha consolidado este año. Además, se están corrigiendo las principales flaquezas de nuestra imagen-país: cada vez se nos percibe más como un lugar para trabajar e invertir y no sólo para viajar y visitar. Y, lo que es más importante, ha mejorado mucho la valoración que tenemos los españoles de nuestro propio país. Los españoles empezamos a compartir cada vez más la visión bue-

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Los españoles empezamos a compartir cada vez más la visión buena o muy buena que muchos extranjeros tienen de España

na o muy buena que muchos extranjeros tienen de España. La imagen de un país responde a estereotipos que se han ido construyendo a lo largo de los siglos. Sin embargo, no es inamovible y puede ir evolucionando, como se ha demostrado en tantos casos. Así ocurrió en Alemania, por ejemplo. En su origen, la etiqueta “Made in Germany” fue un castigo que impusieron las autoridades británicas, a finales del siglo XIX, a los productos alemanes con objeto de advertir al consumidor, ya que eran considerados de peor calidad. Con el paso del tiempo, este sello se ha convertido en prueba de garantía y excelencia. En ciertos momentos, la imagen de un país puede cambiar de forma aún más rápida. Así ha ocurrido con la de España en los últimos años. En julio de 2012, cuando la Oficina del Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España veía la luz, la economía española parecía la próxima candidata a ser rescatada, siguiendo la estela de Grecia, Irlanda y Portugal. En aquellas fechas, las portadas de la prensa internacional lo manifestaban >> gráficamente con muy crudas caricatu-


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>> ras y rotundos titulares. Los indicado-

res internacionales reflejaban claramente el deterioro de nuestra imagen país. Así, entre el año 2009 y el 2013, España había perdido 8 posiciones en el Country RepTrack pasado del 10º al 18º lugar del prestigioso ranking del Reputation Institute. Paralelamente, los análisis destacaban dos grandes problemas, dos retos que esta oficina tendría que afrontar. En primer lugar, aparecía un gran desequilibrio entre la valoración muy positiva de España en los atributos cálidos o blandos (turismo, calidad de vida, patrimonio, etc.) y la valoración negativa en los atributos fríos o duros (innovación, calidad institucional, fiabilidad económica, etc.). En otras palabras, se nos veía como un buen país para vivir o para visitar, pero no como un país para trabajar o invertir. En segundo lugar, destacaba la creciente brecha entre la imagen internacional y la imagen interna de España. En el año 2013, a medida que los desequilibrios macroeconómicos de España comenzaban a reducirse, la imagen internacional de nuestro país frenaba su deterioro e incluso empezó a mejorar ligeramente. Sin embargo, la imagen que los españoles teníamos de nuestro propio país seguía deteriorándose gravemente. De esta forma, la distancia entre

Crece en el mundo la imagen de España como país de tecnología e innovación y gente educada y confiable una y otra creció hasta alcanzar su mayor nivel en el año 2014, en el que nuestra autoestima llegó a ser 10 puntos porcentuales peor que la imagen internacional. En ese mismo año 14 se produjo un punto de inflexión de nuestra imagen país en el mundo. No sin esfuerzo, se logró revertir la tendencia en la percepción internacional de España: se frenó el deterioro observado en los años precedentes y se inició una senda de mejora que se ha consolidado en 2015. El último Country RepTrak, de julio de este año, confirmó que la reputación internacional de España había mejorado en un 6,1% y se había escalado un puesto en la clasificación mundial de países al pasar del 18º al 17º lugar. Los datos revelan, además, que esta mejoría en la reputación de España afecta también a los aspectos, hasta ahora, menos valorados. Crece en el mundo la imagen de

España como país de tecnología e innovación y gente educada y confiable. Sigue un crecimiento positivo la percepción de los entornos institucional, político y económico, así como del uso eficiente de los recursos. Se consolida la imagen de España como país aconsejable para visitar por sus indudables valores “cálidos”: buen clima, la simpatía de sus gentes, magníficos paisajes y patrimonio excepcional. Afortunadamente, esta imagen se ve reforzada con el crecimiento sostenido de su perfil como un destino recomendable también para trabajar e invertir porque es más valorada su capacidad en valores “fríos”, como su economía, la fortaleza de sus instituciones, la calidad de sus profesionales y los avances tecnológicos. En cuanto a la autoestima, a pesar de que seguimos teniendo una imagen peor de nuestro propio país de la que se tiene en los países del G8, de acuerdo con el Country RepTrack, la percepción interna ha mejorado considerablemente, concretamente un 18,8% con respecto al año 2014. Progresivamente, se va cerrando la brecha existente entre dentro y fuera. En esta línea, el Barómetro del Real Instituto Elcano 2015 constata una importante mejora de autoestima en 2015 que nos sitúa a una décima de Francia y lejos del último o penúltimo lugar, como ha sido tradicional en años anteriores. En general, la consolidación del cambio de tendencia, el aumento de la autoestima y la mejora de la reputación en las variables que eran más débiles -los llamados valores fríos- hacen, de 2015 un buen año para la Marca España, como ya se ha dicho al principio. Evidentemente, aún queda camino por recorrer y hay que tener en cuenta que tienen que despejarse lo antes posible las incertidumbres o cautelas que puedan generar en el exterior la situación en Cataluña o las dificultades de formación de Gobierno en España.



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