Recursos Escuela Sabática Comentario de la Lección III Trimestre de 2008 “Agentes de esperanza: Los grandes misioneros de Dios”
Lección 5 (26 de Julio al 2 de Agosto de 2008)
Mateo 10: Jesús y sus discípulos Joel Regalado
Jesús inicia su ministerio. Abandona parte de la vida secular y familiar y se dedica a establecer el reino de Dios entre nosotros. Sus palabras, obras y milagros comenzaron a adquirir notoriedad en todas las aldeas judías. Muchos comenzaron a seguirle, inclusive algunos de los discípulos de Juan el Bautista. Pero llegada la hora, le era necesario establecer firmemente los parámetros de su obra. Buscaba doce seguidores cercanos, íntimos, a quienes le confiaría la instauración, confirmación y extensión de su reino salvífico. La metodología usada por el Maestro para elegir sus discípulos y prepararlos adecuadamente para iniciar su mensaje, fue sencilla: Un Llamamiento a la vocación, Un período de instrucción y formación y luego la iniciación en la misión apostólica real. El llamado a la vocación de los Doce: Agentes de Esperanza. Jesús no escogió al azar a sus discípulos. Cuando él llama, lo hace porque sabe que somos capaces. Es necesaria la aceptación de ese llamamiento, el reconocimiento de la vocación por parte del discípulo. En Marcos 3:13 dice que Jesús "Llamó a los que él quiso". Lucas relata que antes de seleccionar sus doce apóstoles "Jesús fue al monte a orar, y pasó toda la noche orando a Dios" (Lucas 6:12) . La elección de los apóstoles, sus íntimos colaboradores, es un hecho tan importante que el Maestro siente la necesidad de hablar con el Padre, como si quisiera consultarle, pedirle su ayuda. La mirada del Señor un día se detuvo también sobre ti con grande amor y con intensidad, cuando te llamó a ser parte de su grey. El llama a todos para que acepten su ofrecimiento de salvación, y quiere hacer un discípulo de cada uno que acepte la vocación sagrada de su llamado. "La primera vocación de un discípulo es estar con Jesús, o acompañarlo, como traducen otras versiones. Para vivir como el Maestro se debe vivir con él, invirtiendo el tiempo en aprender su estilo de vida. Después, sólo después y siempre después, viene la misión: evangelizar. De ninguna manera se pueden invertir las funciones, so pena de desvirtuar por completo la visión pastoral de Jesús. La docena de apóstoles, no salió de la nada ni por generación espontánea. El evangelista San Lucas aclara que fueron llamados precisamente de entre el grupo de los discípulos." (Jesús H. Flores.) Para ser un discípulo verdadero, debe aceptarse el llamado del Maestro y estar plenamente convencido de la vocación asumida.
La formación e instrucción Los primeros años de su ministerio, Cristo los empleó en entrenar, educar y formar a sus discípulos. Les habló de que "el reino de Dios se había acercado", y de que ese reino no era terrenal, ni político, tampoco inmediato. Los habilitó para hacer las mismas obras y milagros que él hizo. Les convenció que Dios es un Dios de amor, y que ese amor, junto a la fe y la esperanza son las tres cualidades esenciales del discipulado. Los llamo sus amigos: "Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. (Juan 15:15 NVI) Les enseñó que ellos estaban llamados a multiplicarse, y a conquistar otros discípulos para su reino. Los concientizó para que aprendieran a aceptar anticipadamente su suerte, esto es, un camino que va hacia la cruz ("Llevar su cruz"). Les mostró que la justicia, la misericordia y el amor son las potencias predominantes en el reino de Jehová (Obreros evangélicos, p. 422) Les aclaró que "el reino de Dios principia en el corazón" y no debían buscar "aquí o allí manifestaciones de poder terrenal que señalen su comienzo" (El Deseado de todas las gentes, p. 467). Les inculcó que "el reino de Dios no viene con manifestaciones externas. Viene mediante la dulzura de la inspiración de su Palabra, la obra interior de su Espíritu, y la comunión del alma con Aquel que es su vida" (El ministerio de curación, p. 23). 1. Los envía a la Misión. Luego del llamamiento y la aceptación de esa vocación por cada uno de los discípulos escogidos, después de haberlos encaminado en los pormenores y características del reino que planeaba Dios instaurar utilizándolos como protagonistas, Jesús los envía a poner en practica lo aprendido. Mateo 10 recoge sus instrucciones que van desde lo más complejo hasta lo mas simple. Instrucciones que determinan, limitan y le dan forma clara y definida a la obra encomendada. Instrucciones que tienen un carácter futurista. Mateo registra esos deta lles para que los cristianos de todos los tiempos hallen luz y orientación. 2. Los envía como ovejas en medio de lobos (Mateo 10:16). El anunciamiento del reino de Dios es para valientes. Esa valentía no se define en términos humanos. El reino de Dios se "hace violencia", pues invita a una lucha que
casi nadie quiere, ni desea llevar: La lucha contra el yo, el renunciamiento voluntario a las elucubraciones narcisistas, al espejismo irracional que refleja un ego difuso, al despojo de la soberbia. Ese mensaje trastoca e incomoda. Todos queremos recibir masajes al ego, oír palabras bonitas, oír que las cosas marchan bien. Muchos viven en una isla, apertrechados en sus casas dicié ndose a sí mismos: "Si me va bien a mí, todo está bien, el mundo marcha como debiera ser". Si se les confronta con la verdad de que su corazón necesita ser transformado de su naturaleza pecaminosa, que su concepto de "lo bueno" está alejado de la realidad y necesitan un arrepentimiento genuino, se ofenden, y se tornan rencorosos. Por eso la advertencia del maestro: Seréis odiados de todos por causa de mi nombre” (10:22a). Ese "por causa de mi nombre" puede parafrasearse de otro modo: "por causa del mensaje que anuncia el reino de Dios en el cual la humildad, la benevolencia, el amor y la caridad son lo primero". La unidad del cielo fue atacada precisamente por el pensamiento obnubilado de algunos ángeles quienes se creyeron superiores a su creador y maestro, al alimentar en sus mentes ideas de primacía que retaban la sabiduría de Dios. Teniendo ese eterno conflicto de los siglos en mente, el Maestro repetía y repetía a sus discípulos ese punto crucial: "Quien desee ser mayor en mi reino, será el menor". El llamado a la vocación suprema es ser humildes, 'sencillos como palomas', tal como él enseñó con su ejemplo. 3. Jesús les dice: “Vayan... No tengan miedo". Jesús advierte a sus discípulos contra la oposición política y religiosa despiadada que habrían de enfrentar de parte de algunos dirigentes Judíos y probablemente de funcionarios romanos que gobernaban la zona. Pero les prometió que no estarían solos. El les inspiraría las palabras adecuadas, el valor necesario, cualesquiera fuesen las circunstancias peligrosas que afrontasen. Aunque el miedo ante el peligro es normal, cuando es un reflejo del instinto de sobrevivencia, hay un miedo que sobreviene cuando el justo se olvida de la protección de Dios, como les sucedió a los discípulos cuando sozobraba la barca en alta mar. Miguel M. Aquino lo explica con detalles: "Quien no teme se arriesga y no mide las consecuencias, pero el miedo en exceso paraliza. Ante la persecución, Jesús les dice a los apóstoles: “No les tengan miedo”. Para quien ha tomado la decisión de seguir a Cristo, el miedo constituye el peor enemigo. Se manifiesta en el temor de perder la posición, la estima de los superiores, la amistad y hasta la propia vida. Quien teme no es libre." La promesa de Jesús sigue viable: "No se turbe vuestro corazón, creed en Dios, creed también en mí..." 4. La misión del discipulado es más importante que cualquier otra cosa. La fidelidad a Jesús ha de superar el amor a la familia, y todo lo que nos pueda atar al mundo. Jesús es tajante al respecto, quienes no lo hacen: "No son dignos de mí", dice. Y termina con una frase todavía más desafiante: “quien ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por Mi causa, la hallará”. El reto del reino y su pertenencia es solo para los valientes que sepan y puedan arrebatarlo. Jesús habla de prioridades, de poner en primer lugar lo trascendente, a sabiendas de que todo lo demás viene por añadidura suya.
El llamado sigue latente y abierto para quienes estén dispuestos a abrazarlo incondicionalmente. "Hoy Jesús nos sigue llamando por nuestro propio nombre y desde nuestras particulares circunstancias. No nos llama para una misión fácil. Tenemos que enfrentarnos ante un mundo enfermo de egoísmo y corrupción. El sueño maravilloso de Dios es truncado por la ambición desmedida del ser humano." (F. Camacho). Se deteriora vertiginosamente la vida en el planeta. El caos, la falta de liderazgo. la degeneración moral, el desafío abierto a las leyes divinas, el individualismo ego ísta, la lucha feroz del hombre contra el hombre. Es en medio de esa realidad deshumanizante donde se precisa asumir el reto de proclamar con fuerza y valentía, la llegada del Reino de vida y esperanza. 5. El mensaje totalizador: Anunciar a Jesús, no sólo de palabra. La hipocresía, ya lo vimos en la lección de la semana pasada, fue denunciada vigorosamente por Jesús. Un discípulo hipócrita, no sólo práctica malos hábitos o lleva una doble vida, lo es también aquel cuyo compromiso con la misión de anunciar el nuevo reino de Dios es sólo de palabra, o como en lenguaje de calle denominan "de la boca para afuera". Un discípulo que desdeña el evangelizar, es un discípulo falso y huidizo. No confundamos acá a quienes desean cumplir la misión y el miedo, las circun stancias los paralizan, un miedo que puede superarse con la ayuda del Santo Espíritu. Esos quieren y creen que no pueden. Del otro lado de la moneda, están los que pueden y no quieren. Los que tienen la capacidad y el talento, pero prefieren ignorar y eludir la vida cristiana que conlleve el más mínimo sacrificio. ¿Se acuerdan del bueno y afable Joven Rico, y de cómo Jesús lo retó a ser más que un simple seguidor y creyente? El reino de Jesús se ha acercado, y Dios necesita discípulos cuya vocación se mantenga incólume en medio de todo batallar. "Porque en la Iglesia es fácil gritar amén, abrazar al hermano, dar un billete grande en la ofrenda. La pelea espiritual no está entre los hermanos de congregación. Las batallas están en la calle, el trabajo, los amigos no creyentes. Decir sí a Jesús cuando la marea parece decir que lo mejor es decir no: ahí está el fundamento del cristiano fiel". 1 Anunciar a Jesús conlleva algo más que comunicar doctrinas, credos, explicaciones elocuentes y compartir promesas de una nueva vida. Es un mensaje totalizador. Incluye asistir a los demás en sus necesidades, (como es el caso de asistir a inmigrantes desorientados, hué rfanos, desamparados), en ofrecer nuestro tiempo para visitar, consolar, y brindar bienestar a quienes necesiten ayuda, y a los cuales conquistaremos luego p ara el reino de Dios, por ese buen hacer a favor de ellos.. La estrategia para los Doce: “La comisión limitada” de Mateo 10, versus "La Gran Comisión" de Mateo 28:19. La ordenanza fue clara: Judíos primero, gentiles después. Es lo que algunos llaman "La Comisión Limitada”. Las razones para esta discutida ordenanza del Maestro pueden explicarse inteligentemente en varios puntos claves:
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La inexperiencia del discípulo. (El noviciado de los discípulos, primera misión solos). Las limitaciones del lugar o territorio para evangelizar. Las brechas culturales. (los Judíos, incluyendo los propios discípulos rechazaban por naturaleza, casi involuntaria, y por idiosincracia a los Gentiles, y Jesús conocía que ellos no estaban preparados aún para predicar a los gentiles con verdadera pasión). Táctica con sentido común. "...Si comenzaban entre los gentiles y los samaritanos, los judíos cerrarían la puerta a su mensaje" (Review and Herald, 6 de enero, 1903). Predicar de un Dios muerto y después resucitado, en diferencia a un maestro que andaba predicando por las calles, tendría mayor fuerza y mejor apelativo entre los gentiles. Más tarde, al llevar adelante “La Gran Comisión”, los apóstoles tuvieron sus “grupos de enfoque” individual. a. Pedro se enfocó en los circuncidados (los judíos), en tanto que Pablo se enfocó en los no circuncidados, o sea los gentiles (Gálatas 2:7-9). b. Bernabé, Felipe, Pablo y otros, se enfocaron también en ir a donde otros no habían ido (Romanos 15:20). La Gran Comisión incluye el evangelio de la especialización. "Algunos podrían estar bien preparados para la obra foránea, otros para la obra local; algunos podrían estar bien preparados para apoyar las reuniones del evangelio, otros podrían ser mejores en la obra personal". (Mark Copeland). Los discípulos apenas se iniciaban en el ministerio evangelizador, Jesús decide enviarlos entre su propia etnia, lo cual facilitaría el logro de los objetivos de esta primera misión. Pero Jesús presenta aquí además una instrucción clara al seguidor de hoy: Primero, testifica y evangeliza a los de tu casa, los de tu barrio, de tu comarca, los de tu propia iglesia, a todo el que entra en contacto contigo. (Las visitas que lleguen a la iglesia, miembros desanimados, miembros descarriados) No es necesario ir lejos. Allí a la vuelta de la iglesia, encontraremos nuestros primeros candidatos para llevar a cabo la misión. Luego, puede asumirse la gran comisión: Evangelizar a los de afuera, extenderse a los desconocidos o los que viven en regiones ignotas. Conclusión. La pluma inspirada expresa con gran precisión en los siguientes textos, la obra maravillosa hecha por Cristo y lo que podemos aprender de aquello que enseñó a sus discípulos.
"Es el plan divino que trabajemos como los discípulos trabajaron. Conectados con el divino Sanador podemos hacer una gran obra en el mundo". "El evangelio es el único antídoto contra el pecado y como testigos de Cristo podemos dar testimonio de su poder" (Loma Linda Messages, p. 338). "Durante su ministerio, Jesús dedicó más tiempo a sanar a los enfermos que a predicar." "Los seguidores de Cristo han de trabajar como él obró. Hemos de alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos y consolar a los dolientes y afligidos. Hemos de ministrar a los que desesperan e inspirar esperanza a los descorazonados" "Jesús mismo nunca compró la paz por la transigencia. Su corazón rebosaba de amor por toda la familia humana, pero nunca fue indulgente con sus pecados. Amaba demasiado a los seres humanos para guardar silencio mientras éstos seguían una conducta funesta para sus almas..." (El Deseado de todas las gentes, pp. 315-322). Joel Regalado
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